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Hace tiempo escuché una frase que me gustó mucho: “No es más feliz el que hace lo
que quiere, sino el que quiere lo que hace”, y, reflexionando un poco sobre estos temas, yo la
he cambiado un poco: “No es más feliz el que tiene lo que quiere, sino el que quiere lo
que tiene”. Estamos acostumbrados a acumular. Acumulamos propiedades, objetos, que
muchas veces ni siquiera tenemos tiempo de disfrutar, y que generalmente nos llevan a
desear otras propiedades y otros objetos, y así sucesivamente. Acumulamos relaciones
personales, familia, amigos, pareja….y pocas veces nos tomamos el tiempo suficiente para
mimar y cuidar esas relaciones. Acumulamos información, conocimiento y teoría, pero a la
hora de la verdad nos cuesta llevarlo a la práctica: “del dicho al hecho…” y así una vez tras
otra entramos de cabeza en esa espiral que nos lleva a tener cosas y relaciones que no
disfrutamos y que no cuidamos, lo que nos hace sentir mal….así que nos lanzamos a por más
cosas y más relaciones, a ver si encontramos la clave para el bienestar. ¿Realmente
necesitamos tanto? El esfuerzo es titánico, pero claro, es lo que “queremos”….estabilidad
laboral y económica, para una supuesta calidad de vida que después no tenemos tiempo de
experimentar, estatus social, reconocimiento público, nuestras casas siempre se acaban
volviendo “pequeñas”, los coches se quedan “viejos”, los ordenadores “obsoletos”, ¿la
ropa?....de marca, por supuesto, una tiene una imagen que mantener. Los mejores colegios
para los niños, las mejores actividades extraescolares, aunque no tengan después tiempo para
jugar, la videoconsola más grande que la de Pepito y el ordenador con más extras que el de
Juanito.
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Vale, agotador, pero… ¿y el interior? ¿Todo esto me hace sentir bien? ¿Duermo bien?
¿Estrés? ¿Ansiedad? ¿Dedico tiempo a las cosas pequeñas? ¿Soy consciente de todo lo bueno
que tengo y me siento afortunada por ello? ¿O estoy histérica porque no tengo tiempo para
nada, no disfruto de nada, me canso, me duele la cabeza, el estómago y además ansío tener
otras cosas?
Bien, ahora vamos a parar un poco toda esta locura y vamos a ver la importancia de
algo tan sencillo como es un abrazo.
El abrazo no entiende de raza, cultura, edad, sexo, estatus social ni de ningún otro tipo
de diferencias. Todos podemos abrazar, y me atrevería a decir que todos deberíamos abrazar
más y mejor si queremos hacer un mundo bonito, agradable y mejor.
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“YO NO NECESITO QUE ME ABRACEN”
Seguro que hemos escuchado esto alguna vez. Nos han enseñado a ocultar los
sentimientos, a no mostrar nunca signos de debilidad ni nada que nos haga vulnerables a los
ojos de los demás “para que no nos puedan hacer daño”. Vale, ahora vamos a aprender todo
lo contrario. Sensibilidad no es igual a debilidad, y mostrarnos tal y como somos nunca va a
abrir puertas a agresiones ajenas. Si lo que buscamos es el equilibrio, vivir en armonía con
nosotros mismos y con lo que nos rodea, paralelamente a nuestro desarrollo intelectual,
debemos desarrollar la inteligencia emocional. Es importante saber identificar nuestros
diferentes estados de ánimo y aprender a exteriorizar y procesar esas emociones.
Si estamos tristes, si nos permitimos bajar nuestras defensas, si nos quitamos las
caretas de superman y superwoman y por un momento dejamos que esa tristeza salga a la
superficie, va a ser menos doloroso y mucho menos trabajoso que si nos obligamos a
mantener el tipo, a poner “al mal tiempo buena cara” y a fingir un estado de ánimo que no se
parece ni por asomo a como nos sentimos en realidad. Esto conlleva una buena dosis de
valentía, es mucho más difícil mostrar la realidad que llevar “la careta”, y por lo tanto es
necesario ser valiente para llegar a reconocer que TODOS en algún momento de nuestra vida
necesitamos que nos abracen, y uno de los principales aprendizajes de nuestra vida consiste
en saber PEDIR lo que realmente nos hace falta.
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“LA VIDA REAL ES DURA”
Nos suena familiar ¿a que sí? ¿Cuántas veces ponemos eso como excusa para no
evidenciar nuestras propias resistencias a la hora de ser tal y como somos? La vida es
dura….a veces, y es dulce otras veces, y amarga, y triste y divertida y loca y….mil cosas
más. Precisamente por eso es fundamental que no economicemos nuestros sentimientos. Ser
independiente y ser fuerte son dos cosas importantes para desenvolvernos en la vida, pero no
son cosas únicas, se necesitan muchos más matices. Independiente no significa individual ni
aislado, y ser fuerte no debe nunca estar reñido con ser sensible, expresivo, emocional y, en
la misma medida, racional.
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“A MI NO ME GUSTA EL CONTACTO FISICO”
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“¿Y ESO ME VA A HACER SENTIR MEJOR?”
-Alegría: Estás contento, te dan una buena noticia, apruebas un examen, ganas un
partido, te toca la lotería, acabas de ser papá… ¿No te dan ganas de abrazar a la primera
persona que veas y ponerte a saltar?
-Soledad: Soledad elegida, soledad impuesta, soledad acompañada (la peor), siempre
se hacen más pequeñas cuando alguien te abraza y te dice “no te preocupes, no estás solo”.
-Despedida: Cuando quieres grabar ese momento, quedarte con algo de esa persona y
que esa persona se lleve algo de ti…un abrazo largo y sentido.
-De cariño: En todas sus formas, no hay una manera mejor para que otra persona
sienta de verdad que la quieres.
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“ABRAZANTES Y ABRAZADOS”
Ahora vamos a ver todas las posibilidades que nos brinda el abrazo, y lo
vamos a ver siempre en las dos direcciones, o sea, un abrazo entres dos personas, cómo sería
de una hacia la otra y de la otra hacia la una.
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cariño, el apoyo, la protección y una unión que va más allá de la edad y de las circunstancias
de la vida, el abrazo entre hermanos es el abrazo con la persona con la que bajas siempre las
barreras, con la que te muestras tal y como eres siempre, y con la que expresas tal y como te
sientes.
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“ABRAZOS A TENER EN CUENTA”
Después de estos ejemplos que acabamos de ver, alguien podría pensar que realmente
no queda ya nada ni nadie más por abrazar……pues quedan…..quedan varias opciones
importantes a considerar.
-Abrázate a ti mismo/a:
Difícil, ¿no? Bien, no se trata de rodearse uno mismo con sus brazos, más bien todo lo
contrario. El gesto de cruzar los brazos se suele interpretar como una autodefensa, como
protección e incluso como cerrarse a la vida. Antes veíamos que el hecho de abrazar implica
una conexión emocional y energética entre quienes se abrazan; bien, entonces si hablamos de
abrazarse uno mismo, en realidad buscamos conectar con nuestro interior, con nuestras
emociones y con nuestra energía.
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nuestro desarrollo, y vamos a empezar a analizarnos en profundidad, a buscar en nuestro
interior, dejando de mirar tanto a los demás y aprendiendo a descubrir cómo somos, sin
caretas ni armaduras.
En segundo lugar vamos a aceptarnos con todos los matices que forman nuestra
personalidad, porque absolutamente todos forman parte de ese equilibrio y pueden ser
considerados como positivos. Cuando encontremos algo que no nos gusta, en lugar de
lamentarnos, vamos a trabajar por cambiarlo, tomando conciencia del potencial que hay en
cada uno de nosotros.
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-Abraza tu pasado:
Nuestra particular caja de Pandora, el baúl con mil candados en el que hemos ido
guardando todo lo vivido, lo bueno, lo menos bueno, lo que nos ha ayudado, lo que nos ha
bloqueado….todo desde el momento de nuestra concepción. A veces tenemos la idea de que
para equilibrar o sanar nuestro pasado debemos realizar un ejercicio dramático, revivir
hechos amargos, hurgar en antiguas heridas y pasar por una especie de catarsis de la que
vamos a salir como nuevos, y sinceramente yo ya no creo que sea necesario, es más, es algo
bastante más sencillo. Si hemos pasado por hechos graves, vivencias traumáticas, puede
parecer un contrasentido lo que estoy diciendo, pero incluso en esos casos, no tiene porque
ser siempre horrible.
El pasado es eso: PASADO, algo que ya no podemos cambiar, algo sobre lo que no
podemos intervenir, que no depende de nosotros, pero lo que si depende directamente de
cada uno de nosotros, es la forma de procesar o de asimilar esas vivencias. Si nos vamos
cargando con demasiado equipaje, llegará un momento en el que tendremos la sensación de
que no nos podemos mover, de que estamos estáticos. Sean como sean las experiencias del
pasado, sólo se puede hacer una cosa con ellas: liberarlas y aprender de ellas. Si has tenido
circunstancias dolorosas, intenta perdonar a todas las personas implicadas, perdonarte a ti
mismo, buscar el aprendizaje y seguir adelante, verás cómo la sensación es de ligereza, y si
en tu pasado no existen hechos traumáticos, pero sí recuerdos poco agradables, míralos desde
la distancia, intenta mirarlos desde tu momento actual, y piensa que todo te ha servido para
llegar al punto en el que hoy te encuentras. Abraza tu pasado, para liberarlo, para liberarte,
para vaciar tus maletas y poder seguir el camino con fuerza renovada.
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-Abraza tu presente:
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-Abraza tu futuro:
Mantén siempre los brazos abiertos a lo que esté por venir. No dejes que esto
condicione tu presente, vive el aquí y el ahora, y deja en blanco la página del futuro, pero
siempre pensando que lo que viene es bueno, no te augures cosas negativas, vendrá lo que
tenga que venir. Tú piensa siempre que el Universo nos da siempre lo mejor, si la situación
que ahora vives es en parte resultado de la suma de tus pensamientos y acciones en el pasado,
cambia tu actitud mental y tus hechos, para que tu futuro se empiece a plasmar con otro tono,
otra vibración.
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-Abraza tu responsabilidad:
Empieza por repasar qué parte de responsabilidad quieres asumir sobre tu propia
realidad. Cada uno es dueño de su propia vida, y en un alto porcentaje somos responsables de
elegir cómo vivimos esa vida. “Sí hombre, yo no soy responsable de las cosas malas que me
pasan”…bueno, en parte sí y en parte no. Evidentemente nadie elige de forma voluntaria
pasar por hechos dolorosos, la pérdida de un ser querido, un accidente, una agresión, hasta
ahí totalmente de acuerdo. Pero sí podemos asumir la responsabilidad de cómo hacer frente a
todas las situaciones que se nos presentan.
Realmente no depende tanto de cómo sea nuestra vida (exceptuando casos extremos
claro está) sino de cómo enfrentemos esa vida y la responsabilidad que estemos dispuestos a
asumir para mejorarla, para aprender a vivir mejor. A veces es más fácil echarle la culpa al
destino, a la mala suerte o a las circunstancias que asumir que cada uno de nosotros podemos
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tomar las riendas y, en gran medida, introducir los cambios necesarios para adecuar nuestro
entorno a lo que nosotros queramos.
Volviendo ahora a hechos traumáticos, por ejemplo la pérdida de un ser querido; eso
es algo por lo que nunca quisiéramos pasar y que además no depende de nosotros. Bien, en
ese caso también podemos asumir cierta responsabilidad a la hora de procesar lo vivido. El
duelo, el dolor, es algo que hay que aprender a exteriorizar, llorar, gritar, todo lo que sea
necesario para aliviar de alguna manera el desgarro de la pérdida. Después de esa primera
etapa tenemos alternativas para escoger. Podemos seguir viviendo en la pena, podemos
intentar bloquearla (como autodefensa) o podemos ser conscientes de nuestros sentimientos
en cada momento, y después de llorar todo lo que sea necesario, quedarnos con el recuerdo
del cariño y de la unión que hemos compartido con esa persona. Eso no va a hacer que el
dolor desaparezca, pero nos va a dar otra perspectiva que nos va a ayudar a conseguir que al
final pese más y ocupe más espacio el recuerdo de lo bueno compartido, de ese cariño, esas
experiencias, todo lo que esa persona nos ha aportado y lo que ha significado en nuestras
vidas y mantener ese lazo desde el amor, en lugar del dolor.
Elige bien qué grado de responsabilidad estás dispuesto a asumir para vivir tu vida
como realmente quieres vivirla, y actúa en consecuencia. Cambia lo que dependa de ti, coge
la sartén por el mango, y además de mejorar muchos aspectos de tu entorno, conseguirás una
sensación de control y de autocontrol que va a colaborar para que consigas ese bienestar. Si
estás dispuesto a hacerlo, frases como “no puedo hacer nada”, “es la vida que me ha tocado
vivir” “yo soy así y no puedo cambiar”…..desaparecerán de forma progresiva de tu
vocabulario. Todo se puede cambiar y todo se puede mejorar, solo es necesario ponerse en
movimiento. No te quedes con lo que no te gusta, muévete, abraza tu responsabilidad para
contigo mismo.
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-Abrázate a la vida:
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-Abraza a una mascota:
¿No tienes perro, gato, peces, pájaros? Seguro que algún familiar, amigo o conocido
sí lo tiene. No es que tengas que ir literalmente a abrazar a ninguno de esos animales, pero sí
es bonito comprobar las relaciones que se establecen con ellos. Tú les atiendes, les cuidas, les
mimas, y ellos te lo devuelven con un cariño incondicional, compañía permanente, fidelidad
sin límites, y unas experiencias compartidas que merece la pena vivir. Es otra forma de dar y
recibir ese cariño y todas esas sensaciones, y como de lo que se trata es de no cerrarse a
experimentar todas las formas posibles de amor, abraza a una mascota, incorpórala a tu vida
y amplia tú campo de “seres abrazables”.
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- Abraza a la naturaleza:
“¿Y eso cómo se hace?” Bueno, hay muchas formas de respetar, cuidar y admirar la
naturaleza, pero una de las más fáciles, y de las más “sensitivas” es la siguiente: si tienes
posibilidad de hacerlo, desplázate hasta un monte, o un bosque. Si el terreno lo permite
descálzate, intenta sentir el contacto con la energía de la tierra. Respira hondo, disfruta del
olor de la hierba, de las flores, de las plantas, de los árboles. Mira a tu alrededor y busca un
árbol que te llame de forma especial la atención, no hace falta que sea el más bonito,
estéticamente hablando, sino el que te transmita “algo”. Si lo encuentras, acércate, apoya
firmemente los pies en la tierra, y rodea el tronco del árbol con tus brazos. Raro, ¿no? ,
bueno, si quieres, pídele primero permiso, es un ser vivo como tú, y generalmente antes de
dar un abrazo a otra persona esperas a que te lo pidan, o tú lo pides, entonces en este caso es
igual, le pides permiso, mentalmente, y le das un abrazo con todo tu corazón, Permítete
cerrar los ojos y sentir, y verás que la sensación es muy agradable. Intenta que tu esencia
conecte con la esencia del árbol, y después ya me contarás la experiencia.
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TIPOS DE ABRAZOS
Muchas formas de abrazar, muchas cosas que abrazar, mucha teoría, mucha
información. Y después de todo esto…. ¿a cuántas personas abrazamos cada día? ¿Es algo
que hagamos habitualmente? ¿Aprovechamos todas las posibilidades que nos brinda un
abrazo? “Sí hombre…ahora vamos a tener que hacer un curso para aprender a abrazar”. Si
estamos de acuerdo con todo lo que hemos leído hasta ahora, no nos vamos a perder lo más
sencillo, abrazar a quienes nos rodean. Bien, no hay que hacer nada ni aprender nada, sobre
todo si no te apetece probar o disfrutar con algo tan sencillo, pero lo que proponemos es
simplemente que nos demos un tiempo para ver lo que somos capaces de sentir y de
transmitir con un abrazo. Si intentamos vivir de una forma consciente, dándole a todo un
valor, poniendo intención en cada cosa que hacemos, ahora llega el momento de
experimentar con las distintas formas de abrazo.
Probablemente habrá más formas de las que vamos a describir aquí, y algunas de las
que se describan no la hayáis visto ni practicado nunca, así que llega el momento de tirar las
caretas, romper las armaduras, abrir los brazos, abrir la mente y sobre todo abrir el corazón, y
la parte más importante consiste en disfrutar, en no poner barreras ni límites, así que ánimo,
valor y a trabajar.
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1-. ABRAZO DE PIÑA
Y ¿eso cómo es? Los que habéis estado en el campo, en la montaña sabéis
cómo son las piñas de los pinos, esas en las que se superponen las capas una sobre la otra,
¿no? Bien, este abrazo simula a una de esas piñas. Empiezan abrazándose dos personas en el
centro, y después una a una se van uniendo las demás. (Con cuidado de no asfixiar a los del
centro). Sirve para afianzar lazos, crea conciencia de grupo, apoyo, unión, camaradería,
compañerismo. Es importante cerrar los ojos y SENTIR. Vamos a intentar conectar con
nuestra energía con todo el grupo, y sobre todo dejar que fluyan las emociones, no se trata de
reprimir, ni de bloquear, simplemente de experimentar y disfrutar.
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2-. ABRAZO CIRCULAR
También en grupo, solo que éste nos deja respirar un poco más que el otro. No
hay tanto contacto como en el primero, y la conexión emocional y energética es más suave,
pero mantiene el compañerismo y refuerza lazos de igual manera. Se coloca todo el grupo
formando un círculo y uno a uno se rodean los hombros o cinturas cerrando el círculo.
Mantener los ojos cerrados nos ayuda siempre a distinguir las distintas sensaciones que nos
van a transmitir cada uno de los abrazos. Éste se usa también como el anterior en actividades
de grupo, equipos deportivos, etc.
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4-. ABRAZO LÁNGUIDO
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6-. ABRAZO DE PACHI
(Éste es el de mi hijo) Uno enfrente del otro. Se coge la cara de la otra persona
entre las manos, con los ojos cerrados apoyamos una frente en la otra. El contacto del resto
del cuerpo no es total, pero proporciona una sensación de acercamiento, de apoyo, de
respaldo, de serenidad y de quietud, claro que si las manos son de un bebé de 2 años te
mueve todo por dentro.
Este tiene variantes, la recomendación es que se prueben todas y cada cual elija la que
más le guste. Se puede practicar como el de círculo pero entre tres personas, agarrándose los
hombros o las cinturas. En la segunda variante se colocan dos, uno enfrente del otro,
abrazados por las cinturas y el tercero les rodea por los hombros. En la tercera variante los
dos que están en el exterior se abrazan por la cintura mientras que el tercero que está en el
centro abraza también por la cintura a quien tiene enfrente, las cabezas se apoyan en los
hombros, los cuerpos relajados, ojos cerrados y respiración tranquila. Intenta todas las
combinaciones y experimenta las distintas sensaciones. Ideal para padres e hijo, dar apoyo y
consuelo a un amigo y simplemente para disfrutar.
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9-. ABRAZO ENVOLVENTE
También llamado de oso. En este tipo de abrazo lo ideal es que uno de los dos
abrazantes sea más corpulento que el otro. Uno enfrente del otro, el más alto se inclina
ligeramente hacia delante y rodea a la otra persona, literalmente la envuelve por los hombros
o cintura. El más bajo apoya la mejilla en el pecho del alto mientras lo rodea por la cintura.
El contacto es completo. Proporciona una sensación de seguridad, protección y respaldo a la
vez que mucho cariño. Utiliza un banco para que las dos personas experimenten las dos
posiciones. A este abrazo yo lo llamo también Abrazo de Alba (mi sobrina), porque suelen
ser los que ella me da, y en los que literalmente desaparezco entre casi 1’80 m. de cariño.
Mi favorito, sin duda. Probablemente es el que más nos cuesta dar, pero con
toda seguridad también es el que más reconforta, el más amoroso, el que mejor te hace sentir
y en el que hay un mayor intercambio emocional y energético. Uno enfrente del otro, cerca.
Se abrazan por los hombros o las cinturas, uniendo las mejillas o apoyando las cabezas en el
hombro del otro, asegurándose de que haya una unión de corazón a corazón. Pecho con
pecho, el contacto físico es total. Ojos cerrados, respiración lenta y tranquila, vamos a
imaginar que queremos que todo nuestro cariño le llegue a la otra persona. Aunque ya hemos
dicho que normalmente es uno de los que menos se practica, es uno de los mejores, para mí
el mejor. También es el que, en principio, hace que afloren nuestras resistencias, pero si
hemos llegado hasta aquí, seguro que estamos dispuestos a romper esas resistencias. Abrimos
los brazos, abrimos mentes, abrimos corazones y a disfrutar.
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CONCLUSION
Todo lo expuesto hasta ahora forma parte de la experiencia personal de quien escribe.
Con toda esta información, no se intenta convencer a nadie absolutamente de nada,
simplemente se trata de recordar cosas, que en fondo todos sabemos, pero que probablemente
nuestro ritmo de vida nos hace olvidar. Un abrazo no cambia el mundo, pero sí que cambia el
sentimiento de quién lo practica, y si uno a uno somos capaces de dar amor, de recibir amor,
no hay mayor y mejor cambio para nuestro mundo que el que aquí se propone. Un abrazo no
cura una enfermedad, pero reconforta a quien lo recibe, algo que es tan importante como el
efecto beneficioso de la medicina. Si crees que merece la pena probarlo, probablemente éste
es tu momento. Si después de todo sigues creyendo que esto no es para ti, que no merece la
pena y que decides seguir como estás, pues también es perfecto, porque es TU decisión, y al
final cada uno debemos dar nuestros propios pasos.
Mira bien tu entorno, mira lo que te rodea. Siéntate un momento y analiza desde tu
corazón cómo te sientes y cómo te quieres sentir, qué es lo que tienes y qué es lo que quieres
tener y en lugar de perderte en lamentaciones, empieza a cambiar tú, para que cambie todo tu
entorno. Analiza tus prioridades, y cambia lo que creas que debe cambiar. Al final del
análisis, quizás te des cuenta de que realmente no hay nada tan grave, o tan importante y
sobre todo, por negras que te puedan parecer las cosas siempre habrá algo que tu puedas
hacer para cambiar ese color, además al lado de algo negro siempre existen colores vivos.
No vivas en el negro, busca los otros matices.
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Quiere mucho a las personas que te quieren y te necesitan; a los que no te quieren o a
los que creas que te han hecho daño, libéralos, no mantengas rencores permanentes, es un
esfuerzo inmenso que no te va a reportar nada positivo. Busca el aprendizaje en cada
vivencia, no te quedes en la superficie y busca lo que te enseña cada una de tus experiencias.
Tampoco mantengas sentimientos de culpa, aprende a perdonarte a ti mismo y a ser benévolo
hacia tu persona, de esa forma podrás serlo hacia los demás.
Nunca des el cariño por sentado. Tu familia te quiere, tus amigos te quieren, tu pareja
te quiere, y tú les quieres a ellos, pero nunca está de más decirlo, expresarlo, exteriorizarlo.
Cuando estés triste llora, no te va a pasar nada por eso, habla acerca de tus
sentimientos, expresa lo que hasta ahora guardabas dentro. Las emociones no están hechas
para ser bloqueadas ni escondidas. Di lo que te molesta, muestra respeto hacia los demás y
haz que te respeten en la misma medida.
Y por encima de todas las cosas te comprometes a vivir de una forma consciente.
Empieza cada día con una sonrisa y un abrazo, y le darás un enfoque diferente.
ABRAZA BIEN
Y NO MIRES A QUIÉN
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