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Grupo de Trabajo de
Historia de la Pediatría
y Documentación
Pediátricas de la AEP

Víctor Manuel García Nieto


José Ignacio de Arana Amurrio
José Manuel Fernández Menéndez
Juan José Fernández Teijeiro
Pedro Gorrotxategi Gorrotxategi
Fernando Ponte Hernando
Miguel Ángel Zafra Anta

Edita:
Asociación Española de Pediatría
Aguirre, 1, bajo derecha, Madrid, 28009, Madrid

Diseño y maquetación:
Lineal Creativos S.C.

ISBN13:
978-84-608-7686-1

Número 10
3

ÍNDICE
El niño y los pediatras
en la Guerra Civil Española
Prólogo
Benito Madariaga de la Campa
......................................................................... Pág. 04

Enrique Jaso y su epopeya en el


traslado de los niños de la Inclusa
de Madrid
Miguel Zafra
José Ignacio de Arana
......................................................................... Pág. 08

Las enfermedades carenciales


en Madrid durante la guerra y la
posguerra. La pelagra. Los calam-
bres y el retraso de crecimiento
de los niños de Vallecas
José Manuel Fernández Menéndez
Víctor García Nieto
......................................................................... Pág. 17

Algunos aspectos neonatológicos


estudiados por Francisco Grande
Covián
Pedro Gorrotxategi Gorrotxategi
......................................................................... Pág. 25

La Guerra Civil y la tragedia del


profesor Enrique Suñer (1878-
1941)
Juan José Fernández Teijeiro
Fernando Ponte Hernándo
......................................................................... Pág. 31
4

Prólogo
Dr. D. Benito Madariaga de la Campa
Académico de la Real Academia de la Historia

N
ormalmente, el mundo de los
niños es el del futuro, pero no
siempre ocurre así y en diferentes
periodos históricos la población infantil
vivió en el subdesarrollo y, en algunas
ocasiones, llegó a alcanzar cifras altas de
pobreza y hambre en nuestro país.

En España, los momentos de la mortan-


dad por hambre fueron frecuentes y así lo
prueba la aparición en 1554 de la novela
picaresca La Vida del Lazarillo de Tormes
que suscitó ya entonces un gran interés
por su sentido aleccionador y crítico, ple-
no también de realismo y de gracia.

La hipo alimentación se hizo habitual en


algunas regiones, tanto en la población
adulta como en la infantil del siglo die-
cinueve. En este último caso, solía ir
unido a un estado de indefensión de
la mujer, la principal defensora de
los niños. Esta función de ayuda,
llevada a cabo en los primeros
años por determinadas órde-
nes religiosas, fue realizada
también por algunas perso-
nas dedicadas a la atención
educativa y a mejorar las
formas de vida de niños
y mujeres, como hicie-
ron, por ejemplo igual-
mente, Concepción
Arenal, Emilia Pardo
Bazán y María de
Maeztu, defenso-
ras de la mujer
de su tiempo.
5
La tercera clase social, la obrera, pade- La enseñanza de la población infantil fue
cía una situación lastimosa por no tener iniciada, en el siglo XIX, entre otros, por
a penas medios de subsistencia, lo que Fernando de Castro, creador de la Escue-
le obligaba a emigrar a América, princi- la de Institutrices y de la Asociación para
palmente a Cuba, Méjico y Argentina o a la Enseñanza de la Mujer, cuyos estatutos
trasladarse a otras provincias como era se publicaron en 1882. La creación de la
el caso de los “jándalos” de Cantabria, Institución Libre de Enseñanza, creada y
cuando no les quedaba otro remedio que dirigida por profesores krausistas como
ocupar los puestos de trabajo más bajos, Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bar-
duros y peligrosos, sobre todo con la mu- tolomé Cossío o Manuel Ruiz de Quevedo
jer, que cuando eran viudas con hijos, te- supuso un avance importante de la edu-
nían forzosamente que ser socorridas por cación de los jóvenes de ambos sexos y
la Beneficencia. El trabajo de las mujeres en la organización de excursiones esco-
en el siglo XIX se realizaba tanto dentro lares con niños, no mayores de catorce
como fuera de las casas como lavande- años, que se trasladaban al campo y a la
ras, modistas, criadas, etc., e incluso, lo costa, ya que había chicos que no habían
que era peor, como cargadoras en los visto nunca el mar. A la vez se los llevaba
muelles o trabajadoras en las minas. a ver monumentos y a recibir explicacio-
nes sobre los pueblos que visitaban.
La cantidad de hijos ilegítimos obligaba a
recogerlos en centros de la Iglesia o de Para una buena información sobre el es-
asistencia. La falta de instrucción, sobre tado de nutrición de los niños durante
todo en la mujer, en la que abundaba el la última contienda de 1936 a 1939, un
analfabetismo, la condujo a pasar ham- grupo de pediatras ha escrito el libro titu-
bre y a tener que enviar los hijos, a veces, lado El niño y los pediatras en la Guerra
a la inclusa. Todavía era peor la forma Civil Española, tema que a pesar de tener
de vida durante las guerras, al estar los una abundante bibliografía en general
hombres jóvenes y trabajadores en los sobre el hambre de la población infantil,
frentes de combate. No digamos nada se puede decir que se caracteriza por la
de la población infantil en los hospicios, originalidad del conjunto, escrito por sie-
orfelinatos y casas de acogida. Como ha te autores pertenecientes a la Asociación
escrito Pérez Lugín, son niños de los que Española de Pediatría. Son unos artículos
apenas se ocupaban en “el desconsolado breves, bien escritos y que todos ellos se
vivir de los hijos de nadie, que no esperan leen con interés por la cantidad de datos
a nadie y nadie les espera”. que proporcionan al lector, aunque no
sea médico.
La prensa de la época recogía toda
clase de noticias del estado lamenta- Los dos primeros autores Miguel Zafra
ble de mujeres y niños desasistidos. En Anta e Ignacio José de Arana Amurrio
Madrid hubo, por ejemplo, el llamado estudian el papel desempeñado por “En-
“Refugio de los niños” en la calle Clau- rique Jaso y su epopeya en el traslado
dio Coello, nº 32, en el barrio de Sa- de los niños de la Inclusa de Madrid” a
lamanca. Había niños de ambos sexos las colonias de Valencia. Es un artículo
que se perdían en las calles abandona- de gran interés en el que se informa so-
dos por sus padres. bre la personalidad del Dr. Enrique Jaso,
6
director pediatra de la Beneficencia, así el retraso de crecimiento de los niños de
como de la labor de sus compañeros Juan Vallecas”. Es un trabajo que cuenta cómo
Antonio Alonso Muñoyerro y Bravo Frías fue la vida en Madrid durante el dominio
que denunciaron lo que suponía el tras- republicano en el que predominó la mal-
lado de los niños de la inclusa de Madrid nutrición. Es entonces cuando el Dr. Fran-
y pidieron más personal. Este estudio su- cisco Grande Covián (1909-1995), con
pone un reconocimiento a este pediatra la colaboración de varios compañeros,
de la Beneficencia que con sus compañe- como subdirector ejecutivo del Instituto
ros condujo a los niños que por necesi- Nacional de Higiene de la Alimentación,
dad fueron trasladados a las colonias de se encargó en Madrid de estudiar las ra-
Valencia. Ya para entonces la República ciones de alimentos y su valor calórico, así
había sustituido a las monjas, lo que fue como la dieta incompleta de la población.
un error, ya que poseían una gran expe- Tiene interés lo que se consumía en aquel
riencia al llevar los centros de acogida. Madrid y también los alimentos corrien-
Fue una empresa la del Dr. Jaso llevada a tes que no llegaban a la población. Entre
cabo con responsabilidad al suponer una los trastornos ocasionados por carencias,
evacuación con cifra elevada de niños los autores consideran los estudios de
de varios lugares. A pesar de la falta de Grande Covián y Jiménez García sobre la
medios, la premura del traslado y la ca- pelagra que se convirtió en una epidemia
rencia de personal auxiliar y sanitario, el en numerosos enfermos, con los signos
viaje se realizó en tres días y sin bajas, en cuyos síntomas de la enfermedad descri-
un viaje penoso al ser demasiados niños, bieron, enfermedad en la que luego se
con algunos enfermos. descubrió su relación con una dieta hipo
proteica, unido a síntomas de calambres
Lo que debió ser un premio para un buen musculares observado en los niños de
pediatra y organizador de aquellas co- Vallecas con retraso de crecimiento, es-
lonias, le costó al terminar la guerra un tudiados en los años 1941-1942, trabajo
expediente de depuración y no se le re- al que se unió J. Rof Carballo.
puso en el servicio activo hasta el 27 de
febrero de 1956 y lo mismo sucedió con Manuel Fernández y Víctor García Nieto
el Dr. Alonso Muñoyerro, que no volvió han estudiado incluso en los años de pos-
a dirigir el Instituto Provincial de Pueri- guerra casos de latirismo producidos en
cultura hasta 1940. Hay que suponer que 1941 y 1942 por el consumo de almortas.
en lugar de tener en cuenta la eficaz la- El tratamiento con calcio y vitamina B- 1
bor de estos hombres se considerara sus puso de relieve el efecto beneficioso en
ideas políticas anteriores. los niños con retraso corporal de diferen-
te nivel económico en Madrid, que pone
En estados de penuria alimenticia de de relieve la malnutrición en esta ciudad
guerra y posguerra o de “hambrunas”, se y la creación por el catedrático de Fisiolo-
necesitó echar mano de alimentos de re- gía Juan Negrín del Instituto Nacional de
curso, tal como han descrito José Manuel Higiene en el que trabajó Grande Covián
Fernández Menéndez y Víctor García Nie- sobre la pelagra.
to en su artículo titulado:”Las enferme-
dades carenciales en Madrid durante la Pedro Gorrotxategui se ocupa en su estu-
guerra y la posguerra. Los calambres y dio en este libro sobre los aspectos neo
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natológicos realizados por el citado pro- Despues oposita a la Universidad Central
fesor y científico Grande Covíán en Ma- de Madrid a la cátedra de Efermedades
drid en los años de posguerra efectuados de la Infancia que logra brillantemente
en el citado Instituto Nacional de Higie- en 1921 ampliando su libro con tres vo-
ne de la Alimentación de esta ciudad. El lúmenes, siendo un autor distinguido en
tema escogido fue la relación existente España como pediatra, aunque su primer
entre la secreción láctea de la madre y su libro con el curso de Medicina Infantil lo
influencia en el peso de los niños recién logra en 1908.
nacidos durante la guerra, estudios pu-
blicados en 1940. Con la llegada de la República cambia
su vida y como católico y monárquico
A su vez, el Dr. Aldecoa Juarista consi- toma una postura activa que Teijeiro de-
deró el peso de 26 mujeres en Bilbao en fine además de católica, conservadora
los años 1936 y 1937 y cómo a pesar y tradicional ligado después durante la
de la hipo alimentación no se modificó guerra al franquismo siendo nombrado
la composición grasa de la leche de las presidente del Tribunal de Responsabili-
lactantes y comprobó una normalidad en dades Políticas, lo que ocasionó mucho
el desarrollo de los niños amamantados. daño a intelectuales españoles de antes y
Grande Covián estudió también la leche después de la Guerra civil perjudicando a
materna de madres desnutridas y advir- muchos colegas suyos de lo que luego se
tió que el mal estado alimenticio de ellas arrepintió. El primero de los libros políti-
no había afectado la composición de su cos en el que colaboró fue el de Los inte-
leche. lectuales y la tragedia española ( 1937),
de la que se hizo una segunda edición en
El último estudio complementario de este 1938 donde se ataca a ambas a la Ins-
Cuaderno de Historia de la Pediatría Es- titución Libre de Enseñanza que nada
pañola, que cierra el libro, es el de Juan tuvo que ver con nuestra guerra civil ni
José Fernández Teijeiro con una peque- con una fuerza secreta. Fernando Mar-
ña semblanza sobre el profesor Enrique tín Sánchez Juliá fue el encargado por la
Suñer (1878-1941) sobre los estudios Asociación Católica de Padres de Familia
efectuados por este profesor y catedrá- de recopilar y ampliar ese folleto (Carta
tico con ideas políticas extremas de la a Enrique Sánchez Reyes del 24de diciem-
derecha española, católico integrista y bre de 1938). ´
buen profesional, nacido en Poza de la
Sal en 1878 y fallecido prematuramente En resumen, se trata de un libro con inte-
de cáncer en 1941 a los 63 años. Teijeiro rés por recordar y actualizar unos temas
realiza un excelente resumen de su vida sobre la historia de la Pediatría en los
en la que desarrolló una actividad médi- años de nuestra Guerra civil, escrito por
ca notable como puericultor, no solo por unos autores actuales conocidos dentro
el ejercicio de la carrera principalmente de la Asociación Española de Pediatría,
desde 1902, en que obtiene la Cátedra artículos cuya lectura se hace actualmen-
de Patologia General de la Universidad te con otra visión por llevar una seleccio-
de Sevilla, sino también como pediatra al nada bibliografía.
publicar su conocido libro “Enfermedades
de la infancia. Doctrina y clínica” (1918).
8

Enrique Jaso y su epopeya en el traslado


de los niños de la Inclusa de Madrid
Miguel Zafra Anta
Hospital Universitario de Fuenlabrada. Madrid.
José Ignacio de Arana Amurrio
Puericultor del Estado

Introducción. Transformación y tos centros se constituyó en el motivo


modernización de la Inclusa de principal para solicitar por esos médi-
Madrid (1927-1936) cos cambios en la institución a las auto-
ridades a través de entrevistas, discur-
La Inclusa de Madrid experimentó una sos en congresos y la Escuela Nacional
transformación y una intensa moderni- de Puericultura. La prensa (El Heraldo
zación a partir de los años 20 del siglo de Madrid, El Globo y otros), la realeza
XX. Ello fue consecuencia de los cam- y algunos políticos se implicaron1,2. En
bios sociales, demográficos, econó- 1927, se aprobó la construcción de un
micos y políticos de la época y, funda- centro destinado a la crianza de los ni-
mentalmente, de la reivindicación de ños expósitos, debido al estado ruinoso
los pediatras de la Beneficencia, entre de los edificios de la calle Embajadores.
los que destacan Juan Antonio Alonso También, en 1927, se decidió el cambio
Muñoyerro (1886-1971) (Figura 1) y de denominación por Instituto Provin-
Juan Bravo Frías (1893-1937). El eleva- cial de Puericultura (IPP), que engloba-
do índice de mortalidad infantil en es- ba la Inclusa y los Colegios de acogida
de hospicianos tras cumplir los 6 años,
es decir, para las chicas el Colegio de La
Paz y para los chicos el Hospital de Des-
amparados, el Hospicio o el Colegio de
San Fernando3.

El 10 de enero de 1929 se inauguró en


la calle O’Donnell el colegio Nuestra Se-
ñora de La Paz, y se colocó la primera
piedra de la Inclusa por parte de Alfon-
so XIII4 (Figura 2). Hacia 1931 estaba ya
en marcha el IPP, si bien la inauguración
oficial no fue hasta el 23 de octubre de
1933, por parte del Presidente de la Re-
pública Niceto Alcalá Zamora5.

La arquitectura de la nueva Inclusa


muestra dos detalles que suelen que-
dar desapercibidos para los viandantes
Figura 1 de Madrid que pasan por delante del
Dr. Juan Antonio Alonso Muñoyerro.
Tomado de Pedro Espina Pérez2
edificio, todavía en pie, pero dedicado
a labores administrativas de la Comuni-
9
dad. Uno de ellos, a nivel de la calle, son
dos medallones de cerámica policroma-
da situados a ambos lados de la puerta
principal. Representa cada uno de ellos
a un niño recién nacido “fajado” con un
largo lienzo, como era costumbre hacer-
lo durante siglos (Figura 3).

Son una magnífica imitación de los que,


obra de Andrea della Robbia (s. XV-XVI),
adornan la fachada del Hospital de los
Inocentes en Florencia, institución pio-
nera en Europa de la atención a los ni-
ños abandonados (Figura 4).

Figura 3
Relieve en la entrada principal de la Inclusa

Figura 2
Inauguración del Colegio La Paz. ABC 11-1-1929

El otro detalle al que nos referimos tie-


ne relación con los cambios políticos
que tuvieron lugar durante el periodo
de la construcción del edificio. Iniciada
durante la Monarquía, se concluyó e
inauguró en la República y se colocó el
escudo de la Diputación Provincial re-
publicana, con su característica “corona
mural” y los cuarteles de las poblacio-
nes cabeza de partido judicial. De pre- Figura 4
ciosa cerámica talaverana, aún preside Relieve de Andrea della Robbia.
desde el frontón del último piso todo el Hospital de los Inocentes de Florencia
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republicano creó un Comité de Eva-
cuación presidido por el Sr. Giral. Pos-
teriormente, se transformó en Oficina
Central de Evacuación y Asistencia al
Refugiado. Fue el ministerio de Instruc-
ción Pública el iniciador de las colonias
escolares de evacuación o campamen-
tos donde se repondrían y gozarían de
tranquilidad. En seguida, el Ministerio
de Sanidad, a través de la Dirección de
Asistencia Social, se encargó tanto de
los refugiados como de la evacuación.
Figura 5
Escudo en el edificio de la Inclusa
Estas colonias se situaban en zonas ale-
jadas de los frentes, en especial en la
costa valenciana y alicantina, en Ara-
edificio siendo, posiblemente, el único gón y Cataluña o bien en el extranjero.
escudo republicano que permanece en Desde Madrid y algunas otras zonas se
Madrid (Figura 5). trasladarían hasta 6.500 niños a las 81
colonias valencianas. La evacuación de
La ubicación de la Inclusa, o del Insti- los niños en los primeros momentos se
tuto Provincial de Puericultura, tenía hizo en de forma no bien ordenada, con
unas condiciones favorables y otras no iniciativas de instituciones como la Di-
tanto. Entre las primeras, tenidas muy putación, el Ayuntamiento, Sindicatos,
en cuenta por quienes realizaron el el Socorro Rojo Internacional, etc.6,7.
proyecto, estaba su situación en el ex-
trarradio de la ciudad por su extremo Evacuación en 1936 de los ni-
Este, junto a las empinadas laderas que ños acogidos en la Inclusa y
descendían hasta el arroyo Abroñigal, Centros dependietes a las “co-
afluente del Manzanares por cuyo cau- lonias valencianas”
ce discurre hoy una parte de la autovía
M-30. El lugar era soleado en extremo, Poco antes del inicio de la Guerra Civil
lo que beneficiaba a la salud de los in- se produjeron cambios directivos y de
ternos. Por el contrario, y en relación personal auxiliar en el Instituto Provin-
con ese mismo aislamiento, los alrede- cial de Puericultura. Las Monjas de la
dores eran un foco de marginalidad y Caridad fueron expulsadas el 9 de julio
delincuencia, con frecuentes robos a de 1936 por la Diputación Provincial que
quienes se acercaban a la Inclusa y a los presidía Henche, en aplicación de la ley
edificios aledaños. de Confesiones, y tuvieron que aban-
donar en 24 horas las instalaciones2,8.
Algunos datos sobre la evacua- En el Colegio de la Paz se encontraba
ción de niños durante la Guerra entonces 1.250 asiladas, atendidas por
Civil española (1936-1939) 47 hermanas de la Caridad. Una de las
monjas que vivieron ese tiempo, sor
En Madrid, cuando en octubre de 1936 Irene, relataba, más de cuarenta años
comenzó el asedio militar, el Gobierno después, cómo la situación para ellas
11
se iba haciendo insostenible en los úl-
timos meses antes de que llegara la ex-
peditiva orden de expulsión. También
contaba que algunos empleados las
protegieron de amenazas de agresión
hasta que pudieron abandonar la Casa,
por supuesto vestidas de paisano, cobi-
jándose en pensiones hasta que acabó
la guerra. Cada monja trabajaba unas
14 horas diarias y al tener que dejar la
Inclusa, la asistencia se resintió. En el
diario Informaciones y en ABC se alude
a una crítica realizada frente a esta ex-
pulsión por parte del ex ministro de la
Gobernación, D. Rafael Salazar Alonso,
que había estado al frente de la Diputa-
ción Provincial ya que consideraba en
exceso radical esta aplicación de la ley.

Los doctores Alonso Muñoyerro y Bra-


vo Frías denunciaron a las autoridades
esa situación exigiendo que se dotara Figura 6
de personal con experiencia en pro- Doctor Enrique Jaso Roldán. La Voz-13-7-1936
porción de dos enfermeras por cada
monja. Asimismo, aprovecharon para
denunciar la carencia de otros muchos
recursos y la penuria a la que estaban
sometidos los niños y las madres lac-
tantes que convivían con ellos. Estas
quejas fundadas no sólo no fueron
atendidas sino que, como directa con-
secuencia de ellas, la Diputación cesó
fulminantemente a los dos médicos a
primeros del mes de agosto de 1936.
En su sustitución se nombró, como fa-
cultativo y director a un solo médico, el
Dr. Enrique Jaso Roldán (Figuras 6 y 7),
que había sido ayudante en el Centro. Figura 7
A cargo de las labores administrativas El Dr. Jaso Roldán hacia 1970. Historia de la Inclusa de
Madrid. P. Espina Fotografía cedida por su hijo, el Dr.
se designó a dos maestros de los que Jaso Cortés
desconocemos hasta el nombre y, por
supuesto, su cualificación. médico apreció la situación de escasez
de personal con insuficiente formación,
El Dr. Jaso conocía la Inclusa, pero en la falta de medicamentos y recursos
su visita obligada como nuevo director esenciales de enfermería, la suciedad,
12
la mala higiene, el hacinamiento, la des- más de 12 horas.
nutrición, la disentería y las infecciones
continuas. La mortalidad era alta. Falle- Sobre los avatares de la evacuación
cían 2-3 niños al día. Jaso inició una or- de la Inclusa poseemos el relato que
ganización del laboratorio, del lactario el propio Dr. Jaso hizo verbalmente a
y de las zonas de aislamiento o profi- la Dra. Mª Carmen Teruel en 1980. Es-
lácticas2,3. tas declaraciones están transcritas por
Pedro Espina Pérez en su Historia de la
El sitio o cerco de Madrid empezó a ser Inclusa de Madrid2, editada por el De-
intenso a partir de octubre de 1936 con fensor del Menor en la Comunidad de
lo que se generaron desabastecimiento Madrid en 2005. Espina fue administra-
y escasez de recursos. Pronto se vio ne- dor delegado del IPP desde 1969 hasta
cesaria la evacuación de los niños de la 1981. La obra constituye una magnífica
Inclusa que, entonces, eran unos mil. e insustituible fuente de datos sobre la
Inclusa.
No se encuentran datos escritos en la
prensa divulgativa o política de la épo- Jaso cuenta que el 19 de noviembre de
ca sobre la forma como se desarrolló 1936, encontrándose con su familia en
el traslado. En archivos, se encuentran un refugio antiaéreo por un bombar-
algunas referencias de como se hizo deo en la ciudad, recibió una carta en
la evacuación. Hemos realizado una mano en la que se le instaba sin más ex-
búsqueda en repositorios digitales: he- plicaciones a proceder el día siguiente
meroteca digitalizada de ABC y de La a la evacuación de los más de mil niños
Vanguardia, Biblioteca Nacional Espa- y madres acogidos en la Inclusa jun-
ña (prensa conservadora, liberal, oficial to a los niños residentes en el Colegio
como El Siglo Médico, La Voz, El Sol, El de la Paz y de las Mercedes o Colegio
Imparcial, Época, Mundo Gráfico, etc.), Pablo Iglesias. Solicitó urgentemente
y las publicaciones asociadas a médicos ayuda de víveres a la Diputación. Sólo
que formaban parte del personal de la recibió unas cajas de leche condensada
Inclusa. No hemos encontrado testimo- y 10.000 pesetas para todos los gastos
nios directos de participantes en estos que generase el viaje cuyo destino eran
sucesos de la evacuación de la Inclusa o las Colonias Infantiles de Valencia. Al
que los conocieran. preguntar el médico por los detalles
previstos para ese viaje a la Junta de
Parece ser que se efectuó un traslado Evacuación, únicamente le dijeron que
previo de niñas escolares del Colegio a la mañana siguiente saldría un tren
de la Paz y del Colegio Pablo Iglesias de la estación del Niño Jesús, situada
el 6 de octubre 19367. Se cita que se junto al hospital del mismo nombre y
evacuaron en tren unos 2000 niños con al parque de El Retiro9. El trayecto plan-
destino a Valencia (Aldaya, Burjasot, teado inicialmente desde la menciona-
Tabernes). Este dato proviene del tes- da estación consistía en utilizar el tren
timonio de una profesora responsable, hasta Colmenar de Oreja, de allí a Villa-
junto con otros profesores, de esta ex- cañas en autobuses, y luego, de nuevo
pedición (citado por Concepción Mon- en tren, a Alcázar de San Juan y, desde
forte Extremiana). El viaje duró poco esta población, en otro hacia Valencia.
13
No se le mencionó para nada a ningu- ciones que Jaso había recibido en Ma-
na persona de contacto durante todo el drid la víspera, esperaron inútilmente
viaje. la llegada de los autobuses que debían
La madrugada del 20 de noviembre se conducirlos en la etapa hasta Villaca-
organizó la expedición. El personal era ñas. Cuando Jaso y sus acompañantes
el dependiente de la Diputación de Ma- comprendieron que nunca vendrían a
drid. A Enrique Jaso Roldán, el director, por ellos, decidieron salir hasta las cu-
le acompañaron su mujer, Maruja Cor- netas de la carretera e intentar que se
tés, el padre de ésta, José Cortés Mu- detuvieran algunos de los muchos vehí-
nera, médico y ex concejal del Ayunta- culos de todo tipo que transitaban por
miento de Madrid, otros dos colegas ella hacia Levante con refugiados civiles
médicos pediatras, que no se especifi- que huían de un Madrid casi cercado
can en los documentos manejados por militarmente y sometido a constantes
los autores, con sus familias, y el doctor bombardeos. Pero, nadie paraba y las
Bernal, probablemente Pedro Bernal horas transcurrían con los niños en un
Fandos que, por entonces, era Secreta- estado lamentable. Entonces, un grupo
rio General de la Sociedad de Pediatría de milicianos que estaban en el pueblo
de Madrid y había sido médico ayudan- y a los que se dirigió Jaso para que se
te en la Inclusa. El resto del personal acercaran a ver la situación de criatu-
incluía una maestra, algunas enferme- ras y madres, tomó una decisión im-
ras sin precisarse el número y, también, perativa. Los milicianos, fusil en mano,
las madres internas que estaban en el se cruzaron en la carretera obligando
Instituto de Puericultura con sus niños a detenerse a camiones y autocares y
lactantes y de corta edad. Montados en montando en ellos a los desasistidos
unos pocos vagones del ferrocarril de que esperaban ateridos de frío acu-
vía estrecha fueron a parar a la esta- rrucados en la cuneta. Estos vehículos
ción de Colmenar de Oreja, a 60 km. de los transportaron hasta Alcázar de San
Madrid. Dicha estación estaba situada Juan, dejando de lado Villacañas.
en mitad del campo, a más de dos ki-
lómetros del pueblo. Allí, con el frío de La estación de ferrocarril de Alcázar
esa época del año, descargaron los es- en esa jornada era un lugar que sólo
cuetos equipajes y se dispusieron a re- puede imaginarse quien haya visto al-
correr ese trayecto a pie. Antes, cuenta guna escena de la película Doctor Zhi-
Jaso, una mujer que llevaba una cafete- vago. Unas 10.000 personas esperaban
ra preparó con agua y leche condensa- en los andenes y las vías para montar,
da un parvo y mísero alimento para los cuando llegase, en un solo tren. Nue-
niños más necesitados. En el pueblo les vamente, Jaso recurrió a sus dotes per-
habían señalado un edificio en el que suasivas, apoyadas por la comitiva que
no cabían ni mucho menos todos los llevaba tras de sí y, también aquí, como
evacuados, niños y adultos, por lo que en Colmenar, encontró una ayuda pro-
hubieron de distribuirse en algunas ca- videncial. El Jefe de Estación llevó a los
sas que buenamente les prestaron co- evacuados a escondidas hasta una vía
bijo durante unas horas. muerta, donde unos vagones vacíos es-
peraban para ser enganchados al tren
A la siguiente mañana, según las indica- antes de su entrada en la estación. En
14
do el gobierno republicano a Valencia10.
La Ministra les atendió y les proporcio-
nó un Colegio. Debió de tratarse del
Instituto de Asistencia Social “Gabrie-
la Mistral” y, probablemente, la “Casa
Hospicio de Nuestra Señora de la Mise-
ricordia”, dependiente de la Diputación.
En aquellas instituciones dejaron a las
criaturas acogidas, con hambre y “pa-
vor”, en palabras de Jaso. Éste se volvió
a Madrid, para abrir más adelante, de
nuevo, el Instituto de Puericultura. En
Valencia se quedó el Dr. Bernal.

Evacuación secundaria a otras


colonias escolares y posterior
regreso a Madrid
Según las declaraciones de Jaso, el
número de niños evacuados en no-
viembre fue de unos 1.000. No se
han encontrado relaciones al res-
Figura 8 pecto del número total de los que
En un pueblo de Levante, año 1937. Grupo de niños, en-
fermeras y madres internas procedentes del Instituto Pro- llegaron a esa capital.
vincial de Puericultura de Madrid en un chalet habilitado
para acoger a los niños de las colonias valencianas (Foto La evacuación definitiva se gestio-
cedida por un familiar). Tomado de P. Espina. Historia de
la Inclusa de Madrid. 2005 nó posteriormente, no sin dificul-
tades y con críticas por mala or-
ganización, por parte del Consejo
ellos se acomodaron mal que bien, ma- Provincial de Madrid y la Dirección
dres, niños y el escaso personal sanita- General de Evacuación y Refugia-
rio y auxiliar. dos. Existen listados parciales por
colonias de niños procedentes de
Así, pudieron llegar a Valencia. Jaso re- esa primera evacuación, en el año
fiere que el viaje duró tres días en to- 1937 y en 1938, tanto en Valencia
tal. No falleció ningún acogido durante capital, como el Viso del Marqués
el trayecto. Esto se puede considerar y Almagro (Ciudad Real) (Figuras 8
como un gran éxito de la expedición, y 9).
puesto que en la propia Inclusa se mo-
rían de dos a tres niños por día2,3. Otros se volvieron a trasladar a Ma-
drid, hacia 1938. De hecho, a fina-
En esa ciudad, Jaso se dirigió a las auto- les de 1938, se cierra el Instituto de
ridades y se entrevistó con la Ministra Asistencia Social “Gabriela Mistral”,
de Sanidad Federica Montseny2. El seis por no tener ya ningún acogido ni
de noviembre del 36 se había traslada- maestra en la Corporación.
15

Figura 9
Niños en la Beneficencia, Valencia. Instituto de Asistencia Social Maestro Ripoll

Dispensarios de Puericultura con


Existe un listado del Instituto Pro- asistencia controlada de todos los
vincial de Puericultura y Escuela ho- lactantes de la ciudad.
gar Maestro Ripoll (O’Donnell, 44),
donde se citan, a fecha 25 de junio Por tanto, de los niños trasladados
de 1938, según los datos reunidos a las colonias valencianas en 1936,
por los maestros encargados, 431 posteriormente, muchos volvieron,
niñas procedentes del conjunto de otros se quedaron allí y otros no
colegialas evacuadas a las Colonias sobrevivieron. No hay cifras exactas
de Levante. para cada grupo. También hubo pro-
hijamientos familiares de acogidos,
Según un oficio de Jaso de 16-7- aprobados por una Comisión Ges-
1938, se comprueba que por en- tora.
tonces los locales del Instituto se
encontraban absolutamente llenos: Epilogo
Lazareto, lactantes sanos (Cuna y
Hogar maternal), así como el Hospi- Al terminar la contienda, Jaso fue
tal. Jaso fue organizador durante el apartado de la Inclusa. En 1940 su-
Sitio de Madrid (1936-39) de varios frió un Expediente de Depuración
16
Político Social, que se revisó el 27
de febrero de 1956, fecha en la que
se le repuso al servicio activo como
especialista. A la dirección del IPP
volvió en 1940 Alonso Muñoyerro,
hasta su jubilación.

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14-10-1933, p. 33
17

Las enfermedades carenciales en


Madrid durante la guerra y la
posguerra. La pelagra. Los calambres y
el retraso de crecimiento de los niños
de Vallecas
José Manuel Fernández Menéndez*, Víctor
García Nieto**
*Hospital de Cabueñes, Gijón. **Hospital Universitario
Nuestra Señora de Candelaria, Santa Cruz de Tenerife

“La verdad es ésta. Los heroicos y gloriosos ejércitos que luchaban en la Ciudad
Universitaria estaban formados por la escoria del mundo. Basta fijar los ojos
en la lista de las fuerzas que los componían: la «Brigada Internacional» de los
rojos; la «Novena Bandera» del Tercio Extranjero de los blancos. Una y otra
receptáculo de todos los criminales, aventureros y desesperados de Europa”
Manuel Chaves Nogales

¿Cómo fue la vida en Madrid durante la ciones. Esta operación de apoderarse


Guerra? Frente a la esperanzada mirada de un camión cargado de víveres des-
épica de Antonio Machado (¡Madrid, tinados al vecindario hambriento de
Madrid! ¡Qué bien tu nombre suena, / Madrid y llevárselo a un sindicato, que
rompeolas de todas las Españas! /La tierra en circunstancias normales se llamaría
se desgarra, el cielo truena, /tú sonríes con sencillamente robo a mano armada, se
plomo en las entrañas) está la asqueada llama en la arbitraria y caótica termi-
mirada lúcida de Chaves Nogales: nología revolucionaria, «operación de
control». ¡Los camiones «controlados»,
“El problema más grave es el del abas- es decir, robados, son cada vez más nu-
tecimiento. En Madrid hay todavía de- merosos y el pueblo de Madrid muere
pósitos de víveres considerables, pero de hambre mientras los sindicatos aca-
están en poder de organismos incon- paran las subsistencias!”...]
trolables, principalmente de la FAI. Los
anarquistas, inverosímilmente previso- [... “La escasez de víveres hace que se
res, se han incautado de grandes canti- formen a la puerta de las tiendas colas
dades de subsistencias que tienen ocul- interminables de mujeres y chiquillos
tas y defendidas por sus más bizarros que permanecen día y noche a la in-
milicianos. «¡Sólo la FAI come carne!», temperie, bajo la amenaza de los bom-
exclama amargamente el vecindario”. bardeos. Los comerciantes elevan los
precios de día en día y aún de hora en
[... “Los camiones que vienen de Levan- hora. La Junta de Defensa acuerda fijar
te cargados de vituallas para Madrid los precios a que han de venderse las
son asaltados alternativamente por subsistencias y se esfuerza inútilmen-
grupos de milicianos anarquistas o co- te por conseguir que rijan, a lo menos,
munistas, que se incautan de ellos en durante siete días, y solo de semana en
beneficio de sus respectivas organiza- semana puedan irse elevando”...]
18
¿Cómo fue la vida en Madrid durante la tejido urbano de la capital. A partir de
Guerra? Hoy, nuestro propósito es hablar ahí Madrid permanece sitiado hasta los
de la fría mirada epistémica de Francisco últimos días de la guerra.
Grande Covián.
En los meses siguientes, el prolongado
asedio fue produciendo una devastado-
ra hambruna, hasta el extremo de que
la población madrileña fue sometida a
La malnutrición en Madrid un “verdadero experimento de hipoa-
limentación, análogo al que se pue-
La Guerra Civil comenzó en Melilla, la de realizar en un laboratorio”. En esta
tarde del día 17 de julio de 1936. Esa situación crítica emerge la figura del
misma tarde se conoce en Madrid la colungués Francisco Grande Covián (fi-
noticia del inicio de la sublevación mi- gura 1) quien, con enorme rigor y esca-
litar. Los desordenes consiguientes sos medios, efectuó diversos estudios
ocasionan que, de inmediato, ya desde sobre las carencias nutricionales de la
el día 18 de julio, se produzcan impor- población madrileña que, aún hoy, son
tantes alteraciones en la vida cotidia- referencia obligada en la bibliografía
na de los madrileños incluidas graves científica sobre desnutriciones colecti-
restricciones en el normal acceso a los vas por déficit de alimentos.
productos alimenticios. En la noche del
27 al 28 de agosto Madrid sufrió su pri- Fue el Dr. Juan Negrín López, cate-
mer bombardeo aéreo. A primeros de drático de Fisiología en la Facultad de
noviembre la línea de frente ya se ha Medicina de la Universidad Central de
establecido en los mismos lindes del Madrid, que ocupaba el cargo de minis-
tro de Hacienda al estallar la Guerra, el
que al comienzo de la contienda creó
el Instituto Nacional de Higiene de la
Alimentación. Estuvo ubicado en la ca-
lle Príncipe de Vergara 36, contiguo al
Cuartel General de Transfusión de San-
gre1. Para su dirección nombró a José
Puche, pero, dado que éste era rector
de la Universidad de Valencia, fue, en la
práctica, Grande Covián, que había sido
designado subdirector ejecutivo de di-
cho Instituto, el que desarrolló todas
las investigaciones tendentes a analizar
el valor calórico y nutricional de la in-
suficiente y monótona dieta disponible
en Madrid.

Con él colaboraron el neurólogo Ma-


Figura 1. nuel Peraita y Francisco Jiménez García
Francisco Grande Covián (1909-1995).
Fotografía realizada en 194110 quien ya tenía experiencia en encues-
19
tas nutricionales por su trabajo como tos obtenidos por Grande revelaron
asociado en la cátedra de Higiene de la que el término medio de la ración con-
Alimentación y de la Nutrición de la Es- sumida por la población civil madrileña
cuela Nacional de Sanidad de Madrid, durante los 19 meses en que efectuó
de la que era titular Enrique Carrasco su estudio fue de 1060 calorías/día, si
Cadenas. También colaboró, a partir bien osciló entre un máximo de 1554
de 1938, el otorrinolaringólogo y futu- calorías/día al inicio (agosto de 1937)
ro (entre 1954 y 1959) presidente del y un mínimo de 770 calorías/día en
Colegio Oficial de Médicos de Madrid, diciembre de 1938. Desde el punto de
Antonio Martín Calderín. vista cualitativo la dieta fue deficitaria
en proteínas, grasas, elementos mine-
Desde ese organismo, Grande pudo es- rales y vitaminas, muy particularmente
tudiar la ración alimenticia consumida en vitaminas del grupo B.
por la población de Madrid desde el ve-
rano de 1937 hasta el fin de la guerra, La leche era casi un producto de lujo,
basándose en cálculos realizados a par- tanto que llegó a adquirirse solo me-
tir de los datos del abastecimiento total diante receta médica. En el mes de
de la población. Ya desde los primeros agosto de 1937, ante su limitada dispo-
meses de 1937 faltaron todo tipo de nibilidad, el Colegio Oficial de Médicos
alimentos básicos como leche, carne, de Madrid dispuso que “solo se podrá
pescado, huevos y azúcar2. Progresiva- incluir la leche en las recetas oficiales
mente fue escaseando también el pan, de alimentos en los casos siguientes: en
hasta el punto de que, a modo de ardid los enfermos febriles agudos, en tuber-
desmoralizante, el 3 de octubre de 1937 culosos en periodo febril evolutivo, en
Madrid fue bombardeado con paneci- cardiacos descompensados, en ulcero-
llos. Las patatas eran difíciles de conse- sos de estómago y duodeno, compro-
guir. Frutas (con la excepción, durante bados, en nefropatías agudas y en pro-
un tiempo, de naranjas procedentes de cesos que determinan la imposibilidad
Valencia), verduras y hortalizas casi no de la deglución de sustancias sólidas”3.
había. En cambio, se pudo disponer de
arroz hasta que se interrumpieron las Una dieta estándar de los enfermos ca-
comunicaciones con Valencia. A partir renciales estudiados por Jiménez García
de agosto de 1938 las lentejas se con- y Grande Covian podía ser la siguiente:
virtieron en alimento casi único. Con
ironía, el pueblo famélico las llamaba “Desayuno.- Unos días sopa de ajo,
las “píldoras del Dr. Negrín”. El aporte otros malta sin azúcar. Comida.- Un
de productos animales fue muy bajo li- plato de lentejas con pan. Cena.- Un
mitado, casi exclusivamente, a bacalao plato de arroz con pan”4.
en salazón ya que el pescado fresco de
la costa del Norte no llegaba y el proce- Por término medio, el 71% de las ca-
dente de Levante era escaso2. lorías eran suministradas por glicidos
(sic), el 12% por grasas y el 17% restan-
Se acepta que un adulto sano que no te, por proteínas. En general, éstas pro-
efectúe un trabajo físico intenso debe cedían casi exclusivamente del pan y
ingerir unas 2400 calorías/día. Los da- las lentejas, y en menor proporción del
20
arroz, las judías o los garbanzos. Es de- fin, el edema de hambre. Una particu-
cir, su origen era exclusivamente vege- laridad resaltada por Jiménez García y
tal4. La dieta no era diferente en otras Grande Covián fue que “individuos so-
poblaciones españolas. Así, Ellis narra metidos a dietas muy parecidas, mos-
que la población infantil de Bilbao de la traban cuadros clínicos diferentes”4.
que, luego, una parte partiría hacia In-
glaterra, “vivía casi exclusivamente de La pelagra
arroz, legumbres secas, repollo y 35 g.
de pan negro al día por cabeza”5. La pelagra, llamada así desde que de un
modo muy descriptivo (pelle: piel; agra:
Los trabajos de Grande y sus colabo- áspera) el médico italiano Francesco
radores permitieron evidenciar cuales Frapolli le diera este nombre, haciendo
fueron los trastornos ocasionados por hincapié en una de sus manifestaciones
la extrema penuria alimenticia que co- clínicas considerada decisiva, es una
braron especial relieve en el Madrid si- enfermedad carencial extendida por las
tiado de la Guerra, a saber, la sorpren- amplias zonas de Europa en las que, a
dente epidemia de pelagra, el síndrome partir del siglo XVII, empezó a cultivarse
parestésico causálgico o de los “pies el maíz, originario de América, y en las
quemantes” (Peraita), el denominado que este alimento pasó a convertirse en
síndrome de Vallecas1 (figura 2) y, en un ingrediente destacado (a veces, casi
Figura 2.
Vallecas bombardeada. Fotografía tomada por Robert
Capa http://madridfree.com/vallecas-bombardeada-2/
21
exclusivo) de la dieta. Como es sabido, como neuritis ópticas retrobulbares,
el gerundense Gaspar Casal, médico en mielopatías funiculares, alteraciones
Oviedo de 1717 a 1751, y contertulio subjetivas de la sensibilidad y, al final,
de fray Benito Jerónimo Feijoo, en su alucinaciones1. En el artículo de Gran-
celda del Monasterio de San Vicente, de Covián y Jiménez García relativo al
cuando Oviedo era «la Atenas de Espa- tratamiento de la pelagra por el ácido
ña», fue el que en su Historia natural nicotínico, se citan cuatro niños con pe-
y médica del Principado de Asturias fijó lagra con edades comprendidas entre
con “palabras enjutas, precisas, claras, 11 y 15 años7. Sus síntomas más llama-
limadas y medidas durante años” (Ma- tivos fueron los cutáneos y los intesti-
rañón dixit) las características nosológi- nales con poca afectación neurológica
cas del entonces denominado «mal de y mental. En cambio, no se observó
la rosa»6. ningún niño entre los afectos de pela-
gra “sine pelagra”7.
La enfermedad estaba prácticamente
erradicada y curiosamente, en el Ma- Tradicionalmente, la pelagra se asocia-
drid sitiado de la Guerra, un Madrid en ba al consumo de maíz, pero en Madrid
el que no se consumía maíz, surgió una no se consumía maíz y se produjo pe-
auténtica epidemia. Grande Covián y lagra. Goldberger, citado más arriba,
Francisco Jiménez García tuvieron oca- había observado que en los hospicios
sión de atender en su consultorio a más y los asilos de EEUU se diagnosticaban
de 600 enfermos con esta enfermedad. muchos casos de pelagra, mientras que
Entre ellos, algunos cursaron sin lesio- no se observaba en las prisiones ni en
nes cutáneas (pelagra “sine pelagra”)7. los hospitales, lo que le hizo pensar que
la causa del problema estaba en rela-
La dieta estándar consumida por los ción con la alimentación. Mediante una
enfermos carenciales de Madrid, según dieta administrada a algunos “penados
Jiménez García y Grande Covián, era de la prisión de Rankin” consistente en
muy próxima a la utilizada por Goldber- poco más que maíz y tocino, produjo
ger y Wheeler para la producción expe- una pelagra experimental que se cu-
rimental de la pelagra en el hombre8, si raba administrando más leche y más
bien inferior a ella en valor calórico y carne. Después, vino el descubrimien-
contenido en grasas. to del ácido nicotínico en los extractos
hepáticos por parte de Elvehjem y la
En la primavera de 1938 comenzaron a demostración de su eficacia en el tra-
verse en el Instituto y en la consultas de tamiento de la variante de la pelagra de
los hospitales de Madrid los primeros los perros (black tongue)9. Más tarde,
pacientes con lesiones cutáneas en el se descubrió la relación de la pelagra
cuello, el dorso de las manos y los pies, con la dieta hipoproteica ya que nues-
además de alteraciones en las mucosas tro organismo puede sintetizar ácido
como glositis y diarreas. A finales del nicotínico a partir del aminoácido trip-
invierno de 1938 ingresaron pacientes tófano.
con alteraciones mentales que condu-
jeron al diagnóstico de pelagra. Los sín- A principios de 1938 Elvehjem publicó
tomas neurológicos eran muy diversos su hallazgo9, del que tuvo referencia
22
Grande Covián. Cuenta Marino Gómez cisco Grande Covián se incorporó como
Santos en su biografía, que nuestro au- Jefe del Departamento de Fisiología
tor buscó la nicotina en establecimien- del Instituto de Investigaciones Médi-
tos de productos agrícolas y de jardine- cas (IMM) fundado por Carlos Jiménez
ría, empleada para el tratamiento de Díaz. Iba a ocupar la plaza dejada por
los parásitos de las plantas10. Con ayuda Severo Ochoa. Según cuenta Gómez
de los químicos del Instituto se realizó Santos, en febrero de 1941 un grupo de
la síntesis que consiste en la oxidación la Fundación Rockefeller se trasladó a
de la nicotina con ácido nítrico y la se- Madrid y a través de la Dirección Ge-
paración del ácido como sal sódica. La neral de Sanidad, inició conversaciones
síntesis industrial se realizó en un labo- con Grande para exponerle un plan de
ratorio de la Universidad de Valencia estudios sobre la situación nutritiva en
con la colaboración del químico Gómez Europa10. El programa de la Fundación
Aranda7,10. Rockefeller fue desarrollado en el Dis-
pensario de Sanidad del barrio de Va-
Covián y Jiménez García comprobaron llecas que, en aquel momento, ofrecía
que el ácido nicotínico era muy eficaz un gran contraste con otros barrios de
para mejorar los trastornos intestinales Madrid. El equipo investigador estaba
y mentales y la pelagra “sine pelagra”. compuesto por el Dr. Robinson de la le-
Las lesiones cutáneas y las glositis me- gación americana y por Grande Covian
joraron en un buen número de casos, y Juan Rof Carballo por la parte del IIM.
si bien la curación parecía “ser debida Este último, años más tarde, sería un
a la mejoría de los procesos nutritivos gran experto en medicina psicosomá-
generales de los pacientes, más que a tica. Como controles, utilizaron a los
una acción específica del ácido”7. niños del Colegio Estudio, situado en
el barrio de Chamberí, adonde acudían
Acabemos esta sección con lo aconteci- niños pertenecientes a clases acomo-
do a un paciente que contaba 12 años. dadas.

Según nuestros autores, “presentaba Durante el periodo de las encuestas


una lesión cutánea extensísima que realizadas en el barrio de Vallecas du-
afectaba pies, piernas, rodillas, ma- rante el verano y el otoño de 1941 y el
nos, antebrazo, cuello y sobre todo, la invierno de 1941-42, nuestros autores
totalidad de la cara… A los 15 días de habían observado una alta frecuencia
tratamiento con ácido nicotínico, ese de calambres musculares que tenían
paciente se hallaba curado totalmente; “semejanzas clínicas con las que se
en el lugar de las lesiones solo aparecía observan en la hipocalcemia y la teta-
la piel renovada, fina e hiperpigmen- nia”11.
tada, y separada netamente de la piel
normal, como si se hubiese realizado En un segundo trabajo relacionaron la
un injerto cutáneo”7. presencia de calambres con la compo-
sición de la dieta12. Sólo en dos niños
Los calambres y el retraso de crecimien- se encontraron cifras bajas de calcio,
to de los niños de Vallecas Concluida la los que “probablemente se trataba de
Guerra Civil, en octubre de 1940, Fran- casos de tetania infantil”. La frecuen-
23
cia de calambres en las tres encuestas
realizadas osciló entre 12,7% y 39,7%
(esta última, en niños del sexo mascu-
lino). En el grupo de las familias con
miembros con calambres, se observó
una dieta con “pobreza en las grasas
y una ligera disminución de la cifra de
calcio, ya muy pobre”. En los 150 niños
de la escuela de un “barrio del centro
de la ciudad, pertenecientes a familias
de posición acomodada, la proporción
de calambres fue sólo del 2%”. El trata- Figura 4
“Variación de peso en función de la edad en los dos gru-
miento con unas tabletas que contenían pos de niños españoles” CE (Colegio Escuela) –línea su-
“una proporción adecuada de calcio y pra- y PV (Población de Vallecas) –línea infra-13
fósforo así como la ingestión diaria de 4
a 6 miligramos de tiamina durante pe- Rof Carballo y Jiménez García estudia-
ríodos de tiempo variables entre 8-3o ron el desarrollo pondero estatural de
días... consiguió hacer desaparecer 210 niños de Vallecas y de 64 del Co-
los calambres musculares o aminorar legio Estudio13. Los niños del “subur-
considerablemente su frecuencia”12. El bio madrileño sufren un retraso en su
tratamiento tanto con calcio como con desarrollo corporal que se caracteri-
tiamina (vitamina B1), impidió conocer za por una menor talla (figura 3) y un
si los calambres eran causados por dé- menor peso (figura 4) para igualdad de
ficit de uno u otro componentes o de edad. El retraso en el peso corporal es
ambos a la vez. superior al de la talla… Este retraso en
el desarrollo debe atribuirse principal-
En un tercer estudio, Grande Covián, mente a causas dietéticas y no solo a
carencias específicas, sino sobre todo
Figura 3 a insuficiencia cuantitativa de la dieta
“Comparación de las velocidades de crecimiento de los
dos grupos de niños españoles” CE (Colegio Escuela) consumida”13.
–línea supra- y PV (Población de Vallecas) –línea in-
fra-13
Epílogo

Los niños españoles que padecieron


la Guerra Civil no solo padecieron en-
fermedades secundarias a una nutri-
ción deficiente. Así, las enfermedades
más frecuentes diagnosticadas en los
niños vascos acogidos por el gobierno
británico fueron la fiebre tifoidea, la tu-
berculosis pulmonar, la pediculosis y la
sarna5.

Otra enfermedad nutricional no citada


más arriba, que se detectó en los años
24
posteriores a la Guerra Civil, fue el la- y Europa en los siglos XIX y XX. Seminari
tirismo. Se trata de una intoxicación d´estudis sobre la ciència. Valencia, 2011,
p. 291-321.
crónica con clínica neurológica produ-
cida por la acumulación de neurotoxi- 3. Gutiérrez Rueda C, Gutiérrez Rueda L. El
nas –principalmente alcaloides– debi- hambre en el Madrid de la Guerra Civil
1936-1939. Madrid: Ediciones La Librería,
do al consumo frecuente de almortas 2003.
(Lathyrus sativus). El latirismo se diag-
nosticó en los años 1941 y 1942, en 4. Jiménez García F, Grande Covian F. Algu-
nas observaciones sobre las dietas con-
los llamados “años del hambre” de la sumidas por los enfermos carenciales de
posguerra, en los que se consumió gran Madrid. Rev Clin Esp 1940; 1:41-47.
cantidad de harina de almortas. Fue
5. Ellis RWB. Effects of war on child health. Br
objeto de estudios minuciosos por va- Med J 1948; 1:239-245.
rios autores, especialmente, por Jimé-
nez Díaz. 6. Fernández J, Martínez V, eds. La huella de
Gaspar Casal. Homenaje de los médicos
asturianos en el 250 aniversario de la pub-
La madre de uno de los autores (VMGN) licación de la Historia Natural y Médica del
vivió la Guerra Civil en Madrid. Entre Principado de Asturias. Real Academia de
Medicina del Principado de Asturias, Ilustre
las anécdotas familiares, frecuente- Colegio Oficial de Médicos del Principado
mente repetidas, está aquella en la que de Asturias. Oviedo: HiFer Editor, 2013.
la entonces preadolescente acudió al
cuartel sito en el Ministerio del Ejercito 7. Grande Covián F, Jiménez García F. El
tratamiento de la pelagra por el ácido
para recoger las sobras de la comida de nicotínico. Rev Clin Esp 1940; 2:144-152.
los soldados, a razón de “dos cucharo-
nes por persona”. Esta vez no se trata- 8. Goldberger J, Wheeler GA. Experimental
pellagra in the human subject brought
ba de las “píldoras del Dr. Negrin”, sino about by a restricted diet, 1915 (Reprodu-
de “unos garbanzos más duros que una cido en Nutrition 1990; 6:357:360).
piedra que sabían dulces”. A la vuelta
9. Elvehjem CA et al. Isolation and identifi-
en dirección al domicilio familiar de la cation of anti-black tongue factor. J Biol
calle Goya, a la altura de la Puerta de Chem 1938; 123:137.
Alcalá, unos cañonazos aconsejaron a
10. Gómez Santos M. Francisco Grande Covián.
la joven ponerse en posición de ”cuerpo Madrid: Ediciones Temas de Hoy 1992.
a tierra” con la consiguiente caída del
contenido del ”cacharro de aluminio”. 11. Rof Carballo J, Grande Covián F. Calambres
musculares como síntoma carencial. I. Fi-
Esa noche, los pocos que quedaban de siopatología, características y frecuencia.
la familia, no cenaron. Rev Clin Esp 1943; 9:308.

12. Rof Carballo J, Grande Covián F. Calam-


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25

Algunos aspectos neonatológicos estu-


diados por Francisco Grande Covián
Pedro Gorrotxategi Gorrotxategi
C.S. Pasaia San Pedro (Osakidetza) Gipukoa

Introduccion la guerra civil española”.



Francisco Grande Covian es una per- Influencia de la nutrición mater-
sonalidad ampliamente reconocida na en las características de la
por sus trabajos sobre la desnutrición secreción láctea
infantil durante la guerra civil españo-
la. Algunos de los más importantes van Dos son los temas de índole neona-
a ser analizados en otros capítulos de tológica que analizó Grande Covián,
esta monografía como son las enfer- a saber, la relación de la desnutrición
medades carenciales diagnosticadas en materna con las características de la se-
Madrid en la guerra y en los años inme- creción láctea y su influencia en el peso
diatos de la postguerra. del recién nacido.

Francisco Grande Covián (1909-1995) Con respecto al primero de ellos el tra-
publicó una extensa obra, con nume- bajo que publicó el profesor Grande
rosos libros y artículos sobre nutrición, tenía por título “La secreción láctea du-
dietética, metabolismo intermediario y rante la hipoalimentación (Observacio-
composición corporal. Durante la con- nes en las madres lactantes de Madrid
tienda civil, trabajó en Madrid en el Ins- durante la guerra)”2 (Figura 1).
tituto Nacional de Higiene de la Alimen-
tación, ubicado en la calle Príncipe de En 1938, el Doctor Aldecoa Juaristi pu-
Vergara 36. Jesús Culebras, hijo de un blicó un artículo realizado en Bilbao,
compañero de Grande Covián y miem- durante el asedio al que fue sometida
bro de la Real Academia de Medicina esta ciudad en la guerra civil3. Aldecoa
y Cirugía de Valladolid, en un reciente se basó en las observaciones realizadas
artículo, dice que entre todos debemos entre el 22 de septiembre de 1936 y el
empeñarnos en que los trabajos cien- 23 de marzo de 1937. Estudió a 26 mu-
tíficos de Grande Covián se difundan jeres cuyo peso había disminuido entre
más1. Este es uno de los objetivos de un 20 a un 25% con respecto al que
este número relativo a la “Pediatría en tenían antes de la contienda. En sus
conclusiones, apuntaba lo recogido en
la literatura científica, es decir, que las
grandes deficiencias alimentarias no al-
teraban notablemente la cantidad y la
composición de la leche de las mujeres
lactantes y que los niños amamantados
en esas circunstancias presentaban una
Figura 1 normalización absoluta en su desarro-
26
llo y en sus funciones.
Sin embargo, en opi-
nión de Mª Isabel del
Cura y Rafael Huertas,
este trabajo tiene dos
grandes limitaciones,
a saber, el reducido
número de mujeres
estudiadas y el haber
realizado sólo el aná-
lisis del componente
graso de leche4.

Esas dos limitaciones


se obvian en el traba-
jo de Grande Covián,
que realizó su estudio
entre agosto de 1937
y diciembre de 1938.
Analizó 1118 muestras
de leche materna procedentes de ma- (desviación estándar y coeficiente de
dres desnutridas (que habían perdido variación). Grande Covián no observó
entre un 20 y un 30% de su peso con una disminución en el porcentaje de los
respecto al que tenían antes de la gue- principios inmediatos comparándolos
rra). Los datos provienen de las madres con los datos publicados por Marfan,
que acudían a los dispensarios de pue- analizados en mujeres sanas (tabla I).
ricultura de Madrid. En la recogida se Analizando la evolución de las caracte-
utilizaron tres muestras, las recogidas rísticas de la leche en los diferentes me-
al inicio, en medio y al final de la teta- ses, entre agosto de 1937 y diciembre
da, mezclándo muestras provenientes de 1938, tampoco observó diferencias
de ambas mamas. El estudio fue exce- (figura 2). Por lo tanto, sus conclusiones
lente tanto en lo relativo al volumen de fueron que el grado de desnutrición al-
las muestras como a la metodología. canzado en las mujeres cuya secreción
Así mismo, fue excelente lo relativo láctea habían analizado no había afec-
a los métodos estadísticos utilizados tado a su composición química.

Tabla I.
Diferencias en la composición de la leche entre madres de Madrid y un grupo de referencia
Principio inmediato % Referencia de Marfan
Grasa 4,04 (± 41,15) 3,6
Lactosa 7,13 (± 7,48) 6,8
Proteínas 1,54(± 17,10) 1,3
Valor calórico (Kcal/dl) 71,0 64,8
27
Los resultados que esperaba obtener, Influencia de la nutrición mater-
una disminución de los nutrientes y na en el peso neonatal
un menor contenido calórico no se
cumplían. Un estudio reciente, realiza- Si existe controversia entre la nutrición
do en Venezuela5, ha venido a confir- materna y las características de la se-
mar las sospechas iniciales del doctor creción láctea, no ocurre lo mismo con
Grande Covián. En este estudio se eva- respecto de la afectación en el peso del
luó la relación entre el estado nutri- recién nacido de las madres desnutridas.
cional materno y las concentraciones Los datos los expuso Gande Covian en un
de macronutrientes de leche materna artículo publicado en 1940 (figura 3)6.
madura. Se estudiaron 40 muestras de
madres divididas en dos grupos según Nuestro autor realizó una comparación
el IMC en eutróficas y desnutridas. Al de los pesos de los niños nacidos antes
analizar las características de la leche de la guerra con los de los que nacieron
de los dos grupos (tabla II), los auto- durante la guerra en Madrid, que había
res comprobaron que en las madres sufrido una gran hambruna. Para que hu-
desnutridas es significativa la disminu- biera homogeneidad en los registros utili-
ción de grasas y de proteínas y, por lo zó exclusivamente los datos de la Casa de
tanto, el valor calórico de la secreción Maternidad Santa Cristina. Comparó los
láctea. seis primeros meses de 1938 (durante la

Tabla II. Diferencias en la composición láctea entre madres eutróficas


y desnutridas en un trabajo realizado en Venezuela5
Desnutridas Eutróficas
Principio inmediato p
IMC: 16,9 ± 0,27 IMC 25,8 ± 0,02
Grasa 3,80 ± 0,32 5,5 ± 1,08 0,0001
Lactosa 6,06 ± 0,43 5,7 ± 0,45 0,0136
Proteínas 1,80 ± 0,21 2,4 ± 0,32 0,0001
Valor calórico
65,92 ± 16,68 83,25± 9,40 0,0002
Kcal/dl

Figura 3
28

Tabla III. Diferencias en los pesos en ambos sexos (1935-1938).


Análisis estadístico de las diferencias encontradas
Diferencia Cociente
Sexo 1935 1938
de pesos de Fisher
Niños 3,320 ± 0,495 Kg 3165 ±0,435 Kg 0,155 Kg 5,34
Niñas 3,190 ± 0,469 Kg 3,131 ± 0,417 Kg 0,059 Kg 1,96

guerra) y el mismo periodo de 1935 (an- del masculino, aunque supone que esta-
tes de ésta) y excluyó los recién nacidos rá relacionado con las particularidades
procedentes de partos prematuros o em- metabólicas de uno y otro sexo.
barazos múltiples.
Posteriormente, se demostró la exis-
Como se puede ver en la tabla III, entre tencia de alteraciones en el metabolis-
las niñas no se observaros diferencias, mo del feto en crecimiento cuando la
pero sí entre los niños. A pesar de no ser madre se ve privada de alimento. Estas
muy grandes (0,155 Kg) esas diferencias observaciones se realizaron a partir del
fueron estadísticamente significativas, estudio de la denominada “hambruna
ya que el cociente de Fisher fue mayor holandesa” ocurrida en ese país durante
de 3, concretamente 5,34. la segunda guerra mundial en el invier-

Esos mismos resultados hacen que


la curva de distribución de pesos
de 1938 esté desplazada hacia la
izquierda, es decir, hacia los pesos
más bajos, en relación al año de
1935, como se puede comprobar
en la figura 4.

En los comentarios, Grande Covian


añade que la pérdida de peso en
los niños varones, aun siendo sig-
nificativa, fue del 4,67%, es decir,
mucho menor que la de sus madres
que osciló entre el 10 y el 20%. No
obstante, no puede establecer una
relación entre el grado de pérdida
de peso de las madres y el de los
niños al no poseer los datos exac-
tos de todos los pesos de aquellas.
El autor no tiene explicación para
la mayor resistencia a la desnutri-
ción materna de los neonatos del
sexo femenino con respecto a los
29
no de 1944 a 1945. La región holandesa 2. Grande Covián F. La secreción láctea duran-
quedó al margen de las ayudas prove- te la hipoalimentación (Observaciones en
nientes de los aliados tras el desembarco las madres Lactantes de Madrid durante la
de Normandía. Las madres habían esta- guerra). Revista de Sanidad e Higiene Públi-
ca 1940; 2:180-188
do sometidas a una ingesta muy reduci-
da (400-800 kcal/día) durante el tercer 3. Aldecoa Juaristi JL. Contribución al estudio
trimestre de embarazo. Esta hambruna de la lactancia materna (Experiencia en la
provocó inicialmente una disminución Guerra de Bilbao). Revista de Sanidad e Hi-
del 9% del peso de los recién nacidos, giene Pública 1938; 1:241-245
de un 2,5% de la talla y de un 2,7% del
perímetro craneal7. Pero la alteración 4. Cura del MI, Huertas R. Alimentación y en-
metabólica causada en esos fetos en fermedad en tiempos de hambre. España
crecimiento causó daños a largo plazo. 1937-1947. Consejo Superior de Investiga-
Además de un bajo peso al nacimiento ciones Científicas 2007.
en la edad adulta, presentaron una me-
5. Álvarez de Acosta T, Rosell-Pineda M, Cluet
nor tolerancia a la glucosa y una mayor de Rodriguez I Valvuena E, Fuenmayor
resistencia insulina8. E. Macronutrientes en leche de madres
desnutridas. Arch Latinoamer Nutr 2009;
Esta asociación entre malnutrición ma- 59:159-165
terna e intolerancia a la glucosa podría
explicarse por una alteración perma- 6. Grande Covián F. Sobre el peso de los re-
nente en la función de las células beta cién nacidos durante la guerra en Madrid.
del páncreas o por una modificación Rev Clin Esp 1940; 1:501-504
en la sensibilidad tisular a la insulina
7. Stein Z, Susser S. The Dutch famine, 1944-
que ocurriría durante la vida fetal pero
1945, and the reproductive process. I.
que se manifestaría con posterioridad9. Effects on six indices at birth. Pediatr Res
También se ha observado que en las 1975; 9:70-76
personas nacidas durante esta ham-
bruna existe una mayor incidencia de 8. Ravelli AC, Van der Meulen JH, Michels RP,
enfermedades coronarias, trastornos Osmond C, Barker DJ, Hales CN, Bleker OP.
de los lípidos y aumento de la tasa de Glucose tolerance in adults after prenatal
obesidad10. Estos hallazgos han dado exposure to famine. Lancet 1998; 351:173-
lugar a la hipótesis de la programación 177
fetal, que establece que la enfermedad
9. Hales CN, Barker DJP. Type 2 (non-insulin-
cardiovascular y la diabetes tipo 2 se
dependent) diabetes mellitus: the thrifty
pueden originar por la adaptación del phenotype hypothesis. Diabetologia 1992;
feto a la malnutrición intrauterina11. 35:595-601

Bibliogafía 10. Painter RC, Roseboom TJ, Bleker OP. Prena-


tal exposure to the Dutch famine and disea-
1. Culebras JM. Grande Covián y la malnu- se in later life: an overview. Reprod Toxicol
trición infantil en la Guerra Civil Española; 2005; 20:345-352
comentario a dos artículos clásicos publica-
dos en Revista Clínica Española hace seten- 11. Vargas Serna G. Orígenes fetales de las
ta años. Nutr Hosp 2014; 30:695-698 enfermedades del adulto. Rev Horiz Med
2012; 12:41-45
30

Figura 1. Enrique Suñer (1878-1941)


31

La Guerra Civil y la tragedia del


profesor Enrique Suñer (1878-1941)
Juan José Fernández Teijeiro
Puericultor del Estado

E
Real Academia de Medicina de Cantabria
Fernando Ponte Hernando
Comité de Historia de la Pediatría AEP
Santiago de Compostela

l día 30 de abril de 1928 tomaba contemporánea de España. Los finales de


posesión como académico de nú- una monarquía decadente, abrieron las
mero de la Real Academia Nacio- puertas de la esperanza con la llegada de
nal de Medicina el profesor don Enrique Su- la República. Aquella verdadera revolución
ñer Ordóñez. En el acto de recepción leyó de intelectuales, no tardó mucho tiempo
el discurso «Notas médico-psicológicas so- en verse desbordada por los radicalismos
bre educación infantil». Sería contestado enfrentados de la izquierda y la derecha.
por el profesor don Tomás Maestre Pérez Suñer, monárquico, hombre de profundas
(1857-1936). Iba a ocupar el sillón número ideas religiosas, sobre una afianzada escala
36, vacante por el fallecimiento del doctor de valores tradicional desde sus principios
Pérez Valdés, y hoy perteneciente a la es- integristas, no podía encajar con docilidad
pecialidad de pediatría. Con toda solemni- en el nuevo régimen. Quizás, por ello, fue
dad era reconocida públicamente la rele- Suñer desde el primer momento un blanco
vante trayectoria profesional y académica cómodo para ser atacado con facilidad por
del doctor Suñer. Desde 1921 regentaba sus oponentes más extremistas.
la cátedra de «Enfermedades de la Infan-
cia» en la Universidad Central. En aquellos Es bien conocido lo que vino después.
años, ser catedrático en Madrid suponía la Guerra Civil, pasiones, venganzas, la de-
culminación en la carrera docente. Enrique rrota para unos y la victoria para otros.
Suñer lo había conseguido. Muy joven, con Los hechos deben ser contemplados en
solo 25 años había ganado en 1903 la cáte- su contexto histórico. El exilio de muchos
dra de Patología General en la Universidad intelectuales comenzó ya durante la perse-
de Sevilla. También por oposición en 1906, cución republicana y la posterior represión
tres años después, consigue la cátedra de del Frente Popular. La victoria nacional ale-
«Enfermedades de la Infancia» de la Uni- jó a muchos de su patria. Algunos jamás
versidad de Valladolid que desempeñará regresarían. A ese duro exilio, más allá de
durante quince años hasta su traslado a la nuestras fronteras, se unió un desgraciado
universidad madrileña. exilio interior propiciado por las senten-
cias del Tribunal de Responsabilidades Po-
Sin duda, Enrique Suñer ha sido uno más líticas. Las tristemente célebres depuracio-
entre los miles de profesionales que en nes, condenas incruentas y, en ocasiones
plena madurez, con una excelente prepa- cruentas, constituyeron una página negra
ración universitaria y una brillante carre- de los primeros años de la posguerra. No
ra, reconocidos en los ambientes sociales tardaron en decretarse amnistías, pero ya
y académicos, vivieron esos difíciles años el daño estaba hecho.
que cambiaron el rumbo de la historia
32

Una polémica trayectoria sus cargos, en 1939 será nombrado


presidente del Tribunal de Responsa-
En la biografía del profesor Suñer po- bilidades Políticas1 . Apenas dos años
demos definir tres etapas. La primera después, la muerte sellará su silencio
desde su nacimiento, juventud, y for- definitivo, y tal vez su sincero arrepen-
mación universitaria hasta obtener la timiento ante quienes consideró culpa-
cátedra de Valladolid en 1906. En la bles e imputó como sus enemigos.
segunda etapa, ya como un pediatra
destacado en el panorama nacional, lo- Los primeros años. Bachiller y
grará en 1921, también por oposición, universitario
la cátedra de «Enfermedades de la In-
fancia» en la madrileña Universidad Enrique Suñer y Ordóñez, nació en Poza
Central. Su prestigio aumenta. Son los de la Sal, provincia de Burgos, el 26 de
años de congresos, conferencias y pu- noviembre de 1878 (figura 1). Su ma-
blicaciones. La fundación y dirección dre doña Manuela Ordóñez, andaluza,
de la Escuela Nacional de Puericultura natural de Granada, está casada con el
significa un paso importante en el desa- Médico Titular del Ayuntamiento, don
rrollo posterior de la pediatría del país. Enrique Suñer y Martínez. De origen
valenciano, era doctor en Medicina y
La proclamación de la República en Cirugía por la Universidad Central, de-
1931 va a marcar esa tercera etapa de fendiendo en 1874 su tesis «Del pan,
su vida hasta que fallece diez años des- de sus alteraciones y adulteraciones y
pués. La figura del pediatra, vinculada modo de reconocerlas».
políticamente a la derecha, perseguido
y calumniado, brega con dureza tra- Enrique será el único hijo de ese ma-
tando de defender sus derechos y sus trimonio. Tras terminar los estudios
principios. Al final tendrá que luchar de bachiller en 1891, cursará la licen-
por mantener su vida. Refugiado en la ciatura de Medicina en la Universidad
Embajada de Francia, consigue pasar Central. Obtiene el grado de Licenciado
a la zona Nacional. Identificado plena- con fecha de 20 de octubre de 1899.
mente con los valores que defiende el Su expediente es brillante con sobre-
Alzamiento, ofrece su colaboración al salientes, premios y menciones hono-
Gobierno del General Franco. Las pá- ríficas. Por oposición, en 1897 gana la
ginas de su obra Los intelectuales y la plaza de Alumno Interno de la Facultad
tragedia de España (1937), escritas en de Medicina, y en 1899 es nombrado
plena contienda, solo pueden explicar- Ayudante Honorario de la asignatura
se desde la confrontación y la pasión de Patología General en esa Facultad.
de aquella crispada realidad y del aco- Con fecha de 10 de noviembre de 1900
samiento sufrido en los años preceden- alcanza el grado de Doctor en Medicina
tes. Al final de la guerra entrará en el y Cirugía por la Universidad Central con
carro de los vencedores. Restituido en su memoria: «Localización y funciones

1. Tuvo su inspiración en el Tribunal de Responsabilidades Políticas de la Dictadura, creado por la


República.
33
de los centros ópticos en el hombre». ción de la infancia». Enrique Suñer es
Las oposiciones a cátedras comisionado por el gobierno español
como representante. Presentará la
Desea dedicarse a la docencia univer- comunicación Contribución al estudio
sitaria. Mientras prepara oposiciones de la etiología y de la profilaxia de las
a cátedras es nombrado por concurso diarreas de verano de los niños peque-
de méritos Ayudante de Clínicas en la ños en España. Con él acudirán Martí-
Facultad madrileña. Se presenta a la nez Vargas, Sarabia y Tolosa Latour. (S.
oposición de la Cátedra de Patología Granjel, 1965, p.68). Una muestra del
General de la Universidad de Sevilla. reconocimiento de la pediatría españo-
El Tribunal lo designa para ocupar di- la en aquellos años es la colaboración
cha cátedra por unanimidad el 17 de de algunos pediatras, entre ellos Suñer,
noviembre de 1902. También tiene de- en los cuatro volúmenes del Tratado
finida su vocación por la infancia y sus Enciclopédico de Pediatría, dirigido por
enfermedades. Pronto pide la exceden- los alemanes Pfaundler y Schlossmann.
cia en la Universidad de Sevilla. En 1906 (Ibíd., p.69)
se presenta a la oposición a la cátedra
de «Enfermedades de la Infancia» de la La edición en 1918 de su tratado de
Universidad de Valladolid. Obtiene la Pediatría Enfermedades de la infancia.
plaza y por encontrarse pensionado por Doctrina y clínica, constituye un paso
sus estudios en Bonn, Alemania, toma importante al publicar en lengua es-
posesión de la misma en el Consulado pañola una actualización de los conoci-
de España en Colonia el 17 de diciem- mientos científicos de la moderna pe-
bre de ese año. diatría. A esta primera edición en tres
volúmenes, le seguirá tres años des-
Al incorporarse a la Universidad de Va- pués la segunda en dos volúmenes. En
lladolid, pronto destaca su labor como Valladolid permanecerá durante quince
docente y su participación en institu- años. Oposita a la cátedra de «Enferme-
ciones preventivas a favor de la infan- dades de la Infancia» en la Universidad
cia. Son numerosas las publicaciones Central, Suñer logra la plaza y tomará
que realiza, así como su participación posesión el 28 de abril 1921.
en congresos. En 1908 publica Curso de
Medicina Infantil, que será la base de La cátedra de Madrid. La Es-
su obra posterior. En Valladolid su pres- cuela Nacional de Puericultura
tigio lo lleva a ser elegido presidente
del Colegio de Médicos de la provincia En esta nueva etapa vivirá los años que
y, además, será designado Académico lo consagrarán definitivamente como
de número de la Real Academia de Me- un maestro de la pediatría, pero el des-
dicina de Castilla la Vieja, leyendo su tino le tiene reservado unos años muy
discurso de ingreso con el tema «Fun- comprometidos. La universidad no es
damento del tratamiento dietético en ajena a las provocaciones, las pasiones
los nefríticos» (1908). y rencores que precipitarán la guerra
civil. Las circunstancias van a ser deter-
El año 1911 tiene lugar en Berlín el «III minantes para que una oscura nebulo-
Congreso internacional para la protec- sa desluzca su renombre como ilustre
34
pediatra los últimos años de su vida. Estas líneas, escritas años después en
sus recuerdos, nos permiten traslucir la
Aunque su llegada a Madrid está colma- amargura con que se opuso a una Uni-
da de proyectos e ilusiones, su presen- versidad convulsionada por la discordia
cia en el Claustro de la Facultad de San y los enfrentamientos. Monárquico y
Carlos no es cómoda. Para Suñer era su conservador, muy tradicional, no podía
«alma mater, llena de vivos recuerdos ver con buenos ojos la deriva hacia un
emotivos» (Suñer, 1937, p.51). Recuer- cambio en el sistema político, y mucho
da a los que fueron sus maestros, entre menos, por supuesto, los movimientos
los que estaban, entre otros, Gómez izquierdistas que atacaban sus princi-
Ocaña, Cajal, Olóriz… pios morales y religiosos.

En vez de aquel antiguo conjunto de Con la Dictadura de Primo de Rivera, Su-


ilustres catedráticos, eminentes no ñer es nombrado miembro del Consejo
solo por su Ciencia, sino por la aus- Superior de la Infancia, y por R.D. de 23
teridad ejemplar de su vida, la Fa- de mayo de 1923 es creada, por inicia-
cultad presentaba otros indudable- tiva del doctor Enrique Suñer, la Escue-
mente de talento y saber; pero con la Nacional de Puericultura, adscrita al
modos y costumbres muy distantes citado Consejo (figura 2). En esa misma
de las que convenían a la juventud fecha se comisionaba a los doctores Su-
escolar y a la Patria. (Suñer, 1937, ñer, Tolosa Latour, Pulido y Murillo para
pp. 52-53). que redactaran su reglamentación y

Figura 2. Escuela Nacional de Puericultura. Lecciones a las niñeras (1927)


35
normativa de funcionamiento. nitario (figura 3). Entre los cientos de
pediatras que se formaron con el pro-
Suñer fue el primer director de la Es- fesor Suñer destacaremos cuatro que
cuela Nacional de Puericultura. Los llegarían a ser catedráticos de Pedia-
doctores Eleizegui, Piquer, Martín Cor- tría. Fueron Francisco Zamarriego Gar-
tés, González Álvarez, Alonso Muñoye- cía (1898-1950), Rafael Ramos (1907-
rro, Bravo Frías, Tolosa Latour, Velasco 1955), Tomas Sala Sánchez (1904-1969)
Pajares y Cavengt Gutiérrez, fueron y Ciriaco Laguna Serrano (1905-1991).
sus primeros colaboradores, formando
parte del profesorado. El fundamento La República y la Guerra Civil
de este Centro constituyó la base para
crear otras escuelas provinciales como Suñer es nombrado Consejero de Ins-
las de Sevilla (1926), Gijón (1927) y Va- trucción Pública en los años finales
lencia (1928). El empuje e influencia de de la dictadura de Primo de Rivera. La
Suñer fue decisivo en esos proyectos. confrontación universitaria de aquel
período desborda los sentimientos y
En la historia de la pediatría española, las creencias de un desolado Enrique
la Escuela Nacional de Puericultura, Suñer. Con el gabinete Berenguer es
durante muchos años -antes y después cesado en ese cargo. Define su postu-
de la guerra civil- ha sido esencial en la ra cuando en 1930 acepta intervenir en
formación de especialistas en pediatría, un mitin público, en el Teatro Alcázar,
tanto de médicos como de personal sa- organizado por estudiantes católicos.

Figura 3: El doctor Suñer -en el centro- en un acto de la Escuela Nacional de Puericultura (1940)
36
Protestan ante la discriminación que […] fue la primera la suspensión
sufrían en la universidad con respecto de empleo en mi cátedra, decreta-
a las ventajas que recibía la FUE. «Pare- da por el decano de la Facultad de
cía absolutamente evidente que un plan Medicina, Sebastián Recasens, con
misterioso fraguaba una conmoción la advertencia hecha por Marcelino
importante en la vida española. Hasta Domingo, Ministro de Instrucción
llegué a expresar mi convencimiento pública, de formación de expedien-
de que la táctica empleada recordaba te, con destitución definitiva, por
exactamente la seguida por los comu- mi comportamiento en los finales
nistas rusos» (Suñer, 1937, p. 157). del pasado Régimen, decretado por
el tristemente célebre “Licenciado
La actuación de Suñer en el mitin fue Pascua”, hoy embajador en Rusia
recogida por los periódicos derechistas de la roja España, privándome de la
y Ángel Herrera Oria, el abogado funda- dirección de la Escuela Nacional de
dor de ACNP2 y director de El Debate, Puericultura, fundada por mí, en la
lo invitó a colaborar en ese diario con cual había con esfuerzo firme traba-
una sección de puericultura. La Repú- jado durante cinco años en benefi-
blica está al caer, y unos días antes, el cio de nuestros niños, y cuya solidez
27 de marzo de 1931, publicará el ar- debió ser tan grande, cuanto que los
tículo La Puericultura de la Revolución recién llegados no se atrevieron a
ante los sucesos ocurridos en San Car- suprimir la institución que yo había
los, denunciando la falta de autoridad y creado. (Suñer, 1937, pp.188-189)
la desacertada actuación de las fuerzas
de orden público. Son muy duros los Suñer no se detiene. Lucha con su ver-
ataques que recibe Suñer por ese es- dad y con la Ley. En 1935 (Blanco y Ne-
crito, tanto por parte de la Facultad de gro, p. 14) logra recuperar en los tribu-
Medicina como por el Colegio de Médi- nales la dirección de la Escuela. Pero la
cos. Como desagravio unos días antes tragedia lo persigue. A los pocos días
del 14 de abril, por iniciativa de El De- del Alzamiento del 18 de julio de 1936,
bate, recibirá un homenaje en el Hotel un decreto de la Gaceta de Madrid pu-
Nacional. Entre otros estarán presentes blicado el día 22, va a determinar el
Víctor Pradera, Ramiro de Maeztu y cese en la cátedra y en todos sus cargos
Luca de Tena por ser considerado «enemigo del Régi-
men». Junto con él, entre el 3 y el 18 de
Así, con la llegada de la II República, co- agosto es decretado el cese de Antonio
mienza esa tercera etapa de la vida de Royo Villanova, Pedro Sainz Rodríguez,
Enrique Suñer. Con amargura e ironía, Severino Aznar Embid, Lorenzo Girones
él mismo relatará cómo fue premiada Navarro, José María Yanguas Messía,
su labor: Vicente Gay Forner, Alfonso García Val-
decasas, Gonzalo del Castillo Alonso,

2. Asociación Nacional de Propagandistas, fundada por Ángel Herrera Oria (1886-1968).


Abogado del Estado, sería ordenado sacerdote en 1940, y nombrado Obispo de Málaga en
1947.
37
Ángel A. Ferrer Cagigal, Salvador Gil España. Habla de la necesidad de una
Vernet, Martiniano Martínez Ramírez, redención y limpieza. Enrique Suñer ya
Francisco Gómez del Campillo, Eduardo está en el carro de los que pronto van
Pérez Agudo y Blas Pérez González; y a ser vencedores. En febrero de 1939,
el día 28 de agosto, José María Gil Ro- dos meses antes del final de la contien-
bles. da, Suñer es nombrado presidente del
Tribunal de Responsabilidades Políti-
“Los intelectuales” y el epílogo cas. Su labor depuradora se extenderá
de una tragedia desde la enseñanza al resto de ámbitos
de la vida pública española.
En el contexto de la tragedia que vivió
España entre 1936-1939, es fácil enten- La firma de Enrique Suñer aparecerá
der la identificación de Enrique Suñer, rubricando miles y miles de expedien-
como la de otros muchos españoles, con tes. Llega la Victoria. Desde esa ceguera
la causa defendida por el Movimiento triunfal asume ese papel de ángel ven-
Nacional. Trató de salvar su vida, como gador y justiciero. Con todos los hono-
tantos otros. Recordemos a Gregorio res recupera los cargos que le habían
Marañón que había sido “partero de sido arrebatados: la cátedra de Pedia-
la República” y huyó a Francia. Suñer, tría , la dirección de la Escuela Nacional
tan pronto pudo, logró llegar a Burgos de Puericultura, el sillón en la Real Aca-
en la zona nacional. Y si salvar la vida demia de Medicina, la presidencia del
es importante, no era menos defender Colegio de Médicos de Madrid…, tiene
sus principios. La personalidad y presti- 62 años. Un cáncer agresivo no tardará
gio de Enrique Suñer era bien conocida en dictar su sentencia definitiva el 27
y la Junta Técnica del Estado lo nom- de mayo de 1941. Al día siguiente, tras
bra primero vicepresidente y después los funerales en San Jerónimo el Real,
presidente de la Comisión de Cultura un solemne cortejo fúnebre llevará sus
y Enseñanza, sustituyendo a José María restos al cementerio de la Almudena.
Pemán (Vegas L., 1978, p.98). Con valor y humildad aceptó la realidad
de ese inevitable destino. Pidió perdón,
En plena lucha fratricida, año 1937, Su- uno a uno, -confidencia del profesor
ñer edita en Burgos Los intelectuales y Sánchez Villares- ante los que conside-
la tragedia de España. No resulta fácil ró agraviados por la dureza de su plu-
entender hoy, en ese desafortunado re- ma. Aquellas depuraciones fueron las
lato de un hombre humillado y perse- más amargas recetas que pudo firmar
guido, el rencor, la hostilidad y la saña el Dr. Enrique Suñer.
que denuncia en sus páginas. Muchos
nombres e instituciones son objeto de ¿Es posible que una revolución, una
su animadversión. Desde Giner de los guerra, pueda convulsionar la mente y
Ríos, con su Institución Libre de Ense- la brillante trayectoria de un profesio-
ñanza, pasando por Marañón, Pittaluga, nal? Difícil nos resulta dilucidar cómo
Recasens, Nóvoa Santos –ya fallecido-, un pediatra, un excelente pediatra –por
Negrín…, pocos se salvan de sus ataques qué no decirlo– como lo fue el profe-
y mordacidad. Estos “intelectuales” son sor Suñer, hubiera llegado a ocupar la
los culpables de la tragedia que vive presidencia de aquel espinoso Tribunal.
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Esta sombra tampoco puede encubrir • Blanco y Negro. 12 de mayo (14),
su trascendental contribución al desa- 1935
rrollo de la pediatría española. Evocar
hoy su figura y su obra nos revela ese • Brusi Méndez MC. Estudio bio-biblio-
trágico y funesto destino. Pero no de- gráfico del profesor don Enrique Suñer.
bemos, ni tampoco queremos, ser no- Tesis doctoral. UCM: Madrid, 1957
sotros ahora los jueces. Esa es la misión
de la historia. • Sánchez Granjel L. Historia de la Pe-
diatría Española. Universidad de Sala-
Bibliografía manca, 1965

• Archivo General de la Administración • Suñer E. Localización y funciones de


(AGA). Expediente de oposición entre los centros ópticos en el hombre. Tesis
Doctores a la Cátedra de Patología Ge- doctoral (Manuscrito). Madrid: Uni-
neral con su Clínica, vacante en la Uni- versidad Central, 1900
versidad de Sevilla (1902-1903). Enri-
que Suñer Ordóñez. IDD (05)019.001, • Suñer, E. Enfermedades de la Infancia:
caja 32/07522, exp. 5435-29 Doctrina y clínica. Valladolid: Talleres
Tip. Cuesta, 1918
• AGA. Expediente de oposición a la
Cátedra de Enfermedades de la Infan- • Suñer, E. Notas médico-psicológicas
cia, vacante en la Universidad Central sobre educación infantil. Discurso de
de Madrid (1920-1921). Enrique Su- ingreso como Académico de Número.
ñer Ordóñez. IDD (05)019.001, caja Real Academia Nacional de Medicina.
32/07568, exp. 5455-4 Madrid: Talleres Tip. Velasco, 1928

• Archivo de la Universidad Central. Ex- • Suñer, E. Los intelectuales y la tragedia


pediente personal del doctorado de de España. Burgos: Ed. Española, 1937
Enrique Suñer Ordoñez, 1902
• Vegas Latapié E. Los caminos del des-
• Archivo Histórico de la Universidad de engaño. Memorias políticas 1936-
Valladolid. Expediente personal del 1938. Madrid: Tebas, 1987
profesor don Enrique Suñer Ordóñez
(1906-1921). AHU. UVA. Leg. 2535-50
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