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ENFOQUES CURRICULARES
Marisa Cazares. UCF, Cuba
"Relacionar el currículum escolar, los profesores y los alumnos, supone uno de los cruces
temáticos más interesantes en el pensamiento educativo, no sólo porque pone en contacto tres
componentes básicos del mismo, sino porque toca muy directamente la práctica educativa,
siendo esencial considerar esta interacción para entenderla y poder cambiarla. El currículum
es la partitura de la cultura escolar en contenidos y formas pedagógicas, y los profesores y los
alumnos son los intérpretes que la desarrollan manifestando su estilo personal" (Gimeno
Sacristán, 1989:3).
El estudio del currículum no puede hacerse más que considerando éste como un producto
histórico y social que cambia (como todas las construcciones sociales) como varían las
circunstancias, como son reformuladas las ideas y los ideales, como cambia el orden de los discursos
y la ordenación de la vida social en general.
Es muy importante y oportuno hacer una pequeña reflexión sobre el término currículum,
derivado de su homólogo latín “curriculum” que significa carrera, corrida, también del verbo curro,
currere, correr, recorrer, rodar, además significa una pista circular de atletismo (Kemmis, 1988:31).
En el latín clásico se utiliza este término como curriculum vitae o curriculum vivendi, para hacer
referencia a una carrera de vida. Este significado nos sugiere la idea de un camino, dirección, de
intencionalidad en la dirección de esa carrera; implica que existe un inicio y una meta a la que
dirigirse. Incluso este significado etimológico nos recuerda las visiones vulgares que miran a la
escuela y al período de escolarización como una carrera, como unos cursos que vamos recorriendo
sucesivamente hasta llegar a la meta, como un ciclo, paso a paso, para lograr una finalidad, son los
caminos de aprendizaje, la obtención de alguna titulación o diploma.
En este sentido recurrir a dicho concepto puede ser un camino de inicio para
las reflexiones en este ámbito. Por lo que elegir uno u otro concepto depende de la
capacidad de integrar en un esquema prescriptivo para la acción, valorando las
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reflexiones aportados por la práctica y por los resultados de la investigación
curricular en el proceso de enseñanza aprendizaje. Sin duda el análisis de estas
definiciones y el contexto donde se desarrollaron constituyen una aportación para
conocer su evolución, sin embargo, es una aportación limitada porque en muchos
casos resultan aclaraciones ambiguas, que pueden dificultar la profundización
necesaria para su interpretación adecuada en la práctica.
"El esfuerzo total de toda escuela para producir los resultados deseados en situaciones
intra y extraescolares" (Salvador y Alexander, 1954:52).
"El plan general del contenido o los materiales específicos de la instrucción que la
escuela ha de ofrecer a los estudiantes de cara a prepararlos para su graduación y su
ingreso en el mundo profesional o vocacional" (Good, 1959:63).
"El currículum estaría constituido por todas las oportunidades de aprendizaje que
proporcione la escuela" (Sylor y Alexander, 1966:54).
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"Currículum es una serie estructurada de objetivos del aprendizaje que se aspira
lograr. El currículum prescribe (o por lo menos anticipa) los resultados de la
instrucción" (Johnson, 1967:28).
"La suma de las experiencias que los alumnos realizan mientras trabajan bajo la
supervisión de la escuela" (Johnson, 1970.85).
"El término currículum es usado ordinariamente por los especialistas de dos maneras:
1) para indicar un plan para la educación de los alumnos; y 2) para identificar un
campo de estudios"; y añade: "El currículum como un plan para la educación es
calificado como un Currículum o el Currículum... Pero como campo de estudio, al
igual que muchos campos especializados, es definido tanto por el aspecto concreto del
que versa (su estructura semántica), como por los procedimientos de investigación y
práctica que utiliza (estructura sintáctica) "(Zais, 1976:63).
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"El currículum es lo que tiene detrás toda educación, transformando las metas básicas
de la misma en estrategias de enseñanza" (Lundgren, 1981:27).
"Proyecto flexible, general, vertebrado en torno a principios que hay que modelar en
situaciones concretas. El currículum más que la presentación selectiva del
conocimiento, más que un plan tecnológico altamente estructurado, se concibe hoy
como un marco en el que hay que resolver los problemas concretos que se plantean en
situaciones puntuales y también concretas" (Gimeno, 1984:109).
"Conjunto de los supuestos de partida, de las metas que se desea lograr y los pasos
que se dan para alcanzarlas; el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, etc;
que se considera importante trabajar en la escuela años tras años. Y por supuesto la
razón de cada una de esas opciones" (Zabalza, 1987:37).
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"Entendemos por currículum el proyecto que preside las actividades educativas
escolares, precisa sus intenciones y proporciona guías de acción adecuadas y útiles
para los profesores que tienen la responsabilidad directa de su ejecución" (Coll,
1987:33).
“El currículum de las escuelas de una sociedad constituye una parte integrante de su
cultura. Para comprender el significado de cualquier conjunto de prácticas
curriculares, han de considerarse tanto en cuanto a elementos que surgen a partir de
un conjunto de circunstancias históricas, como en calidad de reflejo de un determinado
medio social”. (Grundy, 1991:76).
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los componentes didácticos necesarios para alcanzarlos.
Considero que una u otra forma de entender el término currículum y sus contenidos por
diferentes autores, depende de la capacidad que tengan en responder a las exigencias prácticas
y críticas teóricas que origina el campo de la enseñanza, sobre la base de su experiencia en la
práctica pedagógica.
De todas las definiciones que anteriormente relacionamos hemos resumido a nuestro juicio los
aspectos más significativos contenidos en ellas:
En algunas definiciones citadas, hemos destacado algunas frases en las cuales de una
forma u otra se condiciona la actividad del alumno en el desarrollo del currículum, para
transformarlos en sujetos de su propio aprendizaje en la construcción del conocimiento;
desarrollar las actividades curriculares como un proceso móvil, de búsqueda de la
verdad, a través de las actividades de trabajo independiente, donde el propio sujeto es
quien tiene que desentrañar las características esenciales del conocimiento.
No se hace referencia por casi ningún autor a las posibilidades del currículum en la
individualización de la enseñanza, pues a nuestro juicio constituye un aspecto que se
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lleva a la práctica sistemáticamente a través de la adecuada comprensión del proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Todas las definiciones reflejan en orden ascendente el desarrollo evolutivo del término
currículum, ya que responden al paradigma predominante en el momento de su
formulación.
Analizando todos estos postulados sobre el currículum nos preguntamos: ¿Qué papel juega
el currículum en las actividades escolares?, ¿Qué elementos incluye?, ¿Es el currículum una
proyección anticipada de intenciones?, ¿Qué tan abierto, flexible, cerrado puede ser un proyecto
curricular?, ¿Qué es el currículum?.
Por lo que podemos entender el currículum como una forma de entender la educación que va
a ir permitiendo comprender la vida en la escuela, el qué, el cómo y el cuándo enseñar, lo cual lleva
implícito la búsqueda, la indagación, la investigación y la reflexión en la acción.
1. El currículum como normativa oficial de lo que se pretende que debe suceder en las escuelas,
sobre la estructuración de los estudios a realizar por los alumnos en los diferentes niveles de
enseñanza. Se recoge aquí la idea de organización de los estudios, donde se integra el marco
general de preinscripciones y orientaciones que legitiman el quehacer didáctico en la práctica
de la enseñanza. Aspectos curriculares como la planificación educativa, el diseño y
evaluación de programas, pertenecen a este espacio de definición de currículum, cuyo eje
estructural está en la planificación a nivel de sistema educativo. Esta visión de curriculum
favorece un análisis reflexivo que permite la organización de los estudios a través de ciertas
categorías de análisis.
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clave es diseño: proyectar, desde unos determinados supuestos de partida, las metas que se
desean lograr y los pasos que se van a dar para alcanzarlas. Aspectos curriculares como la
determinación de los objetivos de aprendizaje, la selección y organización de los contenidos, la
previsión de las actividades a realizar o experiencias a ofertar a los alumnos, el diseño y manejo
de materiales didácticos, la evaluación de resultados, etc; forman los ejes de organización del
currículum.
Quedan implícitos los ideales y aspiraciones de los otros códigos curriculares, hay un
gran control estatal del propio currículum y se encarga a especialistas, tecnólogos curriculares,
la cuestión fundamental: la selección y organización de contenidos, presentándoselos a los
profesores y a los estudiantes como un asunto neutral.
El análisis del currículum oculto se ha convertido en una categoría polémica pues está
sujeto al nivel de reflexión individual y colectiva con que aborde el mismo, dependiendo de la
visión socioantropológica que se tiene de la escuela y de la educación, constituye una
herramienta valiosa de investigación cualitativa que permite describir el modo de operar de la
escuela como institución social.
El currículum como formación, donde los profesores desde su práctica en las aulas van
consolidando nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje, condicionando su
desarrollo profesional en la acción.
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El currículum como un conjunto de experiencias vividas, donde se enfatiza el carácter
dialéctico del proceso, no en lo que se debe hacer sino realmente cómo se hace y por
qué se hace, donde la flexibilidad curricular condiciona la actuación del docente desde
la perspectiva organizacional de las instituciones educativas.
Por lo que podemos señalar que si el concepto de currículum tiene un significado histórico,
la historia del mismo está por hacer ya que cada día la realidad de las aulas la enriquece aunque hay
informes históricos que son útiles en varios sentidos, como señala Estebaranz (1994:87):
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Finalmente consideramos todo este análisis y reflexión de gran valor teórico-práctico, lo cual
nos ha permitido considerar al currículum, como un proyecto abierto, flexible, condicionado a la
búsqueda de vías, formas, sistemas de enseñanza que favorezcan el desarrollo de estrategias
intelectuales, métodos, habilidades que permitan al individuo de manera independiente, orientarse y
resolver los problemas de la vida.
Las reflexiones antes señaladas nos permiten entender el currículum como un proyecto
integrador, que va más allá que la selección de objetivos, contenidos, métodos, actividades de
aprendizaje y evaluación de resultados, que favorece un pensamiento comprensivo entre la relación
teoría-práctica en el contexto sociocultural, en sí podemos delimitarlo a la práctica en acción.
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CONSIDERACIONES HISTORICAS ACERCA DEL CURRICULUM.
Por lo que podemos plantear que el currículum es un producto de la historia humana y social,
que cambia y se transforma con el tiempo de acuerdo a las condiciones concretas e innovaciones de
las ideas, en la organización de la vida social y escolar, en la estructura de los discursos sobre la vida
en las instituciones educativas y en la sociedad en general.
Braga (1995:34), plantea que el trivium, y también, la aritmética, así como las matemáticas
en general, no sólo tenían una función formativa sino también práctica: desarrollar y agudizar el
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intelecto (no en vano las matemáticas eran consideradas uno de los pilares básicos del sistema
filosófico). Esta virtualidad fue posteriormente recogida por el latín en el curriculum medieval,
incluso en años recientes la introducción de las matemáticas modernas en la escuela primaria se
puede considerar una herencia de esta tradición.
Con el desarrollo y formación de las identidades nacionales, se hizo necesario una nueva
forma de pensar la educación. Durante el siglo XVI se fueron asentando las monarquías en Europa,
las naciones consolidadas en el siguiente siglo, las cuales trajeron consigo la necesidad de formar a
los funcionarios civiles para desempeñar las nuevas tareas administrativas y burocráticas del nuevo
sistema.
Siendo Comenio, Rosseau y Bassedow en el siglo XVII quienes realizaron está plasmación,
con el estudio de las Ciencias Naturales se introdujo un cambio sustancial en las prácticas educativas,
surgiendo nuevas materias (mecánica, geografía, historia natural, dibujo lineal), y nuevos métodos
(laboratorio, material audiovisual, etc...).
No cabe duda que el factor que está detrás de este cambio fue la demanda de fuerza laboral
cualificada, provocada por el proceso de industrialización.
La disputa en este marco entre el curriculum realista y el clásico o humanista fue muy dura,
ya que los defensores de este último abogaban porque la visión del nuevo era limitada, no
desarrollando las habilidades intelectuales de los alumnos, y dificultando su nivel cultural.
A mediados del siglo XIX la escolarización obligatoria se llevó a la realidad en casi todos
los países europeos, donde el estado asume la responsabilidad de la educación. Como causas muy
directas de esta situación tenemos que hablar de las transformaciones económicas, por ejemplo, la
racionalización de la agricultura que transformó los modos de producción, las nuevas fuentes de
energía, cambios en la estructura del capital, nueva división del trabajo, fenómenos migratorios y,
como consecuencia, un cambio en la estructura social europea.
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lo que se hace necesario acudir a un nuevo lenguaje educativo, a la Teoría del Curriculum
(Lundgren, 1992:28).
Es oportuno señalar que las respuestas a estas preguntas retoman en numerosas ocasiones
las tradiciones y formas de pensar y desarrollar la educación en etapas anteriores, aunque también
es cierto que en esta etapa se produce un cambio importante en las respuestas que se dan a estos
problemas. Así en las primeras décadas del siglo XIX, Herbart presentó la primera teoría
comprensiva de la educación, la cuál era muy importante en la formación del nuevo profesorado,
sobre la base de un nuevo método de enseñanza apoyado en las aportaciones de la nueva psicología.
Durante el siglo XX, la educación empezó a jugar un papel muy importante en los
desarrollos económicos y productivos. El curriculum racional, con relación a esta situación, está
caracterizado por un nuevo pragmatismo: el conocimiento tiene que seleccionarse a partir de las
necesidades de la vida social.
Finalmente Lundgren (1992:30) afirma que en la sociedad actual predomina una especie de
curriculum oculto o invisible, caracterizado porque las aspiraciones características de los ideales
anteriores son ahora implícitas, convirtiendo las decisiones en torno al curriculum en una cuestión
exclusiva de "tecnología educativa", por lo que se presentan como códigos neutrales desde la
perspectiva axiológica.
Este breve y sencillo bosquejo histórico nos sirve para mostrar como los códigos
curriculares han variado en condiciones históricas concretas, con relación a influencias culturales,
económicas y sociales. En cada época, cada uno de los curriculum dominantes, defienden o
incorporan una determinada forma de entender la relación entre teoría y práctica así como entre
educación y sociedad, por lo que defienden formas distintas de construir la Teoría Curricular
(asumen diferentes metateorías) (Kemmis, 1988:43). Por ello es importante, a nuestro parecer, que
los didáctas analicemos los problemas a la luz de su evolución histórica, estudiando el curriculum
como constructo social y por lo tanto, necesitado de análisis histórico.
Concluyendo podemos decir que los estudios de la historia del curriculum se han centrado
sobre todo en el contenido de la enseñanza, que han ido tomando complejidad y se prestan a
multiplicidad de interpretaciones. Por ejemplo, la diferenciación del curriculum se vio como una
necesidad para adaptarse a la diversidad de capacidades y hoy se ve como una forma de mantener la
estratificación social. De forma que la historia del curriculum emerge como un nuevo marco para
interpretar el significado del curriculum por los datos históricos que aporta, que puede facilitar la
comprensión de por qué y con qué efectos se enseñan ciertas cosas en las escuelas, lo que enfatiza
la consideración del contexto. ..."porque el conocimiento se selecciona, se organiza y se distribuye
en función de convicciones sociales, credos políticos, aspiraciones profesionales, lealtades de clase
y motivos económicos"(Kliebard, 1992, citado por Cascante, 1996).
Podemos señalar que la historia del curriculum está por hacer y que cada día la realidad de
las aulas la enriquece aunque hay informes históricos que son útiles en varios sentidos, como señala
Marsh (1992), citado por Estebaranz (1994:32):
Proporcionan detalles sobre los procesos humanos y las motivaciones que están
detrás de las estructuras formales de las materias escolares y sus horarios.
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Todo lo anterior nos sugiere la complejidad del tema abordado, por lo que para diseñar un
currículum están en gran medida implícitas todas las reflexiones abordadas en torno al mismo y de
igual manera el concepto de currículum que tengan los diseñadores en cada caso y contextualizados
a la realidad educativa concreta reconociendo la mediación cultural de la escolaridad (no podemos
extrapolar superficialmente), por lo que es oportuno analizar de igual manera los diferentes enfoques
curriculares que constituyen marcos organizadores de las concepciones que justifican la práctica en
las aulas, representando en cierta medida el alcance y la organización del programa educativo (donde
se presentan lo que ha de ser aprendido y enseñado, como los materiales y métodos de enseñanza),
proyectado para una escuela concreta, son expresiones que median el pensamiento y la acción y
promueven un proceso de desarrollo profesional que se erige en el quehacer diario en las aulas,
en cómo es vivido y creado por los participantes activos del proceso, es ahí donde el currículum
encuentra su verdadero significado, en la interacción comunicativa profesor-alumno como parte
sustantiva para mejorar y superar las prescripciones anticipadas, que junto con el contenido cultural
y el ambiente se encuentran en un intercambio dinámico.
ENFOQUES CURRICULARES
EL ENFOQUE TÉCNICO
El modelo técnico está orientado al producto, sobre la base de intenciones bien determinadas
y previamente establecidas, es decir, está preocupado por los resultados de aprendizaje deseados en
los estudiantes.
Esto significa históricamente concebir el currículum como conocimiento por trasmitir, por
enseñar; por lo que frecuentemente se tiende a confundir currículum con asignaturas. A partir de
esta posición puede concebirse el currículum como una propuesta organizada de intenciones que
debe enseñarse en las escuelas.
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Este modelo de desarrollo curricular asume una relación jerárquica entre teoría y práctica. La teoría
determina cómo actuar a través de prescripciones prácticas.
Existe una fuerte tendencia al control en este tipo de diseño, que se manifiesta en el marcado
interés por dirigir el ambiente de aprendizaje y al aprendiz con el objeto de alcanzar las intenciones
planificadas, no dejando nada a la improvisación, a la sorpresa, al camino que se pueda ir
descubriendo, a la iniciativa personal. Realmente todo debe estar planificado sobre la base de un fin
determinado (Tyler, 1949:105).
Entre los años 1949 y 1950 quedó establecido el esquema dominante más persistente para
pensar el diseño curricular, ligado a la obra de Tyler y de Herrick, fundamentalmente a la del primero
de ellos. Dicho modelo ha marcado toda la teoría del currículum y del diseño por mucho tiempo; se
han propuesto y realizado muchas variaciones del mismo, tomando un eslabón significativo su
estructura: el intento de establecer un proceso de decisiones centralizadas, dependientes unas de
otras, que lleve desde la determinación de las necesidades a las que sirve la enseñanza hasta la
realización práctica de ésta. Es uno de los intentos de lograr un esquema universal para pasar de las
intenciones a la práctica.
Los autores que han tomado como referencia la teoría de Habermas sobre los intereses
constitutivos del saber explican los enfoques técnicos del currículum desde la caracterización
de la acción técnica que realizara Aristóteles (Habermas, 1982; Carr y Kemmis, 1988).
La acción técnica, que Aristóteles denominaba poietiké, es fruto de una disposición (tekné) o
habilidad que identificaba con la acción del artesano; tiene tanto el sentido de crear como el más
mecanicista y material de hacer o construir. Lo que define este tipo de acción es la existencia de un
eidos (una imagen, idea, patrón) que guía la habilidad del artesano, al tiempo que define el producto
final que hay que conseguir. Resulta claro que hay un margen para la adopción de decisiones, o para
el ejercicio de la habilidad, si se quiere, pero siempre será el eidos, el patrón el que establecerá el
margen. Serían decisiones estratégicas según la denominación de Habermas; estas decisiones
destinadas a elegir qué habilidades o recursos se utilizarán para conseguir aquello que ya se ha
definido.
"El eidos sólo puede llegar a la existencia mediante la tekné (habilidad) del
práctico, pero a su vez, el eidos prescribe la naturaleza del producto y no la
habilidad del artesano. Por tanto el resultado de la poietiké (efectuar la
acción) es algún producto. Esto no significa que el producto reproduzca
siempre eidos. La habilidad del artesano puede ser defectuosa o pueden
operar factores azarosos. El producto será juzgado, no obstante, de acuerdo
con la medida en que se parezca a la imagen implícita en el eidos orientador"
(Grundy, 1991: 44).
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El contenido curricular es considerado desde esta perspectiva un mero instrumento para
conseguir un fin. Hay que recordar que el interés técnico constituye, ante todo, un interés por el
control. No sólo hay que controlar el desarrollo del currículum, sino que también se debe "controlar"
a los estudiantes de manera que puedan llegar hasta donde los diseñadores del currículum han
planeado. El principio que subyace al proceso de evaluación en un currículum informado por un
punto de vista técnico consiste en la necesidad de efectuar una valoración de la medida en que el
producto se ajusta al eidos que guía su preparación. Se valora el producto, y la evaluación, para que
goce de autoridad y legitimidad, ha de adoptar la forma de medida.
Para Tyler los objetivos pertenecen a distintos ámbitos del desarrollo personal, por eso es
preciso identificar los conceptos más importantes, las destrezas y los valores que se pretenden
conseguir, destacando en un lugar prioritario cuatro cuestiones fundamentales que deben ser
respondidas al desarrollar cualquier currículum (Tyler, 1973:7-8):
-. ¿Qué objetivos educativos trata de alcanzar la escuela? Los objetivos generales de la escuela
que deben articularse en el currículum se deducirán de la consideración y estudio de tres aspectos:
El sujeto de la educación. Es preciso analizar las necesidades de los alumnos, sus intereses en
campos como la salud, las relaciones sociales inmediatas, la vida cívica en la comunidad, el
mundo profesional y los esparcimientos.
-. ¿Qué experiencias educativas aptas para lograr esos objetivos pueden ser
proporcionadas?. Para Tyler, la experiencia no se liga al contenido ni a la actividad que desarrolla
el profesor, sino al tipo de interacción que se establece entre el estudiante y las condiciones externas
del medio ante las cuales reacciona. Esa experiencia puede ser peculiar para cada alumno, como el
mismo autor reconoce. Cinco principios habría que tener en cuenta en la selección que se haga:
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El estudiante debe vivir experiencias que le permitan actuar de acuerdo con la conducta señalada
en el objetivo, que le den la oportunidad de practicar el comportamiento exigido.
La experiencia para que sea eficaz, debe proporcionarle satisfacción, estar de acuerdo con sus
intereses y necesidades, ser motivadora.
Las respuestas a estas interrogantes aparecen detalladas en su obra sobre los principios
básicos del currículum y la enseñanza, la cual no fue pensada como libro de texto o como manual
para la elaboración del currículum, pero constituyó una obra pedagógica de consulta para los
maestros y profesores de la época.
Ralph Tyler en su obra Basic Principles of Curriculum and Instruction (1949:1-2), resume un
grupo de técnicas útiles que buscaban muchos profesores de currículum de diferentes instituciones
de enseñanza. A pesar de su visión cerrada para confeccionar el currículum, aportó consejos
específicos, detallados y prácticos, condicionados por la psicología conductista. Sin cuestionarnos
demasiado, el currículum comprende entonces, los propósitos que guían la acción y la misma acción
en toda su dimensión, donde un análisis reflexivo del currículum en este ámbito ha de extenderse
desde un extremo propiamente prescriptivo a otro propiamente interactivo.
No cabe duda que este modelo está orientado por una perspectiva eficientista, cuyo modelo
didáctico se apoya en la concepción de considerar a los objetivos y a la evaluación como el eje
central del proceso de enseñanza-aprendizaje (Braga, 1995:15), constituye un plan, una prescripción,
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una idea acerca de lo que desearíamos que sucediera en las escuelas, visto desde una perspectiva
donde la realidad educativa esta separada de al intención anticipada.
En una oportunidad posterior Tyler (1978) volvió a insistir en la consideración de esos cuatro
grandes temas del desarrollo del currículum, pero con matices importantes respecto de su valor y
sobre el rigorismo que se ha acusado, señalando:
“El currículum preferido y más suceptible de ser analizado por los docentes
es aquel cuyos componentes ofrezcan al profesor la oportunidad de tomar
opciones y realizar adaptaciones, según perciba las necesidades dentro de las
condiciones en las que trabaja y según considere que pueda utilizar mejor su
destreza, su ingenio y su estilo personal. Un rígido sistema de aprendizaje que
permita o requiera poca creatividad de parte del profesor es probable que
solamente sea aceptado cuando el profesor no le encuentra gusto a la
enseñanza. Los planes de desarrollo curricular necesitan incluir medios para
trabajar con los profesores, asegurando que el currículum recoja sus
necesidades y que ellos puedan desempeñar efectivamente su papel” (Tyler,
1978:243).
Su modelo sirvió como marco de aplicaciones y desarrollo del conductismo, de cuerdo con
las tendencias dominantes de la psicología, donde su percepción está alejada de concebir al
currículum como realidad escolar y como acontecimiento interactivo al decantarse por un sentido
limitado del currículum, estableciendo un hiato entre lo que se pretende hacer y lo que realmente se
hace.
Taba (1974:566), plantea un modelo general de construcción del currículum que si bien sigue
las líneas generales de Tyler, está mucho más elaborado que el de éste, señalando áreas
problemáticas del diseño y relacionando los grandes temas y opciones implicadas en la elaboración
de cualquier propuesta curricular en diferentes niveles. No es un esquema tan formalista como el
anterior, sino orientado a discutir los aspectos y opciones que es preciso afrontar. El modelo se
estructura en dos niveles de decisión (1974:547):
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1. Planteamiento de fines y posterior concreción de objetivos específicos
De forma general se puede apreciar en este enfoque un esquema lineal y jerárquico con
pretensiones muy estructuradas, lo que no es controlable por parte de los profesores, están
intenciones anticipadas limitan el currículum a planes, anteproyectos, propósitos, como un conjunto
de actividades diseñadas para que los alumnos a través del aprendizaje alcancen ciertos fines u
objetivos específicos, legitimando todo el trabajo escolar en su conjunto.
De todas las concepciones curriculares está es la más clásica, por sus raíces históricas y su
vigencia en el tiempo, generando debates con relación a las exigencias contemporáneas que buscan
estrategias para que los alumnos desarrollen habilidades de pensamiento y adquieran diferentes vías
de resolución de problemas. Es incuestionable que todo currículum debe aportar multitud de
elementos a considerar y al menos incluir un conocimiento cultural seleccionado por su valor
educativo y social, por lo que el currículum solo como una planificación o intención sirve de poco
para orientar el trabajo en las escuelas y termina siendo un marco de prescripciones limitadas que
no condicionan el desarrollo cualitativo de sus participantes.
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Estebaranz (1994:219) sintetiza las críticas al modelo de Tyler (como ejemplo de los modelos
tecnológicos), que pueden referirse también a los otros modelos basados en él.
Proporciona una serie de procedimientos muy fáciles de seguir y que parecen muy lógicos y
racionales.
En su momento enfatizó las conductas del estudiante y las experiencias de aprendizaje, lo que
supuso una innovación, y además orientó la evaluación.
No da orientaciones claras sobre por qué unos objetivos deben ser elegidos sobre otros. Este
problema puede darse a nivel de concreción pero no en las orientaciones generales sobre
objetivos, en las que recomienda que se debe tender a desarrollar el pensamiento, adquirir
conocimientos, formar valores, adquirir actitudes sociales y suscitar intereses. Estos cuatro tipos
de objetivos se justifican por sí mismos si consideramos que estamos hablando de educación, y
desde cualquier visión se consideran importantes.
Al separar los cuatro pasos de la actividad de planificación desestima las interrelaciones entre
ellos.
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Kemmis (1988) en su obra "El Currículum más allá de la teoría de la reproducción”, analiza
la obra de Tyler y concluye planteando:
En tal sentido John Elliott (1991:119) llega a afirmar que estos modelos
teóricos de racionalidad técnica que dan lugar a un desarrollo tecnológico concreto
en el campo de la educación funcionan al igual que el pensamiento fundamentalista.
Las características que posee este movimiento, a juicio de Elliott, se pueden resumir
en cuatro:
Los fundamentalistas acostumbran a emerger para purificar las instituciones sociales de las
influencias contaminantes, por lo general, ideas renovadoras y liberadoras. De esta manera se
contribuye, en una palabra, a la reproducción de lo establecido, donde las posibilidades de
transformación y de corrección quedan truncadas, limitando el vigor en su desarrollo ascendente en
el camino del conocimiento.
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Cuando el currículum se concibe como un modelo de esta estrategia, los profesores tienen su
trabajo condicionado por otros, al respecto César Cascante, (1996:72) señala:
En resumen podemos señalar que la sociedad contemporánea por una parte, necesita planear
y ejercer ciertos procesos burocráticos durante la gestión del proyecto curricular; pero se debe evitar
el riesgo de despojar a la educación de su dimensión histórica, pedagógica, social y cultural, pues
desde esta perspectiva curricular la educación puede ser reducida a una mera técnica, despojada de
los avances de la ciencia y la técnica en el contexto social, lo cual podemos resumir en una pasión
por la eficiencia.
Así mismo es oportuno señalar que este enfoque curricular contextualizado en la historia,
constituye un modelo teórico, como fuente original, de la cual se erigen implícita o explícitamente
todas las propuestas que de una forma u otra se han desarrollado bajo la concepción tecnológica de
la educación, ofreciendo una imagen simplista y muy discutible sobre los procesos acción y reflexión
en los contextos educativos, donde los complejos espacios de interacción, las escuelas y las aulas,
quedan reducidos, sesgados y reconvertidos a simples ámbitos de productos esperados, abandonando
sus cualidades, potencialidades y fuerzas sustantivas. Finalmente podemos apuntar que esta
situación puede cambiar si la construcción del currículum emerge desde una perspectiva
experiencial de los acontecimientos de la práctica en la acción, donde convergen
dialécticamente la teoría y la práctica, por tanto constituye una nueva interpretación del
currículum para abordar las diferentes dimensiones, alternativas e indagaciones que subyacen en los
complejos procesos de enseñanza-aprendizaje, donde se invalidan las fuerzas de las decisiones
anticipadas sin una contextualización racional.
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EL ENFOQUE PRÁCTICO
La racionalidad en la que se pueden situar los enfoques prácticos resulta más confusa a
nuestro juicio que la expuesta para los enfoques técnicos, los cuales se encuadran en la racionalidad
positivista tanto en su vertiente epistemológica como sociológica. Sin embargo, la forma general de
pensamiento dentro de la que pudiéramos situar a los enfoques prácticos suele definir sus prácticas
y concepciones por contraposición a los enfoques técnicos. Este enfoque a diferencia del técnico,
considera el desarrollo del currículum sobre una base cualitativa, donde la explicación y el diálogo
emergen de cada actividad de aprendizaje.
En el diseño curricular práctico, a diferencia del técnico, su interés está centrado en el proceso
de enseñanza-aprendizaje y no en el producto, aprendizaje basado en una interacción adecuada entre
sus participantes, donde la práctica condiciona procesos reflexivos de interpretación de los
participantes desde una perspectiva ética, dinámica, deliberativa y dialógica, donde las acciones
educativas constituyen espacios de comunicación en los que las expectativas, las motivaciones, las
interpretaciones y las valoraciones de los participantes interactúan dialécticamente y conforman un
proceso continuo de toma de decisiones.
Decir que el currículum pertenece al ámbito de lo práctico es, en un nivel, afirmar que
pertenece al campo de la interacción humana y que está relacionado con la interacción entre profesor
y alumno, es decir la interacción entre sus participantes activos. Cuando en el marco del desarrollo
curricular aceptamos que éste es un asunto práctico, todos los participantes en el desarrollo curricular
habrán de ser considerados sujetos y no objetos, donde el currículum está comprometido con la
construcción de significados compartidos en el aula, donde las experiencias de aprendizaje del
alumno constituyen el núcleo de la planeación curricular desde una comprensión profunda de lo que
realmente ocurre en las aulas.
Esto, a su vez, suscita ciertos problemas de relación con los derechos y las categorías de los
participantes en dicho acontecimiento, lo que tiene incidencia en la toma de decisiones respecto a
los objetivos, los contenidos y la dirección del currículum. En esta posición se hace visible la
preocupación por los procesos psicológicos de los alumnos en el marco de la motivación individual
desde los primeros años de escolaridad formal, donde los espacios sociales de conversación y
diálogo nos rebelan la riqueza de la práctica pedagógica y la imposibilidad de predecir paso a paso
los acontecimientos del proceso docente, por lo que se invalida la eficacia lógica de una
intencionalidad inicial.
Si los prácticos toman en serio sus obligaciones respecto a la interpretación de los enfoques
curriculares como acción práctica, o sea, como acción que compromete su propio juicio, también
tomarán en serio la categoría de los estudiantes como sujetos del aprendizaje y no como objetos en
el acontecimiento curricular. Esto precisa que en este contexto la preocupación fundamental del
profesor está centrada en el aprendizaje teniendo como núcleo principal la construcción del
significado del alumno como sujeto activo de dicho proceso, donde las relaciones profesor-alumno
emerjan en un clima de igualdad y comprensión afectiva en la búsqueda del valor educativo de lo
enseñado.
24
El razonamiento práctico no puede ser instrumental y no puede guiarse por la lógica medios-
fines, pues los fines son conflictivos cuando no se analizan adecuadamente y requieren de un
proceso de toma de decisiones que no pueden resolverse aplicando regla alguna sino optando entre
valores en competencia. Los fines no adquieren materialidad sino en la medida en que se seleccionan
los medios para llevarlos a la práctica, lo que hace que los medios no puedan considerarse como
recursos para alcanzar unos fines sino que constituyen la forma en que éstos se ponen en práctica,
las decisiones entre fines y medios contextuales no pueden tomarse sin considerar en qué situaciones
concretas toman cuerpo. El compromiso y el carácter moral, por tanto, no se restringe a los fines
sino que abarca por completo también a los medios. El valor de las actividades humanas se encuentra
en sus cualidades intrínsecas y son ellas las que justifican las acciones, las cuales no se refieren a
efectos observables, sino que han de inferirse o derivarse de la forma en que las actividades se
realizan y los fines intrínsecos se manifiestan en la práctica.
“Los fines justifican los medios porque especifican cualidades que se llevan
a la práctica en las propias actividades (procesos). No consisten en resultados
que mantiene una relación extrínseca con los medios”.
Todo lo anterior no nos quiere decir que las acciones no están orientadas por un objetivo pero
su determinación es contextual, depende de las situaciones específicas y concretas en las que se
piense y se desarrolle dicha práctica, es precisamente en ella y a través de ella donde las intenciones
iniciales son reestructuradas conforme al desarrollo de los acontecimientos.
En este sentido es de vital importancia orientar al alumno hacía la comprensión ecológica del
medio que le rodea, de forma tal que pueda interactuar con él, como necesidad vital de la especie
humana de vivir en el mundo formando parte de él, y no compitiendo con el ambiente para sobrevivir
(Grundy, 1991:14).
Schwab puede considerarse como un exponente del modelo naturalista porque acepta la
realidad del currículum, afronta las cuestiones de valor y es escéptico en cuanto a la oportunidad de
25
prescribir teoría para la práctica. Para este autor, la pedagogía, y también el currículum, se desarrolla
en una sociedad concreta y está influenciada por los patrones, valores sociales y culturales. Por ello
el trabajo de los investigadores debe enfocarse a la descripción y el análisis, de una realidad concreta,
pero puede encontrarse con elementos normativos que prevalecen. Así desde una aproximación
descriptiva, pueden verse implicaciones o consecuencias normativas. De hecho él ha encontrado
cuatro categorías fundamentales que aglutinan las preocupaciones al diseñar el currículum: el
alumno, el profesor, el entorno y la materia de enseñanza-aprendizaje. Desde la perspectiva de
Schwab se limita una comprensión suficiente cómo para modelar y vertebrar, en toda su dimensión,
el discurso verdaderamente coherente, sugestivo y crítico que el enfoque práctico del currículum
necesita
Diseñar no es más que un proceso por el que se adjudican funciones a cada uno de los cuatro
elementos integrantes del proceso de desarrollo curricular desde una posición de valor, cuyo sentido
se va matizando en la práctica por procesos de ajuste mutuo, es el resultado de la intención ensayada
en la acción, a partir de la cual se reestructura reflexivamente el marco inicial de comprensión. Es
un proceso de deliberación en el que las decisiones se toman sobre la base del consenso. La
deliberación trata los medios y los fines del currículum como partes inseparables, y se clarifican en
la discusión ya que no hay una solución correcta sino que la cuestión es encontrar el mejor tipo de
solución a una situación.
En cuanto al contenido apunta Estebaranz (1994:224) que Schwab, considera que las
disciplinas académicas y científicas son el fundamento de la mayoría de las materias escolares y
describe las dos estructuras básicas de las disciplinas que deberían respetarse a la hora de organizar
el contenido de las materias de enseñanza: la estructura sustantiva (los conceptos de las disciplinas),
y la estructura sintáctica (los métodos que utiliza para producir conocimiento). Las relaciones entre
ambas son de carácter dialéctico e integral ya que los conceptos y su acumulación o expansión no
pueden separarse de los medios por los que se ha llegado a adquirir este conocimiento.
Tanto las aportaciones de Schwab como las de Schön o Habermas han abierto un camino
hacia nuevas formas del conocimiento didáctico: como un conocimiento surgido de la reflexión y
deliberación práctica a la luz de valores educativos, por lo que la Didáctica General se podía
considerar una especie de ciencia moral (Elliott, 1991:51), que genera la profundidad reflexiva y la
relevancia de la práctica en la toma de decisiones.
La Didáctica como ciencia moral es una forma de reflexión en la práctica de carácter ético y
filosófico al mismo tiempo, por lo tanto la comprensión práctica de la acción educativa, tiene que
partir del análisis riguroso del compromiso moral, sobre el modo, las dimensiones y las
características de la influencia. Es una forma de deliberación acerca de qué tipo de acción emprender
en un conjunto particular de circunstancias, con el objeto de realizar los valores docentes. Desde
este punto de vista se promueve un modelo procesual o práctico (Álvarez Méndez, 1985; Grundy,
1991).
26
en el proceso han de ser considerados como sujetos y el currículum está comprometido con la
construcción de significados compartidos en el aula y fuera de ella, como única manera que
compromete a todos por igual.
“La opinión que se tenga del estudiante, influirá en lo que se incluye en cada
etapa del curso escolar. Si su opinión es que el estudiante se desarrolla
conforme a como indica Piaget, entonces se dirá que ciertos tópicos no
pueden ser incluidos en el currículum hasta cuando el estudiante haya llegado
a una etapa particular de desarrollo. Shayer y Adey (1981) sugieren, por
ejemplo, que es irrealista incluir genética hasta cuando el estudiante haya
alcanzado la etapa del pensamiento formal. Si el profesor toma otra opinión
del estudiante, por ejemplo, basada en Gagné, podrán considerar la
estructura de una jerarquía de aprendizaje y determinarán que es lo que el
estudiante ya sabe, antes de decidir que es apropiado para enseñar”.
Sobre la base de estos antecedentes la investigación educativa sólo tiene sentido en la propia
práctica, por lo que surge la investigación-acción como alternativa para resolver los problemas
concretos de la práctica educativa. Para Elliott, la reflexión deliberativa o investigación-acción es el
medio por el que los profesores elaboran sus propias soluciones en relación con los problemas
prácticos a los que se enfrentan. Supone también la posibilidad de definir sus propios problemas y
de desarrollar la autocomprensión de los papeles y tareas profesionales que desarrollan, lo cual es
básico para el desarrollo profesional. En esta reflexión y discusión deliberativa se toman las
decisiones sobre el currículum apoyándose en los siguientes principios (Elliott 1990:244):
27
c) Supone la reflexión sobre medios y fines tomados en conjunto. Las personas
profundizan en la comprensión de los objetivos mediante su reflexión sobre
las estrategias que emplean para llevarlos a cabo.
d) Dado que los juicios sobre las estrategias llevan consigo un componente de
"salto en el vacío" cuando los objetivos a alcanzar no pueden ser definidos de
forma precisa, deben someterse a un diálogo continuo con los compañeros
participantes en este proceso.
De esta forma la escuela, como institución social más importante dentro de la comunidad, es
concebida como un colectivo de sujetos que construyen de forma colectiva su propio aprendizaje
mediante la deliberación o el discurso práctico, la comprensión de sus tareas y estrategias
profesionales para cumplirlas de modo más conveniente para todos, donde en lugar de utilizar la
teoría como fuente de prescripciones para la acción, se utiliza como guía para la acción, al mismo
tiempo que, mediante la reflexión, se estimula la autoconciencia respecto a las teorías implícitas que
dan sentido a las acciones.
Los problemas educativos y curriculares son prácticos y por tanto no pueden ser tratados de
la misma manera que si fueran teóricos. Los problemas prácticos “se producen cuando las prácticas
empleadas en las actividades educativas son, en algún sentido, inadecuadas a su finalidad” (Carr
1990:111). Por tanto es importante valorar un posible desajuste entre las prácticas educativas y las
teorías que las orientan, sin subestimar la variabilidad e idiosincrasia de cada situación educativa.
Desde esta perspectiva la práctica está implícita en el concepto de currículum; está no gesta
como la mera aplicación de un deber ser establecido, sino por el contrario como un factor de peso a
la hora de analizar y evaluar los logros reales, donde los fines no son percibidos como aprendizaje,
sino como guías para la acción. De ahí se deriva la implicación directa de los maestros como
planeadores, ejecutores y evaluadores de una propuesta educativa, de modo que la combinación
reflexión y práctica los transforme en investigadores en la acción tanto de su actuación curricular
como de sus propios procesos de enseñanza, por lo que la práctica se transforma en la fuente
generadora de mejoras en el contexto curricular.
“En primer lugar, son cuestiones que han de ser respondidas, aun cuando las
respuestas sean para decidir no hacer nada. En esto difieren de las cuestiones
académicas, teóricas, que no exigen una respuesta en absoluto. En segundo
lugar, los fundamentos sobre los que toman las decisiones son inciertos. Nada
puede decirnos infaliblemente qué intereses habría que tener en cuenta, qué
pruebas deberían considerarse o a qué tipo de argumentos habría que dar
28
preferencia. Tercero, al responder a cuestiones prácticas, siempre hemos de
tener en cuenta el estado de la cuestión actual. Nunca estamos en situación
de partir completamente de cero, fuera del legado del pasado histórico y de
la situación presente. Cuarto, y a partir de esto, cada cuestión es en cierto
sentido única, que pertenece a un tiempo y a un contexto específicos, cuyos
aspectos concretos no pueden ser exhaustivamente descritos. Quinto, nuestra
cuestión nos obligará ciertamente a escoger entre objetivos y valores en
competencia. Podemos escoger una solución que eleve al máximo nuestra
satisfacción a través de un abanico de posibles objetivos, pero alguno sufrirá
menoscabo en beneficio de otros. Sexto, nunca podemos predecir el resultado
de la solución particular escogida, y todavía menos el resultado que habría
tenido una elección diferente. Finalmente las bases sobre las que decidimos
las respuestas a una cuestión práctica de una manera concreta no son
fundamentos que indiquen la deseabilidad de la acción escogida como acto
en sí mismo, sino que nos llevan a suponer que la acción conducirá a un
deseable estado de cuestión”.
Reflexionando sobre estos planteamientos ofrecidos por Reid, podemos apuntar que: los
medios y los fines son igualmente problemáticos; los valores han de tomarse en cuenta (pero no
pueden determinar la acción); se requiere una acción meditada y reflexiva, pero no siguiendo
reglas, principios o procedimientos establecidos; la responsabilidad de la dirección recae en el actor,
quizá concertado con otros, pero no precisamente ante quienes es responsable. En todos estos
sentidos, el razonamiento práctico puede contrastarse con el técnico, donde los profesores siguen
siendo actores fundamentales activos en el proceso educativo, pues son conscientes de que la
educación es una tarea práctica que expresa valores y una visión clara de la relación entre la
educación y la sociedad.
“La práctica como perspectiva del currículum, requiere que los profesores y
los otros trabajadores que tiene relación con el mismo estén bien educados e
informados sobre los valores, teoría y prácticas educativas. Se considera a la
persona como un sujeto activo, conocedor, moralmente responsable de sus
decisiones, y no solo de actuar, sino de actuar sensatamente”.
El diseño curricular crítico tiene muchos puntos de contacto con el práctico al considerar al
docente como el único investigador válido de su propia práctica, surgiendo la investigación-acción
como planteamiento alternativo en la mejora del proceso educativo (Elliott, 1991:51).
29
Se ha venido defendiendo la existencia de un enfoque sobre el currículum y la educación que
va más allá de lo que permite el enfoque práctico: se trata de la perspectiva crítica (Carr y Kemmis,
1988; Carr, 1990; Grundy, 1991; Kemmis, 1988; Popkewitz, 1988).
Desde la concepción curricular crítica los postulados que se defienden son incompatibles con
el interés técnico, pero compatibles con el práctico, ya que en cierta medida es un desarrollo de éste,
donde los profesores y alumnos aprenden de su propia práctica (Braga 1995:95).
En este ámbito es oportuno señalar los criterios de Freire (1979:52) cuando señala:
Para nosotros las acciones educativas se realizan como procesos de comunicación en lo que
las expectativas, las motivaciones, las interpretaciones y las valoraciones de los participantes
interactúan, por lo que desde esta perspectiva, la escuela, las aulas y el mismo currículum, son
ámbitos dinámicos constituidos y construidos sobre la base del intercambio de los participantes,
vista la enseñanza como un proceso continuo de toma de decisiones.
30
Para el profesor-alumno, que se plantea problemas, dialógico, el programa
de contenido de la educación nunca es un regalo ni una imposición... sino más
bien una representación organizada, sistematizada y desarrollada para los
individuos de las cosas sobre las que quieren saber más” (Freire, 1972:65).
Todo lo anterior nos hace reflexionar y precisar que el contenido del currículum extrae su
significación no de sus fines, sino de sus comienzos, de su desarrollo. El currículum dentro de este
contexto surge sobre la base de reflexiones conjuntas y sistemáticas de quienes están comprometidos
en el acto pedagógico, por lo que no significa que el profesor no tenga responsabilidad en la
selección de los contenidos (Grundy, 1991:169).
La piedra angular dentro de este paradigma está representada por el interés emancipador.
Para Habermas, emancipación significa independencia de todo lo que está fuera del individuo y se
trata de un estado de autonomía más que de libertinaje (Habermas, 1972, 1990). En este sentido
Habermas identifica la autonomía y la responsabilidad con la emancipación, siendo ésta sólo posible
en el acto de la autorreflexión, y al respecto señala:
Sobre esta base podemos plantear que el interés técnico surge de la inclinación y o de la razón
y el práctico, considera el universo como sujeto, no como objeto, apareciendo un potencial de
libertad que le confiere importancia al significado y la comprensión consensuada, por lo que esta
postura no asegura que se facilite el interés emancipador, (interés por liberar a las personas de la
restricción ejercida por lo técnico y del posible fraude de la práctica) como un principio evolutivo
implícito en el habla y la comprensión, siendo éstas las que separan al hombre de otras formas de
vida y de sus antepasados evolutivos.
Mientras los otros dos intereses se preocupan del control y de la comprensión, el interés
cognitivo emancipador puede definirse: como un interés fundamental por la emancipación y la
potenciación para comprometerse en una acción autónoma que surge de intuiciones auténticas,
críticas, de la construcción social de la sociedad humana (Grundy, 1991:38). Este interés es el que
se sitúa en el origen de la ciencia social crítica, el que busca promover el conocimiento
emancipatorio, el que libera a los individuos de las presiones, obstáculos, etc. que le permiten actuar
conforme a los dictados de su racionalidad autónoma.
31
Teniendo en cuenta un interés emancipador, un currículum no consistirá en un conjunto de
planes a desarrollar, sino en un proceso interactivo en el que la planificación, la acción y la
evaluación están relacionadas recíprocamente e integradas en un proceso de investigación-acción,
por lo que podemos ubicarlo en un peldaño cualitativamente superior que nos permite avanzar hacía
la transformación del proceso de enseñanza-aprendizaje, mediante la crítica que permite el método
dialéctico (Braga, 1995:95).
"La construcción teórica crítica del currículum trata de trascender los logros
las limitaciones de las teorías técnicas y prácticas. Aporta los recursos de la
ciencia crítica social a la ejecución de análisis históricos y sociales de la
forma y de la sustancia contemporánea del currículum y a la organización de
los procesos cooperativos de autorreflexión mediante los que los educadores
pueden elaborar críticas de la educación actual y, simultáneamente, sumarse
a la lucha histórica, social y política para transformarla" (Kemmis, 1988:94).
Sin duda esta concepción curricular implica la colaboración de docentes, padres, estudiantes
e investigadores en el proceso de reflexión y transformación colectiva donde las relaciones
jerárquicas se diluyan en favor de la cooperación y la transformación de las condiciones que limitan
o restringen la autonomía individual o colectiva de pensamiento y acción.
Para abreviar, señalaremos las condiciones que según Wilfred Carr y Stephen Kemmis
(1988:161-162) exige una aproximación crítica a la teoría y la práctica educativa:
En este ámbito Grundy (1991:140) reconoce que el enfoque crítico es compatible con el
práctico de tal manera que puede decirse que supone en realidad un desarrollo del mismo, pues la
práctica reflexiva supone necesariamente la autocrítica y la crítica, ya que una no se da sin la otra.
Grundy, al reflexionar sobre la obra educativa de Freire y ubicarla sobre la base de un interés
emancipador, se pregunta que significa considerar el currículum como una forma de praxis y señala
una serie de características que son propias de este enfoque curricular (Grundy, 1991:146-147):
32
1. Los elementos constitutivos de la praxis son la acción y la reflexión. Es decir
el currículum constituirá un proceso interactivo en el que la planificación, la
acción y la evaluación están relacionados recíprocamente.
Dicha reflexión implica que todos los aspectos seleccionados para ser incluidos en el
currículum son contenidos culturales, es decir representaciones e interpretaciones del mundo natural
o social que no constituyen necesariamente verdades completas. Todo esto nos permite corroborar
que en la praxis curricular está implícita la crítica de todo el saber. Al respecto Lucas (1986:190-
191) señala que la Biología como disciplina científica contiene más conceptos y realidades que lo
que cualquier biólogo conoce, y ciertamente más de lo que es razonable para un no-biólogo de tratar
de aprender y destaca (191):
En este sentido la tarea de construir una ciencia crítica de la educación supone buscar nuevos
criterios de construcción y de validez para las teorías educativas. Carr y Kemmis (1988:142-143)
han identificado algunas condiciones necesarias para la existencia de una ciencia educativa crítica:
33
1. El primer requisito se refiere a que ésta "debe rechazar las nociones positivistas de racionalidad,
objetividad y verdad" como limitadas y parciales. Esto niega el valor meramente instrumental
del conocimiento, entendiendo que los problemas educativos pueden ser resueltos mediante las
aplicaciones técnicas del mismo, negando que el conocimiento puede ser neutral o libre de
valores o intereses (p:142).
2. En segundo lugar la teoría educativa "debe aceptar la necesidad de utilizar las categorías
interpretativas de los docentes" (p:142). Este presupuesto se comparte con la visión
interpretativa de la ciencia, pero no se reconoce como suficiente, ya que se parte de que la
conciencia individual puede estar distorsionada (Gramsci, 1967).
3. Como consecuencia de los dos principios anteriores el nuevo criterio de cientificidad utilizado
por la ciencia crítica se sitúa en los rasgos racionales de los procesos de descubrimiento,
innovación y cambio científico. La racionalidad científica se identifica con las normas y
principios que guían la construcción del conocimiento.
5. Pero además, como muchas de nuestras intenciones o propósitos no son conscientes, la teoría
crítica debe estar preocupada por estudiar el marco social con el objeto de identificar situaciones
inadecuadas, ofreciendo fundamentos teóricos que hagan a los profesores ser más conscientes
de cómo pueden superarlas.
6. El valor pedagógico de las ciencias de la educación en este sentido, estriba en la capacidad para
ayudar a los profesores a transformar su propia práctica, "es decir desarrollar en ellos una nueva
forma de investigación educativa, que no sea una investigación sobre la educación, sino para la
educación" (Carr y Kemmis, 1988:167).
La mayor parte del trabajo de la teoría crítica del currículum está centrado en un análisis de
la escolarización en interacción con la sociedad, así como en las relaciones características de la vida
social en un momento histórico concreto. El desarrollo del mismo, informado por un interés
emancipador, es problemático y requiere reflexión y acciones arriesgadas de los participantes,
analizando si las prácticas educativas están centradas en una perspectiva diferente de razonamiento,
basada en la relación teoría-práctica cualitativamente superior. Al respecto Kemmis plantea: "La
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teoría social crítica ha sido capaz de superar las limitaciones del razonamiento práctico y técnico en
la teoría social en parte porque utiliza una forma distinta de razonamiento: el razonamiento
dialéctico" (Kemmis, 1988:80). Este tipo de razonamiento puede ser considerado también a nuestro
juicio razonamiento reflexivo.
Dentro del marco de desarrollo curricular el razonamiento dialéctico tiene como interés
central la noción de la unidad de los opuestos, según la cual se trata de comprender las dos posturas
y de cómo se relacionan entre sí. Esta cuestión ha sido analizada con profundidad por Kemmis
cuando señala:
Esto no significa que el profesor haya perdido su papel de enseñar, al contrario el proceso de
enseñanza-aprendizaje ocupa un lugar cualitativamente superior basado en la colaboración
profesor-alumno en la praxis curricular, pudiendo ocurrir en un momento concreto que sean los
35
propios alumnos los que decidan sobre la forma y el contenido del currículum, estando éstos en
mejor posición para controlar la construcción de su aprendizaje, con vistas a lograr paulatinamente
el desarrollo de un aprendizaje autónomo. "La idea del currículum negociado constituye un ejemplo
del concepto de colaboración en la praxis curricular" (Grundy, 1991:169).
Debemos señalar que no siempre los esfuerzos para desarrollar de este modo los procesos de
enseñanza-aprendizaje con los estudiantes reciben el apoyo de éstos, ya que históricamente la
enseñanza tradicional ha dejado marcada la relación profesor-alumno durante el mismo y cualquier
otra forma de enfocarlo, siempre al inicio, puede provocar resistencia.
En la integración del saber y saber hacer en el currículum es necesario considerar desde esta
perspectiva dos aspectos: el epistemológico y el profesional
En la definición anterior queda evidente la dependencia del contenido con relación a los objetivos,
como saberes científicos, técnicos y culturales que se incorporan a los programas y planes de
estudios con el propósito de consolidar las aspiraciones sociales en la formación del profesional.
En un mismo proceso docente se darán, por tanto, la asimilación de los conocimientos y el dominio
del sistema de acciones vinculado a ellos, es decir, la apropiación de los conocimientos y la
formación y desarrollo de las habilidades dirigidas al saber hacer profesional.
Estos cuerpos de conocimiento que producen las sociedades humanas a lo largo de su historia
introducen al estudiante en una manera de organizar la experiencia y entender el medio físico y
social, lo que a su vez promueve estrategias investigativas. En este ámbito la importancia de enseñar
a aprender el conocimiento académico estructurado, reside en que facilita la comprensión y
motivación del estudiante por la profesión, por lo que es necesario reflexionar sobre la naturaleza
del conocimiento que se va a seleccionar y estructurar en el currículum.
37
DURANTE LA ORGANIZACIÓN DEL
PLAN DE ESTUDIO
ES IMPORTANTE CONSIDERAR EN LA SELECCIÓN DE LOS
CONTENIDOS CURRICULARES
LAS FUENTES TEÓRICAS LOS PRINCIPIOS PARA
LOS CRITERIOS PARA INTEGRARLOS
LA SELECCIÓN
38
curricula. Además agrupa cursos que propician la formación teórica-conceptual
necesaria que apoyan a las asignaturas de la profesión.
Así mismo el ciclo de formación básica específica, persigue que el estudiante domine contenidos
generales y esenciales del objeto del profesional y que, por lo general se identifican con sus campos
de acción. Este ciclo corresponde a las experiencias de formación profesional necesarias para
adquirir el carácter distintivo de cada carrera a través de las cuales se caracteriza el perfil de las
distintas áreas de conocimiento. Además incluye los aprendizajes mínimos que cada profesional
debe manejar en función de su disciplina y serán totalmente o en su mayoría asignaturas de
carácter obligatorio.
Por su parte el ciclo del ejercicio de la profesión o terminal, cuyo objetivo es que los estudiantes
dominen los contenidos particulares o específicos del objeto del profesional y que se manifiestan en
los distintos campos de actuación. Es el conjunto de experiencias educativas de carácter
disciplinario que el estudiante podrá elegir para determinar la orientación de su perfil profesional
e incorpora una dimensión social y laboral de los contenidos del currículum.
El ciclo de elección libre, está dirigido a la formación complementaria para el desarrollo integral
de los estudiantes, puede incluir experiencias educativas de los anteriores ciclos y de cualquier
disciplina. Las restricciones en este ciclo, estarán dadas solo por la variedad y cantidad de las
materias que cada carrera ofrezca a los estudiantes, así como por el interés que manifiesten por
diferentes áreas de énfasis.
En el organigrama siguiente aparecen resumidos los ciclos de formación antes mencionados:
DE FORMACIÓN
BÁSICA
DE ELECCIÓN LIBRE
39
Entre los ciclos existe una interrelación en función de contribuir a la formación integral de los
estudiantes, concebida en cuatro dimensiones: Intelectual, humana, social y profesional.
d. Se forme para una mayor responsabilidad social, como ser humano para
los demás, y adquiera una visión ética del mundo que lo comprometa con el
respeto de los Derechos Humanos, el cumplimiento de sus deberes, la
participación política, la realización de la justicia y la protección y el
mejoramiento de la calidad de vida. De esta forma tendrá presente en sus
decisiones los efectos que éstas tienen en todas las personas, de manera
especial en las víctimas de la discriminación, la injusticia y la violencia.
Sin embargo, será necesario considerar la articulación de ejes integradores de la formación,
concebidos como las perspectivas desde las cuales deberá desarrollarse el proceso de enseñanza-
aprendizaje y dentro de éste el abordaje de los contenidos curriculares, a partir de que la formación
implica un saber hacer profesional, una reflexión de los contenidos y un aprendizaje constructivo y
significativo de lo que se aprende y de cómo se aprende.
En cada carrera será necesario considerar tres componentes esenciales del proceso formativo,
atendiendo al tipo de actividad que desarrolla el estudiante y que en su organización y dinámica le
41
permite la apropiación de los modos de actuación profesional en función del perfil de egreso. Estos
componentes son:
COMPONENTES
DEL
PROCESO FORMATIVO
O
CARRERA UNIVERSITARIA
DE CARÁCTER DE CARÁCTER
ACADÉMICO DE CARÁCTER INVESTIGATIVO
PRÁCTICO O LABORAL
PRÁCTICAS PRE-PROFESIONALES
Hay que apuntar que, por el carácter sistémico del proceso formativo y porque todos ellos
contribuyen a cumplir los objetivos curriculares de cada carrera, los contenidos de cada uno de los
componentes se deben manifestar interrelacionados entre sí, los cuales se presentan en el siguiente
organigrama:
OBJETIVOS CURRICULARES
OBJETIVOS DE LAS
CONTENIDOS PROGRAMÁTICOS
ASIGNATURAS
Sistema de Sistema de Sistema de
Conocimientos Habilidades Valores
ACCIONES Y OPERACIONES
Estos componentes esenciales de las carreras se organizan verticalmente a lo largo de todo el plan
de estudio y horizontalmente en cada semestre, lo que contribuye de manera esencial al principio de
sistematicidad.
A partir del principio de sistematicidad en la planificación del proceso formativo se tiene que
garantizar que los objetivos curriculares que se declaran en cada carrera, determinen y precisen los
objetivos que se deben alcanzar en las asignaturas y semestres. En sentido inverso y en
correspondencia con este principio se hace necesario que en el desarrollo del proceso formativo los
contenidos se integren como sistema, interrelacionando cada componente y estos entre sí en cada
asignatura, de modo tal que en cada semestre se vayan alcanzando los objetivos programados,
mediante la interrelación de los contenidos y de la relación inter, multi y transdiciplinaria.
Toda la organización del proceso formativo se realiza para que el estudiante cumpla los objetivos
curriculares declarados en cada carrera en estrecha relación con el perfil de egreso, para que resuelva
los problemas de la práctica profesional. Esto se hace, sobre la base del establecimiento de
asignaturas rectoras en cada semestre, que generalmente son asignaturas de la profesión, de manera
que asegure, como hilo conductor a lo largo de la carrera, los rasgos esenciales del modelo del
profesional.
43
Este principio manifiesta, además, la necesidad de vincular la carrera con la enseñanza precedente
y la postgraduada. Uno de los aspectos fundamentales del contenido de la formación del profesional
es el relativo a las habilidades, en tanto se refiere a la capacidad de utilizar creativamente los
conocimientos en el proceso de la actividad teórico-práctica.
Los distintos niveles de sistematicidad en que se organizan las habilidades, están en correspondencia
con el proceso formativo, pasando de la carrera, a las asignaturas, los temas y las actividades
docentes . En consecuencia, cada nivel de asimilación de los contenidos se debe corresponder con
un nivel de integración de las habilidades que convencionalmente le llamamos, función, actividad,
acción y tarea.
Por tanto las funciones serán las habilidades de la carrera que en su generalización se concretan en
los objetivos curriculares. Las actividades serán las habilidades a formar en la asignatura que en su
generalización se manifiestan en los objetivos. Mientras tanto las acciones lo serán de las unidades
de cada programa de asignatura.
El sistema de habilidades de la carrera s e determinan a partir de los modos acción y las funciones
propias del profesional. El carácter sistémico pone de manifiesto el dominio de la integración del
método científico de investigación, los métodos del pensar y en la utilización creadora de las técnicas
relacionadas con la práctica pre-profesional.
El principio de la vinculación de la teoría con la práctica, constituye el lineamiento rector que vincula
el saber y el saber hacer profesional, por lo que cada actividad docente se debe organizar de modo
tal que contenga no solo el sistema de conocimientos que refleja al objeto de estudio sino también
la estructura lógica de esos conocimientos que establece la lógica del pensar y actuar dimensionado
en el profesional.
En este principio está presente que el futuro profesional sea capaz de resolver los problemas que se
presentan en la práctica pre-profesional, de modo que el componente académico se combine con el
práctico o laboral, siendo esto esencial para que la actividad profesional sea comprensiva, profunda
y transformadora, esto se debe hacer desde los primeros semestres a partir de las asignaturas rectoras
o de la profesión.
El estudiante se forma en especial en los últimos años de la carrera, mediante su participación activa
en la solución de los problemas concretos existentes en la práctica pre-profesional, lo que evita los
errores de carácter pragmático.
44
Para vincularse en la práctica pre-profesional con un nivel competitivo, el estudiante universitario
requiere de una formación básica que le permita caracterizar esencialmente la profesión, no obstante,
para apropiarse del contenido de la ciencias que caracterizan el objeto de la profesión con un alto
nivel de asimilación y profundidad, se requiere desarrollar el proceso formativo en contacto directo
con la profesión, de ahí la importancia de la presencia de las asignaturas del ciclo del ejercicio de la
profesión o terminal.
Por su parte el aspecto profesional del currículum está dirigido hacia la correcta
selección, organización, planificación, ejecución y evaluación de los contenidos
curriculares desde la perspectiva de una profesión, los cuales rebasan la dimensión
epistemológica y se integran dialécticamente hacia una perspectiva social y
laboral, lo cual constituye un elemento esencial en la formación de un egresado
competente en el saber hacer profesional.
45
Unas modalidades de interacción de la teoría y la práctica que le permiten usar teorías,
métodos procedimientos, “recetas“, para resolver problemas concretos del diario acontecer, y
que al mismo tiempo, le ayuden a mejorar y ampliar su comprensión teórica y teórica.
Una concepción filosófica de la profesión, es decir un conjunto de ideas sobre el hombre, la
sociedad y su profesión donde emerja una visión de futuro, desde una perspectiva integral de su
quehacer profesional.
Una posibilidad de participar, actuar, mejorar, transformar, innovar, criticar, reafirmar,
etc, tanto los conocimientos como los procedimientos de su profesión, a medida que
profundiza los aspectos prácticos, científicos y sociales de la misma. En este aspecto se imbrican
desde un perspectiva dialéctica lo epistemológico, lo profesional y lo sociocultural en la
proyección curricular.
Desde esta perspectiva la dimensión profesional del currículum está dirigida a definir el conjunto
de acciones o tareas específicas de un tipo particular de profesión, es decir un saber hacer basado
en competencias profesionales, por lo que para definir una profesión es importante determinar las
funciones que se solicitan del profesional, desde una perspectiva laboral y social, en correspondencia
con las demandas del Estado, región o país.
Considerar este principio constituye una de las exigencias del principio del carácter científico y
educativo de la enseñanza, ya que solo cuando los estudiantes pueden utilizar los conocimientos
para resolver problemas de la vida, aumenta en ellos el valor de la ciencia.
Como reglas que ilustran la aplicación del principio citamos las siguientes:
Aplicar los conocimientos teóricos a situaciones prácticas de la profesión y argumentar
teóricamente las realizaciones prácticas.
Vincular la enseñanza con distintas situaciones que reflejen los problemas de la profesión
en busca de soluciones creativas.
Desde esta perspectiva la noción de práctica pre-profesional nos hace reflexionar en torno al perfil
de egreso, como el conjunto de saberes, tanto teórico-conceptual como técnico-práctico y
actitudinales que conjugan dialécticamente la formación académica general con la formación
especializada de los miembros de una determinada profesión, hacia la búsqueda de la formación
integral de un hombre de nuevo tipo en coherencia con las demandas sociales del entorno.
El perfil del egresado contiene las actividades, los procedimientos, las características y los roles
sociales preestablecidos por la Universidad. El perfil del egresado determinará la formulación del
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plan de estudios porque precisa elementos filosóficos, educativos y culturales de la formación.
Las instituciones de educación superior deben preveer que el egresado, cuente con los elementos
teóricos, metodológicos y prácticos que le permitan resolver problemas de uno o varios campos de
acción profesional. El perfil del egresado, materializa la integración de elementos formativos y
recursos para la promoción de un egresado con características que respondan a la visión
institucional.
FUENTE PSICOPEDAGÓGICA
La enseñanza es concebida como una actividad que se realiza de manera intencional y anticipada,
dirigida a propiciar el aprendizaje de diversos contenidos, científicos, técnicos, axiológicos, es
concebida una práctica social ya que en ella se sustentan ideas, posiciones, conocimientos,
sentimientos, pensamientos y creencias de los docentes, la cultura a la que pertenecen, que en gran
medida se reflejan en la práctica docente.
Lo anterior nos explica por qué existen variaciones respecto a lo que es la enseñanza. Una es
considerar que el objetivo de la enseñanza es producir el rendimiento del alumno, es decir que el
aprendizaje es el logro de la enseñanza (impartición de contenidos), y otra es propiciar en dicho
alumno la realización de las tareas del aprendizaje en la que el docente es visualizado como aquél
que instruye al estudiante sobre cómo adquirir el contenido a partir de sí mismo y de otros apoyos.
Así el aprendizaje se convierte en un resultado del alumno y la enseñanza es la tarea por la cual se
le enseña al alumno cómo aprender.
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Por su parte el aprendizaje al ser un proceso mediante el cual se adquieren
conocimientos, sentimientos, actitudes y valores, habilidades y destrezas a través
de las cuales incorporamos nuevas maneras de pensar, de sentir, actuar y de abordar
situaciones del mundo interno y de la relación con los otros, así como con la realidad
en general, es deseable propiciar en el estudiante (de nivel superior) tanto la
incorporación de conocimientos científicos, humanos, técnicos y artísticos, como
favorecer la apropiación de estrategias cognitivas, habilidades de pensamiento,
destrezas profesionales, actitudes y juicios valorativos.
Esto nos lleva a considerar los programas de las asignaturas, como una guía que orientan el
desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es decir, crear situaciones de aprendizaje que le
permitan al alumno asimilar, desarrollar y aplicar en la práctica dichos aprendizajes y asimismo,
producir aquellas estrategias de enseñanza mediante las cuales el docente ayudará al alumno en la
adquisición de aquellos aprendizajes.
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del estudiante para organizar pedagógicamente las diferentes actividades de
aprendizaje que vayan consolidando un desarrollo ascendente por los diferentes
niveles de asimilación, donde se vaya aumentando gradualmente el nivel de
complejidad de la actividad.
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niño adquiere el dominio en sus tareas, el adulto empieza a quitar su apoyo dejándole
la ejecución de los fragmentos de la actividad que antes realizaba aquel”.
APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO
EL CONTENIDO A SIGNIFICADO
APRENDER PSICOLÓGICO PARA EL
BASADO EN ESTUDIANTE
EL
CONOCIMIENTO
EXPERIENCIAL
Es importante resaltar que para el logro del aprendizaje del estudiante se requiere de una gran
actividad interna como sujeto activo de su propio aprendizaje, por lo cual es importante considerar
procesos como: atención, memoria, pensamiento, imaginación, lenguaje, entre otros. Dichos
procesos son estudiados profundamente por la teoría del Procesamiento Humano de la Información
(PHI), donde se concibe al individuo como sujeto activo elaborador y constructor de la información
que recibe de su entorno sociocultural y no como un receptor de estímulos y emisor de respuestas.
Desde esta concepción los modelos teóricos antes planteados reflejan la complejidad del aprendizaje
y proporcionan un grupo de supuestos teóricos para fundamentar el proceso de enseñanza-
aprendizaje con vistas a propiciar el desarrollo de una práctica educativa de excelencia, en
coherencia con las exigencias contemporáneas.
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Por lo que hemos considerado el currículum centrado en el aprendizaje del estudiante como
un modelo integrador o sistémico considerando los diferentes paradigmas antes expresados y su
adecuación a la práctica pedagógica, por lo que podemos distinguir los siguientes subsistemas:
a. Subsistema Psicológico. La teoría psicológica del aprendizaje nos dice que es el aprendizaje
y cómo aprenden los seres humanos; ofrece en buena medida la explicación del proceso de
enseñanza-aprendizaje y reconoce como la actividad es el principio operatorio más importante
de la práctica operativa. Esta concepción de aprendizaje pone en el centro de atención al sujeto
activo, consciente, orientado hacia un objetivo; en interacción con otros sujetos. Se considera
dos niveles evolutivos que favorecen las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes: El de
sus capacidades reales y el de sus posibilidades para aprender con la ayuda de los demás; la
diferencia de estos dos niveles es considerada por Vygotski (1985:7), “Zona de Desarrollo
Próximo”, la cual ayuda a presentar una nueva fórmula para la teoría y la práctica pedagógica.
Desde esta perspectiva es oportuno referir algunos criterios que deben ser considerados durante
el diseño de un currículum:
Partir del nivel de desarrollo de los estudiantes, integrar este criterio supone atender dos
aspectos: el nivel de competencia cognitiva del sujeto los conocimientos adquiridos con
anterioridad.
Construir aprendizajes significativos tanto conceptuales como procedimentales, así como
los relativos a actitudes y valores, para lo cual se deben valorar las siguientes condiciones
El contenido debe ser potencialmente significativo
La motivación por parte del alumno favorece sus aprendizajes, conectando lo que ya
sabe con lo nuevo.
La vinculación de los contenidos escolares con situaciones reales.
Establecer estrategias que favorezcan el proceso de aprender a aprender.
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el fin de potenciar sus posibilidades, convertir en realidad las posibilidades de su zona de
desarrollo próximo en el desarrollo de sus competencias profesionales.
De forma general podemos concluir este apartado valorando que el éxito de este modelo de estrategia
didáctica, centrada en el aprendizaje del estudiante depende, entre otras cosas, de:
Considerar a los estudiantes como personas responsables, honestas y dignas de confianza, cuyo
sentido de la responsabilidad les permitirá convertirse en sujetos activos e independientes de su
aprendizaje, capaces de generar y perseguir una búsqueda de un conocimiento profundo y
reflexivo sobre la realidad que les rodea.
El papel del profesor cambia, deja de ser el que lo sabe todo y por tanto trasmite los
conocimientos de una forma acabada para convertirse en motivador, orientador y
facilitador del aprendizaje de los estudiantes en el camino hacia búsqueda y comprensión de
los conocimientos.
Esto no significa que el papel del profesor se devalúe, se haga menos importante; al contrario
de hecho aumenta el nivel de responsabilidad, pues no sólo debe actuar como facilitador
(ayudando a los estudiantes a encontrar información, sugiriendo directrices alternativas,
proponiendo experiencias o materiales bibliográficos que los estudiantes no posean), sino que
debe actuar como enriquecedor de los conocimientos, lo cual supone una actualización
científica de forma sistemática.
La evaluación de la actividad revela el valor dialéctico del proceso de enseñanza-aprendizaje,
como elemento que refleja sistemáticamente cómo marcha el mismo y permite tomar nuevas
estrategias de enseñanza que favorezcan la adquisición de los conocimientos.
Desde esta dimensión el proceso de construcción del conocimiento implica que la estructura
cognitiva del estudiante entra en una relación dinámica con el objeto cognoscible; en esta relación,
las condiciones sociales y las formas de presentación y representación del objeto confluye en la
consolidación de estructuras de pensamiento superiores, particularmente significativas en la
interpretación de la realidad en la construcción de sus conocimientos, donde el profesor debe asumir
la función de orientar en toda su dimensión el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La posición que asuma una institución respecto a las necesidades sociales y culturales queda
impregnada en los perfiles profesionales correspondientes y se proyecta también en los contenidos
como componentes de una particular concepción del mundo, donde el currículum se convierte en la
instancia mediadora entre la sociedad y la escuela.
Desde la dimensión curricular se deben analizar los requerimientos sociales y culturales que el medio
formula a la escuela, aquellas demandas sociales y culturales hechas en torno al conjunto de
conocimientos, valores, actitudes procedimientos destrezas que contribuyen a la socialización del
alumno dentro del entorno sociocultural de la comunidad.
Aunque todo proyecto curricular requiere de una prospectiva “un ver de lejos y a
lo lejos” en este tiempo de constantes cambios se torna difícil definir cuál es la
prospectiva o perspectiva más adecuada. A este respecto la UNESCO (1990)
propone que ante estos cambios se priorice en aquellos contenidos que son útiles y
necesarios para la adquisición del conocimiento, los que mejor preparen para vivir
en un mundo caracterizado por la evolución de las técnicas, el desarrollo de la
información y de los medios de comunicación.
Estudios realizados por diversas organizaciones mundiales concuerdan en que la
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prospectiva defina apoyar un cambio en las estructuras, de las mentalidades y de
los comportamientos para asegurar la supervivencia de la humanidad.
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PLANTEAMIENTOS COGNITIVOS NECESARIOS PARA
FUNDAMENTAR EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE EN EL
CURRÍCULUM.
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procesos fundamentales: Adquisición, transformación y evaluación de la
información. En (1957:67) hace referencia que el aprendizaje es un proceso de
descubrimiento de ir más allá de la información ofrecida. La clave esta en codificar
algo de un modo genérico de forma que posibilite al máximo la transferencia de lo
aprendido a situaciones nuevas. Para que ello ocurra se hace necesario cuatro
condiciones fundamentales:
Disposición para aprender. Es de vital importancia situar al estudiante en
situaciones concretas que estimulen el aprendizaje, donde se transforme en el
sujeto activo de su propio actividad.
Nivel de Motivación. Se hace necesario un procedimiento (caracterización
psicopedagógica del estudiante) que suscite en el sujeto un estado de necesidad
con respecto al conocimiento, así se le planificarán las actividades de
aprendizaje dirigidas al desarrollo individual.
Dominio del aprendizaje básico y aprendizajes sucesivos. Este dominio se
manifiesta en la puesta en marcha de procesos de codificación genérica, donde
el nivel ascendente de la complejidad de la actividad .
Diversidad en el adiestramiento: Las actividades de aprendizaje deben
diseñarse de tal manera que el alumno pueda enfrentarse a una variedad de
acontecimientos, objetos, fenómenos que le permitan penetrar en la esencia del
contenido.
Realmente este proceso consiste en el ámbito pedagógico de forma tal que las
ideas deben presentarse inicialmente de un modo simplificado, pero en ningún
momento con errores de contenidos para volver sobre ellas de forma
progresivamente más compleja, como una espiral. Esta idea del aprendizaje en
espiral fue aplicada por Bruner a toda la organizan del currículum en general,
donde el profesor constituye un intermediario entre el conocimiento del alumno
y la realidad cognoscible en un momento dado.
La teoría de D.P. Ausubel.
Este autor (1977:18) señala una distinción significativa entre el aprendizaje
receptivo y por descubrimiento, por una parte, y entre aprendizaje mecánico
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significativo por otra, en este aspecto nos detendremos a detallar las cuestiones más
relevantes por su importancia para la planificación de actividades independientes
con carácter diferenciado.
El aprendizaje receptivo se caracteriza porque el alumno recibe el contenido que ha
de interiorizar de modo que pueda ser recuperado. En el aprendizaje por
descubrimiento el sujeto debe descubrir el material por sí mismo antes de
incorporarlo a su estructura cognitiva. Ambos son diferentes pero se complementa
o superponen continuamente. Ambos tipos de aprendizaje pueden ser mecánicos o
significativos. El mecánico se produce cuando la tarea del aprendizaje consta
de asociaciones puramente arbitrarias o cuando el sujeto lo hace arbitrariamente.
Existe aprendizaje significativo cuando las actividades están relacionan
congruentemente y el estudiante decide aprender así.
Según Ausubel (1977:34), son dos las condiciones de aprendizaje significativo:
disposición del sujeto a aprender y que el material se potencialemente significativo,
es decir relacionados con sus estructuras de conocimiento, lo que supone que el
material tenga sentido lógico y que la estructura mental del sujeto posea ideas de
afianzamiento con las que poder relacionarse.
Es por tanto, el aprendizaje según Ausubel (1962:118), es un proceso consistente
en incorporar un contenido a estructuras de conocimiento ya existentes. Su teoría
insiste en el aprendizaje significativo con sentido frente al memorìstico o mecánico.
Un factor importante para que halla aprendizaje significativo es la disponibilidad
de una estructura cognitiva estable, organizada de tal manera que contenga ideas o
conceptos suficientemente generales, extensos o abstractos para que ella puedan
asimilarse otros más concretos y menos extensos.
En síntesis la idea general de Ausubel es que el aprendizaje se inserta en esquemas
de conocimientos ya existentes. Cuando mayor es el grado de organización, claridad
y estabilidad del nuevo conocimiento, Más fácilmente se acomodará y mejor será
retenida merced a los puntos de referencia y afianzamiento bajo los cuales este
material puede ser incorporado, relacionado y transferido a situaciones
subsiguientes de aprendizaje.
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Las teorías de R:M. Gagné.
Gagné (1973:4), propone una teoría donde destaca tres conceptos claves:
Las estructuras que interviene dentro del sujeto para regular la información. Una de
ellas está compuesta de las `expectativas´ o metas anticipadas con relación a la tarea
y que representan, de alguna manera los aspectos motivacionales del aprendiz. La
otra los ´controles ejecutivos´, son estrategias cognitivas o conductas de autocontrol
que regulan la atención y la selección perceptiva determinando lo que tienen que
ser repetido en la memoria a corto plazo o mantenido en la memoria a largo plazo.
El segundo concepto se refiere a los procesos que son quizás el aspecto más
importante de la teoría de Gagné, y que constituyen el núcleo del aprendizaje. Son
la motivación, atención, representación, codificación, generalización, respuesta y
feedback. Estos procesos internos absolutamente indispensables para explicar el
aprendizaje, vienen afectados por otros sucesos externos al sujeto, es decir,
situaciones ambientales. Estos sucesos externos pueden planificarse en orden a
activar, mantener o acentuar los internos. De ahí que la instrucción no sea más ni
menos que la planificación adecuada de estas fuentes externas en orden a promover
eficazmente el aprendizaje.
El tercer concepto señalado por este autor son los resultados. Ellos constituyen la
parte visible del aprendizaje y este autor destaca cinco categorías: la información
verbal, las aptitudes verbales, las estrategias cognitivas, las actitudes y las
habilidades motrices. Finalmente destaca que el aprendizaje tiene un carácter
acumulativo pues, los tipos más sencillos de aprendizaje son los requisitos para
aprender los más complejos.
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En el Sistema Educativo Cubano es una aspiración a largo plazo que los profesores,
condicionados por los resultados de sus prácticas docentes, sean los autores de los
currícula que desarrollan en sus aulas.
El trabajo de los profesores en torno a los currícula no debe limitarse a modificaciones de los diseños
curriculares elaborados por los órganos ministeriales correspondientes. Al contrario debe tener
desde el primer momento de su proyección una participación directa, que favorezca la integración
dialéctica de todos los aspectos didácticos que intervienen en dicho currículum.
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recomienda hacer una selección justificada de los contenidos, sin pretender ver
todo lo que es importante, para evitar tratamientos superficiales que deformen
la imagen de las ciencias biológicas. Favorecer la adquisición conocimientos
duraderos a través del desarrollo de actividades de trabajo independiente.
Evitar que los alumnos terminen sus estudios en la Educación Media, sin haber
tratado temas importantes de actualización científica que les permita una
adecuada interpretación de los problemas relacionados con la CTS.
Es necesario planificar un sistema de actividades de trabajo independiente de
los alumnos, para garantizar la dedicación necesaria en la comprensión de los
procesos biológicos. El currículum de Biología para garantizar una adecuada
formación, exige una ampliación del tiempo disponible.
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orientar, controlar, aclarar dudas en caso de necesidad.
El papel del profesor está estrechamente ligado a la planificación y organización
de actividades, donde los alumnos –a través de una adecuada orientación-
puedan construir conocimientos y adquirir destrezas y actitudes que favorezcan
la comprensión de los aportes de la Biología en la sociedad en la que viven.
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integrado de las mismas sin la tradicional separación en distintas disciplinas.
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sobre el origen de las especies.
Estos criterios didácticos antes señalados han sido generados sobre la base de un análisis
reflexivo de las teorías curriculares y su adecuación a las características de los contenidos de las
ciencias biológicas. Constituyen un grupo de valoraciones que habrán de ser valoradas
oportunamente por los profesores de esta área de conocimiento, pues favorecen una organización de
los contenidos biológicos en el currículum de una manera coherente, flexible e integrada, como
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elemento conductor de nuestras aspiraciones en la enseñanza de la Biología en la Escuela Media
Cubana.
Dichas reflexiones pueden ser valoradas integralmente por todos los profesores del área de
ciencias, pues constituyen nuevas perspectivas que favorecen la comprensión y mejora de los
procesos de enseñanza-aprendizaje. En tal sentido Porlán (1996:24) fundamenta la importancia de
la organización de los contenidos curriculares en el área de ciencias, resaltando el papel del
profesorado en el conocimiento de las diferentes ramas de la ciencia para garantizar su integración
en el currículum y favorecer que las concepciones distorsionadas de los alumnos evolucionen y
cambien progresivamente.
Todo lo anterior nos permite considerar el aula como matriz de intercambio didáctico (Porlán,
1993:93) lo cual promueve el desarrollo de un modelo de enseñanza basado en la concreción del
currículum en la práctica a través de la investigación.
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