Você está na página 1de 12

El Arte de Hablar Bien (en 13 Pasos)

Por Gonzalo Fuentes

“En el principio era el Verbo… “


San Juan

Últimamente me ronda mucho la idea sobre algo que considero


muy importante. Es una de las cosas que hacemos más durante
todos los días de nuestras vidas. Sólo la adelantan otras dos que
hacemos aun más. Pero no solemos poner mucha consciencia
sobre ellas. Llevar nuestra atención y consciencia a
ellas creo que es básico para evolucionar de manera óptima y
crear un impacto positivo en el mundo.

Veamos primero las otras dos que más hacemos.

La primera sería respirar. Esta ocurre a pesar nuestro. La


respiración es automática. Está sucediendo constantemente
mientras estamos vivos. En este caso llevar nuestra atención a ella
nos sirve para conectarnos con el momento presente, con el ahora.
Y el ahora es la llave del cambio y de la auténtica presencia.

La segunda sería pensar. Aunque parezca mentira, esta también


ocurre la mayoría de las veces a pesar nuestro. Suele ser más
automática de lo que quisiéramos. Y también está sucediendo
constantemente. Llevar nuestra atención a ella nos sirve para
darnos cuenta de qué es lo que está generando nuestra mente
consciente. Qué estamos albergando en nuestras cabecitas.
Observar nuestros pensamientos nos ayuda a comprender que por
muy convincentes que parezcan, estos no nos definen, no somos
nosotros, ya que nosotros somos el que los observa.

Ahí se puede ver lo importante que es llevar nuestra atención y


nuestra consciencia a estas cosas. Puede ser algo sanador y
reparador. Si por ejemplo tienes un mal momento, uno de esos en
los que sientes que te estás castigando interiormente, basta con
que primero lleves tu atención a tu respiración. Sin ninguna
ambición. Simplemente observarla. Lo más probable es que ya de
por sí tu respiración se amplíe y lleves más oxígeno a las células de
tu cuerpo. Eso te aliviará y ganarás en presencia. Estarás más en
el presente y menos en la película mental que te está
haciendo sufrir. Una vez hecho esto, puedes observar tus
pensamientos. Y ver qué están diciéndote. Puede que ya se hayan
vuelto más amorosos, y si ese no es el caso, podrás observar qué
tipo de pensamientos genera tu cabeza.De qué manera hablan
tus pensamientos, cómo te critican, cómo te castigan,
qué te hacen creer sobre ti, sobre los demás y sobre la
vida.

La tercera, a la que voy a dedicar hoy este artículo es una que no


paramos de utilizar. Es un siguiente nivel que hay que tener
también muy en cuenta.

Hablar.

Las palabras que decimos. Cuando hablamos, cuando


verbalizamos palabras a través de nuestra boca, estamos
materializando más aun nuestros pensamientos. Cobran una
materialidad. Y lo más importante, una materialidad que otras
personas pueden escuchar.
Me voy a echar un piropo. Hay algo de lo que me siento muy
orgulloso y que me ha costado años lograr. Hablar mejor. Y es algo
de lo que me siento realmente orgulloso. Ya desde hace bastante
tiempo era para mí algo importante a lograr. Y créeme si te digo
que a veces pensaba que nunca lo lograría. Problemas de timidez,
inseguridades, la sensación de que “mi propia voz” no tenía valor
alguno, partes de mí que rechazaba, cuestiones emocionales,…
Todas esas cosas están presentes cuando abres la boca para decir
algo. Lo puedes comparar si quieres con el hecho de estar
aprendiendo un idioma. Parece que tienes una serie de
conocimientos, pero cuando tienes una interactuación real, parece
que todos tus conocimientos se han ido a un agujero negro. Ocurre
muchas cosas cuando vas a abrir la boca.

Y en mi caso no me estoy refiriendo a cómo me expreso con las


palabras escribiendo. Ese es otro cantar. Me estoy refiriendo
estrictamente al acto de hablar. Aunque ambos se
complementan bastante bien.

Eso sí, cuando señalo la enorme importancia de hablar bien, no


me refiero a esto por razones elitistas o intelectuales. Ese sería de
nuevo otro cantar. Señalo esta importancia porquecuando
hablamos estamos creando nuestra vida, y cuando
hablamos contribuímos también a nuestra creación
colectiva.

Hablar tiene un impacto. Tiene unas repercusiones. Y aunque


obviamente debajo de nuestras palabras existen otros niveles,
como las intenciones, lo que sería el subtexto, algo que es de hecho
también crucial, hoy me quiero centrar sólo en el nivel superficial
(aunque veremos que no es tan superficial), en lo que son las
palabras que suenan y pronunciamos.
Pero, ¿por qué considero que es tan importante hablar
bien más allá de demostraciones intelectuales?

Por una sencilla razón: lo que decimos impacta en el mundo.


Lo que decimos resuena en nuestras cabezas y en las de los demás.
Las palabras son nuestro vehículo de comunicación. Dicen, sin
falta de razón, que “un hecho vale más que mil palabras”.
Sí. Pero las palabras son “los hechos” del lenguaje.Y el
lenguaje lo utilizamos ampliamente para comunicarnos, aun
cuando sea limitado. Dentro de esa limitación, hay que utilizarlo
bien.

Según lo que digas, aun cuando tengas otras intenciones, otros


deseos, o emociones correteando por tu interior, puedes hacer
daño, puedes ayudar a otro, puedes descalificarlo, puedes
calificarlo, puedes hacerte entender, puedes conseguir algo,
puedes perder algo, puedes influir a un niño,… Creas un impacto,
en definitiva.

Las palabras tienen un poder.

Veamos entonces, según mi experiencia cómo podemos mejorar


nuestra forma de hablar, para así crear un impacto positivo en el
mundo y desenvolvernos mejor en él.

13 Pasos Para Aprender A Hablar Bien

1. Medita. Puedes pensar que tiene poco que ver, pero meditar es
posiblemente una de las prácticas que más me han ayudado a
hablar mejor. Sin ninguna duda y por muchas razones. Meditar te
ayuda a discernir y ver con claridad todos tus pensamientos, por
tanto a estructurarlos mejor y a expresarlos mejor. Meditar
oxigena tu cerebro y este funciona de manera más óptima. Meditar
te ayuda a relajarte y a gestionar mejor tus emociones y esto tiene
su repercusión cuando hablas con otra persona. Meditar te ayuda
a apegarte menos a tus pensamientos y por tanto ayudará a la
evoluciónde tus discursos. Meditar eleva el umbral (es decir,
cuesta más llegar a él) en el que se activan las tonterías que hacen
que por momentos parezcas tonto (como en el caso de aprender un
idioma). Si nunca has meditado y no sabes por donde
empezar,puedes leer esto.

2. Escucha. La mayoría de las veces escuchar es más importante


que hablar. No sólo porque así prestarás atención a aquellos que
hablan bien y aprenderás de ellos, sino porque si no escuchas a tu
interlocutor, es probable que no le interese lo que le vayas a
decir. Debemos escuchar activamente lo que dice el otro y
lo que no dice. De esta manera tus palabras tendrán más fuerza
cuando salgan por tu boca, y en ocasiones no hará falta ni eso,
porque el otro puede que sólo necesite sentirse escuchado, pero
habrá una verdadera comunicación.

3. Lee. Sin duda. La lectura te ayudará posiblemente de lo que


más. Lee buenos libros. Y aunque el lenguaje coloquial y hablado
difiere bastante del escrito, no tengas miedo en expresarte de
manera más “literaria”. Creo que muchas veces confundimos
coloquial con vulgar. Y eso da rienda suelta a que hablemos como
el culo. Hablar bien, con precisión, con un vocabulario más
amplio, con una buena construcción de los discursos, enriquecerá
tu vida y la de los demás. Permítetelo.Cuando leas a buenos
escritores, fíjate en cómo expresan sus ideas, en qué
palabras utilizan, en cómo describen sus emociones,
cómo estructuran los discursos. Experimenta después en
tu propia vida.
4. Escribe. De siempre me ha interesado la escritura, y he pasado
por los relatos, la poesía, los guiones, las canciones, los
microrrelatos,… Bien, escribir no es la panacea para hablar bien.
Son dos medios distintos. Pero te ayuda mucho. Por un lado
porque conectas más con el poder de las palabras. También
porque tienes más tiempo para elegir la palabra y el modo
adecuado para expresar algo. Es una especie de laboratorio. Y
cualquiera puede practicarlo. Pueden ser notas sueltas, un diario,
emociones, algo más sofisticado,…

5. Di lo que piensas, no pasa nada por equivocarte. Nos


han enseñado mucho a tener miedo a equivocarnos. O sabes la
respuesta correcta o no la sabes. Cuántas “respuestas
correctas” han caído a lo largo de la historia… Si una idea llega a
tu cabeza, y sientes la necesidad de expresarla, no te la
guardes. Compártela. Con más o menos habilidad. Estás aquí
para aprender. Esa misma práctica te ayudará a mejorar. Y a creer
en tu “propia voz”, que es algo que va cambiando con el tiempo.
Yo antes sentía que no tenía voz, y que no era realmente
importante lo que iba a decir, tendrás que exponerte a ello si
quieres tener tu propia voz. (Si eres de esas personas que no
paran de hablar, olvídate de este punto y céntrate en el 2).

6. Utiliza nombres propios. Esto tiene más que ver con el qué
que con el cómo. Pero hace poco, y gracias a una pequeña
reprimenda, aprendí que tenía que integrarlo en mi vida. Cuando
te refieras a alguien, sea quien sea, sea cómo sea, sientas lo que
sientas, utiliza su nombre. Y muy importante:¡sin
artículos! “El menganito”, “el fulanito”, “la agapita”,… Utiliza su
nombre. Es una manera de faltar al respeto, y cuando faltas al
respeto, te lo estás faltando a ti el primero.

7. Haz el esfuerzo de explicarte. Hablar es una acción, no un


resultado. Trátala como tal. Con esto quiero decir que no intentes
ser perfecto. Una persona que habla bien busca ideas, palabras, se
confunde, a veces trastabillea, juega con el discurso, afina cada vez
más,… Haz de ello una acción viva y en movimiento, no trates de
ofrecer “el producto definitivo”.

8. Diferencia entre ser alumno y maestro. No todos


sabemos de todo, y aunque puedes estar interesado como yo en
montones de cosas, hay que saber diferenciar si estás en el papel
de maestro o en el de alumno. Cuando eres “alumno”, la mejor
manera de hablar es preguntar, tu esfuerzo ha de ir encaminado
a formular buenas preguntas. Cuando en una materia sientes
que empiezas a tener un conocimiento más sólido, en el que tú
te formulas preguntas a ti mismo y tú mismo las
respondes, entonces ya puedes empezar a jugar el papel
de “maestro”. Y eres necesario en ese papel, no te lo guardes.

9. Permite que surjan nuevas ideas. No te aferres a las ideas.


Las ideas son volátiles, pasajeras. Piensa en ti como un pozo y que
cuanto más al fondo llegas de tu interior más sabio eres. A veces
una idea no es la adecuada para un momento. Esa idea te la habrá
dado tu mente, porque ese es su trabajo, pero si la dejas, si no te
aferras a los pensamientos, te dará más. No te quedes con lo
primero que te salga. Deja que los pensamientos y las ideas fluyan.
Déjalos ir. Y sorpréndete con el siguiente en aparecer. Como ya he
dicho, aunque no imprescindible, la meditación ayuda mucho en
esto.

10. Diferencia el habla emocional del habla neutra. A


veces hablamos de manera tempestuosa, llevados por nuestras
emociones. Es normal. Es humano. Y a veces puede ser el camino
adecuado. Pero hay que tener cuidado. Porque hablamos desde
emociones que tienen que ver con nosotros, y no tanto con
el otro, aunque en ese momento lo sintamos así. Intenta mantener
siempre el respeto, y los hechos “objetivos”, aun cuando, y esto es
muy importante, siempre puedas expresar y comunicar de
manera neutra y respetuosa tu visión subjetiva del
asunto, y lo que sientes al respecto, y lo que te gustaría al
respecto. Porque nos hemos vuelto “muy objetivos”, pero lo
subjetivo también cuenta. Y recuerda que el otro, también tendrá
su visión, emociones y deseos propios.

11. Habla siempre las cosas. Cuando hayas tenido un


desencuentro, discusión o situación desagradable, no dudes en
después hablarlo. Si no, las cosas se enquistan, se agrandan, se
malinterpretan. No hay nada como enfrentarlo, aunque de miedo,
y hablar las cosas.

12. No tengas miedo a decir palabras bonitas. Según tu


experiencia de vida y cultura puede que tiendas a rechazar algún
tipo de palabras de tu vocabulario. Lo triste es que curiosamente
uno de nuestros mayores miedos es a brillar y a nuestra propia luz.
Y eliminamos palabras bonitas de nuestra forma de expresarnos o
las tildamos de cursis. A veces hasta decimos que es que en otro
idioma suenan mejor que en el nuestro. Palabras como: amor,
corazón, hermoso, luz, bello, admiración, preciosidad,
hacer el amor, alegría, disfrutar, te quiero y otras muchas
quedan fuera de nuestro rango de acción. Empieza a admitirlas en
tu vocabulario. Utilízalas. Las palabras con las que convives crean
mucho de tu realidad.

13. Libera tu chakra de la garganta. Los chakras son centros


que tenemos en el cuerpo por donde se filtra la energía y fluye. De
esta manera mantenemos nuestra vitalidad y nuestros equilibrios
internos. En la garganta tenemos uno muy importante. Es el que
corresponde a la comunicación, a la verdad, a la fuerza de
voluntad, a la integridad y a la creatividad. Este chakra
une mente y corazón. Está más expuesto que otros y en él se atora
muchas veces la energía debido a emociones no expresadas, a no
expresar nuestra vulnerabilidad o nuestras necesidades. Quizás
porque desde pequeños no se nos permitió expresar nuestros
sentimientos, deseos y necesidades. Liberar este chakra ya sea por
medio deexpresiones creativas o por contar nuestras
verdades y dolores más profundos a personas de nuestra
confianza lo van liberando y permitiendo que la energía fluya
libremente y nos sintamos íntegros en el mundo.

Hablar bien es todo un proceso en el que confluyen muchos


factores. Estos puntos que aquí he compartido contigo son algunos
que a mí me han ayudado mucho. Y te lo dice una persona que ha
sufrido mucho en cuanto a la comunicación social. Y aun sigue
aprendiendo. Pero todo es posible. Hay que quererlo, hay
que creerlo, y hay que hacerlo.

Hablar bien es muy importante. Y no sólo por mantener


conversaciones interesantes con otras personas, que para mí
es uno de los grandes placeres de la vida. Sino porque lo que
sale de nuestras boquitas configura el mundo en una manera muy
importante. Las frases se quedan a veces impresas en nuestras
cabezas durante toda una vida. Las palabras dañinas se quedan
clavadas aunque no se quiera admitir. Las palabras bonitas y
dulces sanan, elevan ánimos, provocan sonrisas. Los niños que
moldearán el futuro escuchan muchas cosas todos los días, y con
ellas se crian, crecen y configuran su mundo interior.

¿Qué es lo que quieres que escuchen? ¿Qué mundo


quieres crear?

Te recuerdo que puedes suscribirte de manera gratuita para


recibir todos los nuevos artículos directamente en tu correo. Sólo
tienes que introducir tu correo aquí abajo o en el lateral derecho
superior de la página. Y si los encuentras de algún valor, por
favor, compártelos.
¡Únete al cambio! Recibe nuevos artículos de El Día
Después en tu correo :

POSTED: 09.02.2014

P R E V I O U S P O S T : El Siglo De Las Masas Vs El Siglo De Los Individuos (Y No Es Individualismo)

N E X T P O S T : ¿Problemas Con Tus Hábitos? (Lo Que Tienes Que Hacer Es Lavarte Los Dientes)

EL DÍA DESPUÉS
diseñando HOY un nuevo mañana

¡Únete al Cambio! Suscríbete:

 Empieza aquí
 Otros artículos
 Recomendados
 Sobre este blog
 Déjame ayudarte

 TÚ Puedes Ayudar

 Facebook
 Twitter
 RSS
4 Responses to “El Arte de Hablar Bien (en 13 Pasos)”

1. Maria says:

September 2, 2014 at 5:59 pm

Me ha encantado. Y me siento totalmente identificada.


Siempre he creido qur no tengo mi propia voz pero la vida
me ha obligado a encontrar la mia. Me falta mucho todavia
por mejorar pero ya empiezo a perder el miedo a hablar
incluso en publico. Gracias por tus perlas de sabiduria.
Reply

o Gonzalo says:

September 2, 2014 at 6:18 pm

Ya, María, la verdad es que nos creemos muchas


tonterías. A veces nos sentimos mudos porque por
alguna razón sentimos que expresar nuestros deseos y
necesidades no es algo valioso o merecedor. Gracias a
ti.
Reply

2. Susana says:

September 2, 2014 at 10:34 pm

Me dejas “sin palabras”.Lo he leído varias veces y en cada


una de ellas descubro un matiz,o me reafirmo en algo en lo
que creo.Nuestro discurso tiene poder.El poder de hacernos
accesibles a los demás.A mí me dice casi todo el mundo que
“me creo todo lo que me dicen,y también me piden en
ocasiones que”no fiscalice las palabras que me dicen”.Es
que,hermanos,si partimos de la base de que nadie dice lo que
siente,cree y piensa,y por tanto,debo desconfiar de todo lo
que oigo,menuda locura!por qué en lugar de dilapidar la
transparencia no acallamos a aquéllos que nos recomiendan
no decir nunca lo que sentimos para
“protegernos”?Reivindico las palabras que crean un clima de
buen trato como tú dices Gonzalo y liberemos de una vez
nuestro chakra correspondiente a la comunicación para
poder mostrarnos tal cual somos,seguro que hay tesoros
escondidos desaprovechados privándose y privando al resto
de una esencia llena de vida.Esto no es una oda a la
extroversión desmedida per se,sino una llamada a la
humanidad que cada uno guarda para sí, por miedo a no sé
qué. Un beso Gonzalo.Mil gracias.Me ha encantado.
Reply

o Gonzalo says:

September 3, 2014 at 12:04 pm

Muchas gracias Susana. Lo que dices me recuerda a una


cosa que leí una vez que decía Bono de U2. Desde
entonces me lo suelo aplicar siempre que puedo.
Decía algo así como que una empresa dedicada a la
venta decidió hacer un estudio de cómo actuaban los
clientes con muy poca seguridad por parte de la tienda.
Había gente que robaba, pero las estadísticas decían
que esas pérdidas por robo no superaban los gastos
ahorrados en seguridad. Por lo tanto, aun habiendo
excepciones, se podía confiar en la gente.
Obviamente, hay excepciones, pero si no uno nunca
haría nada que mereciera la pena. Besos.
Reply

Leave a Reply

Você também pode gostar