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Antecedentes

Al iniciar la segunda mitad del Siglo XX la Masonería mexicana en general, más parecía estar “en
sueños” que en trabajar sobre los objetivos propios de la fraternidad. Y es que desde los primeros
años del país como nación independiente esta fraternidad realizaba funciones parecidas a un
partido político, por un lado los escoceses, con una línea ideológica netamente conservadora aun
cuando entre sus integrantes militaban elementos progresistas, y por el otro lado los yorkinos,
más liberales que los primeros, pero no por eso menos conservadores. Más tarde convivieron, casi
sin saberlo, con algunos ritos más progresistas, como el Rito Nacional Mexicano.

En febrero de 1925, con la visita temporal a México y posteriormente su permanencia definitiva en


nuestro país, el Teniente Coronel del ejército ruso e ingeniero químico Silvestre Savitsky
Drozdovich Contreras, llega un rito casi desconocido en nuestro país.

Hijo del ingeniero Onofre Savitsky, miembro de la Academia del Rito Primitivo para la jurisdicción
de Ucrania, recibe una formación masónica integral, lo que le permite a sus 18 años ingresar a la
Institución.

Con el paso del tiempo ocupa la Secretaría del Supremo Consejo de Ucrania y Rusia Blanca del Rito
Primitivo Universal, lo que le permitió hacer acopio de documentos e información relativa a este
rito progresista que había caído en el olvido en Europa y América y que había sido suplantado por
una masonería confesional, dogmática y teológica.

En poco tiempo pasa de la decepción creada por la pasividad de la Masonería de mediados del
Siglo XX a la lucha por levantar columnas y hacer renacer una Francmasonería que entre su
función social tuviera el progreso del género humano, y la unión, la solidaridad y cooperación.

Para ello Silvestre Savitsky selecciona a HH:. de talla intelectual como José Caridad Mateo, José
Guerrero Rojas, Salomón Eluani Haber, Ángel Sánchez Barrera, Pablo Fernández Leiguarda y
Valentín Tejada de la logia Evolución Dos No. 22 de la Gran Logia Independiente Mexicana y funda,
el 1o. de julio de 1947, la Logia Madre “Américo Vespucio”, de la Academia del Rito Primitivo
Universal, para la Jurisdicción Territorial de los Estados Unidos Mexicanos para luego formalizar
una fraternal y sólida alianza con el Supremo Consejo del Sureste de los Estados Unidos
Mexicanos, presidido en ese entonces por el Il. H. Dr. Ramón Espadas y Aguilar.

Primer Contacto Formal

En uno de los viajes que realizaba el Muy Ilustre y Querido Hermano Pablo Fernández Leiguarda
(Pablo Mateo), conoció en Mérida, Yucatán, al Dr. Ramón Espadas y Aguilar, en ese entonces
Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para el
Sureste de los Estados Unidos Mexicanos, quien además ocupaba importantes cargos en la Gran
Logia La Oriental Peninsular.
Al regresar a la ciudad de México y en su informe como Gran Visitador Comisionado del Supremo
Consejo Provisional de la Francmasonería Primitiva Universal, Pablo Mateo se refiere al Dr.
Espadas y Aguilar de manera elogiosa, destacando la labor que realizaba en los ámbitos cultural y
progresista en el sureste de México.

En respuesta Pablo Mateo es autorizado a entregarle literatura de la Masonería Progresista


Universal Rito Primitivo, documentos que luego de su estudio revelara el espíritu progresista del
Querido Hermano Espadas y Aguilar.

Su reacción fue tal que de inmediato manifestó su afinidad con la tendencia progresista y objetivos
que marca el Rito Primitivo y poco después, previas las formalidades de rigor, es invitado a formar
parte de la Francmasonería Primitiva Universal y posteriormente, como integrante del Supremo
Consejo, es investido con el cargo de Representante en Yucatán.

“En una carta privada le hemos manifestado nuestra opinión respecto a su persona y le
comunicamos nuestra intención de extender el movimiento a la Región Maya, pidiéndole su
consentimiento para que asumiera la responsabilidad en la organización de un nuevo Supremo
Consejo para aquel territorio”, revela una misiva del Supremo Consejo de la Francmasonería
Primitiva Universal.

Así, a escasos tres años de que la Logia Madre “Américo Vespucio”, al igual que el Supremo
Consejo Provisional de la Francmasonería Primitiva Universal se instalaran formalmente en la
república de México, los Muy Ilustres Hermanos y Grandes Arquitectos del Noveno Grado y Ultimo
de este Rito, Silvestre Savitsky Drozdovich Contreras (Silvestre Bradt); José Caridad Mateo (José
Labrador); José Guerrero Rojas (José Gual); Salomón Eluani Haber (Salomón Espinoza); Angel
Sánchez Barrera (Angel Mariño); Pablo Fernández Leiguarda (Pablo Mateo) y Valentín Tejada
(Valentín Piar) se reunieron en Logia en el Distrito Federal el 29 de agosto de 1950, a las 21 horas,
a fin de ratificar al Q:. H:. Dr. Ramón Espadas y Aguilar como miembro numerario del Supremo
Consejo Nacional con cargo de representante de la Fraternidad en el estado de Yucatán.

En esa misma tenida al Dr. Espadas y Aguilar, quien adoptara a partir de esa fecha el seudónimo
de Ramón Cecilio, le confirman el Noveno Grado y Ultimo del Rito Primitivo, que de acuerdo con el
acta fechada el dos de mayo de ese mismo año ya se le había conferido con anterioridad.

Allí mismo, y a sus 61 años de edad se le reconoce como “un hombre de ideología progresista,
capacitado para el desempeño de cualquier cargo dentro de nuestra Institución, y por sus
antecedentes de luchador por el bienestar y por el progreso del Género Humano” mereció toda la
confianza. Al día siguiente le es entregado un documento que lo acredita como representante del
Supremo Consejo Nacional en Yucatán.

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