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Programa de música para Congreso Juvenil ¡A Jesús entrega todo!

Objetivo: Llevar a través de la música un mensaje de profunda meditación en las letras cantadas de
los himnos más conocidos y que esto fortalezca nuestra fe en la confianza de nuestro Dios.

(Cada historia puede ser contada por un participante diferente; idealmente que se identifique con
la historia y la pueda contar de manera amena y atrayente; se propone que la historia sea contada
más no leída)

Historia 1: Feliz el día


Letra: Philip Doddridge
Música: Edward F. Rimbault

Cuando Elizabeth Doddridge dio a luz a Philip, ya había sufrido los dolores de parto más de veinte
veces. Dieciocho de sus hijos habían fallecido durante la infancia. Al momento del alumbramiento
la partera pensó que Philip había nacido muerto y se dedicó a atender a la madre. En ese momento
Philip lloró. En ese momento Monica decidió que la vida de su hijo había sido salvada para un
propósito. Pasó los siguientes seis años haciendo lo mejor que pudo para enseñarle las escrituras.
Philip perdió a su madre cuando solo tenía 8 años, y cuatro años después también quedó sin padre.
En su diario escribió: “Dios es un padre inmortal. Mi alma se regocija en él. Él me ha ayudado y
cuidado de mí hasta el momento. Mi devoción de ahora en adelante será el ser un hijo más amoroso,
laborioso y agradecido.” El ministro Samuel Clark se encargó de él y lo trató como a un hijo,
guiándolo en su educación y animándolo en su vocación al ministerio de la predicación.

Doddridge fue pastor de una iglesia independiente y enseñó en un seminario para misioneros
disidentes en el siglo 18. Durante este tiempo escribió varios himnos entre ellos el conocido ¡Feliz
el día! Este himno ha sido llevado a la música en distintos formatos y melodías a través de los años.
La musica con la que todos lo conocemos fue compuesta a mediados del siglo 19 por Edward F.
Rimbault.
Su primera estrofa dice:

¡Feliz el día en que escogí


servirte, mi Señor y Dios!
Preciso es que mi gozo en ti
lo muestre hoy con obra y voz.
Después de conocer esta historia cantemos todos juntos al Señor nuestro Dios este hermoso Himno.

Historia 2: En el monte calvario


Música y Letra: George Bennard
Arreglo: Charles H. Gabriel
Año: 1912

George Bennard nació en Youngstown. Él y su esposa se habían convertido en una reunión del
Ejército de Salvación y se convirtieron en líderes de la Iglesia Metodista. Antes de componer este
himno, Bennard había estado estudiando a profundidad sobre los versículos bíblicos que hablan
sobre las últimas horas de la vida de Cristo antes de ir al calvario y pasó muchas horas meditando
en ellos. “Vi al Cristo de la Cruz como si estuviera viendo a Juan 3:16 salir de la página impresa y
tomar forma para realizar el acto de redención.” Fue durante este momento que las palabras de
este himno vinieron a él.
Charles H. Gabriel, un conocido compositor de música, ayudó a Bennard con la armonía de este
himno. “En el Monte Calvario” fue cantado en su versión completa por primera vez el 7 de Junio de
1913, por un quinteto acompañado de una guitarra.
Su primera estrofa dice:
En el monte Calvario estaba una cruz,
emblema de afrenta y dolor,
y yo amo esa cruz do murió mi Jesús
por salvar al más vil pecador.

Historia 3: Prefiero a mi Cristo


Letra: Rhea F. Miller
Música: George Beverly Shea
Año: 1929 aprox

La música del himno Prefiero a mi Cristo fue compuesta por George Beverly Shea. George nació en
una familia cristiana en Winchester, Canadá el primero de Febrero de 1909. Su padre era ministro
de la iglesia metodista. Empezó a cantar desde joven en la iglesia que su padre dirigía al igual que
en servicios para otras iglesias locales. Inició sus estudios en la universidad, pero debido a los escasos
recursos de su familia se vio obligado a retirarse un año después y trabajar como conserje de una
oficina de seguros de la ciudad.
Una única oportunidad se le presentó cuando fue convocado para cantar con los Lynn Murray
Singers, un grupo muy famoso en su época. George pasó las audiciones y recibió una propuesta
laboral bastante generosa. Sin embargo no quería aceptar un trabajo secular y finalmente a pesar
de su difícil situación económica decidió que quería dedicar su vida al servicio de Dios y respondió
que no.
Su madre, quien tenía la costumbre de dejarle poemas de periódicos, revistas y libros en el piano,
dejó un domingo una copia del poema Prefiero a mi Cristo escrito por Rhea F. Miller, y ese mismo
día George le compuso la música para convertirlo en el inolvidable himno que todos conocemos hoy
en día.
Prefiero a mi Cristo fue una experiencia real en la vida de este joven, recordemos que en medio de
nuestras decisiones por muy prosperas que parezcan, podamos decidirnos por Cristo.
Su primera estrofa dice:
Prefiero mi Cristo al vano oropel;
prefiero su gracia a riquezas sin fin,
A casas y tierras prefiérole a él;
será de mi alma fuerte paladín.

Historia 4: Castillo fuerte es nuestro Dios


Música y letra: Martin Lutero (Martin Luther)
Año: entre 1527 y 1529

Considerado por muchos el Himno de Batalla de la Reforma, fue compuesto por Martín Lutero en
algún momento entre 1527 y 1529.
Se dice que mientras entraba al pueblo de Worms Lutero entonó las estrofas de este himno para
animar a sus amigos y acompañantes.
“Las gentes salían presurosas a su encuentro, y algunos amigos le ponían en guardia contra el
propósito hostil que respecto de él acariciaban los romanistas. ‘Os echarán en una hoguera – le
decían, – y os reducirán a cenizas como lo hicieron con Juan Hus.’ El contestaba: ‘Aun cuando
encendiese un fuego que se extendiera desde Worms hasta Wittenberg, y se elevara hasta el cielo,
lo atravesaría en nombre del Señor; compareceré ante ellos, entraré en la boca de ese Behemoth,
romperé sus dientes, y confesaré a nuestro Señor Jesucristo.’

Cantemos este himno con el mismo fervor que lo entonó Martin Lutero al poner su confianza en el
Dios Todopoderoso.

Historia 5: Cuando allá se pase lista


Letra y Música: James Milton Black
Año: 1893

James Milton Black nació el 19 de Agosto de 1856 en South Hill, New York. Aprendió desde pequeño
a cantar y a tocar el órgano. Un día mientras pasaba por un callejón se encontró a una niña de
catorce años, hija de un padre alcohólico, y con ropas raídas. La invitó a la escuela dominical ante lo
cual se dice que la niña le dijo que no podía ir con ese vestuario. James le consiguió ropas limpias y
desde ese momento la niña empezó a asistir a todas las reuniones.
Un día, cuando James pasaba lista y todos contestaban diciendo un versículo, la niña no respondió,
a pesar de ser llamada por más de una ocasión. Dos cosas atormentaban la mente de James en ese
día. Cuál sería la razón de que la niña no pudo asistir a la escuela dominical; y qué triste sería si en
el cielo llamaran a lista y su nombre no estuviera allí.
Al salir de la escuela dominical fue a buscar a la niña a su casa, y la encontró muy enferma. Llamó a
un médico y le pagó para que la examinara. El desalentador dictamen médico fué neumonía. Es muy
probable que la niña haya muerto de esa afección.
Cuando James llegó a casa, acongojado buscó un en el himnario algo acorde a la ocasión pero no
tuvo éxito. Fue así como ese mismo día escribió el himno Cuando Suene la Trompeta.
Su primera estrofa dice:
Cuando suene la trompeta en el día del Señor,
Su esplendor y eterna claridad veré,
Cuando lleguen los salvados ante el magno Redentor,
Y se pase lista, yo responderé.
Cantemos con la esperanza de que todos podamos estar presentes cuando se pase lista en el cielo.

Historia 6: Oh que salvador!


Letra: Fanny Crosby
Música: William James Kirkpatrick

Fanny Crosby había perdido la visión desde muy temprana edad. A las seis semanas de vida le dio
un resfriado y un médico del campo hizo un diagnóstico erróneo de su condición. Le recetó una
medicina lo que hizo que Fanny perdiera la vista rápidamente. Fanny trabajaba como profesora en
una escuela para ciegos y tenía amigos por todo el mundo. Escribió y publicó muchos himnos
hermosos, varios de los cuales se cantan hoy en día. Escribió un día: “parece que la providencia
bendita de Dios decidió que yo fuera ciega toda la vida, y le agradezco a él por esta dispensación. Si
mañana se me ofreciera una vista terrenal perfecta no la aceptaría. Probablemente no habría
cantado hermosos himnos de alabanza a Dios si me hubiera distraído por las muchas cosas hermosas
e interesantes que me rodean.”
Fue esta conexión especial con Dios la que lo llevó escribir este himno. La melodía fue compuesta
por William James Kirkpatrick.

¡Oh qué salvador es Jesús, el Señor!


¡Bendito Señor para mí!
El salva al más malo de su iniquidad
y dale socorro aquí.

Historia 7: Santo, Santo, Santo.


Letra: Reginald Heber 1826
Música: John Bacchus Dykes 1861

Este conocido y amado himno por cristianos de todo el mundo estuvo en riesgo de perderse en el
incógnito, en medio de los muchos papeles con escritos de himnos y poemas Heber. Heber era
obispo. Este poema hacía referencia a Isaías 6:1-5. Sin embargo Heber murió de forma repentina a
la temprana edad de 42 años. Durante su vida Heber compuso 57 himnos. Un día su esposa encontró
la letra de este himno y le pareció que debía ser llevado a la música así que se lo entregó al
reconocido músico John B. Dykes, quien compuso la melodía del himno y lo preparó para ser
publicado.

Santo, Santo, Santo; Dios omnipotente


Canto de mañana tu excelsa majestad;
Santo, Santo, Santo; fuerte y clemente,
Dios sobre todo, Rey de eternidad.
Cantemos con reverencia al Rey de Reyes y Señor de Señores cuyo nombre es Santo.

Historia 8: Alcance salvación

Este himno fue escrito después de varios acontecimientos traumáticos en la vida de Spafford. En
1873 decidió viajar a Europa con su familia en el trasatlántico, con el objetivo de descansar y visitar
a sus amistades en Inglaterra. Pero a último momento decidió enviar a la familia primero mientras
él se demoró en negocios relacionados con la solución a los problemas ocasionados por el gran
incendio.
Durante la travesía del Atlántico, el barco fue embestido por un buque inglés y se hundió en apenas
12 minutos. Gran parte de los pasajeros y la tripulación del barco no pudieron salir del mismo y se
ahogaron en las aguas del océano. Entre las víctimas fatales estaban las cuatro hijas de Spafford. Su
esposa logró sobrevivir y llegar a la costa oeste de las islas británicas, y desde allí envió a su esposo
un telegrama donde escribió ÚNICA SALVA. Spafford tomó el primer barco y viajó a encontrarse con
su esposa.
Se dice que durante el viaje, navío que conducía a Spafford atravesó el sitio exacto donde se había
hundido el barco. El capitán le indicó a Spafford donde se hallaba el infortunado buque. Al caer en
cuenta que allí era donde estaban sus hijas, El Señor le consoló con el mensaje recibido de su esposa.
Spafford descendió a su camarote y con la imagen de la tragedia en su mente, escribió los versos
que componen esta preciosa melodia. Basándose en las palabras de su esposa, escribió una poesía
que ha llegado a ser de consuelo para muchos creyentes atribulados en “un mar de aflicción”.
Si de paz inundada mi senda ya esté
O cúbrala un mar de aflicción,
Mi suerte cualquiera que sea, diré:
Alcancé, alcancé, salvación.
Historia 9: A solas al huerto yo voy
Música y Letra: Charles Austin Miles
Año: 1912

C. Austin Miles se había dedicado a escribir himnos y dirigir el coro de la iglesia. También era
fotógrafo. Un día de Marzo de 1912, mientras estaba en su cuarto de fotografía revelando una
película, su mente se meditaba al momento en que María Magdalena visitaba la tumba de Jesús. La
vio dejando la tumba y caminando en el jardín donde se encontró con el Maestro y lo oyó decir su
nombre.
En su mente empezó a vibrar la letra de un nuevo himno. En ese mismo día escribió la letra y el
arreglo musical para este himno. El himno fue publicado ese mismo año.

A solas al huerto yo voy,


Cuando duerme aún la floresta,
Y en quietud y paz con Jesús estoy
Oyendo absorto allí su voz.
Historia 10: Dios cuidara de ti
Música: W. Stillman Martin
Letra: Civilia Durfee Martin

Civilia Durfee Martin era la esposa del pastor W. Stillman Martin. Ella se encontraba postrada en
cama por una grave enfermedad. Su esposo debía predicar ese día por lo cual debería dejarla sola.
Al despedirse de su esposa le dijo las palabras “Dios cuidará de ti”. Durante la mañana ella empezó
a meditar en la verdad implícita en las palabras que le había dicho a su esposo y empezó a escribir.
Para cuando él regresó, ya estaba listo el poema titulado “Nunca desmayes que en el afán, Dios
cuidará de ti”. Su esposo de inmediato se sentó en el órgano que tenían y compuso la melodía. En
esa tarde, él y dos profesores cantaron el himno completo y éste fue impreso y publicado en el
himnario

Nunca desmayes, que en el afán


Dios cuidará de ti;
sus fuertes alas te cubrirán;
Dios cuidará de ti.

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