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UNIVERSIDAD SANTO TOMAS

Maestría en Educación

Asignaturas: Formación integral convivencia y democracia.

Docente: Tito Pérez.

RESEÑA CRÍTICA

EL OFICIO DE LA CIUDADANIA FERNANDO BÁRCENA ORBE

Introducción a la educación política

EDICIONES PAPELES DE PEDAGOGIA

PAIDOS IBERICA, 1997,301 páginas

POR: HELAINNE DIAZGRANADOS

ERIKA PASTRANA

La presente reseña buscar mostrar al lector un libro muy interesante, en el cual Fernando
Bárcena Orbe, a través de un lenguaje dialógico analiza minuciosamente y de manera clara
las ideas que se circunscriben en el marco de la filosofía política, la democracia y el papel
que juega la educación en el fundamento de la ciudadanía; es una revisión que se caracteriza
por la argumentación y la presentación de tesis que se desarrollan paulatinamente
encadenando las ideas del autor en los planteamientos básicos del texto.

Bárcena es recurrente en presentar la influencia académica que ha recibido de la teórica


Hannah Arendt, filosofa política que alimenta la creación de este libro en cuanto ha
fundamentación se refiere.

El libro se divide en 2 partes fundamentales, los discursos de la civilidad y Dimensiones de


la educación política. A su vez ; en la primera parte se desarrollan los primeros 3 capítulos
que son la educación política y el oficio de la ciudadanía(Cap. 1),Dos modelos de
educación política, la ciudadanía como estatus y como practica (Cap. 2),Ética de la
civilidad :La actualidad del humanismo cívico(Cap. 3).En la segunda parte se desarrollan
los capítulos 4 y 5 a saber, La comprensión política: La voluntad del sentido en Hannah
Arendt y La sabiduría de la ciudadanía: La formación del juicio político.
En primer lugar el autor plantea estudiar la relación entre filosofía política y educación
cívica, afirma que tal relación ha permanecido en tensión y que solo es posible estudiarla
teniendo en cuenta la historicidad de los conceptos de educación, política y ciudadanía, que
se evidencian en la tradición. Los cuales podemos comprender si los miramos de forma
anacrónica, porque guardan conexión con su origen, y si los miramos de forma diacrónica si
valoramos su desarrollo y evolución en la sociedad actual.

Es en este sentido que Bárcena aclara que su visión de filosofía coincide con la de Hannah
Arendt, Es decir; la filosofía entendida como esa búsqueda de sentido enriquecida con la
actividad y el pensamiento de las personas. La praxis como la reveladora de la verdad y lo
público como configurador de sentidos.

De esta manera revisa el concepto de Democracia y lo categoriza en dos sentidos. La


Democracia como forma de gobierno y su justificación instrumental y la democracia
fundamentada en la ciudadanía y su justificación sustancial. Es claro que esta última
armoniza con la preocupación del texto en tanto mira el problema de cómo convertir a la
democracia en una forma de vida fundamentada en la ciudadanía y la práctica de valores
como la igualdad, la autonomía y la libertad.

De igual manera el autor advierte sobre la debilidad intrínseca de la democracia, ya que esta
es determinada en su esencia por las acciones de los hombres, condición que pone en aprieto
y dependencia su fortalecimiento o su fragilidad. Es decir las acciones positivas o negativas
de los hombres hacia la democracia determinaran el devenir de esta. “Por ello la búsqueda
de la vitalidad y fortalecimiento de la democracia exige que ciudadanos y políticos
mantengan un buen nivel de tensión” (Barcenas, 1993, pág. 34).

Otro argumento desarrollado por al autor para demostrar al lector la fragilidad como
característica intrínseca de la democracia, se evidencia cuando recurre al carácter de
“invención” que circunda el origen de la democracia en personas de una época determinada.
Aduce al concepto y a la práctica democrática como una construcción cultural, de los
hombres los cuales son esencialmente políticos.

Ahora bien, determinando así la esencia constitutiva de la democracia (determinada


externamente); la tesis central del autor radica en cómo hacer posible la ciudadanía y
su formación en una democracia tan frágil.

En el capítulo 1 el autor hace un breve recuento de las teorías sociales expuestas por Talcott,
Luhmann y Habermas, para lo cual concluye que la sociedad actual presenta en común el
fenómeno de la globalización, la complejizaciòn y la influencia directa de la ciencia y la
economía en la organización social. No obstante indica que la globalización genera dos
tendencias, la primera es la tendencia del descredito de grandes metarelatos que han
identificado a las sociedad y que producen un retraimiento a los orígenes en busca de
expresiones originalmente identitarias que terminan en el integrismo. Por otra parte esta la
tendencia de la intolerancia y la segregación que no permiten la formación de una
individualidad que armonice con intereses comunes, si no que respondan a un grupo
identitario reducido. Es de anotar la importancia de este análisis, por cuanto en él se
evidencia una fractura en la organización social que obstaculiza las buenas prácticas de la
civilidad.

Como respuesta a esta inquietud el autor afirma que la forma de llegar a superar las
dificultades es la convicción de que los ciudadanos son capaces de realizar acciones del
pensamiento encaminadas a la verdad y a lo justo como actitudes deseables, esta pretensión
seria lograda a través de la práctica del juicio político, y en este sentido toma vital
importancia para el hilo conductor o lógico tomar la filosofía política de Hannah Arendt sobre
este tema.

Entre tanto surge como categoría para este análisis la visión relacionada a los liberalistas y a
los comunitaristas, los primeros hacen una diferenciación de la ética que deja de ser universal,
para diferenciarse en ética pública y ética privada. Lo que en última instancia se traduce en
utilitarismo. Por su lado los comunitaristas plantean una relación más intima con la virtud, el
bien y la justicia.

De igual importancia para el desarrollo de esta reseña es relacionar la segunda tesis que
consiste en generar un reencuentro con las ideas filosóficas de verdad y justicia, para
lograr una educación filosófica y una educación política, estrechamente relacionadas.

En el capítulo 2 Bárcena afirma que para que la Democracia avance debe estar reforzada es
el sistema educativo, en esta educación cívico-política se debe formar la conciencia crítica,
la reflexión y el pensamiento independiente y autónomo. De esta forma se lanza a analizar
qué es eso de lo público y lo privado, y estima dos corrientes el liberalismo y el
comunitarismo.

La primera de estas corrientes aduce que la justicia y la cívica debe alejarse de la metafísica
y por ende de la filosofía, y proponen una democracia constitucional. La segunda corriente
concibe la actividad política como producto de las relaciones sociales y de la praxis como
tal, llegando al punto de comunidades auto reguladas.

Es entonces cuando el autor define como suyo el concepto que coincide con el de Hannah
Arendt en el cual se concibe la ciudadanía como praxis, como habilidad (y las habilidades
se adquieren con la práctica) y no como un estatus que nos viene dado de forma tacita, para
ser ciudadanos y conservar el ámbito de lo público es necesario esforzarnos, buscar los
espacio y crear oportunidades que conlleven al fortalecimiento del juicio político. La
comunidad y el interés común ejercerían una sujeción a la individualidad de las personas.
Seguidamente el libro en el capitulo tres intenta determinar el concepto de ciudadanía, se
introduce primero en el recuento de los conceptos de ciudadanía a través de la historia, mas
específicamente del concepto formulado por republicanos, liberales, comunitaritas.

Bárcena reconoce que para esbozar un término o plantear un concepto, debe cumplir con
varios propósitos como el de ser contestatario y debe dialogar con la historicidad del término
o concepto en mención.

Es así como el autor se da a la tarea de reconsiderar el interrogante ¿Qué es la ciudadanía?

Para dar respuesta a este interrogante procede de esta forma; En primer lugar la ciudadanía
“está destinada a marcar vías y caminos no dejando encerrar su valor en un mero estatus”
(Barcenas F. , 1997, pág. 160), aquí el autor destaca la trascendentalidad de la ciudadanía al
atribuirle un más allá de la existencia misma, para dar paso a la praxis surgida de la voluntad
interior y de la motivación de los sujetos.

En segundo lugar la ciudadanía “encierra una dimensión hermenéutica” (Barcenas F. , 1997,


pág. 160); que contribuye como signo de ser susceptiblemente interpretable por cada uno en
el espacio público y privado.

En tercer lugar la ciudadanía responde a otro rasgo que la caracteriza, “Se trata, como
decíamos, de un núcleo intrínsecamente complejo de prácticas” (Barcenas F. , 1997, pág.
160).

En el capítulo 4 el autor se enfoca su discurso basado en los pensamientos de Hannah Arendt,


filosofa alemana de ascendencia judía, quien vivió su infancia en Könmgsber hija de laicos
judíos. Ella es recordada como una teórica política, más que como una filosofa que fue lo
que estudio, pues no era bien vista en este gremio por sus pensamientos, los cuales no eran
netamente filosóficos. Más que preocuparse por la búsqueda de la inmutable verdad, se
interesaba en el análisis de los acontecimientos y pensaba que lo que realmente importaba
era la formación de la opinión. Es de gran valor observar como en esta época una mujer fue
capaz de dar opiniones significativas que tal vez iban en contra de lo que en muchos régimen
políticos se llevaban y escribir sus ideas y dejar legados de estas en libros que han sido
reconocidos y tenidos en cuenta por muchos.
Para Arendt “pensar solo puede hacerlo alguien por sí mismo, por el contrario la acción
política, la acción de la ciudadanía en la arena pública es o debería ser una acción
concertada… La ciudadanía es el derecho a tener derecho”. (Barcenas, 1997). Frases como
esta nos describen quien era Hannah y cuáles eran sus intereses no pensaba en el bien
particular más bien lo hacía en el bien común en la búsqueda de la política real,
esa en el que el bien común siempre prima.
Vemos como hoy día se aprueban leyes, decretos, normas, que nos afectan netamente a
nosotros como ciudadanos y de los que en muchas ocasiones no estamos de acuerdo pero
por favorecer a un grupo de personas muy minoritario sobrepasan la favorabilidad de la gran
mayoría de ciudadanos del común, es interesante rescatar estos pensamientos que jamás
pasan de moda y que por el contrario cada vez más trascienden en una sociedad cansada y
agotada de imposiciones en los que se olvida el significado valioso que da Arendt sobre
ciudadanía.
Afirma Bárcena en su libro, que los hombres necesitamos del intercambio de puntos de vista
y de opiniones para acercarnos a eso que nombramos como la verdad, esto confirma una vez
más la necesidad del dialogo, de pensar en la búsqueda de un sentido común respetando el
modo que cada uno tiene de ver el mundo y recréalo, interés que se está perdiendo según el
autor ya que el espacio público y la participación ciudadana han dejado de interesarle al
ciudadano, que ya no se siente capacitado para juzgar la política, y desde nuestro punto de
vista a quienes hoy día la lideran.
Por otra parte Hannah Arendt afirma que la educación no puede jugar ningún papel en la
política, pues en política son siempre aquellos que ya están educados quienes la desempeñan
(Barcena, 1997). Posición que habría que profundizar pues, difícilmente la educación y la
política se puedan desligar de un todo considerando que se requiere de la educación para que
la política avance en sus estructuras y tenga resultados positivos que mostrar y de esta forma
se materialice la educación.
En el capítulo 5 Fernando Bárcena nos habla sobre La sabiduría de La Educación: la
Formación Del Juicio Político, e inicia este escrito con una frase de Tucidides, a la que
hacemos mención porque en realidad vale la pena destacar “Todo el que se forma un juicio
sobre un punto, pero no puede explicarlo claramente a los demás, igualmente no habría
podido pensar en el tema” desde aquí podemos notar la relevancia que se le da al juicio en
especial político, teniendo en cuenta al juicio como lo que se discierne o se distingue teniendo
en cuenta un medio o una norma.
¿Estamos en capacidad de dar juicios? Solo si es un sí, según el autor se puede opinar, pero
luego a través del dialogo ya sea entre dos o más personas se escuchan opiniones y se pueden
dar juicios sobre un tema. El juicio se encuentra presente en casi todas las actividades
humanas y en el mundo en que vivimos en donde se lucha por la defensa de los derechos
humanos todos desde nuestra educación y modo de ver la vida estamos en capacidad de dar
juicios.
Por otra parte Bárcena define a la política como una actividad que trata de la forma en que
vivimos colectivamente, de cómo manejamos nuestros asuntos, de cómo hacemos nuestras
elecciones, de cómo resolvemos nuestras diferencias y así sucesivamente, y suscita temas
necesariamente morales (Barcena, 1997), podemos vivir la política desde nuestra democracia
y desde nuestras opiniones y criterios, en escogencia libre de lo que se quiere pensando
siempre en todos, más que solo en uno mismo, teniendo como ingredientes para este proceso
el dialogo la deliberación los cuales permiten que en realidad se de un verdadero juicio
político.
Para nosotros como para el autor la ciudadanía es un hecho inmanente al ser humano, pero
también es una praxis que se adquiere con el ejercicio del juicio político, y es en el contexto
educativo desde los primeros años, donde se configuran los sentidos de sociabilidad, de lo
éticamente correcto e incorrecto, de los valores que sirven de guía a las actitudes que los
estudiantes interiorizan y que siendo adultos pondrán en práctica en su vida cívica.

Bibliografía
Barcena, F. (1997). El Oficio De La Ciudadania, Introduccion a la Educacion Politica. Barcelona:
Paidós.

Barcenas, F. (1997). El Oficio de la Ciudadania introduccion a La Politica. Barcelona: Paidos.

Barcenas, F. (1997). El oficio de la ciudadania.Introduccion a la educacion politica.


Barcelona,España.: Paidos.

Barcenas, F. (1993). ELOFICIO DE LA CIUDADANIA:Introduccion a la educacion. Barcelona,España:


papeles de pedagogia,paidòs.

Barcena, F. (1997). El Oficio De La Ciudadania, Introduccion a la Educacion Politica.


Barcelona: Paidós

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