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Relatoría sobre: El Creador Literario y el fantaseo de Sigmund Freud

Sigmund Freud1 (Udg.mx, 2016) inicia su texto indicando, todos los que no dedicamos nuestras
vidas a la creación poética “legos”2 desconocemos cómo se llega a tal invención, cuál es el
origen de los elementos que la componen y el por qué son capaces de producir tal grado de
placer, excitación intelectual, cambios en el estado anímico y reírnos de las fantasías. Nos llama
la atención, pese a lograr la conceptualización y entender, cómo llega el poeta a gestar sus obras,
difícilmente podríamos recrearlas. Plantea la tarea de buscar alguna acción humana que nos
permita tener una equivalencia con la poetización, por el contrario de lo que los poetas quieren
hacer creer no todos desarrollamos esta capacidad de la creación literaria algunos nos podemos
quedar en el mero fantaseo, pero si está presente en nuestras primeras etapas, de manera que
apunta Freud (1908), ¿No deberíamos buscar ya en el niño las primeras huellas del quehacer
poético?

Es entonces donde se remite al juego en el cual el niño reordena las cosas conocidas para crear
un mundo propio, placentero, dotado de afecto en grandes cantidades y tomado como veraz, esto
último al menos mientras dura el juego, luego él es capaz de diferenciar el juego de lo que Freud
llamara realidad efectiva, con ello logra asociar perceptivamente la imaginación y los
materializa (apuntala) en la realidad. Este último, el apuntalamiento, es la diferencia entre el
“juego” y el “fantaseo”. El poeta por su parte también crea su mundo de fantasía pero el
apuntalamiento se realiza mediado por el lenguaje (ausente o escaso en el infante) el cual permite
representar su obra a manera de “juegos”, Freud señala tal manifestación del fantaseo como los
géneros teatrales a saber: Comedia, tragedia y drama. Es esta característica de ser ficticia, lo cual
provee al fantaseo del creador literario (poeta) la capacidad de deparar goce y placer a su
perceptivo público. De modo que el niño que al crecer y convertirse en un adulto, debe asumir
con total seriedad sus obligaciones y rol cultural, pero que ya conoció el placer del juego,
cambiara este jugar en el fantasear, dando así un papel al humor como generador de placer adulto
(el chiste como generador de placer, al que Freud le dedicara un libro completo a su importante
papel en el inconsciente)3 con ello logra construir lo que Freud llamara sueños diurnos.

Freud nos da una clave muy relevante para lo que nos llama a este seminario y es el origen de la
pulsión del juego y gran ayuda al niño en su educación, es el singular deseo que todos hemos
tenido de ser grandes y adultos (como nuestros héroes reales: Padres, maestros, artistas,
personajes históricos o simplemente famosos del momento, ahora también están los héroes de
fantasía ¿No? Protagonistas de historias mediáticas, llámese cine, historietas, anime, cuentos,
novelas, etc.)

1
[Véase biografía y enlaces de interés en el homenaje realizado por la U. de Guadalajara por su 160 aniversario de
su natalicio, link disponible en la bibliografía del presente escrito]
2
[adj. Falto de instrucción, ciencia o conocimientos.]
2

3
[Ver libro Freud, S. (1905). El chiste y su relación con lo inconsciente
El juego no es para nada motivo de censura en el niño, más si, en el adulto ya diferencia del
primero que juega para su propio placer y que no le interesa ocultar su acción, este es consciente
de lo que los demás esperan de su actuar, se avergüenza de sus fantasías por considerarlas
infantiles o socialmente inaceptables con su papel de adulto, las reprime y solo las sublima en el
llamado arte (como poeta) o en la risa y el humor (como espectador).

Esta información del fantaseo oculto en el adulto Freud la obtiene de los pacientes neuróticos,
pero también de la gente “normal” o sana que en disimilitud del necesitado que acude a consulta,
lo hace por insatisfechos, es este estado anhelante que acciona la pulsión que convierte a cada
fantasía en la forma en que se obtiene y se cumple (al menos mientas se lo permitan las
circunstancias) este deseo de que la realidad sea satisfactoria en el adulto. Por lo tanto solo se
producen cuando las circunstancias de la vida lo propician, difiere de la personalidad y ocasión,
pese a ello el autor los reúne, en lo que llama “dos orientaciones rectoras. Son deseos
ambiciosos, que sirven de exaltación de la personalidad, o son deseos eróticos [130]” (Freud, S.
1908) Con ello nos indica que los sueños diurnos de los hombres jóvenes son predominantes las
fantasías egoístas, de ambición y por ultimo eróticas en contraste a las mujeres en que este
último es al que le dedican sus fantasías casi en su totalidad a las fantasías eróticas, teniendo en
común que son dedicadas, en el fondo, hacia el objeto de deseo. Es por esto que son censurados,
al no ser lo que socialmente se espera de ellos. Resalta entonces la relación que tiene la fantasía y
el tiempo, en el mismo sentido se crea el sueño diurno dentro de las tres marcas temporales, es
decir inicia, como lo mencionamos anteriormente, por una circunstancia específica en la vida, la
cual está situada en el presente, que logra evocar recuerdos (pasado) generalmente infantiles
donde aquel deseo se satisfacía y luego en el futuro en el que se logra por medio de la fantasía o
sueño diurno donde se cumple este deseo. Este accionar anímico se produce en una secuencia de
presente, pasado y futuro, como mecanismo de placer momentáneo que subsane la realidad de
ahí que, de no ser cumplidas en la realidad puedan volverse en un síntoma. Ahora bien, a este
sueño diurno consiente y de igual fuerza pulsional encaminada al cumplimiento del placer, está
presente en los sueños4 una manifestación más abstracta de los deseos avergonzamos y
ocultamos, su alojamiento está en el inconsciente.

A continuación Freud retoma la creación del poeta, nos indica que no se enfocara en los que
tienen los insumos para su creación literaria es decir los clásicos, mitológicos y demás temas del
fantaseo de antaño, más bien propone mirar hacia el que puede crear libremente los temas, es
decir los que escriben cuentos y novelas, las cuales recogen los deseos de la gran mayoría de los
lectores, indica que si hay algo característico en este tipo de escritos es que aunque son
predecibles, puesto que sabemos que hay un héroe del cual se cuentan sus orígenes (protagonista
de la historia y inicio) el cual pasa por una completa odisea (trama o nudo) al tener un final
idílico y placentero, nos genera un sentimiento de seguridad que está a los pies del cumplimiento
de placer presente en el enalteciendo el Yo, inmerso en la novela y en el fantaseo el cual es
invulnerable.
3

4 [Véase más afondo el tema en el libro “La interpretación de los sueños” (Freud, 1900a)
Se convierte por lo tanto, en una creación literaria egocentrista que se asemeja con el sueño
diurno, donde el héroe es el protagonista victorioso, siempre el bueno que vence a los malos,
enemigos y rivales, se queda con lo que desea (deseos eróticos, egoístas y de ambición).
También menciona la novela psicológica ya que en ella el poeta moderno, divide su Yo en varias
partes, yoes-parciales, que entran en conflicto anímico con el héroe y permiten verlo desde
diferentes ángulos. Por último y a diferencia de estas dos clases de novelas existe una categoría
llamada por Freud como “excéntrica” en la que el Yo (protagonista) es el espectador de los
sucesos, victorias y acontecimientos de otros, indicando que también ha podido observar esta
conducta en algunos soñantes diurnos.

Ahora nos invita a asociar los tiempos vistos en el fantaseo con la creación literaria del poeta, la
cual concluye que pasa por los mismos tiempos, que se origina desde la experiencia infantil y
que no en vano tiene los mismos fines de complimiento del placer. Finalizando el texto nos
indica que no por el hecho de que el poeta o el soñador diurno, sean directos y nos indiquen los
fines placenteros de sus creaciones o sus fantasías, esto nos generaría placer que sería
probablemente abrumador tanto para el que se identifica con la pulsión, como para el que piensa
que socialmente eso es inaceptable. Solo mediante los juegos o roles que desempeña el poeta en
su obra logra estimular y así ser placentero en el espectador, pues es dicho de una manera
estética puede ir generando todos la estimulación del placer previo con fines de liberar la
tensión. Es por ello que nos resulta tan liberador el fantaseo y el crear literario, dado que en el
podemos dirigir nuestra pulsión de fantaseo y esta fuente según indica Freud es inagotable.

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