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NOMBRES: NATHALY TOMALA CHAVEZ

CURSO: PINE-1

ADOLF HITLER

Adolf Hitler (Braunau am Inn, Austria-Hungría, 20 de abril de 1889-Berlín, Alemania, 30 de abril de 1945) fue
un político, militar, pintor y escritor alemán, de origen austríaco; canciller imperial desde 1933 y Führer —
líder—de Alemania desde 1934 hasta su muerte. Llevó al poder al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán o
Partido Nazi, y lideró un régimen totalitario durante el período conocido como Tercer Reich o Alemania nazi.
Además, fue quien dirigió a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, que inició con el propósito principal
de cumplir sus planes expansionistas en Europa.
Hitler se afilió al Partido Obrero Alemán, precursor del Partido Nazi, en 1919, y se convirtió en su líder en 1921.
En 1923, tras el pronunciamiento en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich, Hitler intentó una insurrección,
conocida como el Putsch de Múnich, tras cuyo fracaso fue condenado a cinco años de prisión. Durante su
estancia en la cárcel redactó la primera parte de su libro Mi lucha (en alemán, Mein Kampf), en el que expone
su ideología junto con elementos autobiográficos. Liberado ocho meses después, en 1924, Hitler obtuvo
creciente apoyo popular mediante la exaltación del pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo,
sirviéndose de su talento oratorio apoyado por la eficiente propaganda nazi y las concentraciones de masas
cargadas de simbolismo.
Fue nombrado canciller imperial (Reichskanzler) en enero de 1933 y, un año después, a la muerte del
presidente Paul von Hindenburg, se autoproclamó líder y canciller imperial (Führer und Reichskanzler),
asumiendo así el mando supremo del Estado germano. Transformó la República de Weimar en el Tercer Reich
y gobernó con un partido único basado en el totalitarismo y la autocracia de la ideología nazi.
El objetivo de Hitler era establecer un Nuevo Orden basado en la absoluta hegemonía de la Alemania nazi en el
continente europeo. Su política exterior e interior tenía el objetivo de apoderarse de Lebensraum (‘espacio
vital’) para los pueblos germánicos. Promovió el rearme de Alemania y tras la invasión de Polonia por
la Wehrmacht el 1 de septiembre de 1939, se inició la Segunda Guerra Mundial. Con estos actos, Hitler violó
el Tratado de Versalles de 1919, que establecía las condiciones de la paz tras la Primera Guerra Mundial.
Bajo la dirección de Hitler, las fuerzas alemanas y sus aliados ocuparon en 1941 la mayor parte de Europa y
África del Norte. Esas conquistas territoriales decrecieron paulatinamente después de la batalla de Stalingrado,
hasta 1945, cuando los ejércitos aliados derrotaron al ejército alemán. Por motivos raciales, Hitler causó la
muerte de diecisiete millones de personas, incluyendo una cifra en torno a seis millones de judíos y entre
medio y millón y medio de gitanos, en lo que posteriormente se denominó «Holocausto».
En los últimos días de la guerra, durante la batalla de Berlín en 1945, Hitler se casó con su antigua amante, Eva
Braun. El 30 de abril de 1945 los dos se suicidaron en el búnker de la Cancillería, para evitar ser capturados por
el Ejército Rojo. Posteriormente, sus cadáveres fueron quemados.
NOMBRES: NATHALY TOMALA CHAVEZ
CURSO: PINE-1

 INFANCIA
Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la provincia de la Alta Austria, no
muy lejos de la frontera alemana, en lo que entonces era el Imperio austrohúngaro. Nacido en una familia de
clase media, su padre, Alois Hitler (1837-1903), fue un agente de aduanas. Su madre, Klara Pölzl (1860-1907),
fue la tercera esposa de Alois. Hitler fue el tercer hijo de la pareja. Como los padres de Hitler eran primos,
debieron obtener una dispensa papal para el matrimonio. De los cinco hijos de Alois y Klara, sólo Adolf y su
hermana Paula llegaron a la edad adulta. El padre de Hitler también tuvo un hijo, Alois Jr., y una hija, Angela,
con su segunda esposa.
Su padre, Alois Hitler, fue un hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros treinta y nueve años de su vida
llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En 1876, el padre de Alois, Johann Georg Hiedler, finalmente lo
reconoció. En el siglo XIX eran comunes en Austria las variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La
teoría del escritor Franz Jetzinger de que el apellido guarda relación con el checo Hidlar o Hidlarcek9 ha sido
citada en la literatura en numerosas ocasiones,10 pero es actualmente rechazada: lo más probable es que
todas esas variantes deriven de Hütte (choza), con lo que el apellido significaría algo así como «pequeño
campesino» o «el que vive en una cabaña».
La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler durante la Segunda Guerra
Mundial. Panfletos portando la frase Heil Schicklgruber fueron lanzados desde el aire sobre ciudades
alemanas. Sin embargo, Adolf nació legalmente como Hitler; además, se encontraba también relacionado con
Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.
El nombre Adolf viene del antiguo alto alemán y significa «lobo noble» (Adel=nobleza + wolf=lobo). De ahí que
uno de los apodos de Hitler puestos por él mismo fuera Wolf o Herr Wolf —comenzó a usar este apodo a
principios de los años 1920 y se le dirigían con él solo los amigos íntimos (como «Tío Wolf» por los Wagner)
hasta la caída del Tercer Reich—.Los nombres de varios de sus cuarteles generales dispersos por la Europa
continental(Wolfsschanze en Prusia Oriental, Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto.
Incluso Hitler sugirió a su hermana Paula que se cambiara de nombre durante los juegos Olímpicos en
Garmisch y se mantuviera en estricto incógnito bajo el apellido Wolff, manteniendo su nombre si quería. Por
sugerencia de Paula, se añadió el calificativo de Frau (Señora) para hacer menos sospechoso el cambio de
nombre ante sus conocidos (haciendo ver que el cambio de nombre fuera debido a un matrimonio). Hitler era
conocido como Adi por su familia y parientes más cercanos.
Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le dijo a su secretaria: «Entonces
tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me azotaba. Unos pocos días después tuve la
oportunidad de poner a prueba mi voluntad. Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En
cuanto a mí, conté silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero».14
La familia de Hitler se mudó a menudo, de Braunau am Inn a Passau, Lambach, Leonding y Linz. El joven Hitler
fue un buen estudiante en primaria. Pero en sexto, en su primer año de enseñanza secundaria (Realschule) en
Linz, fue suspendido y tuvo que repetir el curso. Sus profesores dijeron que no tenía «deseos de trabajar». No
obstante, quedó cautivado por las lecturas pangermánicas del profesor Leopold Poetsch, quien influyó
notablemente en la mente del joven.
En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue una rebelión contra su padre, que
quería que su hijo siguiera una carrera como agente de aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en
pintor. Esta explicación se sostiene aún más por la posterior descripción de Hitler de él mismo como un artista
incomprendido. Sin embargo, Alois Hitler deseaba que su hijo llegara a ser funcionario como él, empleo del
que se sentía muy orgulloso y al que había llegado prácticamente sin una base académica. Pero al joven Hitler
ese futuro no le seducía en absoluto, ya que estaba demasiado alejado de su objetivo, las artes. No obstante,
después de la muerte de Alois el 3 de enero de 1903, el trabajo escolar de Hitler no mejoró. A la edad de
dieciséis años, Hitler abandonó la educación secundaria sin un título.
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CURSO: PINE-1

 SUICIDIO
El día 29 de abril Hitler comenzó a realizar los últimos preparativos
para su suicidio. Aunque ya se había enterado de la muerte de Benito
Mussolini, colgado ese mismo día boca abajo junto con su
amante Clara Petacci en una gasolinera de Milán donde sus cadáveres
sufrieron todo tipo de maltratos, no es seguro que conociera los
detalles y no tiene fundamento la tesis de que estos le influyeran más
allá de reforzar una decisión ya tomada.153154 Por la tarde, antes de la
sesión informativa diaria con sus generales, hizo matar a su
perra Blondi. Hitler ya había proporcionado ampollas de ácido prúsico,
suministradas por su médico Ludwig Stumpfegger, a sus secretarias y
otros miembros del personal del búnker y decidió probarlas con
Blondi, para lo que hizo llamar a su antiguo cirujano, el
profesor Werner Haase, que envenenó al animal ayudado por Fritz
Tornow, el sargento encargado del cuidado de los perros del Führer
que ya había matado a tiros a los otros dos que le pertenecían. Hitler no presenció el envenenamiento, pero
acudió a contemplar unos instantes y en silencio el cadáver del animal.155156
Hacia el mediodía del 30 de abril comunicó a Martin Bormann la decisión definitiva de suicidarse y dio a su
ayudante Otto Günsche instrucciones estrictas sobre la cremación de su cuerpo y el de su esposa, según dijo
no quería que fueran exhibidos en el «museo de cera de Moscú». Inmediatamente Günsche ordenó al chófer
de Hitler, Erich Kempka, que consiguiera unos doscientos litros de gasolina y los hiciera llevar al jardín de la
Cancillería. Después y como de costumbre sobre la una, Hitler almorzó con aparente tranquilidad en compañía
de sus secretarias, Traudl Junge y Gerda Christian, y de su cocinera Constanze Manziarly.157158 Después de
comer Hitler se retiró a sus habitaciones y regresó poco después acompañado de Eva Braun para una última
ceremonia de despedida. Allí estaban presentes Martin Borman, Joseph Goebbels, Wilhelm Burgdorf, Hans
Krebs, Otto Günsche, Walther Hewel, Peter Högl, Heinz Linge, Werner Naumann, Johann Rattenhuber y Erich
Voss además de Magda Goebbels, Else Krüger y las otras tres mujeres asistentes a la comida.159158 Hitler les
dedicó solo unas pocas palabras y, tras estrechar las manos a todos, regresó a su estudio de donde solo volvió
a salir para visitar a Magda Goebbels que, angustiada por su futuro y el de sus hijos, probablemente le pidió
que reconsiderara su decisión de no abandonar Berlín. Después de la conversación, poco antes de las 15:30
horas, se encerró por última vez en su despacho acompañado casi inmediatamente por Eva Braun.
Todo el grupo, al que se unió en el último momento Artur Axmann, permaneció en espera mientras Günsche
hacía guardia ante la habitación y, tras unos diez minutos en los que no se oyó ningún sonido,g fue Linge quien
asumió la responsabilidad de abrir la puerta haciéndose acompañar por Bormann. Encontraron a Hitler y Eva
Braun sentados en el sofá del despacho; ella recostada a su izquierda desprendiendo el olor a almendras
amargas característico del ácido prúsico y con un revólver al lado que no llegó a utilizar, mientras que Hitler
tenía a sus pies la pistola Walther PPK de 7,65 mm con la que se había disparado un tiro en la sien derecha de
la que seguía manando la sangre.
Confirmadas las muertes de ambos, sus cadáveres fueron envueltos en mantas proporcionadas por Linge y fue
también él mismo, con ayuda de tres miembros de las SS, quien se hizo cargo de transportar el cuerpo de
Hitler hasta los jardines de la Cancillería, para lo que era necesario subir un tramo de escaleras de unos siete
metros y medio. Por su parte Bormann sacó el cuerpo de Eva Braun y se lo entregó a Kempka en el pasillo,
quien a su vez se lo cedió a Günsche para que lo ascendiera por las escaleras.
En medio del incesante bombardeo soviético Günsche colocó los cuerpos, Eva Braun a la derecha de Hitler, en
el terreno llano del jardín a unos tres metros de la puerta de salida del búnker y, después de verter sobre ellos
la gasolina proporcionada por Kempka, consiguió encender la pira con ayuda de Linge y Bormann. Cerraron
rápidamente la puerta y el grupo, completado por Krebs, Burgdorf y Goebbels, descendió a la seguridad del
búnker tras alzar los brazos en un breve saludo de «Heil Hitler».165166
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Una media hora después Günsche ordenó a dos miembros de la guardia personal de Hitler, Ewald Lindloff y
Hans Reisser, que se encargaran de enterrar los cadáveres. Lindloff lo hizo en alguno de los cráteres de
bombas que se habían formado en el jardín, donde ya se estaban depositando los restos de otras víctimas
procedentes del hospital que se había instalado en la Cancillería, y declaró que los cadáveres estaban
«completamente consumidos» y en un «estado terrible», muy probablemente además dañados y
posteriormente dispersos por efecto del bombardeo que todavía continuaría un día más. Otros dos guardias
del exterior del recinto, Hermann Karnau y Erich Mansfeld,167 confirmaron que los cuerpos estaban
«carbonizados, encogidos e irreconocibles». A las seis y media de la tarde Günsche le confirmó a Reisser que
Lindloff ya había completado la tarea y que no era necesaria su ayuda.168
Siguió una conferencia a la que asistieron Bormann, Goebbels, Krebs, Burgdorf, Axmann y seguramente
también el general Wilhelm Mohnke en la que se decidió enviar a Krebs, que hablaba ruso como antiguo
agregado militar en Moscú, para intentar entrevistarse con Gueorgui Zhúkov y entregarle una carta firmada
por Bormann y Goebbels en la que se le informaba de la muerte de Hitler y se tanteaban las condiciones de un
armisticio o una rendición.i Krebs salió del búnker a las diez de la noche y solo se obtuvo una respuesta
definitiva a las seis de la mañana en la que Zhúkov exigía una rendición incondicional que debía anunciarse ese
mismo día. No fue hasta las 10:53 de la mañana del 1 de mayo cuando el almirante Karl Dönitz recibió
en Plön la primera noticia de ello y de la muerte de Hitler en un engañoso telegrama redactado por Bormann:
«Testamento en vigor. Llegaré ahí lo antes posible. Hasta entonces, creo que es mejor aplazar publicación.
Bormann». A las 15:18 otro telegrama más explícito, el último enviado desde el búnker y dictado por
Goebbels, confirmaba la muerte de Hitler sin especificar que se había tratado de un suicidio, le anunciaba su
nombramiento como presidente y adelantaba la lista de algunos otros ministros, aunque finalmente Dönitz
hizo caso omiso de ella entre otras cosas porque nunca llegó a recibir el testamento con la lista completa. El
anuncio público se retrasó unas cuantas horas hasta que a las 21:30 Radio Hamburgo anunció una importante
noticia y a las 22:26 Dönitz en persona comunicó su nombramiento y la muerte del Führer «esta tarde»
luchando «a la cabeza de sus tropas» contra el bolchevismo. Dönitz sabía que había muerto el día anterior y,
aunque hubiera supuesto que se había tratado de un suicidio trató de ocultarlo para evitar la posible reacción
de unas tropas que se hubieran podido sentir abandonadas por el líder a quien habían jurado lealtad.174175
Helmuth Weidling, al frente de la defensa de Berlín, sí se lo comunicó a sus hombres el 2 de mayo,
precisamente para convencerlos de que dejaran la lucha.176 Además Dönitz quería aplazar la capitulación total
para permitir que continuaran la lucha los ejércitos que intentaban desesperadamente escapar del Ejército
Rojo y rendirse a los aliados occidentales, pero no tuvo inconveniente en aceptar otras capitulaciones parciales
el 2 de mayo en Italia; el 4 de mayo en el norte de Alemania, Holanda y Dinamarca; el 5 de mayo en el norte de
los Alpes y el día 7 en Austria.
El destino del cadáver y las versiones de los soviéticos
En gran parte a causa de las distintas versiones dadas por los soviéticos, y su negativa a colaborar con las
investigaciones de los aliados occidentales sobre el final de Hitler y el destino de su cadáver, su muerte se puso
en duda durante mucho tiempo, creándose toda suerte de mitos.178 El 2 de mayo los soviéticos tomaron la
Cancillería y comenzaron de inmediato la búsqueda del cadáver de Hitler, que se le había encomendado a un
destacamento especial del NKVD llegado a Berlín el 29 de abril.179180 Como muy tarde ya habían localizado sus
restos el 9 de mayo, ya que ese día le mostraron una caja de puros que contenía una mandíbula y dos puentes
dentales a Fritz Etchmann, un mecánico dental que había trabajado para Johann Hugo Blaschke,
el odontólogo de Hitler desde 1938. Etchmann identificó los puentes como pertenecientes a Hitler y Eva
Braun.
Por lo tanto, a principios de mayo de 1945 los soviéticos ya habían encontrado e identificado por lo menos
algunos de los restos del cadáver de Hitler.181 Además, no solo habían sido informados del suicidio de Hitler la
misma noche del 30 de abril por el general Hans Krebs,182183j sino que a lo largo del mes siguiente también
localizaron e interrogaron a muchos de los demás testigos directos de los sucesos ocurridos en el búnker los
últimos días de abril, entre ellos a Günsche y Linge, a quienes habían hecho prisioneros. Aunque durante ese
tiempo los soviéticos no publicaron ningún comunicado oficial al respecto, el 5 de junio, durante una reunión
celebrada en Berlín, aseguraron a miembros del Estado Mayor de Eisenhower que habían identificado los
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restos de Hitler con casi absoluta seguridad. Sin embargo, el 9 de junio su actitud ya había cambiado
radicalmente y, durante una conferencia de prensa, Zhúkov negó que hubieran identificado los restos y
especuló con la posibilidad de que Hitler hubiera escapado de Berlín en avión en el último momento. A
continuación el comandante ruso de Berlín, Nikolái Berzarin, dijo que «en su opinión» se había refugiado en
algún lugar de Europa, probablemente en España con el general Franco. A partir de ese momento el
oscurantismo se convirtió en permanente actitud soviética y no volvieron a proporcionar ningún tipo de
información sobre el caso. Los rusos confirmaron finalmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se
mostraron evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo que confirmaba a pesar de
todo que los rusos tenían los cuerpos.
Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los soviéticos (NKVD), después de
una infructuosa búsqueda en la que incluso llegaron a especular con la posibilidad de que en la Cancillería
hubiera permanecido un doble de Hitler mientras este escapaba de Berlín, por fin dieron con los restos
irreconocibles en parte de Hitler, Braun y la familia Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo
general Zhúkov, fueron transportados en cajas especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego pasaría a
ser territorio de la República Democrática Alemana. Estos restos permanecieron secretamente enterrados bajo
un jardín de dicho cuartel en la ciudad de Magdeburgo y sólo algunas autoridades de la NKVD sabían dónde
estaban, hasta que en 1970 fueron exhumados, se extrajo el cráneo a Hitler y el resto de los cadáveres fue
incinerado para evitar que su tumba fuera objeto de veneración, y las cenizas fueron lanzadas al río.188
No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de Hitler, el hueso parietal de su
caja craneana, está en un museo soviético. Sin embargo, en septiembre de 2009, el arqueólogo Nick
Bellantoni anunció que, luego de un análisis de ADN practicado a los restos, se determinó que el fragmento del
cráneo correspondería a una mujer de entre 20 y 40 años de edad.

 RASGOS PATOLOGICOS
1. Egolatría y complejo de Mesías

En los diferentes discursos y documentos que se conservan del dictador, es posible observar como Adolf
Hitler se consideraba una fuerza escogida para liderar Alemania y llevarla la victoria. Se consideraba a sí
mismo una encarnación del bien, destinado a liderar a su pueblo. Este hecho se vería favorecido por la
adoración de gran parte del pueblo alemán durante su ascenso al poder. En la actualidad, podría llegar a
considerarse que se trataba de un caso de delirio de autorreferencia.

2. Dificultades para la intimidad


La vida íntima de Hitler, al margen de su relación con Eva Braun, resulta poca conocida. Sin embargo, los
registros de la época parecen indicar que si bien el dictador podía desplegar un gran encanto con los que le
rodeaban y seguían, tenía severos problemas para establecer relaciones profundas, en parte por lo dificultoso
que le suponía expresar sus sentimientos en lo relativo al afecto.

3. Sentimientos de inferioridad y autodesprecio


Los diferentes estudios y perfiles que se han llevado a cabo de su personalidad y de su historia indican que el
dictador tenía un fuerte complejo de inferioridad, que a su vez le impulsaba a buscar la superioridad y la
autoafirmación. De hecho, el informe elaborado por Murray destaca la presencia de una estructura yoica
débil, posiblemente producto de los malos tratos a los que era sometido por parte de su padre.
También resulta en parte revelador que la raza aria que preconizaba gozaba de características de las que él
mismo carecía, cosa que parece favorecer la idea de la existencia de una autoestima baja y de sentimientos de
inferioridad.
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4. Desprecio hacia la debilidad

Asociado al rasgo anterior encontramos la presencia de un desprecio a la debilidad. Este desprecio hacia
quienes consideraba inferiores puede observarse en sus actos y la eliminación sistemática de quienes en la
época eran considerados débiles, como las pacientes psiquiátricos y los discapacitados intelectuales.
5. Perseverancia
Los diferentes registros y comunicados parecen indicar que Hitler era especialmente tenaz y obcecado en lo
que se refería a sus objetivos, y le costaba mucho admitir la derrota. De hecho, el informe de Murray indicaba
que existía la probabilidad de que el dictador se suicidara en caso de perder la guerra.
6. Carisma y capacidad de manipulación
Una de las facetas de la personalidad más conocidas de Adolf Hitler es su elevada capacidad de carisma. El
dictador alemán despertaba pasiones entre sus tropas y entre las masas, como puede verse en los diversos
documentos gráficos de sus discursos y el comportamiento y lealtad acérrima hacia su figura por parte de la
mayor parte de sus tropas.
Asimismo, destaca su habilidad para convencer y manipular tanto a las masas como a los individuos de su
postura y la veracidad de sus palabras.
7. Teatralidad
Adolf Hitler poseía una gran capacidad de teatralización y al dramatismo, cosa que favorecía que pudiera
llegar fácilmente al pueblo y ayudaba a convencer a los demás de sus puntos de vista.
8. Obsesión por el poder
Como ocurre con otros muchos dictadores, el poder era importante para Hitler. La creación de organizaciones
como la Gestapo para mantener la obediencia de la población y la eliminación de disidentes son pruebas de
ello. Del mismo modo se puede observar en su política expansionista, invadiendo diferentes países como
Polonia o intentando atacar Rusia. En el libro que escribió durante su estancia en prisión, Mein Kampf, llegó a
escribir que su partido no estaba para servir a las masas, sino para doblegarlas.
9. Poca capacidad empatía
La poca o nula capacidad para identificarse con los pueblos sometidos y la propuesta de diversos planes de
exterminio para diversos tipos de población como los judíos, homosexuales, gitanos, población con problemas
psiquiátricos y disidentes demuestran una poca o nula capacidad de empatía.

 RASGOS PERSONOLIGICOS
Hitler, era muy poco proclive a demostrar algún rasgo emocional o demostrar afinidad hacía alguien cuando se
tomaba fotografías en presencia de personas de su confianza y aceptación; en cambio si demostraba una
faceta muy humana en presencia de niños, sobre todo cuando era visitado en Berghof.
Hitler demostraba además insensibilidad y falta de escrúpulos cuando se trataba de deshacerse de enemigos
y/o sacrificar soldados; se puede citar como ejemplo la destrucción del 6º Ejército alemán en Stalingrado.
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli Raubal, María Reiter, Eva Braun, quien
fue su amante, Unity Mitford e Inga Ley. Leni Riefenstahl, una de las más sindicadas en su momento, negó
haber sido amante de Hitler. Hitler era muy celoso y no permitía a casi nadie inmiscuirse en esos temas. Albert
Speer en sus memorias señaló que Hitler mostraba un trato desconsiderado, opresivo y vejatorio a Eva Braun.
Respecto de la orientación sexual de Hitler mucho se ha escrito debido a su vínculo inicial con Ernst Röhm,
pero las evidencias indican que Hitler era, sin lugar a dudas, heterosexual.
Cuando le tocaba tratar temas variados sobre aspectos técnicos o militares, mostraba un acabado
conocimiento de estos, llegando a sorprender a sus interlocutores.
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Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en combate; llegó a diseñar él mismo la
Cruz de Brillantes, Espadas y Robles para Hans Ulrich Rudel, el célebre piloto de «Stukas».

– Rencores explotación

– Baja tolerancia a la crítica

– Demandas excesivas de atención

– Incapacidad para expresar la gratitud

– Tendencia a menospreciar

– Intimidar, y culpar a otros.

– Deseo de venganza

– Persistencia en el frente a la derrota

– Extrema voluntad propia

– Confianza en sí mismo.

– Incapacidad de aceptar una broma

– Criminalidad compulsiva

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