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182 Francisco R. Adrados to’ de los agenes, que son, junto con las acciones rituales de quienes parti- cipan en ellos, ei verdadero factor por el que «se mueve> la. accién teatral. Claro est que las variaciones que admiten en forma y contenido son infini- tas, Batre ellas estin episodios marginales como el hecho de que Agamenén coro, en Ia pérodos, 0 evolicionado aleanzando una libertad casi completa. Tncluso los elementos de accién que poseen una forma literaria propia, ‘pueden, como ya se adelant6, aparecer sin ella. En la or- fa simplemente la maquina. La anagn6risis puede suceder por una sim- ple delacién, asi la de Cinesias, que descubre jeres de las Tesmofo- Tas que hay un hombre entre ellas. Y el sacrificio evidentemente —igual que otro tipo de ofrendas— mantiene su cardcter real, no literario, aunque las plegarias que lo acompafian sean recitadas en la orquestra mAs o menos lite- Tarizadas (a veces, en Comedia, con cardcter parsdico). 8. Es que las formas clementales del Teatro nacen del rito y en el rito la palabra es solamente un elemento, no siempre necesario, Elemento impor- tante de todos modos: en las formas rituales del Teatro se pueden repre- sentar toda clase de acciones, a veces emparentadas ya muy de lejos con ‘contenides rituales: una Asamblea, por ejemplo, o un juicio (en Tesmoforias pectivamente, ambos representados en forma de agén). Son fen su otigen rituales, aunque luego evolucionan, las que permiten dar carcter teatral a una accién modelada sobre antiguas acciones jones. Estas formas en parte ‘Tragedia, que proceden de jente no; y evolucionan en forma se contagian unas de otras aun ‘Una vez que las cia del coro en la obra y que, por tanto, hemos sefialado en lineas generales que desempefian en la estructura de la misma, podemos evitar nes haciendo una clasifiacién, que se entrecruza con la otra, re- Puramente al contenido, Lo cual no obsta para que de cuando en :ndo hayamos de hacer alusién a la funcién en la obra y a la forma, tema este filtimo que hab is Distinguimos asi: ritual Flesta, Comedia y Tragedla 153 be del culto de los dioses; rituales agonales {incluidos los prepa- rativos de accién de un coro). ae U. Rirvates pei, curt ve Los svzrros 1. Tipos fundamentales del treno 1, Hemos visto que para tro del origen de la Tragedia (cf, supra, p. gue, dado el origen dionisiaco ‘Tragedi tralia, eno que, por otra parte, pudo Ja relacién de Dioniso con el XI, aunque ones. Y existe luego y es verdaderame contexto agonal- propio de el dato de la derrota del ejérci por el Mensajero (249 ss que preceden ‘unos anapestos del ‘ommés de 908s, en que dislogan primero Jerjes y el iniciales), tuego Jerjes y el coro en siete sistemas de e: to por anapestos del cor de Dario en 681 ss, del epirrema entre el cr ilogo entre la reina y Dario primero en tetrdmetros trocaicos y luego en trimetros 184 Francisco R. Adrados fa profecia de Darfo. Puede decirse que todo €l contenido de la obra es se exceptia la pdrodos, constituida por anapestos del corifeo, seis sistemas liriccs y una nueva intervencién del cori- feo, primero en dimetros anapésticos y Iuego en tetrimetros trocaicos que ‘amunclan la Hegada de la reina Atossa, «Jefe de Coro que dialogaré a con- tinuacién con el corifeo. La parodos no es més que el himno de marcha del yo que entra y que se prolonga con poesia narrativa de inspiracién en parte literaria (catdlogo de los persas), en parte religiosa (presentimientos funestos) a andl semejante podela hacerse para las Troyanas de Burfpides, que no ¢s otra cosa sino una sucesion de trenos ya por el nifio Astianacte muerto, ya por la situacién dolorosa de las cautivas y sobre todo de Casandra; el hhimenco de ésta por sf misma en lia de 308 ss. mn el pate~ dilogo lirico de actores erencias la sustancia es la misma, No hay agén pricticamente, seivo el de Hécuba y Helena (895 ss), mero afiadido de corte euripideo ; la accién es puesta en movimiento por las entradas en escena de que no provocan agones, sino diflogos, acti mas bien como men- sajero. 2. Otras veces el ser el casi exclusivo como en es de todas formas esenci Coéforos el agén es de actores, ‘a a obrar a Orestes, 510 s8, y es cOmplice estas no de coro (aunque el corifeo al dar el mensaje a la nodriza, 766 ss, y callar ante Egisto, 848 ss.) Pero ‘ese agén, que el coro celebra con un epinicio (931 ss), es precedido por una larga serie de acciones rituales realizadas por el coro y ses, en parte tay in pertenecen a rituales funerarios: ro sale a verter Iibaciones en la tumba de Agamenén je luego obedeciendo a Electra, st y una oracién a Zeus, 783 ss., que es paralela a las invocaciones de los ‘Hay una situaciéa tinica, hecha atin més clara por la anagnérisis y levada al desenlace por el agén: Agamenén ha muerto, Zeus y los dems dioses oyen al coro y a los hijos y les dan la victoria, Fiesta, Comedia y Tragedia 155 Pura serie de trenos y oraciones que culminan en un agén victorioso, las Coéforos representan el tipo de tragedia que es inverso al de Persas 0 Troya- nas, series de trenos que siguen a una derrota. 3. El treno final por el héroe muerto es muy frecuente en la Tragedia; pero no es sélo el hé el Oponente, el que es a veces objeto de duelo: ‘asi en los mismos Persas (donde el verdadero héroe, no presente en la obra, ides, Bacantes, La muerte del héroe ofrece tras una victoria inieial: caso del Heracles Loco, de Euripides, en que el piblico es levado de la angustia por el peligro de los nifios a su libera ; también en Séfocles, Trag morir, La muerte Agar Codfe sguidas de un nuevo as tun tema que seré de: jerro 0 no. Del treno del coro 0 de coro y actor puede pasarse, en Euripides, a un treno esencialmente de un actor (la Musa en. Reso) en el éxodo de la ave y las bacantes, despedidas por Cadmo). Es claro que otras veces no hay verdadera muerte: hay el destierro y la infamia para Edipo, por ejemplo, que canta el kommés con el coro (1297 ss.) ) 0 la desgracia de Creonte, subrayados por las observaciones del eorifeo la parte trenética puede estar al comienzo y ser superada luego mediante una vietoria inesperada: esto es lo que ocurre en Alcestis, donde Heracles vence a la Muerte y le arrebata su presa, Se trata i le al de Persas y vida a un muert accién, consiste en ‘agén que se da -nfrenitamiento la propia vida Creemos que no hace falta poner més ejemplos para darse cuenta de la Ubertad eon que se manejan lor motivos del ro funeral y, al tiempo, su carécter absolutamente central, en modo alguno seeundario, en la trama de tantas tragedias: si se tienen en cuenta los

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