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de un conjunto musical, lo que se conoce en arreglista y los músicos), sino también entre
el jazz como los jam sessions y en la salsa co- éstos y los que la “utilizan” o “consumen”. El
mo las descargas. En estas formas, la improvi- creciente distanciamiento entre los músicos y
sación es un fenómeno de comunicación, su “público” en la producción sonora, que ha
pues se improvisa a base de lo que el compo- experimentado la gran música de la moderni-
sitor y el arreglista han querido expresar, y en dad occidental, ha permeado también a toda
entrejuego con la improvisación de los instru- música que trasciende el ámbito puramente
mentistas que le han precedido en la sesión comunal, pero en grados diferentes. Manifes-
improvisatoria. tando una distinta concepción de la sociabili-
Las improvisaciones no son, pues, manifes- dad, el “público” en, por ejemplo, la salsa es
taciones individuales, sino expresiones de indi- rara vez pasivo. Se comunica constantemente
vidualidad en una labor de conjunto; trascen- con los músicos, siguiendo la clave con las
diendo, en esa forma, la tradicional diferencia- palmas de las manos, coreando el coro, de-
ción entre lo singular y lo plural en referencia mandando intensidad o ¡sabor! y, sobre todo,
a lo humano. La composición no es, por tan- bailando. De esta forma se retiene (sin tanta
to, una obra individual, sino una práctica co- intensidad, claro está) la vieja tradición afro-
laborativa, que quiebra, en la pro- caribeña de la bomba puertorriqueña, la
ducción simbólica, la teoría del rumba cubana y otras músicas hermanas, del
individualismo posesivo. La im- diálogo imprescindible entre bailador y tam-
provisación es relación comunica- borero en la sonoridad resultante.
tiva; es expresión de reci- Esta comunicación desde “el público” es
procidad, donde la in- muy importante para el desarrollo espontáneo
dividualidad se de las ornamentaciones y la improvisación,
constituye, no pues los músicos responden a esas que llaman
en términos de “vibraciones” en torno a lo que están tocando
lo busca o lo que y, en ese sentido, puede decirse que, de cierta
recibe, sino de lo que ofre- manera, se quiebra la división tajante entre
ce, de lo que da. Las indivi- productores y “consumidores” en la elabora-
dualidades no se diluyen en la ción de las sonoridades. Quiebra también esta
colectividad, pero tienen sentido só- práctica la concepción de la composición co-
lo en términos de ésta. mo universo predeterminado (paralela a las le-
yes físicas newtonianas), infinitamente repeti-
ble por la partitura, ante la incorporación
¡...ahora le toca al bailador! constante de dichos procesos irreversibles.
En la actividad ¡Pa’ la calle, bailador!, por
La comunicación a través de la cual se elabo- ejemplo, celebrada unos años atrás en uno de
ra la sonoridad resultante en la “mulata” mú- los principales salones de baile de San Juan de
sica “tropical” no se da únicamente entre los Puerto Rico, Papo Lucca, director musical de
que producen la música (el compositor, el una de las más populares orquestas de salsa -
La Sonora Ponceña-, estimulando la participa- gas pueden participar tanto los instrumentos
ción del público, expresaba desde la tarima, melódicos valorados por la música de la mo-
abiertamente y “a todo pulmón”: “¡de eso se dernidad occidental -el violín, el piano o la
trata la salsa: de la comunicación entre uste- flauta...-, como aquellos que ésta había sub-
des y nosotros!” valorado: el trombón, el cuatro, el bajo, la ba-
tería, los bongoes o las congas, entre otros.
En nuestras sociedades americanas -cuyas
La heterogeneidad y la músicas entremezclan diversas tradiciones de
democratización instrumental expresión y elaboración sonora- los diversos
instrumentos fueron asociándose histórica-
Un gran aporte de la modernidad occidental mente con particulares identidades sociales;
a la organización humana de los sonidos fue étnicas y de clase, sobre todo. El violín se aso-
el desarrollo de una música polivocal (de ció con la tradición europea, mientras la per-
muchas voces diversas) conformada por una cusión con la africana; la guitarra, el cuatro y
gran heterogeneidad de agentes sonoros o fa- el güiro con el campesinado, y los vientos-
milias de instrumentos. Este desarrollo fue metal con los trabajadores urbanos de ofi-
acompañado, no obstante, por una clara je- cios... Dados los significados que expresan los
rarquización de los instrumentos. En esa ex- timbres sonoros de los diversos instrumentos
traordinaria institución polivocal de occi- en términos de las identidades sociocultura-
dente que es la orquesta sinfónica, por ejem- les, la valoración presente en las músicas “mu-
plo, la voz cantante la lleva generalmente el latas” a la heterogeneidad de sus timbres, trae
violín, mientras la percusión se limita a consigo implicaciones fundamentales en tor-
“acompañar” o “adornar”. Es significativo no a las concepciones de la sociabilidad, rea-
que en la orquesta sinfónica está establecido firma la utopía de una democracia que valora
que sea el primer violín (que se denomina el respeto de las diferencias.
concertino) el líder del conjunto. Todos los argumentos presentados acá re-
Las más elaboradas expresiones de las mú- quieren matizarse y elaborarse mucho más.
sicas “mulatas” (en el jazz, la música brasilera Los he presentado en líneas gruesas para esti-
o la salsa, por ejemplo) aprovechan la tradi- mular la reflexión sobre fenómenos que pare-
ción polivocal y la riqueza instrumental, pero cen a primera vista “triviales” y que constitu-
quebrando la jerarquización establecida. En yen, sin embargo, elementos centrales de lo
los conjuntos de salsa, a manera de ilustra- que algunos teóricos han llamado “nuestro in-
ción, la percusión se coloca en la línea frontal consciente colectivo”. En ese sentido, los estu-
y no al fondo, como en la orquesta sinfónica. diosos de la América mulata tenemos mucho
Estas músicas fueron rompiendo con la idea que aprender de nuestros pueblos que han
de que unos instrumentos lleven “la voz can- continua y consistentemente valorado enor-
tante”, mientras los otros los “acompañan”; memente su música. Y es que, además de go-
desarrollando una sonoridad de conjunto ba- zar, y simultáneamente, manifestamos diver-
sada en la multiplicación integrada de tim- sas formas de cómo somos (incluyendo lo que
bres sonoros, ejerciendo -cada uno- una voz hemos sido y podríamos ser) componiendo,
propia. El liderato de estos conjuntos puede tocando, tarareando, cantando y bailando.
ejercerse desde el bajo, el trombón, la percu-
sión, el piano o la voz... Como en la elabora-
ción virtuosista de los jam sessions o las descar- 20/11/03