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Esto seguirá sucediendo hasta que sea capaz de abrir el dique que permite
que fluya el amor y la aceptación hacia sus padres.
5) No seguir tus sueños: Cuando sigues tus metas y tus sueños guiados por
los ideales estás siguiendo la llamada directa de la creación. Cuando no lo
haces intentas apagar la chispa divina que existe en ti.
Cuando no se respeta el orden o la pertenencia, la cohesión del grupo se vuelve rígida, impidiendo
la individuación de sus miembros. Cada vez que se crea una exclusión, el sistema familiar pone en
marcha un mecanismo “ciego”, un nuevo mecanismo de compensación, para promover la re-
inclusión de esta persona y así recomponer la cohesión del sistema a un nivel superior.
Ese mecanismo ciego se dirige a los más jóvenes del sistema, que están al servicio de sus mayores,
provocando un sufrimiento en este miembro joven, sufrimiento metafórico de la situación que provocó
la exclusión, cuya meta es ser leído, entendido, hasta la reinclusión del excluido.
La persona enferma estaba vinculada a un excluidor que no asumió el daño que hizo. Por lo que esa
persona va a tener la misma fidelidad y “debilidad” que el excluidor, y tendrá conflictos que no sabrá
resolver, igual que ese excluidor. El Dr Hamer descubrió y comprobó que toda enfermedad es la
somatización de un conflicto bloqueado.
Los conflictos bloqueados son rechazos a la vida como es. La persona designada por el sistema
para señalar al excluidor o al excluido (proceso al que Hellinger llama “movimiento del alma”, “alma”
significando sistema) se enfrenta entonces a conflictos que no consigue resolver, y estos conflictos
se somatizan en una enfermedad.
Cuando el enfermo por fin acepta su enfermedad, va a empezar a mirar sus conflictos y asumir lo
que rechazó, dándose cuenta de a quien excluyó él también de su vida. La enfermedad entonces se
retira.
Gracias a Hamer, también podemos comprobar que la enfermedad es un proceso bifásico constituido
de una primera fase caracterizada por estrés, además de síntomas específicos, y una segunda fase
caracterizada por el cansancio y la vagotonía. La enfermedad de la primera fase representa una
fidelidad a un excluidor y la enfermedad de la segunda fase, fidelidad a un excluido.
Las enfermedades en –itis (bronquitis, artritis) son enfermedades de la primera fase producidas por
una intrincación con un excluidor, las enfermedades en –osis (artrosis, trombosis) son enfermedades
de la segunda fase, con fidelidad a un excluido.
Cuando un enfermo llega a la curación, vuelve a la salud, quiere decir que se encuentra en un
movimiento poderoso de sanación y crecimiento. El desorden anterior del sistema ha sido sanado
gracias al proceso de curación del enfermo. El sistema familiar pierde su rigidez y se vuelve a
cohesionar a un nivel de conciencia mayor, permitiendo a todos sus miembros una mayor autonomía
y más vida.
En las enfermedades físicas graves, veremos un mínimo de tres generaciones sin tomar a la madre.
Por lo que en general hay que trabajar incluyendo también a los abuelos. Y llegar a que la persona
tome a su madre tal como es, aunque no ocupe su lugar de madre.
En las enfermedades mentales hay ausencia de padre en un mínimo de tres generaciones también.
En las enfermedades como esquizofrenia, sicosis, el enfermo tiene un mínimo de dos intrincaciones
con un crimen ocultado en la familia, y él representa a los dos a la vez.
En las enfermedades graves, además de varias generaciones “sin madre”, encontramos varias
intrincaciones con excluidores o excluidos y varios conflictos, cada intrincación dando lugar a un
conflicto “programante” (concepto de la Nueva medicina, conflicto programante de la enfermedad).
Las constelaciones dan luz sobre las dinámicas ciegas que provocan la enfermedad. A la
designación del sistema, la persona responde, desde su amor ciego marcado por el pensamiento
mágico del niño, con una de estas frases: