El círculo virtuoso que se forma al conocer y llevar a la práctica el principio de dar y recibir, va más allá de lo que a veces imaginamos, la Biblia dice que es más bienaventurada cosa dar que recibir (Hechos 20:35), y de ahí mismo podemos entender que están ligados. Podría decir entonces que podemos perder la bienaventuranza que proviene del dar si antes no hemos recibido, puesto que, "de lo recibido de tus manos, de eso damos" (1 Crónicas 29:14) entonces debemos considerar que para romper éste círculo virtuoso, el enemigo ataca mucho el dar, pero quizá lo más peligroso es cuando ataca el recibir ya que quien no tiene, seguramente es porque no ha recibido y no puede dar por esa misma causa; lo que llevará a no recibir la bienaventuranza exponencializada.
A partir de estos pensamientos tenemos que analizar las causas que impiden que nosotros recibamos, pues ahí está la clave del inicio de nuestra bendición, tampoco pensemos que porque recibimos ya logramos todo lo que Dios quiere para nosotros, no, El Señor quiere que nos parezcamos a Él y aprendamos a dar, pero para eso tenemos que aprender a recibir.
El círculo virtuoso que se forma al conocer y llevar a la práctica el principio de dar y recibir, va más allá de lo que a veces imaginamos, la Biblia dice que es más bienaventurada cosa dar que recibir (Hechos 20:35), y de ahí mismo podemos entender que están ligados. Podría decir entonces que podemos perder la bienaventuranza que proviene del dar si antes no hemos recibido, puesto que, "de lo recibido de tus manos, de eso damos" (1 Crónicas 29:14) entonces debemos considerar que para romper éste círculo virtuoso, el enemigo ataca mucho el dar, pero quizá lo más peligroso es cuando ataca el recibir ya que quien no tiene, seguramente es porque no ha recibido y no puede dar por esa misma causa; lo que llevará a no recibir la bienaventuranza exponencializada.
A partir de estos pensamientos tenemos que analizar las causas que impiden que nosotros recibamos, pues ahí está la clave del inicio de nuestra bendición, tampoco pensemos que porque recibimos ya logramos todo lo que Dios quiere para nosotros, no, El Señor quiere que nos parezcamos a Él y aprendamos a dar, pero para eso tenemos que aprender a recibir.
El círculo virtuoso que se forma al conocer y llevar a la práctica el principio de dar y recibir, va más allá de lo que a veces imaginamos, la Biblia dice que es más bienaventurada cosa dar que recibir (Hechos 20:35), y de ahí mismo podemos entender que están ligados. Podría decir entonces que podemos perder la bienaventuranza que proviene del dar si antes no hemos recibido, puesto que, "de lo recibido de tus manos, de eso damos" (1 Crónicas 29:14) entonces debemos considerar que para romper éste círculo virtuoso, el enemigo ataca mucho el dar, pero quizá lo más peligroso es cuando ataca el recibir ya que quien no tiene, seguramente es porque no ha recibido y no puede dar por esa misma causa; lo que llevará a no recibir la bienaventuranza exponencializada.
A partir de estos pensamientos tenemos que analizar las causas que impiden que nosotros recibamos, pues ahí está la clave del inicio de nuestra bendición, tampoco pensemos que porque recibimos ya logramos todo lo que Dios quiere para nosotros, no, El Señor quiere que nos parezcamos a Él y aprendamos a dar, pero para eso tenemos que aprender a recibir.