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Giovanni Quessep
En el año 2004 la Casa de Poesía Silva le otorgó el Premio Nacional de
Poesía José Asunción Silva, distinción que esta institución otorga por
reconocimiento a toda una obra como máxima representación de la
Antología Poesía Mar Abierto poesía colombiana.
1
YO PREGUNTO
Pregunto par la luz cuando navega
El arpa de los labios en la tarde.
Por los astros nacidos
De la blanca corteza, lentos cedros.
Por la honda materia
De viento cenital, casi en la fuga
De tus manos al sueño, pues enciendes EL SER NO ES UNA FABULA
Ahora nuestra lengua
De olas encrespadas en la noche, El ser no es una fábula. Este sol
Y rasgas nuestra carne como un agua Que nos mueve en silencio incendia todo.
Que se viera poblada, de repente, ¿No somos inocentes? Cada sueño
De algas tristes y peces en la arena. Tiene su duro encanto. Aquí la lluvia
Pregunto por la luz con un remoto Perdió sus hadas y su blanca sombra,
Abandono en la arcilla, desde siempre. Aquí, a la orilla en que Dios esta solo
Como destino, en la noche del viento.
Vuelan tardes y frutos, ruedan cuerpos
ALTURA DE LA NOCHE Por la luz en declive, por el agua.
Esta noche profunda me estremece Apenas recordamos la caída
Y arde mi soledad en su hermosura. Donde la muerte se llenó de pájaros
Esta dorada voz de un agua pura Y alguien gritó que el cielo es imposible.
En declive de sueños resplandece. Pero nosotros no queremos dar.
El salto. Nos negamos a la dicha.
Celeste sol al cosmos engrandece El ser no es una fábula, se vive
Destellando en mi humana quemadura, Como se cuenta, al fin de las palabras.
Encadenada por la roca dura
Al polvo y la ceniza donde crece.
La belleza en los astros adivino
A través de mi vuelo diamantino
Que su torrente agobiador sepulta.
Y bajo el peso de su clara esencia,
Mi pequeñez extática evidencia
La misma eternidad que se le oculta.
Giovanni Quessep
Antología Poesía Mar Abierto
Del libro El ser no es una fábula (1968)
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TU PURA NADA
MAR Y NOMBRES
Todo te pertenece en esperanza:
El mar empuja noche, quema sueños
El canto de los pájaros, el nombre
Con su tiempo hacia abajo. Azul. Voraces
De tu destine (Oh pozo sin orillas,
Pájaros en la sombra. El mar pronuncia
Piedra y silencio). ¿Dónde la memoria
Los nombres, los escoge: el nuestro. Nunca
De lo soñado, la secreta forma
Fueron soñados peces, nunca flores.
¿De ser entre la muerte y las palabras?
Nunca el mar tuvo tiempo de leyenda.
Todo te pertenece, casi olvido,
Callamos. El otoño es casi imagen.
Blanca corriente que va de tus manos
El agua se deshoja. Recomienza.
Al resplandor de la tarde o al mar
Donde se dice tormenta, imposible.
Eres la soledad, tú pura nada,
Tu ausencia de unos pasos en la tierra.
Nunca los sueños, nunca el paraíso:
LO QUE IGNORAMOS
Todo te pertenece, en sombra y agua.
Aquí no hay un celeste. Nunca. Llegas
Empujado por días, par palabras,
Por el viento que sube del otoño
CAUCE DE TIEMPO
Dándote niebla, lluvia entre los pasos.
Solo tu negación. El tiempo. Siempre
No se detiene el agua que te busca,
Se te podrá cantar: la vida no es
Que te nombra los sueños y las manos.
El volumen de ser en lo que sueñas.
Al fondo transparente vuelan piedras oscuras.
La vida es esto que madura en sombra.
El agua te persigue como en un pozo blanco.
¿Quién se vuelve destino, piedra, fecha?
El día entra a tu cuerpo. Lo ilumina.
¿Quién va de nunca ha olvidado mañana?
(Ah doble cauce de tiempo encarnado).
Lo que ignoramos, ay, lo que sabemos
No se cierran sus olas, su claridad no olvida.
Entre voces perdidas en el polvo.
El mar deja en el viento su clepsidra esperando
Cruda esperanza que incendia la piel.
Los días y las casas sin nosotros.
Giovanni Quessep
Antología Poesía Mar Abierto Del libro Duración y leyenda (1972)
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ALGUIEN SE SALVA POR ESCUCHAR
PARA GRABAR A LA ENTRADA AL RUISEÑOR
DEL JARDÍN DESTRUIDO
Digamos que una tarde
Todo esto fue la alondra El ruiseñor cantó
Y hoy es polvo Sobre esta piedra
Toda ausencia del laurel y la rosa Porque al tocarla
Pero si descendieras El tiempo no nos hiere
Hasta el color o el vuelo No todo es tuyo olvido
Verías crecer la luna Algo nos queda
Las nubes que son otra Entre las ruinas pienso
De las formas del tiempo Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto
Giovanni Quessep
Antología Poesía Mar Abierto
Del libro Canto del extranjero (1976)
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LECTURA DE OMAR KAYYAN
ELEGÍA
Vendrá la noche en que esta luna
Ha de buscarme y me hallará Quisiera ver la luna
Con la mirada del insomne Que ha nevado en sus ojos
Que refleja un cielo mortal Para un dolor o música
Bellos países en el polvo
De algún tiempo de maravillas
Me llamarán para que vuelva
¿Quién ha visto pasar
Tal vez quien hace esta penumbra
El tiempo de las hadas?
O la que duerme entre violetas
Dadle una hoja de cedro
El insomne sabe la historia O melodiosa o blanca
Del otro azul de la desdicha
Ah de la noche de esa luna Quisiera ver la luna
Mi corazón calla y olvida De nevadas violetas
Sobre este cuerpo solitario
Palabras que se lleva el viento
Que un día entró a la niebla
Músicas a punto de otoño
En la tiniebla caen las hojas
Y me contaba en el idioma
Para otro cántico del polvo
De su lejana Biblos
Donde hay un ánfora que guarda
Una alondra color de vino
CERCANÍA DE LA MUERTE
El hombre solo habita Quisiera ver la luna
Una orilla lejana Callada del que duerme
Mira la tarde gris cayendo La soledad de piedra
Mira las hojas blancas De esa otra Biblos que es la muerte
Rostro perdido del amor
¿Quién se ha quedado a solas
Apenas canta y mueve
Con demonios y hadas?
La rueda del azar
Aquí estuvo el edén
Que lo acerca a la muerte
Sólo hay olvido o fábula
Extranjero de todo
La dicha lo maldice Dadle una hoja de cedro
El hombre solo a solas habla De rumoroso azul
De un reino que no existe Para un dolor o cántico
Bella palabra de Benut
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MADRIGAL
¿De dónde es esta rueca
Ni siquiera tus pasos recordados,
Mortal? ¿Su vino amargo?
Ese blanco rumor que te acercaba
Vuela vuela madeja oscura
Por el cielo nocturno,
Que el polvo pide un dátil blanco
Por la oscura vigilia;
Quisiera ver la luna Ni siquiera esa música de hoja desprendida,
Callada del que duerme Tu música que amé
La soledad de piedra Como en sueños he amado
De esa otra Biblos que es la muerte Las desoladas hojas de la muerte;
Ni siquiera la orilla del encanto imposible
A mi padre
Que miraban mis ojos.
No sé qué soledades
Florecen en tu alma,
EL OTRO ENCANTO No sé qué cielo impronunciable.
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Cuento de lo real donde las manos Maravilloso cuerpo te deshaces
Abren el fruto que olvidó la muerte Y el cielo es tu fluir en lo contado
Si un hilo de leyenda es el recuerdo Sombra de algún azul de quien te sigue
Bella durmiente Manos y labios
La víspera del tiempo a tus orillas Los pasos en el alba se repiten
Tiempo de Claudia aléjame la noche Vuelves a la canción tú misma cantas
Cómo entrar a tu reino si clausuras Penumbra de castillo en el comienzo
La blanca torre Cuando las hadas
Pero hay un caminante en la palabra A través de mi mano por tu cauce
Ciega canción que vuela hacia el encanto Discurre un desolado laberinto
Dónde ocultar su voz para tu cuerpo Perdida fábula de amor te llama
Nave volando Desde el olvido
Nave y castillo es él en tu memoria Y el poeta te nombra sí la múltiple
El mar de vino príncipe abolido Penélope o Alicia para siempre
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana El jardín o el espejo el mar de vino
Del paraíso Claudia que vuelve
Si pronuncia tu nombre ante las piedras Escucha al que desciende por el bosque
Te mueve el esplendor y en él derivas De alados ciervos y extranjera luna
Hacia otro reino y un país te envuelve Toca tus manos y a tu cuerpo eleva
La maravilla La rosa purpura
¿Qué es esta voz despierta por tu sueño? ¿De qué país de dónde de qué tiempo
¿La historia del jardín que se repite? Viene su voz la historia que te canta?
¿Dónde tu cuerpo junto a que penumbra Nave de Claudia acércame a tu orilla
Vas en declive? Dile que lo amas
Ya te olvidas Penélope del agua Torre de Claudia aléjale el olvido
Bella durmiente de tu luna antigua Blancura azul la hora de la muerte
Y hacia otra forma vas en el espejo Jardín de Claudia como por el cielo
Perfil de Alicia Claudia celeste
Dime el secreto de esta rosa o nunca Nave y castillo es él en tu memoria
Que guardan el león y el unicornio El mar de nuevo príncipe abolido
El extranjero asciende a tu colina Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Siempre más solo Del paraíso
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ME PIERDE LA CANCIÓN
QUIERO APENAS UNA CANCIÓN QUE ME DESVELA
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ENCANTADORA
CALLAR ES BELLO DE LAS HOJAS BLANCAS
Si de la muerte fueras
Callar es bello, a veces,
Infierno o paraíso,
En la desdicha, cuando el alma
Si vinieras de un tiempo
Reconoce sus flores
De doloroso olvido,
En la muerte encantada;
No serías la música
Y oír apenas esa música
De innumerables alas,
De los jardines en desvelo,
Ni te vería en el jardín de polvo
Mientras caen los pétalos
Oh encantadora de las hojas blancas.
Que nos llevan, insomnes, a otro tiempo.
Si no fueras entonces
Callar es bello, entonces,
Pétalo amado de la rosa,
Oír el polvo amado
Si tu rueca invisible
Que pasa por un cielo de violetas
No hilara un vuelo de celeste alondra,
En la noche mortal o el desencanto.
No tendría mi corazón
Nada decir, mirar en sueños
Ese rumor del desvelado
La penumbra del bosque,
Que nos hace encontrar lo que perdimos
Como un ala que se abre
Ya vuelto maravilla por el canto.
Desde el azul profundo de sus flores.
Oh tu que reinas en la noche,
Rosa del paraíso que no vuelves, TORNAS AÚN DEL SORTILEGIO
Déjame oír tu mágico embeleso
¿A dónde descendiste,
Por los caminos de la nieve.
A que región oscura,
Dime, ¿qué azul me guardará en tu cuerpo Para salvarme de la muerte,
Perdido, dime, hay otra forma Violeta por la luna?
De no morir si no es el canto
Pétalo de lo blanco
Que se desvela a solas?
Donde principia el cielo,
Callar es bello en la desdicha Las músicas hallaste
Bajo la sombra enajenada, Y el amoroso encantamiento.
Y esperar a que cierre nuestros ojos
En la mortal noche perpetua
El cielo interminable de las fábulas.
O en el alba desamparada,
Tornas aún del sortilegio,
Fabuladora de mi alma.
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EN SOLEDAD ESCRITO
Giovanni Quessep
Antología Poesía Mar Abierto
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QUIEN AMA LA PENUMBRA PARA HACERTE A LA MÚSICA
MELODIOSA Necesitas de todo, de los caminos grises,
La desdicha me acerca a mi destino De las hondas penumbras
Y a mí naturaleza verdadera, O las luces del alba,
La desdicha, que hace fantasía y palabras De pájaros que cantan aún en el silencio;
Del telar rumoroso de la vida.
Necesitas del cielo
Esperanzas no tengo sino es en la leyenda, Y la hoja de otoño,
Vive el poeta a solas y su canto es su cielo. De unas manos vacías o el amor que no vuelve,
Quien ama la penumbra melodiosa De la blancura de la nieve;
Despertará del polvo entre alas y violetas.
Necesitas de todo para el sueño,
Por eso hoy quiero estar tan solo como nunca Para hacerte a la música de los azules más distantes,
Y ver las maravillas de la muerte: Para que al fin tú alma
Afuera hay un jardín y alguien, en sueños, Tenga confianza en la muerte.
Me da un ramo de flores y se aleja cantando.
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Del libro Muerte de Merlín (1985)
12
Del libro Un jardín y un desierto (1993)
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MEDIANOCHE
PIEDRA BLANCA
Medianoche, no encuentro
Los caminos que dan al patio, El agua, hasta la orilla,
Ni al pozo de agua viva Trae el doliente son de las barcas,
Don de bajan las nubes y el pasado. Mece ciprés y cedro en cada remo
Digo canciones a una sombra ¿De qué lejanos países habla?
Para volver siquiera soñando,
Su rumor, a la sombra
Pues solo en sueños la muerte
De la palma de vino blanca,
Nos deja entrar en su barco
Sabe del fin del mundo.
Sin dar al polvo lo que es del polvo
Yo veo mi rostro en su fluir de plata.
Ni a la mar los remos blancos.
Pierdo la casa (prodigios No sé si voy en tu memoria
De encantadores) y no me hallo O por la mar ancha y amarga;
Sino en el patio que daba al cielo Vendrá la noche y nunca
Y en el agua del pozo y el naranjo. Padre hallarte en su almena: de hojas altas.
El agua se detiene,
Golpea la piedra ¿quién la canta?
LUNA MENGUANTE
¿Dónde el patio que daba al puerto?
¿Al cielo de la floresta quién lo guarda?
U n cerco azul que hiere mi desvelo
Arde el jardín en el espejo oscuro Estamos solos en la vida
El golpe de una rama contra el cielo Y en la muerte, solos en el jardín y en el alba,
La salamandra por el blanco muro Nos rondan animales,
El tigre, el pez espada.
Quizá un color venido de otra hora
La fábula enemiga que en mí vive Lo demás es el aire
El arco de la luna se desdora Y el doliente son de las barcas;
La floresta que asciende del aljibe Luna, espejo del tiempo,
Oh antigua pesadumbre, oh piedra blanca.
Los ojos que me miran y que miro
La mano del escriba hielo y llama
La clepsidra de oro y de zafiro
A punto de ser pájaro la rama
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UN VERSO GRIEGO PARA OFELIA
UMBRAL DE LA MUERTE
La tarde en que yo supe de tu muerte
De madrugada el viento, azul y fuerte, Fue la más pura del verano, estaban
Golpea la ventana. Había estrellas Los almendros crecidos hasta el cielo,
Y temor y tormento. Cosas bellas Y el telar se detuvo en el noveno
Había. Vendrá la muerte. Color del arco iris. ¿Cómo era
Su movimiento por la blanca orilla?
Vendrá la muerte y en su fondo, acaso,
¿Cómo tejió tu vuelo de ese hila
Hallemos el tesoro
Que daba casi el nombre del destino?
Que hemos buscado por el arca de oro.
Las músicas halladas van de paso. Sólo las nubes en la luz decían
La escritura de todos, la balada
Van de paso la luna, lo perdido,
De quien ha vista un reino y otro reino
Lo que nombra y escoge, lo que ha sido,
Y se queda en la fábula. Llevaron
Todo lo que en el tiempo es cosa vana.
Tu cuerpo como nieve entre la rama
Nadie sabe los hilos de la historia De polvo que ya ha oído el canto y guarda
Que gira en la ventana, La paz del ruiseñor de los sepulcros.
Ni el viento azul, ni la terrible noria.
Cerré la verja del jardín, las altas
Ventanas del castillo. Apenas quise
Dejar que entrara el trovador que hacia
POR ÍNSULAS EXTRAÑAS
Agua y laúd y flor de la madera.
Tuve todo en mi casa, Dijo su canto: el tiempo ha destejido
El cielo y la raíz, la rama oculta Lo que tejió el Señor, tapiz de plata
Que hace las estaciones Que ya sucede y anda por la luna,
Y el vuelo de los pájaros. No había Tapiz que a la madeja vuelve. Sola
Podrás hallar la forma que te espera.
Nada que no viniera basta mis manos;
Pero yo nada quise, y me fui lejos No sé qué azul de pronto estuvo solo,
Por caminos, por ínsulas extrañas No sé cuál bosque dio a la luna amarga
En busca de los ojos Su sortilegio, el girasol hallado
Bajo la nave en viajes que recuerdan
Del tigre y el rumor
Las claras aguas del Mediterráneo.
De una fuente
La tarde en que yo supe que te ibas
Que no era de mi mundo.
Fue la más pura de la muerte: estabas
En el atardecer lo deje todo
En mi memoria hablándome, olvidada
Por una sombra y un alcázar, y hoy Entre las azucenas y en un verso
Perdido en un amargo De san juan de la Cruz. Que cielo había,
Laberinto de hojas, Que mana hilaba lenta, que canciones
Veo las nubes que se van, la vida. Traían el dolor, la maravilla
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Que se asombra de ser en esa hora
En que estalló la luna en los almendros
Y quemó los jazmines. Tú venías
Por el lado del mar donde se oye
Una canción, tal vez de alguna ahogada
Virgen como tus pasos en la tierra. RESURRECCIÓN
Entre flo res, ell eve
Luego te fuiste por mi alma, reina
esqueleto de un pajaro,
De fábulas antiguas y de polvo
yenelprado
Semejante a las naves que sembraron
lashojas
De sándalo y de cedro el mar de vino.
caen del cielo. i.Quienes ·
Sola te ibas, bella y en silencio,
vela ban por sus alas
Bella como la piedra; había en tu hombro
cuandoroz6
Un violín apagado. Los almendros
lastorres
Del patio y los jazmines anunciaban
ylafrente
Una tormenta de verano. El cielo
de la doncella?
Quebró el espejo de mi casa y honda
Angeles o demonios
Sonó la muerte en el aljibe. Estuve
le tejian las horas.
Así, perdido en esa zarza ardiente
i.Quien el hilo
Que en la memoria oculta a los que amamos.
depolvo
Vestí de luto azul y quede solo
que enamora las fabulas y el canto?
En vísperas del día más extenso. i.Quien lo llam6 en la tarde
yenelalba?
i.Quien le dijo: "Ven, huesped de la luna,
juguemonos el arte
LECTURA de vi vir o morir?"
i.Acaso fue la sola
Algo hay en la casa y no sabemos
deli cia
De dónde viene; hay duelo y hojas secas
de asomarse al abismo,
Y colores quemados, y hay un libro
de estar siempre
Que no podemos leer, nuestro tesoro.
a pun to de no ser mas que su sombra
Vendrá la hora de la luna y los duendes volviendose cristal
Y buscaremos el dibujo más bello. en el espejo,
Alguien dice que vamos a morir... fruto en la blanca mano
Y no saber si lo ha leído o lo ha soñado. de qui en lo amaba,
dicha tan alta?
lO, acaso huia a ciegas
del triste dios
que hace del azul un patio blanco?
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