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SECUENCIA DE CONTENIDOS

1- Vanguardias artísticas europeas. Análisis de los principales movimientos, artes


plásticas, arquitectura, diseño. El cine y la fotografía.
2- Artes plásticas en Latinoamérica y Uruguay en la primera mitad del siglo XX. La
influencia de las vanguardias y la construcción de un arte propio.
3- Arquitecturas modernas y tradición académica. El movimiento moderno y los
congresos del Ciam. La Bauhaus y su propuesta pedagógica. Frank Lloyd Wright. El art
decó. La pervivencia del clasicismo monumental. El Uruguay en las primeras décadas,
influencias, variedad de lenguajes. Desarrollo urbanístico de Montevideo.
4- La segunda postguerra. Movimientos más representativos: expresionismo abstracto,
informalismos, arte cinético y óptico, pop art, hiperrealismo, arte madí, etc. El cine.
5- Las artes plásticas en las últimas décadas- Nuevos territorios y cruces artísticos: el
género, el cuerpo, la transculturalidad y la multiculturalidad, lo virtual, lo efímero, lo
conceptual, la acción. Los nuevos lenguajes y la disolución de los límites. Bienales y
museos como espacios de legitimación del arte. Las artes fuera del territorio europeo y
norteamericano.
6- La arquitectura en las últimas décadas. La “internacionalización” de la arquitectura
moderna. Los cuestionamientos: la postmodernidad y el Team X. Marcos conceptuales
para la construcción de la nueva ciudad y su arquitectura: la tecnología, el lugar, la
abstracción, la naturaleza, la historia, el patrimonio. Montevideo en las últimas
décadas: desarrollo edilicio y arquitectura representativa.
EL ARTE COMO EXPRESIÓN.

El expresionismo. Por lo general se considera


como una expresión del arte alemán de
principios del siglo XX, pero en realidad es un
fenómeno europeo que tiene dos focos distintos:
1. Los fauves (fieras): movimiento francés,
2. Die Bruke (el puente): movimiento alemán.
Ambos movimientos nacen juntos (1905)
y desembocan en el cubismo en Francia (1908) y
en la corriente Der Blaue Reiter (el caballero azul)
en Alemania (1911).

Su origen común es la tendencia anti –


impresionista que surge dentro del mismo
impresionismo, como forma de superar lo
sensorial. Literalmente expresión es lo contrario
a impresión.

“La impresión es un movimiento que va del


exterior al interior: la realidad (el objeto) se
imprime en la conciencia (el sujeto).
La expresión es el movimiento contrario, el que va del interior al exterior: es el
sujeto quien se imprime a Sí mismo en el objeto”.
Mientras que el impresionismo manifiesta una actitud sensitiva en relación con
la realidad, el expresionismo tiene una actitud volitiva, incluso agresiva. Bien porque el
sujeto asume en sí mismo la realidad subjetivándola, bien porque se proyecta sobre ella,
objetivándose, el encuentro entre el objeto y el sujeto (el encuentro de lo real) sigue
siendo fundamental. Si bien el expresionismo es la antítesis del impresionismo, lo
presupone, ambos son movimientos que exigen el compromiso tota del artista con el
problema de la realidad, si bien el primero lo resuelve en el plano del conocimiento y el
segundo en el plano de la acción.
El expresionismo no nace en contradicción con las corrientes modernistas, sino
dentro de ellas, como superación de su eclecticismo, como concentración de la
búsqueda en torno al problema de la razón de ser y de la función del arte. No busca el
progreso universal sino la superación dialéctica de las contradicciones históricas.

No se puede negar que los movimientos de los fauves y de Die Briicke siguen
relacionados con sus respectivas tradiciones figurativas nacionales; uno aparece como
un fenómeno típicamente francés y otro alemán, pero en ambos hay que excluir una
intencionalidad nacionalista: toma conciencia de las distintas tradiciones con el fin de
superarlas, a fin de dar vida a un arte históricamente europea. La corriente de los fauves
no habría nacido si a fines del siglo (interés por conocer y orientación clásica del
impresionismo) no hubieran aparecido iniciativas de procedencias nórdicas y con un
marcado acento romántica: el ansia religiosa (protestante) de Van Gogh y el fatalismo,
la idea de predeterminación, la angustia de Munch. La corriente de Die Brucke no habría
nacido en Alemania a finales del siglo XIX si la cultura alemana no teoría del arte en la
que el impresionismo asumía el papel que le correspondía, es decir, una rigurosa
investigación sobre el valor de la experiencia visual como primer y especial momento de
a relación entre el objeto y el sujeto.
Para ambos movimientos la exigencia fundamental es la solución dialéctica y
conclusoria de la contradicción histórica entre clásico y romántico, entendidas como
constantes de una cultura latino – mediterránea y una cultura germano – nórdica.
Para Matisse la solución es un clasicismo originario y mítico, universal; pero,
precisamente por ello, carente de los contenidos históricos del clasicismo. Pero superar
los contenidos históricos no significa situarse fuera o por encima de la historia, sino
sentir que una historia moderna no puede y ya no debe ser una historia nacional. Es
enfrentar con conciencia la situación del presente. Es en este punto que surge la
disensión con la sociedad que no quiere resolver, sino exasperar, las divergencias entre
la cultura latina y germánica: la guerra.
El grupo de los favues no es homogéneo y carece
de un programa definido. Carecían de una bandera
ideológica, su polémica social estaba implícita en su
poética. Por ello se pueden excluir a dos artistas que se
movían en el terreno del expresionismo: G. ROUAULT
(1871 – 1958) y P. PICASSO (1881 – 1973), preferían la
actitud cautica y mordaz de Toulouse y la agresividad de
Daumiera a la violencia visual de los fauves. Será precisamente Picasso quien ponga
en crisis el movimiento de los favues y quien con el cubismo abra una fase revolucionaria
del arte moderno.

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