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Una herramienta clave en la mejora de la eficiencia energética son los Sistemas de

Gestión de Energía y su certificación mediante la norma internacional ISO 50001. Se

estipula que esta norma tendrá un gran impacto respecto a la disminución del

consumo energético en los establecimientos industriales al año 2030. Un Sistema de

Gestión Energética pretende sistematizar los procesos de una organización a través

de una mejora continua, con el fin de promover criterios de gestión energética, ahorro

y eficiencia. La ISO 50001 ha sido diseñada para que su implementación se de en

cualquier organización, independiente de su tamaño, sector o región geográfica.

Facilita la reducción de los consumos energéticos, los costos financieros asociados al

consumo y las emisiones de gases de efecto invernadero. Su aplicación es voluntaria

y su éxito depende del nivel de compromiso de la organización. No establece

requisitos ni objetivos de aplicación, solo exige el cumplimiento de las obligaciones

legales y los requerimientos a los que la empresa se haya comprometido.

La norma ISO 50001 fue publicada el 15 de junio de 2011, en conjunto con expertos

de más de cuarenta países, sustituyendo a la norma UNE EN 16001 luego de recoger

algunos cambios sustanciales respecto a la misma removiendo el concepto de

“aspecto energético” para reemplazarlo por el concepto de “revisión energética” y

“cálculo de la línea base”. La ISO 50001 ayuda a mejorar el desempeño energético de

cualquier organización, ya sea grande o pequeña, del sector público como del privado,

industrial o comercial, aumentando su eficiencia energética e incrementando sus

ventajas competitivas dentro de los mercados en los que participa y reduciendo los

impactos ambientales. La norma se acopla dentro de un sistema de gestión integral en

conjunto con la norma ISO 9001 (gestión de calidad) e ISO 14001 (gestión

medioambiental), lo que facilita a las organizaciones implementar la gestión de la

energía en sus esfuerzos para mejorar la calidad y la gestión ambiental.

Múltiples beneficios más allá del ahorro en el consumo energético serían derivados de

la norma ISO 50001 bajo una correcta implementación.


Los Sistemas de Gestión de Energía, al igual que los demás estándares ISO, se basan

en el ciclo de mejora de Deming, el “Plan-Do-Check-Act”, una metodología que

describe los cuatro pasos esenciales que deben llevarse a cabo de manera

sistemática a modo de lograr la mejora continua de la calidad de la empresa u

organización, disminuyendo los fallos, aumentando la eficacia tanto como la eficiencia

y solucionando problemas. El proceso de la mejora de la gestión energética implica

realizar varias vueltas al ciclo de Deming, lo cual se representa como un conjunto de

círculos subiendo una pendiente. Los cuatro pasos se realizan de manera cíclica, de

modo que una vez acabado el último paso, se vuelva al primero, repitiendo el ciclo de

forma que las actividades emprendidas bajo esas etapas sean reevaluadas

periódicamente para incorporar mejoras o correcciones. La ausencia de

documentación de la mejora así como de un sistema de gestión produce entropía,

ocasionando un retroceso del círculo, regresando al estado anterior.


Las cuatro etapas cíclicas son las siguientes:

Se definen los planes y la visión de la meta que tiene


la organización, proyectándose a dónde quiere llegar

Planificación (Plan): en un determinado tiempo, analizando las áreas


donde se implementarán los primeros cambios para
establecer las bases donde se sustentará el Sistema
de Calidad.

Se lleva a cabo el plan de trabajo establecido en la


Hacer (Do):
primera etapa, siguiendo los pasos indicados en el
mismo orden y proporción, junto con algún control de
vigilancia de las actividades en correcta ejecución.

Se realiza una comparación entre los resultados


planeados y los obtenidos. Antes de esto, se

Verificar (Check): establece un indicador de medición ya que lo que no


es medido no puede ser mejorado de una forma
sistemática.

A partir de los resultados obtenidos en la etapa


Actuar (Act):
anterior se procede a una recopilación y verificación
de resultados. Si se logró lo planeado se
sistematizan y documentan los cambios
conseguidos, en caso contrario, se debe actuar
rápidamente y corregir la teoría de solución,
estableciendo un nuevo plan de trabajo
La Eficiencia Energética (EE) es una práctica que tiene como objetivo reducir la

cantidad de energía consumida conservando la calidad y el acceso a bienes y

servicios a través de la optimización de los procesos productivos y del empleo de

energía utilizado. En consecuencia, una reducción en el consumo energético implica

minimización de emisiones de gases de efecto invernadero siendo la eficiencia

energética responsable de un casi 60% de la reducción de emisiones. Por ello, la

eficiencia energética se presenta como un elemento crucial para luchar contra el

cambio climático.

En la mayoría de los casos la EE está asociada a un cambio tecnológico que aumenta

el rendimiento de los artefactos y disminuye las pérdidas de energía por calor,

produciendo más servicios con menor cantidad de energía.

Un aparato o artefacto es más eficiente energéticamente si entrega más servicios

consumiendo la misma cantidad de energía que otro, o los mismos servicios pero

consumiendo menos energía. No se trata de ahorrar luz, sino de iluminar mejor

consumiendo menos electricidad. Un claro ejemplo de eficiencia energética es la

transición de las lámparas incandescentes, que tienen un aprovechamiento para

producción de luz de aproximadamente 5% (el resto se pierde en forma de calor), a las

lámparas LED o las de fluorescencia electrónica cuya iluminación es altamente

eficiente, aportando un mayor flujo luminoso a menor consumo energético.

Sin embargo, la reducción del consumo de energía también está vinculada a una

mejor gestión o a cambios en los hábitos humanos.

Es usual confundir ahorro de energía con eficiencia energética pero son conceptos

diferentes. La primera se consigue generalmente a través de un cambio en los hábitos

de consumo del usuario, reduciendo la demanda energética de éste, mientras que la

eficiencia energética minimiza la cantidad de energía necesaria para satisfacer la

demanda del usuario sin afectar su calidad, suponiendo la sustitución de un equipo por

otro que, con las mismas prestaciones, consuma menos electricidad. Ejemplificando
ambos conceptos, el ahorro energético se genera cuando apagamos la luz para

reducir el consumo de energía, mientras que si reemplazamos la lámpara

incandescente por una eficiente, estamos tomando una medida de Eficiencia

Energética que nos proporcionará una disminución en el consumo de energía, sin

perjuicio del desarrollo de nuestras actividades. La similitud entre ambas ideas es que

buscan un gasto de energía menor del habitual.

Por otro lado, es importante considerar que las leyes termodinámicas imponen límites

de eficiencia en los procesos de conversión de energía, por lo que las metas de

mejoramiento en eficiencia energética deben estar ajustadas a dichos límites.

Actualmente, podemos minimizar hasta un 30% el consumo de energía utilizando las

soluciones y tecnologías disponibles. 1kWH de uso en una instalación, con generación

a carbón requiere 3 kWh de producción, lo que implicaría que por cada unidad

energética ahorrada, se ahorran tres de producción.


En Paraguay, la eficiencia energética dio sus primeros pasos con la creación del

Comité Nacional de Eficiencia Energética (CNEE) en el año 2011, luego de que el

gobierno comprendiese que la aplicación de medidas de uso eficiente de energía

ayudaría a desarrollar de manera sustentable todas las actividades económicas. De

esta forma, el Comité nace desde el Viceministerio de Minas y Energías con el objetivo

de desarrollar un Plan Nacional para el Uso Eficiente de la Energía en conjunto con

representantes de los Ministerios de Obras Públicas y Comunicaciones, de Educación

y Cultura, de Industria y Comercio, la Administración Nacional de Electricidad, de

Petróleos Paraguayos, del Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y

Metrología, de la Entidad Binacional Yacyretá, de la Itaipú Binacional, del Consejo

Nacional de Ciencia y Tecnología, de la Universidad Nacional de Asunción y del

Instituto Forestal Nacional.

El Plan Nacional de Eficiencia Energética fue aprobado en el 2015 y en el se

encuentran los lineamientos y las orientaciones a ser consideradas para la

implementación de medidas que posibiliten el uso eficiente de la energía en los

diferentes sectores del país. Está estructurado a través de cinco ejes estratégicos que

serán desarrollados por medio de la ejecución de programas y acciones.

El primer eje consiste en la elaboración de normativas, leyes, decretos y otros

instrumentos legales que contribuyan a la aplicación del Plan, garantizando

continuidad y permanencia en los procesos. Actualmente existen avances en la

elaboración de normas de etiquetado de eficiencia energética. En base a estadísticas

realizadas por la ANDE, se ha establecido el etiquetado obligatorio a los artefactos

que se consideran de mayor utilización en horario pico, tales como aires

acondicionados y ventiladores. Por otro lado, en abril del 2017 fue promulgado el

Decreto Nº 7103 por el cual se establece el etiquetado en lámparas incandescentes y

lámparas fluorescentes. A través de este decreto se busca regular el ingreso al

mercado nacional de las lámparas que cumplan con los requisitos legales y de
eficiencia energética que están dispuestas en las normas paraguayas además de

brindar información a través de las etiquetas sobre el nivel de eficiencia energética de

las lámparas a los consumidores, permitiéndoles que opten por aquellas que

satisfagan en igual medida sus necesidades con un menor consumo de energía. Este

decreto todavía no es obligatorio debido a que falta una reglamentación por parte del

Ministerio de Industria y Comercio que se prevé que esté listo en el transcurso del mes

actual.

El segundo eje se centra en la divulgación de la eficiencia energética a través de la

educación y la concienciación en conjunto con instituciones públicas y privadas.

Se han desarrollado seminarios difundiendo la eficiencia energética. Existen trípticos y

videos de promoción. Se ha trabajado con el MEC para incluir en el curriculum de los

colegios técnicos el tema de la eficiencia energética como materia optativa y se está

desarrollando un plan para incorporar en la educación de los niños las nociones de

eficiencia energética y ahorro de energía. También, se han llevado a cabo

conversaciones con la Facultad de Ingeniería (FIUNA) para incluir conceptos de

eficiencia energética en materias ya existentes dentro de las carreras universitarias.

El tercer eje apunta al desarrollo de programas y proyectos de implementación de uso

eficiente y racional de energía. Actualmente se está trabajando en un proyecto piloto

que propone la implementación de medidas de eficiencia energética en cuatro edificios

públicos del departamento Central con financiamiento del BID. La idea es desarrollar

un programa nacional de edificios públicos que incorpore la eficiencia energética. En

base a experiencia internacional se estipula que el éxito de este proyecto implicaría la

reducción de aproximadamente un 20% del consumo de energía eléctrica.

El cuarto eje ayuda a determinar el grado de eficiencia energética con la que es

utilizada la energía a través de diagnósticos y auditorías energéticas, ello implica

conocer el estado actual del sector energético.


El quinto eje favorecerá el desarrollo de herramientas de seguimiento y medición de

impacto de las acciones que podrán evaluarse, ayudando de esta forma a la

incorporación de ajustes que propicien el logro de los objetivos. Se contempla la

participación de las instituciones de enseñanza de todos los niveles de forma gradual,

con la inclusión de la problemática de Conservación y Eficiencia Energética los

programas curriculares, así como la iniciativa del sector privado en participar de

proyectos de eficiencia energética.

La Política Energética recomienda que al Viceministerio de Minas y Energías se lo

ponga como rango de Ministerio debido a que como ente de Viceministerio se

encuentra con muchas limitaciones. Consecuentemente, el Comité Nacional de

Eficiencia Energética al operar bajo la coordinación del Viceministerio también se topa

con trabas y limitaciones. En Paraguay los asuntos energéticos no se trabajan de

forma global, sino que cada sector elabora su propio plan y su gestión concierne a

diferentes organismos. El sector eléctrico es liderado por la ANDE, el sector

hidrocarburos en lo que a prospectivas se refiere corresponde al Viceministerio de

Minas y Energías mientras que la comercialización compete al Ministerio de Industria y

Comercio, por otro lado, en lo que concierne a la biomasa participan diferentes

instituciones. Es necesario que un organismo rector regule la energía del país en su

totalidad.

Además, entre otras limitaciones sufridas por el Comité, se puede mencionar el poco

presupuesto para los temas de eficiencia energética, sin embargo, este año se ha

conseguido el interés del BID, lo que posibilitó su financiamiento al proyecto piloto

mencionado en el tercer eje del Plan.

Considerando que una de las herramientas de la eficiencia energética es la norma de

gestión energética, es importante señalar que la Norma ISO 50001 ha sido

incorporada a la norma nacional a través del INTN, ente encargado de la elaboración


de normas, pero hasta el momento no existe organización o institución que tenga

certificación de la norma a nivel nacional.

Debido a la baja tarifa de la energía en el país la necesidad de su uso racional y

eficiente se ausenta en el seno de muchas residencias y empresas, especialmente si

consideramos que un alto porcentaje de estas últimas son empresas familiares,

implicando ello que la mayoría de las empresas sean pequeñas y consecuentemente,

la demanda de energía no sea preponderante.

Según el ingeniero Gustavo Cazal, coordinador del Comité Nacional de Eficiencia

Energética, la implementación de una norma de gestión energética se ve prioritaria en

el sector industrial debido al mix energético que presenta, donde la biomasa tiene una

gran participación.

Así también, expresa que el sector residencial puede ser mejorado en lo que

concierne a gestión de energía a partir de un cambio de hábitos en las personas y

reemplazando los artefactos domésticos por aquellos de mayor eficiencia. “La

eficiencia energética es más fácil mejorar en este sector debido a que se basa en un

único componente energético, la electricidad, que puede ser mejorada disminuyendo

las pérdidas de la ANDE” señaló Cazal.

Proyectos como el Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030 exponen objetivos

estrechamente ligados con el aprovechamiento de la energía, así como con el uso

racional y eficiente de la misma.

El Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030 es el documento que define la base y

los lineamientos para el desarrollo inclusivo y sostenido en el Paraguay. Fue publicado

en el 2014 y presenta tres ejes estratégicos para el tan anhelado desarrollo, los cuales

son, reducción de la pobreza y desarrollo social, crecimiento económico inclusivo e

inserción de Paraguay en el mundo.


Para cumplir los ejes estratégicos se presentan objetivos específicos y varios de ellos

competen al sector energético, entre ellos, alcanzar una tasa de crecimiento promedio

del PIB de 6,8% (% anual de crecimiento del PIB); aumentar en 60% el consumo de

energías renovables y disminuir en 20% el consumo de energía fósil; incrementar el

consumo de electricidad para uso industrial; incorporar tecnologías para la explotación

de nuevas fuentes de energía sustentable (incluye energía solar, eólica, biomasa);

facilitar la radicación de industrias energéticas con regulación y certificación

internacional adecuada; aumentar los ingresos por venta de energía, a través de la

libre comercialización de energía de las binacionales y a precios de mercado; hacer

del Paraguay el eje de una integración energética regional, aprovechando las

potenciales complementariedades energéticas en la región, garantizando así el uso

sostenible y eficiente de los recursos energéticos de cada país; aumentar los ingresos

nacionales por la venta de servicios ambientales (créditos por sumideros de carbono);

entre otros.
Conclusión

Al echar una mirada a la historia de muchos países se puede apreciar que los temas

relacionados a la eficiencia energética tuvieron gran trascendencia luego de que hayan

padecido de crisis energéticas. Este punto es importante para contrastar con nuestra

realidad como nación. La realidad es que vivimos en un país privilegiado, rico en

recursos energéticos que no ha sufrido una verdadera carencia de suministros de

energía.

El hecho de tener abundantes recursos y una baja tarifa de energía torna natural no

priorizar la eficiencia energética, ello hace tan necesario la promoción de la gestión

energética y la concienciación de la ciudadanía.

Aun así, las perspectivas sobre la gestión de energía en el país son optimistas. Si bien

Paraguay ha sido de los últimos países en subir al tren de la eficiencia energética, está

por un recorrido que no amerita interrupción. El Comité Nacional de Eficiencia

Energética trabaja con todo cuanto está a su alcance, de manera continua,

reconociendo sus limitaciones y debilidades institucionales mientras que los que

adquieren conciencia sobre el asunto se suman a la labor de perseguir los objetivos

buscados por la eficiencia energética.

Para garantizar la propagación de las medidas de eficiencia energética a todos los

sectores del país, el estado debe seguir trabajando en el andamiaje legal, siendo las

normas uno de los ejes principales para la gestión de energía. Normas nacionales

aprobadas y de uso obligatorio garantizarán la compra de artefactos más eficientes.

Con el desconocimiento de la población como principal barrera a la implementación de

un sistema de gestión energética, se debe enfatizar en la difusión de la eficiencia

energética hasta que la ciudadanía comprenda los beneficios que trae la instauración

de medidas de eficiencia energética tanto en las casas, como en los comercios e

industrias.

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