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Viacrucis Viviente

Escenificación de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo

Traición de Judas

Narrador: Faltaban dos días para celebrarse la pascua o fiesta de los panes ázimos, los príncipes de
los sacerdotes y lo escribas se reunieron en el palacio del sumo sacerdote Caifás, allí celebraron
consejo para hallar el medio de apresar a Jesús y darle muerte, pero habían decidido no hacerlo
durante la fiesta, por miedo a que el pueblo se alborotara, entonces uno de ellos dijo:

Fariseo 1: ¿Qué hacemos?, este hombre tiene a todo de su lado por lo muchos milagros que hace.

Fariseo 2: Si le dejamos así, todos seguirán creyendo en él, vendrán lo romanos y arruinarán
nuestra ciudad y la nación… ¡no podemos permitírselo!

Caifás: Ustedes no entienden nada de esto ni reflexionan, ¿Todavía no se han dado cuenta que
conviene que solo muera un hombre por el bien del pueblo y no perezca toda la nación? (se retira)

Narrador: Y así, desde aquel día no pensaban sino en hallar la manera de hacerle morir; entre
tanto, satanás se apodera del corazón de Judas Iscariote, que era uno de los doce apóstoles, el cual
fue a tratar con lo príncipe de los sacerdotes para buscar la manera de poner a Jesús en sus manos.

Judas: (atemorizado e inseguro de sus palabras) Deseo hablar con el Sumo Sacerdote.

Fariseo 1: Lo que quiera hablar con él, puede decírmelo a mí.

Judas: Yo puedo entregarle a Jesús de Nazareth (Hablando con temor)

Fariseo 2: (Con cara de felicidad e ironía) ¿Tú entregarías a tu maestro? ¿Acaso… tú no eres uno de
sus discípulos?

Judas: ¡El, ya no es mi maestro!

Fariseo 1: Y… ¿Cuándo nos entregarías al Nazareno? (irónicamente)

Judas: No se preocupen, yo buscaré el momento oportuno para entregarlo, pero… ¿Cuánto me


darán si se lo entrego?

Fariseo 2: (Comentan entre sí, y le arroja una bolsa de monedas en el suelo) Allí tienes 30 monedas
de plata, es un precio justo, ¡No lo crees!

Judas: (Se inclina con temor a recoger las monedas y observando tanto a los soldados del templo y
a los fariseos) Esta bien, las acepto…yo les diré donde podrán encontrarlo.

Narrador: Judas entonces se marchó para reunirse con Jesús, que estaba con los demás apóstoles
preparándose para el primer día de la fiesta que se comen los panes sin levadura, y no paraba el
momento oportuno para entregarlo.

Llegado el día de pascua en que se debía sacrificar el cordero pascual…

Jesús: (Observando a sus apóstoles) Pedro, Santiago, Juan… Vayan a preparar lo necesario para que
celebremos la cena de pascua.
Pedro: ¿Dónde quieres que preparemos la cena?

Juan: ¡Dinos, que debemos hacer!

Jesús: Vayan a la ciudad, encontraran a un hombre que lleva un cántaro con agua, síganlo hasta la
casa y allí pregúntenle al jefe de la familia de mi parte, donde eta la pieza en que yo he de comer el
cordero pascual con mis discípulos, él les mostrará, preparen allí lo necesario.

Santiguo Mayor: (Con alegría) Si maestro, haremos todo tal cual, y como nos ha dicho, ¡Vamos!

Narrador: los discípulos se fueron, entraron a la ciudad y encontraron todo como Jesús les había
dicho y prepararon la cena…

…Al tardecer llegó Jesús con los otros, todos estaban celebrando la pascua, entre ellos se
escuchaban cantos y alegrías, el maestro rodeado de sus doce apóstoles estaba triste, porque era
la última que iba a compartir con ellos.

Andrés: ¡Que alegría se siente al cenar con Jesús en este día!

Pedro: (Saludando a sus hermanos y acercándose a Jesús) Maestro, todos nosotros estamos felices
de compartir esta pascua contigo (sentándose a su lado).

Jesús: Y yo… deseaba de todo corazón compartirla con ustedes, fue por esta pascua por la que vine
al mundo (Pedro toma una jarra y le sirve un trago a Jesús)

Esta pascua hoy será para ustedes, el paso del yugo de la muerte a la libertad de la vida
(tomando el pan y dando gracias al cielo) Este, es el pan de la vida, el que coma de este pan tendrá
vida eterna (parte el pan a la mitad y se lo pasa a sus apóstoles… ellos en cambio lo reciben
temerosos y extrañados), cómanlo, pues este es mi cuerpo que será entregado por ustedes, hagan
esto en mi memoria.(tomando el vino y dando gracias al cielo) Desde ahora, este vino e mi sangre,
sangre del nuevo pacto que será derramado por muchos para el perdón de sus pecados ( pasa la
copa a su derecha, los apóstoles beben, luego la recibe y la pasa a su izquierda). ¡Sepan!, que no
volveré a tomar del fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes en el reino de mi padre.

Narrador: Jesús se levantó…se quitó el manto…se ató una toalla a la cintura y echo agua en un
recipiente…arrodillándoe ante sus apóstoles comenzó a lavarle los pies, secándolos luego…
pasmado de asombro ante aquello que le dejaban hacer sin saber que decir, aquel acto era el más
humilde que podía hacer un siervo…Simón Pedro lo miraba asombrado…y cuando llego su turno.

Pedro: ¡Señor! ¿Tú lavarme los pies a mí?

Jesús: Lo que hago ahora tu no lo entiendes, lo entenderás después.

Pedro: ¡No!, ¡No dejaré que me lave lo pies!

Jesús: Si no te lavo, no podrás compartir conmigo

Pedro: Si es así, no solo lávame los pies, sino también las manos y la cabeza.

Jesús: Esto no es necesario para el que está limpio, todos ustedes lo están, aunque no todos
(observando a Judas).
… ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?, ustedes me llaman maestro y señor y dicen
bien porque lo soy, pues si yo que soy el maestro y el señor les he lavado los pies, ustedes también
deben lavarse los pies los unos a los otros, les he dado el ejemplo… En verdad les digo, que no es el
siervo más que su patrón ni tampoco el enviado mayor de aquel que le envió. Si comprenden todas
estas cosas y las practican serán bienaventurados, no lo digo por todos ustedes, pues yo conozco a
los que tengo escogido…más ha de cumplirse las escrituras, uno que coma pan conmigo se
levantara contra mí, se lo digo desde ahora ante de que suceda, para que después de lo sucedido
crean que yo soy. En verdad les digo, el que recibe al que yo envió, a mí me recibe y el que me
recibe, recibe aquel que me envió. No estaré con ustedes mucho tiempo, ustedes me van a buscar,
pero a donde yo voy no pueden venir.

Pedro: ¡Señor!, yo te seguiré a donde vayas, daría mi vida por ti.

Jesús: Pedro, esta misma noche antes de que el gallo cante, habrás negado tres veces que me
conoces.

Pedro: ¡No mi Señor!, ¡Nunca!, ¡Jamás te negaré!

Jesús: Todos perderán la fe, el pastor será fulminado y el rebaño quedará disperso

Pedro: Aunque todos pierdan la fe, ¡Yo nunca!

Jesús: Pedro, he orado mucho por ti, cuando te hayas recuperado, tú debes ser quien de fuerza a
tus hermanos… en verdad les digo, uno de ustedes me va a traicionar (Todos los apóstoles
asombrados se preguntan menos Judas que se encuentra distraído)

Juan: Maestro, el corazón se me angustia, ¿Quién de nosotros te va a traicionar? Acaso ¿Seré yo?,
¡Dime!, ¿Soy yo el que te va a traicionar?

Jesús: No Juan, el que moje su pan después de mí, será el traidor (Jesús toma un trozo de pan lo
moja, Judas lo sigue. Juan voltea y con decepción se queda mirándolo) Judas, lo que vaya a hacer,
hazlo pronto.

Judas: (Asombrado se come el pan y se levanta)

Santiago Mayor: ¡Judas!, ¿A dónde vas?

Judas: (Hace un gesto negativo con la cabeza y se marcha)

Judas Tadeo: Tal vez fue a comprar algo para la cena

Mateo: ¡Si!! el señor lo ha encomendado a hacer algo

Andrés: Si, pero… ¿A dónde?

Mateo: No lo se

Jesús: Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros como yo lo he amado,
nadie tiene amor más grande que aquél que da la vida por sus amigos, en esto conocerán todos
que ustedes son mis discípulos, si tienen amor los unos a los otros y si cumplen mis
mandamientos, que no se turben sus corazones, crean en Dios y crean también en mí, en la casa
de mi Padre hay muchas moradas y si no fuese así yo se los hubiese dicho, me voy pues a
prepararles lugar a todos ustedes y cuando me vaya y les haya preparado el lugar, vendré otra vez,
para que donde yo esté, ustedes también estén conmigo, ya saben a donde voy y saben el camino.

Tomás: ¡Señor!, no sabemos a donde vas, ¿Cómo podremos saber el camino?

Jesús: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino es por mi… ¡Padre! ha llegado la
hora, glorifica a tu hijo para que tu hijo te glorifique a ti, guarda a los que te siguen por tu santo
nombre. Ya no hablaré más con ustedes porque vienen el príncipe de este mundo y el nada tiene
que ver conmigo, más para que el mundo conozca que amo al Padre y como el Padre me mando así
lo hago, todo ha de cumplirse, levántense, vayámonos de aquí.

Narrador: Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente
cedrón, había un huerto a donde acostumbraba ir, el Cerro de lo Olivo.

Jesús en el Huerto de Getsemaní

Jesús: Oren para no caer en la tentación…Pedro, Santiago, Juan vengan conmigo, siento en mi alma
una tristeza mortal, quédense aquí despierto y oren (Apartándose de ellos cae de rodilla y fue
inclinándose hasta tocar el suelo con su rostro)

Narrador: Con el corazón desbocado de pavor vio desfilar en todos sus detalles el martirio que le
aguardaba, la traición, las bofetadas, las espinas, los escarnios, los clavos, la cruz.

Jesús: ¡Padreeeee! Ayúdame y defiéndeme, protégeme de las trampas y tentaciones que me han
puesto (En ese momento aparece una imagen sombría y aterradora)

Demonio: ¿En realidad crees que un solo hombre pueda soportar el peso de los pecados?

Jesús: Cuídame señor, en ti confío, en ti me refugio

Demonio: Nadie puede soportar ese peso, es muy pesado, salvar sus almas es muy costoso, nadie
puede, nunca lo han hecho, ¡No lo hagas!, nunca podrás hacerlo

Jesús: ¡Padre mío!, si es posible aparte de mi esta prueba, pero que no se haga mi voluntad Padre,
sino la tuya, ¡Padreeee, Padre (se desvanece)

Demonio: ¿Quién es tu Padre? ¿Quién eres tú?

Narrador: Para animarlo se le apareció un ángel

Jesús: ¡Como pueden estar durmiendo!, levántense y oren para que no los venza la prueba, ya que
el espíritu es animoso pero la carne es débil.

(Llega Judas con los guardias del templo y se acerca a Jesús)

Judas: Adiós maestro (Le da un beso en la mejilla)

Jesús: ¡Judas¡, con un beso traicionas a tu maestro

Centurión: (Señalándolo) ¡Ese es, aprésenlo!

Santiago Mayor: ¡Judas, traidor, lo traicionaste! (Empuja fuerte a Judas) ¡Maestro! (Corre hacia
Jesús)
Soldado 3: (Detiene a Santiago Mayor)

Pedro: (Sujetando por el pecho a Judas) ¡Lo matarán, lo van a matar! ¡Jesús!

Soldado 4: (Detiene a Pedro)

Juan: (Corre hacia Judas y lo empuja) ¿Por qué hiciste eso Judas?

Soldado 5: (Detiene a Juan)

Andrés: (Se lanza encima de Judas y caen al piso) ¡Eres un traidor, traicionaste a nuestro maestro!

Soldado 6: (Detiene a Andrés)

Judas: ¡Juan, Andrés, yo no lo sabía!

Pedro: ¡Jesús!, ¡Déjenlo!, ¡Suéltenlo! (Soltándose del soldado corre hacia Jesús y hiere en la oreja
al soldado)

Jesús: ¡Pedro, Nooo!, Acaso no beberé de la copa que mi Padre me da a beber, guarda la espada en
su lugar, porque todo el que hiere a espada a espada morirá.

Soldado 4: (Detiene nuevamente a Pedro)

Centurión: ¡Aprésenlos!, ¡aprésenlos a todos!

Jesús: ¿A quién buscan?

Centurión: A Jesús de Nazareth

Jesús: Si me buscan a mí, dejen ir a los demás

Centurión: ¡Llévenselo y liberen a lo demás!

(Los soldados se lo llevan a casa del Sumo Sacerdote Caifás y los apóstoles huyen del lugar)

Mujer 1: No sé cómo el pueblo le creyó tantas mentiras

Mujer 2: Pero tu también creías en él

Mujer 1: Es verdad, todos creímos en él

Mujer 3: Es un farsante

Mujer 2: Si, lo es

Mujer 1: Pero él hizo muchas obras buenas

Mujer 3: ¿Buenas obras?, eran trampas del demonio, ahora lo pagará

I ESTACIÓN

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Narrador: Se reunieron los jefes de los judíos, los príncipes de los sacerdotes y los maestros de la
ley y mandaron a traer a Jesús al tribunal.
Caifás: Traigan a Jesús

Nicodemo: (Viendo al soldado) ¿Por qué lo traes amarrado y lo tratas así?, (Viendo a la asamblea)
El no es ningún delincuente para merecer este castigo (Lo desamarra)

Caifás: Jesús, no es nuestra intención tratarte como un delincuente, pero queremos que le
explique a esta asamblea la naturaleza de tus enseñanzas, ¿Cuál es esa doctrina que tú y tus
discípulos predican por toda Judea?

Jesús: He hablado abiertamente para que todo el mundo me escuche, enseñé en la sinagoga y en
el templo, no he dicho nada en secreto, entonces… ¿Por qué me preguntas a mí?, pregúntale a los
que me escucharon, ellos son mis testigos.

Soldado 1: ¿Es esa la manera de hablarle al jefe de los sacerdotes?, con arrogancia (Le da una
bofetada)

Jesús: Si he hablado mal muéstrame en que, pero si he hablado bien, ¿Por qué me pegas?

Soldado 1: (Lo agarra y lo empuja de frente a la asamblea)

Fariseo 1: Maestro Caifás, este hombre dijo que podría derrumbar el templo y reconstruirlo en tres
días.

Fariseo 3: ¿Cómo pudo haber dicho semejante exageración?, el Templo tardo años en ser
construido, además el único que puede tumbarlo y reconstruirlo en tres días es Dios y él no lo es.

Nicodemo: Nadie puede destruir el Templo y reconstruirlo en tres días, ¡Caifás!, esas palabras
deben tener un significado simbólico, él quiso decir otra cosa, su intención nunca ha sido hacerle
daño a nadie, él solo quiere la paz para todos

Fariseo 2: Hay muchas pruebas en su contra maestro Nicodemo, echó a los mercaderes del Templo,
se volvió una fiera peligrosa y empezó a vociferar y a blasfemar como un desquiciado mental

Fariseo 4: ¡Hay algo peor que eso maestros!, ese hombre dice que, si no comemos su carne o
bebemos su sangre, no heredaremos la vida eterna, ¿Quieren más pruebas?, dice ser el rey de los
judíos, el Mesías prometido e incluso el Hijo de Dios mismo, quien se cree que es para decir
semejante mentira.

José de Arimatea: ¡Caifás!, ¡Maestros!, vamos a escucharlo, sus palabras están llenas de justicia y
verdad.

Caifás: Jesús, queremos que responda con sinceridad, por allí se dice que te proclamas el Hijo de
Dios y yo te pregunto ahora en nombre del eterno, ¿Eres el Mesías? ¿El Hijo de Dios?

Jesús: Lo soy, y verán al Hijo de hombre sentado a la diestra del poder de Dios.

(Mientras Jesús habla los Fariseos comentan y murmuran)

Fariseo 1: ¡Noooo! (Colocándose las manos en la cabeza)

Fariseo 2: ¡No puedes decir eso! (Colocándose las manos en la cara)

Fariseo 3: ¡Se ha vuelto loco!


Fariseo 4: ¡Como se atreve!

Caifás: ¡Escucha Israel!, el señor es nuestro Dios, el señor es uno (se rasga las vestiduras) ¡Ha
blasfemado! Ya escuchamos suficiente, llévenlo a donde Poncio Pilatos, en sus manos está la
autoridad final.

(Disponen llevar a Jesús antes el Procurador Poncio Pilatos)

Mujer 1: ¿Qué le ha pasado?

Mujer 2: ¡Lo llevan a donde Poncio Pilatos!

Mujer 3: Ya sabemos cómo terminará.

Mujer 1: (Mirando a Pedro que se encontraba cerca) ¡Un momento! ¡Tú, estabas con él!

Pedro: ¡No mujer! ¡No lo conozco!

Mujer 2: Si, tú eres uno de sus discípulos.

Pedro: ¡No, no sé de qué me hablan!

Mujer 3: ¡Si, si! Tú eres Pedro, uno de ellos… ¡soldado aprésenlo!

Soldado 2: ¡Si, yo te vi con él en el Huerto!

Pedro: ¡Le digo que se equivocan!, yo no conozco a ese hombre (Canta el gallo y sale corriendo),
¡Noooo Maestro, te he traicionado!

Narrador: Al amanecer llevaron a Jesús desde la casa de Caifás al pretorio, Tribunal de Poncio
Pilatos, procurador romano de todo el territorio de Judea. Los judíos no entraron porque con solo
entrar en casa de paganos se habrían vuelto impuros y no podrían celebrar la pascua, Pilatos salió,
avanzó hacia ellos y les preguntó.

Pilatos: ¿Qué acusaciones presentan contra este hombre?

Caifás: Si no fuese un malhechor, no lo hubiésemos traído ante ti.

Pilatos: Entonces ¡llévenselo y júzguenlo ustedes según su ley! (Les da la espalda para retirarse)

Fariseo 1: ¡Procurador!! Usted bien sabe que nosotros no tenemos autorización para aplicar la
pena de muerte.

Pilatos: ¿Pena de muerte?, pero que maldad les ha hecho.

Fariseo 2: ¡Se proclama así mismo el Hijo de Dios, el Mesías prometido!

Pilato: ¿Y a mi qué? Yo no me intereso por su teología, proclamarse Mesías no constituye ningún


delito contra Roma, allá ustedes con sus creencias religiosas, a mi no me involucren en sus
discusiones.

Fariseo 3: Pero procurador, ese hombre es una amenaza contra el poder del emperador, es un
revolucionario, un revoltoso, un agitador profesional.
Fariseo 4: Es altamente popular entre los muertos que supuestamente resucita, hipnotiza las
masas creando en ellas una exaltación esporádica y superficial.

Pilatos: ¿Y por resucitar muertos lo quieren matar?

Fariseo 1: Con su permiso procurador, este sujeto presenta una confusión con el tiempo, ¡Tanto
así! Que se considera anterior, contemporáneo y posterior al mundo, como si… como si en cada
instante este hombre pudiese ver toda la historia de la creación, como si fuese eterno.

Pilatos: Ser un desequilibrado no constituye ningún delito.

Fariseo 2: Precisamente procurador, su conciencia de sí mismo es pavorosa, se cree un doble


terrenal del propio altísimo, dice ser Dios encarnado.

Caifás: En el mundo exterior confunde las cosas más diferente, es incapaz de distinguir con claridad
entre la vida y la muerte.

Pilato: ¿Y por eso quieren darle muerte?

Fariseo 3: Confunde al pobre con el rico, al enfermo con el sano.

Fariseo 4: Compara al judío con el gentil.

Caifás: Desconoce las fronteras entre el cielo y la tierra, el tiempo y la eternidad.

Pilatos: ¡Reverencias insisto! No hay causal de condena ni proceso en contra de un desquiciado.

Fariseo 1: ¡Procurador!, en la parte afectiva, este hombre provoca el amor absoluto que sólo un
loco puede provocar, creando una adicción incontrolable e invitando a sus seguidores a dejarlo
todo por él.

Fariseo 2: Pretende trastocar el orden de la naturaleza y nuestras más sana y antiguas tradiciones,
quiere hacerse amar en lo absoluto, ¡Incluso! Más que padre y madre.

Fariseo 3: Es más procurador, este hombre pretende que uno le ame más a él que a uno mismo,
invita a todos los que le siguen a dar la vida por él, a dejarse matar si es preciso, en términos de
amor, este hombre es una amenaza pública.

Fariseo 1: ¡En suma Pilatos! Este sujeto está completamente loco y a pesar de la dulzura que
manifiesta es un ser peligrosísimo para nuestro pueblo, el pueblo de Roma, ¡El emperador! Y quien
sabe si para la humanidad entera.

Pilatos: ¡Me extraña reverencias!, esa repentina preocupación entre ustedes judíos por el pueblo
de Roma y el emperador, ¿Qué se traen entre manos?

Caifás: ¡Pilatos! Este hombre debe ser retirado cuanto antes de circulación, mañana puede ser
demasiado tarde, en el fondo, es un líder que oculta tras el espejismo de sus lenguajes intenciones
políticas espantables, como hacerse coronar el Rey de los Judíos, pretende llevar en si el control de
las conciencias.

Pilatos: (Con un grito repentino y exabrupto) ¡Un momento! ¿Han dicho rey?
Caifás: Te lo hemos dicho desde un principio, este hombre es un revolucionario, un agitador, un
revoltoso.

Pilatos: ¡Reverencias! Prefiero interrogar a este hombre a solas, tanta teología me da vértigo (Le
hace señas al centurión para que suban a Jesús) … ¡Ven! ¡Acércate rey de lo judío!, al menos tú por
ser de sangre real no tendrás miedo a contaminarte (Jesús avanza lentamente), ¡Ven aquí! ¡Vamos!
… Dime en verdad, ¿Eres tú el rey de los judíos?

Jesús: ¿Viene de ti esa pregunta o repites lo que otros te han dicho de mí?

Pilatos: ¿Acaso yo soy judío?, ¿Acaso yo soy judío?, fue tu pueblo, tu propia gente quien te puso en
mis manos, ¿Qué le has hecho?

Jesús: Mi reinado no es de este mundo, si fuera rey como los de este mundo, mis servidores
habrían luchado para que no cayera en manos de judíos, pero mi reino no es de acá.

Pilatos: ¡Entonces! ¿Tu ere rey?

Jesús: Tú lo has dicho, yo soy rey, para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la
verdad, todo aquel que está de parte de la verdad escucha mi voz.

Pilato: ¡La verdad!, ¿Y qué es la verdad? (se miran fijamente alrededor de diez segundos y Pilatos
no le aguanta la mirada y se va retirando pensativo, volviéndose hacia los judíos y fariseos)

… ¡Miren!, he interrogado a su prisionero y no veo en él ninguna causa para condenarlo (El pueblo
grita, ¡crucifícalo! ¡crucifícalo!) ¡Pero no ha hecho ningún mal! (nuevamente gritan ¡crucifícalo!
¡crucifícalo! ...)

Narrador: Pilatos vio que no adelantaba nada y ordenó que tomarán a Jesús y lo azotaron para ver
si el pueblo se aplicaba.

Pilatos: ¡Azótenlo! (Y haciéndole señas al centurión le ordena que azoten a Jesús)

Narrador: Jesús es atado a la columna, y los látigos ya se tiñen del color emblemático de la realeza,
el cordero de Dios se contorsiona a golpe de látigos, el látigo castiga a golpe de sangre, la carne
estalla en sangre en toda las direcciones, y la Santísima Trinidad del redentor se va cubriendo de
llagas horrendas, y cuando ya es todo una sola llaga, cuando todo es rojo, azul o negro, con tonos
de transición, cuando ya su manto real es su propia piel llagada, natural, denuda.

Centurión: ¡Suficiente! Vuelvan a ponerle la ropa.

Narrador: Jesús es desatado de la columna y cae en el charco de su propia sangre casi sin sentido.

Soldado 2: ¡Ese hombre entro a Jerusalén como un rey, mírenlo ahora, parece un mendigo! jajajaja

Soldado 3: ¡Salve rey de los judíos! Mi señor, estoy a sus órdenes, jajajajaja (se inclina ante él)

Soldado 4: ¿Hagamos algo! Él dice que es un rey, pues vistámoslo como rey, jajajaja

Soldado 5: ¡Un momento! Todo rey importante debe llevar un cetro de mando (Tomando una vara
y se la da), ahora si majestad, ordene que nosotros le obedecemos, jajajaja
Soldado 6: Pero no puede mandar sin una corona, hay que hacerle una ¡esperen! (los demás
soldados se burlan y ridiculizan; el soldado arma una corona de espina y se la coloca en la cabeza),
aquí eta corona del rey jajajaja

Soldado 5: (Arrodillándose antes Jesús) ¡Le queda perfecta alteza! Jajajaja

Soldado 4: A sus órdenes mi rey jajajaja

Soldado 6: ¡Escuchen! Todo rey importante lleva una capa (tomando el manto rojo, se lo coloca
como capa), ahora si jajajaja

Soldado 2: ¡Rey de los judíos! Ahora si pareces importante, tienes cetro, capa y corona, jajajaja
¡Majestad! (Todo se ríen)

Centurión: ¡Ya basta!, (Siguen las burlas de los soldados), ¡Es que no oyen, dije que ya basta!,
llévenlo ante Poncio Pilatos.

Pilatos: (Asombrado) Dime ahora, ¿Quién eres tú?, ¿De dónde vienes?, ¡Di algo! ¡Defiéndete!,
¿Quieres morir?, ¡no me habla! ¡A mí no me hablas!, no sabes que en mis manos está el poder de
dejarte libre o mandarte a crucificar.

Jesús: Te lo aseguro, que no tendrías ningún poder sobre mí sino lo hubieses recibido de lo alto,
por eso, los que me entregaron a ti, tienen mayor pecado que tú (Se miran fijamente por unos
segundos y luego Pilatos se dirige al pueblo).

Pilatos: ¡Reverencias! Lo voy a traer de nuevo para que vean que no encuentro en él ninguna causa
para condenarlo, aquí está el hombre.

Narrador: Con ocasión de la Pascua, el procurador tenía la costumbre de dejar en libertad a un


condenado a elección del pueblo, como signo de la magnificencia y benevolencia del Cesar, había
entonces un famoso delincuente llamado Barrabas, acusado de homicidio y sedición, Pilatos
ordena traer a Barrabas y dirigiéndose al pueblo les dice.

Pilatos: ¡Traigan a Barrabas! ... Que el pueblo decida, aquí tienen a Barrabas, asesino, ladrón y
enemigo de los romanos, y a Jesús de Nazareth, acusado de proclamarse el rey de los judíos, el
mesías, el Hijo de Dios, ¿A cuál de los dos quieren que deje en libertad?

(Todos gritan ¡A Barrabas! ¡A Barrabas!)

María Magdalena: (Llorando) ¡A Jesús, suelten a Jesús!

Fariseo 1: ¡Cállate ramera! (le da una bofetada y la empuja)

Pilatos: ¿Y qué hago con este?

(Todos gritan ¡A Barrabas! ¡A Barrabas!)

Fariseo 2: Si lo sueltas no eres amigo del Cesar, porque todo el que se proclama rey, va contra el
Cesar.

Caifás: Nosotros tenemos una ley y según esa ley él debe morir, porque se hizo pasar por el Hijo de
Dios.
Pilatos: (descargando una mirada de odio e ira sobre los judíos que no cesan de gritar, aplaude
para llamar a la sirvienta, la cual le trae una tinaja de agua y lavando las manos ante el pueblo
exclama) ¡Yo no me hago responsable por la sangre que se va a derramar, eso es cosa de ustedes!
¡Suelten a Barrabas!, allí tienen a su rey.

Fariseos: ¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!

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