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Tilsa Tsuchiya

Tilsa Tsuchiya nació en Supe un 24 de setiembre de 1929, aunque testimonios de familiares


indican que su nacimiento ocurrió en 1928. Hablar de la obra de Tilsa Tsuchiya como artista
plástica es referirse al mundo mitológico especialmente andino, el surrealismo, la filosofía
oriental, el minimalismo y la aparición de seres sorprendentes.

A los ocho años aprendió a dibujar, desde sus inicios se diferenció por su singular modo de ser,
con un estilo muy personal y mágico. Su pintura surrealista casi indigenista por momentos, crea
mitos y personajes fantásticos, sin dejar de lado la indudable influencia de la cultura peruana y
japonesa de sus ancestros que fueron parte de su mundo abierto a distintas influencias
culturales.

Tilsa pertenece a la “Promoción de Oro” formada por Alberto Quintanilla, Gerardo Chávez,
Alfredo González Basurco, Oswaldo Sagástegui, Milner Cajahuaringa y Enrique Galdós Rivas.
Siendo todavía alumna ganó el Segundo Premio del Salón Municipal del año 1957. y participó
del envío peruano a la "Primera Bienal de la Juventud" convocada en París en 1958. Esta
condición hizo que explote su talento logrando egresar en 1959 con el Gran Premio de Honor y
Medalla de Oro.

Su arte se hizo más notorio con su exposición en el Instituto de Arte Contemporáneo en 1968.
En 1970 obtuvo el Premio Teknoquímica, reconocimiento que consolida su creciente carrera
artística. En1975 regresó al Perú y se instaló en la Calle Portugal, del distrito limeño de Breña.
A partir de entonces su trabajo empezó a adquirir elementos de fantasía y narrativa,
incorporando aspectos de la imaginería y de la mitología de los indígenas peruanos con
influencias europeas.

Entró al mundo artístico con el pie derecho. Ganó una beca para estudiar en Francia y presentó
su primera muestra individual en el entonces célebre Instituto de Arte Contemporáneo. En su
primera etapa pintó bodegones que recrearon su vida en el barrio chino.

Cuando regresó al Perú, en 1967, comenzó a desarrollar su mitología personal que iba contra
las propuestas visuales de ese entonces. Tilsa encontró en el dibujo la herramienta perfecta para
hacer bocetos de sus cuadros y probar modificaciones y variantes.

En su colección de “Mitos” explora los símbolos espirituales de la memoria colectiva desde su


propia visión. Sus personajes de leyenda se adueñaron de sus lienzos. En un principio tenían
rasgos de culturas precolombinas. Luego adquirieron rasgos más humanos que nos recuerdan a
los personajes de las leyendas del mundo andino.

Tilsa fue la única pintora que ha hecho una exposición con un solo cuadro con la monumental
obra Tristán e Isolda. Su técnica era fascinante por la manera de aplicar la pincelada, era un
toque de pincel muy corto, y que iba produciendo gradaciones de uno a otro color, estos tipos
de sfumatos y «veladuras» a la manera de los antiguos cuadros chinos y japoneses de los años
1,000 más o menos.

En general, los precios de artistas mujeres han estado por debajo de artistas hombres, si uno
asiste a cualquier museo del mundo, el 98% de obras pertenece a pintores. Felizmente, eso está
cambiando y la obra de Tilsa por la que se pagó más en el extranjero fue “Mujer volando”,
subastada en US$ 339,750. “Felizmente, eso está cambiando”.

Falleció en Lima en el año 1984, debido a un cáncer, cuando tenía apenas 48 años de edad. Su
obra nos mostró la posibilidad de fusionar la cultura popular, el realismo social, el indigenismo,
la cultura japonesa, la mitología quechua y el arte precolombino. Asimismo, una filosofía de
vida que consitía en “vivir jugando bellamente, honestamente, sin trampa”.

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