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PARTE I
EL CUADRO DE COSTUMBRES;
ASPECTOS CRÍTICOS - HISTÓRICOS
CAPITULO I
The literary kind is not a mere name, for the aesthetic con
vention in which a work participates shapes its character.
Literary kinds may be regarded as institutional impera-
tives which both coerce and are in turn coerced by the
writer 3 ,
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los "imperativos institucionales" de los géneros en la literatura es-
pañola del siglo XIX. La poética neoclásica de comienzos de siglo
mantenía la creencia de que los géneros estaban bien definidos y que
debían continuar separados. Debido a que hay pocos documentos
de teoría literaria escritos en esta época, se puede concluir que para
los neoclásicos la noción de género literario era axiomática3.
Esta deficiencia en los escritos teóricos de la época se acentúa
en lo que toca al cuadro de costumbres. Este aparecía en diarios y
publicaciones periódicas - una zona marginal de la literatura - y po-
seía un carácter mixto y heteróclito. Además, las primeras manifes-
taciones del cuadro ofrecen formulaciones teóricas menos explícitas
que las que son usuales en otros géneros de ese mismo período,
Al problema de definir un género sin tener una idea clara de
las exigencias teóricas que lo modulan se suma, en este caso, la tra-
dicional tendencia hispánica de combinar géneros distintos y super-
poner corrientes literarias desiguales. Más aún, muchos escritores
que cultivaron el cuadro de costumbres confundieron la teoría con la
práctica. Mesonero Romanos, por ejemplo, en el prólogo a Escenas
matritenses, manifiesta que el cuadro debería contener todos los elemen-
tos de la novela y del teatro, pero de manera limitada y concentrada,
aunque, en realidad, sus propios cuadros no tuvieran ni de lo uno
ni de lo otro 4 . Pese a estas dificultades, el concepto de género se
puede esclarecer si se le concibe como un corpus literario que tie-
ne en común lo siguiente: una temática limitada, un repertorio es-
pecífico de recursos literarios y uno o varios propósitos estéticos. Así,
se establecen ciertas similitudes en los niveles del tema, la técnica y
los propósitos.
Los críticos que han intentado definir eí costumbrismo de acuer-
do con esas similitudes han optado por varias alternativas. Unos
distinguen entre el costumbrismo como tendencia y el cuadro como
género literario s. Otros ignoran esta distinción y ven el cuadro so-
3 Ibid., p . 229.
4 Evaristo Correa Calderón, éd., "Introducción al estudio del costum-
brismo en español", en Costumbristas españoles, I (Madrid, 1950), p, XXVL
5 La distrinción entre tendencia literaria y género la presenta Mariano
Baquero Goyanes el contrastar el costumbrismo como género con el costum-
brismo como "concepto general". Véase Mariano Baquero Goyanes, El cuen-
to español en el siglo XÏX (Madrid, 1949), p, xxxii. Margarita Ucelay da
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