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Al expulsar a los artistas de su República ideal, Pla­

tón estableció prácticamente uno de los estereotipos


de todas las utopfas posteriores. Como advirtió Geor­
gc Orwcll, las palabras son de por sí ambiguas, y la
construcción utópica se vuelve contra sí misma al reve­
lar un reverso distópico, convirtiendo al •estado ide­
al• en una pesadilla.

La Ciudad del Sol, escrita al influjo de la célebre Uto­


pía de Tomás Moro, fue escrita por el sacerdote domi­
nico Tommaso Campanella en 1612. Procesado por
herejía y encarcelado, el filósofo propone en su libro
un estado teocrático puesto bajo la suprema tutela de
Mitra, el dios sol de Jos antiguos persas.

En la Nueva Atlántida (1627), el filósofo inglés Fran­


cis Bacon -al que algunos atribuyen la redacción de
las obras de Shakespeare y otros consideran una de
las principales figuras de la Orden Rosacruz- üna­
gina una sociedad regida por los frutos de la ciencia:
no existen políticos ni burócratas, sólo quienes des­
cuellan en alguna ciencia participan de la toma de deci­
siones, u na idea socialista de una sociedad en la que
los •científicos• todavía no habían defraudado las
cspectativas de los humanistas.
ganzl.912
LA CIUDAD
DEL SOL
Tommaso Campanella

N\}EVA
ATLANTIDA
Francis Bacon

EDICIÓN Y NOTAS
JORGE A. SANCHEZ

EDICI01'1ES ABRAXAS
ganz1912

INTRODUCCIÓN

La idea de utopía es esencialmente moderna.


Tirulos originales;
La citta del sole
Damos a la palabra «moderna» un significado de cali­
Q11aesciones politicae dad, no de tiempo. Moderno es el hombre que pien­
New Atlantis
sa con su cerebro, no por inspiración y autorización
4' 1999 by Ediciones Abraxas de una autoridad religiosa o política. El primer ejem­
plo de utopía es la República de Platón, pensada y
Traducción:
Mario Montalbán escrita mucho antes de la época que nosotros, por uso
Diseño gráfico: de la cronología, llamamos moderna. La República es
Xurxo Campos
del siglo IV a. C., y no obstante es moderna porque
La presente edición es propiedad de todo lo que entra en el espíritu griego es moderno,
Ediciones Abraxas Barcelona
o sea libre de toda autoridad religiosa o política. La
mente humana no sólo encuentra su carácter de
modernismo, es decir, la facultad de pensar individual
e independientemente, más que en el tiempo que noso­
tros por uso de la cronología denominamos moder­
no. Entonces, este cambio normal toma otro nombre,
más natural, más universal: se llama Humanismo. Pero
Impreso en España/ Printed in Spam
el significado es el mismo. Humanismo es solamen­
te la dignidad recobrada del hombre, que a su vez es
Impreso en tan sólo la libertad de pensar con el propio cerebro.
Esta libertad se encendió por primera vez en Grecia
Poligon Industrial Can Salvatclla
y la iluminó, y no volvió a encenderse en el mundo
Barbera del Valles. Barcelona más que con el Humanismo.

1ntroducci.ón 5
Singular la posición de Grecia ... esta isla mental. y oscuras, la mejor vida fue y será, estando excluido
Mucho antes que ella, detrás de ella, a su alrededor, que sea.
todo fue distinto: todo fue «teocrático». Sólo ella es Un día la idea de la vida mejor abandona las
humana y tan aislada y solitaria en su sola humani­ opuestas y lejanas fronteras de la vida y se sitúa en el
dad que parece una verdadera excepción, como un presente. Muy pronto el hombre se libera de las fuer­
afortunado error en medio de la triste norma, al acos­ zas superiores y oscuras. Esta es la diferencia entre
tumbrado vacío. los paraísos terrestres y celestes y la utopía.
La mente griega no pierde su carácter excepcio­ La utopía es la forma «presente» de la Edad del
nal, ni se vuelve natural y común a todos más que en Oro, del Edén, del Krita-yuga; es la forma tangible
los tiempos modernos. Entonces, se amplía, se pro­ y humana del paraíso. Esto no significa que la vida
paga, se desenvuelve. Se extiende a toda Europa. Se mejor, aunque sea transferida desde los confines nebu­
dilata poco a poco a todo el mundo. Se difunde has­ losos del mundo al presente sea más fácil y accesi­
ta el cabo extremo de África, de Islandia, de la Pata­ ble a todos. Aunque fuese por hechicería, aún se opo­
gonia. Y si a esta Grecia mayor y universal le toca de nen grandes obstáculos todavía al logro de la felicidad.
vez en cuando el peso y el sacrificio de una guerra Aunque presente, el país de una vida mejor es uto­
médica, no conoce al menos la angustia que prece­ pía, o sea «en ninguna parte».
de a Maratón, puesto que tan compenetrada está hoy La utopía no se ciñe a la teoría, sino que intenta
la mente griega con la vida del hombre, tan arraiga­ la práctica. Tommaso Campanella se propone edifi­
da está en todas las partes del Universo, que ya no car la Ciudad del Sol sobre una colina de Calabria,
teme ser nuevamente aplastada. Étienne Cabet experimenta en las praderas de Texas
La utopía vuelve concreto y plástico el anhelo la Colonia Icariana. Pero fracasan ambos.


antiquísimo y difuso de una vida mejor. El senti­ Era a nuestro tiempo al que le tocaba ver la actua­
miento de utopía precede a la misma utopía. Mien­ ción práctica de la utopía.
tras que el hombre está dominado por fuerzas supe­ La utopía e s un paraíso que el hombre fabrica
riores y oscuras, la idea de una vida mejor reside en por sí mismo, sin ayuda sobrenatural. Hablemos cla­
dos lugares igualmente muy alejados del presente: en ro. En el concepto teocrático de la vida, el hombre
los principios del mundo y en los finales de la vida. no debe ser feliz en el presente. Tuvo ya la felicidad
Así se explican el optimismo, los mitos cosmogóni­ al principio de los tiempos, volverá a gozarla más allá
cos y las prefiguraciones de vida más allá de la muer­ del tiempo, pero «en el tiempo» se le niega la felici­
te. Para el hombre dominado por fuerzas superiores dad. ¿Por qué tan extraña injusticia? ¿Por qué esos

6 lntroducci6n lntroducci6n 7
oscuros celos? Bajo el régimen teocrático e l hom­ rarán a «aquella» grandeza como un sueño pueril y
bre puede recordar la felicidad, puede esperarla, pero monstruoso.
no puede poseerla. ¿Quién comprende esta aproximación? Infancia
La deducción es sencilla: el que quiere la felicidad y monstruosidad se dan la mano y yo no pienso de
debe olvidar la teocracia. Esto hace el Humanismo. manera distinta sobre mi infancia, si no es como la
Porque el Humanismo también es una forma de feli­ época de los monstruos. La vida es una larga lucha
cidad. Es «ante todo» una forma de felicidad «terre­ contra el monstruo, en los hombres superiores es una
nal». La felicidad más elevada, más pura, más orgu­ lucha iluminada por la victoria.
llosa. La felicidad de sentirse único árbitro de sí mismo. «Ciudad del Hombre.» La Utopía conserva algu­
Destino limitado, pero encerrado en nuestro puño. nas cualidades de la Ciudad de Dios. Como su inac­
Dios le pide al hombre facultades de soñador. cesibilidad. Como el pudor que la rodea. Un día, el
Dios quiere que el hombre sea poeta. Y de esto sur­ hombre no se contentó con las prorr.esas y decidió
gen situaciones paradójicas. Resulta que los verda­ obrar por sí mismo. Pero en esta creación propia, el
deros divinos somos nosotros que en realidad no hombre, por rutina, por emulación, imitó a Dios. En
somos divinos, si bien vivimos en una condición de la Utopía hay aún algo sagrado. Algo que no se debe
divinidad, o sea, más en l a fantasía que en la realidad, tocar, algo que no se puede alcanzar. ¿Hay algo prohi­
más en el pasado y en el futuro que en el presente, bido en la Utopía?
más en lo que no es que en lo que es. Un día, el hombre no se contentó con la felici­
Bajo el régimen teocrático, el hombre está más ins­ dad recordada, con la felicidad esperada, y quiso con­
pirado, es más «grande». Dante y Miguel Angel tienen quistar la felicidad presente. La Utopía es el mode­
más prestancia que Charles Darwin y Sigmund Freud. lo de la felicidad presente. La señal de que es posible
Hemos reflexionado largamente sobre la gran­ la felicidad presente. ¿No basta esto para echar sobre
deza de las obras llenas del «aliento sobrehumano». la Utopía la sospecha de herejía?
¿Es ésta la grandeza del hombre? ¿Acaso es ésta Es necesario olvidar el significado de algunas
la obra del hombre? ¿Tal vez es éste el destino del palabras, darle vuelta corno se gira la piel sobre el
hombre? cuerpo rosáceo y azulado del cordero. La Utopía es
En lo que respecta a nosotros, hemos hecho nues­ la creación de los hombres prácticos, de los hombres
tra elección: hace tiempo que renunciamos a «aque­ que miran al presente, de los hombres que adoran en
lla» grandeza, sin lamentarlo en absoluto. Lo mismo el presente al «más potente numen». Aclaremos la.s
qU!e nosotros ahora, quizás algún día todos considc- cosas: la Utopía no es la creación de los utópicos.

8 Introducción Introducción 9
Deseo de todo corazón la edificación de la Uto­
pía. No para mí sino para los demás. ¿Qué felicidad
puedo sacar del presente? No veo el presente. No
conozco el presente. El presente se me escapa. Que
se nos consienta decir, con el máximo respeto, y en
un sentido muy distinto: nuestro reino no es de este
mundo. Que se nos consienta añadir que si todos los
hombres fueran semejantes a nosotros, o sea «hom­ LA CIUDAD DEL SOL
bres sin presente», rivalidades y luchas, todos los dra­
mas, todos los dolores que de ello se derivan, cesa­
rían de repente, porque el campo de batalla del mundo
no es el pasado ni el futuro, ni la memoria ni la espe­
ranza, sino el Presente.
En la edificación de las primeras utopías, el hom­
bre conservó parte del «estilo de Dios».
En torno a esta construcción excelentemente
humana, ¿por qué esta aura «más que humana»?
Con el paso del tiempo, el divino pudor, como
una muralla que rodea a Utopía palidece, aunque no
desaparece. Si algunas formas de colectivismo pue­
den considerarse como colosales utopías en acción,
a su alrededor sigue existiendo la muralla del pudor,
la muralla de la defensa.

ALBERTO SAVINIO

10 Introducción
TOMMASO CAMPANELLA,
FRAILE POCO ORTODOXO

Tommaso Campanella, uno de los más célebres filó­


sofos italianos, pasó 27 años en prisión, que apro­
vechó para redactar algunas de las muchas obras que
conforman su monumental bibliografía, en la cual
sobresale la Ciudad del Sol -de la que nos ocupare­
mos más adelante-, concepción utópica de una socie­
dad perfecta inspirada en Platón y Tomás Moro, y
que pocos años después imitara Francis Bacon en su
Nueva Atlántida.
Nacido en Stilo, Calabria, en 1568, en el seno de
una familia pobre e iletrada, desde los catorce años

Tommaso Campanella 1)
Campanella fue admitido con los dominicos, donde
tendencias filosóficas, rechazó el aristotelismo en
estudio filosofía y teología. Bajo la influencia de Tele­
favor de un estudio directo de la naturaleza y el hom­
sio y de Galileo, Campanella se hizo sospechoso de
bre, que lo llevó a conclusiones que resultan precur­
profesar doctrinas heterodoxas, pero salió bien libra­
soras del pensamiento cartesiano.
do de cuatro procesos de la Inquisición, aunque lue­
Para Campanella, el dato esencial de la filosofía
go del cuarto se le obligó a residir en el convento de
era la conciencia individual, formada por tres ele­
Santa María de Gesú en Stilo. Campanella se opuso
mentos: conocimiento, voluntad y amor. La fe era el
a la Reforma protestante y favoreció un proyec�o de
fundamento de la teología, pero la filosofía debía
monarquía universal regida por el Papa; al mism?
. basarse en la experiencia.
tiempo participó en una conspiración contra la domi­
Exaltado sucesivamente por el sensualismo y el
nación española en el reino de Nápoles, con el apo­
naturalismo como panteísta y preidealista, o bien por
yo de los turcos. E l día en que los conspiradores
la monarquía en cuanto a genio de la Contrarrefor­
debían apoderarse de Catanzaro, la conjura fue des-
ma, Campanella moría en París el 22 de mayo de 1639.
cubierta y Campanella encarcelado.
. Entre sus obras destacan: M anarquía de los cris­
En esta ocasión, el proceso del domm1co fue reli­
. .

tianos (1593), Monarquía de España (1593-95),Afo­


gioso y político, con tantas acusaciones en su contra
rismos políticos (1601), La Ciudad del Sol (1602),
que para salvarse de la pena capital debió fingirse loe?.
Cuestiones políticas (1609) y Monarquía de las nacio­
Sometido a tormento, terminó confesando su parti­
nes (1635).
cipación y condenado a reclusión perpetua en 1599.
El encarcelamiento convirtió a su vida en una «con­
tinua noche e invierno» -según sus palabras-, pero
La Ciudad del Sol
le permitió escribir miles de páginas: poemas, trat�­
dos filosóficos, estudios teológicos, libros de medi­
La Ciudad del Sol, escrita a principios de 1602, es una
cina, astrología e historia.
de las primeras utopías aparecidas luego de la publi­
Liberado en 1626 gracias a la intervención del
cación de la obra de Tomás Moro; en tanto que la ver­
papa Urbano XIII, Campanella fue enviado a Roma
sión latina fue publicada en Francfort en 1623, como
?
para mantenerlo vigilado; tres a os de�pués pudo
. un apéndice de la Política, que es fue el nombre que
trasladarse a Francia, donde es bien rec1b 1do por el
adoptaron los Aforismos al ser vertidos al latín.
propio Luis XIII, y allí, con la aprobación de la Sor­
Esta versión latina no fue simplemente una tra­
bona, publica El ateísmo derrotado. En cuanto a sus
ducción del texto, como veremos en las notas, sino

La Ciudad del Sol


Tommaso Campanella 15
que se añadieron comentarios y nuevos ejemplos, sometido a una autoridad sobrenatural; por el segun­
modificando algunos párrafos que habían resultado do, desaparece la autoridad sobrenatural y el hom­
conflictivos en su edición italiana. bre descubre en su interior la facultad de crear por sí
Es su obra más conocida, aunque no tuvo en su mismo.
época ni en las posteriores mayor repercusión, cayen­ No obstante, la Ciudad del Sol es, junto con algu­
do en el olvido, pasando bastante tiempo antes de ser nas poesías, la obra más singular de uno de los inge­
reconocida como merecía, como un proyecto real de nios más singulares de aquel período de la historia.
organización política y social. Luego de su publica­ Como modelo de república a imitar, la Ciudad del Sol
ción, Campanella rebate casi todas las objeciones que es un modelo que no hay que imitar, una distopía.
pueden hacerse a su obra -y a todas las utopías qui­
zá- en sus Cuestiones políticas, publicadas en París
en 1 637, como apéndice a la segunda edición de su
Philosophia realis.
Pero la objeción principal es su -aunque revi­
sado- cristianismo: una utopía debería tener un
núnimo de ateísmo, ya que nace con el Humanismo.
Pero Tommaso Campanella no es humanista. No
entiende el humanismo. Para este calabrés rocoso el
humanismo es letra muerta. La diferencia entre el
concepto teísta del mundo y el concepto humanís­
tico, se halla en los mismos nombres de estos dos con­
ceptos. El conc�pto teísta del mundo pone el princi­
pio de todo en la idea de un ser sobrenatural que
domina al universo: el concepto humanístico, en cam­
bio, pone el principio de todo en la intimidad del
hombre, en su alma, en su mente. Según el primer
concepto, Dios es el origen y la causa de todo; según
el segundo, no es el origen y la causa de todo, sino
«de todo lo que piensa el hombre» y del hombre mis­
mo. Por el primer concepto, el hombre se siente

16 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 17


LA CIUDAD DEL SOL

INTERLOCUTORES:

Hospitalario1 y Genovés, piloto de Colón2

Hospitalario.- Cuenta, por favor, todo lo que


sucedió en esta navegación.

Genovés.- Ya te conté cómo di la vuelta al mun­


do y cómo llegué a Taprobana,3 cómo me vi obliga­
do a desembarcar y después, huyendo del furor de
los indígenas, volví a embarcarme y llegué a una gran
llanura justo por debajo del equinoccio.

Hospitalario.- ¿Qué te ocurrió allí?

1 Caballero de la Orden de los Hospitalarios o de San Juan de Jerusalén.


2 Asi como Rafael Hitlodeo era un portugués compañero de Américo Vespucio
en la Utopía de Tomás Moro, lo que es sin duda un guiño de Campanella a sus
lectores, quien no ocultala influencia de Moro en su Ciudad del Sol. Como vere­
mos, en las Cuesti�nes dice: •en cuyo ejemplo [el de Tomú Moro) hemos fun­
dado las instituciones de nuestra república•.
3 Se cree que se refiere a la isla de Ceilán, que CampaneUa suponía -en base a
los mapas de la época- erróneamente debajo del ecuador.

Tommaso Campanella
Genovés.- De pronto encontré una partida de con sus centinelas, torreones, artillería y fosos cir­
hombres y mujeres armados, muchos de los cuales cundantes.5
entendían mi lenguaje, y ellos me condujeron a la Entrando por la puerta Tramontana, recubierta
Ciudad del Sol. de hierro, la cual se levanta y desciende mediante un
ingenioso artilugio, se divisa un espacio de cincuen­
Hospitalario.- Dime cómo es esa ciudad y cómo ta pasos entre una muralla y la siguiente. Detrás hay
es gobernada. edificios unidos entre sí por la muralla, de forma que
todos parecen uno solo, y arriba están unas galerías
Genovés.- Surge en la amplia campiña un colla­ con columnas, como claustros de convento, mientras
do, sobre el cual se levanta la mayor parte de la ciu­ que abajo no vi la entrada, más que en la parte cón­
dad; pero sus murallas dan muchas vueltas y revuel­ cava de los palacios. Después vienen hermosas estan­
tas alrededor del monte, y tan grande es éste que la cias con ventanas que dan al muro convexo y el cón­
ciudad tiene dos millas de diámetro y aún más, con cavo, separadas por delgados muros entre sí. Sólo el
siete millas de circurúerencia, y debido a su elevación, muro convexo mide ocho palmos, el cóncavo tres,
contiene más viviendas que si estuviera en terreno y los medianeros uno o poco más.
llano. Luego, se llega al segundo círculo, con dos o tres
La ciudad está dividida en siete círculos muy pasos menos, y se divisan las segundas murallas con
espaciosos,4 nombrados según los siete planetas, las galerías exteriores y los corredores, y por la par­
pasando de uno a otro por cuatro caminos y cuatro te de dentro, el otro muro que cierra los palacios en
puertas, a las cuatro esquinas del mundo concerniente; medio, y sostiene el claustro con columnas en la par­
de tal modo que si fuese asaltado el primer círculo, te de abajo, y bellas pinturas en la parte superior.
costaría más trabajo asaltar el segundo, y así sucesi­ De esta manera se llega a los círculos superiores.
vamente, siendo necesarios siete asaltos para domi­ Sólo cuando se pasan las puertas, que son dobles por
narla. Mas a mí me parece, que ni siquiera podría con­ las murallas interior y exterior, se asciende por pel­
quistarse el primer círculo, tan grande es el terraplén daños tales, que apenas se ven pues están coloca-

5 Como la Amaurota de Utopía, Tapr-0bana está aislada del resto del mundo. DeJ
4 Como vemos, el carácter fundamental de la república ideada por Campanella mismo modo, como veremos, la Bensalem de Bacon es una isla protegida por un
es eminentemente astrológico: los siete círculos que circundan la Ciudad del Sol mar tempestuoso. También montes insalvables aislan el «mundo sin máquinas•
son un símbolo del sistema solar. En cuanto al 7, está demás seüalar su impor­ de Erewhon, soñado por Samuel Bucler. Es la segunda objeción de las Cues­
tancia ascrol6gica. tiones (véase).

20 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 21


dos oblicuamente y su altura oculta las diferentes to, con sus nombres y las virtudes que poseen sobre
escaleras. las cosas terrenales, con tres versos para cada una: allí
En lo alto del monte vi una enorme llanura y en están los polos y los círculos no totalmente termina­
medio un gran templo, de un arte estupendo. dos porque falta el muro de abajo, aunque se ven en
correspondencia con los globos del altar. Estas lám­
Hospitalario.- Vamos, di, cuenta más, por tu paras siempre están encendidas y ostentan los nom­
vida. bres de los siete planetas.7
Encima del templo hay algunas celdas en torno
Genovés.- El templo es completatpente redon­ a la pequeña cúpula, y otras mayores sobre los claus­
do,6 sin murallas que lo circunden, pero está situa­ tros, donde viven los religiosos en número de cua­
do sobre unas columnas muy gruesas y bellas. La renta.
cúpula grande tiene en el centro una cúpula más Sobre la cúpula mayor vi una veleta que indica
pequeña con un tragaluz que se abre sobre el altar, la dirección de los vientos, señalando hasta treinta
que es el único del templo y se halla situado en su y seis, sabiendo qué estación empieza cuando sopla
mismo centro. La columnata mide unos trescientos cada viento. También hay allí un libro con letras de
pasos o más, y fuera de las columnas de la cúpula oro, que trata de cosas muy importantes.
están los claustros de unos ocho pasos con muros
poco elevados sobre la sillería, que está rodeando la Hospitalario.- Por tu fe, dime cuál es la forma
muralla exterior cóncava, aunque en todas las colum­ de gobierno y qué te aguardaba allí.
nas interiores, que sin muro interpuesto mantienen
al templo sólidamente, no falten asientos portátiles Genovés.- Entre ellos hay un Príncipe sacer­
en gran cantidad. dote, llamado Sol, que en nuestra lengua se deno­
Sobre el altar sólo vi un mapamundi muy gran­ mina Metafísico, y es el jefe de todos en lo espiritual
de, con todo el cielo allí diseñado, y otro con el grá­ y lo temporal, terminando en él todos los asuntos.
fico de la tierra. Después, en el techo de la cúpula
están todas las estrellas más brillantes del firmamen-
7 Campanella, como vemos, tenía un gran basamento astrológico, y creía que
por medio de la astrología se podía desentrañar los secretos de b. naturaleza y de
las fuerzas que gobiernan el mundo. Ser astrólogo fue la acus:tción fundamen·
6 Este templo circular descrito por Camp:inella es el templo it�iano por exce­ tal que le significó veintisiete años de cárcel. Más adelante veremo� como utili­
lencia: el templo católico, lo que demuestra que la Roma católica fue una con­ za una gran cantidad de términos astrológicos, que sólo ncfararemos cuando sea
tinuación de la Roma pagiana. necesario para la comprensión del texto.

22 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 23


Hay tres Príncipes adjuntos: Pon, Sin y Mor, que tablas de cada provincia, sus ritos, sus costumbres y
significan: Potestad, Sabiduría y Amor.8 sus leyes, con los alfabetos ordenados por provin­
El Potestad se ocupa de la guerra y la paz y del cias, cada una con el suyo propio.
arte militar; es el jefe supremo en la guerra pero no En el segundo círculo se hallan todas las piedras
por encima del Sol; asimismo se ocupa de los ofi­ preciosas y no preciosas, los minerales y metales
ciales, los guerreros, los soldados, las municiones, las auténticos y pintados, con las cualidades de cada uno
fortificaciones y las conquistas. dadas en dos versos para cada elemento. Fuera hay
El Sabiduría se dediéa a todas las ciencias, a los toda clase de lagos, mares y ríos, vinos, aceites y lico­
doctores y magistrados. de las artes liberales y mecá­ res, con sus virtudes, su origen y sus cualidades; y
nicas, y tiene bajo su mando tantos oficiales como hay garrafas llenas de diversos licores de cien a tres­
ciencias hay: están el Astrólogo, el Cosmógrafo, el cientos años de solera, con los cuales curan casi todas
Geómetra, el Lógico, el Retórico, el Gramático, el las enfermedades.
Médico, el Físico, el Político, el Moralista; y tiene un En el tercer círculo hay pintados todas las cla­
solo libro en el que están todas las ciencias, que da a ses de hierbas y árboles del mundo, y además en
leer a todo el pueblo, a estilo pitagórico.9 Y ha orde­ tiestos de tierra sobre el mirador, están descritos los
nado pintar en todas las murallas, en todos los mira­ lugares donde se descubrieron, sus virtudes, y las
dores, dentro y fuera, todas las ciencias. semejanzas que tienen con las estrellas, con los
En los muros exteriores del templo y en los cor­ metales y con los miembros del cuerpo humano, así
tinajes, que se corren cuando se predica para que no como sus usos en m-edicina. Fuera se hallan todas
se pierda la voz, están todas las estrellas ordenada­ las clases de peces de ríos, lagos y mares, con sus
mente con tres versos en cada una. virtudes, su modo de vivir, de reproducirse y de
Dentro del primer círculo se hallan todas las figu­ criarse, para qué sirven y las afinidades que tienen
ras matemáticas, más de las que describieron Eucli­ con las cosas celestes y terrenales tanto artificiales
des y Arquímedes, con sus definiciones más signifi­ como naturales; lo cierto es que me asombré cuan­
cativas. Fuera vi el mapa de toda la tierra, con las do encontré un pez obispo, un pez cadena, un pez
clavo y un pez estrella, tal como son estas cosas
entre nosotros. Hay erizos marinos de la superfi­
8 Potesta, Sapienza e Amore. En su Poesie Filosofiche, nuestro inefable filósofo
canta: /o credo in Dio, Possanza. Senno, Amore,I un, vita, verita, bontade, immen­ cie y las profundidades, moluscos, y todo cuanto
so,I primo ente, re dégli enti e creatore.
9 La comunidad pitagórica fue una \le las principales influencias de La Ciudad
es digno de saberse con admirable arte pictórico y
del Sol, sobre todo por su ingenua confianza en las virtudes del saber. un texto que lo explica.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 25


En el cuarto círculo, dentro del mismo, hay una tas historias, me enseñaron que dominaban las len­
gran variedad de aves pintadas con sus cualidades, guas de todos los países, y que enviaban también
tamaños y costumbres, con el Fénix detrás de todas embajadores por todo el mundo, para informarse
ellas. Fuera se hallan todas las clases de animales de lo bueno y lo malo de todos, y en esto encuen­
reptiles, serpientes, dragones, gusanos y los insec­ tran un gran placer.12 Vi que en China la artillería
tos, moscas, tábanos, etc., con sus condiciones de y la imprenta se usaron antes que nosotros. Exis�
vida, venenos y propiedades, y son más de lo que ten, además, maestros que explican estas cosas; y
pensamos. los niños, sin aburrirse, como jugando, llegan a
En interior del quinto están los animales per­ conocer todas las ciencias «históricamente»13 antes
fectos terrestres, de tantos tipos, que producen estu­ de los diez años.
por. No conocemos ni la milésima parte, y como El Amor se ocupa de la reproducción, uniendo
algunos son muy grandes los pintaron fuera, en el a los varones con las mujeres de modo que engen­
mirador. ¡Ah, cuántos ejemplares de caballos sola­ dren una buena raza; y se ríen de nosotros, que ·Cui­
mente, y cuántas hermosas figuras descritas docta­ damos 1as razas caninas y equinas, no nos ocupemos
mente! de la nuestra.14 Se cuidan también de la educación, de
Dentro del sexto están todas las artes mecáni­ . las medicinas, de las boticas, de la: siembra y la reco­
cas con sus inventores, sus diversos modos, y cómo lección de los frutos, de los cereales, de los alimen­
se utilizan en las distintas partes del mundo. Fuera tos, y todo lo referente al sustento, el vestido y el coi­
se hallan todos los dictadores de leyes y los que han to, y tienen muchos maestros y maestras dedicadas a
creado las ciencias y las armas. Hallé a Moisés, Osi­ estas artes.
ris, Júpiter, Mercurio, Mahoma10 y otros muchos; El Metafísico trata todos estos asuntos con los
y en un lugar bastante honorable estaba Jesucris­ demás, pues sin él nada se hace, y cada cosa la comu-
to y los doce apóstoles, que tienen en gran estima,
Julio César, Alejandro, Pirro, y todos los roma­
12 El mismo sistema que utilizan los habitantes de la isla Bensalem, sede de la
nos;11 cuando me admiré de que conocieran tan- Nueva Atlántida de Francis Bacon. Nueva Atlántida apareció en 1627, tres años
después que la edición latina de La Ciudad del Sol, e igualmente inspirada en Ja
Utopía de Tomás Moro. Es curioso que dos cancilleres ingleses, Moro y Bacon,
hayan sentido la necesidad de escribir una utopía algo casi i� pens�ble en otros
10 ; _I
En la posterio versión latina, sin duda presionado por la gl�sia, dice que . �
funcionarios equivalentes del Continente: Richehu, Mettermch, Bismark, ...

13
Mahoma era odiado por los solares como •legislador falaz y sord1do».
Se refiere al estudio de las figuras representadas en los muros del templo.
11 �
14
Aquí Carnpanella prefigura el positivismo comtiano, una «7eligión de la uma­ Tomás Moro también establece una comparación entre el hombre y el caba­
nidad» con Jesucristo no como Dios sino como Hombre «tn luoco assa1 ono­
llo (capítulo «Los esclavos"), cuando habla de la necesidad de los novios de ver
rato».
desnuda a su pareja antes <le contraer matirimonio.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


nican los cuatro, y cuando el Metafísico asiente, se Hospitalario.- Por tanto, nadie querrá fatigar­
muestran todos de acuerdo. se esperando que sea el otro quien se fatigue, como
Hospitalario.- Bien, háblame ahora de los ofi­ argumenta Aristóteles contra Platón.16
cios, de la educación y de la forma de vida; si es una
república o una monarquía, o un gobierno de unos Genovés.- No puedo discutir esto, pero te ase­
pocos. guro que tienen tanto amor a su patria, lo cual es
una cosa estupenda, que cuanto se dice de los roma­
Genovés.- Son unas gentes que llegaron allí de nos, que eran tan patriotas. Y creo que los monjes
las Indias, y muchos eran filósofos que huyeron de y prelados nuestros, si no tuvieran parientes y ami­
la ruina provocada por los tártaros y otros saquea­ gos, o la ambición de ganar más en dignidad, serían
dores y tiranos, por lo que resolvieron vivir en común más generosos, más santos y más caritativos con
filosóficamente, aunque la comunidad entre mujeres todos.
no se estilaba entre las gentes de su país de origen;
pero ellos sí lo emplean y así es cómo lo hacen. Todas Hospitalario.- O sea que allí no existe la amis­
las cosas son comunes, si bien las despensas están en tad, puesto que no pueden hacerse favores los unos
manos de los oficiales, y así no sólo los víveres, sino a los otros.
las ciencias, los honores y las diversiones son comu­
nes, sino que están de forma que nadie puede apro­ Genovés.- Al contrario, la amistad es muy gran­
piarse de cosa alguna. de allí, porque es hermoso ver que nadie puede dar­
Dicen ellos que toda la propiedad nace de tener le a otro cosa alguna, pues todo pertenece a la comu­
casa aparte, e hijos y esposas propias, de lo que nace nidad; y mucho vigilan los oficiales para que nadie
el amor propio; y así, para otorgar riquezas o digni­ obtenga más de lo que merece. Las amistades se cono­
dades a un hijo, o para dejarlo como heredero, cada cen en las guerras, en las enfermedades, en las cien­
cual se convierte en depredador público, si no sien­ cias, donde se ayudan y enseñan entre sí. Todos los
te miedo, siendo poderoso; o avaro, insidioso e hipó­ jóvenes se llaman hermanos, a todos los que tienen
crita si es impotente. Y cuando pierden el amor pro­ quince años más que ellos se les llama padres, y a los
pio, sólo les queda el común.15 menores de quince, hijos. Y los oficiales están aten-

15 Una idea similar :iparecc en la Rep1íblica de Platón. 16 En su Política, 1261 b.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


tos a todo, para que nadie pueda destruir esta rela­ Y todos se educan en todas las anes. Después de
ción fraternal. cumplir los tres años lo niños aprenden la lengua y
el alfabeto mirando los muros, caminando en filas de
Hospitalario.- ¿De qué modo·? a cuatro, y cuatro ancianos les guían y enseñan, y des­
pués les hacen jugar y correr, para fonalecerlos, siem­
Genovés.- Los oficiales tienen los nombres de pre descalzos y con la cabeza descubierta; por fin, a
todas las virtudes que nosotros conocemos; uno se los siete años, los llevan a los talleres de las artes, sas­
llama Liberalidad, otro Magnanimidad, otro Casti­ trería, pintura, orfebrería, etc., y observan sus incli­
dad, y hay uno que es Fortaleza, uno que es Justicia naciones. Después de cumplir siete años, todos acu­
criminal y civil, uno Solicitud, otro Verdad, Benefi­ den a las lecciones de ciencias naturales, habiendo
cencia, Gratitud, Misericordia, y así de continuo; y cuatro lectores para una misma materia, y así se tur­
para cada uno de esos oficiales se elige al que de niño nan cuatro grupos en cuatro horas, porque mientras
tendía en la escuela a tener una de tales virtudes. Y unos ejercitan el cuerpo, o se dedican a los servicios
como entre ellos no hay ladrones ni asesinos, ni estu­ públicos, los otros estudian las disciplinas. Después,
pros o incestos, ni adulterios, de todo lo cual nos acu­ todos empiezan el estudio de las matemáticas, la medi­
samos nosotros, ellos se acusan de ingratitud, de cina y otras ciencias, de modo que siempre hay dis­
malignidad -cuando uno rehusa conceder al otro un putas y emulación entre todos; y unos llegan a ser
placer honesto-, de mentira, que aborrecen más que oficiales de la ciencia en que más han sobresalido, o
a la peste; y estos castigados como reos son privados del arte de la mecánica, porque cada ciencia tiene su
del comedor común, del comercio carnal y de algu­ líder. Y van también a aprender al campo, en las labo­
nos honores, hasta que el juez juzga que ya se han res y el pastoreo de los animales, y aquel que más
corregido lo suficiente. artes aprende y mejor las ejercita se considera de gran
nobleza. Asimismo, se ríen de nosotros que consi­
Hospitalario.- Y dime ¿qué hacen los oficiales? deramos faltos de nobleza a los artesanos, mientras
llamamos nobles a los que no aprenden ningún arte
Genovés.- Esto no puedo decirlo, pues se igno­ y viven en el ocio, y tienen en el ocio y en la lascivia
ra cómo viven. Antes has de saber que los hombres a tantos servidores para ruina de la república.17
y las mujeres visten de un modo apto para guerrear,
aunque ellas llevan la túnica hasta más debajo de las 17 C�mpanella sólo reconoce dos tipos de nobleza: la del conocimiento y la del
lraba¡o. La noblc:i:a de la sangre era para él una de las causas de la decadencia
rodillas, y ellos sólo hasta más arriba. de los Eslados.

JO La Ciudad del Sol Tommaso Campanella JI


Los oficiales se eligen entre los cuatro jefes18 y do; este cargo es perpetuo, mientras no se halle el que
entre los maestros de un arte dado, los cuales saben sepa más que él, y por tanto sea más adecuado para
sobradamente quién está más capacitado para el arte el gobierno.
o la virtud en que ha de ser oficial. A éste le propo­
nen en el Consejo para el cargo, y cada uno aporta Hospitalario.- ¿Pero quién puede saber tan­
sus conocimientos sobre ellos. Pero solamente pue­ to? No ha de poder gobernar el que sólo atiende a las
. .
de ser Sol el que conoce todas las historias de los pue­ c1enc1as.
blos, los ritos, los sacrificios, las repúblicas y los
inventores de leyes y de artes. También ha de cono­ Genovés.- Les dije esto mismo y me respon­
cer todo lo referente a las artes mecánicas, cada dos dieron: «Sabemos con certeza que un hombre de letras
días se aprende una, así como la práctica que le hace sabrá gobernar, y no vosotros que honráis a los igno­
conocerlas todas, y la pintura.19 Ha de conocer todas rantes pensando que son aptos porque han nacido
las ciencias matemáticas, físicas, y astrológicas. No señores, o han sido elegidos por alguna facción pode­
tiene que preocuparse de los idiomas ya que existen rosa. Pero nuestro Sol, aunque sea profano en cosas
los intérpretes, que son sus gramáticos. Pero, ante de gobierno, jamás será cruel ni malvado ni tirano.20
todo, es preciso que sea metafísico y teólogo, que Has de saber que éste es un argumento que pesa entre
conozca bien la raíz y la demostración de cada arte, vosotros, que pensáis que está dotado el que más sabe
de cada ciencia, las semejanzas y las diferencias de las de gramática y lógica aristotélica,21 de estos o aque­
cosas, la necesidades, el destino y la armonía del mun­ llos autores; pues el que sólo tiene una memoria ser­
do, el poder, la sapiencia y el amor divino de cada vil, cuando el hombre se hace inerte, porque no con­
cosa, así como los grados de los seres y sus corres­ templa las cosas, si no los libros, y envilece su alma
pondencias con las cosas celestiales, terrestres y marí­ en las cosas muertas, no sabe cómo Dios rige las cosas,
timas, y debe estudiar bien a los profetas y la astro­ ni las leyes de la naturaleza y de las naciones. Esto no
logía. De este modo saben quién ha de ser Sol, y si puede ocurrirle a nuestro Sol, pues no puede abarcar
no pasa de los treinta y cinco años no llega a este gra- tantas ciencias quien no es despierto para todo, por

20 Esta declaraci6n sobre el valor de la ciencia como poder liberador hoy nos
hace sonreír. T3mbién Platón pone a los magistrados-filósofos al gobierno de su
18 El Metafísico, el Potestad, d Sabiduría y el Amor. República
19 Con •pintura,. se refiere a los gráficos que, como hemos visto, se encuen­ 21 Más que una crítica a Aristóteles, es quizás un rechazo al principio de auto­
tran sobre los muros y las paredes del templo. ridad que éste represemaba.

)2 La Ciudad del Sol Tommaso Campaneila JJ


lo que es siempre muy apto para el gobierno. Esta­ filósofos además de historiadores, naturalistas y
mos seguros de que el que sólo conoce una ciencia, humanistas.
no conoce ésta ni las demás demasiado bien, y que el
que es apto para una sola, estudiada en los libros, es Hospitalario.- Me gustaría que enumerases
un ser pasivo, inútil. Sin embargo, no les ocurre esto todos los oficios por separado; y también hablaras de
a los vivos de ingenio, a los que aprenden fácilmen­ la educación común.
te todos los conocimientos, tal como debe de ser el
Sol. En nuestra ciudad se aprenden las ciencias con Genovés.- Primero hablaré de las estancias
tanta facilidad, como ves, a lo sumo en un año, en comunes, dormitorios, lechos y todo lo demás; cada
tanto que entre vosotros se aprenden en diez o quin­ seis meses se dispone qué maestros han de dormir en
ce, y si no, fíjate en esos niños.» tal o cual vivienda de cada círculo, y si en el primero
Al escuchar tales palabras quedé confuso por sus o en el segundo, y en la estancia primera o segunda,
razones, como por el hecho de que aquellos niños por orden alfabético.
entendían mi idioma. Para cada idioma siempre han Luego, están las artes comunes a hombres y
de ser tres los expertos. Y entre ellos no existe el ocio, mujeres, las especulativas y las mecánicas� con la dis­
sino aquello que hace que estén bien dotados, como tinción de que los oficios que requieren esfuerzo y
es, por ejemplo, ir al campo para correr, y l anzar dar­ desplazamiento, como arar, sembrar, recoger las cose­
dos, disparar arcabuces, cazar fieras, labrar, conocer chas, apacentar las ovejas, trabajar en la era, en la ven­
las hierbas, haciendo esto ya un grupo, ya otro. dimia, los ejecutan los hombres. Pero hacer el que­
Los tres primeros oficiales sólo han de saber las so, ordeñar las vacas y las ovejas lo hacen las mujeres,
artes adecuadas al oficio que deben desempeñar. Pri­ y también van a los huertos próximos a la ciudad en
mero aprenden «históricamente>)22 las artes comunes busca de hierbas y algunos servicios ligeros. Por lo
a todos los oficios, y luego las propias, en las que cada general, las artes que se ejecutan estando sentado y
uno se ejercita más que el otro; así, el Potestad cono­ de pie son para las mujeres, como tejer, coser, cor­
cerá el arte de la caballería, la fabricación de toda cla­ tar el cabello y la barba, venta de especias, hacer toda
se de armas, los asuntos de la guerra, máquinas, estra­ clase de vestidos, es decir, cosas muy distintas de la
tegia militar, etc. Pero t0dos estos oficiales han de ser herrería y las armas. Sin embargo, si una mujer es apta
para la pintura, no se le prohibe que pinte. La músi­
ca es cosa exclusiva de las mujeres, porque gustan de
22 Se refiere como anees al estudio de los gráficos murales del templo. ella, y de los nin.os, aunque no la que se ejecuta con

34 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 35


trompetas y tambores. También hacen las comidas, da, todo tan a tiempo, y observar juntos a tantos ami­
disponen las mesas; pero servir a la mesa es propio gos, hermanos, hijos y madres, convivir con tanto
de los jóvenes, varones y hembras. hasta que cum­ respeto y amor.
plen los veinte años. A cada cual se le da, de acuerdo con el ejercicio,
En cada círculo hay cocinas públicas y los arma­ un plato de pitanza y menestra, frutas, queso, y los
rios para la ropa. Y en el departamento de cada ofi­ médicos tienen la obligación de decir a los cocineros
cio hay un anciano y una anciana que mandan y tie­ qué día conviene cierta clase de comida,25 y cuál a los
nen poder para pegar, o hacer que otros peguen a los ancianos, y cuál a los jóvenes y cuál a los enfermos.
negligentes y desobedientes, aparte de anotar en qué Los oficiales reciben la mejor parte, y a menudo lle­
ejercicio sobresale mejor cada joven, varón o hem­ van a su mesa al que más ha sobresalido por la maña­
bra. Toda la juventud sirve a los ancianos y personas na en las lecciones, y en las discusiones sobre cien­
mayores que pasan de los cuarenta años,23 mientras cias y armas; y esto se considera un gran honor, un
que el maestro o la maestra se ocupan, pot la noche, gran favor.26 Y en los días festivos se toca música
cuando se disponen a acostarse, y por l a mañana, a durante la comida;27 y como todos se ocupan del ser­
asignar qué servicios tocan y a los que les corresponde vicio jamás falta cosa alguna. Son los ancianos los que
llevarlos a cabo, uno dos estudiantes por vivienda, vigilan a los que cocinan y a los refectorios, y apre­
y esos jóvenes también se sirven entre sí, y el que se cian mucho la limpieza de las calles, de las estancias,
niega ¡ay de él! Hay un primer y un segundo turno de los vasos y de los atuendos y de las personas.
de comidas: a un lado comen las mujeres y al otro los Por dentro llevan camisa blanca de lino, luego,
hombres, estando como los monjes en sus refecto­ un conjunto de jubón y calzas, sin pliegues y abier­
rios.24 Siempre se come sin estrépitos, y alguien siem­ to por el centro, por el lado y por abajo, pero bien
pre lee en voz alta, o canta, y a menudo un oficial abotonado. Las calzas llegan hasta el talón, sobre
comenta algún pasaje de la lectura. Es algo muy agra­ el que llevan un peal grande como un borceguí, y
dable ver cómo sirve tanta juventud, con la ropa ceñi- encima los zapatos. Los atuendos son muy ajusta-

25 Todo debe decirse: no es muy estimulante este menú de pensión familiar que
nos propone Campanella.
23 Hasta el siglo pasado un hombre de cuarenta años era considerado viejo, a la
26 Quizás esto conlleve una división de clases en que no ha reparado nuestro
lo que contribuía sobre todo el uso de la barba. buen fraile.
24 Campanella nunca logra librarse de su condición de fraile, de sus conceptos 27 Tampoco vemos la utilidad del acompañamiento musical, quizá lo mejor
sobre la separación de sexos: el gineceo y el androceo. sea el silencio.

;6 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 37


dos, y cuando se quitan el sobreveste, se descubren En los atrios de fuera hay relojes de sol y de cam­
todos las formas de la persona. Se cambian de vesti­ pana en todas los círculos, y veletas para saber la
do cuatro veces, cuando el Sol entra en Cáncer y dirección del viento.
en Capricornio, en Aries y en Libra. 28 Y según el
color de la tez y el sitio donde viven, es el Médico, Hospitalario.- Ahora háblame de los engen­
junto con el Vestiario, e l encargado de distribuir el dramientos.
vestuario en cada círculo. Es admirable que siempre
tengan a punto cuantos vestidos requieren, gruesos, Genovés.- Ninguna joven se somete al hombre
finos, según la estación climática. Visten todos de si no tiene diecinueve años, ni el varón se dedica a
blanco29 y cada mes lavan sus ropas con jabón, o con engendrar antes de los veintiuno, más aún si es de com­
lejía los de tela. plexión débil. Antes de esa edad, para algunos es líci­
Todas las habitaciones de los sótanos sirven de to el coito con las mujeres estériles o preñadas, «para
oficinas, cocinas, graneros, guardarropas, despensas, no hacerlo en vaso indebido»;30 y las maestras matro­
refectorios, lavaderos; aunque ellos se lavan en las nas, junto con los señores del engendramiento, son
pilas de los claustros. E l agua se arroja por las letri­ las encargadas de ofrecerlas, según les ha sido dicho
nas o los canalones que van a dar a aquéllas. En todas a ellos en secreto por los más acuciados por Venus.
las plazas de los círculos hay fuentes, de las que sacan Proporcionan esas mujeres, mas no sin antes decírse­
el agua con sólo mover un palo, agua que llega a las lo al maestro mayor, que es un gran médico, y des­
fuentes por los canalones. Hay agua corriente y pués al Amor, Príncipe oficial. Si se los sorprende en
mucha embalsada, y a los embalses va el agua de llu­ sodomía, son castigados, y se les obliga a llevar duran­
via por los canalones de las casas, pasando por acue­ te dos días un zapato atado al cuello, lo que significa
ductos arenosos. Se lavan sus cuerpos a menudó, que han alterado el orden [natural] y pusieron los pies
según las órdenes del maestro y el médico. Todas las en la cabeza, y la segunda vez aumenta la pena que,
artes [mecánicas] se ejecutan en los claustros de aba­ con las repeticiones, puede llegar a ser capital. Mas el
jo, y las especulativas en los de arriba, donde están que se abstiene del coito hasta los veintiún años es ala­
las pinturas, y se leen en el templo. bado con honores y canciones.

28 Es decir, al comienzo de las cuatro estaciones.


29 Recordemos que el blanco es el color de los hábitos de los dominicos, orden
a la que pertenecía C;impanella. 30 . . . per nonfar in vaso ndebito,
i es decir, contra natura.

J8 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 39


Puesto que cuando se ejercitan en la lucha, como
?
vigilan �ue aturno y Marte no estén angulares, por­
q? e per:Jud1can a los cuatro ángulos con sus oposi­
los antiguos griegos,3 1 los hombres y las mujeres van
ciones y cuadraturas, y en esos ángulos y de la raíz
desnudos, los maestros saben quién es impotente o
de la energía vital y de la suerte, depende la armonía
no en el coito, y qué miembros son aptos entre sí. Y
del todo con las partes. No se ocupan de las con­
así, estando bien lavados, se entregan al coito cada
junciones de los planetas, sino solamente de los
tres noches; y solamente se acoplan las mujeres cor­
aspectos buenos. Únicamente se interesan por las
pulentas y bellas con los corpulentos y virtuosos; y
conjunciones al fundar la ciudad y dictar las leyes, y
las obesas con los delgados, y las delgadas con los
tampoco consideran a Marte o Saturno, sino cuan­
obesos, para lograr un buen equilibrio. Al atardecer,
do están en buena disposición. Es pecado que los
los jóvenes hacen las camas, y después se acuestan
engendradores no se hayan purificado tres días antes
por orden del maestro y la maestra. No se entregan
del coito34 y de realizar acciones graves, así como no
al coito mas que después de haber hecho la diges­
ser devotos del Creador. Los otros, que por deleite
tión, antes rezan sus oraciones, y hay hermosas esta­
o por necesidad se entregan al coito con mujeres esté­
tuas de hombres ilustres, estatuas que miran y admi­
riles o preñadas, o con mujeres de poco valor, no
ran las mujeres. Luego, se asoman a la ventana y
observan tales sutilezas. Y los oficiales, que son todos
suplican al Dios del cielo que les conceda una bue­
sacerdotes, y los sabios no se dedican a engendrar si
na prole. Y duermen en dos celdas separadas hasta
no observan durante muchos días más condiciones,
el momento de juntarse, y entonces acude la maes­
tra y abre las puertas que comunican las dos celdas. �orque ellos, a causa de sus grandes especulaciones,
Este momento lo determinan el Astrólogo y el Médi­
tienen ��
bil el instinto animal, y no son capaces de

co, de modo que en este instante Mercurio y Venus


t �ansm1ur :I
valor del pensamiento,35 puesto que
siempre estan pensando en algo, por lo que crearían
están orientales32 al Sol en una Casa favorabl� y que
razas débiles. Esto se tiene muy en cuenta, y se entre­
Júpiter está bien aspectado, lo mismo que Saturno y
gan éstos a mujeres vitales, gallardas y hermosas; y
Marte, y también el Sol y la Luna, que a menudo son
los hombres fantasiosos y caprichosos a mujeres obe-
afetas . 33 Y también qcieren a Virgo en ascendente, y

34 J;fucvamcnte� en el texto la�o nos aclara que esta pureza es la del semen, es
decir que tres d1as antes del co1to deben conservar puro su semen, si bien no
31 En <'l texto latino indic:11 más precisamente a los espartanos. aclara c6mo...
32 Es decir, que salen al amanecer antes que el Sol. 35 ii valore de la testa. Los que se dedican a una labor pensante no son' como
33 En rQm:tnce o 11parcados entre sí. Esto so debe a la celeridad con que se mue­
·· ·

podemos imaginar, los más calificados para las labores engendradoras.


ve la Luna, creando un nuevo aspecto cada 3 días y medio.

Tommaso Campanella
La Ciudad del Sol
sas, equilibradas y de costumbres suaves. Y dicen empiezan con las artes mecánicas. Pero a los hijos de
que la pureza de la complexión, donde las virtudes poca valía los mandan a las aldeas, y cuando se recu­
fructifican, no se puede adquirir artificialmente, y peran los devuelven a la ciudad. Y los que han sido
que, sin una disposición natural es difícil que pueda engendrados bajo la misma constelación, sus virtu­
brillar una virtud moral, ya que los hombres de mala des son similares, con sus rasgos y costumbres. Y
naturaleza por temor a la ley obran bien, pero que, esta concordia se halla bien establecida en la repú­
pasado el temor, pretenden destruir la república de blica, de modo que todos se aman y ayudan los unos
modo manifiesto y secreto. Sin embargo, todo el inte­ a los otros.
rés principal debe estar orientado al engendramien­ Los nombres· los pone el Metafísico, según las
to, a considerar los méritos naturales, y no a la dote propiedades, como hacían los romanos, y así algu­
y la falaz nobleza. nos se llaman el Hermoso, otros el Narigudo, otros
Si alguna de esas mujeres no concibe con uno, la el Pie Grande, otros el Siniestro,36 otros el Craso, etc.;
ponen con otros; si de todos modos resulta estéril, cuando son valederos en su arte o dan buenas prue­
puede vivir en la comunidad, pero no tendrá el honor bas en actos guerreros, se les añade el apellido del
de las matronas en el Consejo del engendramiento, arte, como Pintor Magno, Áureo, Excelente, Gallar­
ni en la mesa ni en el templo; y esto es así para que do, diciendo: Craso Áureo, etc.; o acerca del acto,
no desee la esterilidad para gozar con la lujuria. Las diciendo: Craso Fuerte, Astuto, Vencedor, Magno,
que han concebido, no ejercitan durante quince días; Máximo, etc., y siendo vencedor del enemigo, Afri­
luego, hacen ejercicios ligeros para reforzar la pro­ cano, Asiático, Toscano, etc.; Manfredo, Tortelio por
le y abrir los canales de alimentación al feto. Una vez haber superado a Manfredos, a Tortelios y otros seme­
han parido, ellas mismas crían a los hijos en luga­ jantes.37 Y estos apellidos los añaden los grandes ofi­
res de la comunidad, amamantando durante dos años ciales, quienes los entregan con una corona conve­
o más, según la opinión del Físico. Después se des­ niente a su acción o a su arte, entre aplausos y músicas.
teta a los infantes, y se entregan a la custodia de las Y hasta se pelean por esos aplausos, porque ni el oro
maestras, si son mujeres, o de los maestros en el caso ni la plata se aprecian a no ser como material para los
contrario. A los niños, luego, se le ejercita en el alfa­ jarros o los adornos comunes a todos.
beto, en caminar, correr, luchar y en las figuras his­
toriadas, y visten con colores vivos y bellos. A los
siete años estudian ya las ciencias naturales y luego 36 il Bieco, el de mirada oblicua.
...

37 Todos estos nombres tienen una significación precisa, una intención mágica
las otras, según la opinión de los oficiales, hasta que que hoy se nos escapa.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 43


Hospitalario.- ¿No sienten celos o dolores los le.40 Además, si alguien se enamora de una mujer, es
que no son elegidos como engendradores o el que lícito que se hablen, que hagan versos, que gasten bro­
ambiciona algo y no lo consigue? mas, que se obsequien con flores y plantas. Pero si se
echa a perder el engendramiento, de ningún modo se
Genovés.- No, señor, porque a nadie le falta lo permite el coito, entre ellos, a menos que ella esté pre­
necesario respecto para estar satisfecho; y se obser­ ñada o sea estéril. Y entonces entre ellos no puede
va religiosamente el engendramiento por el bien existir a lo sumo más que amistad, y nada de ardien-
. .
público, no privado, y hay que estar atento al dicta­ te concup1scenc1a.
do de los oficiales. Platón dijo38 que se debería tram­ No se aprecia la ropa, pues todos tienen cuanta
pear a los que pretenden mujeres bellas inmerecida­ necesitan, salvo como signo de amor, pues a los héro­
mente, haciendo surgir la suerte hábilmente según el es y a las heroínas la república les otorga ciertos dones,
mérito; pero aquí no es necesario hacer trampas con en la mesa o en las fiestas públicas, sean guirnaldas,
las bolas para contentar a los feos y las feas, ya que sean atuendos con bellos adornos. Durante el día y
entre ellos no hay fealdad; puesto que si esas muje­ en la ciudad todos visten de blanco, pero de noche
res se ejercitan, adquieren un color saludable y miem­ y fuera de la ciudad visten de rojo, y con sedas o lanas.
bros fuertes y grandes, y en la gallardía y la vivaci­ Aborrecen el color negro, como la hez de las cosas,
dad o grandeza consiste la belleza entre ellas y ellos. y odian a los japoneses amigos del mismo. Se consi­
En cambio, es una pena acicalarse el rostro, o calzar dera un pecado grave la soberbia y se castiga un acto
chinelas, o llevar túnicas con cola para ocultar los pies de soberbia de la misma manera en que se ha come­
de madera,39 ya que sin hacer esto no gozarían de tido. Nadie juzga servil servir a la mesa, o trabajar en
comodidad, pues ¿quién se la daría? Dicen que este la cocina y en sitios similares, pues a eso lo llaman
abuso nuestro proviene del ocio de las mujeres, que aprender; añaden que caminar es un honor para el
las empalidece, tornándolas flacas y pequeñas; y por pie, como mirar lo es para el ojo; por eso dedicarse a
esto necesitan coloretes y altas chinelas, y de hacer­ un oficio lo consideran algo muy honroso, y no tie­
se pasar por bellas mediante la dulzura, con lo que nen esclavos porque se bastan a sí mismos, y de esta
echan a perder su propia complexión y la de la pro- manera tratan de superarse. Pero nosotros no somos

38 En la R.epúb/i,a, 460 a y el 1'imeo 1 8 e.


39 Piede di legno: indica las gruesas plataformas de madera que usaban las muje· 40 Muy moderno nuestro Campanella: nuestra propia infancia ha coincidido con
res de su tiempo -y del nuestro- para aumentar la estatura. las campañas contra el tacón Luis XV y los bustos fajados.

44 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 45


así, porque en Nápoles hay trescientas mil almas, y traidores, desenamorados, presumiendo además de
sólo trabajan cincuenta mil personas;41 y éstos pade­ lo que no saben. Pero la comunidad les hace a todos
cen muchas fatigas en sus luchas; y los ociosos sus­ ricos y pobres: ricos, pues poseen todas las cosas;
piran por el ocio, la avaricia, la lascivia y la usura, y pobres, porque no quieren ser esclavos de las cosas,
mucha gente se malogra por tenerla en servidumbre sino que todas las cosas les sirven a ellos. Y mucho
y pobreza, o haciéndola participe de sus vicios, fal­ alaban en esto a las religiones de la crístiandad y la
tando a los servicios públicos, y sin poder ir al cam­ vida de los Apóstoles.
po, ni dedicarse a la milicia o las artes, sino es de mal
grado y con gran descontento.42 Pero ellos, repar­ Hospitalario.- Esto es algo hermoso y santo;
tiéndose los oficios, las artes y los trabajos entre todos, pero en cambio, lo referente a la mujeres comunes
ni siquiera deben trabajar cuatro horas diarias; lo me parece cosa dura y ardua.43 San Clemente Roma­
demás, mientras tanto, es aprender jugando, discu­ no dice que las mujeres pueden ser comunes, pero la
tiendo, enseñando, caminando, y siempre con ale­ glosa se' refiere al servicio, no al lecho, y Tertuliano
gría. No usan ningún juego en el que haya que estar coincide con la glosa, o sea que los antiguos cristia­
sentado, como el ajedrez, los dados, las cartas u otros nos todo lo compartían en común, salvo las esposas,
semejantes, sino que utilizan juegos de pelota, balón, ya que éstas eran comunes en el servicio.44
diseo, lucha, lanzar el venablo, disparar dardos y tirar
con el arcabuz. Genovés.- De esto no sé nada, pero sí sé que
También afirman que una gran pobreza convierte ellos tienen el servicio común de las mujeres y el
a los hombres en seres viles, astutos, ladrones, insi­
diosos, apátridas, embusteros, falsos testigos, y las
riquezas los hace insolentes, soberbios, ignorantes, 43 También los ciudadanos de la República de Pla�ón comparten las mujeres,
aunque esta práctica está reservada a las dos clases superiores. '.El «comunismo
sexual» es practicado por los magistrados-filósofos que representan a la región
y por los guerreros que representan al valor, mientras la monogalllia, es decir
el •capitalismo sexual» es practicado por los agricultores, los artesanos y comer­

4 1 Esta dignificación del trabajo constituye la mayor muestra de modernidad de ciantes que representan a la plebe. Debemos decir que el sistema de las mujeres
Campanella. La muchedumbre ociosa de los nobles pasa a mejor vida. . . comunes resuelven sólo una parte del problema sexual de la sociedad, el de los
42 De Platón a Wells, la idea de la obligatoriedad del trabajo, de la·necesidad éti­ hombres. El problema de la mujer se agrava: no es ya esclava de un solo hom­
ca d�l trab<1jo es fundamental a todos los utopistas. En Noticias de ninguna bre, sino de mucpos. Debimos esperar Jos· tiempos tiempos modernos p¡tra encon­
parte, de William Morris, la idea del trabajo no tiene matices dramáticos, y bajo trar la reciprocidad del tema en Una utopút moderna, de H. G. Wells.
la inspiración de la poesía de Dante Gabrieli Rosseti y la pintura de Burne-Jones 44 San Clemente lo dice en la Epístola V, «De commni vita»; la glosa es la «Decrc­
adquiere las características de un arte gozoso. Todos los utopistas condenan el tum Gratiani», que al citar el texto de san Clemente aclara: non quo ad usum car­
ocio. La única utopía que practica el ocio aparece en el País de los Juguetes, de nis, sed quo ad usum obsequii vel quo ad delectationem; el texto de Tertuliano
Pinocho. Pero ya sabemos cuál fue su fin ... es el Apolegitims.

La Ciudad del Sol Tommaso. C4mpanella 47


lecho, aunque no siempre, y sólo para engendrar. Es Genovés.- El Potestad tiene a sus órdenes un ofi­
posible que en esto estén engañados, pero se defien­ cial de infantería, otro de artillería, uno de caballería
den citando a Sócrates, Catón, Platón y otros. Pue­ y uno de ingenieros; y cada uno de éstos tiene a sus
de ser que algún día abandonen esta costumbre, por­ órdenes muchos maestros de aquel arte. Además están
que las ciudades a ellos sometidas solamente tienen los atletas que enseñan a todos el ejercicio de la gue­
en común los bienes materiales, y a las mujeres en rra. Éstos son ya mayores, prudentes capitanes, que
el servicio y las artes, pero no en cuanto al lecho; y ejercitan a los jóvenes de doce años en el uso de las
esto lo achacan a la imperfección de los que no han armas; aunque antes, los maestros inferiores les ense­
filosofado. De todos modos, van observando los usos ñan a luchar y correr o lanzar piedras. Éstos enseñan
y costumbres de todas las naciones, siempre mejo­ ahora a golpear, a vencer al enemigo con arte, a usar la
rando; y cuando conozcan las profundas razones del espada, arrojar la lanza, disparar con arco, cabalgar, a
cristianismo demostradas con milagros, consentirán perseguir, a huir, a saber estar en la formación mili­
y cederán, porque son dulcísimos. Pero por el tar. Y también las mujeres aprenden estas artes con sus
momento obran en base a la razón natural sin fe reve­ maestras y maestros, para cuando sea necesario ayu­
lada, por lo que no pueden ir más allá. dar a los hombres en las batallas próximas a la ciudad;
Además, es algo hermoso que entre ellos no haya y en caso de asalto defenderían las murallas. Apren­
defecto que torne ocioso al hombre, a no ser en la den a disparar con arcabuz, fabricar balas, lanzar pie­
edad decrépita, cuando ya sólo sirve para dar conse­ dras y salir al encuentro del enemigo. Y se esfuerzan
jos. Quien es cojo, sirve de centinela con los ojos; el por quitar a los hombres todo temor, y se compade­
ciego sirve para cardar la lana y separar la plumilla de cen de los que demuestran cobardía. No temen a la
la caña de las plumas para los colchones; quien no tie­ muerte, porque todos creen en la inmortalidad del
ne manos, sirve para otros ejercicios; y si sólo tiene alma, y que al morir irán junto a los espíritus buenos
un miembro, con él sirve en las aldeas, y son bien tra­ o malos, según los méritos. Aunque hayan sido brah­
tados, y son espías que advierten a la república de manes pitagóricos, no creen en la transmigración de
cualquier mal. las almas, a no ser por decisión de Dios. No se abstie­
nen de combatir a los rebeldes a toda razón, 45 pues
Hospitalario.- Háblame de la guerra, y luego opinan que no merecen ser hombres.
me hablarás de las artes y el sustento, después de las
ciencias y finalmente de la religión.
45 Los ribelli della ragicne eran los pecadores contra natura, lo que convierte a
los solares en una especie de «defensores de los valores establecidos•.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 49


Desfilan cada dos meses, y se ejercitan en las mado el Forense, el cual requiere a los enemigos que
armas todos los días, si es el campo cabalgando, si es rindan los bienes mal adquiridos y abandonen la tira­
en el interior, con una lección de arte militar, y cons­ nía; y si se niegan, les declara la guerra, poniendo por
tantemente hacen leer las historias de César, de Ale­ testigo al Dios de las venganzas contra los que le han
jandro, de Escipión y de Aru'bal, y luego dan su opi­ ofendido; y si aquéllos prolongan el asunto, no les
nión, diciendo: «Aquí obraron bien, aquí obraron concede tiempo, si es un reino, más de una hora, y si
mal», hasta que :finalmente dictamina el maestro. se trata de una república, tres horas para que deli­
beren la respuesta, para no verse burlado, y así se ini­
Hospitalario.- ¿Contra quién guerrean y por cia una guerra, cuando el enemigo es reacio a toda
qué causa, si son tan felices? razón. Y cuando se declara la guerra, es el lugarte­
rúente del Potestad quien se encarga ya de todo; mien­
Genovés.- Si no tuvieran guerras se ejercitarían tras que éste decide sin el consejo de los demás; pero
igual en el arte de la guerra y de la caza para no apol­ si se trata de asuntos de gran importancia, consulta
tronarse y por lo que podría suceder. Además, hay con el Amor, el Sabiduría y el Sol. Se convoca un Gran
cuatro reinos en la isla, los cuales sienten una gran Consejo al que acuden todas las gentes mayores de
envidia de su felicidad, porque los pueblos desearían veintiún años, incluyendo a las mujeres, y el Predi­
vivir como los solares y estar sujetos a ellos y no a cador declara lo justo de la empresa, poniendo todos
sus propios reyes. A menudo les declaran la guerra los asuntos y temas en orden.
so pretexto de la usurpación de alguna frontera y Debéis saber que tienen todo tipo de armas bien
de vivir en la impiedad por no ser fieles a las supers­ dispuestas en las armerías, y a menudo las prueban
ticiones de los gentiles, ni la de los otros brahmanes; en guerras simuladas. En todas las plataformas, en la
y a menudo les hacen la guerra como rebeldes los que muralla exterior, tienen la artillería con sus artilleros
antes eran sus vasallos. Y pese a todo siempre pier­ preparados y otros muchos cañones de campaña que
den. Los solares, tan pronto como sufren presión, llevan a la guerra, los hay de madera y de metal; y los
insulto u otro deshonor, o sus amigos son atacados, llevan encima de carros, y a las demás armas y muni­
o son llamados desde alguna ciudad tiranizada en cali­ ciones sobre mulas, junto con el resto del bagaje. Y
dad de libertadores, convocan consejo, arrodillán­ si están en campo abierto, colocan los bagajes en
dose antes de nada ante Dios y le suplican que el con­ medio y combaten largo tiempo, hasta que empren­
sejo sea el mejor; luego examinan el mérito del asunto den la retirada. y el enemigo, creyendo que ceden, se
y así se declara la guerra. Envían un sacerdote lla- engaña, y así los ejércitos descansan, hacen desapa-

50 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


recer la artillería, y luego vuelven a la carga pillan­ Aquiles contra Cieno, y los destrozan y los derriban.
do al enemigo desprevenido. Ponen las tiendas a la En la punta de la maza hay dos cadenas de las que
romana, con empalizadas y fosos alrededor, con gran penden dos bolas que, volteando, apresan el cuello
rapidez. Son los maestros del bagaje, la artillería y las del enemigo, lo sujetan, lo tiran y derriban de su
obras quienes esto hacen. Todos los soldados saben cabalgadura; y para poder manejar dicha maza no
manejar la azada y el hacha. Hay cinco, ocho o diez sujetan las riendas con la mano, sino con los pies, cru­
capitanes del consejo de guerra y de las estratagemas zadas sobre la silla y atadas por las puntas a los estri­
que mandan a las escuadras y opinan y se aconsejan bos, no a los pies, para no impedir todo movimien­
conjuntamente. Suelen llevar consigo una escuadra to; y los estribos tiene por fuera la esfera y dentro
de chiquillos a caballo para que aprendan a pelear y el triángulo, y hacen girar el pie torciéndolo lateral­
acostumbrarse, como lobatos, a la sangre. Y en el peli­ mente, estando encajados en las cadenas, tiran hacia
gro se retiran, y con ellos muchas mujeres. Termina­ sí o sueltan el freno con admirable rapidez, y con el
do el combate, las mujeres y los chicos acarician a los izquierdo tuercen a l a izquierda y viceversa. Este
guerreros, les curan, sirven, abrazan y confortan; y secreto no lo conocieron los tártaros, que no saben
ellos, para mostrarse valientes ante la-s mujeres y los estirar ni cambiar de dirección con los estribos. La
niños, realizan grandes demostraciones de audacia. caballería ligera empieza el ataque con fusiles, y lue­
En los asaltos, el que primero salta la muralla obtie­ go entran las lanzas y las hondas, que tienen en gran
ne más tarde una corona de grama, como honor, jun­ cuidado. Suelen combatir en hileras entretejidas,
to con el aplauso militar de las mujeres y los niños. luchando unos y los otros retirándose alternatíva­
El que ayuda al compañero obtiene la corona cívica mente. Y los escuadrones están firmes con sus picas,
de encina; el que mata al tirano, los mejores boti­ en el campo, y las espadas son lo último que decide.
nes, que lleva al templo, y al Sol le dan el nombre Luego celebran los triunfos militares al estilo de
de la empresa. los romanos, aún más hermosos, y las oraciones
Los caballeros llevan una lanza, dos pistolas en de acción de gracia. Y al templo se presenta el capi­
la parte delantera del caballo, de buen temple, y con tán, y los poetas o los historiadores que presenciaron
la boca estrecha, a fin de que soporten la armadura, los combates relatan las gestas realizadas llevadas a
y también llevan un estoque. Otros llevan una maza, cabo por aquél. Y el Príncipe lo corona, y a todos los
y éstos son los hombres de armas, porque al no poder soldados rinde honores y regala obsequios, y muchos
perforar una armadura de hierro con la espada o la quedan exentos de los trabajos públicos. Pero éstos
pistola, siempre atacan al enemigo con la maza, como no lo agradecen demasiado porque no pueden estar

52 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 53


ociosos y tienen que ayudar a los demás . Y cuando mujeres de día, y los hombres por la noche, cosa que
llegan aquéllos por cuya culpa se pudo haber perdi­ hacen para no apoltronarse y para las situaciones ines­
do, los reciben con vituperios, y el primero que huyó peradas. Tienen las imaginarias, como nuestros sol­
no escapa a la muerte, a no ser que todo el ejército dados, de tres en tres horas, y entran de guardia al
pida la gracia de su vida, compartiendo conjuntamente anochecer.
una parte de la pena. De todos modos, pocas veces se La caza es para ellos como una imagen de la gue­
concede esta indulgencia, si no es por un motivo pode­ rra, y hay juegos en la plaza a caballo y a pie los días
roso. Quien no ayudó al amigo o cometió un acto festivos, y luego hay música.
malvado, es azotado; él desobediente es condenado a Perdonan de buen grado a los enemigos y tras la
morir dentro de un recinto de fieras con un bastón en victoria los tratan bien. Si derriban las murallas o han
la mano, pero si vence a los leones y los osos, cosa casi de matar a los jefes o causar otros males a los venci­
imposible, se le concede la gracia de la vida. dos, todo lo hacen en un solo día, y luego los tratan
La ciudad conquistada o rendida a los vencedo­ bien, y afirman que no se debe guerrear, si no es para
res, pone rápidamente todo cuanto tiene en común, mejorar a la raza humana, no para exterminarla. Si
y da la bienvenida a los oficiales solares y su pro­ entre ellos hay algún duelo por injurias o por otras
ducción, y poco a poco van aceptando los usos y cos­ cosas, pues sólo combaten por el honor, el Príncipe
tumbres de la Ciudad del Sol, su maestra, y envían y sus oficiales castigan al reo secretamente, y se olvi­
a sus hijos para que se instruyan en ella, sin contri­ da la injuria, si es de hecho, después del primer enfa­
buir a los gastos. do; si es de palabra, aguardan una guerra para con­
Sería largo hablar del maestro de los espías y cen­ cretarla, asegurando que l a ira debe desahogarse
tinelas, de sus órdenes dentro y fuera de la ciudad, contra los enemigos. Y al que después realiza en la
pero es posible imaginarlo, ya que son elegidos des­ guerra más actos heroicos, se le honra dándole
de la niñez, según las inclinaciones y las constelacio­ la razón, y quitándosela al otro. Pero en asuntos rela­
nes presentes en su nacimiento. El que actúa de acuer­ cionados con la justicia hay penas; pero los duelos
do con sus cualidades naturales, efectúa bien los mano a mano no están permitidos, y el que desee
ejercicios y con placer por serle connatural, y lo mis­ mostrarse como el mejor ha de demostrarlo en una
mo cabe decir respecto a las estratagemas y otras guerra pública.
cosas. La ciudad, de día y de noche, tiene guardias en
las cuatro puertas y en las murallas exteriores, en los Hospitalario.- Buena cosa para no fomentar
torreones y baluartes, y los círculos los custodian las facciones para ruina de la patria e impedir las guerras

54 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 55


civiles, cuando nace el tirano, como sucedió en Roma
por tan poco dinero, pero los viejos no ríen. No quie­
y Atenas. Habla ahora, te lo ruego, de sus artesanos.
ren que esclavos o forasteros infecten la ciudad con
malas costumbres; por eso venden a los que apre­
Genovés.- Habrás comprendido que son comu­
san en las guerras, o les ponen a cavar fosos y a rea­
nes a todos el arte militar, la agricultura y el pasto­
reo; que todos están obligados a conocerlos, y que

l zar ejercicios fatigosos fuera de la ciudad, de la que
siempre salen cuatro escuadras de soldados para vigi­
entre ellos estos conocimientos son los más nobles;
lar el territorio y a los que allí trabajan, saliendo por
y el que más artes conoce, más noble es, y quien más
las cuatro puertas, que conducen por calzadas de
las ejercita más apto resulta en todo. Las artes labo­
ladrill<:>s hasta el mar para facilitar el transporte
� �
rales Y tiles son as más alabadas, como el herrero y
_ y a nadie le avergüenza de dedicarse a ellas, de mercancías y el camino de los forasteros. A éstos
el albañil;
les miman mucho, les dan comida para tres días, les
tanto mas cuanto que al nacer ya se conocen las incli-
,

lavan los pies, les enseñan la ciudad y su organiza­


naciones del bebé, y, entre ellos, debido al reparto de
ción, les permiten entrar en el Consejo y los come­
los trabajos, nadie realiza un trabajo que destruya
dores. Y hay hombres encargados de custodiarles,
?
al in ividuo, sino que lo conserva. Las artes que
y si desean hacerse ciudadanos, los prueban duran­
reqmeren mei:ior esfuerzo las destinan a las mujeres.
te un mes en las aldeas y otro mes en la ciudad, y lue­
Las especulativas son de todos, y quien más se des­
go resuelven el caso, recibiéndoles con ciertas cere-
taca en ellas se hace lector, siendo éste más honrado .
momas y Juramentos.
.

que en las artes mecánicas, y se hace sacerdote. Saber


La agricultura se tiene en gran estima, y no hay
nadar es obligatorio para todos, y por eso hay pis­
. un palmo de terreno que no dé frutos. Observan los
cmas en los fosos exteriores de la ciudad, y dentro
vientos y las estrellas propicias, y salen todos al cam­
hay muchas fuentes.
po dispuestos a arar, sembrar, cavar, segar, recolectar,
No existe apenas el comercio, pero conocen el
vendimiar, con músicas, trompas y estandartes, y todo
valor de las monedas, y las acuñan para sus embaja­
lo ejecutan en muy pocas horas. Tienen carros de vela
dores, a fin de que puedan comprar con el dinero los
que marchan con el viento, y cuando no hay viento
alimentos que no pueden llevar consigo, y que hacen
una bestia tira del carro, cosa admirable, y los guar­
llegar mercaderes desde todas las partes del mundo
dianes del territorio van armados, siempre dando
para vender lo que les sobra, pero no quieren dine­
. vueltas por los campos. Utilizan poco estiércol en los
ro, sino mercancías de las que carecen. Y ríen los niños
huertos y los campos, diciendo que las semillas se
cuando ven que dichos mercaderes dan tanta ropa
pudren y su vida es breve, como las mujeres que
La Ci1tdad del Sol
Tommaso Campanella 57
se acicalan y no son hermosas por falta de ejercicios, jo por la docilidad de sus costumbres y por ser poco
por lo que tienen una prole débil. Por eso no abonan y fructífero; y al que dirige ese trabajo le llaman Rey,
la tierra sino que la trabajan mucho, y poseen algu­ considerando que ese nombre les corresponde a ellos,
nos secretos que hacen que las semillas no tarden y no a quien no sabe. Es gran cosa que los hombres
ei::i desarrollarse, sin que se pierdan. Y tienen un libro y las mujeres vayan siempre en escuadras, nunca solos,
sobre todo esto, titulado Geórgica. Una parte del y siempre obedeciendo al jefe sin ningún disgusto o
territorio, cuando es feraz, se ara, y la otra sirve para queja. Por eso consideran al jefe como su padre o her­
pasto de los animales. Practican el noble arte de criar mano mayor.
caballos, bueyes, ovejas, perros y toda clase de ani­ A menudo se ejercitan por las montañas en la
males domésticos, o de valor para ellos, como eran caza de animales.
en tiempos de Abraham; y por medios mágicos los La marina goza de buena reputación, tiene varios
hacen aparearse, para que puedan engendrar bien, barcos, que navegan sin remos y sin viento, y otros
delante de caballos pintados o bueyes u ovejas,46 y no con remos y viento. También conocen las estrellas
permiten que corran por los campos los sementales y las mareas, y navegan para conocer gentes y países.
con las yeguas, sino que les procuran el momento No agravian a nadie, y sin ser provocados no com­
oportuno en los establos del campo. Observan a Sagi­ baten. Opinan que el mundo debería conformarse en
tario en ascendente, bien aspectado en Marte y Júpi­ vivir como ellos, pero siempre tratan de saber si otros
ter; para los bueyes, a Tauro; para las ovejas, a Aries, viven mejor. Tienen relación con los chinos, y con
según el tipo de ganado. Tienen también muchas galli­ otros pueblos insulares y continentales, de Siam, de
nas bajo las Pléyades, y gansos y ánades, a los que las Conchinchina o de Calicut,47 sólo para obtener infor­
mujeres dan de comer gustosas cerca de la ciudad y mación.
en las granjas que por la noche cierran para fabricar Poseen el gran secreto de los fuegos artificiales
el queso y demás productos lácteos, como mante­ para las guerras marítimas y terrestres, y estrategias
quilla y similares. Muchos atienden a los capones, los que siempre les dan la victoria.
animales castrados y el parto de los animales, y hay
un libro sobre este arte titulado Bucólica. Todo abun­ Hospitalario.- ¿Qué cosa y cómo comen, y cuán
da porque todos quieren ser el primero en el traba- larga es su vida?

46 Una observaci6n l1arto ridfcula, que coloca en un mismo plano de entendi­


miento a hombres y animales. 47 Ciudad de la Costa de Malabar.

;8 La Ciudad del Sol Tommaso Campanelia 59


Genovés.- Dicen que primero hay que mírar la mente a los animales domésticos., como bueyes y caba­
vida en conjunto y luego la de las partes. Cuando edi­ llos. También distinguen entre alimentos útiles e inú­
ficaron la ciudad colocaron signos fij.os en los cuatro tiles, y se sirven de ellos según la medicina; en una
ángulos del mundo. El Sol en ascendente en Leo, y c;omida comen carne, en otra pescado, en una terce­
Júpiter en Leo, oriental del Sol, y Mercurio y Venus ra, verduras,, y después, vuelven a la carne, de forma
en Cáncer, pero próximos, en conjunción: Ma.rte en circular, a fin de no forzar ni extenuar a la naturaleza.
la nona en Aries, que desde su Casa miraba con un Los viefos tornan alimentos más digeribles, y comen,
buen aspecto al ascendente y el afeta, y la. Luna en no mucho, tres veces al día. y los niños cuatro, dos la
Tauro miraba con buen aspecto a Mercurio y Venus, comunidad. Viven al menos cien afios y hasta ciento
sin tener cuadratura al Sol. Estaba Saturno entrando setenta o doscientos, aunque· esto muy raras veces.
en la cuarta, sin estar mal aspectado a Marte y el Sol. Son muy moderados en la bebida; no dan vino a los
La [Parte de la] Fortuna con la Cabeza de Medusa48 niños hasta los diecinueve años, a no ser por una gran
estaba casi en Décima, augurando señoría, firmeza y necesidad, después lo beben mezclado con agtta, lo
grandeza. Y estando Mercurio bien aspectado con mismo que las mujeres; los viejos de cincuenta años
Virgo, y en la triplicidad de su eje, iluminado por la lo beben sin agua. G:: omen, según la estación del año,
Luna, no puede estar en detrimento; y siendo jovia­ lo más útil y apropiado, de acuerdo con la opinión del
na,49 su ciencia no declina; poco se cuidan de espe­ jefe médico, qu� es quien se ocupa de todo esto. Usan
rarlo en Virgo y su conjunción. bastante los perfumes; por la mañana, al levantarse,
Come:p. carne, mantequilla, manzanas, queso, dáti­ se peinan y lavan con agua fresca; luego mastican
les, verduras variadas, y antaño no querían sacrificar mejorana, perejil o menta, y con ella se frotan las
animales, creyéndolo una crueldad; pero lue�o vien­ manos, y los viejos usan incienso; y rezan oraciones
do que también era una crueldad cortar las plantas, breves mirando a levante, como el «Pater ·noster»; y
que también poseen sentidos, y comprendiendo que después salen y van unos a servir a los ancianos, otros
los animales también tenían que morir, considera­ al coro, otros a disponer las cosas de la comunidad; y
ron que las cosas innobles están hechas por los nobles, después se dirigen a las primeras lecciones, luego al
y comen de todo. Sin embargo, no matan voluntaria- templo, después a hacer ejercicio, entonces descansan
un poco sentados, y van a comer.
No padecen l a podagra ni la quiragra, catarros,
48 Cabeza de Medusa: estrella doble de la constelación de Perseo, llamada tam­
bién en árabe Algol (Cabeza del Diablo). ciática ni cólicos, tampoco de flatulencias, ya que éstas
49 Giovale, decir, de Júpiter, que simboliza alegría., grandeza, . . . nacen de la destilación y las inflamaciones, de modo
60 La Ciudad del Sol Tommasó Campanella 61
que mediante los ejercicios se purgan de flatos y nicos, y observan las estrellas y las hierbas, y le rue­
humores. Es una vergüenza para ellos que alguien gan a Dios que los cure. Las quintanas, las octavas,
escupa, diciendo que esto es culpa de un escaso ejer­ las septanas son pocas, a menos que haya humores
cicio, de la vagancia y de comer en exceso. Padecen malignos. Usan los baños y los aceites al estilo anti­
de inflamaciones y espasmos secos que soportan o guo, y conocen muchos secretos para estar sanos, lim­
curan con los buenos alimentos y los baños; y de fie­ pios y gallardos. Con estos y otros modos se esfuer­
bre hética50 que curan con baños de agua dulce y pro­ zan por ayudarse contra la enfermedad sagrada,5 1 de
ductos lácteos, y también con estancias en campos la que padecen a menudo.
floridos y realizando buenos ejercicios. No sufren de
morbo venéreo porque se lavan a menudo el cuer­ Hospitalario.- Signo de gran ingenio, del que
po con vino y aceites aromáticos; y el sudor también padecieron Hércules, Sócrates, Mahoma, Scoto y
se lleva los vapores infectos, que pudren la sangre y Calímaco.
la médula. No hay tuberculosis por no ser destila­
ciones que ataquen al pecho, y mucho menos asmas, Genovés.- Se ayudan con plegarias al cielo, con
puesto que para que existan tiene que haber humo­ hierbas olorosas y reforzantes para la cabeza, con sus­
res malignos. Curan las fiebres ardientes con agua tancias ácidas, con alegrías, con caldos grasos, rocia­
fresca, y las efímeras sólo con hierbas olorosas y cal­ dos con flor de harina. No tienen rival en la condi­
dos grasos, o con el sueño, o con alegres sones; para mentación de las comidas: utilizan macís,52 miel y
las tercianas hacen sangrías, o las tratan con ruibar­ hierbas aromáticas, que refuerzan en alto grado. No
bo y otros brebajes semejantes, o bien bebiendo agua ingieren bebidas heladas como los napolitanos, ni
de raíces de hierbas purgantes y acetosas. Muy pocas tampoco calientes como los chinos, porque no nece­
veces recurren a medicamentos purgantes. Las fie­ sitan ayudarse contra los humores malignos en favor
bres cuartanas las curan fácilmente con sustos impre­ del calor natural, y lo ayudan con ajos machacados
vistos, con hierbas similares al humor o a los opues­ y vinagre, serpol, menta, albahaca, en verano, y para
tos; y me enseñaron algunos secretos admirables de calmar la fatiga; tampoco usan aromas reforzados
tales hierbas. Cuidan asiduamente a los enfermos eró- contra el calor, para no salirse de las reglas. Tam-

0 Fiebre diaria remirente, acompañada de escalofríos, sudor profuso, diarrea, 51 La epilepsia.


5asociada por lo general a la tuberculosis. 52 Corteza olorosa que cubre la nuez moscada.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 63


bién conocen un secreto para renovar la vida cada sie­ nada a suertes, a menos que tengan dudas y no sepan
te años, sin aflicción y con buen arte. 53 por qué decidirse. Los oficiales se cambian según la
Hospitalario.- Nada has dicho aún sobre las voluntad del pueblo, aunque no los cuatro primeros,
ciencias y los oficiales. hasta que ellos, por consejo celebrado entre sí, cedan
el sitio al que sabe más que ellos, y haya demostrado
Genovés.- Sí lo dije, pero como eres tan curioso, más ingenio; y son tan dóciles y obedientes, que ceden
te diré más. Cada luna nueva y su opuesta54 convocan el sitio voluntariamente al que es más sabio, si bien esto
Consejo tras el sacrificio; y entran todos a partir de los sucede en muy raras ocasiones.
veinte años, y a cada uno le preguntan qué falta en la Los principales jefes de las ciencias dependen del
ciudad, y qué oficial es bueno y cuál es malo. Cada ocho Sabiduría, aparte del Metafísico que es el Sol, quien
días congregan a todos los oficiales, que son el Sol, Pon, manda en todas las ciencias, como arquitecto, y sien­
Sin y Mor, y cada uno de estos oficiales tiene otros tres te vergüenza por ignorar algo del mundo humano.
inferiores, o sea trece en total, y cada uno de éstos otros Por debajo de él están el Gramático, el Lógico, el Físi­
tres, sumando entre todos cuarenta; y éstos se dedican co, el Médico, el Político, el Economista, el Moralis­
a los oficios de las artes que le son propias: el Potestad ta, el Astrónomo, el Astrólogo, el Geómetra, el Cos­
la milicia, el Sabiduría las ciencias, el Amor el susten­ mógrafo, el Músico, el Perspectivo, el Aritmético, el
to, la concepción, las prendas de vestir y la educación; Poeta, el Orador, el Pintor, el Escultor. Por debajo
y también se reúnen los maestros de cada escuadra, o del Amor están el Engendrador, el Pedagogo, el Ves­
sea caporales, decuriones, centuriones, tanto de las tiario, el Agricultor, el Ganadero, el Pastor, el Cicu­
mujeres corno de los hombres. Y se habla de lo que rario,55 el Gran Cocinero. Bajo el Potestad se hallan
necesita el público, se eligen los oficiales y luego se el Estratega, el Campeón, el Herrero, el Armero, el
registran en el gran Consejo. Luego, cada día celebran Platero, el Monetario,56 el Ingeniero, el Maestro espía,
consejo el Sol y los tres Príncipes acerca de las cosas el Maestro de caballerías, el Gladiador, el Artillero,
corrientes, y confirman y disponen lo que se ha trata­ el Hondero, el Justiciero. Y todos éstos tienen por
do en la elección, junto con otros asuntos. No echan debajo a los artesanos específicos.
Has de saber que nadie es juzgado por su arte;
por eso, cada jefe de arte es juez y castiga con el exi-
53 Los habitantes de Nueva Atlantida fabrican por su parte un elixir de larga
vida: " · · · tenemos un agua que llamamos Agua del Paraíso, que-por eso la hace­
mos- es magnífica para la salud y prolongación de la vida•. 5 El encargado de la cría de animales dom�sticos.
54 Es decir, �cada luna llena,.. 556 El encargado de las monedas.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


lio, los azotes, la amonestación, no poder sentarse a diga que la merece; pero cuando el caso es contra la
la mesa común, no ir a la iglesia, no hablar con las libertad, o contra Dios o contra los oficiales superio­
mujeres. Y cuando ocurre un caso injurioso, como el res, se ejecuta la sentencia sin ninguna misericordia.
homicidio, se castiga con la muerte, ojo por ojo, nariz Sólo estos casos se castigan con la muerte, y el sen­
por nariz, se pagan con la pena de la parrilla, si se tra­ tenciado ha de alegar los motivos por los que no debe
ta de. un caso pr�i:ieclitado. Cuando es un caso no pre­ morir, y los pecados de los demás y de los oficiales,
meditado, se rrut1ga la sentencia, pero esto no lo hace diciendo quiénes lo merecen más; y si vence, lo en­
el juez, que condena rápidamente según la ley, sino vían al exilio y purifican la ciudad mediante rezos,
?n
l�s tres P ci�es. Se acude al Metafísico pidiendo gra­
.
sacrificios y propósitos de enmiendas; pero al reo,
cia, y no JUStlc1a, pues sólo éste puede concederla. No aunque perdonado, no puede trabajar.
hay cárceles, a menos que así se consideren los torre­ Los fallos de fragilidad e ignorancia se castigan úni­
ones p�ra los enemigos. No se escribe ningún pro­ camente con amonestaciones, y enseñando al transgre­
ceso, s1 no que en presencia del juez y el Potestad se sor a contenerse, en el ane en que pecó, o en qué otro,
declaran el pro y el contra, y el juez sentencia al ins­ y se tratan de forma que parezca el uno miembro del otro.
tant�; luego, se apela al Potestad, y al día siguiente Es preciso saber que si un pecador, sin esperar
se dicta la condena; al tercer día confirma la senten­ ser acusado, acude a los oficiales acusándose y soli­
cia el Sol, o concede la gracia, al cabo de muchos días, citando enmienda, lo libran de la pena del oculto peca­
con el consentimiento del pueblo. Nadie puede morir do, y se la conmutan porque no fue acusado.
a menos que lo mate el pueblo entero; verdugo no tie­ Se guardan mucho de la calumnia para no sufrir
nen, pero todos lo lapidan o queman, si el reo no eli­ la mismas pena. Y como casi siempre están acom­
ge la pólvora para morir antes.57 Todos lloran y rue­ pañados, se necesitan cinco testigos como prueba, de
gan a Dios que aplaque su ira, lamentándose de haber lo contrario se libera al reo bajo juramento. Pero si
�entado a un miembro infecto en el seno de la repú­ es acusado dos o tres veces más del mismo pecado
blica; y tratan de que el mismo criminal acepte la sen­ por dos o tres testigos, paga una pena doble.
tencia, discutiendo con él hasta conseguirlo, para que Hay pocas leyes, todas escritas en una tabla de
cobre a la puerta del templo, y en sus columnas están
grabadas todas las definiciones resumidas de las cosas:
57 El procedimic�to aludido-y que no es una invención, ya que en épocas de qué es Dios, qué son los ángeles, qué es el mundo, las
C�pauclla se aplicaba la pena de quemara los reos- consistía en rodear al dcs­ estrellas, el hombre, etc., y también las definiciones
gra�1ado con sacos de pólvora, que al n
i cendiarse quemaban a éste con mayor
rapidez. de cada una de las virtudes. Los jueces de cada vir-

66 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


tud tiene allí su sede, y cuando presiden un juicio, cuerdas, engancha:das a cuatro argollas de la cúpula y,,
dicen: «Bien, has pecado contra esta definición: lee», pidiéndole. a Dios que reciba aquel sacrificio noble y
y entonces lo condenan por ingratitud o por pereza voluntario (no de animales involuntarios, como hacen
o por igporancia; y las condenas son auténticas medi­ los gentiles), hace tirar de las cuerda;s, y la tabla sube
cinas, más que penas, sumamente suaves. a la pequeña cúpula, mientras el sacerdote vuelve a
orar; y al reo le dan escasos alimentos, hasta que toda
Hospitalario.- Te falta hablar de los sacerdotes, la ciudad queda limpia de culpa. Con oracioners y ayu­
de los sacrificios y de sus creencias.
nos ruega a Dios que acepte su sacrificio, y al cabo de
veinte o treinta días, aplacada la ira de Dios, regresa
Genovés.- El Sol es el sumo sacerdote, y todos abajo por la parte de fuera o se hace sacerdote. Y ya
los oficiales son sacerd0tes, en nombre de los jefes, y es ·siempre honrado y bienvenido, porque él había ele­
su tarea consiste en purgar las conciencias. Así, todos gido morir y Dios no ha querido su muerte.
se confiesan a aquéllos, los cuales se enteran de los En lo alto del templo hay asimismo veinticuatro
pecados que suelen cometerse. Y se confiesan a los sacerdotes, que a medianoche, a mediodía, por la
tres oficiales superiores, tanto los pecados propios mañana y por la tarde entonan salmos a Dios, sien­
como los ajenos, sin nombrar a los pecadores, y lue­ do su obligación contemplar las estrellas y anotar con
go los tres se lo confiesan al Sul. Éste, de este modo, los astrolabios todos sus movimientos y los efectos
cono.ce que clase de errores corroen y hay que extir­
que producen, y saben de esta mane.i:a en qué país han
par de la ciudad, y ofrece a Dios oraciones y sacrifi­ de tener llJgar las mutaciones. De esta forma cono­
cios, confesándole sus propios pecados y los de todo cen las horas favorables a las concepciones, los dfas
el pueblo públicamente sobre el altar, cada vez que de siembra y de cosecha, y sirven como mediadores
ello es necesario para enmendar algo, sin nombrar a entre Dios y los hombres; y éstos más tarde son los
nadie. Y así absuelve al pueblo, amonestándole para Soles, y escriben todas las cosas importantes, dedi�
que se guarde de tales faltas, y confiesa los suyos en cándose a la investigación científica. Solamente des­
público y le hace sacrificios a Dios, para que absuel­ cienden para comer, no se juntan con mujeres, a no
va a toda la ciudad, la ilumine y la defienda. El sacri­ ser como medicina del cuerpo. El Sol sube todos los
ficio que exige consiste en esto: pregunta al pueblo días a v habla con ellos respecto a lo que han
,llí arriba
quién está dispuesto a sacrificarse por sus miembros, b
investigado so re el bienestar de la ciudad y de todas
y así uno de los mejores entre ellos se sacrifica. El las naciones del mundo .. Abajo, en el templo, siem­
sacerdote lo coloca sobre una tabla, sujeta con cuatro pre hay uno que le reza a Dios, turnándose cada. hora,

68 La Ciudad de/ Sol


Tommaso Campanella
tal como hacemos nosotros con las cuarenta horas,58
lo da en cambio al miedo o a la adulación. A nadie le
y a esto se le llama «sacrificio continuo».
. erigen estatuas, sino después de muerto; pero en vida,
Después de las comidas se le dan gracias a D10s
.

se inscribe en el libro de los héroes al que ha descu­


con música, y luego se cantan las gestas de los héro­
bierto nuevas artes o algún secreto importante, o ha
es cristianos, hebreos, gentiles, de todas las naciones,
hecho un gran bien público en guerra o en paz.
por distracción y por placer. Se cantan himnos d�
No entierran a los muertos, pues los incineran
amor, de sabiduría y de todas las virtudes. Cada uno
para impedir las epidemias, y para que se conviertan
elige a la que más ama, y bailan hermosas danzas bajo
en fuego, cosa noble y viva, que procede del Sol y a
los claustros. Las mujeres llevan largo el cabello, coro­
él vuelve, y para evitar sospechas de idolatría. Sólo
nado con guirnaldas reunidas en grupo en el centro
hay estatuas o retratos de los grandes hombres, a los
de la cabeza, con una trenza. Los hombres sólo lle­
que miran las hermosas mujeres que se dedican al ser­
van un mechón de cabello, un velo y un gorro frigio.
vicio de la raza.
Usan sombreros en el campo, y en casa gorros blan­
Las oraciones se dirigen a los cuatro puntos car­
cos o rojos o de diversos colores, según su arte y ofi­
dinales del mundo, por la mañana primero a levante,
cio, y los oficiales gorros más grandes y pomposos.
luego a poniente, después al sur y finalmente al nor­
Tienen cuatro fiestas principales, cuando el Sol
te; y al atard,ecer al revés, primero a poniente, luego
entra en Aries,. en Cáncer, en Libra y en Capricor­
a levante, después al norte y finalmente al sur. Y sola­
nio; y ejecutan bellas representaciones muy doctas,
mente repiten un versículo, que ruega por un cuer­
y en cada conjunción y oposición lunar celebran cier­
po sano y una mente sana para ellos y para los gen­
tas fiestas. En los aniversarios de la fundación de la
tiles, y también felicidad, y termina: «Como parezca
ciudad y de las grandes victorias hacen lo mismo con
mejor a Dios». Pero las oraciones atentas y larga�
música de voces femeninas, con trompetas, tambo­
se rezan mirando al cielo; y el altar es redondo y esta
res y salvas de artillería; y los poetas cantan las ala­
partido en forma de cruz, por donde entra el Sol tras
banzas de los más virtuosos. Pero, el que miente en
las cuatro repeticiones, y reza mirando a lo alto. Esto
las alabanzas es castigado; no se puede llamar poeta
lo hacen como un gran misterio. Los atavíos ponti­
al que inventa mentiras, y esta licencia es, según dicen,
ficales son de gran belleza y con un misterioso sig­
la ruina del mundo, que niega el premio a la virtud y
nificado, como los de Aarón.59

58 Estadevcx:ión cuc.uíscica consistía en exponer al santísimo sacramento duran·


te las boras antes indicadas. 59 El texto latino aclara este significado e indica que «imitan a la naturaleza Y
glorifican el nrte».

70 la Ciudad del Sol


Tommaso Campanella 71
Dividen los tiempos según el año trópico, no parece verdadero, y que llegará, como un ladrón por
según el sidéreo, y siempre anotan lo que aquél anti­ la noche, el fin de todas las cosas. Así, esperan la
cipa.60 Creen que el Sol siempre desciende, y que renovación del ciclo, y quizá su fin. Dicen que exis­
efectuando círculos más cerrados llega a los trópi­ te una gran duda acerca de si surgió el mundo de
cos y a los equinoccios antes que el año anterior. la nada, de los restos de otros mundos, o bien del
Y esto al ojo le parece cierto, pues al verlo más bajo caos; pero parece como cierto que ha sido creado.
en sentido oblicuo, lo ven llegar e inclinarse antes. Son enemigos de Aristóteles, al que califican de
Miden los meses con la Luna y los años con el Sol, pedante.63
pero no concuerdan éste con aquélla hasta los die­ Honran al Sol y a las estrellas como cosas vivas
cinueve años, cuando la Cabeza del Dragón6 1 ter­ e imágenes de Dios y los templos celestiales; pero no
mina su curso; y así han inventado una nueva astro­ los adoran, pues sólo adoran al Sol. A ninguna cria­
nomía. Alaban a Tolomeo y admiran a Copérnico, tura adoran con latría,64 excepto a Dios, pero que sir­
aunque antes que a éste a Aristarco y Filolao; pero ven solamente bajo el símbolo del Sol, que es el sím­

dicen que uno hace las cuentas con las piedras, el bolo y rostro de Dios, del que procede la luz y el
otro con las habas, y ninguno con las cosas mismas, calor, y wdo lo demás. Y el altar, está hecho como un
y pagan al mundo con escudos para contar, no de Sol, y los sacerdotes rezan a Dios en el Sol y en las
oro. 62 Pero este asunto lo tratan muy sutilmente, estrellas, que son como altares, y en el cielo como
pues importa conocer la fábrica del mundo, y s i templo; e invocan a los ángeles como intercesores
desaparecerá y cuándo, y la sustancia d e las estre­ benéficos que están en las estrellas, que son sus casas,
llas y quién está dentro de ellas. Y creen que es ver­ cuyas bellezas mostró Dios en el cielo y en el Sol,
dad lo que dijo Cristo sobre los signos de las estre­ como su trofeo e imagen.
llas, el Sol y la Luna, cosa que a los necios no les Niegan las excéntricas y los epiciclos de Tolomeo
y Copérnico; afirman que hay un solo cielo, y que los
planetas se mueven por sí mismos y se levantan, cuan­
60 El «año trópico,. es el que transcurre entre dos pasos consecutivos del Sol por do están en conjunción con el Sol por la mayor luz que
el punto vernal, o Oº de Aries; dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos.
El •año sidéreo:. es el que transcurre entre dos pasos consecutivos del Sol por la
reciben; luego, menguan en las cuadraturas y en las
misma estrella; dura 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9 segundos.
61 La figura formada por la intersección de las órbicas del Sol y de la Luna tie­
nen una forma de dragón, y de los dos puntos de intersección, aquél en que la
Luna sale hacia el norte se denomina <iCabeza del Dragón,,.
62 Los scudi di conto, eran monedas que sólo se u�ilizaban cn el juego, sin nin­
63 Campanclla rechaza aquí l a creencia aristotélica en la eternidad
éste.
del mundo.
El mundo tuvo un comienzo, ::iunque no sepamos como fue
gún valor intrínseco. Se acostumbraba utilizar piedras o habas. 64 Adoración dirigida exclusivamente a Dios.

72 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 73


oposiciones por aproximarse a él. 65 Y la Luna, tan­ Del Sol explican las causas físicas, que sale por el
to en conjunción como en oposición se levanta pata septentrión para combatir a la Tierra, allí donde ésta
estar bajo el Sol y recibir luz en una cantidad que la tomó fuerzas, mientras él seguía su curso por el medio­
hace ascender. Por esto las estrellas, aunque siem­ día, cuando fue el principio del mundo.66 Se puede decir
pre van de levante a poniente, al elevarse parecen girar quizá que fue en setiembre cuando se hizo el mun­
en sentido opuesto; y así se ven, porque el cielo estre­ do, según creían los hebreos y los �ntiguos caldeos, no
llado corre velozmente en veinticuatro horas, y las los modernos, y así, elevándose para recuperar 10 suyo,
estrellas, corriendo menos, cada día quedan más atrás, está más días en e l septentrión que en el hemisferio
de forma que, siendo pasadas por el cielo, parecen austral, y parece ascender excéntricamente.
volver. Y cuando están en oposición al Sol, describen Tienen dos principios físicos: el · padre Sol y la
un corto círculo descendente, inclinándose para lograr madre Tierra, y que el aire es cielo impuro, y el fuego
la luz del Sot y por eso avanzan más de prisa; y cuan­ procede del Sol, y el mar es el sudor de la Tierra licua­
do los planetas se mueven a la par de las estrellas fijas, da por el sol, en tanto el aire une al Sol con la Tierra
se llaman estacionarios; cuanto más veloces, retró­ como la sangre al espíritu con el cuerpo humano; y el
grados, según los astrólogos vulgares; y cuanto menos, mundo es un animal enorme, y nosotros estamos en su
directos. Pero la Luna, lentísima en la conjunción y interior, como los gusanos en nuestro cuerpo; pero
la oposición, no parece volver, sino solamente avan­ nosotros pertenecemos a la providencia de Dios, y no
zar más bien poco, porque el primer cielo no es del mundo ni de las estrellas, porque respecto a esto
mucho más veloz que ella que ya tiene bastante luz, somos casuales, pero respecto a Dios, del que aquellos
por encima o por debajo, y no parece retrógrada, sino son instrumentos, somos objetos de su presciencia y
sólo que se retrasa o se anticipa. Y así se ve que ni epi­ de su providencia; y sólo a Dios tenemos la obligación
ciclos ni excéntricas sirven para que los planetas se · de considerarle señor, como padre y como todo.
.
eleven y retrocedan. Cierto es que en algunas par­ Creen cierta la inmortalidad del alma, y que ésta,
tes del mundo están de acuerdo en las cosas supra­ al morir, se asocia a espíritus buenos o malos, según
celestes se mueven y se detienen, aunque digan que .sus méritos. Sin embargo, no están tan seguros de
se elevan excéntricamente. cuáles son los sitios donde se dan los castigos y los

66 El Sol ( el calor) combate a la Tierra (el frfo) -según la física de Telesio-, lo


65 Aquí Carnpa11ella intenta desarrollar una teoría propia , en reemplazo de la
cual cxp,licaría porque se detiene e;n unos siüos m�s que en ot�os. Lo hará más
común d e las e xcéntricas y de los epiciclos. La explicaci6n es algo confusa y no
allídonde su ertemigo (el frío) sea más fuerte, es decir el septentrión. Er� una teo­
tuvo mucho éxito en su tienipo .
ría bastante popular en aq,uellos tiempos.

74 La Ciudad del Sol


Tommaso CampaneIta 75
premios, aunque parece bastante razonable que sean n.en el ser; de impotencia, ignorancia y desamor en
el cielo y los lugares subterráneos. También tienen cuanto tienden al ·no ser. Y por lo primero merecen,
una gran curiosidad por saber si los castigos son eter­ y por lo segundo pecan, o de pecado de naturaleza
nos o no. De todos modos están seguros de que hay por las primeras, o de arte pot todas las tres. y así, la
ángeles buenos y malos, como octirre entre los hom­ aaturaleza individual peca al hacer monstruos por
bres, y lo que será de ellos piensan que recibirán un impotencia o ignorancia. Mas todas estas cosas son
aviso del cielo. Dudan acerca de si hay otros mundos entendidas por Dios potentísímo, sapientísimo y ópti­
fuera del nuestro, aunque creen una locura decir que
rn0, pues en Él nadie peca, y sí fuera de Él,, pero, o
.r;
no existe nada, porque la nada no existe ni dentro se sale de Él, sino por nosotros mismos, no por El,
ni fuera del mundo, ya que Dios, ente infinito, no porque en nosotros está la deficiencia, en Él la efi­
conlleva la nada consigo. ciencia. Por tanto, el pecar es acto de Dios, en cuan­
Formulan como principios metafísicos de las to a ser y a eficiencia, pero en cuanto tiene no ser y
cosas al ser, que es Dios, y a la nada, que es la falta de deficiencia, en lo que consiste la esencia de ese pecar,
ser, como condición sin la cual nada se hace, por­ está en nosotros, que tendemos al no ser y al c:lesor­
que no se hatía si ya fuese; por tanto, no existía ld den.
que se hace . .D e la tendencia a la nadq nacen el mal
y el pecado; pero el pecador se aniquila a sí mismo, Hospitalario.- jPues sí que son agudos!
y el pecado tiene una causa deficiente, ·no eficiente.
La deficiencia es lo mismo que la carencia, tanto de Genovés.- Si se me hubiera ocurrido y no tuvie­
poder como de saber y querer, y en esto último inclu.... se prisa y temor, te contaría.grandes cosas; pero per­
yen al pecado. Porque el que puede y sabe obrar el deré la nave si no me apresuro.
bien, debe quererlo, pues la voluntad nace de uno
mismo, y no al revés. Te extrañará que adoren a Dios Ho·spitalario.- Por tu fe, dime sólo esto: ¿qué
en la Trinidad, diciendo que es suma Potencia, de la opinan del pecado de Adán?
que procede suma Sabiduría, y de ambas, sumo Amor.
Pero no conocen a las distintas personas y no .las nom­ Genovés.- Ellos admiten que en el munelo hay
bran como hacemos nosotros, porque no tuvieron mucha corrupción, que los hombres se gobiernan alo­
revelación, pero saben que en Dios hay procesión y cadamente y no por la razón, y que los buenos pade­
relación en sí mismo; y que todas las cos'as se com­ cen y los malos reinan, aunque califican de desgracia
ponen de potencia, sabiduría y amor, en cuanto tie- a la de .éstos, porque es aniquilarse mostrarse lo que

la Ciudad del Sol Tom.mtiso Campanella 77


no se es, o sea, ser rey, bueno, sabio,. y no serlo en rea­ ci�dad, tanto de los padres como de los hijos; pero no
lidad. De esto argumentan que hay un gran desorden ven bien ambas cosas, y parece que el mundo se rija
en las cosas humanas, y se inclinaban a decir con Pla­ por puro azar. Pero quien observa la construcción del
tón67 que los cielos giraban antes desde el ocaso, allí mundo, la anatomía del hombre (como hacen ellos con
donde ahora es el levante, y luego cambiaron. Tam­ los condenados a muerte, practicartdo la disección),
bién pensaron que es posible que gobierne una dei­ los animales y las plantas, y los usos de sus partes, gran­
dad inferior, y que la deidad primera lo permita, pero des y pequeñas, se ve obligado a confesar la providencia
afirman que esto es una locura. Más locura es decir de Dios en voz alta. Por eso el hombre ha de dedicar­
que antes reinó bien Saturno, y luego los demás pla­ se mucho a la verdadera religión, y honrar a su crea­
netas; aunque confiesan que las eras del mundo se dor; y esto sólo puede hacerlo el que investiga sus obras
suceden según el orden de los planetas, y creen que y atiende a la buena filosofía, y el que· obse.rva sus sagra­
las mutaciones de los ápsides68 cada mil o mil s.eis­ das leyes: «.No hagas a los demás lo que no quieras
cientos años cambian el mundo. Y esta era nuestra es para ti, y lo que quieras para ti, hazlo a los demás,». De
la de Mercurio, si bien las conjunciones magnas la alte­ esto se infiere que si buscamos honor en los hijos y en
ran y las anomalías ejercen una fuerza fatal. las gentes, a los que tan poco damos., bastante más le
Dicen finalmente que es feliz el cristiano que se debemos a Dios� del que todo lo recibimos, en quien
contenta con creer que todos los males y pecados y por todo somos. Sea siempre alabado.
se deben al pecado de Adán, y opinan que de padres a
hijos pasa el mal, más por el castigo que por la culpa.69 Hospitalario.- Si éstos, que siguen sólo las leyes
Pero de los hijos al padre vuelve la culpa, porque des­ de la naturaleza, están tan cerca del cristianismo, que
cuidaron la concepción, la hicieron fuera de tiempo nada añade a las leyes naturales más que los sacra­
y lugar, en pecc:).do y sin elección de padres, y olvida­ mentos, supongo que la ley verdadera es la cristiana,
ron la educación, mal adoctrinada. Pero eso ellos atien­ y que, aparte de los abusos, será la dueña del mundo.
den mucho a estos dos puntos: concepción y educa­ Fueron los españoles los que descubrieron antes el
ción, y dicen que el castigo y la culpa recaen en la resto del mundo, aunque la aventura corriera a car­
go de vuestro genovés, Colón, para unirlo todo en
una sola ley; y estos filósofos darán testimonio de
67 En el Político, 269 a. la verdad, elegídos de Dios. Y comprendo que noso­
68 Los ejes mayores de la órbit� de un planeta. tros no sabemos lo que hacemos, sino que somos ins­
69 Otra idea poco ortodoxa de Campanella, quien insiste en los problemas de
una concepción indebida. trumentos de Dios. Unos van por avaricia de dinero

La Ciudat;i del Sol Tommaso Campa,nella 79


en busca de nuevas tierras, pero Dios tiene más altos Has de saber que han descubierto la manera de
fines. El Sol trata de consumir la Tierra, no de dar volar, lo único que faltaba en el mundo, y esperan
plantas ni hombres; pero Dios se sirve ambos para inventar un aparato óptico para ver las estrellas ocul­
esto. Sea por ello alabado. tas y un aparato acústico para escuchar la armonía de
los movimientos de los planetas.
Genovés.- Oh, si supieras qué cosas dicen por
la astrología y por instigación de nuestros profetas y Hospitalario.- ¡Oh, oh¡ Me place. Pero Cáncer
de los hebreos y otras gentes acerca de este siglo nues­ es el signo femenino de Venus y de la Luna, de modo
tro, según lo cual hay más historia en cien años que que ¿qué beneficio puede aportar?
en el mundo en cuatro mil años; y de las estupendas
invenciones de la brújula y la imprenta y los arcabu­ Genovés.- Dicen que la mujer aporta la fecun­
ces, que son grandes signos de la unión del mundo; didad de las cosas del cielo, y u n poder menos arro­
y cómo, estando el ápside de Mercurio en la cuarta gante respecto a las cosas que dominamos. De lo cual
triplicidad, al üempo que las conjunciones magnas se deduce que en este siglo reinarán las mujeres, como
tenían lugar en Cáncer, hizo inventar estas cosas por las amazonas entre la Nubia y Monopotapa.,7 1 y entre
la Luna y Marte, que en aquel signo son útiles para las europeas, Rosa en Turquía, Bona en Polonia, María
nuevas navegaciones, nuevos reinos y nuevas armas. en Hungría, Isabel en Inglaterra, Catalina en Fran­
Mas entrando el ápside de Saturno e n Capricornio, cia, Margarita en Flandes, Blanca en Toscana, María
y el de Mercurio en Sagitario, y el de Marte en Vir­ en Escocia, Camila en Roma e Isabel en España, des­
go, y volviendo las conjunciones magnas a la prime­ cubrid ora del Nuevo Mundo. 72 Y el poeta d e este
ra triplicidad después de la aparición de una nueva siglo e mpezó por las mujeres, diciendo: «Las muje­
estrella en Casiopea,7° habrá una nueva gran monar­ res, los caballeros, las armas y el amor».73 Y todos los
quía, y reforma de leyes y de artes y de profetas, y
una renovación, y aseguran que todo esto aportará
grandes beneficios a los cristianos; mas antes se des­ 71 Regi6n de África del Sur. . .
broza y limpia, y luego se edifica y planta. 72 Rosa, mujer de Solimán 1 el Magnífico; Bona Sforza, mu¡er d� SegLSm�ndo l,
Ten paciencia, pues hay mucho que hacer.
rey de Polonia; María de Habsburgo, hermana �e Carlos v.Y. mu¡e� de Luis � de
Hungría¡ I:sabel Tudo:, reina de lnglatcra � � ?
r '. CatalLna e é<hcis, mu¡er e En nque
_
Il de Fr.1ncia; Margarita de Habsburgo, h1¡a de Max1m ihano de Austna y gober­
nadom de los Países Bajos; Bianca Capello, mujer de Francisco l Médicis, gran
duque de Toscana; María Estuardo, reina de Escocia; Carnila Peretci, hermana del
70 Esrn cstreLla apareció en 1572 y se consideró que era portadorn, de hechos papa Sixto V; y, por último, Isabel de Castilla, mujer de Fernando de Arag6n.
extraordinarios.
73 Le donne, i cavalier, l'armi e l'amori (Ariosto).

80 La Ciudad del Sol Tommaso Campanella 81


poetas de nuestros días están maldecidos por Marte, tiana pura. Y cuántas cosas cambiarán de ahora en
y por Venus y la Luna hablan los invertidos y las adelante, y cuánto aprenderán los sabios acerca de la
putas. Y los hombres se vuelven afeminados, y se lla­ mutación de los ápsides de los planetas y de las excen­
man «Vuestra Señoría», y en África, donde reina Cán­ tricidades y los solsticios y los equinoccios, y las obli­
cer, aparte de las amazonas, hay en Fez y en Marru�­ cuidades, y de la variación de los polos y de la con­
cos burdeles de afeminados públicos, y otras mil fusión de las figuras del inmenso espacio; y del
bellaquerías. simbolismo que tienen nuestras cosas en compara­
No dejó de producirse, empero, un gran cambio ción con las de fuera del mundo; y cuanto sigue a la
de las leyes, al ser signo trópico Cáncer, y darse la mutación tras una conjunción magna y los eclipses,
exaltación de Júpiter y el apogeo del Sol y del trígo­ que siguen a la conjunción magna en Aries y Libra,
no de Marte, así como por la Luna y Venus que se ha signos equinocciales, con la renovación de las ano­
realizado el nuevo descubrimiento del mundo y la malías, con lo cual harán cosas estupendas al con­
estupenda manera de dar vuelta a toda la Tierra y el firmar el dictado de la conjunción magna y cambiar
imperio femenino, y por Mercurio, Marte y Júpiter todo el mundo y renovarlo.
la imprenta y los arcabuces. Y en el Nuevo Mundo Pero por favor no me entretengas más, que ten­
y en todas las costas de África y Asia austral ha entra­ go asuntos que atender. Tengo mucha prisa. Otra vez
do el cristianismo por Júpiter y el Sol, y en África será.
la ley del Jerife,74 por la Luna, y por Marte en Per­ Has de saber, no obstante, que ellos creen fir­
sia la de Alí,75 renovada por el Sufí,76 y con el mudar memente en el libre albedrío. Y dicen que si en cua­
de los imperios en todos estos lugares, y en Tartaria. renta horas de tormento un hombre no es conven­
Pero en Alemania, Francia e Inglaterra entró la here­ cido para que diga lo que resolvió callar, menos
jía por inclinarse estos países a Marte y la Luna; y podrán forzarle las estrellas, que son mundos leja­
España por su inclinación a Júpiter e Italia al Sol, del nos. Pero como suavemente influyen en los senti­
que son vasallos, gracias a Sagitario y Leo que s?n dos, quien sigue más al sentido que a la razón está
sus signos, se hallan dentro de la belleza de la ley cns- sometido a ellos. De la constelación descubierta por
un cadavérico Lutero han caído vapores infectos, de
las que nuestros jesuitas hicieron brotar perfuma­
74 Los jerifes eran los dcsccndien1cs de Mahoma que gobernaban en Marruecos. das exhalaciones de virtud, y en el mismo tiempo
75 Ycroo de Mahoma, califa desde 656 a 661.
en que Hernán Cortés promulgó el cristianismo en
76 Sufí era el tratamiento aplicado a los soberanos musulmanes de la dinastía
persa. México.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


Pero de cuanto puede suceder en este mundo te
lo contaré en otra ocasión.
La herejía es una obra de la carne, como dice san
Pablo,n y las estrellas inclinan a ella a los que son car­
nales, a los que son racionales a la verdadera ley sagra­
da de la primera Razón, siempre alabada. Amén. CUESTIONES
SOBRE LA ÓP TIMA REPÚBLICA
Hospitalario.- Espera, espera.

Genovés.- No puedo, no puedo ... ARTfCULO PRIMERO

Razones para añadir a la doctrina política


el diálogo de la Ciudad del Sol.

Numerosas dificultades militan contra el razo­


namiento y la utilidad de tal república.

1º. De lo que no existe, ni existirá ni se espera que


exista jamás, es vano ocuparse; pero semejante modo
de vivir en común estando exento de delitos es algo
imposible, ni jamás se ha visto ni se verá, por lo que
es inútil hablar de esto. Este argumento lo utilizó
Luciano contra la República de Platón.

2°. Esta república no puede subsistir más que en


una sola ciudad, no en un reino, porque no es posi­
ble hallar sitios semejantes, ya que los pueblos vasa­
77 Un error de Campanclla, pues snn Pablo nunca se expresó -que sepamos­
llos la corromperían, o lo haría el comercio, o bien
al respeto. las sediciones que nacerían contra tal forma de vida.

La Ciudad del Sol Tommaso Campanella


3°.Esta república se considera óptima y durade­ cias; pero los habitantes de tal república serían como
ra para siempre; pero no podría durar siempre por­ los monjes que sólo estudian en sus libros, y cuando
que necesariamente se corrompería al fin, o se vería intentan algo que no está en ellos, se escandalizan y
invadida por el largo tiempo de no gozar del sol, por se turban; igual que ahora apenas creen en las obser­
la guerra, el hambre, las bestias feroces, aunque esca­ vaciones de Galileo, y anteriormente que Colón
para a la tiranía interna, o finalmente, por el número hubiese descubierto un nuevo hemisferio, porque san
excesivo de ciudadanos, como decía Platón acerca de Agustín lo negó.
su república. Segundo, nunca podrá ser óptima por­
que necesariamente habría delitos como dijo el após­ Pero respondiendo ante todo en general, tenemos
tol: si discessimus quia peccatum non habemus, ipsi a nuestro favor el ejemplo de Tomás Moro, mártir
non seducimus, y asimismo, Aristóteles demuestra reciente, que escribió su república Utopía imaginaria,
que la comunidad de bienes útiles y de esposas tor­ en cuyo ejemplo hemos fundado las instituciones de
na viciosa a una república contra lo que dijo Platón, nuestra república; y Platón presentó igualmente una
y que cuando parece haber escapado a un mal, tro­ idea de la república, que si bien, como dicen los teó­
pezamos con una multitud de ellos. logos, por su naturaleza corrompida no puede ser
puesta en práctica en todas sus partes, tal vez en el
4°. Aquel modo de vivir está más de acuerdo con estado de inocencia habría podido subsistir óptima­
la naturaleza y esto se ha demostrado en todas l'as mente, y Cristo justamente nos reclama al estado
naciones; pero el nuestro es rechazado por todos, de inocencia. Aristóteles instituyó del mismo modo
aunque inútil y ligeramente lo hayamos discutido. su república, tal como otros muchos filósofos. Los
príncipes también promulgan leyes que creen ser ópti­
5°. A nadie le gustaría vivir bajo leye_s y obser­ mas, no porque se imaginen que nadie las transgre­
vancias tan severas y bajo la tutela de los pedagogos, dirá, sino porque piensan que harán felices a quienes
y a esta república la destruirían sus mismos ciudada­ las cumplan. Y santo Tomás enseña que a los reli­
nos, como les ocurre a algunas órdenes religiosas que giosos no se les considera bajo pecado al observar
viven en comunidad. cuanto está prescrito en la regla, solamente en las cosas
esenciales, pues serían dichosos observándolas todas;
6º. Es natural que los hombres estudien las obras deben vivir según la regla, o sea adaptar en lo que
de Dios, que viajen por el mundo, que busquen por puedan su vida a la regla. Moisés promulgó las leyes
doquier las ciencias, que busquen en todo experien- que le dio Dios, e instituyó una óptima república, los

86 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella


hebreos florecieron mientras vivieron las normas esta­ cúmenos de la vida cristiana; y por eso Cirilo dijo
blecidas; cuando dejaron de observar tales normas contra Juliano que a los gentiles les fue dada la filo­
decayeron. Así, los rectores establecieron las ópti­ sofía como catecismo de la fe cristiana. Nosotros
mas reglas de un buen discurso falto de todo defec­ aconsejamos a los gentiles que vivan rectamente si no
to. Así, los filósofos imaginan un poema sin tacha, y quieren que Dios les abandone, y tratamos de conven­
no obstante, algún poeta comete fallos. Así, los teó­ cer a los cristianos de que la vida de Cristo es con­
logos describen las vidas de los santos, y ninguno de forme a natura tomando de esta república el ejemplo,
ellos, o muy pocos, las imitan. ¿ Qué nación o qué como san Clemente romano lo tomó de la repúbli­
individuo puede imitar la vida de Cristo sin pecar? ca socrática, y como hicieron Crisóstomo y san
¿Fueron inútilmente escritos los Evangelios? En abso­ Ambrosio.
luto, sino para que hagamos el máximo esfuerzo para Queda claro que con esta manera de vivir se
acercarnos lo más posible a los mismos. Cristo fun­ suprimen todos los vicios, porque ni los magistrados
dó una república excelentísima, privada de todo peca­ tienen ya motivos para ambicionar sus cargos y todos
do, que los apóstoles apenas observaron enteramen­ los abusos que llevan aparejados, bien por la suce­
te, y luego del pueblo pasó al clero y finalmente sólo sión, bien por la elección, estableciendo nosotros una
a los monjes; y actualmente persevera en algunos, y especie de república como la de la grulla y las abe­
en otro se ven muy pocas instituciones en armonía jas tan celebrada por san Ambrosio; de este modo
con la misma. - Nosotros presentamos nuestra repú­ seguramente se evitarían las sedjciones de los súb­
blica no como dada por Dios, sino como un hallaz­ ditos, que nacen de la insolencia de los magistrados,
go filosófico y de la razón humana para demostrar bien por la licencia de éstos, o por la pobreza, ·o bien
que la verdad del Evangelio es conforme a natura. por la excesiva abyección y opresión.
Que si en algunas cosas nos apartamos del Evangelio, Así, todos los males que nacen de los dos con­
o parece que nos apartamos, no se debe a impiedad trarios, de las riquezas y de la pobreza, y que Pla­
alguna, sino a la flaqueza humana que falta de reve­ tón y Salomón consideraron el origen de los males
lación piensa que muchas cosas son justas, pero que de la república: la avaricia, la adulación, el fraude, los
a la luz de la misma no son tales, como diremos de la robos y la sordidez, por la pobreza; la rapiña, la arro­
comunidad de los matrimonios; y por esto hemos gancia, la soberbia, la ostentación, el ocio, etc., por
fundado nuestra república en el supuesto de que se las riquezas.
espera una mejor vida, y poder conseguirla median­ Así, se destruyen los vicios que nacen del abu­
te los dictados de la razón. Por tanto, somos cate- so del amor, como el adulterio, la fornicación, la socio-

88 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella


mía, los abortos, los celos, las discordias domésticas, justo medio, en el que está la virtud, no es posible
etcétera. imaginar una república más feliz y más sencilla. Y
Así, los males que proceden del excesivo amor a finalmente, todos los defectos observados en las repú­
los hijos y a los consortes; y la propiedad que trunca, blicas de Minos, de Licurgo, de Solón, de Caronda,
como dijo san Agustín, las fuerzas de la caridad, y el de Rómulo, de Platón, de Aristóteles y de otros auto­
amor propio fuente de todos los males, como dijo san­ res, en nuestra república, quien bien se comporta, no
ta Catalina en un diálogo; de aquí la avaricia, la falta de los encuentra, y felizmente se ha proveído a todo,
liberalidad, la usura, el odio al prójimo, la envidia hacia porque nuestra república se ha fundado sobre la doc­
los ricos y los grandes; nosotros aumentamos el amor trina de las prioridades metafísicas, con las cuales nada
a la comunidad y suprimimos los odios que nacen de se descuida ni omite.
la avaricia, raíz de todos los males, de donde surgen los
litigios, los fraudes, los falsos testimonios, etcétera. A la primera dificultad se ha contestado que, aun­
Así todos los males del cuerpo y el alma que que no se pueda tener una idea clara de tal república,
nacen o del excesivo trabajo entre los pobres, o del no por esto se ha escrito inútilmente, mientras se pro­
ocio entre los ricos, mientras que entre nosotros desa­ pone un ejemplo a imitar en cuanto se pueda. Pero
parecen por completo las fatigas. que tal cosa es posible lo demuestra la vida de los pri­
Así, los males que proceden del ocio de las muje­ meros cristianos en que se estableció la comunidad
res, y que corrompen las concepciones y la salud del bajo los apóstoles, según lo atestiguan san Lucas y
cuerpo y el espíritu, en tanto que nosotros ocuparnos san Clemente. Y en Alejandría se ha observado el
a esos conformistas con los ejercicios y la virtud. mismo modo de vivir bajo san Marcos, como testi­
Así los males que nacen de la ignorancia y de monian Filón y san Girolamo. Tal fue la vida del cle­
la estulticia, mientras en nuestra república se ve tan­ ro hasta Urbano I, y asimismo bajo san Agustín; y
ta experiencia doctrinaria en cada cosa, y en la mis­ tal es ahora la vida de los monjes, que san Crisósto­
ma fábrica de la ciudad, donde con imágenes y pin­ mo deseó, como posible, introducir en toda la ciu"'
turas, a quienes les interesa, se enseñan todas las dad de Constantinopla, y que yo espero que en un
ciencias casi de forma histórica. futurv sea una realidad tras la caída del Anticristo,
Así se hallan maravillosamente precavidos con­ como en mis profecías. El que sin embargo niegue
tra la corrupción de las leyes. esta posibilidad se verá obligado a admitirla como
Finalrnen� así como hemos suprimido de cada posible en el estado de inocencia, si bien no al pre­
cosa los extremismos y devuelto a todas las cosas su sente. Pero los Padres la suponen practicable hoy día,

90 ez,estiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 91


porque Cristo nos ha devuelto a ese prístino esta­ A la .tercera objeción. Durará hasta que llegue
do. Y mientras Luciano, gentil y ateo, se mofa de Pla­ uno de los períodos generales de las cosas humanas
tón por haber imaginado una república imposible, que dan origen a un nuevo siglo. Y respecto a la pes­
san Clemente, Ambrosio y Crisóstomo lo alaban, y te, las fieras, el hambre, la guerra, lo hemos previsto
éstos, por doctrina y por santidad, valen mucho más todo óptimamente, hasta donde se puede llegar con
que Luciano. la virtud, o al menos bastante mejor de lo que han
hecho en otros sitios, porque los vientos por las cua­
A la segunda objeción. Por esto hemos atribui­ tro vías mejores purgan la ciudad, y cuando no pue­
do este modo de vivir solamente a la capital. Después, den pasar por culpa de los edificios, se ponen ven­
los pueblos imitarán este modo en parte, o en con­ tanas de tal modo que impidan la entrada de
junto, cuando se unan formando una provincia. Lue­ exhalaciones malignas, y sólo se abran a la salubri­
go, se hallarán fácilmente lugares adecuados, y don­ dad. Respecto al número de habitantes es preciso ver
de falten variaremos la fórmula, de manera que en lo la metafísica. Esta es una vía óptima, a la que se debe
más alto del monte esté la ciudad, en las laderas semi­ atender más que a su duración. Cierto que habrá peca­
circulares las viviendas, y en el llano nuestro mode­ dos, pero no graves, como en los otros Estados o al
lo será bueno, si a ello no se opone el barro, que pue­ menos no tales que arruinen a la república como
de evitarse secando los caminos y construyendo resulta de los órdenes establecidos. El motivo de que
acueductos . Porque entonces los habitantes no esta­ Aristóteles objetase contra una tal república se verá
rán corrompidos por el comercio si se han previsto en los subsiguientes artículos.
en la ley magistrados que se encargen de su control,
y para impedir las sediciones externas valdrán las for­ A la cuarta objeción. Esta clase de república,
talezas bien pertrechadas de la metrópolis y las mili­ como el siglo de oro, todos la desean y piden a Dios
cias que recorrerán continuamente el territorio para cuando se le pide que se haga su voluntad así en la
la defensa del imperio, aparte de la probidad domi­ tierra como en el cielo. Sin embargo, no se practica
nante de la ciudad, servir a la cual será una felicidad por la malicia de los príncipes, que a sí mismos y no
tanto como para los ignorantes es bueno servir a los al imperio de la razón, someten a los pueblos. Por
sabios y los probos, y más con la reputación de pro­ el uso y por la experiencia se ha comprobado que
bidad que con la fuerza Roma acrecentó su imperio, es posible cuanto hemos dicho; que es más confor­
y bajo Pompeyo juzgaron nefasto emplear contra los me a natura vivir de acuerdo con la razón que con
enemigos unos medios contrarios a la virtud. el afecto sensual, y virtuosamente que viciosamente,

Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 93


según Crisóstomo. Y los monjes son una buena prue­
contactos de comerciales y embajadas. Ni los mon­
ba, y ahora los anabaptistas, que viven en común, que
jes se privan de estos bienes cambiando a menudo de
si no retuvieran los verdaderos dogmas de la fe, se
ciudad y provincia, ni se ve la ignorancia de la expe­
aprovecharían más de esta forma de vivir; y ojalá quie­
riencia en los mejores monjes, sino solamente en los
ra el cielo que no fuesen herejes y practicaran la jus­
vulgares. A veces se producen querellas porque mejor
ticia como la profesamos nosotros; lo cual sería un .
se discuten las cosas, y si peligran, al final se aquie­
ejemplo de su verdad; mas no lo son porque por estul­
tan todos los virtuosos. Y no hallarás lugar alguno
ticia rechazan lo mejor.
donde hayan hecho más por la doctrina y la conser­
vación de las ciencias que en las órdenes monacales
A la quinta objeción. Hay una suma felicidad en
y fraternas. Y los monjes antropomorfos, rebeldes
el que vive virtuosamente, como dice Crisóstomo, y
a Orígenes por instigación del maligno �atriarca Teó­
aun cometiendo errores todo es correcto, incluso para
filo' no obtuvieron nada tras un concienzudo exa-
los que soportan los efectos de los errores. La licen­ .
men. Pero está claro que esas sediciones no ocurn-
cia es causa de todos los males, y la felicidad no es
rán en la Ciudad del Sol. El monaquismo se ha vuelto
otra cosa que esa necesidad que se esfuerza hacia el
a encontrar con el aumento de la santidad y de la cien­
bien. Pero, en aquellos acostumbrados al mal, pare­
cia, no para hacer pesado el vasallaje, como preten­
ce una forma de vida dura, como a los jugadores y
den los hipócritas.
los rebeldes la vida de los buenos ciudadanos: y esta
es la vida de los monjes. Pero se ha probado y visto
que los religiosos no se rebelan por la se:eridad de a � ARTÍCULO SEGUNDO
disciplina, sino más bien por el comercio con el lai­
co, por la ambición de los honores y el amor a la pro­
Si es más conforme a natura y más útil
piedad o por la libidinosidad, pero nuestra repúbli­
a la conservación y el aumento de la república
ca ha previsto y eliminado todas estas causas. Por
y de los in,dividuos, la comunidad de bienes
tanto, no toma ejemplo de los monjes.
externos, como sostenían Sócrates y Platón,
o bien su reparto, como defendía Aristóteles.
A la sexta objeción. De este modo tratamos de
que las observaciones de la experiencia y de la cien­
cia de t0da la tierra sean un tesoro para nuestra repú­
Primera objeción. Contra la comunidad de bie­
blica, y a este fin hemos establecido peregrinaciones,
nes, Aristóteles en el libro II de la Política argumen-

94 Cuestiones sobre la óptima república


Tommaso Campanella 95
ta de este modo: o en esta comunidad, dice, los cam­ Tercera objeción. La comunidad destruye la libe­
pos serían propios y los frutos comunes o viceversa, ralidad y la facultad de ejercer la hospitalidad, de soco­
o comunes unos y otros. E n el primer caso, el que rrer a los pobres, pues el que nada posee no puede
poseyese el suelo debería trabajar más para culti­ hacer ninguna de estas cosas.
varlo, y obtendría la misma porción de frutos que los
que no trabajaran, de lo cual nacerían discordias y Cuarta objeción. Es una herejía negar la justicia
ruinas. En el segundo caso, nadie tendría interés por del reparto de bjenes, como sostuvo san Agustín con­
el trabajo, y los campos estarían mal cultivados, por­ tra los que tenían en común las esposas y los bienes
que todos piensan más e n sí mismos que en las cosas y afirmaban estar viviendo al estilo de los apósto­
comunes, y donde hay una multitud a la que servir, les. Y Soto, en el libro De]ust. et]ure, dice que el
el servicio es peor, en tanto que uno le carga a otro el concilio de Constanza condenó a Juan Uss por haber
trabajo que debería hacer él. E n el tercer caso habría negado que se pueda poseer alguna cosa privada­
el mismo y además un nuevo mal porque todos dese­ mente; y Cristo dijo: Reddite quae Caesaris Caesa­
arían tener la mejor y la mayor parte de los frutos, ri (Dad al Cesar lo que es del Cesar).
y la menor fatiga, de forma que en vez de amistad
habría solamente discordias y fraudes. En contra respondemos en general con las pala­
bras del papa san Clemente e n la Epístola 4, trasla­
Segunda objeción. Contra la comunidad de bie­ dadas por Graciano en el Canon 2, Cuestión l. Carí­
nes útiles se objeta que se necesitan personas de más simos, el uso de todas las cosas de este mundo deben
clase para el buen gobierno de la república, como sol­ ser comunes, pero por i n i quidad uno dice que esta
dados, artífices y gobernadores, según Sócrates; que cosa es suya, el otro aquella otra, etc. Y dice que los
si todas las cosas fueran comunes, todos rechazarían apóstoles enseñaron y vivieron de forma que todo
las fatigas del agricultor y querrían ser soldados, y en fuese en común, incluso las mujeres. Y así enseñan
tiempo de guerra querrían ser agricultores y no com­ todos los Padres comentando el comienzo del Géne­
batir sin estipendio; o mejor aún, todos querrían ser sis, porque Dios nada distribuyó y dejó todo en
rectores, jueces o sacerdotes. Así, honrando a uno se común a los hombres para que crecieran, se multi­
lesionaría a otros, por causa del menor trabajo para plicasen y poblaran la tierra. Así enseña Isidoro el
los primeros, y por tanto, reinarían aún las injusti­ principio del jus natural; y que los apóstoles vivieron
cias, como con lo anterior; por lo que es mejor repar­ de esta forma, y todos los primitivos cristianos, como
tir los bienes. se ve en Lucas, san Clemente, Tertuliano, Crisósto-

Cuestiones sobre La óptima república Tommaso Campanella 97


mo, Agustín, Ambrosio, Filón, Orígenes y otros; esta ricos, y san Ambrosio en el Sermón 8 1 , y san Cri­
vida quedó restringida exclusivamente a los cléri­ sóstomo lo inculcó en casi todas sus homilías y par­
gos que vivían en comunidades, éomo atestiguan los ticularmente sobre san Lucas en el cap. VI, donde
mismos y san Girolamo, Próspero Y' el papa Urbano hay estas palabras: nemo dicat proprio a Deo percipi­
junto con otros. Pero con el papa Simplicio, hacia mus omnia: mendacii verba sunt meum et tuum. Lo
470, se efectuó el mismo reparto de bienes de la Igle­ mismo afirm6 Sócrates en la República de Platón y
sia, de modo que una parte era para el obispo, otra en el Timeo, y lo mismo san Agustín en el tratado
para la «fábrica», otra para el clero, y una para fos VIII sobre Juan y el poeta Cristiano:
pobres. El papa Gelasio, poco después, y san Agus-
tín, no querían ordenar a los clérigos si no lo ponían Si duo de nostris tollas pronomina rebus,
todo en común, aunque esta orden fue derogada más
tarde, aunque no voluntariamente. Por eso es una
herejía condenar la vida en común, o decir que va
1 Praelia cessarent, pax sine lite foret.

Y Ovidio en las Metamorfosis I, sitúa tal vida en


contra natura. Así, san Agustín piensa que quitar la el siglo de oro. Y Ambrosio, en el Salmo 1 1 8 , en la
propiedad es motivo de mayor esplendor. Por tanto, letra L, dice: Dominus noster terram hanc possessio­
si para la p.resente como la futura vida e s mejor la nem omnium hominum voluit esse eommunem; sed
comunidad de bienes. Y san Crisóstomo enseña que avaritia possessionum jura distribuit; y en el libro De
este género de vida pasó a los monjes y éstos la adop­ las Vírgenes dice que la violencia, los estragos y la
taron, por lo que la enseñó y la predicó por todo el guerra distribuyeron las cosas a los hebreos carnales,
mundo, enseñando en la homilía al pueblo de Antio­ mas no a los levitas., que prefiguraban al cristianismo
qufa que nadie es dueño de sus bienes, sino solamente y el clero. San Clemente afirmó que esto fue pqr la
un albacea� como el obispo lo es de los bienes de la iniquidad de los gentiles. Y lo mismo asegura san
Iglesia, y por consiguiente, cada laico que abusa de Ambrosio en el Libro I de los Oficios, cap. 28, don­
sus bienes y no los comparte con los demás, es cul­ de demuestra con la escritura y la autoridad de los
pable. Santo Tomás dice que somos dueños de la pro­ históriadores, que todas las cosas han d-e ser comu­
piedad, no de su uso, y que en última instancia todas nes, pero que por usurpación fueron repartidas, y lo
las cosas son comunes. Por esto, bien meditado, tal mismo se lee en el Hexamerón V, donde se da el ejem­
clase de propiedad es más bien una carga por la obli­ plo de la república civil de las abejas, la vida en común,
gación de tener que dar cuentas de la mala distribu­ tanto de los bienes como del engendramiento, y oon
ción, lo cual confirmó san Basilio en su sermón a los el ejemplo de las grullas desarrolla la vida comunal

Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 99


en una república militar. Y Jesucristo con el ejemplo no «afirmativa», como hubiera sido de haber vivído
de los pájaros que no tienen nada suyo, que no siem­ en común y no de otro modo. Y Scoto se adhiere a
bran ni siegan, ni reparten los pastos; pese a todo, esta tesis, como de costumbre, pero añade que, de
como dice el jurisperito: jus naturale est id quod natu­ esta manera, ¿cómo sería posible que el reparto de
ra omnia animalia docuit. De modo que él juzgó que bienes naciese de la iniquidad y la avaricia, como ense­
todo debía ser común a todos. ñan los santos, si la comunidad en su estado natural
Scoto en la cuarta de las sentencias 15, respon­ no fuese negativa? Por consiguiente, con más moti­
de que la comunidad es de derecho natural en el esta­ vos, santo Tomás enseña que el uso común debe ser
do de natura, pero que habiendo pecado Adán, le fue un derecho natural, y la distribución o reparto y la

l
denegado tal derecho. De todos modos, esta respuesta adquisición de la propiedad son un derecho positi­
es vana porque, como dice santo Tomás, el pecado vo. Y este reparto no ouede ser contrario a la natu­
no destruye los bienes de natura, sino sólo los de gra­ raleza porque esta propiedad es un caso de necesi­
cia. Esto ofende a la naturaleza y a la razón, pero dad, y en todos los demás casos lo necesario se
no introduce un nuevo derecho; por consiguiente, si convierte en comunidad, como enseña hablando de
la comunidad fuese de derecho, sólo la injusticia la limosna; porque todo lo que excede a lo necesario
podría introducir ya el reparto de bienes. Por esto, la de la persona y de la naturaleza, se debe dar, de lo
glosa sobre el texto de san Clemente dice que ya fue contrario no se condenaría, en el día del juicio final,
introducida: per iniquitatem, ·idest per jus gentium a los que no ayudaron a los necesitados. Y si bien esta

J
contrarium juri naturali. ¿Pero cómo puede ser a doctrina de santo Tomás parece justificar hasta cier­
derecho si es contrario a la naturaleza, que es el arte to punto la repartición de bienes, en realidad sólo le
divino? Así, el derecho sería un pecado. Scoto res­ concede el derecho de distribuir y ayudar. siendo jus­
ponde que esto viene por la iniquidad, o sea por el tamente la doctrina de san Crisóstomo, Basilio,
pecado original, si bien este comentario es vano, por­ Ambrosio y el papa León (Sermón V, De collectis),
que ¿cómo explicará las palabras de san Ambrosio, según la cual los ricos son albaceas de las cosas y no
que dice que el reparto nació de la avaricia y la vio­ sus dueños; que si son dueños, no lo son más que en
lencia? Además, san Clemente dice que los apósto­ el distribuir y el dar, como los obispos de la parte de
les volvieron al estado de jus natural; y si la misma la Iglesia; por tanto, la parte de que son dueños se
fue entonces iniquidad también lo es ahora. Cayeta­ limita a los alimentos y las prendas de vestir. Y esta
no enseña que fue una comunidad natural y «negati­ parte la tienen los monjes, como les atribuyó, demos­
va», o sea que la naturaleza no enseñó el reparto; y trándolo, el papa Juan XXII, en la Extrav. Como por

IOO Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 101


derecho y no injustamente comen el monje y el após­ no han adquirido un derecho positivo, digo a Dios,
tol, tienen el uso de derecho, no sólo de hecho, pues­ al que hay que dar los motivos en el juicio final, como
to que este derecho lo tienen los ladrones cuando enseñan san Basilio, Ambrosio y León.
comen las cosas de otros. Scoto piensa que ese papa Con nuestra república se calman las conciencias,
se equivocó, y por eso cobró un gran odio hacia los se extirpa la avaricia, raíz de todo mal, y los fraudes
franciscanos, porque Clemente V y Nicolás III, pon­ cometidos en los contratos, y los hurtos y los robos
tífices, les concedieron a los franciscanos solamente y la molicie, y la opresión a los pobres, y la ignoran­
el uso de hecho, no de derecho, como un invitado a cia que invade incluso a los ingenios mejor dispues­
cenar sólo de hecho y no de derecho. Pero Scoto se tos, porque rehuyen las fatigas mientras pretenden
engaña, y condena injustamente a un papa, porque filosofar, y las curas inútiles, y las fatigas, y el dine­
los pontífices por él citados no destruyeron el dere­ ro que mantiene a los mercaderes, y la falta de libe­
cho de gius natural, y sí sólo el derecho positivo, y ralidad y la soberbia , y los otros nocivos produc­
así, santo Tomás pensó que en las cosas que se des­ tos del reparto, y el amor propio, y la enemistad, y
truyeron por el uso no se puede distinguir el uso del las envidias, y las insidias, como se ha demostrado.
dominio, como se ve en el tratado sobre el usufruc­ Distribuyendo los honores según las aptitudes natu­
to de las cosas que se consumen con el uso (libro II). rales se extirpan los males que nacen de la sucesión,
Por esto, estos pontífices no se contradicen entre sí, de l a elección y de la ambición, como enseña san
como enseña Juan XXII, aunque sí es un hereje el que Ambrosio hablando de la república de las abejas, y
niega el uso del derecho a los apóstoles y a Cristo; así seguimos a la naturaleza que es la maestra ópti­
porque entonces no habrían comido por derecho, ma, como entre las abejas. Y la elección que utiliza­
sino injustamente como los ladrones. Los ladrones mos no es licenciosa sino natural, eligiendo a los que
tienen el derecho de hecho, pero en la necesidad tam­ se distinguen por las virtudes naturales y morales.
bién tienen el derecho natural. De todo esto resulta
la solidez de la doctrina de los santos, contra los bobos Ahora, respondiendo en particular a la primera
que abren la boca hacia el cielo. El invitado come objeción, diremo.s que Aristóteles cometió un error
de derecho, y su título es la donación, no menor que espontáneamente y de mala fe, porque también para
el título de venganza. Pero diréis: ¿están los ricos obli­ Platón los fondos, los frutos y los trabajos son comu­
gados a restituir lo superfluo, y a quién? ¿A los pobres nes; y en nuestra república los magistrados de las artes
o a la república? Diría a la república y a los pobres, distribuyen los trabajos según la capacidad y la fuer­
pero como no hay lugar para disputas porque éstos za, y y· lo mismo ejecutan los jefes de las artes con

102 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella IOJ


la multitud, como se vio en el texto; de nadie puede niente. Y no poseyendo nada por lo que puedan vio­

)
usurparse nada, comiendo todos a la mesa común y lar el derecho de otros para engrandecer a los hijos,
recibiendo los vestidos del magistrado del vestuario, les conviene actuar de modo que los honre, y con­
según la calidad y la estación, y conforme a la salud; siderándolos a todos como hijos, hermanos y parien­
y esto se ve también entre los monjes y los apósto­ tes, se mantiene un amor igual para todos, sin nin­
les. Por tanto, Aristóteles habló inútilmente. Sólo hay guna distinción. Nadíe combate por una paga sino
que examinar en el texto la forma de distribuir los por sí mismo, por los hijos y por los hermanos; nadie
vestidos según las estaciones, los trabajos o las artes necesita un sueldo, pues viven bien, aunque sí ansían
y la ejecución, etc., y nadie puede poner dificultades los honores que las acciones valerosas obtienen de
porque todo se hace de acuerdo con la razón, y así los hermanos. Los romanos combatieron sin esti­
todos pueden hacer lo que es conforme a su disposi­ pendio hasta la guerra de Terracina, y para ellos era
ción natural, que es justamente lo que se practica en glorioso morir por la patria; pero cuando llegó el
nuestra república . amor a la propiedad poco a poco fue faltando la vir­
tud. Y Salustio y san Agustín enseñan que consi­
A la segunda objeción se responde que cada cual guieron tan gran imperio por el amor a la comuni­
es dedicado por los Magistrados desde la infancia, dad, y Catón dice en Salustio: pubblicae opes et
según las disposiciones naturales, a las diversas artes, privata paupertas, foris justum imperium, intus indi­
y el que por experiencia y por doctrina se muestra cendo animus liber, neque formidini neque cupidita­
óptimo, se le propone para el arte para el que es idó­ ti obnoxius, rem Romanam auxere. En nuestra repú­
neo. Luego, sólo los excelentes pueden llegar a ser blica estas cosas bastante mejoradas si se conservan
magistrados, según el orden anotado en el texto. Por por la comunidad de bienes útiles y honestos bajo la
tanto, ni el soldado querrá ser capitán, ni el agricul­ guía de la naturaleza.
tor sacerdote, otorgándose los cargos de acuerdo con
la experiencia y el adoctrinamiento. No por favor o A la tercera objeción. Aristóteles habla descon­
parentesco, sino adecuados a los conocimientos. Y sideradamente, lo mismo que Scoto, para no decir
cada cual desempeña el cargo en el ramo en que más impíamente. ¿Tal vez los apóstoles y los monjes no
se distingue. Los primeros magistrados no pueden son liberales por no poseer nada propio? La libera­
honrar a los unos y reprimir a los otros, porque no lidad no consiste en dar lo que se ha usurpado, sino
gobiernan arbitrariamente, sino siguiendo a la natu­ en ponerlo todo en común, como afirma santo Tomás.
raleza, dedicando a cada uno al oficio más conve- En el texto se verá como la república honra a los hués-

104 Cuestones
i sobre la óptima república Tommaso Campanella 105
pedes; y como se socorren las miserias por naturale­ que predican con Aristóteles la permisividad intro­
za, porque a nuestro lado no hay ningún desdichado ducida por la corrupción? Digamos que la Iglesia pue­
por fortuna, siendo todas las cosas comunes, y todos de conceder la repartición y permitirla, como se tole­
hermanos, y quedan indicados los mutuos oficios con ran las meretrices, a modo de mal menor, como cojos
lo que se demuestra la liberalidad; y así puede decir­ mejor que muertos, según dijo san Agustín. La Igle­
se que se ha cambiado la liberalidad en beneficencia, sia admite a la propiedad porque es algo transito­
que es algo muy superior. rio, sin que ello valga para lo superfluo, y Alejandro,
Alonso y Tomás Valden y Ricardo y el Panormita
A la cuarta objeción. Scoto argumenta. con fe pensaron que eran herejes los que enaltecen la pro­
púnica, como de costumbre, porque el mismo Agus­ piedad de los bienes de la Iglesia, y no conceden a los
tín en el cap. IV de De haeresibus; y santo Tomás 2, mismos más que su uso. Santo Tomás no les conce­
2 cuest. 66, art. 2, enseña que heréticos son los que de más que el dominio de la pequeña ración que con­
afirman que no pueden salvarse quines poseen algo sumimos porque no somos más que unos usufruc­
en propiedad, e igualmente los que sostienen que tuarios de los fondos, y no podemos legarlos a los
deben usar el vago concubinato de las mujeres, pero hijos ni a los amigos. L o que se refiere a los laicos
no por que prediquen la comunidad, sino porque se ha dicho ya anteriormente. Los ignorantes no tar­
sería una herejía mayor negar la comunidad que dan en tildar de hereje al que no puede convencer­
observan los monjes y los apóstoles, que el de l a les con su razón. La palabra de Cristo: reddite quae
repartición. Concedemos, pues, que l a Iglesia pudo sunt Caesaris Caesari, no le hace dueño sino sola­
conceder el reparto más bien de forma tolerante que mente albacea, porque nada le pertenece plenamen­
positiva y directamente. Pero, como dice san Agus­ te al César. ¿Qué tenía que no lo hubiera recibido?
tín, que antes prefería monaguillos cojos que muer­ Todas las cosas, en realidad, son de Dios y del César
tos, es preferible ser propietario que hipócrita. Y el pero sólo en calidad de administradores. Ved en la
mismo Scoto sostiene que el reparto fue introducido Monarquía del Mesías donde se ha escrito sobre esto.
por la negligencia con que son tratadas las cosas El mismo Cristo dijo: reges gentium dominantur
comunes, y la codicia de los propios intereses, por eorum, vos autem non sic, sed qui maior est fiat minis­
tanto de muy mala raíz, y por eso la repartición no ter. Por esto justamente predica santo Tomás la pro­
puede ser cosa buena, sino sólo permitida, no queri­ piedad de administración y procura la comunidad del
da por la naturaleza. Ahora bien ¿cómo osan llamar uso. Y el papa es el siervo de los servicios de Dios,
herejes a los que siguen a la naturaleza, y alaban a los y el emperador el siervo de la Iglesia.

106 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 107


ARTICULO TERCERO Segunda objeción. Surgirian discordias entre las muje­
res y a menudo entre los padres y los hijos inciertos.
Si la comunidad de las mujeres es más conforme a
la naturaleza y más útil a la concepción y, Tercera objeción. En el vulgar concubinato no
por tanto, a toda La república, que la propiedad de se conoce a la prole y es natural, pues, que el hombre
las esposas y de los hijos. desee conocer a su descendencia en la que se perpetúa.

Cuarta objeción. Surgirían los adulterios, forni­


A Aristóteles le parece más conveniente la pro- · caciones e incestos, con las hermanas, las madres y
piedad y más nociva la comunidad, a la que se opone: las hijas, y celos en las mujeres, y contiendas por aque­
llo que se desearía abrazar.
Primera objeción. Sócrates pensaba que el amor
aumentaría entre los ciudadanos si éstos considera­ Quinta objeción. Scoto objeta a las palabras: erunt
ran a los ancianos como sus padres, y éstos a los jóve­ duo in carne una; además, no es posible tener más de
nes como hijos suyos, y a los iguales como herma- · una esposa sin licencia divina.
nos, pero esto destruiría el amor. Porque de este modo
se les querría a «todos» colectivamente, y es cierto Sexta objeción. Fue la herejía de los nicolaítas
que todos los ancianos son los padres de todos los tener las esposas en común.
_
jóvenes, pero entonces el amor de cada anciano en
particular sería muy pequeño hacia aquéllos, coi:no Respondemos antes en general con la autoridad
una gota de miel en mucha agua, y pronto � e ex:�n­ de san Clemente en el citado canon:
conjuges secun­
guiría, porque nadie reconocería a sus propios hi1os dum Apostolorum doctrinam comunes esse debere. Pero
ni éstos a sus propios padres. así como esto ióa contra la honestidad cristiana se debe
En realidad, si se reuniese lo repartido de for­ aumentar adrede la glosa a este paso: comunes quo
ma que cada cual se considerara padre de cada cual, ad obsequium non quo ad thorum. Y a decir verdad,
esto aumentaría el amor, pero es imposible que un como testifica Tertuliano, así vivieron los primitivos
ser tenga más de una madre y un padre; además, cada cristianos, que lo tenían todo en común, menos as �
cual reconocería a sus propios hijos por la fisonomía mujeres en el tálamo, porque está claro que l� muJe­
y, por consiguiente, tendría más afecto hacia éstos. res servían a todos. Pero los nicolaítas introduJeron la
comunidad del tálamo, y yo condeno esta herejía, aun-

108 Cuestiones sobre la óptima república 109


Tommaso Campanella
que mantengo la comunidad en las funciones, aunque crías, y les procuran comida y defensa, y de modo con­
no en el gobierno político; porque la mujer no puede trario, muchos hombres se ocupan de las cosas fami­
ser magistrado ni enseñar a los hombres, sino sólo entre liares, como hacen especialmente los monjes; por lo
las mujeres y en el misterio de la concepción. A ellas, que esto no es contra natura como él enseñó.
por tanto, se dedican las artes que requieren poco tra­ Diremos además que la comunidad de las muje­
bajo, aunque sí la defensa de las murallas en una gue­ res por el concubinato no va contra el derecho natu­
rra. Y leemos que las mujeres espartanas defendían la ral, de forma especial, como fue establecido por noso­
patria en ausencia de los maridos, y que las hembras tros, que es conforme a natura, y no fue herejía enseñarlo
animales se baten como los machos, y las amazonas, en un estado directo de las puras luces naturales, sino
antaño, en Asia, y ahora en África, van a la guerra. Pero después de conocer el jus divino y eclesiástico positivo;
Cayetano en el libro De Pulchro dice que eso no es como no era herejía comer carne todos los días y ense­
conforme a natura, y que para guerrear tenían que cor­ ñar en el estado natural que tal cosa es útil, hasta que se
tarse el pecho izquierdo para poder manejar la lanza. promulgó la ley eclesiástica sobre la prohibición de los
Mas yo diré, tal vez con más fundamento que Gale­ alimentos en unos días dados para la abstinencia cris­
no, que lo hacían porque la fuerza que servía para nutrir tiana, cuando sí es herejía hacer uso de tales alimentos
al pecho izquierdo pasara a reforzar el brazo derecho. en los días prohibidos y enseñar que comerlos es lícito.
El pecho izquierdo no impide manejar la lanza, sino Además está demostrado: cada pecado contra natura
sólo apoyarla en el tórax. Además, existen muchas desttruye al individuo, o a la especie, o va directamente
maneras de combatir que convienen a las mujeres como a tal destrucción, como enseña santo Tomás; de aquí
se ve en las africanas. Aristóteles no pudo rechazar este que los homicidios, los hurtos, los robos, la fornicación,
argumento de las amazonas. Y nosotros no lo orien­ el adulterio, la sodomía, etc., sean contra natura, por­
tamos a todos los asuntos bélicos sino solamente a la que ofendiendo al prójimo se impide la concepción, o
defensa de las murallas, a los socorros urgentes, y no se tiende a tales pecados; pero la sociedad común de las
queremos formar una república de amazonas, sino que mujeres no destruye a las personas ni impide la con­
la reforzamos para que sirvan a la defensa y a la pro­ cepción, por lo que no va contra el orden establecido,
le. Aristóteles rechaza el argumento de las mujeres que sino, al contrario, es muy útil al individuo, a la concep­
.,
combaten como fieras, porque éstas no se ocupan de ción y a la república, como aparece en el texto.
los temas familiares como nuestras mujeres que
ya están destinadas a sus obligaciones por la natura­ Es de observar que hay tres clases de vulgar con­
leza, pero se engaña, porque las fieras cuidan a sus cubinato; uno P?r el que cada cual puede juntarse con

110 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 111


el que quiera o desee, y esto va contra la naturaleza nes heréticas sólo hay hijos por accidente, no tenien­
racional del hombre, aunque sea propio de algunos do como fin más que la lujuria, pues para engendrar
animales, como caballos, asnos., cabras, etc., y por ya bastan los maridos en casa.
tanto la naturaleza provee que tales animales sólo en
ciertas temporadas sientan el estímulo a la concep­ La tercera forma de concubinato, finalmente, es el
ción; los hombres, por consiguiente, estando siem­ que hemos desctito en una sociedad casi de natura,
pre dispuestos a ella, si pudieran juntarse con cual­ en el que no engendran más que los robustos y mejo­
quiera, se debilitarían continuamente, y todos irían res, siguiendo las directrices de médicos y magistrados,
siempre con las más bellas, y éstas, por la confusión en los momentos aptos para la concepción, según la
del semen y por la acción contraria, no concebirían, astrología, con temor y obsequio a la divinidad, y sólo
como hacen las meretrices. Las mujeres feas., pues, desde los 25 años hasta los 53; a las mujeres puras hemos
excitadas por los celos y el dolor, maquinarían muchos prescrito un tiempo en el que son aptas, y hemos des­
males contra las bellas. Por esto el vulgar concubi­ truido las uniones inconvenientes, como las que se
nato es una herejía y una impiedad contra natura, y hacen solamente con miras a la riqueza, y que por tan­
es semejante a la de los gnósticos y los nicolaítas, y a to no suelen dar hijos a la república, y si los dan suelen
la de algunos modernos herejes y algunos religiosos ser feos, deformes e imbéciles, como se ve por expe­
de la secta de Mahoma en África, que consienten unir­ riencia y fue observado por Pitágoras, el gran filósofo.
se con cualquiera, incluso en público. Hemos impedido igualmente la debilidad producida
por los excesivos coitos o las enfermedades que tien­
El otro género de vulgar concubinato es el que, den a la esterilidad; porque si una no concibe con éste,
tras las bodas legales, de cuando en cuando, un indi­ puede concebir con aquél, y la naturaleza nos enseña
viduo s.e une a lo que la suerte le ofrece, como se ha que en este caso hay que cambiar. Esto es lo que nues­
observado en la Galia y en Alemania, en algunas tras leyes establecen: que cada individuo se sirva sola­
comarcas; donde sucede que ciertos individuos reco­ mente de su propia esposa� si no es estéril, lo cual no
nocerían haberse juntado a sus madres, lo que es una puede ser aprobado, a las únicas luces naturales, por el
herejía contra natura, y también contra la positiva ley ·�
filósofo; por esto sólo mantengo que los que institu­
divina, porque no tiene el propósito de la concepción yeron una república con comunidad de mujeres no
sino sólo la lujuria; y la unión difusa de los anima­ pecaron ante las puras luces naturales, antes de que la
les es mejor, puesto que engendran, y esto no es con­ revelación enseñara que no debe practicarse de este
tra natura, ya que adviene la prole, pero en las unio- modo. En tanto, Durando y otros sostienen que la for-

112 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 11]


nicación no va contra la ley natural, y muchos teólo­ esto horrible. Y yo mismo vi en Montedoro un caba­
gos confiesan estar solamente prohibida por ley posi­ llo que se negaba a unirse con su madre. Y no porque
tiva; y el razonamiento de santo Tomás, según el cual no haya concepción en tal unión, sino por reverencia
es contraria a la concepción y a la educación, no vale natural. Y no obstante, según el testimonio de Tolo­
cuando se sabe que la mujer es estéril. No obstante, meo, fue un uso común entre los persas unirse con las
estoy de acuerdo en esto con Santo Tomás, que con madres. Y entre los animales, las gallináceas y otros
prolijas deducciones se puede demostrar con la pura muchos, también lo practican. De todos modos, en la
razón, pero no ser algo conocido por todos. Así, Sócra­ república he prohibido que las madres se unan a los
tes no pecó al beber la cicuta, obligado por la ley, por hijos y los padres a las hijas, aunque este último caso
más que los teólogos afirmen que fue pecado, porque, sea menos contra natura. Cayetano demuestra, apo­
afirman, nadie puede estar obligado por la ley a obrar yado por el espíritu de santo Tomás y por la razón natu­
contra sí mismo. Pero estas sutiles deducciones naci­ ral, que la unión con la hermana o con los parientes y
das de las luces evangélicas no las conocían los antiguos consanguíneos, no va contra el derecho natural, y sí
filósofos, que por esto dijeron que era lícito suicidar­ solamente contra el legal, y que es un precepto judicial,
se por ser dueños de la propia vida, como estimaron no moral, la prohibición de los otros grados; porque
Catón, Séneca y Cleómene. Por consiguiente, yo sos­ los hijos de Adán se unieron con sus hermanas, y el
tengo que la comunidad de mujeres, tal como la prac­ patriarca Abraham, lo mismo que el patriarcaJacob, se
ticamos nosotros, no va contra el derecho natural, y si unieron con sus hermanas, siendo Sara la hermana del
va no puede conocerla el filósofo con las únicas luces primero. Y santo Tomás aporta dos razones para estas
naturales, porque eso no se deduce directamente del prohibiciones: el respeto a los parientes> pues pueden
derecho natural, como conclusión inmediata, sino sólo vivir juntos sin escrúpulos, y porque se multiplicarí­
como deducción lejana, más fundada sobre el derecho an las amistades mediante los matrimonios, y la luju­
positivo, que puede variar. Por tanto, fas razones de ria no sería más dulce con la misma sangre. Razones
Aristóteles no nacieron de la naturaleza de las cosas, que según Cayetano decidieron a la ley cristiana. Pero
sino de su envidia hacia Platón; y él mismo habla de en la república solar no habría lugar para ello, porque
muchas naciones que vivieron de este modo. Nos apo­ las mujeres viven por separado y sólo se forman las
ya así santo Tomás, que en la 2, 2 cuestión, 154, art. 9, uniones de acuerdo con la ley, los tiempos y los luga­
confiesa que ninguna coyunda es contra natura, excep­ res prefijados. Esto es lo que está establecido en la repú­
to la del hijo con la madre, y del padre con la hija; por­ blica �olar, para rechazar la sodomía y un mal mayor,
que hasta los caballos, según Aristóteles, consideran también está establecido en la religión cristiana; por-

Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 115


que el marido puede usar sin pecado de la mujer, inclu­ prietatis est augmentum caritatis, y se debe creer más
so grávida, para extinguir la lujuria y no por la con­ a san Agustín que a Aristóteles, y a favor del prime­
cepción. Yo, pues, lo hice para que este semen no se ro se halla san Pablo que dijo: caritas non querit quae
perdiese, y dicté todos mis preceptos para la conser­ sua sunt, o sea que antepone las cosas comunes a las
vación de la república; los otros preceptos no_ son recha­ propias, no las propias a las comunes. En la unión de
zados por los mismos filósofos según el derecho natu­ los monjes se ve lo mismo, porque el monje no posee
ral, y Aristóteles, a favor de la salud, recomienda el coito nada propio, y ama la comunidad como a todo su cuer­
a los no engendradores, como hicieron Hipócrates y po, y si algo posee es como un miembro cortado, o un
otros para evitar males mayores. pie amputado, no cuidando más que a lo que es suyo.
Lo mismo sucedía en la república romana: cuando los
Ahora respondo especialmente a la primera obje­ ciudadanos eran pobres y la república rica todos que­
ción. Que todo puede tomarse en dos sentidos: por­ rían morir por la patria; cuando luego los ciudada­
que todos, hasta cierta edad, determinada en el texto, nos fueron ricos, cualquiera habría asesinado a la patria
son padres de todos colectiva y separadamente; lo pri­ en beneficio prop io. El apóstol ofrece el ejemplo de
mero es cierto, según el acto natural, lo otro según la los miembros y del cuerpo, y lo mismo enseñaron
caridad natural. Con esto no disminuye la caridad, sino Ambrosio y Crisóstomo. El amor de la comunidad no
solamente la codicia y la avaricia, porque el hombre, sería como una gota de miel en mucha agua si no como
reinando la repartición, está dispuesto a amar a los pro­ un pequeño fuego en mucha estopa. Porque el amor
pios hijos más de lo conveniente, y a despreciar a los es una de las cosas más principales, y de un carácter
de otros más allá de toda medida. El hombre pruden­ difuso, como el fuego, y eso es feliz en la sociedad de
te ama más a los mejores aunque sean de otros, y cui­ muchos por la fama, la difusión del nombre, la memo­
da más a los malos para mejorarlos; porque no le gus­ ria y las ayudas más numerosas que se reciben. Sepa­
ta ver tanta deformidad en el género humano, y por radamente, aunque uno sea sólo hijo de un solo hom­
tanto, siente horror de los cojos, los ciegos, los desdi­ bre, puede ser amado por todos cuando forman una
chados, porque son de nuestro género y a cada uno sola unidad en la caridad. Por ejemplo, el tío ama a su
nos representan la verdadera desgracia. Con la comu­ sobrino, aunque no pueda engendrar con él, sólo po!"
nidad de los hijos, de los hermanos, de los padres, de ser de la misma familia. ¿Y acaso el papa y los carde­
las madres, se puede reducir el excesivo amor pro­ nales no aman a sus sobrinos y a los consanguíneos,
pio, que es la codicia, y aumentar el amor común, que aunque no hayan engendrado con ellos? Y nosotros
es la caridad. Por eso san Agustín dijo amputatio pro- amamos a los amigos y a los hijos de los amigos, y los

116 Cttestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 117


viejos de los monasterios aman a los novicios, sobre de su propia doctrina, no con el semen carnal. Tam­
todo a los virtuosos; tacha en cambio el enemigo de la poco los piojos, aunque nazcan de nosotros, son hijos
caridad. - La fisonomía engaña porque los hijos no nuestros. Ni es cierto que los hijos de Abraham sean
siempre se parecen a sus padres, sino a menudo a otros ahora los judíos sino los cristianos. La eternidad la
hombres; y poco obstáculo sería en nuestra república buscamos en Dios y, como enseña Ambrosio, una
la pequeña propensión a todo lo que ordena la ley natu­ vida feliz para la república. Tampoco los animales
ral y la del mérito. Jacob amaba a José, y otros a otros; conocen a sus hijos cuando han crecido, y tampoco
lo cual no puede perjudicar a la comunidad ni a la cari­ esto viene directamente sino indirectamente de l a
dad; los hijos que no conspiran entre sí, viviendo bajo naturaleza.
la misma disciplina; las santas mujeres de los patriar­
cas, como Raquel y Lía, tenían como hijos propios a A la cuarta objeción. Decimos con Cayetano y
los de las amantes, pero Aristóteles no conoció esta santo Tomás que no es incesto contra natura más que
caridad. el cometido con la madre, y nosotros lo evitamos en
la república; con las hermanas y con otros no es legal,
A la segunda objeción. Se niega la consecuencia y donde no existe esta ley no hay incestos ni adulte­
cuando el todo está gobernado según las reglas y la rios. Porque el adulterio o es natural o es legal; el natu­
venia de los médicos, de las matronas y de la astrolo­ ral lo efectúan animales de varias especies, según ense­
gía. Por la posición del cielo nacen y se conocen las ña san Ambrosio en el Hexamerón V, cap. 3, como
inclinaciones morales, según santo Tomás (Política 5, entre los asnos y los caballos; el legal se efectúa cuan­
lect. 13 ). Y nuestros solares creerían ilícito unirse por do alguno practica con mujer ajena, lo cual está prohi­
puro placer o por sanidad, para cuyos casos se ha legis­ bido por la ley; pero en nuestra república esta ley no
lado de otra manera; respecto al resto ver el texto. existe, pues hay engendradores públicos adecuados
para esta función; no hay, por tanto, adulterio, como
A la tercera objeción. Siendo todos los miembros no hay prole bastarda ni uniones ilegales. Entre los
de un mismo cuerpo, consideran a todos los jóvenes monjes no es un hurto, pues todas las cosas están en
menores como hijos, y se perpetúan mejor en la común, que alguien coma pan. Porque el adulterio no
comunidad que en los hijos propios. Además, como consiste en la libido, de lo contrario el marido que usa
todos enseñan, la vida de la fama se obtiene con las a la mujer sólo por placer sería un adúltero, y sí lo
buenas obras, y es preferible a la que se obtiene con es el que usa mujer ajena; pero ahora hace suya la ley,
los hijos. Así, los filósofos tienen hijos con el semen y no cometería pecado contra la república más que

rr8 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanell.a 1 19


yendo contra la regla; como el monja roba los bie­ bras. Y en esta república, que se gobierna por las leyes
nes del monasterio cuando se sinte de las cosas comu­ naturales, no por las reveladas, esto no podía ser cono­
nes sin permiso. Pero, se argüirá, santo Tomás ense­ cido. También la naturaleza enseña al que no engen­
ña que todos los mandamientos del Decálogo son dra con una que se una a otra; y esto le pidió Sara a
preceptos naturales. Se contesta, existiendo la repar­ Abraham, como cosa natural, por no haber revela­
tición, porque el hurto no existe si no desestabiliza el ción en contra; y Lía y Raquel les dieron a sus mari­
reparto de los bienes. Otros doctores afirman que no dos sus propias amantes. ¿ Y como estos solares po­
todos esos preceptos son de derecho natural. En nues­ drían pensar que esto es contra natura, cuando ni los
tra república no hay reparto de propiedades, sino sólo animales ni los hombres podían saberlo? Por lo
de uso, y se intenta mantener el ingenio y la fuerza de demás ' nuestros ciudadanos no tienen ni una ni
.

los ciudadanos. No se considera que la fornicación muchas mujeres, pues en la época prescrita para la
sea pecado por la sola naturaleza de las cosas, ni en la concepción cada cual se une con la que la ley le des­
república del Sol hay fornicación, siendo todo en tina por el bien de la república, y de este modo el
común. La otras obscenidades, los celos y las con­ padre no tiene poder sobre el hijo respecto a la repú­
tiendas, no pueden tener lugar donde se regulan las blica; pues la parte es para el todo y no el todo para
cosas según una ley y una disciplina grata a todos; la parte. Por tanto, si el todo se ocupa de la totalidad
tampoco hay lo que es propio de las bestias y" de algu­ en la república solar, ni la somete a los particulares,
nos herejes, lo cual no tiep.e aquí su debido lugar, por esto obra convenientemente. El marido que se une
lo que hay que ver el texto. por libido a una mujer cuando le parece bien, pro­
duce una prole imbécil y degenerada. Nosotros pro­
A la quinta objeción. Si fuese de derecho natural curamos tener una óptima cría en nuestros caballos,
tener una sola mujer, el mismo Dios no podría per­ no en nuestra especie. También para Aristóteles es un
donarnos, según santo 1omás. Pero Jacob tuvo a dos fraude con,tra la naturaleza el que se une con ánimo
hermanas, y David cinco esposas, Salomón setecien­ servil a mujeres generosas, sin ton ni son. Y san Cri­
tas, y casi todos los patriarcas tuvieron muchas muje­ sóstomo, en el libro del sacerdocio, desaprueba figu­
res, aunque no tuvieron ninguna dispensa, por más radamente al obispo ignorante que se une a la Iglesia
que se crea lo contrario; por tanto, está claro que la generosa. El Señor dijo: erunt duo in carne una; lo
pluralidad de mujeres no es contra natura. Y todos cual es cierto, y esto sucede en nuestra repúblíca, pues
los animales, tal vez menos la tórtola y el palomo, Dios no enseñó que uno sólo ha de unirse a una.; de
que se unen con la hermana, se unen con más hem- lo contrario, Jacob habría tomado simultáneamente

120 Cuestiones sobre la óptima república 121


Tommaso Campanella
dos esposas, ni muerta una, sería lícito tomar otra. lo bestial o el de los nicolaítas. Santo Tomás afirma que
De dos se hace, pues, una sola carne, porque de la el matrimonio es contra natura cuando no favorece la
mezcla de las dos semillas nazca una prole; y san prole y a la sociedad, pero en nuestra república la unión
Ambrosio dice con san Pablo: no habríais conocido también es favorable a ambas partes.
este pecado a no ser por la ley. Los argumentos aportados por Aristóteles con­
tra la comunidad: que es superflua, como si alguno
A la sexta objeción. La herejía de los nicolaítas quisiera andar con un solo pie, y extraer armonía
consistía en que admitían como lícito que cada cual se de una sola cuerda) son pueriles y contrarios a la cari­
uniese con quien le gustara, y esto es contrario al dere­ dad y a la república de los monjes y de los apóstoles,
.
cho natural, e impide la concepción, como se dijo; pero que se apresuraron a condenar tales :osas porque
en la república solar la unión se efectúa según las reglas tenían un solo corazón y una sola alma y no decían
de la filosofía y la astrología, y se trata de que la con­ que tuvieran una cosa propia, sino que todas las cosas
cepción sea mejor y más numerosa, lo cual está de eran de la comunidad.
acuerdo con la naturaleza y no es herejía, si no está Porque esta unidad no destruye la pluralidad,
condenada por la Iglesia. Hortensio, o sea Catón, hom­ sino que la fortalece por la unión, no ya de un hom­
bre sabio y muy docto, concedió en préstamo la pro­ bre solo, sino de todos los estados y condiciones; lo
pia esposa a Bruto para tener hijos de éste, como si el que no obtuvo Aristóteles en su república, y no extra­
severo estoico quisiera enseñar con esto que está de emos armonía de una sola cuerda sino de muchas.
acuerdo con el orden natural. Por esto, los habitan­ Aristóteles estableció solamente la discordia, com­
tes solares guiados por las puras luces naturales, saben poniendo su república con dos contrarios; nosotros
que, excepto nuestra forma de matrimonio, todas las consideramos a l a unión como un huerto, porque
demás son pecado, en tanto que los mismos hebreos todas las cosas concuerdan en su interior; Aristóte­
y romanos admitieron el divorcio, y los filósofos con­ les compuso su huerto sólo con dos pies contrarios
cedieron el cambio, y Sócrates y Platón ¿qué enseña­ y, discordias, como se demostró en el examen de su
ron? Aristóteles no reprocha que eso sea faltar al dere­ república; la nuestra en cambio es apostólica, y en ella
cho natural, pero no le parece útil; y también relata se establece la comunidad, no por el placer, sino por
que algunos vivieron de ese modo. Concedo que aho­ el respeto, según se ve en nuestro diálogo.
ra ésta es una herejía dentro de la iglesia cristiana, pero

afirmo que con la única ayuda de la naturaleza no se


puede conocer que algo es malo si no se ejecuta al esti-

122 Cuestiones sobre la óptima república Tommaso Campanella 123


NUEVA ATLÁNTIDA
FRANCIS BACON,
EXTRAÑO CANCILLER INGLÉS

Abogado, historiador, literato, filosofo, político


y hombre de ciencia, Francis Bacon fue uno de los
hombres más notables de su tiempo. Su fama llegó
a ser tan grande que le consideró el iniciador de la
filosofía moderna junto con Descartes; prueba de ello
es que le célebre Enciclopedia de la Ilustración le fue
dedicada como un reconocimiento a su condición de
precursor. Curiosamente, se le han atribuido las obras
de Shakespeare, lo cual resulta más que improba­
ble, pero que dice bastante de su fama, hombre siem­
pre atractivo y rodeado por un halo de misterio.

Francis Bacon 127


Nacido en el Strand, cerca de Londres, el 22 de científicos que le darían renombre universal. En cuan­
enero de 1561, fue el menor de los hijos de sir Nicho­ to recobró su libertad se retiró a sus posesiones de
las Bacon, guardasellos de la reina, y de Anna Cook, Highgate, que ya no abandonaría, dedicanse el resto
mujer de gran cultura y profundamente religiosa. de su vida a labores intelectuales.
Asistió al Trinity College durante un par de años y Su obra comprende numerosos títulos que, apar­
luego su padre lo envió a Francia, donde estuvo bajo te de su valor científico y filosófico, le han asegura­
la protección de sir Amyas Paulet, embajador inglés do un lugar de privilegio en la literatura. Redactó la
en aquel país. mayoría de sus libros en latín, como era costumbre
De regreso a Inglaterra, ingresó en la escuela de hacerlo en todos los tratados, pero escribió algunos
jurisprudencia Gray's Inn, recibiéndose de aboga­ en inglés no menos interesantes. Entre estos últimos
do en 1582. Inicia su brillante carrera política al ser merece destacarse el texto utópico Nueva Atlántida,
designado miembro de la Cámara de los Comunes parecido poco después de la Ciudad del Sol, de Tom­
en 1584; sin embargo, como adoptó una posición crí­ maso Campanella.
tica ante la corte, no desempeñó cargos importantes Su pensamiento filosófico no presenta grandes
sino una vez fallecida la reina Isabel, quien nunca vio innovaciones, siguiendo en sus razonamientos a su
con buenos ojos su actitud independiente. compratriota del mismo apellido, Roger Bacon, quien
El sucesor al trono,Jacobo I, nombró a Bacon fis­ había formulado la aplicación del método deductivo
cal del reino y posteriormente consejero privado, papel y enfatizado la importancia de la comprobación expe­
que desempeñó de forma admirable, granjeándose la rimental por encima de los valores teóricos.
confianza del monarca, quien acabó por otorgarle el En su obra capital, Novum Organum, expuso
más alto puesto en la corte: canciller del reino. una nueva lógica, en contraposición a la aristotéli­
Tal vertiginosa trayectoria no dejó de suscitar ca, rechazando las demostraciones silogísticas en favor
envidias a su alrededor, envidias que Bacon habría de de las comprobaciones experimentales. Pero a pesar
pagar muy caro: tres años depués de su nombra­ de su pasión por las ciencias, Bacon fue ante todo un
miento como canciller fue sometido a juicio acusado Humanista en busca de la Nueva Atlántida.
de soborno y abuso de autoridad. Declarado culpa­ La muerte le sorprendió el 9 de abril de 1626,
ble, fue despojado de todos sus cargos y provicio­ mientras se dedicaba a la redacción del amplio reper­
nalmente encarcelado en la Torre de Londres. Así torio científico Selva de selvas, publicado postuma­
concluyó Ja actividad política de este hombre nota­ mente en 1627.
ble, pero inició entonces sus estudios filosóficos y

128 Nueva A tlántida Francis Bacon 129


Nueva Atlántida

Nueva Atlántida fue redactada en 1624, dos años


antes de la muerte de Bacon, y publicada en 1627.
La obra es una utopía inspirada en la Ciudad del
Sol de Campanella, pero se aparta un tanto de ésta en NUEVA ATLÁNTIDA
su concepción teocrática y adquiere un neto corte
renacentista: Bacon no se inclina por una especie de
socialismo como Campanella, sino más bien por un Cuando zarpamos de Perú, en donde habíamos
estado tecnocrático donde las conquistas de la cien­ permanecido por espacio de un año, hacia China y
cia puedan otorgar la felicidad y la paz. También se Japón, por el Mar del Sur, llevamos con nosotros
aparta de la Ciudad del Sol en su estilo, ya no hay un vitualla para doce meses y tuvimos buenos vientos
diálogo seco, sino una búsqueda literaria, una des­ del este, algo débiles, durante cinco meses y aun más.
cripción que va más allá de las ideas expuestas. Y tam­ Pero entonces la dirección del viento cambió y sopló
bién carece de una jerga -la astrológica- que difi­ desde el oeste durante muchos días, de manera que
culte su lectura, lo cual explica su éxito posterior. apenas pudimos avanzar, y algunas veces tuvimos la
El argumento es simple: una tripulación va cami­ tentación de emprender el regreso.
no de China y Japón por la ruta del Mar del Sur, Pero pronto se levantaron fuertes y grandes vien­
topándose con una isla poblada por cristianos con­ tos del sursureste que nos arrastraron -a pesar de
vertidos en su día por san Bartolomé: es Nueva Atlán­ nuestros esfuerzos- hacia el norte; para este enton­
tida, quien acoge a los viajeros provisionalmente. ces nos faltaron los víveres, aunque bien los había­
No abundaremos en su argumento, pero desta­ mos economizado. Así que hallándonos en el mayor
caremos que en Nueva Atlántida no hay políticos ni desierto de aguas en el mundo, sin víveres, creímos
burócratas, ni menos discursos y elecciones. Un ecléc­ estar perdidos y nos preparamos para la muerte. Sin
tico gobierno de técnicos se ocupa del bienestar de embargo elevamos nuestros corazones y voces al Dios
sus subditos, un concepto ingenuo, cuando hemos de los cielos, que «mostró sus milagros en las aguas»,
visto como los científicos han dcfradado repetida y implorando de su misericordia que así como en el
a veces cruelmente las esperanzas depositada en ellos principio descubrió l a faz de las aguas y creo la tie­
por los humanistas. rra, así descubriese tierra para nosotros, a fin de que
no pereciésemos.

130 Nueva A tlántida Francis Bacon !J I


Y sucedió que al día siguiente, hacia el atardecer y destacando del resto, extendió hacia él un peque­
y algo al norte, vimos aparecer ante nosotros nubes ño rollo de pergamino -algo más amarillento que
espesas, lo que aumentó la esperanza de hallar tierra, nuestro pergamino y que brillaba como las hojas de
ya que sabíamos que esa parte del Mar del Sur era las tablillas de escribir-, suave y flexible, y se lo
completamente desconocida y podría contener islas entregó al que estaba al frente de nosotros.
o continentes hasta hoy no descubiertos, así que vira­ En dicho rollo estaban escritas en hebreo y grie­
mos hacia allí donde creímos ver algo que parecía tie­ go antiguos, en buen latín escolástico y en inglés estas
rra, toda esa noche. Y al amanecer del siguiente día palabras:
pudimos discernir claramente que era tierra, chata a
nuestros ojos y cubierta de bosques, lo que la hacía «No desembarquéis ninguno de vosotros: dis­
aún más oscura. poneos para marcharos de estas costas en el plazo de
Navegamos otra hora y media y, a poco, encon­ dieciséis días, a menos de que os sea concedido más
tramos un buen fondeadero, el puerto de una bella tiempo. Mientras tanto, si deseáis agua dulce, o vitua­
ciudad, no grande, por cierto, pero bien construida llas, o auxilio para vuestros enfermos, o si vuestro
y que ofrecía un agradable panorama, observada des­ barco necesita repararse, escribid lo que necesitáis y
de el mar; y como cada minuto que pasaba para lle­ tendréis lo que corresponda a la misericordia.»
gar a tierra nos parecía muy largo, nos aproximamos
a la costa, alistandonos a desembarcar. De inmedia­ Este rollo estaba firmado sobre un sello con que­
to vimos, no obstante, varias gentes con bastones rubines, con alas no extendidas sino. colgando hacia
en sus manos, como si nos próhibieran el desembar­ abajo, y junto a ellas una cruz.
co, aunque -sin embargo- sin gritos hostiles, sino El oficial nos lo entregó y regresó, dejando con
como advirtiéndonoslo por señas. Entonces, sin­ nosotros a un sirviente para recibir nuestra respues­
tiéndonos no poco incómodos, resolvimos entre ta. Nos consultamos entre nosotros, y estábamos muy

nosotros lo que debíamos hacer. perplejos. La negativa de desembarco y la adverten­


En tanto, botaron hacia nosotros una pequeña cia de que nos alejáramos nos preocuparon mucho;
lancha, con cerca de ocho personas; una de ellas tenía por otro lado, saber que esta gente poseía lenguas y
en su mano una vara de justicia, de caña amarilla guar­ estaba tan llena de benevolencia nos llenó de alegría.
necida de azul en sus extremos. El hombre subió a Y, sobre todo, el signo de la cruz en aquel documen­
nuestro barco sin muestra alguna de desconfianza, y to fue para nosotros un signo de buenavcnturanza,
cuando vio a uno de nosotros presentarse a sí mismo como el presagio de algo bueno.

IJ2 Nueva Atlántida Francis Bacon IJJ


Respondimos en lengua inglesa: en cuanto a nues­ tros a su encuentro en las aguas, lo que hicimos en
tro barco todo estaba bien, pues habíamos topado seguida en nuestro bote, enviando al segundo de a
con vientos suaves y contrarios, más bien que con bordo y cuatro marineros. Cuando hubimos llegado
tempestades; en cuanta a nuestros enfermos, eran a cinco metros de su bote, nos hicieron indicacio­
muchos y algunos en grave estado; de modo que si nes de que permaneciésemos allí sin acercarnos más;
no se les permitía desembarcar, corrían peligro sus y así lo hicimos.
vidas. Entonces, el hombre que describí antes se puso
Escribimos también otras necesidades, añadien­ de pie y, en alta voz, preguntó en inglés:
do que teníamos algunas mercancías que, si deseaban -¿Sois cristianos?
aceptarlas, servirían para cubrir nuestras necesida­ Respondimos que sf lo éramos, sin sentir temor
des sin ser una carga para ellos. alguno, por la cruz que habíamos visto en la firma.
Luego ofrecimos al sirviente una recompensa en Ante tal respuesta, aquella persona elevó la mano
doblones, y una pieza de terciopelo carmesí para el derecha hacia el cielo y la acercó suavemente a su boca
oficial, pero el sirviente no las tomó, y casi ni las miró. -un gesto que suelen hacer cuando dan gracias a
Entonces nos dejó y regresó en otro bote peque­ Dios-, y dijo:
ño que se le había enviado. -Si juráis todos vosotros por los méritos del Sal­
Unas tres horas después de que hubimos despa­ vador que no sois piratas, ni habéis derramado san­
chado nuestra respuesta, vino hacia nosotros una per­ gre legal o ilegalm.ente en los últimos cuarenta días,
sona al parecer de rango. Vestía una toga de anchas podréis bajar a tierra.
mangas, como de pana, de un hermoso color azul, Dijimos que estábamos todos prontos a jurar.
mucho más brillante que el nuestro; debajo llevaba Entonces uno de los que estaban con él, y que pare­
ropas verde y también lo era su sombrero, en forma cía ser un notario, sentó acta de este hecho. Una vez
de turbante, finamente confeccionado y no tan gran­ que lo hizo, otro de los ayudantes del gran perso­
de como los turcos. Las ondas de su rizado cabello naje, que estaba con él en el mismo bote, después que
caían por debajo. Tenía aspecto de persona venerable. su señor le hubo hablado un momento, dijo en voz
Llegaba en un bote, dorado en parte, con sólo alta:
otras cuatro personas más en él, seguido de otro bote, -Mi señor quiere haceros saber que no es por
en el que había unas veinte. Cuando hubo llegado a orgullo ni por soberbia que no sube a bordo de vues­
distancia de tiro de arco de nuestra nave, se nos hicie­ tro barco, sino porque habéis declarado que hay
ron señas de que deberíamos enviar algunos de noso- muchos enfermos entre vosotros, y el Conservador

IJ4 N1u�va Atlántida Francis Bacon IJ J


de Extranjeros, y que había prevenido la hora por­
de la Salud de nuestra ciudad l e advirtió que guarda­ que así tendríamos todo el día para nuestros asuntos.
ra las distancias. -Porque -dijo- si seguís mi consejo, venid
Nos inclinamos profundamente y respondimos primero alguno de vosotros y ved el lugar, y cómo se
que éramos sus humildes servidores, y que conside­ puede adecuar convenientemente, entonces podréis
rábamos un gran honor y singular benevolencia para enviar por los enfermos y por el resto de los vuestros
con nosotros lo que ya se había hecho, y que espe­ que traeréis a tierra.
rábamos que la naturaleza de la enfermedad de nues­ .
Le dimos las gracias y le expresamos que este cui­
tros hombres no fuese infecciosa. dado que se tomaba con extranjeros afligidos sería
El hombre regresó; y poco después vino hacia recompensado por Dios. Y así seis de nosotros baja­
nosotros el notario y subió a nuestro barco, lle­ mos a tierra con él, y cuando estuvimos en ella fue
vando en su mano una fruta de aquel país, pareci­ delante de nosotros, y se volvió, y dijo que no era
da a una naranja de exquisito aroma, de color entre sino nuestro siervo y nuestro guía; y por todo el cami­
morado y carmesí. La utilizaba -al parecer- como no hubo algunas gentes en filas a ambos lados, pero
preventivo contra la infección. Nos tomó juramento de comportamiento tan respetuoso que no parecía
«en nombre de Jesús y sus méritos», y después nos que se reunían por curiosidad, sino para recibirnos.
dijo que el día siguiente, a las seis de la mañana se Y algunos de ellos, cuando pasábamos cerca, abrían
nos mandaría buscar y seríamos conducidos a la un poco sus brazos como dándonos la bienvenida.
Casa de Extranjeros -así la denominó- donde La Casa de Extranjeros es una construcción bella
seríamos provistos de todas las cosas necesarias, y amplia de ladrillo, algo más azul que nuestro ladri­
tanto sanos como enfermos. Luego nos dejó y, llo, con hermosas ventanas, algunas de cristal, otras
cuando le ofrecimos algunos doblones, agregó son­ de una especie de batista aceitada. Primero nos con­
riendo: dujo a una bella sala de la planta superior; allí nos
-No aceptamos dos pagas por un trabajo -con preguntó cuántas personas éramos y cuántos los
lo cual quería decir, al menos así lo entiendo, que esta­ enfermos. Respondimos que en total, enfermos y
ban suficientemente pagados sus servicios por el Esta­ sanos, éramos cincuenta y uno, de los cuales dieci­
do; y, como supe más tarde, llamaban «doblemente siete estaban enfermos. Nos pidió que tuviéramos un
pagado» al oficial que aceptaba propinas. poco de paciencia y que permaneciéramos allí hasta
A la siguiente mañana, muy temprano, apare­ que volviese, para lo cual transcurrió una hora; y
ció el mismo oficial que se nos acercó al principio con ent0nces nos llevó a ver las cámaras que nos habían
la caña, y nos dijo que debía conducirnos a la Casa
Francis Bacon 137
136 Nueva Atlántida
preparado, que eran diecinueve, habiendo dispuesto Le agradecimos c0n todo afecto y respeto.
-según parecía- que las cuatro mejores habrían de -Realmente -dij.irnos- Dios se manifiesta e.n
alojar a cuatro de los principales de nuestro grupo
esta tierra.
y hospedarlos en habitaciones individuales, y las otras También le ofrecimos veinte doblones, pero él
quince nos alojarían de dos en dos. Las cáma�as eran sonrió y sólo dijo:
hermosas y alegres, y amuebladas con elegancia. Des­ -¿Qué? ¿Doble sueldo?
pués nos conduj10 a una larga galería, una especie de Y entonces nos dejó.
dormitorio de monasterio,. donde nos mostró, a lo Luego se nos sirvió la comida, compuestá de muy
largo de uno de los lados -porque el otro era sólo
buenas viandas, tanto en lo que respecta al pan como
pared y ventanas-, diecisiete celdas muy hermosas a la carne, mejor que cualquier régimen colegial de
y con divisiones de madera de cedro. Galería y cel­ Europa.
das, que eran cuarenta en total -más de las que nece­ ·

Había también bebidas de tres clases, todas salu­


sitábamos-, estaban dispuestas para resguardo de �
dables y agradables: vino de uva, una beb da de gra­
nuestros enfermos. Nuestro acompañante nos dijo, no parecida a la cerveza, pero más clara, y una espe­
además,. que cuando mejoraran podrían ser traslada­ cie de sidra hecha con una fruta de aquel país, una
dos de su celda a otra cámara, para lo cual habían sido
bebida maravillosamente deliciosa y refrescante. Ade­
dispuestas diez habitaciones desocupadas aparte de más, trajero� gran cantidad de aquellas naranjas color
las que hemos mencionado. Hecho esto, nos condu­ carmín para .los enfermos, las cuales se decía que eran
jo de nuevo a la sala y, levantando un poco la vara un remedio segu,ro para las enfermedades del mar.
-como hacen cuando dan algún cargo u orden-, También se nos dio una caja de píldoras grises o blan­
nos dijo: quecinas, que querían que tomaran los enfermos una
-Debéis saber que la costumbre del país re.quie­ todas las noches, antes de dormir; éstas pildoras, dije-
re que hoy y mañana, tiempo que os damos para tras­ ron, apresµrarfan su restablecimiento. ·

ladar la gente de vuestro barco, habréis de quedaros Al día siguiente, después de casi solucionada la
sin salir por tres días. Pero esto no debe inquietaros, dificultad del transporte y traslado de hombres y bíe­
ni debéis considerar que se restringe vuestra libertad nes de nt.·estro barco, pensé que sería bueno reunir a
sino más bien que estáis librados al reposo y la quie­
nuestra gente. Cuando lo estuvieron, les dije:
tud. Nada necesitaréis, y han sido designadas seis per­ -·Queridos amigos, ,reflexionemos sobre noso­
sonas que os atenderán para cualquier asunto que tros mismos y consideremos nuestra situación. Somos
necesitéis fuera de esta casa. hombres arrojados a la tierra, tal como lo fue Jonás

Nuf!'Va Atlántida
Francis Bacon 139
del vientre de la ballena, cuando estábamos por ser plazo. Durante este tiempo tuvimos horas de gozo
sepultados por el mar; y ahora estamos en tierra, sim­ por la mejora de los enfermos, quienes se creían arro­
plemente entre la vida y la muerte, porque estamos jados a alguna divina fuente de salud, tan suave y rápi­
más allá del viejo y el nuevo mundo, y si alguna vez damente sanaban.
volvemos a ver Europa, sólo Dios lo sabe. Es un mila­ A la mañana, después de que los tres días hubie­
gro que se nos haya traído hacia aquí y poco menos ron pasado, vino un hombre distinto a quien no habí­
será necesario para sacarnos de aquí. Por tanto, esti­ amos visto antes; vestido de azul, como el anterior,
mando nuestra salvación pasada y nuestro peligro salvo su turbante, que era blanco, con una pequeña
presente y futuro, elevemos nuestras miradas hacia cruz roja en la punta. Traía también una esclavina de
Dios y que cada uno reforme su propia conducta. Por lino blanco. Al entrar se inclinó un poco ante noso­
otra parte, llegamos aquí entre gente cristiana, llena tros y abrió los brazos. Por nuestra parte le saluda­
de piedad y de caridad: no mostramos en nuestro ros­ mos humilde y sumisamente, como si de él hubié­
tro confundido nuestros vicios e indignidades ante ramos de recibir sentencia de vida o muerte. Deseaba
ellos. Y aún hay más, porque nos han ordenado hablar con algunos de nosotros, por lo que sólo seis
-aunque como cortesía- enclaustrarnos durante nos quedamos, y el resto dejó la habitación.
tres días entre estas paredes; ¿quién sabe si no será -Soy de oficio -dijo- el gobernador de esta
para probar nuestra condición y costumbres, y si las Casa de los Extranjeros y, por vocación, sacerdote
encuentran malas, para desterramos de aquí inme­ cristiano. Por esto he venido a ofreceros mis servi­
diatamente, y si buenas, para darnos más tiempo? cios, como extranjeros y, principalmente, como cris­
Porque estos hombres que nos han dado como ser­ tianos. Algunas cosas puedo deciros que creo no os
vidumbre pueden también vigilamos. Por esto, por desagradará oír. El Estado os ha dado licencia para
amor de Dios y porque amamos el bien de nuestras quedaros en tierra durante seis semanas; y no os pre­
almas y de nuestros cuerpos, comportémonos como ocupéis si vuestros asuntos requieren de más tiem­
para estar en paz con Dios y hallar merced a los ojos po, porque en este punto la ley no es estricta, y no
de esta gente. dudo que yo mismo podré lograr que se os conceda
Todos los hombres, a una voz, agradecieron el todo el tiempo que sea conveniente. También veréis
buen consejo y me prometieron actuar sobria y cor­ que la Casa de loz Extranjeros es ahora rica, pues ha
tésmente, sin dar la menor ocasión a la ofensa. acumulado ingresos durante los últimos treinta y sie­
Así pasamos tres alegres y despreocupados días, te años, ya que en todo este tiempo ningún extranje­
esperando lo que se haría con nosotros al término del ro llegó hasta aquí. Por tanto, no tengáis cuidado:

Nueva Atlántida Francis Bacon


el Estado costeará vuestra estancia todo el tiempo que como jamás otra unió a los hombres, poniendo y pre­
permanezcáis, y no por esto debéis pensar en iros sentando a S1:.lS pies nuestras personas y todo lo que
antes. En cuanto a las mercancías que hayáis traído, teníamos.
se os compensará bien: se os pagará en mercancías Él dijo que era sacerdóte y deseaba una recom­
o en oro y plata; para nosotros es lo mismo. Y si tenéis pensa como tal, que era nuestro amor fraternal y el
alguna otra cosa que pedir, no la ocultéis, porque bien de nuestras almas y de nuestros cuerpos.
veréis que no os haremos entristec.er con nuestra res­ Así, se separó de nosotros, no sin lágrimas de ter­
puesta Sólo esto debo deciros: que ninguno de voso­
.
nura en sus ojos, dejándonos también confundidos
tros ha de alejarse más de un karan -que para ellos de gozo y benevolencia, pensando que habíamos lle­
es una milla y media- de las murallas de la ciudad, gado a una tierra de ángeles, que se presentaban dia­
sin un permiso especial. riamente a nosotros y se anticipaban a nuestras nece­
Le respondimos, después de habernos consul­ sidades con regalos en los cuales jamás habíamos
tado unos a otros con la vista, admirando su bon­ pensado y, menos aún, esperado.
dadoso y paternal tratamiento, que nos faltaban pala­ Al día siguiente, cerca de las diez, el gobernador
bras para expr�sarle nuestro agradecimiento y sus llegó de nuevo y, después de saludarnos, dijo fami­
nobles y liberales ofrecimientos nos dejaban sin nada liarmente que había venido a visitarnos, y pidió una
que pedir. Parecía que estábamos ante el cuadro de silla; se sentó, y nosotros, que éramos unos di€z -el
nuestra salvación en el cielo, porque los que hace resto estaba compuesto por subalternos, y otros ha­
poco habíamos estado en las fauces de la muerte bían salido-, nos sentam0s junto a él. Y una vez sen­
habíamos sido traídos a un lugar donde no encon­ tados comenzó así:
trábamos sino consuelo. En cuanto a la orden que -Los de esta isla de Bensalem -pues de tal
nos había sido dada, no dejaríamos de cumplirla, manera la llaman en su idioma- debido a nuestra
aunque era imposible que nuestros corazones no solitaria .situación y de la legislación de secreto que
estuvieran deseosos de penetrar aún más en esta tie­ tenemos para los viajeros, y por nuestra poco fre­
rra santa y feliz. cuente admisión de extranjeros, conocemos bien la
Agregarnos que se nos pegaría la lengua al pala­ mayor parte del mundo habitable, y a nosotros se nos
dar, antes que olvidarnos de su reverenda persona o desconoce. De ahí, y porque el que sabe menos es
de toda esta nación en nuestras oraciones. También quien debe preguntar, es más razonable, para pasar
le suplicamos humildemente que nos aceptara como el tiempo, que vosotros me hagáis preguntas, y no
sus fieles servidores, con una relación tan justa que yo os las haga a vosotros.

Nueva Atlántida Francis Bacon 143


Le agradecimos humildemente que nos diera después ocuparon algunas embarcaciones pequeñas
licencia de hacerlo; y que por lo que ya habíamos vis­ para acercarse a aquel maravilloso espectáculo, pero
to considerábamos que no había en el mundo cosa cuando los botes hubieron llegado a unos cincuenta
terrena más digna de ser conocida que el Estado de metros del pilar se encontraron todos detenidos y no
esa tierra feliz. Pero sobre todo, dijimos, puesto que pudieron ir más lejos y, sin embargo, de manera tal
nos habíamos encontrado desde distintos extremos que podían moverse en cualquier sentido, pero no
del mundo y esperábamos seguramente encontrar­ acercarse más; así, los botes estuvieron como en un
nos algún día en el reino de los cielos, pues ambas teatro natural, contemplando esta luz corno un sig­
partes éramos cristianos, deseábamos saber-ya que no divino. Ocurrió que en uno de los botes estaba
era una tierra tan d istante y separada por vastos y uno de los sabios de la sociedad de la Casa de Salo­
desconocidos mares de aquella tierra que pisó nues­ món, la cual Casa o Colegio, mis buenos hermanos,
tro Salvador- . quién era el apóstol de aquella nación es la verdadera luz de este reino. Y éste, habiendo
y cómo había sido convertida a la fe. contemplado y visto atenta y devotamente la colum­
En su rostro se vio gran complacencia por esta na y la cruz, cayó de bruces, y luego se incorporó
nuestra pregunta; y dijo: sobre sus rodillas y elevando sus manos al cielo, hizo
-Habéis unido mi corazón al vuestro con esa oración de esta manera:
pregunta, en primer lugar porque muestra que bus­ »-Señor Dios de cielo y tierra, vos habéis con­
cáis, en primer término, el reino de los cielos, y voy cedido de vuestra gracia a los de nuestra orden cono­
a satisfacer vuestra demanda con gusto y brevedad. cer vuestras obras de la creación y sus secretos, y dis­
»Unos veinte años después de la ascensión de cernir -tanto como corresponde a la generación de
nuestro Salvador, ocurrió que la gente de Renfusa los hombres- entre milagros divinos, obras de la
-ciudad que está sobre la costa oriental de nuestra naturaleza, obras del arte y engaños e ilusiones de
isla- , en una noche cubierta de nubes y calma, tal toda índole. Yo aquí testifico y reconozco, ante esta
vez a una milla dentro del mar, vio una gran colum­ gente, que aquello que ahora vemos ante nuestros
na de luz, no aguzada sino en forma de pilar o cilin­ ojos es vuestro dedo, y un verdadero milagro. Y, en
dro, que se elevaba sobre las aguas hasta una gran cuanto que sabemos por nuestros libros que vos nun­
altura, y en lo alto aparecía una gran cruz luminosa, ca producís milagros sino con un fin divino y exce­
más brillante y resplandeciente que el cuerpo del pilar. lente -porque las leyes de la naturaleza son vuestras
Ante tan extraño espectáculo, la gente de la ciudad mismas leyes, y no las infringís sino por algún gran
se reunió precipitadamente en la playa a admirarlo y motivo-, debemos muy humildemente suplicaros

144 Nueva Atlántida Francis Bacon 145


que hagáis favorable este gran signo, y nos deis l a arca a las aguas del mar. Así, testifico y declaro a aque­
interpretación y u s o d e él, por nuestra misericor­ llas gentes a cuyas playas Dios ordene que llegue esta
dia, lo cual habéis en parte prometido secretamente arca que en el mismo día les son llegadas la salvación,
al enviárnoslo. y la paz y la bondad del Padre y del Señor, Jesús."
»Luego de hecho esta oración, advirtió de que el »También se produjo en ambas escrituras, tanto
bote en que se encontraba había recobrado el movi­ en el libro como en la carta, u n gran milagro, seme­
miento, mientras que el resto de los otros permane­ jante a aquel de los apóstoles en el original don de len­
cía todavía sujeto, y tomando esto como licencia para guas, porque había en aquel tiempo en esta tierra
aproximarse, impulsó suav,emente la embarcación y hebreos, persas e indios, además de los nativos, y todos
avanzó silencioso hacia el pilar. Pero al acercarse, la leían el libro y la carta como si hubieran estado escri­
columna y la cruz luminosa se quebraron, fundién­ tos en sus propias lenguas. Y así fue esta tierra salva­
dose en un firmamento de estrellas, que también se da de la infidelidad -como el resto del viejo mundo
desvaneció po.co después, y nada pudo verse enton­ lo fue de las aguas- por un arca, mediante el apos­
ces sino una pequeña arca o caja de cedro, seca, en tólico y milagroso evangelismo de san Bartolomé.»
absoluto húmeda, aunque flotaba. Y en su parte ante­ Aquí se detuvo, ya que vino un mensajero y lo
rior -que estaba hacia él- surgió una ramita ver­ llamó. Y esto fue todo lo que sucedió en esa conver­
de de palma, y cuando el sabio la hubo llevado con sación.
toda reverencia al bote, se abrió sola y en ella se halla­ Al día siguiente, el mismo gobernador vino de
ban un libro y una carta, ambos escritos en fino per­ nuevo a nosotros, inmediatamente después de comer,
gamino y envueltos en paño de lino. El libro conte­ y se excusó diciendo que el día anterior había sido
nía toaos los libros canónigos del Antiguo y Nuevo llamado algo abruptamente, pero que ahora nos lo
Testamento, tal como vosotros los tenéis -pues bien había de reparar, y pasaba el tiempo con nosotros, si
sabemos qué libros contienen vuestras Iglesias- y encontrábamos agradable su compañía y su conver­
hasta el mismo Apocalipsis y algunos otros libros del sación. Contestamos que la considerábamos tan agra­
Nuevo Testamento que en aquel tiempo aún no habí­ dable y placentera que olvidábamos los peligros pasa­
an sido escritos, estaban, sin embargo, en el libro. En dos y los temores por venir mientras lo oíamos hablar;
cuanto a la carta, decía así: y que considerábamos que una hora pasada con él
»«Yo, Bartolomé, siervo del Altísimo y apóstol valía años de nuestra vida anterior. Se inclinó leve­
de Jesucristo, fui advertido por un ángel, que se me mente ante nosotros, y luego que estuvimos nueva­
apareció en una visión de gloria, que debía librar esta mente sentados, dij,o:

Nueva Atlántida Francis Bacon 147


-Bien, vosotros preguntaréis. grado ambas partes. Pero de esta isla nunca oímos
Uno de los nuestros dijo, después de una pausa, decir que alguno de sus barcos hubiera sido visto arri­
que había una cosa que estábamos no menos deseosos bar a las costas de Europa, ni tampoco a las de las
de conocer que temerosos de preguntar, pues pudiera Indias orientales u occidentales; tampoco supimos de
parecer que nos excedíamos; peto que alentados por algún barco, de ninguna otra parte del mundo, que
su extraordinaria benevolencia hacia nosotros -que hubiese regresado de allí. Y, sin embargo, no era esto
apenas podíamos considerarnos extranjeros, siendo lo maravilloso, pues la situación de la isla -como su
sus devotos y declarados servidores- nos tomaría­ señoría había dicho- en el cónclave secreto de tan
mos el atrevimiento de proponerla, rogándole humil­ vasto mar, podría ser la causa. Pero el que tuvieran
demente que, si pensaba que no era conveniente res­ conocimiento de las lenguas, libros y asuntos de aque­
ponderla, nos perdonara, aunque la rechazase. llos que están tan distantes, era cosa que no podía­
Le dijimos que bien habíamos notado sus pala­ mos comprender, y nos parecía condición y propie­
bras:, que había pronunciado al principio de que esta dad de seres y poderes divinos: estar ocultos e
feliz isla en que ahora estábamos era conocida de invisibles para otros y, sin embargo, ver a los demás
pocos y que, sin embargo, conocía a la mayor parte de una manera patente y clara.
de las naciones del mundo, lo cual nos pareció cier­ El gobernador sonrió condescendiente ante nues­
to, considerando que poseían las lenguas de :Europa tras palabras y dijo que habíamos hecho bien en pedir
y sabían mucho de nuestras ocupaciones y gobierno, perdón por la pregunta que le hacíamos, pues deno­
y sin embargo, nosotros, en Europa -con todos los taba que pensábamos que esta tierra fuera algo así
viajes y descubrimientos de tierras remotas hechos como una tierra de magos que enviasen espíritus del
en la última época- jamás habíamos oído la menor aire a todas partes para traerles noticias y conoci­
conjetura o vislumbre de la existencia de esta isla. miento de otros países.
Encontrábamos esto maravillosamente extraño, pues A esto todos contestamos -con la mayor humil­
todas las naciones se conocen entre sí y mantienen dad posible, pero sin dejar de revelar en el rostro que
relaciones, ya sea por viajes a tierras extranjeras o por sabíamos que decfa esto en broma- que estábamos
viajeros que las visiten, y aunque el que viaja a un país bastante inclinados a pensar que había algo sobrena­
extranjero suele conocer más, pues ve con sus pro­ tural en esta isla, pero más bien angelical que mági­
pios ojos, que aquel que se queda en su casa y escu­ co. Pero para que su señoría supiera verdaderamen­
cha la relación del "Viajero, sin embargo, ambas mane­ te qué fue lo que nos hizo dudar y temer antes de
ras bastan para que se conozcan mutuamente en algún hace,rle esta pregunta; le dijimos que no era por nin-

Nueva Atldntida Francis Bacon 149


guna idea tal, sino porque recordábamos que en su pero nosotros tenemos abundante conocimiento de
conversación anterior había sugerido que esta tierra aquello.
tenía leyes de secreto en cuanto a los extranjeros. »En esa época, esta tierra era conocida y fre­
A esto, dijo: cuentada por barcos y naves de todas las naciones
-Recordáis bien; y de ahí que en lo que os he antes dichas. Y -como suele suceder- traían muchas
de decir debo mantener en reserva algunos detalles, veces hombres de otros países, que no eran marine­
que no me sería licito revelar; pero os diré lo sufi­ ros y que venían con ellos, como persas, caldeos y
ciente para daros satisfacción. árabes. Así, casi todas las naciones poderosas y afa­
»Habréis de comprender -y quizás os parez­ madas venían aquí, de las cuales tenemos algunos des­
ca difícilmente creíble- que hace cerca de tres mil cendientes y pequeñas tribus con nosotros hoy día.
años, o algo más, la navegación en el mundo -en »Y en cuanto a nuestros propios bajeles, hacían
especial para largos viajes- era mayor que la de hoy. diversos viajes tanto a vuestros estrechos, que voso­
No penséis para vosotros que no sé lo mucho que tros llamáis Columnas de :Hércules, como a otras par­
ha aumentado con vosotros en estos últimos sesen­ tes de los mares Atlántico y Mediterráneo; y también
ta años. Lo sé muy bien; y, sin embargo, os digo que a Pekín -o sea Khambalik- y Quinzy, en los mares
era más grande entonces que ahora, fuera porque orientales, hasta las fronteras de la Tartaria oriental.
el ejemplo del arca que salvó al resto de los hombres »Al mismo tiempo, y un siglo o más después, los
del diluvio universal les diera confianza para aven­ habitantes de Gran Atlántida gozaron de prosperi­
turarse sobre las aguas, o por alguna otra razón; pero dad. Porque aunque la narración y descripción hecha
tal es la verdad. Los fenicios, y especialmente los por uno de vuestros grandes hombres, de que los des­
tirios, tenían grandes flotas. Lo mismo los cartagi­ cendientes de Neptuno se establecieron allí, y del
neses, su colonia, que está aun más hacia el oeste. magnifico templo, palacio, ciudad y colina; y de las
Hacia el este, la navegación de Egipto y Palestina era muchas corrientes de buenos ríos navegables -que,
igualmente grande. También China y la gran Atlán­ como otras tantas cadenas, rodeaban el lugar y el tem­
tida -que vosotros llamáis América-, que hoy sólo plo-; de las variadas graderías por las cuales los hom­
tienen juncos y canoas, poseían entonces grandes bres llegaban hasta él -como si hubiera sido una sca­
navíos. Esta isla, según aparece en documentos fide­ la cceli- sea ante todo poética y fabulosa, es sin
dignos de aquel tiempo, tenía, entonces, quince cen­ embargo en gran parte verdadera, como que aun
tenares de fuertes barcos, de gran capacidad. De todo dicho país de Atlántida, así como también el de Perú,
esto vosotros tenéis pocos recuerdos, o ninguno, cnt0nces llamado Coya, y el de México, entonces lla-

150 Nueva Atlántida Francis Bacon 15 1


mado Tyrambel� eran reinos orgullosos y poderosos
cien años la gran Atlántida fue enteramente perdida
por sus armas. Sus flotas y sus riquezas; tan podero­
y destruida, no por un gran terremoto, como ha dicho
sos, que al mismo tiempo -o por lo menos en un
vuestro hombre, pues toda esta región es poco pro­
lapso �� diez años- ambos hicieron dos grandes
pensa a temblores, sino por un extraordinario dilu­
exped1c10nes: los de Tyrambel, por el Atlántico, al
vio o inundación. Aquellos países tenían -en el día­
mar Mediterráneo; y los de Coya, por el Mar del Sur,
ríos mucho más grandes y montañas mucho más altas
a esta nuestra isla.
que cualquier parte del Viejo Mundo, que podían des­
»En cuanto a la primera de estas expediciones,
bordar sus aguas. Es verdad que la inundación no fue
que llegó a Europa, el mismo autor vuestro parece
profunda, no más de cuarenta pies sobre el suelo en
qu� ob �uvo alguna relación del sacerdote egipcio a
la mayoría de los lugares, de modo que aunque des­
qmen cita, porque seguramente tal cosa sucedió. Pero
truyó hombres y bestias en general, sin embargo algu­
acerca de si tuvieron los antiguos atenienses la gloria
nos salvajes habitantes de los montes escaparon. Los
de resistir y repeler estas fuerzas no puedo decíros­
pájaros también se salvaron, volando hacia los árbo­
lo. Lo cierto es que nunca regresaron de este viaje ni
les altos y a los bosques. Porque en cuanto a los hom­
naves ni hombres.
bres, aunque tenían edificios en muchos lugares más
»Tampoco habría tenido mejor éxito el viaje de
elevados que la profundidad de las aguas, sin embar­
los de Coya, si no se hubieran encontrado entre los
go, la inundación, aun baja, perduró mucho tiem­
nuestros con enemigos de mayor clemencia; pues el
po, de ahí que los del valle que no se ahogaron pere­
rey de esta isla de nombre Altabín -sabio y gran
cieron por falta de alimentos y de otras cosas
guerrero, conociendo muy bien su propia fuerza y la
necesarias . Por tanto, no os maravilléis de la escasa
d� �u� enemigos- hizo las cosas de tal manera que
población de América ni de la rudeza e ignorancia de
d1v1d10, las fuerzas de tierra de sus barcos y rodeó a
su gente, pues debéis considerar a los habitantes
su marina y a su campamento con una fuerza mucho
de América como un pueblo joven, mil años por lo
mayor que la de ellos, tanto por mar como por tie­
menos más joven que el resto del mundo, pues tal fue
rra, y los obligó a rendirse sin dar un golpe. Y lue­
el tiempo que hubo entre el diluvio universal y esta
go que estuvieron a su merced, contentándose sólo
su inundación.
con su juramento de que nunca volverían a tomar las
»En cuant0 al escaso remanente de semilla huma­
armas contra él, los dejó partir a todlos a salvo.
na que quedó en sus montañas, pobló de nuevo el
»Pero la venganza divina llegó poco después a
país lentamente, y como era gente sencilla y salvaje
es.tas arrogantes empresas, porque en el término de
-no como Noé y sus hijos, que constituían la prin-
152 Nueva Atlántida
Francis Bacon 153
cipal familia de la tierra- no fueron capaces de dejar causa para el fin de la otra parte del intercambio, que
cartas artes ni civilización a su posteridad; e igual­ podría ser nuestra navegación a otras naciones; pues
mente, por haberse acostumbrado e n sus viviendas no puedo decir -si he de hablar con la verdad- que
montañosas -debido al gran frío de aquellas regio­ nuestro tráfico marítimo, en número, poderío, mari­
nes- a vestirse con las pieles de tigres, osos y gran­ neros, pilotos, y todo lo que se refiere a la navega­
des cabras velludas que tienen en esos lugares, cuan­ ción sea más grande que nunca, y por tanto, para
do luego bajaron al valle y sintieron los insoportables explicaros por qué nos queda más aquí, os daré aho­
calores que hay allí y no conocían vestiduras más lige­ ra una explicación que en sí misma bastará e intenta­
ras, se vieron forzados a andar desnudos, costumbre rá dar satisfacción a nuestra pregunta principal.
que conservan hasta hoy. Sólo hallan gran orgullo y »Hace unos mil novecientos años, reinaba en esta
deleite en las plumas de las aves y esto también toma­ isla un rey cuya memoria veneramos más que la de
ron de sus antepasados montañeses, que fueron inci­ ningún otro, no supersticiosamente sino como ins­
tados por las innumerables bandadas de pájaros que tn1mento divino, aunque hombre mortal. Su nom­
llegaban hasta las alturas mientras las aguas perma­ bre era Solamona y lo consideramos como el legisla­
necían abajo. Así, veis, fue como, por este accidente dor de nuestra nación. Este rey t,cnía un gran corazón
de la historia, perdimos nuestro tráfico con los ame­ de inagotable bondad, y estaba totalmente dispues­
ricanos, con los cuales, de entre otros, teníamos más to a hacer feliz a su reino y a su pueblo. Él, por tan­
comercio, debido a la cercanía en que nos encon­ to, tomando en consideración cuán suficiente y sus­
trábamos. En cuanto a las otras partes del mundo, tantiva era esta tierra para mantenerse sin ayuda
está bien manifiesto que en los siglos siguientes -ya alguna del extranjero, con un perímetro de cinco mil
debido a las guerras o por una revolución natural seiscientas millas, y de extraordinaria fertilidad su
de la historia- la navegación decayó grandemente suelo en su mayor parte, y encontrando también que
en todas partes; y1 especialmente, los largos viajes el comercio marítimo de este país podía ser total­
-en gran parte por el uso de galeras y otros bajeles mente aplicable para la pesca o el transporte de puer­
que difícilmente podían desafiar al océano- fue­ to a puerto, y también para llegarse hasta algunas
ron del todo abandonados y olvidados. Así, la parte pequeñas islas no distantes de nosotros, y que están
de intercambio que podía resultar de las naciones que bajo la corona y leyes de este Estado, y recordando
vinieran a visitarnos, ya veis cómo hace mucho que el estado feliz y próspero en que se encontraba enton­
terminó excepto por algún extraordinario accidente, ces esta tierra, que podía ser mil veces peor, pero que
como éste de vosotros. Pero ahora debo aduciros otra escasamente podía ser mejor, el rey pensó que nada

1 54 Nueva Atlántida Francis Bacon 155


faltaba a sus nobles y heroicas intenciones sino tan Y fue tan grande su previsión que desde que fue dic­
sólo -en la medida en que la previsión humana tada la prohibición no recordamos ningún barco que
pudiera hacerlo- perpetuar lo que en su tiempo esta­ se volviera y sólo a trece personas, en distintas épo­
ba tan felizmente establecido. Así, entre otras leyes cas, que resolvieron regresar, en nuestros navíos. No
suyas fundamentales de este reino dio, las ordenan­ sé qué es lo que habrán dicho éstos que se fueron,
zas restrictivas y prohibitivas que tenemos respecto al llegar a su país; pero podéis creer que cualquiera
a la entrada de extranjeros, que en esa época -aun­ cosa que hayan dicho podía ser tomada en sus países
que fue después de la calamidad de América- era por un sueño.
frecuente, temeroso de las innovaciones y de la mez­ »Ahora, respecto a nuestros viajes al exterior,
cla de costumbres. Es verdad que semejante ley con­ nuestro legislador creyó conveniente restringirlos; lo
tra la admisión de extranjeros sin licencia es una vie­ que no ocurre en China, porque los chinos navegan
ja ley del reino de China, y todavía hoy está vigente. adonde quieren o pueden, lo cual muestra que su ley
Pero allí constituye algo muy pobre, que na hecho de no admitir extranjeros es una ley de pusilanimi­
de ellos una nación muy curiosa, ignorante, temero­ dad y miedo. Esta restricción nuestra tuvo una úni­
sa y tonta. En cambio, nuestro legislador hizo su ley ca excepción, la cual es admirable y preserva el bien
de otra índole; pues, en primer lugar, mantuvo todos que proviene de la comunicación con el extranjero y
los puntos de benevolencia, ordenando y disponien­ que evita los peligros; ahora os la revelaré.
do todo l o necesario para el socorro de los extran­ »Ahora parecerá que entro en digresiones, pero
jeros en desgracia, como lo habéis comprobado . . . poco a poco lo encontraréis pertinente. Habréis de
-Ante sus palabras -como era razonable- todos saber, mis queridos amigos, que entre los excelentes
nos pusimos de pie y nos inclinamos. Él prosiguió-: actos de aquel rey hubo uno que sobresale de todos
El rey, que deseaba unir la benevolencia con la diplo­ los demás. Tal era el de la fundación e institución de
macia, y considerando inhumano retener aquí a los una orden o sociedad que nosotros llamamos Casa de
extranjeros contra su voluntad; y contra la diploma­ Salomón, la asociación más noble -según creemos­
cia el que los viajeros volviesen y revelasen la exis­ que hay sobre la tierra y que es el faro de este reino
tencia de este Estado, tomó esta decisión: ordenó que Está dedicada al estudio de las obras y criaturas de
todos los extranjeros a quienes se les permitiera Dios. Algunos creen que lleva el nombre, algo corrom­
desembarcar podrían irse cuando quisieran; pero los pido, de su fundador, como si debiera ser Casa de Sola­
que desearan quedarse habrían de tener muy buenas mona, pero en nuestros anales está escrito tal como
condiciones y medios de vida por parte del Estado. suena. De este modo lo interpreto como que se deno-

Nueva Atltintida Francis Bacon 1 57


mina así por el rey de los hebreos, famoso entre voso­
de la situación de los países a que estaban designados
tros y no desconocido para nosotros, pues tenemos
y, especialmente, de las ciencias, artes, industrias e
algunas partes de sus obras, quc para vosotros están
inventos de todo el mundo; además, debían traernos
perdidas. Por ejemplo, la Historia Natural de todas libros, instrumentos y modelos de toda clase; que los
las plantas, que él escribió, desde el cedro del Líba­
barcos, después de haber desembarcado a los Her­
no hasta el musgo que crece de la pared, y de todas las manos, debían retornar; y que los Hermanos debían
cosas que tienen vida y movimiento. Esto me hace quedar en el extranjero hasta una nueva comisión.
pensar que nuestro rey, al verse simbolizando en
Estos barcos no tienen otro cargamento que no sea
muchos aspectos al rey de los hebreos -que vivió
gran cantidad de víveres y riquezas que quedaría con
muchos años antes que él-, lo honró con el nombre
los Hermanos para comprar dichas cosas y recom­
de esta fundación. Y me inclino a esta opinión por­
pensar a las personas que les pareciera adecuado.
que en antiguos documentos he encontrado que esta
»No puedo deciros -ni ha de ser muy impor­
orden o sociedad es a veces llamada Casa de Salomón,
tante para vosotros- cómo evitaban ser descubier­
a .veces Colegio de las Obras de los Seis Días, y satis­
tos cuando desembarcaban nuestros marineros subal­
face saber que nuestro excelente rey había aprendido
ternos; cómo aquellos que debían bajar a tierra
de los hebreos que Dios había creado el mundo y todo
durante algún tiempo se disfrazaban bajo la aparien­
lo que él contiene en seis días. Así, al instituir esta Casa cia de otras nacionalidades; los lugares designados a
para averiguar la verdadera naturaleza de todas l �s
tales viajes; qué lugares de encuentro se designan para
cosas -por la cual Dios podía obtener mayor gloria
las nuevas comisiones y circunstancias prácticas pare­
en la obra de su creación, y los hombres más fruto en
cidas. Pero de este modo veis que mantenemos
su uso- también le dio este segundo nombre.
comercio, no de oro, plata o joyas; no de sedas; no
»Pero ahora vengamos a nuestro propósito pre­ de especies, ni de ninguna otra comodidad material,
sente. Cuando el rey hubo prohibido a toda su gen­ sino sólo de la primera criatura de Dios, que fue la
te la navegación a cualquier parte que no estuviera
Luz: para tener luz -os digo- del desarrollo de
bajo el dominio de su corona, dictó, no obstante, una todas las partes del mundo.»
ordenanza: que cada doce años partirían de este rei­
Y cuando hubo dicho esto quedó silencioso, y
no dos barcos designados para realizar vanos viajes; así también quedamos todos, porque en verdad está­
que en ambos barcos habría una comisión compues­
bamos asombrados de oír cosas tan extrañas conta­
ta por tres Socios o Hermanos de la Casa de Salomón, das de modo tan verosímil Y él, percibiendo que que­
cuyo encargo era sólo informarnos de los asuntos y ríamos decir algo pero que no sabíamos cómo

Nueva Atlántida
Francis Bacon 159
empezar, con gran cortesía nos sacó del apuro, dig­ el mundo hay un espejo digno de cautivar los ojos de
nándose preguntarnos acerca de nuestro viaje y for­ los hombres, es ese país.
tuna. Al final nos dijo que haríamos bien en pensar Un día, dos miembros de nuestra tripulación fue­
entre nosotros cuánto tiempo de permanencia habrí­ ron invitados a l a Fiesta de la Familia, como ellos la
amos de pedir al Estado, y nos pidió que no fuéra­ llaman. Es una costumbre piadosa y respetable, en la
mos parcos, pues él nos procuraría tanto tiempo cual se puede ver que la nación es toda bondad. He
como deseáramos. Entonces todos nos levantamos aquí cómo se celebra: el Estado paga esta fiesta, y la
y avanzamos para besar el borde de su esclavina; pero concede a cualquier hombre que llegue a ver vivos,
él no quiso consentir en que lo hiciéramos, y así se todos, treinta descendientes suyos mayores de tres
marchó. años. El padre de familia, a quien llaman Tirsán, dos
Pero cuando se supo entre nuestros hombres que días antes de la fiesta invita a su casa a tres amigos
el Estado ofrecía facilidades a los extranjeros que él mismo escoge. También asiste el gobernador
que habrían de quedarse, tuvimos bastante trabajo de la ciudad o lugar donde se efectúa la fiesta, y todos
en lograr que alguno de los nuestros vigilara el bar­ los miembros de la familia, de ambos sexos, se reú­
co, y en evitar que se presentase de inmediato ante nen para hacerle compañía. Durante estos dos días el
el gobernador para implorar las condiciones. Con Tirsán realiza consultas acerca del buen estado de la
mucho trabajo logramos refrenarlos hasta que acor­ familia. Allí, si hubiera alguna discordia o pleito entre
dáramos qué decisión tomar. algunos de los miembros de la familia, se les pone de
Nos considerábamos ahora hombres libres, pues acuerdo y se les apacigua. Si alguno está en desgracia
veíamos que ya no había peligro de perdernos por o en ruina, se dan órdenes para que se le ayude y se
completo, y vivíamos muy contentos, saliendo y vien­ le provea de adecuados medios de vida. Si alguno se
do lo que había que ver en la ciudad y lugares adya­ ha entregado al vicio o toma el camino equivocado,
centes, dentro de los límites que se nos había fijado. se le reprueba y censura. Igualmente, se dan conse­
Y nos relacionamos con muchos de la ciudad, y no jos acerca de los casamientos y el curso que cualquiera
de la inferior calidad, en los cuales encontramos tal de ellos debería tomar, con órdenes y consejos seme­
benevolencia y tal libertad y deseo de acoger a los · jantes o diversos. El gobernador asiste hasta el final
extranjeros, como en su seno, que casi olvidábamos para poner en ejecución, con su autoridad pública,
todo lo que nos era querido en nuestros padres; y los decretos y órdenes del Tirsán, en caso de que fue­
continuamente hallábamos muchas cosas, bien dig­ ran desobedecidos, aunque esto rara vez es necesa­
nas de· observación y de relato, pues, en verdad, si en rio: tal reverencia y obediencia guardan al orden de

160 Nueva Atlántida Francis Bacon 161


la naturaleza. El Tirsán elige siempre uno de sus hijos rencia de sexo, y permanecen de pie. Cuando el Tir­
para vivir con él, en su casa. Éste es llamado desde sán se sienta, la habitación está llena de gente, pero
entonces Hijo de la Vid. La razón de esto se verá en guardando compostura y sin desorden; después de
lo que sigue. un momento entra en la habitación, por el extremo
El día de la fiesta, el Padre o Tirsán entra, des­ opuesto, un Taratán -que es una especie de heral­
pués del oficio divino, en un gran salón en el cual se do- al lado del cual van dos pajes; uno lleva un rollo
celebra la fiesta. En esta habitación, al fondo, hay una de aquel pergamino amarillo brillante, el otro un raci­
plataforma y, contra la pared, en la mitad de la pla­ mo de uvas de oro, con largo pie o tallo. El heraldo
taforma, una silla puesta para él, con una mesa y una y los niños están cubiertos con capas de raso azul ver­
alfombra delante. Sobre la silla hay un dosel redon­ de mar, pero la capa de aquél tiene rayas de oro y lle­
do u ovalado, de hiedra, una hiedra algo más blanca va cola. Luego, el heraldo, con tres cortesías o, más
que la nuestra, como la hoja de un álamo �la�eado, bien, inclinaciones, alcanza la plataforma y coge en
pero más brillante pues está verde todo el mvierno. su mano el rollo. Este rollo es un estatuto real que
El dosel está curiosamente labrado en plata y sedas contiene la concesión de una renta y muchos privi­
de diversos colores, incrustadas o enlazadas con la legios, franquicias y honores, que se conceden al
hiedra, y es siempre obra de alguna de las hijas de Padre de la Familia y que siempre van titulados y diri­
la familia, y está cubierto, en su parte superior, con gidos «A fulano de tal, nuestro bien amado amigo y
una fina red de plata y seda; pero el material es la mis­ acreedor>>, título apropiado sólo para este caso, pues
ma hiedra. Después que lo bajan, los amigos de la dicen que el rey no es deudor de un hombre sino por
familia desean llevarse alguna hoja o ramilla, para la propagación de sus súbditos. El sello puesto en la

guardarlas. El Tirsán entra con todo su naje o d �s­ carta del rey es la imagen del rey, estampada o mol­
cendencia, los hombres delante y las muJeres detras. deada en oro. Y si bien tales cartas se expiden sin pro­
Y si hubiera una madre de cuyo cuerpo desciende cedimientos especiales y como de derecho, sin embar­
todo el linaje, se coloca un travesaño en la platafor­ go a discreción varían según el número y dignidad de
ma superior, a la derecha de la silla, con una puerta la familia. El heraldo lee esta carta en vez alta y, mien­
secreta y una ventana de cristal tallado ribeteada en tras es leída, el padre o Tirsán está de pie sostenido
azul y oro. Allí se sienta la madre, pero no es vista. por dos de sus hijos, a los cuales él elige. Luego el
Cuando entra el Tirsán se sienta en la silla y todo el heraldo sube a la plataforma y le entrega la carta en
linaje se coloca contra la pared, detrás de él y alrede­ sus manos y entonces todos los presentes exclaman
dor de la plataforma, por orden de edad y sin dife- algo que en su idioma quiere decir «¡Feliz el pueblo

Nueva Atlántida Francis Bacon 163


de Bensalem!». Luego, el heraldo coge de la mano del
J pone -pues tienen excelentes poetas- pero su tema
es siempre las alabanzas a Adán, y Noé y Abraham,
otro niño el racimo de uvas, que es de oro, tanto el
tallo como las uvas. Pero las uvas están delicadamente de los cuales los dos primeros poblaron el mundo y
esmaltadas, y si los varones de la familia constituyen el último fue el Padre de los fieles. Concluye siem­
el mayor número, lo están de púrpura, con un peque­ pre con una acción de gracias por la natividad de nues­
ño sol en la parte de arriba; si lo son las mujeres, tro Salvador, en cuyo nacimiento sólo son benditos
entonces están esmaltadas de un verde amarillento y los nacimientos de todos.
llevan una pequeña media luna en la parte superior. Una vez terminada la cena, el Tirsán se retira nue­
El número de uvas es igual al de descendientes de la vamente, y habiéndose apartado a un lugar donde
familia. Este racimo dorado lo entrega al Tirsán, quien dice, a solas, algunas oraciones, luego aparece por ter­
de inmediato lo entrega al hijo que él mismo ha ele­ cera vez, para dar la bendición. Todos sus descen­
gido anteriormente para que viva en su casa con él, y dientes le rodean, como al principio. Luego los lla­
quien lo usará delante de su padre como insignia de ma uno por uno, por sus nombres, como le plazca
honor, cuando salen al público, y por esto es llama­ aunque rara vez se invierte el orden de edad. La per­
do Hij o de la Vid. sona que es llamada después de haber sido retirada la
Después que la ceremonia ha terminado, el padre mesa, se arrodilla delante de la silla y el padre pone
o Tirsán se retira y algún tiempo después vuelve otra su mano sobre la cabeza de él, o de ella, y le da la ben­
vez para la cena. Y se sienta solo bajo el dosel, como dición con estas palabras: «Hijo de Bensalem (o Hija
antes, y ninguno de sus descendientes se sienta con de Bensalem), tu padre lo dice: el hombre por quien
él, no importan su grado o dignidad, a menos que sea tienes aliento y vida pronunció la palabra: la bendi­
de la Casa de Salomón. Es servido únicamente por ción del Padre eterno, del Principe de la paz y de la
sus hijos, varones, quienes realizan de rodillas todo Santa Paloma sea sobre ti, y haga los días de tu pere­
el servicio de atender la mesa y las mujeres están de grinación muchos y buenos». Esto dice a cada uno
pie a su alrededor, apoyadas contra la pared. de ellos; y, hecho esto, si hubiera algunos de sus hijos
El espacio debajo de la plataforma tiene mesas de eminente virtud y mérito -que no sean más de
a los lados para los convidados, quienes son servidos dos-, los llama de nuevo y dice, poniendo su brazo
con gran orden y decencia. Hacia el final de la comi­ sobre sus hombros, ellos de pie: «Hijos, es bueno que
da -que en las mayores de sus fiestas no dura nun­ hayáis nacido, alabad a Dios y perseverad hasta el
ca más dé una hora y media- se canta un himno, que fin». Y, con esto, entrega a cada uno una joya, en for­
varía de acuerdo con la inventiva de aquel que lo com- ma de una espiga de trigo, la cual desde entonces lle-

Nueva Atlántida Francis Bacon 165


varán siempre al frente de su turbante o sombrero. y que cuando viniera el Mesías y se sentase en su tro­
Hecho esto, se entregan a la música y el baile y a otras no en Jerusalén, el rey de Bensalem habría de sen­
diversiones que acostumbran, por e l resto del día. tarse a sus pies, mientras que los demás reyes debe­
Esta es la relación completa de esa fiesta. rían de guardar gran distancia. Sin embargo, dejando
Cuando habían pasado seis o siete días, trabé a un lado estas fantasías judaicas, el hombre era sabio,
estrecha amistad con un mercader de la ciudad cuyo y docto, de gran prudencia y muy conocedor de las
nombre era Joabín. Era judío y circunciso, pues aún leyes y costumbres de aquel país.
tienen algunas pocas familias de judíos que perma­ Entre otras conversaciones y un día le dije que
necen entre ellos, a las cuales les dejan su propia reli­ estaba muy impresionado por el relato que me había
gión, lo cual pueden hacer muy bien, porque son de hecho uno de los nuestros sobre la costumbre de cele­
índole muy diferente a la de los judíos de otros luga­ brar una Fiesta de la Familia, pues -según creía­
res, ya que, mientras éstos odian el nombre de Cris­ jamás había yo oído de una solemnidad en que la
to y tienen un secreto rencor innato contra la gente naturaleza presidiera en forma tan absoluta. Y como
entre la cual viven, éstos -por el contrario- dan a la propagación de la familia proviene de la cópula
nuestro Salvador muy elevados atributos y aman nupcial, yo deseaba que me dijera qué leyes y cos­
extremadamente a la nación de Bensalem. De segu­ tumbres tenían acerca del matrimonio; y si lo guar­
ro que el hombre de quien hablo, en ningún momen­ daban bien, y si se unían a una sola esposa, pues que
to hubiera reconocido que Cristo nació de una Vir­ donde la población es tan considerada tal y como
gen y que era más que un hombre; y diría cómo Dios parecía suceder con ellos, comúnmente se permite la
lo hizo gobernante de los serafines que guardan su pluralidad de esposas.
trono. Ellos lo llaman también la Vía Láctea, y el A esto contestó:
Elías del Mesías, y otros altos nombres que, si bien -Tenéis razón en alabar la excelente institución
son inferiores a su divina Majestad, están muy aleja­ de la Fiesta de la Familia, y en verdad hemos com­
dos, sin embargo, del lenguaje de los otros judíos. probado que las familias que participan en la bendi­
Y en cuanto al país de Bensalem, este hombre no cesa­ ción de aquella fiesta florecen y prosperan en lo suce­
ba de alabarlo, deseoso, por tradición entre los judíos sivo de manera extraordinaria. Pero escuchadme ahora,
de allí, de que se creyese que la gente de allí era des­ y os diré lo que sé. Habéis de saber que no hay bajo
cendiente de Abraham, por otro hijo, a quien ellos los ciclos una nación tan casta como ésta de Bensalem,
llaman Naehoran; y que Moisés, por una secreta cába­ ni tan libre de corrupción e impureza. Es la virgen del
la, ordenó las leyes de Bensalcm, que ellos acatan; mundo. Recuerdo haber leído en uno de vuestros

166 Nueva Atlántida Francis Bacon


libros europeos sobre un ermitaño que quiso ver el durante el matrimonio, ¿se remediaría en algo la situa­
espíritu de la fornicación y se le apareció un pequeño, ción, como debería ser, si estas cosas fueran toleradas
feo y sucio etiope; si, en cambio, hubiera deseado ver sólo por necesidad? No, sino que son todavía verda­
el espíritu de l a castidad de Bensalem, se le hubiera deras. afrentas al matrimonio. La frecuentación de tales
aparecido como un claro y hermoso querubín, pues lugares de disipación y el trato con cortesanas no son
no hay nada entre los mortales más bello y admirable más castigados en los hombres casados que en los sol­
que los castos pensamientos de esta gente. Sabed, por teros. Y la depravada costumbre del cambio y el delei­
tanto, que aquí no hay mancebías, ni casas de disipa­ te en los abrazos meretricios -en que el pecado es
ción, ni cortesanas ni cosa alguna de esta especie. Ellos convertido en arte-, hacen del matrimonio una cosa
se admiran --con execración- de vosotros en Euro­ insulsa y una especie de imposición o de impuesto.
pa, que permitís tales cosas. Dicen que habéis quita­ Aquí se oye decir que vosotros defendéis esas cosas
do a l matrimonio su oficio, pues el matrimonio fue para evitar males mayores como abortos, desfloración
establecido para remediar la concupiscencia ilegal, y de vírgenes, concupiscencia contra natura y cosas pare­
la concupiscencia natural es como un acicate para el cidas. Pero dicen aquí que tal prudencia es absurda y
matrimonio. Pero cuando los hombres tienen a mano la llaman el ofreomiento de Lot, el cual, para salvar a
de un remedio más agradable a su voluntad corrom­ sus invitados de la violación, entregó a sus hijas. Y aun
pida, el matrimonio queda casi desterrado. Por lo tan­ añaden que con esto se gana muy poco, porque los
to, se ven entre vosotros infinidad de hombres que no mismos vicios y apetitos aún quedan y abundan, pues
se casan sino prefieren llevar una vida de soltería impu­ la lujuria ilegítima es como una hoguera, que si se sofo­
ra y libertina antes que ayuntarse en matrimonio. Y can sus llamas por completo, se apaga; pero si se le da
muchos que se casan lo hacen tarde, cuando ha pasa­ algún respiradero arderá con furia. En cuanto al amor
do la primavera y el vigor de sus años, y cuando se masculino no tienen aquí ni asomo de él; y, sin embar­
casan, qué es para ellos el matrimonio sino un nego­ go, no hay en el mundo amistades tan fieles e inque­
cio en el que buscan la alianza, la dote o la reputación, brantables cómo las hay aquí. Y, para hablar en gene­
con algún deseo -casi indiferente- de sucesión, y ral -como decía antes-, jamás he leído de ninguna
no es la fiel unión nupcial del hombre y la mujer como otra gente con castidad tal como ésta. Un dicho usual
fue instituida en un principio. Tampoco es posible que de ellos es que quien no es casto no puede respetarse a
aquellos que han disipado tan vanamente su vigor sí mismo y dicen que el respeto de sí mismo es, después
hayan de estimar grandemente a los hijos -siendo de de la religión, el más importante freno de todos los
la misma materia-, como los hombres castos. Así vicios.

168 Nueva Atlántida Francis Bacon


Y cuando hubo dicho esto, el buen judío hizo de estanques -a los cuales llaman los estanques de
una pausa. Entonces yo, más deseoso de continuar Adán y de Eva- en donde es permitido que uno de
escuchándole que de hablar yo mismo y, sin embar­ los amigos del hombre y otro de la mujer los vayan a
go, considerando propio que en esta pausa no debería ver bañarse desnudos, por separado.
permanecer silencioso, dije solamente que habría de Y mientras así conversábamos llegó un hombre
decirle como la viuda de Sarepta dijo a Elías, que él que parecía mensajero, con una rica capa, que habló
había venido a recordarnos nuestros pecados y que al judío. Entonces éste se volvió hacia mí y me dijo:
yo confesaba que la virtud de Bensalem era mayor -Habéis de perdonarme, pues se me ordena
que la virtud de Europa. apresurarme.
Palabras ante las cuales el judío inclinó la cabe­ A la mañana siguiente volvió hacia mí, aparen­
za y prosiguió de esta manera: temente gozoso, y dijo:
-También tienen muchas sabias y excelentes leyes -Ha llegado aviso al gobernador de la ciudad
respecto al matrimonio. No permiten la poligamia. de que uno de los padres de la Casa de Salomón esta­
Tienen dispuesto que ninguno pueda casarse ni com­ rá aquí de hoy en siete noches; hace doce años que
prometerse hasta haber pasado un mes después de su no vemos a ninguno de ellos. Su llegada es de domi­
primera entrevista. No prohíben el casamiento sin nio público, pero la causa es secreta. Os conseguiré
consentimiento de los padres, pero lo castigan en los a vos y a vuestros compañeros un buen sitio, para ver
herederos, pues los hijos de tales matrimonios no se su entrada.
permite que reciban más de la tercera parte de la heren­ Le di las gracias y le dije que esas noticias me ale­
cia de sus padres. Yo he leído en un libro, de uno de graban mucho.
vuestros escritores, acerca de una república imagi­ Habiendo llegado el día, hizo su entrada. Era un
nada, en que se permite a la pareja casada verse des­ hombre de mediana edad y estatura, bien parecido, y
nuda antes de comprometerse.1 Esto les desagrada con aspecto de quien compadece a los hombres. Esta­
aquí, pues consideran un escarnio dar una negativa ba vestido con una túnica de fino paño negro, de
después de un conocimiento tan íntimo. Pero a cau­ anchas mangas, y una capa corta. Debajo llevaba ves­
sa de los muchos defectos ocultos en el cuerpo de tiduras de excelente lino blanco, hasta los pies, ceñi­
hombres y mujeres, proceden de una manera más cor­ das con un cinturón y una palatina de lo mismo alre­
tés, pues tienen en la cercanía de cada pueblo un par dedor de su cuello. Llevaba delicados guantes,
adornados con piedras preciosas, y zapatos de ter­
1 En Utopía, de Tomás Moro, p. 150, en esta misma colección. ciopelo color melocón. Su cuello estaba desnudo has-

170 Nueva Atlántida Francis Bacon 111


ta los hombros. El sombrero era como un casco o solo, sobre almohadones de una especie de excelen­
montera española, y sus bucles castaños se rizaban te felpa azul; bajo sus pies tenían delicadas alfombras
bajo él discretamente. Su barba t'staba cortada en de seda de diversos colores, como las de Persia, pero
redondo, y era del mismo color que su pelo, o un poco mucho más finas. Al pasar levantaba su mano desnu­
más clara. Iba conducido en una rica carroza sin rue­ da, como bendiciendo al pueblo, pero en silencio. En
das, como una litera, con dos caballos en cada extre­ la calle reinaba un orden maravilloso, tanto, que jamás
mo, ricamente enjaezados con terciopelo azul borda­ ejército alguno mantuvo a sus hombres en mejor for­
do, y dos lacayos a cada lado con igual atavío. La mación de combate que la que guardaba el pueblo. En
carroza era toda de cedro, dorada, y adornada con las ventanas tampoco había aglomeraciones, sino que
cristal, salvo en el extremo anterior, que tenía paneles cada uno se encontraba en ellas como si le hubieran
de zafiros, bordes de oro, y en el extremo posterior colocado allí.
como esmeraldas de color Perú. También tenía un Cuando concluyó el espectáculo, el judío me dijo:
radiante sol de oro, en el medio de la parte de arriba, -No me será posible atenderos como desearía,
y en la delantera un pequeño querubín de oro con las en virtud de una comisión que la ciudad ha delegado
alas desplegadas. La carroza estaba cubierta con paño en mí, para el festejo de esta gran persona. -Tres días
de oro entretejido sobre azul. Tenía delante de sí cin­ después, el judío vino de nuevo y me dijo-: Debéis
cuenta acompañantes, todos jóvenes, en amplias casa­ sentiros felices, pues el Padre de la Casa de Salomón
cas de raso blanco hasta la media pierna y medias de
tomó conocimiento de vuestra estadía entre noso­
seda blanca, zapatos y sombreros de terciopelo azul, tros, y me ha mandado deciros que admitirá a toda
con plumas de diversos colores colocadas alrededor vuestra compañía en su presencia y mantendrá una
a modo de cintillos. Justo delante de la carroza iban conversación privada con uno de vosotros, que
dos hombres con la cabeza descubierta, vestiduras de habréis de elegir, y para esto ha fijado el día de pasa­
hilo hasta los pies, ceñidas, y zapatos de terciopelo do mañana. Y porque piensa daros su bendición, ha
azul; llevaban, uno, un báculo, y el otro una vara pas­ dispuesto que sea por la tarde.
toral, como cayado; ninguno de metal: el báculo de Acudimos en nuestro día y hora señalados, y yo
madera de bálsamo, la vara pastoral, de cedro. No fui elegido por mis compañeros para la conferencia
tenía ningún jinete ni delante ni detrás de su carro­ privada. Lo hallamos en una bella cámara, con ricas
za, al parecer para evitar todo tumulto y dificultad. colgaduras, y alfombrada, y sin aparato. Estaba sen­
Detrás de su carroza iban todos los dignatarios y direc­ tado en un trono lujosamente adornado, engalonado
tores de las asociaciones de la ciudad. Estaba sentado con un costoso paño de raso azul, bordado sobre la

Francis Bacon '13


Nueva Atlántida
la cabeza. Estaba solo, excepto por dos pajes de honor, »Los dispositivos e instrumentos son éstos: tene­
uno a cada lado, finamente ataviados en blanco. Deba­ mos grandes y profundas cavernas de diversas pro­
jó llevaba las mismas ropas que cuando le vimos pasar fundidades, las más profundas de las cuales alcan­
en la carroza; pero en lugar de la túnica lucía sobre sí zan seiscientas brazas y están excavadas y hechas
· un manto con capa corta, del mismo fino paño negro, bajo grandes colinas y montañas, de suerte que si se
sujeta a su alrededor. calcula en conjunto la profundidad de la colina y la
Cuando entramos, tal como se nos había dicho, de la caverna, algunas llegan a tener más de tres
nos inclinamos profundamente, y cuando estuvimos millas de profundidad, pues vemos que la profun­
cerca de su silla, se levantó y, extendió su mano sin didad de la colina y la profundidad de la caverna,
guante, en forma de dar la bendición; y cada uno de desde el llano, son iguales; ambas igualmente ale­
nosotros se inclinó y besó el borde de su esclavina. jadas del sol y los rayos del cielo, y del aire libre. A
Hecho esto se fueron los dem�s y yo me quedé. estas -cavernas las llamamos la Región inferior y las
Entonces indicó a los pajes que se retirasen de la habi­ usamos para toda clase de coagulaciones, .endureci­
tación, me hizo sentar a su lado y me habló así, en mientos, refrigeraciones y conservación de cuerpos.
lengua inglesa: Las usamos también para imitar las minas naturales
-Dios te bendiga, hijo mío. Te daré la joya más y producir así también nuevos metales artificiales,
grande que poseo, pues he de hacerte, por el amor de por combinaciones, y materiales que usamos, y los
Dios y de los hombres, una relación de la verdadera dejamos allí durante muchos años. También las usa­
grandeza de la Casa de Salomón. Hijo, para hacerte mos a veces -lo cual puede parecer extraño- para
saber qué es verdaderamente la Casa de Salomón la curación de enfermedades y para prolongar la vida
seguiré este orden: primero te diré cuál es la finalidad de algunos ermitaños que prefieren vivir a.llí, bien
de su fundación. En segundo lugar, los dispositivos e provistos de todas las cosas neces-arias; y, por cier­
instrumentos que tenemos para nuestros trabajos. En to, viven mucho tiempo, y por ellos aprendemos
tercer lugar, los diversos empleos y funciones a los muchas cosas.
que nuestros miembros son asignados. Y en cuarto »En diversos terrenos tenemos enterramientos
lugar, las ·ordenanzas y ritos que observamos. donde ponemos diversos cementos, tal como hacen
»El fin de nuestro establecimiento es el conoci­ ·los chinos con s u porcelana; pero los tenemos en
miento de las causas, y d� los. movimientos ocultos de mayor variedad, y algunos de ellos son más finos.
las cosas; y el engrandecimiento de los límites del impe­ También tenemos gran variedad de compuestos y
rio humano para efectuar todas las cosas posibles. abonos para fertilizar la tierra.

174 Nueva Atlántida Francis Bacon 175


»Tenemos altas torres, la más alta de cerca de »Tenemos también un buen número de pozos
media milla de altura, y algunas de ellas también colo­ y fuentes, que imitan baños y manantiales naturales
cadas sobre montañas altas, de modo que la elevación pues están impregnados de vitriolo, sulfuro, acero,
de la colina con la torre es, en las más altas, de tres plomo, bronce, nitrato y otros minerales. Y además
millas, por lo menos. A estos lugares los llamamos la tenemos pequeños pozos para infusión de muchas
Región superior, considerando al aire entre los luga­ cosas, en los cuales las aguas adquieren la virtud más
res altos y los bajos como la Región media. Usamos rápidamente y mejor que en vasijas o depósitos. Y
tales torres, segú n sus diferentes alturas y situacio­ entre ellas tenemos un agua que llamamos Agua del
nes, para insolación, refrigeración, conservación, y Paraíso, que -por eso la hacemos- es magnífica
para observar diferentes fenómenos, como vientos, para la salud y la prolongación de la vida.2
lluvia, nieve, granizo y también algunos de los mete­ »También tenemos grandes y espaciosas casas,
oros incandescentes. En ellas, en algunos lugares, hay donde imitamos y producimos fenómenos, como nie­
moradas de ermitaños a los cuales a veces visitamos ve, granizo, lluvia y algunas lluvias artificiales de cuer­
e indicamos qué observar. pos y no de agua, truenos, .relámpagos, también gene­
»Tenemos grandes lagos, salados y de agua dul­ ración de cuerpos en el aire, como ranas, moscas y
ce, que usamos para criar nuestros peces y aves. Tam­ muchos otros.
bién los usamos para sepultar algunos cuerpos natu­ »Tenemos también diversas cámaras, que llama­
rales, pues observamos diferencias entre los cuerpos mos Cámaras de Salud, donde modificamos el aire
sepultados en la tierra o en el aire bajo tierra, y los como creemos bueno y apropiado para la cura de
objetos sepultados en el agua. También tenemos estan­ diversas enfermedades y la conservación de la salud.
ques de los cuales algunos extraen agua dulce de la »También tenemos hermosos y grandes baños de
salada, y otros, por medios artificiales, convierten varias mezclas, para la cura de enfermedades y para
el agua dulce en agua salada. También tenemos algu­ restablecer el cuerpo del hombre de la rarefacción.
nas rocas en medio del mar y algunas bahías sobre la Y otros para aumentar el fortalecimiento de los ner­
costa, para ciertos trabajos en que se requieren aire y vios, partes vitales, y el propio jugo y sustancia del
vapor del mar. Tenemos igualmente torrentes y cas­ cuerpo.
cadas que nos sirven para muchos movimientos y, »También tenemos variados y grandes huertos y
asimismo, motores que multiplican y refuerzan los jardines en que no respetamos tanto la belleza como
vientos, que también sirven para echar a andar diver­
sos movimientos.
2 Véase la similud, ya señalada, con el «secreto» de la Ciudad del Sol, pág. 63.

Nueva Atlántida Francis Bacon 177


la variedad de los suelos, apropiados para los diver­ el estilo. Probamos también todos los venenos y otros
sos árboles y hierbas; algunos son muy espaciosos medicamentos, tanto de cirugía como físicos. Tam­
y en ellos hay árboles y fresas, con que hacemos diver­ bién los hacemos artificialmente más grandes o altos
sas clases de bebidas, aparte los viñedos. En éstos de lo que son los de su especie; o, de modo contrario,
ensayamos igualmente toda clase de inoculación e los empequeñecemos y suspendemos su crecimiento.
injertos, tanto de árboles silvestres como de frutales, Los hacemos más fecundos y productivos de lo que
lo cual produjo muchos efectos. En los mismos huer­ es su especie por el contrario, estériles e infecundos.
tos y jardines hacemos artificialmente que los árbo­ También hacemos que cambien de color, forma, acti­
les y las flores maduren más temprano o más tarde vidad, de muchas maneras. Hallamos los medios para
que como corresponde y que crezcan y se repro­ hacer mezclas y cruzas de diferentes tipos, que han
duzcan más rápidamente de lo que lo hacen de for­ producido muchas especies nuevas, y no estériles,
ma natural. Los hacemos también, artificialmente, de como es la opinión general. Obtenemos -<le la putre­
mucho mayor tamaño de lo que son por naturale­ facción- cierto número de serpientes, gusanos, mos­
za, y sus frutos mayores, más dulces y de diferente cas, peces, algunos de los cuales llegan -en efecto­
sabor, olor, color y forma que los naturales. Y muchos ª ser criaturas perfectas, como bestias y pájaros, y tie­

de ellos tienen uso medicinal. nen sexo, y se propagan. Tampoco hacemos esto al
»Tenemos también medios para hacer crecer azar, sino que sabemos de antemano de qué sustancia
diversas plantas sin semillas, por mezcla de tierras, y mezcla van a surgir tales criaturas.
e igualmente para hacer desarrollar plantas nuevas, »También tenemos lagunas en las cuales experi­
diferentes de las comunes, y para hacer también que rp.entamos sobre peces, como antes hemos dicho de
un árbol o planta se convierta en otro. los pájaros y bestias.
»También tenemos parques y encierros de todas »También tenemos lugares para la cría y repro­
clases, para pájaros y bestias, que no sólo usamos para ducción de esas especies de gusanos y moscas que tie­
verlos o por rareza, sino también para disecciones y nen una utilidad especial, tales como son para voso­
experimentos, para iluminarnos en lo que pueda ser tros el gusano de seda y las abejas.
trabajado en el cuerpo humano. De este modo obser­ »No te detendré con la enumeración de nuestras
vamos muchos efectos extraños, como la continua­ cervecerías, panaderías y cocinas, donde se hacen dis­
ción de la vida, aunque diversos órganos, que voso­ tintas clases de bebidas, panes y carnes, raros y de espe­
tros consideráis vitales, se les hayan quitado; la vuelta ciales efectos. Tenemos vinos de uva, y bebidas de otros
a la vida de algunos que parecían muertos, y cosas por jugos de frutas, de granos y de raíces, y de mezclas con

Nue'Ua Atlántida Francis Bacon I79


miel, azúcar, maná y frutas secadas al sol y cocidas. hombres les permite hacer largos ayunos, y otras que
También de las resinas que destilan los árboles, y de al usarlas vuelven la propia carne del cuerpo humano
la pulpa de caña; y estas bebidas son de distintas sole­ sensiblemente más dura y flexible y su fuerza mucho
ras, algunas de edad o duración de cuarenta años. Tam­ mayor que lo sería de otra manera.
bién tenemos bebidas elaboradas con varias hierbas, »Tenemos dispensarios, o tiendas de medicinas.
raíces y especias, y hasta con diversas pulpas y carnes Pues, como podéis imaginar, si tenemos tal varie­
blancas, de ahí que las bebidas sean, como son, tanto dad de plantas y criaturas vivientes, más que las que
bebida como carne, as� que muchos, sobre todo los vie­ vosotros tenéis en Europa -pues conocemos lo que
jos, desean vivir de ellas, con poco o nada de carne y tenéis- así también los elementos, drogas e ingre­
pan. Y, sobre todo, nos esmeramos en obtener bebidas dientes de las medicinas deben existir de modo igual
de sustancias extremadamente sutiles para que puedan en una variedad mucho mayor. Las tenemos también
introducirse en el cuerpo sin que produzcan ningún de distintos añares y largas fermentaciones, y para
picor, irritación o incomodidad, a tal grado que algu­ prepararlas, tenemos no sólo toda clase de exquisitas
nas, puestas sobre el dorso de la mano, la atraviesan a destilaciones y separaciones, y especiJmentc por calo­
poco que estén allí, y llegan a la palma, y sin embargo res suaves y filtraciones a través de diversos colado­
son suaves al paladar. Tenemos también aguas que res y hasta de determinadas sustancias, sino tar_nbién
maduramos en tal manera que se vuelven nutritivas, de formas exactas de composición por las cuales se incor­
suerte que constituyen excelentes bebidas, tanto, que poran como si fueran simples y naturales.
muchos no quieren tomar otras. Los panes los tene­ »Tenemos también diversas artes mecánicas que
mos de diferentes granos, raíces y semillas, y también vosotros no poseéis, y materiales que hacen, como
de carne y de pescado seco, con diversas clases de leva­ papel, lino, sedas, tejidos, delicados trabajos de plu­
duras y condimentos, de modo que algunos abren en mas de maravilloso brillo, excelentes tinturas y muchas
extremo el apetito. Algunos alimentan tanto que otras cosas, y también tiendas, tanto para las cosas que
muchos viven de ellos, sin ninguna otra comida, y viven no son de uso corriente entre nosotros, como para las
mucho tiempo. Respecto a las carnes, tenemos algunas que lo son, pues debes saber que muchas d� las cosas
tan suavizadas y maceradas, sin que por ello se corrom­ antes dichas se han divulgado por todo el remo; pero,
pan en absoluto, que un débil calor del estómago las aunque fueron fruto de nuestra invención, conserva-
convierte en buen quilo, como lo haría un fuerte calor mos de ellas modelos y principios. .
con carne preparada de otra manera. Tenemos también »Tenemos también gran variedad de hornos que
algunas carnes, panes y bebidas que ingeridas por los mantienen gran diversidad de calores: rápidos y vio-

180 Nueva Atlántida 181


Francis Bacon
lentos, fuertes y constantes, suaves y tibios, arrebata­ en el cielo o en lugares remotos, y también represen­
dos y tranquilos, secos, húmedos y más. Pero sobre tamos cosas cercanas como lejanas, y las lejanas como
todo, tenemos calores que imitan el calor del sol y de cercanas, haciendo distancias fingidas. Tenemos tam­
los cuerpos celestes, sujetos a diversas desigualdades, bién auxiliares visuales muy superiores a las gafas y
que --como si fueran orbes- aumentan y se reducen, lentes comunes. Tenemos también lentes y medios para
y por donde producimos admirables efectos. Además, ver pequeños y diminutos cuerpos pequeña y distin­
tenemos calor de estiércol y de vientres y estómagos tamente, corno las formas y colores de pequeñas mos­
de criaturas vivientes, y de su sangre y cuerpos; de pajas cas y gusanos, granos y hendeduras en las gemas, que
y hierbas puestas sobre la humedad, de la cal viva, y de otra forma no pueden ser vistos, observaciones de
cosas por el estilo. También tenemos, asimismo, ins­ la orina y de la sangre no visibles por otros medios.
trumentos que generan calor sólo por movimiento y Hacemos arco iris artificiales, halos y aureolas alrede­
aun lugares para fuertes insolaciones; y lugares bajo dor de la luz. Presentamos también toda forma de refle­
tierra que, natural o artificialmente, producen calor. xiones, refracciones y multiplicaciones de los rayos
Estos distintos calores los usamos según lo requiera la visuales de los objetos.
naturaleza de la operación que proyectemos. »Tenernos también piedras preciosas de todas cla­
»También tenemos cámaras de perspectiva, don - ses, muchas de ellas de gran belleza y para. vosotros
de hacemos demostraciones de todas las luces y radia­ desconocidas; igualmente cristales; y vidrios de diver­
ciones, y de todos colores; y de cosas incoloras y trans­ sas clases, y entre ellos algunos de metales vitrifica­
parentes podemos representarles a vosotros todos los dos y otros materiales, aparte de aquellos de los que
colores, no en arco iris, como con las gemas y prismas, vosotros hacéis el vidrio. También cierto número
sino cada uno por separado. También representamos de fósiles y minerales imperfectos, de los que care­
todas las multiplicaciones de la luz, la cual llevamos céis. Asimismo piedra imán de prodigiosa virtud, y
a gran distancia y a hacerla tan penetrante como para otras piedras raras naturales y articiales.
discernir pequeños puntos y líneas, y también todas »Tenemos también cámaras de sonido, donde prac­
las coloraciones de la luz; toda clase de ilusiones y enga­ ticamos y demostramos todos los sonidos y cómo se
ños ópticos, en figuras, tamaños, movimientos y colo­ generan. Tenemos armonías que vosotros no tenéis,
res; y toda demostración en cuanto a sombras. Encon­ como una cuarta de sonido y aún más pequeñas. Diver­
tramos,, asimismo, diversos medios, desconocidos por sos instrumentos musicales igualmente desconoci­
vosotros, para producir luz a partir de distintos cuer­ dos para vosotros, algunos más dulces que cualquiera
pos. Procuramos medios para ver objetos lejanos, como de los que tenéis, junto con campanas y campanillas

Nueva Atlántida Francis Bacon


que son delicadas y suaves. Producimos sonidos débi­ ticamos movimientos más veloces que cualquiera de
les como fuertes y graves; igualmente fuertes atenua­ los vuestros, ya sean por los mosquetes o por cual­
dos y agudos. Hacemos diversas tremolaciones y tri­ quiera máquina que poseáis. Y para hacerlos y mul­
nos de sonidos que originalmente son continuos. tiplicarlos más fácilmente y con poca fuerza median­
Representamos e imitamos todos los sonidos y letras te ruedas y otros medios, más fuertes y potentes que
articulados y las voces y notas de bestias y pájaros. los vuestros, aventajando a vuestros cañones y basi­
Tenemos ciertos auxiliares que, colocados en la ore­ liscos. También presentamos piezas de artillería, ins­
ja, aumentan grandemente la capacidad auditiva. Tene­ trumentos de guerra y máquinas de toda clase; e igual­
mos también varios ecos extraños y artificiales que mente, nuevas mezclas y composiciones de pólvora,
reproducen muchas veces la voz, como si la rebotaran; fuegos fatuos que arden en el agua, e inextinguibles.
y otros que devuelven la voz más fuerte de lo que lle­ También fuegos artificiales de toda clase, tanto para
gó; otros más agudos y otros más graves; incluso algu­ usarse, como por mero placer. Imitamos también el
nos que vuelven la voz con diferencias en las letras o vuelo de las aves, y tenemos condiciones para volar
sonidos articulados que recibieron. Tenemos también por el aire. Tenemos barcos y botes para ir bajo el
medios para conducir el sonido por tubos y conduc­ agua, y atravesar los mares. También hay cinturones
tos, en extraordinarias direcciones y distancias. para nadar, y soportes. Tenemos diversos y curio­
»Tenemos también un local de perfumería, al cual sos relojes, y otros, como movimientos de retroceso
añadimos prácticas sobre el gusto. Multiplicamos los y algunos de movimiento continuo. Imitamos tam­
olores, lo cual puede parecer extraño. Imitamos bién los movimientos de las criaturas vivientes por
los olores haciendo que todos ellos los exhalen otras medio de figuras de hombres, bestias, aves, peces y
mezclas que aquellas que los producen. Asimismo serpientes. Tenemos también gran cantidad de otros
hacemos diversas imitaciones del gusto, tales que variados movimientos, de extraordinaria regularidad
podrían engañar el de cualquier hombre. Y este esta­ fineza y sutileza.
blecimiento contiene también una pastelería en la que »Tenemos también un establecimiento de mate­
hacemos toda clase de dulces, secos y líquidos, y varios máticas, donde son representados todos los instru­
vinos agradables, leche, caldos y ensaladas, en varie­ mentos, de geometría y de astronomía, exquisita­
dad mucho mayor que los que vosotros tenéis. mente realizados.
»También tenemos fábricas de máquinas en las »Tenemos también casas de ilusiones de los sen­
que son preparadas máquinas e instrumentos para tidos, donde representamos toda especie de tipos
toda suerte de movimientos. Allí probamos y prac- de prestidigitación, falsas apariciones, imposturas e

Nueva Atlántida Francis Bacon


ilusiones, y sus falacias. Desde luego creeréis que »Tenemos tres que ordenan los experimentos de
nosotros, que tenemos tantas cosas verdaderamente los cuatro anteriores por títulos y materias, para mejor
naturales que producen admiración, podríamos en iluminar la extracción de observaciones y axiomas a
un mundo de singularidades engañar los sentidos, partir de ellos. A éstos llamamos Compiladores.
si disfrazáramos aquellas cosas y nos esforzáramos »Tenemos tres que se consagran al análisis de los
en hacerlas más milagrosas. Pero odiamos impostu­ experimentos de sus compañeros e intentan sacar de
ras y mentiras; tanto, que hemos prohibido severa­ ellos cosas útiles y prácticas para la vida del hombre,
mente a todos nuestros miembros, bajo pena de igno­ y conocimiento tanto para las obras como para la sim­
minia y multas, que muestren alguna cosa u obra ple demostración de causas, medios de adivinación
natural, adornada o aumentada, sino como es en su natural y de fácil y claro descubrimiento de las vir­
pureza y sin afectación de maravilla tudes y partes de los cuerpos. A estos miembros lla­
»Estas son, hijo mío, las riquezas de la Casa de memos Donadores o Bienhechores.
Salomón. »Luego, después de varias reuniones y consultas
»En lo que respecta a los diversos empleos y ofi­ de todos nosotros, para estudiar los trabajos y com­
cios de nuestros miembros, tenemos doce que viajan pilaciones anteriores, tenemos tres que cuidan -a
a países extranjeros, en naves con banderas de otras partir de ellos- de dirigir nuevos experimentos, más
naciones-pues ocultamos la nuestra-, que nos tra­ luminosos, profundizando más en la naturaleza que
en libros, resúmenes y modelos de los experimentos los anteriores. A éstos llamamos Lámparas.
de todo el mundo. A éstos los llamamos Mercaderes »Tenemos otros tres que ejecutan los experi­
de la luz. mentos -así dirigidos- y dan relación de ellos. A
»Tenemos tres que recogen los experimentos que éstos llamamos Inoculadores
están en todos los libros. A éstos llamamos Depre­ »Por último, tenemos tres que elevan los ante­
dadores. riores descubrimientos, por experimentos, a grandes
»Tenemos tres que recogen los experimentos de observaciones, axiomas y aforismos A éstos llama­
todas las artes mecánicas; y también de las ciencias mos Intérpretes de l a naturaleza.
liberales; y también de prácticas que no se incluyen . •
»También tenemos -como debes pensar- novi­
en las artes. A éstos llamamos Hombres del Misterio. cios y aprendices, para que no falte sucesión a los
»Tenemos tres que ensayan nuevos experimen­ hombres anteriormente empleados, aparte de gran
tos, tal como les parece bien. Estos son los Explo­ número de sirvientes y ayudantes, hombres y muje­
radores o Mineros. res. También nos consultamos cuáles de los inventos

186 Nueva Atlántida Francis Bacon 187


y experimentos que hemos descubierto deben publi­
doradas y adornadas; algunas de hierro, algunas de
carse, y cuáles no; y hacemos todos juramento de
plata, algunas de oro
secreto para ocultar aquellos que pensamos conve­ . . .
»Tenemos ciertos himnos y serv1c1os, que deci-
niente mantener en secreto, aunque algunos de ellos
mos diariamente, de alabanza y agradecimiento a
los revelamos a veces al Estado, y algunos no.
Dios, por sus maravillosas obras; y oracio�es p �ra
»En cuanto a nuestras ceremonias y ritos tene­
implorar su ayuda y bendición, para que ilumine
mos dos galerías muy largas y bellas: en una de éstas
nuestros trabajos haciéndolos buenos y santos.
colocamos modelos y muestras de toda clase de las
»Finalmente, tenemos giras o visitas a las diver­
más extraordinarias y excelentes invenciones; en la
sas ciudades principales del reino, donde, al pasar,
otra colocamos las estatuas de los principales inven­
publicamos los inventos nuevos y provechosos que
tores. Allí tenemos la estatua de vuestro Colón, que
consideramos convenientes. Y también damos a cono­
descubrió las Indias Occidentales; también el inven­
cer las previsiones naturales de enfermedades, plagas,
tor de los barcos; vuestro monje que fue el inven­
enjambres de criaturas dañinas, carestía, tempesta­
tor de la artillería y la pólvora; el inventor de la músi­
des, terremotos, grandes inundaciones, cometas, tem­
ca; el inventor de las letras; el inventor de la
peratura del año y otras diversas cosas; y damos c?n­
imprenta; el inventor de las observaciones astronó­
sejo sobre lo que la gente debe hacer para prevemrlo
micas; el inventor de los trabajos en metal; el inven­
y remediarlo.»
tor del vidrio; el inventor de la seda de gusano; el
Y cuando hubo dicho esto, se levantó, y yo, como
inventor del vino; el inventor del maíz y el pan, el
se me había enseñado, me arrodillé, y él puso su mano
inventor de los azúcares; y todos estos por tradición
derecha sobre mi cabeza y dijo:
más cierta que la nuestra. Luego tenemos varios de
-Dios te bendiga, hijo mío, y Dios bendiga este
nuestros inventores, de excelentes obras, las cuales,
relato que he hecho. Te doy licencia de publicarlo
como no las has visto, sería demasiado largo hacer
para el bien de otras naciones, porque �quí estamos
descripciones de ellas; y, aparte, podrías equivocar­
en el seno de Dios, una tierra desconocida.
te fácilmente en la correcta interpretación de tales
Y con esto me dejó, habiendo asignado una sub­
descripciones. Pues por cada invención valiosa eri­
vención de cerca de dos mil ducados, bondad suya
gimos una estatua al inventor, y le damos una recom­
para mí y mis compañeros, pues dan con largueza
pensa honorable y liberal. Estas estatuas son algu­
siempre allí donde van.
nas de bronce, otras de mármol y de piedra de toque;
algunas son de cedro y otras maderas especiales, [El resto permaneció inconclusoJ

188 Nueva A tlántida


Francis Bacon
ÍNDICE

Introducción 5

La Ciudad del Sol

Tommaso Campanella, fraile poco ortodoxo 13

La Ciudad del Sol 19

Cuestiones sobre la óptima república 85

Nueva At1ántida

Francis Bacon, extraño canciller inglés 127

Nueva Adántida 131

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