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Estudio en escarlata (1887). S.A. Conan Doyle.

Personajes.

Sherlock Holmes
Watson
Tobías Gregson: alto, de cutis blanco y cabellos rubios (38)
Lestrade: flaco y alto, ojos chiquitos, cara de hurón o de rata (41)
Enoch J Drebber: 1ra víctima de la novela, estatura mediana, aparentaba 43/44 años, ancho de
hombros, pelo negro enrulado y brillante. Procedente de Ohio EEUU (40).
John Rance: oficial de policía de Scotland Yard que descubrió el cadáver de Drebber durante su
ronda nocturna.
Wiggins: jefe de la “policía de Baker Street”, el grupo de niños vagabundos que Holmes pone a
vigilar las calles (luego sabemos, a encontrar al cochero que es el asesino de Drebber).
Madame Charpentiere y sus hijos Alice (doncella forzada por Drebber) y Arthur (detenido como
presunto asesino porque defendió a su hermana apaleando a Drebber).
John Ferrier
Lucy Ferrier
Jefferson Hope: Era un joven alto, de aspecto bravío, jinete en un fuerte caballo riano y vestido
con burdas ropas de cazador. Llevaba colgado de los hombros un largo rifle (99)

Primera parte. Reimpreso de las memorias del señor John Watson, doctor en medicina, que perteneció al
cuerpo de médicos del ejército.

[transcurre en Londres en 1878, narrado en 1ra persona por Watson]

Capítulo 1. El señor Sherlock Holmes.

Holmes narra que en 1878, después de graduarse de médico hizo la residencia para ser cirujano militar. Lo
mandan a la guerra ente la India y Afganistán, donde una bala le destroza la clavícula. Antes de recuperarse del
todo se contagia de tifus y lo terminan mandando de nuevo a Londres. Se encuentra con un excolega llamado
Stamford y éste le sugiere compartir vivienda con un amigo suyo, Sherlock Holmes, para ahorrar el dinero del
subsidio del ejército. Se dirigen al laboratorio del hospital San Bartolomé a conocerlo.

En el camino, Stamford caracteriza a Holmes: le interesan las ciencias pero no es estudiante de medicina, es “un
poco demasiado científico” (20), es capaz de drogar a un amigo con un alcaloide para comprobar sus efectos, o
de apalear cadáveres en la morgue para ver cómo se forman las laceraciones en los cuerpos.

Al llegar, lo encuentran totalmente exaltado por haber descubierto un reactivo para la hemoglobina que
perfecciona los métodos de investigación criminal. Sherlock se muestra soberbio y adivina que Watson acaba de
regresar de Afganistán. Comentan los defectos y virtudes para la convivencia de cada uno y acuerdan
encontrarse al día siguiente en la puerta del 221B de Baker Street.

Capítulo 2. La ciencia de la deducción.


Watson narra que se mudan y describe las costumbres de Sherlock Holmes: se acuesta antes de las 22hs todas
las noches y se levanta siempre temprano, tiene momentos melancólicos en los que pasa 3 días tirado en el
sillón mudo y sin hacer nada, y momentos de trabajo maniático en los que no descansa y va del laboratorio a la
casa, con caminatas por toda la ciudad.

P 25, 26: descripción física.

Watson se obsesiona por descubrir a qué se dedica Holmes: sabe que no estudia medicina, ve que tiene
conocimientos muy profundos en algunas disciplinas pero desconoce los rudimentos más básicos de otras
(filosofía, política y literatura). Watson se asombró porque desconocía la teoría de Copérnico, y Holmes le
respondió que si el conocimiento no le resultaba útil, hacía lo posible por no almacenarlo, y en cambio acumular
saberes más útiles. Holmes hace una lista de los conocimientos de Holmes (28):

Botánica – geología – química – anatomía – leyes de Inglaterra – música y violín – boxeo y esgrima.

Una mañana, durante el desayuno, Watson lee un artículo en una revista titulado “El libro de la vida”, en el que
se explica el método de la observación y la deducción y responde indignado. Holmes confiesa que él es el autor
del texto publicado y por fin revela su profesión: es “detective-consultor”, da consejos a investigadores privados
y agentes oficiales a cambio de honorarios. Watson lo compara con Dupin (el personaje de Poe) y Le Coc (el
personaje de Gaboriau), pero Holmes los denosta y afirma que él es mucho mejor detective.

En ese momento ven un hombre en la vereda de enfrente, y Sherlock adivina que es oficial retirado de marina.
Sorpresivamente el hombre toca la puerta de Holmes y Watson, y le entrega una carta al detective. Holmes
fanfarronamente le pregunta al mensajero su profesión, y comprueba que había acertado.

Capítulo 3. El misterio del jardín de Lauriston.

Holmes le explica a Watson cómo dedujo que el mensajero era oficial retirado de la marina, y a continuación le
da a leer el mensaje recibido: era una carta del Detective Gregson, de Scotland Yard, pidiéndole ayuda en la
escena del crimen de un nuevo caso. En los Jardines de Lauriston, cerca de la carretera de Brixton, un agente
descubrió que una casa deshabitada tenía las luces prendidas a las 2am y entró a revisar. Encontró un cadáver
sin signos de heridas ni de robo. Había, sin embargo, manchas de sangre por toda la habitación. Las tarjetas de
la víctima permitieron identificarlo como Enoch J. Drebber, procedente de Cleveland, Ohio, EEUU.

Holmes comenta que Gregson y Lestrade son los más astutos de Scotland Yard, rápidos y enérgicos, pero muy
torpes y rutinarios. Además están sumidos en una competencia perpetua entre los dos.

Holmes y Watson deciden ir juntos a la escena del crimen, y éste le recrimina al detective que no está lo
suficientemente concentrado en el caso. Holmes le responde que aún carece de datos, y si construye alguna
teoría corre el riesgo de torcer la investigación inadecuadamente. Al llegar Holmes se comporta de manera
extraña: se detiene en la calle, husmea el suelo, da gritos. Al encontrarse con Gregson le pregunta si alguien
llegó en coche de alquiler.

Watson describe la escena del crimen y a la víctima: 39 y 40.


Lestrade y Gregson afirmaron no tener ninguna pista, y Holmes husmeó el aliento de Enoch J. Drebber y observó
las suelas de sus botas. Cuando intentaron trasladar el cuerpo a la morgue rodó un anillo de bodas femenino.
Luego revisaron las pertenencias halladas en las ropas de Drebber: conservaba dinero y reloj, por lo que el móvil
no había sido un robo. Entre sus cosas había un libro y unas cartas pertenecientes a un tal Joseph Strangerson.
Gregson ya había telegrafíado a EEUU pidiendo referencias sobre este último, pero Holmes se rió porque el
telegrama no era nada específico.

En eso Lestrade se acercó al grupo, afirmando que había resuelto el caso: encontró una inscripción con sangre
en la pared: “rache”. Seguramente la asesina era una mujer llamada Rachel, la dueña del anillo. Holmes se rió
descaradamente de esta afirmación y les pidió un momento para examinar la habitación: miró detenidamente
usando su lupa, guardando muestras de polvo, escudriñando el suelo y todos los rincones. Pidió el nombre del
oficial que encontró el cuerpo: era John Rance. Antes de retirarse les dijo a los detectives Gregson y Lestrade
que podía concluir que se trataba de un asesinato, el autor era un hombre de más de seis pies de altura, joven,
de pies pequeños, cara rubicunda y con las uñas de la mano derecha margas. Usaba botas de puntera cuadrada
y era fumador de cigarrillos trinchinopoly. Llegó al lugar con su víctima en un caballo de 4 ruedas tirado por un
caballo con tres herraduras viejas y una nueva. Agregó que Enoch Drebber había muerto envenenado y que la
palabra Ráche no pertenecía a ninguna Rachel, sino que significa “castigo” en alemán.

Capítulo 4: Lo que John Rance tenía para decir.

Holmes y Watson se dirigen a la dirección donde vive John Rance, describen el barrio y la vivienda cmo muy
humildes. le pagan al oficial con una moneda para que les relate cómo encontró el cadáver. Rance cuenta que
era una ronda como la de todas las noches, que a la 1am hubo una pelea en el bar El Ciervo blanco. Siguió la
ronda y vio la luz encendida en la casa de Jardines de Lauriston, que sabía deshabitada. Aunque tenía miedo de
que fueran fantasmas, entró a la casa y en el cuarto vio la vela roja sobre la chimenea y el cadáver en el suelo.
Salió de la casa y llamó con su silbato a otros policías, pero entonces apareció un hombre extremadamente
borracho cantando una canción patriótica norteamericana, de cara rubicunda y vestido con un gabán marrón.
Ocupados con el cadáver de Drebber, los policías lo dejaron ir. Sherlock le preguntó si el hombre tenía un látigo
en la mano pero John Rance afirmó que no. Sherlock impaciente se retiró junto con Watson, afirmando que el
pretendido borracho era en realidad el asesino de Drebber.

Capítulo 5: Nuestro anuncio nos trae una visita.

A la mañana siguiente Watson y Holmes comentan los periódicos, cuando el detective le muestra a su testigo
que publicó un aviso en el diario anunciando el hallazgo de un anillo de bodas de mujer en la carretera Brixton.
El anuncio lleva la firma de Watson para evitar sospechas. A las 20hs acudió a la casa de Baker Street una
anciana afirmando que el anillo pertenecía a su hija, por lo que Watson, desilusionado, se lo entregó. Cuando se
retira Sherlock Holmes se dispone a seguirla y regresa a las doce de la noche. Comenta que siguió a la anciana
por la calle hasta que tomó un carro de alquiler, y entonces se encaramó a la parte trasera. Al llegar a destino,
tanto Holmes como el cochero se dieron cuenta de que habían sido engañados, pues la falsa anciana había
saltado del coche en movimiento antes de llegar a destino, para evitar ser atrapada. Holmes le pide a Watson
que guarde el secreto porque no quiere pasar vergüenza frente a Gregson y Lestrade.

Capítulo 6: Tobías Gregson da una prueba de lo que él es capaz.


Durante la mañana Holmes y Watson leen la noticia del crimen en los periódicos. Algunos infieren que es un
crimen de inmigrantes anarquistas o socialistas y piden control a la inmigración, otros anuncian que Tobías
Gregson ha localizado la pensión en la que se hospedaron Enoch Drebber y su secretario Joseph Strangerson.

En ese momento llegó a la casa un grupo de niños harapientos a los cuales Holmes llamó “el cuerpo de policía de
Baker Street”, bromeando como si fueran una policía paralela a Scotland Yard. Habló uno llamado Wiggins, y
afirmó que aún no habían obtenido el dato que requería Holmes. El detective le pagó un chelín a c/u y se fueron.

Entonces llegó Tobías Gregson y anunció que había logrado detener al culpable, un tal Arthur Charpentier,
subteniente de las fuerzas navales de su majestad. Gregson comenta que Lestrade, como un tonto, está
persiguiendo otra pista, que es la de encontrar al secretario de Enoch Drebber: J. Strangerson. Luego pasa a
narrar cómo logró encontrar al que cree que es el culpable: revisando la etiqueta del sombrero hallado junto al
cadáver, se dirigió a la sombrerería, donde le proporcionaron la dirección de la pensión en la que se hallaba
hospedado el cliente. Fue a la pensión e interrogó a la señora xxx y su hija Alice. Ellas confesaron que Mr
Drebber había sido muy insolente durante toda su estadía, propasándose con Alice permanentemente.
Finalmente Drebber y Strangerson se retiraron para tomar el tren, pero minutos después Drebber apareció en la
pensión, muy borracho, para obligar a Alice a escapar con él mientras le decía groserías. El hijo de la Sra cccc
forcejeó con él, lo echó de la casa y salió a perseguirlo por la calle, regresando muchas horas después. Gregson
se retiró de la casa y prosiguió a detenerlo. Al arrestarlo, Arthur Charpentier dijo que sabía que lo detenían por
la muerte de Drebber, pero en su declaración dijo que como perdió el rastro de Drebber por la calle se fue a
tomar tragos con un camarada de la marina, pero no conocía su dirección para que éste certificara la coartada.
La hipótesis de Gregson es que Drebber y Arthur Charpentier se encontraron en la carretera de Brixton, éste
mató al norteamericano dándole un palazo en la boca del estómago y luego lo arrastró a la casa deshabitada,
sembrando pistas falsas como la vela, la sangre y la escritura.

En eso llegó Lestrade y anunció que J. Strangerson había sido asesinado en el Hotel Reservado de Halliday.

Capítulo 7. Una luz en la oscuridad.

Lestrade se dispone a explicar los avances de su línea de investigación, que consideraba que Strangerson era
responsable de la muerte de Drebber. Lestrade dedujo que luego de perder el tren Drebber y Strangerson se
habrían separado y que entonces el secretario se habría hospedado en un Hotel cercano a la estación de tren
para reencontrar a Drebber y partir juntos. Así dio con el hotel donde se había hospedado, pero cuando se
dirigió a la habitación lo halló muerto.

Escena del crimen: ventana abierta, Strangerson hecho un ovillo y con los miembros rígidos, presentaba una
cuchillada en el costado izquierdo que habría llegado al corazón. No faltan efectos personales por lo tanto no es
un robo. Entre sus cosas encontraron un telegrama sin firma que dice “J.H. está en Europa”. En una de las
paredes se halla escrita la leyenda Ráche. En la jofaina el agua está teñida de sangre como si se hubieran
limpiado las manos, y en las sábanas parece que hubieran limpiado el cuchillo. Un testigo repartidor de leche vio
a un hombre salir de la ventana de la habitación por la escalera de servicio: el asesino era rubicundo y con un
abrigo marrón. Al pie de la ventana encontraron una cajita con dos píldoras.
Al oír esto último, ante el desconcierto de todos, Holmes empezó a saltar de alegría diciendo que todas las
piezas se unían ahora. Pidió las píldoras para hacer una demostración: abrió una de las píldoras y le dio la mitad
diluida en leche a un perrito. Al ver que no pasaba nada, tomó la otra píldora e hizo lo mismo: el perrito murió al
instante.

Gregson, Lestrade y el propio Watson se impacientaron y le pidieron a Holmes que explicara todo lo que había
averiguado del caso, puesto que evidentemente las investigaciones de los detectives de Scotland Yard habían
resultado inconducentes.

Entonces llega Wiggins, el jefe de los niños vagabundos que colaboraban con Holmes, y anuncia que el coche
está debajo. Holmes le indica que pida al cochero que suba para cargar con las maletas. Nadie entiende nada
porque Holmes no había dicho nada de un viaje, pero entonces, al subir el cochero, Holmes lo engaña pidiéndole
ayuda y le pone los grifos. Presenta a todos s Jefferson Hope, asesino de Drebber y de Strangerson.

Segunda parte. El país de los santos.

Capítulo 1. En la gran llanura de Álcali.

Narrador en 3ra, descripción de la geografía del desierto norteamericano, la zona de Sierra Blanca.

La acción aparece situada en este escenario, el día 4 de mayo de 1845, cuando un hombre y una niña en medio
del desierto caminan con la esperanza de llegar a un lugar donde conseguir agua. Él se ve extremadamente flaco
y con cara decrépita, de barba larga y algo canosa, cara angulosa y rígida, no se sabe si tiene 40 o 60 años. La
nena va en un atado de ropa en su espalda, tiene 5 años, pequitas, y está vestida con muchos adornos. El
hombre le explica a la niña que la expedición en la que iban se perdió, que todos han muerto y que ellos
tampoco han logrado encontrar agua, por lo que van a morir también. Rezan de rodillas una oración a Dios y se
sientan a dormir.

En eso se acerca una gigantesca caravana de carretas y animales compuesta de alrededor de 10.000 personas,
que los descubre a la distancia y se acerca a socorrerlos. El hombre se presenta como John Ferrier, y la niña es
Lucy, a quien desde ahora adopta dándole su apellido. Los trasladan a la presencia del profeta Brignan Young,
que guía la gigantesca caravana, y les explica que son los mormoles, discípulos de Joseph Smith, y que
peregrinaron desde Illinois para encontrar un lugar donde establecerse sin persecuciones. John Ferrier acepta
convertirse para poder ser rescatado y siguen viaje acogidos en la caravana del anciano Strangerson.

Capítulo 2. La flor de Utah.

John Ferrier y Lucy se establecen con los mormones en la colonia. Ferrier se transforma en uno más y se
enriquece rápidamente porque es muy trabajador. Los ancianos, sin embargo, le tienen recelo porque nunca
aceptó tomar mujeres como dictaba la norma poligámica de los mormones en esa época fundacional. Con los
años Lucy creció y se convirtió en la muchacha más hermosa de Salt Lake City. Una tarde fue a hacer un
mandado y su caballo se enredó en medio de una manada de vacas. Un joven forastero muy apuesto la ayudó a
salir. “Era un joven alto, de aspecto bravío, jinete en un fuerte caballo riano y vestido con burdas ropas de
cazador. Llevaba colgado de los hombros un largo rifle”. Se presentó como Jefferson Hope, hijo de un viejo
amigo de John Ferrier. Había vivido entre las montañas con los indios, era cazador, minero, explorador,
aventurero. Lucy lo invitó a cenar a la casa de su padre junto a la comitiva de cazadores que lo acompañaba.

Jefferson Hope se hizo muy querido por John y su hija, y luego de pedirle la mano al padre, preguntó a la
muchacha si estaba dispuesta a irse con él cuando regresara de explotar unas minas de plata en las sierras de
Nevada. Ella aceptó y él se despidió hasta el regreso.

Capítulo 3. John Ferrier habla con el profeta.

Narrador en 3ra persona focaliza en los sentimientos y pensamientos de John Ferrier: aunque extrañará a su hija
prefiere que se marche antes de que se case con un mormón. Desde el inicio de la colonia ha habido represión a
los disidentes, colonos que desaparecen sin dejar rastro, poligamia, mujeres incorporadas como esposas que no
se sabe de dónde vienen. Últimamente surgió el rumor de una cuadrilla violenta autodenominada los Danitas o
Ángeles Vengadores.

Brigham Young en persona se apareció en la casa de John Ferrier preocupado por los rumores de que había
autorizado a su hija a casarse con “un gentil”. Los mandamientos de los mormones lo prohibían, en
consecuencia Young intimó a que en el plazo de un mes, la muchacha eligiera un esposo entre los hijos de dos
de los ancianos principales de la comunidad: Drebber o Strangerson. Esa misma noche John y Lucy planearon
fugarse de Utah.

Capítulo 4. Una fuga para salvar la vida.

Al día siguiente John Ferrier mandó un mensaje a Jefferson Hope explicándole la situación y pidiéndole que
regresara cuando antes para ayudarlos a escapar. Esa misma tarde Enoch Drebber y Joseph Strangerson se
aparecieron en su casa para convencerlo de que cada uno de ellos era mejor candidato que el otro. Ferrier los
echó con insultos y amenazas y los jóvenes juraron venganza divina (“ha desafiado usted al profeta y al consejo
de los cuatro […] la mano del señor se asentará pesadamente sobre usted y lo aplastará”.

A partir de entonces, a pesar de la vigilancia nocturna que hacían, cada día John y Lucy descubrían que en
diferentes rincones de la casa aparecían mensajes con la cuenta regresiva de los días para que se cumpliera el
mes de gracia. Cuando estaba por terminar el plazo llegó Jefferson y emprendieron la huida en plena noche.

Capítulo 5. Los Ángeles Vengadores.

Después de 2 días de viaje Jefferson Hope se dispuso a salir de caza porque se habían quedado sin comida. John
y Lucy se quedaron en un improvisado campamento y él se aventuró por las montañas. Tardó 5 horas en volver
pero para su sorpresa el campamento estaba abandonado. No había rastro de personas ni animales ni de las
pertenencias de todos ellos. Observó huellas de una tropilla proveniente del camino a Salt Lake City y que
regresaba hacia él. Encontró también un montículo de tierra con una pequeña inscripción: John Ferrier, vivió en
Salt Lake City, murió el 4 de agosto de 1860. No había una tumba con el nombre de lucy, por lo que asumió que
la habían llevado para que se casara.

Jefferson Hope se prometió venganza y emprendió el regreso a Salt Lake City sin descanso, caminando entre las
montañas, durante 5 días. Al llegar se enteró de que esa misma noche Lucy había sido obligada a contraer
matrimonio con Drebber por orden del profeta. Furioso se retiró a vivir en las cañadas entre las montañas, pero
intentaba permanentemente encontrar desprevenidos a los dos hombres para asesinarlos. Lucy murió un mes
después de la boda. Jefferson se presentó en el velatorio, besó la drente del cadáver y le arrancó el anillo d
ebodas, gritando que no la enterrarían con eso. Exhausto y sin dinero, Hope optó por volver a Nevada a
recuperar su salud y su economía para consumar la venganza más adelante.

5 años después Jefferson Hope regresó a Salt Lake City y supo que había ocurrido un conflicto en la comunidad,
Drebber y Strangerson formaban parte del grupo de los disidentes y, convertidos en “gentiles”, habían dejado la
ciudad. Hope los persiguió por todo EEUU y llegó hasta Europa en su pista, hasta que los encontró en Londres.

Capítulo 6. Continuación de las memorias de John Watson, doctor en medicina.

Holmes, Watson, Gregson y Lestrade llevan al cocherón esposado en su propio carro hasta la estaión de policía.
Luego de ingresarlo, les anuncian que le tomarán declaración dentro de una semana. Jefferson Hope anuncia
que teme que no le quedan tantos días de vida, por un problema cardíaco debido a sus años de vida salvaje
entre las montañas. Pide que lo escuchen porque quiere contar toda la verdad.

Narra cómo los persiguió desde EEUU hasta Europa, hasta localizarlos en Inglaterra. Tomó el oficio de carrero
porque estar entre caballos era lo que mejor sabía hacer y para perseguirlos mejor. Los siguió por toda la ciudad
pero Drebber y Strangerson no se separaban nunca. La noche en que tomaban el tren finalmente se fueron cada
uno por su lado. Hope aprovechó la ocasión y decidió seguir a Drebber. Entró en varios bares y ya muy borracho
se tomó un coche, Hope lo siguió hasta que se bajó en la pensión donde había estado hospedado. Al rato un
hombre lo sacó a patadas de la pensión, y Drebber, viendo el coche de Hope, lo tomó sin saber quién era el
cochero. Siguió paseando por la ciudad y bebiendo. Pidió al cochero que lo llevara a Hotel Reservado de Halliday
pero en lugar de eso, Hope lo llevó a la casa abandonada, de la que había robado una copia de llave hacía
tiempo. Drebber estaba tan borracho que entró a la casa sin darse cuenta de nada, y ya en el cuarto Hope se
mostró ante él, y lo obligó a elegir entre las dos píldoras, que había robado tiempo atrás de un laboratorio
farmacéutico. La sangre le brotaba de las narices por el estado de excitación en que se encontraba. Drebber
eligió la píldora envenenada y murió. Minutos antes Hope le mostró el anillo de Lucy, y escribió con su sangre
RACHE en la pared, para despistar a la policía. Mucho tiempo después se dio cuenta de que había dejado caer el
anillo de Lucy y quiso recuperarlo, pero como ya había llegado la policía actuó como un borracho hasta que
pudo huir.

Hope se dedicó entonces a vengarse de Strangerson: fue al Hotel Reservado de Halliday donde había querido ir
Drebber. Identificó su cuarto y se metió por la ventana. Le propuso como a Drebber tomar una de las píldoras
pero como Stangerson intentó atacarlo, lo acuchilló. Durante los días siguientes continuó trabajando como
cochero hasta que Wiggins le encomendó un viaje a BakerStreet y lo atraparon. Les dice: “pueden tomarme por
un asesino, pero yo sostengo que no soy sino un funcionario de la justicia, lo mismo que lo son ustedes” (138).

Capítulo 7. Final.

Holmes explica su línea de razonamiento a Watson y éste le pide permiso para escribir un relato sobre la
investigación. Leen una nota periodística sobre la resolución del crimen, donde se le resta importancia a la
participación de Holmes y se anuncia un homenaje a Gregson y Lestrade.

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