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Francisco Fajardo Ruiz

Cuadernos
de Osteopatía

Historia de la osteopatía
Las cadenas miofasciales

dilema
EDITORIAL
F R A N C I S C O FAJARDO RUIZ

CUADERNOS DE OSTEOPATÍA
CU A D ERN O N ° 1

■ H IS T O R IA DE LA O STEO PATÍA
■ LAS C A D EN A S M IOFASCIALES

EDITORIAL DILEM A
MADRID 2 0 0 5
© Francisco Fajardo Ruiz
© Editorial Dilema, 2 0 0 5
Ibáñez M arín, 11 - 2 8 0 1 9 Madrid
T e fy fax: 91 4 7 2 9 0 7 1
info@editorialdilem a.com
www.editorialdilema.com
ISBN: 8 4 -9 8 2 7 -0 0 5 -1
Depósito legal: B -4 1951-2005

M aquetación: Gloria Ruiz


Portada: M aría Pérez-Aguilera
Impresión: Cargraphics

Reservados todos los derechos. Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de
este libro por cualquier procedimiento electrónico o mecánico, incluso fotocopia, grabación mag­
nética, óptica o informática, o cualquier sistema de almacenamiento de información o sistema de
recuperación, sin permiso escrito del editor.
Agradecimientos

, Quiero expresar mi reconocimiento y gratitud a todos los profesores y


profesoras que me han instruido en el bello arte de la osteopatía y de las
terapias manipulativas, pues gracias a ellos esta colección de libros ve la luz:

• Pedro ARRIBAS
• Eva ARRIETA
• Primitivo M EDINA
• Léopold BU SQ U ET
• Michéle VANDERHEYDEN
• Yves M ENOU
• Alberto PANIZO
• Dr. Raymond RICHARD
• Dr. Jean Paul BO U CH ET
• Dr. Mark PELTIER
• Dr. Gills LAVIGNE
• Jack R. G ESRET

Así mismo, no me olvido de todos esos profesores y profesoras que


durante todos los últimos años me han servido de guía en mi formación
dentro del apasionante mundo de la terapia manual. A todos ellos: gracias.
A Ruth GONZALEZ NIETO, osteópata y mi ex ayudante personal. Por
sus fotos. a

A Emi GARCIA CORREA , osteópata, por su amistad sincera y confiar


en mi y en mi centro de enseñanza en los momentos más duros. Una
amiga de verdad.
A Joaquín CASTAÑO CASTAÑO, amigo entrañable, gran osteópata y
profesor de CIDO, por ofrecerse como modelo en las interminables sesio­
nes fotográficas. Actualmente mi brazo derecho.
A los Osteópatas F. RICARD, G. SU EUR, G. ROULIER, C. PINSON,
PE. GREENM AN, P. FRIEN D , G. de COUX, P. CU RTIL, M. de COS-
TER, A. POLLARIS, E. CLOET, G. RANSON, F. SCHALLIER,
J.P. AM IGU ES, M. CLAUZADE, J.P MARTY, J.M . LANDOUZY y T.
LIEM, no he tenido el privilegio de estudiar con ellos, pero sus obras me
han enriquecido profundamente y me han permitido tener otros puntos
de vista y de crítica.

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F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

A Beatriz Solana Otegi, mi mujer, mi compañera...mi amor. Fue duro el


camino hasta encontrarla, pero mereció la pena.
A Andrea, Ion Ander y Nagore, mis hijos.

A Julen, el benjamín de la casa. A pesar de que aún no ha visto la luz;


ya brilla con. luz propia.
Prólogo

Desde el 2 2 de junio de 18 7 4 , fecha en la cual A.T. STILL creaba el


término Osteopatía, han trascurrido 128 años. Desde entonces, la vida ha
evolucionado de manera vertiginosa: la industria, el comercio, el trasporte,
la alimentación y, por supuesto, la medicina.
La osteopatía que se practica hoy día debería ser una osteopatía ágil,
fresca, dinámica, moderna y sobre todo práctica. Hay que huir de las vie­
jas técnicas de hace 3 0 o 4 0 años, que sin lugar a dudas eran fantásticas
en su época, pero que hoy día están desfasadas. No podemos pretender
ignorar como todo a nuestro alrededor evoluciona, mientras algunos “gran­
des osteópatas” siguen enseñando la “vieja osteopatía de siempre”.
Durante mis años de alumno he observado como entre los “grandes
osteópatas” cada uno tiene un punto de vista diferente con respecto al
concepto osteopático. Lo que cada uno enseña es ley, y lo que enseñan los
demás no sirve.
Personalmente pienso que la grandiosidad en la profesión de cada oste-
ópata parte de la humildad por ver más allá de los conocimientos propios.
No existe una osteopatía, una sóla directriz, un único pensamiento. Hay
diversas formas de afrontar un diagnóstico y tratam iento en osteopatía.
Cada profesional sigue la línea de lo que le transmitieron sus profesores.
Pero hay otros profesores, otros colegios. Quienes pretenden ser los “úni­
cos”, es probable que al final lo consigan, o sea, quedarse solos, mientras
el mundo sigue adelante en plena evolución.
He conocido a varios “dinosaurios” de la osteopatía. M e apena ver
como ignoran lo que les rodea en su mismo campo, sin más pretensión
que sus propios conocimientos. Profesionales estancados en el “yo”: yo he
creado, yo soy, yo hago, yo digo...
Desde este espacio quiero romper con este concepto. Existe una osteo­
patía moderna que hay que transmitir, una osteopatía diferente en cada
colegio que hay que respetar, siempre y cuando se sigan las directrices
básicas y no se pretenda tergiversar los enunciados de STILL.
A título personal, tengo muy claro lo que quiero y como lo quiero. De
las cientos de técnicas que existen en osteopatía, quiero enseñar las más
sencillas y eficaces a la vez. No me gusta lo circense, por espectacular que
resulte cuando se muestra en un curso. Pretendo formar prácticos, buenos
terapeutas que saquen adelante su gabinete al día siguiente. No me intere­
sa formar intelectuales de la osteopatía que precisen largos años para escri­
bir una tesis sobre la razón por la que L3 está en tal o cual rotación.

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F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

En esta colección queda plasmada mi experiencia de varios años de


estudios, de enseñanza y de práctica clínica. Muchos profesionales encon­
trarán en estos libros un punto de vista diferente, que a buen seguro les
resultará interesante.
No es una biblia osteopática. No creo que existan. Es un trabajo reali­
zado con rigor, seriedad y respeto, avalado por años de clínica.
Quienes siguen otros programas o métodos, han de saber que 2 + 2
son cuatro, pero que también 3 + 1 o 1 + 1 + 1 + 1, dan el mismo resul­
tado.
Sólo existe un camino para conseguir que la osteopatía triunfe en este
país: la unidad.
H is t o r ia d e la O st e o p a t ía

1. H is t o r ia d e la O st e o p a t ía

Desde el alba de los tiempos, el hombre trató de aliviar los sufrimientos


corporales de sus semejantes. Se sirvió para ello de sus manos y muy pron­
to se dio cuenta de que éstas eran capaces de aliviar y curar.
Las primeras referencias a la práctica de la medicina manual se remon­
tan al antiguo Egipto.
Un fresco descubierto en la tumba del Faraón Ramsés II (alrededor de
1238-1235 a de C.), muestra la figura de un practicante tratando lo que
parece ser una lesión de codo.
En el apogeo de la cultura griega, durante
el llamado siglo de Pericles, Hipócrates (460-
3 7 7 a de C), describe detalladamente, en su
tratado de las articulaciones, las maniobras
de reducción articular ya sea con ayuda de
instrumental de tracción o bien con técnicas
puramente manuales.
En la antigua roma, Claudio Galeno (129-
201 d. De C.), heredero de Hipócrates, sabía manipular comúnmente las
articulaciones.
Alrededor del año 1000, en Irán, Avicena practicaba normalmente las
terapias manuales que describe detalladamente en su canon de la medici­
na, célebre obra que iba a ejercer notable influencia durante muchos siglos.
En España en 1572, Luis de Mercado, que era titular de una cátedra en
la facultad de medicina de Valladolid fue el primer universitario en utilizar
y enseñar las manipulaciones. Sentía mucho que las terapias manuales no
fuesen utilizadas por los médicos.
En la polinesia, el navegante CO OK fue trata­
do en 1768 de dolores de espalda por los indíge­
nas.
En definitiva, podemos constatar como en
cada época de la historia de la humanidad se han
utilizado las terapias manuales de manera cons­
tante en beneficio del enfermo.
El fundador de la osteopatía es Andrew Taylor
STILL (1 8 2 8 -1 9 1 7 ). Nace en Jonesborough, Vir­
ginia, el 6 de agosto de 1828. Su familia emigra
en 1837 a Missouri, donde compra una granja y
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

lleva una vida de pionero. Su padre, Abram, es pastor metodista, médico y


granjero.
Durante la década de 1 8 5 0 -6 0 , cuando acaba de casarse, A.T. STILL
estudia en la Universidad de M edicina de Kansas City. A su vez se con­
vierte en granjero y junto con su padre ayuda a ocuparse de la salud de los
indios Shawnees, cuya lengua aprende a hablar correctamente.
De espíritu muy curioso, racionalista, mecanista y analógico, estudia de
cerca la naturaleza. Su biografía menciona cinco años de estudios en inge­
niería. Amante de la mecánica, inventa y perfecciona, en esa época, varias
máquinas agrícolas.
Durante la guerra de secesión (1 8 6 1 -1 8 6 5 ), junto al bando de los anties­
clavistas de la Iglesia M etodista, tiene a su mando un regimiento entre los
federales, donde desempeña también un papel de cirujano, lo cual le per­
mite adquirir una gran experiencia anatómica sobre los seres vivos.
A.T. ST IL L llega a convencerse de que la ingestión de medicamentos
entraña para el paciente más inconvenientes que ventajas. Se instala y
enraíza en él la duda y se vuelve un defensor de la higiene natural.
U n drama fam iliar acaba por convencerle de la vanidad del “saber”
médico de su época y de la prioridad que debe otorgarse al conocimiento
del hombre más que a su enfermedad.
Al final de la guerra, en 1 8 6 5 , durante una epidemia de meningitis
cerebroespinal, A.T. STILL pierde a cuatro miembros de su familia, entre
ellos a tres de sus hijos. Este acontecimiento doloroso parece determinan­
te en su toma de conciencia de los límites de acción de la medicina clásica
y de los medicamentos.
Este hecho marca su definitiva ruptura con la medicina alopática, a la
que vuelve resueltamente la espalda para intentar buscar los fundamentos
de una nueva medicina más acorde con las leyes naturales y, sobre todo,
más eficaz en las enfermedades graves e incurables y los disturbios cróni­
cos.
El 22 de junio de 1 8 7 4 surge en su espíritu la genial idea que iba a
revolucionar la concepción misma de la medicina. Crea por primera vez el
término osteopatía.
- Sus colegas y el clero-le rechazan inmediatamente, ya que su forma de
terapia y los resultados probatorios que produce son asimilados a una
práctica satánica. Conoce entonces una gran soledad y múltiples dificulta­
des financieras. La enfermedad, el agotamiento y la ingratitud le obligan a
cambiar de región.
Se instala en Kirksville donde su reputación de médico osteópata reba­
sa pronto las fronteras del Estado.
Ante el creciente número de peticiones de tratamiento y no pudiendo
hacer frente a ellas, enseña la osteopatía a sus hijos, los cuales realizan
paralelamente estudios musicales.
H is t o r ia d e l a O st e o p a t ía

Este acontecim iento es en sí muy importante, ya que lo que algunos


consideraban como un don se comprueba que es transmisible mediante la
enseñanza.
Uno de sus hijos es llevado hasta la justicia, por la queja de unos médi­
cos, después de la curación de 2 8 niños afectados de difteria. Resulta
absuelto, porque los padres de esos niños testimoniaron a su favor.
A.T. STILL funda en 1882 la primera escuela de osteopatía del mundo,
la American School of Osteopathy, en Kirksville, donde enseña, además de
l^.s ciencias funda­
mentales, anatomía y
fisiología, sus teorías
de la salud y la enfer­
medad y el método
que había creado y
perfeccionado.
Pone en práctica
su ideal, abriendo las
puertas de su escuela
a las mujeres y a los
Primera escuela de osteopatía en Kirksville
negros. H abría podi­
do otorgar diplomas de Doctor en Medicina a sus estudiantes, ya que la
enseñanza de la medicina se impartía entonces en escuelas privadas en los
EE.UU., pero prefiere otorgarles un diploma en osteopatía, y después el
titulo de D octor en Osteopatía, para marcar bien la diferencia que existe
entre la medicina y la osteopatía.
H acia 1 9 0 0 , se abren una enferm ería y hospital, después se crean
muchas otras escuelas de osteopatía en otros Estados de América.
Hacia finales del siglo XIX, A.T. STILL se retira de la enseñanza y publi­
ca cuatro libros:
• Philosophy of Osteopathy
• Autobiography
• Research and Practice of Osteopathy
• Philosophy and Mechanical Principies of Osteopathy

Los trabajos y la fama de STILL molestaron al cuerpo médico, surgien­


do así las primeras confrontaciones entre los osteópatas y los médicos
(confrontaciones que hoy día se siguen manteniendo en numerosos paí­
ses).
En 1 9 0 5 , la A .M .A . (Asociación de M edicina Americana, creada en
1850) solicita al gobierno protección por la “desviación ocasionada por las
nuevas medicinas”, muchas de ellas tachadas injustamente como de curan-
deristas. A. FLEXN ER es encargado de redactar un informe sobre la ense­
ñanza en los colegios de Medicina.

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F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Andrew Taylor STILL


1828-1917

Todos los colegios de medicinas no alopáticas, como los de Homeopa­


tía, se ven obligados a cerrar sus puertas. Se prohíbe la apertura de nuevos
colegios de osteopatía. No obstante los colegios osteopáticos que venían
funcionando hasta esa fecha pudieron seguir impartiendo sus enseñanzas.
En 1917 la A .M .A., se opone a que los osteópatas curen a los heridos
de guerra. Esto desencadena protestas por parte de los osteópatas y de
gran parte de la sociedad, lo cual origina que el presidente ROOSEVELT
intervenga y se posicione a favor de la osteopatía.
El informe FLEXN ER no fue abolido hasta 1969, y no fue hasta 1974
cuando California, últim o Estado de los Estados Unidos, legitimizó la
osteopatía.
En 1917, Andrew Taylor STILL fallece a la edad de 9 0 años. En esta
fecha, el movimiento osteopático ya estaba lanzado por todos los Estados
Unidos. La segunda generación de grandes osteópatas toma el relevo.
John M artín LITTELEJO H N nace en Glasgow en 1865. Allí cursa sus
estudios de medicina. Poseedor de cuatro doctorados, emigra a Estados
Unidos, donde consulta a STILL sobre un tratamiento, quedando impre­
sionado por los resultados obtenidos. Entonces, decide aprender osteopa­
tía junto a A.T. STILL, realizando sus estudios en Kirksville. Pronto se
convierte en el brazo derecho de STILL, convirtiéndose en profesor y más
tarde llegando a ser el decano del colegio. Debido a unas diferencias de cri­
terio con STILL, en cuanto al programa a impartir, LITTELEJO H N aban­
dona Kirksville. Entonces, se va a Chicago y funda el “Chicago of Osteo-
pathic M edicine” que llegará a ser uno de los más importantes colegios de
los Estados Unidos.
H is t o r ia d e la O st e o p a t ía

En 1917 LITTELEJO H N abandona Chicago y va a fundar a Londres la


“British School of Osteopathy”, que es el primer colegio de osteopatía que
se abre en Europa.
Actualmente cuenta con cuatrocientos alumnos y un centenar de profe­
sores y su clínica recibe mil pacientes a la semana.
Este colegio está patrocinado por la Princesa Ana de Inglaterra.
A com ienzos del siglo XX , W illiam Garner SUTHERJLAND (1 8 7 3 -
1954), tras quedar impresionado de los resultados de la osteopatía al ser
curado con esta terapia un hermano suyo, abandona su profesión de perio­
dista e inicia los estudios de osteopatía junto a STILL en Kirksville. En el
despacho de su maestro observa un cráneo reventado que le llama la aten­
ción. Se da cuenta de que cada pieza ósea presenta biseles en las suturas.
Le habían enseñado que los huesos del cráneo estaban soldados entre sí, y
sin embargo aquellos biseles parecían reflejar lo contrario. Empieza a inves­
tigar observando, palpando, desarticulando cráneos, comprobando que
estaba en lo cierto, pues las piezas óseas poseen la capacidad de una ligera
movilidad, como si estuvieran articuladas entre sí.
Convertido en osteópata rural, emprende entonces su trabajo de inves­
tigación literaria y de observación sobre las suturas. Hace acopio de cráne­
os óseos, los compara, los estudia, los articula...Su casa se convierte en un
laboratorio de experimentación, invadido por cráneos. ¡Es lo que su mujer
llama la época craneal de su matrimonio!
Llega a reconocer con los ojos cerrados cada hueso de la bóveda crane­
al que le presentan. Deduce que los movimientos anormales de las piezas
óseas, en especial los deslizamientos accidentales, pueden ser el origen de
ciertas patologías.
Hacia 1920 elabora el concepto del movimiento respiratorio primario
(M R P), un m ovimiento rítm ico en el que participan elementos óseos,
membranas de tensión recíprocas (duramadre, tienda del cerebelo y la hoz
del cerebro), el líquido cefalorraquídeo (LCR) y el sacro, animados por
una fuerza vital que aún no ha conseguido descifrar.
Se dedica a efectuar experimentos y fabrica un casco especial que prue­
ba con él mismo. Conserva este casco sobre su cabeza días y semanas ente­
ras, cambiando los puntos de apoyo y las presiones, se crea cefaleas, tras­
tornos de la visión, síncopes...Llega así a sentir sobre sí mismo como se
comportan los diferentes huesos del cráneo y las membranas intracranea­
les, cuando el cráneo es sometido a presiones específicas. Es así como
amplía el concepto de movilidad craneal al de movilidad cráneo-sacra.
A continuación crea una serie de manipulaciones craneales. Estas mani­
pulaciones le alivian las presiones ejercidas por su casco. Comienza a tra­
tar diferentes patologías en sus pacientes, obteniendo resultados satisfac­
torios. Tras veinte años de experimentación decide, en 1929, informar al
mundo osteopático de la realidad de este nuevo concepto por medio de

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F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

una conferencia, resultando que sus ideas son acogidas con escepticismo e
indiferencia. Sigue entonces experimentando y tratando aún más a su
clientela, en los hospitales, y donde quiera que se le llame: las remisiones
y curaciones son incontables.
En 1939, escribe el libro “The Cranial Bowl” que no conoce éxito algu­
no. Habrá que esperar hasta 1942 para que llegue a ser escuchado. En
1946 se funda la Asociación de Osteopatía Craneal, una sección de la Aca­
demia Americana de Osteopatía. A partir de esta fecha, se dedica a viajar
ofreciendo conferencias, cursos y continúa con sus investigaciones hasta
su muerte en 1954.
Uno de sus alumnos, Harold MAGOUND, toma el relevo difundiendo
este nuevo arte entre los osteópatas. Publica en 1951 “Osteopathy in the
Cranial Field” y, en colaboración con Viola FRYMANN, John U PLEDGER
y otros colegas, hacen perdurar en el tiempo las obras y la filosofía de
STILL y SUTHERLAND, el hombre cuyos dedos “sienten, piensan y ven”.
Actualmente, existen innumerables osteópatas que han consagrado su
vida al estudio, investigación, enseñanza y práctica de la osteopatía. Por
ellos, de los cuales descendemos profesionalmente la mayoría de nosotros,
y por los primeros creadores de este arte, nuestro más merecido homenaje.
P r in c ip io s d e O st e o p a t ía

2 . P r in c ip io s d e o s t e o p a t ía

Años de observación y experiencia clínica sobre sus pacientes permitie­


ron a A .T.STILL elaborar una síntesis, determinar los grandes principios
de su doctrina y exponerlos en sus obras fundamentales.

La estructura gobierna la función

“Allí donde la estructura es normal y armoniosa, la enfermedad no


puede desarrollarse, y si, por azar, llega ella a forzar la barrera y la defensa
orgánica, será rápidamente cercenada.”
El término estructura designa en anatomía a los huesos, músculos, fas-
cias, órganos, visceras, glándulas, piel, etc.
La función designa la actividad de cada una de las partes: función diges­
tiva, función articular, función sexual, función neurológica, función respi­
ratoria...
Esta relación estructura-función se aplica a todos los elementos del
cuerpo. Estas perturbaciones también pueden afectar las funciones psíqui­
cas, orgánicas, locomotoras o sensitivas.

La unidad del cuerpo

Se trata de la facultad que tiene nuestro organismo para reencontrar su


equilibrio después de sufrir una perturbación cualquiera (física, mental o
química).
La horizontalidad de la vista y de los canales semicirculares del oído
constituye la condición vital de nuestro equilibrio general.
Cualquier perturbación de la biomecánica deberá adaptar las distintas
partes para asegurar la horizontalización de la visión y de los centros del
equilibrio. Cuando ello no puede lograrse, se desatan fenómenos tales
como los vértigos y mareos.
Si el desequilibrio se vuelve permanente, surgen las compensaciones, es
decir, se fijan, provocando deformaciones, y aparecen así las molestias,
gradualmente o de golpe, según la importancia de la lesión: inflamación,
edema, contracturas y luego fibrosis, retracciones, artrosis.
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

La regla de la arteria es absoluta

Si la circulación sanguínea se efectúa normalmente, la enfermedad no


puede desarrollarse porque nuestra sangre lleva y transporta todos los ele­
mentos necesarios para asegurar la inmunidad natural y luchar contra las
enfermedades.
La ralentización de la circulación entraña una disminución de la capa­
cidad de defensa de los tejidos mal irrigados y determina, en un primer
momento, una alteración funcional (reversible y curable). Si este estado
persiste, se produce una destrucción de los tejidos, es decir, una esclerosis
o necrosis (irreversible y, por lo tanto, incurable).
A .T.STILL concluye con lo que, según él, constituye el objetivo esen­
cial del osteópata: “encontrar la lesión osteopática, repararla y dejar a la
naturaleza hacer el resto.”
M e t o d o l o g ía y G e n e r a l id a d e s O s t e o p á t ic a s

3. M e t o d o l o g ía y g e n e r a l id a d e s o st e o p á t ic a s

N oción de entidad

Cada ser humano es diferente desde su nacimiento en su forma, aspec­


to y vitalidad. Es diferente de todas las demás personas de su raza. La célu­
la está estructurada y es diferente de su vecina. Cada ser humano es una
entidad, es un caso particular de la especie. Su potencial vital le es propio.

P otencial vital original o funcional , PVO

Es la potencia de vida dado en el momento del nacimiento, en la con­


cepción, que le permite desarrollarse.
Para que este PVO pueda manifestarse es necesario que esté unido a
una estructura. En el momento del nacimiento el PVO se materializa en
su estructura particular y determina todo su futuro estructural y psíquico.
El PVO es el potencial vital propio de la persona, considerando este
potencial antes de toda manifestación patológica intra útero o post útero.
Dentro del útero es algo ya adquirido.
En cada ser humano, siendo una entidad, es decir, un caso particular de
la especie, su destino vital no se puede comparar con ninguno de sus her­
manos. Solamente con el PVO del momento de su concepción.
En el transcurso de su existencia, el PVO de una persona, sigue una
curva decreciente que marca el fenómeno del envejecimiento.
El individuo con una carga hereditaria no es un enfermo. Esuna enti­
dad que sigue su propio destino y es normal para su PVO.
El osteópata no podrá actuar más que contra los fenómenos patológi­
cos adquiridos. No podrá actuar contra el contenido patológico heredado.
En la vida normal, una persona está sometida a accidentes, faltas de
higiene... que van a disminuir su PVO original de inicio. El fin u objetivo
del osteópata será hacer corresponder la curva del PVO actual (estado
patológico) con la curva del PVO original de inicio.
Una anomalía congénita forma parte del PVO. Un dolor queviene y
va, que no es constante, no puede ser achacado a una anomalía congénita.
Por otro lado, tampoco es normal tener dolores durante la regla. Tener
dolores durante la regla es tan normal como tener dolores o quemazón ori­
nando.

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F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Se puede decir que el potencial vital actual, PVA es la suma del PVO
más el fenómeno fisiológico del envejecimiento más la suma patológica del
individuo, considerado en un momento determinado de su existencia.

PVA; PVO + Envejecimiento + Suma Patológica

C onsecuencias osteopáticas

F en ó m en o ex t er io r , (F n .E x t .)

Se entiende como fenómeno exterior, que puede ser causa de lesión, los
accidentes que van a producirse durante la vida de relación y los fallos de
la higiene natural.

F en ó m en o lesio n a l , (F n .L e s .)

Entendemos como fenómeno lesional, el fenómeno o los fenómenos


que están directamente provocados, bien sea por una lesión primaria o
secundaria. El fenómeno lesional puede ser punto fijo o no. Cuando no
está fijado, se tratará de una consecuencia osteopática de primer grado y,
un solo acto terapéutico sobre esta lesión primaria, será suficiente para
suprimir la consecuencia. Se tratará de un fenómeno lesional que no ha
durado suficientemente en el tiempo para reproducir, a su vez, una lesión
secundaria.
Cuando el fenómeno lesional está fijado, es un fenómeno lesional que
ha engendrado una lesión secundaria. Dicho de otro modo, todo acto tera­
péutico sobre la lesión primaria no será suficiente para suprimir la conse­
cuencia osteopática. Será una consecuencia osteópatica de segundo grado.
Será necesario que el terapeuta intervenga a la vez sobre la lesión primaria
y sobre la lesión secundaria.

a) Lesión primaria (LP)

Es una lesión que resulta directamente de un fenómeno


exterior(Fn.Ext.).

Consecuencia osteopática de primer grado

Fenómeno lesional externo que acarrea o produce una lesión pri­


maria.

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M e t o d o l o g ía y G e n e r a l id a d e s O st e o p á t ic a s

Ejemplo: una restricción de la movilidad articular de C7. Esto va


a producir, a su vez, un fenómeno lesional en forma de tensión,
inflamación y contractura local.
En primer lugar, podemos decir que eí fenómeno lesional no está
fijado, puesto que no ha durado suficientemente en el tiempo para
producir, a su vez, una lesión secundaria.
En segundo lugar, en este caso preciso, un solo acto terapéutico es
suficiente sobre la lesión primaria para suprimir la consecuencia,
lo cual no ocurriría si este fenómeno lesional estuviera fijado.

b) Lesión secundaria (LS)

Se trata de una lesión que resulta siempre directamente de un


fenómeno lesional(Fn.Ls).

Consecuencia osteopática de segundo grado

Fenómeno externo: lesión primaria a nivel de C 7. Inflamación,


contractura y tensión. Lesión secundaria: trastorno del ritmo car­
díaco.
En primer lugar, el fenómeno lesional está fijado puesto que, a su
vez, a producido una lesión secundaria.
En segundo lugar, en el plano terapéutico, un solo acto terapéuti­
co sobre la lesión primaria no será suficiente para suprimir la con­
secuencia osteopática de segundo grado. Será necesario una inter­
vención sobre la lesión primaria y una intervención sobre la lesión
secundaria.

c) Lesión refleja (LR)

Se trata siempre de una lesión secundaria.

d) Consecuencia osteopática de tercer grado

Tomamos el mismo ejemplo. Fenómeno exterior... lesión primaria:


C7... tensión, contractura, inflamación... lesión secundaria: trastor­
no del ritmo cardíaco... fenómeno lesional neurovegetativo y vas­
cular con una modificación del tejido conjuntivo interescapular.
Esta zona ingrata, es siempre sensible cuando realizamos presión
sobre las espinosas de D 2, D3, D 4, D5. Y este último fenómeno
lesional provocará, a su vez, una lesión secundaria que es una
lesión de grupo: de C7 a D4. Esta lesión va a forzar, evidentemen­
te, la lesión primaria.

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F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Los fenómenos lesiónales están fijados. Un solo acto terapéutico


sobre la lesión primaria no será suficiente para suprimir la conse­
cuencia osteopática. Serán necesarios varios actos terapéuticos
sobre la lesión primaria y sobre la lesión secundaria.

Este sistema de razonamiento cartesiano causa-efecto, es algo funda­


mental para evitar los diagnósticos sintomáticos (lumbago, dorsalgia...), e
intentar tratar la etiología del problema.
La consecuencia osteopática (CO) es un conjunto de lesiones, prima­
rias o secundarias y de fenómenos lesiónales, que se producen de causa a
efecto a partir de una lesión primaria.

CO: LP... Fn.Ls....LS


SP: C O I... C 0 2 ... C 0 3 ...

La suma patológica (SP) es el conjunto de consecuencias osteopáticas


que presenta el sujeto en un momento determinado de su existencia.

L esión osteopática articular

Se trata de una restricción de la movilidad, parcial o total, capaz de


condicionar la vascularización y de perturbar la función de las neuronas
autónomas y somáticas del segmento medular que está en relación, con
todas las consecuencias neurovegetativas que se pueden considerar, en
mayor o menor plazo, sobre las funciones viscerales que serán las certifica­
ciones de las lesiones de primer y segundo grado.

L esió n d e pr im er grado

Es una restricción parcial de la movilidad articular.

L esió n d e seg u n d o grado

Es una restricción total de la movilidad articular.

Fenómeno lesional no fijado: primer grado


Fenómeno lesional fijado: segundo grado

Decker D.O., decía sobre la lesión osteopática articular “son el conjun­


to de lesiones y de fenómenos que van de causa a efecto a partir de una
causa primaria”.
Fryette D.O., decía que la definición de Decker era aún imprecisa y
prefirió definir la lesión osteopática bajo la forma de la suma patológica.

20
M e t o d o l o g ía y G en er a lid a d es O st e o pá t ic a s

El conjunto de consecuencias osteopáticas de una persona en un momen­


to determinado de su existencia.
Fryette, consideraba a las personas por unidades de resistencia, consi­
derando que cada una contaba con, por ejemplo, 1000 unidades de resis­
tencia.
Una persona con estas unidades de resistencia, por ejemplo:

— Si está en tratamiento odontológico, ésto le resta 2 00 unidades de


resistencia.
— Tiene problemas con su mujer, con hacienda. Tiene depresiones,
que en conjunto le restan 300 unidades de resistencia.
— Además, tiene una patología hepática que le roba 4 0 0 unidades
de resistencia.
— Entonces, coge una neumonía que le quita 100 unidades de resis­
tencia... y se muere.

Entonces se pensará que murió de una neumonía. Esto no es verdad.


Se ha muerto de la suma patológica preexistente. Si no la hubiera tenido,
la neumonía no le habría matado.

D ifer en c ia en tr e lesió n y subluxación

Lesión: es una exageración de la fisiología que desemboca en la restric­


ción de la movilidad, parcial o total.
Subluxación: supone necesariamente una etiología traumática o bien
una anomalía en la conformación morfológica.

C onceptos generales del trabajo osteopático

La osteopatía se dirige esencialmente a los movimientos menores, pues


acompañan y rigen los movimientos mayores.

Los movimientos tienen tres niveles de origen:

M o vim ien to s provocados po r el mecanism o respiratorio prim ario

Estos se expresan por una flexión-extensión de la esfeno-basilar,


acompañadas de una rotación externa o de una rotación interna
de los huesos pares.

— La flexión de la esfeno-basilar corresponde a una rotación exter­


na de todos los huesos pares del cuerpo.

21
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

— La extensión de la esfeno-basilar, corresponde a una rotación inter­


na de todos los huesos pares del cuerpo.

M o v im ien to s pro vocados po r la respiració n costal

— La inspiración costal provoca una rotación externa de los huesos


pares y una flexión de los huesos impares.
— La espiración costal provoca una rotación interna de los huesos
pares y una extensión de los huesos impares.

M o v im ien to s v o lun tario s

Entonces, se hablará de rotaciones externa o interna para los hue­


sos pares y movimientos de flexión o de extensión para los huesos
impares. Sin embargo, existen dos excepciones para dos huesos
llave transversales:

— Las ramas púbicas y las clavículas.

Se hablará entonces de rotación anterior o de rotación posterior.

— La flexión del movimiento respiratorio primario y la inspiración


costal inducen a una rotación anterior de las ramas púbicas y una
rotación posterior de las clavículas.
— La extensión del movimiento respiratorio primario y la espiración
costal inducirán a una rotación posterior de las ramas púbicas y
una rotación anterior de las clavículas.

Las lesiones son perturbaciones de los movimientos menores y son el


resultado de tensiones o traumatismos. Además de las lesiones primarias o
secundarias que hemos visto, existen dos categorías de lesiones:

L esio n es traum áticas

En este caso el hueso no sigue la dirección fisiológica de sus superficies


articulares. Este hueso no es capaz de hacer movimientos menores.
Ejemplo: un hueso par no puede realizar más ni rotación externa ni
rotación interna.

L esio n es fisio ló g icas

En este caso, cualquiera que sea el origen de la lesión (traumatismo o


tensión), un hueso es retenido en una posición fisiológica en relación a
otro hueso.

22
M e t o d o l o g ía y G e n e r a l id a d e s O st e o p á t ic a s

Ejemplo: un hueso par es retenido en rotación externa, con relación a


otro hueso.
Si se solicita este hueso hacia la rotación externa, podrá rotar fácilmen­
te en este sentido, ya que la lesión le lleva hacia la rotación externa. Por el
contrario, si se le solicita hacia la rotación interna, no habrá posibilidad de
movimiento.
Se nombra la lesión por su movimiento facilitado: en este ejemplo, se
hablará de lesión de rotación externa de un hueso con relación a otro
hueso.
Como existen 3 niveles de origen de los movimientos menores, existen
3 niveles posibles de lesiones:

— Lesión al nivel del movimiento respiratorio primario. Afectará


sobre todo a las fascias.
— Lesión al nivel de los movimientos debidos a la respiración costal.
Afectará sobre todo a los ligamentos y las cápsulas.
— Lesión al nivel de los movimientos voluntarios. Afectará sobre
todo a los músculos y los tendones.

Pero no se encontrará una lesión aislada a un solo nivel. Muy rápida­


m ente los 3 niveles estarán en lesión.
Las técnicas de correcciones deberán dirigirse a estos 3 niveles de lesión.
Existen 3 grandes tipos de correcciones:

C o rreccio n es sen so riales

Se dirigen esencialmente a las lesiones del movimiento respiratorio pri­


mario.

C o rreccio n es fu n cio n a les

Se dirigen sobre todo a las lesiones del movimiento de respiración cos­


tal y a las lesiones de movimiento voluntario.

C o rreccio n es estr u c tu r a les : directas o indirectas

Se dirigen a las lesiones del movimiento voluntario y a las lesiones trau­


máticas.

23
L as C a d en a s M u sc u la r es d el T r o n c o

4 . L a s C a d en a s M u sc u l a r e s d el T ro n c o

25
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

G eneralidades

Frangois Méziéres, fisioterapeuta francesa, desarrolló un método postu-


ral al cual bautizó con el nombre del método Méziéres. Durante más de
cuarenta años, luchó incansablemente por conseguir una aproximación
global al paciente, concepción opuesta a la corriente analítica contemporá­
nea de su época. Su método contribuyó a la evolución de los conocimien­
tos sobre el funcionamiento del cuerpo humano.
Quienes la conocieron la describen como una mujer con una gran per­
sonalidad, fuera de lo común, con una mirada penetrante tanto hacia la
persona y su rostro como hacia su cuerpo. Suscitó admiración, emocionó y
fue el centro de numerosos debates. No dejó nunca indeferente a nadie.
Frangois Méziéres murió en 1991, a los 82 años. Nos dejó el método
que lleva su nombre y una asociación internacional de fisioterapeutas
mezieristas (A.M .I.K.).
De entre los muchos terapeutas que se vieron influenciados por el méto­
do Méziéres, destacan dos significativamente: Léopol Busquet y Philipe E.
Souchard.
Ambos desarrollaron de manera autónoma sendos métodos a partir de
los enunciados de F. Méziéres. L. Busquet creó el método de las cadenas
musculares y PE. Souchard la reeducación postural global (RPG).
Personalmente no he tenido la suerte de conocer a F. Méziéres, tampo­
co a PE. Souchard ni estudiar ninguno de los métodos desarrollados por
ambos.
Pero en 1997 tuve el privilegio de conocer a L. Busquet, ex-director del
colegio osteopático W illiam Garner Shuterland y uno de los osteópatas
más grandes de todos los tiempos.
Con él, seguí la formación completa en cadenas musculares. Enseguida
quedé prendado de los conocimientos globales que este método transmite,
así como de las posibilidades terapéuticas que ofrece. L. Busquet, además
de gran osteópata e investigador, es una maravillosa persona, humilde y
serena. El método creado por él, integra de manera global y por primera
vez, en lo que a cualquier método postural se refiere, el plano estructural,
visceral y craneal. Continente-contenido, desde la profundidad a la super­
ficie y desde la superficie a la profundidad.
El método de las cadenas musculares tiene como objetivo preservar o
devolver el equilibrio estático y dinámico a nuestros pacientes. Se dirigirá
a reequilibrar las fuentes de tensiones musculares, articulares, viscerales,
craneales, que son la base de las compensaciones y de las deformaciones
de nuestros pacientes.
Las cadenas musculares representan circuitos en continuidad de direc­
ción y de planos a través de los cuales se propagan las fuerzas organizado­
ras del cuerpo.

26
La s C a d en a s M u sc u l a r e s d el T r o n c o

La finalidad del tratamiento será liberar las cadenas musculares de las


tensiones internas. Cuando esto ocurre, la estática es remarcable, los ges­
tos fáciles y completos.
El tratamiento es analítico (liberación de las zonas llave) y global para
rearmonizar la fisiología de las cadenas musculares.
Las sesiones de trabajo serán de 45 a 60 minutos, según el caso que
presente cada paciente.
La frecuencia del tratamiento será a razón de una sesión semanal, aun­
que en algunos casos podremos realizar dos sesiones semanales. Cuando el
tratamiento ha finalizado, aconsejaremos a nuestros pacientes una sesión
al mes, después una sesión cada tres meses. El cuerpo tiene una memoria
tisular y un recuerdo periódico es el mejor tratamiento preventivo.

Realizar tratamientos mediante cadenas musculares interesa a una gran


variedad de personas:

— A los recién nacidos, para reequilibrarles de las tensiones recibidas


durante el alumbramiento.
— Los niños con deformaciones (pies, rodillas, escoliosis, dolores de
crecimiento...)
— A los deportistas, para mejorarles el rendimiento a nivel de su
aparato locomotor, tras desparasitarles de las tensiones acumula­
das.
— A las personas activas, de edad avanzada y a los sedentarios, con
el fin de prevenir o de atenuar las disfunciones físicas, orgánicas y
los efectos de la artrosis.

Las cadenas musculares se han de realizar principalmente en todos los ,


casos donde la patología exista desde hace más de seis meses. En patología j
aguda, ha de prevalecer el tratamiento articular al postural. J
La comprensión aportada por el análisis de las cadenas musculares en
nuestros pacientes, nos permite realizar un tratamiento personalizado que
responderá de manera simple, global y coherente a las disfunciones, defor­
maciones o dolores, que son los signos externos de los sufrimientos de
nuestros pacientes.
Como osteópatas siempre deberemos tener presente que cualquier lesión
osteopática articular, visceral o craneal puede tener un origen primario en
una disfunción a nivel de las cadenas musculares. Así mismo, cualquier
alteración en las cadenas musculares de nuestros pacientes podrá tener un
origen primario articular, visceral o craneal. Por lo tanto, es imprescindible
que cada tratamiento de cadenas musculares esté acompañado siempre de
una revisión sistemática del plano articular, visceral y craneal.

27
t__
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

El tratamiento del conjunto cadenas musculares, articulaciones, plano


visceral y craneal, nos otorgan el privilegio de la globalidad total en el con­
junto de los problemas que presentan nuestros pacientes.
El cuerpo obedece a tres leyes: equilibrio, economía y confort. Si el
cuerpo de una persona se encuentra en equilibrio global, homeostasia, el
gasto energético de esa persona es el idóneo para realizar sus actividades
diarias. Por lo tanto, existe un confort (no dolor), puesto que todo funcio­
na correctamente.
Si por cualquier patología el cuerpo se desequilibra en algún área, enton­
ces, el resto del organismo se adapta a esta nueva situación en busca del
máximo confort. Diremos que esta persona está en un equilibrio inestable.
Equilibrio, porque el cuerpo ha buscado su situación espacial idónea para
evitar en lo posible un sufrimiento extremo. Inestable, porque se ha cons­
tituido con ruptura de líneas de gravedad. Ésto, va a originar que diferen­
tes regiones de nuestro organismo sufran fricciones, presiones y tensiones
anómalas que con el tiempo se traducirán en nuevos focos patológicos.
El gran beneficiado del tratamiento con las cadenas musculares es el
tejido conjuntivo, por lo que es preciso conocer con precisión sus caracte­
rísticas fundamentales.

El tejido conjuntivo : anatomía , fisiología y fisiopatología

A n a to m ía

El tejido conjuntivo representa el 16% del peso del ser humano. Con­
tiene el 23% del agua del organismo. Forma la base de la piel, la vaina de
los músculos, los tendones y los ligamentos, las paredes vasculares, las vai­
nas de los nervios, las envolturas y el armazón de los órganos internos.
Une todos los órganos del cuerpo los unos con los otros. Las células del
organismo, las células de los órganos y sus partes no tendrían una forma
definida y estarían sujetas a dispersiones bajo la acción de las fuerzas
incluso débiles, si no hubiera tejido conjuntivo, que forma un armazón,
fija y une las células en un orden determinado; que hace posible los movi­
mientos, conservando a la vez la forma exterior.
El tejido conjuntivo se compone de células específicas, de fibras y de
sustancia fundamental.

CÉLULAS DEL TEJIDO CONJUNTIVO

— Fibroblastos o fibrocitos
— Histiocitos
— Mastocitos
L as C a d en a s M u sc u la r es d el T ro n c o

— Planocito. Célula errante, leucocito


— Leucocitos eosinófilos
— Monocito

F ibras d el tejid o c o n ju n tiv o

Se distinguen:

— Fibras colágenas
— Fibras reticulares
— Fibras elásticas

Estas fibras forman el armazón de todos los tejidos de sostén y de con­


junción.

T ejido c o n ju n tiv o fibro so

Se encuentra un tejido conjuntivo fibroso laxo en los tejidos intersticia­


les entre los órganos, entre los músculos, los fascículos musculares y alre­
dedor de los vasos y nervios. Comprende la trama tisular de numerosos
órganos, el tejido subcutáneo, la capa papilar de la dermis y el tejido sub-
mucoso de los revestimientos mucosos.
Se encuentran además membranas conjuntivas que constituyen las fas-
cias, en el peritoneo y la pleura.
Funcionalmente, el tejido conjuntivo no es solamente un tejido de sos­
tén, de recubrimiento y de relleno, sino en muchos casos es un tejido de
deslizamiento excepcional. Lo que permite el deslizamiento recíproco del
músculo y de los fascículos musculares, el desplazamiento de la piel sobre
su asiento y la movilidad de los órganos del cuello.
El tejido conjuntivo fibroso denso se encuentra sobre todo en los luga­
res sometidos a exigencias mecánicas. El metabolismo es menos importan­
te que en el tejido conjuntivo laxo, las células móviles y los capilares san­
guíneos son más raros.
Se encuentra principalmente en los tendones, ligamentos, cápsulas
orgánicas y la dermis.

El t ejid o c o n ju n tiv o e n la m u scu la tu ra

Se puede comparar la fibra muscular estriada a un manguito relleno de


un contenido semiblando. La pared del manguito es el sarcolema, envoltu­
ra elástica. Las fibras musculares blandas en sí mismas, están sujetas por el
tejido conjuntivo, que constituye su sostén y sin el cual éstas se expandirí­
an en todos los sentidos. La parte de la envoltura situada en el interior del

29
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

músculo, el perimisio interno, contiene también los vasos sanguíneos y los


nervios y los fija de una manera laxa a la superficie de la fibra muscular.
Aquí, las fibras colágenas están acompañadas por algunas fibras elásticas.
Varias fibras musculares pueden estar reunidas en fascículos pro-fibras
colágenas enrolladas. Finalmente, las vainas enroscadas se entrecruzan
envolviendo la totalidad del músculo (perimisio externo). Es, por lo tanto,
el tejido conjuntivo el que coordina todos los desplazamientos que acom­
pañan los movimientos.
Una cicatriz en las diferentes capas tisulares aumenta la fricción inter­
na durante la contracción y dificulta los movimientos. Muchos músculos
no se insertan en el mismo hueso, sino en membranas conjuntivas resis­
tentes, que forman directamente un esqueleto conjuntivo, prolongando el
esqueleto óseo. Ejemplo: membranas interóseas entre cúbito y radio y
entre tibia y peroné.

F isio lo g ía

La importancia fisiológica del tejido conjuntivo es ciertamente mayor


que la que se le supone generalmente. Supone, como ya apuntamos, el
16% del peso del cuerpo, 16% que tiene una incidencia funcional nada
despreciable. Además:

— Participa en la regulación del equilibrio ácido-base, en el metabo­


lismo hidromineral, en el balance eléctrico y osmótico.
— Actúa como armazón de sostén y como intermediario de los inter­
cambios líquidos.
— Es una barrera entre los capilares sanguíneos y las células orgáni­
cas, barrera que posee la función de regulación del metabolismo
entre estos dos colaboradores.
Su contenido en células mesenquimatosas de tipo embrionario
hace del tejido conjuntivo un tejido generalizado capaz de produ­
cir, en determinadas circunstancias, elementos especializados.
— Sus planos aponeuróticos sirven de vía de expansión para los ner­
vios y vasos linfáticos.
— En su variedad laxa admite cierto juego entre estructuras adyacen­
tes, y gracias a la formación de sacos mucosos, reduce los efectos
de presión, y fricción o roce.
— Las aponeurosis profundas envuelven y preservan las superficies y
contornos de los músculos y activan la circulación venosa y linfá­
tica.
— Las aponeurosis superficiales que forman el panículo adiposo faci­
litan el almacenamiento o depósito de las grasas y proporcionan
una superficie de recubrimiento que ayuda a conservar el calor del
cuerpo.

30
L as C aden as M u sc u la r es del T ro n co

— Merced a su actividad fibroplástica, el tejido conjuntivo contribu­


ye a restaurar las lesiones por medio de un depósito de fibras colá­
genas (tejido cicatrizal).
Los histiocitos del tejido conjuntivo comprenden parte de un
importante mecanismo de defensa contra la invasión bacteriana
por su actividad fagocítica. Así mismo desempeñan el papel de
“carroñeros” encargados de eliminar residuos celulares y materia­
les extraños.
— El tejido conjuntivo representa un importante neutralizador o
des intoxicado r tanto para las toxinas endógenas (producidas en
condiciones fisiológicas), como para las exógenas (procedentes del
exterior del organismo).

Es necesario comprender que el tejido conjuntivo no es solamente un


tejido “muerto” de relleno y de sostén, sino al contrario, tiene importantes
tareas metabólicas y que los procesos inflamatorios, los mecanismos de
defensa, comprendidos los procesos alérgicos, no pueden desarrollarse sin
su participación.

U n e j e m p l o : La contrapresión elástica del tejido conjuntivo debe man­


tener las paredes vasculares: es gracias a la elasticidad de este tejido que se
trasmite a la vena la pulsación arterial; si el tejido conjuntivo no cumple
esta misión, la circulación venosa se encontrará afectada y existirá el ries­
go de varices. El tejido conjuntivo posee un gran poder de adaptación: en
los casos patológicos especialmente, el tejido conjuntivo se endurece, forma
callosidades y cicatrices y puede provocar la limitación de los movimien­
tos, contracturas, anquilosis...
Las pseudo artrosis son debidas a un tejido conjuntivo de cicatrización,
las anquilosis a un tejido conjuntivo nudoso, una actividad viciosa pos-
traumática a un tejido conjuntivo retraído.
El tejido conjuntivo distendido dará articulaciones laxas, con facilidad
para la luxación.
Gracias al tejido conjuntivo, todas las partes del cuerpo se encuentran
unidas. Los capilares no están jamás en contacto con el parénquima celu­
lar, siempre existe una capa de tejido conjuntivo entre ellos.

R ea cció n d el tejid o co n ju n tiv o

Una tracción permanente alarga el tejido conjuntivo en el sentido de la


tracción; una relajación permanente conduce a un estrechamiento de las
fibras. Un tendón en relajación permanente presenta un adelgazamiento
de las fibrillas, un aumento del contenido de agua y una mayor facilidad
para la ruptura.

31
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Es necesario luchar siempre contra las retracciones conjuntivas, even­


tualmente cicatrices, con el fin de evitar las actitudes viciosas y los obstá­
culos a los desplazamientos de las articulaciones.
Las redes aponeuróticas pierden su elasticidad como consecuencia de la
induración. Las contracturas conjuntivas determinan no solamente actitu­
des viciosas, sino también una disminución de la inervación y de la circu­
lación por la tendencia a la retracción que presenta la cicatriz conjuntiva.
Por otro lado, una tracción permanente demasiado importante del tejido
conjuntivo puede provocar inestabilidades articulares.
La regeneración es una de las tareas del tejido conjuntivo. El tejido cica-
tricial aparece en primer lugar rojizo debido a los numerosos vasos que se
forman en la zona. Con el envejecimiento las células se retraen, se convier­
ten en fusiformes, el número de capilares disminuye y finamente la cica­
triz, retraída aparece blanca. Todas las lesiones por inflamación, herida o
necrosis curan por formación cicatricial. Incluso en la necrosis de algunas
células, en los tejidos, en los parénquimas, en la musculatura, incluso en el
corazón, la lesión tisular es cerrada por pequeñas cicatrices conjuntivas.

R ea cc ió n d el tejid o co n ju n tiv o e n el cu rso d e d iferen tes


ESTÍMULOS QUE AFECTAN AL ORGANISMO ENTERO

Infecciones que afectan todo el organismo por diseminación bien de


organismos patógenos, bien solamente de sus toxinas, por los vasos san­
guíneos determinan una reacción específica, general, del tejido conjuntivo,
del mismo modo que la falta de oxígeno, radioterapia, influencia climática,
sobreuso o traumatismos musculares. El metabolismo en el tejido conjun­
tivo se acelera. En el curso del reumatismo articular, sobre todo en fase
inflamatoria, el metabolismo conjuntivo está del mismo modo fuertemen­
te aumentado en los tejidos situados lejos de la articulación afectada (reac­
ción general no específica).
Una reacción inflamatoria determina localmente un estado de descom­
posición, una disminución de la permeabilidad y una falta de oxígeno en
el tejido. Influencias nocivas persistentes o repetidas conducen a reaccio­
nes no específicas permanentes, a lesiones definitivas del tejido conjuntivo
y a enfermedades de la piel.

E n ferm ed a d es d el tejid o co n ju n tiv o

Las cualidades elementales del tejido conjuntivo sano son:

— La resistencia
— La elasticidad
— La viscosidad

32
L a s C a d en a s M u sc u la r es d el T r o n c o

— La flexibilidad
— La deformabilidad, con retorno a la forma inicial
— La transparencia
— La posibilidad de absorber los líquidos

Mientras que las características del tejido conjuntivo enfermo son:

— La fragilidad
— La rigidez
— La retracción
— La hinchazón
— La opacidad
— La induración hasta la esclerosis
— La colagenización

E n ferm ed a d d el co lág en o . C olagenosis

Las enfermedades que se desarrollan en el tejido conjuntivo, son tam­


bién llamadas enfermedades del colágeno o colagenosis.
Las inflamaciones reumáticas producen una alteración del ordenamien­
to de las fibras colágenas (nodulos reumáticos, pericarditis reumática).
En el transcurso de la esclerodermia, el tejido subcutáneo se retrae y se
hace indesplazable.
Con bastante frecuencia, los enfermos reumáticos se quejan de que las
articulaciones de la mano y de los dedos están rígidas y dolorosas por la
mañana; se supone que la viscosidad del líquido articular cambia durante
la noche y algunos estudios, sobre todo los de Hartmann y su escuela, han
mostrado que la viscosidad de los líquidos articulares puede aumentar con
las temperaturas nocturnas muy bajas.
El líquido articular se coagula fácil en reposo si no es puesto en movi­
miento, y se vuelve a hacer líquido con la movilización. Esta coagulación
es favorecida por las temperaturas bajas. Nosotros podemos explicar de
este modo que la movilización de los dedos entumecidos puede ser mejo­
rada con la influencia del calor, masaje y movilizaciones.

T écn icas reflejas d el tejid o co n jun tivo

Las técnicas reflejas del tejido conjuntivo representan una terapéutica


muy útil en patología funcional del aparato locomotor y, especialmente,
en los estados congestivos pélvicos, dismenorreas, dispareunias profundas,
vaginismo, trastornos urinarios y rectales, hiperactividad simpática, ame­
norreas y en dolores en general, ya sean de origen visceral o musculoes-
quelético.

33
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Sin embargo, hay que apresurarse a precisar que estas técnicas son refle­
jas y no pueden suprimir mas que un fenómeno lesional, consecutivo de
una lesión primaria o secundaria. Esta precisión indispensable no dismi­
nuye nada el valor de estas técnicas reflejas que por el contrario, se encuen­
tran valorizadas, en la medida que el terapeuta puede fijar los límites y
darles el lugar justo que les corresponde.
Estas técnicas influencian al sistema nervioso autónomo, produciendo
reacciones neuroreflejas, neurales o humorales. Las relaciones reflejas pue­
den ser somato-viscerales, víscero-somáticas o víscero-viscerales.
La acción simpática en la econom ía vascular constituye una vía de
influencia segmentaria, especialmente en la musculatura y el tejido sub­
cutáneo.

Hay que rendir homenaje a los pioneros de estas técnicas reflejas:

— Head, de Gran Bretaña, 1889. Establece la relación entre la visce­


ra enferma y la piel. Constata que por una misma enfermedad, un
mismo territorio cutáneo presenta hipersensibilidad. Estas regio­
nes cutáneas correspondiendo siempre al órgano afectado son lla­
madas “zonas”. Dentro de estas “zonas” descubrió unos puntos
de concentración dolorosa a los que llamó “puntos máxima”.

— Madkenzie. Efectúa los mismos descubrimientos en regiones más


profundas: en músculo y periostio.

— Speransky y Ricker. Ponen en evidencia la cadena correlativa vis­


cera-piel, con un eslabón intermedio: el sistema nervioso.

— Speransky. La excitación del sistema nervioso añadida al agente


provocador (agente patógeno), provoca la alteración.
Ejemplo: no basta tener el virus de la gripe para caer enfermo. Es
necesario, además, una excitación antifisiológica del sistema ner­
vioso (fatiga). Demuestra que una irritación del sistema nervioso
puede desencadenar una distrofia (perturbación de la nutrición
tisular). Es el primero en hablar de procesos neurodistróficos.

— Ricker, de Alemania. Añade otro eslabón a la cadena: el sistema


vascular. La irritación del sistema nervioso actúa en primer lugar
sobre la vascularización.
Las C a d en a s M u sc u la r es d el T r o n c o

interno (microbio)
Excitante patológico (agente agresor)
externo (frío, fatiga...)

Excitación antifisiológica del S.N.:

I o- Desequilibrio funcional del S.N.


2 o- La consecuencia:
Disfunción vascular
Hiponutrición
Distrofia
Alteración orgánica (enfermedad)

— Seyle, de canadá. Introduce un nuevo eslabón en esta cadena de


reacciones. Para él, el excitante patológico más la excitación del
S.N. constituyen el “stressor”. Al conjunto de reacciones del orga­
nismo frente a este “Stressor” lo llama Stress.
En física: stress, lo constituye la suma de todas las fuerzas que tra­
bajan contra una resistencia.
En patología: se entiende por stress a la suma de todas las reaccio­
nes que el organismo opone al Stressor (agresión) o síndrome de
adaptación.
Si existe un stressor, el S.N. alertado estimulará a la hipófisis:
intervención del sistema endocrino.

STRESSO R
E xcitación S N ^ H IP O F IS IS (director de orquesta del S. endocrino)

A .C .T .H .

Estímulo de las corticosuprarrenales

Secreción hormonal:

- Corticoides proflogísticos: aumentan la fuerza de


reacción del tejido conjuntivo frente a la infección.
- Corticoides antiflogísticos: abren la puerta a la
infección, que determina: estrés, lucha del organis­
mo (curación), agotamiento y muerte.

35
F r a n c isc o F a ja r d o R u iz

— Elisabeth Dicke. Manifestación de un fenómeno patológico a nivel


del tejido subcutáneo.

Observa modificaciones tisulares a este nivelr


— Induraciones
— Hinchazón
— Retracciones

— Hansen, de Berlín. Emprende de nuevo los trabajos de head (lámi­


nas de dermatomas).
Esquemas: láminas de Hansen
Establece las zonas y síntomas reflejos correspondientes a un órga­
no enfermo.

— 1929. Elisabeth Dicke presenta su método del tejido conjuntivo a


Kohlrausch y a Hansen.

— 1956. Se funda el Instituto E. Dicke en Bruselas:

• Delmas de Francia
• Hoepke de Alemania Confirm an los trabajos de
• Schliack de Alemania E. Dicke
• Meulders de Lovaina
• Laborit de Francia

A lg un as características relativas a la piel

Es un gran órgano, que desarrolla diferentes papeles:

— Regulación térmica
— Excreción
— Protección
— Sensibilidad
— Respiración

Es una extensa superficie que sirve de intermediario entre el medio


ambiente exterior y el sistema nervioso.
Está formada por 3 capas que son, de la superficie al interior:

— La epidermis
— La dermis
— La hipodermis

36
La s C a d en a s M u sc u la r es d el T ro n co

La dermis y la hipodermis poseen las glándulas sebáceas y las


sudoríparas.

A la piel se le conoce:

— Una sensibilidad perceptiva: táctil y térmica


— Una sensibilidad afectiva: unida a las emociones
— Una sensibilidad motriz: refleja

En la sensibilidad motriz, por ejemplo, una excitación da lugar a


una respuesta motriz proveniente de un reflejo exteroceptivo.
Así, una excitación recogida a nivel de los tegumentos puede reper­
cutir en la piel, músculo o viscera:

— Arco reflejo sensitivo-motor


— Arco reflejo sensitivo-vegetativo
— Arco reflejo motor-vegetativo

La intensidad y la complejidad de las acciones reflejas están en


relación con la intensidad y la naturaleza de la excitación.

T éc n ic a c o n ju n tiv a

Se realizan unos trazos con el mayor y el anular. A veces podemos uti­


lizar el pulgar.
La palpación debe ser perpendicular a la piel. La mano puede colocarse
en pronación o en supinación y ser sostenida por la mano libre.
El mayor realiza una presión, después una puesta en tensión, seguida
de una tracción para desencadenar una sensación de corte y no de presión
sorda.
La dirección de los trazos está dictada sobre todo por la mejor puesta
en tensión del tejido.
No se utiliza ningún medio deslizante: aceite, talco...

E fecto s pro d u cid o s po r el trata m ien to d el T.C. en el organism o

1. Efecto mecánico directo

La hiperemia creada por el tratamiento del T.C. ha sido controla­


da y se ha demostrado que es mucho más fuerte y duradera que la
provocada por el masaje muscular manual.
Schwazkopf (1 9 4 3 ) demostraba que el calor es 12 veces mayor
que con un quiromasaje.

37
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Con el trabajo del T.C., se relajan las contracturas musculares, se


actúa sobre la elasticidad de los músculos y sobre las miogelosis.

2. Efecto mecánico indirecto

La acción más importante del tratamiento del T.C. es su acción


indirecta por vía refleja. El T.C. representa únicamente el punto
de ataque; se actúa por intermedio del S.N. vegetativo por vía
refleja cutivisceral.
El tratamiento del T.C. actúa por vía aferente y eferente segmen­
taria sobre los órganos, pero también, y esto es un punto muy
importante, sobre los diversos centros reguladores de las visceras y
de los centros respiratorios; es lo que explica la acción de este
masaje sobre la respiración, sobre el trabajo del corazón y sobre la
presión sanguínea; de donde su influencia sobre las alteraciones
circulatorias, enfermedades repiratorias, las distrofias tisulares
(osteocondrosis, Sudeck).
En el diencéfalo, existe el centro regulador del volumen sanguí­
neo, la regulación de las albúminas, del azúcar, de las grasas, el
metabolismo del agua y la regulación del sueño y de las alergias.
De aquí proviene su influencia sobre las enfermedades como la
diabetes, la ictericia, el edema, el asma, la encefalitis alérgica y la
enfermedad celíaca.
A través de la hipófisis, el S.N. vegetativo se relaciona con el sis­
tem a endocrino. Se puede influenciar así sobre las alteraciones
endocrinas.
El profesor Cajal (Madrid) confirma una distancia de acción de
siete metámeras hacia arriba y tres hacia abajo.

R ea ccio n es a l tra ta m ien to d el tejid o co n ju n tiv o

A medida que se realiza el trazo en el tejido conjuntivo, el paciente


experimenta una sensación de corte, desolladura, arañazo, picor o quema­
dura.
La sensación de corte es la más frecuente, y debe ser muy limpia. Esto
es la prueba de que el trazo es terapéuticamente eficaz y que las reaccio­
nes neurovegetativas han sido provocadas.
Una sensación de presión sorda, dolorosa, experimentada por el pacien­
te en el lugar de la sensación de corte, delata un trastorno neuroreflejo.
Indica también que existe una falta técnica.
¿Cuáles son las reacciones locales en la piel?
— Una rubefacción que va del rosa claro al rojo vivo.
— Después una elevación, un rodete más o menos importante, en

38
La s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l T r o n c o

relación directa con la tensión en el tejido conjuntivo. Este rodete


puede subsistir varias horas y desaparecer progresivamente.

Destacamos, además, otros 2 tipos de reacciones que son neurales y


humorales:

Reacciones neurales. En numerosos pacientes, se desarrolla una sud­


ación durante el tratamiento, más a menudo en el hueco de las
axilas, de uno o los dos lados. Cuando la dosificación es inadecua­
da: podemos asistir a un calentamiento o enfriamiento de las extre­
midades, trastornos funcionales cardíacos, anginas, vértigos o cefa­
leas.
Reacciones humorales. En las horas que siguen al tratamiento, una
gran laxitud se manifiesta a veces, y obliga al paciente a dormir.
Cuando la dosificación es inadecuada, una cierta excitación puede
producirse y el sujeto no siente ninguna necesidad de dormir.

M edios d e tra n sm isió n en tr e la piel y las vísceras

Mediante la inervación vegetativa, acción sobre las funciones del orga­


nismo y los centros reguladores vegetativos.
Mediante la inervación cerebroespinal, acción a partir de la piel sobre
todas las partes de la metámera (organización transversal del S.N.), y los
centros nerviosos superiores (organización longitudinal del S.N.).

C o n s tr u c c ió n d e b ase ¡
Esta construcción de base permite influenciar en el sistema parasimpá-
tico sacro, para contraponerse a la hiperactividad simpática muy a menu­
do presente, así como en las glándulas endocrinas con relación al sistema
parasimpático:

Lóbulo posterior de la hipófisis


Paratiroides
Páncreas (islotes de Langerhans)
Cortex suprarrenal
Secreciones de estrógenos

La inervación segmentaria muestra que es posible, a partir de la cons­


trucción de la pelvis, influenciar en los dermatomas suprayacentes (7), y
subyacentes (3).

39
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Con la construcción de base influimos sobre:

— Los dermatomas D 9 al coxis


— S.N. simpático de D 9 a L3
— Parasimpático craneal------------------- ►Visceras abdominales
— Parasimpático sacro

Obtenemos pues una acción reequilibrante del sistema vegetativo. La


, construcción de base es considerada como un tratamiento completo (Ottens-
meier).
Estos trazos se efectuarán 2 ó 3 veces, bilateralmente.
El sujeto está sentado y el terapeuta se coloca tras él.
El tratamiento de base se compone de 8 trazos, repetidos 3 veces.

1) El primer trazo de la pelvis parte de la espina ilíaca postero-supe-


rior, sigue por el borde externo de la cresta ilíaca, hasta la espina
ilíaca antero-superior que bordea y acerca.
2) El segundo trazo parte sensiblemente del mismo punto que el trazo
anterior, y se dirige oblicuamente hacia el trocánter mayor por el
canal natural de los glúteos, y remontando hacia la espina ilíaca
anterosuperior. La retirada del dedo debe hacerse lentamente.
3) El tercer trazo parte de la hendidura anal, pasa bajo el glúteo, para
terminar en la parte posterior del trocánter mayor.
4) Se realizan 3 pequeños trazos cortos, de abajo a arriba, en abanico,
en el ángulo lumbo-sacroilíaco.
5) 2 ó 3 trazos partiendo de la apófisis espinosa de L3 o L4 para fina­
lizar hacia la espina ilíaca posterosuperior.
6) Una serie de ganchos oblicuos bilatera
les a lo largo de la columna lumbar.
7) Enganches de 4 dedos en los bordes late­
rales del sacro, de dentro a afuera.
8) Trazos calmantes, dedos planos, parten
del apéndice xifoides para volverse en el
ángulo dorso-lumbar, empujando a los
espacios intercostales inferiores.

40
Las C aden as M u sc u la r es d el T ro n co

L a C adena E stática P osterior

• La hoz del cerebro y la hoz del cerebelo


• El ligamento nucal
• La aponeurosis dorsal
• La aponeurosis del trapecio
• La aponeurosis del cuadrado lumbar
• La aponeurosis lumbar

41
i

F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

L a C adena R ecta P osterior

A nivel del tronco

• Transverso espinoso
• Supracostal
• Intercostales
• Epiespinosos
• Dorsal largo
• Sacro-lumbar
• Fibras ¡lio-costales del cuadrado lumbar
• Serrato menor postero-superior
• Serrato menor postero-inferior

Enlace para la cintura escapular

• Trapecio inferior y transverso


• Pectoral menor
• Triangular del esternón

Enlace para la extremidad superior

• Dorsal ancho
• Redondo mayor
• Pectoral mayor

42
L as C a d en a s M u sc u la res d el T ro n co

C adena E stática P osterior , C EP


y C adena R ecta P osterior , CRP

D ia g n ó stico :

•Test de flexión de pies (TFP)

Con este test valoramos la CEP y la CRP. El obje­


tivo de este test es observar la cifosis general desde
el occipucio hasta la pelvis. Esta cifosis debe ser
armoniosa, sin ruptura de la curvatura, continuán­
dose a nivel de los miembros inferiores por una
extensión de las rodillas.

Observaremos:

— Los dedos de los pies


— Las bóvedas plantares
— Los tobillos
— Los gemelos
— Las rodillas: flexum o recurvatum y las rotaciones
— Los isquiotibiales
— La lordosis lumbar:
• Cuadrado lumbar L3
• Psoas L5-S1
• Diafragma D12-L1
— La cifosis dorsal: armonía de la convexidad, zonas planas
— La cabeza: orientaciones

Este test permite disociar la CEP y la CDE.

Ejecución del Test

Se pide al paciente que flexione sucesivamente la cabeza, la columna -


cervical, la columna dorsal, la columna lumbar y la pelvis.

Valoración:

El terapeuta valora la libertad de la flexión, nivel a nivel.


A nivel de la musculatura extensora, lumbar y dorsal, realizamos una
presión con nuestros dedos. Si apreciamos:

43
w
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

• Contractura muscular: CRP


• Sin contractura muscular: CEP
• Si presenta contractura muscular en una patología de más de seis
meses de evolución, entonces tenemos: CRP y CEP.

Cabeza:
Se evalúa la libertad de movimientos de la articulación occípito-atloidea.

Columna cervical:
Este test comienza metiendo el mentón, para continuar a nivel cervical.
Si el paciente no puede meter el mentón, la CEP o la CDE están afectadas.

Columna dorsal:
A veces presenta una rigidez, es una zona plana dorsal.

Columna lumbar:
Debe incluirse en la cifosis general armoniosa. Se pueden ver una zona
plana o una lordosis lumbar. En este test nos encontraremos la retracción
de la CEP en los casos crónicos. La hipertonicidad de la CDE se encontra­
rá más bien en los esquemas antiálgicos.

Rodillas:
Durante el T F P las rodillas deben llegar a la extensión completa. Se
suelen observar dos tipos de compensaciones:

— El flexum, que indica una retracción de los isquiotibiales.


— El recurvatum, que indica una retracción del recto anterior del
cuádriceps (CD E). En este caso los isquiotibiales pueden ser el
asiento de tensiones importantes, pero se trata de tensiones excén­
tricas que es necesario diferenciar de las tensiones concéntricas. A
nivel de las rodillas se pueden observar posibles rotaciones. Lo
mismo ocurrirá a nivel de tobillos y pie.

Tobillos:
Si existe retracción del tríceps sural el paciente compensará con la aper­
tura del ángulo del tobillo. Esta extensión del tobillo (CDE), se traducirá
por un retroceso de la pelvis hacia atrás. Si el retroceso de la pelvis es impe­
dido por el apoyo de los pulgares del terapeuta sobre las EIPS, el paciente
tendrá tendencia durante la realización del TFP a caer hacia adelante.
La flexión del ángulo del tobillo entra dentro del cuadro de la CDF.

44
L as C a d en a s M u sc u la r es del T r o n c o

Pies:
Si las CDF son dominantes, las bóvedas plantares aumentan su curva
de perfil y los dedos van hacia la garra, el flexum.
Si las CD E son dominantes, las bóvedas plantares se aplanan y las
extremidades de los dedos se elevan.

Test de flexión lateral (TFL)

Permite estudiar de manera separada las CDF y las CDE derechas e


izquierdas.

Ejecución del Test

Paciente en bipedestación, pies juntos. Le pedimos que se incline late­


ralmente hacia un lado y después hacia el otro.

Observar

— Hasta donde desciende la mano a cada lado respecto a la rodilla.


— La cabeza, la columna cervical, dorsal, lumbar, la pelvis y los miem­
bros inferiores deben dibujar una convexidad lateral armoniosa
(dibujo 1, pág. 46).
— Las zonas planas: rigidez segmentaria.
— Las rupturas: aumento local de la flexión lateral.
— Comparar el comportamiento de estas zonas durante la flexión
lateral opuesta.

• Primera posibilidad

La zona plana se convierte en ruptura, la ruptura en zona plana: la


causa es lateral del lado de la ruptura (dibujo 2, pág. 46).
El lado muscular a tratar es el del lado de la ruptura. Mediante un exa­
men más completo se podrá relacionar esta hipertonicidad muscular con
un problema articular o visceral.

• Segunda posibilidad

La zona plana es bilateral: zona de rigidez (dibujo 3, pág. 46). Compro­


bar si la rigidez frontal se asocia también a una rigidez antero-posterior. Si
los tests de movilidad indican rigidez a este nivel, con mecanismo de defen­
sa muscular + + +, puede ser preciso un examen y diagnóstico médico. En
efecto, para que todas las cadenas musculares estén hiperprogramadas a
este nivel e impidan toda la movilidad, puede ser debido a una patología
importante que hay que respetar.

45
ÍÜ>
r
F r a n c isc o F a ja r d o R u iz

• Tercera posibilidad

La ruptura es bilateral (dibujo 4): es una zona de hipermovilidad que


compensa por zonas de rigidez que es necesario ponerlas en evidencia y
tratarlas.

Examen del diafragma

Habrá que examinar y tratar en primer lugar, y con prioridad, el dia­


fragma.

Test de movilidad diafragmática

Paciente: en decúbito supino, con la cabeza elevada y las rodillas flexio-


nadas.
Terapeuta: en la cabecera del paciente, las manos situadas en la parte
superior del tórax, los pulgares colocados bajo los rebordes costales,
orientados hacia el ombligo. Se pide al paciente que inspire y que
espire profundamente.

46
La s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l T r o n c o

Interpretación del test

Primera posibilidad: el diafragma funciona normalmente y los pul­


gares son elevados hacia delante durante la inspiración y descienden
durante la espiración.

Segunda posibilidad: durante la inspiración los pulgares se elevan


muy hacia adelante y no descienden más allá de la posición de par­
tida durante la espiración. Esto significa que el diafragma funciona
en posición baja, funciona en inspiré»

Tercera posibilidad: los pulgares casi no se elevan durante la inspira­


ción y descienden más allá de la posición de partida durante la espi­
ración. Esto significa que el diafragma funciona en posición alta,
funciona en e s p ir é -

El terapeuta puede del mismo modo notar las eventuales asimetrías


entre los hemidiafragmas.

Test de la tonicidad diafragmática

Paciente: en decúbito supino, con la cabeza elevada y las rodillas flexio-


nadas.
Terapeuta: en la cabecera del paciente. Sitúa sus manos sobre el abdo­
men del paciente, la punta de los dedos por encima de la sínfisis del
pubis.

47
i

F r a n c is c o F a ja r d o R u iz
L

Pedimos al paciente que inspire profundamente, hinchando el vientre


mientras comprimimos la masa abdominal hacia la cabeza.

Interpretación del test

Primera posibilidad: el terapeuta encuantra una fuerte resistencia,


no puede ascender la masa abdominal. Esto significa que el diafrag­
ma está hipertónico y funciona en posición baja.

Segunda posibilidad: no hay ninguna resistencia. Esto significa que


el diafragma está atónico y funciona en posición alta.

Estas dos apreciaciones hay que compararlas con el test de movilidad


diafragmática.

Test del hiato esofágico

Paciente: en decúbito supino, con la cabeza elevada y las rodillas flexio-


nadas.
Terapeuta: frente al paciente, a su derecha, y coloca el pulgar derecho
en el ángulo costo-xifoideo izquierdo del paciente.

Se le pide que inspire y que espire a fondo, acompañando a la espira­


ción con el pulgar. Durante la siguiente inspiración se deja el pulgar hun­
dido. El terapeuta nota si hay dolor vivo que aparece desde el comienzo de
la inspiración.

48
f

La s C a d en a s M u sc u l a r e s d el T r o n c o

T ratam ien to d e la CDE y CEP:

Diafragma

1. Masaje del diafragma

En la misma posición que para el test, se masajea los rebordes sub-cos-


tales, a derecha e izquierda, lento y profundo, durante 3 0 a 6 0 segundos.

2. Autoestiramiento del diafragma

En la misma posición que para el test, pedimos al paciente una profun­


da inspiración y, en apnea, le pedimos que meta el vientre todo lo que le
sea posible en dirección postero-superior.
Se realiza tres veces, descansando el mismo periodo de tiempo que
tardó en realizar cada fase.

3. Estiramiento de la arcada del cuadrado lumbar o ligamento arquea­


do del diafragma

Paciente: sentado
Terapauta: detrás del paciente, sitúa el pulgar del lado a tratar por fuera
de los músculos espinales, entre la
transversa de L1 y la extremidad de la
12a costilla.

El paciente inclina el tronco sobre el pul­


gar del terapeuta hasta que éste sienta una
cierta ralajación de los tejidos bajo el pulgar.
Pedimos entonces al paciente que respi­
re, y a cada espiración el terapeuta avanza
el pulgar hacia arriba y hacia adentro.
Nota: esta maniobra puede tener influen­
cia en la eliminación de pequeños cálculos
renales.

49
F r a n c is c o Fa ja r d o R u iz

4. liberación del hiato esofágico

Paciente: en la misma posi­


ción que en el test
Terapeuta: en la misma posi­
ción que en el test.
Pedimos al paciente que ins­
pire profundamente y, a conti­
nuación, que espire, momento
en el que nuestro pulgar acom­
paña al abdomen del paciente.
Pedimos al paciente que realice
inspiraciones y espiraciones rít­
micas. Durante cada fase inspi-
tatoria traccionam os con nuestro pulgar en dirección caudal, mientras
mantenemos durante la fase espiratoria.

5. Reprogramación funcional del diafragma

Primera posibilidad: el diafragma está hipotónico, desprogramado en


espir. Pedimos al paciente que inspire hinchando el abdomen y que espire
dejando el abdomen hinchado.
Con este ejercicio las inserciones periféricas del diafragma se acercan y
la cúpula desciende: el apoyo visceral desciende.

Esto tiene como ventajas:

— Hacer trabajar a un diafragma que es hipotónico


— Aumentar la movilidad del diafragma hacia abajo en inspir
— Desprogramar los musculos abdominales que serían hipertónicos

Nota:Vigilar que la región lumbar no se lordose durante el trabajo.

Segunda posibilidad: el diafragma está sobreprogramado en inspir. Pedi­


mos al paciente que espire metieffdo el abdomen.
Con este ejercicio las inserciones periféricas del diafragma se acercan y
la cúpula asciende por el empuje de las visceras.

Esto tiene como ventajas:


— Relajar el diafragma que está hipertónico
— Aumentar la movilidad del diafragma hacia arriba en espir
— Reprogramar los músculos abdominales que serían atónicos

Nota: Vigilar que la columna cervical no se lordose durante este trabajo.

50
Las C aden as M u sc u la res d el T ron co

Protocolo terapéutico en la CEP y CRP

Cadena Estática Posterior Cadena Recta Posterior

1. Tejido conjuntivo, C.B. 1. Tejido conjuntivo, C.B.

2. Bombeo sacro 2. Tejido conjuntivo , C.D.

3. Bombeo occipital 3. Trabajo analítico lumbar y/o Dorsal

4. Postura global para la CEP

Tejido conjuntivo

Cuando la CEP está implicada la retracción conjuntiva impide la posi­


ción recta, es decir, el alargamiento de la columna vertebral.
Procederemos entonces a un masaje, no muscular, sino conjuntivo para
obtener la desprogramación propioceptiva por vía refleja, y tener una rela­
jación tanto conjuntiva como muscular.

Para el trabajo de la construcción de base ver páginas 39 y 40.

51
r
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Tratamiento del tejido conjuntivo, construcción dorsal, C.D.

1. Trazo bilateral. Parte de D 12 de cada lado de las espinosas y


asciende hasta el occipital.
2. Trazo bilateral. Parte de D 12 de cada lado de la musculatura espi­
nal y asciende hasta el occipital.
3. Trazo bilateral. Parte de D 12 siguiendo el borde externo del trape­
cio inferior hasta el acromion.
4. Unilateral. Describimos círculos sobre la espinosa de C 7, en senti­
do de las agujas del reloj. Diez veces.
5. Trazo unilateral. Va de una apófisis acromial a la otra pasando por
debajo y por encima de C7.
6. Trazo bilateral. Va del acromion al occipital, siguiendo el borde
del trapecio superior.
7. Trazo bilateral. Sobre las líneas curvas occipitales, del centro hacia
los extremos, desde el occipital hasta la C7.

Bombeo occipital Bombeo sacro

Los bombeos los realizamos de uno a tres minutos, tres segundos de


tracción y tres segundos de semi-relaj ación.

Bombeo occipital: este trabajo de descompresión títm ica tendrá un


efecto cráneo-sacro sobre todo el tejido conjuntivo del plano poste­
rior de la CEP (en particular el plano profundo meníngeo), y por vía
refleja sobre la relajación de los músculos profundos.
Bombeo sacro: Se puede traccionar igualmente de un modo continuo
mientras el paciente respira profundamente. En este caso la tensión
se siente al máximo durante la espiración del paciente.

52
La s C aden as M u sc u la r es d el T ro n co

CEP Postura global

Paciente en decúbito supino, con los miembros inferiores a 90° con res­
pecto al tronco. Si el paciente no puede conseguir esta posición (isquioti­
biales muy retraídos), podemos permitirle una flexión de rodillas y even­
tualmente retroceder hasta que el sacro contacte con la camilla o piso.

— Los pies juntos y paralelos al techo


— Los dedos en garra
— La cabeza en rotación anterior
— Pedimos una flexión dorsal máxima de los pies
— Empujar de los talones hacia arriba
— Pedir al paciente que en cada fase espiratoria meta el abdomen

Mantener esta postura de 2 a 5 minutos, preferiblemente por la noche.

CEP vista craneal

53
I
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Trabajo analítico de la CRP, lumbar

Con el paciente en decúbito supino, le pedimos que sujete sus rodillas


con las manos. Se le pide que repliegue rítmicamente la cabeza sobre el
tórax y que traccione las rodillas hacia el pecho, todo ello respirando. M an­
tenemos de 1 a 3 minutos.

Trabajo analítico de las CDE, dorsal

CDE, dorsal CDE, vista craneal

54
í
Las C aden a s M u sc u la r es d el T ro n co

Objetivo: trabajo del plano medio de las cadenas de extensión


CDE. Liberar las rectitudes dorsales.
Paciente: en decúbito supino, miembros inferiores a 90°,

Brazos hacia adelante, codos a 90°. Los antebrazos están parale­


los.
Los codos los podemos orientar hacia los pies, en la vertical o
hacia la cabeza, según el nivel a trabajar queramos que sea dorsal
alto, medio o inferior.
El paciente empuja con sus codos en el eje del húmero para hacer
despegar los hombros, a la vez que hunde la columna dorsal en la
camilla. El empuje máximo se realiza durante la fase de espira­
ción.

55
i
F r a n c isc o F a ja r d o R u iz

L as C adenas de F lexión

• Los intercostales medios


• Los rectos abdominales
• Los músculos del periné

Enlaces para la cintura escapular

• Triangular del esternón


• Pectoral menor
• Trapecio inferior

Enlaces con el miembro superior

• Pectoral mayor
• Redondo mayor
• Romboides

56
La s C a d en a s M u sc u l a r e s d el T r o n c o

D iagnó stico d e la cad en a d e fl ex ió n , CDF

Test de extensión tumbado, TET.


Elevación de los miembros superiores

Este test está destinado a evaluar el estado de tensión de las cadenas


anteriores.
El paciente se encuentra en decúbito supino. Lleva los miembros supe­
riores hacia atrás:

Ia posibilidad: las manos, antebrazos, brazos y hombros están en con­


tacto con la camilla. La columna lumbar no se ahueca. Esto signi­
fica que las cadenas anteriores están libres.

2a posibilidad: los miembros superiores no reposan sobre la camilla.


Los miembros superiores están a diferente altura. Cuanta más dis­
tancia hay entre los miembros superiores y el plano de la camilla,
mayor retracción nos indica de las cadenas anteriores.

57
!
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

El terapeuta acentúa el test por medio de un apoyo sobre los miembros


superiores.

Ia posibilidad: el paciente eleva el


tórax y ahueca ligeramente la zona
lumbar. La pelvis permanece neu­
tra. CDF zona torácica + cifosis
primaria

2a posibilidad: el paciente eleva el


tórax, ahueca la zona lumbar y
anteversiona la pelvis. CDF zona
torácica + cifosis primaria. CDE
zona lumbar + lordosis primaria

3a posibilidad: la cifosis dorsal es primaria. Las cadenas de flexión


están sobreprogramadas a nivel torácico y abdominal.
La lordosis lumbar sufre la influencia cifótica global del tronco.

4a posibilidad: la cifosis dorsal es primaria. Las cadenas de flexión


están sobreprogramadas a nivel torácico y abdominal.
La lordosis lumbar es primaria. Las cadenas de extensión están
sobreprogramadas a nivel lumbar.

Las cadenas de flexión y extensión a nivel lumbar originan el aplasta­


miento.

Explicación de las lordosis y cifosis primarias o secundarias

El paciente, en decúbito supino presenta una lordosis lumbar y una lor­


dosis cervical, entre estas dos lordosis existe obligatoriamente una cifosis.
¿Cuál es la curvatura primaria?
¿Cuál es la curvatura secundaria?

• El terapeuta eleva los miembros inferiores a 90°:

La lordosis lumbar desaparece pero la lordosis cervical aumenta

• El terapeuta, después de haber descendido los miembros inferiores,


se coloca en la cabecera del paciente y borra la lordosis cervical
por medio de una puesta en tensión cefálica:

La lordosis lumbar aumenta

58
L as C aden as M u sc u la r es d el T ro n co

Conclusión del método Mezieies

La cadena posterior está demasiado acortada.


El alargamiento de una extremidad es recuperado por una lordosis en la
otra extremidad.

De donde los principios de base de Mezieres dicen:


“Sólo hay lordosis, las cifosis son secundarias”.
“La cadena posterior está siempre acortada, incluso en las cifosis”.

Conclusión de Léopold Busquet

• Este test muestra una cifosis primaria.


• Este test pone en evidencia una cadena anterior retraída.
• En este caso la lordosis lumbar es secundaria.
• Si la lordosis lumbar y cervical desaparecen durante la puesta en ten­
sión del test, es porque son secundarias.
• La desaparición de una lordosis compensada por otra lordosis supra
o subyacente indica una cifosis primaria, señala una cadena anterior
a este nivel, CDF.
• La cifosis primaria se comporta como un arco rígido que bascula
sobre sus apoyos en el suelo.
• La cadena de extensión es estirada en la cifosis.

Nota; el señor G.Pierron ha sido el primero en contestar el análisis de


las lordosis hecho por la Sra. Mezieres en el libro “Análisis de los Sistemas
de Organización en Cadena Muscular”. Edit. Boris Larris.

Función de las lordosis y las cifosis

Las cifosis

Las cifosis no están hechas para moverse.


Hay suficiente con observar que delante de cada cifosis existe una
estructura dura:

— Delante del occipucio: el cráneo


— Delante de la columna dorsal: el tórax
— Delante del sacro: la pelvis

Las cifosis tienen un papel de protección:

— Para la cavidad craneal: el cerebro

59
f
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

— Para la cavidad torácica: los pulmones y el corazón


— Para la cavidad pelviana: los órganos de la pelvis menor

Una cifosis aumentada puede ser para proteger los órganos que le son
confiados (cifosis dorsal en caso de asma, bronquitis...). Ello nos conduce
a pensar que una cifosis aumentada no debe ser tratada de manera ciega.

Las cavidades craneal, torácica y pelviana ofrecen una interesante cua­


lidad de protección pero presentan un defecto: una pobre vascularización.

Esto se soluciona colocando tres bombas vasculares:

— El diafragma pelviano: periné


— El diafragma torácico: músculo diafragma
— El diafragma craneal: la hoz del cerebro y cerebelo

Ellos se encargarán de dinamizar la circulación a estos tres niveles. Su


papel es fundamental. En nuestros tratamientos tendremos que verificar
prioritariamente su buena movilidad y restituirla si es preciso.

Estos niveles de poca movilidad son zonas de relativa fijación.

Las lordosis

Las lordosis están hechas para moverse. Delante de las lordosis cervical
y lumbar, las paredes del abdomen y del cuello son flexibles. Sus centros,
el ombligo y el hueso hioides, están a nivel del vértice de L3 y C3.

Un aumento de la lordosis puede tener su origen antiálgico y/o visceral.

60
Las C aden as M u sc u la res d el T ro n co

T ratam iento d e la cad en a d e F lex ió n , CDF.

Mitad inferior

Paciente en decúbito supino, con las EIPS al borde de la camilla (cami­


lla baja), los talones en el suelo, protección lumbar y extremidades supe­
riores hacia atrás.
En cada fase espiratoria le pedimos que saque el abdomen. Se realiza
de 1 a 3 minutos.

Mitad superior

Paciente en decúbito supino, con la


cabeza, los hombros y los miembros
superiores fuera de la camilla, con las
manos cruzadas por detrás de la cabe­
za. Las axilas están a la altura del borde
de esta. Con protección lumbar.
En cada fase espiratoria le pedimos
que saque el abdomen. Se realiza de 1
a 3 minutos.

CDF, mitad superior, vista lateral

61
»
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Postura Global CDF

Paciente en decúbito supino, con protección lumbar, talones en el suelo,


EIPS al borde de la camilla(camilla baja), con la cabeza, los hombros y los
miembros superiores fuera de la camilla, con las manos cruzadas por detrás
de la cabeza. Las axilas están a la altura del borde de esta. En cada fase
espiratoria le pedimos que saque el abdomen. Se realiza de 1 a 3 minutos.

LOS ENLACES LATERALES DE LAS CDF Y CDE

Vamos a trabajar ahora los enlaces musculares que unen el tronco con
la cintura escapular y esta a los miembros superiores.

Para las CDF tenemos:

— Los pectorales menores


— Los pectorales mayores

Para la CDE tenemos:

— Los redondo mayores


— Los trapecios inferiores
— Los trapecios medios
— Los romboides

El trabajo de los enlaces musculares laterales no se hará más que sobre


los músculos retraídos.
Para individualizarlos haremos un test de alargamiento de estos múscu­
los con el fin de personalizar el tratamiento.

62
La s C a d en a s M u sc u la r es del T r o n c o
j

Test y tratamiento del pectoral menor

El acortamiento del
pectoral menor da un
adelantamiento de la
escápulo-humeral con
respecto a la camilla.

Paciente en decúbito
supino con las extremida­
des inferiores a 90°, la
mano del lado a tratar en
supinación.
El terapeuta mantiene
fija con la eminencia
hipotenar de una mano
la apófisis coracoides,
mientras con la otra
empuja de las costillas
hacia los pies del pacien­
te, en la dirección de las
fibras musculares del pec­
toral menor, mientras el
paciente saca el abdomen
durante la fase espirato­
ria. Durante 1 minuto.

63
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Test y tratamiento dd pectoral mayor

Con el paciente en decúbito supino,


extremidad superior en abducción y
rotación interna, una retracción del
pectoral mayor produce un abomba­
miento lateral del tórax, el cual queda­
rá pegado a la mesa.

Paciente en decúbito supino, extre­


midades inferiores a 9 0 ° y miembro
superior en abducción y rotación inter­
na.
El terapeuta rechaza la cara lateral
del tórax durante la fase de espiración,
mientras el paciente saca el abdomen.
Durante 1 minuto.

Test y tratamiento del redondo mayor

Una retracción del redondo mayor pro­


duce en un paciente en decúbito supino
con su extremidad superior en abducción
y rotación externa, una abducción de la
escápula.

El paciente en decúbito supino, extre­


midad superior en abducción y rotación
externa. El terapeuta con su mano cefáli­
ca fija el hombro contra la camilla, mien­
tras con su mano caudal rechaza la escá­
pula hacia la línea media. Durante la
espiración mete el abdomen. Durante 1
minuto.

64
r
La s C adenas M u sc u la r es del T ron co

Test y tratamiento de los trapecios y de los romboides

Paciente en decúbito supino


V .■'W con la extremidad superior en
<9 % abducción y rotación externa.
t $ Vh
■■ Una retracción de estos múscu­
jh los produce un empuje del hemi-
Slllli tórax hacia adelante en su parte
alta (no hay que confundirlo con
el dorsal ancho).
Una retracción antigua de
estos dos músculos produce un
dorso plano.

Paciente en decúbito supino con


la extremidad superior a 90°.
El terapeuta atrapa con su axila la
muñeca del paciente que fija con su
brazo. Con la mano atrapa el brazo
del paciente. Traccionamos en el eje
del brazo para realizar una separación
de la escápula, mientras con la otra
mano se aplica una presión sobre el
tórax contra la camilla.
Durante la fase espiratoria pedi­
mos al paciente que meta el abdomen.
Durante 1 minuto.

Nota: otra postura para tratar en


conjunto a los romboides y a los tra­
pecios es la técnica del “bailarín a la
ruso”, descrita en el tratam iento de
las CDE (pág. 54-55).

Después de haber liberado los romboides y los trapecios, que pegan las
escápulas de forma permanente, estática, habrá que movilizar la articula­
ción “rotuliana” omo-torácica despegando manualmente la escápula.

65
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

R epro g ram ació n d e las CDF y las CDE

Paciente en bipedestación, inclinado hacia delante, apoyado sobre la


camilla con la frente sobre las manos o con los brazos extendidos (más
potente de esta manera).
Las rodillas están flexionadas, en desrotación.
La pelvis se bascula hacia delante para restablecer la rectitud lumbar.
La pelvis se empuja hacia atrás para añadir un componente de auto-cre-
cimiento.
El mentón permanece metido.
El terapeuta pide al paciente:

— Que empuje el tórax hacia el suelo para reprogramar la mitad


superior de las CDE.
— Que espire metiendo el abdomen para reprogramar la mitad infe­
rior de las CDF.
— Que haga una extensión progresiva de las rodillas para aumen­
tar la intensidad de la postura.
Mantenemos la postura de 3 a 5 minutos.

Nota: esta postura sólo debe ser realizada después del trabajo en excén­
trico de las CDE a nivel lumbar y de las CDF a nivel torácico. De lo con­
trario, esta postura reproduce las condiciones patológicas de la enferme­
dad de Scheuermann. _
C a d e n a s P o s t e r io r e s

66
Las C a d en a s M u sc u la r es d el T ro n c o

L as C adenas C ruzadas P osteriores

Cadena Cruzada Posterior derecha-izquierda (punto de partida ilíaco derecho).

A nivel del tronco

• Haz ilio-lumbar derecho de la masa común


• Fibras ilio-lumbares del cuadrado lumbar derecho
• Fibras ilio-costales del cuadrado lumbar izquierdo
• Serrato menor postero-inferior izquierdo

Enlace para la cintura escapular izquierda

• Trapecio inferior izquierdo


• Pectoral menor izquierdo
• Triangular del esternón izquierdo

67
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

D iag n ó stico d e las cadenas cruzadas po ster io r es , CCP

Test de rotación de pie, TRP

Este test de rotación del tronco permite estu­


diar las CCA y las CCP opuestas. Nos da una
apreciación del conjunto que será completada
con el test sentado.
Paciente en bipedestación, con los pies jun­
tos.
Terapeuta detrás del paciente, con una mano
sobre cada hombro. Se le pide una rotación del
tronco de cada lado. El
terapeuta guía las rota­
ciones y aprecia las
restricciones de la
movilidad y las zonas
de hipermovilidad. El
paciente mira a un
TRP
punto fijo frente a él y
durante el test la cabeza no debe girar.

Nota: vigilar que el paciente no compense la


rotación con una flexión de la rodilla.

Variante: el terapeuta sitúa sus manos a cada


lado de la pelvis del paciente, fijándola y pidién­
TRP, variante
dole que realice las rotaciones del tronco.

Test de torsión anterior, TTA

Este examen sentado tiene como ventaja r-v 5? ** , - *


? S * . l i l i «***
que eliminamos la influencia de los miembros
inferiores (excepto los problemas de las cade­ » !■ «
ras), y que se realiza un examen más específi­
co de la columna vertebral.
En esta posición se comprobará la altura
de las crestas ilíacas para compararlas con el
examen de pie.
Una diferencia de altura de las crestas ilía­
cas que desaparece en posición sentada orien­
ta hacia una verdadera diferencia de longitud
de los miembros inferiores.

68
La s C a den a s M u sc u la res d el T ron co

Una diferencia de altura de las crestas ilíacas que se confirma en posi­


ción sentada orienta hacia una compensación de la pelvis y una falsa des­
igualdad de los miembros inferiores.

La torsión anterior izquierda nos permite valorar la CCP izquierda.


La torsión anterior derecha nos permite valorar la CCP derecha.
Paciente con las manos cruzadas detrás de la cabeza.
La línea de la CCP es oblicua desde la cadera al hombro opuesto. Debe
inscribirse en una convexidad posterior regular y armoniosa, berificando el
ilíaco-L3, L 3-12a costilla, parte baja, media y alta del tórax-escápula, según
el trayecto de la CCP.

T ratam iento d e las cadenas cruzadas po sterio res , CCP

Mitad inferior de la CCP derecha

Paciente en decúbito supino.


Terapeuta del lado izquierdo del paciente inclinado oblicuamente hacia
delante.
Por la rotación izquierda de la pelvis sitúa los segmentos tibiales del
paciente en el ángulo formado por su abdomen y su muslo izquierdo.
Con la mano cefálica el terapeuta fija el hombro derecho del paciente
contra la camilla. Con la mano caudal aumenta el estiramiento de la CCP
derecha entre L3 y el ilíaco.
Se puede dar un carácter rítmico a este trabajo acentuando el estira­
miento en la espiración, mientras el paciente mete el abdomen.
Se realiza de 1 a 3 minutos.

Nota: este trabajo rítmico tiene como objetivo desprogramar los mús­
culos profundos.

69
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Mitad superior de la CCP derecha

Paciente sentado a caballo sobre la


camilla, con los pies contactando con­
tra el suelo. El brazo izquierdo tendi­
do sobre su muslo derecho.
Terapeuta lateralmente del lado
derecho del paciente.
El terapeuta sujeta el brazo izquier­
do del paciente con su mano derecha,
haciéndole realizar una torsión ante­
rior derecha mientras con su mano
izquierda, posada sobre el trayecto de
la CCP derecha, va en la dirección del
estiramiento.

Postura global de la CCP derecha

Paciente en decúbito supino.


Terapeuta del lado izquierdo del paciente. Con nuestra mano craneal
empujamos desde la parte posterior del hombro del paciente hacia L3 en
torsión anterior, mientras con nuestra extremidad caudal atrapamos la
extremidad inferior derecha del paciente y la llevamos hacia L3, realizan­
do un cruce entre ambos empujes.

70
L as C ad en as M u s c u la re s d e l T r o n c o

Autopostura global para la CCP derecha

Paciente sentado con las piernas estiradas.


Flexiona la rodilla derecha y la coloca el pie en el exterior de su rodilla
izquierda. Toma contacto con su codo izquierdo sobra la cara externa de
su rodilla derecha. La mano derecha está apoyada detrás en el suelo. El
paciente aumenta la tensión a partir de:
— El contacto del codo izquierdo sobre su rodilla derecha
— De la cabeza girada y flexionada hacia la derecha
— De la espiración metiendo el abdomen
Mantenemos esta postura de 1 a 3 minutos.

71
|
F r a n c isc o F a ja r d o R u iz

L as C adenas C ruzadas A nteriores

Cadena Cruzada Anterior izquierda-derecha (punto de partida ilíaco izquierdo).

A nivel del tronco

• Oblicuo menor izquierdo


• Oblicuo mayor derecho
• Intercostales externos derechos
• Serrato postero-superior menor derecho

Enlace para la cintura escapular

• Triangular del esternón derecho


• Pectoral menor derecho
• Trapecio inferior derecho
• Serrato lateral derecho
• Romboides derecho

72
Las Ca d en a s M u sc u la res del T ro n co

D iagnó stico d e las cadenas cruzadas an terio res , CCA

Test de torsión posterior, TTP

La torsión posterior izquierda permite estudiar la CCA izquierda.


La torsión posterior derecha permite estudiar la CCA derecha.

Paciente con los brazos detrás de la nuca. La línea de la CCA es oblicua


desde la cadera al hombro opuesto. Debe inscribirse en una convexidad
ánterior regular y armoniosa: verificar las EIAS-ombligo, ombligo-reborde
inferior del tórax, parte baja, media y alta del tórax y relevo acromion y
húmero según el trayecto oblicuo de la CCA.

T ratam iento d e las cadenas cruzadas a n terio res , CCA

Mitad inferior de la CCA izquierda

Paciente en decúbito prono con la cabeza girada hacia la izquierda.


El terapeuta se sitúa del lado derecho del paciente (lado opuesto al lado
a trabajar para estar en el centro de la torsión posterior).
Con la mano
caudal atrapamos el
muslo izquierdo del
paciente, por enci­
ma de la rodilla.
Despegamos el
muslo del plano de
la camilla lo lleva­
mos hacia atrás con
un componente de
aducción.
Con su mano
cefálica o el ante­
brazo puede hacer
un tontraapoyo a
nivel del sacro o de L3.
En cada espiración pedimos al paciente que saque el abdomen.

Nota: la mano cefálica vigila que el hombro izquierdo no se despegue


del plano de la camilla. Mantenemos esta postura de 1 a 3 minutos.

73
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Mitad superior de la CCA izquierda

Paciente en decúbito prono con la cabeza girada hacia la izquierda.


El terapeuta se sitúa a la izquierda del paciente, del lado opuesto al hom­
bro a trabajar, a la altura de L3.
Su antebrazo y su mano
izquierda tienen un amplio con­
tacto con la superficie anterior del
tórax, en dirección del ombligo
(trayecto de la CCA).
Con la mano cefálica lleva el
hombro derecho hacia atrás.
Con la mano caudal mantiene
la pelvis sobre la camilla.
Se mantiene de 1 a 3 minutos.

Postura global de la CCA izquierda

Paciente en decúbito prono con la cabeza girada hacia el lado izquierdo.


El terapeuta se sitúa del lado izquierdo del paciente, a nivel de L3. Con
la mano cefálica sujetamos el hombro del paciente y lo llevamos hacia atrás,
en dirección de L3.
Con la mano distal tomamos el miembro inferior izquierdo del paciente
por encima de la rodilla, lo elevamos y lo llevamos en aducción hacia L3.
Pedimos al paciente que en cada fase espiratoria saque el abdomen.
Se mantiene de 1 a 3 minutos.

74
La s C a d en a s M u sc u la r es d el T r o n c o

Los en laces laterales d e las cadenas cruzadas

Test y tratamiento del dorsal ancho

Paciente en decúbito supino con la


extremidad superior en abducción y
rotación externa. Una retracción de
este músculo ocasiona un abomba­
miento de la parte baja del tórax y una
elevación de la cresta ilíaca del mismo
lado.

Paciente en decúbito supino,


con la extremidad superior en
abducción y rotación externa. Los
miembros inferiores son desplaza­
dos hacia el lado opuesto al dorsal
ancho a tratar, con los pies cruza­
dos, el cuerpo en posición de boo-
merang.
El terapeuta se mantiene al cos­
tado del paciente. Le sujeta el
miembro superior y con la otra
mano rechaza la cara anterior del tórax inferior hacia la camilla durante la
fase de espiración, mientras el paciente mete el abdomen. Durante 1
minuto.

Postura conjunta del dorsal ancho, CCP y del pectoral mayor, CCA

Paciente en decúbito supino con la extremidad superior en abducción-


rotación interna y los miembros inferiores desplazados al lado opuesto del
dorsal ancho a tratar (boomerang).
El terapeuta pide al paciente que
empuje con su extremidad superior
hacia arriba para crear un punto fijo.
El terapeuta rechaza simultáneamente
la cara anterior del tórax superior hacia
la camilla y la cara lateral del tórax infe­
rior hacia la línea media del cuerpo.
Pedimos al paciente que meta el
abdomen durante cada fase espirato­
ria. Se realiza durante 1 minuto.

75
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Test y tratamiento del serrato mayor

Paciente en decúbito supino con la


extremidad superior en abducción-
rotación externa. Una retracción del
serrato mayor ocasionará una abduc­
ción importante de la escápula, sin
retracción de sus inserciones inferiores
(hasta la 10a costilla).

Una retracción del serrato mayor y


del romboides ocasionará un punto
fijo a nivel de la escápula que será suje­
tada por el romboides. La escápula no
se desplazará por lo tanto en abduc­
ción. La tracción del serrato mayor
sobre la parrilla costal hará girar todo
el tórax del lado de la retracción, y
abombar el otro lado.

Paciente en decúbito supino con la


extremidad superior en abducción-
rotación externa.
El terapeuta al costado del pacien­
te, rechaza la escápula con una mano
y con la otra rechaza el tórax en el sen­
tido de las inserciones bajas del serra­
to mayor.
Pedimos al paciente que durante la
fase espiratoria meta el abdomen. Se
realiza durante 1 minuto.

76
Las C a d en a s M u sc u la r es d el T ro n co
j

Postura del serrato mayor y del romboides

Paciente en decúbito supino


con la extremidad superior en
abducción-rotación externa.
El terapeuta pide al paciente
un empuje en el eje del miembro
superior para crear un punto fijo.
Rechaza el tórax en la dirección
de las fibras musculares del serra­
to mayor, al mismo tiempo que
rechaza el hemitórax opuesto
para recolocarlo en la posición
correcta.

R eprogram ación d e las cadenas cruzadas

Tratamiento de los alerones de Sigaud

Se trata de trabajar el serrato mayor y de reprogramar los oblicuos.


Paciente en decúbito supino con las rodillas flexionadas, pies planos
sobre la camilla y extremidades superiores en abducción.
El terapeuta solicita al paciente que empuje en el eje de los miembros
superiores para crear un punto fijo. Con la mano cefálica estira el serrato
mayor en el sentido de las fibras musculares empujando el alerón de Sigaud
hacia el ombligo.
Al mismo tiempo, pide al paciente que lleve la rodilla opuesta en direc­
ción del ombligo, contra la resistencia de nuestra mano caudal.
La escápula al no estar en abducción no es necesario rechazarla.
Pedimos al paciente que en cada fase espiratoria meta el abdomen. Se
realiza durante 1 minuto.

77
!

F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Reprogramadón de las cadenas cruzadas a nivel de la cintura escapular


í
Tomamos como ejemplo un paciente con el hombro derecho anterior y ¡
el hombro izquierdo posterior. j
Paciente en decúbito supino con los brazos a la largo del cuerpo. La {
extremidad superior izquierda en rotación interna, con el codo flexionado
sobre la camilla y con la mano plana sobre la misma.
La extremidad superior derecha en rotación externa, con el codo en
extensión.
El terapeuta mantiene la cabeza en rotación izquierda del lado del hom­
bro posterior.
Pedimos al paciente que anteriorice el hombro izquierdo y que poste-
riorice el derecho de manera rítm ica en cada fase espiratoria. Se reliza
durante 1 a 3 minutos.

78
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d el T r o n c o
j

M o vim ien to s d el tro n co en los tr es planos del espacio

La cadena recta anterior: la flexión.


La cadena recta posterior: la extensión.
La cadena recta anterior derecha y la cadena recta posterior dere­
cha: la inclinación derecha.
La cadena recta anterior izquierda y la cadena recta posterior
izquierda: la inclinación izquierda.
La cadena cruzada anterior derecha: torsión anterior derecha.
La cadena cruzada posterior izquierda: torsión posterior izquier­
da.
La cadena cruzada anterior derecha y posterior izquierda: la rota­
ción plana hacia la derecha.
La cadena cruzada anterior izquierda y posterior derecha: la rota­
ción plana hacia la izquierda.
La cadena cruzada anterior derecha y posterior derecha: trasla­
ción lateral derecha.
La cadena cruzada anterior izquierda y posterior izquierda: tras­
lación lateral derecha.
Las dos cadenas cruzadas anteriores: el cierre.
Las dos cadenas cruzadas posteriores: la apertura.

79
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

P rincipales modelos posturales


Las C aden as M u sc u la res d el T ro n co

81
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Postura de espalda plana

82
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

5 . L as C a d en a s M u sc u l a r e s d el M ie m b r o I n f e r io r

L a C adena E stática

• El ligamento sacrociático mayor


• El ligamento sacrociático menor
• La fascia glútea
• La tintilla de Maissiat (fascia lata)
• El arco del soleo
• El tendón de Aquiles
• La membrana inter-ósea peroneo tibial
• Las vainas de los peroneos
• La aponeurosis plantar

La cadena estática del miembro inferior es la continuación de la cadena


estática posterior del tronco.

Objetivo:
Mantener la función estática de una manera económica basándose en
el desequilibrio antero-interno del cuerpo.

83
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

T ratam ien to :

La relajación de la cadera

La articulación de la cadera tiene una posición estratégica uniendo la


pelvis al miembro inferior.
A nivel de esta articulación proximal del miembro inferior, las cadenas
musculares tienen un potencial de fuerza máximo.
Las maniobras de la cadera, además de la acción terapéutica específica
articular, tendrán una acción de relajación sobre los tejidos periarticulares,
sobre el conjunto de todas la cadenas musculares del miembro inferior y
sobre el diafragma pélvico.

El terapeuta coge los talones del paciente y, por una inclinación hacia
atrás de todo su cuerpo, provoca una decompensación de los miembros
inferiores:

1. Realiza balanceos de abducción -


aducción, en el plano horizontal,
durante 1 a 3 minutos.

2. Realiza bilateralm ente rotaciones


internas y externas, durante 1 a 3
minutos.

3. Ejerce una tracción-bom beo de 3


segundos traccionando y 3 relajan­
do, primero en una extremidad y
luego en la otra durante 1 a 3 minu­
tos.

4. El terapeuta atrapa un tobillo, mien­


tras coloca el otro pie del paciente
sobre su cadera opuesta. Realiza un
bombeo de la extremidad que tiene
sujeta con sus manos mientras con
su cadera ejerce un empuje opuesto
sobre la otra extremidad, durante 1
a 3 minutos en cada extremidad.
Nota; no realizaremos el empuje sobre la cadera en aquellas coxo-femo-
rales afectadas de artrosis y/o procesos inflamatorios.

84
[
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Tratamiento del tejido conjuntivo del miembro inferior

1. Trazos de la pelvis, con el paciente en decúbito prono, 3 veces.


2. Trazos circulares alrededor del trocánter mayor, 3 veces.
3. Trazos sobre la fascia lata, 3 veces.
4. Trazos sobre los peroneos, 3 veces.
5. Trazos sobre el tríceps sural, 3 veces.
6. Trazos sobre la aponeurosis plantar, 3 veces cada trazo.

85
1
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Postura global

Con nuestra mano craneal realizamos un punto fijo sobre la EIPS del
paciente. Con nuestra mano caudal atrapamos transversalmente el borde
externo del pie que se posiciona en inversión y en flexión dorsal.

La postura global de la cadena estática se hará por la puesta en tensión


de la cara externa del miembro inferior completada por el contra apoyo de
, la pelvis del terapeuta sobre la rodilla para obtener la extensión completa.
Pediremos al paciente que cada vez que espire meta el vientre.

Nota: es preferible m antener durante más tiempo esta postura con


poca fuerza, que un periodo de tiempo menor imprimiendo mucha fuerza.

86
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

L a C adena de F lexión

• El psoas ilíaco
• Los obturadores
• Los gemelos
• El semimembranoso
• El poplíteo
• El extensor largo de los dedos
• Los lumbricales
• El cuadrado plantar
• El flexor corto del primer dedo
• El flexor corto del quinto dedo
1
F r a n c isc o F a ja r d o R u iz

La cadena de flexión del miembro inferior es la continuación de la cade­


na de flexión del tronco.

C o n secu en cia s pato lógicas

La sobreprogramación de esta cadena acarrea:

La posterioridad ilíaca, retroversión de la pelvis


El flexum de la cadera
El flexum de la rodilla

El joven paciente podrá presentar, según la edad, dolores llamados “de


crecimiento”, en esta zona sometida a fuertes presiones. Cualquiera que
sea la edad, esto se traducirá en tendinopatías rotulianas y, en los casos
más agudos, en deterioros del cartílago rotuliano.
Los músculos isquiotibiales sufrirán contracturas, distensiones...

El flexum del tobillo. Predisposición a tendinopatías del tendón


de Aquiles
El flexum de la bóveda plantar: pie cavo. Predisposición de fasci-
tis plantares
El flexum de los dedos: dedos en martillo
El espolón calcáneo

T ratam ien to d e la m ita d su per io r :

Primero realizamos las técnicas de inhibición del psoas, en decúbito


supino:

1. Rotación interna-externa con el miembro inferior en extensión,


2. Abducción-aducción con flexión de rodilla y cadera,
3. Masaje transversal con rotación externa coxofemoral.

88
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Estiramiento del psoas derecho en


decúbito supino, con el paciente al borde
la camilla.

Autoestiramiento del
psoas derecho.

Obturadores

Se coloca el miembro
inferior del paciente en
abducción de cadera de 15°
y flexión de rodilla de 90°.
Realizamos una rotación
interna coxofemoral.

89
F r a n c is c o Fa ja r d o R u iz

Isquiotibiales

En bipedestación, con los dos pies juntos, los talones bien apoyados en
el suelo, las rodillas dobladas en ligera rotación externa, la cabeza colgan­
do, los brazos en extensión con los dedos a unos 10 cm de los pies.
Pedimos al paciente que estire las rodillas sin que se le sitúen en rota­
ción interna. A medida que los isquiotibiales se relajan el paciente podrá
■ colocar los puños en el suelo, luego las manos planas.

Final

En decúbito supino, con los miem­


bros inferiores a 90°, mantenidos por
el terapeuta, los maléolos externos ver­
ticales en relación con los trocánteres
mayores. Pedimos al paciente empujar
con los talones hacia arriba, sin rota­
ción interna de rodillas.

90
L as C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

T r a ta m ien to d e la m ita d
INFERIOR:

La pierna del paciente des­


cansa en el antebrazo del tera­
peuta, atrapando el calcáneo.
Con la otra mano, el terapeuta
coge la punta de los dedos del
paciente, haciéndole subir las
cabezas metatarsianas.

Variante en autopostura:

De rodillas, el paciente se sienta sobre sus talones, los pies y los dedos
colocados en flexión plantar. Se mantiene la postura de 1 a 2 minutos.
Después, adopta la misma posición pero en flexión dorsal de tobillo y
de dedos, de 1 a 2 minutos.

91
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

El terapeuta mantiene el miem­


bro inferior del paciente a 90°, el
pie y los dedos en flexión plantar.
La cadera, la rodilla y el tobillo
están en el mismo plano vertical.
Pedimos al paciente que empu­
je la punta del pie hacia arriba. El
terapeuta impide la flexión de la
rodilla opuesta.

Compensaciones a evitar:

• Rotación interna de rodilla


• Que se despegue la pelvis de
la mesa
• Hiperlordosis cervical

Autopostura global:

El paciente sentado, con los miembros inferiores estirados. Las rodillas


en extensión, los pies y los dedos en flexión plantar.
El paciente aumenta la tensión de la cadena de flexión de los M .I.
doblando el tronco hacia delante todo lo que le sea posible.

92
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

C adenas de E xtensión

• El glúteo mayor
• El cuadrado crural
• El recto anterior
• El crural
• El soleo
• El flexor corto de los dedos
• Los interóseos
• El cuadrado plantar
• El extensor corto de los dedos
• El extensor corto del primer dedo

93
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

La cadena de extensión del miembro inferior es la continuación de la


cadena de extensión del tronco.

C o n secu en cia s patológicas

La sobreprogramación de esta cadena acarrea:

La anterioridad ilíaca, anteversión de la pelvis


La extensión de la cadera
El recurvatum de la rodilla

El exceso de tensión del recto anterior del cuádriceps conduce a la rótu­


la a una posición más alta, lo que favorecerá patologías rotulianas y de la
T.T.A. (Osgood Schlatter).

La extensión del tobillo: apoyo sobre el talón


La extensión de la bóveda plantar: pie plano
La extensión de los dedos: el apoyo se hace sobre las cabezas meta­
tarsianas, lo cual favorecerá las metatarsalgias.

T ratam ien to

Mitad superior:

Glúteo mayor

El plano profundo del glúteo mayor es en primer lugar extensor de


cadera (CDE).
El plano superficial es además
rotador externo y abductor (CDA).

El terapeuta ejerce una aducción-


rotación interna, pegando bien el
miembro inferior del paciente dobla­
do contra él. " - ■' ~
Aumenta la postura realizando
un apoyo en el eje del fémur con su
mano cefálica hacia el plano de la
mesa.

94
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Crural y recto anterior del cuádriceps:

Con la mano craneal fijamos la pel­


vis del paciente sobre la mesa. Con la
mano caudal doblamos la pierna sobre
el muslo al máximo. De esta manera la
acción se focaliza sobre el crural.

Para estirar preferentemente el recto


anterior habrá que despegar la rodilla
del plano de la mesa. El estiramiento
podrá ser acentuado por una flexión
plantar del pie.

Mitad inferior.

Postura para el sóleo:

Con las manos apoyadas sobre el


borde la mesa, los brazos estirados. La
cabeza, tronco, pelvis y talones sobre la
misma línea oblicua. Los pies juntos,
planos en el suelo.
Se realiza una ligera flexión de rodi­
llas para acentuar la flexión dorsal de
los tobillos.
Puede hacerse ünilateralmente o bila­
teralmente.
F r a n c isc o F a ja r d o R u iz

Variante:

En pidestación sobre un plano inclinado. Se


realiza una flexión de las rodillas para acentuar
el estiramiento de los sóleos.

Postura global:

El miembro inferior a trabajar se


encuentra fuera de la camilla. La otra
extremidad está flexionada sobre la cami­
lla.
Doblamos al máximo la rodilla del
paciente, completando con la extensión
del pie y de los dedos. Ejercemos una pre­
sión de arriba hacia abajo sobre la rodilla
y de delante hacia atrás sobre la parte baja
de la pierna.

Autopostura:

De rodillas, con las bóvedas


plantares y los dedos en extensión.
El tronco en extensión está a con­
tinuación de los muslos.
El paciente se apoya en el suelo
con sus manos, encontrándose los
brazos en extensión.

96
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

C adena de A pertura

• El sartorio
• El tensor de la fascia lata
• El glúteo menor
• El glúteo mediano
• El glúteo mayor (plano superficial)
• El piramidal
• El biceps crural (largo y corto)
• El tibial anterior
• El extensor largo del primer dedo
• El vasto externo
• El gemelo interno
• El tibial posterior
• El flexor largo de los dedos
• El flexor largo del primer dedo
• El abductor del primer dedo
• El oponente del quinto dedo

97
i

F r a n c is c o Fa ja r d o R u iz

La cadena de apertura del miembro inferior es la continuación de la


cadena de apertura del tronco.

C o n sec u en c ia s pato lógicas

La sobreprogramación de esta cadena acarrea:

La apertura ilíaca, la apertura de la pelvis


La rotación externa: la abducción de la cadera
El varo de la rodilla:

Se registran un aumento de las tensiones


en el compartimento interno y un exceso de
movilidad de compensación en el comparti­
mento externo, de aquí se deriva la frecuen­
cia de lesiones del LCLAE. Las lesiones menis-
cales serán mucho más frecuentes.
Los deportistas
favorecen natural­
mente la cadena de
apertura.

Nota:
La cadena de fle­
xión (CF) + la cade­
na de apertura (CA),
originan el varo de la «IU
rodilla. Verdadero Varo

Al flexum de la cadena de flexión se añade la


rotación externa del miembro inferior para conse­
guir el varo. La orientación de las rótulas es diver­
gente. Los pies están girados externos.
Falso Valgo
La cadena de extensión (CE) + la cadena de
apertura (CA), originan el falso valgo de la rodilla.

Esta estática de rodilla es denominada “falso valgo”, ya que está consti­


tuida con un componente de rotación externa, mientras que el verdadero
valgo lo hace con rotación interna.

98
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

El varo del calcáneo


La supinación del pie: pie girado externo
La supinación de los dedos
El quinto varo
Espolón calcáneo lateralizado (no siempre)

T ratam ien to d e la m itad su perio r

Postura del sartorio:

Con el paciente en decúbito lateral,


colocamos el muslo en extensión sobre
la pelvis y en aducción fuera de la cami­
lla, con la rodilla estirada.
El terapeuta sujeta el miembro infe­
rior a trabajar en extensión máxima del
muslo sobre la pelvis. La rodilla está esti­
rada en rotación interna y en aducción
máxima.

Postura del deltoides glúteo:

El terapeuta, situado frente al paciente,


coloca el miembro inferior a trabajar fuera
de lá mesa colocándolo en aducción máxi­
ma, mientras con su mano craneal fija el
tórax del paciente.
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Variante 1:

Para trabajar el haz medio, el terapeuta se


sitúa detrás del paciente, sujetando la pelvis del
paciente con nuestra cadera. Colocamos el
miembro a tratar en aducción máxima.

Postura del piramidal:

Es el estiramiento clásico del pirami­


dal de la pelvis.
Con la rodilla doblada a 90°, y el
fémur en la línea del tronco, realizamos
una rotación interna de la articulación
coxofemoral.

T r a ta m ien to d e la m ita d in f e ­
rio r

Postura de los retromaleolares


internos y del grupo anterior (TDG):

El paciente se sienta sobre sus


talones, con la punta de los pies
orientadas hacia el exterior.

100
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Postura de los gemelos:

El talón está apoyado en el suelo,


con la rodilla bien estirada, en ligera
rotación externa.
El mentón está metido, la lordo­
sis lumbar respetada.
Acentuando la apertura hacia
delante de las piernas, los gemelos
eátarán estirados. _•

Bilateralmente:

En la misma posición, pero con


los dos pies juntos y la pelvis hacia
atrás.
Para estirar los gemelos se rea­
liza un avance de la pelvis.
Si el paciente tiene los pies
rotados internos, rectificará con
una rotación externa.
Si el paciente tiene los pies
rotados externos, rectificará con
una rotación interna.

Variante:

Colocamos un alza de unos 10 cm


en la parte anterior de los pies. -
Además de los gemelos, las CDE del
tronco son también estiradas.

101
F r a n c is c o Fa ja r d o R u iz

Postura global:

El miembro inferior a tratar está a 90°,


en aducción-rotación interna, rodilla lige­
ramente doblada, pie en eversión (prona­
ción). En esta posición el miembro infe­
rior está globalmente en cierre.
Forzamos cada vez más estos compo­
nentes.
El miembro inferior opuesto del pacien­
te está estirado y fijado sobre la camilla
por el terapeuta.

Autopostura global:

El miembro inferior a tratar se encuentra por detrás de la otra extremi­


dad, con el pie plano en el suelo y recto mirando al frente.Bajando la pel­
vis se consigue estirar globalmente esta cadena de apertura del miembro
inferior.
Si se quiere añadir el trabajo de la CCP del tronco, hay que rotar el
hombro izquierdo hacia adelante (según el ejemplo de la foto).

102
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

L a C adena de C ierre

• El pectíneo
• El abductor corto
• El abductor largo
• El abductor mayor
• El recto interno (grácil)
• El semitendinoso
• El vasto interno
• El gemelo externo
• El peroneo lateral largo y corto
• El abductor del quinto dedo
• El abductor oblicuo y transverso del primer dedo

103
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

La cadena de cierre deí miembro inferior es la continuación de las cade­


nas cruzadas anteriores del tronco.

C o n s ec u e n c ia s pa t o ló g ic a s

La sobreprogramación de esta cadena acarrea:

• El cierre ilíaco, el cierre de la pelvis


• La rotación interna y la aducción de la cadera:

El cierre ilíaco unido a la aducción y a la rotación interna de la cadera


es uno de los esquemas funcionales más favorables para la artrosis.
La coxartrosis es mucho más frecuente en la mujer, ya que los numero­
sos problemas abdómino-pélvicos a los que se enfrenta habitualmente
modifican profundamente la programación de las cadenas musculares, en
particular de las cadenas de cierre.

• El valgo de la rodilla:

El valgo de la rodilla provoca una pérdida del alineamiento del recto


anterior del cuádriceps. En esta estática en valgo, la rótula sufre tensiones
hacia el exterior y tienden a producir subluxacio-
nes. El vasto interno tiene como finalidad centrar
de nuevo la rótula. Deberá trabajar de forma cons­
tante, permanente. En estas condiciones se atro­
fiará por exceso de trabajo. Tendremos al vasto
interno débil no por insuficiencia, sino, en este
caso, débil por agotamiento.

Nota:
La cadena de flexión (CF)
+ la cadena de cierre (CC),
originan el valgo de la rodilla.
Al flexum de la cadena de
flexión se añade la rotación
interna del miembro inferior
para formar el valgo. La orien­
tación de las rótulas es conver­
gente. Los pies están girados
hacia dentro.

La cadena de extensión (CE) + la cadena de cierre


Falso Varo (CC), originan el falso varo de la rodilla.

104
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Al recurvatum de la cadena de extensión se añade la rotación interna


del miembro inferior para hacer el falso varo. La orientación de las rótulas
es convergente. Los pies están girados internos.

Esta estática de la rodilla se conoce como “falso varo”, ya que está cons­
tituida con un componente de rotación interna, mientras que el verdadero
varo lo hace en rotación externa.

• El valgo del calcáneo


• La pronación del pie: pie girado interno (eversión)
• La pronación de los dedos: la pulpa mira hacia afuera
• El Hallux valgus

T r a ta m ien to

Mitad superior

Postura de los aductores:

Se estiran por contracción isométrica.


Este trabajo se realiza en caso de:

• Dolores de los aductores: contrac-


turas, distensiones, desgarros,
periostitis...
• Dolores y rigidez de la cadera.

Variante 1:

Con el paciente en decúbito supi­


no, rodilla a tratar doblada. La otra
estirada.
El terapeuta del lado de los mús­
culos a tratar, fija la EIAS contraria
a los aductores a estirar e imprime
un gesto de aducción sobre los mús­
culos.
Mantenemos esta postura de 1 a
3 minutos.

105
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

Variante 2:

Sentado en el suelo, en posición


de saltador de vallas.
Se estiran simultáneamente los
aductores de un lado y los isquioti-
biales del otro.

Variante 3:

Frente a una mesa, con los


codos apoyados. Los pies están
separados, con las puntas ligera­
mente hacia fuera. Esta postura
tiene la ventaja de estirar los
aductores y los rectos internos.
La separación de los pies
aumentará la intensidad de este
trabajo.

Tratamiento de la mitad inferior

Postura de los retromaleolares externos, los peroneos laterales, unilate-


ralmente:

La rodilla del miembro infe­


rior a trabajar estará doblada,
el pie sobre la camilla.

A- El terapeuta imprime
un movimiento lento
pero progresivo de
aducción.
B- El terapeuta mantiene
en inversión y punto
fijo el pie del paciente.

106
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Bilateralmente:

Paciente en decúbito supino,


con la rodillas dobladas y los pies
juntos planta contra planta.
El terapeuta, frente al pacien­
te, sujeta firmemente ambos
pies.
Pedimos al paciente que con­
duzca sus rodillas una contra la
otra. Cuando notamos que los
pies se van a escapar pedimos al
paciente que pare y que conserve la posición ganada. A medida que se
registra la relajación de los peroneos, pedimos al paciente que aumente
nuevamente la postura.

Postura global:

Con el paciente en decúbito supino,


miembro inferior a trabajar en rotación
externa, abducción, rodilla ligeramente
doblada, pie en supinación (inversión). La
otra extremidad descansa estirada sobre
la camilla, siendo fijada por el terapeuta.
Imprimimos un movimiento de abduc­
ción-rotación externa del muslo.

Autopostura global:

Paciente de pie con los


codos apoyados sobre la
mesa. Los pies separados,
las bóvedas plantares están
colocadas planas, las pun­
tas de los pies miran hacia
el frente y las rodillas rota­
das externas.
Contra más se separen
ambas extremidades más se
estira esta cadena de cierre
del miembro inferior.

107
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

F alsos y verdad ero s valgos y varos d e rodilla

Verdadero varo: CF + CA Falso varo: CE + CC

Tratamiento: Tratamiento:

1. CF 1. CE
2. CA 2. CC
3. Postura varo 3. Postura valgo

Verdadero valgo: CF + CC Falso valgo: CE + CA

Tratamiento: Tratamiento:

1. CF 1. CE
2. CC 2. CA
3. Postura valgo 3. Postura varo

Descripción de la postura del varo:

Con el paciente en bipedestación, manos apoyadas en el borde de la


camilla, brazos en extensión. Cabeza, hombros, pelvis y talones en la
misma línea oblicua.
Los pies juntos, planos en el suelo.

1. Se coloca las rodillas en flexión


2. Se realiza una rotación interna
3. Se extienden las rodillas, poco a poco, sin superar la rectitud
Se mantiene de 1 a 3 minutos.

108
L a s C a d e n a s M u s c u l a r e s d e l M ie m b r o I n f e r io r

Descripción de la postura del valgo:

Con el paciente en bipedestación, manos apoyadas en el borde de la


camilla, brazos en extensión. Cabeza, hombros, pelvis y talones en la
misma línea oblicua.
Los pies juntos, planos en el suelo.

1. Se coloca las rodillas en flexión


2. Se realiza una rotación externa
3. Se extienden las rodillas, poco a poco, sin superar la rectitud
Se mantiene de 1 a 3 minutos.

109
R e l a c io n e s v ís c e r o - p a r ieta les e n l a s c a d en a s d e a p e r t u r a - c ie r r e

6 . R e l a c io n e s - p a r ie t a l e s
v ís c e r o e n la s c a d en a s
DE APERTURA-CIERRE

I n flu en cia s v iscerales en la cadena d e apertura

Es la influencia del despliegue visceral la que programa la cadena de aper­


tura del miembro inferior.

Las cadenas de apertura son utilizadas:

1. Porque las cadenas de extensión (desdoblamiento) no bastan para


compensar el desplazamiento visceral. La unión de ambas cadenas,
de extensión y de apertura, se traducirá en un falso valgo de la o las
rodillas (ver pág. 98), según el problema visceral afecte a uno o los
dos miembros inferiores. El niño andará sobre la o las puntas de los
pies separados en “pies de pato”

2. Porque la persona presenta una estática basada en la cadena de fle­


xión cuando se plantea el problema visceral. La unión de ambas
cadenas, de flexión y de apertura, se traducirá en un varo de la o las
rodillas (ver pág. 98), según el problema visceral afecte a uno o los
dos miembros inferiores.

Despliegue visceral:

• Congestión orgánica, atónica (con falta de tono) y plenitud (pesa­


dez)
• La relación continente - contenido es centrífuga (se aleja del centro)
• El continente debe desplegarse
• Apertura de la pelvis
• Hiperprogramación de las CDE y, si es preciso, de las CCP
• Tendencia a la lordosis primária con el fin de descargar los apoyos
anteriores
• Aumento del tono muscular posterior
• Estática posterior
• Los puntos de fijación se encontrarán en la periferia: cadera, rodilla,
hombro, codo...

111
F r a n c is c o F a ja r d o R u iz

I n flu en c ia s v iscera les en la cad en a d e cierre

Es la influencia del repliegue visceral la que programa la cadena de cie­


rre del miembro inferior.
Las cadenas de cierre son utilizadas:

1. Cuando el individuo presenta una estática basada en la cadena de


extensión, se presenta el problema visceral. En este caso, la cade­
na de flexión no puede utilizarse. La compensación visceral se rea­
liza directamente con la o las cadenas de cierre. La unión de ambas
cadenas, de extensión y de cierre, se traducirá en un falso varo de
la o las rodillas(ver pág. 104), según el problema visceral afecte a
uno o los dos miembros inferiores.
El niño andará sobre la o las puntas de los pies, vueltos hacia aden­
tro, según el problema visceral sea unilateral o afecte a toda la pel­
vis.
2. Porque la persona presenta una estática basada en la cadena de
flexión (doblamiento), cuando se plantea el problema visceral, no
siendo suficiente para compensar el repliegue visceral. La unión
de ambas cadenas, de flexión y de cierre, se traducirá en un valgo
de la o las rodillas (ver pág. 104), según el problema visceral afec­
te a uno o los dos miembros inferiores.

Repliegue visceral:

Presiones orgánicas: gastritis, colitis, apendicitis, hernias de hiato, sig-


moiditis, dismenorreas, salpingitis (inflamación de la trompa de Falopio),
uretritis, cistitis, cálculos, cicatrices dolorosas, orquitis (inflamación aguda
o crónica del testículo), torsiones testiculares, ectopías testiculares (posi­
ción anómala del testículo), prostatitis...
Pero también en congestiones que pasan de la atonía a la sobreexten-
sión dolorosa: oclusión intestinal, absceso (acumulación de pus), tumores...

• La relación continente-contenido es centrípeta (se dirige al centro)


• El continente va a enrollarse sobre el contenido
• Cierre ilíaco
• Hiperprogramación de las CDF y, si es preciso, de las CCA
• Tendencia a la cifosis primaria con el fin de apretar el continente
sobre el contenido
• Aumento del tono muscular posterior
• Estática anterior
• Los puntos de fijación serán internos

112
R e l a c io n e s v ís c e r o - p a r ieta les e n la s c a d en a s d e a p e r t u r a - c ie r r e

COMPLEMENTARIEDAD DE LAS CADENAS DEL


M ie m b r o I n f e r io r

Complementariedad de las cadenas de flexión-extensión

Las cadenas de flexión-extensión aseguran el equilibrio sagital del miem­


bro inferior.
Si una de las dos cadenas es dominante, la resultante articular será la
flexión o la extensión, según la cadena dominante.

Complementariedad de las cadenas de apertura-cierre

Las cadenas de apertura-cierre aseguran el equilibrio frontal del miem­


bro inferior.
Si una de las dos cadenas es dominante, la resultante articular será el
valgo o el varo, según la cadena dominante.

Complementariedad de todas las cadenas del miembro inferior

Las cadenas de flexión-extensión y de apertura-cierre garantizan el equi­


librio del miembro inferior en los tres planos del espacio, ayudados por la
cadena estática que les proporciona puntos relativamente fijos.
La cadena estática es el esqueleto conjuntivo del movimiento.

113
Indice

Capítulo 1. Historia de la osteopatía ................................................ 9

Capítulo 2. Principios de o steo p a tía .................................................. 15


— La estructura gobierna la fu n ció n ............................................. 15
— La unidad del cuerpo ................................................................... 15
— La regla de la arteria es absoluta ............................................. 15

Capítulo 3. Metodología y generalidades osteop áticas................. 17


— Noción de entidad ........................................................................ 17
— Potencial vital original o fu n cion al........................................... 17
— Consecuencias osteopáticas ....................................................... 18
— Lesión osteopática articular ....................................................... 20
— Diferencia entre lesión y subluxación...................................... 21
— Conceptos generales del trabajo osteopático ........................ 21

Capítulo 4. Las cadenas musculares del tro n co ............................... 25


— Generalidades................................................................................. 26
— El tejido conjuntivo:anatomía, fisiología y físiopatología . . 28
— Técnicas reflejas del tejido conjuntivo .................................... 33
— Algunas características relativas a la piel ............................... 36
— Efectos producidos por el tratamiento del T.C.
en el organism o............................................................................. 37
— La cadena estática posterior, C E P ............................................. 41
— La cadena recta posterior, C R P ...................................... 42
— CEP y CRP, diagnóstico .................................................... 43

119
F r a n c is c o Fa ja r d o R u iz

— CEP y CRP, tratam ien to .............................................................. 49


— Las cadenas de flexión ................................................................. 55
— CDF, diagnóstico ............................... . ........................................ 56
— Explicación de las lordosis y cifosis primarias o secundarias 57
— CDF, tratamiento .......................................................................... 60
— Los enlaces laterales de las CDF y C D E .................................. 61
— Reprogramación de las CDF y C D E ......................................... 65
— Las cadenas cruzadas posteriores, CCP .................................. 66
— CCP, diagnóstico............................................................................. 67
— CCP, tratamiento .......................................................................... 68
— Las cadenas cruzadas anteriores, C C A .................................... 71
— CCA, d ia g n ó stico .......................................................................... 72
— CCA, tratam ien to .......................................................................... 72
— Los enlaces laterales de las cadenas cru zad as........................ 74
— Reprogramación de las cadenas cruzadas ...................... 76
— Principales modelos postu rales............................... 79

Capítulo 5. Las cadenas musculares del miembro in fe r io r 83


— La cadena estática, CE ................................................................. 83
— CE, tratamiento ............................................................................. 84
— La cadena de flexión, C D F .......................................................... 87
— CDF, consecuencias patológicas ................................................ 88
— CDF, tratamiento de la mitad superior.................................. 88
— CDF, tratamiento de la mitad in fe r io r ................................... 91
— Las cadenas de extensión, CDE ................................................ 93
— CDE, consecuencias patológicas................................................ 94
— CDE, tratam ien to .......................................................................... 94
— La cadena de apertura, CDA ..................................................... 97
— CDA, consecuencias patológicas................................................ 98
— CDA, tratam iento .......................................................................... 99
— La cadena de cierre, C D C ............................................................ 103
— CDC, consecuencias patológicas................................................ 104
— CDC, tratam iento........................................................................... 105

120
— Falsos y verdaderos valgos y varos de rodilla ........................ 108

Capítulo 6. Relaciones víscero-parietales en las cadenas


de apertura- c ie r r e .................................................................................... 111

Capítulo 7.Complementariedad de las cadenas del


miembro in fe rio r...................................................................................... 113

Bibliografía............................................................................................. 115

121

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