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Hay tres versos en el Nuevo Testamento que nos llaman a "resistir" (Ef. 6:13; Stg.
4:7; 1 Ped. 5:9). En cada caso el sujeto que debe ser resistido es el mismo: Satanás.
Su nombre significa: adversario. No te sorprendas que la vida cristiana se te torne
difícil. Tal como indica su nombre, el diablo está para llevarnos la contra a cada
paso.
"Resistencia" nos recuerda que estamos en zona de combate. Mientras estemos este
lado del cielo somos el blanco de un enemigo que nos ataca de día y nos asedia de
noche. Este adversario no descansa; sus asechanzas nos llegan los siete días de la
semana. Pablo nos exhorta: "El que piensa estar firme, mire que no caiga." (1 Cor.
10:12) Nadie puede darse el lujo de bajar la guardia, o creerse invencible.
Frente a cada tentación de Satanás, Cristo respondió con las palabras: "Escrito
está..." El sacó la espada del Espíritu—es la única espada que teme Satanás. Es
importante tener la verdad de Dios en nuestro corazón y en nuestra boca. Es un
arma vital y poderoso en este conflicto.
Escucha estas palabras de Pablo: "si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por
el Espíritu hacéis morir las obras de la carne viviréis." (Rom. 8:13) ¡Qué tremendo lo
que dice el apóstol! Una de dos cosas va a pasar en nuestra vida: O el pecado nos va
a matar, o nosotros vamos a matar al pecado. La decisión es nuestra. Escoger el
pecado es escoger la muerte. El pecado tiene la capacidad de destruir nuestra vida.
Si es que vamos a "vivir" tendremos asumir el reto de recurrir al Espíritu para
"hacer morir las obras de la carne."
Los mensajes absurdos nos llegan a cada paso: Toma Coca Cola y serás feliz. Compra
este carro y las chicas te admirarán. Usa este tipo de desodorante y serás más sexy.
Tonteras a patadas. Pero, ¡qué fácil es dejarse llevar por ellas! Vivir según los valores
del reino de Dios, y no según los valores despistados del reino de tinieblas, requiere
una resistencia tenaz. La "renovación de nuestro entendimiento" por la Palabra de
Dios es vital para quienes quieren vivir plenamente en Cristo.
Además, la palabra "resistencia" nos hace entender que tenemos algo de mucho
valor que proteger y defender. Nuestra vida con Dios, el gozo de la salvación, el
disfrute de la vida nueva en Cristo, y el privilegio de servir a Dios son tesoros de
incomparable valor. Si bien el enemigo no puede arrebatar nuestra salvación, él
puede volvernos cristianos derrotados e inútiles. Y él lo hace con demasiada
frecuencia.