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Pregunta N°1.
¿Cuáles son las distintas instancias de gobierno corporativo de Enron y cómo funcionan?
El Gobierno Corporativo trata de una “Disciplina Empresarial” necesaria para mantener una
relación estable y productiva entre los participantes de cualquier organización. La
Transparencia y la Rendición de Cuentas son elementos esenciales de una buena gestión y
un requisito para la buena salud de las organizaciones.
IV. Comité Financiero. Se constituyó con la finalidad de revisar las transacciones de las
SPE y de instaurar mayores controles en las que potencialmente podrían existir
conflictos de interés.
Además, Enron contaba con un grupo independiente que estaba encargado de la Evaluación
y el Control del Riesgo (RAC), el que era dirigido por un Agente de Riesgos en Jefe. Para el
sistema de Control de Enron era muy importante su Código de Ética, sin embargo, al parecer
no fue tomado muy en cuenta, a pesar de que todos los empleados debían certificar por
escrito que habían cumplido con dicho código.
Las señales de alertas que el Directorio y el Comité de Auditoría deberían haber advertido
respecto a los problemas que la Compañía estaba enfrentando, eran aquellos relacionados
con los Reportes Financieros. Si bien, el modelo de negocios de Enron era muy complejo,
este siempre estaba al límite contable. Debió llamar la atención las valorizaciones contables
de sus contratos comerciales a Largo Plazo, al permitir el uso de la contabilidad de valor
presente neto. Según este enfoque, conocido como mark to market, es decir, el método
por el cual el valor de los activos se contabilizaba por su precio de mercado en cada
momento del cierre contable. Este criterio contable era utilizado por Jeff para poner a valor
presente neto los flujos futuros de negocios que no estaban hechos o que estaban en curso
de realizarse, pero no se habían materializado. De tal suerte que se contabilizaban como
ingresos hechos que no habían acontecido y esos ingresos ficticios formaban parte de los
beneficios de la compañía.
Otras de las alertas en este ámbito surge al trabajar con transacciones financieras
estructuradas que Enron usaba como parte de su estrategia de previsiones. Las entidades
de propósitos especiales (SPE, por sus siglas en inglés) creadas para implementar esta
estrategia, eran compañías tenedoras creadas con la única finalidad de adquirir flujos de
caja específicos generados a partir de los contratos de Enron con los clientes compradores
de gas y financiados por inversionistas de capital independientes y prestamistas. Enron
empleaba los fondos recaudados para financiar la adquisición de contratos a futuro de los
productores para cumplir los contratos.
Con fines de reporte financiero, se empleaba una serie de reglas para determinar si una SPE
era una entidad independiente de la casa matriz y si esta última podía reportar la asignación
de los flujos de caja contractuales a la SPE, como una venta.
Las reglas imponían que una tercera parte poseedora independiente tuviera una
participación de capital importante “en riesgo” en la SPE, interpretado como por lo menos
un 3 por ciento del total de la deuda y capital de la SPE. La tercera parte dueña,
independiente también, debía tener un interés controlador financiero (más del 50 por
ciento) en la SPE. Desde el punto de vista de Enron, si estas reglas se cumplían, los contratos
con los compradores de gas asignados a las SPE eran considerados vendidos y se retiraban
del balance de Enron. Si las reglas no eran cumplidas, no se podía registrar la venta y Enron
debía registrar los activos y pasivos de la SPE en su propio balance.
Muchas de las SPE que Enron tenía se utilizaban para financiar la compra de contratos a
futuro a productores de gas que permitieran a Enron cumplir sus obligaciones con los
compradores de gas, según los contratos fijos a largo plazo. Sin embargo, muchas otras eran
creadas con distintos objetivos y tarde o temprano generaron dudas sobre la contabilidad
de Enron. El ejemplo de la creación de Chewco, una SPE fundada con US$383 millones de
pasivo y capital, la cual usó su capital para adquirir una participación en la joint Venture por
$383 millones. El capital de Chewco estaba constituido por US $372 millones de pasivo
garantizado por Enron, US $11,4 millones de capital proporcionado por Barclays Bank como
un “préstamo de capital ” y US $0,1 millones de capital de Andrew Koper, un empleado de
Enron que reportaba al Director Financiero Andrew Fastow y quien se convirtió en el socio
general de la SPE16. Todo lo descrito anteriormente, para un profesional, era una clara
señal de que algo no se estaba realizando dentro de los estándares normales.
Sus auditores estuvieron de acuerdo con esta regla de contabilización. Enron, por tanto,
obtenía y controlaba de manera efectiva el interés societario sin reconocer ninguna deuda
adicional en sus libros.
Otra de las equivocaciones del Consejo Directivo de Enron fue que si bien, uno de los
objetivos por el que debía velar era la revisión y supervisión de las transacciones entre
Enron y las SPE creadas para adquirir los activos de Enron y que eran controladas por
Ejecutivos de la misma Enron, el Consejo concluye que la participación de ellos “no afectaría
adversamente los intereses de la Compañía” y votaron, siguiendo el Código de ética de
Enron.
Respecto a los Comités de Auditoría, estos se reunían tan solo unas pocas veces al año como
y sus miembros a menudo tenían poca experiencia en contabilidad y finanzas. Como
directores externos, dependían enormemente de la información de la gerencia, así como
de los auditores internos y externos, por lo que les debería haber llamado la atención la
forma en que los Reportes Financieros estaban siendo ejecutados.
En cuento a los Auditores Externos, todo esto fue realizado bajo la mirada complaciente de
Arthur Andersen, empresa Auditora con el que tenía una relación muy cercana con el
cliente.
Las debilidades del ambiente de control de Enron se pueden detallar de la siguiente manera:
III. Reportes Financieros que aplicaban enfoques contables Mark to Market, en donde
el valor presente de los flujos positivos del contrato era reconocido como ingresos,
y el valor presente de los costos esperados para cumplir el contrato, eran gastos. Las
ganancias y pérdidas posteriores en el valor de mercado de estos contratos a largo
plazo que no se concretaran, y que no tuvieran cobertura debían ser reportados
como parte de las utilidades anuales.
V. Reportes Financieros empleados para determinar si una SPE era una entidad
independiente de la Casa Matriz, con lo cual se vulneraba la contabilización de su
real participación.
VI. Comités de Auditorías con poca independencia en sus decisiones y con personal
inexperto en Contabilidad y Finanzas.
VIII. Auditores Externos tenían una relación de trabajo muy cercana con el Cliente.
1° Línea de Defensa:
(Gestión de Control y Medición del Control Interno)
En términos operacionales:
Un sistema contable acorde al tamaño y a la complejidad del negocio y de la
compañía.
Un departamento de Auditoría Interna que tenga independencia en sus
funciones y reporten directamente a la Dirección Superior.
El Auditor Externo designado debe ser capaz de identificar los riesgos y ser capaz
de determinar si los controles internos mitigan los riesgos detectados.
Establecer controles de delegación de autoridad y mecanismo de control por
oposición.
3° Línea de Defensa:
(Auditoría Interna)
Respecto a las Auditorías Externas, estas deben evitar que una relación con el cliente se
torne muy cercana, dado que su independencia en sus opiniones puede verse afectada.
Debe evitar practicar el “clientelismo”. De alguna manera, Arthur Andersen tenía temores
de que Enron dejara de trabajar con ellos.
En relación con los Entes Reguladores, estos debieran ser más proactivos en sus funciones,
para así evitar reaccionar ante casos de esta envergadura. Esto hace que Compañías que
quieran cometer fraudes financieros o contables busquen aprovecharse de vacíos legales
para cometer los ilícitos.
Las Lecciones del Caso Enron
I. Los Entes Reguladores no deben ser complacientes con Empresas que no revelan de
manera oportuna su información financiera.
III. El prestigio de una compañía no basta para garantizar la veracidad de sus estados
financieros.