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EMDR, UN NUEVO ABORDAJE TERAPÉUTICO APLICADO A

SITUACIONES
TRAUMÁTICAS Y POST-TRAUMÁTICAS EN NIÑOS

1. Descripción del cuadro de Trauma y TEPT en Niños.


2. Diferencia de conceptualización del trauma psicológico en niños y
adultos
3. Instrumentos que miden el nivel de perturbación pos-traumática
en niños (y los progresos en el tratamiento)
4. Descripción del Método EMDR Aplicado a Niños y su diferencia
con el método con los adultos.
5. Uso de EMDR en niños dentro de una terapia familiar
6. Caso clinico : “Abuso sexual”
7. Referencias Bibliográficas

1. Descripción del cuadro de Trauma y TEPT en Niños.

Según el DSM IV, el F43.1 Trastorno por estrés postraumático [309.81 ] es


un trastorno de ansiedad caracterizado por la aparición de síntomas
determinados que siguen a la exposición de un acontecimiento estresante y
extremadamente traumático, y donde el individuo se ve envuelto en hechos
que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para
su integridad física; el individuo es testimonio de un acontecimiento donde
se producen muertes, heridos, o existe una amenaza para la vida de otras
personas; o bien el individuo conoce a través de un familiar o cualquier otra
persona cercana, acontecimientos que implican muertes inesperadas o
violentas, daño serio o peligro de muerte o heridas graves (Criterio A1). La
respuesta del sujeto a este acontecimiento debe incluir temor,
desesperanza y horror intensos que en los niños se manifiesta con un
comportamiento desestructurado o agitado (Criterio A2). O sea que el niño
ha experimentado, presenciado o le han explicado un acontecimiento
traumático y ha respondido con temor, desesperanza o un horror intenso
que dependiendo de la edad del niño, no será manifestado en forma verbal,
pero sí en comportamientos impulsivos o autodestructivos.

El acontecimiento traumático puede ser reexperimentado


persistentemente a través de varias maneras. Como recuerdos del
acontecimiento recurrentes e intrusivos que provocan malestar y en los que
se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. En los niños pequeños
esto puede expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o
aspectos característicos del trauma. Si un niño fue partícipe o presenció un
accidente de auto, es probable que en el juego pueda recrearlo, golpeando
repetidamente dos autos entre sí (Criterio B1). Puede haber sueños
recurrentes sobre el acontecimiento, que producen malestar. En los niños
puede haber sueños terroríficos de contenido irreconocible (Criterio B2).
En menor frecuencia, el individuo experimenta estados disociativos que
pueden durar segundos, horas, días, durante los cuales tiene la sensación de
que el acontecimiento traumático está ocurriendo. Esto es menos frecuente
y de difícil valoración en niños pequeños, que en su lugar pueden re-
escenificar el acontecimiento traumático específico, como golpearse
repetidamente contra la pared y gritar recreando el momento del impacto
del vehículo (Criterio B3). Cuando el individuo se expone a estímulos
desencadenantes que recuerdan o simbolizan un aspecto del acontecimiento
traumático como puede ser el ruido de la bocina o de frenar, suele
experimentar un malestar psicológico intenso (Criterio B4); o respuestas de
tipo fisiológicas como dolores de estómago o de cabeza (Criterio B5), esto
último ocurre con mayor frecuencia en niños.

Los estímulos asociados al acontecimiento traumático acaban siendo


persistentemente evitados . El individuo suele hacer esfuerzos deliberados
para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso;
así cada vez que se mencionaba el accidente automovilístico, el niño subía el
volumen del televisor al máximo para no escuchar la conversación (Criterio
C1). El individuo evita actividades, lugares o personas que motivan recuerdos
del trauma, como no querer visitar a su abuela quien también se accidentó y
a quien estaba muy unido. (Criterio C2). También puede incluirse la amnesia
total de un aspecto puntual del acontecimiento, como no recordar los giros
que dio el auto antes de chocar (Criterio C3). La reducción acusada del
interés respecto del mundo exterior, denominado "embotamiento psíquico" o
"anestesia emocional" suelen aparecer poco tiempo después de acontecido el
hecho traumático. Puede haber una acusada disminución del interés o
participación en actividades que antes le resultaban gratificantes, por
ejemplo pasear en bicicleta (Criterio C4), una sensación de alejamiento o
enajenación de los demás (Criterio C5), o una acusada disminución de la
capacidad para sentir emociones, especialmente las que hacen referencia a
la intimidad, ternura y sexualidad (Criterio C6). El individuo puede describir
una sensación de futuro limitado, como por ejemplo que no llegará a ser
adulto (Criterio C7).
El sujeto con este trastorno padece constantemente síntomas de ansiedad
o aumento de la activación ( hyperarousal ), que no existían antes del
trauma. Entre estos síntomas se encuentran

dificultades para conciliar o mantener el sueño , que puede deberse a


pesadillas recurrentes donde se revive el hecho traumático (Criterio D1),
irritabilidad o ataques de ira (Criterio D2), dificultades para concentrarse
(Criterio D3), hipervigilancia (Criterio D4) y respuestas exageradas de
sobresalto (Criterio D5).

O sea que el niño que ha sido víctima o ha presenciado un trauma puede


reexperimentar y/o tener conductas evitativas , acompañados ambos de
síntomas ansiosos. El primer caso puede observarse en los juegos de
carácter repetitivo, sueños displacenteros, estados disociativos,
reescenificaciones, molestias somáticas y malestar psicológico intenso hacia
los estímulos desencadenantes del trauma. En el segundo caso, el niño evita
pensar, sentir o hablar acerca del trauma; también los lugares personas y
situaciones que se lo recuerden. Puede olvidar una parte del trauma. Puede
perder interés por el mundo exterior, sus actividades, retraimiento social,
sensación de futuro limitado y "elaboración de profecías" que pronostican
acontecimientos desagradables. Otra característica observable es la de
"actuar como más chico", una regresión a un estadio anterior manifestando
una incapacidad para cuidar de sí mismo en las áreas de higiene y
alimentación.

Los síntomas de los Criterios B, C y D deben prolongarse durante más de 1


mes y deben provocar un malestar clínico significativo o deterioro social,
escolar o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

El trastorno de TEPT es agudo si los síntomas duran menos de 3 meses,


crónico si duran tres meses o más y de inicio demorado si entre el
acontecimiento traumático y el inicio de los síntomas han pasado más de seis
meses.

Por último, los acontecimientos que pueden originar un TEPT especialmente


en niños son de difícil valoración, tanto en la identificación del factor
estresante como en la intensidad del mismo, lo que presenta una dificultad
en el diagnóstico diferencial con un Trastorno adaptativo. El DSM-IV
menciona que "este diagnóstico es apropiado tanto, cuando las respuestas a
un desencadenante extremo no reúne los criterios diagnósticos del TEPT,
como cuando aparece en respuesta a desencadenantes no excesivamente
importantes". Lo cual además de dificultades en el diagnóstico diferencial
conduce a que este trastorno sea subdiagnosticado. Signos de TEPT en
niños frecuentemente no diagnosticados por su diferencia con estresores
en adultos.

2. Diferencia de conceptualización del trauma psicológico en niños y


adultos

El TEPT (Trastorno por estrés postraumático) es un cuadro poco usado en


los últimos 20 años en adultos y menos aún en niños, en los que
lamentablemente está poco diagnosticado debido al criterio con que se lo
define en el DSM IV. Se trata del único diagnóstico definido por el evento
en sí mismo. El criterio A del DSM IV indica que para ser considerado un
TEPT, el evento traumático tiene que tener las características de poner la
vida en peligro . Las situaciones reconocidas como traumáticas serían
entonces desastres naturales, abuso físico o sexual, tratamientos médicos,
guerras, accidentes, pérdidas súbitas, etc.

Ahora que pasa si el niño desarrolla todos los síntomas de un TEPT luego de
un evento muy perturbador. ¿No sería un TEPT real si el hecho no puso en
peligro su vida, aunque aparezcan los rasgos intrusivos, evitativos y de
aumento de la activación, característicos del cuadro? ¿A ese evento no lo
podemos llamar traumático?

Esto provoca que muchos niños no reciban este diagnóstico. Un ejemplo,


sería el niño que desarrolla síntomas de TEPT luego de un divorcio
controvertido de sus padres. Aquí tampoco se cumple la condición requerida
del criterio A.

Hasta que la definición no sea cambiada o ampliada se seguirá subestimando


la incidencia del TEPT en niños. En un niño un TEPT puede ser incluso el
resultado de la acumulación de traumas, ninguno de los cuales, o solo alguno
puede poner la vida en peligro. Existen hechos que en si mismos no serían
denominadas traumáticos, pero sí se vuelven traumáticos cuando se repiten
a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el Trauma por abuso emocional, donde la
descalificación es continua en el tiempo.

La falta de reconocimiento de los efectos del trauma en los niños y la


adjudicación de síntomas derivados del trauma a otras categorías
diagnósticas hacen más difícil de entender el cuadro. En el DSM IV no se
conecta el cuadro con los eventos emocionales que lo precedieron.
En el último Congreso de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en
ÚSA, el Dr. Newcorn presentó un trabajo sobre los signos de TEPT en niños.
En el se refirió a la necesidad de tomar conciencia de que los estresores
traumáticos en los niños difieren del de los adultos y que hay más
fenómenos de TEPT en niños de los diagnosticados y tratados en el marco
clínico y no clínico.

Según señaló Dr. Newcorn los niños con un TEPT total o parcial muy a
menudo tienen problemas de ansiedad o depresión, tanto como síntomas de
conductas disruptivas y los profesionales tienden a diagnosticar los
desórdenes de ansiedad o estado de ánimo sin considerar los signos de
TEPT. En general hay una falta de información acerca de los síntomas de
TEPT.

En su investigación con un grupo de adultos y niños con signos de TEPT vio


que el grupo de estresores traumáticos en los adultos estaban referidos a
los temas comúnmente identificados como tal (Lesiones físicas, violencia
familiar, etc). Los niños, aunque identificaban estos temas como
traumáticos, lo hacían en forma menos consistente. Para ellos los estresores
traumáticos estaban más relacionados con los miedos adecuados a su etapa
de desarrollo . Por ejemplo, señalaban como importante experiencias de
caídas de la bicicleta o haber sido intimidado por otro chico.

Por otro lado los Drs. Donovan y Maintyne señalan que una aproximación que
ponga el foco en el nivel de desarrollo del niño en contexto con sus síntomas
es más productivo que el diagnóstico como categorización, ya que la última
no toma en cuenta el contexto de cuando el síntoma comenzó. Uno etiqueta
y el otro lo encuadra en un marco que le da sentido.

Desarrollar una lista de síndromes diagnósticos como ser de fobia, con


angustia de separación y trastornos de conducta, nos aleja de interpretar
las causas que motivaron el síntoma que el niño trae.

Se tiende a minimizar o desestimar la conexión entre los hechos


traumáticos y el sufrimiento emocional en la niñez. Esto crea dificultades
de diagnóstico, de tratamiento y resolución del problema en millones de
niños.

El niño, por su desarrollo madurativo, interpreta y acentúa aspectos dentro


de la situación traumática diferente al adulto. Por ejemplo: Un niño de 2
años es traído a la consulta, luego de la muerte de su padre víctima de un
cáncer, ocurrido en los últimos meses. Presentaba como síntomas oposición a
quitarse la gorra, cortarse el pelo, sacarse la ropa y entrar a la bañadera .Si
bien un niño de esa edad no esta preparado para entender el concepto de
que lo es la muerte, sí puede observar los signos de deterioro físico de su
padre por la enfermedad, caída del cabello, estar postrado en cama
entubado, usando vestimenta inusual al estar internado. Los síntomas del
niño estaban referidos a su interpretación de lo que más le había
perturbado.

No siempre un hecho traumático es claro al niño o a los padres que lo traen


a la consulta. Es muy posible que un padre bajo estrés no tome en cuenta o
fracase en reconocer los miedos de un niño frente a un hecho. Es
importante al hacer la historia clínica investigar sobre posibles eventos
traumáticos y preguntar si aparecieron cambios en las emociones o en la
conducta posterior al acontecimiento.

Si estamos atentos, observaremos como los niños pueden haber sido


traumatizados por eventos de la vida cotidiana, porque dada la edad y
madurez de esa etapa de desarrollo vivieron esos eventos en forma muy
distinta a lo que nos señala nuestra perspectiva adulta. El niño no posee el
control, los recursos ni la información para discriminar los efectos y riesgos
de algunas experiencias. Se incluyen aquí como ejemplo experiencias
referidas al contacto con animales, entrada al jardín de infantes. Los niños
temen ser abandonados, olvidados por los padres en la escuela. Tuve una
paciente, una niña que cambió de jardín de infantes de un solo turno a otro
de doble escolaridad que además era bilingüe. Como nadie le informó lo que
significaba el cambio, ella se encontró expuesta a una situación muy
confusa, donde no entendía lo que la maestra y los niños hablaban. Mi
paciente pensaba que era su culpa el no entender y por ello no se atrevía a
pedir ayuda. Los adultos pensaban que ella iba a aprender jugando, por lo
cual no necesitaban prepararla. Esto derivó mas adelante en un cuadro de
ansiedad a fracasar, no estar a la altura de las circunstancias y temor a que
los demás sepan cuan incompetente ella era en el fondo. Por otro lado, los
niños que reciben intervenciones médicas sin preparación e información por
parte del médico (hecho mas común de lo que se cree) hace que estas sean
vividas como situaciones de abuso y maltrato físico, trayendo luego una
reacción de desconfianza hacia el adulto. Existen adolescentes con cuadros
de fobia social, con evitación a exponerse a dar lección en el frente y
enorme ansiedad ante situaciones de exámenes. Las causas estaban ligadas
a una experiencia traumática para ellos, de humillación y vergüenza social
frente a compañeros de la sala del jardín, al fracasar en una tarea. Estas
situaciones siguen congeladas aún el presente, con claros detalles de la
experiencia, la emoción y la creencia negativa disparada en ese momento. Es
conocido, como niños abandonan prácticas deportivas desinteresándose en
ellas (evitación), luego de ser apartados de un equipo y señalados como
inadecuados. Si estos recuerdos perduran como si el ayer fuera parte del
presente, modifican las creencias de uno mismo y aún perturban
emocionalmente. Si esto no es trauma, como lo podemos llamar? Todas estas
situaciones pueden ser traumáticas para el niño tanto como el accidente de
auto (con criterio A).

Si uno puede dimensionar la importancia de estos hechos y los puede


investigar en la entrevista con los padres, entendiendo que de acuerdo a la
edad, información y preparación los eventos podrán ser mas o menos
perturbadores, uno va a crear un camino sobre el cual trabajar con una
hipótesis mas clara.

3. Instrumentos que miden el nivel de perturbación pos-traumática en


niños (y los progresos en el tratamiento)

Existen pocos instrumentos que midan el TEPT en niños, de validación y


confiabilidad documentadas, que sean fáciles de tomar, de evaluar, además
de validados. los desarrollados más abajo corresponden a un trabajo de
recopilación presentado por Ricky Greenwald, en Junio de 1999. De acuerdo
a sus características evaluativas encontramos:

• IES-8: Escala de Impacto de eventos, de 8 ítems, para episodios


únicos .

• PROPS: Informe de los padres sobre síntomas postraumáticos, para


síntomas de TEPT .

• CROPS: Cuestionario de indicadores de reacción al trauma, para


niños; idem. PROPS .

• PRS: Escala de clasificación de problemas, cambios de conducta .

• Escalas de SUDS y VoC, para EMDR, las cuales serán desarrolladas


más adelante .

• El IES – 8: Escala de impacto de eventos de 8 items para niños, fue


creado en 1979, por Horowitz, del Departamento de Psiquiatría de la
Universidad de California, en San Francisco; probablemente sea el
instrumento más asiduamente utilizado para medir el impacto del estrés
postraumático, ocasionado por un evento único. La escala está enfocada en
los clásicos síntomas de evitación (Ítems 1, 4, 5, 6, 10, 11, 14) e intrusión
(Ítems 2, 3, 7, 8, 9, 12, 13, 15). Horowitz encontró que la clasificación
promedio para las personas que experimentaron una situación traumática es
de 44 puntos y que un resultado de 26 sea el punto de intercepción para
considerar una reacción clínicamente significativa.

Tomando como base al IES, Dyregrov y Yule (1995) han validado un subtest
de 8 items, o IES-8 para usar con niños y adolescentes. Ambas versiones
son psicométricamente sólidas. Para niños y adolescentes se toman
solamente los 8 ítems destacados, correspondiendo 1, 5, 10 y 11 a la escala
de intrusión y 3, 7, 9 y 13 a la escala de evitación.

Aquí en lugar de 26, la puntuación considerada de “preocupación clínica” es


de 19 , distribuidos de 0 a 5 para el rango sub-clínico , de 6 a 18 para el
rango leve , de 19 a 25 para el rango moderado y de 26 en adelante para el
rango de "severo".

El IES, permite obtener mediciones de carácter cuantitativo, como


cualitativo. O sea, que podemos evaluar en el niño, la presencia o no de TEPT
por su rango y su intensidad, así como la predominancia de los síntomas
intrusivos o evitativos. Permite además evaluar los resultados del progreso
terapéutico a lo largo del tiempo.

Por último, así como el IES, tomar el IES-8 en forma aislada no es válido
para un diagnóstico de TEPT, ni evalúa necesariamente la habilidad de
funcionar de la persona.

• PROPS: Informe de los padres sobre síntomas postraumáticos, (


Greenwald & Rubin, 1999) . Este es un cuestionario para padres de 30 ítems
que cubre un amplio espectro de síntomas que pueden experimentar los
niños después de un trauma o de una pérdida. Desarrollado junto al CROPS
(Cuestionario de indicadores de reacción al trauma para niños), puede ser
utilizado solo o con este último. Tiene buena consistencia interna y
confiabilidad test- retest. Es aplicable a un amplio espectro de edades y
sensible al cambio, lo que permite medir la respuesta al tratamiento. En la
actualidad se están llevando a cabo más investigaciones. La puntuación
asignada es de 0 para nada, 1 para poco y 2 para mucho y se considera de
“preocupación clínica” para este informe a partir de 16 puntos.

3. CROPS: Cuestionario de indicadores de reacción al trauma para


niños, que consta de 25 ítems, es autoadministrable para niños mayores de
8 años. Cubre un amplio espectro de síntomas que pueden experimentar los
niños luego de un trauma o una pérdida.

Se le pide al niño que piense en como se sintió durante la última semana y


cuan verdadera es cada frase del cuestionario. La puntuación asignada es de
0 para "casi nunca verdadero", de 1 para "a veces verdadero" y de 2 para
"casi siempre verdadero" ; considerándose el rango de “preocupación
clínica” para este cuestionario a partir de 19 puntos .

Comparadas las respuestas de la escala para niños, con la escala para


padres, nos permiten cotejar las coincidencias y discrepancias existentes
entre ambas. Además obliga a padres y niños a focalizar y sintetizar las
perturbaciones, estableciendo aquellas que están más afectadas. Cuando
existe una correlación entre ambas escalas, logramos identificar los
síntomas a trabajar.

4. PRS: Escala de clasificación de problemas (Bandas; Greenwald, 1996).


Este es un cuestionario individualizado de 3 items, para padres, que cubre le
preocupación más importante respecto del niño. El PRS ha sido utilizado con
éxito para el seguimiento de los cambios en el tratamiento (Greenwald,
1993) y se está utilizando en otras investigaciones.

La Escala de Clasificación de Problemas es una forma de cuantificar el


motivo de consulta desde el punto de vista de los padres. El terapeuta es el
que anota las descripciones y la puntuación. Se le pide a la madre/padre que
nombre y haga una breve descripción de las tres o cuatro cosas que ha
observado acerca del niño que más le preocupan. Esto puede incluir estados
de ánimo, conductas o cualquier otro cambio. Luego debe darle un puntaje en
una escala de 0 a 10, donde 0 es ningún problema, hasta 10 que es lo peor
que podría estar el problema. Los puntajes se refieren a la última semana.
Por ejemplo, se identifica el problema (dificultades para dormir), se
procede a describir sus características (miedo a los monstruos, necesita la
luz prendida, se duerme después de un rato), en este caso la preocupación
es de 5 entre 0 y 10. Es mejor obtener el puntaje inmediatamente después
de la descripción del tema.

Para la toma posterior del PRS, se puede repetir el tema y pedir una
puntuación referente a la semana que pasó. Sin embargo es importante
haber tomado nota de la descripción por si el padre/madre necesita que se
lo recuerden. Para que la información sea consistente es deseable que el
mismo progenitor dé el puntaje todas las veces.
Cuando el motivo de consulta es una reacción postraumática, es posible
utilizar el PRS como un instrumento comparativo, obteniendo los puntajes
de la semana anterior al trauma y de la semana siguiente al mismo, así como
la semana anterior a la entrevista actual. El PRS también puede ser
administrado por teléfono, todas las veces o como seguimiento telefónico de
la entrevista inicial.

Si nosotros tomamos las escalas, encontramos que a través de ellas hay


concordancia entre la preocupación de los padres. Esta manera de trabajar
permite focalizar a la familia sobre el tema de una manera más puntual,
beneficiando así la intervención del terapeuta en aquellos trabajos de
objetivos específicos.

4. Descripción del Método EMDR Aplicado a Niños y su diferencia con


el método con los adultos.

¿Que significa EMDR?

Es la sigla en inglés de “Movimientos Oculares, Desensibilización y


Reprocesamiento”.

¿Qué es EMDR?

Este es un nuevo método de psicoterapia para el tratamiento de un


amplio grado de trastornos psico-emocionales y psico-somáticos.

Es un método que combina principios de neurofisiología (usando estimulación


visual, auditiva y táctil) con elementos de psicoterapia cognitivo-conductual,
facilitando el reprocesamiento del trauma y ayudando a elaborar los
recuerdos traumáticos.

Este método también es muy útil para mejorar el rendimiento en el


trabajo a través de :

• Acrecentar y perfeccionar el rendimiento rompiendo las resistencias


producidas por creencias y comportamientos limitantes.

• Desarrollar la claridad y la congruencia en los emprendimientos


Ha sido usado por corporaciones, figuras del deporte, lideres y artistas, que
buscan mejorar su rendimiento, a medida que rompen barreras y
limitaciones que bloquean e inhiben la capacidad creativa .

EMDR ha demostrado una altísima eficacia en la resolución de:

* Traumas (TEPT) * Fobias


* Ansiedad * Duelos /pérdidas
* Ataques de pánico * Abuso sexual /físico
*Eventos traumáticos nuevos o* Temor por viajes aéreos
antiguos
* Angustia en exámenes,* Adicciones
competencias
* Recuerdos perturbadores
¿Como se desarrolló el EMDR?

En 1985, la Dra. Francine Shapiro, realizo una observación casual. Esta


consistía en que bajo ciertas condiciones, los movimientos oculares, pueden
reducir la intensidad emocional de los pensamientos perturbadores. Mas
adelante, se llegó a la conclusión que en realidad es la estimulación bilateral,
ya sea visual, auditiva o táctil es la que ayuda a lograr estos resultados.

La Dra. Shapiro realizó numerosos trabajos de investigación sobre el tema.


En 1989 reporto éxitos al usar EMDR, para tratar a personas que habían
sido víctimas de distintos traumas incluyendo veteranos de Vietnam y
víctimas de abuso sexual diagnosticados como Trastorno por Estrés
Postraumático (TEPT).

Desde ese tiempo EMDR se ha desarrollado y evolucionado a través de la


contribución de terapeutas e investigadores en todo el mundo.

Se ha utilizado con mucho éxito para ayudar a sobrevivientes de situaciones


altamente traumáticas, como la bomba de Oklahoma, el atentado del 11 de
Septiembre, en países de Centro-América y en Sarajevo.

¿Cómo trabaja EMDR ?

Sabemos que el cerebro procesa naturalmente la información que recibe.


Cuando una persona está perturbada o es impactada por una estimulación
muy intensa (o sea que su aparato psíquico es invadido por magnitudes de
energía para las que no esta preparado) el sujeto reacciona con distintos
grados de angustia, llegando a la posibilidad de la desorganización psíquica.
En estas condiciones, su cerebro no puede procesar la información
adecuadamente y esta queda como "congelada en el tiempo". Al recordar esa
información, el sujeto se puede sentir tan mal como en el momento en que se
produjo el hecho, ya que las imágenes, sensaciones físicas y sentimientos no
cambiaron sino que se configuraron en una red aislada de la memoria como
un “cuerpo extraño” que no se integra al yo.

Estos recuerdos tienen un efecto negativo en la manera en que el sujeto ve


al mundo y en como se relaciona con la gente, interfiriendo en la vida de la
persona.

EMDR tiene un efecto directo sobre el equilibrio de los hemisferios


cerebrales, ya que permite que se reanude el normal procesamiento de la
información, ayudando a que se realicen las conexiones adaptativas y
asociativas apropiadas a través de la conexión interhemisférica. Así, las
experiencias vividas pueden ser usadas de manera constructiva por el sujeto
y son integradas en un esquema positivo, emocional y cognitivo. Un ejemplo
de esto es que si algo negativo (una humillación) nos sucede en el trabajo y
quedamos perturbados por esto, se configurará como una situación
traumática. Entonces pensamos en eso, soñamos con eso y hablamos de eso.
Después de un tiempo ya no nos preocupa (se ha procesado adaptativa y
espontáneamente) y la experiencia vivida puede ser usada como información
apropiada que nos guíe en acciones futuras adecuadas, o sea que elaboramos
la situación.

En cambio, cuando se experimenta un severo trauma psicológico, se produce


un desbalance en el sistema nervioso. El material queda bloqueado y
separado del flujo permanente de información o sea que metafóricamente
no se puede “digerir” o “metabolizar” y desde allí produce síntomas.

Con EMDR, a través de la estimulación bilateral, (ojos, sonidos, golpeteo) se


realizan los procesamientos bloqueados de forma rápida y efectiva ya que
potencializa la capacidad natural del cerebro de elaborar todo tipo de
información.

Lo que ocurre con este método es similar a lo que ocurre naturalmente


durante el sueño, en el período REM (rápidos movimientos oculares), donde
se procesan los acontecimientos del día y se consolida la memoria.

EMDR puede pensarse como una terapia basada en lo fisiológico que ayuda a
las personas a ver el material perturbador de una nueva manera,
“descongelándolo” e integrándolo.
Luego de un tratamiento exitoso con EMDR, las imágenes, sonidos, y
sentimientos del trauma no se viven con tanta intensidad. El recuerdo del
suceso queda con una baja carga emocional y deja de interferir en la vida
diaria.

¿Cómo se aplica el EMDR?

Una o dos sesiones se necesitan para conocer la historia del paciente, la


naturaleza del problema, y decidir si es un tratamiento apropiado para ese
momento.

El terapeuta debe hablar con el paciente acerca del método, de como


funciona, y aclarar todas las dudas. Puede decirle que el cerebro ha
almacenado el evento perturbador en una red de recuerdos aislados, lo que
le impide conectarse con información más útil y adaptada. Y que cuando
trabaje con EMDR las conexiones se podrán realizar.

. Debe preparar adecuadamente al paciente para manejar las perturbaciones


que puedan emerger en el procesamiento. Es fundamental establecer una
buena alianza de trabajo, un ambiente de seguridad y confianza.

La sesión típica es de 90 minutos. Lo primero que se busca, es saber que


tipo de estimulación bilateral es la apropiada para ese paciente, en ese
momento.

El tipo de problema, las circunstancias de la vida de esa persona, y la


cantidad de traumas anteriores, determinarán el número de sesiones que
serán necesarias. A veces una sola sesión es suficiente. En general los
tratamientos duran menos tiempo que las terapias tradicionales. EMDR
puede ser usado al mismo tiempo que otra terapia realizada por otro
terapeuta, o como un tratamiento en sí mismo.

Durante el tratamiento, el terapeuta trabaja con el paciente para


identificar el foco de la sesión, recordando el tema o evento perturbador
(se busca establecer un nexo entre la conciencia y el sitio en que la
información quedó guardada en el cerebro, ya que pareciera que los
recuerdos, pensamientos, imágenes, emociones y sensaciones se guardan en
redes enlazadas).

El foco será el disparador de la red de asociaciones perturbadoras. Una vez


elegido el mismo, el terapeuta trabaja con sets de movimientos oculares,
sonidos bilaterales o un golpeteo rítmico (estimulación bilateral). Mientras
el paciente focaliza en el material perturbador, solo debe notar que es lo
que le pasa por la mente, sin hacer esfuerzos para controlar la dirección ni
el contenido.

Cada persona procesa la información de manera única, basada en sus


experiencias y sus valores.

No hay manera que el paciente realice mal el EMDR. Los sets de


estimulación bilateral se continúan hasta que los recuerdos y creencias
negativas resulten menos perturbadoras y comiencen a asociarse con
pensamientos y creencias positivas acerca de su persona y del evento
tratado. Lo que sucede durante el procesamiento es que las imágenes
negativas acerca de si mismo, afectos, y cogniciones pierden fuerza
mientras que las cogniciones positivas, afectos e imágenes positivas toman
paulatinamente su lugar.

Durante las sesiones se pueden experimentar emociones en forma de


abreacciones muy intensas, pero al final del tratamiento los pacientes
reportan una gran reducción o una desaparición total del grado de
perturbación previamente existente.

Sabemos que en nuestra cultura hay muchos niños con situaciones


traumáticas, y que el trauma está en la base de los desórdenes psicológicos.
El niño a través de EMDR, logra desensibilizar los recuerdos e imágenes
penosas ligados al hecho traumático y a través del procesamiento acelerado
de la información, el cerebro puede establecer conexiones con otras
experiencias más adaptativas y equilibradas. Aparece así el aprendizaje.

El niño responde muy bien a EMDR. A veces uno mismo no puede creer lo
rápido que procesa y es a través de los padres que uno puede constatar que
el alivio y resolución perdura a lo largo del tiempo.

Viñeta de un caso de una nena de 9 años con fobia a subir sola en los
ascensores.

Este cuadro aparece luego de una situación traumática donde de chiquita se


pierde en la calle y cree que la madre nunca la va a encontrar.

Su primer recuerdo con respecto al miedo a los ascensores, es cuando era


chica y bajaba por el ascensor mientras la mamá y su hermana iban por la
escalera. El ascensor pasó a otro piso y de repente dice “no vi a mi mamá,
ni mi hermana y me puse a gritar “mamá, mamá” Era muy chica, ahora
soy más grande.”
Su peor recuerdo: “Subí a un ascensor y me llamaron y me parece que
subía y subía y no paraba. Yo iba con un señor y no sabía que hacer y
grité que me llevaron, que venga y Mabel me dice que me quede
tranquila, que ya voy a bajar”.

Elige como target esta escena y a mi pedido hace un dibujo de la situación.

Imagen : Sube y sube y no paraba y grité “me llevaron, vení”.

Cognición negativa : Estoy en peligro

Cognición positiva : Estoy bien

VOC: 2

Emoción : Miedo

SUD : 8

Localización Corporal : Todo el cuerpo

Usa un walkman con sonidos bilaterales.

Recuerda una noche que tenía miedo a los Reyes Magos. Aclara que “ahora
no, porqué se que son los padres”.Quise dormir con mi papá y luego me
pasaran a mi cama, me desperté y lloré y había truenos y corrí
llamando a papá y me fui con él. Era muy chica, ahora soy más grande
”. (Establece distancia con la experiencia, se reconoce con más recursos).
Su actitud corporal antes tensa se vuelve relajada y tranquila. Dice “ya
está” (modo en que muchos niños tienen para decir que no les molesta más).
Le pido que pase toda la experiencia como si fuera una película y me diga si
siente que algo le molesta. Lo hace y dice que nada le molesta.

Proyectando la escena al futuro, le pido que se imagine tomando el ascensor


sola, que abra la puerta, que entre, cierre, oprima el botón, llegue y se baje.
Lo repetimos varias veces y me dice que puede hacerlo tranquila.

Aprovechando la oportunidad que tiene de hacer una experiencia in vivo


(importante para desensibilizar el miedo al miedo de las fobias) le propongo
usar el ascensor del consultorio diciéndole “así practicamos”. La niña pone
cara de alerta. (aparece la respuesta del miedo). Lo hacemos en un orden de
desensibilización progresiva, con los walkman de sonidos bilaterales. Primero
subimos y bajamos juntas. Después subimos y bajamos en ascensores
paralelos, yo hablo mientras lo hacemos. Luego ella sube y baja sola
mientras yo lo hago por la escalera hablandole. Finalmente le propongo subir
sola mientras me quedo abajo (la escena del target). Ella dice “tengo miedo
de que me suban” y sin embargo lo hace. Le instalo las creencias: “Yo
puedo”, “Estoy bien” y la felicito. Después le pido que lo dibuje y mientras lo
hace describe: “Yo estoy en el ascensor y Mabel sube la escalera. Yo le
grito que me llevaron, que venga. Ella me dice que me quede tranquila,
que ya voy a bajar. Yo pensaba que subía y subía…y llegué” dice riendo.
Su cuerpo expresa alivio y relajación. Buscando reforzar el recurso que ella
trajo de ser ahora grande y por lo tanto con una perspectiva mas ajustada
de lo que es un ascensor : “Uno de chiquito no sabe si los ascensores
tienen un techo, un tope, pero a los 9 si”. Ella contesta: “Si, una vez
subí a la terraza”.

En la sesión siguiente le muestro el dibujo y le pregunto que tanto le


importa. Ella contesta que eso “pasó hace mucho ”. Le pido que haga un
nuevo dibujo sobre el tema. Mientras lo hace dice: “Nada que ver con el
ascensor del coso. El ascensor tiene terrazas para tomar sol. En el 9
hay letras. De chica no sabía que eran, ahora si. De chica no me
dejaban ir a la terraza. Yo era chiquita, no me daba cuenta. Yo no
sabia si me podía pasar algo, no conocía los ascensores. ” A partir de
esa sesión la nena puede subir sola en el ascensor.

5. Uso de EMDR en niños dentro de una terapia familiar

En las entrevistas iniciales con los padres dije que era importante evaluar el
papel que cumple el problema del niño dentro de la familia.

1. El síntoma del niño puede cumplir un rol homeostático dentro del sistema
familiar. En este caso permite la cohesión del grupo al focalizar la atención
en el problema del niño en lugar de otras dificultades más difíciles de
abordar. Un caso clásico son las desavenencias conyugales. Uno ve por
ejemplo, niños que no quieren dormir solos y todas las noches son aceptados
“resignadamente” por los padres en su cama. O “madres cuidadoras” que
necesitan de alguien a quien proteger y atender.

2. El síntoma puede permitir una ganancia secundaria difícil de perder para


el niño o la familia. En este caso el síntoma otorga una identidad especial o
permite evitar responsabilidades que no se desean asumir. “Yo no puedo”
dice el niño al fracasar en la escuela luego del accidente. Esta creencia
puede estar avalada por una familia que se cree impotente para salir
adelante frente a los desafíos. Hay familias evitadoras de
responsabilidades.

3. En estos casos, además de EMDR hay que hacer un plan de tratamiento


integrado, haciendo intervenciones con el grupo familiar, la escuela, el
médico o el juez.

Supongamos que hay un hermano mayor que maltrató físicamente al menor y


que aún amenaza con hacerlo. Uno no puede desensibilizar los recuerdos
penosos con posibilidades de éxito si la situación es alimentada por la
realidad actual.

4. El niño se ve muy a menudo encerrado en situaciones complejas sobre las


cuales no tiene control. Como no puede cambiar de familia, de escuela ni de
estilo de vida, nuestro objetivo será trazar un plan de trabajo que le
permita sentirse seguro y disponible para el tratamiento.

5. Las creencias familiares juegan un papel muy importante. Un niño que


cree que el mundo es peligroso y que “no se puede proteger”, nunca logrará
modificar esta visión de si mismo si sus padres la comparten. Todos hemos
visto como padres con fobias generan hijos miedosos. O madres que no
toleran la soledad es probable que tengan un hijo con un cuadro de angustia
de separación.

6. El pertenecer y sentirse parte para un niño es vital. Diferenciarse pone


en riesgo este principio.

Si uno investiga las creencias compartidas por la familia suele entender


porqué un niño que puede procesar una situación traumática en una sola
sesión es incapaz de mantener el cambio en el tiempo. La influencia del
propio contexto familiar fuerte, tanto, cuanto más niño es el paciente.
Teniendo esta perspectiva sistémica uno debe trabajar con los padres para
que el niño pueda modificar su problema. Entran en este caso creencias del
tipo “no está bien mostrar las emociones”, “no valgo nada”, “no puedo tener
éxito”, “soy débil”, “debo ser perfecto”, “no puedo confiar en nadie”.

7. Por otra parte, los padres son de gran ayuda en el trabajo con EMDR ya
que nos dan la información, observan los cambios y estimulan los logros del
niño. Una sesión familiar donde el niño es aplaudido por el grupo por sus
avances, y confirmado en sus posibilidades de crecimiento, crea un poderoso
anclaje hacia la salud. Se puede usar aquí el abrazo de la mariposa. (Técnica
de instalación de recursos donde uno cruzando los brazos se da uno a si
mismo toques alternados en los hombros, como si fuera el abrazo de una
mariposa). Los niños no olvidan este momento.

8. Otra técnica es la diseñada por la Dra. Joan Lovett (especialmente con


los niños en fase preverbal) donde les pide a los padres que escriban el
suceso traumático en forma de historia, con el fin de ayudar al niño a dar
sentido a lo que le sucedió y situar el acontecimiento en el pasado. Primero
se l es pide a los padres que narren la historia de lo que pasó en lenguaje
simple y fácil de comprender, tipo cuento, sin ponerle el nombre al
protagonista. El cuento comienza con un principio agradable (antes del
hecho traumático) que se crea como un espacio seguro.

Luego se desarrolla la trama de la historia. Se narran los hechos


traumáticos con todos los detalles: imágenes, sonidos, olores, sabores,
sentimientos que se puedan haber experimentado, incluyendo también los
síntomas actuales. Se va realizando estimulación bilateral con cada
submodalidad sensorial narrada hasta su desensibilización.

Por último, se termina el cuento con un final de resolución del trauma con
incorporación de creencias positivas de logro y seguridad. El niño sabe que
eso pasó y que ahora se sabe seguro y protegido.

De este modo los padres, a través de la narración, organizan el material con


una coherencia lógica donde hay un antes, un durante y un final. Esto
permite al niño traumatizado conectarse con los hechos que están en su
mente confusos, fragmentados, sin coherencia ni lógica y como a través del
procesamiento de la información, su cerebro alcanza conexiones mas amplias
para poder arribar a soluciones más adaptativas. Aparece entonces el
aprendizaje de un nuevo enfoque.

6. Caso clinico : “Abuso sexual”

Una mujer solicitó tratamiento terapéutico para su hija porque ésta le narró
lo que habitualmente le hacía su padre: le mostró que la masajeaba
fuertemente en la vagina y le dijo -“un juego que hacemos... me mete el
pitilín (pene del papá) de la pocholita (vagina) y me lo pone en el ojo y en la
cola, después me deja en el agua atada a un palo... y se iba al sul... (¿?)”.

La madre de la niña unió esta información con el hecho de que su hija,


cuando tenía un poco más de dos años, lloraba desconsoladamente al irse con
el papá, y a su regreso tenía habitualmente una irritación en la cola y en los
labios vaginales (síntomas por los que la niña se quejaba muchísimo). Después
de que la niña suspendió las visitas con su padre comenzó a comer, a evacuar
normalmente y el pediatra notó que la curva de mejoramiento había
aumentado.

La señora bastante angustiada preguntó si era pertinente hacerme esta


consultara ya que la psicóloga a la que le había consultado antes, la había
cuestionado porque consideraba que ella se estaba involucrando demasiado
con la relación padre e hija. Ella se había separado de su marido porque éste
la golpeaba, cuando la niña tenía 1 año y medio.

La niña comenzó el tratamiento con EMDR, a los tres años y diez meses.

En la primera entrevista la niña manifestaba la mayoría de los indicadores


psicológicos específicos de abuso sugerido por los especialistas
norteamericanos Sgroi, Porter y Blick en "Validation of Child Sexual
Abuse":

1. Conductas agresivas con tendencia a exteriorizar el conflicto, ataques de


furia y de agresión hacia la mamá . “Vos no me mires” dijo, mientras me
tapaba los ojos y me apretaba la cara con intensidad.

“Cuando sientas que te toco fuerte o despacio vos no mires y no grites,


aunque te duela. Cuando sientas calor fuerte, no grites”, repitió en sesión .

2. Comportamiento pseudomaduro o sobreadaptado, se notaba en ella porque


además, es una niña muy inteligente.

3. Indicios de actividades sexuales: Frente a su mamá repetía “ no me mires


”, mientras hacía movimientos pélvicos regulares.

La madre cuenta que la niña le dijo al papá durante un llamado telefónico:


“te doy uno con la mano” , mientras se besó el dedo índice y tocó el
auricular. Enseguida, se puso el teléfono en la zona vaginal, lo frotó allí y
dijo: “ahora vos decís: Ay...qué rico” y cortó.

4. Juegos sexuales persistentes e inadecuados con niños de la misma edad,


con juguetes o con sus propios cuerpos, o conductas sexualmente agresivas
hacia los demás. Durante los juegos repitió siete u ocho veces : “Te voy a
sacar la bombacha, me la voy a poner acá (señalando la vagina). Le voy a
hacer pis y vas a tener que lavarla durante diez días seguidos.
5. Comprensión detallada e inapropiada para la edad de comportamientos
sexuales (sobre todo en niños pequeños).

6. Desconfianza, en especial hacia figuras significativas.

7. Falta de participación en actividades escolares y sociales; no quería ir al


Jardín

8. Temor exacerbado hacia los hombres: lloraba frente a los médicos

9. Trastornos del sueño: Dormía en la cama con su madre. Tenía sobresaltos


y pesadillas. Una noche, hablando en sueños dijo: “Sabés porqué te lastimo?
Porque sos suave y calentita”. Una madrugada, mientras estaba dormida le
dio un cachetazo a su mamá y le gritó: ¡ Puta !

Frecuentemente lloraba dormida, buscaba dormir con algo calentito,


jadeaba en la oreja y en los ojos de la madre, le pegaba y pellizcaba.

10. Conductas regresivas: Se orinó cuando tuvo que entrevistarse con el


pediatra.

11. Retraimiento: En ocasiones evitaba a familiares. La tía paterna iba a


buscarla para llevarla al club y ella no quería ir.

12. Lesiones en zonas genital y/o anal

13. Trastornos en la alimentación: comía poco y de manera irregular.

Desde que se lograra la suspensión de las visitas a su padre, la niña mejoró


físicamente: Evacua diariamente y a veces más de una vez. Come
normalmente en las comidas y a veces entre comidas. Orina con normalidad.
Permite que le laven la vagina. Ya no dice que le arde, como lo hacía durante
el último año y medio. Optimizó su estado de salud, y los niveles de
crecimiento.

Durante el tratamiento, apliqué el método EMDR en la mayoría de las


sesiones, en relación a los siguientes temas:

• En una de ellas se acercó a un muñeco de madera y me dijo que él hacía


pesas (la mamá me explicó que el papá era el que hacía pesas). La niña
comenzó a jugar con el muñeco y se tiró al piso, se lo puso entre las piernas
como haciendo un movimiento sexual y hasta jadeó. Le pregunté si eso era lo
que su papá le hacía en la “pocholita” y ella me respondió que sí. Luego dijo
contenta que había ganado porque había muerto el fortachón (el papá) y que
había que ayudarlo porque estaba enfermo de las ideas. A partir de ahí
siguió jugando hasta terminar la sesión.

• Más adelante, a partir de un cuento similar a su historia con el papá que le


narraba mientras hacía estimulación bilateral, ella dijo: “no tengo la culpa”.

• Cuando le pregunté si le tenía miedo o bronca al papá, me contestó que “sí”


y continuó su juego, escondida detrás de una silla. Le pregunté por qué se
escondía y me dijo que tenía vergüenza.

• La niña estaba estabilizada cuando se reanudaron los encuentros con el


papá, esta vez, en presencia de una asistente social del juzgado civil. Esta,
permanecía en una habitación vecina mientras la pequeña se quedaba con su
padre, en la cama de éste. Desde entonces, el carácter de la niña volvió a
empeorar. En las sesiones manifestaba mucho miedo y, debido a pesadillas
en donde la atacaban cocodrilos y tiburones, surgió el miedo a estar en la
bañera llena de agua. Durante estas sesiones mi paciente pedía, con gestos y
sin hablar, que la mamá contara lo que le pasaba mientras ella se ponía de
espaldas a mí, como si tuviera vergüenza o miedo. Solía asentir con la cabeza
cuando acordaba con el relato de la madre, en tanto la retaba y la corregía
si se equivocaba. Por ejemplo, cuando la madre contó que el padre enroscaba
el pelo de la niña alrededor de su oreja hasta cortarlo, le replicó: “No,
enroscaba el pelo hasta que se corta y lo tira al tacho hasta que se
llenó”.

• Vueltas a suspender los encuentros en el domicilio del padre, la niña se


estabilizó nuevamente. Las nuevas entrevistas programadas en el Consejo de
la Mujer, acompañada por mí, también le producían un alto grado de
angustia. Las manifestaciones de miedo aumentaron.

• En el consultorio, los relatos de la niña de revelaban tanto, temor por las


amenazas del padre (la de matarlas a ella y su madre), como culpa por su
posible encarcelamiento.

• Todos sus síntomas, las pesadillas y llantos nocturnos, la pérdida del


control de esfínteres, los temores a ser robada, las reacciones de bronca y
descontrol se incrementaban cada vez que la niña tenía que asistir a las
entrevistas obligadas con la psicóloga de Tribunales. Se angustiaba por no
tener alternativas: si denunciaban a su padre iban a encarcelarlo y si no lo
hacía, ella y la madre continuarían a merced de su violencia.
• Durante el proceso, el cuadro de la niña empeoró significativamente,
sufriendo una retraumatización a causa de dos situaciones: La primera, una
pericia realizada por el médico forense (de sexo masculino) de Tribunales,
quien además de practicarle un tacto vaginal doloroso, utilizó un lenguaje
inadecuado para una niña de esa edad y víctima de abuso sexual. La segunda
fue el aspecto de la sala de espera, un pasillo pobremente iluminado desde
el cual la niña podía ver los barrotes de la celda y los policías custodios. Ese
mismo día inició un estado febril y una erupción en todo su cuerpo.

• Las dos oportunidades en que supo que debía volver a Tribunales, la niña
manifestó ataques de llanto y furia, al punto de tener que cancelar las
entrevistas con la psicóloga asignada.

• También se hizo evidente un nuevo síntoma, la niña temía subirse a todo lo


que tuviera más de 10 o 15 cm. de altura.

Conclusiones acerca del tratamiento

El trabajo realizado con la niña y su madre fue intenso y acompañó


prácticamente todo el proceso legal que acompaña a una situación de abuso
sexual infantil. También se intervino en el hogar, la niña tenía grabaciones
con estimulación bilateral que utilizaba cuando manifestaba sentirse
nerviosa.

Hubo momentos en que aparecieron contradicciones de la niña, ella lloraba


diciéndole a su madre que lo que le había contado acerca del abuso de su
padre era mentira. Pero las evidencias físicas sostenían la violencia a la que
había sido sometida. En ese sentido, se trabajó con la madre para que
refuerce a la niña a decir la verdad.

Durante el tratamiento hubo mejoras evidentes pero debido a situaciones


traumáticas hubo regresiones y retraumatizaciónes. Pero al concluir el
proceso judicial, la paciente mejoró notablemente su rendimiento en el
Jardín y luego en la escuela. Desaparecieron las pesadillas, el vértigo, el
miedo al agua, tanto de la bañera como de la pileta, adonde quiso ir para
aprender a nadar. Se ha convertido en una niña muy sociable que se queda a
dormir en casa de amigos y familiares.

Una vez terminado el juicio no fue necesaria ninguna otra intervención ni


tratamiento, salvo algún contacto periódico con la madre de la niña para
interiorizarnos de su estado. Hasta el momento, ella nos manifiesta que a
medida de que su hija que va creciendo está cada vez más fuerte y con un
proceso de maduración realmente envidiable. Queda esperar que esto siga
siendo así.

En este juicio, por primera vez en la historia Argentina, quedó asentado


en las presentaciones la aplicación del EMDR.

Referencias Bibliográficas

Faller, K.C. "Is the Child Victim of Sexual Abuse Telling the Truth?" Child
Abuse and Neglect 8 (1984): 473–481.

Greenwald, R .(1994) Applying eye movemente desensitization and


repreocessing to the treatment of traumatized children: Five case studies,
Anxiety Disorders Practice Journal , pags. 83-97.

Greenwald, R. (1999). Usando EMDR en niños, Buenos Aires, Emdria.

Greenwald, R. (2000).Child Trauma Measures for Research and Practice.


Emdria Institute.

Lovett, J. (2000). La curación del trauma infantil mediante DRMO (EMDR),


Barcelona, Paidós.

Sgroi, S. Porter, F. and Blick, L. "Validation of Child Sexual Abuse," in


S. Sgroi, ed., Handbook of Clinical Intervention in Child Sexual Abuse
(Lexington, MA: Lexington Books, 1982), 59–79.

Shapiro, F . (2001). Eye-Movement Desensitization and Reprocessing: Basic


Principles, Protocols and Procedures. 2° edición, Nueva York, Guilford.

Wilson, J. P. (1994) Assessing Psychological Trauma and PTSD , New York,


The Guilford Press.

Wilson, S., Tinker, R. (1999) Through the Eyes of a Child. EMDR with
Children, USA

Este taller fue revisado y aprobado por el Comité de Estándares de EMDR


Iberoamérica y se le otorgaron 7 créditos de educación continua
(Reconocidos por EMDRIA), necesarios para obtener y/o mantener el
estatus de Terapeuta Certificado o Supervisor Certificado.
Fase1. Historia Clínica
Hablemos con los padres:¿Quiénes éramos antes de ser pareja?

 ¿Quiénes éramos como pareja antes de ser padres de este niño?


 La paternidad y la maternidad como Vocación.
 ¿Quién es nuestro hijo?: Talentos, Dones, historias, viñetas,
anécdotas.
 ¿Y si un problema fuera una necesidad?
 Observar y Escuchar.
 Alentar y Motivar una paternidad /maternidad asertiva y amorosa.

Hablemos con el adolescente o el niño:

 Yo tengo . . .
 Yo hago . . .
 Yo pienso . . .
 Yo siento . . .
 Yo soy . . .
 Yo necesito . . .

Yo deseo . . .

Hablemos del " Temenos "

Instrumento de medición para evaluar Disociación en niños y adolescentes.

Fase 2. Preparación
 Aprender a respirar.
 Mi Cuerpo.
 Mis 5 sentidos.
 Mente y Corazón.
 "Querido yo mismo: "
 Adentro de mí, Afuera de mí.
 Hablemos de sensaciones.
 Hablemos de emociones y sentimientos.
 Hablemos de pensamientos.
 Recursos, Fortalezas, Habilidades, Destrezas, Cualidades.
 Mis espacios favoritos.
 Mis cosas favoritas.
 Mis personajes favoritos.
 Mindfulness.
 ¿Qué es EMDR?
 ¿Para qué sirve la Estimulación Bilateral?
 Abrazo de la Mariposa.
 Lugar seguro.
 Contenedor de Protección.
 Autocuidados.
 Disciplina es amor.

Mis 10 principales:

 Problemas.
 Experiencias desagradables.
 Preocupaciones.
 Pérdidas.

¡Qué difícil ser yo!

¿Qué es un Disparador?

Practico "Flotar al Pasado" y "Puente Afectivo".

Fase 3. Evaluación
¿Cómo armo mi problema para resolverlo? :
I ¿Cómo es mi problema?
C Mi problema me hace tener pensamientos acerca de mí mismo:
Negativo:
Positivo:
Voc: ¿Mi pensamiento positivo lo siento verdadero?
E ¿Lo cual me hace sentir?
Sud: ¿De qué tamaño?
S ¿En qué parte de mi cuerpo?
Lo narro, lo escribo, lo dibujo, lo canto, lo armo, lo expreso en un juego, . . .

Fase 4. Desensibilización
" wu wei : acción a través de la no acción, dejar que las cosas sucedan
"

 Atención Dual.
 Uso de la Frase Integradora.
 Tandas y Pases.
 "Deja que suceda lo que tenga que suceder"
 ¿Qué surgió? . . . Sigue observando.
 Abreacciones: ¿El silencio es una abreacción?
 La señal de parar es PARAR.
 El viaje del Sud del 10 al 0.
 ¿Y si me atoro, qué hago?
 Sud de 1 ecológico es "estar en casa".

Fase 5. Instalación
 Resonancia Psicobiológica.
 ¡Buenas Noticias : "Que rico ser yo"!
 Me acuerdo sin que me duela.
 Ahora estoy preparado para Aprender.
 Hagamos que 7 de Voc tenga Sentido y Significado.

Fase 6. Chequeo Corporal


"Los sonidos de mis emociones los canta mi cuerpo".

 El lenguaje del cuerpo.


 Palabras no habladas.
 Yo soy un buen observador de mí mismo.
 Metáforas para escuchar mi cuerpo.

Fase 7. Cierre
 Está bien si finaliza la sesión y queda trabajo pendiente.
 Inhalo y recibo . . . Exhalo y dejo ir . . .
 Guardo, Cierro y voy a mi Lugar Seguro.
 Mi Diario: lo escribo, lo garabateo, lo lloro, hago música, lo coloreo,
recorto y lo pego, . . .
 Pongo atención y camino despacio.
Fase 8. Reevaluación
 "Hago camino al andar . . . "
 Primero mis LOGROS.
 Creer en mí es un hecho concreto.

Reviso Mi Diario:

 Leamos las hojas en blanco.


 Los mensajes del A S I.

Sigamos trabajando

MANEJO Y TRATAMIENTO PARA LOS


TRAUMAS PSICOLÓGICOS
marzo 15, 2010 — Admin

Traumas Psicológicos y Su Manejo


Psicoterapéutico

Este artículo versa sobre el


manejo psicoterapéutico integral de traumas psicológicos, a través de una
terapia de reprocesamiento llamada Desensibilización y Reprocesamiento
por medio de Movimiento Ocular (DRMO) o Eye Movement Desensitization
and Reprocessing (EMDR, por sus siglas en inglés). Este poderoso método
fue desarrollado desde 1987 por Francine Shapiro, quien a la fecha ha
publicado numerosos artículos y libros sobre el tema, sin embargo, la gran
mayoría de ellos aún no han sido traducidos al español. Mayormente, la base
de este resumen proviene del libro de 440 páginas, traducido al español,
“EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocesssing).
Desensibilización y Reprocesamiento por medio de Movimiento Ocular”,
escrito por la doctora en Psicología Clínica Francine Shapiro.
El tratamiento DRMO pretende transformar elementos traumáticos
(imágenes, pensamientos, emociones y sensaciones corporales) hasta lograr
que sean percibidos de manera positiva o neutra, menos vívidas y menos
válidas.

Ejemplos de traumas a tratar por esta terapia son: violaciones, asaltos,


depresiones de origen psicológico, estrés postraumático, fobias, ansiedades,
pánico, accidentes, interacciones negativas (familiares, laborales, escolares,
etcétera), disfunciones sexuales, adicciones a drogas, compulsiones, dolor
(real y fantasma), duelo, desorden somatoforme, algunos rasgos de
personalidad, etcétera.

Segùn Trejo Parra y colaboradores, se ha intentado utilizar DRMO en otro


tipo de pacientes; aunque aún no puede concluirse con seguridad su
efectividad, los primeros estudios indican que es poca, por ejemplo, en
trastornos alimentarios, de pánico, de ansiedad y fobias.

A pesar de que no hay tantos estudios controlados como en los demás


grupos estudiados, la DRMO se ha encontrado tan eficaz en los niños como
en los adultos y además con mayor rapidez. Actualmente, los terapeutas
utilizan DRMO en niños incluso desde los dos años de edad. Incluso, existe
traducido al español un libro sobre el tratamiento en niños, y se llama “La
curaciòn del trauma infantil mediante DRMO (EMDR)” de Joan Lovett,
editado por Paidòs.

El DRMO es un enfoque integral que retoma aspectos de las siguientes


psicoterapias:

1.-Psicodinámica:
a) Recuerdos negativos de la infancia en la mayoría de casos, b) Abreacción,
c) Tendencia a completar (impulso hacia la salud), d) Simbolismo, e)
Asociación libre, f) Catarsis.
2.-Conductismo:
a) Condicionamientos clásico y operante (reflejos, evasión), b) Técnica de
exposición (pero por poco tiempo), c) Desensibilización (reprocesa sucesos
primarios, estímulos presentes y reacciones negativas del comportamiento
futuro, d) Uso de estímulos de atención dual, e) reforzamiento positivo, e)
generalización de conductas.
3.-Cognitivo-conductual:
a) Técnicas de autocontrol, b) Intervenciones cognitivas, c) Diseminación de
información que elimine mitos, d) Manejo del estrés con técnicas de
relajación y de visualización, e) Uso de las escalas USP y EVC.
4.-Otros enfoques (característicos y/u opcionales):
a) Carl Rogers (centrado en el paciente; el tratamiento debe progresar al
ritmo del paciente), b) William Reich (zonas psicocorporales), c) Gestalt
(experiencial, uso de silla vacía, liberación de emociones, énfasis en el
sentir, etc.), d) PNL (manipulaciones visuales del recuerdo, anclajes,
submodalidades, etcétera), e) Modelo médico (bases neurológicas).

MARCO TEÓRICO DEL DRMO:


El Modelo de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI).

Uno de las principales suposiciones del DRMO es que al activar el


procesamiento del recuerdo traumático éste se desplazará hacia la
información adaptativa que requiere para alcanzar una resolución (cambio en
las imágenes, sentimientos y pensamientos que el paciente asocia con el
trauma).

Stickgold (1998), propuso que el proceso repetitivo de redirigir la atención


durante el tratamiento DRMO induce cambios en la activación regional del
cerebro y en la neuromodulación, similares a aquellos producidos durante la
etapa REM del sueño. Asimismo, se logra la respuesta de relajación y la
sincronización hemisférica, ya que al activar alternativamente ambos
hemisferios cerebrales, se puede inducir el procesamiento de información
integrativa. Los patrones de atención en el recuerdo se traslapan con los
patrones producidos por los movimientos oculares, ocasionando que el
recuerdo se procese disfuncionalmente.

La facilidad comparativa con la que los pacientes logran manejar el


procesamiento DRMO quizá se deba a la atención que presta el terapeuta
tanto al monitoreo como a mantener la atención dual del paciente. Esto
contrasta claramente con la intensidad de las abreacciones inducidas por
medio del hipnotismo. Las comparaciones clínicas de ambos estados indican
que el procesamiento DRMO resulta mucho menos perturbador para el
paciente.

Los pacientes pueden evocar la información disfuncional al alinear los


aspectos primarios del recuerdo traumático y enfocando su atención en la
imagen, en la cognición negativa y en las sensaciones físicas. Esta
información específica sobre el estado del paciente será vinculada, en lo
subsecuente, a la información emocionalmente correctiva por medio de la
cognición positiva.
Es importante que los terapeutas recuerden que el método DRMO no será el
adecuado para cualquier paciente de una población clínica dada. Se piensa
que las psicopatologías de origen orgánico o bioquímico no pueden resolverse
del todo por medio de un tratamiento con base en los procedimientos
DRMO. Por lo mismo, parece altamente improbable que este método sea
considerado el más propicio para curar psicosis activas o depresiones
puramente endógenas. Sin embargo, es importante afirmar que los
diagnósticos no son tan importantes como las evaluaciones individuales. En el
caso de cualquier paciente, los factores experienciales que contribuyen a la
disfunción posiblemente sean receptivos al tratamiento DRMO, aún cuando
no sea así en el caso de otros factores de la patología.

ELEMENTOS DEL MÉTODO DRMO

1.-BLANCO
Un blanco es un recuerdo específico o la imagen de un sueño: una persona;
un suceso; ya sea real, imaginado o proyectado; o algún aspecto de la
experiencia: un sonido, un olor, un sabor, una sensación corporal o una
cognición/pensamiento.

Metafóricamente, cuando destapamos el sistema PAI, permitimos que el


tren se desplace libre en su recorrido, manteniéndonos lejos de los rieles
para no interrumpir ni hacer más lento el viaje.

Para prevenir respuestas abreactivas intensas hay que cuidar el lugar, el


historial clínico, que no sea peligroso para la salud del paciente, seguridad
en el lugar para proporcionarle primeros auxilios, etcétera.

Más que el diagnóstico es importante identificar las experiencias tempranas


que generan los síntomas, las características y las conductas disfuncionales
que padece el paciente.

La aplicación exitosa del DRMO a una variedad de desórdenes que derivaron


evidentemente de experiencias vividas sugiere que quizá este método
también sirva para disminuir la contribución de experiencias vitales
angustiantes en el inicio de trastornos clínicos más graves, como
esquizofrenia, trastorno bipolar y otros.

El DRMO no genera recuerdos retrospectivos (flashbacks) completos, ya


que al paciente se le instruye a mantener un enfoque dual recordando
concientemente el recuerdo perturbador del pasado, al tiempo que se
resguarda en la seguridad del momento presente. Esto lo puede lograr
también por medio de tareas duales: concentrando su atención en el
recuerdo que es blanco del tratamiento y siguiendo el desplazamiento de los
dedos del clínico.

El DRMO se diferencia de la terapia de desensibilización de exposición


directa (anegamiento o flooding) en que ésta última forza al paciente en
varias sesiones a revivir recuerdos traumáticos con periodos de ansiedad
excesivos, generando flashbacks completos, hasta disminuir dicho grado. En
cambio, en el DRMO el nivel de angustia es mucho menor y por menos
tiempo, debido a la rapidez de la efectividad del método y la característica
de mantener consciente y distraído al paciente al mantenerlo enfocado en
los estímulos duales.

Las lecturas EEG (Electroencefalogramas) indican que los pacientes del


método DRMO no se encuentran en un estado hipnótico, siendo claro que el
85% de éxito del método DRMO en el tratamiento del Estrés Postraumático
sobrepasa los efectos que pudieran alcanzarse con un tratamiento basado
en la hipnosis.

Un blanco puede tener varios canales asociativos. Un tratamiento exitoso de


DRMO generaliza el beneficio a toda la neurored.

2.-PROCESAMIENTO

El procesamiento implica una transmutación del material disfuncional (en


forma de imágenes, sonidos, olores o sabores; emociones, cogniciones y
sensaciones corporales) y la vinculación gradual con información adecuada,
útil, que procure en el paciente un sentimiento de crecimiento personal.

DRMO también puede enfocar activamente un suceso que represente al


grupúsculo de varios traumas, lo cual permite generalizar.

Se instruye a los pacientes a simplemente darse cuenta de sus experiencias


internas (libre asociación), de preferencia que lo hagan con los ojos
cerrados para que obtengan mayor concentración, y se les pregunta “¿qué
obtienes ahora?” al final de cada serie de movimientos oculares, lo cual,
automáticamente, aporta nuevos fragmentos de información. También, se
les instruye a que sean “testigos” de sus recuerdos, dándole las
instrucciones de “dejar que suceda lo que debe suceder” y de sólo “darse
cuenta” del trauma y demás trastornos. Estas instrucciones parecen crear
un sentimiento de seguridad en el paciente y permiten que los procesos
internos se desarrollen sin interferencia alguna. De hecho, cultivar la
posición de observador (“testigo”) estabilizado dentro del tratamiento
DRMO atañe a una variedad de prácticas orientales de meditación.
Posiblemente, la efectividad del DRMO deriva de su capacidad de evocar un
equilibrio perfecto entre la experimentación de trastornos emocionales y la
capacidad de alcanzar una posición de “observador” no evaluativo respecto a
la emoción y al flujo de asociaciones somáticas, afectivas, cognitivas y
sensoriales que suelen aflorar cuando esta posición es mantenida
continuamente durante 30 segundos o durante varios minutos a la vez, sin
interrupciones de parte del terapeuta u ocasionadas por un nivel excesivo
de excitación emotiva.

Una interpretación obvia del papel que ejercen los movimientos oculares es
que distraen al paciente de su propio trauma. De acuerdo con Dyck (1993),
tal supuesta distracción provoca el descondicionamiento debido a que el
paciente es incapaz de concentrar su atención en la imagen traumática, es
decir, la distracción impide que el material traumático se vea reforzado por
el estado previo de ansiedad anticipada.

A veces el paciente tiene síntomas pero no recuerda la imagen del trauma.


Aquí hay que procurar no interpretar y no forzar al paciente. A medida que
la información es procesada, es posible que aflore a la conciencia, aunque
también es posible que no aflore nunca. Por eso, hay que procurar enfocar el
DRMO en las emociones, sentimientos y sensaciones corporales asociadas al
trauma. Siendo importante que sea el paciente quien ponga nombre a la
emoción.

No importa si la imagen es borrosa o fragmentada; la meta es establecer un


vínculo conciencia-región cerebral donde se guarda el trauma.

3.-COGNICIÓN

Aunque el término cognición a menudo ha sido empleado para definir todas


las representaciones conscientes de la experiencia, en el método DRMO se
usa para significar una creencia o una evaluación. Por lo tanto, la cognición
representa la interpretación actual que el paciente hace de su ser y no
constituye una mera descripción.

La cognición negativa (pensamiento negativo) es una declaración que exprese


la creencia negativa subyacente o la evaluación de sí mismo en cuanto a
inadaptación junto a la imagen. Representa una interpretación que hace el
paciente en el presente sobre su ser y no es una mera descripción. Deben
estar formuladas en primera persona para que incorpore un locus de control
interno. Hay que descartar las frases declaradas en pasado y en futuro.
Además, el paciente calificará visceralmente esta cognición con la escala
USP.

Las cogniciones negativas girarán en torno de las categorías responsabilidad


(por ejemplo: soy una mala persona; merezco sólo lo peor; soy tonto; debí
haber hecho algo; cometí un error), seguridad/vulnerabilidad (por ejemplo:
me encuentro en peligro; desconfío de todos; soy muy inseguro; nadie me
quiere), control/decisiones (por ejemplo: estoy descontrolado; soy débil;
nunca conseguiré lo que deseo).

Ejemplos de declaraciones negativas incorrectas:


Me sentí indefensa. Tuve mucho miedo. Me ví sucia. Me sentí mal.
Ejemplos de declaraciones negativas correctas:
Me siento indefensa. Tengo mucho miedo. Siento mucho miedo. Soy un ser
sucio. Me siento sucia. Me siento mal.

La cognición positiva. Hay que identificar la cognición más deseada y que la


califique visceralmente con la escala EVC. Representa una interpretación
que hace el paciente en el presente sobre su ser y no es una mera
descripción. Hay que descartar las frases declaradas en pasado y en futuro.
Deben estar formuladas en primera persona para que incorpore un locus de
control interno.

Ejemplos de declaraciones positivas incorrectas:


Él me amará. Es inútil recordar eso. Soy digna de recibir amor. Nunca más
me sentiré mal.
Ejemplos de declaraciones positivas correctas:
Soy capaz de amar y de hacer mi mejor esfuerzo por conquistarlo. Aprendí
algo de todo esto.
Puedo confiar en mí misma. Confío en mí misma. Puedo manejar la situación.

4.-ESCALA DE UNIDADES SUBJETIVAS DE PERTURBACIÓN (USP)

Esta escala está compuesta por unidades enteras que van del cero al diez.
Donde el cero representa intensidad neutral, el cinco significa que más o
menos siente perturbación y el diez equivale al más alto grado de ansiedad
posible (Wolpe, 1990). Cualquier respuesta disociativa inapropiada, ya sea
una reacción exagerada o una reacción ínfima respecto a un trauma, es un
blanco para el DRMO. Se sugiere reprocesar sólo los sucesos que el paciente
califique con un USP de 5 ó más.

5.-ESCALA DE VALIDEZ DE COGNICIÓN (EVC)


Escala de diferencial semántica, el uno representa un concepto
“completamente falso” y el 7 significa que el concepto es “completamente
verdadero”. Instar al paciente a que enjuicie con sus sentimientos y no con
su intelecto.

6.-SENTIMIENTOS/EMOCIONES NEGATIVAS:
El paciente en ocasiones no sabe expresar o nombrar sus emociones
negativas. Algunas de estas son: miedo, tristeza, ira (enojo), dolor,
frustración, inseguridad, impotencia, duelo, descontrol, imposibilidad de
escoger, inadecuación, culpabilidad, abandono, incapacidad de tomar
decisiones, indefensión, sufrimiento.

7.-ABREACCIÓN

El método DRMO define la abreacción simplemente como el efecto de re-


experimentar el recuerdo estimulado a un elevado nivel de perturbación, es
decir, con una fuerte emocionalidad. Durante una abreacción, las emociones
y las sensaciones físicas son particularmente fuertes, quizá tan fuertes
como lo fueron durante el suceso original. Sin embargo, el método DRMO no
genera flashbacks completos ya que el terapeuta ayuda al paciente a
sostener un foco dual, obligándolo a permanecer consciente del suceso
perturbador del pasado y, al mismo tiempo, a permanecer firmemente
anclado en la seguridad del presente.

Cualquier terapeuta que sienta desagrado por las respuestas emocionales


fuertes no deberá emplear el método DRMO.
Pautas para propiciar una abreacción:

1.-El tratamiento DRMO no provoca la angustia que experimenta el paciente;


simplemente ayuda a liberarla.
2.-Una abreacción tiene un principio, una etapa intermedia y un final. Y en el
DRMO el procesamiento de abreacciones se da a un ritmo acelerado.
3.-En la mayoría de los casos, la abreacción ocurre al mismo tiempo que se
produce la información.
4.-El terapeuta tendrá que mantener una actitud de compasión objetiva en
relación con el paciente. Como diría la psicoterapeuta mexicana Cristina
Tena: “hay que estar con el paciente, no como el paciente”. Algunos
terapeutas versados en la hipnosis o en imaginería guiada se preparan a sí
mismos para enfrentar sesiones intensas al visualizar al paciente como un
ser rodeado de una “luz curativa” y a sí mismos rodeados por una protectora
“burbuja dorada”.
5.-Con el fin de incrementar la sensación de seguridad del paciente, siga la
regla “tratar a los demás como quieras que te traten”. Brindar seguridad al
paciente hablándole en un tono de voz tranquilizador y que sienta el apoyo.
Por otra parte, ya que los pacientes pueden observar las reacciones del
terapeuta con su visión periférica, éste deberá mantener una expresión de
calma y de apoyo compasivo a lo largo del procesamiento, ya que cualquier
indicio no verbal de miedo, asco o disgusto por parte de él puede crear
inseguridad en el paciente y limitar severamente su capacidad para
completar el procesamiento.
6.-Antes de iniciar el tratamiento, se debe avisar al paciente que no corre
ningún riesgo en el presente. Explicarle con metáforas esto.
7.-Es vital que el terapeuta sepa interpretar las señales no verbales del
paciente (cambios en el movimiento ocular, en la tensión facial, en la postura
corporal, en el ritmo de la respiración o en el color que adquiere el rostro
del paciente) para determinar si la información perturbadora ha alcanzado
un nuevo plano o estrato y entonces pueda concluir la serie. Ahora, a pesar
de que las señales no verbales nos indican nuevos niveles o planos, el
terapeuta no deberá detener la serie inmediatamente. Tal parece que los
niveles nuevos se manifiestan físicamente aún antes de que los pacientes
puedan realizar la conexión consciente/cognitiva. Por lo tanto, se deberá
continuar con la serie durante 5 ó 10 segundos más después de notar un
cambio en la expresión facial, para permitir que la información se integre.
8.-Las señales no verbales también deberán ser usadas para evaluar el
tiempo que media entre cada serie. Las siguientes razones fundamentan la
estimulación en series, en vez de aplicar una secuencia continua:
a.-Para proporcionar una oportunidad al paciente brindar una
retroalimentación; es decir, evaluar si realmente se ha llevado a cabo un
procesamiento real.
b.-Para permitir que el paciente integre la información nueva a nivel verbal y
conciente.
c.-Para permitir que el paciente experimente revelaciones nuevas, que
compartirá con el terapeuta.
d.-Para reorientar al paciente, de manera que tenga conciencia de estar
viviendo en el presente y, por lo tanto, que no corre ningún peligro.
e.-Para proporcionarle al paciente un momento de descanso, de manera que
pueda soportar la estimulación física de una respuesta abreactiva.
f.-Para reforzar la noción de que el paciente es superior a la abreacción y
que es capaz de controlarla por medio de su capacidad de entrar y salir a
voluntad de cualquier estado perturbador.
g.-Para asegurar al paciente que el terapeuta continuará brindándole su
apoyo.
h.-Para permitir que el terapeuta juzgue si son necesarias más
intervenciones terapéuticas.
9.-El terapeuta debe reforzar el enfoque dual de atención del paciente.
Recordar a los pacientes que deben permanecer atentos a la información
que está siendo procesada internamente al tiempo que prestan atención a
los distintos estímulos que les presenta el terapeuta. Muchos pacientes no
son capaces de sostener plenamente los movimientos oculares bilaterales
durante una perturbación de gran magnitud y pueden perder el ritmo si el
terapeuta intenta acelerar los movimientos. También, se puede cambiar al
azar la dirección de los movimientos oculares, de una serie a otra (pero no
dentro de una sola serie).
10.-Durante la abreacción, los terapeutas deberán tratar un sentimiento de
disociación de la misma manera en que tratarían cualquier otra capa de
emoción que se presente para ser metabolizada. Durante un procesamiento
DRMO, el terapeuta deberá razonar la verdadera naturaleza de la
disociación aparente como una de las siguientes posibilidades: (a) la vieja
sensación de disociación que surge del recuerdo que constituye el blanco del
tratamiento y que será metabolizado por las series; (b) una nueva
disociación que está siendo detonada porque el paciente ha ido demasiado
lejos; o (c) una disociación que es el producto de un desorden disociativo aún
no diagnosticado.
Para las dos últimas posibilidades disociativas, antiterapéuticas, se debieron
haber realizado esfuerzos para que no aparecieran. Si continúan
apareciendo, el terapeuta deberá detener el procesamiento inmediatamente
y llevar a cabo acciones correctivas. Sin embargo, si el problema lo
constituye la vieja disociación, el terapeuta deberá pedirle al paciente que
perciba sensaciones físicas relevantes y su sensación de disociación y
tendrá que ayudarle a permanecer en el presente mientras el procesamiento
sigue su curso. Esto se puede lograr al (a) decir frases como “permanece
conmigo” o “tú te encuentras seguro ahora”; (b) empleando sonidos
repetitivos como “sí, sí”, al unísono con movimientos de los dedos para
facilitar un movimiento ocular obligado; (c) pedirle al paciente que golpee
sobre los brazos de la silla al unísono con el movimiento ocular; y (d) pedir al
paciente que relate qué está ocurriendo en el recuerdo que está siendo
procesado mientras realiza los movimientos oculares.
11.-Los terapeutas pueden tratar de disminuir la perturbación que sufre el
paciente al invitarlo a participar en ciertas manipulaciones visuales del
recuerdo que constituye el blanco del tratamiento. Algunas estrategias que
el terapeuta puede emplear para distanciar emocionalmente al paciente del
suceso original incluyen pedir al paciente: (a) que convierta el recuerdo en
foto fija, (b) que convierta el recuerdo en una videocinta en blanco y negro,
(c) que imagine al niño-víctima tomando la mano de su propio ser adulto, (d)
que coloque un muro protectivo de vidrio entre su propio ser y el abusador,
quien es colocado a una gran distancia. Ya que el procesamiento continúa en
este último caso, lentamente se atrae el abusador hacia la víctima, mientras
el muro de vidrio permanece en su sitio (Wolpe y Abrams, 1991).
12.-Con el fin de asegurar la mayor estabilidad emocional posible, el
terapeuta deberá alentar a los pacientes a realizar los arreglos necesarios
para la sesión en curso o para cuando ésta termine. Por ejemplo, muchos
pacientes prefieren que (a) un ser amado los recoja después de la sesión, o
(b) traigan consigo a la sesión un objeto especial –como un libro, un objeto
religioso, un muñeco de peluche o un talismán- para que les proporcione una
mayor sensación de seguridad. No se aconseja traer mascotas, ya que
pueden ocasionar interrupciones en el procesamiento, en especial si sienten
que el paciente está sufriendo. Generalmente, no conviene la presencia de
otras personas durante la sesión de procesamiento debido a la posibilidad
que el paciente se distraiga, que ocurra una ruptura terapéutica o que se
presenten dinámicas que no ayuden al tratamiento.

A fin de brindarle seguridad al paciente durante un procesamiento


perturbador, el terapeuta deberá mantener libre una mano de manera que el
paciente pueda tomarla en caso de que necesitara establecer una mayor
conexión. Sin embargo, se aconseja al terapeuta no tomar la mano del
paciente ni tocarlo durante una abreacción, ya que tales actos podrían
alimentar la sensación de violación ocasionada por el perpetrador o por el
trauma mismo. Resulta distinto permanecer accesible a los deseos
expresados por el paciente que inmiscuirse por la fuerza, pues esto último
podría conducir a un retraumatizamiento.

Si durante un abreacción se han intentado todas las sugerencias anteriores


y a pesar de todo no ha habido mejora, el terapeuta que apenas inicia en el
método DRMO deberá emplear el ejercicio “lugar seguro” o uno de los
procedimientos de clausura para liberar al paciente del procesamiento.

LAS 8 FASES DEL DRMO

1.-Historial clínico y planificación del tratamiento.


2.-Preparación.
3.-Evaluación.
4.-Desensibilización.
5.-Instalación.
6.-Exploración del cuerpo.
7.-Fin del tratamiento y clausura.
8.-Reevaluación.
1.-HISTORIAL CLÍNICO Y PLANIFICACIÓN DEL TRATAMIENTO.

Hay que evaluar los factores para proporcionar seguridad al paciente y para
saber si es elegible para recibir DRMO. Hay que descartar a los pacientes
que presenten los siguientes problemas: cardiacos, respiratorios, psicóticos,
incapaces de manejar emociones perturbadoras, y limitados por fuertes
distractores (de tipo laboral, familiar, personal, edad, enfermedad grave).

Hay que realizar un panorama clínico donde se incluyan conductas


disfuncionales, sus síntomas y características.
También, hallar los blancos: sucesos imaginarios, detonadores actuales,
conductas y actiudes positivas para usarlas en su conducta futura.

1.1 FACTORES DE SEGURIDAD PARA EL PACIENTE

-Instruir al paciente a que sea sincero y honesto al contar los detalles de su


historial al terapeuta.
-Sondear que estén dispuestos a experimentar y soportar la resignificación
del trauma, ya que se ha reportado que los pacientes corren el peligro de
tener ideaciones suicidas o de intentar el suicidio cuando se sienten
perturbados pero no le avisan al terapeuta.
-Los pacientes con un historial de maltrato severo deberán ser objeto de
cuidadoso estudio antes de iniciar el DRMO, porque les resultan
problemáticos los asuntos relacionados con la seguridad y la confianza.
-Se debe determinar si el paciente muestra alguno de los signos siguientes.
En todo caso, la presencia de cualquiera de ellos deberá implicar que un
experto –y no un principiante- en el uso del método DRMO aplique el
tratamiento: (1) una automutilación continua; (2) intentos suicidas u
homicidas activos; (3) flashbacks incontrolables; (4) cambios rápidos a
personalidades múltiples; (5) edad avanzada o fragilidad física; (6) una
enfermedad terminal; (7) la necesidad de ajustar continuamente los
medicamentos; (8) relaciones actuales en que el paciente sufre de continuas
agresiones y abusos; (9) psicopatología extrema de personalidad, en especial
los desórdenes graves de narcisismo, sociopatía o esquizofrenia, y (10)
diagnósticos duales serios tales como la esquizofrenia o el consumo de
drogas.
-Si, a pesar de intentar capacitársele, el paciente no es capaz de relajarse o
autocontrolarse entre sesiones entonces suspender el tratamiento.
-Si el paciente está viviendo fuertes crisis familiares, profesionales,
financieras o de pareja entonces no se recomienda usar el tratamiento.
-Es importante determinar cuáles recuerdos traumáticos son los que
originan la disfunción actual, mientras los problemas del presente son
atendidos con planes terapéuticos apropiados.
-Los pacientes deben ser capaces de sostenerse psicológicamente ellos
mismos o contar con el apoyo de soportes vitales (pareja, familiares, amigos,
figuras religiosas) para cuando les surja alguna perturbación.
-Hay que ser cuidadoso con el estado de salud del paciente y, si fuera
necesario, consultar a un médico sobre embarazo, problemas cardiacos,
disociativos, psicóticos, oculares y respiratorios que puedan interferir en el
tratamiento de los traumas.
-Existen traumas muy fuertes que requieren ser tratados en ambientes
protegidos (hospital, pabellón psiquiátrico, consultorio médico y con
medicamentos al alcance), son los casos de algunos esquizofrénicos, adictos
a drogas, experiencias cercanas a la muerte, discapacidades físicas,
tendencias suicidas, torturas, personalidad límite o borderline, y cuando no
tienen soportes vitales.
-Los pacientes con daño neurológico son resistentes y a veces dan
respuestas anormales, por lo que en ocasiones es necesario suspender la
sesión o pedir la opinión de un médico o de un psiquiatra.
-Los epilépticos han mostrado recuperarse e incluso prevenir ataques al
usar los movimientos oculares. Se les debe prevenir que pudieran tener
algún ataque entre o en las sesiones DRMO.
-Es importante señalar que si un terapeuta insiste en aplicar movimientos
oculares a un paciente que tiene problemas en los ojos lo puede dañar más.
Si sospechamos que tiene algún problema ocular haya que canalizarlo con un
oftalmólogo para que éste determine la capacidad física del paciente para
realizar este tipo de movimientos oculares y valorar cuán aconsejable es su
uso. Por ejemplo, se desaconseja usar los movimientos oculares (pero sí usar
estímulos alternativos) cuando el paciente usa lentes -anteojos- o lentes de
contacto. Así que por ninguna razón y bajo ninguna circunstancia se deben
continuar los movimientos oculares si el paciente reporta dolor ocular.
-Con farmacodependientes es mejor usar estímulos alternativos como
golpeteos en objetos, palmadas bilaterales, sonidos, tronidos de dedos,
etcétera. Ya que al usar movimientos oculares se ha visto agitaciones en
pacientes con historial de adicción a cocaína, crack –piedra- y anfetaminas
(ice, entre otras). Además, con los drogadictos es mejor contar con el apoyo
simultáneo o anterior de programas de rehabilitación de alguna institución,
para que de manera integral existan más posibilidades de éxito en la
aplicación de DRMO.
-Algunos pacientes prefieren iniciar el tratamiento después de los
requerimientos legales, porque algunos detalles del delito se borran o se
transforman.
-A los pacientes se les debe ofrecer estrategias alternativas para poder
expresarse, sobre todo cuando insisten en permanecer en un ambiente
peligroso. Por eso es preferible que el paciente evite las relaciones
disfuncionales cuando ya inició el DRMO. Y por eso es complicado tratar a
pacientes dentro de cárceles y grupos cerrados como ejércitos.
-Hay que tener especial cuidado al evaluar las posibles consecuencias
positivas (ganancias secundarias), las necesidades o los problemas de
identidad del cliente. Las víctimas de abuso sexual también temen perder la
propia identidad ante un grupo de personas que han sufrido las mismas
consecuencias. Se recomienda que para el historial clínico se realice una o
más sesiones de 50 minutos como mínimo. Y la aplicación del DRMO en
sesiones de 90 minutos.
-Si, por ejemplo, el paciente está a punto de realizar un viaje fuera de la
ciudad o tomará vacaciones, por ningún motivo deberá iniciarse el
reprocesamiento de un trauma importante.
-Los terapeutas deberán explicar a los pacientes que el método DRMO
puede implicar un trabajo emocionalmente intenso y que no se deben
programar citas importantes o sesiones largas de trabajo inmediatamente
después de una sesión de tratamiento. Además de que la visualización que se
emplea para clausurar una sesión sobre un trauma puede ocasionar
desorientación temporal.
-Independientemente de la duración de la sesión, bajo ninguna circunstancia
debe el paciente abandonar el consultorio durante o inmediatamente
después de una abreacción no resuelta.
-El horario de las citas debe ajustarse a las necesidades específicas del
paciente. Por ejemplo, los pacientes que tienen grandes responsabilidades
en el trabajo deberán ser citados al final del día laboral o al final de la
semana, en vez de al inicio, debido a que es posible que no se sientan
capaces de regresar a una situación en la que viven bajo una fuerte presión.
-Aunque se recomienda una sesión por semana, para así darle al paciente la
oportunidad de integrar el material que ha sido procesado y para identificar
nuevos blancos, algunos pacientes necesitarán dos citas por semana. Éste es
el caso cuando afloran muchos nuevos recuerdos perturbadores o cuando el
paciente sufre de un estado de extrema angustia debido a una sesión
incompleta que, aunada a su baja autoestima, corre el riesgo de que piense
en el suicidio.
-Hasta ahora, en cuanto a uso de medicamentos, sólo las benzodiazepinas
reducen la eficacia del tratamiento DRMO en algunos pacientes. Así que es
importante que si se detecta que al momento del tratamiento el paciente
está consumiendo este tipo de medicamento hay que procurar que lo
disminuya o lo retire. Inclusive, en ocasiones es necesario reprocesar
nuevamente los traumas cuando el paciente ha dejado de tomar
medicamento.
-El DRMO no se recomienda aplicarlo en pacientes con desórdenes
disociativos de identidad o personalidad múltiple.
-Nunca debe implementarse el procesamiento DRMO si no se cuenta con las
siguientes condiciones: si no se tiene el historial clínico del paciente; si no
existe empatía con el paciente o si no hay comodidad en éste; si no se ha
proyectado un plan de tratamiento; si no existen recursos adecuados que
garanticen la seguridad del paciente por si éste sufre agitaciones,
convulsiones o grita.
-En muchas ocasiones, se puede ayudar a un paciente sumamente
sugestionable a que vuelva a asociarse. Esto se logra al pedirle que tome
conciencia de sus pies o que imagine un cordón que conecta su columna
vertebral con el centro de la Tierra.

En todos los casos: (1) primero se debe lograr una estabilización del
paciente; (2) para el procesamiento inicial, no se deberán seleccionar
recuerdos anteriores a los cuatro o cinco años de edad; (3) los sucesos de la
infancia deberán ser atendidos antes que los recuerdos de la adolescencia o
de la edad adulta, ya que son ellos los que alimentan los recuerdos
subsecuentes; (4) los fragmentos de recuerdos, especialmente aquellos que
almacenan síntomas somatosensoriales, deberán ser procesados hasta
después de haber completado todos los recuerdos contenidos; (5) para
alcanzar un tratamiento completo y estable, el resto de los sucesos del
pasado, así como la segunda vertiente –el presente- y la tercera vertiente –
el futuro- del protocolo deberán ser completados.

2.-PREPARACIÓN.

Si el paciente ya fue seleccionado se le explica detalladamente el DRMO –


con términos sencillos usando metáforas y comparaciones para explicar lo
complejo-, los efectos y el afrontamiento de lo perturbador que saldrá
durante y después de las sesiones para que el paciente programe a
conciencia sus compromisos sociales o de otra índole mucho después de salir
de la sesión, no inmediatamente. Hay que prestar atención a las dudas,
preocupaciones y necesidades emotivas del paciente. Capacitarlo para que
use técnicas de relajación y de visualización (incluyendo audiocintas o cd,
por ejemplo, de Brian Weiss, Francisco j. Ángel del Real; Konicov; José
Fagoaga) para que los aplique antes y entre sesiones y combata alteraciones
de desesperanza, impotencia, vulnerabilidad y otras cuando no esté el
terapeuta, ya que el paciente podría experimentar a nivel conciente o
inconciente incomodidades o desencadenar imágenes y emociones
perturbadoras, porque fuera de la sesiones el procesamiento de la
información continúa, aunque a un ritmo más lento.

También hay que formular un plan de acción para atender cualquier situación
relativa a las ganancias secundarias que podrían impedir que el tratamiento
surta efecto. Como cualquier otro tratamiento psicoterapéutico, el método
DRMO deberá ser intercalado con técnicas clínicas, pero no debe
sustituirlas.

Hay que relajar al paciente, preparar el lugar para lograr comodidad y


seguridad. E investigar qué deberá abandonar o confrontar el paciente si se
logra curar el trauma.
Si existen dudas deberán ser atendidas antes de iniciar el reprocesameinto
del trauma. También se puede hacer un plan de acción con conductas
específicas como buscar un nuevo trabajo o lugar para vivir. Si las ganancias
secundarias se acompañan de baja autoestima o por miedos irracionales
estos deberán ser los primeros blancos del reprocesamiento. Hasta que no
sean resueltos dichos temores, no se podrá esperar ningún otro efecto
terapéutico.

Resulta útil la metáfora de la patología del paciente como una tabla que ha
sido atornillada encima de él. La labor del terapeuta será retirar dicha
tabla, con el fin de brindar al paciente un espacio para desarrollarse. En vez
de golpear la tabla despiadadamente con un martillo, resulta más adecuado
identificar cuáles son los tornillos que deberán ser aflojados. Por así
decirlo, el método DRMO funge las veces de una herramienta poderosa que
nos permitirá aflojar esos tornillos más rápidamente.

El tratamiento DRMO deberá incluir un enfoque secuencial de las


experiencias primordiales del pasado, las situaciones actuales que estimulan
la disfunción y las conductas alternativas que pueden ser empleadas en el
futuro para cumplir con las metas de la terapia.

2.1. Pautas básicas para delinear el problema.

A.-Síntomas:
¿Cuáles son las conductas disfuncionales, las emociones y las cogniciones
negativas que prevalecen en la actualidad? ¿Cuáles son los síntomas
específicos tales como recuerdos del pasado insertos en el presente
(flashbacks), pensamientos intrusivos y ataques de pánico? ¿Cuáles son los
detonadores actuales y cuál su frecuencia, su duración, su localización y
otras características?
B.-Duración:
¿Durante cuánto tiempo ha sido obvia esta patología? ¿Cómo se ha
transformado a lo largo del tiempo? ¿Qué alteraciones han ocurrido en los
factores que contribuyen a la patología?
C.-Causa inicial:
¿Cuál fue el suceso original o el suceso principal más perturbador que
representa la génesis de dicha disfunción? ¿Cuáles fueron las circunstancias
–incluidos factores interaccionales, sociales o de sistemas familiares- que
prevalecían durante el momento de ese primer suceso? Resulta útil
preguntar: ¿Cuándo fue la primera vez que usted recuerda haber sentido
esto mismo?
D.-Sucesos adicionales del pasado:
¿Qué otros incidentes han resultado instrumentales en influenciar o
reforzar dicha patología? ¿Qué otras variables significativas existen?
¿Quiénes son los principales participantes? ¿Qué categorías de
participantes, respuestas inadaptativas, cogniciones negativas, etcétera,
son aparentes? ¿Cómo podrían ser agrupados los sucesos con el fin de
maximizar la generalización de los efectos del tratamiento? A los pacientes
se les puede pedir que identifiquen cuáles son los 10 recuerdos más
perturbadores de su vida. Generalmente, esto ayudará a definir los tipos de
cogniciones negativas y experiencias negativas que tendrán que ser
atendidas por el terapeuta.
E.- Otras quejas:
Qué otras dificultades encuentra? Qué otras disfunciones en otras áreas
pueden estar ocultas tras de la presentación principal?
F.-Limitaciones actuales:
Cómo se ve afectado el paciente actualmente? Qué emociones o conductas
disfuncionales se obtienen como resultado? Qué acciones es incapaz de
asumir el paciente? Qué asuntos de sistemas –familiares primarios o
secundarios, laborales u otros- necesitan ser tratados?
F.-Estado deseado:
Cómo preferiría actuar, aparecer, sentir, y creer dicho paciente? Qué,
específicamente, es lo que impide que esto se lleve a cabo? Cuáles son las
consecuencias potenciales de un tratamiento eficaz? Cuáles son las
experiencias positivas del historial de dicho paciente?

Ya que ha pasado tiempo desde que al paciente se le dio una explicación


inicial sobre el tratamiento en la fase preparatoria, quizá valga la pena
recordarle a este algunas cosas. El terapeuta deberá mantenerse alerta
ante cualquier signo de confusión o titubeo en el paciente. Un recordatorio
podría ser el siguiente: “Recuerde, es su propio cerebro el que realiza la
sanación y es usted quien tiene control de la situación. Le voy a pedir que
centre su atención en el trauma elegido –el blanco- y siga mis dedos con sus
ojos. Sólo deje que suceda lo que tiene que suceder, y hablaremos al final de
la serie. Sólo dígame que le viene a la mente y no descarte nada por
considerarlo poco importante. Cualquier información nueva está conectada
de alguna manera con el objetivo principal. Si quiere detener el
procesamiento, sólo necesita levantar la mano”.

El terapeuta deberá entonces pedir al paciente que mantenga la imagen en


su mente, junto con la cognición negativa y la conciencia de la sensación
corporal. Por ejemplo, el terapeuta podría decir: “Enfoque la imagen y la
frase negativa –decírsela- e identifique en qué parte de su cuerpo la siente.
Ahora, siga mis dedos con sus ojos”. Metafóricamente hablando, esto
equivale a dirigir tres rayos láser contra el material que ha sido almacenado
disfuncionalmente, intensificando el nivel de respuesta y estableciendo un
vínculo inicial con el recuerdo traumático, surgiendo nuevas imágenes,
pensamienos y sentimientos. Después de la primera serie de 24 movimientos
oculares, generalmente no se usará nuevamente la cognición negativa
durante el procesamiento, salvo excepciones. Igualmente, el paciente no
tendrá que aferrarse a la imagen inicial.

Los terapeutas recompensarán sutilmente el esfuerzo del paciente al


pronunciar suavemente la palabra “bien” durante la serie. A menudo, esto
brinda seguridad a pacientes que no están del todo seguros de estar
haciéndolo correctamente. Al final de la serie, el terapeuta dice:
“descanse/olvídelo/bórrelo y respire profundamente”. Para borrarlo, se les
indica correr una cortina sobre el material, asegurándose que lo hagan con
los ojos abiertos. Con el fin de estrechar el vínculo, es posible que el
terapeuta desee inhalar y exhalar al unísono con el paciente al final de cada
serie. Cuando parezca que el paciente ya está listo, se le deberá restablecer
el contacto y decir: “¿qué es lo que obtiene ahora al recordar el trauma, qué
imagen se le vino a la mente o qué cambios?”. Si se indica un cambio
significativo en cualquier aspecto de la información, en la siguiente serie se
deberá seguir la misma dirección al realizar los movimientos oculares. Si no
se da ningún cambio, se tendrá que intentar una nueva dirección en los
movimientos oculares.

Resulta útil que el terapeuta ponga a prueba los movimientos oculares con el
paciente, experimentando diferentes velocidades, distancias y direcciones,
para verificar molestias o comodidades. La dirección que el paciente siente
más cómoda es a menudo la que mejores efectos ofrece durante la fase de
procesamiento. También, hay que pedirle al paciente que si necesita detener
el procesamiento, puede ejercer la señal acordada entre ambos, por
ejemplo, levantar la mano o girar la cabeza. Esto brinda al paciente un mayor
sentido de control, seguridad y consuelo. Resultaría antiterapéutico ignorar
la señal dada por el paciente, quizá ocasionando una ruptura permanente de
la confianza.

Cuando después de haber intentado con 3 direcciones de movimientos


oculares parezca que no se han obtenido efectos con el tratamiento, esto
quizá signifique que el paciente no está dispuesto a procesar en el
consultorio. Aún así, deberá realizarse la etapa final o de clausura del
tratamiento, incluido el interrogatorio final.

El terapeuta no deberá repetir o resumir las palabras del paciente, aún


cuando éste haya hablado durante 5 minutos después de la serie. Pedir al
paciente que centre su atención en lo que acaba de decir (o, si el paciente se
siente confundido, en lo último que pronunció) es preferible a que el
terapeuta intente parafrasear o reiterar las palabras del paciente.
También, la evolución del tratamiento DRMO podría verse seriamente
obstaculizada si el terapeuta intentara explorar el significado de cualquier
símbolo, recuerdo, pensamiento, sentimiento, etcétera, que surja en la
mente del paciente durante las series, ya que distraerían al paciente.

Si recordamos la metáfora de un tren que avanza hacia cada nueva estación,


es claro que la visión del paciente no puede ser completamente funcional
sino hasta que lleguen a la “última estación” de información plenamente
adaptativa. Retar al paciente o intentar explicar sus declaraciones equivale
a pedirle que se baje del tren. Simplemente, cuando el paciente ha revelado
un simbolismo o un cambio en cualquier parte de la información, su atención
deberá ser enfocada en la instrucción: “piense en eso”, o “fíjese en eso”, o
“continúe concentrado en eso”; y se deberá iniciar una nueva serie.

Si los cambios de información son primordialmente cognitivos, en vez de


emotivos, el terapeuta deberá tratar de determinar si el paciente responde
mejor con series de 36 o de 48 movimientos, o incluso de menos de 24
movimientos. Sin embargo, el terapeuta no deberá centrar su atención en
contar los movimientos, sino que simplemente deberá desarrollar un sentido
intuitivo respecto a la duración aproximada; y deberá considerar importante
fijar su atención en las expresiones faciales y otras señas corporales del
paciente. Por ejemplo, un aumento en la angustia puede indicar que se está
llevando a cabo un procesamiento. Es decir, las emociones y asociaciones
nuevas pueden incrementar temporalmente la perturbación a medida que
continúe el procesamiento. Si se reportan dolores de cabeza, mareos o
náuseas, se debe pedir al paciente que concentre su atención únicamente en
la sensación corporal perturbadora mientras se cambia la dirección de la
serie.

2.2 Cómo crear un lugar seguro.

El ejercicio “lugar seguro”, para que el paciente se relaje, en ocho pasos, es


una variación de una de las visualizaciones guiadas que contiene la videocinta
para liberarse del estrés “Letting go of Stress” (Miller, 1994). La meta es
que los pacientes logren crear un “lugar seguro” en su imaginación antes de
iniciar el procesamiento DRMO. Este oasis emocional puede ser usado como
un descanso temporal durante el procesamiento, como un elemento de apoyo
para disminuir la perturbación y concluir la sesión, y como una manera de
manejar el material perturbador que pudiera aflorar entre las distinta
sesiones. Algunos pacientes tratan de usar una imagen relacionada
comúnmente con un sentimiento de calma, pero que resulta ser exactamente
lo opuesto para ellos porque está asociada con un suceso traumático. Por
ejemplo, es posible que un paciente intente imaginar una hermosa playa e
ignorar la ansiedad generada por el recuerdo de haber sido atacado cerca
del océano cuando era niño. Obviamente, en un caso semejante se deberá
buscar otro lugar seguro.

Paso 1: Imagen. El terapeuta y el paciente identifican una imagen de un lugar


seguro, que el paciente podrá evocar fácilmente. Esto crea un sentimiento
personal de calma y seguridad.
Paso 2: Emociones y sensaciones. El terapeuta le pide al paciente que centre
su atención en la imagen, que sienta las emociones y que identifique en qué
lugar se localizan sensaciones físicas placenteras.
Paso 3: Intensificación. El terapeuta posiblemente hable con tono
tranquilizador para intensificar la imaginería, los sentimientos y las
emociones. Deberá mostrarse cauteloso y proyectar un sentimiento de
seguridad al paciente, a quien pide que reporte las emociones que le
embargan.
Paso 4: Movimientos oculares. La respuesta positiva se expande al incluir
una serie de movimientos oculares. El terapeuta deberá usar la dirección y
la velocidad de movimiento que el paciente ha considerado la más cómoda y
deberá decir algo así: “Recuerde la imagen de un lugar que le proporcione un
sentimiento de seguridad y tranquilidad. Concentre su atención en descubrir
en qué parte de su cuerpo se localizan las sensaciones placenteras y
permítase a sí mismo gozarlas. Ahora concéntrese en dichas sensaciones y
siga el desplazamiento de mis dedos con sus ojos”. Al final de la serie, el
terapeuta preguntará al paciente: “¿Cómo se siente ahora?” Si el paciente
se siente mejor, el terapeuta deberá realizar de 4 a 6 series más. En caso
de que no hayan aumentado las emociones positivas experimentadas por el
paciente, el terapeuta deberá intentar direcciones alternativas de los
movimientos oculares hasta que el paciente reporte una mejoría. Las series
deben ser cortas, de 6 a 12 movimientos cada una.
Paso 5: Palabra clave. El terapeuta pide al paciente que escoja una sola
palabra que represente la imagen (por ejemplo: relajarse, playa, montaña,
árboles, etcétera) y que ensaye mentalmente con ella a medida que las
sensaciones placenteras y un sentido de seguridad emocional sean notadas e
intensificadas por las direcciones del terapeuta. Dicho procedimeinto se
repetirá de 4 a 6 veces, junto con movimientos oculares adicionales.
Paso 6: Autoinducción con la palabra clave. El terapeuta pide al paciente que
repita el procedimiento por cuenta propia, haciendo aflorar la imagen y la
palabra, y que experimente los sentimientos positivos (tanto emociones
como sensaciones físicas) sin realizar ningún movimiento ocular. Cuando el
paciente haya logrado repetir el ejercicio sin ayuda, el terapeuta entonces
deberá señalar al paciente cómo deberá usar todo esto para relajarse
durante los momentos en que experimente mucha tensión.
Paso 7: El uso de la palabra clave cuando se presenta una perturbación
emocional. Con el fin de destacar el punto anterior, el terapeuta pide al
paciente que recuerde algo que llegó a molestarle, aunque no gravemente, y
que tome nota de los sentimientos negativos que le acompañan. A
continuación, el terapeuta guía al paciente haciendo el ejercicio hasta que se
disipan los sentimientos negativos.
Paso 8: El paciente usa la palabra clave por cuenta propia cuando se
presenta una perturbación. Luego, el terapeuta pide al paciente que
rememore una vez más algún recuerdo perturbador y que siga adelante con
el ejercicio, sólo que esta vez sin la ayuda del terapeuta, hasta que alcance
una relajación total.

Una vez completado este ejercicio, el terapeuta deberá indicar al paciente


que es necesario practicar estos ejercicios en casa todos los días,
recordando los sentimientos positivos y la palabra y la imagen asociadas, al
tiempo que escucha alguna cinta o disco de relajación. Finalmente, antes de
iniciar cualquier sesión DRMO, los terapeutas deberán decir al paciente:
“Recuerde, este ‘lugar seguro’ siempre estará disponible. Infórmeme en
caso de que usted necesite regresar a él en cualquier momento”. El
terapeuta deberá usar ocasionalmente los movimientos oculares para
reforzar el ‘lugar seguro’. Esto también mantiene una asociación positiva con
los movimientos oculares mismos. En ocasiones, algunos pacientes en casos
difíciles necesitarán evocar otras emociones y sentimientos positivos con el
fin de involucrarse en el procesamiento, para lo cual se echa mano de otras
alternativas.
El paciente necesita saber que las sensaciones desagradables que puedan
surgir durante el tratamiento son simplemente un signo que indica que el
material antiguo está abandonando el sistema nervioso. Similar a cuando se
está desintoxicando una persona. Y resulta útil para tranquilizar al paciente
decir algo como “Sólo porque usted siente miedo, esto no significa que hay
un tigre verdadero en el cuarto”. Expresando esto de manera cariñosa,
brindando seguridad al paciente y de ninguna manera provocando su
malestar, ya que podría ser muy elevado el nivel del miedo y de
vulnerabilidad que pudiera aflorar en el paciente. Los terapeutas deben
fortalecer la capacidad de sus pacientes de soportar, así como de observar,
sus emociones, sin intentar impedirlas o escapar de ellas. Con el fin de
advertir al paciente que resulta contraproductiva una actitud evasiva, el
terapeuta podría decir lo siguiente:

“Lo mejor es siempre permitir que los movimientos oculares sigan su curso
durante el mayor tiempo posible, pero si la cosa se pone difícil, podemos
detenernos y tomar un descanso. La idea es que, si usted desea viajar por un
túnel oscuro rápidamente, entonces mantiene el pie sobre el acelerador. Si
retira el pie, el automóvil se desplazará con más lentitud. Así que, con el fin
de acabar con las emociones negativas, concluiremos más rápidamente si
seguimos realizando los movimientos oculares. Mientras realizamos las
series de movimientos oculares, trate de recordar que sólo estamos
procesando material viejo. Quizá parezca real, pero sólo se trata de
recuerdos antiguos que permanecen almacenados en el sistema nervioso.
Sólo porque siente temor, esto no significa que haya un tigre verdadero
dentro del cuarto. La idea es lograr que el cerebro rompa su candado y se
abra, y entonces permita que la información sea procesada”.

Se deberá enfatizar la seguridad y la participación conjunta. A menudo


resulta útil decirle al paciente que, aunque puedan surgir emociones y
recuerdos de experiencias pasadas, éstas deberán considerarse algo
transitorio, es decir, como si el paciente estuviera viajando en tren y las
experiencias constituyeran sólo el paisaje que atraviesa al viajar.

Si el paciente trata de forzar que suceda algo específico, el procesamiento


seguramente se detendrá. Para recordar nuestra metáfora, es como si
permitiéramos que el tren colocara sus propios rieles a medida que avanza.
Tanto el paciente como el terapeuta deben tratar de no intervenir en el
proceso.

Algunos pacientes preferirán no revelar detalles del trauma, sobre todo en


casos de violación o cuando el trauma les provoca pena el decirlo. Se debe
primero dar la opción a que el paciente elija si desea o no expresar detalles
del trauma o traumas.

Cuando el terapeuta ha sido bombardeado por relatos extremadamente


detallados de episodios traumáticos, este puede aplicarse a sí mismo
movimientos oculares o la técnica de río de luz, con el fin de minimizar los
efectos negativos. En el caso de terapia personal, se contraindican la
autoaplicación de movimientos oculares, pero pueden resultar sumamente
útiles para reducir rápidamente un estado mínimo de estrés.

Cuando se desarrolla un plan de tratamiento, los terapeutas no sólo deben


ser capaces de reconocer los efectos específicos del trauma sino que
también deben tomar en cuenta los síntomas que reflejan las capacidades
limitadas del paciente para regular sus propias emociones.

Indicios que denotan la necesidad de aumentar la fase de preparación y la


fase de estabilización de un paciente:

-El historial incluye el abandono durante la infancia o un apego inadecuado a


las personas que lo cuidaban.
-Es alexitímico (o sea, incapaz de nombrar y describir sus sentimientos).
-Reporta estar agobiado por sentimientos o se le observa desbordante de
emociones y no es capaz de identificar los estímulos que lo provocan.
-Cuando se siente agobiado por la angustia, éste es incapaz de hablar y no
puede articular sus pensamientos.
-Los métodos convencionales de autocuidado (tales como una relajación
estructurada) no proporcionan ningún alivio.
-Se ve incapaz de brindar narraciones coherentes acerca de abusos
angustiosos recientes (vagos, autocríticos).
-Muestra muy poco control de sus impulsos, muestra una conducta
acercamiento-evasión respecto a metas importantes o relaciones
primordiales, tiende a sufrir accidentes continuos, se le puede manipular
fácilmente, evita los conflictos y la intimidad con otros.
-No confía en sus propias percepciones o en sus sentimientos como fuentes
de información para decidir cómo marcar límites, cómo satisfacer sus
necesidades o cómo lidiar con otras personas.
-Carece de una perspectiva adulta y modelos culturalmente relevantes
respecto a los derechos humanos, las necesidades humanas y las conductas
apropiadas.
-Carece de capacidad de aprendizaje y de trabajo para acceder a un
adecuado apoyo social y económico.
Características y tipos de recursos apropiados para el desarrollo e
instalación de recursos.

Los recursos apropiados para el desarrollo e instalación de recursos (RDI,


por sus siglas en inglés) se asocian a las emociones y sentimientos positivos
(interés, emoción profunda, goce, orgullo) y a las respuestas adaptativas
(hablar con la verdad, protegerse a sí mismo del peligro, contener los
impulsos). Los recursos apropiados no son ambiguos en contenido o respecto
al tema y no se asocian con estados yoicos infantiles o con emociones y
sentimientos disfóricos (miedo, angustia, ira, impotencia, desagrado,
vergüenza). Estos recursos también sirven para establecer un patrón de
conducta positiva para el futuro.

Quizá sea de gran ayuda para los terapeutas explorar detenidamente los
recursos del paciente, para usarlos en técnicas que contribuyan a instalarlos
(por ejemplo, anclajes PNL y manipulaciones de imaginería) dentro de tres
amplios terrenos de la experiencia:

1.-Los recursos de dominio o maestría son:


-Los recuerdos que el paciente tiene de sus propias respuestas en cuanto a
su capacidad de afrontar y manejar situaciones y sus experiencias efectivas
al saber cómo cuidar de sí mismo y cómo procurarse un estado de
tranquilidad.
-Una posición física o movimiento que evoca un estado afectivo funcional o la
capacidad de responder.

2.-Los recursos relacionales son:


-Recuerdos sobre modelos a seguir positivos –por ejemplo, personas que el
paciente ha conocido o que conoce personalmente, o personajes de libros,
historias, caricaturas, películas o programas de televisión- que han
demostrado capacidades que al paciente le gustaría incorporar a su persona,
como la valentía, la persistencia, la capacidad de marcar límites o de hablar
siempre con la verdad.
-Recuerdos de personas que saben brindar apoyo –por ejemplo, los padres,
parientes, maestros, figuras de autoridad positivas, compañeros o
mascotas- que han sabido proporcionar tranquilidad, cuidado, afecto o
protección.

3.-Los recursos simbólicos son recuerdos de objetos propios del mundo


natural, como el mar, una roca o un árbol, así como símbolos y experiencias
religiosas, arquetípicas, totémicas y transpersonales (metafísicas):
-Figuras o símbolos provenientes de sueños o ensoñaciones que expresan la
capacidad que tiene el paciente de funcionar adaptativamente.
-Símbolos o imágenes que se desarrollaron durante ejercicios de imaginería
guiada, como la imagen de una persona íntegra e integrada, un animal que
representa fuerza o el océano, que persiste.
-Recuerdos, imágenes, iconos o figuras totémicas provenientes de fuentes
culturales, religiosas o espirituales.
-Imágenes provenientes de obras de arte u otras manifestaciones
artísticas.
-Metáforas o historias contadas por el terapeuta que ilustran ideas nuevas
o perspectivas nuevas para acceder a recursos positivos y poder utilizarlos.
-Música (que puede ser tocada durante la sesión) que evoca un estado
afectivo positivo.
-Una imagen de un estado positivo o una manera de ser que el paciente tiene
como meta.

3.-EVALUACIÓN

Identificación de los componentes del blanco de la respuesta base: imagen,


una cognición negativa, una cognición positiva y se evalúa esta última con la
escala EVC (Escala de Validez de Cognición). Aquí la imagen y la cognición se
combinan para identificar la emoción y el nivel de perturbación con la escala
USP (Unidades Subjetivas de Pertubación). Puede ocurrir resistencia y
aumentar el nivel USP pero luego bajará.

3.1. La Imagen
El terapeuta tendrá que preguntar al paciente: “¿Qué imagen representa el
trauma completo?” Si hay muchas opciones o si el paciente se siente
confundido, el terapeuta le brindará apoyo con sugerencias o cambiando las
palabras. Si no logra presentar ninguna imagen, simplemente se le invitará a
“pensar el trauma”.

3.2. La Cognición Negativa


En cuanto a la cognición negativa, el terapeuta se debe asegurar que el
paciente la diga autoreferencial, enunciada en tiempo presente y que sea
una creencia en vez de una descripción de las circunstancias. Evitar el uso
de las palabra “No”, “Nunca”, “Siempre”, y similares, al enunciar las frases
de cogniciones. Es muy importante que el paciente sienta que es él quien
elige las cogniciones y controla la situación, porque si se le impusieran
cogniciones esto puede ser perjudicial para el proceso.

Preguntar al paciente que cuando evoca la imagen (o el trauma) y la cognición


negativa (decir la frase) ¿qué emoción siente en ese momento?
Esta convergencia de la imagen y de la cognición negativa generalmente
estimularán el material disfuncional con mayor intensidad. Se pide al
paciente que nombre la emoción o emociones que afloren; esto evita
confusiones en caso de que más tarde describan la experiencia
reprocesadora al emplear principalmente la escala USP. Tal respuesta
podría conducir al terapeuta a concluir que nada ha cambiado, cuando en
realidad es posible que la emoción se haya transformado: de culpabilidad a
enojo o a tristeza. El terapeuta también deberá tener en cuenta que las
calificaciones USP pueden aumentar dramáticamente cuando afloren nuevas
capas de emociones.

Después de que el paciente haya nombrado la emoción que siente, se deberá


determinar la calificación que le asigna en la escala USP. De manera
concreta, se le tendrá que decir al paciente: “En una escala del 0 a 10, en la
que el 0 representa lo neutral o que indica que no existe perturbación
alguna, el 5 significa que te sientes perturbado más o menos, y en la que el
10 implica el más alto grado posible de perturbación, ¿cuán perturbado se
siente usted en este momento?

Si el paciente experimenta varias emociones, se brinda una calificación USP


únicamente respecto a la perturbación total y no respecto a cada emoción.
Al obtener esta calificación, el terapeuta y el paciente obtienen una lectura
base. Aún cuando el recuerdo traumático del paciente no logre ser
procesado enteramente en una sola sesión, el nivel USP obtenido al final de
la sesión generalmente será menor. Esto puede brindar al paciente una
sensación de logro, que constituye una de las metas de cada sesión
terapéutica.

3.3. La Cognición Positiva


Después de haber disminuido la cognición negativa a un nivel USP de 1 ó 0,
que es la meta, es momento de cuestionar al paciente: “cuando recuerdas la
imagen del trauma ¿qué es lo que te gustaría pensar ahora acerca de ti
mismo?”.

Al igual que en las cogniciones negativas el terapeuta se debe asegurar que


el paciente la diga autoreferencial, enunciada en tiempo presente y que sea
una creencia en vez de una descripción de las circunstancias. Evitar el uso
de las palabra “No”, “Nunca”, “Siempre”, y similares, al enunciar las frases
de cogniciones. Evitar las declaraciones de ilusiones falsas como: ”eso no
sucedió jamás”, “puedo confiar en todos”, etc. Es muy importante que el
paciente sienta que es él quien elige las cogniciones y controla la situación,
porque si se le impusieran cogniciones esto puede ser perjudicial para el
proceso.

Una vez que ha elegido una frase que represente la cognición positiva, se le
preguntará añ paciente “¿Cuando piensa en la imagen del trauma y en la
frase positiva (decírsela), qué tan verdaderas te parecen esas palabras?
Califica esto en una escala del 1 al 7, en la que 1 representa algo totalmente
falso y 7 algo totalmente verdadero. Califique con las vísceras, no con la
cabeza. La meta es que después de varias series de procesamientos llegue a
calificar con 7 su nivel EVC.

3.4. Cómo identificar las sensaciones corporales.


A continuación, el terapeuta preguntará al paciente: “¿en qué parte de su
cuerpo siente la perturbación?”. No es necesario que describa cómo la
siente, ya que el dar explicaciones detendría el procesamiento, así que no
interesan los detalles irrelevantes, sólo el lugar. Es importante aclarar que
algunos pacientes sean incapaces de darse cuenta del lugar corporal donde
sienten la perturbación, por lo que sería necesario sensibilizarlos
previamente. Una ayuda es: “usted reportó un 8 en la escala USP ¿dónde
siente el 8 en el cuerpo?”. También, decirle, “cierra tus ojos y conéctate con
lo que tu cuerpo experimenta cuando piensas en la cognición negativa
(decirle la frase que eligió). Dime qué ha cambiado o en qué parte de tu
cuerpo sentiste algo. Si el paciente comenta “me siento bloqueado”, “me
siento adormecido”, o similares, se le preguntará “¿en qué parte de tu
cuerpo te sientes bloqueado?”, “¿dónde sientes el adormecimiento?”.

FASES DE REPROCESAMIENTO CON MOVIMIENTOS OCULARES

4.-DESENSIBILIZACIÓN

La desensibilización, o eliminación de la perturbación, es en realidad el


subproducto del reprocesamiento, al igual que la reestructuración de la
cognición, la obtención de revelaciones, etcétera.

Si afloran sabores u olores, éstos deberán ser enfocados inmediatamente


para realizar series sucesivas. Si dichas series provocan su desaparición, sin
conducir a otra asociación, el blanco original tendrá que ser evocado
nuevamente.

Cuando el paciente reporta que un nuevo recuerdo ha aflorado en su


conciencia durante la serie previa, dicho recuerdo se convierte en el blanco
de la siguiente serie. Si se reportan varios recuerdos, se le debe decir al
paciente que concentre su atención en aquel que le resulte más perturbador.
Si reporta que todos los recuerdos se encuentran al mismo nivel de
perturbación, entonces el último recuerdo deberá convertirse en el blanco
de la siguiente serie. Algunos pacientes ofrecen lo que parece un flujo
interminable de recuerdos asociados. Quizá resulte útil pedir a esas
personas que regresen al recuerdo original tras cada cambio. De hecho, es
importante regresar al blanco original para un mayor procesamiento después
de que haya llegado a su fin una línea de asociación.

Si el paciente declara que le han surgido dos imágenes, una negativa y una
positiva (como una madre frunciendo el entrecejo y una madre sonriente),
se deberá enfocar la imagen negativa.

Además, se incluye repetir series de movimientos oculares, con variaciones


apropiadas, hasta que los niveles USP de las cogniciones negativas del
paciente se reduzcan a cero o uno (ecológicamente válido o apropiado). Si se
detiene el procesamiento hay que emplear varias estrategias adicionales y
avanzadas de DRMO, las cuales se explican más adelante.

4.1. Cómo activar el sistema de procesamiento de la información.

4.1.1. Movimientos oculares.


Usar el tipo de movimiento ocular que se ajuste mejor a las necesidades del
paciente. En ningún momento debe el terapeuta continuar con el tratamiento
si el paciente reporta dolor ocular, resequedad o un estado de ansiedad
ocasionado por el procedimiento mismo.Por ejemplo, algunos pacientes
reportan malestar por asociar la mano del terapeuta con las veces que su
padre o madre les levantaba la mano para golpearlos. Similarmente, otros
pacientes han reportado malestar cuando se les truena los dedos porque
esto lo asocian a ocasiones de su infancia cuando su padre hacía un
movimiento similar para apurarlos o humillarlos.

El uso de movimientos oculares en una etapa demasiado temprana del


tratamiento puede ocasionar el riesgo de que se penetren prematuramente
las barreras disociativas. Esto podría ocasionar efectos indeseados, como el
estancamiento del sistema completo, una desestabilización incontrolable,
además de aumentar el riesgo de que el paciente se suicide o cometa un
homicidio. En el caso de que se deba intervenir durante una crisis, el
terapeuta deberá intentar los movimientos oculares únicamente si el riesgo
de no intervenir resulte igualmente elevado que intervenir.

El objetivo del terapeuta es generar movimientos oculares de un extremo al


otro del campo de visión del paciente. Este movimiento bilateral pleno se
realiza tan rápidamente como sea posible, sin ocasionar incomodidad. Como
punto focal, el terapeuta deberá emplear dos o más dedos. Esta técnica
permite que el paciente pueda rastrear los dedos eficazmente, al igual que
si se usa un bolígrafo, una regla, o cualquier otro objeto que sirva para
dirigir los movimientos oculares del paciente, aunque la mayoría prefiere con
dos dedos.

Típicamente, el terapeuta sostiene dos dedos hacia arriba, con la palma


hacia el paciente, a una distancia aproximada de 30 a 34 centímetros del
rostro del paciente. Luego se pregunta al paciente “¿se siente cómodo?” Si
la respuesta es negativa, el terapeuta deberá determinar la colocación y la
distancia a la cual el paciente se siente más cómodo. El terapeuta luego
demuestra la dirección de los movimientos oculares al desplazar sus dedos
lentamente en dirección horizontal, desde la extrema derecha hasta la
extrema izquierda (o viceversa) del campo de visión del cliente, a una
distancia de por lo menos 30 centímetros. El terapeuta deberá evaluar la
capacidad del paciente para rastrear con la vista el desplazamiento d elos
dedos al iniciar dicho movimiento de manera lenta y luego acelerando el
ritmo hasta obtener un movimiento máximo que pueda ser sostenido con
toda comodidad. Durante esta fase de prueba, muchos terapeutas piden al
paciente que reporten cualquier preferencia relativa a la velocidad, la
distancia, la altura, etcétera, antes de concentrase ambos en el material
empcionalmente perturbador. Después de enfocar el material disfuncional,
el terapeuta deberá escuchar la retroalimentación que el paciente ofrece al
final de cada serie, con el fin de evaluar la cantidad de procesamiento
realizado. Si el material disfuncional se transforma sin problemas y si el
paciente se siente relativamente cómodo, se podrá mantener la misma
velocidad al desplazar los dedos frente a sus ojos. Sin embargo, en caso de
que no se cumplieran cualquiera de estas dos condiciones, se pueden ajustar
tanto la velocidad como la dirección, así como el número de movimientos
oculares dentro de cada serie.

Durante la fase preliminar, es posible que el terapeuta descubra que al


paciente se le dificulta seguir el movimiento de los dedos. Esta incapacidad
puede manifestarse en movimientos oculares irregulares y torpes. Los
movimientos se detienen abruptamente o se precipitan aceleradamente.
Cuando ocurra esto, el terapeuta deberá decir al paciente: “empuje los
dedos con los ojos”. Este comentario enseñará al paciente a desarrollar un
sentido de conexión dinámica con los dedos. Constituye un ejercicio que
puede dar al cliente la sensación de controlar el movimiento, obteniendo de
esa forma un rastreo más fluído.
El terapeuta puede entonces poner a prueba la efectividad de una serie de
desplazamientos diagonales de los ojos al mover la mano a través de la línea
media del rostro del paciente, desde el extremo inferior derecho hasta el
extremo superior izquierdo (o viceversa), es decir, desde la altura de la
barbilla hasta el nivel de la ceja contraria. Una vez más, el terapeuta deberá
evaluar los resultados relativos a la fluidez y la velocidad del movimiento. Si
el paciente puede rastrear el movimiento con mayor facilidad de un lado que
del otro, ésta se convertirá en la dirección dominante que se empleará
durante el tratamiento.

Otras series posibles de movimientos oculares guían a los ojos del paciente
en una dirección vertical, circular o siguiendo la forma del número 8. Los
movimientos verticales parecen ejercer un efecto tranquilizante y son
particularmente valiosos en reducir la agitación emocional extrema, el
mareo o la náusea. Se ha encontrado que esta dirección también resulta útil
cuando el paciente es propenso a sufrir ataques de vértigo. Si pareciera que
el procesamiento se ha atorado, o sea, que no se reporta un cambio de
información tras series sucesivas de movimientos oculares, el terapeuta
deberá probar una variación de los movimientos oculares, comenzando con
un cambio en la dirección. Al igual que los movimientos verticales, los
movimientos circulares, en forma de 8 y 8 acostado también parecen
ejercer un efecto tranquilizante en muchos casos.

La duración de la serie es determinada por la retroalimentación que nos


ofrece el paciente. La primera serie consiste en 24 movimientos
bidireccionales, en los que un cambio izquierda-derecha-izquierda
constituye un movimiento. Esta serie permite que el terapeuta pueda
evaluar si el paciente se siente cómodo, cuál es la velocidad que prefiere y
su capacidad de sostener los movimientos oculares. Es posible que durante
esta serie el paciente pueda simplemente observar sus propias reacciones o
concentrarse en el ejercicio “lugar seguro”. El mismo número de
movimientos puede ser utilizado en la primera serie de reprocesamiento.
Tras esta serie inicial de reprocesamiento, el terapeuta deberá preguntar:
“¿Qué es lo que ve ahora?” Esta pregunta brinda al paciente la oportunidad
de reportar lo que está experimentando en términos de imaginería,
revelaciones, emociones y sensaciones físicas. Si el paciente muestra
cualquier indicio de una adaptabilidad terapéutica –si se siente mejor o si ha
aflorado información nueva-, el terapeuta deberá estar dispuesto a
experimentar con el fin de descubrir si alguna otra variación podría resultar
más benéfica.
Algunos pacientes necesitan 36 ó más movimientos por serie para procesar
el material muy cargado emocionalmente. Por otro lado, algunos pacientes
son físicamente incapaces de realizar más que unos cuantos movimientos
oculares por serie, debido a la inherente debilidad de sus músculos oculares.
Es posible que otros pacientes sean incapaces de seguir los desplazamientos
de la mano debido al alto nivel de ansiedad que experimentan. Aun otros
pacientes pueden mostrar un déficit extremo para rastrear la mano o
pueden sentir aversión por los movimientos; es posible que sean tratados
con el enfoque que se basa en el desplazamiento de ambas manos o con
señales tátiles o auditivas.

El enfoque de dos manos implica que el terapeuta coloca sus puños cerrados
en los extremos opuestos del campo visual del paciente, a nivel de los ojos, y
luego alza, alternativamente, sus dedos índice. El terapeuta instruye al
paciente que mueva sus ojos de un dedo índice al otro. Esta forma de
movimiento ocular implica una respuesta orientadora o atencional, que
algunos pacientes encuentran más fáciles de mantener que el movimiento
rastreador del procedimiento original, ofreciendo muchas veces los mismos
resultados terapéuticos. Sin embargo, cuando el procesamiento se ve
impedido por alguna razón, esta técnica no proporciona la misma flexibilidad
que las direcciones variables, por ejemplo. Cuando el terapeuta se ha visto
forzado a iniciar el tratamiento con el movimiento ocular basado en dos
manos, puede ser útil cambiar a los movimientos oculares de rastreo que se
realizan con una sola mano, una vez obtenido un nivel USP más bajo que 5.

4.1.2. Formas alternativas de estimulación.


Para aquellos pacientes a los que les resulta incómodo, tanto a nivel físico
como psicológico, realizar los movimientos oculares, se podrán emplear las
formas alternativas de estimulación (golpeteos, palmadas y sonidos). Los
golpeteos con las manos se realizan al hacer que el paciente se siente con
sus manos sobre sus rodillas, las palmas hacia arriba. Entonces, el terapeuta
–con uno o dos dedos- golpetea rítmicamente las manos del paciente,
alternando entre la derecha y la izquierda y a la misma velocidad en que
deben realizarse las series de movimientos oculares. Para que la terapia sea
efectiva, no es necesario que el paciente fije deliberadamente cada uno de
estos golpeteos en las manos.

Los estímulos auditivos implican que el paciente debe mantener sus ojos
abiertos o cerrados mientras el terapeuta truena sus dedos
alternativamente junto al oído del paciente y a un ritmo comparable con el
utilizado durante las series de movimientos oculares. Aunque estas formas
alternativas de estimulación excluyen la posibilidad de cambiar de dirección,
sí puede alterarse tanto su velocidad como su intensidad. Y, por supuesto,
permiten al terapeuta emplear el enfoque DRMO con los ciegos, con
personas que sufren de problemas visuales o con aquellos que simplemente
prefieren otras modalidades de procesamiento. Sin embargo, no
proporcionan el alto nivel de retroalimentación respecto a la atentividad del
paciente y a la conexión establecida con el terapeuta, como se obtiene
cuando el paciente observa los movimientos oculares.

4.1.3. Evaluación.
Si el paciente califica cogniciones negativas con 1 sin llegar a cero después
de un buen rato, se le deberá preguntar qué es lo que impide llegar al nivel
cero de USP. Una respuesta que revele una creencia obstaculizadora, como
“si me siento demasiado feliz, me arrepentiré”, indicará que será necesario
aplicar un tratamiento DRMO completo a un recuerdo correspondiente. Si la
respuesta del paciente parece apropiada a la situación (por ejemplo, “Siento
tristeza porque murió mi tío”), entonces podrá llevarse a cabo la fase de
instalación. Es decir, los niveles USP mayores que el cero tendrán que ser
examinados cuidadosamente para determinar su validez ecológica antes de
proceder hacia la fase de instalación.

5.-INSTALACIÓN

Se centra en acentuar e incrementar el nivel de EVC de la cognición


positiva. Se pide al paciente que mantenga su atención puesta en la cognición
positiva más apropiada –que él creó- junto con el recuerdo blanco. Entonces
el terapeuta continúa aplicando series de movimientos oculares hasta lograr
un EVC de 7 (bien fortalecido). Aunque a veces surgen cogniciones positivas
o negativas espontáneamente durante las series sucesivas. La meta consiste
en instalar una cognición positiva poderosa y ecológicamente válida, que
incremente el sentido de autoeficacia y autoestima del paciente. Interrogar
a este para saber por qué su nivel de validez no es adecuado (a veces es
inofensivo y sin patología), aunque califique menor de 7, por ejemplo: “no
puedo dar un 7 porque no creo en los extremos”.

Siempre que el paciente reporte una emoción nueva, se le tendrá que


preguntar en qué parte del cuerpo la siente o la localiza. Al terapeuta no
deberá sorprenderle si un nivel bajo de una emoción se transmuta en un alto
nivel de otra emoción. Por ejemplo, la tristeza que ha recibido una
calificación de 3 en la escala USP fácilmente puede convertirse en un nivel
de enojo que alcanza un 8 en la misma escala. Entonces, el terapeuta tendrá
que enfocar el tratamiento en esa emoción nueva, sin referirse a la emoción
previa, ya que si insistiéramos investigando la emoción previa podemos
retardar el procesamiento.

6.-EXPLORACIÓN DEL CUERPO

Se pide al paciente que mantenga en mente tanto el suceso del blanco como
su cognición positiva instalada, al tiempo que explora su cuerpo
mentalmente, de arriba hacia abajo. Para que identifique cualquier tensión
residual en la forma de sensación corporal incómoda. Y de encontrarse estas
serían consideradas blancos de series sucesivas. A veces se resolverá
sencillamente, pero otras revelarán información adicional, incluyendo
posiblemente emociones como dolor o enojo. Las sensaciones físicas pueden
estar asociadas con una tensión emocional, tales como la rigidez de los
músculos del cuello o el aceleramiento del ritmo cardiaco. Otras sensaciones
físicas posiblemente formen parte de la experiencia sensorial del trauma
que constituye el blanco del tratamiento, como sentir el apretón de la mano
del atacante. Por lo que no se considera que la sesión DRMO se ha
completado sino hasta que hayan sido reprocesadas apropiadamente todas
las sensaciones físicas generadas por pensamientos vinculados con el
trauma.

Si las sensaciones corporales llegaran a cambiar, se deberá indicar al


paciente que centre su atención en su nueva localización durante las series
adicionales. Aunque resulte tentador, el terapeuta no deberá pedir una
evaluación o una descripción de la sensación debido a que esto no ofrece
ninguna información útil. Además, si la sensación llegara a cambiar, no se le
deberá preguntar sobre el estado de una sensación corporal reportada
previamente. La exploración que haga el paciente de su propio cuerpo al final
de la sesión se ocupará de todos los remanentes de sensación física. En
concreto, el terapeuta deberá hacer cuantas menos preguntas sea posible.

Ningún tratamiento DRMO será exitoso si no se ha completado la


exploración del cuerpo por el propio paciente. Es decir, se debe eliminar
toda resonancia corporal asociada con el trauma. Por ejemplo, una mujer
recibió tratamiento DRMO porque padecía de ansiedad de desempeño. Dicha
mujer había reprocesado exitosamente un recuerdo de haberse quedado
paralizada durante una presentación pública. Cuando se le pidió que realizara
una exploración de su cuerpo, reportó que sentía una sensación extraña en la
parte baja de la espalda. Ella racionalizó que dicha sensación derivaba del
hecho de haber permanecido sentada durante mucho tiempo durante la
sesión. Sin embargo, cuando se enfocó dicha sensación con series sucesivas,
la paciente súbitamente exclamó, sorprendida de haber recordado de
pronto que su tío había abusado sexualmente de ella, sujetándola contra la
cama y presionando su mano contra la parte baja de su espalda.

Por otra parte, si finalmente el paciente llegara a reportar una sensación


positiva o agradable, se podrán realizar sesiones adicionales para
fortalecerla.

7.-FIN DEL TRATAMIENTO. CLAUSURA

Se debe restituir al paciente a un estado de equilibrio emocional al final de


cada sesión, aún cuando no se haya completado el reprocesameinto. Se le
recuerda al paciente que las imágenes, los pensamientos y los sentimientos
perturbadores que pudieran surgir entre cada sesión evidencian que es
necesario realizar un procesamiento posterior. Se le instruye también que
lleve un diario (bitácora) de los pensamientos, situaciones, imágenes,
pesadillas y recuerdos negativos que puedan surgir, ya que pudieran ser
relevantes para el tratamiento, y en ellos el terapeuta puede encontrar
patrones disfuncionales o nuevos canales. El diario y la técnica de
visualización con ayuda de audiocinta o disco son muy importantes que lo
practiquen entre cada sesión. Además, al paciente se le deben proporcionar
expectativas realistas acerca de las respuestas negativas (y positivas) que
pueden aflorar durante y después del tratamiento. Es posible un efecto
dominó que estimule otros recuerdos negativos a medida que progrese el
procesamiento de la información.

El registrar sus experiencias en una bitácora permite al paciente


distanciarse de sí mismo cuando experimenta perturbaciones entre sesión y
sesión. Al observar su propia angustia, el paciente comprenderá que él es
superior a su propia problemática. Se le pedirá que tome una fotografía de
la perturbación, anotando una descripción corta del hecho que la detonó y
sobre cualquier pensamiento, emoción, sensación física o imágenes
específicas que le vinieron a la mente en aquel momento. Además, en vez de
hacer comentarios como “tuve miedo”, el paciente simplemente deberá
identificar y desglosar los componentes –físicos y psicológicos- de su miedo.

También, en la fase de clausura se tendrá que aplicar una visualización


guiada que proporcione relajación y tranquilidad al paciente, por ejemplo, se
puede repetir el ejercicio “lugar seguro”.

Para ayudar a clausurar una sesión incompleta, el terapeuta deberá dirigir al


paciente en series de movimientos oculares verticales (que parecen ejercer
un efecto tranquilizador) y ofrecerle comentarios como: “ya podemos
guardarlo”, o “podemos guardarlo en la caja hasta la próxima sesión”, o “ya
podemos dejar este asunto, por ahora”. Después de que el paciente esté de
acuerdo con este comentario, el terapeuta podrá emplear las técnicas “río
de luz” o “lugar seguro” para tranquilizar al paciente aún más.
Alternativamente, el terapeuta podría preguntarle al paciente: “¿cuál es la
cosa más provechosa que ha aprendido hoy?”. Luego, se refrasea la
respuesta del paciente para convertirla en una cognición positiva y es usada
con más movimientos oculares verticales. Esto puede ayudar al paciente al
aumentar su sentimiento de logro y al instalar una significativa cognición
positiva.

La técnica “Río de Luz”.

Esta técnica, similar a las meditaciones de Brian Weiss, se ofrece porque


los pacientes la pueden emplear para aliviar el dolor agudo o crónico y, de
hecho, es una versión amplificada de un antiguo ejercicio de yoga que ha
sido usado exitosamente con personas que sufren de dolor físico y
emocional crónico. El terapeuta deberá dejarse guiar por las respuestas del
paciente; se realiza la segunda serie de preguntas con el fin de determinar
si resulta apropiado seguir adelante.

Antes de iniciar el procesamiento DRMO, se pide al paciente que mencione


algún blanco perturbador y que concentre su atención en las sensaciones
corporales que acompañan a la perturbación. Ya que el uso del método
DRMO incluye la identificación de sensaciones corporales, ésta también es
una buena oportunidad de ver si el paciente necesita ser educado en ese
sentido. De ser así, el terapeuta tendrá que pedir al paciente que centre su
atención en una pantalla en blanco y que se percate de lo que siente su
cuerpo al realizar una exploración corporal. Luego, el terapeuta pide al
paciente que recuerde un blanco perturbador y que perciba los cambios en
sus sensaciones corporales. El terapeuta repite este procedimiento hasta
que el paciente pueda identificar fácilmente las sensaciones corporales que
acompañan el material perturbador.

La visualización podrá reanudarse una vez que el paciente sea capaz de


concentrarse en sus sensaciones corporales. Entonces se le dice al paciente
que éste es un ejercicio de imaginación y que no existen respuestas
correctas o incorrectas. El terapeuta pide luego al paciente que se
concentre en sus sensaciones corporales: “Concéntrese en las sensaciones
de su cuerpo. Si las sensaciones físicas tuvieran forma ¿cuál sería?”
Después de que el paciente responda (por ejemplo, respondiendo “redonda”)
el terapeuta continúa con la pregunta: “Y si tuviera un tamaño ¿cuál sería?”
El mismo paciente, por ejemplo, podría responder: “como una manzana”. El
terapeuta continúa con esta misma línea de interrogatorio al preguntarle al
paciente cuál sería el color de dichas sensaciones, cuál la temperatura, la
textura y el sonido (tono alto o tono bajo).

Tras responder a estas preguntas, al paciente se le pregunta: “¿cuál de tus


colores favoritos asociarías con el proceso curativo?” Es importante que el
terapeuta acepte la respuesta del paciente –a menos que sea la misma que
ofreció en cuanto al color de las sensaciones corporales-. De ocurrir eso, se
le deberá pedir otro color. Una vez que el paciente identifique un color, el
terapeuta continuará así: “Imagine que esta luz, de su color favorito, le
penetra por la parte superior de la cabeza y llena el contorno de su cuerpo.
Supongamos que la fuente de esta luz es el cosmos: Mientras más la use,
más habrá. La luz se dirige hacia cada rincón de su cuerpo y lo penetra y
permea, resonando y vibrando dentro y alrededor de él. Mientras esto
suceda, ¿qué le sucede a la forma, al tamaño o al color?”

Si el paciente indica que hay un cierto cambio, el terapeuta continúa,


repitiendo lo siguiente: “¿cuál de tus colores favoritos asociarías con el
proceso curativo?”, y le pide una retroalimentación hasta que la forma haya
desaparecido completamente, se haya vuelto transparente, haya asumido el
mismo color de la luz o haya sufrido alguna otra transformación. Un cambio
en la imagen generalmente se relaciona con la desaparición del sentimiento
molesto. Si no sucede cambio alguno después de realizar el segundo intento
(el paciente quizá diga: “No pasa nada; la luz simplemente se refracta”),
entonces se deberá suspender esa técnica y probarse otra.

Después de que se haya disipado el sentimiento que acompaña al material


perturbador, el terapeuta podrá continuar con un tono suave, lento y
tranquilizador, diciendo:
“A medida que la luz se siga dirigiendo a esa misma zona, usted puede
permitir que la luz entre y que llene su cabeza suave y delicadamente. Así,
suave y dulcemente. Ahora permita que descienda por su cuello, hasta sus
hombros, y que siga bajando por sus brazos y hacia sus manos y que salga
por las puntas de sus dedos. Ahora permita que baje por su cuello hasta
inundar el tronco de su cuerpo, así, suave y delicadamente. Ahora permita
que descienda por sus glúteos hacia sus piernas, derramándose por sus
pantorrillas y que salga fluyendo por sus pies.

Una vez que el terapeuta perciba que el paciente esté perfectamente


relajado, le ofrece una sugerencia positiva para alcanzar la paz y la
tranquilidad hasta la próxima sesión. Luego le pide al paciente que despierte
y que al contar hasta cinco esté plenamente consciente.

8.-REEVALUACIÓN

Deberá ser implementada al inicio de cada nueva sesión. El paciente debe


recordar nuevamente algunos blancos que ya habían sido reprocesados
previamente y revisa las respuestas del paciente para determinar si se han
mantenido los efectos del tratamiento. Para enfocar nuevo material es
necesario que los traumas tratados previamente se hayan integrado por
completo. Y es posible que se hayan generado nuevas conductas en el
paciente, por lo que el terapeuta atenderá dichos problemas. Se deberá
tratar cada estímulo detonador (de negativas imágenes, cogniciones y
sentimientos) por separado enfocado en su tiempo. Se debe elegir y
reprocesar una pesadilla aunque el paciente no la pueda interpretar pero el
terapeuta sospeche que es un blanco. Sin importar de qué manera aflore la
información a nivel subjetivo, siempre y cuando el procesamiento haya
continuado, sólo se deberá guiar al paciente hacia la siguiente serie con la
declaración general: “piensa en eso”.

Los terapeutas pueden suponer que un canal ha sido “limpiado” cuando el


paciente se torna progresivamente menos perturbado, cuando las
asociaciones parezcan haber terminado, y cuando no aflore nada nuevo o
significativo después de dos series de movimientos oculares en diferentes
direcciones.

Apenas cesen las series de asociaciones que han sido incitadas


terapéuticamente, se deberá pedir al paciente que vuelva a enfocar el
trauma original: “Piense en el incidente ¿qué ve?” Entonces se iniciará una
nueva serie, aun cuando la respuesta parezca positiva o si los pacientes
piensan que no queda nada por procesar. A menudo, la nueva serie abrirá un
canal inesperado. Cualquier canal nuevo deberá ser procesado de acuerdo
con las pautas indicadas. Al final de cada canal, se le pide al paciente que
regrese al blanco original. Si tras enfocar de nuevo el incidente original y de
completar una serie respectiva no se dan asociaciones nuevas ni se revelan
emociones, sensaciones o imágenes nuevas, se deberá revisar nuevamente el
nivel USP del paciente. Si este reporta un cero, se considera que el blanco
ha sido desensibilizado y ya puede iniciarse la fase de instalación. Sin
embargo, hay que recordar que la distinción entre estas dos fases es un
tanto arbitraria debido a que se considera que todo el tratamiento DRMO
es un reprocesamiento y porque la desensibilización y el aumento de
respuestas positivas son considerados efectos secundarios simultáneos.
Si sólo quedan unos cuantos minutos para que acabe la sesión, no deberá
abrir otro canal en el paciente. Por lo que es mejor que el terapeuta vaya
directamente a la fase final, con el fin de que el paciente se sienta renovado
y con la idea de que ha avanzado algo importante.

Sin importar cuán simple o complicado sea un caso, se debe prestar la


adecuada atención clínica a 4 factores, que corresponden a las siguientes
preguntas:
1.-¿Se ha resuelto el blanco individual?
2.-¿Acaso se ha activado algún material asociado que deba ser atendido?
3.-¿Acaso se han reprocesado todos los blancos necesarios para permitir
que el paciente se sienta en paz con el pasado, que se sienta fuerte en el
presente y pueda tomar decisiones en el futuro?
4.-¿Acaso se ha realizado una asimilación adecuada dentro de un sistema
social sano?

CONCLUYE LA TERAPIA

El paciente deberá reducir el número de sesiones terapéuticas, aunque debe


continuar registrando sus experiencias en la bitácora. Cuando los reportes
de la bitácora sugieran al terapeuta que ya no son necesarias las sesiones
semanales, él podrá dar al paciente una cita dentro de dos semanas, luego en
un mes y después en tres meses. Y se le alentará a que siga usando los
discos de control del estrés y a usar técnicas de autocontrol que se le
enseñaron, para que contribuyan a mantenerle un estado psicológico
saludable. Además, es necesario comunicar al paciente que puede aflorar
más material perturbador y que esto no implica un fracaso, sino más bien un
proceso natural que hay que entender, que es como pelar una alcachofa, que
en el centro de esta se encuentra su corazón.

PATRONES DE RESPUESTA

Nos indican que el terapeuta puede continuar el procedimiento sin la


necesidad de involucrarse en cualquier intervención DRMO compleja. O sea,
se puede continuar con las series, siempre y cuando los pacientes sigan
realizando asociaciones nuevas.

1.-LA CREENCIA INHERENTE AL TRAUMA


El recuerdo de un accidente posiblemente se asocie con el recuerdo de una
violación, ya que ambos comparten la cognición “soy un ser indefenso”. En
cambio, el procesamiento podría revelar que cualquiera de estos dos
incidentes es el recuerdo central que provoca un estado de extrema
angustia en el paciente cuando se enfocan en el tratamiento los
sentimientos de impotencia que experimenta en su lugar de trabajo. La
reestructuración cognitiva se llevará a cabo durante la fase de instalación
del tratamiento DRMO, independientemente del hecho de que los pacientes
reconozcan o no las conexiones que existen entre su cognición negativa y sus
recuerdos.

2.-EL PARTICIPANTE PRINCIPAL, ATACANTE O PERPETRADOR


El abuso sexual que cometió el padre del paciente contra su hijo puede muy
bien asociarse con la paliza que le propinó su padre y el abandono paterno de
que fue objeto en otra ocasión. Una vez procesados estos recuerdos el
paciente reaccionará favorablemente ante, por ejemplo, figuras de
autoridad, hacerse respetar en su lugar de trabajo, mayor autoestima,
etcétera.

3.-LOS ESTÍMULOS PRONUNCIADOS


Al procesarse el recuerdo de un terremoto, es posible que un soldado
veterano de guerra recuerde de pronto una experiencia bélica si ambos
sucesos fueron dominados por los sonidos de objetos que caen o por un
ruido estrepitoso.

4.-EL SUCESO ESPECÍFICO


Cuando se enfoca una violación durante la sesión de una víctima de ataques
múltiples, es posible que afloren una secuencia de recuerdos sobre otras
violaciones, llevando la misma cognición negativa y la misma emoción que la
violación enfocada. Estos pacientes posiblemente se sientan abrumados
cuando en una sóla sesión afloren varios ataques sexuales. Por lo que hay que
fomentarles sentimientos de seguridad y asegurarles que pueden descansar
en el momento que así lo deseen.

5.-LAS SENSACIONES FÍSICAS DOMINANTES


Ejemplo: Una paciente evoca que era atada de manos a la cama y golpeada
por su madre; luego recuerda que su padre la forzó a agarrarle el pene;
luego un violador sostuvo sus manos en el ataque; por último, recuerda
despertar tras una operación y ser atada a la camilla en el cuarto de
hospital. Todo lo anterior está asociado con la sensación de presión en torno
a sus muñecas y manos.

6.-LOS SENTIMIENTOS-EMOCIONES DOMINANTES


Aún cuando se pudiera encontrar una cognición que podría vincular ambos
sucesos apropiadamente, lo que resulta fundamental para el paciente es la
emoción abrumadora; no es necesario que el paciente se involucre en una
evaluación cognitiva de los recuerdos. Cuando el paciente diga “no” o “pare”
hay que diferenciar si se lo dice al terapeuta o al abusador. Se le instruye
antes al paciente a usar un gesto manual para parar la sesión. Si hubiera
dudas, hay que detener la serie y preguntar al paciente.

EFECTOS DEL PROCESAMIENTO DE UN SOLO RECUERDO


En las instancias que un suceso único sigue ocurriendo en series
consecutivas, el terapeuta deberá evaluar el blanco, en busca de otras
señales que comprueben que éste ha sido un procesamiento exitoso.

TIPOS DE CAMBIOS O DESPLAZAMIENTOS QUE EL TERAPEUTA DEBE


ESPERAR EN EL DRMO

1.-CAMBIOS EN LA IMAGEN
Puede transformarse la imagen de un suceso diferente, aunque asociado, o
puede desplazarse hacia un aspecto diferente del mismo suceso. Y también,
la imagen puede cambiar de contenido o de apariencia (de negativa a
positiva, gestos, colores, claridad, distancias, tamaños, desapariciones,
etc.). Los terapeutas deberán evitar hacerle preguntas detalladas al
paciente respecto a dichos cambios, porque puede interrumpir y minar los
efectos del procesamiento.

2.-CAMBIOS EN LOS SONIDOS


Disminuyen o desaparecen los sonidos asociados al trauma. Hay cambios en
el diálogo interior del recuerdo, empiezan a usar lenguaje afirmativo en
varios escenarios sociales asociados al trauma. Durante las series comienzan
a afirmarse verbalmente, y esto le debe alentar el terapeuta a que los
repita internamente o a viva voz, hasta que lleguen a sentirlos con fuerza y
con confianza. A pesar de que el paciente quizá comience a hablar en su
lengua nativa sí nos entenderá las instrucciones en español.

3.-CAMBIOS EN LAS COGNICIONES


Hasta que la información no haya sido procesada en su totalidad, la
cognición no será enteramente apropiada. En las pausas entre una y otra
serie, aún quedará material disfuncional por procesar, y el terapeuta deberá
evitar sondear un estado específico, a menos que el procesamiento se haya
detenido. A veces, el paciente da una respuesta “polar” (cognición de
negativa a positiva), en ese momento –tras una o dos series- el terapeuta
deberá conducir al paciente de vuelta hacia el blanco original y continuar
procesando. Pueden existir o no, más canales disfuncionales. Un ejemplo de
cambio de cognición es: de “hay algo en mí que anda mal”, a “todo está muy
bien”. Si mientras el paciente experimenta un elevado nivel de angustia
debido a una sensación de impotencia inducida por un trauma, y el paciente
intenta consolarse a sí mismo agregando una afirmación como “soy
poderoso”, la disparidad entre los sentimientos y la afirmación provocará
generalmente que el procesamiento se detenga, siempre y cuando el
pensamiento sea deliberado y no espontáneo. Hay que invitar al paciente así:
“Para defenderse no intente decir algo que no sienta, sólo deje que suceda,
sin juzgar ni tratar de forzar las cosas”. Cuando aflora una nueva frase o
comentario negativos, hay que preguntarle al paciente en qué parte del
cuerpo lo localiza o lo siente.

4.-CAMBIOS EN LAS EMOCIONES


El nivel emocional puede aumentar rápido antes de que el recuerdo alcance
una resolución adaptativa. Siempre y cuando el paciente reporte un distinto
nivel de emoción, ya sea más elevado o más bajo, suponemos que la
información está siendo procesada. Cuando la emoción constituye lo
dominante del trauma, los terapeutas pueden emplear la escala USP para
evaluar el grado del cambio.
Hay pacientes que reportan un cambio en el tipo de emoción (por ejemplo,
de dolor a ira) lo mismo que cambios en su intensidad (la ansiedad USP 3
puede transformarse a tristeza USP 7), disminuir o permanecer igual. El
terapeuta debe estar alerta al surgimiento de emociones nuevas con el fin
de atenderlas con apoyo verbal o no verbal, según sea el caso. A veces, no se
expresará ninguna emoción particular, y no debemos exigirle al paciente que
exprese alguna emoción, y esto es señal de que están procesando de manera
directa. Siempre que el paciente mencione una nueva emoción, el terapeuta
tendrá que preguntar “¿en qué parte de su cuerpo siente esto?”.

5.-CAMBIOS EN LAS SENSACIONES FÍSICAS


Pueden estar conectadas a emociones experimentadas durante el
procesamiento (por ejemplo: pulso acelerado y estómago tenso asociadas
con el miedo). O las sensaciones corporales que experimentó durante el
trauma original (como una paciente que fue atada al poste de la cama cuando
era niña y que sintió la presión sobre sus muñecas al procesar el recuerdo).
También, las sensaciones corporales pueden ser una resonancia física no
específica de la cognición disfuncional. Aunque es posible que al inicio de la
sesión DRMO tenga sensaciones físicas vagas, la intensidad de dichas
sensaciones puede aumentar abruptamente en cualquier momento.

CONSIDERACIONES
Un paciente que siente angustia deberá ser consolado por el terapeuta, y
durante la serie recordarle que no corre ningún peligro real. El paciente
puede ser traumatizado mucho si el terapeuta muestra miedo o desagrado a
sus reacciones durante el procesamiento. Los cambios en la localización de
las sensaciones corporales también indican que se está llevando a cabo el
procesamiento de la información. Es decir, el hecho de que el dolor o tensión
se desplacen. Y el terapeuta no deberá preguntarle qué sensación es ni de
las sensaciones pasadas. Si el paciente comenta que se siente mareado,
siente náusea o dolor, o si la sensación no se ha desplazado tras de 2
sesiones, el terapeuta deberá cambiar la dirección de los movimientos
oculares. Importante, algunas sensaciones físicas podrían ser problemas del
presente, el paciente puede tener un infarto o una apoplejía, por eso hay
que tener cuidado al seleccionar los pacientes, sobre todo con los de la
tercera edad. Si el paciente reporta dolor en los ojos, es importante
suspender los movimientos oculares y mejor valerse de estímulos
alternativos como palmadas, tronidos de dedos, etcétera.

PERSISTENCIA DE COGNICIONES NEGATIVAS (LOOPING)


Si a pesar del procesamiento persisten los pensamientos negativos, es
posible que el paciente se encuentre “atorado” o detenido o que esté en un
círculo vicioso, “dando vueltas en círculo”, o retornando una y otra vez al
mismo punto en una serie de pensamientos negativos (looping), y es posible
que el terapeuta necesite usar la versión proactiva del método DRMO,
llamado “entretejido cognitivo”. Generalmente, se dice que ocurre un círculo
vicioso cuando las mismas aseveraciones negativas, acompañadas de un alto
nivel de perturbación, son generadas y recicladas en un período de 15
minutos, y ninguna de las alternativas sugeridas dio resultado.

ESTRATEGIAS PARA LIBERAR UN PROCESAMIENTO IMPEDIDO

1.-Inducir un cambio en los movimientos oculares y que el paciente se


concentre únicamente en las sensaciones corporales.
Si no se reinicia el procesamiento y el paciente reporta muchas sensaciones
corporales, en la siguiente serie el terapeuta deberá ayudarlo a concentrar
su atención en la sensación más profunda, nuevamente sin imagen ni
cognición.

2.-Palabras no pronunciadas.
Ciertos tipos de tensión corporal pueden indicar la necesidad de dar voz a
palabras no pronunciadas; es decir, los gritos o declaraciones que el
paciente ha suprimido durante el trauma o en la infancia durante un abuso
de cualquier tipo. Independientemente de lo que diga el paciente al atacante
(insultos o maldiciones), el terapeuta deberá alentar dichas verbalizaciones.
Queda claro que antes de dar por terminada la sesión, el terapeuta deberá
interrogar al paciente acerca de sus sentimientos actuales y de las acciones
que se ha propuesto para el futuro. Es vital que el terapeuta desaliente al
paciente de intentar un confrontamiento con el atacante si aún no se ha
reprocesado por completo el material antiguo.

Los terapeutas pueden ayudar a los pacientes a expresar sus comentarios


con fuerza, primero pronunciando las palabras sin voz, luego en un susurro,
hasta finalmente vocalizar sus comentarios con voz progresivamente más
alta a medida que se desarrollan las series sucesivas. También, es
importante que las declaraciones del paciente evolucionen, desde el temor
impotente de la infancia hasta una perspectiva adulta que incluya adjudicar
al atacante la responsabilidad del suceso. Debe también incluir una
comprensión cabal de que en el presente el paciente vive una situación
segura. Las declaraciones y las series deberán continuar hasta que el
paciente se sienta justificado y convencido, sin experimentar miedo o
culpabilidad.

3.-El uso del movimiento.


Durante las experiencias que comportan miedo o ira, es posible que el
paciente experimente ciertas reacciones corporales, como lanzar un golpe
en contra de alguien. Por lo tanto, cuando el paciente sienta tensión en
cualquier parte de su cuerpo, indicando, por ejemplo, que fue suprimida una
reacción durante la experiencia original, el terapeuta deberá alentarle a
llevar a cabo el movimiento asociado, como dar un golpe a una almohada. Y
los pacientes deben sentirse lo suficientemente seguros dentro de la
alianza terapéutica para expresar cualquier cosa que aflore, ya que suprimir
el material podría ocasionar una retraumatización. La única restricción
consiste en que el paciente acepte no herirse o atacar al terapeuta durante
el reprocesamiento.

4.-Presionar la zona en que se localiza la sensación física.


Quizá sea útil que el paciente presione con sus dedos la zona donde se
localiza una sensación particular, especialmente cuando se haya bloqueado el
procesamiento y la manifestación principal sea una sensación corporal que no
cambia, así como cuando no existen pensamientos o imágenes concomitantes.
Si se aumenta la presión, esto muchas veces ocasionará el afloramiento de
una imagen o de un pensamiento acerca de un recuerdo asociado, el cual
deberá ser enfocado inmediatamente. El terapeuta puede lograr los mismos
resultados con muchos pacientes simplemente pidiéndoles que cierren los
ojos y que fijen su atención en el punto donde se localiza la sensación. El
tratamiento tendrá que enfocar cualquier imagen o pensamiento que aflore.
Si no surge nada nuevo, quizá sea conveniente regresar al blanco original y
procesarlo.
5.-Exploración.
El terapeuta tendrá que pedir al paciente que explore el incidente en busca
de algo que en la actualidad resulta más perturbador que el blanco original.
Por otra parte, si se detiene el reprocesamiento, se les debe de pedir a los
pacientes que busquen un efecto sonoro que les resulte particularmente
perturbador.

6.-Diálogo (interior y exterior).


Que el paciente recuerde el diálogo (interior y exterior) que tuvo lugar
durante el trauma, poniendo atención en el tono de voz, las palabras
empleadas por él y por los que estaban a su alrededor. Al existir cambios
benéficos por el procesamiento se notarán cambios en los tonos de voz y tal
vez en los contenidos del diálogo.

7.-Alteraciones de:

7a.-Apariencia de la imagen.
La precaución terapéutica consiste en que los pacientes deben tener un
buen control de la visualización, con el fin de implementar dicha alteración.
También, y con el fin de lograr un reprocesamiento pleno, deberá
apuntalarse nuevamente la manifestación original del recuerdo, sin la
distorsión sobreimpuesta. A menudo, la distorsión de la imagen recobrará
espontáneamente su forma original durante las series subsecuentes. Ya sea
que se recupere de forma espontánea o de manera deliberada, la imagen
original generalmente generará una perturbación mucho menor una vez que
la imagen alterada se haya desensibilizado lo suficiente.

7b.-La no acción.
Aún cuando se haya logrado un procesamiento eficaz, centrar la atención en
la figura del atacante, y no en sus acciones, produce una generalización más
completa, particularmente en los niños.

7c.-La jerarquía.
Alterar las imágenes en términos de tiempo o de distancia. Aunque se puede
lograr que el procesamiento inicial resulte efectivo al aplicar dichas
manipulaciones, asegúrense de regresar eventualmente al blanco original, de
manera que pueda ser procesado sin distorsiones.

7d.-Redirigir la atención del paciente hacia la cognición negativa.


Si parece que el reprocesamiento se ha detenido, quizá resulte útil
reintroducir la cognición negativa original, junto con la imagen del último
suceso perturbador. Esto puede reestimular el material disfuncional y
permitir que se siga procesando.

7e.-Agregar una declaración positiva.


La cognición positiva deberá ser empleada únicamente con material que se
haya detenido a un nivel de perturbación bajo. Si se intentara introducirlo
prematuramente, cuando aún existe un elevado nivel de perturbación, la
situación podría resultar contraproducente y provocar que el paciente se
sienta aún peor y crea que la cognición positiva no es cierta y que nunca lo
será.

7f.-Revisión de la cognición positiva.


Ya que los reportes clínicos indican que el método DRMO parece no permitir
la asimilación de material falso, irreal o ecológicamente no válido, el
terapeuta deberá reevaluar cuán apropiada resulta la cognición positiva si
un paciente no logra procesar el material adecuadamente durante la fase de
instalación. Dicha reevaluación es obligada si el paciente comienza a mostrar
signos de agitación emocional durante las series que enfocan la cognición
positiva. Otra causa del aumento de la agitación podría ser la estimulación
de una creencia bloqueadora.

7g.-Se retoma el blanco.


En caso de que las asociaciones parecieran detenerse en un canal dado, el
terapeuta deberá conducir al paciente de vuelta al blanco, para apuntalarlo
nuevamente durante series sucesivas. Además, las etapas finales del
reprocesamiento incluyen un retorno al blanco con series que se realizarán
para: (1) determinar si aún restan canales adicionales de información
disfuncional, (2) iniciar la fase de instalación, y (3) completar la sesión con
la exploración del cuerpo. Es muy importante no colocar a los pacientes en
un conflicto entre sus percepciones interiores respecto de lo que
consideran verdadero y las exigencias del terapeuta.

8.-Blancos auxiliares:
En ocasiones se tendrá que posponer el retorno al blanco original hasta
iniciar otra sesión, mientras que en otros casos sólo se requerirá de unos
cuantos minutos para regresar a él. En cualquiera de los dos casos, se debe
asegurar al paciente que la redefinición del enfoque de una sesión DRMO
constituye una parte de la estrategia clínica general, de la misma manera
que un corredor de distancias largas realizaría ajustes para un terreno
nuevo a lo largo de su carrera.
8a.-Recuerdos alimentadores.
Pedir al paciente que encuentre un recuerdo anterior por medio de la
cognición negativa se ha convertido en una estrategia importante para
desobstaculizar el procesamiento.

8b.-Creencias obstaculizadoras.
Una vez detectado y procesado eficazmente el recuerdo que provoca la
creencia obstaculizadora, el paciente deberá volver a evocar el recuerdo
inicial que dio pie al tratamiento y, entonces, completar el proceso.

9-Los temores.
Además de las declaraciones del paciente, otros indicios de la existencia de
temores que bloquean el procesamiento incluyen: (1) una tensión
pronunciada, independiente del material procesado, tal como cuando el
paciente se siente molesto o nervioso por los dedos en movimiento del
terapeuta; (2) el detenerse continuamente a la mitad de las series de
movimientos oculares; (3) dificultad en realizar los movimientos oculares
mismos; y (4) reticencia a realizar la terapia DRMO, aún cuando hayan sido
positivas las experiencias previas con este método, así como sus resultados
clínicos.

9a.-Temor a volverse loco.


9b.-Temor a perder los recuerdos agradables.
9c.-Temor al cambio.
Este temor puede ser el más difícil de afrontar clínicamente, porque los
temas de ganancias secundarias (temor a: éxito; fracaso; lo desconocido;
pérdida de control; pérdida de identidad; ser desleal a los padres al no ser
como ellos; traicionar las prohibiciones u órdenes de los padres; quién o qué
deberá confrontarse si la terapia es eficaz) deben ser determinados y
reprocesados antes de poder reprocesar los blancos originales. Tras
identificar los recuerdos centrales que han contribuido a las demás
creencias negativas, el terapeuta podrá solicitar el permiso del paciente
para procesarlos. No se puede subrayar demasiado la importancia de
identificar dichos aspectos y aminorarlos, con el fin de obtener resultados
terapéuticos.

Si el paciente reporta que el temor al cambio ha surgido durante una sesión,


es posible analizar el miedo cognitivamente y también enfocar el temor
mismo al preguntar: “¿en qué zona del cuerpo localiza usted este temor?”
También, se podrá explorar la cognición negativa asociada con el miedo. En
todos los casos, el terapeuta deberá considerar el miedo al cambio y
cualquier asunto de ganancias secundarias como parte de la patología y, por
tanto, deberá darle tratamiento DRMO.

10.-Manantiales de perturbación.
El fenómeno “manantial” indica la presencia de un gran número de emociones
bloqueadas que pueden ser resistentes al procesamiento pleno durante un
tratamiento DRMO común. Esta condición puede ocurrir en una serie de
individuos que, en condiciones normales, se negarían a buscar ayuda clínica.
Sus seres queridos pueden inducir a dichos pacientes a solicitar terapia,
pero no desean realmente “ponerse en contacto” con sus propios
sentimientos. Con este tipo de pacientes se recomienda utilizar la
estrategia de entretejido cognitivo.

EL ENTRETEJIDO COGNITIVO, UNA ESTRATEGIA PROACTIVA PARA


TRABAJAR CON PACIENTES DIFÍCILES

El término entretejido se refiere al hecho de que esta estrategia requiere


que el terapeuta haga declaraciones que tiendan a entretejer
terapéuticamente las neuro-redes apropiadas y las asociaciones. El
terapeuta inicia los entretejidos por medio de preguntas o instrucciones que
obtienen como respuesta pensamientos, acciones o imágenes.

Este método deberá ser usado cuando el procesamiento espontáneo resulte


insuficiente para alcanzar las metas terapéuticas. También, esta versión
proactiva entreteje deliberadamente declaraciones hechas por el terapeuta
o comentarios por éste, con material que ha sido generado por el paciente,
en vez de depender únicamente de los efectos espontáneos del
procesamiento.

El entretejido cognitivo le permite al terapeuta volverse más creativo


gracias a que puede incluir sus propias intervenciones clínicas y técnicas
usuales dentro del marco de referencia DRMO. Por ejemplo, los terapeutas
versados en la visualización creativa pueden guiar al paciente a través del
“niño interior” u otras exploraciones metafóricas, y aquellos capacitados en
el arte o en la terapia del movimiento pueden ofrecer ayuda por medio del
uso de estas estrategias creativas. Igualmente, terapeutas capacitados en
Terapia Gestalt y en manejos de rutinas energéticas pueden incluir técnicas
pertinentes en este proceso.

Antes de usar el entretejido cognitivo, el terapeuta deberá determinar si el


procesamiento se ha bloqueado debido a que se ha ignorado algún aspecto
del tratameinto, incluida una preparación adecuada del paciente, y
asegurándose que éste tenga acceso a estados sentimentales y emocionales
positivos. También, se tiene que asegurar que el paciente se sienta cómodo
durante el proceso terapéutico y que comprenda cómo funciona el
procesamiento (por ejemplo, el cual requiere que el paciente perciba, pero
no force, el material que aflora durante el procesamiento). El terapeuta
además deberá asegurarse de que no existan ganancias secundarias o
situaciones actuales que deban ser atendidas primero con un plan de acción
y, además, que no existan crencias bloqueadoras que requieran atención.
Cualquiera de estas condiciones podría dar como resultado un estado de
“círculo vicioso”.

Específicamente son 4 las situaciones en que los pacientes requerirán un


procesamiento iniciado por el terapeuta:

1.-Círculos viciosos (looping). A pesar de haber intentado variaciones del


DRMO, el paciente está bloqueado en un mismo nivel de perturbación y
cargado de pensamientos negativos y emociones que se repiten una y otra
vez.
2.-Información insuficiente. El nivel educacional o las experiencias vitales
del paciente no le han ofrecido los datos adecuados para avanzar cognitiva o
conductualmente.
3.-Carencia de generalización. El paciente ha alcanzado un nivel emocional o
una cognición respecto de un blanco, pero el procesamiento no se ha
generalizado a los blancos auxiliares.
4.-Presiones de tiempo. Durante la última tercera parte de la sesión
terapéutica, el paciente sufre una abreacción o no logra procesar una
abreacción suficientemente, o aparece un blanco considerado multifacético
en cuanto al número de cogniciones negativas que se le asocian (y que, por lo
tanto, requerirá más tiempo de lo que permite la sesión).

LAS BASES DEL ENTRETEJIDO COGNITIVO

Metafóricamente hablando, el tren va colocando sus propios rieles a medida


que avanza de una estación (de un plano terapéuticamente adaptativo) a
otra. Sin embargo, cuando el procesamiento se encuentre bloqueado, el
terapeuta podrá usar el entretejido como un medio para colocar
deliberadamente los nuevos rieles y así unir las neuro-redes indicadas. Esta
vinculación se logra al estimular los canales ya existentes o al infundir
información nueva al sistema.

Sin importar cuántos entretejidos se usen, no se considera completo el


procesamiento sino hasta que se preste atención plena al blanco vuelto a
evocar por medio del protocolo convencional. Los entretejidos son útiles y a
menudo necesarios, pero también es necesario dar al paciente la
oportunidad de procesar espontáneamente a través de todos los canales
asociados una vez eliminados los obstáculos.

Para que el entretejido cognitivo sea eficaz, es necesario administrar


adecuadamente el tiempo y secuenciar las intervenciones proactivas.

Es posible que un paciente pueda desplazarse espontáneamente a través de


los 3 niveles cognitivos y emocionales (sentimientos de culpa injustificados,
la percepción de una falta de seguridad y la impotencia) hacia un punto de
vista más maduro y equilibrado. Los objetivos iniciales son ayudar a los
pacientes a: (1) reconocer y atribuir la responsabilidad a la persona
apropiada y (2) descartar la culpabilidad que ha disminuido su autoestima y
autoeficacia.

De manera específica, el terapeuta intenta hacer que el paciente adquiera


mayor conciencia de percepciones más funcionales y adaptativas al hacer
preguntas intencionales (como “¿quién es el responsable de esto?”) o al
ofrecer al ofrecer la información adecuada para conducir al paciente hacia
la respuesta deseada. Por ejemplo, en un caso, tan pronto como la paciente
decidió, aunque sea tentativamente, que el perpetrador era el culpable de la
situación (o por lo menos que ella no era responsable) del incidente
traumático, el terapeuta aplicó series adicionales con una instrucción “sólo
piense en eso”. Esto fue seguido por un procesamiento espontáneo que
transmutó los sentimientos y emociones, transformando el temor y la
culpabilidad en desprecio o furia en contra del perpetrador.

Una vez alcanzado el primer plano o nivel (Responsabilidad) y que el peligo se


haya exteriorizado, la típica víctima de traumas generalmente pasa del
estado de terror a uno de miedo. Deberá entonces inaugurarse el segundo
nivel (Seguridad), que implica sentirse seguro en el presente, después de
reconocer que el ataque sucedió hace mucho tiempo. Esto generalmente
disipa el miedo y permite que el paciente exprese su enojo o su repugnancia
por el atacante. Estas emociones deberán ser expresadas abiertamente en
el consultorio antes de pasar a la etapa final (Decisiones), que evoca en el
paciente un sentimiento de confianza, tranquilidad y bienestar al ser capaz
de tomar decisiones adecuadas para el futuro, las cuales deben incorporar
un locus de control interno.

OPCIONES DEL ENTRETEJIDO COGNITIVO


Información nueva.

Por ejemplo, si ante la pregunta “¿quién es responsable?” el paciente se


reconoce culpable porque en realidad gozó la estimulación física del abuso
sexual, el terapeuta deberá explicarle la naturaleza automática de las
respuestas físicas y la inevitabilidad ocasional de la excitación sexual en una
variedad de situaciones otrora desagradables.

Se puede considerar que el procesamiento adecuado es la transmutación que


va sufriendo el material almacenado disfuncionalmente a medida que se
vincula con información más adaptativa.

“Estoy confundido”.
Por ejemplo, que una paciente insista que ella es culpable del abuso sexual
del que fue víctima cuando niña. Cuando el terapeuta le pregunte por qué,
quizá su respuesta sea: “yo lo provoqué”. El terapeuta entonces podrá
introducir un entretejido cognitivo, por ejemplo: “estoy confundido ¿me
está usted diciendo que una niña de 5 años puede provocar que un adulto la
viole?” Cuando la paciente responda con dudas (“Pues, no…”), el terapeuta
deberá responder sutilmente: “sólo piense en ello”, y luego deberá iniciar
una serie de movimientos oculares. O tal vez, decirle: “estoy confundido
¿quiere decir que si alguien abusara de su hija, la niña sería culpable?” Este
comentario suele generar una respuesta “¡claro que no!”, a lo cual el
terapeuta deberá responder en forma sutil: “sólo piense en ello”, y luego
iniciará una nueva serie de movimientos oculares.

Metáforas y analogías.
Por medio de fábulas, fantasías, historias, cuentos o la vida del mismo
terapeuta, se pueden crear paralelismos con la situación que vive el
paciente.

“Hagamos de cuenta”.
El terapeuta puede sugerir una acción en particular (que le diga algo al
atacante, en su imaginación) o, de preferencia, invitar al paciente a imaginar
una nueva acción al preguntarle: “si el atacante intentara hacer lo mismo
ahora, ¿qué haría usted?” Mientras el paciente imagina esta nueva escena, el
terapeuta lo guiará a través de una serie de movimientos oculares.

Método socrático.
En la antigua tradición griega se emplea una serie de preguntas que pueden
contestarse fácilmente para conducir a la persona a una conclusión lógica.
Esto se ve claramente en el libro ‘Diálogos’ de Platón. Este método tiene
algunas similitudes con el metamodelo de la PNL, en el sentido de que
permite ir clarificando las ideas. Puede ayudar a educar al paciente acerca
de los déficits en su desarrollo o en los modelos de conducta ofrecidos por
sus padres, permitiéndole darse cuenta de que no se le puede culpar por sus
acciones pasadas.

Asimilación.
Cuando se tratan casos de abuso sexual, el terapeuta tendrá que determinar
al inicio del tratamiento si el atacante constituye un peligro actual para
otros niños. En caso negativo, la información puede ser usada para ayudar al
paciente a alcanzar el segundo plano (Seguridad). Por ejemplo, si el atacante
ya ha muerto, es un inválido o vive en una región lejana, el terapeuta puede
preguntar: “¿puede causarle daño ahora?” Existen dos posibilidades: que el
paciente diga que no y se agregue una serie ocular más, o que el terapeuta
emplee diversas estrategias para obligar al paciente a reconocer que no
existe ningún peligro en el presente. Se puede utilizar el método socrático
para conducir al paciente hacia dicho reconocimiento, revisar las diferencias
entre la situación actual y el trauma del pasado, o usar imágenes que
demuestren que las estaturas relativas del paciente y del atacante son
diferentes ahora en relación con cuando aún era un niño.

Verbalizaciones y acciones.
Una vez vencido el miedo, es común que el paciente sienta furia o
repugnancia contra su atacante. A menudo, el terapeuta deberá incitar al
paciente a que exprese en voz alta su enojo o su dolor contra el perpetrador
(por ejemplo, “no debiste haberme tratado de esa manera”). Muchas veces,
cuando un paciente tiene una tensión en la garganta o en la quijada, es
cuando se le incitará a expresar sus emociones.

Los pacientes muchas veces comienzan por verbalizar sus sentimientos de


manera dudosa y tentativa, mostrando miedo e intimidación. A medida que
avanza el procesamiento comienza a disiparse el temor del paciente y su
tono de voz se vuelve más enérgico y seguro, siendo ésta una meta a lograr.
El enojo en algún trauma puede debilitar la voz de un paciente, por lo que
esto se vuelve un blanco del DRMO, enfocándose en la sensación física que
lo acompaña.

La furia que ha sido contenida durante toda una vida puede resultar
terrorífica para un paciente. El terapeuta deberá asegurarle al paciente que
ese enojo es simplemente la manifestación de la furia infantil que quedó
atrapada en su sistema nervioso. Agregando: “esto también es sólo parte del
paisaje que pasa ante sus ojos cuando viaja en el tren”.
En otras ocasiones es necesario usar visualizaciones como la técnica de silla
vacía, en casos de duelos no superados. También, a veces la acción física
resulta útil. Por ejemplo, la furia contenida y la frustración se
desvanecieron cuando a un paciente se le pidió que golpeara
alternativamente con sus puños. En otro caso, las sensaciones en las piernas
del paciente indicaban una necesidad de echar a correr, y entonces fue
alentado a llevar a cabo este movimiento inhibido; por lo que se deberá
alentar el movimiento durante las series de estimulación.

Técnica Floatback (Flotar en el pasado) para identificar el suceso del


pasado.

Será necesario reprocesar los recuerdos que son base de la disfunción,


antes de reprocesar los sucesos actuales. Se puede emplear este
procedimiento cuando el paciente es incapaz de identificar fácilmente un
blanco anterior para ser reprocesado. El formulario y la secuencia de esta
técnica es el siguiente:
“Ahora bien, por favor recuerde la imagen de…y aquellas palabras
negativas…(repita la imagen perturbadora del paciente y la cognición
negativa); fíjese bien qué sentimientos comienzan a surgir, en qué parte del
cuerpo las está sintiendo, y simplemente permita que su mente flote hacia el
pasado, hacia una etapa anterior de su vida –no busque nada específico-
simplemente permita que su mente flote hacia el pasado y dígame cuál es la
primera escena que le viene a la mente en la que usted experimentó algo
similar a:
Pensamientos sobre…(repita la cognición negativa),
Sentimientos sobre…(repita las emociones de arriba),
En su…(repita los puntos corporales en los que el paciente reportó
sensaciones particulares).”

La Educación.
El tercer plano que se atenderá es la capacidad que tiene el paciente de
tomar las decisiones que le permitan aumentar su calidad de vida en el
presente y en anticipación del futuro.

En muchos casos, ya que el paciente alcance una puntuación EVC de 7 será


necesario educarlo respecto a habilidades sociales, reafirmación personal,
autoestima, costumbres románticas, etcétera.

Por ejemplo, a los pacientes que han logrado reprocesar sus recuerdos
tempranos respecto al abuso sexual, que constituyeron experiencias que
derivaron en un temor por los hombres y una incapacidad de forjar
relaciones amorosas duraderas, les podríamos preguntar: “¿qué le parecen
estas palabras: como una mujer adulta, ya puedo escoger con quién deseo
estar”. Aunque un paciente de este tipo sólo pudiera brindarnos una
aprobación tentativa, esto sería suficiente para iniciar series sucesivas que
enfoquen posibles sentimientos de miedo o tensión. Las series adicionales
podrían tener como meta actualizar la nueva conducta.

El terapeuta deberá estar preparado para la posibilidad de que el paciente


recuerde un suceso anterior que guarda relación con algún nivel de
perturbación. Si esto llegar a ocurrir el recuerdo deberá convertirse en el
blanco principal y se deberá suspender la educación hasta que el recuerdo
sea reprocesado plenamente.

PROTOCOLOS DEL DRMO

1.-Protocolo convencional o más común.

Para lograr un tratamiento exitoso con el método DRMO, se requiere el uso


cuidadoso de las tres etapas del protocolo convencional. Estas tres etapas
requieren que el terapeuta evalúe los blancos apropiados y sus resultados en
relación con el pasado, el presente y el futuro del paciente y continuar el
proceso cuando éste se sienta preparado. Un ejemplo de las personas con
las que se debe aplicar este protocolo son las que presentan Trastorno de
Estrés Postraumático.

1.a. Trabajar con el pasado.


¿Qué sucesos anteriores constituyen la base de la disfunción actual?
1.b. Trabajar sobre el presente.
¿Qué estímulos actuales siguen obteniendo un material perturbador y
disfuncional?
1.c. Trabajar sobre el futuro.
Una vez identificados y reprocesados los sucesos disfuncionales del pasado
y una vez enfocada y reprocesada la perturbación actual, el terapeuta
deberá centrar su atención en la capacidad del paciente de tomar decisiones
en un futuro. Esto se logra al identificar y reprocesar los temores
anticipatorios y al apuntalar un “patrón positivo” que logrará incorporar
conductas adecuadas en el futuro. Esta tercera etapa del protocolo DRMO
implica educar, modelar y visualizar su conducta futura, junto con un
enfoque DRMO de estímulos duales, que permita al paciente responder de
manera distinta en un futuro.

2.-Protocolo para un suceso traumático.


Este protocolo enfoca su atención principalmente en los síntomas intrusivos,
prestándose atención a los síntomas evasivos por medio de la inclusión de
patrones positivos (la tercera etapa del protocolo convencional):
2.1.-Recuerdo o imagen del suceso traumático real.
2.2.-Escena retrospectiva (flashback), que quizá sea distinta de la imagen
recordada que representa el trauma.
2.3.-Imagen onírica –soñada-, o la escena más traumática durante la
pesadilla recurrente.
2.4.-Los estímulos actuales que detonan el recuerdo perturbador o la
reacción perturbadora (como el sonido de un automóvil al ser manejado en
reversa o el ser tocado de cierta manera).

3.-Protocolo para la ansiedad actual y las conductas actuales.

Con el fin de identificar un recuerdo sobresaliente, la técnica floatback


puede resultar útil. El terapeuta ayuda al paciente a especificar:
(a) cuál es la ansiedad que debe ser tratada; (b) la causa inicial y su
recuerdo (en caso de que sea accesible); y (c) la respuesta deseada.
Se emplean los componentes y se toman las medidas mientras los blancos
son reprocesados en el siguiente orden:
3.1.-El recuerdo inicial o el más antiguo.
3.2.-El ejemplo más reciente o más representativo de una situación actual
que provoca ansiedad.
3.3.-La proyección futura de una respuesta conductual deseada.

Como siempre, es importante que se enfoquen perturbaciones nuevas que


sean registradas en la bitácora o que surjan entre sesiones.

4.-Protocolo para sucesos traumáticos recientes.

Con base en la observación clínica, se calcula que se requiere un periodo de


2 ó 3 meses para consolidar un trauma reciente. Sin embargo, se sugiere
que el paciente decida cuándo quiere trabajar terapéuticamente su trauma.
Y requiere el siguiente protocolo:
4.1.-Obtener un historial narrativo del suceso.
4.2.-Enfocar el aspecto más perturbador del recuerdo (siempre que esto
resulte necesario).
4.3.-Enfocar la porción restante del recuento narrativo en orden
cronológico.
4.4.-Hacer que el paciente visualice la secuencia completa del suceso con los
ojos cerrados y reprocesarla a medida que afloren las perturbaciones.
Repetir esto mismo hasta que el suceso completo pueda ser visualizado,
desde el principio hasta el final, sin sufrir angustia.
4.5.-Hacer que el paciente visualice el suceso, desde el principio hasta el
final, con los ojos abiertos, e instalar la cognición positiva.
4.6.-Concluir el procesamiento con una exploración del cuerpo.
4.7.-Procesar los estímulos actuales, en caso necesario.

Mientras el paciente recita su historial, el terapeuta deberá tomar nota de


cada aspecto del suceso (por ejemplo: “sentí que me estremecía, luego
escuché que el tocador se caía, y luego ví que todos los libros se
desplomaban al piso…”). Cada una de estas experiencias deberá ser tratada
como un blanco distinto y se le deberá aplicar el DRMO, incluida una
instalación cognitiva para cada segmento. Sin embargo, la exploración del
cuerpo no deberá aplicarse sino hasta haber tratado el último segmento y
hasta que hayan sido tratados todos los blancos, pues sólo entonces se
podrá esperar que desaparezca toda la tensión corporal asociada al trauma.

5.-Protocolo para las fobias.

Antes que todo, se deberá analizar el historial clínico del paciente para
identificar cualquier problema de ganancia secundaria en una fobia. Ya que
hasta que no se manejen adecuadamente las ganancias secundarias no se
podrán tratar con éxito las fobias.
Para los propósitos del DRMO, Shapiro ha dividido las fobias en dos clases,
las fobias “sencillas” que se definen como miedo a un objeto (por ejemplo, a
una araña) que está circunscrito y que es independiente a las acciones del
paciente. Y las fobias “procesuales”, que se definen como el temor a una
situación en la que el paciente debe participar activamente, por ejemplo, el
miedo a viajar en avión: la persona participa comprando boletos,
trasladándose al aeropuerto y subiendo al avión.

Las fobias sencillas muchas veces se manejan con los pasos 5.2a a 5.2c que
se describen más abajo. Mientras que en las fobias procesuales, el
terapeuta deberá enfocar todos los aspectos pertinentes de dicha
experiencia, incluyendo la toma de decisiones y la ansiedad anticipatoria.
Estos aspectos pueden manejarse por medio de los pasos del 5.2d al 5.2f.
Sin embargo, si en la actividad diaria se requiere que el paciente interactúe
deliberadamente con cualquier objeto temido (por ejemplo, acercarse al
perro de la casa de un vecino o limpiar un desván lleno de arañas), los
procedimientos completos deberán emplearse también en el caso de fobias
sencillas. En todos los casos, se debe explorar el origen del miedo, porque
éste quizá tenga sus raíces en un suceso que aparentemente no tiene nada
que ver con la respuesta fóbica del paciente. En el caso de fobias
generalizadas, como la claustrofobia, se deberá enfocar un incidente
representativo de cada situación que produzca ansiedad (por ejemplo,
elevadores, aglomeraciones de tráfico, asientos en el teatro, etcétera).

Si durante una sesión el paciente llegara a experimentar miedo, terror o un


ataque de pánico deberá reprocesársele con estímulos duales, hablarle en un
tono tranquilizador y por último, al desvanecerle el miedo, aplicarle una
técnica de autocontrol, por ejemplo, el ejercicio del “lugar seguro”.

Al final del tratamiento, se incorporan patrones positivos, a través de


visualizar las conductas futuras que antes le causaban fobia, procesando
hasta que alcance un EVC de 6 ó 7; incluso, planear que el paciente se
enfrente a una situación real después de 15 días, para analizar el impacto.
Se deberá implementar el protocolo completo del tratamiento, siempre que
sea posible, para evitar una reactivación futura de la fobia. Además,
exponer al paciente de manera estructurada en vivo puede resultar muy
adecuado en ciertas condiciones.

Pasos a seguir para el tratamiento de fobias:


5.1-Enseñar los procedimientos de autocontrol necesarios para manejar el
temor al miedo.
5.2-Enfocar y reprocesar los siguientes puntos:
a.-Sucesos previos y concomitantes que contribuyen a la fobia.
b.-La primera ocasión en que el paciente experimentó dicha fobia.
c.-Las experiencias más perturbadoras.
d.-La última ocasión en que fue experimentada.
e.-Los estímulos actuales que se le asocian.
f.-Las sensaciones físicas u otras manifestaciones de miedo, incluída la
hiperventilación.
5.3-Completar el reprocesamiento de los blancos que se revelaron entre
sesión y sesión.

6.-Protocolo para el dolor excesivo.

El método DRMO no elimina ni diluye las emociones adecuadas y sanas,


incluyendo el dolor y el dolor fantasma (de miembros amputados). En vez,
puede permitir que los pacientes se conduelan con un mayor sentido de paz
interior. El protocolo DRMO para el dolor excesivo es similar al protocolo
convencional para traumas. En caso de pacientes abrumados por la pena o el
duelo, se deberán enfocar y procesar, cuando sea necesario, los siguientes
puntos:
6.1-Los sucesos reales, incluyendo el sufrimiento o muerte del ser amado.
6.2-Las imágenes intrusivas.
6.3-Las imágenes contenidas en las pesadillas.
6.4-Los detonadores actuales.
6.5-Los asuntos relacionados con la responsabilidad personal, la mortalidad
o pérdidas anteriores aún no resueltas.

7.-Protocolo para enfermedades y desórdenes somáticos.

Se incluye este protocolo con el fin de subrayar el hecho de que las


personas que sufren una enfermedad física posiblemente padezcan un
trauma psicológico. Los pasos son:
7.1-Crear un plan de acción para atender las necesidades reales.
7.2-Identificar y reprocesar los recuerdos relevantes, las situaciones
actuales y los miedos sobre el futuro al tener que lidiar con:
a.-Impedimentos personales o físicos.
b.-Problemas sociales.
c.-Experiencias médicas.
7.3-Hacer correr la “videocinta” de los próximos 1 a 5 años.
7.4-Usar imaginería con trasfondo cognitivo adecuado.
7.5-Identificar una cognición positiva adecuada.
7.6-Vincular la imagen a la cognición positiva.
7.7-Asignar tareas con el procedimiento de autouso.
7.8-Usar procedimientos de autocuidado y de bitácora.

Este protocolo se refiere tanto a los factores psicológicos como a los


factores físicos relacionados con los problemas somáticos. Sin embargo, no
debe emplearse como sustituto de un buen cuidado médico y debe aplicarse
en conjunto con éste. Aunque el protocolo será discutido dentro del
contexto del tratamiento que se brinda a un paciente de cáncer, puede ser
adaptado fácilmente para aplicarse a las concomitantes psicológicas (y
posiblemente físicas) de cualquier enfermedad, de cualquier molestia física
o de cualquier desorden somático. En el caso de cualquier enfermedad, se
deben atender los asuntos de ganancias secundarias y de incapacidad de
manejar emociones.

Si el paciente debe aceptar que quizá morirá a causa de la enfemedad, el


terapeuta podrá emplear DRMO para fortalecer su capacidad de
reconciliarse con sus familiares y amigos, de resolver sus asuntos
económicos, enfrentar sus miedos sobre la muerte; el sentimiento de que
nuestro propio cuerpo nos ha traicionado; la superficialidad o la
indiferencia, reales o percibidas, del personal médico; las emociones
negativas relativas a la permanencia en el hospital, los exámenes médicos,
las operaciones, etcétera. A este propósito, también se puede inducir al
paciente a imaginar una videocinta acerca de su futuro. El método DRMO
también ha sido usado en el hospital con pacientes que sufren de dolores
insoportables, sobre todo para que dejen de sentirse culpables por desear
la muerte para liberarse del dolor.

Las técnicas de relajación y de control del dolor pueden ser de gran ayuda
al producir un sentimiento de autoeficacia, por ejemplo, la técnica “río de
luz”, explicada más adelante. También, se ha encontrado que los movimientos
oculares DRMO son útiles para controlar el dolor. Se puede considerar que
el tratamiento DRMO ha sido completado cuando los pacientes pueden verse
a sí mismos como seres sanos, libres de cáncer y cuando la exploración del
cuerpo no revela ninguna sensación negativa.

AUTOAPLICACIÓN DE LAS SERIES DE MOVIMIENTOS OCULARES


PARA LA REDUCCIÓN DEL ESTRÉS

No se recomienda que los pacientes aprendan el uso auto-dirigido de los


movimientos oculares durante las etapas iniciales de la terapia. No hay
manera de saber a qué se pueda vincular un blanco dado o una respuesta de
ansiedad, e incluso las perturbaciones aparentemente inocuas pueden tener
sus raíces en recuerdos de la infancia extremadamente perturbadores. Si
los pacientes intentan realizar los movimientos oculares prematuramente,
incluso en relación con situaciones estresantes aparentemente menores, se
pueden provocar abreacciones de alto nivel que, a su vez, pueden ocasionar
un retraumatizamiento, ya que los pacientes no serán capaces de continuar
ellos mismos las series con el fin de reprocesar el material disfuncional. Es
común que los ojos de un paciente se detengan durante una sesión típica; la
responsabilidad del terapeuta consiste en monitorear el progreso del
paciente y de asegurarse de que las series de movimientos oculares siga su
curso durante el tiempo apropiado.

También, que el paciente se abstenga de usar movimientos oculares con una


persona no profesional. Sin embargo, si el paciente ha llegado al final de la
terapia, es posible que el terapeuta le sugiera usar las series de
movimientos oculares en casa, ya que el paciente ha procesado la mayoría de
los principales canales de información. Aún en este caso, el terapeuta
deberá alentar al paciente a mantener una bitácora donde pueda registrar
cualquier recuerdo perturbador nuevo o cualquier reacción nueva que
pudiera aflorar inesperadamente.
El uso autodirigido de movimientos oculares puede ser extremadamente útil
para los terapeutas que deseen minimizar los efectos de una traumatización
indirecta al reprocesar su propia respuesta ante las perturbadoras historias
contadas por el paciente.

La siguiente es una lista de las estrategias que sugiere Shapiro para el uso
de movimientos oculares autodirigidos y otras formas de estimulación dual
(aunque de ninguna manera debe considerarse exhaustiva dicha lista):
1.-Mantenga derecha la cabeza, mire hacia el frente, luego desplace los ojos
hacia la extrema derecha y observe algún objeto lejano. Luego realizará el
mismo movimiento, sólo que en dirección contraria, fijando la vista en otro
objeto lejano. Luego moverá los ojos, de un lado a otro, entre ambos
objetos.
2.-Mire alternativamente de un lado del cuarto (o un punto fijo en el muro)
hacia el otro.
3.-Siéntese con las manos, la palma hacia abajo, sobre cada muslo (con las
piernas separadas) y alce un dedo índice a la vez, mientras los ojos se
mueven de un lado a otro entre ellos.
4.-Desplace una mano levantada, de un lado a otro, a lo largo de la línea de
visión.
5.-De lejos, la manera más sencilla de mantener los movimientos oculares u
otras formas de estimulación es valerse de un punto focal cuyo movimiento
se genere externamente. Algunas personas han colgado un péndulo desde el
techo o han empleado una barra de luz.

Además de usar las estrategias anteriores, el paciente puede imaginar que


los dedos del terapeuta se desplazan a lo largo de su campo visual.

LISTA DE CONTROL DE DATOS DEL PACIENTE Y DE EXÁMENES QUE


SE REALIZAN PARA DETERMINAR SI ES APTO PARA RECIBIR DRMO

1.-Nombre:
2.-Fecha:
3.-Tipo de tratamiento psicológico o psiquiátrico previo:
4.-Medicamentos que emplea actualmente:
5.-Resultados de los exámenes objetivos:
6.-Resultados de los exámenes proyectivos:
7.-Examen mental:
8.-Relación suficiente (sentimiento de seguridad y grado de veracidad):
9.-Capacidad para emplear las técnicas de autocontrol:
10.-Estabilidad personal y ambiental: Los factores que aún requieren
atención son:
11.-Apoyos vitales:
12.-Salud física (las áreas problemáticas incluyen: daño neurológico;
embarazo; problemas cardiacos, respiratorios y geriátricos; ataques
epilépticos y problemas oculares):
13.-Tratamiento para pacientes hospitalizados (requerimientos médicos; la
naturaleza del recuerdo traumático; ¿constituye el paciente un problema o
un peligro para sí mismo o para otras personas?:
14.-Necesidades farmacológicas (medicamentos que requiere el paciente):
15.-Abuso de drogas legales e ilegales (apoyos y programas recibidos;
estado actual de consumo):
16.-Restricciones legales (efectos del procesamiento/ problemas forenses):
17.-Control de sistemas (familiar, social, laboral):
18.-Ganancias secundarias (planificación de la acción):
19.-Consentimiento informado: mencionar el hecho de que es posible que
afloren recuerdos angustiantes, aún no resueltos, que las reacciones no
anticipadas pueden incluir emociones o sensaciones perturbadoras, y que el
paciente quizá pueda sufrir estados de perturbación que pudieran aflorar
entre sesión y sesión, tales como pesadillas y otros recuerdos:
20.-Qué estímulos duales prefiere (oculares o auditivos y de qué tipo):
21.-Metáforas preferidas para explicar el tratamiento (tren, tigre, túnel u
otra):
22.-Lugar seguro de su preferencia (especificar el lugar y la palabra que lo
indiquen):
23.-Señal convenida para detener el procesamiento:
24.-Señal convenida para informar de haber acatado afirmativamente las
instrucciones:

LISTA DE CONTROL PARA PLANIFICAR EL TRATAMIENTO DRMO

1.-Nombre:
2.-Fecha:
3.-Síntomas:
4.-Imágenes intrusivas:
5.-Cogniciones negativas:
6.-Emociones identificadas:
7.-Duración:
8.-Causa (s) inicial (es):
9.-Sucesos adicionales (o los diez peores recuerdos de su vida):
10.-Personas significativas en su vida:
11.-Estado que desea alcanzar:
12.-Capacidades y técnicas que el paciente necesita aprender, a solas o en
grupo:
FORMATO RECOMENDADO PARA HACER LOS REGISTROS SEMANALES
EN LA BITÁCORA

Fuera de la sesión, cada vez que en el paciente surja una experiencia que
amerite un reporte, el paciente escribirá una descripción corta en cada
columna, la fecha en que sucedió, el suceso detonador, la imagen que surgió
en la mente, la cognición /creencia que afloró, la emoción o sentimiento, y
las sensaciones en nivel calificadas en Unidades Subjetivas de Perturbación
(USP). Una vez que el paciente haya anotado las descripciones cortas, se
valdrá de alguna técnica de autocontrol para eliminar cualquier emoción
perturbadora.

En dicho formato habrá columnas con los siguientes temas:

- Fecha.
- Detonador.
- Imagen.
- Cognición/Creencia.
- Emoción.
- Sensación en nivel USP.

CONCLUSIÓN
Han pasado 18 años desde la creación del método DRMO-EMDR, habiendo
sufrido varias modificaciones para mejorarlo, que lo han convertido en una
psicoterapia convencional efectiva y cada vez más extendida, sobre todo en
la atención a pacientes que sufren de estrés postraumático y distintos
traumas de índole psicológico. En Estados Unidos existe una Asociación
Internacional que agrupa a los miembros capacitados formalmente en dicho
método. Esperemos que en el futuro algunos de los profesionales de los
hospitales y Cruz Roja, entre otras organizaciones se capacitaran en este
método tan útil.

FUENTES:

-“Artìculos EMDR”. http://www.emdrbarcelona.com/articulos.htm


-Bàguena Puigcerver, Marìa Josè (2003). “Tratamientos psicológicos
eficaces para el estrés post-
traumático”.http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=470
-“Efectividad de
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