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El agua es un requerimiento esencial para todo ser vivo y la disponibilidad de ésta es un factor
importante que afecta el crecimiento de los microorganismos en sus ambientes naturales. Esta
disponibilidad no depende solamente del contenido de agua que haya en el ambiente, porque
algunas sustancias y superficies pueden absorber moléculas de agua y por consiguiente reducir la
disponibilidad en el ambiente. Las sales y los azúcares disueltos en agua, condicionan la
disponibilidad de la misma porque las moléculas de agua se asocian y no quedan disponibles para
ser usadas por los microorganismos. La disponibilidad de agua se expresa generalmente como
actividad acuosa o potencial de agua. Generalmente los microorganismos se encuentran en
ambientes con menor cantidad de solutos que en el interior celular, por lo tanto el agua tiende a
entrar a la célula por osmosis. Por el contrario, si se encuentran en medios de baja actividad
acuosa, el agua tenderá a salir de la célula, por lo tanto perderá agua. Así, encontramos
microorganismos que pueden crecer en altas concentraciones salinas (halófilos) como las que
están en el agua de mar, en altas concentraciones de azúcar (osmófilos) como las que hay en una
jalea o en ambientes muy secos (xerófilos). Estos generalmente captan agua de dichos ambientes,
gracias a las altas concentraciones de solutos en su interior. La concentración de solutos con
actividad osmótica dentro de la célula bacteriana es superior a la concentración del exterior
celular. Con excepción de las bacterias del género Mycoplasma y de las formas lister (L) que no
tienen pared celular, la mayoría de las bacterias tienen tolerancia osmótica que les permite
soportar grandes cambios de osmolaridad.
Si la presión osmótica interna desciende por debajo de la presión externa, el agua sale de la célula
y el volumen del citoplasma disminuye, dañándose la membrana. En las bacterias Gram-positivas
esto provoca que la membrana se separe de la pared; se dice que la célula se ha plasmolizado en
cambio en las bacterias Gram-negativas no experimentan plasmólisis, dado que la pared se retrae
junto con la membrana, de esta manera esta también se daña. (Muerte celular).
La mayoría de las bacterias no necesitan regular su osmolaridad interna con presión porque están
protegidas por una pared celular capaz de resistir una considerable presión osmótica interna, las
bacterias mantienen siempre su osmolaridad muy por encima del medio.
Las bacterias varían ampliamente en sus requerimientos osmóticos. Algunos pueden crecer en
disoluciones muy diluidas y otras en disoluciones saturadas con cloruro de sodio. La mayor parte
de los ambientes naturales con elevada osmolaridad contienen altas concentraciones de sales,
especialmente cloruro de sodio.
EFECTO DE LOS SOLUTOS EN EL CRECIMIENTO DE LA CÉLULA.
UNIVERSIDAD DE CORDOBA
INGENIERIA
INGENIERIA DE ALIMENTOS
BERASTEGUI-CIENAGA DE ORO
2018