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Ilustración Tapa-Contratapa
Oscar Salas Todos los días del mes y del año rogaban, y se empeñaban,
porque les llegara un hijo y no vino durante los veinte años que
Diseño llevaban de casados.
Carlos Paigés Se decidieron pues a pedir una criatura y la madre verdadera
no se hizo de rogar mucho, total, joven y soltera, no habría de
faltar como reponerlo. Además no era el primero sino el cuarto
© Copyright 2006. Héctor David Gatica que ya daba. A niño regalado niño encargado, y pronto. Ah no,
eso de hacérselo sacar, jamás.
I.S.B.N.
-Y ya sabés Isabel, el próximo que tengás es para mí.
.Bien doña Cruz; en esas gestiones ando.
-Vos siempre tan empeñosa, Isabel...
7. DEL CAMPO
9. El Canto del Canario
13. El Rancho de Los Verdes
17. Resurrección en Villa Nidia
21. La Avioneta Asesina de Tormentas y Tierras
35. DE LA CIUDAD
37. La Muerte del Poeta
41. La Madrina
43. El Médico, los Números y un Tango
47. La Mancha
51. Márgenes de la Muerte
57. La Patria Flaméa
61. La Carpeta Vacía
73. BIBLIOGRAFIA
tener quien la cure, de esa enfermedad no se sanó más.
Tuvo que llevarla René Arce para su rancho. Y el viejito al
quedar solo se fue, no se pudo aguantar el silencio ni la soledad.
La mujer de René la cuidó durante un año.
Pensar que en las ciudades había gente que se iba a Europa,
cruzando un inmenso océano, hasta dos y más veces al año y ella,
que estaba a solo dos cuadras de lo suyo, nada más que pasar el
río seco y arenoso, nunca consiguió que ni en andas la llevaran
hasta su rancho. ¡Cómo lo echaba de menos! Y estaba ahí, a nada
más que a 200 metros, y no podía ir, era como si se encontrara
en el otro extremo del mundo.
Soñaba con la represa, con el bordo de la represa, y los montes
que la rodeaban; nada había igual para ella.
¿Y qué tenía ese rancho que pudiera atraerla de esa manera?
Si le ofrecían la casa más lujosa, con más linda sombra, seguro
no lo cambiaba. Su rancho era todo para ella, aunque no tuviera
nada dentro. Sólo así y únicamente ahí, podía ser feliz; nada más
necesitaba y eso tan poquito, digamos nada, no lo poseía.
En cambio, había otros que disponían de todo en el mundo;
pero quien sabe si tenían todo. Porque aún viviendo en palacios,
no tenían, como ella, un miserable rancho para soñar y amar.
Héctor David Gatica - 14 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 7 - El Canto del Canario
EL RANCHO DE LOS VERDES
Héctor David Gatica - 10 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 11 - El Canto del Canario
mente esfumándose hasta ser con el tiempo -lo suponíamos- una LA AVIONETA ASESINA
“memoria”, el “huésped” de una memoria. DE TORMENTAS Y TIERRAS ()
El quería seguir estando entre nosotros, en esta ciudad de sus
andanzas infatigables; continuar concurriendo a las reuniones
de canto, poesía y cuento del grupo “La Algarroba”; recordando
a “Calíbar”, esa antorcha cultural del noroeste argentino de la
cual fuera parte fundadora. Y sentarse en el bar con los amigos
desvelándose hasta el alba, por si acaso la noche le entregaba un
lucero... con faldas.
Por eso fue que se decidió aquel mediodía de enero y dio indica- I
ciones: Que en vez de coronas de flores para el muerto, mandaran
cuadernos y lápices a esas escuelitas del interior que tanto quiso, La Siembra
lo sepultaran bajo tierra junto a un algarrobo, le tiraran tres rosas
y que los amigos llevaran la guitarra a su entierro y le cantaran. Las plantas en sus hojas apagadas blanqueaban de polvo,
Le costó hacerse entender pues las palabras ya no le salían. mostrando en sus pulmones verdes, ahora grises, una prolongada
A continuación hizo llamar a toda la familia, miró en silencio, ausencia de agua que elaboraba su asfixia y, en algunos casos,
largamente a sus hijas amadas, con la misma ternura nostálgica su muerte.
con que tiñó su poesía, a su fiel mujer - “cuando me pides que
te recuerde/ prefiero inventarte cada día/ para que no seas/ una
pobre huésped más de mi memoria”- y cerrando los ojos, sin un () Este cuento fue escrito en Villa Nidia en 1998 -publicado después en el Diario
“El Independiente”- viendo pasar por el cielo las mentadas avionetas y desaparecer
movimiento, dejó que la copla popular, con toda su potencia, infalibles tormentas.
hablara por él que se había quedado sin voz: Han transcurrido siete años desde entonces. Los productores y puesteros
llaneros han realizado todo tipo de protestas, solos, por ahí aisladamente
“Como un animal voraz se suma algún funcionario dolido por tanta injusticia: Han cursado notas
y más notas con numerosas firmas a las autoridades tanto provinciales
la muerte me anda siguiendo como nacionales, pedido audiencias, cortado rutas y cientos de artículos en
le voy a entregar mi cuerpo los diarios. Hay hasta un libro. Y nada, siguen tratándolos de ignorantes.
y voy a seguir viviendo”. Mientras tanto, en el 2004 murió por la sequía gran parte de su hacienda.
No hay pasto, solo tierras resecas.
Las quejas continúan, sin haber dilucidado la supuesta mentira de las
avionetas ni la razón de sus incursiones cuando aparecen las tormentas.
Esto en los llanos donde reinan las avionetas nunca investigadas y cercano
a la ciudad de La Rioja, bombas y más bombas que parten desde las fincas
de los poderosos regadas con aguas subterráneas.
Héctor David Gatica - 40 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 21 - El Canto del Canario
Adolfo Morán sintió que el sol bajaba hacia el poniente de su Los pasos se le fueron acortando cada vez más hasta que ya
cansancio, sacó una silla al patio reseco y se quedó sentado a la no pudo salir a la calle. Después, tampoco aguantó permanecer
sombra del silencio. Cuando la María terminó de entregar los en la reposera en un rincón. Debió reducirse a la cama.
cabritos a sus madres de ubres cargadas, se acercó al hombre El cáncer le fue comiendo las cuerdas vocales, por eso utilizaba
que parecía querer esconderse no sé si debajo del sombrero o del una campanita para llamar a los suyos, y acaso los recuerdos de
crepúsculo. su infancia de Pozo Largo también acudían al tintineo del bronce.
- Qué te pasa Adolfo que te veo con la cincha floja? Desde el lecho, dictaba poesías y pedía que le leyesen cuentos.
- Me he puesto a pensar, zonceras nomás. Hizo escribir una carta con su mujer, solicitándole a un amigo
- Y se puede saber? escritor que le juntara sus trabajos desperdigados, pues a él ya le
- Cómo van desapareciendo cosas, no? quedaban muy pocos días que deshojar del almanaque. Cuando
- La vida no es para toda la vida, llega el momento en que terminó de dictarla se abrazó largamente a su compañera. Se esta-
también uno tiene que descontarse. ba despidiendo de ella en ese momento. De ella y de la poesía.
- No me refiero a eso, lo de uno. Es algo que va más lejos, Se fue deteriorando cada vez más. La cama matrimonial le
perdiéndose en tropilla -no conocía la palabra especie- en montón quedaba muy grande y costaba encontrarlo cuando uno entraba
digamos sin quedar nada. Te acordás de los melones grandes que en penumbras. Se iba achicando desde fuera, porque hacia adentro
traían la cáscara marcada en tajadas?. Nunca más. se agrandaba. ¡Cómo creció el poeta los últimos meses! Su sere-
- Tenés razón, todos cáscara lisa. Y hablando de cosas que ya nidad, las bromas, la aceptación total, sin reparos, como diciendo
no se ven, -nadie hace charqui, con lo rico que es un charquicán- estoy por sobre de la muerte, más allá de la humillación y su
, mortadela en vez de mazamorra con leche, jugos en lugar de lástima. Y si por ahí el peso de la enfermedad, de la crueldad de
agua fresca del pozo. Para qué cosechar algarroba si nadie muele la vida, que parecía decirle, en el tono de una lección final, “mira
ni come, para qué asar tortas al rescoldo que los carreros en sus a lo que han quedado reducidas tus jactancias”, le doblegaba la
viajes llevaban porque duraban semanas, si ya no andan más los cabeza bajándosela hasta las rodillas, remedando un feto, pronto
carros. reaccionaba y volvía a su entereza.
- Tampoco ya no se ven, alumbrando las noches de verano De todas maneras los amigos ya nos habíamos acostumbrado
entre los maizales, ni tucos ni luciérnagas. a esa especie de evaporación lenta, continua, primero al verlo en
- Ta que te me has puesto poeta, viejo. paso de fantasma por las calles y los bares, después en la cama.
- Tristeza es lo que me da. ¿Acaso no era hermoso sentir los Ahí sí que supimos que no moriría nunca así de golpe, que
niños llamándolos “tuquito tomá pan” y luego verlos como un se iría consumiendo como un pan de alcanfor, como una vela
farolito en sus manos? hasta quedar la última llamita parpadeando, un perfume flotando
- No, si me parece que vas a tener que ponerte a escribir para impalpable.
los diarios. Ser sólo poesía, la esencia de la poesía.
- Mirá la cantidad de pajaritos que ya no se ven, tan hermosos, Por eso no nos sorprendía verlo cada día más pequeño, lenta-
Héctor David Gatica - 22 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 39 - El Canto del Canario
por ella, a regalar libros y a tratar de encontrar poesías sueltas ni se siente que canten tan lindo, como no sea en una jaula de la
para dar vida a otro volumen, las reunía como quien anda jun- ciudad.
tando hijos naturales desparramados por ahí, para darles a último - Pronto también nos vamos a quedar sin iguanas ni lampala-
momento la herencia de su apellido, reconociéndolos, como se guas, sin perdices, ni liebres, sin vizcachas ni gato montés.
dice en estos casos. - Eso por la gran matanza que hace la gente que viene de fuera
Su dominio era grande sobre la literatura universal y la mate- por la carne, llenas de animales muertos a tiros las camionetas,
mática, tanto como sobre la noche, el vino y las mujeres. y algunos de aquí, por el cuero. Qué extraño fue la desaparición
- No tengo colesterol ni úrea ni ninguna de esas malas com- de la vizcacha, que se consideraba una plaga, así de golpe, no
pañías y venirme a joder esta macanita, esta pavada de enfer- quedaron ni para remedio. Pero, hablando de persecución, a las
medad. luciérnagas, a los tucos, a los melones en tajada quien los persigue?
Tampoco a ella le hizo caso los primeros meses; pero el cáncer Por qué desaparecieron, si nadie las cortaba, esas plantas sin hojas,
no lo esperó, como sus pacientes poesías. Y sólo se hizo presente pura espina, que llamábamos matorrales? Hasta los cuices que
ante el facultativo cuando se le comenzó a hinchar el tumor en hacían conejeras debajo de ellas tampoco se ven ya. El hombre,
un lado de la cara. No permitió que ni su mujer entrara en el nosotros con el hacha hemos matado los bosques, sólo quedan
consultorio no me ande con vueltas ni macanas doctor y dígame unos pocos árboles.
la verdad y la verdad le fue dicha. Y ahora estamos haciendo lo mismo con los animales. Algunas
El cuento de la operación no era más que para engañar a los vidas desaparecieron así, por mano nuestra. Pero otras no, como
otros. Lo de los tratamientos milagrosos, también. las luciérnagas, como los matorrales espinudos.
- Cáncer de tal por cual se cree que me va a ganar; dijo aquella - Y los melones de cáscara en tajadas, no es cierto? -dijo la
vez que casi se fue en sangre. mujer con picardía-
Se le rindieron varios homenajes y a todos asistió ¿Sienten ese - Esa es otra cosa que me entristece.
olor a muerto? ¡Coman aca que me voy a morir! - Qué cosa? Los melones?
Y se lo vio en los bares pasar al lado de las mesas como un - La siembra. Ya no quedan mulas para tirar el arado, ya no
cadáver andante; por las calles, al entrarse el sol, como una sombra hay arados, también van desapareciendo como ciertos bichos,
doliente, fantasmal; o ir al trabajo aunque fuere unos minutos. nadie tira la semilla. Antes, entre nosotros, quién era empleado
Sabiendo que a la muerte la tenía encima, emprendió cosas del gobierno? Y sentíamos una alegría tan grande cuando llegaban
que daban la impresión de que pensaba en términos de futuro las primeras lluvias. Ahora el que no es empleado no es hijo de
lejano: Dios. Qué se van a alegrar mirando las nubes si el sueldo, llueva
Viajó a Bs. As. para hacerle poner, por su autor, la firma bo- o no llueva, les llega lo mismo. Es cierto que de esa manera se ha
rrada de una pintura prestigiosa; al pequeño unicornio azul que le evitado que la juventud se vaya al pueblo y nos quedemos padres
regaló un ceramista amigo lo mandó colocar dentro de una urnita sin hijos, abuelos sin nietos; pero también es cierto que ya no les
de cristal y hasta se encargó de hacer arreglar la camioneta. importa nada, es como si les hubieran cortado las ganas, quedan
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como toros capados. Ya no saben trenzar un lazo, armar un catre LA MUERTE DEL POETA
de tientos, cavar una batea. De eso tuvo la culpa primero el hacha
y ahora estos empleos. A Eloy López
Si quiere hacer sinvergüenza a un hombre bueno, decía don
Venancio Leyes, dele cabras a medias; si quiere hacer flojo a un
hombre guapo -digo yo- dele un puesto público. Y si uno les pre-
gunta que están haciendo ahí en las oficinas, sentados al pedo,
echando panza, trabajando te contestan. Trabajando qué?
- Y también eso es trabajo, viejo, no sólo hachar y sembrar es
trabajar, no seas anticuado, este otro es trabajo con la cabeza no
con las manos.
- Ahora le llaman trabajar a no hacer nada. Mirá qué cosa.
Antes se nos iban los ojos al cielo mirando alguna nube de esas
anunciadoras de tormentas, las bomberas que les llamábamos, en No supimos descifrar su mensaje cuando nos llegó aquella
cuanto las veíamos comenzábamos a aprontarnos para sembrar tarde de fin de año en forma de saludo navideño, porque sólo él
maíz, zapallos, sandías. estaba en el secreto, él y su médico: Tenía cáncer.
- Y melones con cáscara en tajada -rio la María- Esto rezaba la tarjeta:
- No importaba si la última vez -continuó, serio, Adolfo- nos
fue bien o mal, si tuvimos mucha cosecha o se nos ardió todo. “Que ningún dolor sea tan grande
Al año siguiente en primavera volvía otra vez la alegría, como que toda alegría sea tan fuerte
las flores que siempre vuelven para esa estación, como el verde en para que nuestra sangre demande
las plantas. Y muchas veces, y vos te vas a reír de lo que estoy por alegría para vencer la muerte”.
decir, no me parecía que sembrábamos maíz (Escogió un silencio,
como para arar suspenso y remató): -Era como si sembráramos Desde ese momento comenzó a valorar la vida que otrora
esperanzas! derramó a baldazos. Hasta entonces no le importó, o quizás le
Volvió a quedar callado, tomándole sabor a lo que terminaba importó demasiado.
de expresar. La mujer tampoco dijo nada. El continuó: Escribía poesías hermosas y nunca las valoró, aprendió una
- Qué peligro, como los tucos y las luciérnagas, los matorrales y esa sola la decía, toda vez que en una reunión le pedían que
espinudos y los melones en cascos, peligro de que la esperanza recitara algo suyo, las restantes no contaban.
desaparezca entre nosotros los hombres humildes y pobres del Los amigos debieron ocuparse en editarle; recién entonces, y
campo, peligro de que se acabe, como los hurones y el mataco quizás porque casi junto con el libro se le vino la enfermedad,
bola, peligro de que la esperanza también muera porque ya no la valoró también su obra poética y empezó a preocuparse seriamente
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siembra nadie.
- El único que por estos lados se anima a romper el suelo de
las chacras son vos, Adolfo -dijo la María con ternura y con
tristeza-.
Cuando vos mueras, viejo, habrá desaparecido de estos lados no
sólo la última luciérnaga y el último sembrador. Tampoco habrá
más cosecha de esperanzas.
II
La Procesión
III
La Tormenta
Héctor David Gatica - 26 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 35 - El Canto del Canario
la última, iba a empuñar la mancera para sembrar la esperanza
en un diente de maíz.
Muy pronto la tormenta se hallaba encima de Santa Rosa, la
mujer corrió a buscar gallinas con pollos para traerlos a la gale-
ría, los relámpagos ponían de día la noche a cada instante y los
truenos eran como bombas inaugurando la fiesta de la lluvia, que
esta vez, no podía faltar.
Las primeras gotas buscan el rostro del hombre arador, con
surcos como para sembrar maíz, este sintió que el corazón se
le volvía una chacra donde, en lugar de sangre caliente, llegaba
una acequia con agua fresquita y volvió a decirse para sí -ella
no lo escuchaba pues andaba corriendo tras los pollos-. Eso es lo
que sentimos nosotros, la alegría de la esperanza, la semilla de
la esperanza, que aunque no se dé en choclos ni calabazas por
secarse antes, con solo acercarse la tormenta ya nos florece en
el corazón.
Mas de golpe se le secó toda la alegría; la fresca esperanza con
olor a tierra mojada no le alcanzó a reventar como la yema en una
planta; se quedaba sin parir el zapallar. Algo más poderoso que
el rayo lo fulminó todo.
- Oís viejo? Oís Adolfo?
- Oigo qué, María?
- Ese zumbido arriba: La avioneta.
El rostro del campesino también se nubló de una tormenta
negra, sus ojos relampaguearon de bronca.
- ¡La puta que los parió!
En esa expresión dura había volcado toda la rabia, como si
de su boca se desprendiera una centella capaz de matar a los
causantes del daño, del terrible daño. Eran hombres de campo,
cierto, los tendrían por brutos y anticuados; pero ellos sabían lo
que estaba pasando con las lluvias. Desde niños aprendieron de la
experiencia de los viejos, cuándo y a qué hora una tormenta iba a
Héctor David Gatica - 28 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 33 - El Canto del Canario
le brindan agua potable. Sus vecinos se quejaron de los rompetormentas juntar votos alcen también una protesta? Curas que rueguen a
y de la indiferencia de los candidatos y autoridsades. Dios y denuncien y maldigan a los asesinos de tormentas? En vez
En una nota que presentaron en esta corresponsalía aseguran que
de protegernos somos desmentidos por todos lados, nos acusan
Leopoldo Luna (98) puede testimoniar que en un siglo nunca ocurrió de ignorantes, de algo que no se puede demostrar con seriedad.
algo semejante. Y ponen como testigos adicionales a los vecinos Fermín Y que es lo que no sabemos demostrar? Que en la provincia de
Reynoso, Víctor Fuentes y Félix Agüero, los que siempre vivieron de criar Córdoba, en Cruz del Eje y Villa Dolores hay importantísimos
animales con esas vertientes. sembradíos que pueden ser estropeados por la piedra? Que en-
Como todos los días, amanecen preguntándose si lloverá, llevan ano-
tadas 30 tormentas con sólo 2 milímetros de lluvia y desafían a los incré-
tre Candelaria y Quines el gobernador de San Luis es dueño de
dulos interrogándolos acerca de “¿por qué pasan avionetas justo cuando enormes campos cultivados? Que compañías aseguradoras de
se forman las tormentas y a los pocos minutos se disipan las nubes?”. Mendoza prefieren pagar ese trabajito sucio de la avioneta, antes
Afirman que en el 2004 se perdió la mitad de la crianza y este año que el más caro del desastre de una manga de piedra?. Y hay algo
esperan que la pérdida sea total. Denuncian que las familias Rivero de más todavía, que, por cierto, si se puede demostrar: Al no llover,
El Chorro, y las de Cayetano y Mario Valles, entre otros que viven del
ganado, se quedaron sin agua para beber ni ellos ni las bestias.
por la consiguiente falta de pasto y agua viene la mortandad de
Dicen que lo mismo ocurre en Carrizalillo, Algarrobos, Chañariaco, la hacienda, entonces hay que adelantarse y vender regalado. Dos
La Calera y Carrizal, y señalan que igual padecimiento tienen los cultivos, cabritos valen más que una vaca.
huertas, chacras y frutales, “los que se están secando”. Y aquí no termina todo; la tierra, los campos sin agua y sin
En la disyuntiva de vivir de rodillas o morir peleando, sacan a relucir pasto van perdiendo valor verano tras verano, cuestión de tener
que “los señores candidatos se comprometieron firmemente a averiguar
y a dar soluciones a dicho problema, pero hasta hoy no tenemos solución
un poquito de paciencia hasta que los puesteros revienten, no den
de nada”. más, se desesperen y entonces venga esa tierra que ya se la puede
Relatan que el jueves 22 a las 21 una tormenta fue interrumpida por comprar sin plata, cambiársela por cualquier mentira.
tres avionetas que fueron observadas por casi todos, por lo que salieron En los tres o cinco años -nadie sabe exactamente cuando- de
a la calle a lamentar por la falta de apoyo del diputado, intendente, con- los vuelos asoladores de las avionetas una sola vez pudo con-
sejales y hasta el Gobernador.
Afirman que “es muy triste lo que les está pasando, porque nuestros
versar Adolfo Morán con uno de esos que, por sus estudios,
hijos, nietos y el pueblo y sus alrededores, sin agua no tienen futuro”. saben y afirman que lo de la avioneta destructora de tormentas
Reclaman por último que “den la cara” los que le prometieron para es científicamente imposible, le echó en cara al ingeniero por
las elecciones. De quienes firman, visitaron esta corresponsalía, Oscar qué la coincidencia de la aparición de la avioneta al formarse las
Fuentes, Paco Flores, Dante Valles Agüero, José María Romero Luján, tormentas.
Gerónimo Tito Flores, Camilo Luján, Ramón Almonacid, Nito Reynoso,
Josefa Pérez y Nicolás Valles.
- Le voy a poner un par de ejemplos -miró serio el ingeniero-:
Las chicharras cantan para el tiempo de la algarroba y ustedes
El Independiente, 28-12-2005 dicen que la hacen madurar; pero resulta que haya o no haya
algarroba las chicharras aparecen y cantan lo mismo, entonces
lo que a Uds. les madura no es más que una falsa ilusión. El otro
Héctor David Gatica - 32 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 29 - El Canto del Canario
ejemplo: Si una gallina que está clueca y empollando le cambian V
los huevos por unos de madera, puede ser, la gallina sigue em-
pollando igual hasta que se le pasa la clocura, en ese caso lo que Estrellas como monedas
empolla es una mentira.
- Y por qué hacen eso los animales? Adolfo Morán continuó meditando un rato más:
- Por algo que se llama instinto. - Se han hecho petitorios con cuántas firmas, han viajado a
- Ah... Así que por instinto aparece también la avioneta cada la capital comisiones de protesta. ¿Y? ¡Ahora son más las avio-
vez que se acerca una tormenta? La diferencia está en que la netas!
avioneta viene solo cuando hay tormenta y no anda cantando al - Cuando dejarán de quitarnos la lluvia que nos manda de
pedo, cuando no hay tormenta que hacer madurar. Mire usted. regalo Dios?
La avionetita solo pone huevos y empolla en las nubes y canta - Cuando los entendidos, verdad en mano, vendrán a demos-
únicamente su motorcito para el tiempo de los relámpagos. Y lo trarnos que estamos mintiendo? Proponemos que la avioneta
que entonces hace madurar es esta sequía de mierda que nos va vuele todo lo que quiera, día y noche si prefiere, pero que cuando
matando con tierra y todo. Y si como contestó el piloto ese que las tormentas aparezcan la avioneta desaparezca. Si no llueve, es
aterrizó en las salinas -Por qué sería que la policía de San Luis puro cuento lo nuestro. Y si llueve, entonces es porque alguien
llegó tarde dejando escapar el cuerpo del delito?.- que su tarea es está ocultando la verdad, y cometiendo un delito muy grave,
la de fumigar campos cercanos a Villa Dolores, cien kilómetros permitiendo la muerte de la hacienda, empobreciendo la tierra y
hacia el este, como es que vuela por aquí, de sur a norte? Así que echando de sus campos a sus antiguos dueños.
aquí tira el combustible y lo llevan los vientos del oeste más de Hacía mucho calor, Adolfo Morán sacó el catre al patio, se tiró
cien kilómetros? Porque difícil es que se lo lleven las nubes pues sobre él -estaría mal decir que se acostó- y se quedó de cara al
ya nunca pasan para el naciente... Tampoco es cierto, solo coin- cielo, mirando las estrellas. No pudo dormir. En algún momento
cidencia, que al caer la avioneta en Pampa de las Salinas, límite le pareció que esas estrellas, de entre las más grandes y brillan-
de San Luis con La Rioja -al aterrizar se empantanó la asesina tes, eran como monedas doradas con las que alguien, intentaba
del agua- pura coincidencia nomás que esa noche, mientras comprarle, casi regalado, su amado campo de Santa Rosa, justo
permanecía inmovilizada en La Pampa, allá en Corral de Isaac en el día de la fiesta de la Santa Patrona.
-donde no cayó ni un milímetro en noviembre ni diciembre,- se Pero esta vez no lloró; hasta sus lágrimas, como a las nubes,
descargaron sesenta milímetros. Y llovió también en El Pozo, como a la lluvia, se las habían asesinado.
en San Rafael, en Los Verdes, en Nueva Esperanza, Villa Nidia.
Pura coincidencia. Mire usted.
Héctor David Gatica - 60 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 41 - El Canto del Canario
II ellos sonrisas de agradecimiento por tan jerárquicas presencias.
Por la tarde de ese mismo día debí concurrir a la Plaza 25 de
Un perro grande pero con aire de humillación, buscando Mayo al arrío de la bandera, con el abanderado y los escoltas.
alguna caricia de “te perdonamos” se movía casi arrastrándose Esto también requiere narrar una pequeña historia, ella posi-
por el pasillo. bilita la ambientación: Resulta que el anterior interventor de la
- De quien es el perro? provincia, Comodoro Nanziot, tras dos años de gobierno, la obra
Esto preguntó una mujer con aire de jefa de enfermeras. Le más visible y duradera a la cual tenía acceso el conocimiento
respondió el silencio. generalizado, era el arrío de la bandera en la Plaza principal los
- Claro, ahora no tiene dueño. Quien sea que lo saque de in- días jueves a la tarde, por parte de las autoridades gubernamen-
mediato. ¿Y si muerde a cualquiera de ustedes? tales y alguna institución de turno digna de ser honrada. Nuestro
pueblo, que es agradecido, siempre recordará al Comodoro por
esta obra de gobierno, latente cada jueves al caer del sol sobre
la ciudad fundada por Ramírez de Velasco. A este acto pues nos
III tocó asistir en representación de nuestra escuela, denominada “de
los bomberos” o “de la basurita”.
Salí cerca de las diez y vi muchos automóviles estacionados, Se ubicó la banda, varios policías y yo y mis niños también.
algunos bellísimos. Todo se puso tenso en un momento, se acercaba el interventor
Todavía no sé porque en ese instante me puse a sacar cálculos de turno, Comodoro Llerena, con sus ministros, secretarios y
mentales, que me dieron como resultado que uno solo de estos otras altas autoridades.
automóviles, que ahí estaban estacionados, alcanzaba, según fuera Con qué postura el alto mandatario miraba el pabellón; lo había
de brin, de algodón o una tela mejor, para diez mil, veinte mil o visto flamear en homenaje suyo hacía tan poco en España, donde
treinta mil bombachitas. estuvo representando a La Rioja Argentina.
Y a medida que hacía estas cuentas, en mis oídos seguía so- Me temblaban las manos, hasta sentí deseos de salir dispa-
nando aquella conversación: rando, era demasiado para mí; hubiera preferido estar haciendo
- Pero ella, que es la madre, me dice que se la compre yo a la las visitas domiciliarias por el “Tiro Federal”. La Patria flameaba
bombachita. descendiendo suavemente al compás del clarín.
- Y qué vas a hacer? Quizás no corresponda aquí ni esté bien decir que el viático
- Yo ya le he dicho que vaya pensando en otra madrina. Por de un día del gobernador equivalía a dos sueldos de un maestro
interés no. ni que su sueldo era equiparable al de noventa docentes -datos
inflados seguramente- justificado sobradamente por tener que
administrar toda una provincia. Lo que posiblemente si quede
bien es decir que esas manos que sostenían la driza, habían hecho
Héctor David Gatica - 42 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 59 - El Canto del Canario
dente de la institución donante y al escribano de la misma. Así EL MEDICO, LOS NUMEROS Y UN TANGO
comenzó y terminó, con total silencio periodístico. El único que
asistió, media hora después, al parecer no enterado del susodicho (Al Dr. Jorge Mercado Luna)
decreto, fue el Juez Federal.
Esta es la historia. La maestra jardinera reclamó a la señora
directora, dos años después, el acto de recepción, de no, quedaba
como un desaire. Así es como llegamos al presente día.
La banda de música se ubicó debidamente pues se acercaban
las autoridades. El anterior presidente del IPSAS donante de la
enseña no estaba ya, había sido reemplazado. Habló el nuevo re-
presentante, después lo hizo la directora. Hubo aplausos, tocó la
banda, se hizo el traspaso de banderas, desfilaron los pequeños de
varios jardines cuidados por sus señoritas y hubo muchos aplausos,
como corresponde. El periodismo sacó fotos y tomó notas. - ¡El que sigue!
Después se pasó a un aula decorada con primor, mesas y copas - Permiso.
colocadas simétricamente, bellamente dobladas las servilletas. - Documento.
Yo era uno de los anfitriones, amén de poner de mi bolsillo - Aquí tiene.
para aquel lunch, igual que mis colegas y que la cooperadora, - Profesión.
y otras instituciones de bien público. Había empanadas, masas, - Médico.
sandwiches, vinos finos, gaseosas. - ¿A quien viene a visitar?
La banda estuvo atendida en otra aula, en una no cabían tan- - A mi hermano Ricardo.
tos. - ¡Le pregunto por el número, no por el parentesco ni el nom-
Dos inspectoras sostenían de ambos lados, con sus sonrisas, el bre.
interventor de turno del Consejo de Educación, un profesor muy - Ah... El 933.
irascible, mal llevado y estrambótico que vino de Buenos Aires, - Pase.
del cual nunca se olvidará la docencia riojana por las iniquidades La visita familiar y la conversación íntima fue a distancia y
a las que sometió a supervisores y colaboradores cercanos, un a los gritos. Todos hacían lo mismo al frente de sus respectivos
tanto cojo el hombre -los muchachos le decían por eso el engaña parientes.
baldosas- por lo que rengueaba cada vez que se acercaba a levantar Los mil y más kilómetros que lo separaban de aquella cárcel
discretamente una empanada más. de Sierra Chica le dieron tiempo para meditar bastante, sentía en
Antes de irse, las autoridades distribuyeron entre el personal la boca una cosa desabrida, un algo metálico, con frío de hielo al
docente abundantes felicitaciones. Y la Sra. directora les regaló a haber tenido que dar un numero en vez del nombre de su hermano,
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que le hubiera puesto un sabor dulce y tibio en la boca. LA PATRIA FLAMEA
Pensó en su profesión, que era la más hermosa: Salvar vidas.
¿Por qué entonces algunos colegas la abandonaban para de-
dicarse a la política? Claro, no es fácil aguantarse sudar sangre
cuando se está ante una operación riesgosa, ante un paciente
grave, sintiendo en el alma el peso de esa vida, llorar cuando se
nos escapa un niño de las manos, levantarse a altas horas de la
noche medio dormido porque alguien que nos hizo llamar, quiere
también ver el nuevo día.
Recordó los viejos médicos, el de sus padres por ejemplo que se
metían en el paciente, en la familia toda y que curaban el cuerpo
y también el alma.
Y ahora qué pasaba en las clínicas? No había enfermos con
nombre, existían sólo números, como los presos en la cárcel de la A la tercera hora hubo que suspender la clase; debía estar
cual venía de visitar, como el 933 de su hermano. Carpeta número presente toda la escuela en la ceremonia.
tanto, luego la enfermedad, la operación a efectuar: -Doctor, tiene En pocas palabras vamos a narrar la historia que culminó
una vesícula. Doctor, tiene un ovario. en este acto: Dos años atrás el IPSAS (Instituto de Previsión
Seguridad y Asistencia Social) había donado una bandera de
Llegó a su casa apenas como para darse un baño, pasó a la ceremonias al Jardín de Infantes de mi escuela. Ese año y el
clínica y de inmediato entró en su consultorio. anterior las instituciones oficiales más representativas, donaron
La secretaria hizo pasar una pareja de viejitos, llegaban desde con magnanimidad varias banderas y se hacían actos inolvidables
el campo y cada vez que venían estos ancianos le traían a su doctor en un marco de recogimiento y solemnidad; terminado este, se
un regalo, “un engañito” digamos: Huevos de perdiz, quesillo de agasajaba a la concurrencia.
cabra, alguna torta asada al rescoldo. Sucedió que al hacer la donación que nos ocupa, el terremoto
Esta vez notó algo distinto en los ojos mansos de la mujer, una que dio por tierra con Caucete, también produjo muchos daños en
especie de ansiedad. Y él, su hombre, estaba como una cuerda ten- nuestra ciudad, debiendo cerrarse las clases diez días antes; sólo
sada a la cual bastaba con tocarla para que empezara a sonar. quedaron los maestros terminando papeles. Por eso al entregar
- Don Ramón, doña Jacinta ¿cómo andan esos huesos? la bandera de ceremonia al director del establecimiento, todo fue
- Doctor, esta vez no tuvimos nada para traerle; pero mi viejo demasiado silencioso. En el IPSAS no sabían que una orden del
ha estado ensayando un tanguito y ahora se lo va a cantar; así dijo Consejo de Educación prohibía los actos de fin de curso, por el luto
doña Jacinta, se quedó un momento en suspenso y luego agregó: que cubría a la hermana provincia y los daños en la nuestra.
-Para usted, doctor. El acontecimiento de entrega se limitó a la llegada del presi-
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posibilidades a quien las busca, y la consagración de ella estaba Y sin más don Ramón comenzó el dos por cuatro. El médico,
en aquellos márgenes como la de Picasso en la Guernica, en la que nunca dudó ni le tembló el pulso en meter bisturí con la calma
Circular Nº 4, en el Decreto 2517. Si algún día pudiera, personal- más pasmosa, se quedó como cortado.
mente agradecería a sus inspirados creadores.
Con todos estos pensamientos vigorizantes ni sintió las cua- “Hoy vas a entrar en mi pasado
dras. Tampoco percibió un par de saludos. en el pasado de mi vida”.
Al doblar la última esquina escuchó llantos, levantó la cabeza
y trató de localizarlos, venían de su casa; el corazón le pataleó En principio el facultativo pensó en lo que estaría ocurriendo
adentro y corrió sin ningún pudor. ahí afuera con los demás pacientes, extrañados, escuchando el
Ella misma -no permitió que nadie más- fue a Servicios So- tango a viva voz de don Ramón.
ciales, miró mucho rato el interior de los cajones más pequeños Mas no, los ruidos que salían eran otros, y asustaban. Ruidos
y al fin señaló uno, decididamente, ése. de números de carpetas y de enfermos que estallaban al caer en
Ella misma también se encargó de levantar la criaturita y el piso, mezclándose riñones con apéndices pertenecientes a esas
colocarle con sumo esmero en el fondo, cuidando las distancias. cifras, cada órgano del cuerpo humano caía pegado a un número
Al agacharse sintió que se le caía el alma y se le quedaba ahí, y multiplicaba en intensidad de ruido según fuera ese número,
inmóvil y marginada. Su hermana la retiró bruscamente cuando oyéndose hasta de Talamuyuna, de donde venían don Ramón y
se dio cuenta que estaba calculando el lugar exacto y los márgenes doña Jacinta.
donde aquel ángel debía permanecer.
Se la llevaron al día siguiente por la mañana. Le aterraba pen- “Qué grande ha sido nuestro amor
sar que algún movimiento brusco de la pompa fúnebre pudiera y sin embargo, ay,
moverla, transgrediendo así los márgenes de la muerte. mira lo que quedó”.
Y aquella tarde fue distinta, aunque fue igual que las otras
en limpiar y barrer, pero solo en eso, porque esta vez no barrió Hubo algo que nadie escuchó caer, una lágrima, que no hizo
pelusas ni recetas de antibióticos, sino pétalos de rosas blancas ruido porque como esos ríos subterráneos, se fue por dentro,
que al agacharse a alzarlas se mezclaron con sus lágrimas. creciendo en el cauce oculto y caliente que lleva al corazón. El
corazón de un médico enternecido.
Los viejitos salieron y él siguió escuchando a doña Jacinta:
- Para usted, doctor.
De golpe se abrió la puerta y entró la secretaria anestesiándole
la emoción con una carpeta que ostentaba un gran número.
- Doctor, le recordó; lo está esperando una próstata.
Héctor David Gatica - 56 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 45 - El Canto del Canario
igual a su jefa, muy por encima de su hermana la maestra, que
la seguiría consultando cada vez que debiera cursar una nota. El
que persevera triunfa. Qué sabio era eso. Sentirse logrado, qué
felicidad. Pensar que hay personas que no lo consiguen en toda
su vida. Como le hubiera gustado que pasara el Interventor Go-
bernador para que comprobase la eficiencia de sus administrados.
Cuántos grandes hombres permanecieron en el silencio y en el
anonimato hasta el instante de su revelación. Algo parecido debían
de sentir a ese momento que ella estaba viviendo. Ya no necesitaría
consultar más a la Cuatro, firmada por el Sr. Interventor, los Sres.
Ministros y refrendada por su señoría el Sr. Secretario de Estado
de la Gobernación.
Se acercó a la ventana y aspiró el olor a setiembre. Veintiocho
años había permanecido todas las mañanas en esa oficina, sin una
falta, en esa silla, en ese escritorio, con esa máquina, la ventana
con la misma manchita amarilla en la parte superior, una baldosa
de la esquina floja y un mapa de la provincia con los anteriores
nombres de algunos de sus departamentos: Juárez Celman, Gral.
Roca y otros.
Volvió a la silla y continuó la tarea, sintiendo ahora la seguridad
y la superioridad con que había aprendido a marginar.
Momentos antes de cumplir la jornada, tras algunas vacilacio-
nes, se decidió y fue a hablar con la jefa para solicitarle permiso
por un día. No se animó a pedir dos.
El río de empleados que venía por el corredor, brazo de ese otro
gran río que es la calle, salió a la acera y comenzó a bifurcarse
hacia los distintos y distantes barrios.
Sentíase otra ese día, casi como no perteneciente a la masa
innominada, o al menos por sobre de ella. Pensó en lo que un
compañero había leído en voz alta en el diario días anteriores
de un pintor al parecer famoso, un tal Picasso, quien tocara la
cumbre con su obra “Guernica”, o algo así. La vida da múltiples
Héctor David Gatica - 54 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 47 - El Canto del Canario
tando el resto del tiempo sobrante no haber traído cerda para hacer Cuando volvió a sentarse, se demoró un momentito antes de
sus bellos trabajitos manuales. proseguir, gustando el dulce instante que acababa de pasar. Con
Al regresar el cura se produjo el siguiente diálogo, después de qué seguridad le había dado los datos, hasta pensó agregarle, sin
ir al baño por cierto: que ella se lo preguntara, que “las notas deben ser cursadas a doble
- Ud. conoce a N.N.? espacio y que la escritura de párrafos al comienzo de una nota
- ¡Quién no lo conoce! o después de punto y aparte, se iniciará dejando diez espacios a
- Bien, resulta que vino a investigar aquí. Cuando él se va, partir del margen izquierdo”. Gajes del oficio que le dicen.
descubro que en uno de los libros parroquiales había desaparecido Salió a la calle a la hora de costumbre. A la distancia, su delan-
una página. tal celeste se mezclaba con las copas azules de los jacarandaes.
- ¿Una página? Los labios resecos de la niñita volvían a denunciar fiebre. Pidió
- Sí, quería sacarse una mancha. agua. Ya era hora también de uno de los antibióticos. Mientras la
- ¡Cómo!. Volcó tinta sobre el libro?. Un descuido seguramen- medicamentaba recordó que “el nombre del lugar donde se emite
te. Y claro, un hombre tan delicado sentía vergüenza de haberle la documentación administrativa debe presidir a la fecha”.
manchado algo tan importante, casi sagrado digamos. Preparó el almuerzo, lavó los platos, limpió la casa y planchó.
- No, la mancha estaba volcada sobre su apellido. Así se fue otro día más.
- Cada vez le entiendo menos, padre. Aquella mañana comenzó calculando muy bien los márgenes,
- Claro, ocurre que no era por los inocentes que él mandó a con una precisión de ingeniería: “izquierdo cuarenta mm, derecho
la cárcel, ni por las torturas ni por los fusilamientos lo que le diez, superior cincuenta”.
quitaba el sueño. Una brisa que entró por la ventana trajo desde los naranjales
- Tan grave era? Y eso, que tiene que ver con la mancha? de la plaza el perfume a los azahares. La primavera derrochaba
- Termino de contarle: Sucedió que en un pueblito de la costa, colores y olores.
no sé si Anillaco o Aminga, tuvo familia siendo soltera una pa- Las horas cayeron una tras otra sobre el teclado, y sobre su
rienta de su mismo apellido y eso manchaba, ensuciaba digamos, espalda.
tan ilustre prosapia. Entonces, había que hacer desaparecer la Sintió, ante la suficiencia certera de su jefa, un complejo de
mancha, o sea la hoja adonde se hallaba anotado tamaño pecado inferioridad al tener que consultar por trigésima vez la circular:
de madre soltera, con su mismo apellido. Por eso lo encerré don “Se escribirá en mayúscula el cargo del funcionario a quien vaya
Artemio, no sea que usted también quisiera borrarle una mancha dirigida la nota, informe o providencia. Se escribirá a cuatro inter-
a su nombre. líneas debajo del lugar y fecha y a partir del margen izquierdo”.
Y riéndose y bromeando, ya de a caballo don Artemio, le Qué espectáculo los empleados públicos saliendo por miles de
contestó al cura: las distintas oficinas y volcándose largo rato hacia la calle, algo
- En ese caso yo tendría que llevarme no ya una hoja si no el así como ver correr un río colorido de corbatas y uniformes.
libro entero, padre. Si yo nací entre una montaña de manchas. Se dirigió a su barrio tal cual lo venía haciendo desde veintio-
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de papel a la espera del teclado de una máquina de escribir, con Benditas sean.
espacio suficiente para tabular unos hermosos márgenes. Y la carcajada grande de don Artemio trepó a los olivares y
Cerca de las quince llegó al Barrio Matadero; la fiebre de la voló después hasta el Valle Vicioso, donde habitaba la mancha
niñita había cedido un tanto. que le dio la vida.
La circular decía que “los subtítulos deben comenzarse a es-
cribir a partir del margen, no llevarán numeración y su texto, en
mayúscula, irá subrayado”.
Preparó la comida, almorzó, lavó los platos, hizo la limpieza
de la casa, puso en jabón la ropa. Así paso un día más.
Oscuro aún estuvo en pie, deseaba llegar unos minutos an-
tes.
Salvando basurales y esquivando la huída de media docena de
perros se dirigió hacia el centro. Tuvo por un momento la sensa-
ción de que setiembre quería metérsele por los poros.
Firmó primero que todos, buscó la circular y se dirigió a su
silla.
“Los títulos se comenzarán a escribir a partir del margen. No
llevarán numeración y su texto en mayúscula irá subrayado”.
Llegó la jefa de sección y la saludó. Increíble la capacidad de
aquella mujer para recordar leyes, decretos, circulares.
La envidiaba. De seguro su jefa no consultaría más la 4/17-
6-78.
Llevaba tres horas inclinada sobre la máquina de escribir
cuando fue distraída por una llamada telefónica; era su hermana
la maestra insultando a media voz. En su rostro tirante de ciento
ochenta minutos de tecleado sintió la comezón de la superiori-
dad.
- Tomá un lápiz y un papel -le dijo sobrándola-
- Ya los tengo -repuso molesta la hermana.
- Izquierdo cuarenta milímetros, derecho diez milímetros,
superior cincuenta, inferior veinte...
- ¡Basta! -gritó su hermana la maestra y le cortó-.
Héctor David Gatica - 52 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 49 - El Canto del Canario
MARGENES DE LA MUERTE
La planificación
II
La palabra justa
III
El registro manchado
Héctor David Gatica - 66 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 75 - El Canto del Canario
poesía de España (1993). V
- UNA VOZ PARA MI TIERRA. Prosa. Historial de las revistas
“Alborada” y “Poesía Amiga” (1997). La carpeta vacía
- ANTOLOGIA POETICA RIOJANA (1998).
- EL LIBRO DE LA CANTATA RIOJANA (2001). La disposición del gobierno de facto llegó a todos los estable-
- CUENTOS Y RELATOS DE LA RIOJA. 420 págs. (2002).
cimientos: Había que presentarse ante la Junta de Calificaciones
U.N.L.A.R.
- OBRAS COMPLETAS. 500 págs., (2003). para certificar documentación, dejar la válida, retirar la inútil y
- INTEGRACION CULTURAL RIOJANA. Declarada por la Legis- ajustarse al nuevo puntaje.
latura, Patrimonio Cultural de la Provincia de La Rioja. 2650 págs. Comenzaron a llegar docentes de todas partes de la provin-
(2001, 2002, 2003, 2004). cia.
- BREVE ANTOLOGIA (2004). Tras un par de horas se había acortado bastante la cola; con-
- NUEVO MAPA DE LA POESIA RIOJANA. (2005). versé unos momentos con gente de Ulapes y de Chepes.
- Quedan varias obras inéditas. Ya estaba a diez maestros de la llegada, las autoridades de la
Junta sacaban carpetas, las abrían, entregaban documentación y
anotaban en unos cuadernos.
REVISTAS Faltaban nada más que un par de docentes, aunque para atrás
eran infinitos los apóstoles de la educación.
- ALBORADA. Cuarenta y cinco ediciones, durante once años: 1954-
1965. Ya me antecedía nada más que un colega en la cola de las
- POESIA AMIGA. Revista internacional de poes÷ia, cinco años, carpetas; sentí que el corazón se me apuró un poco.
trece ediciones. Con viajes por Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia Di mi nombre y la empleada se dirigió a los anaqueles vol-
y Perú, visitando poetas y recogiendo su poesía para esta revista. viendo con una carpeta de mucho bulto y peso y comenzó a
- JUNTOS EN LA CULTURA. Boletín cultural al permanecer al sacar papeles apresuradamente, al principio hojeando, después
frente de la Dirección General de Cultura de la Provincia de La en montón: Conferencias, publicaciones, cursos, becas, premios,
Rioja. asistencia a congresos, viajes culturales al exterior, dirección de
- INTEGRACION CULTURAL. Trece ediciones. Se trata de una pu- revistas y periódicos, diplomas.
blicación cultural que cubrió la provincia de La Rioja departamento Más de cien folios, que -distinto a los otros casos- no se ocu-
por departamento (1989-2000). El numero 12 de 265 págs. El numero pó de anotar en su cuaderno hoja por hoja. El trámite ordinario
13, de 680 págs.
consistía en asentar la documentación extraída de cada carpeta,
el docente debía ir a un escribano oficial, hacer la certificación
GRABACIONES de la misma y regresar con todo ya sellado y firmado.
La señora me alcanzó el fajo y me dijo:
- CANTATA RIOJANA. EMI, ODEON, Bs. As. 1985. Y en disco - No hace falta que la haga autenticar ni que la traiga de vuelta,
Héctor David Gatica - 74 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 67 - El Canto del Canario
todo eso no vale nada. BIBLIOGRAFIA
- ¿Y los libros que dejé juntamente con esta documentación?
- Aquí no hay nada.
- Y las revistas?.
- Tampoco, seguramente se han extraviado.
Miré a mi alrededor, varios colegas me observaban. Sentí
vergüenza, una vergüenza que partía de ese montón de hojas que
sostenía en las manos y que “no valían nada”, aunque represen-
taban toda una vida dedicada a la cultura, a lecturas, a estudios, LIBROS PUBLICADOS
desvelos, madrugadas, renunciamientos y que para mí, como
maestro, no me valían ni un punto, ni un centésimo de punto. - MEMORIA DE LOS LLANOS. Poesía. Esta obra lleva doce edi-
Algunas caras se mostraron serias, otras, con una leve son- ciones y ha sido traducida al italiano, inglés y francés (1961-63-64-
risa. 65-67-83-92 (Feb.)-92 (Julio)-94-96-2000-2003.
No supe reconocer si de ellas se desprendía lástima, alegría, - LOS DIAS INSOLITOS. Poesía. Faja de Honor de SADE. 1987. Tres
ediciones (1986, 1996, 2003).
asentimiento, reprobación o simplemente indiferencia.
- LOS DIAS DEL AMOR. Poesía. Tres ediciones (1988, 1995,
Como para librarme de aquellas miradas, bajé los ojos hacia 2003).
la carpeta con los espirales aún abiertos; únicamente quedaba el - HIMNOS FARISAICOS o EL CANTO DE LAS MANOS. Poesía.
título de maestro normal nacional y, haciéndole compañía como Tres ediciones (1988, 1998, 2003).
para que no se muera de frío, un certificado de ortografía de las - PAIS DESVELADO. Poesía. Tres ediciones (1988, 1998, 2003).
academias “Pitman”, curso que había hecho por correspondencia - LOS FUNDADORES DEL OLVIDO. Cuentos. Libro distinguido
cuando niño, cuyo valor fue consignado en treinta centésimos. con cuatro premios nacionales - “Roberto J. Payró”, de Gente de
De haber sido la más abultada y codiciada, pasaba a convertirse Letras, Bs. As.; Primer premio Fondo Nacional de las Artes, 1988;
en la más flaca y despreciada. Faja de Honor de SADE, 1990; Faja de Honor de la Asociación de
Hice ademán de retirarme pero fui detenido por la voz de la Escritores Argentinos (ADEA, 1994). Tres ediciones (1989, 1997,
empleada que me decía: 2003).
- MAPA DE LA POESIA RIOJANA. Estudio de los cuatro siglos de
- Ha de traer una carpeta nueva, mire que ésta ya está muy
las letras riojanas, en 17 capítulos y 300 págs. (1989).
vieja. - DIARIOS DESDE VILLA NIDIA. Prosa (1990).
Al alejarme de la Escuela “Castro Barros”, donde trabajaba - EL LIBRO DE LOS POETAS JOVENES (1991).
provisoriamente la Junta de Calificación, y empezar a caminar - ESTE CANTO ES AMERICA. Ediciones Culturales Argentinas
por la calle Benjamín de la Vega, sentí que mi alma de maestro (ECA), en dos tomos y un total de 840 páginas. Se trata de la poesía
estaba tan vieja, tan rota y vacía, como aquella carpeta que aca- de América presentada país por país, y en cuanto a la Argentina,
baba de abandonar. región por región y provincia por provincia. Y al final de la obra, la
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VI
El último día
Héctor David Gatica - 70 - El Canto del Canario Héctor David Gatica - 71 - El Canto del Canario