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Diagnóstico en
Ortodoncia
Un nuevo concepto en la clasificación
de las maloclusiones, considerando
el modelo de crecimiento como
factor etiológico primario.
DENTAL PRESS
E D I T O R A
Diagnóstico en Ortodoncia
48245
Diagnóstico en
1979 - Doctorado por la Universidad de Sao Paulo, USP, Sao Paulo, Brasil.
1975 - Maestría por la Universidad de Sao Paulo, USP, Sao Paulo, Brasil.
1972 - Cirujano Dentista por la Universidad de Sao Paulo, USP, Sao Paulo, Brasil.
M A R IN G Á / 2005
DENTAL PRESS
E D I T O R A
Diagnóstico en Ortodoncia
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podrá se r reproducida, alm acenada por sistem a "re trie v a l" o trasm itida por cu alq u ie r modo u otro medio, sea electrónico,
m ecánico, m ediante fotocopias, grabación u otros sin previa autorización por escrito de la Editorial.
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O A m i m u je r F á t im a y a m is h ijo s G u s t a v o , L e t ic ia y G u ilh e r m e ,
m á s q u e un a g r a d e c i m ie n t o , un p e d id o d e d is c u lp a s p o r el la r g o
t i e m p o q u e e s t a y t o d a s m is d e m á s a c t iv id a d e s r e la c io n a d a s
c o n la O r t o d o n c ia r o b a r o n d e n u e s t r a c o n v iv e n c i a . V o s o t r o s
d a n s e n t id o a m i v id a y la h a c e n m á s c o m p le t a .
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“Lo gi/e es posible conseguir, lo
que es razonable intentar y lo
que es im posible o b ten er”.
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O Un hombre es producto de su formación y de las posibilidades c|ue a él le
son permitidas. El resultado depende de su bagaje genético, de circunstancias
favorables y necesita, para ser bueno, de mucho esfuerzo y persistencia.
Este libro es resultado de la organización de conocimiento y experiencia de
una larga actividad clínica, docente y de investigación en Ortodoncia. Si algún
0> Bagaje genético no se elige, pero agradezco a la mía. Mis padres, respon
sables por él, no me dieron solamente lo mejor que tenían, sino que crearon
un ambiente de amor y armonía, estímulos para el estudio y autonomía para
decisiones. En otras palabras, libertad con responsabilidad. Eso marcó mi vida
para siempre. No hay como agradecerlo, pero lo intento. Gracias por dedicar
vuestras vidas a sus hijos.
Mis profesores, desde la primera, aquella que nadie olvida, hasta el últi
mo de mi educación formal, cumplieron su papel. Gracias a todos que me
enseñaron a escribir y a hacerlo con gusto, a leer y a comprender la lectura.
Gracias a todos de la facultad ele Odontología ele Bauru que me enseñaron la
Odontología con excelencia y me hicieron un dentista con orgullo. Pero, prin
cipalmente, gracias a mis maestros de Ortodoncia.
03 diferencia. Gracias, por lo tanto, no solamente por la enseñanza, sino por esa
perspectiva.
Después de mi graduación, tuve la oportunidad de trabajar en el Centrinho
(Hospital de Rehabilitación de Anomalías Craneofaciales). Más que eso, tuve
la honra ele trabajar con el Profesor José Alberto de Souza Freitas. Ese hombre,
el más brillante que ya conocí, que ya me había encantado como profesor de
^ ji Radiología y por su pasión por la enseñanza, influenció mi vida profesional de
manera marcada. Nuevamente la libertad que tanto aprecio me fue ofrecida
plenamente.
< Y, repito, todavía niño quedaba asustado con las responsabilidades que
confiaba a mi y a mis compañeros. Eso, de manera directa e indiscutible, nos
hace crecer como seres humanos y profesionales. Una colosal obra científica
y social fue creada por ese “modus operandi” del Dr. Gastáo. Mucho de lo que
sabemos hoy se debe a las necesidades que el tratamiento de los pacientes con
lisuras imponía. Ahí se incluye el gran impulso que tuvo la cirugía ortognática,
recurso indispensable para la adecuada práctica de la Ortodoncia. Gracias,
profesor, por haberme dado la oportunidad de hacer parte del comienzo de
tu obra en el Centrinho (Hospital de Rehabilitación de Anomalías Craneofa-
ciales) y principalmente por haberme dado parámetros para tornarme un ser
t í humano mejor.
Después de algunos años, ya más maduro, inicié las actividades en clíni
<D ca particular. Nuevamente, bajo protección divina, encontré o fui encontrado
por un hombre especial. Mi compañero, desde entonces, en la práctica de la
H especialidad y, seguro, indispensable para que este libro pudiera ser escrito.
Sus hábiles manos transforman en realidad la planificación del tratamiento
que elaboro a los pacientes, que ayudan a definir los conceptos que pretendo
O
ttini. Un hombre humilde que muestra inspiración y competencia cada vez
que empuña el bisturí. Crea belleza, dando armonía a la cara y función a la
oclusión, como si fuera fácil; quizá sea para él. Gracias por lu colaboración en
(D
nuestro trabajo clínico, por los casos tratados que están en este libro y por la
constante dedicación profesional a la cirugía Ortognática.
lin la enseñanza, con un equipo que elegí y que, a cada día que pasa, prueba
que acerté, aprendemos tanto como enseñamos. Crecemos mucho más que
se podía imaginar, ya que 110 estamos en una estructura de enseñanza formal.
a
trabajo permite grandes realizaciones. Iil empresario Tufy Lemos Filho cree
en nuestra Ortodoncia. Su empresa, Abzil, es boy una realidad. Certifica la
calidad de los productos desarrollados a la especialidad que una empresa
brasileña puede tener.
Iil autor
O
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03
6A
Este libro
Quizá muchos ele ustedes, más expertos, utilicen todos estos conceptos
y recursos y no vean muchas novedades en estas proposiciones. No lo dudo.
Reconozco que mi intención mayor en este libro es proponer una metodología
para el uso organizado de esos preceptos y principalmente viabilizar y insistir en
la posibilidad de la enseñanza de este método, que podríamos llamar de Bases
Morfológicas para el Diagnóstico en Ortodoncia.
Iil autor
. Parte I - Diagnóstico en Ortodoncia
CAPÍTULO 1
El concepto de m odelo
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
M odelo I
C a ra c te r ís tic a s f a c ia le s ...........................................................................79
• A n álisis facial
• A n álisis de la ra d io g ra fía lateral de la cara
C a ra c te rís tic a s oc Irisa les
T ra ta m ie n to
• T ra ta m ie n to in te r c e p tiv o
• Reglas para el tr a ta m ie n to in te r c e p tiv o
• T ra ta m ie n to c o rr e c tiv o
C o n te n c ió n
• P ro to c o lo de c o n te n c ió n
CAPÍTULO 4
M odelo II
C a ra c te rís tic a s f a c ía le s ...................................................................... 153
• A n álisis facial
• A n álisis de la ra d io g ra fía lateral de la cara
C a ra c te rís tic a s oclusales
T ra ta m ie n to
• T ra ta m ie n to in te r c e p tiv o
• T ra ta m ie n to de la p ro tru s ió n m ax ilar
• T ra ta m ie n to de la d e fic ie n c ia m a n d ib u lar
• Reglas para el t r a ta m ie n to in te r c e p tiv o
• T ra ta m ie n to c o rr e c tiv o
• C a ra c te rís tic a s del t r a ta m ie n to c o m p e n s a to rio
• T ra ta m ie n to q u irú rg ic o
C o n te n c ió n
• P ro to c o lo de c o n te n c ió n
CAPÍTULO 5
M odelo III
C a ra c te r ís tic a s f a c ia le s ........................................
• A n álisis facial
• A n álisis de la ra d io g ra fía late ra l de la cara
C a ra c te r ís tic a s oclusales
T ra ta m ie n to
• T ra ta m ie n to in te r c e p tiv o
• Reglas para el tr a ta m ie n to in te r c e p tiv o
• T ra ta m ie n to c o m p e n s a to rio
• T ra ta m ie n to q u irú rg ic o
C o n te n c ió n
• P ro to c o lo de c o n te n c ió n para el M o d e lo III
• El p o s tra ta m ie n to de la ER M + T M
• El p o s tra ta m ie n to c o m p e n s a to rio
CAPÍTULO 6
T ra ta m ie n to 1;
• T ra ta m ie n to in te r c e p tiv o
• Reg las para el tr a ta m ie n to in t e r c e p tiv o
• T ra ta m ie n to c o rr e c tiv o
• T ra ta m ie n to q u irú rg ic o
C o n te n c ió n
• P ro to c o lo de c o n te n c ió n
• C o n te n c ió n p o s tra ta m íe n to in te r c e p tiv o
• C o n te n c ió n p o s tra ta m ie n to c o rr e c tiv o
CAPÍTULO 7
T ra ta m ie n to
• T ra ta m ie n to in te r c e p tiv o
• Reglas para el tr a ta m ie n to in te r c e p tiv o
• T ra ta m ie n to c o rr e c tiv o
• T ra ta m ie n to q u irú rg ic o
ano
C o n te n c ió n
• P ro to c o lo de c o n te n c ió n
• C o n te n c ió n p o s tra ta m ie n to in te r c e p tiv o
• C o n te n c ió n p o s tra ta m íe n to c o rr e c tiv o
Referencias 529
Prefacio
Laurindo Fürquim
Diagnóstico
en Ortodoncia
Parte I
El concepto de modelo
• A m p l i a n d o la c l a s i f i c a c i ó n de las
m a l o c l u s i o n e s m á s allá de la r e la c ió n m o l a r y
de la p o s i c i ó n de los d i e n t e s
■ El c o n c e p to de m o d e lo
EL CONCEPTO DE MODELO
29
■ Le o p o ld in o C a p e lo z z a Filho D ia g n ó s tii o en O rto d o n c ia
30
I I c o n c e p to de m o d e lo
F ig u ra 1: N iñ o I, co n buen m o d e lo de c r e c im ie n to , re la c ió n m o la r de C la se II.
31
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
32
El c o ik o p t o do m o d e l o
33
■ Le o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
34
■ I I conc o p to de m o d e lo
35
■ Le o p o ld in o C a p e lo z z a Filho D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
36
■ El c o n c e p to de m o d e lo
37
■ I e o p o ld in o C a p e lo z z a I ilho D íag n ó st ¡c o en Oí todo nc ¡a
38
■ El c une e p to de m o d e lo
Iil destino no es tan promitente para la niña II. Ella, que mostró durante el tra
tamiento ortodóncico algún incremento para el crecimiento mandibular, continúa
con un modelo deficiente que volverá a imponerse, una vez cesada la estimulación
terapéutica. Esa es la enfermedad. Durante los años que la separan del final del
crecimiento activo, el modelo de la niña II determinará para la mandíbula incre
mentos menores que lo necesario para mantener las ventajas evaluadas durante
el tratamiento, con consecuente deterioración de sus relaciones con la maxila y
la cara. Si se obtiene una selladura labial competente durante el tratamiento y
las circunstancias ambientales permitir un modelo funcional adecuado, todos los
dientes, de modo tridimensional, participarán de un fenómeno llamado compen
sación en búsqueda del mantenimiento de la rutina fisiológica obtenida con el tra
tamiento. Eso preservará total o parcialmente las relaciones oclusales, en general
en un nivel que garantiza la satisfacción del paciente, pero habrá una pérdida de
calidad en la apariencia facial (Fig. 6). En ese tipo de enfermedad, la deficiencia
mandibular, la pérdida es más significativa en el perfil que en la norma frontal y,
quizá por eso, en general considerada aceptable por el paciente y por la sociedad.
¿Y si el paciente 110 está satisfecho con su imagen? ¿Si durante el crecimiento
no fue posible hacer 1111 tratamiento o, si hecho, 110 consiguió mejorar, aunque
temporalmente, ni crear o mantener las relaciones dentarias mediante la com
pensación? En estos casos de evolución negativa, determinada por un modelo ex
tremamente malo o tratamiento ortodóncico inadecuado, la cirugía ortognática
será indicada después de 1111 tratamiento ortodóncico descompensado. En esa cir
cunstancia, habrá quedado evidente que 110 fue posible convivir con la enfermedad
y sus reflejos (Fig. 7). La Ortodoncia eliminará los reflejos caracterizados por los
ajustes dentarios compensatorios (Fig. 8) y la cirugía eliminará el defecto primario
causado por el modelo de crecimiento sobre el esqueleto. Iil paciente presentará,
después de ese tratamiento, señales de normalidad facial y dentaria, características
idénticas a las creadas por 1111 buen modelo de crecimiento (l;ig. 9).
Si la niña II tuviera una insatisfacción estética suficiente para indicar cirugía,
sometida al proceso, ahora en la vida adulta, volvería a exhibir semejanzas con la
niña I. ¿Para siempre? El texto de Behrents ( 1986), citado en este capítulo, aclara
que se espera que su camino, basta el final de la vida, en términos de crecimiento,
sea diferente de la niña I. En otras palabras, no es absurdo pensar que la niña II
continúe enferma aún después de la cirugía. La enfermedad perdió impacto por
que el error primario causado por su presencia, el defecto en la relación maxilo
mandibular y sus reflejos, las alteraciones dentarias y faciales han sido eliminados,
pero esa comprensión es esencial, el paciente continúa enfermo. Sus determi
nantes genéticos para maduración y envejecimiento continúan presentes. Aunque
sea razonable admitir que su cara y la oclusión mejorada por la cirugía van a
mantener para siempre beneficios, también parece lícito esperar que los factores
neuromusculares determinados genéticamente hagan sentir su acción a lo largo
del tiempo, pudiendo conspirar contra los cambios que, aunque positivos para la
cara y la oclusión, sacaron el paciente de su modelo de crecimiento. Cuando la
cirugía se realiza en la vida adulta, probablemente las alteraciones después del
tratamiento sean menos significativas, justamente por la ausencia de crecimiento
activo (Fig. 10).
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
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■ El c o n c e p to de m o d e lo
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■ I e o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o D iag n ó st ico en O rto d o n c ia
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■ El c o n c c p t o de m o d e lo
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■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
¡Hay mucha diferencia entre antes, durante y después! Iil punto de partida
de la historia de las niñas I y II, suscitado por la necesidad de justificar la dis
cordia en relación con los nombres iguales dados a cosas tan diferentes obliga
a añadir términos para diferenciarlas. Se clasifican las dos maloclusiones como
Clase II y se llama una de dentaria y la otra de esquelética. Eso no define el
hecho de que se va a tratar de dos enfermedades que, de tan diferentes, exigen
planos de tratamiento diferentes, tienen horizontes de posibilidades diferentes y
pronósticos de largo plazo diferentes. En otras palabras, no se trata de la misma
enfermedad y, por lo tanto, 110 pueden tener el mismo nombre. Insistir en eso
significa reavivar la historia de dos vecinos que tenían un caballo cada uno. Los
animales eran parecidos, del mismo tamaño y edad, e insistían en 110 respetar
la cerca de las propiedades, creando dificultad a los dueños en identificarlos
todas las veces que se juntaban. Para solucionar el problema, utilizaron recur
sos como cortar la crina o la cola de uno de los animales. Momentáneamente
el problema era solucionado, pero los pelos de la cola o de la crina crecían y
los caballos se confundían nuevamente. Un tercer vecino, más astuto, o quizá
haciendo un análisis más crítico y exento del problema, por no estar involucrado
directamente, decidió intervenir. Se dirigió a los propietarios de los caballos y
sugirió que ellos los identificaran por el color, quedando uno con el caballo ne
gro y el otro con el blanco. Identificando los caballos por lo que ellos tenían de
diferencia significativa, 110 por los detalles semejantes, dejó de ser un problema
decidir cuál era el caballo y para dónde debería ser conducido.
Parodiando y cuestionando la historia, ¿no sería razonable considerar las
grandes diferencias de las maloclusiones de las niñas I y II para diagnóstico,
tratamiento y pronóstico, y darles nombres diferentes? ¿No sería más razonable
que considerar la semejanza expresa por la relación molar? Según se verá más
adelante, en el bojo de la propuesta como un todo, no se rechazarán conceptos
vigentes y consagrados, sino serán ordenadas las diferentes maloclusiones de
una manera lógica y que permite metodización, estableciendo coherencia entre
el nombre de la enfermedad o el diagnóstico y el protocolo de tratamiento y
pronóstico.
En esa línea, la niña I, cuyo gran diferencial es el modelo de crecimiento
adecuado, y que presenta una relación sagital de los dientes molares de Clase II,
sería clasificada como Modelo 1. Todo lo que usted considera importante podría
seguir, como se hace de rutina. Si usted considera importante poner el tipo fa
cial, esa sería la próxima descripción, e independiente de eso, por el hecho del
paciente ser normal, estaría en equilibrio. Así, si el paciente es braqui, meso o
dolicofacial, tendría las características de uno de esos tipos en equilibrio normal.
Eso tiene un significado esencial para el diagnóstico, porque remite el problema
a ser tratado a nivel dentoalveolar, caracterizando el objetivo de la acción tera
péutica y definiendo 1111 buen pronóstico. En esa niña, y siempre que clasificar
el paciente como Tipo I, la mala posición dentaria que presenta será la esencia
de la enfermedad. Por lo tanto, a continuación, debería ser descrito el tipo del
problema que el paciente tiene, o sea, una Clase II molar por mesialización de
los molares superiores. Se determina el problema dentoalveolar que será trata
do y el pronóstico siempre será potencialmente favorable. Una vez corregida la
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■ El c o n c e p to de m o d e lo
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
diferentes. Las limitaciones pueden presentar cualquier una de las diversas ex
presiones formales: transformaciones coordinadas, prácticas de compromiso,
mecanismos cibernéticos y compensaciones de varios tipos. Sugerimos que los
tipos morfogenéticos y de crecimiento sean considerados con la misma conno
tación”.
El texto es muy claro y permite definir, según se pretende en este libro,
modelo como “el mantenimiento de la configuración de la cara a través del
tiempo”. Pero crecimiento significa cambio y quizá se pudiera prenunciar una
incompatibilidad en el uso conjunto de esas dos palabras. ¡No! A la luz de lo
que se sabe hoy sobre crecimiento facial y sobre las posibilidades terapéuticas
de la Ortodoncia, parece absolutamente lícito admitir esa junción. El modelo
craneofacial en la especie humana, que puede ser descrito y cuantificado, es el
resultado del crecimiento, un proceso dinámico y variado. Es obvio que variado,
porque, aunque el modelo es constante, detalles del mantenimiento de este
modelo deben variar en las diferentes enfermedades, sujeto a las influencias
ambientales, pero obedeciendo al mando genético que, en esencia, define el
modelo craneofacial. Por lo tanto, sin garantizar pureza semántica, parece abso
lutamente comprensible la junción de las palabras modelo y crecimiento, con el
objetivo de definir un comportamiento de crecimiento que establece un modelo
craneofacial definido genéticamente o un modelo morfogenético.
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M odelo II
M odelo III
Cara Larga
Cara Corta
Capítulo
- V a l o r a n d o la f o r m a en t o d o s los e x á m e n e s q u e
o f r e c e n s o p o r t e al p r o c e s o
- A n á l i s i s facial
- Análisis ce fa lo m é trico
- A n á l i s i s de los m o d e l o s
■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
Análisis facial
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■ Le o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
52
■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
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■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
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■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
I ¡guras 2A y 2B: A lg un as de las ca ra c te rís tic a s p re se n tes en la cara e quilibrada son m e n su ra b le s y d e sc rita s en los an á lisis faciales. Son, entre
ntras, sim e tría aparente, d ista n cia e ntre borde m edial de los ojos sim ilar a la anchura de la n ariz, d istan cia in te rp u p ¡la r sim ila r a la a nchu ra de
la co m isu ra bucal y pro p o rció n e n tre los te rcio s faciales. En el te rc io inferior, p ro p o rció n de 1 para 2 entre la m itad s u p e rio ry la m itad in ferio r
y en el perfil un grado m oderado de co n vexid a d . Esas in fo rm a cio n e s son útiles, pero pueden ser co m p lem e n tad a s por o tro s de ta lles que no
deberían ser m edidos, pero e valu ad o s en térm in o s de p re se n cia y co n trib u c ió n e stética. A lg un o s, co m o volum en p ro p o rcio n a l del co lo r rojo
de los labios, tie n en una lo ca liza ció n obvia. O tro s quizá ni tan to. Ellos están m arcados en las figuras 2A y/o 2B para fa cilita r su lo ca liza ció n y
serán cita d o s sie m pre que el a n álisis facial es h echo con in te ré s d ia g n ó stic o en este libro.
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■ Le o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 2C: La presen cia de esas ca ra c te rís tic a s g a ran tiza el e q u ilib rio y, m uchas veces, tam bién la belleza.
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■ N oi m as para el d iag n ó st ico
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■ L e o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
B ______________________________________________ C
F igura 3: La v a ria b ilid a d del c o n c e p to de b e lleza a tra vés del tie m p o es cla ra m e n te d e m o stra d a por los perfiles p re se n te s en las re vista s de
m oda d u ra n te el sig lo pasado. C o m p ru e b e el p re d o m in io p ro g re siv o del te rc io in fe rio r en las re la cio n e s fa cia le s (AUGER; fURLEY, 1999).
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■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
cióii ele ese concepto pueda ser discutida y merezca estudios adicionales para
su elucidación, parece inexorable admitir que, con la casi opresiva presencia
de la información globalizada, los medios de comunicación influyen hoy, más
que nunca, en el comportamiento y en los conceptos, incluyendo el tipo y las
características faciales de la belleza ideal. Como técnicos que trabajan con la
dentadura, de gran importancia en el volumen del tercio inferior de la cara y
con la sonrisa, expresión estética mayor de los dientes, se debe estar atento a los
conceptos de belleza facial y a las predilecciones vigentes para que las acciones,
respetados los criterios técnicos y las limitaciones, contribuyan dentro de lo po
sible para la satisfacción de los pacientes.
Intentando suplir la carencia de esas informaciones, se han hecho trabajos
de investigación para definir las características faciales de individuos normales,
no perfectos, y como esas caras son cualificadas, sea por ortodoncistas, por ar
tistas o por miembros de la población con formación no específica (REIS, 2001;
MARTINS, 2001).
►
Iin estos trabajos, una muestra de individuos adultos jóvenes, blancos, de
I o 1, re su ltad o s peí mil en adm it ii la
ambos los sexos fue constituida con el objetivo, entre otros, de crear parámetros e xce p clo n a lid a d de la cara a g rad a
para la aceptabilidad facial. Esos individuos fueron elegidos a partir de un cri ble (solam en te el ■;% paia el perfil y
terio mínimo de calidad facial, que fue la ausencia de asimetría y la posibilidad el 12% para el fro n ta l en una m u e s
tra descartada de a sim e tría s y de
de hacer selladura labial pasiva. Además, fueron descartados los individuos que o tra s d e fo rm id a d es que im piden
habían hecho tratamiento ortodóncico, cirugía ortognática o cirugía plástica. La la selladura labial). Parece absolu
documentación fotográfica en norma frontal y de perfil de los componentes de la m e n te im p o rtan te saber prever,
en la época del d ia g n ó stico , el po
la muestra fue hecha con mucha estandarización, según método ya publicado lene ial de la a ce ptab ilid ad , que será
(SCANAVINI el al., 2003). fac tor p rim ord ial para la indicac ion
Después de la obtención de las fotografías, ellas fueron sometidas a evalua de tra ta m ie n to s co m p e n sa to rio s.
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■ L e o p o ld in o C a p e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Desagradable Agradable
5.0°/» (5) 12,0% (12)
Aceptable
83,0% (83)
6o
■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
l Asimetría 15,94%
2 Rostro (cara) 12,83%
3 Barbilla (mentón) 11,38%
4 Nariz 10,76%
5 Ojos 10, 14%
6 Boca 9,52%
7 Desproporción tercios faciales 9 , 10%
X Labio 3, 10%
9 Piel 2 ,89%
10 Mandíbula 2 ,48%
ll Frente 2 ,27%
12 M axila 1,65%
Relación barbilla/cuello 1,44%
13
14 Ojeras 1,24%
15 Estética desagradable 1,24%
16 ( 'ejas 1,03%
17 Cuello 1,03%
IX Pálpebras 1,03%
19 Mejilla 0 ,41%
20 Flacidez 0,41%
i Nariz 38,25%
2 Barbilla 17,15%
3 Ángulo “ barbilla/cuello” 4,2%
4 Boca 4,25%
5 Labio 4,5%
6 Angulo nasolabial 4,2%
7 Maxila 6,8%
Piel 4,25%
9 Ojos 3,95%
10 Perfil 2,55%
11 Frente 1,95%
12 1/3 inferior de la cara 1,1%
13 Surco mentolabial 0,85%
14 Exceso de tejido blando 1,15%
15 Cara larga 1,15%
16 Mejilla 0,55%
17 1/3 medio de la cara 0,55%
18 Cuello 0,85%
19 A FA I 0,3%
20 Mirada 0,3%
21 Rostro 0,3%
61
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
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■ N o rm a s para el d iag n ó st ¡co
5,9 ,
V 5 .4
8
i 5
4.2 4;3
Fem enino
M asculino
A rtista fem enino O rtodoncista O rtodoncista Lego fem enino Lego m asculino
fem enino m asculino
Desagradable
8% Agradable
30A
Aceptable
89%
63
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a I ilíio D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Agradable
| Aceptable
B Desagradable
64
■ N o tm a s para el d ia g n ó s t¡c o
TO DQ
TOC
TO CL
TOCP
65
■ Le o p o ld in o C a p e lo / z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Muestra Total
O rtodoncista O rtodoncista
fem e nino m asculino
66
■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
0
Artista fem enino O rtodoncista O rtodoncista Lego fem enino Lego masculino
fem enino masculino
los diferentes modelos, tiene la pretensión de dejar esos conceptos claros para
juzgamiento.
Volviendo a los resultados obtenidos en los trabajos en que la aceptabilidad
facial fue estudiada, en el análisis del perfil facial las variaciones entre los dife
rentes grupos de examinadores no mostraron diferencia significativa (Gráfico 8)
con los ortodoncistas siendo los evaluadores más condescendientes. Quizá eso
se deba al hecho de que al reconocer determinados problemas específicos de su
área, como por ejemplo una deficiencia o retrusión mandibular, ese profesional
establece una relación coste/beneficio entre el problema y el tratamiento y, in
fluenciado por ella, pase a considerar el “defecto” aceptable. En otras palabras,
descarta la corrección quirúrgica y, actuando así, acepta el defecto que, si trata
do, sería compensatorio. Por analogía, los legos, que fueron los examinadores
más exigentes, estarían más libres para identificar y apuntar problemas, hacien
do un análisis más puro.
Cuando se comparan los resultados obtenidos para las evaluaciones de fren
te y de perfil, se encuentra como principal descubierta que, para todos los gru
pos de evaluadores, las calificaciones de frente fueron mayores que las de perfil
(Gráfico 9). Eso indica, aunque haya controversia en la literatura (PHILLIPS et
al., 1992), que el mismo individuo permite evaluaciones diferentes cuando so
metido a 1111 análisis facial subjetivo en norma frontal y de perfil. Esa posibilidad
parece muy lógica, ya que hay determinadas estructuras faciales que son más
visibles en el perfil, como por ejemplo, nariz y barbilla. Como son ellas las más
consideradas para definir desarmonía facial en esa norma, es obvio que, cuando
67
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho D ia g n ó s tic o en O í to d o n c ia
68
■ Le o p o ld ín o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
-1 0 1 2 3 4 5
\ 7 \6 \ 5
\4 \ 3 \ 2 \ 1
/ 3,25
/ 3,5 / 3,75 / 4 / 4,25
/ 4,5 / 4,75
Figura 4: Tabla pro p u esta por S te in er para ajuste co m p e n sa to rio de las re la cio n e s in cisales seg ún la variació n del
resalte sagital m a xilo m a n d ib u la r e xp re so por el á ng ulo ANB.
Las que se tornaron clásicas, entendiéndose por eso las más usadas, comen
zaron simples y con el tiempo se tornaron cada vez más amplias y complejas,
pretenciosas en sus objetivos. De esa manera, el análisis de IVveed evaluaba
básicamente la posición de los incisivos inferiores, definiendo el error basado en
un concepto 110 científico del ideal que era descrito como incisivos en posición
vertical. Después, para citar solamente algunos, Dovvns, 1952; Steiner, 1953;
Rickets, 1975; Sassouni, I 9 6 O, Jarabak y Fizzel, 1972, introdujeron los análisis
más complejos y, aunque con sutilezas diferentes, todos intentaban definir la
orientación del crecimiento facial, la relación de las bases apicales entre sí y
con la base del cráneo y la posición de los incisivos superiores e inferiores.
Aunque el perfil tegumentar fuera siempre trazado, las consideraciones sobre el
tejido blando eran excepciones, y cuando ocurrían, eran de modo minimalista,
aunque considerando aspectos importantes como labios, nariz y mentón. Algu
nas aconsejaban, además de definir lo ideal, ajustes compensatorios, como de
Steiner (1953) que proponía a través de su tabla constructiva de la solución del
problema que los incisivos ajustaran la discrepancia esquelética maxilomandi
bular que 110 podría ser corregida (Fig. 4).
Para llegar a esas proposiciones, innumerables trabajos científicos fueron
hechos con el objetivo de definir ideales a ser usados como parámetros de nor
malidad. Como ejemplo, ¿cuál sería la posición ideal de la maxila? La investi
gación de Riedel (1952) descubrió que el ángulo SNA, grandeza cefalométrica
utilizada para evaluar la posición de la maxila en relación con la base del cráneo,
presentaba un valor de 82°. Del mismo modo, todas las grandezas a examinarse
en los diferentes análisis propuestos en la literatura tenían su valor referencial
de normalidad, El uso de la cefalometría como método de diagnóstico primario,
capaz de definir metas soberanas se tornó universal. Además de los Estados Uni
dos, otros países, principalmente los occidentales, donde la Ortodoncia era más
difundida en la época, también hicieron sus estudios poblacionales y definieron
sus valores para las grandezas cefalométricas de los análisis más populares. Se
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■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
71
■ L e o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
sus características, como tuvo tiempo ele concluir el propio Angle para la pobla
ción americana (ANGLE, 1907), o por las limitaciones al introducir alteraciones
significativas además del área dentoalveolar. Pero, ¿y cuándo el propósito del
ideal reposa en la verticalización de los incisivos? Se está ante modificaciones
casi siempre factibles, yaque restrictas a los límites dentoalveolares, área en que
la Ortodoncia es extremamente capaz. Por lo tanto, esos nuevos parámetros de
calidad pasaron a exigir más compromiso del ortodoncista, justamente porque,
al ser definidos, podrían ser alcanzados. Los primeros análisis cefalométricos,
aquellos que hacían diagnóstico y definían conductas, indicaban con mucha fre
cuencia protrusión de incisivos y desencadenaban exodoncias en la búsqueda de
su verticalización. Eso era hecho en búsqueda de la estética de la dentadura y de
la cara y de la estabilidad de los resultados obtenidos. Ninguna investigación has
ta hoy consiguió comprobar correlación entre esos eventos, pero fueron consi
derados fundamentales durante mucho tiempo. El buen sentido que la práctica
clínica exige trató de exigir cambios. Los profesionales entrenados en esa línea,
al ponerla en práctica, descubrieron con un mínimo de sentido crítico que eran
obligados a abdicar de los propósitos definidos en su plano de tratamiento bajo
pena de modificaciones estéticas indeseables. Los espacios creados por exodon
cias y mantenidos a duras penas por los métodos de anclaje 110 podrían tener
esa amplitud. Exodoncias equivocadas marcaron algunos análisis que pasaron a
ser denominadas de extracción. Anclaje excesivo en la maxila, intentando llevar
el arco dentario superior al inferior verticalizado de una mandíbula pequeña o
retrognata, aplastaba los perfiles y sonrisas y contrariaban los pacientes, padres
y profesionales.
La Ortodoncia tardó, pero reconoció eso y los análisis evolucionaron. Los
trabajos críticos fueron hechos para mostrar las fallas de grandezas y proponer
su sustitución o uso selectivo. Se buscó evaluaciones proporcionales (ENLOW,
1980), flexibilizaron lo ideal para posición de los incisivos (INTERLAND1, 1971)
y las características del perfil tegumentar pasaron a tener valor en la evaluación y
en el diagnóstico. Además de eso, para los pacientes con discrepancia esqueléti
ca severa y probable indicación de tratamiento combinado ortodóncico quirúrgi
co, en los cuales el uso de análisis clásicos era 1111 desastre, fueron desarrollados
métodos específicos de evaluación (EPKER; FISH, 1983). Se amplió el espacio de
decisión del profesional. La idea ahora era elegir el análisis apropiado al proble
ma del paciente, diagnosticar y dejar la decisión de qué hacer al ortodoncista.
Esos cambios extendieron la vida de la cefalometría como instrumento de
diagnóstico, definitivamente como auxiliar, complementario, secundario, según
el adjetivo que juzgue más conveniente. En términos de análisis de la morfología
y definición de su calidad, que es lo que se busca definir en el diagnóstico orto
dóncico, los números no son buenos consejeros. Como cuando se comenta sobre
el análisis facial numérico, todavía se enseñaron los análisis clásicos y sus núme
ros para, además del aspecto cultural e histórico, introducir áreas de evaluación
y referencias de normalidad. Iil objetivo es permitir conocimiento y práctica para
hacer el análisis morfológico también en la radiografía de la cara en norma lateral
(Fig. 5). Iil examen visual de la posición de los incisivos inferiores puede ser mu
cho más informativo que su ángulo con el plano mandibular. La imagen permite
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■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
I latirá 5: La im a g e n ra d io g rá fic a la te ra l de la ca ra de e se in d iv id u o e x h ib e c a r a c te r ís t ic a s
ilc n o rm a lid a d para m o d e lo I, d o lic o fa c ia l. Ese tip o de cara fue e le g id o para s e rv ir de
1 o m p a ra ció n a d e c u a d a para la im a g e n de la fig u ra 6 q u e es de un In d iv id u o de m o d e lo
( illa larga. El c o n ju n t o e x h ib e a rm o n ía , co n un perfil t e g u m e n ta r a d e c u a d o , c o n v e x o ,
'•11 q u e la c a lid a d se e x p re s a p o r la se lla d u ra labial, p ro p o rc ió n de los t e r c io s m e d io e
In fe rio r, p ro p o rc ió n de los c o m p o n e n t e s del t e rc io in fe rio r, d is e ñ o a g ra d a b le del á n
g u lo n a so la b ia l y s u rc o m e n to la b ia l b ie n c o n s t ru id o , co n p a rtic ip a c ió n s e m e ja n te del
l.lb io in fe rio r y m e n tó n . El a n á lis is del e s q u e le to e x h ib e un a d iv e rg e n c ia de los p lan o s
h o riz o n ta le s, de m a n e ra m o d e ra d a y a rm ó n ic a , c a r a c te r iz a n d o un m o d e lo I, tip o d o lí-
1 o fa clal. El d is e ñ o de la m a x ila y su p o s ic ió n son b u e n o s, a sí c o m o el de la m a n d íb u la ,
<|UC e x h ib e p ro p o rc ió n e n tre s u s p a rte s (ram a, c u e rp o y sín fisis). La re la ció n m a x ilo m a n -
(llb u la r es b ue n a , ta n t o en s e n tid o v e rtic a l c o m o a n t e ro p o s te rio r, a sí c o m o el tra s p a s o
V i tlca l y h o riz o n t a l de los in c is iv o s . Los in c is iv o s s u p e rio re s e stá n en el m e d io del área
ósea a e llo s d e s tin a d a y g u a rd a n una b ue n a re la ció n c o n la lín ea de c ie rre labial, y, p o r lo
la u to , d e b en e s t a r a p to s a m o s tra r una b u e n a re la c ió n co n el la b io s u p e rio r en re p o so
V en la so n risa . Los in c is iv o s in fe rio re s , bien re la c io n a d o s co n los s u p e rio re s , e stá n en el
ilc la sín fisis, co n la ra íz m ás ce rca de la c o rt ic a l lin g u a l q u e de la v e s tib u la r. Esas á re a s
ilr l alv éo lo d e s tin a d a s a los in c is iv o s , co m o se e sp e ra para los in d iv id u o s d o líc o fa c ia le s ,
lio son v asta s, p e ro s u fic ie n te s para a b rig a r a d e c u a d a m e n te e so s d ie n te s . Ese e x a m e n
so la m e n te es p o s ib le en la ra d io g ra fía la te ra l de cara y las ila cio n e s, q u e p e rm ite , son
a b so lu ta m e n te im p o rt a n t e s para d e fin ir m e ta s de t ra t a m ie n t o . Los á p ic e s de las ra íce s
<lc‘ los m o la res s u p e rio re s m a n tie n e n una d is ta n c ia n o rm a l del plan o p a la tin o , d a to im -
poi Ia n te para c o n fe rir el " s t a t u s " de n o rm a lid a d a un in d iv id u o d o lic o fa c ia l.
73
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
ver la cantidad de hueso vestibular y lingual, y eso para quien está considerando
la hipótesis de mover esos dientes es fundamental. Use tipo de examen va a ser
más útil y seguro cuanto más el problema del paciente es complejo y está distante
de la perfección (Fig. 6 ). Ese examen también puede ser muy útil cuando se co
nocen las señales radiográficas de los diferentes problemas tratados. Las caracte
rísticas de los diferentes portadores de modelo están siendo definidas (BRANDÁO
et al., 2001; CARDOSO, 2003; CARDOSO et al., 2002; PINHEIRO JUNIOR, 2000;
REIS, 2001) y su consideración en la investigación en un paciente en examen
puede ser un importante factor en el diagnóstico diferencial.
Si usted todavía tiene dudas respecto a las ventajas del análisis morfológico
de la radiografía lateral de la cara, abra su mente y relea este capítulo. No se ol
vide que no se está criticando el pasado. Eso sería presunción y estaría sobre Lis
posibilidades. Iil fue lo que tenía que ser. Los esfuerzos científicos dispendiados
en ese período, dictando normas, reconociendo errores, buscando explicaciones,
redefiniendo conceptos, marcaron la Ortodoncia de un modo extremadamente
positivo. Iil rápido movimiento creado en esa época impulsó la especialidad para
el nivel de ciencia. En la búsqueda de la práctica profesional, con base en eviden
cia científica, objetivo actual de todos en todas las áreas, el alojamiento por la au
sencia de espíritu crítico y el inmovilismo por la comodidad, son faltas graves que
se debe evitar en la práctica profesional y en la enseñanza de la especialidad.
74
■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
es sólo introducir el mínimo para justificar el examen de los dientes en los mo
delos de los arcos dentarios bajo esa perspectiva. Si la posición de los dientes y la
forma de los arcos dentarios son consecuencia del error esquelético que carac
teriza la enfermedad, se debería tener informaciones sobre esas correlaciones,
en otras palabras, cuáles serán los problemas dentarios que los portadores de
los diferentes tipos ele modelo pasarán a presentar, liso es muy importante para
aclarar el diagnóstico, mejorar la calidad del plano de tratamiento y permitir
mejor diseño del pronóstico a largo plazo (Cap. 1). Aunque existan trabajos con
Informaciones sobre características de pacientes con discrepancias esqueléticas,
Incluyendo las dentales (BACCA, 1992), la metodología en general se basa en la
cefalometría y, así siendo, seguramente se necesita más informaciones sobre eso
en trabajos específicos. Algunos trabajos han sido realizados en esa dirección y
abordan esa cuestión (AZEVEDO; PERUZZO, 2003; CARDOSO, 2003).
Esa perspectiva, conocimiento de las características de posición dental de
los portadores de maloclusiones en individuos con discrepancias esqueléticas,
da nueva dimensión al examen de los modelos de los arcos dentarios, sea de
modo estático o dinámico. La primera ventaja es la confirmación del diagnóstico
o la posibilidad del diagnóstico diferencial. Por ejemplo, caso haya sospecha de
estar ante un paciente Modelo III, se espera encontrar una serie ele señales en
75
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó stico en O rto d o n c i.i
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■ N o rm a s para el d ia g n ó s tic o
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7
■ I co p o ld in o C a p c lo / .i Filh o D i n g n ó s l iro en O í Vodoncia
incisivos inferiores serán mantenidos sin angulación, así como los caninos, y con
sus inclinaciones hacia lingual. En el arco superior, también se puede pensar en
mantener las inclinaciones vestibulares de las coronas de los incisivos aumenta
das, así como la angulación de los caninos podrá ser mantenida o introducida,
lisos conceptos están descritos en trabajo publicado (CAPELOZZA l'ILIIO et al.,
1 9 9 9 ), en el que fueron introducidos brackets con prescripciones individualiza
das para tratamiento compensatorio.
¿Y si el caso tiene indicación quirúrgica? Una de las reglas primarias para el
tratamiento ortodóncico en casos con indicación quirúrgica es la descompensa
ción. De ese modo, los incisivos inferiores necesitarán ser angulados, inclinados
y protruídos, y los caninos angulados hacia mesial. Ese procedimiento, asociado
a la corrección del vestíbulo versión de los incisivos superiores y de la verticali-
zación de los caninos cuando estén muy angulados, va a crear 1111 traspaso hori
zontal negativo y exponer la discrepancia esquelética, creando condiciones para
la normalización de la relación esquelética maxilomandibular a través de cirugía
ortognática. A pesar del auxilio del examen visual de la radiografía lateral de la
cara en el quesito inclinación, la base diagnóstica para la determinación de esos
procedimientos debe ser el examen de los modelos de los arcos dentarios.
Considerando lo descrito, solamente como ejemplo de paciente Modelo III,
es posible antever la riqueza de informaciones que el examen de modelos hecho
con criterio puede facilitar. Al mismo tiempo, es difícil entender cómo los orto
doncistas descuidan parte de esas informaciones, principalmente las referentes a
las características de posición de las unidades dentarias que, dependiendo de las
circunstancias del tratamiento a ser adoptado, necesitan o no ser alteradas. Admi
tiendo el carácter predominantemente dentoalveolar de la capacidad terapéutica,
110 es lícito o inteligente relevar esas informaciones que se tornan esenciales, por
que localizadas exactamente donde es realmente capaz de hacer lo que planea.
Quizá muchos de ustedes, más expertos, utilicen todos estos conceptos y recursos y no vean
muchas novedades en estas proposiciones. No lo dudo. Reconozco que mi intención mayor en este
libro es proponer una metodología para el uso organizado de esos preceptos y principalmente via-
b iliz a ry insistir en la posibilidad de la enseñanza de este método, que podríamos llamar de Bases
Morfológicas para el Diagnóstico en Ortodoncia.
Todos nosotros mejoramos como profesionales cuando adquirim os experiencia, pero seremos
proporcionalm ente mejores según la capacidad de com prensión que tengamos desde temprano
en nuestra práctica profesional, de los eventos clínicos que acumulados llamamos de experiencia.
Por lo tanto, facilitar a los principiantes parámetros realistas es permitir vivenciar con más co m
prensión errores y aciertos, descubrir más temprano las posibilidades y limitaciones, aum entando
la posibilidad de trazar el norte realista de la práctica clínica, único camino para el real éxito como
profesional.
78
Diagnóstico
con base m orfológica y
clasificación
de los portadores de
maloclusión basada
en el concepto
del modelo
Modelo I
C a r a c t e r í s t i c a s f a c ia le s
• A n á l i s i s facial
• A n á l i s i s de la r a d i o g r a f í a lateral de la cara
C aracterísticas oclusales
Tratam iento
• T ratam iento interceptivo
• Re gl a s para el t r a t a m i e n t o i n t e r c e p t i v o
• Tratam iento correctivo
C ontención
• P r o t o c o l o de. c o n t e n c i ó n para el M o d e l o I
■ M o d e lo I
Modelo I
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
F ig u ra i: Las p a c ie n te s p re se n ta d a s t ie
n en a lg o en c o m ú n : son p o rta d o ra s de
m a lo c lu s io n e s del m o d e lo I. Se p re s u p o
ne, a p a rtir de e se c o n c e p to , q u e no es
p o s ib le p re v e r p o r el e x a m e n de la cara
c u á le s se rá n las c a r a c t e rís t ic a s de esas
m a lo c lu s io n e s . Eso o c u rre p o rq u e ellas
no g u a rd a n o b lig a t o ria m e n t e c o rre la c ió n
co n la cara. De e se m o d o , ¿ c ó m o s a b e r si
el o rd e n de las ca ra s y m a lo c lu s io n e s e stá
c o r r e c to ?
84
■ M o d e lo I
F ig u ra 2: ¿ S e rá q u e el o rd e n a n t e r io r
e stá c o r r e c t o o el q u e se p r e s e n t a en
e sta fig u r a es el c o r r e c t o ? Se c a m b ia el
o rd e n de c a ra s y o c lu s io n e s y t o d a v ía es
r a z o n a b le a d m it ir q u e e se n u e v o p u e d e
ser co rre c to .
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
86
■ M o d e lo I
F ig u ra 3B
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
F igu ra 3C
88
■ M o d e lo I
□ M odelo I
H M odelo II
□ M odelo II
M o d e lo I - 8 5 % ; M o d e lo II - 1 1 % ; M o d e lo III - 4% .
89
■ Le o p o ld in o C a p e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
fue del 2 2 % para el sexo femenino, del 48% para el masculino y del 35% para
muestra total, lise cambio es claramente expreso por la migración de individuos
clasificados como Modelo I en frontal, para los modelos III y principalmente II,
en clasificación por perfil, l/a implicación de ese resultado será discutida duran
te la presentación de cada uno de esos modelos en los capítulos pertinentes de
este libro. Para lo que interesa específicamente aquí, el Modelo I, se confirman
las expectativas con 1111 predominio mayor en el examen frontal, disminuyendo
en el perfil debido a una migración de los individuos para los modelos III y prin
cipalmente II. Como sugerido, es en esta norma, el perfil, que las maloclusiones
del Modelo II y III, displasias anteroposteriores son expresas en esencia. De ese
modo, obedeciendo al mayor predominio de las maloclusiones del Modelo II,
muchos individuos que las presentan con magnitud menos significativa 110 son
marcados en el análisis frontal de la cara, siendo clasificados como Modelo I. Lo
mismo ocurre, en menor escala, con el Modelo III.
Intentando definir el predominio de individuos Modelo I, debemos consi
derarlos solamente cuando la clasificación se repite para frontal y para per
fil. De esa manera, el predominio sería del 36% para el sexo masculino y del
64% para el femenino y del 50% para muestra total. La ventaja para el sexo
femenino confirma las obtenidas durante la evaluación estética para definir la
agradabilidad. Considerando las características de la muestra en que los datos
fueron recogidos, la proyección para la población en general debería considerar
1111 predominio menor de Modelo I, una vez que los individuos excluidos por los
criterios adoptados y descriptos, como regla, 110 rellenarían los requisitos para
recibir esa clasificación.
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■ M o d e lo I
□ Modelo I
ED Modelo II
□ Modelo III
F e m in in o M a s c u lin o
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CARACTERISTICAS FACIALES
ANALISIS FACIAL
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■ M o d e lo I
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F ig u ra 5: H o m b re y m u je r m o d e lo I. A m
bos e x h ib e n d ife re n t e s n iv e le s de a g ra-
d a b ilid a d para fro n ta l y perfil. El h o m b re
es a g ra d a b le para fro n ta l y a c e p ta b le para
perfil, o b e d e c ie n d o al c o m p o r ta m ie n t o de
la m u e s tra m a sc u lin a q u e, bajo to d o s los
a sp e c to s, p e rd ió la c a lid a d d u ra n te el e x a
m en de perfil. La m u je r, al c o n tra rio , fu e
c o n s id e ra d a a c e p ta b le en fro n ta l y a g ra
d a b le en perfil.
94
■Min íe lo I
A N *.
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F ig u ra 13: Al final del c r e c im ie n t o (19 año s, 11 m e se s), la cara es e x p re s a m e n te m o d e lo III, en el a n á lis is fro n ta l y de perfil, m o stra n d o
e fe c t o s de un m o d e lo de c r e c im ie n t o q u e, si no p o d ía se r id e n tific a d o en t é r m in o s de m a g n itu d , p o d ría h a b e r s id o d e te c ta d o co m o
p ro b a b le a los 1 2 a ñ o s de edad. Las re la c io n e s o c lu s a le s son m alas y m u e s tra n la fa le n c ia del t ra t a m ie n t o c o m p e n s a to rio . La in s a t is
fa c c ió n de la p a c ie n te y su s re sp o n s a b le s co n la cara po drá se r so lu c io n a d a s o la m e n te co n c iru g ía o rto g n á tic a .
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■ M o d e lo I
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NAP 2° 2,5° 1°
108
CARACTERÍSTICAS OCLUSALES
TRATAMIENTO
Las reglas para la Ortodoncia interceptora sólo no son más claras porque,
desconsiderada la exhaustividad en la práctica clínica, hacen que el error parez
ca un acierto por su incansable repetición. Los pacientes portadores de Modelo
I son las víctimas más frecuentes y deseadas. Algunos conceptos de crecimiento
craneofacial que forman la base para una práctica clínica interceptora de calidad
aclararán esa postura.
Hace mucho, Enlow y Hunter, solamente para citar a través de ellos concep
tos universalmente aceptos y hoy evidenciados por los trabajos de juzgamiento
clínico de tratamientos con interés ortopédico, introdujeron el concepto de Equi
valencia de Crecimiento (ENLOW, 1975). En un abordaje simple y muy aclara-
clor, esos autores muestran la secuencia de eventos de crecimiento en una cara
normal, dando énfasis a su interdependencia. Aunque pueda haber críticas al
contenido, la simplicidad, probable responsable por la crítica, se justifica por la
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lis imposible empezar este tema sin pensar en comentar el universo en que la Ortodoncia tiene sus mayores posi
bilidades. Admitiendo que se trata de maloclusiones confinadas a los límites dentoalveolares, los movimientos hacia la
corrección ocurrirán donde la especialidad pueda ejercer su maestría, liste capítulo ya trató sobre cuánto la maloclusión,
excepto por su localización dentoalveolar común, exhibe amplia gama morfológica. Quizá valga la pena ilustrar por los
casos clínicos, las correcciones primariamente introducidas en sentido anteroposterior, transversal y vertical.
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I ¡gura 33: El c o n tro l d u ra n te la vid a a d u lta (20 a ñ o s) m u e stra una m a n u te n c ió n de las re la c io n e s o clu sa le s y la c o n firm a c ió n del m o d e lo
I, b ra q u ifa cia l.
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tiempo, todavía así, por estar restricta a los límites dentoalveolares, el pronóstico
continúa bueno. La corrección que literalmente removió la protrusión dentaria
superior devolvió a la paciente de la figura 40 la condición visual de Modelo I.
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Según parece claro por los resultados obtenidos en esta paciente, el pro
► nóstico es bueno para las maloclusiones de gran magnitud clasificadas como
Modelo I. Por estar limitadas al área dentoalveolar, el tratamiento permite a la
LEEG Ortodoncia exponer sus recursos y sus posibilidades, con un retorno significa
tivo de satisfacción por parte del paciente, liso es particularmente verdadero en
la presencia de crecimiento. ¿Cuál sería el pronóstico para maloclusiones de
La determinación del esa naturaleza ocurriendo en pacientes adultos y, por lo tanto, teniendo que ser
pronóstico hecha por la tratadas en la ausencia de crecimiento? La ponderación sobre la importancia
del factor edad en el pronóstico tle toda y cualquier maloclusión, junto con los
interacción de los factores:
demás que son relevantes, permitió establecer una ley: la ley de la gravedad, o
LEEG, que sería aplicada para definir el pronóstico.
L - localización La presentación de esa ley será su aplicación en el pronóstico de una malo
clusión de Modelo I, de gran magnitud, ocurriendo en un paciente adulto (Fig.
E - etiología 41). Se admite que esta es una explicación absolutamente básica, ya que es el
E - edad primer contacto con esa ley, o método de ecuación de pronóstico. El primer
G - gravedad tópico a ser considerado es la localización de la maloclusión. En este aspecto,
se torna oportuno considerar que las maloclusiones pueden estar localizadas
en cuatro sitios: en la maxila, en el arco dentario superior, en el arco dentario
—4
inferior o en la mandíbula. Es obvio que ella puede estar en solamente uno de
esos lugares, o en algunos de ellos o en todos. Además de estar en uno o más de
esos lugares, es importante definir la naturaleza del defecto en el espacio, si es
transversal, vertical y/o anteroposterior.
Nuevamente puede estar afectando solamente uno o hasta todos los sentidos
del espacio. Ese tipo de perspectiva es importante, cuando se adopta el concepto
de modelo, porque hay una correlación directa entre la localización de la malo
clusión y su clasificación. En esa línea, al analizar la maloclusión del paciente
en análisis desde el punto de vista de la localización (Fig. 41), se constata que
está localizada en el área dentoalveolar, concentrada en sentido anteroposterior,
pero repercutiendo de modo secundario, pero no menos importante en senti
do vertical. En el arco superior hay una fuerte vestibuloversión de los incisivos
superiores y en el arco inferior una grave retrusión dentoalveolar, complicada
por la ausencia de elementos dentarios por exodoncias. De cualquier modo,
queda determinada la localización dentoalveolar del desarreglo dentario, carac
terizándolo como maloclusión del Modelo I y confiriendo punto positivo para el
pronóstico.
El segundo punto a considerarse en la aplicación de la LEEG es la etiología.
No hace falta explicar la importancia del factor etiológico en el pronóstico de
un tratamiento, así como también parece lógico admitir que las maloclusiones
de carácter dentoalveolar, con excepción del exceso o deficiencia de masa den
taria, no tienen determinante genético. Esa es exactamente la situación que se
tiene en el caso en análisis (Fig. 41), pues parece claro que el factor etiológico
fue y es local. Si hay previsión de que después del tratamiento habrá, con la
normalización de la forma, una posibilidad funcional plena, con neutralización
consecuente del factor etiológico local, se tiene nuevamente un punto positivo
para el pronóstico.
El tercer punto a considerarse en la LEEG (Localización, Etiología, Edad,
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Maxila +
Area dentoalveolar superior ++
L - localización ++
Área dentoalveolar inferior
Mandíbula -
Ambiental +
E - etiología
Genética
cresc trat
Muy joven + +
E - Edad + +
Joven
Adulto - -
> Magnitud del error >
G - gravedad
> Impacto estético >
140
linón pronóstico pueda establecerse. El cuadro ilustra de forma esquemática la
aplicación de la LEEG en maloclusión del Modelo I, según se verá en otros capí
tulos de este libro; esa ley asume características específicas en la dependencia
del modelo de la maloclusión en que es aplicada.
Sometidos a la imposición determinada por la LEEG, se adoptó el tratamien
to ortodóncico quirúrgico para la paciente analizada, permitiendo un resultado
consistente, según demostrado por la observación del postratamiento (Fig. 42).
La acción ortodóncica descompensada fue limitada por las condiciones den
tarias, pero todavía así consiguió que la cirugía fuera ejecutada solamente en
la mandíbula para corregir la discrepante retrusión dentaria inferior. Como la
mandíbula era prácticamente normal, la cirugía de avance necesitó ser comple
mentada con una mentoplastia que redujo su participación anteroposterior en
la cara. La reposición de los dientes ausentes es absolutamente necesaria para
que se pueda establecer un pronóstico de estabilidad.
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lisia paciente (Fig. 44) fue consultada a los 12 años de edad, en el segundo período de la dentadura mixta, motivada por el
apiñamiento y por la falta de espacio para los caninos. El examen facial y el análisis morfológico de la radiografía mostraron
equilibrio que permitió el diagnóstico de Modelo 1. La relación molar era de Clase I y la discrepancia de modelo era signifi
cativa. La postura clínica era de intentar el tratamiento sin exodoncia. La posición de los incisivos inferiores fue considerada
In iciía y como pareció posible clasificar la maxila como portadora de atresia relativa, la alternativa para la obtención de espacio
Itic la rápida expansión de la maxila. Los responsables por la paciente fueron avisados del carácter especulativo del tratamien
to, de la relatividad del diagnóstico. Es más seguro intentar corregir un error que se juzga estar presente que corregir errores
que son apuntados por métodos diagnósticos clásicos, pero que no se consigue ver o aceptar. Informar al paciente o a sus
responsables la naturaleza de la decisión tomada se torna absolutamente ético. Muchas veces, la subjetividad estará presente
en las decisiones, y cuanto mayor su peso en cómo tratar, más necesaria es la información al paciente.
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Este protocolo no fue adoptado para esa paciente que se está presentando,
pero lo que ocurrió con ella probablemente influyó la perspectiva y las con
ductas adoptadas a posteriori. ¿Y qué ocurrió con ella? La paciente estuvo bajo
control con retornos periódicos basta 3 años después de la retirada del aparato
y solamente volvió a la clínica 7 años después, por lo tanto, 10 años después
de la retirada del aparato (Fig. 47). En esa consulta, motivada por la recidiva y
por inestabilidad postratamiento, la paciente relató que con 18 años de edad, 5
años después del final del tratamiento, su dentista recomendó la retirada de la
contención fija 3/3. Aunque esa retirada haya obedecido, en tesis, a la recomen
No se o lv id e de que la m e jo r de-
¡ilic ió n qu e e x is te para re cid iv a dación de “retirar el 3 / 3 después del final del crecimiento”, ella fue equivocada,
es la c o m p re n sió n , se g ú n Enlow [;| tiempo mostró eso 5 años después. En la figura 47 hay un apiñamiento en
(19 80 ) de una re sp u e sta In sto c( ^ |()s ¡n c jsj[vos inferiores que es semejante, pero, mayor que el inicial.
y m o rfo g e n e tic a a una v io la c io n L
a n a tó m ica y fu n c io n a l, de un e sta - Parte de ese apiñamiento es recidiva y parte es inestabilidad postratamiento. En
do e x is t e n t e de e q u ilib rio a n a tó - c( arco superior, las alteraciones son menores y restrictas a los incisivos latera
m ico y fu n c io n a l
les. A pesar de esas alteraciones, se debe considerar que la apariencia general de
—4
la oclusión todavía es buena y mucho mejor que la inicial. Además, la paciente
está bien funcionalmente y vino en búsqueda de solución para el problema que
es compuesto por parte del problema original y por nuevos componentes intro
ducidos por el crecimiento. Ella y su familia aceptan bien la idea de retratar y
eso está conectado a varios factores, entre ellos, el principal probablemente sea
la explanación de los propósitos del tratamiento y sus riesgos, hecho justo antes
del inicio del primer tratamiento. Además, es más fácil aceptar como nuevo
tratamiento una acción localizada, de bajo coste y corta duración, como el que
será hecho.
148
I.a decisión fue retratar con aparato parcial (Fig. 48), justificado por la inten
ción de cambiar solamente lo que fue negado: la forma introducida con el pri
mer tratamiento. No se olvide de que la mejor definición que existe para recidiva
es la comprensión, según Enlow (1980), de una “respuesta histo y morfogené-
llcu a una violación anatómica y funcional, de un estado existente de equilibrio
anatómico y funcional”.
I.a mejor manera de respetar la forma corregida por la naturaleza, eliminan
do solamente lo que es reconocido como problema, es 110 tocar en los dientes
que no se pretenden mover. De esa manera, el aparato es montado solamente en
los dientes involucrados en el problema y en los primeros molares que servirán
como punto de apoyo y permitirán el trabajo con hilos en forma de arcos (Fig.
18 ). lin estos y en otros dientes que están en el área del problema, pero bien
posicionados, se hace el pegado pasivo (CAPELOZZA FILHO et al., 1999) para
que, aún recibiendo el hilo, 110 sean movidos y para que sirvan hasta el final de
referencia para la posición de los demás dientes. Literalmente el problema es
solucionado con el desgaste en los dientes anteriores superiores e inferiores, y 6
meses después el tratamiento está terminado, con la forma del arco y los límites
¡interiores de los arcos impuestos por la naturaleza respetados (Fig. 49). Con
esa conducta, es poco probable la recidiva, aunque la inestabilidad pueda ser
esperada y justifique el uso de contención a largo plazo en la región de canino
a canino inferior (3/3). ¿Por cuánto tiempo? Sería razonable hasta el final de la
tercera década de vida, para cubrir el período presupuesto de mayores altera
ciones en el área, después del final del crecimiento activo. Aunque ese período
sea cumplido, la retirada del 3/3 debería ser seguida de un período de vigilancia
para determinar si el área mantiene o no estabilidad de forma. No se olvide: el
apiñamiento es la arruga de la boca.
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El apiñamiento es la arruga de la boca
Inicial P o s t ra t a m ie n t o 1 o añ o s d e s p u é s N u e v o t r a t a m ie n t o
Tratamiento
• tra ta m ie n to interceptivo
• t r a t a m i e n t o de la p r o t r u s i ó n m a x i l a r
• t r a t a m i e n t o de la d e f i c i e n c i a m a n d i b u l a r
• r e g la s para el t r a t a m i e n t o i n t e r c e p t i v o
• tratam ien to correctivo
• c a r a c t e r í s t i c a s del t r a t a m i e n t o c o m p e n s a t o r i o
• tratam iento quirúrgico
Contención
• p r o t o c o l o de c o n t e n c i ó n
Modelo II
Las maloclusiones de Clase II son las que más atención recibieron de los
estudiosos de la Ortodoncia. lis impresionante el número de trabajos sobre esa
maloclusión, abordando todas sus características. Desde los aspectos de inci
dencia y predominio, características, etiología, posibilidades de tratamiento y
estabilidad, todo sobre ella ya fue estudiado. Solamente para dar la dimensión
de la amplitud de ese esfuerzo, en un trabajo de 1996 Aelbers y Dermaut, ha
ciendo una revisión ele las posibilidades ele tratamiento ortopédico en las malo-
clusiones ele Clase II, utilizándose solamente de artículos publicados en inglés,
con número significativo ele pacientes, éxito en el tratamiento y grupo control,
encontraron más de 70 artículos. Se considera ese número muy significativo
y, para facilitar la comparación, en abordaje semejante para la maloclusión ele
Clase III, los autores (DERMAUT; AELBERS, 1996), usando el mismo criterio,
encontraron solamente 1 3 artículos.
¿Cuál sería la justificativa para eso? Probablemente la alta incidencia ele esa
maloclusión, la mayor entre todas para todas las etnias ya estudiadas. Esa sería
una buena razón para tanto esfuerzo. Pero, después ele tanto estudio y conse
cuente acumulación ele conocimiento, todavía hay preguntas.
En este capítulo se pretende hacer un abordaje ele la literatura, sin, no obs
tante, poner todos los trabajos o solamente los más recientes. Se discutirá la
maloclusión de (liase II y serán citados los trabajos pertinentes a la línea que
esta presentación tendrá.
Con el propósito definido ele introducir nueva perspectiva en la conceptua-
ción de la maloclusión ele Clase II, esta discusión tendrá inicio comentando su
definición. La original, formulada por Angle decía que en esa maloclusión los
primeros molares inferiores estarían en relación distal con los primeros mola
res superiores. Si esa relación fuera unilateral, se añadía el término subdivisión
y se indicaba el laclo ele la ocurrencia. Dependiendo ele la relación ele los incisi
vos, se podría tener la división 1 o la división 2. Mucho más tarde, exactamente a
la luz ele ese concepto, Andrews (1972) estableció que esa relación sagital entre
los arcos dentarios sería mejor definida por los premolares y debería traer en la
definición la magnitud elel error, dividido en cuartos.
Según discutido en el primer capítulo ele este libro, el mérito ele la compe
tencia ele esa clasificación es tan indiscutible como su limitación para definir las
características ele la maloclusión en análisis. En otras palabras, esa clasificación
puede ser excepcional para definir la relación sagital ele los arcos dentarios, pero
es completamente ineficiente para definir la enfermedad y, por lo tanto, ineficaz
para hacer el diagnóstico. Así como el termómetro miele la fiebre y permite con
firmar su presencia y definir su magnitud, la relación molar también cumple su
papel en la descripción de uno ele los síntomas ele la maloclusión en examen. Así
como, después de detectar la fiebre, el médico va a buscar sus agentes causales,
ciando secuencia al proceso del diagnóstico ele la enfermedad. La diferencia es
que el médico, al descubrir la causa ele la fiebre, tendrá un nombre para la
enfermedad, que es más explicativo porque explícita la gravedad, desencadena
el protocolo ele tratamiento, tiempo probable elel proceso, pronóstico y cuidados
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(rol? ¿A pesar de los cuidados tomados en su elección, será que ellos eran porta
dores de la misma enfermedad? ¿Será que realmente eran parecidos, además del
traspaso horizontal mayor que 7mm? ¿Será que usar ese criterio de selección de
pacientes por un parámetro dentario, área receptiva a la gran influencia ambien
tal, principalmente en esa edad, sirve cuando se quiere probar la influencia sobre
el modelo de crecimiento de esos niños? lis cuestionable con ese tipo de selección
intentar contestar si el modelo de crecimiento de pacientes clase II puede ser mo
dificado. Al contrario de lo que se puede imaginar, puede haber diferencias signi
ficativas en el modelo de crecimiento de los pacientes con relación molar de Clase
II. Hilos no podrían ser pensados como parecidos para crecimiento por presentar
traspaso horizontal aumentado y relación molar de Clase II. En realidad, tienen la
oportunidad de ser muy diferentes, y lo son, presentando, por ejemplo, un ángulo
ANB medio de 6,2°, con variación de 0,4 a 12,2" (TULLOCII et al., 1998). La selec
ción por la relación molar, que se pretende caracterice la enfermedad a ser tratada
con respuesta esquelética, pone en plano secundario una evaluación de la relación
maxilomandibular, mucho más consistente para el crecimiento. No es razonable
conformarse con ese tipo de error consagrado por el uso.
Además, parece razonable que se determine si el diferencial de crecimiento
está alterado en la maxila, en la mandíbula o en ambos. Las maloclusiones de
Modelo II pueden ser provocadas por una maxila protrusa o más frecuentemen
te una mandíbula retrusa, o también una combinación de eso. ¿El aparato pue
de ser el mismo? ¿No debería haber mejor selección ele la enfermedad o de los
enfermos a partir del momento en que se elige el aparato que se quiere probar?
Sin querer hacer un juzgamiento de los criterios adoptados específicamente en
esta investigación, pero al mismo tiempo pensando sobre la literatura, ¿cómo
explicar tantos resultados dispares en muestras consideradas semejantes y so
metidas al mismo tratamiento? ¿Es obvio e indiscutible que la respuesta, admi
tida en la literatura, se refiera a la inmensa variabilidad de individuos sometidos
al tratamiento. En otras palabras, a su modelo de crecimiento, que determina
su posibilidad de respuesta al tratamiento. Si realmente es así, debería estar
implícita la necesidad de considerar el modelo de crecimiento, portador de la
determinante genética y consecuentemente de la maloclusión en la selección
de los individuos a ser sometidos a un tratamiento que tiene por objetivo ser
referencial para protocolo de tratamiento. Si un protocolo de selección exigie
ra que los individuos seleccionados fueran primariamente modelo II, y sólo
después portadores de relación molar clase II, y a los portadores de protrusión
maxilar fuera indicado AEB y a los portadores de deficiencia mandibular el AOF,
parecería más lógico. No hay garantías de que los resultados fueran diferentes,
pero probablemente la variabilidad disminuiría y habría más condiciones para
la predicción de los resultados y más confianza en su aplicación clínica. En últi
mo análisis, es ese el objetivo final de todo este esfuerzo de investigación.
Admitida la premisa de esa nueva perspectiva para clasificación de rutina de
las maloclusiones, se necesita, como ya fue comentado en los capítulos I y 2 de
este libro, reconsiderar el valor que se da a los exámenes con el objetivo diag
nóstico que se hace. Los próximos tópicos tienen ese propósito, presentándolos
específicamente para individuos portadores de las maloclusiones del Modelo II.
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Figura 2: Frente y perfil de in d ivid u o m o delo II y lineas de re fe ren cia para d ia g n ó stic o de la p ro tru sió n m a xila r y de ficie n cia m a nd ib ular real
y rclativa.
CARACTERÍSTICAS FACIALES
ANÁLISIS FACIAL
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I ¡gura 3: In d ivid u o m o delo I en el a n álisis fro n ta l con clasificació n de e sté tica agradable. En el perfil, el m o delo es II con e sté tica aceptab le. La
d iscre p a n cia e sq ue lé tica , la de ficie n cia m a n d ib u lar es real, po rqu e d etectada por el plano facial. La cara en fro n tal es m odelo I, p rin cip a lm e n te
porque e xiste e q u ilib rio de tercio s, con una altura facial a n te rio r in fe rio r (afai) no afectada por la d e ficien cia. Eso es bueno para el pacien te,
pero, al m ism o tiem po , torna o b lig a to ria la a cción o rto d ó n cica co m p e n sa to ria, en lo que se llam a de tra ta m ie n to c o rre c tiv o co m p e n sa to rio
prim ario. En otras palabras, la única a lte rn a tiva para el avance de la m andíbula para c o rre g ir el m odelo II sería ciru g ía , ya que sería n ece sa rio
luu erlo sin a u m e n ta r la AFAI. Esa a ltern a tiva de tra ta m ie n to pierde im p ortan cia, co n sid e ra n d o la calidad de la selladura labial (capacidad
funcional) y la le ctu ra fro n ta l de m odelo I con lectu ra e sté tica agradable.
Los labios y su relación: la relación labial suele ser anormal, pero muestra
mucha variación, todas dependientes de la localización de la deformidad y de
la participación dentaria. De esa manera, el labio superior puede ser normal,
cuando 110 hay protrusión dentaria superior y el paciente esté compensado. En
esa circunstancia, el labio inferior estará evertido, con exceso de rojizos y habrá
deficiencia mandibular aislada o combinada con protrusión maxilar.
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Mentón: la apariencia normal del mentón, reconocielo por los legos como
barbilla, elebe estar presente cuando la mandíbula es normal. En esa situación,
si el individuo es Modelo II, la discrepancia deberá estar localizaela en la maxila.
Pero, incluso cuando la mandíbula es deficiente, la apariencia elel mentón pue
de ser buena. En vez ele considerar eso una falla en el diagnóstico, se debería
ponderar esa evaluación en la definición de la gravedad ele la maloclusión en
examen. Un individuo Modelo II que tenga la deficiencia mandibular expresa en
el examen ele perfil, pero mascaraela en el examen frontal por un buen mentón,
tiene una lectura facial favorecida. Si este examen, el frontal, es el más califica
tivo, si problemas en la barbilla es el segundo punto a designar lo desagradable,
tener una buena lectura elel mentón o ele la barbilla es aumentar las posibiliela-
eles ele aceptabilidad facial.
Perfil muy convexo: ese es el punto ele mayor expresión de las maloclusiones
del Modelo II. El exceso ele convexidad puede ser creado por cualquier uno ele
sus componentes, pero más frecuentemente por la deficiencia mandibular.
Línea ele implantación de la nariz: esta línea, que va del rincón medial elel ojo
basta la ala de la nariz, define la naturaleza de la implantación ele la nariz, rc-
presenlanelo la posición del complejo nasomaxilary la posición anteroposterior
del tercio medio ele la cara. Cuanto más oblicua es la línea, más protruso estará
ese complejo y, en consecuencia, la maxila. Se considera ese parámetro como el
más adecuado, si no el único confiable, para definir protrusión maxilar.
Ángulo nasolabial: como sugiere el nombre, define la relación elel labio su
perior con la nariz. Como la posición labial guarda estrecha correlación con la
posición de los incisivos superiores, conclusiones sobre esa evaluación sólo son
consistentes si lleva en cuenta la influencia ele esos sobre la construcción elel
ángulo. El ángulo nasolabial será bueno si hay una maxila normal e incisivos su
periores bien posicionados. En esa situación, el Modelo II sería determinaelo por
deficiencia mandibular. Ese diagnóstico puede repetirse si el ángulo nasolabial
está cerrado por cuenta ele una protrusión o inclinación vestibular ele los incisivos
superiores. Eso puede ocurrir tanto en la protrusión maxilar como en la deficien
cia mandibular y no auxilia la localización de la elisplasia, pero indica ausencia
de compensación dentaria, lo que puede ser importante para el tratamiento. Ex
cepcionalmente, los individuos Moelelo II pueden presentar el ángulo nasolabial
abierto. Eso ocurre cuando la maxila es buena y la mandíbula deficiente, con
162
Incisivos superiores fuertemente inclinados hacia palatino en un movimiento
compensatorio. Esa evaluación, ángulo nasolabial, no define calidad de maxila,
reflejando solamente los problemas en el área dentoalveolar de ese hueso. De
esa manera, exige del profesional calificación previa de la maxila, que debería ser
hecha por otros parámetros aquí citados para evaluación del tercio medio.
Línea barbilla/cuello buena o corta: esa evaluación es tan útil como obvia.
Se espera una línea barbilla buena y ese adjetivo es mejor que normal, cuando
la mandíbula es aceptable y el Modelo II es provocado por protrusión maxilar.
Cuando la mandíbula deficiente es la causa del Modelo II, la línea barbilla/cuello
debe parecer corta.
Angulo de la línea de la barbilla con el cuello: ese ángulo debe ser abierto
cuando la mandíbula es deficiente. Por lo tanto, la línea corta de la barbilla y el án
gulo de la línea barbilla/cuello abierto son evidencias de deficiencia mandibular.
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una mandíbula que está lejos de estar lista, con mucho tiempo de crecimiento
por delante. La altura facial anterior inferior es proporcional a la altura del tercio
medio, y eso descarta la deficiencia mandibular. Se puede titubear en recono
cer los problemas en la maxila, porque vista aisladamente ella tiene un buen
diseño. En ese caso, el ángulo nasolabial está disminuido debido a la protrusión
de los incisivos superiores, pero eso es un problema de carácter dentoalveolar
que aparece añadido a la protrusión maxilar que se va a intentar evidenciar. Si
observa la implantación de la nariz, se ve que la línea que va del rincón me
dial del ojo hasta la ala de la nariz tiene implantación oblicua, lo que significa
protrusión de la parte inferior del complejo nasomaxilar (maxila) en relación
con la porción anterosuperior de la base del cráneo (o, en el perfil tegumentar,
glabela). La implantación de la nariz en el individuo Modelo I (Fig. 5C) es menos
oblicua, determinando normalidad en la posición del complejo nasomaxilar. De
ese modo, el individuo Modelo II con implantación muy oblicua de la nariz sería
clasificado como portador de protrusión maxilar.
¿Sería lícito, por lo tanto, concluir que la implantación muy oblicua de la nariz
es señal de protrusión maxilar y característica del individuo Modelo II? Sí y no.
La implantación muy oblicua de la nariz puede ser señal de protrusión maxilar,
pero puede venir acompañada de una correspondiente protrusión mandibular y
construir una cara equilibrada que podría ser de un Modelo I (Fig. 7). lil concepto
de cara moderna o preferida por la media en el final del siglo pasado y probable
mente en los días actuales, relatado por Auger y Turley (1999), acepta esta bipro-
Irusión esquelética, maxila y mandíbula prominentes, como una característica
determinante. La protrusión maxilar detectada por la implantación oblicua de
la nariz deja de ser un defecto y pasa a ser una calidad cuando acompañada por
una correspondiente protrusión mandibular. Iise concepto debería influir sobre
recomendaciones terapéuticas, porque a partir de esa perspectiva, esa protrusión
maxilar en un paciente modelo II podría ser corregida para adecuarse a la man
díbula o entonces la mandíbula podría ser protruída para adecuarse a la maxila.
lil diagnóstico en esa situación sería Modelo II, deficiencia mandibular relativa,
lisa es una decisión subjetiva en lo que se refiere a que es mejor para la compo
sición de la cara del paciente y dependiente de recursos terapéuticos, que serán
discutidos en la parte de tratamiento de este capítulo.
Solamente para finalizar ese concepto de diagnóstico de la posición de la
maxila, él debería ser valorado y confrontado con el ángulo nasolabial para per
mitir el diagnóstico diferencial entre la maloclusión de Clase II causada por la
protrusión maxilar y la causada por protrusión dentaria superior. Son dos enti
dades diferentes, la primera es Modelo II, Clase II y la segunda es Modelo I, Clase
II. Aunque puedan ser tratadas con el mismo abordaje, esas dos enfermedades
tienen pronóstico para calidad facial en el final del tratamiento y de largo plazo
diferentes. De cualquier modo, eso también será demostrado en el apartado de
tratamiento de este capítulo. Para el diagnóstico de la deficiencia mandibular
relativa, la maxila protrusa y aceptada como normal pasa a ser referencia de
definición de lo que sería la mandíbula normal. Una línea pasando por el punto
subnasal y paralela al plano facial determinaría adonde debería estar la mandí
bula normal.
165
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
166
Otro componente determinante del Modelo II es la deficiencia mandibular
(Fig. 6 ). liso es el componente más frecuente de las maloclusiones del Modelo
II, reconocido a partir del examen de la cara como causador aislado de la dis
crepancia en cerca de la mitad de las ocurrencias y estando presente, asociado a
la protrusión maxilar en el 43% de ellas (BRANI)ÁO, 2001). En el examen facial,
anles de hablar de la cuestión del diagnóstico de la deficiencia mandibular, es
necesario determinar la posición maxilar, considerando la hipótesis de que am
bas, maxila y mandíbula, pueden estar construyendo el Modelo II. Para evaluar
la maxila, los criterios ya fueron descritos, y esa maxila puede ser considerada
bien posicionada y los dientes superiores no estar protrusos. La implantación
de la nariz es levemente oblicua y el ángulo nasolabial es bueno. La evaluación
de la mandíbula en el análisis facial en norma se hará inicialmente por el plano
facial (Fig. 6 C) para determinar su posición relativa en la cara. Alejada de ese
plano, puede ser considerada deficiente, debiendo siempre ser llevada en cuenta
l;i edad del individuo. No es el caso de ese paciente en que el plano facial tan
gencia la mandíbula. Pero el examen e interpretación conjunta de la AFAI y de
l;i largura y ángulos de la línea de la barbilla, del cuello y del plano de Camper,
van a ser fundamentales para cerrar el diagnóstico de deficiencia mandibular,
relativa como mínimo. El examen visual del perfil presentado en la figura 6 B
muestra una evidente disminución de la AFAI, concentrada en su mitad inferior,
en proporción a la altura del tercio medio. Eso añadido a una línea de la barbilla
con poca expresión (corta) y con ángulo abierto en relación con la línea del cue
llo y cerrado en relación con el plano de Camper, confirma de modo inequívoco
la deficiencia mandibular. Ya se destacó en este apartado, que esa evaluación de
la relación de la línea barbilla/cuello con el plano de Camper califica el examen,
permitiendo separar una mandíbula menos evidente, pero normal, como carac
terística de un individuo Modelo I, clolicofacial, ele una mandíbula verdadera
mente deficiente y determinante de un Modelo II.
Adicionalmente, parece interesante analizar el surco nasogeniano todavía en
esta toma ele perfil. En ese individuo clasificado como eleficiente mandibular
(Fig. 6 B), el surco nasogeniano presenta forma ele coma, quedando vertical has
ta la línea ele comisura labial y elespués inclinándose hacia tras. En un inelivieluo
que tenga la maxila bien posicionada, como es el caso en cuestión, eso significa
que no hay participación compensatoria significativa ele la maxila bucal, o sea,
ele la elentaelura superior. Esa evaluación es interesante elesele el punto de vista
del pronóstico de forma facial, no solamente para el fin elel tratamiento, sino
también para la fase elel final elel crecimiento.
En este punto ya se tiene el diagnóstico ele Moelelo II, eleficiencia mandi
bular. Quizá solamente relativa, porque en línea con el plano facial, pero aún
así responsable por la descalificación que el tercio inferior presenta. Solamente
eso, porque la maxila está normal. Si estuviera protrusa, se añadiría eso al diag
nóstico. Es obvio que las informaciones adicionales serán obtenidas a través de
exámenes complementarios, radiografía lateral ele la cara y modelos ele los arcos
dentarios, e incorporaelas al diagnóstico.
Consideranelo el examen ele la cara en norma frontal (Fig. 4 A; 5 A; 6 A), se
confirma su carácter secunelario cuando se busca el diagnóstico ele una elis-
167
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
168
■ M o d e lo II
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 8: R adiografía lateral de la cara tic un Figura 9: R adiografía lateral de la cara de un Figura 10: Radiografía lateral de la cara de un
in d ivid u o m odelo II, p ro tru sió n m axilar in d ivid u o m odelo I in dividuo m odelo II, deficiencia m andibular.
170
■ M o d e lo II
171
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a I iIlio D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
para tras. Más importante desde el punto de vista del diagnóstico es la conside
ración de la AFAI por la distancia directa entre la espina nasal anterior y el punto
mentoniano. Siempre que la mandíbula es deficiente, habrá incrementos en esa
distancia directa porque el punto mentoniano estará localizado más posterior
mente. De ese modo, la AFAI que siempre disminuye en deficiencia mandibular,
tendrá una lectura equivocada del aumento (SOUZA, 1999)- lis posible definir
AFAI numéricamente a través de la proyección de los puntos de referencia (ENA
y Me) en una línea perpendicular.
CARACTERÍSTICAS OCLUSALES
Son muchas. Algunas muy conocidas, otras ni tanto. Algunas muy utilizadas
como determinantes de recursos en el plano de tratamiento y otras, ignoradas.
Para empezar, la relación molar. La más frecuente es la relación de Clase II que
refleja el resalte sagital positivo en la relación maxilomandibular determinado
por el Modelo II. Raramente se encuentran individuos Modelo II con relación
molar de Clase III, y cuando está presente, será casi siempre unilateral y resul
tado de un problema dietario. La mesialización del molar inferior, por ejemplo,
sea por agenesia o pérdida precoz de diente deciduo, podría crear esa relación
absolutamente no correlacionada con el modelo de crecimiento facial.
Los individuos Modelo II con relación molar de Clase I son más frecuentes
y, en general, resultado de compensaciones plenas a nivel dentario (l;ig. II) .
Cuando eso ocurre, hay la oportunidad de aprender con su análisis. ¿Por qué
debería? Cualquier profesional con un poco de experiencia sabe y la literatura
confirma el carácter eminentemente compensatorio de los resultados del trata
miento ortodóncico de los pacientes Modelo II. Eso equivale a decir que durante
el tratamiento, aunque haya excepción que justifique la regla, lo que realmente
se hace es compensación.
Actualmente, está más fácil aceptar las evidencias y desear la compensación
que probablemente va a ocurrir, aún cuando se trata bien el paciente Modelo II.
La naturaleza enseñará como se debe proceder. Este es el motivo por el cual se
debería analizar los individuos Modelo II que presentan compensación natural
plena. Los análisis de esos individuos son hechos, pero en general presentan
dos problemas básicos: ausencia de previa selección para que los individuos
Modelo I y I I 110 sean evaluados como si fueran iguales solamente por presentar
relación molar clase II y análisis muy presos al método cefalométrico. Para tener
una idea de la estrechez que las correctas conclusiones desde el punto de vista
metodológico pueden tener por la inadecuación del método y por la fijación de
la conclusión al propio, valdría la pena considerar el trabajo de Bacca (1992).
Ese importante artículo, por el tamaño de la muestra y carácter pionero de la
observación de la compensación en la perspectiva de la Ortodoncia, limita las
conclusiones por culpa del método. La evaluación de la posición de los incisivos
inferiores por medio de la relación de su largo eje con la línea NB indica que en
la maloclusión de Clase III los dientes estarían inclinados hacia lingual, pero no
retruídos. Desde el punto de vista conceptual, la inclinación para lingual se hace
172
■ M o d e lo II
173
■ I co p o lili no C ap e lo z z a Filh o D iag n ó st ico en O rto d o n c ia
los premolares tienen una tendencia a presentarse vertical izados o hasta con
angulación distal (Fig. II) . Eso contraría la posición de premolares descrita por
Andrews (1972) para individuos portadores de oclusión normal y es solamente
una observación no soportada por evidencia científica. Pero ella es útil en el
tratamiento porque facilita la finalización y así la angulación cero para brackets
de premolares está incorporada en mi concepto de individualización de brackets
(Fig. 12).
Cuanto a los caninos superiores, también parece evidente que disminuir su
angulación es un recurso que la naturaleza adopta para permitir su irrupción
en individuos Modelo II. Ese diente es el último a irrumpir en el arco superior
y, si lo hace, en un ambiente compensado, cuyo objetivo es acortar la largura
del arco, es obvia la limitación de espacio c|iie enfrenta. Eso también explica la
ocurrencia de vestibuloversión de los caninos o palatoversión de los incisivos
laterales superiores. Se debe esperar una angulación menor que la usual para
los caninos superiores, que debería ser mantenida si el tratamiento adoptado es
compensatorio y eliminado si la opción es tratamiento correctivo absoluto.
Los incisivos superiores suelen presentar una inclinación menor, mientras
los incisivos inferiores exhiben tendencia inversa, movimientos contrarios al
error esquelético y adoptados naturalmente para reducir el traspaso horizontal.
Adicional mente, eso crea la posibilidad para migración mesial de los molares
inferiores y la oportunidad de mejora e incluso corrección compensatoria en la
relación anteroposterior de los molares.
En el arco dentario inferior, no se consigue vislumbrar otra compensación
además de la descrita para los incisivos inferiores y que es muy frecuente, pro
bablemente debido al alto predominio de la deficiencia mandibular en los indi
viduos Modelo II. Los demás dientes, si presentar una angulación mesial, lo que
sería lógico, estarían acentuando una tendencia natural en la dentadura inferior.
Eso merece ser investigado en trabajos descriptivos de las características denta
rias de esos individuos.
En el análisis de los arcos dentarios de los pacientes Modelo II, esas alte
raciones deben ser proporcionales a la magnitud de la maloclusión y al nivel
de compensación que fue permitido ocurrir. En los pacientes en que la rutina
funcional nunca fue permitida por hábitos o cualquier otro factor etiológico, los
errores dentarios suelen referirse al error esquelético que el mismo presenta.
De esa manera, el traspaso horizontal será tan mayor como menos inclinado
hacia palatino estén los incisivos superiores y hacia vestibular los inferiores. La
sobremordida o el traspaso vertical en los individuos Modelo II por deficiencia
mandibular también será afectada de la misma manera, o sea, será más grave
cuanto menos compensados estén los dientes inferiores. En esa línea de racio
cinio, la gravedad de la maloclusión de carácter esquelético, incluyendo las del
Modelo II y la limitación para el tratamiento ortodóncico, depende mucho de
la cantidad de compensación presente en el examen inicial. Si tuviéramos ma
loclusiones de magnitud similar en la relación molar en el traspaso horizontal
y vertical, los parámetros que definen bien el error en las maloclusiones del
Modelo II, la limitación para el tratamiento ortodóncico será mayor en aquella
que presenta mayor compensación dentaria.
174
■ M o d e lo II
Inicial 13a 9m
I .A.R. 569) m m
175
■ I c o p o ld in o C ap e lo z z a I ilho D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
F ig u ra 13: La a tre sia d e n to a lv e o la r o b lig a to ria del a rc o d e n ta rio s u p e rio r q u e to d o in d iv id u o p re se n ta en las m a lo c lu s io n e s del m o d e lo
II e stá c a m u fla d a en la p o s ic ió n de o c lu s ió n en cla se II. Por fin, fu e esa re la c ió n s a g ita l a lte ra d a y la n e c e sid a d de e n g ra n a r los d ie n te s
q u e p ro v o c ó esa a tre sia d e n to a lv e o la r c o m p e n s a to ria . C u a n d o los a rc o s d e n t a rio s so n re la c io n a d o s en una p o s ic ió n q u e sim u la la
c o r r e c c ió n de la d is c re p a n c ia a n t e ro p o s te rio r, la a tre sia ap are ce .
176
Lin este punto parece razonable admitir que la observación de las caracte
rísticas de posición dentaria es importante para ayudar a definir la posibilidad
de tratamiento (pronóstico) y retos terapéuticos, definiendo qué necesita ser
mantenido o eliminado en la eminencia del tratamiento adoptado, correctivo o
compensatorio.
TRATAMIENTO
177
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
hechos a partir de ese punto, con base en la literatura, tienen soporte en ese tra
bajo de 19 9 6 y en otros publicados antes o después, siendo razonable admitir que
los pacientes componentes de la muestra fueran Modelo II con base en el mismo
criterio, o sea, tratamiento con interés ortopédico.
De modo general, ¿se puede admitir, a partir de la perspectiva que la literatura
permite, que el tratamiento ortopédico ideal es posible? Tratamiento ortopédico
ideal presupone una intervención activa sobre el crecimiento, la dirección o la
cantidad, capaz de establecer relaciones maxilomandibualres ideales y de carác
ter permanente, liso considerado, se puede hacer dos preguntas. Inicialmente,
¿sería la intervención ortopédica posible?
Sí, tanto en la maxila como en la mandíbula. Los trabajos analizados por
Aelbers y Dernaut (1996) permitieron esa conclusión, así como otros publi
cados después, lin la maxila, el anclaje extralnical confirma sus posibilidades
descritas de forma brillante por Wieslander (1963) y por Birle Melsen (1978)
en trabajos clásicos, el último con implantes. La maxila sufre retrusión relativa,
el arco dentario superior, incluyendo molares e incisivos, son clistalizados y la
mandíbula sufre efectos colaterales dependientes del tipo de tracción utilizada.
Los valores numéricos obtenidos en el análisis cefalométrico y por los cuales los
efectos fueron comprobados, tuvieron siempre expresión discreta, a pesar de
mostrar significado estadístico.
La mandíbula fue influenciada cuando tratada ortopédicamente, con aumen
T ra ta m ie n to o rto p é d ic o ideal pre
supo n e una in te rv e n ció n activa so
to de su tamaño y de su protrusión. Los reflejos alcanzaron la maxila que mostró
bre el cre cim ie n to , la d ire cc ió n o la menor protrusión, lo que en algunos trabajos ocurrió de modo más intenso por
can tidad , capaz de e sta b le ce r rela el uso conjunto del anclaje extrabucal y, en consecuencia, ocurrió una mejora
cio n e s m a xilo m an d ib u lare s ideales
y de ca rá c te r perm an en te. ¿Serla la en la relación maxilomandibular. Nuevamente, los valores obtenidos, como efec
in te rv e n ció n o rto p é d ica p o s ib le ? to terapéutico, fueron muy pequeños a pesar de los resultados estadísticamente
significantes. La excepción significante fue el desempeño detectado cuando el
estímulo ortopédico de la mandíbula fue hecho con aparato de Herbst. Como
Pancherz había demostrado, en sus esfuerzos dignos de elogios, porque apoyado
en una línea de investigación ejemplar que pudo ser consultada a través de 1111
resumen publicado (PANCHIiRZ, 1997), los efectos terapéuticos de ese aparato
fijo llegan a ser cuatro veces superiores a los descritos para el estímulo de la man
díbula con aparatos funcionales. De forma colateral, casi siempre indeseable, hay
impacto sobre la maxila y sobre los arcos dentarios.
Resumiendo, el tratamiento con interés ortopédico fue capaz de influenciar la
maxila y la mandíbula de modo discreto, según pudo ser evaluado por la peque
ña cantidad de los efectos terapéuticos. Los casos descritos con tratamiento con
aparato fijo de Herbst, asociado o no al anclaje extrabucal, fueron excepciones.
Es interesante observar, sin embargo, que a pesar de esas discretas alteraciones
para la posición y el tamaño de la maxila o mandíbula, los casos sometidos a ese
tratamiento fueron corregidos. Si la corrección en el esqueleto fue de pequeña
cantidad, ¿quién fue o fueron los responsables por la normalización de la denta
dura? Si la mandíbula o maxila contribuyeron con uno o dos milímetros o grados
para la corrección del traspaso anteroposterior de la maloclusión de Clase II,
¿quién fue responsable por la corrección restante? La respuesta es: los dientes.
Los dientes incisivos superiores e inferiores fueron los mayores responsables por
178
■ M o d e lo II
movibles y demandan alta colaboración, ni siempre disponible. Eso disminuiría Los tra ta m ie n to s de In terés o rto p é
dico Influyen de m odo d iscre to el
la respuesta terapéutica. Otra parte de esa variación puede ser la causa de los
c re c im ie n to de Lis e stru c tu ra s bajo
pacientes Modelo I estar en esas muestras. Los aparatos son usados más frecuen su acción, con e xc e p ció n del apa
temente en la dentadura mixta y, en esa fase, los molares pueden guardar una rato fijo de H erbst, a so ciad o o no
al anclaje e xtrab u ca l. Las m a lo clu
relación de Clase II transitoria y desear que los pacientes sean considerados por sio n es así tra tad a s son en general
tadores de maloclusión Clase II. Si así ocurre y ellos son incluidos en la muestra, co rreg id a s, pero, al co n tra rio de la
tendrán una respuesta según su modelo ele crecimiento normal, aumentando in te n ció n tera p é u tica prim aria, por
re sp u e stas c lín ica s m ucho más d e n
la respuesta terapéutica y contaminando positivamente los resultados de las in tarias que e sq ue lé tica s.
vestigaciones. Pero la mayor variación debe estar condicionada a diferencias en —4
el modelo ele crecimiento. Los artículos ele Tulloch y colaboradores (1997a, b,
1998) traen importante contribución para la comprensión ele esa variación en
las respuestas y en su dependencia elel Modelo Individual de crecimiento. Como
parte ele una investigación ele juzgamiento clínico de la efectividad ele tratamiento
ortopédico en la maloclusión ele Clase II, los componentes de la muestra son
divididos en tres grupos. Mientras uno no recibe tratamiento funcionando como
grupo de control, los otros dos son tratados con anclaje extrabucal o aparato or
topédico funcional. Cuando analizados, los grupos tratados, repitiendo la regla ele
la literatura, exhiben gran variación en la magnitud elel crecimiento. No obstante,
es interesante observar que en el grupo control ele los individuos no tratados, ►
la variación en la cantidad ele crecimiento mandibular es similar en extensión Hay una gran variació n de re sp u e s
ta al e stím u lo o rto p é d ico . Los e s t u
(distancia elel mayor valor para el menor valor) al elel grupo tratado con aparato
d io sos no c o n sig u ie ro n e stab le ce r
ortopédico funcional. Aunque la cantidad ele crecimiento medio haya sido mayor cóm o id e n tifica r los in d ivid u o s su
para el grupo tratado, así como el menor y el mayor valor en ese grupo hayan perio res o in fe rio re s para la c a p a c i
dad de cre cim ie n to . Eso probable
sido mayores que el menor y el mayor valor para el grupo no tratado, cerca de m ente o curre po rqu e no hub o en la
un veinte por ciento de los individuos elel grupo tratado crecieron menos que el selecció n de las m u e stra s un c rite
promedio del grupo 110 tratado. Eso permite algunas conclusiones: el individuo rio c.tpa/ de separar los In d ivid u o s
por el m o delo de cre cim ie n to .
que mostró el mejor crecimiento en el grupo ele control, recibiendo tratamiento
probablemente tendría la mejor respuesta elel grupo tratado; el individuo con el
peor incremento ele crecimiento del grupo no tratado, aunque no recibiera tra
tamiento, probablemente no llegaría a alcanzar la media ele su grupo y crecería
menos que la media de los 110 tratados. Eso muestra la extrema dependencia
ele la respuesta terapéutica al modelo. Los autores de ese estudio no consiguie
ron establecer cómo identificar los individuos superiores o inferiores, o los que
tienen buena capacidad ele crecimiento ele los que no la poseen. Eso ocurrió
probablemente porque, según descrito en el inicio de este capítulo, no hubo en
la selección ele la muestra 1111 criterio capaz de separar los individuos por el mo-
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■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
délo de crecimiento. Aunque sea razonable creer que cuanto peor es el modelo
de crecimiento exhibido antes del tratamiento, peor es la capacidad del paciente
para preservar ganancias obtenidas con la terapia, es necesario siempre tener
mucho cuidado en el pronóstico. Los pacientes deben ser informados sobre las
limitaciones consecuentes.
El abordaje ortopédico es posible, pero muy limitado. ¿Y cuánto a la esta
bilidad, los efectos del tratamiento ortopédico serían permanentes? Lamenta
blemente la respuesta con base en la perspectiva que la literatura permite es
no. La maxila y la mandíbula retoman su modelo de crecimiento después del
término del tratamiento ortopédico (DERMAUT; AELBERS; 1996, parte I; I'AN
CHE KZ, 1979, 1982, 1997, DE VICENZO, 1991, 1997). En realidad, hacen más
que eso. Aunque la maxila muestre a largo plazo un poco más de receptividad a
El tra ta m ie n to o rto p é d ic o ideal la intromisión de la terapia en su modelo de crecimiento (WIESLANDER, 1993),
pre su p o n e una in te rv e n ció n activa
tanto ella como la mandíbula suelen anular el efecto terapéutico. Eso es muy
sob re el cre cim ie n to , la d ire cc ió n o
la ca n tid ad , capaz de e sta b le ce r re bien explicado por la teoría de la hipoteca del crecimiento facial (JOHNSTONJR.,
la cio n e s m a xilo m an d ib u lare s id e a 1996). En una feliz comparación en que la mandíbula es el foco, el autor sugiere
les y de ca rá c te r perm an en te. ¿Los
que el crecimiento obtenido por la terapia sea un adelanto del crecimiento total
re su ltad o s o b te n id o s con la acción
o rto p é d ica serían peí n i,m e n te s ? disponible para el paciente. Después del tratamiento, 110 sólo el paciente 110 con
sigue mantener el ritmo de crecimiento instituido como crece menos de lo que
sería esperado para él o para su control 110 tratado. Ese ahorro, aparentemente
obligatoria de crecimiento, hace con que al final del proceso su mandíbula sea
similar a la de su control o tan discrepante en relación con lo normal como era
antes del tratamiento.
Si el abordaje ortopédico es posible, pero limitado, y si sus resultados se pier
den con el tiempo, 110 siendo significantes en el final del proceso de crecimiento,
¿cómo queda el uso de los aparatos con ese objetivo en la práctica clínica? Aelbers
y Dernaut (1996) concluyen que continuarán a tener importante papel en el
tratamiento de esos pacientes. No es razonable discordar de eso, pero es necesa
rio admitir una dosis de subjetividad muy grande en el papel que esos aparatos
pasan a tener en la práctica clínica. Al segmentar esa respuesta, se aborda los
aparatos ortopédicos funcionales, dejando para la presentación de casos tratados
No. El abordaje o rto p é d ico es posi
el enfoque sobre el anclaje extrabucal.
ble, pero lim ita y sus re su ltad o s en
general se pierden con el tiem po , Siempre es bueno tener conocimiento, aún cuando él limita. Específicamen
no sien do sig n ifica n te s en el final te, el atestado de efectos mucho más dentoalveolares que esqueléticos de los apa
del p ro ce so de cre cim ie n to .
ratos llamados ortopédicos no crea, sino evidencia las limitaciones que siempre
existieron y eran camufladas probablemente por la ilusión que la corrección de
la dentadura creaba y por la complacencia del mirar poco crítica. La mayoría de
los profesionales con formación ortodóncica ya presentaban en la década de 90
su entusiasmo con las posibilidades de la ortopedia funcional en ritmo de baja.
Constatado que los aparatos ortopédicos funcionales serían tan ortodóncicos
como los aparatos fijos, ¿cuál sería la justificativa para usarlos?
La respuesta no está conectada a lo que el aparato ortopédico funcional hace,
sino a cómo y cuándo lo hace. El aparato es de dentadura mixta, período interme
dio y sería apropiado discutir su acción e indicación en el próximo apartado.
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■ M o d e lo II
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
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■ M o d e lo II
bito de succión. Esa protrusión dentaria superior es moderada y es imposible I a protrusión m axilar solam ente pue
de ser diagnosticada en la presencia
responsabilizarla por el traspaso horizontal de 9mm. El traspaso vertical está
de la protrusión de todo com plejo na
cerca de lo normal. El arco dentario inferior es bueno, y como la mandíbula fue som axilar, e xp licitado por la im plan
considerada buena, se concentran en la maxila y en el arco dentario superior las tación m uy oblicua de la nariz.
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■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o D ia g n ó s tic o en ( )rto d o n c ia
Maxila +
Área dentoalveolar superior ++
L - localización Área dentoalveolar Inferior ++
Mandíbula -
Ambiental +
E - etiología Genética
cresc trat
Muy joven + +
E - Edad Joven + +
Adulto -
tiene vínculo genético, porque la esencia del problema está en el complejo naso-
maxilar, estructura primariamente condicionada al modelo de crecimiento. Eso
es factor negativo en la LEEG.
La próxima consideración es la edad. En ese tópico se debe considerar el
factor crecimiento. Iil paciente está en pleno momento de crecimiento maxilar
(DELAIRE, 1997), lo que justifica técnicamente el tratamiento y cuenta punto
positivo en el pronóstico.
El próximo factor a ser considerado en la LEEG está en este caso, íntima
mente relacionado con el daño de la auto-imagen del paciente. La gravedad
significativo desequilibrio estético. Otro parámetro que permite la comprensión
de la gravedad es la disfunción a que ella obliga, impidiendo la selladura labial
pasiva.
lin este punto, después de considerar los factores que la influencian, la LEEG
permite un buen pronóstico para el tratamiento de esa maloclusión, desde que
se acepte la posibilidad de manejo ortopédico de la maxila, con sus efectos cola
terales que serán útiles, incluso porque los dientes superiores participan mode
radamente de la maloclusión. El tiempo para tratar es ahora, considerando que
la maxila está en crecimiento, que el paciente tiene queja estética y la magnitud
de la maloclusión, además del impacto estético, causa disfunción obligatoria y
también pone en riesgo la salud de los dientes anteriores expuestos a impactos.
La normalización morfológica va a permitir la rutina funcional y la equivalencia
de crecimiento puede ser obtenida con un tratamiento relativamente simple y
ejecutada a corto tiempo.
El aparato elegido fue un extrabucal conjugado, basado en la propuesta de
184
■ M o d e lo II
185
■ I e o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o 1)ia g n ó s tic o en Oí todonc ¡a
Thurrow (1975), y tuvo como objetivo presionar la maxila hacia tras y hacia arri
ba, con efectos sobre la dentadura superior que será retraída y expandida en el
área dentoalveolar. Ese aparato es usado de 8 a 10 horas por día (para dormir),
para enfatizar su efecto ortopédico o minimizar el dentario. La fase activa, con
siderada el tiempo necesario para introducir la corrección, fue de un año (Fig.
15). Si se deja de laclo el aspecto puramente académico y técnico y se reporta a la
calidad de vida del paciente, su auto-imagen mejora y su probabilidad de pasar a
ser visto como aceptable, después de la corrección dentoesquelética que permite
la selladura labial, es genéricamente muy grande (REIS, 2001).
Este tratamiento necesita contención. La corrección introducida hace res
tricción maxilar en sentido anterior e inferior, probablemente contrariando el
modelo de crecimiento del individuo si realmente es un Modelo II, protrusión
maxilar. Eso justificaría continuar por un período la compresión maxilar en lo
que podría ser entendido como neutralización de crecimiento indeseable. Ade
más, ocurre en ese tratamiento lo que podría ser descrito como flexión clentoa-
lveolar anterior para tras (retracción de los incisivos) y posterior para fuera (ex
pansión). Ya era necesario ese cambio de forma “per si”. Con la gran corrección
de forma se permite a la musculatura, y eso es una gran ganancia, un nuevo
modelo funcional. Es razonable para permitir la acomodación de esa muscula
tura que la forma sea mantenida por un período de contención. De esa manera,
el aparato será mantenido para uso nocturno, sin activación transversal como
contención, en un período llamado monitorización de crecimiento e irrupción
asistida. Los regresos son espaciados, en general a cada 3 meses, reduciendo el
número ele visitas elel paciente al profesional. Después de la entrada en oclusión
de los primeros premolares superiores e inferiores, es razonable iniciar la retira
da elel aparato en una fase llamada de teste ele estabilidad (Fig. 16). La experien
cia con ese tipo ele abordaje permite antever la estabilidad relativa, desde que el
aparato haya sido mantenido como contención por lo menos el mismo tiempo
que llevó para la corrección y que el paciente esté funcional. La estabilidad rela
tiva significa que se espera que las relaciones dentarias obtenidas se mantengan
a costa de compensación dentaria que será tan mayor como más discrepante el
diferencial de crecimiento maxilomanclibular del paciente Moelelo II, protrusión
maxilar en tratamiento. Las pérdidas de calidad en las relaciones faciales deben
guardar la misma correlación. Si la evolución es buena, entonces el paciente es
acompañado en lo que se llama ele monitorización ele irrupción hasta el cambio
ele todos los clientes y dentadura permanente completa, cuando el mismo será
evaluado para tratamiento con aparato fijo (Fig. 17). En ese período, las visitas al
consultorio son todavía más espaciadas, en general a cada 6 meses, siempre con
el objetivo ele mejorar la relación coste / beneficio elel tratamiento.
186
■ M o d e lo II
I ¡gura 16: La Irru p ció n de los p rim e ro s pre m o lare s indica el final de la fase de m o n ito riza c ió n . La irru p ció n de esos d ie n tes en relación clase I
in d ica el é x ito del tra ta m ie n to in te rc e p tiv o .
187
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 1 7: Las rad io g rafía s inicial, final de la fase a ctiv a y final de la fase de m o n ito riza c ió n m ue stra n el re su lta d o obtenido .
188
■ M o d e lo II
189
■ I e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho D iag nó stic o en O rto d o n c ia
normales es uno ele los objetivos de esta investigación. La grata revelación de esa
permisividad en la interpretación de lo aceptable revelada por esta investigación
vino acompañada de la extrema exigencia en relación con lo ideal. Solamente
el 3 % de los individuos “normales” fueron considerados agradables en el exa
men de perfil. Se llega al punto: se tiene un altísimo predominio de individuos
clasificados como deficientes mandibulares, porque lo ideal para la mandíbula
extrapola lo que sería normal, entendido como lo que más ocurre en la pobla
ción, respetando la funcionalidad y la morfología aceptable.
¿Por qué esa explicación está dentro de un tópico que debería, por su tí
tulo, estar refiriéndose al tratamiento? Porque quien piensa en tratamiento se
apoya en el diagnóstico para determinarlo y, antes de implementarlo, debería
inmediatamente pensar en el pronóstico. Aquí la importante de reconocer esa
variabilidad, o permisividad, en lo que sería normal para la mandíbula. Se in
troducen en este libro las incontestables limitaciones que la literatura evidencia
para la práctica clínica en lo que se refiere a la alteración del crecimiento y del
tamaño final de la mandíbula. Dentro de esa perspectiva, el pronóstico sería
malo y el tratamiento cuestionable en búsqueda de la mandíbula ideal que la
mayoría de la población no tiene. Todo cambia, aunque permanezca lo mismo,
si la perspectiva deja de ser la búsqueda de lo ideal y pasa a ser la manipula
ción del crecimiento para producir la mejor mandíbula que el paciente puede
tener. Permanece lo mismo porque la mandíbula final será aquella determinada
el ser hum ano es un obstinado en bús
queda de la consecuc ion de sus deter genéticamente para el paciente, confirmando las evidencias levantadas por la
m inantes genéticos, sería m ucho ad- literatura. Cambia porque esa mandíbula, a pesar de 110 ser ideal, puede ser
m itlr que tantos dejarían de cum plir
considerada normal. Una regla antigua, recomendada por Brodie, uno de los
esos determ inantes para el tam año
mandibular. Quizá la posición de la ortodoncistas más lúcidos y acatados de todos los tiempos, usada dentro de una
mandíbula pueda ser más afectada. nueva perspectiva, El sugería, dentro de un conjunto de normas para reglar la
práctica de la Ortodoncia, que el crecimiento debería ser usado para producir el
resultado. Debería ser utilizado principalmente en portadores de discrepancias
esqueléticas para posibilitar la corrección de la maloclusión. Esa regla de oro
es actualmente citada por muchos conceptos guías que la literatura propicia:
la corrección de la morfología asociada a la rutina fisiológica permite la equiva
lencia de crecimiento; la alteración del modelo de crecimiento mandibular es
solamente temporal, pero el paciente obtiene la mejor mandíbula que puede
tener; las oclusiones son corregidas y suelen mantenerse así, gracias a la com
pensación dentaria.
En resumen, el diagnóstico de Modelo II, deficiencia mandibular, se hace en
relación con lo ideal. Lo ideal puede ser buscado, pero raramente será obtenido.
El tratamiento con interés ortopédico debe ser hecho, si la cara es como mínimo
aceptable, porque el crecimiento será usado para producir el resultado. La oclu
sión será corregida y se mantendrá gracias a los ajustes compensatorios de los
dientes, desde que la recuperación morfológica sea acompañada de posibilidad
funcional. Aunque, desde el punto de vista de la mandíbula ideal, el paciente
esté deficitario, 110 se olvide de que su cara fue considerada aceptable en el
momento del diagnóstico. De ese modo, el crecimiento fue usado para producir
una oclusión corregida y potencial mente estable en una cara aceptable. Queda
difícil criticar una opción de tratamiento con esas posibilidades.
190
■ M o d e lo II
Figura 18: Paciente m odelo II, clase II, 10 años y 2 m eses, se g u n d o período de la d e ntad ura m ixta, m oderada p ro tru sió n m a xila r y d e ficien cia
m andibular.
191
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o I)ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 19: El tra tam ien to fue realizado con re stricció n m axilar (AEB) y e stím u lo del cre cim ie n to m andibular (Blonator) d uran te 1 año y 1 mes.
192
■ M o d e lo II
I l|;ur,i 20: D espués de 1 año y 1 mes, con e fe cto s e sp erados. La Irru p ció n está o cu rrie n d o el tra sp a so h o rizo n ta l y v e rtical están co rre g id o s
1 on la o clu sió n p o ste rio r todavía de sa justa d a en sus re la cio n e s verticales.
193
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
194
■ Modelo II
195
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
196
■M o d e l o II
I ¡gura 22: Las rad io g rafía s del p a cien te m odelo II, p ro tru sió n m a xila r m uestran la po sició n d e n ta ria en el final de la Irru p ció n y los e fe cto s
del tra ta m ie n to co rre c tiv o . El d e staq u e n e g ativ o es el á n g u lo dado a los ca n in o s por la e le cció n de brackets Inadecuados, que ad em ás de
co m p licar un tra ta m ie n to que podía ser sim ple, robó de la o clu sió n parte de las ca ra c te rís tic a s creadas n atu ra lm e n te d e sp u é s de la fase
In tercep tiva . Eso a um e n ta el rie sg o de recidiva.
197
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
F ig u ra 23: P a c ie n te m o d e lo II, p ro tru s ió n m a xila r, a los 16 ano s, d e sp u é s de la fin a liz a c ió n del t ra t a m ie n t o co n a p a ra to fijo.
Figura 24: Evaluación de los e fe cto s del tra ta m ie n to y del cre c im ie n to sobre el perfil del p a cie n te m o delo II, p ro tru sió n m axilar, p e rm ite e v i
d e n cia r ca m b io en la línea de Im p la n ta ció n de la nariz. La m andíbula podía ser m ejor, a u n q u e todavía m e rezca ser co n sid e ra d a aceptab le.
198
■ M o d e lo II
F igu ra 25: R a d io g ra fía s la te ra le s de la cara in ic ia l, p o s tra ta m ie n to co n A O F + AEB, y final d e sp u é s del a p a ra to fijo del p a c ie n te co n
m o d era d a p ro tru s ió n m a x ila r y d e fic ie n c ia m a n d ib u la r.
199
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 26: O clu sió n e cara del p a cien te m odelo II, m oderada pro tru sió n m a x ila ry d e ficie n cia m a n d ib u lar d esp ués del tra ta m ie n to con aparato
fijo a los 12 años y 11 m eses. C o rre cció n de las re la cio n e s o clu sales con un im p acto facial m oderado ju s tific a el tra tam ie n to .
200
■ M o d e lo II
201
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
202
■ Modelo II
de este capítulo, específicamente para ese paciente, lil diagnóstico fue posible
tanto en la norma de perfil como en la frontal, lo que refuerza la gravedad de la
discrepancia esquelética. De cualquier modo, el frontal es mejor que el perfil y
permite clasificar en esa norma la cara como aceptable.
lin la época en que ese tratamiento fue instituido, en el inicio de los años 80,
el pronóstico era mucho más optimista que el permitido por la evidencia cien
tífica actual. Se inició el tratamiento con una descompensación en la posición
de los incisivos superiores que estaban en posición vertical, siendo utilizado
enseguida un aparato ortopédico funcional (Bionator) para avance de la man
díbula durante 8 meses, con mucha colaboración. Después de ese período, el
tratamiento ortodóncico fue realizado con aparato fijo durante 11 meses (Fig.
28). La superposición de los trazados, obtenidos a partir de las radiografías la
terales de la cara, muestra claramente que hubo poco crecimiento anterior de
la mandíbula y una corrección eminentemente dentaria del traspaso anterior
(Fig. 29).
Aunque el resultado desde el punto de vista facial haya sido frustrante por la
perspectiva más optimista que se tenía en la época, la oclusión fue beneficiada
por el abordaje ortopédico, con una repercusión dentoalveolar que tornó el tra
tamiento con aparato fijo mucho más simple. Después de esa fase, básicamente
ejecutada con nivelación y alineamiento y el uso de elásticos de Clase 11, la co
rrección de la oclusión, que había sido el motivo del tratamiento para el pacien
te, ocurrió, justificando el tratamiento (Fig. 30). No obstante, no se debe esperar
para todos los casos una respuesta tan limitada como la de este caso. Debería
estar preparado para eso, porque es probable que ocurra con frecuencia.
Figura 29: Los tra zo s de las radio grafías y su su p e rp o sició n m ue stra n la lo calización e m in e n te m e n te dentaria de la co rre c ció n in trod ucid a.
203
I
Figura 30: En el final del tratamiento, a los 15 años de edad, el paciente modelo II, deficiente mandibular, presenta las relaciones den
tarias corregidas, atendiendo el principal objetivo del tratamiento. Las relaciones faciales son aceptables en el examen frontal y dejan
a desear en el perfil, causando el poco efecto de la tentativa de estímulo del crecim iento mandibular.
204
■ Modelo II
Figura 31: Paciente modelo II, deficiencia mandibular severa, 10 años y 2 meses, con protrusión dentaria superior y gran apiñamiento
superior e inferior.
205
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 32: Paciente modelo II, deficiencia mandibular severa, 10 años y 2 meses, con protrusión dentaria superior y gran apiñamiento
superior e Inferior.
¿Será que no hay alternativa? En la época esa pregunta sonaba muy fuerte,
quizá porque no había una contestación lista para ella. Movido por la necesidad
de encontrar alternativas, algún tiempo después, en el inicio de los años 9 0 , el
aparato de Herbst anclado en la gestión competente que Pancherz siempre hizo
de él, parecía una opción. La lectura de los artículos disponibles (PANCHERZ,
1 9 7 9 , 1 9 8 2 ) incentivó la tendencia del uso de ese recurso fijo, pero el contacto
con la parte práctica de su uso, con lesiones en la boca, rupturas frecuentes y
emergencias en el consultorio no fue estimulador. La opción por el uso del apa
rato de Herbst removible no agradaba por la necesidad de continuar dependiente
de la colaboración del paciente. Muchos años después, la evolución conceptual
del aparato, el diseño más estructurado y resistente venció las reservas que ha
bía y se pasó a utilizarlo de forma escasa. El hecho de los efectos de ese aparato
estar más conocido hoy, que son menos significativos para el crecimiento que
se imaginaba, no disminuyó el interés por su uso. El estímulo del crecimiento
mandibular ya había aumentado por la poca efectividad de los aparatos ortopé
dicos funcionales, pero también por la imposibilidad de la mandíbula preservar
las ganancias introducidas por la terapia con el aparato de Herbst. De esa mane
ra, cuando se habla en uso escaso del aparato, se está refiriendo a su uso cuando
es absolutamente necesario que el estímulo del crecimiento mandibular y sus
efectos colaterales sean usados en el tratamiento de maloclusión del Modelo II.
En términos de edad, es preferible el uso de aparatos ortopédicos funcionales
en la fase de dentadura mixta, período intermedio, haciendo uso del aparato de
Herbst con previa expansión rápida de la maxila en la dentadura permanente y,
excepcionalmente, en casos graves de dentadura decidua o inicio de la mixta,
según protocolo de Wieslander (WIESLANDER, 1984).
206
El caso clínico de la figura 31 y 32 exhibe de modo significativo la situación
en que se considera absolutamente necesario el uso de aparato de Herbst, con
previa aceptación de sus calidades, posibilidades y limitaciones. Las calidades,
imbricadas unas a las otras, son el hecho de ser fijo, que implica el uso obli
gatorio y propician la mayor ventaja que es la predicción. No absoluta, ya que
habrá variaciones en las respuestas condicionadas al modelo de crecimiento
del paciente, pero importante en el sentido de que habrá respuesta. La posibili
dad más consistente es la reconocida capacidad de incrementar el crecimiento
mandibular durante su período de acción (ALBERS et al., 1996; PANCIIERZ,
1997). Quizá se pueda, más que usar el crecimiento del paciente para producir
resultado, usar un crecimiento incrementado en el espacio de tiempo del trata
miento para producir la corrección de la maloclusión en el lugar deseado. Las
limitaciones son las restricciones impuestas por el modelo de crecimiento que
no sólo limita la respuesta, sino condiciona la deterioración en la relación maxi-
lomandibular establecida en el tiempo activo del tratamiento. Los recelos con
efectos dañosos a la dentadura, principalmente los incisivos inferiores que son
sometidos a un movimiento de protrusión significativo, invadiendo el vestíbulo,
no parecen fundamentados (PANCHERZ, 1997). Solamente un pequeño por
centaje de esos dientes presenta ese tipo de respuesta. Obvio que eso depende
de la calidad de la sínfisis y de la cantidad de ese movimiento de los incisivos,
que precisa ser controlado y obedecer a las normas de respeto que se adopta
para cualquier movimiento o aparato. Las preocupaciones clásicas con ese tipo
de movimiento no son fundamentadas si los cuidados son observados (ARTUN;
GROBETY, 2001).
La gravedad de la maloclusión de Modelo II presentada parece incuestiona
ble. Se tiene una deficiencia mandibular muy significativa, observada tanto en
el examen de la cara frontal como en el perfil, que torna la cara desagradable
(Fig. 3 0 - Se considera que esa circunstancia exige absolutamente intervención
sobre el crecimiento mandibular. Complicada por el apiñamiento y por la com
pensación en la posición de los incisivos, la maloclusión no exhibe traspaso
horizontal compatible con el error esquelético. El tratamiento con avance de la
mandíbula va a exigir que la compensación dentaria sea eliminada, permitiendo
el avance de la mandíbula. Esa descompensación asociada al apiñamiento que
la maloclusión exhibe va a exigir exodoncias y retracción máxima en el arco in
ferior, y exodoncias y pérdida de anclaje en el arco superior. ¿Habría valor para
esas actitudes si no hubiera predicción para el avance de la mandíbula? Sería
probablemente complicado optar por cuatro exodoncias, evidenciar o dejar más
“grave” la maloclusión y no tener posibilidad de garantizar alguna respuesta en
el avance de la mandíbula. Esa situación, ya comentada, evidencia una condi
ción en la cual el uso del aparato de Herbst parece absolutamente indicado.
Para que su uso fuera posible, se hicieron las exodoncias después de una
ERM, y la eliminación del apiñamiento y la descompensación posible introduci
da. El examen de la radiografía lateral de la cara, pre-aparato de Herbst, muestra
lo que fue posible evidenciar a nivel de la dentadura, de la discrepancia del
Modelo II por deficiencia mandibular (Fig. 33).
207
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 33: La decisión de tratar con avance de mandíbula obligó la introducción de descompensación. Eso fue hecho con ERM y ex
tracciones, pero limitado por la severa discrepancia de modelo. La descompensación posible fue introducida y un avance hecho con
Herbst. La radiografía lateral de la cara post-Herbst, usado de los 12 a los 1 2 años y 8 meses, muestra el efecto introducido.
208
■ Modelo II
Figura 34: A los 14 años, el tratamiento está terminado. La acción del Herbst correspondió a la efectividad esperada, confirmando su predic
ción. Aunque con la compensación dentaria Inevitable, la corrección de la oclusión fue posible, con alguna respuesta mandibular en un caso
grave donde la cirugía ortognática sería la única alternativa disponible. La cara es, como suele ser en este tipo de tratamiento, mejor en
frontal que en perfil. Aún en esta perspectiva, la agradabllidad facial, el resultado parece bueno.
209
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en O rtodoncia
Figura 35: El control dos años después del final del tratamiento, ejecutado con el objetivo de corregir la oclusión por avance mandi
bular muestra una manutención de las relaciones oclusales y una cara aceptable, principalmente en el aspecto frontal y en la sonrisa.
A pesar del empuje de crecim iento terminado, todavía hay crecimiento por la frente, lo que probablemente desencadenará más
compensación dentaria y pérdida de la calidad facial. El diseño de la nariz y la calidad del mentón mejoran un poco la perspectiva para
estética facial a largo plazo.
210
El aparato de Herbst fue utilizado y la respuesta clínica obtenida en 8 meses,
lil resultado obtenido es la síntesis de las posibilidades dentro de la capacidad de
respuesta permitida por el modelo del paciente para crecimiento mandibular,
que definitivamente no es bueno. A pesar de la compensación dentaria que los
incisivos volvieron a presentar, 110 se puede negar la mejorar obtenida en las
relaciones oclusales y faciales (Fig. 33, 34).
La gran preocupación en este caso, que era no conseguir respuesta en el
avance de la mandíbula después de la descompensación, fue superada de forma
positiva. La nueva preocupación es con la respuesta inmediata en el primer
año postestímulo. La literatura evidencia que ese es 1111 período de pérdidas
significativas para quien tuvo incrementos mandibulares durante el tiempo de
tratamiento activo QOHNSTONJR., 1996; DE VICENZO, 1991)- El control de 2
años postratamiento del paciente muestra que la oclusión se mantiene corre
gida y la apariencia facial es razonable (Fig. 35). Lamentablemente todavía hay
crecimiento por la frente y, considerando la gravedad de la deficiencia mandibu
lar inicial, es lícito desconfiar de la capacidad del crecimiento de la mandíbula
para acompañar el crecimiento remanente del restante de la cara. Eso probable
mente significará más compensación dentaria y pérdida de la calidad estética.
Felizmente el diseño de la nariz y la calidad del mentón mejoran la perspectiva
para estética a largo plazo, principalmente en el aspecto frontal. La compara
ción 110 debe ser hecha a partir de lo que se tiene como ideal, sino con lo que
se tenía inicialmente, añadido del cuestionamiento de que se tendría si nada
fuera hecho o fuera hecho diferente. Excepto por las posibilidades que la cirugía
ortognática conferiría a ese tratamiento, 110 hay otra opción tan productiva.
A pesar de esa capacidad “correctiva”, parece imprescindible admitir que
ese y todos los casos de Modelo II con involucro mandibular, que es la inmensa
mayoría, reciben 1111 tratamiento que en esencia es compensatorio. En esa pers
pectiva, se transporta al próximo tema de este capítulo.
211
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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Figura 36: Prescripción de brackets Capelozza modelo II para ángulo e inclinación. En azul las alteraciones sugeridas para ese modelo (arte
de Fabrício Rodrigues).
212
De la idea original de Andrews (1989), se mantiene en la propuesta original la
inclinación de los incisivos inferiores de 4o. para convivir con la tendencia de
inclinación vestibular que esos dientes suelen presentar al final del tratamien
to. La experiencia de algunos años de uso de esa prescripción y los valores ob
tenidos para inclinación de la corona de incisivos inferiores de pacientes brasi
leños, en casos bien terminados (CABRERA, 2005, en preparación) mostró que
era necesaria una prescripción más vestibular. Considerando el espacio libre o
el ángulo de desvío para uso de los hilos rectangulares de calibre 0 1 9 x 025”
en brackets de cuneta 0 2 2 x 030” , es posible admitir que esos hilos conviven,
como mínimo, con + 2 ° ó -2 ° de diferencia entre la prescripción del bracket y la
inclinación de la corona del incisivo. De esa forma, se considera útil prescribir,
además del 4o, un bracket de inclinación 8 o para los incisivos inferiores.
Para los incisivos superiores no se adopta la inclinación disminuida que An
drews sugiere, porque raramente eso es deseable, aunque suela ocurrir. La op
ción de mantener la prescripción modelo original para los incisivos superiores
es permitir a esos dientes lo que se llamaría, en la perspectiva de la técnica de
Edgewise, de torque vestibular resistente a las mecánicas que siempre tendrán
la tendencia de verticalizarlos. Con eso, en vez de colaborar con la compensa
ción en el arco dentario superior, se solería minimizarla. Eso va a preservar
estéticamente la maxila y concentrar, tanto como posible, la compensación en
el arco inferior, una vez que es la mandíbula el agente causal más frecuente de
ese tipo de maloclusión.
Cuanto a la angulación, se propuso la prescripción de brackets para caninos
superiores con angulación disminuida para solamente 5°. Eso sumado a los
brackets de premolares superiores que no tienen angulación, hace un ahorro
de 10° de angulación por cuadrante del arco superior (Fig. 36). Esa conducta
crea una situación anatómica más compatible con las características naturales
de la maloclusión de Modelo II y condiciones que no complican su tratamiento
ortodóncico por dism inuir la cantidad de espacio necesario para su alineamien
to y nivelación y evitar tendencia a la mesialización. Además, se sugiere el ma
nejo consistente e individualizado de las angulaciones para los dientes incisivos
superiores. Gracias a la superficie llana que esos dientes en general presentan
alrededor del punto donde el bracket será posicionado, el mismo accesorio
puede ser manejado para propiciar diferentes angulaciones, sin que ninguna
de sus otras características sea significativamente alterada. Parece obvio que
si la intención es evitar protrusión y ahorrar espacio intra-arco superior en el
tratamiento de las maloclusiones del Modelo II, sería útil mantener o dar a los
incisivos superiores angulaciones mínimas, suficientes sólo para que cumplan
su papel estético y funcional.
Antes de la presentación del tratamiento de un paciente con ese conjunto
de brackets (Fig. 37), es necesario dejar claro que los valores preconizados son
buenos en la la dirección del movimiento que privilegian o rechazan, pero su
exacta magnitud carece de confirmación científica. Los brackets de 4o y hasta
8 ° para los dientes incisivos inferiores son más adecuados que los brackets - Io,
pero no se sabe si esos valores para compensación se ajustan a la posición final
de la mayor parte de los incisivos de los pacientes Modelo II tratados compen
213
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
satoriamente. Eso se aplica a todos los valores sugeridos por los diferentes auto
res. Si un comentario pudiera ser hecho, con el apoyo de un artículo que evaluó
la inclinación de las coronas de los incisivos centrales superiores e infei ioi es de
pacientes tratados sin exodoncia, con excelente finalización (CABRERA, 2005,
en preparación), él sería de que quizá muchos otros valores de prescripciones
deberían estar disponibles para permitir la individualización más consistentes.
El diagnóstico para esa paciente adulta joven consideró prioritariamente sus
relaciones faciales y su queja. A pesar del Modelo II en el examen frontal y de
perfil, no se titubearía en clasificarla como aceptable en estos dos aspectos. La
selladura labial, la compensación dentaria presente, y el diseño adecuado de la
nariz y del mentón enmascaran de modo significativo el error esquelético. La
motivación del tratamiento para el paciente era la corrección de su oclusión, lo
que complementa la justificativa para 1111 tratamiento compensatorio. Rechazada
la indicación de cirugía y considerando las buenas posibilidades del tratamiento
ortodóncico para estética y función, se debe considerar ese tratamiento compen
satorio como opción obligatoria o, usando la clasificación que se propuso aquí
(gráfico 7 , cap. 2 ), un tratamiento ortodóncico compensatorio primario.
El protocolo para ese tratamiento prevé que solamente la compensación que
crea problemas para la estética o para las relaciones oclusales será eliminada.
De esa manera, la atresia dentoalveolar obligatoria del arco dentario superior
deberá ser corregida, ya que tiene impacto estético negativo. Si la paciente tu
viera menos edad y crecimiento activo pleno, probablemente su maxila sería
expandida para una corrección total de esa discrepancia transversa y, después
de eso, su mandíbula sería avanzada. Pero la paciente es adulta joven y, siendo
así, limita ese abordaje, siendo recomendable solamente una corrección parcial
de esa atresia con movimiento dentario hacia vestibular. Se considera adecuado
hacer eso con barra palatina para posicionar los molares, dando a ellos la rota
ción perdida cuando la relación molar de Clase II fue establecida. Después de
eso, se usan arcos de nivelación definidos a partir de un diagrama individual y
objetivo (CAPELOZZA y CAPELOZZA, 2004) que huya considerado la necesidad
de expandir el arco superior.
Los brackets utilizados en el arco superior, obedeciendo a la prescripción
para tratamiento compensatorio de las maloclusiones del Modelo II, tienen el
objetivo principal de evitar que la nivelación y el alineamiento sean protrusivos.
Ese es un problema en el uso de los brackets straight-wire causado por la exce
siva angulación conferida a los caninos y por la dispensable angulación de los
premolares superiores. De ese modo, los brackets que se recomiendan pai a el
arco superior tienen angulación 0° para los premolares y solamente 5° para los
caninos (Fig. 36).
Adicionalmente, otras providencias pueden ser tomadas en el arco superior.
E11 el caso específico presentado aquí, observándose la posición de los caninos
superiores y su relación de contacto con los primeros premolares (Fig. 37C y E),
se verá que su angulación es mínima y que el punto de contacto 110 se hace en
el ecuador de los dientes. La disminución de la angulación de los caninos pro
vocada probablemente por irrupción en ambiente con falta de espacio cambia
la relación de contacto con los premolares. Esa menor angulación y el contacto
214
■ Modelo II
Figura 37: P acien te adulta jo v e n , m odelo II, de ficie n cia m a nd ib ular pura con queja relativa a la o clusió n . La cara es a ceptable en fro n ta l y perfil,
a pesar de cla ra m e n te m odelo II. R elacio n es d e nta rla s de clase II co n m ucha co m p e n sa ció n , e xig id a por el m odelo de c re c im ie n to y p e rm itid a
por la p o sib ilid a d fun cion al.
215
■ Leopoldino Capelozza Filho - □¡agnóstico en Ortodoncia
Figura 38: El aparato utilizad o , sitraig h t-w ire, m o delo II, C a p e lo zz a visa c o n v iv ir co n la co m p e n sa ció n in tro d u cid a en la po sició n d entaria que
sea ace p tab le desde el p u n to d% vista e sté tico y fu n cio n a l. B rackets de los ca n in o s su p e rio re s con á ng ulo m ín im o (5°. o m enos, en pegado
fu n cio n a l) e in cisiv o s in fe rio re s Con in clin a ció n v e stib u la r (-*-4®.) fueron utilizad o s. La n ivelación es m enos p ro tru siv a en el arco su p e rio r y
acepta p asivam e n te la in c lin a c ió n v e stib u la r de los in c isiv o s in ferio re s.
216
■ Modelo II
217
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
manera pasiva para angulación. Los clientes ele superficie llana como los incisivos
superiores permiten eso, o sea, individualizar la angulación, sin que su bracket
pierda ninguna de las demás prescripciones en ella contenidas, desde que el pun
to central del conducto del bracket sea puesto en el punto eje vestibular de la
cara vestibular de la corona clínica. lisas providencias permitirán una nivelación y
alineamiento de los dientes superiores con eliminación sólo de la compensación
que causa excrescencia, con un mínimo de efecto colateral protrusivo (Fig. 3HA).
En el arco inferior, todos los brackets straight-wire tienen angulación positiva
que probablemente tendrán su impacto protrusivo aumentado por la mecánica
de clase II, en general con el uso de elásticos de Clase II en los tratamientos
compensatorios. De esa manera, el efecto protrusivo de la nivelación, que es
condenable en el arco superior, es bienvenido en el arco inferior. Los brackets
de Modelo II, recomendados para el arco inferior, son diferentes sólo para los
incisivos, con una inclinación aumentada para 4o o incluso 8 °. En la paciente
presentada, fueron usados brackets más 4°, con la intención de convivir con una
ya aumentada inclinación vestibular de los incisivos inferiores (Fig. 38A).
Al final del tratamiento, el resultado puede ser considerado bueno, teniendo
en mente la naturaleza compensatoria del tratamiento y sus retos (Fig. 39). El
conjunto de actitudes tomadas extrapola la elección de brackets, involucrando
pegados de brackets individualizados, desgastes con objetivos precisos y recur
sos mecánicos para evitar movimientos que llevarán los dientes para las po
siciones indeseadas, constituyen una estrategia absolutamente necesaria en el
tratamiento compensatorio. La recompensa es la adecuada corrección de las re
laciones oclusales con características deseables, aunque no ortodoxas. Vea que
la relación de premolar no es absolutamente de Clase I, así como el traspaso
anterior no está totalmente corregido. A pesar de eso, se debe considerar las re
laciones dentarias adecuadas, porque permiten función y dan estética suficiente
a la oclusión. Después del uso de los elásticos, ese fue el punto en que las rela
ciones oclusales mostraron aparente estabilidad, y eso es aceptable y quizá sea
potencial mente estable. Se debe preparar para comprender todas las caracterís
ticas de la estrategia de un tratamiento compensatorio, principalmente aquellos
que repiten las características del caso presentado: una oclusión lista en un
paciente adulto en que el tratamiento se asemeje más a una reforma que a una
construcción. Pregunte a un arquitecto si su perspectiva cambia al planear una
reforma en vez de una construcción. Es una regla respetar lo que funciona y es
aceptado o aceptable y corregir el error que justificó la búsqueda de la reforma.
218
■ Modelo II
F ig u ra 4 1 : R e la c io n e s o c lu s a le s o b te n id a s d e sp u é s del t ra t a m ie n t o o r to d ó n c ic o de d e s c o m p e n s a c ió n . El u so de b a n d a s es ju s t ific a d o
p o r la é p o ca en q u e e se t r a t a m ie n t o fu e e je c u ta d o (1982).
219
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 42: Las rad io g rafía s del p o sto p e ra to rio e xh ib e n la co rre c ció n ejecutada co n el a van ce de la m andíbula a través de una ciru g ía sagital
bilateral, co rre c ció n de la so b re m o rd id a con una su b a p ical y m ento p lastia de re co lo ca ció n . Fijación sim ple, seg ú n era ru tin a en la época (Ci-
rugía por los Drs. A n te n o r A raú jo y Reinaldo M a zzo ttin i).
220
■ Modelo II
Figura 43: Paciente en el final del tra tam ie n to o rto d ó n cico q u irú rg ic o para co rrecció n de m aloclusión del m odelo II, deficiencia m andibular. Las
relaciones oclusales están co rreg idas y la cara e xh ib e señales de m odelo I (cirugía realizada por los Drs. Reinaldo M a zzo ttin i y A n ten o r Araújo)
221
/
222
■ Modelo II
223
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 44: El p o stra ta m ie n to tard ío del p a cien te m o delo II, p ro tru sió n m axilar, tra ta d o en la fase in te rc e p to ra con AEB co n ju g a d o y desp ués
con aparato fijo to tal m uestran , ya en la vida adulta (32 años), m a n u te n ció n de las re la cio n e s d e n ta ria s o b te n idas. Un a ccid e n te p ro vocó
fra ctu ra s en d ie n tes que fu e ro n re stau rad o s o s u s titu id o s por im plantes. La cara presen ta señales de m o delo I, lo que es e xtre m a m e n te
p o sitivo. Eso m ejora el p ro n ó stico para pa cien tes p o rta d o res del m odelo II ca usa d o s por p ro tru sió n m axilar. T ratad o s en la época adecuada,
ellos pueden ca m b ia r de m o delo en la de p e n d e n cia de la calidad del cre cim ie n to m andibular.
224
■ Modelo II
Figura 45: Evolución de la o clu sió n del p a cien te m odelo II, pirotrusión m axilar, desde el p re tra ta m le n to a los 8 años de edad, m o stran d o el
re su ltad o del tra ta m ie n to in te rc e p tiv o , c o rre c tiv o con apara to fijo y las c o n d ic io n e s en la vida adulta jo v e n (23 años).
225
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 46A: Evolución de la cara en norm a fro ntal, desde el p re tra tam ie n to a los 8 años de edad hasta la vida adulta jo v e n (23 años).
226
■ M odelo II
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 47: El p o stra ta m ie n to ta rd ío (9 años), ya en la vida adulta jo v e n (21 años y 6 m eses) del p a cien te mo e o , t i a a o con yorope
fu n cio n a l (Bionator) en la d e ntad ura m ixta y d esp ués con aparato fijo fue una grata sorpresa. La o clu sió n ( S uena, pero, m as que eso, su c
en a sp e cto fro n tal puede ser co n sid e rad a m odelo I agradable. El perfil, a pesar del m o delo II es m uy bueno.
■ Modelo II
Figura 48: Evolució n de la o clu sió n desde el p re tra ta m ie n to a los 10 años y 2 m eses, p o stra ta m ie n to in te rce p tiv o , p o stra ta m ie n to co n apa
rato s fijos, hasta la vida adulta jo v e n (21 años y 6 m eses).
229
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
230
■ Modelo II
Figura 49B: Evolución de la cara en norma lateral, desde el pretratam ientoa los lo a ñ o s y 2 meses de edad hasta la vida adulta joven (21 años y 6 meses).
231
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en O rtodoncia
232
se volvió a este punto para dejar claro que se estará conceptualmente tratando
aquí de comentar lo que el futuro probablemente reserva para los pacientes
aceptables, tratados con ortopedia mecánica o funcional para mandíbula y tra
tamiento ortodóncico con aparatos fijos.
Considerando que ese tratamiento fue bien indicado y finalmente la oclu
sión está corregida, la premisa del futuro empieza a depender de la magnitud
de la influencia que el tratamiento tuvo sobre la apariencia facial, en lo que
ésta dependía de la mandíbula. La literatura deja claro que cuanto mayor la
corrección o la cantidad de crecimiento mandibular introducido, mayor la ines
tabilidad postratamiento y, consecuentemente, la pérdida de calidad estética.
Viéndolo por partes: primero, ¿por qué llamar eso de inestabilidad y no de reci
diva? Porque este fenómeno es causado por la incapacidad de la mandíbula en
mantener las tasas de crecimiento instituidas por la terapia de estimulación de
crecimiento mandibular y su nombre adecuado sería inestabilidad ortopédica.
Desde el punto de vista del hueso, la mandíbula, eso no puede ser llamado de
recidiva, porque la mandíbula no vuelve hacia tras o encoge. Ella simplemente
no consigue mantener un ritmo de crecimiento que permita la estabilidad para
las relaciones que el tratamiento creó. Desde el punto de vista de los dientes, la
palabra recidiva también es equivocada. Considere que los incisivos inferiores
estaban al final del tratamiento, según suele ocurrir en los pacientes Modelo II,
deficientes de mandíbula después de su corrección, con una inclinación vestibu
lar aumentada con relación al inicial. Después de algún tiempo, la inestabilidad
ortopédica determinó una posición relativamente más retraída de la mandíbula,
y la corrección oclusal se hubiera perdido si los dientes inferiores no la hubie
ran compensado, aumentando todavía más su inclinación vestibular. Cuando se
analiza ese paciente específico para saber qué ocurrió en el postratamiento, es
equivocado llamar eso de recidiva, pues el diente en cuestión, el incisivo inferior,
ocupa una posición más vestibular que, aunque diferente de la final, ella nunca
había ocupado antes. Eso es una inestabilidad en la posición dentaria causada
por una inestabilidad ortopédica. Lo mismo es previsible que ocurra en dirección
contraria con los incisivos superiores. Eso cambia positivamente las relaciones
con las alteraciones postratamiento de los pacientes, sean ellas desde el punto de
vista técnico y específico a los dientes o personas con implicaciones profesionales
y financieras. Cuando se consigue comprender y pronosticar esas alteraciones y
sus agentes causales, pasando esas informaciones a los pacientes y a sus respon
sables en el pretratamiento, se consigue transformar ocurrencias postratamien
to, que serían leídas como fracasos, en hechos previsibles que aumentan la cre
dibilidad y atestan la competencia técnica. El hombre del tiempo, el meteorólogo
que hace las previsiones en la tele, 110 tiene su competencia o credibilidad y éxito
basados en el número de días con buen tiempo o con tempestades que anuncia,
sino en su capacidad de determinar cuándo y por qué ellas ocurrirán.
¿Qué más sería importante evaluar en el postratamiento de esos pacientes
Modelo II, deficientes de mandíbula? Además de considerar que ocurrirán las
imprevisibles recidivas de carácter dentario y otras conectadas a la maduración
y envejecimiento que también afectan la posición dentaria, creando o aumen
tando la magnitud de los apiñamientos principalmente en la región anterior del
233
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
arco dentario inferior, sería bueno destacar el efecto de las alteraciones postra
tamiento sobre el tegumento facial. Al final, es bajo esa óptica que se reciben las
evaluaciones que realmente importan. El paciente Modelo II, deficiente man
dibular, es específicamente afectado en esa área. Para comprender qué ocurre
es simple. Los humanos cuando envejecen presentan en el tegumento facial,
además de las arrugas reconocidas por todos, algunas alteraciones significantes
como: crecimiento continuo de la nariz, que es más significativo en el sexo mas
culino; labios que se tornan menos protrusos y localizados más inferiormente;
acumulación del tejido blando en la altura de la barbilla, que parece más ancha;
y recolocación anterior de la misma, principalmente en el sexo masculino, debi
do al crecimiento de la mandíbula en sentido antihorario (BEHRENTS, 1985).
Eso sería genérico o esperado para todos los individuos de la especie huma
na, obviamente con variaciones determinadas principalmente por el modelo de
crecimiento de los individuos. Este es el punto. ¿Cuál sería el resultado de la in
teracción de esas alteraciones genéricas con los pacientes portadores de Modelo
II, deficiencia mandibular, tratados ortopédica y ortodóncicamente?
Considerando lo que ya se ha visto, después del tratamiento terminado y la
oclusión corregida, la parte alta del complejo nasomaxilar, a partir de la espina
nasal inferior, sigue su curso de crecimiento según la determinante genética
del individuo y en general normal, considerando que la deformidad tratada se
localiza en la mandíbula. Esta, por su vez, en general, no consigue acompañar
el crecimiento facial, quedando relativamente retruída nuevamente. La oclusión
solamente se mantiene porque los dientes superiores e inferiores suelen mo
verse de forma compensatoria en dirección contraria al error esquelético. Eso
es permitido por la oclusión y función, una vez que los labios mantienen sella
dura pasiva. La mandíbula que vuelve a ser deficiente, aunque camuflada por
los dientes, va a traer significativas desventajas para el tegumento del paciente,
principalmente si visto de perfil. El paciente de este apartado, tomado como
ejemplo para evaluar a largo plazo el tratamiento ortopédico y ortodóncico de la
maloclusión Modelo II, deficiencia mandibular (Fig. 27), facilita la comprensión
de esos efectos. El, que inicialmente era un paciente Modelo II, deficiencia man
dibular y una buena maxila, mostraba ya en el final del tratamiento alguna res
tricción a la maxila, con un ángulo nasolabial un poco abierto. En el control del
final del crecimiento (Fig. 50), la mandíbula no muestra ganancias en su par
ticipación facial. Según comentado durante la discusión del tiempo ideal para
tratar la deficiencia mandibular, cabría la pregunta, si valdría la pena esperar
obligatoriamente el empuje de crecimiento de la mandíbula para, en esa fase,
realizar el tratamiento de avance. ¿Qué empuje de crecimiento? El impacto que
ese momento tiene sobre la mandíbula está descrito para individuos Modelo I y
definitivamente no se aplica a individuos del Modelo II, deficiencia mandibular.
Incluso si hubiera un período en que el incremento anual de la mandíbula fuera
mayor, ¿tendría él la fuerza suficiente para ser el paramento principal a determi
nar la época de tratamiento? Si ese evento, todo el momento de crecimiento, no
tiene capacidad de dar a la mandíbula más calidad en su inserción facial, que es
lo que se busca con el tratamiento, parece absolutamente equivocado dar a ese
factor primacía en la decisión de cuando tratar.
234
■ Modelo II
Sil..
Figura 50: Paciente m o delo II, d e ficie n cia m andibular, al final del c re c im ie n to (19 años y 3 m eses) pre se n ta buenas re la cio n e s d e nta ria s en
una cara m o d elo II.
235
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 51: El co n tro l a largo plazo del p a cie n te m o delo II, d ia g n o stic a d o y tra tad o co m o d e ficie n te m a nd ib ular a los 13 años y 2 m eses pre
senta en la vida adulta jo v e n (25 años) una cara que exh ib e , adem ás de la d e ficie n cia m andibular, una re tru sió n d e n to alve o la r superio r. El
c re c im ie n to m a nd ib ular in su fic ie n te para a co m p a ñ a r el c re c im ie n to del te rc io m edio e xig e esa co m p e n sa ció n d e n ta ria su p e rio r para p re
servar las re lacio n e s o clu sales o b te n id a s d u ra n te el tra ta m ie n to . El perfil queda m uy p e rju d ica do por la n ariz que m a n ife stó su cre cim ie n to
in d e p e n d ie n te por la re tru sió n labial y por la im p o te n cia de la m andíbula para, por lo m enos, m a n te n e rse p ro p o rcio n a l en la cara.
236
■ Modelo II
Figura 52: Un n uevo co n tro l a largo plazo, ahora 15 años d esp ués del tra ta m ie n to con el p a cien te con 30 años de edad, parece in te rru m p ir
la gradual em peora que las re la cio n e s faciale s de perfil ven ían m o stran d o con la edad. La causa p ro b ab le m en te está m ás co n e ctad a a la dieta
que al cre cim ie n to . Sí, en ese co n tro l, el p a cien te había p e rd id o el e xce so de peso que pre se n tab a en el co n tro l a n terio r. La línea y el ángulo
barbilla / cu ello , c ru cia le s para d e te rm in a r la m a g n itud de la p a rticip a ció n de la m andíbula en el perfil facial, quedan p e rjud ica da s por la a c u
m ulació n de grasa en esa área, que abre el á n g u lo y d ism in u y e la largura de la línea.
23 7
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 53: Evolución de la cara del p a cien te m odelo II, d e ficie n te m andibular. El c re c im ie n to de ficie n te de la m andíbula, causa de la e n fe rm e
dad en este pacien te, m ue stra incap acidad para a co m p añ a r el cre cim ie n to facial y e x ig e co m p e n sa ció n d e n to alve o la r m axilar. Eso es p o sitiv o
para la m a n u te n ció n de la o clu sió n co rreg ida.
2 38
■ Modelo II
Figura 54: Evolución del perfil del p a cie n te m o delo II, de ficie n te m andibular. El c re c im ie n to de ficie n te de la m andíbula, causa de la e n fe rm e
dad en este p a cien te, m uestra in cap acid ad para aco m p añ a r el cre cim ie n to facial y e xig e co m p e n sa ció n d e n to alve o la r m axilar. Eso es p o sitivo
para m a n u te n ció n de la o clu sió n co rreg id a , pero tie n e re p e rc u sio n e s n eg ativas para la cara del perfil.
239
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Los controles a largo plazo (Fig. 51, 10 años y 52, 15 años) muestran cla
ramente los efectos de la deficiencia mandibular a lo largo del crecimiento y
maduración, con una línea y ángulo barbilla-cuello perjudicados y con una fuerte
flexión vestibular del labio inferior y contraria al labio superior, como resultado
del ajuste compensatorio del área dentaria. Los efectos de esa acomodación sobre
la nariz y, en consecuencia, sobre todo el perfil, son muy negativos. Ese paciente
que era Modelo II, Clase II, deficiente mandibular, ahora en la vida adulta debe
ser clasificado como Modelo II, Clase I, con deficiencia mandibular y retrusión
dentoalveolar maxilar (Fig. 53 y 54).
Es razonable admitir que esos efectos sean comunes a todos los pacientes
Modelo II, deficiencia mandibular tratados ortopédica y ortodóncicamente. La
magnitud de las alteraciones sufrirá variación, dependiente de la gravedad del
agente determinante del problema, o sea, de la deficiencia mandibular y de la
forma y del tamaño de la nariz. Considerando la importancia de esas estructuras,
la nariz y la barbilla, que son respectivamente la primera y la segunda área de
observación en la evaluación cualitativa del perfil (REIS, 2001), es preciso pon
derar sobre eso en el diagnóstico para confirmar la indicación del tratamiento
conservador en vez de la hipótesis quirúrgica. Además, el paciente y sus respon
sables deberían ser alertados sobre los resultados previsibles a partir del final del
crecimiento.
En este punto, ¿se podría cuestionar la posibilidad de minimizar la magnitud
de esas alteraciones utilizando algún tipo de recurso en el protocolo de conten
ción? Lamentablemente la respuesta es no. El protocolo de contención no prevé
nada además de la placa de Hawley o dispositivo similar usado como contención
en el arco superior y del universal 3/3 para el arco inferior, ambos con propósitos
y tiempo de uso descritos en el apartado de contención del capítulo 3- Ningún
aparato o procedimiento conocidos haría algo diferente que estimular la compen
sación. Eso el paciente Modelo II, que su tratamiento ayudó a hacer funcional,
hace muy bien solo. Elige eso con tal prioridad que deforma el perfil facial para
permitirla. Su participación en el proceso es, en la hora del diagnóstico y decisión
de la opción terapéutica, elegir su prioridad, privilegiando la cara y la opción
quirúrgica cuando la deficiencia mandibular, el tamaño y la forma de la nariz se
combinan de manera a tornar la cara del paciente potencialmente desagradable.
Cuando se decide por la cirugía, considerando principalmente lo desagrada
ble de la cara y también la limitación impuesta por la magnitud de la maloclusión
combinada con la edad, los resultados a largo plazo son, en general, buenos (Fig.
55). Es obvio que eso depende de la calidad técnica de los procedimientos orto-
dóncicos y quirúrgicos adoptados y probablemente también de las características
del paciente impuestas por su modelo. La paciente presentada en el apartado de
tratamiento quirúrgico de este capítulo fue tratada de deficiencia mandibular con
avance quirúrgico, subapical y mentoplasia. A largo plazo muestra estabilidad
muy buena, a pesar de haber sido usada fijación simple en vez de placa y tornillos
actualmente recomendados. Según se dice, la cirugía parece ser la única manera
de tratar con corrección absoluta las maloclusiones del Modelo II, deficiencia
mandibular; dando al paciente la oportunidad de cambio de modelo.
240
■ Modelo II
Figura 55: La p a cien te m odelo II, d e ficie n te m a nd ib ular som e tid a a tra ta m ie n to o rto d ó n c ic o q u irú rg ic o presen ta re la cio n e s o clu sales s a tis
facto ria s 21 años d esp ué s del tra tam ie n to . M ás im p o rtan te que eso, es el te s tig o de la capacidad de la ciru g ía o rto g n ata para e lim in a r la
d e ficie n cia m a n d ib u lar y m a n te n e r la cara con e sté tica favo ra b le a largo plazo. Ella está m o delo I en el fro n tal y en el perfil, con buen nivel
de ag rad a b ilid a d facial.
241
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
242
Modelo III
Características faciales
• A n á li s is facial
• A n á l i s i s de la r a d i o g r a f í a lateral de la cara
Características oclusales
Tratamiento
• T ratam iento interceptivo
• Re gl a s para el t r a t a m i e n t o i n t e r c e p t i v o
• Tratam iento co m p en sato rio
• Tratam iento quirúrgico
Contención
• P r o t o c o l o de c o n t e n c i ó n
• El p o s t r a t a m i e n t o de la ERM + T M
• El p o s t r a t a m i e n t o c o m p e n s a t o r i o
■ Modelo III
M o d e lo III
245
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
Figuras i A: Cara de frente y perfil, oclusión lateral, frontal y lateral izquierda de individuo modelo III con relación molar clase I.
246
■ Modelo III
Figuras i B: Cara de frente y perfil, oclusión lateral, frontal y lateral izquierda de individuo modelo I con relación molar clase III.
247
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
248
■ Modelo III
249
1
Figura 2: Mell i zas univitelinas siendo una hermana portadora de oclusión normal (A-E) y la otra portadora de Modelo III, prognatismo
lo suficientemente grave como para justificar la indicación de cirugía ortognática (F-J).
250
■ Modelo III
Figura 3: La paciente Modelo III, tratada con ERM y TM en la dentadura mixta precoz, sometida a una monitorización de crecim iento
y de erupción, fue tratada de forma compensatoria en la dentadura permanente, después del empuje de crecim iento craneofacial. Los
resultados para la oclusión son buenos y los reflejos de la compensación aceptables en la cara de esta paciente. ¿Serían aceptables si
la cara fuera de una paciente blanca?
251
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
CARACTERÍSTICAS FACIALES
ANÁLISIS FACIAL
252
■ Modelo III
I ¡gura 4: Cara de frente y de perfil de Individuo modelo III con descripción de las características faciales. Esa paciente fue considera
da modelo III, prognatismo moderado. De frente, exhibe exceso en la mitad del tercio inferior, lo que Indica prognatismo (A). Eso se
ratifica en el perfil, aunque con evidencia moderada que está de acuerdo con la gravedad del prognatismo (B). El tercio medio podría
ser mejor, pero la mordida es totalmente cruzada y la maxila presenta una deficiencia transversal verdadera, que va a ser tratada con
ERM en la fase de preparación ortodóncica prequirúrgica. La paciente será tratada quirúrgicamente con reducción de la mandíbula y
el resultado (C y D) no permite dudar del diagnóstico de prognatismo. (Cirujano, Dr. Diógenes Rocha).
253
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
254
Características presentes en el examen de perfil
255
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
256
■ Modelo III
I ¡gura 5A: Perfil de un individuo modelo Figura 5B: Perfil de un individuo modelo I. Figura 5C: Perfil de un individuo modelo
III, retrusión maxilar. III, prognatismo.
25 7
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 6A: Cara de frente de un paciente Figura 6C: Cara de frente de un paciente
M odelo III, deficiencia maxilar. Modelo III, prognatismo mandibular.
por la ausencia ele la proyección zigomática. La proporción entre la altura ele los
tercios nieelio e inferior parece razonable, principalmente considerando que se
está examinando un joven muy alto. Lisos datos comprueban los que se recogie
ron en el examen ele perfil y permiten determinar que una retrusión maxilar es
la principal causa ele la discrepancia del Moelelo III.
Nuevamente y también en el aspecto frontal, se considera más sencillo el
diagnóstico de prognatismo para la paciente ele la figura 6 C. El aspecto más
importante y suficiente para caracterizarla es la discrepancia ele la altura elel
tercio inferior con relación al tercio medio y principalmente la participación de
la mandíbula en ese exceso del tercio inferior. Principalmente para el género
femenino, ese exceso acentúa mucho la cara. Observe cuánta eliferencia con el
individuo Moelelo I (Figura 6 B), que muestra mucho más armonía en la compo
sición elcl tercio inferior y en su relación con el tercio medio.
En la práctica clínica, como es obvio, no se realiza el examen ele la cara ele
modo estanque, como didácticamente se ha hecho aquí. Con ese examen en
conjunto, frontal y perfil, es más fácil diagnosticar y comprender la gravedad de
la maloclusión que se está observando.
En este apartado, primero en orelen y en importancia de los utilizados para
diagnóstico en Ortodoncia, resulta evidente la simplicidad y facilidad de su utiliza
ción. Sin embargo, sólo será satisfactorio usarlo si se aelmite su carácter primario.
Se complementa con el examen ele radiografía lateral ele la cara, sin el propósito
de comparar, que 110 es frecuente cuando las magnitudes cefalométricas no se
usan como rutina. Pero cuando hay discrepancia, recuerde siempre que la forma
se evalúa mejor en la cara y fundamente sus conclusiones a partir ele ese examen.
Además, no se sorprenda si al examinar las relaciones oclusales no encuentra una
relación molar Clase III. El paciente clasificado como Moelelo III puede ser Clase
258
■ Modelo III
25 9
y
Figura 7A: Radiografía lateral de la cara de Figura 7B: Radiografía lateral de la cara de Figura 7C: Radiografía lateral de la cara
un paciente modelo III, deficiencia maxilar. un individuo modelo i. de un paciente modelo III, prognatismo
mandibular.
con esa perspectiva, es más fácil admitir que la maxila deficiente sea la causa de
la discrepancia esquelética. Si hay dudas sobre la eficacia de ese proceso, observe
la prueba de la corrección del diagnóstico de deficiencia maxilar en la figura 8 .
La maxila se adelantó en la cirugía y hay mucha armonía en la radiografía, en el
perfil y en el aspecto frontal. Esta conclusión resulta de una conjunción de obser
vaciones en las que la radiografía ciertamente sólo fue un complemento.
También en la mandíbula, el examen de la sínfisis puede indicar limitacio
nes o, como mínimo, cuidados con la movilización de los incisivos. Esa es una
característica muy frecuente en todas las maloclusiones Modelo III, pero en el
prognatismo la distancia entre la incisal del incisivo inferior y el límite inferior
de la sínfisis suele estar muy aumentada. La flexión lingual de los incisivos en
una mandíbula grande crea ese aumento. La base del cráneo probablemente
presenta alteraciones en el ángulo o en la longitud y, aunque eso necesite ser
comprobado (MITANI et al, 1993), debería considerarse en el examen. Eso pue
de tener reflejos en medidas derivadas de la base del cráneo como por ejemplo
el ángulo SNA. Esa dimensión tiene su magnitud aumentada cuando la porción
anterior de la base del cráneo está acortada, a pesar de que la maxila esté en
posición buena o retruída (Fig. 9)- En esas circunstancias, es posible que haya
1111 aumento del ángulo SNB, sin que el paciente sea necesariamente un prog
nato. Para eso, él tendría que tener un SNB aumentado y mayor que el SNA (Tab
1). Además de esa oportunidad excepcional para utilizar la dimensión cefalo-
métrica en el diagnóstico, la evaluación del eje facial también puede ser útil en
el diagnóstico y en el pronóstico en pacientes Modelo III. Si la discrepancia se
localiza en la mandíbula, el eje facial deberá, a causa de esos excesos, ser con
vergente con relación a lo que el plano mandibular indica como dirección de
crecimiento. Así, si en un paciente 1111 crecimiento en la dirección equilibrada
260
■ Modelo III
Figura 8: Radiografía lateral de la cara, inicial y final, del paciente modelo III, deficiencia maxilar. Obsérvese que el diagnóstico y el tratamiento
que en él se fundamenta, avance quirúrgico de la maxila, le ha dado mucha calidad a la cara, tanto en frontal como en perfil, (cirujano, Dr.
Élcio Marcantonio).
261
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
se define por la cara y por el plano mandibular, una tendencia prognata crearía
un eje facial indicando una tendencia de crecimiento más horizontal (Tabla 2).
Esos datos pueden servir para diagnóstico diferencial y principalmente para el
pronóstico cuando el paciente es joven y el tratamiento es interceptivo.
El análisis de los dientes incisivos es relativamente sencillo de hacer. Los
incisivos superiores suelen estar inclinados hacia vestibular y los inferiores, en
general, inclinados hacia lingual, en un proceso de compensación ante el error
esquelético, ampliamente descrito y reconocido en la literatura. Obviamente eso
no ocurre en todos los casos, está presente en diferentes grados de magnitud y
mantiene correlación con el error esquelético y con las condiciones funcionales
de su portador. Esa condición funcional, el principal agente en la determinación
de la compensación, es casi inherente a los portadores del modelo III, ya que,
un día, todos fueron Modelo I. Rutinariamente el paciente Modelo III construye
su morfología facial a partir de una cara normal, mediante un crecimiento que
año tras año imprime ventajas a la mandíbula o desventajas a la maxila (MITA-
NI, 1981; MITANI et al., 1993; SAKAMOTO et al., 1996). De esa forma, el estado
de normalidad, temporalmente vivenciado, permite reconocer plenamente la
rutina fisiológica, y asociado a la lenta evolución de la enfermedad, permite la
búsqueda de su manutención por medio del mecanismo compensatorio que
abarca dientes y otras estructuras menos condicionadas genéticamente, como
sínfisis y ángulo de la mandíbula. Ese proceso es continuo y progresivo, y si su
identificación favorece el diagnóstico, su magnitud relacionada con la edad auxi
lia en el pronóstico, influyendo mucho en la decisión de tratar o no de forma
compensatoria. En otras palabras, la magnitud de la compensación dentaria
presente es importante referencia para el pronóstico de un enfoque intercep
tivo y para determinar la posibilidad de ejecutar un tratamiento ortodóncico
compensatorio en un individuo con edad y cara que lo permitan. Así, lo que
interesa en este momento del diagnóstico y también en la imagen radiográfica
que permite su identificación es la observación de esa característica, la posición
dentaria compensatoria, como señal determinante del Modelo III y sus repercu
siones en el plano de tratamiento y pronóstico.
Desde el punto de vista funcional, las repercusiones en parte son obvias e inclu
yen las restricciones y riesgos al movimiento de esos dientes, sea para compensar
o para acentuar la compensación. Además, el ángulo interincisivo resultante debe
permitir una disipación de las fuerzas que, como mínimo, es soportable, y tan im
portante como eso, es permitir guía anterior. Ese detalle debe considerarse y com
prende casi siempre evitarles a los incisivos superiores toda compensación que no
sea absolutamente necesaria (CAPELOZZA FILHO, 2002). Además, entre todas las
repercusiones funcionales se encuentran las no menos importantes repercusiones
estéticas. La inclinación lingual de los incisivos inferiores eleva el límite anterior
del plano oclusal, tiene repercusiones en el surco mentolabial y en el aumento de
la altura de la mitad inferior del tercio inferior de la cara. La disminución de la
profundidad del surco mentolabial parece más soportable que la desproporción
creada a la altura de la parte inferior del tercio inferior que, sumada al exceso real
o relativo de la mandíbula menoscaba la visión frontal de la cara, principalmente
en el género femenino. La elevación de la porción anterior del plano oclusal por la
262
■ Modelo III
I igura 9: Paciente modelo III, con probable acortamiento de la base del cráneo que interfiere sobre las dimensiones cefalométricas. El
valor para los ángulos SNA y SNB está aumentado, con una maxila aceptable y un moderado prognatismo, incompatible con el gran
aumento de las dimensiones. El eje facial cerrado con relación al plano mandibular corrobora un crecim iento mandibular excesivo, que
tiene poca importancia en una paciente adulta, pero que podría ser útil para el diagnóstico diferencial precoz en un niño.
Tabla 1- Discrepancia en ia lectura del eje facial proveniente del prognatism o m andibular
G o G n .S N 32° 32°
O cl.SN 9° 14° -5
263
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
extrusión relativa le la porción incisal ele los incisivos inferiores, tiene poco signi
ficado estético cuaido los incisivos superiores no participan de la compensación o
lo hacen con moderación. Al contrario, cuando los incisivos superiores se inclinan
hacia vestibular d< forma significativa, hacen una intrusión relativa de su porción
incisal. Eso dismiiuye la parte superior del tercio inferior de la cara, complicando
la ya comentada desproporción en esa área y, lo más grave, disminuye la cantidad
de corona clínica cue se visualiza al sonreír. En ese movimiento que debería expre
sar de modo máxino la belleza de la dentadura, el labio superior se mueve hacia
arriba dentro de m área limitada y con poca visualización de la corona clínica de
los incisivos superiores. Eso no es bueno y empeora con la tendencia que el labio
inferior tiene, en bs pacientes con Modelo III, de moverse también hacia arriba,
destacando todavn más la desproporción de los componentes del tercio inferior de
la cara al sonreír. \ no es sólo eso. La excesiva inclinación vestibular de los incisivos
superiores tambiói puede tener impacto sobre el ángulo nasolabial, que cuanto
más agudo es, mis inadecuado resulta desde el punto de vista estético, lo que
colabora de formanegativa con la ya complicada sonrisa de los individuos Modelo
III compensados. Eso es especialmente importante para los pacientes blancos,
siendo más aceptable en los amarillos o negros, debido a las características de la
nariz, diseñada pira armonizar con incisivos más inclinados hacia vestibular y
con la consiguienC proyección del labio superior y el cierre del ángulo nasolabial
(CAPELOZZA FILHO, 2002). Por eso en el tratamiento compensatorio de pacientes
blancos portadores de las maloclusiones Modelo III siempre se debe adoptar la
mínima compensación dentaria posible para los incisivos superiores.
CARACTERÍSTICAS OCLUSALES
264
I I propósito de este capítulo se dirige a las características de la dentadura y de
l,i oclusión de los portadores de las maloclusiones Modelo III que son diversas.
Momias bastante conocidas, principalmente por las descripciones en trabajos a
parllr de la cefalometría. Otras no, porque no siendo detectables en el examen
radiográfico, permanecieron olvidadas en los modelos de yeso. Si las conocidas
.un desde hace mucho tiempo utilizadas conceptualmente en la definición de
objetivos de tratamiento, durante todo ese tiempo hubo falta de informaciones
que podrían haber sido muy útiles. Sólo un ejemplo: desde la introducción pri
maria de sus prescripciones para brackets straight-wire, Andrews (1989) indica
ba el aumento de la inclinación de los incisivos superiores y la disminución de la
de los incisivos inferiores. ¿Qué significa eso? Basado en el conocimiento de esa
posición dentaria adoptada de forma compensatoria por la naturaleza, el autor
acepta ese posicionamiento que estaría equivocado en el caso de que el paciente
iki fuera portador de Modelo III.
Una historia ilustrará mejor esa práctica. Terminado el postgrado, inicié la
actividad de profesor como asistente de clínica; el profesor de quien yo era asis-
lente, al hacer una evaluación de radiografía para valorar la finalización de caso,
le recomendó a un alumno que introdujera torques para llevar los incisivos a las
Inclinaciones preconizadas por la cefalometría. Las diferencias eran tenues, pero
asimismo la corrección fue recomendada. Después, al repetir el procedimiento
con el mismo alumno, y esta vez con un paciente Modelo III, el profesor, contra
lo esperado, no practicó lo preconizado por la cefalometría, y aceptó diferencias
para la inclinación final de los incisivos mucho mayores que las del primer
caso. Por lo tanto, para los individuos Modelo III las recomendaciones para la
posición final de los dientes seguían otro criterio. En esa época yo no lo sabía y
quedamos confusos, tanto el alumno como yo. En realidad, en aquel momento
y hasta muchos años después, la confusión era de la Ortodoncia como un todo.
Al final, lo que nos confundió era que estábamos en búsqueda de una manera
sistemática de realizar la evaluación final de los casos, lo que es lícito y necesario
para definir el protocolo. La decisión del maestro no fue comprendida y parecía
un “salto”, una actitud no sistematizada, adoptada con base en experiencia indi
vidual y no comprensible para la mayoría de los mortales. Eso no parecía razo
nable en aquella época, y actualmente, después de años de práctica profesional
resulta inadmisible, pues se habla de la relación profesor/alumno y de la noble
tarea de enseñar. La búsqueda de parámetros realistas que respalden la práctica
profesional está intrínsecamente unida a la posibilidad de definir protocolos y
de permitir la práctica de una enseñanza metodizada. Existen varias maneras
de enseñar, pero esa es la única manera capaz de hacer con que se aprenda una
práctica técnica como la Ortodoncia. Eso significa decir que si el profesor sabe
explicar el porqué, el alumno sabrá entender.
A continuación se describen las características de la dentadura y de la oclusión
de los portadores de la maloclusión Modelo III. Para empezar, la relación molar.
La más frecuente es la relación Clase III que refleja el desnivel disminuido
en la relación sagital maxilomandibular determinado por el Modelo III. Es raro
encontrar individuos Modelo III con relación molar Clase II y, cuando ella está
presente, será casi siempre unilateral, resultado de un posicionamiento denta-
265
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
rio atípico. La mesialización del molar superior, por ejemplo sea por agenesia o
por pérdida temprana de diente deciduo, podría crear esa relación, no correla
cionada en absoluto con el modelo de crecimiento facial.
También son pocos los individuos Modelo III con relación molar Clase I,
excepto en el consultorio de los ortodoncistas después de tratamientos com
pensatorios (Fig. 10). Es difícil que se produzca naturalmente la compensación
plena en la esfera dentaria, aunque las compensaciones parciales que reducen
el impacto del error esquelética en la relación molar y principalmente en la re
lación de los incisivos son completamente frecuentes y permiten que se aprenda
con su análisis. ¿Por qué? Cualquier profesional con un poco de experiencia re
conoce el carácter eminentemente compensatorio del tratamiento ortodóncico
de los pacientes Modelo III. Eso equivale a decir que durante el tratamiento no
hay excepciones, lo que realmente se hace es compensación (Fig. 11, 12).
Parece claro que deberían analizarse los individuos Modelo III que presentan
compensación natural. Se abre este capítulo admitiendo que pocos estudios se
han hecho con ese propósito. Se han hecho descripciones cefalométricas con los
inconvenientes de errores factibles de introducirse por ese método y ausencia
de selección previa, para que los individuos Modelo I y III no sean evaluados
como si fueran iguales, sólo porque presentan relación molar Clase III. Un buen
ejemplo para exponer la limitación que las conclusiones pueden tener es, por la
inadecuación del método y por la fijación de su conclusión, el artículo de Bacca
La m o tiva ció n de esa in clin a ció n
lingual in tro d u cid a n atu ra lm e n te es
(1992). No se le quita importancia por el tamaño de la muestra y por el carácter
p ro p icia r la re tru sió n de los in c is i pionero de la observación de la compensación en la perspectiva de la Ortodon
vos para im p ed ir o m in im iza r el c ru cia, pero ese artículo falla en el método. El autor utiliza medidas cefalométricas
ce de la m ordida a n t e r io ry p e rm itir
la co m p e n sa ció n . Una no e x iste sin inadecuadas para individuos con discrepancia de la relación maxilomandibular,
la otra. y para definir inclinación y protrusión, analiza la posición de los incisivos infe
riores por medio del ángulo del largo eje y de la distancia de la corona de esos
dientes con relación a la línea NB. Con base en los valores obtenidos, admite la
inclinación lingual, pero niega la retrusión de los incisivos inferiores sin cues
tionar lo que eso significaría en cuestión de verdad clínica. La motivación de esa
inclinación lingual introducida naturalmente es propiciar la retrusión de los
incisivos para impedir o minimizar el cruce de la mordida anterior y permitir
la compensación. Una no existe sin la otra. Además, analizar la compensación
desde el punto de vista de la cefalometría es limitar un fenómeno que es tridi
mensional. Para subsanar esas carencias, los estudios sobre la compensación
deben hacerse usando también los modelos de los arcos dentarios de modo
tridimensional y con selección de muestra que dé prioridad al carácter esque
lético de la maloclusión. Los trabajos que en la literatura tratan de ese asunto,
y que realizaron la selección de muestra por la relación molar, Clase III, por
ejemplo, excluyeron los individuos Modelo III que presentaron relación molar
Clase I. ¿No son justamente ellos los que ilustran mejor la compensación por
presentarla de manera plena? Al reconocer esas limitaciones es posible valerse
de la literatura y emplear las conclusiones que ella permite con más propiedad
y corrección.
266
■ Modelo III
267
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
.1
268
■ Modelo III
269
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
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F ig u ra 13: M o d e lo s de los a rc o s d e n ta rio s de un a p a c ie n te m o d e lo III. El a n á lis is de lo s m o d e lo s en o c lu s ió n in d ic a a tre sia del a rc o
d e n t a rio su p e rio r. C u a n d o los m o d e lo s se c o lo c a n en p o s ic ió n c o rre g id a (re la c ió n clase I), el a rc o d e n ta rio s u p e r io r p a re c e a d e c u a d o y
la a tre sia c o m p e n s a to ria d el a rc o d e n ta rio in fe r io r se v u e lv e a p a re n te .
270
nuil sería su posición en pacientes compensados. Aunque haya estudios que
muestran su tendencia a la mayor angulación (AZEVEDOjPERUZZO, 2003),
es probable que haya variación en su posicionamiento natural. Esto se debe
probablemente al tiempo de su erupción, que por ser terminal, encuentra el
;irco dentario superior ya compensado y, muchas veces, con el espacio redu
cido por los premolares, a pesar de la tendencia de los incisivos superiores,
i la inclinación vestibular. También se cree que, si el Modelo III se determina
por deficiencia maxilar verdadera, lo que es raro pero ocurre, el canino puede
Icner más dificultades con el espacio y no una simple limitación a su erupción
angulada. En esa situación, la compensación resulta muy limitada y esa sería
una excepción al contexto aquí discutido. De cualquier forma, si la angulación
de los caninos superiores está o puede estar aumentada, eso parecer ser factor
importante a considerarse en el tratamiento compensatorio. Desde el punto de
vista de inclinación, el canino crea una situación especial. Siendo el único diente
anterior superior con inclinación palatina, siempre que los incisivos superiores
tengan su inclinación vestibular aumentada, será necesaria una disminución de
la inclinación palatina de los caninos para acompañar la vestibuloversión de los
dientes incisivos. Eso mantendrá el torque de paso de los incisivos laterales ha
cia los caninos en números aceptables, lo que permitirá que la alineación de las
coronas clínicas se mantenga. Además, esa disminución de la inclinación palati
na de los caninos sigue la tendencia de inclinación de los dientes posteriores del
arco superior cuando la compensación esté presente o deba ser establecida.
Se llega a los incisivos superiores, viejos conocidos en cuestión de compensa
ción. Ellos suelen presentar una inclinación vestibular aumentada, de magnitud
muy variada, que depende de la gravedad del error compensado. Esa compensa
ción, aunque es útil desde el punto de vista de la manutención de una relación
incisiva anterior mínima, no es adecuada desde el punto de vista estético, de
acuerdo a lo que ya fue comentado en este capítulo.
En el arco inferior, los incisivos obviamente exhiben la tendencia inversa,
con inclinación lingual contraria al error esquelético. Esa compensación está
prácticamente presente en todas las maloclusiones Modelo III, acortando la lon
gitud del arco inferior y creando problemas de espacio. La naturaleza resuelve
eso con la ausencia de angulación de los incisivos y después de los caninos que
hacen erupción en un área ya reducida por la inclinación lingual de los incisivos
inferiores, fenómeno precoz en la compensación de las maloclusiones de Mode
lo III. Si eso no fuera suficiente, el apiñamiento ocurre en el área, incluso con
los caninos que generalmente giran y empujan la distal hacia vestibular, lo que
caracteriza esa compensación primaria que favorece la manutención de una
relación incisal mínima. Ese conjunto de alteraciones en el posicionamiento
de los dientes anteriores inferiores se considera absolutamente indispensable
en el tratamiento compensatorio de las maloclusiones Modelo III. Además de
ser eficiente, tiene poco impacto estético y, en la perspectiva funcional, ayuda
a construir una relación dentaria que permite guía anterior en el movimiento
protrusivo de la mandíbula.
Los molares y premolares en su comportamiento típico presentan una in
clinación lingual excesiva o atresia dentoalveolar obligatoria. Al reaccionar de
271
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
TRATAMIENTO
A mediados ele la década pasada, decidí que era el momento ele definir lí
mites en la práctica clínica. Al repasar la literatura y recordar mis propias expe
riencias y las que vivencié en la profesión académica, descubrí la posibilidad ele
definir lo que es posible realizar, lo que es razonable intentar y lo que es impo
sible obtener. Ese texto, en la introducción elel apartado tratamiento elel capítulo
referente a Modelo II que aquí se repite, se justifica por la perspectiva que se
pretende utilizar. Una correcta determinación ele esos límites sólo se comprende
si agrupamos los portadores ele maloclusiones bajo la clasificación de modelo y,
como esa justificativa ya se hizo en la introducción sobre tratamiento de las ma
loclusiones Modelo II, en caso ele dudas, vuelva al texto. Lo que se pretende no
es hacer referencia a los portadores ele maloclusión Clase III. Se hará referencia
a los pacientes que presentan un modelo ele crecimiento facial Modelo III y la
maloclusión consiguiente, y se intentará exponer lo que se puede obtener con
los recursos terapéuticos disponibles en la actualidad.
Si se busca entender lo que sucede en el tratamiento ele pacientes portaelores
ele Modelo III, no se puede repasar la literatura siu criterio. Los artículos des
criben el tratamiento ele la maloclusión Clase III, pero no es eso lo que interesa
en este momento. Hay que admitir que, aunque la maloclusión Clase III ocurra
sin ninguna intervención esquelética, será poco frecuente; de ese modo, la con
taminación ele las muestras es menor; al contrario ele lo que en general y pro
bablemente sucede con las descripciones ele tratamiento ele las maloclusiones
Clase II. Así, la credibilidad ele las descripciones ele la literatura elebe ser buena,
pues lo que sea relatado para las maloclusiones Clase III, probablemente puede
aplicarse a las maloclusiones ele Moelelo III. Aunque se admita eso, un buen
comienzo sería comentar los resultados ele un trabajo que Albers y Dermaut
publicaron en 1996, parte II. Los autores investigaron los efectos elel tratamiento
ortopédico en la maxila y en la mandíbula de pacientes con maloclusión Clase
III, analizando trabajos publicados en inglés y que contaran con una muestra de
tamaño significativo, la mayor parte ele ellos con grupo ele control. Es razonable
pensar que en esos trabajos la mayor parte ele los pacientes tratados debería ser
Modelo III, pues eso justificaría una acción ortopédica durante el tratamiento
272
■ Modelo III
ni'lnilóiicico. Pero eso puede ser cuestionado si se admite que muy probable
mente un paciente Modelo I con maloclusión Clase III sería tratado de forma
Idéntica a un paciente con maloclusión Modelo III.
De ese modo, el riesgo que presentan los trabajos de la literatura es que los
resultados inmediatos de tratamiento y principalmente a largo plazo, obtenidos
en pacientes Modelo 1, se describan como si fueran de Modelo III. Eso com
plicaría un poco el análisis de la efectividad inmediata de la terapia, pero sería
mas complicado para el pronóstico de manutención de los resultados a largo
pía/,o, por la dependencia existente del modelo de crecimiento del paciente.
I so 110 constituye un grave problema si se observa cómo se seleccionaron los
Individuos para componer la muestra y, con una visión más crítica con relación
.1 los resultados a largo plazo, puede haber mejor aprovechamiento de lo que se
describe en la literatura.
Los comentarios a partir de ese punto, con base en la literatura, tienen fun
damento en este trabajo de 1 9 9 6 y en otros publicados antes o después, siendo
razonable pensar que los pacientes que componían la muestra fueran Modelo
III con base en el mismo criterio, o sea, tratamiento con interés ortopédico.
¿Se puede admitir que, en general, y a partir de la perspectiva que la literatura
proporciona, el tratamiento ortopédico ideal es posible? Un tratamiento ortopé
dico ideal presupone una intervención activa sobre el crecimiento, la dirección ►—
o la cantidad, capaz de establecer relaciones maxilomandibulares ideales y de
El tra ta m ie n to o rto p é d ic o ideal
carácter permanente. Una vez hecha esta consideración, surgen dos preguntas, pre su p o n e una in te rv e n ció n activa
¿inicialmente sería posible la intervención ortopédica? sobre el c re cim ie n to , d ire cc ió n o
can tidad, capaz de e sta b le ce r rela
Sí, tanto en la maxila como en la mandíbula. Esa fue la conclusión de los
cio n e s m a xilo m a n d ib u la re s Ideales
trabajos que Albers y Dermaut (1996) analizaron, así como la de otros publica y de ca rá c te r perm an en te. ¿Sería
dos desde entonces. Esa posibilidad se manifiesta con números exiguos a pesar po sible la in te rv e n ció n o rto p é d ica?
273
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
274
Además de esa conceptuación teórica, los trabajos de la literatura indican
derla preeminencia para el tratamiento realizado más tempranamente. El tra
bajo de K1M et al. (1999), una revisión de la literatura con aplicación de meta-
nallsis para interpretar los resultados obtenidos por diferentes autores, confir
ma mejores resultados para la expansión y protracción realizadas en esta edad
recomendada. Aunque eso no sea conclusivo, cuando se comparan los efectos
de ese tratamiento de modo aislado en cada área, el factor menor edad parece
contribuir de forma concluyente para obtener mejores resultados cuando los
electos se evalúan en conjunto (KAPUST et al., 1998).
Lo que se puede concluir en primer análisis, ya que se volverá a ese asunto
de manera amplia en la presentación de casos clínicos y de protocolo de tra
tamiento interceptivo de las maloclusiones Modelo III, es que el tratamiento
ortopédico en la maxila es posible. ¿Qué se puede obtener en la mandíbula?
Desde que comenzó el uso de la mentonera, siempre se discutió si su acción
era espacial cambiando la posición de la mandíbula en la cara, o si ella realmen
te podía modificar el crecimiento de ese hueso. Al principio, las respuestas no
fueron conclusivas, porque provenían de observaciones clínicas sin la consis
tencia necesaria en razón de la dificultad de realizar estudios con metodología
adecuada en esa maloclusión de baja incidencia y largo tratamiento. Eso cambió
con los trabajos que desarrolló la escuela japonesa, que aunque se realizaron en
condiciones limitantes inherentes a las maloclusiones de Modelo III, respondie
ron muchas de las preguntas hasta entonces latentes y permitieron la creación
de un protocolo para uso de la mentonera. El uso de ese aparato, que estos
autores que lo conocen como nadie preconizan, se aproxima de lo ya reconocido
como necesario para hacer que un procedimiento tenga carácter ortopédico. El
uso prolongado, desde el comienzo de la dentadura mixta hasta el final del cre
cimiento, parece ser un factor decisivo para que la mentonera cumpla su papel
(SUGAWARA; MITANI, 1997).
Actualmente se sabe que la mentonera adecuadamente utilizada es capaz
de cambiar la posición de la mandíbula, retardar su crecimiento, remodelar su
forma y la de la articulación temporomandibular, además de tener influencia
sobre la dentadura y desencadenar consecuencias sobre la cara. Esos trabajos
permiten concluir que: la mentonera puede considerarse una opción para obte
ner oclusión en una primera fase del tratamiento de pacientes en crecimiento y
con maloclusión Clase III; la indicación de ese procedimiento estaría limitada a
las maloclusiones Clase III de gravedad leve a moderada, que admiten camuflar
se por compensación dentoalveolar durante una segunda fase de tratamiento;
es contraindicado el uso de la mentonera en pacientes con maloclusión Clase
III, prognatismo mandibular. En esos pacientes con maloclusión Clase III grave,
se recomienda la cirugía ortognática para obtener estética y oclusión funcional
estable (SUGAWARA; MITANI, 1997).
Al analizar esas indicaciones en la perspectiva de los resultados obtenidos,
hay que convenir que ellas se aplican con exactitud a la ERM + TM. En otras
palabras, la indicación terapéutica para la mandíbula tiene resultados similares
a la indicada para la maxila. Los efectos terapéuticos no son de gran valía, en el
sentido estricto de su intención principal, que aquí sería la de dism inuir el creci-
275
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
276
tcratura permite, es negativa. Maxila y mandíbula retoman su modelo de cre
cimiento después que termina el tratamiento ortopédico. En realidad, aunque
la maxila muestre a largo plazo un poco más de receptividad con la entrada de
la terapia de ERM + TM en su modelo de crecimiento, tanto la maxila como la
mandíbula tienden a anular el efecto terapéutico.
¿Siempre es así? En general sí, aunque haya una tendencia común al com
portamiento postratamiento, hay una gran variación en la magnitud de las res
puestas de medio y largo plazo de individuos tratados con el mismo protocolo
(NGAN et al., 1997; SUGAWARA; MITANI, 1997). De ese modo, el pronóstico sólo
es previsible para el resultado inmediato de la terapia. Eso es comprensible si
se admite que el comportamiento de la maxila o de la mandíbula en el postrata
miento, se relaciona primariamente con el modelo de crecimiento del paciente,
ya tratado en este tema.
Independientemente de esa variación, ¿cuál sería la tendencia en el postra
tamiento? Antes de dar esa respuesta, parece oportuno analizar separadamente
lo que suele ocurrir después del tratamiento con máscara facial o mentonera.
Lamentablemente en la literatura no se dispone de un gran número de trabajos
que evalúen a largo plazo los pacientes así tratados, eso dificulta las conclusio
nes absolutas. De cualquier manera, los pacientes tratados con ERM + TM y
con la oclusión corregida, en un período de 6 a 9 meses, suelen mantener esa
corrección cuando se les examina en un plazo promedio de 2 años (NGAN et
al., 1997). En la maxila también se aprecian las ventajas que la terapia propor
ciona con relación al grupo de control, portadores de maloclusión Clase NI no
tratada (NGAN et al., 1997), o mantiene la posición determinada por la terapia
(WILLIAMS et al., 1997), mientras que la mandíbula crece más de lo esperado
y los planos horizontales, muy alterados por la terapia, suelen recuperar sus
posiciones originales. Parte de la corrección se pierde en razón del crecimiento
de la mandíbula (WILLIAMS et al., 1997). Los dientes compensan esas pérdidas
en la relación anteroposterior y así la corrección de la oclusión se mantiene.
La observación realizada 4 años después de finalizar el tratamiento (NGAN et
al., 1997), cuando mitad de la muestra de veinte pacientes todavía estaba en
la mitad de la pubertad demuestra que cinco de ellos (el 25%) perdieron la
corrección del traspaso anterior, mientras los demás mantuvieron la mordida
corregida o de borde. En la maxila todavía se observan vestigios de la mejora
que se obtuvo con la terapia, la altura facial aún se encuentra aumentada, mien
tras que la mandíbula muestra un crecimiento excesivo. Resulta claro que los
portadores de Modelo III con crecimiento mandibular más horizontal y mayor,
en ese período, lograron crecer “hacia afuera del tratamiento”. Esa expresión
usada por Behrents (1985) muestra que, dependiendo de la discrepancia que el
modelo de crecimiento es capaz de crear, los resultados del tratamiento pueden
quedar anulados y la propalada compensación dentaria no ser suficiente para
mantener la corrección de la relación oclusal. Esas pérdidas relativas al 25% de
la muestra no constituyen el total en razón de que la mitad de la muestra todavía
estar en el medio de la pubertad. Es razonable pensar que algunos pacientes
más se unan a ellos, los probables prognatos de la muestra que, en general,
resulta imposible reconocerlos en la época del diagnóstico pretratamiento. Si
277
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnósl ico en Ortodoncia
278
■ Modelo III
279
/
ele la estética facial. En el aspecto ele la estética facial, límites aceptados como
razonables para pacientes amarillos 110 se aplicarían a los pacientes blancos. De
cualquier forma, la mentonera tiene sus grados ele efectividad y sus adeptos, y
es conducta clínica aceptable, siempre que el protocolo ele su utilización respete
las evidencias científicas que le dan soporte.
Una vez descartados esos procedimientos, resta la ERM + TM que es la op
ción terapéutica más indicada para interceptar las maloclusiones Moelelo III en
la fase ele crecimiento. En el próximo apartado se describen casos clínicos que
presentarán el protocolo ele ese procedimiento, los cambios instituidos con el
tiempo y sus justificativas. El seguimiento a largo plazo dejará claras las posibi
lidades del método.
TRATAMIENTO INTERCEPTIVO DE
LAS MALOCLUSIONES MODELO III
280
■ Modelo III
281
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo III
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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J
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■ Modelo III
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288
■ M oilelo III
Ü i i ' i i iliiTlllÉIflI
289
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en O rtodoncia
290
■ Modelo III
291
1)
292
■ Modelo III
TRATAMIENTO COMPENSATORIO
DE LAS MALOCLUSIONES MODELO III
293
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncla
294
■ Modelo III
2 95
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
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Figura 25: P rescrip ció n m o delo III C ap e lo zza. En azul las a ltera cio n e s su g e rid a s para ese m o delo (arte de F ab ricio Rodrigues).
296
■ M o d e lo III
297
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
298
■ Modelo III
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
300
■ Modelo III
I ¡g u ra 26: C ara y o c lu s ió n de la p a c ie n te M o d e lo III, d e fic ie n c ia m a x ila r re la tiv a en la fa s e de p r e tra t a m le n t o c o rre c tiv o . A los 1 3 a ñ o s
y 2 m e se s, la p a c ie n te t ie n e e d ad para s e r tra ta d a . O b s e rv e la p o s ic ió n c o m p e n s a t o ria in t ro d u c id a n a tu ra lm e n te , p rin c ip a lm e n t e en
los d ie n te s a n t e r io r e s In fe rio re s .
301
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en O rtodoncia
302
■ M i n í e l o II!
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo III
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Figura 30: Paciente Modelo III, deficiencia maxilar relativa, en el pretratamiento, a los 9 años y 7 meses.
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307
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 32: Cara y oclusión de la paciente Modelo III después de completar la dentadura permanente y final del empuje pubertarlo de
crecim iento craneofacial, a los 13 años y 6 meses. Por lo tanto, el tratamiento correctivo se realizará casi 4 años después de la ERM +
TM, En ese período, monitorización de crecim iento y de erupción.
308
■ Modelo III
Figura 33. Tratamento da paciente padrao III, deficiencia maxilar relativa, com a seqüéncia de colocafáo do aparelho, braquetes prescrl^ao III
(só paia os caninos superiores e todos para o arco inferior), uso dos elásticos de classe III e a supercorre^ao pretendida.
309
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 34: Las radiografías pre y postratamiento compensatorio evidencian la preservación de la compensación natural. Eso es principalmen
te importante en relación con los caninos e incisivos inferiores mantenidos en su posición inicial (sin angulación). Eso facilita y agiliza el
tratamiento, pero principalmente colabora para la potencial estabilidad.
310
■ Modelo III
Figura 35: Oclusión y cara de la paciente Modelo III, deficiencia maxilar relativa, a los 14 años y 4 meses, después del tratamiento
ortodóncico compensatorio primario.
311
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 36: Paciente adulto, Modelo III, prognatismo. La gravedad de las relaciones oclusales Indicaba la necesidad de cirugía.
312
■ Modelo III
Figura 37: La comprobación de que había un toque en los incisivos que obligaba al paciente a desplazar su mandíbula hacia adelante y ha
cia arriba provocó una reevaluación del caso. En esta nueva posición de mordida, el tratamiento ortodóncico compensatorio surgió como
opción.
313
/
Figura 38: Aparatos y procedimientos adoptados para el tratamiento ortodóncico compensatorio del paciente adulto, Modelo III,
prognatismo. Se ha utilizado el conjunto completo de brackets para tratamiento compensatorio de las maloclusiones del modelo III.
3M
■ Modelo III
Figura 39; Radiografías pre y postratamíento del paciente adulto Modelo III, prognatismo, que muestran mejora anteroposterior y
aumento de la altura facial anterior inferior. Relaciones oclusales corregidas, con compensación y mucho mejor posicionamíento de
los terceros molares inferiores.
315
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
Figura 40: Oclusión y cara del paciente adulto, modelo III, prognatismo, tratado de forma compensatoria.
316
■ Modelo III
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
DE LAS MALOCLUSIONES MODELO III
317
f
318
■ Modelo III
319
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 42: Tratamiento de ERM + TM seguido de tratamiento fijo en la arcada superior. El resultado se muestra insuficiente, princi
palmente por el modelo de crecim iento que es definitivamente modelo III, prognatismo. La paciente tiene insatisfacción estética
significativa a los 11 años y 8 meses.
320
■ Modelo III
I ¡gura 43: A los 13 años y 8 meses la paciente modelo III, prognatismo, está preparada para la cirugía ortognática. Observe la discre
panda creada entre las arcadas dentarias y sus reflejos en la cara. Esto se hizo a propósito para permitir sobrecorrección.
321
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 44: Evaluación de la edad ósea para determinar época de realización de cirugía ortognática durante el crecimiento. Tiene como finali
dad determinar, con seguridad, el final del empuje pubertarlo de crecimiento facial. El tratamiento ortodóncico prequirúrgico puede iniciarse
en el estadio IJ, y la cirugía realizarse como mínimo 6 meses después (de acuerdo con HAGG y TARANGER, 1982).
322
■ Modelo III
323
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 45: Oclusión y cara después de la corrección quirúrgica, reducción de la mandíbula (cirujano Dr. Reinaldo Mazzottini).
324
■ Modelo III
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
326
■ Modelo III
Figura 48. Cara y oclusión de la paciente modelo III operada, al final del crecimiento, 3 años después del tratamiento. La arcada Inferior
recibió nuevo tratamiento con aparato parcial restricto al área de los incisivos y caninos.
327
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 49: Paciente adulta joven (21 años), modelo III, prognatismo.
328
■ Modelo III
Figura 50: La acción de descompensación de la ortodoncia antes de la cirugía, realizada en 6 meses, expuso el error esquelético, pre
parando la paciente para la corrección quirúrgica.
Figura 51: Radiografías pre y postratamiento de la paciente modelo III, prognatismo, que se sometió a cirugía para reducción de la
mandíbula.
329
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 52: Oclusión y cara de la paciente modelo III, prognatismo, después de terminado el tratamiento ortodóncico y la cirugía
ortognática (cirugía realizada por el Dr. Reinaldo Mazzottini).
330
PROTOCOLO DE CONTENCIÓN PARA EL MODELO lil
EL POSTRATAMIENTO DE LA ERM + TM
331
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo III
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo III
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■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
336
■ Modelo III
apiñamiento inicial, tendrán tendencia a estar más vertical izados, ios incisivos
inferiores más inclinados hacia lingual, la mordida debe estar abierta y los dien
tes deben tener un traspaso horizontal muy positivo. Si el cuadro no es ese (Fig.
54), el resultado debe ser cuestionado. En otras palabras, lo que se espera es
una gran diferencia entre el antes y el después, con las ventajas ya descritas en
este capítulo para la maxila y con las “desventajas” incorporadas a la mandíbula
por la rotación horaria que se le impone. En ese momento, la oclusión está
completamente desacertada; sin embargo, cuanto mayor la discrepancia más
motivos hay para apreciar el resultado. Es sencillo admitir que si se sabe la cau
sa de esta supercorrección y se reconoce su carácter transitorio, se realizará una
corrección potencialmente preparada para soportar lo que vendrá. 1¡I impacto
estético de esas alteraciones puede ser significativo y el paciente y sus responsa
bles deberán ser informados “a priori” de sus objetivos.
En este momento no es razonable pensar en mantener esa situación como
está y descartar el uso de la contención. ¿Qué sucederá? La tendencia es que
progresivamente, y eso significa algunos años, los planos horizontales muy al
terados por la terapia vuelvan a sus valores originales. ¿Eso es recidiva? Podría
definirse como tal, pero una definición mejor sería recidiva ortopédica, porque,
en esencia, la manipulación con la ortopedia mecánica provocó ese movimiento
colateral que suele ser eliminado en el postratamiento. Los dientes salen de la
posición original y tienden a volver a ella, sin ninguna obligación intrínseca, o
sea, son llevados y después traídos en consecuencia de los movimientos de las
unidades esqueléticas. Es importante conceptuar esto de esa forma, porque los
dientes que acompañarán esa reorganización de los planos horizontales, tam
bién cambiarán de lugar en el espacio, así como sus relaciones con sus antago
nistas. Si los traspasos vertical y horizontal disminuyeran en el postratamiento, y
eso sucederá, eso tampoco es recidiva dentaria y debe reconocerse como reflejo
de la recidiva ortopédica. La aplicación práctica de ese concepto, en lo que se
refiere a lo que aquí se ha discutido, que es la contención, indica que el liso de
un artefacto para contener dientes 110 va a contener la recidiva ortopédica, sino
sencillamente que los dientes la acompañen, lo que puede no ser conveniente.
En sentido sagital, la maxila preservará durante años parte de los beneficios
que la terapia instituyó, pero la relación con la mandíbula suele deteriorarse,
porque además de la recolocación resultante de la tendencia a la normalización
de los planos horizontales, la mandíbula crece más que lo normal. Es obvio que
se puede tener una situación variable, dependiendo del diagnóstico del caso en
tratamiento. Esa complicación causada por el crecimiento mandibular excesivo
sólo tenderá a producirse en casos de prognatismo, mientras que ese compor
tamiento maxilar positivo, que preserva las ventajas que la terapia estableció
puede 110 suceder en caso de deficiencia maxilar verdadera. Sin salir del tema
que aquí se quiere discutir, ¿cómo debería llamarse ese deterioro en la relación
sagital maxilomandibular provocada por un déficit de crecimiento maxilar o por
1111 exceso de crecimiento mandibular? Recidiva 110 parece adecuada, porque los
huesos ocupan una posición que nunca ocuparon antes. Puede parecer que los
dientes están como antes, pero si la maxila 110 creció adecuadamente o la man
díbula creció mucho y eso provoca pérdidas en la relación oclusal, se está ante
337
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
338
■ Modelo III
superiores hacia vestibular, y lo que es más grave, por mesializar los molares
superiores con disminución del espacio óseo real para los dientes permanentes,
lo que podría complicar la erupción, principalmente de los caninos.
¿Tal vez usar la mentonera como un aparato para contener la mandíbula en
la posición ahora corregida o sobrecorregida podría ser una opción? ¿Por cuánto
tiempo? Uno o dos años, o aún algo más, si 110 es hasta el final del crecimiento,
confronta la tesis científicamente sustentable de que la mentonera no anula
crecimiento mandibular, sino que apenas lo retrasa. Eso significa que inmedia
tamente después de removerla, habrá un crecimiento mandibular de recupera
ción tan seguro como el día sigue a la noche. Tal vez esto parezca bueno porque
de vez en cuando funciona. Funciona cuando el paciente no es prognato y, por
ese motivo, puede tener una buena evolución. Es lo que se llama falso positivo.
Sabiendo eso y por medio de ese o de otro recurso sim ilar se intenta retrasar
la pérdida que proviene de la inestabilidad de crecimiento para minimizar el
impacto o dividir la responsabilidad con el paciente. Pero, ¿qué responsabilidad
se tiene sobre 1111 proceso absolutamente inherente al paciente, condicionante
y fuera de su control? Ninguna si el riesgo se expone antes del tratamiento. Por
eso hay que aclararle todo al paciente. Sabiendo lo que es probable que suceda,
se puede decidir usar la mentonera hasta el final del crecimiento con todas sus
limitaciones o incertidumbres, o se enfrenta el riesgo de aceptar las consecuen
cias que el modelo de crecimiento del paciente impondrá.
En el protocolo de tratamiento, después del final de la ERM + TM, el pa
ciente vuelve cada 6 meses para monitorización del crecimiento y control de la
erupción. En el caso de haber graves problemas con la erupción, ese intervalo
de tiempo puede reducirse. Esas visitas tienen la finalidad de observarlo, infor
marle sobre su evolución, reforzar metas y disponer lo necesario en caso de
haber problemas de erupción dentaria. Esa es una fase provechosa que definirá
las características individuales del paciente. La monitorización de crecimiento
y la observación del crecimiento mandibular durante 1111 período de I a 2 años
sin terapia fundamentará el pronóstico para el crecimiento futuro. Al recordar
las características de crecimiento de los portadores de Modelo III, ya descritas
en este capítulo, se justifica la determinación de que el crecimiento que el indi
viduo presenta entre ayer y hoy es probablemente el que presentará entre hoy
y mañana. Ese pronóstico es clave para orientar al paciente y para la decisión
futura de tratar con compensación o indicar la cirugía. Más adelante, cuando se
discutan las alteraciones postratamiento, eso resultará muy claro. Muchas veces
la ansiedad del joven obliga a intervenciones parciales, sencillas y rápidas, con
la finalidad de atender sus reclamaciones, generalmente sobre la estética de
los dientes anteriores superiores. Nada impide que esta u otras necesidades del
paciente sean atendidas en ese período. Lo que es necesario evitar es el error,
claramente demostrado en el caso que acompañamos en este texto (Fig. 53), de
iniciar el tratamiento con aparato fijo total antes de estar pronta la maloclusión,
con alto riesgo de tener que realizar nuevo tratamiento (Fig. 57).
La recomendación es aguardar el final del crecimiento pubertario, una vez
que la maloclusión de 1111 paciente portador de Modelo III está supuestamente
lista. Si la cara es, como mínimo, aceptable y si la maloclusión tiene una mag
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
EL POSTRATAMIENTO COMPENSATORIO
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■ Modelo III
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo III
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t ir un p ro g n a tis m o la te n te .
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■ Modelo III
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■ Modelo III
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■ M o d e lo III
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■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 69A: Evolución de la cara en norm a fro n tal inicial, final de tra ta m ie n to o rto d ó n c ic o , d e sp u e s de la ciru rg ia de n ariz e y m e ntó n y vida
adulta jo ve n .
354
■ M o d e lo III
Figura 69B: Evolució n de la cara en norm a lateral inicial, final de tra ta m ie n to o rto d ó n cico , d e sp u e s de la ciru rg ia de n ariz e y m e ntó n y vida
a d u lta jo v e n .
355
■ Le o p o ld in o C ap e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
F ig u ra 70A : C ara y o c lu s ió n de la p a c ie n te o p e ra d a in m e d ia t a m e n te d e sp u é s de t e rm in a d o el e m p u je de c r e c im ie n t o c ra n e o fa c ia l, en
c o n tr o l a los 29 a ñ o s de ed ad , 1 5 a ñ o s d e sp u é s de t e r m in a r el tra ta m ie n to .
356
■ M o d e lo III
Figura 70B: Cara en norm a fro n ta l in icial a los 11 años de edad, p re ciru g ia (13 años y 8 m eses), p o s q u irú rg ic o in m ediato, final de tra ta m ie n to
o rto d ó n cico , final de c re c im ie n to facial (18 años) y co n tro l 15 años en la vida adulta (29 años).
357
l L e o p o ld in o C a p e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
Figura 70C : Cara en norm a lateral Inicial a los 11 años de edad, p re q u irú rg ica (1 3 años y 8 m eses), p o sq u lrú rg ico in m ediato, final del tra ta
m ie n to o rto d ó n cico , final del c re c im ie n to facial (18 años) y co n tro l 15 años, en la vida adulta (29 años).
358
F ig u ra 7 1 : C ara y o c lu s ió n de la p a c ie n te m o d e lo III, p ro g n a tism o , o p e ra d a en la vid a a d u lta jo v e n , en c o n tro l a los 2 7 a ñ o s de ed ad , 5
a ñ o s d e sp u é s de te r m in a r el t ra t a m ie n t o .
■ L e o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
a ñ o s d e sp u é s de h a b e r t e rm in a d o el t ra ta m ie n to .
360
■ M o d e lo III
361
/
362
■ M o d e lo III
363
Capítulo
6
■€
Características faciales
• A n á l i s i s facial
• A n á l i s i s de r a d i o g r a f í a lateral de la cara
Características oclusales
Tratamiento
• Tra tam iento interceptivo
• Re gla s para t r a t a m i e n t o i n t e r c e p t i v o
• Tratam iento correctivo
• Tratam iento quirúrgico
Protocolo de contención
• C ontenció n postratam iento interceptivo
• C ontenció n p ostratam iento correctivo
■ Modelo Cara Larga
367
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura i : Caras de frente y perfil de pacientes modelo cara larga. Exhiben algunas características estéticas comunes, pero con dlferen-
cias de gravedad y, en consecuencia, de aceptabilidad.
368
■ Modelo Cara Larga
ciones proporcionales de la cara, como se tratará de demostrar, termina por impo Modelo cara larga será todo Indivi
ner graves restricciones al tratamiento ortodóncico conservador (LINDEN, 1999)- duo que presente un aumento del
tercio inferior de la cara, que haga
Hay dos hipótesis sobre el modelo de crecimiento que determinaría la imposible el cierre labial o la rela
cara larga, y probablemente esa dualidad se justifica porque en algunos casos ción labial normal.
surgen dos determinantes simultáneamente. El primer se basa en la tesis del
crecimiento posterior del cóndilo descrito por Bjórk (1969), Bjórk y Skiller
(1972, 1983). En los clásicos estudios con implantes, los autores demostraron
claramente la dirección del crecimiento condilar posterior en los portadores
de cara larga, describen la exagerada rotación de la mandíbula hacia atrás, que
se llama rotación de la matriz, definida por la lectura de un plano mandibular
que representa el tejido blando con la base del cráneo. La rotación total que se
observaría entre la línea de los implantes y la base del cráneo tiene compor
tamiento sim ilar a la total, aunque puede variar dependiendo de la rotación
intramatriz. Esa rotación intramatriz, expresada por el ángulo de la línea de los
implantes con el plano mandibular, implica en los individuos cara larga una
rotación hacia abajo y hacia atrás del cuerpo mandibular dentro de la matriz.
Como consecuencia se produce reabsorción ósea en la región anterior, debajo
de la sínfisis y en la porción anterior del borde mandibular; también produce
aposición en la porción inferior del borde posterior del cuerpo mandibular. La
reabsorción anterior y la aposición posterior se producirían, según los auto
res, como respuesta a la compresión de la matriz en la región anterior y a la
descompresión en su región posterior, causada por la rotación intramatriz del
cuerpo mandibular. Esa rotación intramatriz, así como la rotación total, sólo pu
dieron observarse por el uso de los implantes. E11 resumen, los portadores de cara
larga con el crecimiento posterior del cóndilo tienden a hacer una rotación total
369
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
370
■ Modelo Cara Larga
371
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
se quiere definir aquí es que casos con menor gravedad pueden depender más
de factores funcionales, que podrán provocar efectos capaces de aumentar la
altura facial anterior inferior lo suficiente como para hacer imposible el cierre
labial pasivo o la relación labial normal.
Los artículos de Linder-Aronson y Woodside (2000), reunidos en un libro
(Excess Face Height Malocclusion), presentan interesantes relatos sobre el
comportamiento funcional de esos pacientes y sobre las posibilidades de in
fluir el crecimiento por el cambio del modo de respirar y por el manejo con
aparatos. Todas las evidencias contenidas en ese libro son interesantes, prin
cipalmente porque admiten una extensa gama de gravedad, cuando ocurre la
cara larga, siendo mucho más aplicables a las maloclusiones del modelo cara
larga que al concepto original de cara larga. En el prólogo los autores aclaran
que “muchas maloclusiones anteriormente entendidas como de origen gené
tico son, en realidad, imitaciones neuromusculares de problemas con base
genética”. En esencia todo lo que los autores pretenden en ese libro y lo hacen
con idoneidad indiscutible es demostrar que factores ambientales e influencias
neuromusculares pueden alterar estructuras faciales esqueléticas y dentarias.
May que admitir que ese concepto no es nuevo y aun en la perspectiva de esos
autores no se opone a la posibilidad de que sea por medio de ellos que el co
mando genético se manifiesta.
¿Cómo se debe proceder? ¿Los pacientes que van a la clínica con la eviden
cia de ese modelo, 110 serán tratados y aguardarán la edad para la cirugía ortog-
nática o se utilizarán todos los recursos para corregir su forma y su función?
La respuesta se encuentra en la introducción del libro (GRABER, 2000) antes
mencionado, cuando se dice que “Diagnóstico es el nombre del juego y diag
nóstico precoz”. Quiere decir que, el nombre del juego sería diagnóstico mor-
fogenético. Eso significa intentar descubrir el origen de la morfología alterada
que el paciente presenta, principalmente porque indicará lo que ella es capaz
de provocar al final del crecimiento. Así, ese diagnóstico debe elaborarse pro
yectando un trabajo en equipo que conducirá a 1111 tratamiento en equipo, que
podrá indicarse o no, basado en la sensata idea de vincular el pronóstico con
la posibilidad de mejora de las condiciones funcionales. Si fuera posible en esa
perspectiva multidisciplinar cambiar las condiciones funcionales del paciente,
debería definirse la probable magnitud del impacto positivo de esos cambios
sobre el crecimiento facial. En ese aspecto, se considera que el ortodoncista es
la persona más adecuada para aquilatar los beneficios faciales que el paciente
tendría con el tratamiento. Las consideraciones siguientes tienen la finalidad
de dilucidar ese concepto y se hacen a partir del siguiente esquema.
Al observar ese esquema, se podría pensar a priori, que no hay nada nue
vo. De acuerdo con lo comentado anteriormente, realmente 110 lo hay y es
animador que se esté de acuerdo con esto. Si en esencia todos aceptaran lo
que ese esquema indica, admitirían también el papel preponderante de la ge
nética en la definición del crecimiento y, por lo tanto, en la apariencia de la
cara de los pacientes. Todos saben que el ambiente tiene influencia sobre los
factores neuromusculares y, en consecuencia, sobre las estructuras faciales,
sobre la posición y la relación de los dientes. Es posible relacionar muchos
372
■ Modelo Cara Larga
GENÉTICA
M o d e l o f a cial
▼
Factores am bientales e
Influencias n e u ro m u sc u la re s
Y
R e s p i r a c i ó n b u c a l con:
. posición alterada de la m andíbula
. po sició n alterada de la lengua
. po sició n alterada de la cabeza
i
I
A u m e n t o de la a lt u r a fa cia l
a n te rio r inferior
Figura 2. Esquema demostrativo de la acción de los factores etiológicos en la determinación de las maloclusiones modelo cara larga.
do esos factores con el aumento de la altura facial anterior inferior, pero los
principales son los que se describen en el esquema anterior. De las tres altera
ciones neuromusculares que tienen relación con la respiración bucal crónica,
sólo una o todas deberían estar presentes para desencadenar las alteraciones
dentoesqueléticas que determinan el aumento de la altura facial anterior in
ferior (L1NDER-ARONSON; WOODSIDE, 2000). Esa descripción es importante
porque discrimina la respiración bucal, definiendo su posibilidad de impacto
como factor etiológico. El primer aspecto es la característica crónica del pro
ceso, absolutamente necesaria para desencadenar una o las tres alteraciones
posturales. El segundo aspecto a ser considerado es si el individuo tiene una
respiración bucal absoluta. Pocos pacientes pueden encuadrarse en esta cate
goría que requeriría una obstrucción absoluta de la nariz. La respiración podría
dividirse en grados, desde la rara respiración absoluta por la boca hasta la res
piración nasal, pasando por la respiración predominantemente bucal, mixta y
predominantemente nasal (WARREN, 1984). De ese modo, al hacer referencia
a los respiradores bucales, se describen individuos que, a pesar de tener mayor
373
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
374
■ Modelo Cara Larga
ele señales permite diferenciar la respiración bucal, parte principal del conjun
to de factores ambientales y neuromusculares presentes en el individuo con
el aumento de la altura facial anterior inferior. Eso debe hacerse para darle
solidez a la consideración de esa desviación funcional como factor etiológico,
evaluando la magnitud de su impacto y en consecuencia, perfeccionando el
diagnóstico.
En ese punto se cierra el ciclo descrito en el esquema (Fig. 2) que se ana
lizará a la luz de las consideraciones realizadas. La genética determina el mo
delo facial y el tipo facial, y eso es irrefutable. Si se debate el aumento de la
altura facial anterior inferior, parece obvio que el dolicofacial es el tipo facial
predisponente al desarrollo de esa discrepancia en presencia de los factores
ambientales y neuromusculares predisponentes. Considerando además de
esa discrepancia primaria, el aumento de la altura facial anterior inferior, las
otras características que se evidencian en los individuos estudiados, también se
aproximan más del tipo dolicofacial. Así por ejemplo, ellos son individuos con
menor profundidad maxilar y mandibular y, por consiguiente, con más con
vexidad facial, determinada principalmente por la rotación horaria de los pla
nos horizontales de la maxila y de la mandíbula. Según lo que se reconoce en la
literatura, hay un grado de independencia en el comportamiento de la maxila y
de la mandíbula frente a los factores etiológicos aquí tratados. Probablemente
debido a su mayor libertad para desplazarse en el espacio, la mandíbula reac
cione más enfáticamente a su acción desplazándose hacia abajo y hacia atrás,
mientras que la maxila puede responder apenas (y eso lleva tiempo) con un
crecimiento alveolar excesivo (HARVOLD, 1979). Por lo tanto, la maxila podría,
entre muchas otras objeciones, servir de referencia para definir el tipo facial y
el impacto potencial futuro de los factores ambientales. Siendo que los factores
neuromusculares están en su expresión morfogenética, relacionados al mode
lo y al tipo facial, si el individuo es dolicofacial, su predisposición al aumento de
altura facial anterior inferior será máxima. Por lo tanto, aunque los otros tipos
faciales no estén exentos, después de la eliminación de los factores negativos
el efecto sobre ellos sería menos significativo y su capacidad de recuperación
mayor.
¿Por qué sería así? Suponga que la presencia de respiración bucal con una
o más de las características que definen la magnitud de impacto (esquema de
la Fig. 2) en un individuo dolicofacial causará un aumento muy significativo
de la altura facial anterior inferior. Por analogía, si el individuo es braquifacial,
esa discrepancia será menor. Probablemente eso se produce porque frente a
los mismos factores ambientales negativos y obligado a respirar por la boca,
ese individuo hipotéticamente ni siquiera podría desarrollar una respiración
bucal con boca abierta, disminuyendo las posibilidades de posicionar la lengua
más adelante y de adoptar una postura extendida de la cabeza. Eso limitaría al
máximo el impacto del factor ambiental sobre los factores neuromusculares y,
en consecuencia, sobre el aumento de la altura facial anterior inferior.
Si se admite todo lo que se ha considerado, ¿es posible aceptar que ese
camino lleve siempre a producir maloclusión modelo cara larga, variando ape
nas la magnitud? Sí, si se habla de maloclusiones de modelo cara larga, según
375
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
376
■ Modelo Cara Larga
377
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
jLmiíif
■ KSk
M
A B
Figura 3: Aspecto facial frontal de un indi Figura 4: Aspecto facial de perfil de un in
viduo modelo cara larga grave. dividuo modelo cara larga grave.
CARACTERÍSTICAS FACIALES
ANÁLISIS FACIAL
Las características faciales tegumentares ele los individuos modelo cara larga
son comunes, independientemente del lugar en que se encuentra la discrepan
cia esquelética primaria, en la maxila o en la mandíbula. La variación en la
manifestación de esas señales depende de la magnitud de la desarmonía es
quelética, que provocará mayor o menor desarreglo en el tejido blando. Como
siempre y aquí tal vez con mayor énfasis sobre el carácter de la reclamación del
paciente y la necesidad frecuente de corrección quirúrgica, el análisis facial,
principalmente el frontal, gana importancia. Es en ese aspecto que la cara larga
se manifiesta de manera acentuada y deteriora la imagen de su portador. La
reclamación más frecuente es la exposición exagerada de los dientes anteriores,
en reposo o de la encía al sonreír (ANGELILLO; DOLAN,1982).
No se recomienda ningún análisis facial específico, porque todos son nu
méricos, por lo tanto cualquiera sirve para aprender el método, pero ninguno
se aplica con perfección al diagnóstico a no ser el que aquí se recomienda, el
análisis facial morfológico subjetivo que busca calificar la cara. El capítulo sobre
“Análisis Facial” de este libro (Cap.2) trae elucidaciones detalladas. La búsqueda
de características faciales inherentes a un modelo no necesita medidas o com
paraciones con lo obtenido y normas predefinidas. Tanto el análisis de propor-
378
■ Modelo Cara Larga
dones como la calificación de la cara, aunque subjetivos, son más acertados por
ser absolutamente individualizados.
Para diagnóstico, las señales que se identifican en norma frontal son muy
claras (í'ig. 3). La nariz es larga y tiene la base estrecha, el área zigomática es
plana y el tercio inferior de la cara es largo y desproporcionado con el tercio me
dio. Ese aumento del tercio inferior, esencia de esa enfermedad, impide el cierre
labial pasivo, obliga al músculo mentoniano a contraerse para el cierre labial
(mentón doble), expone exageradamente los incisivos superiores en reposo y la
encía al sonreír (ANGELILLO; DOLAN, 1982; BELL et al., 1977; EPKER, 1981;
WOLFORI); HILLIARD, 1981; SUBTELNY; SAKUDA, 1964). Ese conjunto puede
ser extremamente perverso para la cara del paciente. Esas señales, claramente
manifestadas en el paciente en análisis, pueden no ser siempre tan evidentes.
En esa circunstancia y para diagnóstico diferencial, el punto más importante
es el aumento del tercio inferior con relación al tercio medio y la consiguiente
dificultad para el cierre labial.
El perfil también es muy acentuado por la enfermedad. May deficiencia en
la proyección zigomática, con depresión infraorbitaria poco evidente y surco na-
sogeniano discreto. El labio superior en reposo parece corto, el inferior está
evertido con bermellón desproporcionado con el que exhibe el labio superior,
la distancia interlabial aumentada, la mandíbula retrusa con línea mandíbula-
cuello corta y ángulo cerrado. Las señales pueden no estar todas presentes y
no siempre ser tan evidentes. Para el diagnóstico diferencial, además de los ya
citados para el examen frontal y que pueden ser analizados en el perfil, lo más
importante es la línea y el ángulo mandíbula-cuello. Por ejemplo, el paciente en
examen (Fig. 4) presenta relación molar Clase III y una línea mandíbula cuello
corta y el ángulo mandíbula-cuello cerrado, lo que es incompatible con Modelo
III y absolutamente compatible con modelo cara larga.
Aunque no es seguro que se pueda cerrar el diagnóstico al final del examen,
también es poco frecuente que se necesiten informaciones adicionales prove
nientes del examen morfológico de radiografía lateral de la cara. La cara en
esos pacientes es decididamente larga y en esa circunstancia ningún examen
puede informar más que el examen facial. De esa forma, para los portadores
del modelo cara larga los exámenes que se harán pueden ser importantes para
el diagnóstico diferencial para permitir ubicar el error esquelético primario y la
magnitud de la compensación dentaria. Eso indudablemente ayudará a definir
conductas, peí o tai ámente tendrá fuerza para oponerse al diagnóstico emulado
por la cara.
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■ Modelo Cara Larga
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■ Modelo Cara Larga
F ig u ra 6: Perfil y o c lu s ió n m o s tra n d o la
re la c ió n de los m o la re s en cla se I, II y III
(C A R D O S O e t al., 2002).
383
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
CARACTERÍSTICAS DENTARIAS
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TRATAMIENTO
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
sólo los casos discordantes que la literatura llama cara larga, sino todos los
individuos imposibilitados de mantener una relación labial normal, debido al
aumento del tercio inferior de la cara. Si el interés de ese tratamiento es estéti
co, las limitaciones son obvias para los casos más discrepantes (LINDEN, 1999)
y persistirán con la tendencia a mantener los individuos en una clasificación
de desagradable que, obviamente no es obligatoria y puede variar siempre que
se reconozca que la aceptabilidad depende de muchos otros factores y no sólo
del cierre labial. Al ortodoncista le corresponde evaluar la cara, pronosticar su
futuro con respecto a la estética y dialogar con el paciente y sus responsables
para definir metas, que pueden ir desde un tratamiento ortodóncico compen
satorio hasta un complicado tratamiento ortodóncico quirúrgico. Sin embargo,
“algunas de las maloclusiones más deformantes y desafiadoras que el ortodon
cista enfrenta provienen de los problemas verticales” (GRABER 2000). Con un
enemigo de esa magnitud, el éxito tal vez se fundamente en adecuar el proceso
terapéutico a la meta definida. Esto significa entender y aceptar las limitaciones,
o en caso de enfrentamiento utilizar armas capaces de derrotarlo. Como se pue
de ver, los conceptos sobre el tratamiento ortodóncico de las deformidades ver
ticales de carácter esquelético, o de las maloclusiones modelo cara larga no son
animadores. La cirugía ortognática es el recurso que debería adoptarse cuando
se desea cambiar ese cuadro.
Al o rto d o n cista le co rrespo n d e eva De acuerdo con esos conceptos, sería interesante justificarlos con una ló
luar la cara y p ro n o stica r su fu tu ro gica que será muy útil tanto en el momento del diagnóstico como al tomar la
con re spe cto a la e stética y dialogar
decisión de adoptar o no el tratamiento ortodóncico. Los individuos portadores
con el paciente y sus responsables
para definir m etas, que pueden ir de maloclusiones modelo cara larga son absolutamente diferentes de los indivi
d esde un tra tam ien to o rto d ó n cico duos de los demás modelos por una característica: imposibilidad de cierre labial
co m p e n sa to rio hasta un co m plicad o
tra tam ie n to o rto d ó n cico q u irú rg ico .
determinado por el aumento de la altura facial anterior inferior (AFAI). Eso es
muy significativo desde dos perspectivas. La primera es la falta de armonía que
le adjudica al individuo. En un análisis realizado sobre la calidad estética de la
cara entre brasileños blancos, se concluyó que el cierre labial es un factor ex
tremadamente importante para que el individuo sea considerado estéticamente
aceptable (REIS, 2001; MARTINS, 2001). Por analogía se puede concluir que la
ausencia de cierre labial sería un factor altamente demostrativo de desagrada-
bilidad facial. Es claro que la magnitud de esa discrepancia que imposibilita el
cierre labial será importante como factor predisponente a esa crítica negativa
sobre la calidad de la cara. De ese modo, aunque ese factor magnitud deba ser
considerado, parece razonable admitir que la ausencia de cierre labial, cuando
es provocada por el aumento de la altura facial anterior inferior, es factor sóli
damente negativo para una estética facial mínima esperada para el final de un
tratamiento ortodóncico, y que debería ser de grado aceptable. Se insiste en el
concepto de imposibilidad de cierre labial a causa de aumento de la altura facial
anterior inferior por un simple motivo: individuos con AFAI normal y que no cie
rran los labios pueden incluso ser agradables; los que no lo hacen por aumento
en la AFAI, pero mantienen los labios próximos, probablemente serán acepta
bles, mientras que, los que mantienen los labios muy separados con dificultad
para el cierre debido al aumento en la AFAI son potencialmente desagradables.
La segunda perspectiva desde la cual hay que analizar la imposibilidad del
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■ Modelo Cara Larga
lia dicho, la cara es aceptable, factor “sine qua non” ante la intención de tra
tar. Investigar ahora con la anamnesia y el examen radiográfico la localización
primaria de la displasia esquelética, su magnitud y su probable etiología. En
ese punto, sería interesante pensar en releer el apartado análisis radiográfico
para evitar que se repitan aquí, importantes parámetros para la definición de
la maloclusión. Se admite que ese examen muestre crecimiento posterior del
cóndilo y, por consiguiente, pronóstico malo por el carácter más genético del
modelo de crecimiento y de la maloclusión resultante. Con esto que se ha des
cubierto ya sería posible determinar que el tratamiento que se adoptará será el
compensatorio. Los errores oclusales serían analizados a continuación, con la
finalidad de definir si es posible tratarlos y cuáles serían los efectos colaterales
de esas correcciones. El tratamiento de carácter compensatorio ya definido para
el hipotético paciente requiere precauciones, porque pueden haber limitacio
nes anatómicas para ejecutarlo (CAPELOZZAFILHO, 1999; IIANDELMAN, 1996)
e impactos estéticos negativos. Para citar un ejemplo, supongamos que haya
que corregir una relación molar Clase II y una mordida abierta anterior. La
corrección conservadora de la relación molar es extremadamente limitada y
tiene efectos colaterales pésimos en las maloclusiones con aumento vertical en
la AFAI. Corregir la mordida abierta es posible, pero la extrusión de los incisivos
superiores puede empeorar aún más la relación de esos dientes con el labio
superior, tanto en reposo como al sonreír. Recuerde que esa es la principal re
clamación de los pacientes portadores de maloclusiones modelo cara larga. Hay
grandes limitaciones que deben tenerse en cuenta. Además, para decidir si es
posible hacerlo y cómo hacerlo, hay que considerar el potencial de estabilidad
de la corrección realizada.
Si a pesar de todo, después de las consideraciones pertinentes, se decide que
es posible realizar las correcciones dentarias, hay que ir al segundo apartado
de esta conducta aplicada al paciente en análisis. El paciente deberá ser enca
minado a los profesionales del área médica para que definan debidamente sus
desviaciones funcionales y específicamente su respiración bucal. El diagnóstico,
los factores etiológicos, el tratamiento y la posibilidad de corrección son las res
puestas que se buscan. Sólo posteriormente es que se debería proseguir con el
tercer apartado de la conducta, que sería la definición de las posibilidades de
tratamiento y su planificación. Es obvio que si el paciente en cuestión tuvo siem
pre permeabilidad nasal y realiza respiración bucal debido a una imposibilidad
anatómica, como por ejemplo la AFAI aumentada, el pronóstico se complica por
la aparente fuerza del carácter negativo de su modelo de crecimiento. Esa pue
de ser una prueba conclusiva para el diagnóstico de cara larga con pronóstico
desfavorable.
Admitiendo que el paciente presente restricciones a la respiración nasal,
un diagnóstico que en este momento exprese la imposibilidad de restablecer
la permeabilidad para la función respiratoria, es como una luz roja para las
intenciones de tratamiento. Significa que no hay que esperar mejora del modelo
de crecimiento, ya que no puede haber normalización funcional; esto limitará
las intenciones de corregir las relaciones oclusales en lo que ellas significan
aisladamente, pues no cabe suponer otras consecuencias. Técnicamente, y eso
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TRATAMIENTO INTERCEPTIVO
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F igu ra 10: P acien te m o d elo cara larga m u e stra a los 8 año s y tre s m e se s cara d e sa g ra d a b le fro n ta l y de perfil. Las g ra n d e s a lte ra cio n e s
o clu sa le s, co n e rro r m o la r (clase II), d iscre ta atre sia m a x ila r y m o rd id a ab ie rta a n te rio r, a d e m á s de falta de e sp a c io en los a rco s d e n ta rio s.
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■ Modelo Cara Larga
ciones faciales sería la cirugía ortognática. Al admitir tratarla sin cirugía, el tra
tamiento tendría por finalidad corregir la oclusión sin ningún impacto estético
positivo probable. Sería un tratamiento ortodóncico compensatorio limitado. Así
se decidió, dejando siempre abierta la posibilidad de que en caso de agrava
miento o cambio de opinión de la paciente o de sus responsables, el caso sería
reevaluado para indicar la cirugía.
Siguiendo el protocolo de tratamiento compensatorio para esos pacientes,
se realizó un plan de tratamiento. Extracciones fueron inevitables, pues había
gran falta de espacio (Fig. 10 y 11). Además, sería necesario corregir la relación
molar para que las extracciones de los premolares superiores fuesen suficien
tes para solucionar el problema de la falta de espacio. Distalizar molares 110
es 1111 movimiento adecuado para pacientes modelo cara larga, pero como era
absolutamente necesario, se recomendó un AEB tracción alta. Para corregir la
discrepancia transversal se utilizó una barra palatina en lugar de la ERM, que
es contraindicada por sus efectos verticales. Después de corregir la relación mo
lar y la discrepancia transversal, la paciente comenzó una monitorización de
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F ig u ra 16: R a d io g ra fía s in ic ia le s , co n la ra d io g ra fía la te ra l de la cara qu e p e rm ite v e r la In c lin a c ió n a típ ic a del p la n o p a la tin o , co n una
le c tu ra de m a n d íb u la s im ila r a lo n o rm a l. Lo t ra t a m ie n t o (AEB c o n ju g a d o ) tie n e lo s e fe c t o s p re te n d id o s , c o n c o n tro l v e rtic a l.
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Figura 19: Al te rm in a r la fase de d e ntad ura m ixta, a los 12 años y 8 m eses, las relacio n es d e n ta ria s son buenas. La p ro tru sió n d entaria su p e rio r
está co rreg ida, la a m plitu d de la arcada su p e rio r es buena y, deb id o al co n tro l vertical, la so b re m o rd id a s u stitu y e la m ordida abierta inicial.
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TRATAMIENTO CORRECTIVO
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F ig u ra 21: Al final del t ra t a m ie n t o (1 3 a ñ o s y 2 m e se s), las re la c io n e s d e n ta ria s e stá n c o r r e g id a s y la cara de la p a c ie n te m a n tie n e las
c a r a c t e r ís t ic a s d el m o d e lo cara larga.
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oclusión con el diente 23. La extracción de incisivo inferior aumenta un poco la sobremordida, pero eso no es problema
en un paciente cara larga.
Así se realizó y el paciente evaluó los resultados al final de la nivelación y alineación, y del cierre de los espacios de las
extracciones. Si el paciente quisiera, las condiciones del tratamiento permitirían la realización de corrección de la cara
por medio de cirugía ortognática. No obstante, el paciente quedó conforme con el resultado y el tratamiento ortodóncico
compensatorio limitado finalizó (Fig. 25 y 26). Los resultados son eminentemente dentarios, según la propuesta inicial.
Se extrajo el diente 21 y se colocó un implante en su lugar.
Como contención se utilizó la placa de Ilawley en la arcada superior y 3/3 más contención fija para el diente 47, que
hizo significativa migración mesial.
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TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Las limitaciones que el modelo cara larga impone al tratamiento ortopédico y ortodóncico exacerban las necesidades
quirúrgicas de esos pacientes. Muchos aceptan limitaciones estéticas y 110 se tratan, o apenas corrigen dientes; Los que
desean mejorar las relaciones faciales, necesitan la cirugía ortognática. Ese procedimiento es muy útil para los pacientes,
con gran posibilidad de cambios faciales.
La paciente adulta que se presentará, había hecho tratamiento ortodóncico cuando joven, con la extracción de los
primeros premolares. La oclusión no mostraba señales de beneficios proporcionados por ese tratamiento (Fig. 27). La
mordida era abierta anterior y borde a borde posterior, los dientes apiñados, la relación molar Clase II y protrusión
dentaria superior. Las relaciones faciales eran típicas del paciente modelo cara larga y disgustaban mucho a la paciente.
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Figura 29: Relaciones dentarias después de la ERM asistida q u irú rg ic a m e n te y después de finalizado el tra tam ie n to o rto d ón cico prequirúrglco.
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F igura 32: Las re la cio n e s o clu sa le s en la vida adulta jo v e n (23 años), d ie z años d e sp u é s del final del tra ta m ie n to y c in c o año s d e sp u é s de re
m o ve r el 3/3, m u e stra n m ucha e stab ilid ad , e x c e p to p o r la re cid iva d iscre ta de los in c isiv o s su p e rio re s. La cara m a n tie n e las ca ra c te rística s.
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Figura 35 : Control de la paciente cara larga con acortamiento del tercio medio de la cara en la vida adulta joven a los 20 años y 11
meses. Las relaciones faciales son mejores que aquellas detectadas en esa edad para pacientes cara larga clásicos tratados de forma
compensatoria.
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Figura 36: Evolución de la oclusión de la paciente cara larga con participación del tercio medio de la cara, desde el pretratamiento a
los 7 años de edad, final de la fase activa del tratamiento a los 8 años y 8 meses, final de erupción de los dientes permanentes y en la
vida adulta joven a los 20 años y 11 meses.
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■ Modelo Cara Larga
Figura 37A: Evolución del crecim iento de la cara en norma frontal de la paciente modelo cara larga con participación del tercio medio
de la cara, desde el pretratamiento a los 7 años de edad, Influencia de la fase activa del tratamiento después de 18 meses, final de la
erupción de los dientes permanentes y en la vida adulta joven a los 20 años y 11 meses.
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Figura 37B: Evolución del crecim iento de la cara norma lateral de la paciente modelo cara larga con participación del tercio medio
de la cara, desde el pretratamlento a los 7 años de edad, influencia de la fase activa del tratamiento después de 18 meses, final de la
erupción de los dientes permanentes y en la vida adulta joven a los 20 años y 11 meses.
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Figura 38: El control 4 años después del tratamiento, realizado con interés reformador, muestra buena estabilidad en las relaciones
oclusales obtenidas. El mérito de esa estabilidad probablemente se relaciona con la intención de tratamiento adoptado.
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■ Modelo Cara Larga
Se reitera, por lo tanto, que el protocolo ele contención aquí podría ser sen
cillo de acuerdo a lo antes citado, sim ilar al que se aplica en las maloclusiones
Modelo I. Eso permitiría la conclusión de que ese paciente era modelo cara larga,
y por el cambio funcional y por el tratamiento se transformó en un paciente Mo
delo I. Al reexaminar las características morfológicas del modelo cara larga, des
critas en la radiografía lateral de la cara en este capítulo, y después al analizar de
forma crítica el trazado de ese caso, que Linder-Aronson y Woodside (2000) des
criben en la literatura, es posible encontrar diferencias (Fig. 39). Por el trazado
se percibe claramente que el paciente 110 era modelo cara larga. No hay aumento
posterior de la maxila y, a pesar de que el cóndilo muestra tendencia de direc
ción de crecimiento posterior, no hay alteración en el área del ángulo goníaco y
la sínfisis es ancha. Aunque el cambio positivo de crecimiento que presentó, sólo
haya sido posible por causa del cambio funcional, la magnitud de ese cambio
fue tan significativa, únicamente porque estuvo correlacionada con la calidad Figura 39: Sexo Edad Alteraciones del
crecim iento que ocurrieron después del
de sus factores neuromusculares. Esos factores eran claramente de un paciente cambio del modo de respirar (LINDER-
Modelo I con moderado aumento del tercio inferior de la cara causado, como ARONSON; WOODSIDE,2000).
el tiempo y el crecimiento mostraron, por una alteración y no era un paciente
modelo cara larga. Se reitera que era posible antever eso antes del tratamiento,
por lo tanto, en el pronóstico. El conjunto de observaciones sugerido en este
capítulo, y que integra el protocolo para examen, diagnóstico y decisión de tratar
basado en el pronóstico es el punto diferencial. Hay diferencia en el análisis de
los pacientes por la calidad morfológica, hecha con conocimiento previo de las
numerosas características de los portadores del modelo cara larga. Después de
todo lo que se ha expuesto en este capítulo y en este libro, se considera que ya se
comprende claramente la importancia que el pronóstico fundamentado tendrá
en la decisión de cuánto habrá que invertir en el tratamiento.
El caso clínico que se presenta a continuación tiene por finalidad demostrar
ese tipo de evento. La paciente, tenía una cara con relaciones peri e intrabuca-
les deplorables, con maloclusión modelo cara larga moderada, asociada a una
historia de respiración obligatoria durante toda su vida. Con las condiciones fun
cionales mejoradas, buscó tratamiento ortodóncico a los 13 años y 2 meses (Fig.
40). El diagnóstico fue atresia de la maxila con repercusión en la arcada dentaria
inferior. Se adoptó un protocolo de tratamiento con ERM y placa labio activa en
los molares inferiores con intención de expandir (Fig. 41), seguido de nivelación
y alineación con aparato fijo superior e inferior. Ese protocolo se hizo rutina en
la práctica clínica por los excelentes y previsibles resultados que se logran en
corto tiempo. Después de transcurrir 1 año y 2 meses de tratamiento, el caso
estaba terminado, con corrección de la oclusión en virtud de alguna expansión
y protrusión de los dientes anteriores (Fig. 42 y 43). La paciente presentó una
buena evolución morfológica, que probablemente se mantuvo por la función
recuperada. Los controles de final de crecimiento, a los 19 años y después en la
vida adulta plena, a los 29 años de edad (Fig. 44, 45 y 46A y 46B), fueron muy
satisfactorios principalmente por la calidad de la sonrisa que le proporcionó a
la paciente (Fig. 44). La estabilidad de los aumentos transversales que la ex
pansión le otorga a las arcadas dentarias es razonable, con pérdidas similares
a las relatadas en la literatura (SILVA FILHO et al., 2003). Según lo señalado
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Figura 40: Cara y oclusión de paciente con maloclusión moderada modelo cara larga, 13 años y 2 meses, probablemente con etiología
relacionada con respiración bucal.
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Figura 41: ERM + PLA utilizados para expandir arcadas dentarias atrésicas.
431
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Figura 42: Radiografías inicíales y finales que muestran el efecto protrusivo del tratamiento.
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Figura 43: La mejora estética de la oclusión es muy clara. La expansión creó una forma más adecuada en las arcadas dentarlas. Trata
miento realizado en 1 año y 2 meses.
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Figura 44: Los resultados para la cara, a largo plazo, validan el tratamiento. El modelo de crecim iento perturbado funcionalmente se
Impuso después de la normalización funcional, mostrando calidad compatible con el modelo I.
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Figura 45: Las relaciones oclusales se mantuvieron a pesar de la disminución transversal que ocurre en ambas arcadas dentarias.
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Figura 46A: La evolución de la cara en norma frontal es buena, mostrando la imposición del modelo de crecimiento.
436
■ Modelo ( ,ll.i 1,11f.;,i
Figura 46B: La evolución de la cara en norma lateral es buena, mostrando la imposición del modelo de crecimiento.
437
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más ele una vez en este capítulo, el envejecimiento de la cara le hace bien a las
relaciones pcribucalcsdc los pacientes portadores de maloclusiones moderadas
modelo cara larga.
Manteniendo la perspectiva de considerar el impacto del cambio como factor
determinante del potencial de la recidiva, analizamos ahora un paciente que,
además de la corrección de la oclusión, presentó muy buen resultado con refle
jos faciales muy positivos. El tratamiento de la paciente que se describe a partir
de la figura 47 parece ser un buen ejemplo. Tratada hace muchos años, antes
que se realizara esta organización de pacientes por el modelo de crecimiento,
se le clasificó como portadora de maloclusión Clase II, dentadura mixta, primer
período. A pesar de la limitación de denominar el problema por la relación mo
lar y meramente dentaria, hubo interés con la discrepancia vertical entre los
tercios medio e inferior de la cara. Iíl tercio medio, corto, y no apenas el inferior
largo, contribuyó para esa discrepancia (Fig. 47). De esa forma, la paciente de
bería de haber sido clasificada como modelo cara larga, dentadura mixta, Clase
II, mordida abierta anterior con historia de hábito de succión recientemente
interrumpido. Un resumen sucinto del tratamiento acompaña la figura 48.
Sin apartarse de lo que aquí se discute, que es el protocolo de contención
para casos de maloclusiones modelo cara larga con un buen resultado facial,
además de la corrección de la oclusión, la figura 49 presenta lo que se obtuvo
con el tratamiento en la fase interceptora.
El tratamiento ortodóncico con aparato fijo fue muy sencillo, ya que las re
laciones dentarias al final de la fase interceptora sólo requerían nivelación y
alineación. Al final del tratamiento (Fig. 50), además de la corrección de las
relaciones oclusales, hubo un beneficio significativo en la estética facial, con
absoluta normalización de las relaciones de los tejidos blandos y plena capa
citación para la función. Los trazados cefalométricos muestran la dimensión
exacta de la corrección introducida en las relaciones faciales (Fig. 51). En este
momento, la paciente es Modelo I, lo que armoniza con el protocolo de conten
ción adoptado, que fue la clásica placa de Hawley superior y barra lingual 3/3.
La placa se uso durante 6 meses continuados y después durante algunos meses
más para dormir, siendo retirada gradualmente; el 3 / 3 permaneció hasta el final
del crecimiento.
438
■ Modelo Cara Larga
Figura 47: Cara y oclusión de una paciente modelo cara larga a los 7 años de edad. El desajuste oclusal Incluye relación molar clase II,
protrusión dentaria superior, mordida cruzada posterlory abierta anterior.
439
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Figura 48: El tratamiento se realizó con expansión de la arcada dentaria superior con quadhellx y después aparato ortopédico funcio
nal (Bionator cerrado) en programa de monitorización de crecimiento y erupción asistido.
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Figura 49: Los resultados al final de la fase ¡nterceptora muestran mejora de las relaciones oclusales y de la cara.
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Figura 50: Al final del tratamiento con aparato fijo, a los 10 años y 6 meses, la paciente presenta oclusión normal y, lo más importante,
una cara que podría clasificarse como modelo I en frontal y perfil.
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Figura 52: Cara y oclusión un año después del tratamiento. Las relaciones se mantienen tanto para la cara como para la oclusión.
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Figura 53: Cara y oclusión después del final del crecim iento (18 años), ocho años después del tratamiento. Las relaciones oclusales y
faciales se deterioraron, con pérdidas que se explican por un crecim iento de la mandíbula hacia abajo y hacia atrás, típico del modelo
cara larga. Las pérdidas en las relaciones oclusales no fueron mayores por causa de la compensación. La arcada dentaria superior dis
minuyó su anchura y se produjo apiñamiento. Vea la Inclinación de los Incisivos inferiores que se mantuvieron en contacto con los
incisivos superiores, a pesar del giro horario de la mandíbula hacía abajo y hacía atrás. Como consecuencia de ese movimiento hacía
adelante y hacía arriba de los Incisivos con relación a la mandíbula. La arcada dentaria Inferior migra meslalmente y el molar inferior
pasa a tener una relación clase III con el molar superior. Eso no es recidiva, sino inestabilidad ortopédica, porque deriva de la incapaci
dad del crecim iento para mantener las relaciones esqueléticas obtenidas durante el tratamiento ortopédico.
445
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Figura 54: Evolución de la oclusión desde la inicial a los 7 años de edad, pretratamlento con aparato fijo, final de este tratamiento y 8
años después en la vida adulta joven.
446
■ Modelo Cara Larga
Figura 55A: Evolución de la cara en norma frontal, desde el inicio del tratamiento a los 7 años, después la fase de interceptación, al final
del tratamiento con aparato fijo y en la vida adulta joven.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 55B: Evolución de la cara en norma lateral, desde el inicio del tratamiento a los 7 años, después la fase de interceptación, al final
del tratamiento con aparato fijo y en la vida adulta joven.
448
Volviendo a la pregunta, ¿se podría hacer alguna cosa para minimizar esas
pérdidas?
Parece razonable admitir que el aparato, generalmente funcional, haya sido
el principal responsable por el cambio positivo introducido durante el trata
miento y deba mantenerse en el protocolo de contención. En el caso de la pa
ciente que se está analizando, el aparato ortopédico funcional utilizado fue el
Bionator cerrado de Balters (1986). Hay tendencia a admitir que él sería el agen
te estimulante principal para crear el cambio funcional que probablemente haya
sido la causa de la reordenación positiva del crecimiento. Como el tratamiento
terminó tempranamente, a los 10 años de edad, y la paciente después de eso fue
abandonada a su propia suerte, su modelo de crecimiento tuvo mucho tiempo
para ejercer su influencia negativa. En esa línea de pensamiento, sería absolu
tamente lógico agregarle al protocolo de contención de esa paciente, además
de aparatos con la función específica de contener dientes, el uso continuado
del aparato funcional, responsable por la normalización funcional durante el
resto del crecimiento activo. De ese modo, se recomienda el uso del Bionator
cerrado en el postratamiento en una actitud que se considera adecuadamente
denominada “neutralización del crecimiento remanente indeseado”. Como 110
es posible saber si eso tendrá un impacto positivo y tampoco prever su magni
tud, basta compartir eso con el paciente y sus responsables y tomar o 110 una
actitud. Por su sencillez y bajo coste, y hasta que se pruebe lo contrario, parece
más interesante que observar impasible cómo el crecimiento, que ya se mostró
manipulable durante la terapia, reasume el comando y anula gran parte de los
beneficios obtenidos. Lejos de imaginar que eliminarán las pérdidas, el objetivo
de ese apéndice en el protocolo de contención de los portadores de modelo cara
larga es darles la misma posibilidad que tiene los portadores de las discrepan
cias esqueléticas sagitales. Cuando ellos son tratados y funcionales, mantienen
con más eficiencia las nuevas relaciones de tejido blando creadas y hacen com
pensación dentoalveolar de manera perfecta. Aquí lo que se pretende es hacer
que el paciente modelo cara larga tenga facilidad para mantener las relaciones
funcionales creadas, que el crecimiento con tendencia vertical tendrá tendencia
a anular, comenzando por la dificultad en mantener el cierre labial. Si el trata
miento presentó resultados positivos, ese pequeño esfuerzo adicional que aquí
se propone parece bastante razonable.
El postratamiento para portadores de maloclusiones modelo cara larga tra
tados con cirugía ortognática no es lineal en cuestión de estabilidad. Como la
cirugía tiene la posibilidad de introducir correcciones más significativas, tal vez
haya más probabilidades de normalización funcional, comenzando por el cierre
labial. Eso puede traer beneficios, aunque no es posible olvidar que la cirugía
rutinaria para pacientes cara larga, provoca la distensión de los tejidos blandos
en la región posterior de la cara y altera el modelo de función de importantes
grupos musculares de esa región. Eso no es visto como un beneficio para la
estabilidad de los resultados obtenidos con la cirugía.
En la práctica clínica son comunes pequeñas pérdidas comprendiendo las
relaciones dentarias. La paciente presentada como caso quirúrgico en este capí
tulo, 4 años después de la cirugía, necesitó hacer un nuevo tratamiento parcial,
con la finalidad de mejorar la posición de los incisivos superiores (Fig. 56A).
449
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
450
■ Modelo Cara Larga
451
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo Cara Larga
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
454
Capítulo
Características faciales
• A n á l i s i s facial
• A n á l i s i s de la r a d i o g r a f í a lateral de la cara
Características oclusales
Tratamiento
• T ratam iento interceptivo
• Re glas para t r a t a m i e n t o i n t e r c e p t i v o
• Tratam iento correctivo
• Tratam iento quirúrgico
Protocolo de contención
• C o n ten ció n p o stratam ien to interceptivo
• C ontenció n postratam iento co rrectivo
■ Modelo Cara Corta
457
■ L e o p o ld in o C a p e lo z z a Filh o - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
458
■ Modelo Cara Corta
Figura 1: In d ivid u o s cara co rta tie n e n una d im e n sió n v e rtic a l de reposo aum entada. La cara m ejora en re p o so (A y C), en co m p a ració n con el
a sp e cto que presen ta cu an do está en o clu sió n (B y D).
459
n Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
presente en los portadores de modelo cara corta, debe ser vista como un factor
que minimiza el impacto estético de la discrepancia sobre la apariencia facial.
En el contexto original de la definición de cara corta, que probablemente
se aplica a los individuos portadores de modelo cara corta, las señales de la
enfermedad de manifiestan tempranamente y parecen mantenerse como carac
terística del individuo (NANDA, 1988; BLANCETTE et al., 1996;KARLSEN, 1997).
Con el crecimiento puede haber una tendencia a empeorar las relaciones de los
planos horizontales, que más convergentes todavía, agravarían las relaciones
dentarias, creando graves restricciones al tratamiento ortodóncico convencional
(THURLEY, 1996; LINDEN, 1999; WESSBERG et al., 1982). Específicamente en
estudio longitudinal de los 4 a los 18 años, Nanda (1990) evidencia una ten
dencia de disminución de los ángulos formados por los planos horizontales de
cara, excepto Sn y plano palatino, que ayudaría a agravar las relaciones faciales
y oclusales de los individuos cara corta.
La etiología determinante de la cara corta es probablemente más fácil de ser
definida en su esencia. Aunque haya influencias funcionales, como se tratará en
este capítulo, es obvio su carácter genético. Desde mi punto de vista, muchas
veces el obvio determinante genético se descuida debido a las disfunciones que
la displasia, que ella primeramente creó, le imponen a su portador. El indi
viduo cara larga es el claro ejemplo de eso, y permitió una extensa discusión
► sobre etiología en el Capítulo 6 . En el cara corta, los terapeutas aceptan mejor
La e tio lo g ía d e te rm in a n te de la cara el determinante genético, probablemente porque su portador tiene respiración
co rta es p ro b ab le m en te m ás fácil normal (LINDER-ARONSON et al., 1986; JANSON et al., 1994), hecho que lo hace
de se r definida en su esen cia. A u n
potencial mente funcional. El mantiene el cierre labial, respira por la nariz, de
que haya In flu en cia s fu n cio n a le s, es
o b vio su ca rá c te r gen ético . glute con la boca cerrada y no interpone su lengua, componiendo un cuadro de
funciones intray peribucales potencialmente predispuesto a la normalidad. Aun
así, su crecimiento siempre se procesa de modo absolutamente equivocado,
y mantiene sus características totalmente diferentes de lo normal en el tercio
inferior de la cara (NANDA, 1988; 1990; BLANCHETTE et al., 1996; BECKMANN
et al., 1998 a,b; KARLSEN, 1997). Parece que es obligatorio admitir, principal
mente después de los estudios sobre crecimiento realizados en muestras con
individuos cara corta, que hay características de crecimiento comunes que de
terminan la forma final de cara, determinadas genéticamente.
El concepto de predominio de los componentes funcionales externos sobre
los internos en los portadores de maloclusiones modelo cara corta demostrado
por van der Linden (1999) muestra como el crecimiento construye la cara cor
ta y su relación con los componentes funcionales. Sin embargo, por la forma
que ese artículo lo expone, se podría entender de manera simplista, que esos
agentes funcionales mejor definidos por factores neuromusculares, serían los
determinantes primarios de la discrepancia esquelética y, por consiguiente, de
la maloclusión. No es absolutamente eso lo que ocurre ni lo que el autor quiere
demostrar en su exposición. Cuando él admite las limitaciones impuestas al tra
tamiento ortopédico y ortodóncico de esas maloclusiones, reconoce que ese mo
delo funcional representa el determinante genético que orienta el crecimiento
de modo inadecuado en la musculatura y, como consecuencia, en las unidades
esqueléticas. Además, en publicación reciente (LINDEN, 2003) el autor deja cla-
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■ Modelo Cara Corta
461
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
462
■ Modelo Cara Corta
maxila, lo que parece corroborado por las evidencias en estudios de la cara corta
(OPDBEEK; BELL, 1978; OPDBEEK et a l, 1978; TSAI, 2000).
De acuerdo con lo que ya se ha visto, el tercio medio suele ser normal,
representando un adecuado crecimiento de las suturas alveolares y, sin duda,
del septo nasal. En estudio cefalométrico longitudinal en niños de los 4 a los 18
años, Nanda (1990) descubrió que el plano palatino con relación a la base del
cráneo presenta valores mayores en los individuos cara corta en comparación
con los cara larga. Eso podría significar que en los individuos cara corta hay
una participación de esa estructura en la construcción de una altura facial infe
rior menor, por restricción vertical de la espina nasal posterior. Pero no parece
razonable admitirlo, porque en el análisis a lo largo del crecimiento el plano
palatino muestra alteraciones mínimas en su relación con la porción anterior
de la base del cráneo (SN). Considerando que la cara corta ocurre en individuos
braquifaciales, tal vez ese plano esté apenas representando ese tipo facial y, pol
lo tanto, diferente del que presentan los cara larga. Si se acepta esa hipótesis, se
vuelve a admitir que el crecimiento del tercio medio de la cara es normal, pero
obviamente subordinado al tipo facial más frecuente en el portador modelo cara
corta, que es el individuo braquifacial.
En el tercio inferior, debajo del plano palatino, hay nítidas diferencias. Según
se lia demostrado en estudio específico dejanson y colaboradores ( 1 9 9 4 ), se
cita como hallazgo clínico en algunos artículos (McDOWELL; BAKER, 1991; SAS-
SOUNI; NANDA, 1964; ISAACSON et a l, 1971) que la altura dentoalveolar es me
nor en los individuos cara corta en la región posterior de la maxila y anterior de
la maxila y mandíbula. Ese comportamiento considerado como compensación
dentoalveolar ocurrirá de manera diferente en los individuos, aunque a causa
del modelo funcional similar, menos variable que en los individuos cara larga,
por ejemplo. Es obvio que ese crecimiento dentoalveolar más o menos restricto
puede ser una de las influencias que interfiere sobre la rotación mandibular y,
en consecuencia, sobre el plano mandibular final. Eso influirá directamente
sobre la altura del tercio medio de la cara y en la gravedad de la maloclusión. Por
lo tanto, los clientes parecen tener un papel importante en la restricción al cre
cimiento vei tical del tercio inferior de la cara. Una relación estable de incisivos,
según lo preconizado por Bjórk y Skieller (1972, 1983), previene el subdesa-
í rollo de la altura facial anterior inferior, de acuerdo a lo comprobado por estu
dio longitudinal (KARLSEN, 1997). De ese modo, la gravedad de la maloclusión
queda explícita principalmente por el aumento de la sobremordida, que apare
ce combinada con una tendencia a la flexión lingual de los incisivos inferiores
(OPDEBEEK et al, 1978; BECKMANN et a l, 1998; McDOWELL; BAKER,1991;
1URLEY, 1996), de la curva de Spee y del apiñamiento de incisivos inferiores.
La sobremordida es reconocidamente una característica de maloclusión pro
cedente del crecimiento del modelo cara corta, mientras que la sobresaliencia
es restricta, aunque puede estar aumentada cuando ocurre protrusión de los
incisivos superiores, lo que es poco frecuente.
En los individuos modelo cara corta la mandíbula es típica. Eso es sencillo
de entender si se admite que su modo de crecimiento con cóndilo y rama, al
seleccionar el crecimiento vertical o el anterior, es un agente determinante de
463
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
464
■ Modelo Cara Corta
minando a los 16-17 años, mientras que las dimensiones para el tejido blando
llegaron al tamaño adulto a los 14 años en el sexo femenino. Eso es básicamente
lo que se sabe que sucede en los individuos normales (FARKAS et al., 1992). Los
portadores de modelo cara corta tuvieron un empuje pubertario de crecimiento
para las dimensiones evaluadas en este estudio, más tardío que los de cara
larga, lo que corrobora datos obtenidos para el crecimiento esquelético en esa
misma muestra (NANDA, 1988).
El resultado más obvio y esperado era y fue el referente a la diferencia en el
crecimiento de la altura facial anterior inferior. Sin tener en cuenta el mentón y
midiendo sólo lo referente al crecimiento vertical del labio superior (subnasal
hasta el estomio) e inferior (estomio hasta altura del punto IV), el crecimiento de
esa dimensión en los individuos cara corta fue un poco mayor que la mitad del
que ocurrió en individuos cara larga. Hay que considerar ese valor con cuidado,
no sólo por el tipo de medición utilizada que no evaluó la altura del mentón (la
mandíbula debajo del punto B), sino también porque es discrepante con relación
al crecimiento demostrado para el tercio inferior de la cara, por esa misma mues
tra cuando se evaluó el esqueleto (NANDA, 1988). El valor encontrado muestra
un crecimiento de la altura anterior inferior de la cara aproximadamente el 30%
menor en los portadores de cara corta en comparación con los de cara larga.
Parte de esa diferencia debe estar probablemente a la altura del mentón.
Las evaluaciones comparativas entre los grupos de cara corta y de cara larga
mostraron labios superiores e inferiores más cortos en los individuos cara corta,
probablemente debido a la compresión labial generada por la boca cerrada, ya
que la posición del contacto oclusal se requiere para la toma de la radiografía. Al
mismo tiempo, los autores de ese trabajo consideraron el aumento vertical de
los labios en los individuos cara larga, como un mecanismo compensatorio para
permitir el cierre labial. Además, y sorprendentemente, el espesor de los labios y
del mentón fue menor en el grupo cara corta. Resulta muy difícil entender esos
resultados, aunque se considere que los autores nuevamente responsabilizan la
compensación, con recolocación de la musculatura de los labios y mentón para
suplir el movimiento de la mandíbula hacia atrás y hacia abajo. Como se exige
posición de reposo del tejido blando en la toma de la radiografía, se considera
complicado entender esa opinión. Lamentablemente los autores de los trabajos
realizados con esa misma muestra (NANDA, 1988,1990; BLANCHETTE et al.,
1 9 9 6 ) 110 proporcionan una única imagen representativa de los pacientes anali
zados, sea en trazado radiográfico o fotografía del perfil facial. Eso es limitante,
principalmente en el artículo que trata de la evaluación del perfil tegumentario
(BLANCHETTE, et al., 1996), considerándose el carácter de evaluación morfoló
gica que se pretende hacer.
De cualquier manera, hay que aprovechar las informaciones disponibles so
bre el modelo de crecimiento del modelo cara corta. De las que se definieron para
el esqueleto y la dentadura, probablemente las mayores y mejores informaciones
que se pueden tener se concentren en el trabajo de Bjórky Skieller (1972,1983)
y en la descripción secuencial de ese crecimiento según lo descrito por Enlow
(1975, 1982). Otras informaciones fueron o serán presentadas en el transcurso
de este capítulo, cuando sean pertinentes con diagnóstico y tratamiento.
465
■ L e o p o ld in o C ap e lo z z a Filho - D ia g n ó s tic o en O rto d o n c ia
CARACTERÍSTICAS FACIALES
ANÁLISIS FACIAL
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo Cara Corta
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
F igura 4 A: P acien te m o d elo II, de ficie n cia m andibular, b raq uifacial. Su cara es lim ítro fe para cara co rta deb id o a la d e ficie n cia en la altura facial
a n te rio r in fe rio r creada por la de ficie n cia m andibular.
470
■ Modelo Cara Corta
Figura 4B: El avance de la m andíbula pro vocad o por el aparato de H erbst re co m p o n e la a ltura facial a n te rio r in fe rio r y co rro b o ra el d iagn ó s-
tico : el p a cien te es m o delo II, de ficie n cia m a nd ib ular y no cara corta.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en O rtodoncia
Figura 5' P aciente m odelo cara co rta, clase III. Su cara es lim ítro fe para m odelo III, po rqu e la pérdida de altura facial a n te rio r in fe rio r pe rm ite
ro ta ció n m a nd ib ular hacia delante y hacia arriba, cre a n d o la im p resió n de e xce so m andibular. La re p o s,cio n de la a ltura facial vuelve la m an
díbula hacia abajo y hacia atrás y co rro b o ra el d ia g n ó stic o de cara corta.
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■ Modelo Cara Corta
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 6A: R adiografía lateral de la cara de Figura 6B: Radiografía lateral de la cara de Figura 6C: Radiografía lateral de la cara de
un in d ivid u o m o d elo cara co rta m oderado. un in d ivid u o m odelo I, braquifacial. Ese es el un in d ivid u o m odelo cara co rta grave,
p arám e tro de norm alidad apropiado para un
in d ivid u o m o delo cara corta.
morfológico ele la radiografía lateral ele la cara, eso es poco frecuente. La cara
en esos pacientes es propiamente corta, con retlejos significativos en el exa
men frontal y de perfil. En esa circunstancia, ningún examen puede informar
más que el examen facial. De esa forma, para los portadores de modelo cara
corta, los exámenes que se harán a continuación pueden ser importantes para
diagnóstico diferencial, para determinar morfología del esqueleto y ubicación y
magnitud de la compensación dentaria. Eso indudablemente ayudará a definir
conductas, pero raramente tendrá fuerza para contrariar el diagnóstico emulado
por la cara.
►
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■ Modelo Cara Corta
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
CARACTERÍSTICAS DENTARIAS
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■ Modelo Cara Corta
sagital Clase II sea la más frecuente (KARLSEN, 1994; TURLEY, 1996; WATTEI);
BARTSCH, 2002), aunque se produce con relativa frecuencia la Clase I y más ra
ramente Clase III. Esas informaciones deben verse con relativa cautela, porque
no hay datos conclusivos, principalmente si se considera el concepto de modelo
cara corta que se observa aquí.
No hay informaciones sobre incidencia de oclusión normal en individuos
modelo cara corta, pero la lógica permite deducir que esa es una posibilidad,
en razón de las condiciones funcionales que ellos presentan. No se habla de
oclusión perfecta, pero de una oclusión normal o aceptable desde el punto de
vista estético principalmente. La impresión basada en recuerdos clínicos es que
el individuo puede presentar una buena oclusión desde el punto de vista estético
y funcional cuando joven, pero que evoluciona mal. Las características especí
ficas del modelo de crecimiento, sumadas a la madurez y al envejecimiento,
con una musculatura con mayor fuerza de mordida (SASSOUNI; NANDA, 1964;
WESBERG et al., 1982), predisponen al apretamiento y a un desgaste exagerado
que pasa a ser un problema funcional y muchas veces también estético. Casos
de disfunción con o sin desgaste excesivo de las superficies oclusales o incisales
de los dientes están descritos en la literatura (CROTHERS; SADIIAM, 1993; TUR-
LEY, 1996; VAN SICKELS; IVEY, 1979; BERRY et al., 1976; GROSS et al., 1994;
CHACONAS et al., 1990).
Cuando se piensa en definir características de posicionamiento dentario en ►
las maloclusiones de los individuos modelo cara corta, la primera imagen que La sobrem ordida es una ca racte rísti
surge es la de la sobremorclida. Este concepto es tan fuerte en la Ortodoncia que ca absoluta de los individuos m odelo
cara corta que únicam ente no la pre
en la literatura, hay artículos que separan los pacientes para formar muestras sentan, ante un o bstáculo im posible
a partir de esa característica. Eso no es correcto porque el traspaso vertical au de superar para los incisivos.
mentado existe en muchos individuos que no son cara corta. Sin embargo, esa — A
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
478
■ M o d e lo Cara C o rta
TRATAMIENTO
479
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Cuándo indicar, cómo hacer, lo que es posible conseguir como resultado; las
respuestas se dan a continuación.
TRATAMIENTO INTERCEPTIVO
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■ Modelo Cara Corta
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Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 7: Cara y oclusión inicial de paciente cara cort^ c|ase g añQS y 10 meses
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■ Modelo Cara Corta
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■ Leopold¡no Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 10: R adiografía lateral de la cara que m uestra los e fe cto s de ese m o vim ie n to en el tra sp a so h o rizo n ta l y el avance p e rm itid o a la m an
díbula. R adiografía panorám ica d e sp u é s de la p ro tru sió n de los in c isiv o s sup e rio re s que m uestra la e strech a relación e n tre in c isiv o s laterales
y caninos.
que ese es 1111 movimiento muy seguro, porque la porción anterior de la maxila
y principalmente la sínfisis mandibular, tienen abundancia de hueso medular
adelante y atrás de las raíces de los incisivos, lo que permite gran movilización
(Fig. 8, II) . Las precauciones deben ser específicamente con la relación de las
raíces de los incisivos laterales superiores con los caninos. Una observación
radiográfica previa de esa relación y el cuidado para 110 angular la raíz de los in
cisivos laterales, generalmente es suficiente para hacer viable ese movimiento.
Ese procedimiento tiene la finalidad de minimizar el impacto que el cre
cimiento condilar anterior provoca en la rotación mandibular hacia delante y
hacia arriba, debido a esa nueva relación de incisivos y tiene efectos inmediatos
importantes, pues disminuye la sobremordida y elimina el apiñamiento en el
área de los incisivos. La rotación de la mandíbula hacia abajo y hacia atrás, o
sea, menor rotación hacia adelante durante el crecimiento, permite un despla
zamiento mayor de los dientes superiores posteriores hacia abajo y adelante, en
F igura 11: El a n ch o del reborde a n te rio r de
la m axila y de la sínfisis m a n d ib u lar está au lo que se conoce como erupción diferencial de los molares con relación con los
m entado, co m o c a ra c te rística del m odelo incisivos (BJÓRK; SKIELLER, 1972).
cara corta (d ib u jo o rig in al en BECKMANN et
al., 1998).
Cuando el paciente es Clase I y la protrusión de los incisivos inferiores se
hace con aparato fijo parcial, inmediatamente después de establecida esa nueva
relación de incisivos, y sin ninguna preocupación con la corrección absoluta de
las unidades dentarias, se remueve el aparato fijo parcial. Una contención fija
tipo arco de Nance se coloca en la arcada inferior, teniendo la precaución de que
la porción anterior del arco pase sobre el cíngulo de los incisivos.
Cuando el paciente es Clase 11 y un aparato ortopédico funcional es el res
ponsable por la protrusión de la mandíbula y de los incisivos inferiores, aunque
ya se haya obtenido la relación deseada para los incisivos, hay que mantener el
■ Modelo Cara Corta
Figura 12: D espués de la p ro tru sió n de los in c isiv o s su p e rio re s, se usó un B ionator, con in te ré s de p ro v o car avance de m andíbula y pro tru sió n
de In c isiv o s in ferio re s. D espués de o b te n erse la relación deseada entre los in cisivo s, el aparato se m a n tie n e en una m o n lto rlza c ló n de i re
cim ie n to a sistid o con in te ré s de a u m e n to s v e rtic a le s d u ra n te el pro ce so de e ru p ció n de los d ie n te s p e rm an en tes. A los 12 años ele ed.ul, l.i
d e ntad ura p e rm an e n te está co m p leta y la cara del p a cien te e xh ib e beneficios.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo Cara Corta
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
C o -A 79,5 79,5 —
AFAI 50,0 57 -7
Figura 14: P aciente cara co rta, clase III, 7 a ñ o s de edad. Fotos de cara y o clusió n y tra za d o de la tele y tabla de m edidas para m o strar d is m i
n ució n de la AFAI.
■ Modelo Cara Corta
Figura 15: O clu sió n y cara de la p a cien te cara co rta, clase III, 7 años y 7 m eses, desp ués del tra ta m ie n to co n ERM+TM. Ese tra tam ie n to , adem ás
de c o rre g ir re la cio n e s d entarias, tuvo la finalidad de a u m e n ta r el volum en In trabu cal y la altura facial a n te rio r inferior.
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I Leopoldlno Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 1 6: Cara y oclusión de la p a cie n te cara corta. En ese p erío do la p a cien te re alizo solo
490
■ Modelo Cara Corta
délo cara corta, responden bien a ese protocolo que aquí se sugiere, para pacien
tes Clase I o II y para pacientes Clase II. De esa forma, es claro que no tan linear y
siempre repetido, esos pacientes cuando colaboran, deben llegar a la dentadura
permanente con la AFAI mejorada, con menor retrusión dentaria y sobremordi-
da, con repercusiones positivas en la cara, principalmente altura facial, posición
del mentón y relación labial. El objetivo acaba siendo siempre el de crear una re
lación estable de incisivos que permita el aumento de la AFAI por una erupción
diferencial de los molares superiores. El tratamiento correctivo casi siempre de
carácter compensatorio y sin extracciones resulta más fácil y puede realizarse
en menos tiempo y probablemente con menos iatrogenia. Además, la evolución
en ese período de monitorización de crecimiento y erupción es la mejor manera
de indicar un tratamiento correctivo. Casos extremos que no muestren buena
evolución y presenten señales faciales desagradables podrán seleccionarse para
una evaluación más tardía y probable indicación de tratamiento ortodóncico de
descompensación y cirugía ortognática.
491
■ Leopoldíno Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncía
492
■ Modelo Cara Corla
TRATAMIENTO CORRECTIVO
Figura 17. Fase del tra ta m ie n to con aparato o rto d ó n c ic o fijo en el p a cien te cara co rta, clase
La a cció n in te rce p to ra sim plificará su ejecu
ción, a u n q u e sea clara la pre se n cia de ca ra c te rís tic a s in h e re n te s al m odelo.
■ Leopoldino Capelozza Fllho - Diagnóstico en Ortodoncia
Después del crecimiento, los casos más sencillos, que dentro del contexto de
esta clasificación de pacientes como modelo cara corta son los más frecuentes,
la corrección de la sobremordida debe y puede hacerse de forma compensatoria
por la inclinación vestibular de los incisivos. Sin embargo, los casos más graves
y tal vez los casos moderados que, por falta de seguimiento con un proceso de
interceptación de la maloclusión, se vuelvan más complejos, son absolutamente
complicados para ser tratados con Ortodoncia convencional. Eso se relata en el
apartado de características de crecimiento de los individuos portadores de mo
delo cara corta; hay que considerar que la maloclusión aparece tempranamente
y tiende a agravarse por las inherencias del modelo de crecimiento. Restringe la
longitud de las arcadas dentarias, complica la erupción de los incisivos, aumen
ta la sobremordida y el apiñamiento, además de contribuir para que se agraven
las características de la cara resultantes de una AFAI disminuida.
Después de esas consideraciones, resulta clara la predilección que se tiene
por se tipo de enfoque interceptivo. En lo que respecta al asunto que se pre
sentará aquí, el tratamiento correctivo se iniciará por lo que se realiza en los
pacientes asistidos en la dentadura mixta. En la figura 17, el paciente sometido
a la fase de protocolo de tratamiento interceptivo, adoptado para portadores de
maloclusiones modelo cara corta, Clase II y Clase I, está en la fase de nivela
ción y de alineamiento de las arcadas dentarias. Al contrario de lo que se hizo
prácticamente en todos los casos clínicos presentados en este libro, en el que se
valora el largo plazo, en este protocolo adoptado hace poco tiempo, ese paciente,
el más antiguo en tratamiento, aún está en fase de finalización. De cualquier
manera, es razonable admitir que ese caso clínico presenta condiciones para
un tratamiento correctivo con aparato fijo (Ortodoncia convencional). La cues
tión es, ¿cómo él estaría sin ninguna asistencia durante la fase de la dentadura
mixta sino también en la del crecimiento que necesita ser modificado para que
repercusiones dentoalveolares más consistentes y, ojalá, más estables puedan
producirse? Si esa respuesta es hipotética, el menor tiempo de tratamiento con
aparato fijo y principalmente la reducida complicación y la iatrogenia potencial
de los procedimientos clínicos son una realidad absoluta e indiscutible.
La paciente presentada como portadora de maloclusión modelo cara corta,
Clase III, deficiencia maxilar, presentó al final de la erupción de los dientes
permanentes una oclusión aceptable. Su modelo de crecimiento se mantuvo,
con una restricción moderada del crecimiento vertical de la maxila coexistiendo
con una mandíbula fuerte, pero con resultado facial aceptable. Quizá el trata
miento ortodóncico con aparato fijo pudiera descartarse, pero colocado como
opción, se hizo de una manera simple y rápida (Fig. 18 y 19). Por la evolución
de esa paciente, tal vez el tratamiento sólo podría hacerse ahora, eliminándose
la intervención en la dentadura mixta. Si se admite esa hipótesis, asimismo el
tratamiento hecho de una sola vez, implicaría sumar lo que se había hecho
en la interceptación con lo que se hizo en la fase correctiva. Recuerde que el
tratamiento correctivo, en teoría, aquí podría haber sido eliminado. Esa es una
ventaja que no puede ser menospreciada y que estuvo disponible para esa pa
ciente, cuya evolución fue muy buena en cuestión de crecimiento y de reflejos
en la oclusión.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
C 1
Figura 19: R adio grafías p r é y p o stra ta m ie n to de p a cie n te cara co rta, clase III
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■ M odelo Cara Corta
Dejando ele lado los pacientes asistidos durante la dentadura mixta y que llegaron al tratamiento correctivo final con apa
rato fijo, se presenta ahora, el tratamiento de diferentes maloclusiones modelo corta, después del final del crecimiento.
ral como se ha comentado diversas veces en este capítulo, el concepto que se adoptó para modelo cara corta es más
amplio que el que corresponde a la definición clásica de síndrome de la cara corta (OPDEBEECK; BELL, 1978), y similar
a lo que parece sei la tendencia actual (1URLEY, 1996). Para ejemplificar ese criterio de clasificación y principalmente de
mostrar lo que eso desencadena en cuestión de conductas en el tratamiento, se presentará un caso clínico limítrofe entre
Modelo I y modelo cara corta. El paciente de la figura 20 es un joven de 18 años de edad. El examen de la cara muestra una
buena relación de tejido blando, tal vez excepto por los labios moderadamente comprimidos.
497
■ Leopoldino Capelozza Fllho - Diagnóstico en O rtodoncia
Figura 21: Radiografías pretratam íento. La radiografía lateral de la cara m uestra la sobrem ordida que se creó por la inclinación lingual de los Incisivos.
498
■ Modelo Cara Corta
Figura 22: La prim era fase del tra ta m ie n to es la n ive la ció n pro tru siva de los ca n in o s e in c isiv o s laterales sup e rio re s, cre a n d o e sp a cio para,
e nse gu id a, in c lu ir los in c isiv o s ce n tra le s en la nivelación.
Figura 23: C ua n d o la co rre c ció n de los in cisiv o s su p e rio re s pe rm ite , se m o nta aparato parcial in fe rio r con el in te ré s de h acer la v e stib u lo ve r
sión de los in c isiv o s y ca n in o s in ferio re s.
499
■ Leopold¡no Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 24 A: Después de posicionar los incisivos y caninos superiores, los prem olares se Incluyen en la nivelación con el uso de un sobre-alambre.
Figura 24B: Después de posicionar los incisivos y caninos Inferiores, los prem olares se Incluyen en la nivelación con el uso de un sobre-alam bre.
Figura 24C: N ivelación total superior e inferior después de posicionar los incisivos y caninos superiores.
500
■ Modelo Cara Corta
Figura 25: Fase de finalización del tratam ien to, radiografías panorám ica y periapicales de los in cisivo s para m ostrar ausencia de reabsorción.
501
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 27: O clu sió n y cara final del p a cien te m odelo I, c o n sid e ra d o lim ítro fe para cara co rta. El tra ta m ie n to b uscó a u m e n ta r el volum en
intrao ral, d ism in u y e n d o la sob re m ord id a.
502
■ Modelo Cara Corta
La maloclusión modelo cara corta, Clase III, por deficiencia maxilar vertical,
puede probablemente instalarse y agravarse con la edad en pacientes braqui-
faciales extremos. Esos pacientes usualmente hacen apretamiento dentario y
muchas veces presentan disfunciones temporomandibulares (DTM), que tam
bién tienen tendencia a agravarse (BERRY, et al., 1976; GROSS et al., 1994;
CHACONAS et al., 1990).
El paciente siguiente es un ejemplo claro de eso (Fig. 28). Adulto joven, enca
minado a la clínica por un cirujano para ser evaluado para tratamiento ortodón-
cico preparatorio para cirugía. Su historia es relevante. Relata que su mordida era
normal y con el tiempo y el desgaste de los dientes, pasó a presentar una relación
de incisivos de borde y después cruzada anterior. Los incisivos mostraban una
significativa disminución de la longitud de las coronas. Hacía apretamiento noc
turno y presentaba señales y síntomas (malestar crónico) en la ATM. El examen
clínico y radiográfico corroboró claramente una cara corta moderada, que coteja
da con la historia clínica y la morfología de los dientes anteriores, permitió definir
una pérdida de dimensión vertical progresiva, con recolocación de la mandíbula
hacia delante y hacia arriba. El paciente no tenía insatisfacción estética facial, sólo
con relación a la apariencia de los dientes. Esas circunstancias indicaron que tal
vez la cirugía ortognática fuera un tratamiento demasiado radical para ese caso,
que podría dejarse como opción si la evolución ortodóncica no fuese buena. Así,
se le propuso esa conducta al paciente y se convino con el cirujano.
El plan de tratamiento propuesto fue nivelación y alineamiento hasta el
alambre .018” y un reevaluación antes del inicio de la mecánica utilizada para
trabajar el vertical. La evaluación después de la nivelación mostró una buena
respuesta (Fig 29). El paciente fue tratado con los brackets straight-wire de la
prescripción modelo de Andrews, que son protrusivos, siendo ese efecto colate
ral positivo para ese paciente.
Se decidió entonces por el tratamiento conservador, iniciando el uso de la
placa que se denominó PICVEM (placa de reposicionamiento mandibular para
incremento de crecimiento vertical posterior de la maxila). Esa placa funcio
na como un bite-block invertido, se construye dentro de la dimensión vertical
de reposo, aumentada en los pacientes cara corta (SASSOUNI; NANDA, 1964;
BELL,1977; WESSBERG et al., 1982; VAN SICKELS; IVEY, 1979), principalmente
en esos con diagnóstico de pérdida de la dimensión vertical (30). Inicialmente
para que el paciente logre colocar la placa en posición, ella se hace ajustada en
la oclusal de los dientes posteriores inferiores, dejando libre toda la superficie
oclusal de los dientes superiores y aliviada en el tercio cervical del lado palatino.
Ella tiene la finalidad, según su nombre lo indica, de reposicionar la mandíbula
en un simulacro de movimiento de crecimiento. Con esa simulación del creci
miento, como lo ha descrito Enlow (1982), se crea espacio vertical en posterior
de la maxila, foco de las intenciones terapéuticas; ese espacio puede ser ocupado
por el movimiento de desplazamiento de los dientes que la tracción con elástico
intermaxilar induce, siempre con un componente vertical. En adultos, en los
que probablemente la extrusión de los dientes sea más difícil de lograr y man
tener, Reitan y Rygh (1996) sugieren el uso de fuerzas leves (entre 25 y 30 cN).
Los dientes inferiores no se movilizan, pues se encuentran estabilizados por el
503
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 28: Cara y o clu sió n in icial de p a cien te m odelo cara corta, clase III, a d u lto de 24 años de edad.
acrílico ele la placa de mordida (Fig.31). Los dientes anteriores superiores pue
den controlarse, si fuera necesario, por resaltes en el alambre de nivelación.
Además de permitir una simulación de lo que ocurre en el proceso de cre
cimiento, sin esperar el crecimiento sutural de la maxila, esa placa estimula el
vertical en la región dentoalveolar anterior, inhibiendo el área alveolar inferior.
Eso significa intervenir exactamente donde es necesario. Como se vio en el apar
tado características de crecimiento del modelo cara corta, esas son las áreas que
participan de la compensación que restringe el crecimiento vertical. El área den
toalveolar inferior también participa, pero en la corrección de la maloclusión
en la vida adulta; cualquier recuperación en esa región sería perjudicial para
la corrección de la sobremordida. El área alveolar posterior de la mandíbula,
que no es propensa a crecer hacia arriba, y que por eso mismo 110 participa del
proceso compensatorio, se usa como punto de apoyo de la placa pero no puede
responder a la fuerza de tracción que los elásticos ejercen. Ese conjunto de ac
ciones es superior a cualquier otro tipo de abordaje sim ilar y es favorecido por
diseño de la placa PICVEM (CAPELOZZA et al., 2004).
504
■ Modelo Cara Corta
Figura 29. D espués de n ive la r con alam bre .0 1 8 ”, las re la cio n e s o clu sales ya m ejo raro n g ra cias al e fe cto p ro tru slv o de la n ive la ció n con brac-
kets s tra ig h t w ire, p rin cip a lm e n te en la arcada superio r.
505
I Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
Figura 30: Paciente en posición relajada (B y C) que aum enta la dim ensió n vertical de reposo, dentro de la cual, la placa PICVEM será construida.
Figura 31: Placa PICVEM en p o sició n, sin y con el usó de elá stico s. Es razonable a d m itir que la e fe ctiv id a d de la e x tru s ió n de los d ie n te s su
p e rio re s a u m e n te con el uso de esa placa.
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■ Modelo Cara Corta
Figura 33: R adiografías iniciales y finales m uestran las alteracion es que el tra tam ien to introdujo con protrusión dentaria y a um en to veri leal,
507
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Ese concepto de cambio es útil no sólo para darle nota al tratamiento, sino principalmente para orientar el período
de postratamiento. La literatura es unánime al prever poca estabilidad para extrusión de dientes posteriores (SASSOUN1;
NANDA, 1964; TURLEY, 1996; LINDEN, 1999; WESSBERG et a l, 1982; ENGEL et a l, 1980), principalmente en pacientes
adultos (McDOWELL; BAKER, 1991)• Por lo tanto, como se obtuvieron cambios significativos, es necesario definir un pro
tocolo especial de contención. Eso se realizó y se presentará en el apartado contención de este capítulo.
Figura 34: El re su ltad o final es m uy in te re sa n te . Las re la cio n e s o clu sales restau radas ju s tific a n el tra ta m ie n to . El a um e n to v e rtic a l buscado
du ra n te el tra ta m ie n to fue su ficie n te para p e rm itir la re h a b ilitació n del paciente.
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■ Modelo Cara Corta
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
509
■ Leopoldino Capelozza Fllho - D iagnóstico en O rtodoncia
Figura 35: Cara y o clu sió n In icial de la p a cien te m o delo cara co rta a los 1 7 años y 2 m eses de edad con re la cio n e s agravadas por tra ta m ie n to
o rto d ó n c ic o previo con e x tra c cio n e s de prim ero s prem olares.
510
Figura 36: Las rad io g rafía s e xh ib e n el m o delo cara corta m arcado y la co rre cció n que la c iru
gía realizó. A vance de m andíbula, re p o sició n In fe rio r del se g m e n to a n te rio r de la m andíbula
(can in o a canino ) y m e n to p lastia oblicua.
511
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
HHI
________ MBBBhMH!
Figura 37: Los resultados obtenidos al final del tratam iento son razonables para oclusión. Los prem olares aún hacen falta, a pesar de la cirugía. El re
sultado esté tico es m uy bueno para la cara tan to en frontal com o en perfil. La clasificación de m odelo I y la cara agradable dem uestran la co m p e ten
cia del tratam ien to q u irú rg ico (cirugía realizada por el Dr. Reinaldo M azzottini). Ahora la paciente parece ten e r su edad real, 18 anos y 9 meses.
Después de la remoción del aparato, el resultado 110 es lo ideal en cuestión de oclusión, porque el volumen de la den
tadura tendría que ser mayor. A pesar de la cirugía, los premolares hacen mucha falta. Para la cara el resultado fue muy
bueno (Fig. 37). Corroborando que estaba en tratamiento una cara corta, el aumento de la altura facial fue más de dos
veces mayor para AFAI ( l 6 mm) que para el aumento de mandíbula.
Esa paciente fue tratada hace mucho tiempo. En esa época, el protocolo de contención era común a todos los pacien
tes, independientemente del modelo, del tipo de tratamiento y de la magnitud del resultado. El uso de la placa de Ilawley
y del 3 / 3 no sería suficiente para el postratamiento de esa paciente, como será tratado en el apartado postratamiento de
este capítulo.
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■ Modelo Cara Corta
513
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia ■ Modelo Cara Corta
CONTENCIÓN POSTRATAMIENTO INTERCEPTIVO Se dejan de lado esas consideraciones, importantes para la comprensión de
lo que se tratará aquí, para ver la aplicación práctica de esos conceptos.
Cuando se escribía este apartado, se reflexionó sobre si sería necesario Una paciente portadora de maloclusión modelo cara corta moderada, defi
mantenerlo para los de cara corta. En los pacientes cara larga, por ejemplo, ciencia maxilar, que incluida en el protocolo de tratamiento interceptivo, haya
la variación de conductas, de precauciones después de esta fase de tratamien realizado ERM + TM durante la dentadura mixta con una evolución aceptable
to interceptivo es muy grande e incluso envuelve, la decisión de adoptar o no en respuesta a un modelo de crecimiento también aceptable y finalmente tra
determinados procedimientos. En los pacientes cara corta la conducta es más tada con simple nivelación y alineamiento con aparato fijo total, ¿qué perspec
lineal, con indicación clara y simple de procedimientos, como se ha visto, y muy tiva tiene? La paciente de la figura 38 está en cuestión. Se ve el resultado del
similares en intención. Así, este apartado pierde importancia ya que las indica tratamiento correctivo y la sensación es de que, a pesar de que la corrección
ciones de postratamiento suministradas cuando se describió el protocolo para dentaria fue adecuada, el impacto facial al cambio de modelo de crecimiento
actitudes interceptivas son absolutamente suficientes. ha sido poco o ninguno. Si el resultado es aceptable, en esas circunstancias el
Determinar la cirugía en un paciente cara corta joven, en la fase de den protocolo de contención debería restringirse al área dentaria, con la finalidad de
tadura mixta, y sin tener síndromes, múltiples anquilosis o algún otro factor evitar recidiva. Por lo tanto, en la arcada inferior la contención sería obligatoria y
agravante, es una rara excepción. Cuando ocurre, el abordaje para ellos sería su uso como siempre de largo plazo. Eso significa hasta el final del crecimiento
sim ilar al que se ha descrito para otros modelos. Esos pacientes no se desatien como mínimo, o I8 años de edad, o mejor todavía, hasta el final de la tercera
den sino que se siguen en intervalos regulares definidos según el estadio de la década de la vida. En la arcada superior, la placa de Hawley o sim ilar sería in
erupción en que se encuentran, y que en general no sobrepasan los 6 meses. Si dicada como siempre para contener dientes recién movilizados, permitiendo la
por ejemplo, se detecta la necesidad de corregir una línea inferior para que los maduración del tejido óseo y del periodonto de sustentación. Para realizarlo, es
caninos inferiores puedan erupcionar, la corrección se ejecuta y se mantiene rutina y parece suficiente el uso directo durante 6 meses y después por algún
hasta que ellos ocupen el espacio que les está destinado. Una vez cumplido el tiempo para dormir y retirándola después de forma gradual. No hay que temer
objetivo que justificó el tratamiento, el aparato se retira y el paciente vuelve al cambios postratamiento más graves o diferentes de los que ese paciente tendría
programa de monitorización de erupción. De esa forma, se llegará a la denta naturalmente (Fig. 39, 40). Poco resultado, poco cambio postratamiento con
dura permanente con el mínimo de problemas en el posicionamiento denta relación al modelo de crecimiento. Por lo tanto, la perspectiva futura es de riesgo
rio, simplificando el tratamiento ortodóncico de descompensación, previo a la de recidiva casi inexistente, pues los dientes prácticamente se mantuvieron en
cirugía ortognática. sus posiciones naturales. Además, van a ocurrir cambios naturales en razón de
la madurez y del envejecimiento, definidos para especie y sexo, pero condicio
nados por las características del modelo. Por la perspectiva del modelo, el ho
CONTENCIÓN POSTRATAMIENTO CORRECTIVO rizonte nuevamente es favorable, ya que durante el período de observación del
crecimiento activo las relaciones esqueléticas y dentarias se mantuvieron bien.
Los pacientes portadores de maloclusiones modelo cara corta que llegaron
a la dentadura permanente manteniendo las condiciones de aceptabilidad fa
cial serán candidatos a un tratamiento ortodóncico compensatorio. Ellos son
mayoría absoluta. Esa compensación, como ya se ha visto, es vertical y ante-
roposterior en la mayoría de los pacientes e incluye el transversal en algunos
de manera más sutil, excepto en los que presentan deficiencia maxilar vertical.
Cuanto mejor el resultado, mayor la trasgresión al modelo de crecimiento y de
sus características. Hay que entender que el ajuste de las áreas dentoalveolares
es restrictivo en respuesta al modelo. La terapia lo niega porque trabaja en la
dirección opuesta a los determinantes de crecimiento, con una razonable ca
pacidad de introducir cambios, porque actúa en un paciente potencialmente
funcional. El tratamiento se denomina compensatorio porque compensa en los
clientes y en el área alveolar el error esquelético. Al contrario de lo que ocurre
en las discrepancias sagitales Modelo II y III, esa compensación tiene dirección y
propósitos opuestos a la que ocurre naturalmente. Lo que se quiere reforzar es
la probable tendencia a la recidiva y a la inestabilidad del postratamiento de los
pacientes portadores de maloclusiones modelo cara corta.
514 515
■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
■ Modelo Cara Corta
Figura 39: Evolución para o clu sió n (Iniciales), finales de tra ta m ie n to fijo y final de c re c im ie n to para la p a cien te m odelo cara corta, clase III.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 40: Evolución para cara inicial, final de tratam iento fijo y final de crecim iento para la paciente modelo cara corta, clase III.
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■ Modelo Cara Corta
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo Cara Corta
Figura 41: C a ra y re la cio n e s o clusales del p a cien te m odelo cara co rta, clase III, 4 años desp ué s del tra ta m ie n to con a parato fijo y placa PICVEM.
Ese es el pu n to en el que la placa de co n te n ció n para uso n o c tu rn o de jó de ser usada.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - Diagnóstico en Ortodoncia
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■ Modelo Cara Corta
Figura 43: Evolución de la cara del paciente cara corta, clase III, Inicial, final de tratam iento y cuatro años después.
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■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en Ortodoncia
Figura 44: Cara y o clu sió n de la p a cien te m odelo cara corta tratada co n ciru g ía , co n tro l 7 años p o stra ta m ie n to .
Una evidencia clara sobre la condicionante influencia del modelo del pa
ciente en el postratamiento puede obtenerse a partir de casos tratados quirúr
gicamente con buen resultado. En ellos la alteración es total y las discrepancias
características del modelo al que pertenecen se eliminan, dándoles condición de
normalidad. ¿Qué sucedería a largo plazo en una paciente cara corta después de
un tratamiento ortodóncico quirúrgico con esa calidad? La paciente presentada
como caso quirúrgico en este capítulo fue tratada hace mucho tiempo, y en esa
época, la preocupación con el postratamiento era poca y restricta a los proce
dimientos convencionales. Por eso, cuando se notaron toques prematuros en
los incisivos, se realizó desgaste para dism inuir y nada más. Solamente, en un
control 7 años después del final del tratamiento (Fig. 44) se notó movilidad en
los incisivos inferiores y se consideró que ella podría quedar protegida con una
placa P1CVEM. Eso se sugirió, pero la paciente no estuvo de acuerdo con la idea
y sólo aceptó usar una placa para apretamiento.
524
Modelo Cara Corta
Figura 45: Evolució n de la o clu sió n de la p a cien te cara corta, inicial, final y 7 años después.
El examen facial ele esa joven, ahora con 25 años de edad, muestra alguna
pérdida en la calidad facial, con el retorno de señales faciales existentes en el
pretratamiento. La altura facial recuperada con la cirugía muestra reducción
y el tercio inferior exhibe surcos más marcados. La reclamación de movilidad
de los incisivos demuestra un trauma anterior, probablemente reflejo de una
inestabilidad quirúrgica o de crecimiento (Fig.45). Es obvio que parte de esas
modificaciones se relacionan con el envejecimiento de la cara. Probablemente
un modelo marcado de cara corta, como el de esa paciente, distorsiona las ca
racterísticas de envejecimiento normales de la especie y se sobrepone a la del
sexo al que ella pertenece (Fig.46). Así no ocurre la rotación de la mandíbula
hacia abajo y hacia atrás y la apertura del ángulo goníaco, esperada en el en
vejecimiento de las mujeres con modelo normal (BEHRENTS, 1986), porque
las características de crecimiento determinadas por el modelo de la paciente
las anulan. Otras que son negativas, como dientes y labios menos protrusos y
acumulación de tejido en la región del mentón, se producen y suman negativa
mente en la cara de la paciente.
525
■ Leopoldino Capelozza Filho - D iagnóstico en O rtodoncia
Figura 46: Evolución de la cara de la paciente cara corta, inicial, final y 7 años después.
526
■ Modelo Cara Corta
¿Nada más de todo lo que se ganó con la cirugía podría mantenerse? ¿Cuánto
representa la recidiva o la inestabilidad en el total de lo perdido, que sin duda
también tiene un componente de envejecimiento inevitable? Probablemente
nunca se tendrá respuesta para eso y mucho menos la posibilidad de preverlo
para poder definirlo antes que ocurra. La opción es resignarse o intentar, por
medio de los mismos conceptos aquí definidos para pacientes no quirúrgicos,
preservar en el postratamiento lo que sea posible de los beneficios obtenidos.
Al preguntar cuál fue la modificación que favoreció el beneficio, la respuesta
es un conjunto de alteraciones cuyo componente principal fue el vertical. Re
cuerdo que en ese caso específico la corrección vertical fue más de dos veces
superior a la anteroposterior. Parte de ella, la que dio la intrusión quirúrgica
de la parte anterior de la mandíbula y de la reposición oblicua del mentón es
muy estable. Por el contrario, el avance con rotación en sentido horario del pla
no mandibular es una combinación menos estable, principalmente cuando se
utiliza fijación simple en la cirugía (PROFFIT et al., 1996), como fue adoptado
en esa paciente y como era rutina en la época de su tratamiento. Por lo tanto,
nuevamente la preocupación sería evitar una reposición de la mandíbula hacia
atrás y hacia arriba, porque ese es el vector que se opone al modelo de la pa
ciente. La respuesta para eso, podría ser el uso nocturno de una placa PICVEM.
Adicionalmente, recuerde que ella puede evitar el apretamiento dentario típico
de esos pacientes y el desgaste dentario, principalmente en la incisal de los
dientes anteriores.
No se sabe si es razonable esperar que un paciente adulto acepte el uso de un
protocolo de contención de larga duración. Al mismo tiempo, se tiene la certeza
de que él deberá estar informado sobre los riesgos potenciales de la pérdida
de calidad en el postratamiento por recidiva e inestabilidad. Tal vez la solución
mientras se aprende más, sea agregarle a las informaciones dadas al paciente
antes de iniciar el tratamiento, los riesgos de pérdidas en el postratamiento, el
protocolo de contención individual, sus posibilidades y sus limitaciones. Una
decisión basada en la intención o deseo que el paciente tenga de prolongar rela
tivamente los beneficios del tratamiento, puede hacer el proceso de contención
verdaderamente individualizado. Eso probablemente disminuirá la frustración
del paciente y la responsabilidad del profesional con eventuales pérdidas en el
postratamiento.
527
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