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EL CANTO DEL CANARIO

nos ha dado ese poder en Villa Nidia.


Y agachándose escribió nuevamente, pero esta vez en otro
libro.
Tomó luego una hoja de papel romaní, hizo anotaciones en ella,
la estampilló después mojando con abundante saliva la estampilla,
selló, firmó y les alcanzó el papel.
- Guarden bien este documento; es la partida de nacimiento de
José Morán, que no tiene una hora de vida todavía.
Se puso de pie y siguió hablando:
- Un niño al que en el mismo día doña Cruz lo ha llorado por
su muerte como Anacleto Flores y que ahora, nosotros, vamos a
festejar por su nacimiento como José Morán.
Y poniéndole la mano grandota y pesada en el hombro del
flamante padre, lo invitó:
- Vamos, don José, a tomar una cerveza en lo de doña Ilda a
la salud del recién nacido.

Héctor David Gatica - 19 - El Canto del Canario


ponerle el de ellos.
- Eso tiene arreglo doña Cruz.
- Usté dirá don Arturo.
- Sólo necesito saber si es que lo quieren tanto como para

HECTOR DAVID GATICA


aceptar cualquier sacrificio por él.
- La vida si es necesario; respondió don José.
- Bien. Hay una única forma de solucionar esto.
- Diga nomás.
- Matar al niño.
Los ojos de doña Cruz se abrieron espantados, retrocedió hasta
la puerta aferrada a la criatura y empezó a llorar a los gritos.
No hubo caso que don José la pudiera consolar hasta que no
menguó el efecto del golpe de la barbaridad con que se largó el
juez.
Una vez calmados quedaron en silencio, como si les hubieran
matado las palabras, mirando como asustados al funcionario,
quien con su habitual y pasmosa tranquilidad, les preguntó:
- ¿Cómo se llamaba el niño?
- Anacleto Flores; dijo el padre de crianza. E instintivamente
miró al pequeño temiendo verlo muerto, pues el Juez había pre-
guntado no como se llama sino como se llamaba.
- ¿Y que nombre quieren ponerle ustedes?
- El nombre del viejo, José Morán.
El juez abrió un libro grande, les anotó los datos personales, y
estuvo escribiendo un buen rato. En la oficina no se movía ni una
mosca, hasta parecía que ni el niño respiraba. Después tomó una
hoja de papel, volvió a escribir, selló, firmó y se las alcanzó.
- Esta es la defunción de Anacleto Flores, que acabo de ma-
tarlo; la evidencia más cierta de que ha muerto fue el llanto de
doña Cruz.
Quedó unos momentos en silencio y continuó: CUENTOS DEL CAMPO Y LA CIUDAD
- Ahora lo vamos a resucitar, solo que con otro nombre; Dios

Héctor David Gatica - 18 - El Canto del Canario


RESURRECCION EN VILLA NIDIA

Ilustración Tapa-Contratapa
Oscar Salas Todos los días del mes y del año rogaban, y se empeñaban,
porque les llegara un hijo y no vino durante los veinte años que
Diseño llevaban de casados.
Carlos Paigés Se decidieron pues a pedir una criatura y la madre verdadera
no se hizo de rogar mucho, total, joven y soltera, no habría de
faltar como reponerlo. Además no era el primero sino el cuarto
© Copyright 2006. Héctor David Gatica que ya daba. A niño regalado niño encargado, y pronto. Ah no,
eso de hacérselo sacar, jamás.
I.S.B.N.
-Y ya sabés Isabel, el próximo que tengás es para mí.
.Bien doña Cruz; en esas gestiones ando.
-Vos siempre tan empeñosa, Isabel...

La criatura contaba año y días cuando don José y doña Cruz


llegaron en sulky al registro civil, ahí los recibió el juez; así lo
llamaban todos a don Arturo, el hombre más bueno y pacífico
del lugar y que no obstante, iba a cargar con una muerte en sus
espaldas, nada menos que la muerte de un niño.
IMPRESO EN ARGENTINA Entraron a la oficina y le hicieron conocer su inquietud:
Querían cambiarle el apellido a la criatura que les habían dado,

Héctor David Gatica - 17 - El Canto del Canario


CONTENIDO

7. DEL CAMPO
9. El Canto del Canario
13. El Rancho de Los Verdes
17. Resurrección en Villa Nidia
21. La Avioneta Asesina de Tormentas y Tierras

35. DE LA CIUDAD
37. La Muerte del Poeta
41. La Madrina
43. El Médico, los Números y un Tango
47. La Mancha
51. Márgenes de la Muerte
57. La Patria Flaméa
61. La Carpeta Vacía

73. BIBLIOGRAFIA
tener quien la cure, de esa enfermedad no se sanó más.
Tuvo que llevarla René Arce para su rancho. Y el viejito al
quedar solo se fue, no se pudo aguantar el silencio ni la soledad.
La mujer de René la cuidó durante un año.
Pensar que en las ciudades había gente que se iba a Europa,
cruzando un inmenso océano, hasta dos y más veces al año y ella,
que estaba a solo dos cuadras de lo suyo, nada más que pasar el
río seco y arenoso, nunca consiguió que ni en andas la llevaran
hasta su rancho. ¡Cómo lo echaba de menos! Y estaba ahí, a nada
más que a 200 metros, y no podía ir, era como si se encontrara
en el otro extremo del mundo.
Soñaba con la represa, con el bordo de la represa, y los montes
que la rodeaban; nada había igual para ella.
¿Y qué tenía ese rancho que pudiera atraerla de esa manera?
Si le ofrecían la casa más lujosa, con más linda sombra, seguro
no lo cambiaba. Su rancho era todo para ella, aunque no tuviera
nada dentro. Sólo así y únicamente ahí, podía ser feliz; nada más
necesitaba y eso tan poquito, digamos nada, no lo poseía.
En cambio, había otros que disponían de todo en el mundo;
pero quien sabe si tenían todo. Porque aún viviendo en palacios,
no tenían, como ella, un miserable rancho para soñar y amar.

Héctor David Gatica - 15 - El Canto del Canario


cerca de Villa Dolores rompiéndose la cabeza en el asfalto. Los
demás eran adoptivos o allegados.
Cuando el Pancho se le puso mozo, “puntió” para Mendoza y
no volvió nunca más.
La Juana, salió a trabajar como empleada doméstica, lejos, a
La Rioja. Ella se desvivía por su Juana, que la crió de chiquita.
Volvió a los tres años, con un niño muy bonito, ojos celestes,
blanco y rosado; parecía un durazno. La acompañó unos meses,
se enamoró y el hombre se la llevó, a Mendoza también, desde
donde no volvió ni le escribió jamás.
Juan, el más chico, la siguió acompañando pero no mucho;
aprovechando que veía poco se le puso pícaro y atrevido, le descui-
daba las cabras y al fin terminó yéndosele como los otros dos.
Las pobrezas la anduvieron acorralando y tuvo que vender el
monte. Como el campo era tan chico la única condición que puso
fue que a los algarrobos cercanos a la casa no se los hacharan.
Se cumplió con lo prometido hasta que se acabó el monte,
después cayeron también los árboles que no debían tocarse; los DEL CAMPO
hacheros no obedecían órdenes suyas si no del comprador. Las
únicas sombras que se salvaron fueron las de la represa y esto.
Al final se le acercó un viejito, así no más. A su edad y con
sus pobrezas no se puede compartir otra cosa que no sean los
años, a lo sumo regalarse una palabra cuando tomaban mate. El
dormía en el cuarto de quincha. Siquiera tener alguien con quien
conversar para no estar tan callados, alguien con quien comentar
que hacía día y medio que estaba creciendo el río después de ocho
meses sin llover.
Qué sería de la Juana y el Pancho que ni noticias le hacían
llegar. Seguramente volverían cuando ella muera, para venderle
el campito.
¡Qué mala pata! A causa de su poca vista una noche sin luna
tropezó con el mortero y se quebró una pierna, y a su edad y sin

Héctor David Gatica - 14 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 7 - El Canto del Canario
EL RANCHO DE LOS VERDES

“Los Verdes”, así se llamaba el puesto. El cauce seco de un


río ancho y arenoso pasaba unos pocos metros hacia la parte sur,
bajando desde la Sierra de las Minas, que en tiempo de lluvias se
hacía ver creciendo un par de días.
Al oeste estaba la represa, rodeada por algunos árboles que
aumentaban la frescura del agua.
Poco menos que a un tiro de honda hacia el norte, dibujando
una curva sur este, pasaba el camino por donde muchas veces
fue y volvió doña Mercedes, pero “ahicito” nomás, hasta Nueva
Esperanza.
Al otro lado del río, también a poco metros, se veía un rancho,
el de René Arce con su mujer y sus doce niños, rancho de una sola
habitación, sin puerta ni galería igual al suyo y con un cuartito
de quincho hacia la parte de atrás, igual que el suyo también. Y
una represa más grande pero que no era de René Arce si no de
los dueños de “Las Tres Marías”, gente de muchos yeguarizos,
les gustaba criar yeguas salvajes. Y el rancho de la Antonia. Y el
rancho de don Nicomedes.
La única hija legítima suya, la Isolina, se le cayó del colectivo

Héctor David Gatica - 13 - El Canto del Canario


EL CANTO DEL CANARIO

“Taxidermia: Arte de disecar los animales para


conservarlos con apariencia de vida. La ciencia
y la museística exigen hoy del taxidermista
aptitudes artísticas y conocimientos científicos
suficientes para reproducir el animal en su
ambiente más propio”.

- ¿Y qué es lo más importante?


- La observación para el descubrimiento de la pose en la cual
ha de quedar definitivamente.
Yo tengo embalsamada un águila guerrera y me gustaría
encontrar un águila real. Hay tres clases de águila. No es lo
mismo embalsamar un águila que una paloma, la paloma tiene
que transparentar su mansedumbre, en cambio al águila hay que
mostrarlo en toda su agresividad, con potencia y fiereza, por eso
es importante, muy importante la observación.
- Y animales más grandes aún?
- Tengo un cóndor, es grandioso. Una vuelta casi embalsamo
un puma, lo seguimos un día y una noche, se subió a un árbol
y como estaba tan cerca es como que no sintiera la penetración
de la bala; lo atraviesa tan rápido y con tanta fuerza que no le
florece al salir.
- ¿Y que pasó?
- La fiera se fue debilitando hasta que se le aflojaron las garras
y cayó. Se los pedí pero los muchachos que me acompañaban no
quisieron perderse la carne.

Héctor David Gatica - 9 - El Canto del Canario


- Pero si en mis pagos sólo se la tiran a los perros para que se Más de una hora habré estado siguiendo con los ojos los mo-
hagan más leoneros. vimientos del canario, hasta que en un instante lo colmó todo:
- Es muy rica. ¿No ha probado usted? Había puesto de una manera tan especial los dedos en dos ramas
- ¿Qué otros animales ha embalsamado? cruzadas, agitó las alitas, levantó la cabeza, el diminuto pico se
- Y muy muchos uff. Una vez embalsamé dos loros del go- abrió y dejó escapar una catarata de cantos ¡divinos!. Todo era
bernador. vibración: El ave, las ramas, el árbol entero; el aire perfumado de
- ¡Cómo! la primavera, que a mí me pareció, fíjese qué cosa, sentí como si el
- Sí. ¿No recuerda aquellos loros tan mentados que se le per- aire cayera sobre el pasto casi simultáneamente con la explosión.
dieron al gobernador de la residencia? Yo no sabía, me los trajeron ¿Por qué será que a mí me pareció eso?
a mí para que los embalsamara. Apoyé la escopeta en el tronco de un algarrobo y levanté al
- ¿Por qué no me embalsama un sueño, el sueño más lindo que pajarito, palpitante todavía; así deben de quedar los músicos
de hoy en adelante tenga? después de un concierto ¿no le parece?
- Ya está macaniando usted. Se me ocurrió que me iba a quemar las manos por el parecido
- Una poesía podría embalsamarme, un canto. que tenía el color del plumaje con el fuego.
- Hablando de eso. Abrí la caja, que siempre llevo conmigo, saqué el bisturí y le
- ¿De embalsamar una poesía? hice un pequeño tajo en el pecho, para extraerle las vísceras y fue
- No, un canto. Una mañana silenciosa en medio del campo, como si al sacarle el corazoncito hubiera bajado de la garganta,
como a dos kilómetros sentí y distinguí el canto de un canario y no sé, parecido a un trino que me hizo temblar, volteando sobre
empecé a caminar y caminar en ese rumbo hasta que lo encon- el suelo una gota de sangre, aunque después dudé si era sangre o
tré. era nomás una gota de trino con el color de la sangre.
- ¿Al canto? Lo limpié con agua de alibour y lo llené con algodones im-
- No, al canario. Yo siempre mato con munición, más grande pregnados en líquidos que impiden la descomposición. Entró tan
o más chica según el caso. Esta vez busqué un cartucho con la poquito algodón...
munición más pequeña que llevaba y me escondí tras unos mon- Y ahí lo tengo ahora. Cuando quiera ir a verlo, vaya, se halla
tes para observarle todos los movimientos. Yo no uso máquina igualito en todo: La forma del instante está perfecta. Al embal-
fotográfica, todo lo voy grabando en mi mente. samarlo lo he perpetuado. Ese momento tan hermoso de vida y
Era una mañana de primavera, de esas en que, no sé porque, canto quedó para siempre; sólo que le falta la vida y el canto, por
uno siente más ganas de vivir. la muerte del ave ¿vio?
Como le decía al principio, la observación es muy importan-
te, es lo más importante y yo miraba, no quería perderme nada,
estaba como himnotizado por el movimiento y el canto. ¡Todo lo
que da la vida! ¿No? ¡Qué grande es Dios!

Héctor David Gatica - 10 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 11 - El Canto del Canario
mente esfumándose hasta ser con el tiempo -lo suponíamos- una LA AVIONETA ASESINA
“memoria”, el “huésped” de una memoria. DE TORMENTAS Y TIERRAS ()
El quería seguir estando entre nosotros, en esta ciudad de sus
andanzas infatigables; continuar concurriendo a las reuniones
de canto, poesía y cuento del grupo “La Algarroba”; recordando
a “Calíbar”, esa antorcha cultural del noroeste argentino de la
cual fuera parte fundadora. Y sentarse en el bar con los amigos
desvelándose hasta el alba, por si acaso la noche le entregaba un
lucero... con faldas.
Por eso fue que se decidió aquel mediodía de enero y dio indica- I
ciones: Que en vez de coronas de flores para el muerto, mandaran
cuadernos y lápices a esas escuelitas del interior que tanto quiso, La Siembra
lo sepultaran bajo tierra junto a un algarrobo, le tiraran tres rosas
y que los amigos llevaran la guitarra a su entierro y le cantaran. Las plantas en sus hojas apagadas blanqueaban de polvo,
Le costó hacerse entender pues las palabras ya no le salían. mostrando en sus pulmones verdes, ahora grises, una prolongada
A continuación hizo llamar a toda la familia, miró en silencio, ausencia de agua que elaboraba su asfixia y, en algunos casos,
largamente a sus hijas amadas, con la misma ternura nostálgica su muerte.
con que tiñó su poesía, a su fiel mujer - “cuando me pides que
te recuerde/ prefiero inventarte cada día/ para que no seas/ una
pobre huésped más de mi memoria”- y cerrando los ojos, sin un () Este cuento fue escrito en Villa Nidia en 1998 -publicado después en el Diario
“El Independiente”- viendo pasar por el cielo las mentadas avionetas y desaparecer
movimiento, dejó que la copla popular, con toda su potencia, infalibles tormentas.
hablara por él que se había quedado sin voz: Han transcurrido siete años desde entonces. Los productores y puesteros
llaneros han realizado todo tipo de protestas, solos, por ahí aisladamente
“Como un animal voraz se suma algún funcionario dolido por tanta injusticia: Han cursado notas
y más notas con numerosas firmas a las autoridades tanto provinciales
la muerte me anda siguiendo como nacionales, pedido audiencias, cortado rutas y cientos de artículos en
le voy a entregar mi cuerpo los diarios. Hay hasta un libro. Y nada, siguen tratándolos de ignorantes.
y voy a seguir viviendo”. Mientras tanto, en el 2004 murió por la sequía gran parte de su hacienda.
No hay pasto, solo tierras resecas.
Las quejas continúan, sin haber dilucidado la supuesta mentira de las
avionetas ni la razón de sus incursiones cuando aparecen las tormentas.
Esto en los llanos donde reinan las avionetas nunca investigadas y cercano
a la ciudad de La Rioja, bombas y más bombas que parten desde las fincas
de los poderosos regadas con aguas subterráneas.

Héctor David Gatica - 40 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 21 - El Canto del Canario
Adolfo Morán sintió que el sol bajaba hacia el poniente de su Los pasos se le fueron acortando cada vez más hasta que ya
cansancio, sacó una silla al patio reseco y se quedó sentado a la no pudo salir a la calle. Después, tampoco aguantó permanecer
sombra del silencio. Cuando la María terminó de entregar los en la reposera en un rincón. Debió reducirse a la cama.
cabritos a sus madres de ubres cargadas, se acercó al hombre El cáncer le fue comiendo las cuerdas vocales, por eso utilizaba
que parecía querer esconderse no sé si debajo del sombrero o del una campanita para llamar a los suyos, y acaso los recuerdos de
crepúsculo. su infancia de Pozo Largo también acudían al tintineo del bronce.
- Qué te pasa Adolfo que te veo con la cincha floja? Desde el lecho, dictaba poesías y pedía que le leyesen cuentos.
- Me he puesto a pensar, zonceras nomás. Hizo escribir una carta con su mujer, solicitándole a un amigo
- Y se puede saber? escritor que le juntara sus trabajos desperdigados, pues a él ya le
- Cómo van desapareciendo cosas, no? quedaban muy pocos días que deshojar del almanaque. Cuando
- La vida no es para toda la vida, llega el momento en que terminó de dictarla se abrazó largamente a su compañera. Se esta-
también uno tiene que descontarse. ba despidiendo de ella en ese momento. De ella y de la poesía.
- No me refiero a eso, lo de uno. Es algo que va más lejos, Se fue deteriorando cada vez más. La cama matrimonial le
perdiéndose en tropilla -no conocía la palabra especie- en montón quedaba muy grande y costaba encontrarlo cuando uno entraba
digamos sin quedar nada. Te acordás de los melones grandes que en penumbras. Se iba achicando desde fuera, porque hacia adentro
traían la cáscara marcada en tajadas?. Nunca más. se agrandaba. ¡Cómo creció el poeta los últimos meses! Su sere-
- Tenés razón, todos cáscara lisa. Y hablando de cosas que ya nidad, las bromas, la aceptación total, sin reparos, como diciendo
no se ven, -nadie hace charqui, con lo rico que es un charquicán- estoy por sobre de la muerte, más allá de la humillación y su
, mortadela en vez de mazamorra con leche, jugos en lugar de lástima. Y si por ahí el peso de la enfermedad, de la crueldad de
agua fresca del pozo. Para qué cosechar algarroba si nadie muele la vida, que parecía decirle, en el tono de una lección final, “mira
ni come, para qué asar tortas al rescoldo que los carreros en sus a lo que han quedado reducidas tus jactancias”, le doblegaba la
viajes llevaban porque duraban semanas, si ya no andan más los cabeza bajándosela hasta las rodillas, remedando un feto, pronto
carros. reaccionaba y volvía a su entereza.
- Tampoco ya no se ven, alumbrando las noches de verano De todas maneras los amigos ya nos habíamos acostumbrado
entre los maizales, ni tucos ni luciérnagas. a esa especie de evaporación lenta, continua, primero al verlo en
- Ta que te me has puesto poeta, viejo. paso de fantasma por las calles y los bares, después en la cama.
- Tristeza es lo que me da. ¿Acaso no era hermoso sentir los Ahí sí que supimos que no moriría nunca así de golpe, que
niños llamándolos “tuquito tomá pan” y luego verlos como un se iría consumiendo como un pan de alcanfor, como una vela
farolito en sus manos? hasta quedar la última llamita parpadeando, un perfume flotando
- No, si me parece que vas a tener que ponerte a escribir para impalpable.
los diarios. Ser sólo poesía, la esencia de la poesía.
- Mirá la cantidad de pajaritos que ya no se ven, tan hermosos, Por eso no nos sorprendía verlo cada día más pequeño, lenta-

Héctor David Gatica - 22 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 39 - El Canto del Canario
por ella, a regalar libros y a tratar de encontrar poesías sueltas ni se siente que canten tan lindo, como no sea en una jaula de la
para dar vida a otro volumen, las reunía como quien anda jun- ciudad.
tando hijos naturales desparramados por ahí, para darles a último - Pronto también nos vamos a quedar sin iguanas ni lampala-
momento la herencia de su apellido, reconociéndolos, como se guas, sin perdices, ni liebres, sin vizcachas ni gato montés.
dice en estos casos. - Eso por la gran matanza que hace la gente que viene de fuera
Su dominio era grande sobre la literatura universal y la mate- por la carne, llenas de animales muertos a tiros las camionetas,
mática, tanto como sobre la noche, el vino y las mujeres. y algunos de aquí, por el cuero. Qué extraño fue la desaparición
- No tengo colesterol ni úrea ni ninguna de esas malas com- de la vizcacha, que se consideraba una plaga, así de golpe, no
pañías y venirme a joder esta macanita, esta pavada de enfer- quedaron ni para remedio. Pero, hablando de persecución, a las
medad. luciérnagas, a los tucos, a los melones en tajada quien los persigue?
Tampoco a ella le hizo caso los primeros meses; pero el cáncer Por qué desaparecieron, si nadie las cortaba, esas plantas sin hojas,
no lo esperó, como sus pacientes poesías. Y sólo se hizo presente pura espina, que llamábamos matorrales? Hasta los cuices que
ante el facultativo cuando se le comenzó a hinchar el tumor en hacían conejeras debajo de ellas tampoco se ven ya. El hombre,
un lado de la cara. No permitió que ni su mujer entrara en el nosotros con el hacha hemos matado los bosques, sólo quedan
consultorio no me ande con vueltas ni macanas doctor y dígame unos pocos árboles.
la verdad y la verdad le fue dicha. Y ahora estamos haciendo lo mismo con los animales. Algunas
El cuento de la operación no era más que para engañar a los vidas desaparecieron así, por mano nuestra. Pero otras no, como
otros. Lo de los tratamientos milagrosos, también. las luciérnagas, como los matorrales espinudos.
- Cáncer de tal por cual se cree que me va a ganar; dijo aquella - Y los melones de cáscara en tajadas, no es cierto? -dijo la
vez que casi se fue en sangre. mujer con picardía-
Se le rindieron varios homenajes y a todos asistió ¿Sienten ese - Esa es otra cosa que me entristece.
olor a muerto? ¡Coman aca que me voy a morir! - Qué cosa? Los melones?
Y se lo vio en los bares pasar al lado de las mesas como un - La siembra. Ya no quedan mulas para tirar el arado, ya no
cadáver andante; por las calles, al entrarse el sol, como una sombra hay arados, también van desapareciendo como ciertos bichos,
doliente, fantasmal; o ir al trabajo aunque fuere unos minutos. nadie tira la semilla. Antes, entre nosotros, quién era empleado
Sabiendo que a la muerte la tenía encima, emprendió cosas del gobierno? Y sentíamos una alegría tan grande cuando llegaban
que daban la impresión de que pensaba en términos de futuro las primeras lluvias. Ahora el que no es empleado no es hijo de
lejano: Dios. Qué se van a alegrar mirando las nubes si el sueldo, llueva
Viajó a Bs. As. para hacerle poner, por su autor, la firma bo- o no llueva, les llega lo mismo. Es cierto que de esa manera se ha
rrada de una pintura prestigiosa; al pequeño unicornio azul que le evitado que la juventud se vaya al pueblo y nos quedemos padres
regaló un ceramista amigo lo mandó colocar dentro de una urnita sin hijos, abuelos sin nietos; pero también es cierto que ya no les
de cristal y hasta se encargó de hacer arreglar la camioneta. importa nada, es como si les hubieran cortado las ganas, quedan

Héctor David Gatica - 38 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 23 - El Canto del Canario
como toros capados. Ya no saben trenzar un lazo, armar un catre LA MUERTE DEL POETA
de tientos, cavar una batea. De eso tuvo la culpa primero el hacha
y ahora estos empleos. A Eloy López
Si quiere hacer sinvergüenza a un hombre bueno, decía don
Venancio Leyes, dele cabras a medias; si quiere hacer flojo a un
hombre guapo -digo yo- dele un puesto público. Y si uno les pre-
gunta que están haciendo ahí en las oficinas, sentados al pedo,
echando panza, trabajando te contestan. Trabajando qué?
- Y también eso es trabajo, viejo, no sólo hachar y sembrar es
trabajar, no seas anticuado, este otro es trabajo con la cabeza no
con las manos.
- Ahora le llaman trabajar a no hacer nada. Mirá qué cosa.
Antes se nos iban los ojos al cielo mirando alguna nube de esas
anunciadoras de tormentas, las bomberas que les llamábamos, en No supimos descifrar su mensaje cuando nos llegó aquella
cuanto las veíamos comenzábamos a aprontarnos para sembrar tarde de fin de año en forma de saludo navideño, porque sólo él
maíz, zapallos, sandías. estaba en el secreto, él y su médico: Tenía cáncer.
- Y melones con cáscara en tajada -rio la María- Esto rezaba la tarjeta:
- No importaba si la última vez -continuó, serio, Adolfo- nos
fue bien o mal, si tuvimos mucha cosecha o se nos ardió todo. “Que ningún dolor sea tan grande
Al año siguiente en primavera volvía otra vez la alegría, como que toda alegría sea tan fuerte
las flores que siempre vuelven para esa estación, como el verde en para que nuestra sangre demande
las plantas. Y muchas veces, y vos te vas a reír de lo que estoy por alegría para vencer la muerte”.
decir, no me parecía que sembrábamos maíz (Escogió un silencio,
como para arar suspenso y remató): -Era como si sembráramos Desde ese momento comenzó a valorar la vida que otrora
esperanzas! derramó a baldazos. Hasta entonces no le importó, o quizás le
Volvió a quedar callado, tomándole sabor a lo que terminaba importó demasiado.
de expresar. La mujer tampoco dijo nada. El continuó: Escribía poesías hermosas y nunca las valoró, aprendió una
- Qué peligro, como los tucos y las luciérnagas, los matorrales y esa sola la decía, toda vez que en una reunión le pedían que
espinudos y los melones en cascos, peligro de que la esperanza recitara algo suyo, las restantes no contaban.
desaparezca entre nosotros los hombres humildes y pobres del Los amigos debieron ocuparse en editarle; recién entonces, y
campo, peligro de que se acabe, como los hurones y el mataco quizás porque casi junto con el libro se le vino la enfermedad,
bola, peligro de que la esperanza también muera porque ya no la valoró también su obra poética y empezó a preocuparse seriamente

Héctor David Gatica - 24 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 37 - El Canto del Canario
siembra nadie.
- El único que por estos lados se anima a romper el suelo de
las chacras son vos, Adolfo -dijo la María con ternura y con
tristeza-.
Cuando vos mueras, viejo, habrá desaparecido de estos lados no
sólo la última luciérnaga y el último sembrador. Tampoco habrá
más cosecha de esperanzas.

II

La Procesión

Era el día de la Patrona de Santa Rosa. Cuando me vio llegar,


la gente salió a recibirme, no se quedó sentada esperando que yo
fuera a ella, ese gesto me emocionó, sabía que era una muestra
de cariño y respeto, lo mismo que yo sentía por ellos. Desde niño
me vieron jugar y crecer, y a lo largo de los años fueron ense-
ñándome a quererlos con la humildad de sus gestos. Nos hicimos
algunas bromas:
- Vicente, cuántos años tiene usted?
- Setenta y seis.
- Qué hombrecito duro para morirse!
- Y para eso viene a preguntarme de la edad, carajo!
Dejamos que nuestras risas se acomodaran en las sillas hacien-
do rueda. Llegó el cura, un tal Carlos Baigorrí, y pasamos a la
galería. El padre dio comienzo al Oficio entre santos y gallardetes
-mezcla de recogimiento y diversión- pero al poco rato, mirando
hacia el patio, exclamó: Parece que esta llegando la gente de La
Reserva- me gustó esa interrupción del rezo por parte del sacer-
dote., Los vecinos de La Reserva entraron, pasaron a saludar al

Héctor David Gatica - 25 - El Canto del Canario


oficiante, éste esperó paciente que doña Rosario sacara de una
bolsa una buena cantidad de santos, los colocara en el improvi-
sado altar y se retirara, para recién continuar la misa. Antes del
ofertorio dijo: Que pasen los más viejos a sostener las velas. Nadie
se movió, ninguno quería ser el más viejo. Ante una broma mía se
levantaron Vicente, Félix y algunos más y a la hora de los ruegos
dijo en voz alta el dueño de casa: Pido por los amigos!
Se hizo la procesión alrededor del gran desplayado. Al pasar
al lado de los corrales el sacerdote hizo depositar las andas con
el santo en la arena, junto al chiquero ahí nos hincamos y roga-
mos por la lluvia, el único que no se hincó fue un cabrito, que
se hallaba en medio de la procesión. Y seguimos, doña Rosario
golpeando la caja y los demás cantando.
Vino la noche y con ella la cena, que el dueño de casa obse-
quiaba. Adolfo Morán brindó nuevamente, por los amigos. Estaba
tan contento. Los amigos habían venido a su casa. Y ahora iba a
llover, la Santa, seguro, escucharía los ruegos desde la arena.
DE LA CIUDAD

III

La Tormenta

“La tierra estaba en su voz


como el campo está en un diente
de maíz”. Manuel del Cabral

Un trueno lejano levantó de la silla a Morán, quien desde tras


la casa vio como en el ángulo suroeste, desde donde nunca falla,
se venía encima relampagueando una gran tormenta. El hombre
vuelve a sentir una alegría inmensa porque una vez más, no sé si

Héctor David Gatica - 26 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 35 - El Canto del Canario
la última, iba a empuñar la mancera para sembrar la esperanza
en un diente de maíz.
Muy pronto la tormenta se hallaba encima de Santa Rosa, la
mujer corrió a buscar gallinas con pollos para traerlos a la gale-
ría, los relámpagos ponían de día la noche a cada instante y los
truenos eran como bombas inaugurando la fiesta de la lluvia, que
esta vez, no podía faltar.
Las primeras gotas buscan el rostro del hombre arador, con
surcos como para sembrar maíz, este sintió que el corazón se
le volvía una chacra donde, en lugar de sangre caliente, llegaba
una acequia con agua fresquita y volvió a decirse para sí -ella
no lo escuchaba pues andaba corriendo tras los pollos-. Eso es lo
que sentimos nosotros, la alegría de la esperanza, la semilla de
la esperanza, que aunque no se dé en choclos ni calabazas por
secarse antes, con solo acercarse la tormenta ya nos florece en
el corazón.
Mas de golpe se le secó toda la alegría; la fresca esperanza con
olor a tierra mojada no le alcanzó a reventar como la yema en una
planta; se quedaba sin parir el zapallar. Algo más poderoso que
el rayo lo fulminó todo.
- Oís viejo? Oís Adolfo?
- Oigo qué, María?
- Ese zumbido arriba: La avioneta.
El rostro del campesino también se nubló de una tormenta
negra, sus ojos relampaguearon de bronca.
- ¡La puta que los parió!
En esa expresión dura había volcado toda la rabia, como si
de su boca se desprendiera una centella capaz de matar a los
causantes del daño, del terrible daño. Eran hombres de campo,
cierto, los tendrían por brutos y anticuados; pero ellos sabían lo
que estaba pasando con las lluvias. Desde niños aprendieron de la
experiencia de los viejos, cuándo y a qué hora una tormenta iba a

Héctor David Gatica - 27 - El Canto del Canario


llegar descargando cataratas de agua, o si el viento la empujaba, Portezuelo: los habitantes
hacia donde se dirigiría. están perdiendo todos sus recursos
En Puluchán piden ayuda por la gran sequía
El ronroneo apenas perceptible del motor de la avioneta asesina
de tormentas estaba volando por sobre de las nubes, procurando La falta de agua y la aparición de aviones rompetormentas en días de
dispersarlas como majadas de cabras cuando se les acerca el león. lluvias, está ocasionando grandes pérdidas a los pobladores.
Los relámpagos se espaciaron, comenzó a disminuir la furia del
trueno apagándose poco a poco y el tul oscuro, como de luto, de Vecinos de Puluchán, localidad distante a 30 kilómetros de El Por-
tezuelo, hicieron llegar a la corresponsalía de Nueva Rioja un acta del
la nube comenzó a rasgarse, dejando ver una que otra estrella, que Centro Vecinal de esa localidad, quienes se habían reunido el pasado 22
parecían ojos amarillos riéndose de la pena seca del hombre. de diciembre para tratar la gravísima situación que se está viviendo en
Poco rato más y no quedaba una nube, sí, un cielo límpido esa zona por la falta de lluvias.
que llovía luz de estrellas, en tanto hacia el sur, hacia San Juan, El acta firmada por la presidente del Centro, Lucrecia Rivero y más
no lo sabía, Mendoza tal vez o acaso San Luis, se iba alejando de 80 vecinos, declara que “como consecuencia de la sequía en los puestos
de la zona se secaron las vertientes que proveían de agua para el consumo
el bramido del delito, sin esas luces tipo baliza de los aviones de los pobladores y de la que bebían los animales que son nuestro susten-
sino una lucecita fija, roja: La avioneta asesina acababa de matar to”. Por otra parte, el documento denuncia que “esta situación nos llevó
una tormenta más, la esperanza del hombre de los llanos desde prácticamente a todos a la quiebra”.
Milagro y Catuna hasta los límites con San Luis, y Córdoba, en Un párrafo aparte fue utilizado para reflejar el asombro de los vecinos
el departamento San Martín. ya que, como declaran, “tormentas hay, pero allí no más aparecen los
vientos fríos y la tormenta desaparece”.
La única gota llovida estaba aún en el rostro de Adolfo Morán, Por estas razones deciden dar a conocer a través de la prensa esta
como una lágrima caída del cielo. grave situación y también invitan al intendente Juan Vicente Romero,
y al diputado provincial por el Departamento, Roberto Brizuela, a una
reunión con toda la población afectada por el flagelo para buscar en forma
conjunta una posible solución.
Los puestos más afectados están en el Potrerillo, Cañada del Medio,
IV Paso Grande, puestos de la Sierra de Argañaraz, entre otros.
Un comunicado similar a éste se dio a conocer días atrás en Nacate,
Sin Defensor donde ya no hay agua ni para consumo humano.
Por su parte, pobladores de El Portero, El Portezuelo, y demás loca-
De bronca, pero más, de impotencia Morán lloró escondido lidades estarían pensando cortar las rutas 27, 28 y 29, a la vez de rodear
los domicilios del Intendente y el Diputado a efectos de no dejarlos salir
entre las sombras de su desamparo mientras se preguntaba: hasta que realmente se brinden soluciones definitivas.
- La Rioja, no tiene gobernador que la defienda? No tiene dipu- Por otro lado, durante la jornada de ayer y anteayer, la FM El Mirador,
tados, intendentes, concejales representantes del pueblo? No tiene de la localidad de El Portezuelo, intentó ubicar telefónicamente por pedi-
policías? No tiene abogados, jueces que no nos dejen huérfanos? dos al aire a las autoridades locales, sin obtener ninguna respuesta.
Desamparada tierra de nadie, no tiene políticos que además de
Nueva Rioja, 31-12-2005

Héctor David Gatica - 28 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 33 - El Canto del Canario
le brindan agua potable. Sus vecinos se quejaron de los rompetormentas juntar votos alcen también una protesta? Curas que rueguen a
y de la indiferencia de los candidatos y autoridsades. Dios y denuncien y maldigan a los asesinos de tormentas? En vez
En una nota que presentaron en esta corresponsalía aseguran que
de protegernos somos desmentidos por todos lados, nos acusan
Leopoldo Luna (98) puede testimoniar que en un siglo nunca ocurrió de ignorantes, de algo que no se puede demostrar con seriedad.
algo semejante. Y ponen como testigos adicionales a los vecinos Fermín Y que es lo que no sabemos demostrar? Que en la provincia de
Reynoso, Víctor Fuentes y Félix Agüero, los que siempre vivieron de criar Córdoba, en Cruz del Eje y Villa Dolores hay importantísimos
animales con esas vertientes. sembradíos que pueden ser estropeados por la piedra? Que en-
Como todos los días, amanecen preguntándose si lloverá, llevan ano-
tadas 30 tormentas con sólo 2 milímetros de lluvia y desafían a los incré-
tre Candelaria y Quines el gobernador de San Luis es dueño de
dulos interrogándolos acerca de “¿por qué pasan avionetas justo cuando enormes campos cultivados? Que compañías aseguradoras de
se forman las tormentas y a los pocos minutos se disipan las nubes?”. Mendoza prefieren pagar ese trabajito sucio de la avioneta, antes
Afirman que en el 2004 se perdió la mitad de la crianza y este año que el más caro del desastre de una manga de piedra?. Y hay algo
esperan que la pérdida sea total. Denuncian que las familias Rivero de más todavía, que, por cierto, si se puede demostrar: Al no llover,
El Chorro, y las de Cayetano y Mario Valles, entre otros que viven del
ganado, se quedaron sin agua para beber ni ellos ni las bestias.
por la consiguiente falta de pasto y agua viene la mortandad de
Dicen que lo mismo ocurre en Carrizalillo, Algarrobos, Chañariaco, la hacienda, entonces hay que adelantarse y vender regalado. Dos
La Calera y Carrizal, y señalan que igual padecimiento tienen los cultivos, cabritos valen más que una vaca.
huertas, chacras y frutales, “los que se están secando”. Y aquí no termina todo; la tierra, los campos sin agua y sin
En la disyuntiva de vivir de rodillas o morir peleando, sacan a relucir pasto van perdiendo valor verano tras verano, cuestión de tener
que “los señores candidatos se comprometieron firmemente a averiguar
y a dar soluciones a dicho problema, pero hasta hoy no tenemos solución
un poquito de paciencia hasta que los puesteros revienten, no den
de nada”. más, se desesperen y entonces venga esa tierra que ya se la puede
Relatan que el jueves 22 a las 21 una tormenta fue interrumpida por comprar sin plata, cambiársela por cualquier mentira.
tres avionetas que fueron observadas por casi todos, por lo que salieron En los tres o cinco años -nadie sabe exactamente cuando- de
a la calle a lamentar por la falta de apoyo del diputado, intendente, con- los vuelos asoladores de las avionetas una sola vez pudo con-
sejales y hasta el Gobernador.
Afirman que “es muy triste lo que les está pasando, porque nuestros
versar Adolfo Morán con uno de esos que, por sus estudios,
hijos, nietos y el pueblo y sus alrededores, sin agua no tienen futuro”. saben y afirman que lo de la avioneta destructora de tormentas
Reclaman por último que “den la cara” los que le prometieron para es científicamente imposible, le echó en cara al ingeniero por
las elecciones. De quienes firman, visitaron esta corresponsalía, Oscar qué la coincidencia de la aparición de la avioneta al formarse las
Fuentes, Paco Flores, Dante Valles Agüero, José María Romero Luján, tormentas.
Gerónimo Tito Flores, Camilo Luján, Ramón Almonacid, Nito Reynoso,
Josefa Pérez y Nicolás Valles.
- Le voy a poner un par de ejemplos -miró serio el ingeniero-:
Las chicharras cantan para el tiempo de la algarroba y ustedes
El Independiente, 28-12-2005 dicen que la hacen madurar; pero resulta que haya o no haya
algarroba las chicharras aparecen y cantan lo mismo, entonces
lo que a Uds. les madura no es más que una falsa ilusión. El otro

Héctor David Gatica - 32 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 29 - El Canto del Canario
ejemplo: Si una gallina que está clueca y empollando le cambian V
los huevos por unos de madera, puede ser, la gallina sigue em-
pollando igual hasta que se le pasa la clocura, en ese caso lo que Estrellas como monedas
empolla es una mentira.
- Y por qué hacen eso los animales? Adolfo Morán continuó meditando un rato más:
- Por algo que se llama instinto. - Se han hecho petitorios con cuántas firmas, han viajado a
- Ah... Así que por instinto aparece también la avioneta cada la capital comisiones de protesta. ¿Y? ¡Ahora son más las avio-
vez que se acerca una tormenta? La diferencia está en que la netas!
avioneta viene solo cuando hay tormenta y no anda cantando al - Cuando dejarán de quitarnos la lluvia que nos manda de
pedo, cuando no hay tormenta que hacer madurar. Mire usted. regalo Dios?
La avionetita solo pone huevos y empolla en las nubes y canta - Cuando los entendidos, verdad en mano, vendrán a demos-
únicamente su motorcito para el tiempo de los relámpagos. Y lo trarnos que estamos mintiendo? Proponemos que la avioneta
que entonces hace madurar es esta sequía de mierda que nos va vuele todo lo que quiera, día y noche si prefiere, pero que cuando
matando con tierra y todo. Y si como contestó el piloto ese que las tormentas aparezcan la avioneta desaparezca. Si no llueve, es
aterrizó en las salinas -Por qué sería que la policía de San Luis puro cuento lo nuestro. Y si llueve, entonces es porque alguien
llegó tarde dejando escapar el cuerpo del delito?.- que su tarea es está ocultando la verdad, y cometiendo un delito muy grave,
la de fumigar campos cercanos a Villa Dolores, cien kilómetros permitiendo la muerte de la hacienda, empobreciendo la tierra y
hacia el este, como es que vuela por aquí, de sur a norte? Así que echando de sus campos a sus antiguos dueños.
aquí tira el combustible y lo llevan los vientos del oeste más de Hacía mucho calor, Adolfo Morán sacó el catre al patio, se tiró
cien kilómetros? Porque difícil es que se lo lleven las nubes pues sobre él -estaría mal decir que se acostó- y se quedó de cara al
ya nunca pasan para el naciente... Tampoco es cierto, solo coin- cielo, mirando las estrellas. No pudo dormir. En algún momento
cidencia, que al caer la avioneta en Pampa de las Salinas, límite le pareció que esas estrellas, de entre las más grandes y brillan-
de San Luis con La Rioja -al aterrizar se empantanó la asesina tes, eran como monedas doradas con las que alguien, intentaba
del agua- pura coincidencia nomás que esa noche, mientras comprarle, casi regalado, su amado campo de Santa Rosa, justo
permanecía inmovilizada en La Pampa, allá en Corral de Isaac en el día de la fiesta de la Santa Patrona.
-donde no cayó ni un milímetro en noviembre ni diciembre,- se Pero esta vez no lloró; hasta sus lágrimas, como a las nubes,
descargaron sesenta milímetros. Y llovió también en El Pozo, como a la lluvia, se las habían asesinado.
en San Rafael, en Los Verdes, en Nueva Esperanza, Villa Nidia.
Pura coincidencia. Mire usted.

Claman al cielo en Nacate al secarse sus vertientes


Malanzán (C). El martes 20 de diciembre fue el día más triste que
recuerden los habitantes de Nacate. Ese día se secaron las vertientes que
Héctor David Gatica - 30 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 31 - El Canto del Canario
mucho por la patria y en especial por nuestra amada provincia - LA MADRINA
según se comentaba, aunque a mí me pareció exagerado- firmando
ellas solas hasta este momento patriótico la cesantía de tres mil
quinientos empleados públicos.
Esa tarde del arrio recibí palabras de felicitación juntamente
con mis alumnos y fui invitado a seguir en el apostolado de la
docencia, “que es de renunciamiento y no de lucro, de patriotismo
y no de estafa a los alumnos ni al erario público”.
- Muchas gracias, contesté, casi temblando.
En mi corazón de maestro, que volvía al anochecer a la casa,
quedaron flotando las últimas palabras de inspiración patriótica,
que entre los naranjos de la Plaza 25 de Mayo me dijera el Co- I
modoro Gobernador.
Ya ni me acordaba que ese mes no había pagado la libreta, Llegué al hospital a las siete para sacar turno. El médico co-
si no fuera por mi mujer que me esperaba prosaicamente en la menzaría su atención a las ocho.
puerta de mi casa bostezando un tanto, tal vez porque esa noche Empezaron a conversar dos mujeres en el sector donde yo
no habría cena. esperaba.
- La Blanca me comentó que a la niñita se le ha roto la bom-
bacha.
- Y vos qué le dijiste?
- Que le compre otra.
- Y con qué?
- Ya lo sé. Pero ella me lo dice a mí para que se la compre yo,
valiéndose de que voy a ser la madrina.
- Y qué vas a hacer?
- Yo ya le he dicho que vaya pensando en otra madrina. Por
interés, no.

Héctor David Gatica - 60 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 41 - El Canto del Canario
II ellos sonrisas de agradecimiento por tan jerárquicas presencias.
Por la tarde de ese mismo día debí concurrir a la Plaza 25 de
Un perro grande pero con aire de humillación, buscando Mayo al arrío de la bandera, con el abanderado y los escoltas.
alguna caricia de “te perdonamos” se movía casi arrastrándose Esto también requiere narrar una pequeña historia, ella posi-
por el pasillo. bilita la ambientación: Resulta que el anterior interventor de la
- De quien es el perro? provincia, Comodoro Nanziot, tras dos años de gobierno, la obra
Esto preguntó una mujer con aire de jefa de enfermeras. Le más visible y duradera a la cual tenía acceso el conocimiento
respondió el silencio. generalizado, era el arrío de la bandera en la Plaza principal los
- Claro, ahora no tiene dueño. Quien sea que lo saque de in- días jueves a la tarde, por parte de las autoridades gubernamen-
mediato. ¿Y si muerde a cualquiera de ustedes? tales y alguna institución de turno digna de ser honrada. Nuestro
pueblo, que es agradecido, siempre recordará al Comodoro por
esta obra de gobierno, latente cada jueves al caer del sol sobre
la ciudad fundada por Ramírez de Velasco. A este acto pues nos
III tocó asistir en representación de nuestra escuela, denominada “de
los bomberos” o “de la basurita”.
Salí cerca de las diez y vi muchos automóviles estacionados, Se ubicó la banda, varios policías y yo y mis niños también.
algunos bellísimos. Todo se puso tenso en un momento, se acercaba el interventor
Todavía no sé porque en ese instante me puse a sacar cálculos de turno, Comodoro Llerena, con sus ministros, secretarios y
mentales, que me dieron como resultado que uno solo de estos otras altas autoridades.
automóviles, que ahí estaban estacionados, alcanzaba, según fuera Con qué postura el alto mandatario miraba el pabellón; lo había
de brin, de algodón o una tela mejor, para diez mil, veinte mil o visto flamear en homenaje suyo hacía tan poco en España, donde
treinta mil bombachitas. estuvo representando a La Rioja Argentina.
Y a medida que hacía estas cuentas, en mis oídos seguía so- Me temblaban las manos, hasta sentí deseos de salir dispa-
nando aquella conversación: rando, era demasiado para mí; hubiera preferido estar haciendo
- Pero ella, que es la madre, me dice que se la compre yo a la las visitas domiciliarias por el “Tiro Federal”. La Patria flameaba
bombachita. descendiendo suavemente al compás del clarín.
- Y qué vas a hacer? Quizás no corresponda aquí ni esté bien decir que el viático
- Yo ya le he dicho que vaya pensando en otra madrina. Por de un día del gobernador equivalía a dos sueldos de un maestro
interés no. ni que su sueldo era equiparable al de noventa docentes -datos
inflados seguramente- justificado sobradamente por tener que
administrar toda una provincia. Lo que posiblemente si quede
bien es decir que esas manos que sostenían la driza, habían hecho

Héctor David Gatica - 42 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 59 - El Canto del Canario
dente de la institución donante y al escribano de la misma. Así EL MEDICO, LOS NUMEROS Y UN TANGO
comenzó y terminó, con total silencio periodístico. El único que
asistió, media hora después, al parecer no enterado del susodicho (Al Dr. Jorge Mercado Luna)
decreto, fue el Juez Federal.
Esta es la historia. La maestra jardinera reclamó a la señora
directora, dos años después, el acto de recepción, de no, quedaba
como un desaire. Así es como llegamos al presente día.
La banda de música se ubicó debidamente pues se acercaban
las autoridades. El anterior presidente del IPSAS donante de la
enseña no estaba ya, había sido reemplazado. Habló el nuevo re-
presentante, después lo hizo la directora. Hubo aplausos, tocó la
banda, se hizo el traspaso de banderas, desfilaron los pequeños de
varios jardines cuidados por sus señoritas y hubo muchos aplausos,
como corresponde. El periodismo sacó fotos y tomó notas. - ¡El que sigue!
Después se pasó a un aula decorada con primor, mesas y copas - Permiso.
colocadas simétricamente, bellamente dobladas las servilletas. - Documento.
Yo era uno de los anfitriones, amén de poner de mi bolsillo - Aquí tiene.
para aquel lunch, igual que mis colegas y que la cooperadora, - Profesión.
y otras instituciones de bien público. Había empanadas, masas, - Médico.
sandwiches, vinos finos, gaseosas. - ¿A quien viene a visitar?
La banda estuvo atendida en otra aula, en una no cabían tan- - A mi hermano Ricardo.
tos. - ¡Le pregunto por el número, no por el parentesco ni el nom-
Dos inspectoras sostenían de ambos lados, con sus sonrisas, el bre.
interventor de turno del Consejo de Educación, un profesor muy - Ah... El 933.
irascible, mal llevado y estrambótico que vino de Buenos Aires, - Pase.
del cual nunca se olvidará la docencia riojana por las iniquidades La visita familiar y la conversación íntima fue a distancia y
a las que sometió a supervisores y colaboradores cercanos, un a los gritos. Todos hacían lo mismo al frente de sus respectivos
tanto cojo el hombre -los muchachos le decían por eso el engaña parientes.
baldosas- por lo que rengueaba cada vez que se acercaba a levantar Los mil y más kilómetros que lo separaban de aquella cárcel
discretamente una empanada más. de Sierra Chica le dieron tiempo para meditar bastante, sentía en
Antes de irse, las autoridades distribuyeron entre el personal la boca una cosa desabrida, un algo metálico, con frío de hielo al
docente abundantes felicitaciones. Y la Sra. directora les regaló a haber tenido que dar un numero en vez del nombre de su hermano,

Héctor David Gatica - 58 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 43 - El Canto del Canario
que le hubiera puesto un sabor dulce y tibio en la boca. LA PATRIA FLAMEA
Pensó en su profesión, que era la más hermosa: Salvar vidas.
¿Por qué entonces algunos colegas la abandonaban para de-
dicarse a la política? Claro, no es fácil aguantarse sudar sangre
cuando se está ante una operación riesgosa, ante un paciente
grave, sintiendo en el alma el peso de esa vida, llorar cuando se
nos escapa un niño de las manos, levantarse a altas horas de la
noche medio dormido porque alguien que nos hizo llamar, quiere
también ver el nuevo día.
Recordó los viejos médicos, el de sus padres por ejemplo que se
metían en el paciente, en la familia toda y que curaban el cuerpo
y también el alma.
Y ahora qué pasaba en las clínicas? No había enfermos con
nombre, existían sólo números, como los presos en la cárcel de la A la tercera hora hubo que suspender la clase; debía estar
cual venía de visitar, como el 933 de su hermano. Carpeta número presente toda la escuela en la ceremonia.
tanto, luego la enfermedad, la operación a efectuar: -Doctor, tiene En pocas palabras vamos a narrar la historia que culminó
una vesícula. Doctor, tiene un ovario. en este acto: Dos años atrás el IPSAS (Instituto de Previsión
Seguridad y Asistencia Social) había donado una bandera de
Llegó a su casa apenas como para darse un baño, pasó a la ceremonias al Jardín de Infantes de mi escuela. Ese año y el
clínica y de inmediato entró en su consultorio. anterior las instituciones oficiales más representativas, donaron
La secretaria hizo pasar una pareja de viejitos, llegaban desde con magnanimidad varias banderas y se hacían actos inolvidables
el campo y cada vez que venían estos ancianos le traían a su doctor en un marco de recogimiento y solemnidad; terminado este, se
un regalo, “un engañito” digamos: Huevos de perdiz, quesillo de agasajaba a la concurrencia.
cabra, alguna torta asada al rescoldo. Sucedió que al hacer la donación que nos ocupa, el terremoto
Esta vez notó algo distinto en los ojos mansos de la mujer, una que dio por tierra con Caucete, también produjo muchos daños en
especie de ansiedad. Y él, su hombre, estaba como una cuerda ten- nuestra ciudad, debiendo cerrarse las clases diez días antes; sólo
sada a la cual bastaba con tocarla para que empezara a sonar. quedaron los maestros terminando papeles. Por eso al entregar
- Don Ramón, doña Jacinta ¿cómo andan esos huesos? la bandera de ceremonia al director del establecimiento, todo fue
- Doctor, esta vez no tuvimos nada para traerle; pero mi viejo demasiado silencioso. En el IPSAS no sabían que una orden del
ha estado ensayando un tanguito y ahora se lo va a cantar; así dijo Consejo de Educación prohibía los actos de fin de curso, por el luto
doña Jacinta, se quedó un momento en suspenso y luego agregó: que cubría a la hermana provincia y los daños en la nuestra.
-Para usted, doctor. El acontecimiento de entrega se limitó a la llegada del presi-

Héctor David Gatica - 44 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 57 - El Canto del Canario
posibilidades a quien las busca, y la consagración de ella estaba Y sin más don Ramón comenzó el dos por cuatro. El médico,
en aquellos márgenes como la de Picasso en la Guernica, en la que nunca dudó ni le tembló el pulso en meter bisturí con la calma
Circular Nº 4, en el Decreto 2517. Si algún día pudiera, personal- más pasmosa, se quedó como cortado.
mente agradecería a sus inspirados creadores.
Con todos estos pensamientos vigorizantes ni sintió las cua- “Hoy vas a entrar en mi pasado
dras. Tampoco percibió un par de saludos. en el pasado de mi vida”.
Al doblar la última esquina escuchó llantos, levantó la cabeza
y trató de localizarlos, venían de su casa; el corazón le pataleó En principio el facultativo pensó en lo que estaría ocurriendo
adentro y corrió sin ningún pudor. ahí afuera con los demás pacientes, extrañados, escuchando el
Ella misma -no permitió que nadie más- fue a Servicios So- tango a viva voz de don Ramón.
ciales, miró mucho rato el interior de los cajones más pequeños Mas no, los ruidos que salían eran otros, y asustaban. Ruidos
y al fin señaló uno, decididamente, ése. de números de carpetas y de enfermos que estallaban al caer en
Ella misma también se encargó de levantar la criaturita y el piso, mezclándose riñones con apéndices pertenecientes a esas
colocarle con sumo esmero en el fondo, cuidando las distancias. cifras, cada órgano del cuerpo humano caía pegado a un número
Al agacharse sintió que se le caía el alma y se le quedaba ahí, y multiplicaba en intensidad de ruido según fuera ese número,
inmóvil y marginada. Su hermana la retiró bruscamente cuando oyéndose hasta de Talamuyuna, de donde venían don Ramón y
se dio cuenta que estaba calculando el lugar exacto y los márgenes doña Jacinta.
donde aquel ángel debía permanecer.
Se la llevaron al día siguiente por la mañana. Le aterraba pen- “Qué grande ha sido nuestro amor
sar que algún movimiento brusco de la pompa fúnebre pudiera y sin embargo, ay,
moverla, transgrediendo así los márgenes de la muerte. mira lo que quedó”.
Y aquella tarde fue distinta, aunque fue igual que las otras
en limpiar y barrer, pero solo en eso, porque esta vez no barrió Hubo algo que nadie escuchó caer, una lágrima, que no hizo
pelusas ni recetas de antibióticos, sino pétalos de rosas blancas ruido porque como esos ríos subterráneos, se fue por dentro,
que al agacharse a alzarlas se mezclaron con sus lágrimas. creciendo en el cauce oculto y caliente que lleva al corazón. El
corazón de un médico enternecido.
Los viejitos salieron y él siguió escuchando a doña Jacinta:
- Para usted, doctor.
De golpe se abrió la puerta y entró la secretaria anestesiándole
la emoción con una carpeta que ostentaba un gran número.
- Doctor, le recordó; lo está esperando una próstata.

Héctor David Gatica - 56 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 45 - El Canto del Canario
igual a su jefa, muy por encima de su hermana la maestra, que
la seguiría consultando cada vez que debiera cursar una nota. El
que persevera triunfa. Qué sabio era eso. Sentirse logrado, qué
felicidad. Pensar que hay personas que no lo consiguen en toda
su vida. Como le hubiera gustado que pasara el Interventor Go-
bernador para que comprobase la eficiencia de sus administrados.
Cuántos grandes hombres permanecieron en el silencio y en el
anonimato hasta el instante de su revelación. Algo parecido debían
de sentir a ese momento que ella estaba viviendo. Ya no necesitaría
consultar más a la Cuatro, firmada por el Sr. Interventor, los Sres.
Ministros y refrendada por su señoría el Sr. Secretario de Estado
de la Gobernación.
Se acercó a la ventana y aspiró el olor a setiembre. Veintiocho
años había permanecido todas las mañanas en esa oficina, sin una
falta, en esa silla, en ese escritorio, con esa máquina, la ventana
con la misma manchita amarilla en la parte superior, una baldosa
de la esquina floja y un mapa de la provincia con los anteriores
nombres de algunos de sus departamentos: Juárez Celman, Gral.
Roca y otros.
Volvió a la silla y continuó la tarea, sintiendo ahora la seguridad
y la superioridad con que había aprendido a marginar.
Momentos antes de cumplir la jornada, tras algunas vacilacio-
nes, se decidió y fue a hablar con la jefa para solicitarle permiso
por un día. No se animó a pedir dos.
El río de empleados que venía por el corredor, brazo de ese otro
gran río que es la calle, salió a la acera y comenzó a bifurcarse
hacia los distintos y distantes barrios.
Sentíase otra ese día, casi como no perteneciente a la masa
innominada, o al menos por sobre de ella. Pensó en lo que un
compañero había leído en voz alta en el diario días anteriores
de un pintor al parecer famoso, un tal Picasso, quien tocara la
cumbre con su obra “Guernica”, o algo así. La vida da múltiples

Héctor David Gatica - 55 - El Canto del Canario


cho años atrás. La fiebre de la criatura continuaba resistiendo la LA MANCHA
avalancha de antibióticos.
Tras administrarle los remedios dio comienzo a su tarea, que
si bien era igual era también distinta, pues no se parecía a la de
la mañana en la oficina: Almuerzo, platos, jabón, plancha.
Aquella siesta la enfermita estuvo muy molesta, con vómitos.
Se había puesto muy práctica en eso de los márgenes, qué satis-
facción, los tenía dentro de la cabeza, como marginándole los
pensamientos.
Le molestaba algo, había ítems que aún no podía aprenderse.
En cambio ella, la jefa, cómo se los sabía. Será no más que unos
nacen para dirigir y otros para categorías menores.
El sueño de toda la noche giró alrededor de la Circular Nº 4.
En el sueño sí que la sabía, desde el primero hasta el último Llegóse un día don Artemio hasta la parroquia de Arauco,
renglón, de aquellas normas para la redacción y diligenciamiento pues quería conseguir datos acerca de la Virgen Peregrina. Ha-
de la documentación administrativa. Sólo la interrumpía, a ratos, bía conversado además con gente de “El Valle Vicioso” porque
el llanto de la hija. deseaba hacer su aporte en un folleto a la historia de San Blas
Antes de salir para la oficina le tocó la frente, casi quemaba. de los Sauces.
Pediría permiso por un par de días, aunque era muy arriesgado, Al arribar a Aimogasta le pidió permiso al cura del lugar para
una carpeta médica podía costarle el puesto. realizar sus investigaciones y éste se lo concedió pero con una
El tiempo y espacio que la separaban del barrio al trabajo lo condición: El, por asuntos de iglesia, tenía que salir para volver
aprovechó para dar un repasito a su memoria. El olor a azahares recién al mediodía, hasta entonces, don Artemio debía permane-
apenas se animó a rozarla. cer encerrado con llave haciendo todas las averiguaciones que
Firmó, puso la hora y pasó a su escritorio dispuesta a no levan- quisiera, pero encerrado.
tarse en toda la mañana, pues debía confeccionar un informe muy - Padre, su desconfianza me ofende,.
delicado donde tendría que aplicar, paso por paso, la 4/17-6-78 - La condición es ésta, si usted la acepta, pase.
con todos los puntos de la 2517/16-11-77. - Esta bien, la acepto, pues me interesan mucho los datos que
Seis horas pasaron en un vergel de teclas, en un cielo de letras busco.
luminosas como estrellas, había comenzado por los márgenes, - Yo le prometo que al mediodía le daré razones de porque lo
perfecto, y así cada código sin consultar una sola vez la circular encierro.
que transcribía el decreto. Levantó la cabeza, caliente la frente, El cura se fue y don Artemio estuvo consultando papeles y
henchido el corazón. Acababa de triunfar en la vida, sentíase anotando hasta media mañana, sin poder salir ni al baño, lamen-

Héctor David Gatica - 54 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 47 - El Canto del Canario
tando el resto del tiempo sobrante no haber traído cerda para hacer Cuando volvió a sentarse, se demoró un momentito antes de
sus bellos trabajitos manuales. proseguir, gustando el dulce instante que acababa de pasar. Con
Al regresar el cura se produjo el siguiente diálogo, después de qué seguridad le había dado los datos, hasta pensó agregarle, sin
ir al baño por cierto: que ella se lo preguntara, que “las notas deben ser cursadas a doble
- Ud. conoce a N.N.? espacio y que la escritura de párrafos al comienzo de una nota
- ¡Quién no lo conoce! o después de punto y aparte, se iniciará dejando diez espacios a
- Bien, resulta que vino a investigar aquí. Cuando él se va, partir del margen izquierdo”. Gajes del oficio que le dicen.
descubro que en uno de los libros parroquiales había desaparecido Salió a la calle a la hora de costumbre. A la distancia, su delan-
una página. tal celeste se mezclaba con las copas azules de los jacarandaes.
- ¿Una página? Los labios resecos de la niñita volvían a denunciar fiebre. Pidió
- Sí, quería sacarse una mancha. agua. Ya era hora también de uno de los antibióticos. Mientras la
- ¡Cómo!. Volcó tinta sobre el libro?. Un descuido seguramen- medicamentaba recordó que “el nombre del lugar donde se emite
te. Y claro, un hombre tan delicado sentía vergüenza de haberle la documentación administrativa debe presidir a la fecha”.
manchado algo tan importante, casi sagrado digamos. Preparó el almuerzo, lavó los platos, limpió la casa y planchó.
- No, la mancha estaba volcada sobre su apellido. Así se fue otro día más.
- Cada vez le entiendo menos, padre. Aquella mañana comenzó calculando muy bien los márgenes,
- Claro, ocurre que no era por los inocentes que él mandó a con una precisión de ingeniería: “izquierdo cuarenta mm, derecho
la cárcel, ni por las torturas ni por los fusilamientos lo que le diez, superior cincuenta”.
quitaba el sueño. Una brisa que entró por la ventana trajo desde los naranjales
- Tan grave era? Y eso, que tiene que ver con la mancha? de la plaza el perfume a los azahares. La primavera derrochaba
- Termino de contarle: Sucedió que en un pueblito de la costa, colores y olores.
no sé si Anillaco o Aminga, tuvo familia siendo soltera una pa- Las horas cayeron una tras otra sobre el teclado, y sobre su
rienta de su mismo apellido y eso manchaba, ensuciaba digamos, espalda.
tan ilustre prosapia. Entonces, había que hacer desaparecer la Sintió, ante la suficiencia certera de su jefa, un complejo de
mancha, o sea la hoja adonde se hallaba anotado tamaño pecado inferioridad al tener que consultar por trigésima vez la circular:
de madre soltera, con su mismo apellido. Por eso lo encerré don “Se escribirá en mayúscula el cargo del funcionario a quien vaya
Artemio, no sea que usted también quisiera borrarle una mancha dirigida la nota, informe o providencia. Se escribirá a cuatro inter-
a su nombre. líneas debajo del lugar y fecha y a partir del margen izquierdo”.
Y riéndose y bromeando, ya de a caballo don Artemio, le Qué espectáculo los empleados públicos saliendo por miles de
contestó al cura: las distintas oficinas y volcándose largo rato hacia la calle, algo
- En ese caso yo tendría que llevarme no ya una hoja si no el así como ver correr un río colorido de corbatas y uniformes.
libro entero, padre. Si yo nací entre una montaña de manchas. Se dirigió a su barrio tal cual lo venía haciendo desde veintio-

Héctor David Gatica - 48 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 53 - El Canto del Canario
de papel a la espera del teclado de una máquina de escribir, con Benditas sean.
espacio suficiente para tabular unos hermosos márgenes. Y la carcajada grande de don Artemio trepó a los olivares y
Cerca de las quince llegó al Barrio Matadero; la fiebre de la voló después hasta el Valle Vicioso, donde habitaba la mancha
niñita había cedido un tanto. que le dio la vida.
La circular decía que “los subtítulos deben comenzarse a es-
cribir a partir del margen, no llevarán numeración y su texto, en
mayúscula, irá subrayado”.
Preparó la comida, almorzó, lavó los platos, hizo la limpieza
de la casa, puso en jabón la ropa. Así paso un día más.
Oscuro aún estuvo en pie, deseaba llegar unos minutos an-
tes.
Salvando basurales y esquivando la huída de media docena de
perros se dirigió hacia el centro. Tuvo por un momento la sensa-
ción de que setiembre quería metérsele por los poros.
Firmó primero que todos, buscó la circular y se dirigió a su
silla.
“Los títulos se comenzarán a escribir a partir del margen. No
llevarán numeración y su texto en mayúscula irá subrayado”.
Llegó la jefa de sección y la saludó. Increíble la capacidad de
aquella mujer para recordar leyes, decretos, circulares.
La envidiaba. De seguro su jefa no consultaría más la 4/17-
6-78.
Llevaba tres horas inclinada sobre la máquina de escribir
cuando fue distraída por una llamada telefónica; era su hermana
la maestra insultando a media voz. En su rostro tirante de ciento
ochenta minutos de tecleado sintió la comezón de la superiori-
dad.
- Tomá un lápiz y un papel -le dijo sobrándola-
- Ya los tengo -repuso molesta la hermana.
- Izquierdo cuarenta milímetros, derecho diez milímetros,
superior cincuenta, inferior veinte...
- ¡Basta! -gritó su hermana la maestra y le cortó-.

Héctor David Gatica - 52 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 49 - El Canto del Canario
MARGENES DE LA MUERTE

“Decretado por el Gobernador y que debe ser refrendado por


el Ministro de Gobierno e Instrucción Pública, por el Ministro
de Hacienda y Obras Públicas y suscripto por su señoría el Sr.
Secretario de Estado de la Gobernación”. Así rezaba aquella
fascinante Circular Nº 4.
“Margen izquierdo cuarenta milímetros; derecho, diez milíme-
tros, superior, cincuenta milímetros; inferior, veinte milímetros.
En la hoja final, será de sesenta milímetros como mínimo”.
Pensó con pena en su hermana, pues sufriría mucho hasta
aprender todas estas normas; le interesaban más los garabatos
de sus alumnos que la seriedad de los documentos. Sin dudas le
consultaría constantemente a ella. Sintió orgullo.
Se habían cumplido las ocho horas de esa jornada. Salió a la
calle -hacía dos años del golpe militar y el país seguía vistién-
dose con uniforme verde-. Comenzaban a florecer los lapachos,
parecían nubes blancas y rosadas bajando sobre la ciudad al ras
de las casas, nubes sostenidas por el tronco de los árboles. Eso
parecían a la mañana, antes que salga el sol; pero a esa hora de la
salida de la oficina, semejaban más bien -así lo sentía ella- hojas

Héctor David Gatica - 51 - El Canto del Canario


LA CARPETA VACIA

La planificación

Aquella mañana contemplaba con satisfacción el entusiasmo


que, sin estridencias, alcanzaba todo el grado. Hacía algunos años
que venía tratando de perfeccionarlo. El alumnado estaba divi-
dido en cinco grupos, cada uno con su coordinador. Un alumno,
elegido en mayoría, encargábase enteramente de la disciplina, a
él le pedían permiso para moverse dentro y fuera del aula y le
obedecían cualquier orden o castigo que les impusiese. Cada uno
de ellos, por otra parte, tenía funciones específicas que cumplir.
Encontrábame gozando al observar esos niños que se goberna-
ban a sí mismos y trabajaban sin ser molestados, cuando entró la
directora con una carga de planificaciones en los brazos. Pareció
no percatarse de los chicos. Tampoco ellos.
- Maestro, aquí le devuelvo su planificación, no la hizo como yo
la quiero. Las otras también las voy a devolver, todas están mal.
La miré salir con aquella carga de tiempo perdido, con esa
montaña de planificaciones anuales que estaban mal, porque no
estaban como ella las quería.
Necesitaba serenarme. Miré los niños, completamente ajenos

Héctor David Gatica - 61 - El Canto del Canario


a esa planificación que acababan de rechazarme, y en vez de se-
renidad lo que sentí fue una gran desazón, era como si el polvo
de la tiza que caía desde la pizarra me hubiese tapado los ojos
amortajándome la mirada.
Otro día se hallaban tan entretenidos en un examen donde
ellos mismos corregían y ponían las notas, que ni advirtieron,
nuevamente, la presencia de la directora, quien entró con las
amadas planificaciones bajo el brazo. Aquí habría que aclarar que
decir año escolar era decir programa anual, planificación anual,
planificación mensual, planificación diaria, planificación.
- Maestro, le traigo la planificación, la inspectora quiere que
estén a la misma altura y en línea horizontal los objetivos, los con-
tenidos, las actividades, la evaluación, el tiempo y los recursos.
Esta vez no supe si había salido en el acto o si observó la piza-
rra y el intenso movimiento en el aula, pues los niños correctores
llegaban ya con las primeras pruebas, indicando la nota que a su
juicio correspondía. Sus alegrías y tristezas resbalaron como nun-
ca sin tocarme, mientras en mi mente deprimida se acomodaban
horizontalmente y a la misma altura: la planificación, las patas de
las mesas, las patas de las sillas y los tacos altos de los zapatos de
la señora directora, saliendo por la puerta de la media mañana.

II

La palabra justa

- Maestros, deben hacer la planificación de toda la semana de


nuevo.
Tengo que decírselo, pensé, tengo que decírselo: Señora, usted
me ha enseñado algo. Tengo que decírselo... Usted señora me ha

Héctor David Gatica - 62 - El Canto del Canario


enseñado algo. ¿Sabe qué? Usted señora directora me ha enseñado
a odiar la escuela.
Estos pensamientos sonaron demasiado fuertes contra mi
frente, acaso porque empezaban a ser verdad o porque encontré
las palabras precisas para expresarme. Casi que me quedé más
tranquilo. Usted me ha enseñado algo, señora directora, usted
me ha enseñado a odiar la escuela. Me las estaba repitiendo para
mi gobierno y era como si se las hubiese tirado a la cara en el
mismo momento en que nos rechazaba las planificaciones. De-
bía decírselo pronto, antes de que se enfriaran. Mas casi que me
convencí de que ya no hacía falta; seguro que la podía destruir
con esas palabras, eran poderosas. Lo único que falta, me dije, es
que ahora me sienta agradecido por haberme permitido volcar en
palabras lo que se me estaba desbordando por dentro. Y me las
volví a repetir: A usted señora le debo ¿sabe qué le debo? Este
odio que ha cultivado en mí por la escuela.
Acto seguido volví a mis alumnos, indicando a Griselda que
pasara a comentar el último libro leído. Desde hacía algunos años
que venía procurando perfeccionar la enseñanza de iniciación
literaria y de redacción, me rebelaba contra la lectura de libros en
serie para todo el país, como si el interés de los niños argentinos
fuera uno solo.
Entre otros intentos traté de acercarlos al conocimiento de los
grandes autores y de las principales corrientes literarias, conec-
tarlos con la literatura americana y española, universal en fin.
Tras este aprendizaje generalizado, les pedía la lectura de textos
completos, sin mayor esfuerzo, con un mínimo de páginas diarias,
para luego comentarlos semanalmente ante la clase. Así, hubo
niños que leyeron hasta ocho libros en el año.
- Lea esto maestro, es muy lindo; me decía un día el alumno
Pedro, mostrándome La Cabaña del Tío Tom, cosa que hice una
tarde que inacostumbradamente caía nieve en la ciudad de La

Héctor David Gatica - 63 - El Canto del Canario


Rioja. Fascinante y doloroso. Cruel.
- Leyó 20.000 Leguas de Viaje Submarino? (La pregunta era
de Nancy). Leálo, maestro, que le va a gustar.
Las poesías que habían copiado e ilustrado las aprendían y las
recitaban, desde los viejos romances, la literatura clásica española,
el romanticismo, la literatura gauchesca, el modernismo, hasta
llegar a los poetas contemporáneos.
- Tienen que empezar a formar la biblioteca propia, su biblio-
teca personal, les insistía permanentemente.
Aquel día un alumno habló de las Fábulas de Esopo, otro de La
Isla del Tesoro, un tercero de El Principito, un cuarto se refirió a
Las Torres de Nuremberg, de Sebastián Tallón y un quinto había
comenzado a hablar de Morada de Paz, de Rabindranath Tagore,
cuando sonó el timbre, sacándolos de Sankiniketán y de aquellos
maestros y alumnos que desarrollaban sus clases bajo los árboles
hindúes y que saludaban al sol cantando los himnos del poeta.

III

El registro manchado

El avecinamiento de la primavera empezaba a sentirse aquella


mañana desde los lapachos y azahares por los poros. Caminaba
al aclarar por las calles y me parecía que la vida se renovaba en
mí, con un perfume y un olor distintos. Ese aire de renovación,
circulaba una hora después en el aula.
Aquel día teníamos redacción. Siempre me preocupó la liber- Se terminó de imprimir en abril de 2006
tad del alumno, la creatividad y el agrado en la tarea, no fácil de en los talleres de ALTA CORDOBA IMPRESOS
Rodríguez Peña 2375 - Córdoba
conseguirse dentro de los esquemas exigidos.
República Argentina
En esa búsqueda, cuando debían investigar les ponía a dis-

Héctor David Gatica - 64 - El Canto del Canario


posición varias tarjetas y dejaba que los grupos se establecieron
donde quisiesen, dentro del aula o fuera de ella, en el patio, bajo
las moreras o los aguaribayes.
Otro día, dos o tres jurados de tres alumnos cada uno, pre-
paraba una serie de preguntas, que a lo largo de una o dos horas
contestaban los demás, ya en grupos o en forma individual, ho-
ras en que el maestro permanecía totalmente ignorado, sin una
sola intervención, ni disciplinaria ni de ningún tipo. El jurado
es soberano, les había dicho con tiempo, sólo se pueden levantar
quejas al finalizar el interrogatorio. Aquello era una fiesta para
los chicos, y para mí también, viéndolos a ellos trabajar con tanta
euforia, automotivados.
En cuanto a las composiciones, que por lo general me parecían
odiosas, con temas áridos, sacadas a tirones en el término de tantos
minutos. Les indicaba, en cambio, cinco temas de entre varios
propuestos por ellos mismos, para que elaboraran en el tiempo
que se quisieran tomar.
Me había quedado casi solo en el aula, salvo dos niños que
observaban en la esquina de una mesa un retrato. Volvieron
luego los otros chicos, discutieron, se pelearon, se pusieron de
acuerdo, pasaron al frente, cada uno leyendo algo distinto, de
manera que demostraron que todos habían trabajado. Ninguna de
las descripciones se parecía, tampoco el comentario de láminas o
la interpretación de rostros; diferentes y amenas las narraciones.
Hubo diálogos que colmaron de risas o de ternura el aula.
Fue tanta la alegría que llenó mi espíritu al escuchar a los niños,
que al quererme agachar para anotar las asistencias e inasistencias
diarias, una gota de esa alegría cayó desde mi alma descuidada
sobre el registro impecable, manchando el sello cuasi sagrado de
la Dirección.

Héctor David Gatica - 65 - El Canto del Canario


IV compacto, 1993. Con música de, Ramón Navarro. Presentada en nu-
merosos pueblos del interior de La Rioja. Varias veces en la ciudad.
Las reuniones Llevada a trece provincias. Al festival folklórico de Cosquín. A la
Feria de la República y a Expo América en Bs. As. Presentada en
Aquellas reuniones las vi repetirse calcadas durante años: Los los teatros más importantes del país: Cervantes, San Martín y Colón
(Bs. As.). En varias oportunidades transmitida por radio y televisión
niños no deben quedar un momento solos ni han de moverse del
a todo el país. Artistas participantes en la grabación: Ramón Nava-
aula en horas de clase. El registro de grado es un documento, rro, Ramón Navarro (h), Colacho Brizuela, Luis Chazarreta, Chito
es el espejo donde se ve al maestro, como al niño se lo ve en su Ceballos, Pancho Cabral, Rioja Trio.
cuaderno. Las carpetas diarias, paso por paso: objetivos generales, - MEMORIA DE LOS LLANOS. Grabado en “La Galera”, La Rioja,
objetivos específicos, actividades, evaluación. Se debe concurrir 1994. Con música de Ramón Navarro (h).
con puntualidad, quince minutos antes, para no comprometer - RIOJA ESCONDIDA. Grabada por “Arraigo”. Música de R. Nava-
al directivo. Nadie puede salir por ningún motivo del estableci- rro.
miento. - TU GRITO. Grabado en “La Galera”. Música de R. Navarro.
Se solicita a los maestros no pedir permiso, porque compro-
meten a la dirección.
Tantas veces discutí con directores y supervisores... Y qué
había ganado? Como cambios, nada; quizás solamente que se
nos respetara un poquito como personas. Mas terminaba al fin,
como todos, por hacer silencio, llevado por el aburrimiento de
la reunión, por el tedio del monólogo de la reunión. Y poco a
poco me venía el desánimo, hasta llegar a una depresión tal que
terminaba con el alma tirada a los pies de las maestras, sobre
el piso, tan mudo al fin como esos guardapolvos sentados en la
dirección, blancos, más blancos todavía de recibir tiza y palabras
sin color y sin calor.

Héctor David Gatica - 66 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 75 - El Canto del Canario
poesía de España (1993). V
- UNA VOZ PARA MI TIERRA. Prosa. Historial de las revistas
“Alborada” y “Poesía Amiga” (1997). La carpeta vacía
- ANTOLOGIA POETICA RIOJANA (1998).
- EL LIBRO DE LA CANTATA RIOJANA (2001). La disposición del gobierno de facto llegó a todos los estable-
- CUENTOS Y RELATOS DE LA RIOJA. 420 págs. (2002).
cimientos: Había que presentarse ante la Junta de Calificaciones
U.N.L.A.R.
- OBRAS COMPLETAS. 500 págs., (2003). para certificar documentación, dejar la válida, retirar la inútil y
- INTEGRACION CULTURAL RIOJANA. Declarada por la Legis- ajustarse al nuevo puntaje.
latura, Patrimonio Cultural de la Provincia de La Rioja. 2650 págs. Comenzaron a llegar docentes de todas partes de la provin-
(2001, 2002, 2003, 2004). cia.
- BREVE ANTOLOGIA (2004). Tras un par de horas se había acortado bastante la cola; con-
- NUEVO MAPA DE LA POESIA RIOJANA. (2005). versé unos momentos con gente de Ulapes y de Chepes.
- Quedan varias obras inéditas. Ya estaba a diez maestros de la llegada, las autoridades de la
Junta sacaban carpetas, las abrían, entregaban documentación y
anotaban en unos cuadernos.
REVISTAS Faltaban nada más que un par de docentes, aunque para atrás
eran infinitos los apóstoles de la educación.
- ALBORADA. Cuarenta y cinco ediciones, durante once años: 1954-
1965. Ya me antecedía nada más que un colega en la cola de las
- POESIA AMIGA. Revista internacional de poes÷ia, cinco años, carpetas; sentí que el corazón se me apuró un poco.
trece ediciones. Con viajes por Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia Di mi nombre y la empleada se dirigió a los anaqueles vol-
y Perú, visitando poetas y recogiendo su poesía para esta revista. viendo con una carpeta de mucho bulto y peso y comenzó a
- JUNTOS EN LA CULTURA. Boletín cultural al permanecer al sacar papeles apresuradamente, al principio hojeando, después
frente de la Dirección General de Cultura de la Provincia de La en montón: Conferencias, publicaciones, cursos, becas, premios,
Rioja. asistencia a congresos, viajes culturales al exterior, dirección de
- INTEGRACION CULTURAL. Trece ediciones. Se trata de una pu- revistas y periódicos, diplomas.
blicación cultural que cubrió la provincia de La Rioja departamento Más de cien folios, que -distinto a los otros casos- no se ocu-
por departamento (1989-2000). El numero 12 de 265 págs. El numero pó de anotar en su cuaderno hoja por hoja. El trámite ordinario
13, de 680 págs.
consistía en asentar la documentación extraída de cada carpeta,
el docente debía ir a un escribano oficial, hacer la certificación
GRABACIONES de la misma y regresar con todo ya sellado y firmado.
La señora me alcanzó el fajo y me dijo:
- CANTATA RIOJANA. EMI, ODEON, Bs. As. 1985. Y en disco - No hace falta que la haga autenticar ni que la traiga de vuelta,

Héctor David Gatica - 74 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 67 - El Canto del Canario
todo eso no vale nada. BIBLIOGRAFIA
- ¿Y los libros que dejé juntamente con esta documentación?
- Aquí no hay nada.
- Y las revistas?.
- Tampoco, seguramente se han extraviado.
Miré a mi alrededor, varios colegas me observaban. Sentí
vergüenza, una vergüenza que partía de ese montón de hojas que
sostenía en las manos y que “no valían nada”, aunque represen-
taban toda una vida dedicada a la cultura, a lecturas, a estudios, LIBROS PUBLICADOS
desvelos, madrugadas, renunciamientos y que para mí, como
maestro, no me valían ni un punto, ni un centésimo de punto. - MEMORIA DE LOS LLANOS. Poesía. Esta obra lleva doce edi-
Algunas caras se mostraron serias, otras, con una leve son- ciones y ha sido traducida al italiano, inglés y francés (1961-63-64-
risa. 65-67-83-92 (Feb.)-92 (Julio)-94-96-2000-2003.
No supe reconocer si de ellas se desprendía lástima, alegría, - LOS DIAS INSOLITOS. Poesía. Faja de Honor de SADE. 1987. Tres
ediciones (1986, 1996, 2003).
asentimiento, reprobación o simplemente indiferencia.
- LOS DIAS DEL AMOR. Poesía. Tres ediciones (1988, 1995,
Como para librarme de aquellas miradas, bajé los ojos hacia 2003).
la carpeta con los espirales aún abiertos; únicamente quedaba el - HIMNOS FARISAICOS o EL CANTO DE LAS MANOS. Poesía.
título de maestro normal nacional y, haciéndole compañía como Tres ediciones (1988, 1998, 2003).
para que no se muera de frío, un certificado de ortografía de las - PAIS DESVELADO. Poesía. Tres ediciones (1988, 1998, 2003).
academias “Pitman”, curso que había hecho por correspondencia - LOS FUNDADORES DEL OLVIDO. Cuentos. Libro distinguido
cuando niño, cuyo valor fue consignado en treinta centésimos. con cuatro premios nacionales - “Roberto J. Payró”, de Gente de
De haber sido la más abultada y codiciada, pasaba a convertirse Letras, Bs. As.; Primer premio Fondo Nacional de las Artes, 1988;
en la más flaca y despreciada. Faja de Honor de SADE, 1990; Faja de Honor de la Asociación de
Hice ademán de retirarme pero fui detenido por la voz de la Escritores Argentinos (ADEA, 1994). Tres ediciones (1989, 1997,
empleada que me decía: 2003).
- MAPA DE LA POESIA RIOJANA. Estudio de los cuatro siglos de
- Ha de traer una carpeta nueva, mire que ésta ya está muy
las letras riojanas, en 17 capítulos y 300 págs. (1989).
vieja. - DIARIOS DESDE VILLA NIDIA. Prosa (1990).
Al alejarme de la Escuela “Castro Barros”, donde trabajaba - EL LIBRO DE LOS POETAS JOVENES (1991).
provisoriamente la Junta de Calificación, y empezar a caminar - ESTE CANTO ES AMERICA. Ediciones Culturales Argentinas
por la calle Benjamín de la Vega, sentí que mi alma de maestro (ECA), en dos tomos y un total de 840 páginas. Se trata de la poesía
estaba tan vieja, tan rota y vacía, como aquella carpeta que aca- de América presentada país por país, y en cuanto a la Argentina,
baba de abandonar. región por región y provincia por provincia. Y al final de la obra, la

Héctor David Gatica - 68 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 73 - El Canto del Canario
VI

El último día

Este es el fin de los maestros jubilados, me había dicho un


amigo indicándome un kiosco atendido por una señora, ubicado
en el living de su casa. Al fin y al cabo, que la única satisfacción
es haber sido maestro.
La desilusión se había apoderado de mí y ya no pensé en otra
cosa que no fuera retirarme, además la vista no me acompañaba
lo necesario como para una tarea tan delicada. Sentíame hastia-
do y decepcionado, cansado de tanto atropello al magisterio, de
manoseos, de ver realizar tanta tarea inútil. Odiaba cada vez más
el papeleo, las planificaciones, que no eran otra cosa que copias
de otras carpetas o libros, donde la creatividad propia era lo que
menos contaba. Total...
Ya me habían informado también de mi nuevo puntaje, ingresé
a la docencia con el más alto de toda la provincia, setenta puntos
-yo había comenzado mis estudios secundarios a los treinta años
y a los treinta y tres ya me presenté como maestro-; ahora sólo
tenía quince puntos y pasaba, de esta manera, a ser el último.
Acontecimientos posteriores me trajeron alegrías muy íntimas:
Resultó que alumnos míos de años anteriores, como un obsequio
de reconocimiento, comenzaron a pasar por el aula para contarme
que les iba bien. Así pasó con Rosana, con Guillermo, con Mirna
-tan inteligente y de una gran personalidad. Pedro, amante del
dibujo que hablaba de sus estudios en la Polivalente.
El día del padre llegó Noemí con unas rosas; a esta chica la
vi andar muy mal en sexto grado, confié en ella y la hice pasar
a séptimo- yo también solicité pasar con todo mi alumnado- y
el cambio fue notable. Ahora Noemí continuaba muy bien en el
secundario.

Héctor David Gatica - 69 - El Canto del Canario


También ese día pasó Viviana, tan delicada y dulce, había tunidad perdonaron a un alumno acusado de copiar, lo perdonaron
dejado en el aula muchas ilustraciones de poesías, lo hacía muy porque solo había tenido intención, pero no lo hizo. En cambio le
bien y con suma ternura, que se notaba más que todo en el color; bajaron cuatro puntos a una alumna que tenía diez en conducta,
ahora estudiaba danzas. por golpear a una compañera en la calle y haber prometido que
- Maestro, me dijo; hoy he faltado a clase para venir a salu- seguiría portándose mal. Y por cierto que ese bimestre la libreta
darlo y a traerle esta loción al aula donde nos hizo vivir cosas suya mostraba un seis no un diez.
tan hermosas. En el mes de junio dieron un recital de poesía española: Hice al
A último momento encontraba mi salvación en el amor de los comienzo una breve síntesis de literatura universal y luego entré
niños. Me retiraría, si, estaba decidido; pero sin la amargura de en diálogo con Ernesto, un alumno de doce años, sobre corrientes
la frustración. literarias y literatura española, tanto en poesía como en novela,
Hasta pensé con benevolencia en los distintos directivos que desde el Marqués de Santillana hasta García Lorca.
tuve y quise comprenderlos; ellos eran el producto de un siste- El acto fue ante toda la escuela, turno mañana, la supervisora
ma. se emocionó y lloró. Un poeta amigo presente grabó el recital.
Fue como si hubiese olvidado todo lo anterior, todo lo des- Y ahora comenzaba la preparación de la muestra de poesía
agradable del pasado, sentía que los respetaba y los quería y que americana y riojana. Pero ya no pudo ser, se quedó a medias,
pasaban, a pesar de todo, a formar una parte amada de mi pasado, goteando miel como una lechiguana destrozada a hondazos.
y eso era cierto. Donde los encontrara los saludaría con afecto, Sonó el timbre de la última hora que daba por terminaba mi
con añoranzas quizás. carrera docente. Y al trasponer el umbral del campanazo postrero,
Aquel último año los alumnos formaban jurados casi a diario, un coro de besos y de lágrimas de mis veintiún alumnos, llenaron
de esa manera todos pasaban por la lección oral y escrita con gran mi corazón de guardapolvos blancos.
frecuencia; las notas las ponían los mismos niños y no yo.
También se formaban jurados para escuchar y calificar la ex-
posición de libros leídos. O sea que para lo que normalmente se
necesitaban muchas clases, lo hacían en un par de horas.
Una vez por mes los chicos podían disponer de todas las horas
de clase de ese día para teatro. En la primera hora y media debía,
cada grupo, escribir o hacer apuntes de una obrita teatral, con la
cantidad de actores según el grupo; otra hora para ensayarla y al
último se volvían a encontrar en el aula, donde la representaban,
invitando a algún maestro que en ese momento tuviese hora libre.
¡Cómo gozaban!
También se formaban triunviratos de disciplina. En una opor-

Héctor David Gatica - 70 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 71 - El Canto del Canario

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