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Podemos observar este sentimiento desde que nuestro hijo es todavía bebé y,
aunque cada niño sea diferente, algunos son más sensibles y se asustan con más
facilidad. Hay tantos miedos como personas, pero algunos aparecen de forma
frecuente a lo largo de las distintas etapas por las que va pasando el niño en su
primera infancia:
A partir de los 5-6 años, el niño comienza a ser más consciente de lo que significa
la muerte y puede ser una etapa en la que se haga muchas preguntas Miedo a los
extraños. Entre los 6-8 meses muchos bebés comienzan a mostrar temor a los
extraños. Los padres suelen sorprenderse ya que no habían notado esto hasta
entonces. Esto es señal de que ha aumentado la capacidad y sensibilidad del
bebé para darse cuenta de con quien está. Será importante que cualquier cambio
que tenga el niño en su vida sea gradual y acompañado de sus papás. Por
ejemplo, si la madre empieza a trabajar y deja al niño con una cuidadora, podrá
empezar estando ella unos días mientras su hijo conoce a esta nueva persona.
El miedo es una emoción instintiva y actúa en nuestro cuerpo como una señal de
alarma. Dentro del cerebro, la amígdala es la responsable de detectar cualquier
peligro, avisando a nuestro cuerpo para que este se ponga en marcha y se
defienda. Por lo tanto debemos ver esta señal como algo que nos protege frente a
los peligros, ya sean estos reales o imaginarios. A los padres les suele resultar
difícil consolar a su hijo cuando está asustado y dudan sobre cómo reaccionar.
¿Hablamos sobre ello? ¿Le acompañamos a la cama? ¿Le quitamos importancia?
¿Dejamos una luz encendida por la noche?
Es importante no ridiculizarle. Por ejemplo: "Pero ¿por qué lloras? Tener miedo es
de bebés, ya sabes que las brujas no existen". Avergonzar al niño sólo hará que
se sienta confuso por sus sentimientos.
Cuando el niño aún no tiene la edad adecuada para separar fantasía de realidad
no es aconsejable que vea películas o programas con imágenes violentas o con
personajes que les pueden causar temor.
Además de los miedos más frecuentes, el niño puede pasar por momentos de
temores por distintas circunstancias. Será de gran ayuda que los padres puedan
reflexionar sobre algunos aspectos:
¿Ha tenido el niño una mala experiencia anteriormente, algún suceso que le
puede estar asustando?
Si es así podemos hablar con el niño sobre este suceso que le preocupa tratando
de buscar soluciones juntos. También los cambios en las rutinas pueden hacer
que el niño se sienta intranquilo. Por ejemplo: un cambio de casa, de colegio, un
nuevo hermanito, separación de los padres etc.
A veces escuchamos: "O te comes todo o te llevará el hombre del saco", "O te
portas bien o te encerraremos en el cuarto oscuro"... Esto tendrá consecuencias
negativas a largo plazo ya que el niño aprenderá a obedecer por miedo, no porque
vaya interiorizando las normas y pautas de comportamiento.
La mayoría de los miedos van disminuyendo a medida que el niño se hace mayor,
ya que va aumentando su capacidad cognitiva. Pero si los miedos del niño son
excesivos, empiezan a interferir en su modo de vida y se prolongan en el tiempo,
será bueno consultar con un profesional que ayude a los padres a entender qué le
está pasando al niño y cómo ayudarle.