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MODELO PSICOLÓGICO
Modelo Médico
La conducta anormal se considera el resultado de alteraciones biológicas
heredadas o adquiridas, estructurales o funcionales, que afectan al sistema nervioso; se
considera que la etiología básica es de tipo orgánico. El tratamiento a seguir sería de tipo
médico (fármacos, psicocirugía, terapia electro convulsiva) (Bernstein & Nietzel, 1988).
Objeto de estudio: Los síntomas que configurarán síndromes, que tendrán unas
manifestaciones externas conductuales. Así que deberemos identificar esas
manifestaciones para poder inferir las enfermedades.
El valor del modelo médico depende del trastorno que se considere. Una explicación
puramente médica es insuficiente en la inmensa mayoría de los casos. Los factores
psicológicos y ambientales juegan un papel importante en la mayoría de los trastornos,
incluidos los fisiológicos. Además, conviene tener en cuenta que una cosa es un
mecanismo fisiológico alterado, el cual puede deberse también a causas psicológicas o
ambientales, y otra, una causa orgánica.
Formulación teórica: La conducta en función de variables internas, pero desde este
modelo son variables orgánicas, estructurales en el Sistema Nervioso. Desde esta postura
una alteración en el comportamiento seria signo del trastorno mental de una persona y
como consecuencia realizaremos un tratamiento médico (Eric, 2009).
Freud consideraba que la mente humana era un tipo de arena donde lo que la
persona desea hacer (el instinto) debe lidiar con los dictámenes más limitantes
de lo que puede o debe hacer (la razón y la moralidad) y donde se tiene que
lograr determinadas soluciones de manera dolorosa.
La estructura mental. En el sistema de Freud, los instintos primitivos
inconscientes constituyen el ello, este busca la gratificación de sus deseos sin
tolerar la demora, por lo tanto, se dice que opera con
base en el principio del placer. A medida que crece el recién nacido, el mundo
le pone limitaciones y entonces se desarrolla el Yo como una ramificación
parcialmente consciente y parcialmente inconsciente del ello y comienza a
encontrar válvulas de escape para la expresión instintiva, el yo actúa en el
principio de la realidad. Un tercer componente mental, denominado super yo,
es también el resultado de la influencia socializante de la realidad, equivale a
lo que llamamos “conciencia”, ya que el término implica las enseñanzas
familiares y culturales acerca de la ética, la moral y los valores.
En el trabajo clínico, a las personas no se les puede tratar como objetos que representan
procesos psicológicos; son seres humanos y nuestros semejantes. De acuerdo con el
modelo fenomenológico se logra una información muy pobre por medio de la
acumulación de datos de evaluación orientados históricamente o de buscar la manera de
ayudar a la persona a que resuelva un problema situacional en particular debido a que el
pasado es menos importante que el presente, y ayudar a una persona a resolver un
problema puede simplemente crear otro problema al fomentar la dependencia y sofocar
el crecimiento personal.
George Kelly desarrolló una teoría de la conducta que, a pesar de que no es tan
famosa como otras que existen del modelo fenomenológico, constituye un buen punto de
partida debido a que ejemplifica las maneras como el modelo se relaciona con las
formulaciones basadas en el aprendizaje social. La teoría de Kelly (1955) es
extremadamente compleja, pero se basa en la suposición singular y fundamental de que
la conducta humana está determinada por lo que él denomina los constructos personales,
o formas de anticipar al mundo.
En otras palabras, Kelly creía que los individuos actúan de acuerdo con su
conjunto único de expectativas acerca de las consecuencias del comportamiento (nótese
aquí la semejanza con Rotter) y, por lo tanto, que los constructos o anticipaciones de las
personas acerca de la vida conforman su realidad y guían su conducta. Por ejemplo, una
persona puede considerar que los cuchillos filosos son peligrosos y que pueden infligir
un daño grave. Este constructo o anticipación conduciría a una conducta precavida en
relación a los cuchillos filosos, y, debido a que este tipo de comportamiento refleja una
anticipación adecuada de las consecuencias si no se tiene cuidado, de hecho, evita
accidentes; así el constructo "los cuchillos filosos son peligrosos" se valida.
Como otros fenomenólogos, Rogers también supone que las personas poseen una
motivación o tendencia innata hacia el crecimiento, a la que denomina autorrealización.
Se considera que esta motivación es suficiente como para explicar la aparición de toda
conducta humana, desde la búsqueda de alimentación bá- sica hasta los actos más
sublimes de creatividad artística. La autorrealización se define como "la tendencia
directiva que es evidente en toda la vida orgánica y humana la propensión a desarrollarse,
a extenderse, a expandirse, a madurar, la disposición a expresar y activar todas las
capacidades del organismo" (Rogers, 1961).
Para Maslow estas necesidades forman una jerarquía que incluye los requisitos
fisiológicos básicos (como la comida y el agua) con los que cada persona nace, así como
requisitos de un nivel superior como la seguridad, amor, pertenencia, autoestima y,
finalmente, la autoactualización. En este esquema, la satisfacción de cada nivel de
necesidades debe ser precedida por la satisfacción de todas las necesidades de los niveles
inferiores. De esta manera, por ejemplo, una persona probablemente no se interese en
saciar su necesidad de amor y pertenencia si debe preocuparse acerca de cómo obtener su
siguiente comida. Por lo tanto, aunque cada persona contiene el potencial para la
autoactualización, no se puede buscar o expresar ese potencial si las necesidades de los
niveles inferiores permanecen insatisfechas.
Maslow señala que la mayoría de las personas están buscando satisfacer las
necesidades que se encuentran por debajo del nivel de la autoactualización, y que por lo
tanto se orientan hacia aquello que no poseen. Se refirió a estas personas como individuos
"motivados por deficiencias". La mayoría de las necesidades insatisfechas en nuestra
cultura generalmente tienen que ver con la seguridad, el amor, la pertenencia y la
autoestima y, de acuerdo con Maslow, a menudo producen conductas adultas basadas en
una búsqueda de satisfacer estas necesidades en una forma "neurótica", perturbada, o, en
otras palabras, problemática.
Desde los comienzos hasta los años sesenta fue el modelo predominante de
evaluación psicológica y cuenta con obras relevantes como las de Cattell (1965, 1980),
H. Eysenck (1967) y J. Guilford (1967). En la actualidad autores como J. Exner (1978),
Ch. Spielberger (1978) siguen este modelo desde el Test de Rorscharch el primero y la
variable Ansiedad-Ira el segundo.
Bados, (2008) Refiere las variables objeto de estudio del Modelo Psicométrico
son variables intrapsíquicas evaluadas mediante tests estandarizados construidos según
estrategias teórico racionales, empíricas y factoriales, apoyándose en el supuesto de
estabilidad de la conducta. Entre los objetivos de evaluación se encuentran:
a) Describir que es explicitar las características más sobresalientes del
comportamiento de un sujeto a partir de los datos obtenidos a través de las
diferentes técnicas de análisis.
Los ámbitos de aplicación más claros para el objetivo predictor son la selección
de personal y la orientación escolar y el conflicto central en la historia del rasgo será la
díada consistencia-especificidad de la conducta; y así Hogan, Desoto y Solano (1977)
piensan que dicho concepto se va reformulando y va perdiendo su carácter estructural por
el de consistencia estilística en la conducta el propio Cattell adquiere una postura más
interactiva y otros autores de larga tradición psicometrista.