Você está na página 1de 54

RESUMEN DE DERECHO

PROCESAL PENAL
Universidad Nacional del Comahue

DI CROCCO, GRETA
1

UNIDAD 1°- GESTIÓN DE LOS CONFLICTOS Y PROCESO PENAL


1. El proceso penal y la conflictividad social. Tipo de conflictos. El delito como conflicto y como infracción.
Modelos de intervención estatal. El proceso penal como ámbito de solución de conflictos. Los protagonistas.
La participación de la víctima en la solución de los conflictos. La razón de ser del proceso. Conflicto de
intereses.

EL PROCESO PENAL Y LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL

La sociedad es un espacio cruzado por conflictos que se exteriorizan de múltiples formas. No es imaginable una
sociedad sin conflictos, pues la vida social se desenvuelve en una interacción constante de intereses. En esa
interacción, el interés representa un elemento básico de la conducta del hombre, por eso la existencia de intereses
contrapuestos suele dominar la vida social. El conflicto siempre cumple funciones sociales, no solo para las partes,
sino para los grupos y para el conjunto del proceso social.

Aquel proceso social, cumple funciones sociales POSITIVAS, ya que sin los conflictos no se podría delimitar
adecuadamente los grupos, fijar con claridad los objetivos sociales, canalizar muchas tensiones sociales, no se podría
realizar el ajuste social a las nuevas circunstancias y contextos (cambios) sin caer en puras relaciones de subordinación.
Sin el conflicto, la sociedad no alcanzaría situaciones de mayor bienestar, justicia o igualdad. Esto NO quiere decir que
TODAS las funciones sean positivas, ya que existen conflictos que claramente no lo son.

Por otra parte, la visión conflictivista de la sociedad se contrapone a la visión de la sociedad fundada en la idea de
orden, y ambas perspectivas tienen consecuencias en la POLITICA CRIMINAL.

La política criminal es el conjunto de decisiones relativas a los instrumentos, reglas, estrategias y objetivos que regulan
la coerción penal. Y forma parte del conjunto de la actividad política de una sociedad. Entonces, tal política es un
conjunto de decisiones relativas al uso de los instrumentos de coerción penal.

ELEMENTOS DEL CONFLICTO

 Que haya al menos dos partes diferentes con mínimo contacto y visibilidad
 Que estas partes tengan valores mutuamente incompatibles u opuestos
 Que provoquen conductas destructorias, injuriosas, de control, etc. de la otra parte
 Acciones en oposición mutua o en relación de neutralización
 Que se intente adquirir o ejercer el poder sobre el oponente

TIPOS DE CONFLICTOS

No todos los conflictos son de la misma clase, ni de la misma intensidad ni responden a las mismas causas. Siempre se
debe tratar de un conflicto que se relaciona con otra persona o grupos de personas. Autores distinguen entre conflicto
real y conflicto irreal. El primero es aquel que se funda en una oposición cierta entre fines, medios, valores e intereses.
En cambio, es irreal cuando, se haya el conflicto exclusivamente determinado por sentimientos subjetivos, cuando hay
energías internas que solo pueden satisfacerse por medio de la lucha, es imposible sustituirlo por otras medidas.

Por otra parte, se suelen distinguir entre conflictos institucionalizados y no institucionalizados. En los primeros existe
previsibilidad y continuidad; en los segundos, mayores niveles de desorganización y espontaneidad. Esta diferencia es
importante para detectar regularidades en los conflictos, que es la base de lo que puede ser atendido por políticas
públicas. Sin embargo, es preferible usar la categoría de regulares e irregulares. Los irregulares son mucho más difíciles
de anticipar y gestionar.

Di Crocco G
2

DELITO COMO CONFLICTO E INFRACCIÓN

Si bien el crimen suele producir un lógico enfrentamiento entre autor y víctima, el sistema legal logra que el
distanciamiento se convierta en definitivo e irreversible; en este entorno la “resocialización” del delincuente, se
presenta como algo ajeno a la suerte del damnificado y a la satisfacción de sus intereses. Frente a esto es necesario
plantear nuevas formas de reaccionar frente al conflicto.

Aquellos cambios deben poner acento en las demandas que las victimas hacen al sistema de justicia. Las mismas
concurren buscando solución, procurando que un tercero ayude a resolver lo que ellos no han podido lograr. Sin
embargo, el encuentro es con un “sistema que tiene predeterminado un modo de funcionamiento; una serie de
procedimientos y normas que toman y transforman el conflicto tipificado como delito.”

La perspectiva de los protagonistas del conflicto es distinta a la que adopta el sistema judicial, pues éste se preocupa
principalmente por la reconstrucción del pasado, por conocer lo sucedido, como presupuesto para decidir la solución,
repartiendo culpas y castigos. En cambio, los protagonistas del conflicto, suelen estar más preocupados por el futuro,
por saber cómo van a continuar su vida con el conflicto resuelto o sin resolver.

MODELOS DE INTERVENCIÓN ESTATAL

Como ya hemos planteado, toda sociedad se caracteriza por un cierto nivel de conflictos y esto se debe a que en toda
sociedad hay escases de bienes con relación a los deseos de los individuos o bien hay desacuerdo respecto de un modo
de distribución de esos bienes, o hay desacuerdo respecto del modo de organizar la sociedad misma. Hay que tener
en cuenta, como también ya se ha planteado, la relación entre conflictos y política criminal, tomando
fundamentalmente cuatro conceptos: CONFLICTOS, PODER, VIOLENCIA, ESTADO.

Conforme a esto, han existido grandes modelos de política criminal que se han ido perfeccionando a lo largo del
tiempo: son los diferentes modelos de intervención estatal.

1- MODELO AUTORITARIO. Tiene por característica fundamental que, subordinan completamente los principios
de libertad y de igualdad al principio de autoridad: por lo tanto el alcance de la política criminal prácticamente
no tiene límites. Una política criminal que no establece sus propios límites es, necesariamente autoritaria.
Ejemplo: Fascismo.

2- MODELO LIBERAL DE POLITICA CRIMINAL: contrario al anterior, se basa en la idea de que este tipo de política
tiene necesariamente límites absolutos. Estos últimos vienen de afuera y no son un mérito de la política en sí.
La política liberal se caracteriza por tomar decisiones de autolimitación basada en los principios de legalidad y
certidumbre, es decir, en la idea de que el ejercicio de la política criminal debe ser racional y limitado.

3- MODELO IGUALITARIO. Se preocupa porque muchas veces la justicia funciona para algunos individuos de la
sociedad y no para todos. Su objetivo primordial es establecer un sistema igualitario, donde la política criminal
conceda un trato similar a todos los ciudadanos.

4- MODELO IUS-HUMANISTA. Humanista porque debe sostener una determinada concepción de ser humanos y
orientarse a preservarla. Debe ser una política desarrollada desde el hombre y para el hombre concreto y real.
Apoyado principalmente en el derecho.

Di Crocco G
3

En primer lugar, debe ser una política criminal transparente. En segundo lugar, el objetivo debe consistir en
que no se produzcan daños sociales, debe respetar el derecho de todo ser humano a ser diferente de los
demás y a moldear su propia consciencia.
Y en tercer lugar debe ser una política lo más participativa posible, abriéndose al juego de las fuerzas sociales,
para que haya más democracia.

EL PROCESO PENAL COMO ÁMBITO DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Según PAVARINI, estamos frente a un proceso de disolución del sistema de justicia penal, que responde a dos factores:
por un lado, el crecimiento desproporcionado del territorio penal en razón del crecimiento de las funciones
disciplinarias propias del estado social. Por otro lado, la crisis de los sistemas de socialización primaria.

No obstante, quedan sectores en las ciudades desprovistos de toda protección efectiva ofrecida por la legalidad; frente
a ello, empiezan a aparecer y desarrollarse fenómenos y procesos de gestión de los conflictos por fuera del sistema y,
a veces, en franca contradicción con el sistema. Quizá esto explique porque en los últimos tiempos viene tomando
cuerpo la idea de montar un nuevo modelo que ha recibido muchas denominaciones, pero en particular el de la justicia
RESTAURATIVA. Conformado por una variedad de prácticas que buscan responder al crimen de un modo más
constructivo que las respuestas dadas por el sistema punitivo tradicional. Se intenta generar un espacio que
comprenda a la víctima, el imputado y la comunidad en la búsqueda de soluciones a las consecuencias del conflicto
generado por el hecho delictuoso.

Existen cinco principios claves para entender la justicia restaurativa:

- Facilita la participación y consenso de todos


- Pretende curar lo dañado
- Persigue alcanzar una responsabilidad completa y directa
- Busca reunir lo que el ilícito dividió, la reconciliación de la víctima con el ofensor, o de ambos con la comunidad
- Lograr estrechar las fuerzas de la comunidad para evitar nuevos ilícitos

Por otra parte, pero no menos importante, se estima que existen dos ideas claves para transformar la gestión de los
conflictos penales: la repersonalización y la participación primaria y activa de la comunidad.

La comunidad tiene responsabilidad en apoyar a la víctima y en darle al infractor una oportunidad para deshacer el
mal hecho. Es necesario examinar el problema y encontrar soluciones que involucren al ofensor, a la víctima y a la
comunidad en su conjunto. Este modelo restaurativo, favorece el acercamiento de la Justicia a la comunidad,
ofreciendo a través de sistemas intermedios (desjudicialización) formas ágiles y participativas para la resolución de
conflictos. También procura que el infractor se responsabilice ante el damnificado.

El modelo restaurativo reclama una relación más próxima de los órganos que integran el sistema de justicia con la
comunidad.

En este enfoque, la REPARACIÓN juega un papel muy importante, ya que atiende el interés real de muchas víctimas y
armoniza con la idea de que el derecho penal es la última ratio del ordenamiento jurídico.

LOS PROTAGONISTAS. LA PARTICIPACIÓN DE LAS VICTIMAS EN LA SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS

Los antecedentes remotos nos permiten reconocer una etapa en la que la víctima o su clan era “dueña” de la etapa
ejecutiva ulterior a la victimización y en el que la venganza constituía un deber-derecho del grupo.

Di Crocco G
4

Este imperio victimal encontraba dos límites racionales: el Talión y la Composición, aunque aún solía manifestarse sin
injerencia judicial, es decir, como forma de ejercicio de la justicia privada.

Sin embargo, el sistema penal fue abandonando progresivamente la idea de dar satisfacción a las víctimas, para buscar
la aplicación de un escarmiento al culpable. Aquel derecho penal de DAÑOS empezó a ser reemplazado por el derecho
penal de DELITOS. Los delitos privados fueron desplazados por los públicos, se “oficializó” la justicia y la compensación
debida a la víctima fue compensada por la sanción pecuniaria. Se fue profundizando en la Baja Edad Media.

El sistema penal y la pena se transformaron así en instrumentos del control estatal directo sobre los súbditos, aun sin
necesidad del reclamo de una víctima.

En el proceso penal también se produjo el correlato; de permitir a la víctima ejercer sus reclamos y derechos, fue
haciéndose cada vez más complejo, formalista y poco comprensible. Favoreciendo el profesionalismo de los roles
procesales y la marginación de la víctima.

POSTERIORMENTE, gracias a diversos aportes teóricos, comienza a cuestionarse dicho sistema penal infraccional, y a
replantearse la necesidad de volver a considerar el conflicto primario y a sus protagonistas, en especial a la víctima.
Se empieza a sentir la necesidad de volver a un sistema donde la sociedad real sienta que la víctima y el autor son
parte de ella. Que procure la recomposición de los nexos entre la víctima, el ofensor, la sociedad y los encargados de
administrar justicia.

Estos cambios también están asociados a una nueva consideración de los conflictos que, dejan de ser mirados como
manifestaciones de la patología social, como algo artificial que puede ser eliminado, para ser apreciado como algo de
la normalidad.

EL NUEVO ROL DE LOS FISCALES –

El cambio de paradigma repercute tanto en el entorno de actuación de los fiscales como en los criterios a los que
deben ajustar su actuación. El alumbramiento del Ministerio Público está ligado a la idea de romper con el sistema
inquisitivo, aunque su gravitación efectiva en el proceso no permitió lograr esa ruptura, conforme al criterio de
Mendaña, pues las atribuciones otorgadas a los Jueces de Instrucción les permitieron a éstos dominar a su arbitrio el
escenario procesal.

Frente a los cambios profundos que acompañan la instauración del modelo acusatorio, los fiscales y Ministerio Publico
en su conjunto, no pueden permanecer indiferentes ni pueden soslayar la nueva posición que la víctima ocupa en el
proceso, resultando compelidos a transformarse en facilitadores de la re-apropiación de los conflictos.

El punto de partida es un giro en la dirección de su actividad en relación a las víctimas, que pasa por adoptar como
principio orientador el proporcionar a aquellas una rápida y eficaz solución a sus problemas, de modo de generar
confianza en la ciudadanía y paz social.

Por otro lado, los nuevos modelos procesales ofrecen un entorno distinto a la litigación, fundada en la efectiva vigencia
de los principios de publicidad, inmediación, contradicción y más respetuosa de la presunción de inocencia del
imputado. Esto implica un gran desafío para los fiscales, ya que sobre ellos pesa la carga de imputación y de la prueba.

Punto 2 y 3: El Proceso, Derecho Procesal Penal y Proceso Penal:

-Proceso deriva del latín, en concreto de “processus”, que puede traducirse como “avance” o “desarrollo”.
-Penal también emana del latín. En su caso, es fruto de la evolución de “poenalis”, que significa “relativo a la multa” y
que se halla conformado por dos partes diferenciadas: el sustantivo “poena”, que es sinónimo de “multa”, y el sufijo
“-al”, que se usa para indicar “relativo a”

Di Crocco G
5

Proceso penal: "El proceso penal es el procedimiento de carácter jurídico que se lleva a cabo para que un órgano
estatal aplique una ley de tipo penal en un caso específico. Las acciones que se desarrollan en el marco de estos
procesos están orientadas a la investigación, la identificación y el eventual castigo de aquellas conductas que están
tipificadas como delitos por el código penal. ( y así poder habilitar la imposición de una pena si esa existencia de delito
se comprueba, y determinar la cantidad, calidad y modalidad de la sanción)"

El Derecho Procesal es un conjunto de normas que regulan los tres pilares del debido proceso, con la única finalidad
de la aplicación de las leyes de fondo, o derecho sustancial.
El Derecho Procesal se ocupa también de la competencia, y la regula; así como la actividad de los jueces. Asimismo,
materializa la ley de fondo en la sentencia.
En el Derecho Procesal Penal también existe un conjunto de normas que regulan el proceso desde el inicio hasta la
finalización del proceso. Tiene la función de investigar, identificar, y sancionar (si fuese necesario) las conductas que
constituyen delitos, evaluando las circunstancias particulares de cada caso concreto.
El Derecho Procesal Penal es aquélla disciplina jurídica encargada de proveer de conocimientos teóricos, prácticos y
técnicos necesarios para comprender y aplicar las normas jurídicas-procesal-penales, destinadas a regular el inicio,
desarrollo y culminación de un Proceso Penal.
En síntesis, es el conjunto de normas jurídicas que regulan el desarrollo del Proceso Penal.

El derecho procesal es el conjunto de normas que regulan la actividad jurisdiccional del Estado para la aplicación de
las leyes de fondo, y su estudio comprende la organización del Poder Judicial, la determinación de la competencia de
los funcionarios que lo integran y la actuación del juez y de las partes en la sustanciación del proceso.

El derecho procesal se abre en distintas ramas, como por ejemplo penal, civil, laboral, etc.

Derecho Procesal Penal y Procesal Civil.

El proceso penal aplica Derecho público y está en juego el orden público, y por ello el estado interviene intensamente,
estando las funciones esenciales del proceso a cargo del juez, u otros funcionarios, en tanto que la actividad de los
particulares se reduce al mínimo. Además es obligatorio en el sentido que ante un delito el Estado debe iniciar acción
y llegar hasta el final del proceso en el que absuelve o condena al imputado.

El proceso civil se inicia con una demanda, que es un documento en que el actor o demandante, somete su intención
al juez y le pide una sentencia favorable. El proceso civil se rige por el "principio dispositivo", esto significa que las
partes deben presentar la iniciativa, el impulso y la renuncia de los actos procesales. En el proceso penal se distinguen
dos fases: sumario y juicio oral. El sumario también llamado fase de diligencias previas, es competencia del juez de
instrucción, y en ella se llevan a cabo actos de investigación, que se realizan sólo con la presencia de las partes (salvo
que sean expresamente declaradas secretos para ellas). Tales actos se documentan y son trasladados al órgano
encargado de juzgar. En el juicio, generalmente público, el tribunal (unipersonal o colegiado) presencia la práctica de
las pruebas propuestas por la acusación y la defensa, recibe documentos y oye los informes verbales de las partes.
Después, tomando en consideración el resultado del juicio y el derecho vigente, delibera hasta llegar a una decisión,
el fallo. En el proceso penal rige en la fase de investigación el "principio inquisitivo", es decir, el juez actúa sobre todo
por propia iniciativa y en la fase oral predomina el "principio acusatorio": el tribunal adopta una posición pasiva
mientras las partes, acusación y defensa, contienden en igualdad de condiciones ante el juez, que dirige el debate y,
después dicta sentencia.

El derecho procesal es de derecho público, instrumental, autónomo e único, por lo tanto cuando hablamos de
UNIDAD, porque se regula la conducta de todas las personas que intervienen en el proceso y desde este punto de
vista, constituye una unidad, es único, y la existencia de distintas ramas no afecta la idea de unidad del derecho
procesal porque cada una de ellas regula la conducta de los que intervienen en el proceso y se aplican principios
procesales. Pero es muy importante que hay que tener en cuenta que hay muchas diferencias determinadas por el
derecho de fondo que tienden a aplicar cada derecho: muy distintas las civiles de las penales.

Entonces… ¿Puede pensarse una teoría unitaria?

Di Crocco G
6

Al tratar de explicar la naturaleza del proceso han surgido las teorías separatistas y unitarias.

Separatista: se habla de diversidad de procesos cuando se sostiene que el proceso penal es totalmente diferente del
civil, diferencia que lleva a la fijación de zonas autónomas para cada uno de ellos, de manera que quedan separados
por un abismo casi infranqueable. Según separatistas se sostiene que los fenómenos de los procesos son
completamente diferentes.

Unitaria: sostienen que tanto el proceso civil como el penal obedecen a un solo fenómeno: el proceso sin adjetivos
calificativos. Es necesario separar los conceptos de unidad y diversidad. Los separatistas al hablar de las diferencias,
sostienen que ambos procesos no son iguales y trasladan el plano de la unidad al de la identidad. Unidad es buscar
por encima de las diferencias lo que es común y convergente en ambos procesos. Los unitaristas reconocen que existen
diferencias entre ambos procesos, afirman que estas no son esenciales ni determinadas sino que se trata de
preeminencia de un factor dentro del proceso.

Si lo vemos como una unidad vamos a entender la doctrina general del proceso por un lado y además es posible
explicar científicamente la interpretación y la integración de las leyes procesales.

Justicia restaurativa:

En los últimos tiempos viene tomando cuerpo la idea de montar un nuevo modelo que es el de la justicia restaurativa
está conformada a partir de una variedad de prácticas que buscan responder al crimen de un modo más constructivo
que las respuestas dadas por el sistema punitivo tradicional, sea retributivo, sea rehabilitativo. Se trata de generar un
espacio que comprenda "a la víctima, el imputado, y la comunidad en la búsqueda de soluciones a las consecuencias
del conflicto generado por el hecho delictuoso con el fin de promover la reparación del daño, la reconciliación entre
las partes, y el fortalecimiento del sentido de seguridad colectivo. El desafío es superar la lógica del castigo pasando a
una lectura relacional del fenómeno criminal, entendido primariamente como un conflicto que provoca la ruptura de
expectativas sociales simbólicamente compartidas.

Hay 5 principios claves para entender esta justicia:

• Facilitar la participación y el consenso de todos.

• Pretende curar lo dañado, lo roto

• Persigue alcanzar una responsabilidad completa y directa

• Busca reunir o al menos al acercar, lo que el ilícito dividió, la reconciliación de la víctima con el ofensor, y de
ambos con la comunidad.

• Logra estrechar las fuerzas de la comunidad para evitar nuevos ilícitos.

La justicia restaurativa, también llamada justicia reparadora o justicia compasiva, es una forma de pensar la justicia
cuyo foco de atención son las necesidades de las víctimas y los autores o responsables del delito, y no el castigo a estos
últimos ni el cumplimiento de principios legales abstractos. A menudo se usa el término "ofensores" como concepto
alternativo al de "delincuentes" o "criminales", pues la justicia restaurativa intenta evitar estigmatizar a las personas
que han cometido un delito.

Justicia retributiva o retribucionismo: es una teoría de la justicia-y más en concreto una teoría de la pena que sostiene
que la retribución proporcional es una respuesta moralmente aceptable a la falta o crimen, independientemente de
que esta medida produzca o no beneficios y/o perjuicios tangibles.

Di Crocco G
7

La justicia y derecho, el "ppo de proporcionalidad de la pena" afirma que la severidad de la pena debe ser razonable y
proporcional a la gravedad de la infracción. El concepto está presente en la mayoría de las culturas del mundo.

Según la justicia retributiva causar intencionalmente dolor es imprescindible para armonizar la conducta ilícita y
censurarla. Sin embargo la justicia restaurativa busca un equilibrio dando un papel activo al infractor y a la víctima.
Trata de reducir no solo el delito sino también su impacto. El delito también rompe la paz entre los miembros de la
comunidad y por eso los infractores también deben hacer las cosas bien para la comunidad.
Ambas de en conjunto tienen en común lograr requilibrar las consecuencias de un delito, aunque la diferencia radica
en cómo hacerla.

En cuanto a la responsabilidad en el sistema retributivo el delincuente se enfrenta al sistema y debe someterse a las
consecuencias punitivas impuestas por el. En cambio en la restaurativa, invita al autor a tomar resp activa participando
en el proceso y haciendo gestos para reparar o compensar el daño.

En cuanto a equilibrio: con la justicia retributiva se restablece devolviendo al infractor el mismo daño que causa, el
sufrimiento se duplica y además sufren sus cercanos. En cambio en la restaurativa el papel del delincuente es al revés,
él debe pagar en la medida de lo posible por el daño a través de la reparación. Se restaura el equilibrio pero no
doblando la cantidad de sufrimiento sino aminorando un poco de este sufrimiento.

Fines del Derecho Procesal:


El fin del Derecho Procesal Penal está orientado a comprobar o desvirtuar la existencia de un delito, siempre que la
acción penal no haya prescrito.
Así como, a esclarecer o determinar la responsabilidad penal del procesado, condenándolo o absolviéndolo de la
acusación, archivando el Proceso cuando no se pruebe su responsabilidad durante la investigación.

Existen:
Fines generales:
Procurar el bien común, la seguridad, la justicia, la equidad, la certeza…
Será precisamente a través del proceso y de los procedimientos respectivos, que se aplica el derecho.

Fines específicos:
* Conocer la verdad histórica o material de los hechos a resolverse en el proceso penal.
* Conocer la realidad de los hechos, de lo ocurrido para poder resolver en justicia.

Lo que interesa al proceso civil es la verdad formal (lo que las partes muestran al juez). Lo que interesa al proceso
penal es la verdad material (los hechos).

Esto explica incluso la terminología empleada para iniciar un proceso penal y un proceso civil: una demanda y una
denuncia.

* Conocer la personalidad del delincuente.

El juez tomara en cuenta diversas características que influyen en cada delincuente para individualizar y determinarla
sanción a aplicar.

Fin inmediato
* El fin inmediato del proceso penal es la aplicación de la ley abstracta al caso concreto.
La norma material o sustantiva, describe lo que habrá de considerarse como delito a través de los tipos penales y
derecho adjetivo establece la forma en que se aplica.

Fin mediato
* el fin mediato del derecho procesal penal es la prevención del delito.

Di Crocco G
8

Según Mendaña: tenemos el fin retributivo, ejemplificador, y cognoscitivo.

Naturaleza jurídica del Proceso:

Corrientes privatistas y publicistas


• Teorías privatistas:
Consideran que el proceso es una institución integrada dentro del Derecho privado. Hoy en día no se puede mantener
esta tesis, habida cuenta del monopolio estatal sobre la jurisdicción, que impide considerar al proceso como algo
propio del ámbito privado. Para estos autores, proceso puede identificarse con contrato, de forma que lo definen
como el acuerdo de voluntad de las partes en virtud del cual deciden someterse a la decisión de un juez. Por tanto, la
jurisdicción es asimilada a una especie de convenio arbitral de las partes, denominado litis contestatio. El
consentimiento, objeto y causa de este contrato serían los elementos que conceden la fuerza de cosa juzgada a la
sentencia dictada por el juez.
Esta litis contestatio tiene que ver más con el arbitraje que con la jurisdicción, y es totalmente inadmisible en cuanto
al proceso penal, en el cual no es necesaria la voluntad del procesado de someterse a la decisión del juez, quien dicta
sentencia en virtud de su imperium o potestad, y no por compromiso o contrato alguno.
Otro sector considera que el proceso debe explicarse a través del cuasicontrato, de forma que el consentimiento de
las partes de someterse a la decisión del juez es tácito y no expreso; así se salvaba una de las críticas a la teoría
contractualista. Sin embargo, se mostró también inútil, ya que la sentencia del juez no tiene nada que ver con el
consentimiento de las partes.
• Teorías publicistas:
Estos autores creen que el proceso no puede explicarse a través de las relaciones jurídico-privadas, y por ello acuden
al Derecho público.

Teorías más relevantes

Las teorías más relevantes son las siguientes:

o El proceso como relación jurídica

El alemán Von Büllow concebía al proceso como una relación jurídica que se caracteriza por su autonomía o
independencia de la relación jurídica material que se deducía dentro del mismo.
Características de esta relación: Se trata de una relación jurídica compleja, ya que engloba todos los derechos y
deberes que se producen en las distintas fases del procedimiento. Es una relación de Derecho público, que tiene
su origen en una litis contestatio de naturaleza pública. Por tanto, el proceso es la relación jurídica formada por
derechos y deberes recíprocos entre el juez y las partes, que se perfecciona a través de la litis contestatio, de la
que surgen dos obligaciones básicas:
Por un lado, a que el órgano jurisdiccional asuma la tarea de decidir la contienda.
Por otro lado, a que las partes queden sometidas a la resolución dada por el juez.
Se trata de obligaciones puramente procesales, y para que éstas se produzcan, es necesario que se cumplan
determinados requisitos, denominados presupuestos procesales, que son los requisitos de admisibilidad y
condiciones previas a la tramitación de cualquier relación procesal.

Las aportaciones fundamentales de la doctrina de la relación jurídica son dos:


• Nacimiento, con carácter autónomo, del Derecho procesal, que deja de ser un instrumento del Derecho material
para pasar a ser una ciencia autónoma. Por tanto, se está diferenciando entre la relación jurídica material deducida
en el proceso y la relación jurídica procesal.

• Por primera vez se explica la naturaleza del proceso a través del Derecho público.
Di Crocco G
9

Pero esta teoría sufrió críticas; no se admitió que se fundamentase el proceso en la litis contestatio, aunque tenga una
naturaleza pública, ya que debe recurrirse a conceptos propios del Derecho procesal. Por otro lado, se criticó su
concepto de relación jurídica, ya que se consideraba que no existe una relación entre el juez y las partes, sino que la
relación existe; bien entre las propias partes, o bien entre el juez y cada parte por separado. En España, la teoría fue
seguida por autores como Prieto Castro, Gómez Orbaneja, etc. Para éste, el proceso es una relación jurídica o nexo
entre dos sujetos que existe en virtud del Derecho objetivo, y que es regulado por éste. El contenido de dicha relación
será una serie de obligaciones y derechos procesales.

o El proceso como situación jurídica


Su artífice fue Goldschmidt, que critica a la anterior teoría desde una triple vertiente: Los presupuestos procesales no
pueden ser la condición de existencia del proceso, ya que estos presupuestos deben ser discutidos dentro del proceso
en sí, que finalizará, si no concurren éstos, con una sentencia absolutoria en la instancia. El contenido del proceso no
lo constituyen derechos y obligaciones; es verdad que el juez tiene la obligación de dictar sentencia, pero dicha
obligación no deriva de una relación jurídica procesal, sino de la obligación del Estado de administrar la Justicia, y por
tanto, nace del propio Derecho público. Asimismo, las partes no tienen en puridad obligaciones procesales, ya que la
sujeción del ciudadano al poder del Estado es natural y no deriva de ninguna relación jurídica. A lo sumo, pueden
existir cargas para las partes, pero no obligaciones. La teoría de la relación jurídica es estática, y no aporta nada nuevo
al proceso, el cual se caracteriza por su dinamismo, ya que se desarrolla de acto en acto hasta desembocar en la
resolución dictada por el juez. Para Goldschmidt, situación jurídica es el estado en el que se encuentra una persona,
desde el punto de vista de la sentencia que espera, conforme a las normas jurídicas. El proceso progresa por medio de
los actos procesales, cuya meta será el logro de una sentencia favorable a las pretensiones de las partes, y cada acto
procesal crea una situación en que las partes examinan cuáles son sus posibilidades de obtener esa sentencia
favorable. Cada una de estas situaciones es válida en tanto en cuanto es condición de la siguiente y tiene como
presupuesto la anterior; así, el proceso se define como un conjunto de situaciones transitorias, que van transcurriendo
hasta llegar a una situación definitiva, cual es la sentencia. En el proceso, todos los derechos se encuentran en situación
de espera, mientras no se produzca la sentencia. Por eso, lo que caracteriza al proceso es la incertidumbre, tanto por
parte del actor, como por parte del demandado y también por parte del juez. Así, en el proceso no puede haber
derechos, sino expectativas de derechos; de la situación de incertidumbre solamente derivan cargas y expectativas.
En cuanto a las obligaciones, éstas no existen, propiamente, en el ámbito procesal, sino que sólo hay cargas; la carga
se diferencia de la obligación en que, mientras que ésta es un imperativo nacido del interés de un tercero o del interés
del Estado, la carga es un imperativo del propio interés, de ahí que no haya sanción para quien decide no asumir una
carga. Desde el punto de vista de la teoría de la situación jurídica, el proceso puede definirse como el fenómeno
jurídicamente reglamentado que se desenvuelve de situación en situación, produciendo determinadas cargas y
expectativas, con el fin de obtener una decisión judicial.
o El proceso como institución jurídica
Según Jaime Guasp, el proceso debe ser considerado como una institución jurídica. Este autor desecha la teoría de la
relación jurídica por considerar que, dentro del proceso existen varias correlaciones de derechos y deberes, y por lo
tanto no se produce una sola relación jurídica, sino múltiples, que son susceptibles de ser reconducidas a la unidad a
través de la idea de institución. El proceso para Guasp se define como el conjunto de actividades relacionadas por el
vínculo de una idea común y objetiva, a la que están adheridas las diversas voluntades particulares de los sujetos de
los que procede aquella actividad. La institución procesal la configuran dos elementos fundamentales:
• La idea común y objetiva: la satisfacción de la pretensión.
Las voluntades particulares que se adhieren a ella.
Los caracteres fundamentales del proceso serán los siguientes:
Jerarquía entre las personas que intervienen.
Universalidad, ya que el proceso no reconoce particularidades territoriales dentro de los límites de una misma
soberanía.
Permanencia, porque el proceso no se agota en el momento de producirse, sino que perdura a lo largo del tiempo, a
través de la sentencia.

Di Crocco G
10

Elasticidad formal, para adaptarse a las vicisitudes de cada caso concreto.

UNIDAD Nº 2 – EL DERECHO PROCESAL


1. El derecho procesal. Las normas procesales. Fuentes del derecho procesal. Interpretación e integración de
normas procesales. Principios constitucionales y procesales. Concepto de garantía. Vinculación entre principio
y garantía. Las normas supranacionales: los tratados internacionales y la jurisprudencia de la CIDH. La justicia
transnacional.
El derecho procesal
El derecho procesal penal en un plano descriptivo es el conjunto de actos realizados por determinados sujetos (jueces,
fiscales, defensores, imputados), con el fin de comprobar la existencia de los presupuestos que habilitan la imposición
de una pena y, en el caso de que tal existencia se compruebe, establecer la cantidad, calidad y modalidades de la
sanción. Entonces, el DPP será el conjunto de normas jurídicas (no solo leyes) que regulan la realización de dichos
actos, y que crean y fijan las facultades y obligaciones de los sujetos que los realizan.
Para una correcta comprensión del derecho procesal penal se debe tener en cuenta que en la base de su formación
básica tiene lugar un conflicto entre dos tendencias que normalmente han sido presentadas como antagónicas y cuya
síntesis se ha mostrado como un ideal. La primera de estas fuerzas o tendencias es la que se preocupa por establecer
un sistema de garantías o resguardos frente al uso de la fuerza estatal. Se procura en este caso evitar que el uso de
esa fuerza se convierta en un hecho arbitrario. Su objetivo es proteger la libertad y la dignidad de la persona.
La segunda de esas tendencias se inclina a lograr una aplicación efectiva de la coerción penal. Su objetivo es lograr una
mayor eficiencia posible en la aplicación de la fuerza estatal. Se genera así una ANTINOMIA FUNDAMENTAL entre
eficacia y garantías. Esta dialéctica se resuelve en la síntesis de los modelos procesales que conocemos actualmente.
Según Maier: el DPP regula la actividad de órganos estatales (tribunal y ministerio público) que obran guiados por un
interés social (persecución penal de delitos), y esos órganos se supraordinan a los particulares que intervienen en el
procedimiento, hecho que se nota, sin más, en el imperio jurisdiccional que, con la declaración de voluntad del órgano
estatal (juez), somete a los particulares a la solución que adopta en su decisión (específicamente: la sentencia). El DPP
tiene por misión realizar el Derecho Penal material o sustantivo, del que también se predica que pertenece al derecho
público.

Las Normas procesales


Definen el modo como el Estado determinará qué infracción ha existido, quiénes serán los protagonistas, quién será
el sancionado y cuál será la clase o gravedad de esa sanción. Estas normas que no siempre son las leyes dependen de
los valores sociales que estén implantados en la sociedad.
Las normas procesales siempre son de derecho público porque, en el proceso el estado lleva a cabo (por medio del
juez) la función jurisdiccional.
Fuentes del DPP: Según Maier

Di Crocco G
11

 La ley ES LA ÚNICA FUENTE DEL DERECHO PROCESAL PENAL. Este principio solo indica de manera general el sistema
de creación de normas procesales penales y no, como en materia penal sustantiva, un límite tajante, para el caso
del poder penal del estado, o si se quiere, entre la zona de los comportamientos punibles y la de libertad en el
sentido del derecho penal o de la pena. El fundamento de la pena solo puede ser una norma vigente al tiempo de
la comisión del hecho. Según la CN torna necesario que la pena se aplique después de un proceso previo, conforme
a las garantías que exige la misma ley fundamental; y que, ese procedimiento solo puede ser regulado por la ley
formal, emanada de los órganos legislativos competentes. El punto de partida de nuestro derecho es la legislación.
 También se ha tomado como fuente del derecho procesal penal a la jurisprudencia, mediante la llamada
jurisprudencia obligatoria del decreto/ley 1.285/58, la cual es lograda a través de fallos plenarios de las cámaras
de apelaciones que administran justicia en el ámbito de la legislación nacional. Para esto, se prevé la reunión del
tribunal en pleno, que se conforma por miembros de las distintas salas.

Di Crocco G
12

La interpretación de la ley aceptada en una sentencia es de aplicación obligatoria para la misma cámara, para los
tribunales orales, para las cámaras de apelaciones y para todo otro órgano jurisdiccional que dependa de ella. Los
jueces buscan interpretar la ley común y su decisión no es más que la interpretación auténtica de la ley misma, tal vez
podríamos decir que la mayor eficacia de la jurisprudencia en nuestro sistema jurídico se mueve en el ámbito de la
precisión del lenguaje, debido al exceso de lagunas legislativas. De todos modos, muchos llevan a decir que no es
fuente por la necesidad de una ley que verifique este enunciado.
 En cuanto a la doctrina, también es un aporte para el derecho y podría considerarse fuente del mismo, porque, su
principal objetivo se centra en alcanzar un sistema general racional y eficiente para la aplicación uniforme de la
ley. De todos modos, como esto no significa que así sea. En consecuencia, NO ES FUENTE DEL DERECHO PROCESAL,
por las mismas justificaciones que existen para la jurisprudencia, a los que agregamos la existencia de que las
afirmaciones jurídicas carecen de autoridad oficial.
 Por último, la costumbre NO ES FUENTE DEL DERECHO PROCESAL estrictamente, salvo, cuando la ley misma remite
a ella, remisión que sólo existe en casos de excepción. Rigen para ello los mismos motivos que existen para
rechazar a la jurisprudencia como fuente del derecho; nuestro sistema jurídico manda a fundar las decisiones
judiciales (incluso las procesales y más aún las procesales penales) en la ley vigente y cualquier decisión que,
enuncie toda costumbre como fundamento de la solución, por más repetida que sea en la vida diaria es ilegítima.
Para el caso de la costumbre contra legem o derogatoria, ésta no podrá reclamar para sí el fundamento de la
vigencia de una norma, el hecho de haber sido sancionada por el órgano competente y mediante el procedimiento
de deliberación que la ley prevé y, más aún, se pondrá en crisis con el sistema representativo republicano donde
dice que: “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes”.
Interpretación e Integración de normas procesales
Debemos hondar en que una correcta caracterización de cualquier sistema procesal penal es aquella que,
precisamente destaca el grado de síntesis entre las dos tendencias básicas que conocemos: eficiencia (del lado de la
política criminal) y garantías (del lado de la dogmática penal). De esta síntesis debe guardarse la auténtica
interpretación e integración de las normas procesales.
La interpretación y aplicación de las normas procesales tiene relevancia constitucional ya que, el derecho a la tutela
judicial efectiva obliga a elegir la interpretación de aquella que sea más favorable o justiciable, pues se debe entender
que las garantías contenidas en la constitución conciben al debido proceso como un manto protector para el
justiciable. Por lo tanto, si la interpretación de la norma procesal no se acomoda a la finalidad de la garantía, hasta el
punto de desaparecer la proporcionalidad entre lo que la forma demanda y el fin que pretende, olvidando su lógica
razonable, es claro que el derecho fundamental a la tutela efectiva resulta vulnerado.
Principios constitucionales y procesales (continuación en Unidad nº 4)
No todo “proceso” es un sistema de garantías ya que, solamente lo es aquel que cumpla con el catálogo de principios
y reglas reconocidas en la CN y en los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por nuestro país,
y que, por lo tanto, forman parte de nuestro derecho nacional
Si hablamos de principios constitucionales y procesales (aquellos que limitan el poder coercitivo del estado) nos
referimos a los siguientes:
- Juicio previo.
Art. 1 CPPNQN: Juicio previo. Ninguna persona podrá ser penada sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso. Regirán de manera directa todas las garantías y derechos consagrados en la Constitución Nacional, tratados
internacionales de rango constitucional y la Constitución de la Provincia.
- El juez natural y la prohibición de las comisiones especiales.
Art. 3 CPPNQN: Jueces naturales y jurados. Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los instituidos por la ley antes
del hecho objeto del proceso y designados de acuerdo con la Constitución Provincial. La competencia y el procedimiento
para el juicio por jurados en causas criminales se ajustarán a las normas de este Código
- La imparcialidad e independencia judicial.

Di Crocco G
13

Art. 5 CPPNQN: Independencia e imparcialidad. Se garantizará la independencia de los jueces de toda injerencia
externa de los otros Poderes del Estado y de los demás integrantes del Poder Judicial y de presiones externas. Los
parámetros jurídicos vigentes serán la única sujeción legalmente impuesta a los jueces en el ejercicio de la función
jurisdiccional a su cargo. Los jueces actuarán con imparcialidad en sus decisiones en todas las etapas del proceso.
Ningún juez podrá intervenir en la etapa de juicio si en el mismo proceso hubiera intervenido como juez de Garantías
o de Impugnación o del procedimiento intermedio.
- Principio de inocencia o de no culpabilidad
Art. 6 CPPNQN: Estado de inocencia y duda. Nadie podrá ser considerado culpable mientras una sentencia firme no lo
declare tal. En caso de duda, deberá decidirse lo que sea más favorable al imputado. Siempre se aplicará la ley procesal
penal más benigna para el imputado.
- La irretroactividad de la ley procesal penal.
Art. 22 CPPNQN: Validez temporal de la norma procesal. Las normas procesales no tendrán efecto retroactivo.
- Inviolabilidad del derecho de defensa en juicio.
Art. 10 CPPNQN: Defensa en juicio. Nadie podrá ser obligado a declarar en contra de sí mismo. El ejercicio del derecho
a guardar silencio no podrá ser valorado como una admisión de los hechos o como indicio de culpabilidad. El derecho
de defensa es inviolable e irrenunciable y podrá ejercerse plenamente desde el inicio de la persecución. Toda persona
tiene derecho a la asistencia y defensa técnica letrada efectiva, que será garantizada por el Estado.
Art. 55 CPPNQN: Defensor. El imputado tendrá derecho a elegir un abogado de su confianza como defensor. Si no lo
hace, se le designará un defensor público. Si prefiere defenderse por sí mismo, el juez lo permitirá sólo cuando no
perjudique la eficacia de la asistencia técnica. La intervención del defensor no menoscaba el derecho del imputado a
formular solicitudes y observaciones. La defensa podrá requerir el auxilio de la Agencia de Investigaciones Penales a
fin de preparar su estrategia de defensa
- NE BIS IN IDEM (inhabilidad de persecución penal múltiple).
Art. 2 CPPNQN: Persecución penal única. Nadie puede ser perseguido penalmente por el mismo hecho más de una vez,
aunque se modifique su calificación legal o se afirmen nuevas circunstancias. No se podrán reabrir los actos fenecidos,
salvo los casos de revisión de sentencia a favor del condenado.
- Derecho a no declarar contra uno mismo
- Inviolabilidad del domicilio y de los papeles privados.
Art. 11 CPPNQN: Protección de la intimidad. En los procedimientos se respetará el derecho a la intimidad del imputado
y de cualquier otra persona, en especial la libertad de conciencia, el domicilio, la correspondencia, los papeles privados
y las comunicaciones de toda índole. Sólo con autorización escrita previa del juez competente podrán ser allanados los
domicilios e intervenidas la correspondencia y las comunicaciones o incautados los papeles privados.
- Prohibición de tortura
Art. 13 CPPNQN: Derechos de la víctima. La víctima de un delito tiene derecho a la tutela judicial efectiva y a la
protección integral de su persona frente a las consecuencias del delito.
Art. 16 CPPNQN: Las cárceles y los demás lugares destinados al cumplimiento de las penas privativas de libertad, la
prisión preventiva y detención, serán sanos y limpios. Está prohibido alojar a personas privadas de libertad en lugares
no habilitados, o en sitios que no reúnan las mínimas condiciones de salubridad o más allá del cupo autorizado. Toda
medida que so pretexto de precaución conduzca a mortificar a presos o detenidos hará responsable al juez que la
autorice o consienta y a los funcionarios que la ordenen, apliquen o consientan.
Concepto de garantía. Vinculación entre principio y garantía
Cuando hablamos de garantías nos estamos refiriendo a todos los mecanismos jurídicos cuya misión sea impedir un
uso arbitrario o desmedido de la coerción penal. La vinculación entre principio y garantía está dada porque de los
principios extraemos derechos y las garantías son aquel instrumento que van a hacer cumplir o ejercer nuestros

Di Crocco G
14

derechos. De todos modos, según Binder no es posible un sistema exclusivo de garantías o resguardos, porque se
oponen a las normas que instrumentan la aplicación de la coerción penal y buscan su mayor eficiencia.
Las normas supranacionales
Los tratados en materia de derechos humanos influyen de manera decisiva en la formación e integración del derecho
procesal de una nación. Por lo tanto, aquellas normas rectoras de todo ordenamiento jurídico procesal deben estar
en consonancia con nuestra CN y Tratados, para que, traduzcan ese garantismo que de modo previo se hallan
estatuidos en las normas antes citadas. Las normas rectoras deben fijar sin dubitaciones, que el proceso traduce la
idea lógica de dos partes opuestas que debaten respecto a un mismo derecho en un plano de absoluta y perfecta
igualdad. Este debate lo efectúan frente a un tercero (el juez) que guía la defensa de las garantías constitucionales.
Los tratados internacionales tienen por aplicación del Art. 75 inc. 22 de la CN JERARQUÍA CONSTITUCIONAL, SON
FUENTE DE DERECHO Y son considerados legislación interna, por ende, deben cumplirse; al igual que los tratados
interprovinciales.
La justicia transnacional implica la importancia de la CIDH por aplicación del derecho internacional.
2. Relación del derecho procesal Penal con el Derecho Penal. Política de gestión de la conflictividad y Política
criminal
Existe una estrecha relación entre el derecho penal y el derecho procesal penal, como corresponsales de la
configuración de la política criminal y como EJES ESTRUCTURADORES de lo que se ha denominado “sistema penal” o
“sistema de justicia penal”, que es el conjunto de instituciones vinculadas con el ejercicio de la coerción penal y el
castigo estatal.
¿Qué significa destacar la relación entre el derecho penal y el proceso penal? Nuestra perspectiva será funcional; es
decir, señalaremos la operatividad del proceso penal, en conjunción con las normas penales, dentro de la
configuración de la política criminal de nuestra sociedad.
Para ello se debe comprender, en primer lugar, que no existe sociedad sin política, porque no existe sociedad sin poder
y sin intereses, comunes o contrapuestos. La política se sitúa, en el centro del marco constituido por el poder y esos
intereses; ella regula el fenómeno básico del consenso o disenso social.
La política criminal es, en consecuencia, el conjunto de decisiones relativas a los instrumentos, reglas, estrategias y
objetivos que regulan la coerción penal. Y forma parte del conjunto de la actividad política de una sociedad.
En principio, tal política es UN CONJUNTO DE DECISIONES. Y las decisiones son ACTOS DE VOLUNTAD DE
DETERMINADOS SUJETOS SOCIALES, relativas AL USO DE LOS INTRUMENTOS DE COERCION PENAL.
Cabe aclarar que se utiliza aquí una definición de política criminal como un sector de la realidad social, y por lo tanto,
cabe considerarla un fenómeno social. Existen, sin embargo, otras definiciones de política criminal y es notable la
diferencia de planos o niveles que se comprueba entre algunas de ellas. Por tal motivo, es conveniente distinguir:
a) la política criminal como fenómeno social;
b) los modelos de política criminal;
c) el conjunto de conocimientos o técnicas que utiliza la política criminal;
d) las diferentes escuelas o doctrinas de política criminal.

NIVEL A: orientado a describir la política criminal en un estado, es necesario vislumbrar


I. Conjunto de decisiones que se han tomado (ejemplo castigar la tenencia de drogas y establecer juicio sumario)
II. Señalar los objetivos reales y formales de esas decisiones
III. Describir cual es la estrategia a seguir para alcanzarlos
NIVEL B: orientado a cómo el conjunto de decisiones son el resultado de una decisión autoritaria
I. Criticarlo desde un modelo alternativo
NIVEL C: orientado a describir lo de los problemas técnicos
I. ¿La política se ajusta a la ley fundamental del país?

Di Crocco G
15

II. Cómo funciona el juicio sumario


NIVEL D: orientado a establecer de dónde provienen los lineamientos de la política criminal (por ejemplo, de la
Doctrina de Seguridad Nacional).
La política criminal es, un conjunto de decisiones relativas a determinados INSTRUMENTOS. Sus instrumentos son
muchos, pero sin duda son los principales las NORMAS PENALES (que definen las conductas prohibidas y las sanciones
a esas infracciones) y las NORMAS PROCESALES (que definen el modo como el Estado determinara que esa infracción
ha existido, quienes serán los protagonistas de ese segundo proceso de definición, quien será el sancionado y cuál será
la clase o gravedad de esa sanción).
Este conjunto de decisiones se refieren siempre a la coerción penal, la cual es ejercida de acuerdo a determinado
grado de intensidad. La política criminal encara un fenómeno esencialmente dinámico y múltiple. Es necesario señalar
que cada decisión desencadena un proceso social, y el proceso social que se desencadena a partir de esas
formulaciones se llama configuración de la política criminal.

PC C/ DECISIÓN PROCESO SOCIAL DESENCADENADO

Formulación de la Política Criminal


Configuración de la Política Criminal

El concepto central de nuestra materia es la CORRESPONSABILIDAD O COOPERATIVIDAD DE LAS NORMAS PENALES Y


PROCESALES EN EL DESARROLLO DE LA POLÍTICA CRIMINAL. Ambas ramas del orden jurídico regulan en forma conjunta
el poder punitivo del estado. Así las garantías penales funcionan en estrechísima relación con las garantías procesales.
Binder formula una crítica a la política criminal vigente, primero debemos saber cuál es nuestra política criminal y
luego establecer lo que debería ser, por medio de un modelo alternativo.
UN MODELO DE POLITICA CRIMINAL SE CONSTRUYE DESDE LA PERSPECTIVA DEL PODER. Quien se disponga a
reflexionar sobre el conjunto de decisiones reguladoras de la coerción penal que son admisibles conforme a un
determinado conjunto de valores, debe pensarse asimismo en una situación de poder. Un modelo de política criminal
se debe construir como un “deber ser” del poder.
¿Qué dice Maier?
El derecho procesal penal es parte del derecho penal, desde el punto de vista político ambos configuran una unidad y,
aunque la función material y formal de cada uno de ellos es distinta –uno fijando deberes de obrar o de abstenerse de
obrar y la sanción para el comportamiento desviado; el otro regulando los actos que integran el procedimiento apto
para verificar la actuación del derecho penal y sus consecuencias jurídicas-, son dependientes entre si para la
realización de la política criminal del Estado. Nuestra organización federal, que caracteriza al derecho procesal penal
como derecho local, exige una separación dogmática proveniente de la diferente competencia legislativa del órgano
que sanciona el código penal, por una parte, y las leyes procesales, por otra. El derecho procesal penal no puede ser
pensado con independencia del derecho penal. Ambos, más la ejecución penal, son partes integrantes de un sistema,
como instrumento de control social. El derecho penal material y el derecho procesal penal deben ligarse
estrechamente en la teoría y en la práctica.

Di Crocco G
16

UNIDAD Nº 3 - Sujetos procesales y organización judicial

Los sujetos que intervienen en el proceso penal se pueden agrupar en tres grandes sectores: el juez y sus auxiliares,
quienes acusan y llevan adelante la pretensión penal y quienes se defienden – el imputado y el defensor como
asistente suyo.

- Juez y auxiliares

- Quienes acusan y llevan adelante la pretensión penal (fiscal y querellante)

- Quienes se defienden (imputado y defensor como su asistente)

El juez como sujeto procesal: el juez es un funcionario del Estado que ejerce determinado poder, denominado “poder
jurisdiccional”. Este cuenta con un poder para solucionar un litigio que otras personas llevan a su consideración. Su
importancia en el proceso es superlativa, ya que es la persona a la cual el Estado le da poderes para administrar justicia.
Por otra parte, no se trata de cualquier solución sino de aquella solución prevista por el orden jurídico para ese
conflicto. También tiene otras facultades como coercitiva, ordenatorias dentro del proceso, y disciplinarias. El otro
concepto fundamental con relación al juez como sujeto procesal es la idea del monopolio de la jurisdicción. En un
estado de derecho como el que todas las constituciones modernas procuran crear, el monopolio de la jurisdicción
debe pertenecer a los jueces organizados dentro del poder judicial.

Jurisdicción y competencia:

Conceptos:

 Jurisdicción significa “decir o declarar el derecho”. Por ello, podemos decir que “la jurisdicción es la facultad
para declarar el derecho, aplicarlo a casos concretos y hacerlo cumplir”.
 Competencia: es el límite que la ley señala para el ejercicio de la jurisdicción a cargo de cada uno de los
distintos órganos jurisdiccionales. La competencia es la medida en que se puede ejercitar la jurisdicción.

El juez solo tendrá jurisdicción para cierto tipo de casos. Esto responde a motivos prácticos: la necesidad de dividir el
trabajo dentro de un determinado Estado por razones territoriales, materiales, funcionales.

Habitualmente, los jueces se dividen la tarea según tres grandes campos de competencia:

 Competencia territorial: según la cual, el juez puede ejercer su jurisdicción sobre los litigios ocurridos en
determinado territorio.
 Competencia material: le permite al juez ejercer su jurisdicción en determinados litigios. Por ejemplo, litigios
penales.
 Competencia funcional: por ejemplo, la que tienen los jueces de primera instancia respecto de los jueces de
segunda instancia.
Normalmente, en las grandes sociedades, debido al volumen de trabajo, existen otros mecanismos adicionales para
ordenar la distribución de la tarea. Es lo que se conoce como sistema de “turnos” o sistema de asignación de casos.
Esto se volvió problemático porque la competencia siempre estuvo ligada a la idea del juez natural, es decir, a la idea
de que, en forma previa a la comisión del hecho, debía estar predeterminado el juez que había de juzgarlo.

Di Crocco G
17

La pregunta es, afecta o no las garantías esta división del trabajo? Es un tema discutido. Últimamente se están
intentando nuevos mecanismos que preserven el principio del juez natural al mismo tiempo que se evite la
manipulación de la elección de los jueces. Lo cierto es que todavía no está claro cómo resolver los problemas de
“turnos”, de asignación de trabajo.

Distribución: cuando surge un conflicto, lo primero que hay que determinar es si debe intervenir la justicia federal o
la justicia ordinaria. Luego, se distribuirá la competencia sobre las causas en razón de distintos aspectos; así, por
ejemplo:

-en razón del lugar


-en razón de la materia
-en razón del grado
-en razón de la persona
-en razón del turno, etc.

Competencia federal y competencia ordinaria: reiteramos, que surgido un conflicto, lo primero que hay que
determinar es si debe intervenir la justicia federal (nacional) o la justicia ordinaria (provincial), ya que en las provincias
no solo actúan los jueces provinciales, sino que en ellas coexisten juzgados federales y juzgados provinciales. La
intervención de uno o de otro va a depender de las características que presente el caso. Para entender bien esta
cuestión es imprescindible leer con atención el artículo 116 de la CN: “Corresponde a la Corte Suprema y a los
tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por
la Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc. 12 del Artículo 75: y por los tratados con
las naciones extranjeras: de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y cónsules extranjeros: de
las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: de los asuntos en que la Nación sea parte: de las causas que se
susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes
provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o ciudadano extranjero”.

Causas federales: tanto la CSJN como los tribunales inferiores de la Nación, forman parte de la justicia federal. Serán
de competencia federal los siguientes asuntos:
a) Causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución
b) Causas que versen sobre puntos regidos por leyes nacionales (que son las que dicta el congreso nacional:
código penal, ley de estupefacientes, ley de cheques, etc).
c) Causas que versen sobre puntos regidos por tratados internacionales
d) El art. 116 en su última parte enumera otras causas que corresponden a la competencia federal: lo que está
en negrita.
Competencia ordinaria: ahora resta saber en qué casos deben intervenir los tribunales ordinarios (provinciales o de
capital federal). Como vimos el art 116 nos dice que corresponden a los tribunales federales “todas las causas que
versen sobre puntos regidos por las leyes de la nación, con la reserva hecha en el inc. 12 art 75. Este menciona a los
códigos civil, comercial, penal, de minería y del trabajo y de seguridad social.

Artículo 25º Competencia. Extensión. La competencia sólo puede ser fijada por ley. No obstante, la competencia
territorial de un tribunal de juicio provincial no podrá ser objetada ni modificada de oficio una vez fijada la audiencia.
Los jueces tendrán competencia territorial sobre los delitos cometidos dentro de la circunscripción judicial en la que
ejerzan sus funciones o cuyos efectos se produzcan en ella. Salvo regulación especial dispuesta por la ley orgánica de
la justicia penal. Los juicios por jurados se realizarán en el lugar en que se hubiera cometido el hecho.
Excepcionalmente, cuando un hecho hubiera conmocionado a una comunidad de tal modo que no pudiera
razonablemente obtenerse un jurado imparcial, el juez podrá disponer a pedido de parte, que el juicio se lleve a cabo
en otra localidad. El cambio de localidad se decidirá por sorteo en audiencia pública.

Artículo 26º Varios procesos. Cuando a una persona se le imputen dos (2) o más delitos cuyo conocimiento
corresponda a distintos jueces, los procedimientos respectivos serán tramitados simultáneamente y se fallarán sin
atender a ningún orden de prelación. Si la defensa alegare indefensión y se resolviera el juzgamiento conjunto, será
competente el tribunal al que le corresponda juzgar el delito más grave.

Di Crocco G
18

Artículo 27º Jurisdicciones especiales. Prioridad de juzgamiento. Si a una persona se le imputare un delito de
jurisdicción provincial y otro de jurisdicción federal, el orden del juzgamiento se regirá por la ley nacional. Del mismo
modo se procederá en el caso de delitos conexos. No obstante, el proceso de jurisdicción provincial podrá sustanciarse
simultáneamente con el otro, siempre que no se obstaculice el ejercicio de las respectivas jurisdicciones o la defensa
del imputado.

Artículo 28º Competencia durante la investigación. Dentro de una misma circunscripción judicial todos los jueces
Penales serán competentes para resolver las peticiones de las partes sin perjuicio de las normas prácticas de
distribución del trabajo que se establezcan. Cuando el fiscal investigue en forma conjunta delitos cometidos en
distintas circunscripciones judiciales, entenderá el juez de la circunscripción correspondiente al hecho más grave o
donde se desarrolle la investigación principal, salvo cuando el imputado se oponga porque se dificulte el ejercicio de
la defensa o se produzca retardo procesal.

Artículo 29º Efectos. El planteamiento de una cuestión de competencia no suspenderá la faz preparatoria ni la
audiencia de control de la acusación, pero sí la etapa del juicio.

Artículo 30º Unión y separación de juicios. Los juicios se realizarán en la circunscripción judicial donde se produjeron
los hechos. No obstante, las partes podrán solicitar su unificación y el juez de la etapa intermedia decidirá la realización
separada o conjunta, según convenga por la naturaleza de las causas, para evitar el retardo procesal o para facilitar el
ejercicio de la defensa.

LOS INCIDENTES DE COMPETENCIA:

Como el concepto de competencia está ligado al de juez natural, que es una garantía de los ciudadanos, se han creado
mecanismos procesales para corregir los defectos de atribución de competencia. Esto se traduce en lo que se suele
denominar “incidentes de competencia”. Los incidentes de competencia son mecanismos procesales, que ocurren
dentro de una causa, pero no tienen que ver con la resolución del conflicto base, sino que influyen de un modo
tangencial. Se trata de mecanismos de discusión de la competencia.

Independientemente de los nombres que recibe, hay una división tradicional que proviene del Derecho Hispánico, que
diferencia la “declinatoria” de la “inhibitoria”. La declinatoria es el incidente que se plantea ante el juez incompetente;
se le está diciendo al juez “usted no debería tener esta causa”. La inhibitoria es el incidente que se plantea ante el juez
que es competente pero no tiene la causa; se le dice al juez “usted debería hacerse cargo de este asunto; mande, pues
un oficio al juez que lo tiene actualmente para que se inhiba y le mande la causa a usted”.

Caracteres de la competencia federal:

 De excepción: la justicia federal solo tendrá competencia en los asuntos mencionados por el artículo 116 CN.
Todos los demás casos corresponden a la justicia ordinaria.
 Privativa: a los tribunales provinciales les está prohibido entender en aquellos casos que sean de competencia
federal en razón de la materia. (ej: cuando una causa verse sobre puntos regidos por la constitución)
 Improrrogable: las partes no pueden renunciar a la jurisdicción federal cuando esta corresponda en razón de
la materia (en cambio si la jurisdicción federal corresponde en razón de las personas, si pueden renunciar a
esta y elegir la justicia ordinaria).
o la competencia federal en razón de la materia es improrrogable
o la competencia federal en razón de las personas es prorrogable

Juez natural: establece que ningún ciudadano puede ser juzgado por comisiones especiales o ser apartado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa (art 18 CN). Nuestra CN asegura:

- inadmisibilidad de las comisiones especiales


Di Crocco G
19

- impide que juzguen tribunales creados con posterioridad al hecho del proceso
- que es competente para juzgar el tribunal federal o provincial con asiento en la provincia que se cometió el
hecho.

Juez imparcial: para la resolución del caso el juez no se dejara llevar por ningún otro interés fuera del de la aplicación
correcta de la ley y la solución justa para el litigio como la ley lo prevé.

Juez independiente: la independencia procesal determina que el juez este solo sometido a la ley y la CN. Es una
garantía personal, indica que cada juez, cuando juzga y decide un caso concreto, es libre –independiente de todo
poder, incluso el judicial- para tomar su decisión y solo se exige que su fallo se conforme con aplicar el derecho vigente,
que se someta a la ley.

Artículo 3º Jueces naturales y jurados. Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los instituidos por la ley antes del
hecho objeto del proceso y designados de acuerdo con la Constitución Provincial. La competencia y el procedimiento
para el juicio por jurados en causas criminales se ajustarán a las normas de este Código.

Artículo 5º Independencia e imparcialidad. Se garantizará la independencia de los jueces de toda injerencia externa
de los otros Poderes del Estado y de los demás integrantes del Poder Judicial y de presiones externas. Los parámetros
jurídicos vigentes serán la única sujeción legalmente impuesta a los jueces en el ejercicio de la función jurisdiccional a
su cargo. Los jueces actuarán con imparcialidad en sus decisiones en todas las etapas del proceso. Ningún juez podrá
intervenir en la etapa de juicio si en el mismo proceso hubiera intervenido como juez de Garantías o de Impugnación
o del procedimiento intermedio.

Tan conectados están estos conceptos que el juez que no es independiente no es imparcial. Pero de hecho son
conceptos distintos.

Existen también, mecanismos procesales para preservar la imparcialidad del juez. Son las “causas de apartamiento” o
“excusas y recusaciones”.

Con relación a los “impedimentos” o “causales de apartamiento”, existen dos sistemas que hoy son adoptados
indistintamente para los distintos códigos procesales. Por una parte, los sistemas llamados numerus clausus, o
sistemas cerrados, que enumeran taxativamente los casos en los que el juez puede excusarse. Por otra parte, existen
sistemas abiertos, donde no hay una enumeración precisa y cerrada de los casos que generan este impedimento, sino
que se establece una única causal que recibe el nombre genérico de “temor de parcialidad”. Hay también, sistemas
mixtos que incluyen una enumeración que pasa de ser taxativa a ejemplificativa, y que responde a los casos más
comunes de parcialidad de acuerdo con la tradición histórica, pero por otra parte deja abierta la posibilidad de alegar
en forma genérica el temor de parcialidad.

Modernamente, se tiende a abrir los sistemas, ya que los de numerus clausus resultan muy estrechos. Pero hay que
tener en cuenta que en la práctica procesal cotidiana es frecuente el uso de estas causales para “quitarse de encima”,
sin mayores responsabilidades, a un juez que por una u otra razón resulta molesto.

El temor de parcialidad debe ser fundamentado con pruebas; no basta con la simple alegación de que tal temor existe.

En cuanto al modo de plantearlo existen dos formas antagónicas:

a) excusación: aquellos casos en que la iniciativa de apartarse la adopta el juez, porque toma conciencia de que
incurre en una de las causas de recusación o bien se da cuenta de que por alguna circunstancia imprevista no
puede ser imparcial. Este es un “apartamiento de oficio”.
b) Recusación: Por otra parte puede ocurrir que sea alguna de las partes la que le solicita al juez que se aparte
en razón de su temor de parcialidad. Este lo piden las partes.

Tanto los incidentes de competencia como los mecanismos de apartamiento de los jueces son mecanismos previstos
para proteger y garantizar la imparcialidad de los jueces.
Di Crocco G
20

Por su parte, el juez como sujeto procesal, puede tomar sus decisiones en forma unipersonal o bien a través de que lo
se llama “tribunales colegiados” o “colegios sentenciadores”. Estos tribunales colegiados son, sin duda, mucho más
seguros en cuanto a la administración de justicia. Por lo general le conviene a los sistemas de juicio oral ir acompañados
de tribunales colegiados, porque así se garantiza una deliberación mas profunda y mas certera frente a cada caso.

PROCEDIMIENTOS PARA LA EXCUSACIÓN Y RECUSACIÓN (código procesal penal de NQN)

Artículo 40º Motivos. Los jueces deberán apartarse cuando existan motivos graves que afecten su imparcialidad.

Artículo 41º Procedimiento de excusación. El juez que se excuse remitirá las actuaciones, por resolución fundada, al
Colegio de Jueces o a quien deba reemplazarlo. Éste examinará si la excusa tiene fundamento aceptándola o
rechazándola. En caso de rechazo del reemplazante resolverá el Colegio de Jueces según corresponda.

Artículo 42º Procedimiento de recusación. Los jueces podrán ser recusados por las partes cuando se generen dudas
razonables acerca de su imparcialidad frente al caso. Al formularse la recusación se indicarán por escrito, bajo pena
de inadmisibilidad, los motivos en que se funda y los elementos de prueba pertinentes. La recusación deberá
formularse dentro de los tres (3) días de conocerse las causas en que se funda. Si el juez admite la recusación, aplicará
el procedimiento previsto para la excusación. En caso contrario, remitirá un informe al Colegio de Jueces para su
resolución en audiencia. La resolución de la excusación anterior no impedirá la interposición de la recusación por el
mismo motivo.

La organización judicial argentina

Nuestra CN establece que el juzgamiento de las causas criminales se realice en dos ordenes o niveles diferentes: uno
le corresponde a las provincias “según las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones”; otro, al
estado nacional, en las causas que versen sobre puntos regidos por la CN y por las leyes de la nación (con la reserva
del Art. 75 Inc. 12) y en los demás casos específicos previstos por el Art. 116 de la CN. Es decir, que existe una
COMPETENCIA FEDERAL (EN RAZON DE LA MATERIA, cuando se trata de determinados asuntos judiciales) y una
COMPETENCIA FEDERAL EN RAZON DEL TERRITORIO (cuando las cosas o las personas hayan caído en lugares de
exclusiva jurisdicción federal; o sea Art. 75 Inc. 30). La delimitación de la competencia federal por la especialidad del
territorio no suele presentar dificultades. No ocurre lo mismo con la competencia federal en razón de la materia, ya
que ha existido y existe una tendencia constante a aumentar los casos a los que se les asigna carácter federal.

La distribución de los asuntos judiciales en estos dos órdenes o sistemas no es una simple división de tareas; al
contrario, es uno de los reflejos más importantes de la estructura federal del estado. En el caso específico de la justicia
criminal forma parte, además, de este mecanismo garantizador de distribución del ejercicio de la coerción penal.

Por tal razón, y en la medida en que existe un determinado nivel de distribución constitucional de los asuntos judiciales,
el congreso nacional no puede alterar ese diseño constitucional. Toda ampliación de la competencia federal por fuera
de los límites fijados constitucionalmente altera el sistema federal y rompe el equilibrio garantizador de la distribución
de la coerción.

No ocurre lo mismo en sentido inverso, ya que el congreso si podría delegar asuntos federales en las organizaciones
judiciales provinciales. A él le compete fijar cuales serán los tribunales inferiores a la CSJN y d ello no puede extraerse
que NECESARIAMENTE deben ser tribunales diferentes de los provinciales. Además, el Art. 117, a la vez que fija la
competencia originaria y exclusiva de la CSJN, determina que en los casos restantes ella entenderá por apelación
“según las reglas y EXCEPCIONES que prescriba el congreso. Por otra parte, el límite constitucional a la competencia
federal y la distribución armónica del ejercicio de la coerción penal han sido establecidos como UN RESGUARDO
FRENTE A LA CENTRALIZACION del poder, por lo que esa función no se vería afectada en un camino descendente que
ampliara la competencia de las provincias, como tampoco se vería afectada si se ampliara la competencia de las
municipalidades y, menos aún, si se estableciera un juicio con jurados con mayor amplitud que el establecido
obligatoriamente en la CN.
Di Crocco G
21

Debe quedar en claro, que la competencia federal es restrictiva y excepcional, que no existe posibilidad constitucional
de ampliar sus límites más allá de lo impuesto por la CN y que el congreso nacional puede delegar legislativamente
parte de esa competencia federal en los tribunales de las provincias. Siempre, claro está, que no se trate de
competencia originaria de la CSJN que no conduzca a la desaparición de la competencia federal, lo cual,
evidentemente, no es un fin querido por nuestra ley fundamental.

El principio general de distribución del poder es que los estados provinciales conservan “todo el poder no delegado
por esta CN al gobierno federal”, por lo que el principio, en nuestra materia, es que el ejercicio de la coerción penal
corresponde a los estados provinciales, salvo que haya sido delegado a la nación. Existe, además, una limitación que
se funda en razones históricas muy especificas y que es demostrativa de la importancia política que la CN le asigna a
todo este esquema de distribución de competencias. En efecto, el Art. 32 dice: “el congreso federal no dictara leyes
que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal”. En el caso específico de nuestra
materia ello significa que en ningún caso puede la nación establecer o juzgar delitos o contravenciones que influyan
directamente en el ejercicio de la libertad de imprenta.

Los estados provinciales tienen a su cargo el juzgamiento de los casos criminales comunes. A ellos les compete
organizar la administración de justicia y ello es también uno de los requisitos del reconocimiento de su autonomía. En
cuanto a esta tarea, sin embargo, los estados provinciales tienen limitaciones en sus posibilidades de organizar
autónomamente su propia administración de justicia. Ello no solo significa que deben respetar el diseño constitucional
del juicio penal y la incorporación de los jurados, que deben resolver TODOS los casos criminales. Existen, por otra
parte, limitaciones que surgen de los tratados internacionales firmados por nación.

Esta distribución cumple una función garantizadora de similar entidad a la que cumplen aquellas que solemos
denominar “garantías judiciales”. Esa función garantizadora se logra mediante una distribución armónica, que busca
evitar la concentración del poder penal del Estado. Por lo tanto, tras ella existen mucho más que meros problemas
políticos; al contrario, tras esa distribución armónica hay problemas políticos de gran magnitud, y por esa razón, ella
debe ser respetada y asumida en la vastísima dimensión de su función garantizadora.

Los tribunales pueden ser:

 Colegiados:
o compuestos por tres miembros
o toma de decisiones por mayoría
o cuando la pena que se pueda aplicar es mayor a 3 años
 unipersonales: para penas menores a 3 años

Artículo 38º Colegio de Jueces. Todos los jueces, salvo los que integran el Tribunal Superior, el Tribunal de Impugnación
y los jueces de Ejecución, se organizarán en Colegios de Jueces. La Ley Orgánica de la Justicia Penal establecerá el
número y forma de integración de los Colegios para toda la Provincia.

Juez lego: no profesional

Oficina judicial: Artículo 39º Oficina Judicial. Los Colegios de Jueces y los jueces de Ejecución serán asistidos por una
Oficina Judicial, cuya composición y funcionamiento será establecido por la Ley Orgánica de la Justicia Penal. Su
director o jefe deberá organizar las audiencias; dictar las resoluciones de mero trámite; ordenar las comunicaciones y
emplazamientos; disponer la custodia de objetos secuestrados en los casos que corresponda; llevar los registros y
estadísticas; dirigir al personal auxiliar; informar a las partes y colaborar en todos los trabajos materiales que el juez o
el tribunal le indique. Está prohibida la delegación de tareas jurisdiccionales en los integrantes de la Oficina Judicial.

Las partes: es parte procesal, la que pide la actuación de la ley en su propio interés o en interés de la persona a la cual
representa legalmente.

Di Crocco G
22

Capacidad y legitimación:

El ministerio publico fiscal: Ejercer la acción penal es una función pública y el estado la cumple a través del ministerio
público fiscal, órgano integrante del ministerio publico. Su función principal es ejercer la acción penal cuando se trate
de delitos de acción pública o dependientes de instancia privada. Hay que destacar que la figura del fiscal está ligada
desde su nacimiento al principio acusatorio, según el cual no puede haber juicio sin acusación. En la medida en que el
sistema acusatorio ingresa en un contexto de mayor “estabilidad”, el fiscal va a ocupar el lugar de la víctima. A partir
de entonces, comienza a afirmarse que el Estado se desdobla en dos funciones: la función jurisdiccional, puesto que
el juez es, también, un funcionario del Estado, y lo que se denomina “función requirente”, ejercida por otro funcionario
que es el Ministerio Publico Fiscal.

Los sistemas que mantienen básicamente la estructura del sistema acusatorio pero han abandonado los principios del
sistema acusatorio puro, en el que la victima ocupaba el lugar central, son conocidos como “sistemas acusatorios
formales”, formales porque conservan la forma del sistema acusatorio, pero interviene ya un principio diferente: no
es ya la victima quien se encarga de ejercer la acusación, sino un funcionario del Estado. El Estado absorbe entonces
las dos funciones básicas del juicio.

El Ministerio Publico se organiza vertical y jerárquicamente. Como consecuencia de ello surge un tema interesante: la
cuestión de las instrucciones de los fiscales y del modo como estas se trasladan dentro de este cuerpo jerárquico y
unitario (en el sentido que actúa como un todo frente a la sociedad y frente a la judicatura).

Los sistemas acusatorios se rigen por un principio fundamental: no puede haber juicio sin acusación. Es decir, dentro
de un sistema acusatorio no podría realizarse un juicio sin dictar, en primer lugar una apertura a juicio que admita una
acusación formal.

Otro tema a discutir son las relaciones que existen entre el pedido de acusación fiscal y la apertura del juicio; es decir,
si el juez está obligado por la acusación fiscal o si el juez quiere puede obligar al Ministerio Publico a acusar. Esto tiene
que ver con la decisión que tome el Código Procesal respecto del grado de acusatoriedad que se le quiere conferir al
sistema. La tendencia actualmente es acentuar enormemente el carácter acusatorio de los sistemas procesales.
Debido a ello se ha dejado de aceptar el sistema inquisitivo y, ahora, a demás de exigirse la acusación en todos los
casos, se entrega la preparación de la acusación llamado “proceso preparatorio”, al Ministerio Publico.

Dentro de los sistemas acusatorios existen variantes. Algunas de ellas más amplias, entregan toda la preparación de
la acusación al Ministerio Publico, el cual asume luego, en el juicio un papel equivalente al del abogado defensor. Otros
sistemas, como el “acusatorio mitigado”, le entregan la investigación preparatoria a un juez quien, una vez concluida,
la entrega al Ministerio Publico para que éste decida a cerca de si corresponde o no acusar. Existen sistemas
acusatorios mitigados con juicio escrito y sistemas acusatorios mitigados con juicio oral. La tendencia moderna se
orienta no al sistema acusatorio formal en extremo, sino a un sistema acusatorio material, que amplia mucho más la
participación de la víctima como querellante en el proceso penal.

Artículo 69º Funciones. El Ministerio Público Fiscal ejercerá la acción penal pública de acuerdo a las normas de este
Código, dirigiendo la investigación y la actuación de todos los funcionarios que participen en ella, interviniendo en
todas las etapas del proceso. A los fiscales les corresponderá la carga de la prueba de los hechos que funden su
acusación. Será deber de los fiscales adoptar o requerir las medidas necesarias para proteger a las víctimas de los
delitos, favorecer su intervención en el procedimiento y evitar o disminuir cualquier perjuicio que pudiera derivar de
su intervención. Formularán sus requerimientos, dictámenes y resoluciones en forma motivada. No podrán ocultar
información o evidencias que puedan favorecer la situación del imputado. Su inobservancia constituye falta grave.

Artículo 70º Inhibición y recusación. El fiscal se inhibirá y podrá ser recusado cuando exista algún interés personal que
pueda interferir en su actuación funcional. La recusación será resuelta por el fiscal superior jerárquico y la decisión no
será impugnable.

Di Crocco G
23

Artículo 71º Agencia de Investigaciones Penales. La Agencia de Investigaciones Penales será auxiliar del Ministerio
Público en todo lo concerniente a la investigación y persecución de los delitos. Su organización y funcionamiento será
establecido por una ley especial. Sus integrantes ejecutarán sus tareas bajo la dirección y responsabilidad de los
fiscales, sin perjuicio de la dependencia administrativa que les corresponda. La autoridad administrativa no podrá
revocar, alterar o retardar injustificadamente una orden emitida por los fiscales o los jueces.

Artículo 72º Facultades. Los funcionarios de la Agencia de Investigaciones Penales podrán realizar, aún sin recibir
instrucciones previas, las siguientes actuaciones:

1) Prestar auxilio a las víctimas y proteger a los testigos.


2) Recibir denuncias.
3) Identificar y entrevistar a los testigos.
4) Resguardar la escena del hecho y cuidar que los rastros e instrumentos sean conservados, haciendo constar por
cualquier medio u operación el estado de las personas, cosas y lugares.
5) Recabar los datos que sirvan para la identificación o individualización del imputado, con los límites establecidos por
este Código.
6) Efectuar la aprehensión de personas en los casos de flagrancia; y
7) Ejecutar registros, requisas y secuestros cuando les esté permitido.

Artículo 73º Otros preventores. Las mismas disposiciones regirán para la Policía de la Provincia del Neuquén o
cualquier autoridad pública que realice actos de policía o tenga el deber de colaborar en la investigación criminal.

El imputado:

Artículo 48º Denominación. Se denominará imputado a toda persona a quien, mediante denuncia, querella o
cualquier acto del procedimiento del fiscal o de la Policía, se señale como autor o partícipe de un delito, o sin ser
señalado, aquel contra quien se practique actos de investigación.

El imputado es “aquella persona contra la que se dirige la pretensión penal”, no decimos la acción penal porque la
acción penal se dirigía contra el juez, es decir, contra él se dirige la pretensión judicial. Si se trata, en cambio, de la
pretensión punitiva es decir, el pedido de un castigo contra el imputado.

 Imputado como sujeto y no como objeto: La idea importante consiste en que el imputado no es el objeto del
proceso sino, por el contrario, es un sujeto. El imputado es, precisamente uno de los sujetos esenciales del
proceso, y no se debe confundir con el objeto del juicio ya que su declaración constituirá en un medio de
defensa y no un medio para obtener información.

Esta distinción entre ser sujeto y objeto del proceso es muy importante, ya que el proceso inquisitivo tendió
siempre a ver al imputado como un objeto del proceso. El sistema inquisitivo es claramente paternalista,
donde no hay en realidad una lucha de posiciones contrarias, y donde, consecuentemente, no se reconoce
suficientemente la existencia de los diferentes sujetos procesales.

Este esquema de sujetos procesales se entiende con mayor facilidad dentro del marco del sistema acusatorio, donde
existe una autentica contradicción y donde se puede observar claramente a quien acusa y a quien se defiende. En el
sistema inquisitivo, por el contrario, es el juez el que debe hacer todo, procurar la información y luego juzgar. Y esto
desdibuja la figura de los sujetos procesales, particularmente la del imputado. También, dentro del sistema inquisitivo,
se desdibuja la figura del fiscal y la del acusador particular. Pero más la del imputado porque es tratado como un objeto
de prueba.

En cuanto a la distinción entre imputado/sujeto e imputado/objeto restan algunas discusiones centradas en aquellos
pocos casos en que el imputado si debe ser “objeto de prueba”, pero nunca objeto del proceso penal. Es caso por
ejemplo del reconocimiento en rueda de personas. El imputado actúa como un objeto de prueba pero en realidad, el

Di Crocco G
24

testigo es el verdadero medio de prueba que, para poder transmitir la información que posee necesita de la presencia
del imputado junto a otras personas.

Otra discusión parecida se plantea en el caso de las pruebas de sangre, con la investigación corporal del imputado. En
esos casos, el imputado actúa directamente como objeto de prueba.

En este tema, algunos opinan que en estos casos el imputado no pude ser utilizado como objeto de prueba y que no
puede ser sometido a ningún tipo de análisis o revisión. Pero la consecuencia de esta postura extrema seria que, por
ejemplo, el imputado no pudiera participar en una rueda de reconocimientos. La discusión es más profunda cuando
se trata de muestras de sangre. En cuanto a este tema hay discusiones muy profundas y la controversia es muy viva
en los tribunales internacionales de derechos humanos, que no han logrado una solución al respecto. Por una parte
parece haber una necesidad muy grande de que se pueda disponer de ese tipo de pruebas independientemente de la
voluntad del imputado. Por la otra, la decisión de prescindir de ellas representaría un avance aunque costoso, en el
respeto de los derechos humanos.

 No confundir al imputado con el autor del delito: El ser imputado es una cuestión procesal de una persona,
situación que le otorga una serie de facultades y derechos, y que de ninguna forma puede ser equivalente a
ser autor de un cierto delito.
 Derechos del imputado:

Las facultades del imputado están ligadas a la idea de la defensa en juicio. La defensa dentro del juicio, recae en un
sentido material sobre el imputado. El imputado es el titular del derecho de defensa y comprendidos dentro de ese
derecho están los derechos a declarar o no, el derecho a pedir prueba, el derecho a realizar instancias procesales, etc.
Y uno de esos derechos fundamentales es el derecho a contar con un defensor, es decir, con un asistente técnico que
lo auxilie en su defensa.

El imputado también tiene derecho a defenderse a sí mismo, posibilidad normalmente admitida por los códigos, salvo
cuando tal autodefensa sea perjudicial para el propio interesado.

El concepto de la “inviolabilidad de la defensa” no es solamente un interés disponible para el imputado, sino también
una exigencia del proceso dentro de un Estado de Derecho. Un proceso penal legitimo será aquel donde el imputado
haya tenido suficiente oportunidad de defensa. Es por eso, que el sujeto procesal no puede renunciar a la defensa y
que si bien tiene el derecho de autodefenderse, cuando el juez comprende que esa autodefensa resulta nociva para
sus intereses, debe nombrar un defensor de oficio.

El imputado siempre tiene derecho a nombrar un defensor de confianza, aun cuando el Estado le haya proporcionado
un defensor público que es desplazado en caso de que el imputado nombre un defensor privado. Se privilegia la
posibilidad de contar con una persona de confianza

Las facultades del defensor también son muy amplias. Puede pedir prueba instar el procedimiento, discutir, realizar
debates, etc. Si hay colisión de voluntades entre el imputado y el defensor, prevalece siempre la voluntad del imputado
ya que es el titular del derecho de defensa. Pero algunos sistemas procesales de la actualidad, subordinan ciertas
manifestaciones de voluntad al hecho de contar previamente con un asesoramiento adecuado. Este es uno de los
mecanismos utilizados para evitar lo que se llama “consentimiento fraudulento”. Uno de los procedimientos más
típicos consiste en coaccionar o torturar directamente al imputado, indicarle como debe declarar y dejarlo libre. Esto
es la “coacción teledirigida”.

Artículo 49º Derechos del imputado. A todo imputado se le asegurarán las garantías necesarias para ejercer su derecho
de defensa, debiendo la policía, el fiscal y los jueces, informarle de manera inmediata y comprensible los derechos
siguientes:

1) A saber la causa o motivo de su captura y el funcionario que la ordenó, exhibiéndole -según corresponda la orden
de detención emitida en su contra.

Di Crocco G
25

2) A ser asistido, desde el primer acto del procedimiento, por el defensor que proponga él o una persona de su
confianza, y en defecto de aquél, por un defensor público. A tal fin tendrá derecho a comunicarse telefónicamente en
forma inmediata.
3) A designar la persona, asociación o entidad a la que debe comunicarse su privación de libertad y que el aviso se
haga en forma inmediata.
4) A que se le informe y escuche sobre los hechos que se le imputan.
5) A ser oído dentro de las veinticuatro (24) horas de estar privado de su libertad y a manifestarse cuantas veces quiera
siempre con la presencia de su defensor.
6) A que se comunique al Consulado en caso de ser extranjero

Artículo 50º Identificación y domicilio. Desde el primer acto en que intervenga el imputado será identificado por sus
datos personales y señas particulares. Si se abstiene de proporcionar esos datos, existiera duda sobre ellos o lo hace
falsamente, se lo identificará por testigos o por otros medios útiles. La duda sobre los datos obtenidos no alterará el
curso del procedimiento y los errores sobre ellos podrán ser corregidos en cualquier oportunidad. En su primera
intervención, el imputado deberá denunciar el domicilio real y fijar el domicilio procesal; posteriormente deberá
mantener actualizados esos datos.

Artículo 51º Incapacidad. La incapacidad por trastorno mental del imputado, que excluya su capacidad de entender
los actos procesales, o de obrar conforme a ese conocimiento, será declarada por un juez y provocará la suspensión
del procedimiento hasta que desaparezca. Sin embargo, no impedirá la investigación del hecho, ni la continuación con
respecto a otros imputados. Si la incapacidad existiera al momento de cometerse el hecho investigado, el juez
declarará la inimputabilidad. Cuando correspondiere se dará intervención a la Justicia Civil.

Artículo 52º Rebeldía. Será declarado en rebeldía el imputado que no comparezca a una citación a la que está obligado
a comparecer sin justificación, se fugue del establecimiento o lugar donde esté privado de su libertad, desobedezca
una orden de detención o se ausente del domicilio denunciado sin justificación. La declaración de rebeldía y la
consecuente orden de captura serán dispuestas por el juez a solicitud de la parte acusadora. La rebeldía suspenderá
el procedimiento salvo las diligencias de la investigación. También suspenderá el plazo de duración del proceso.

Artículo 53º Libertad de declarar. El imputado no será citado a declarar, aunque tendrá derecho a hacerlo cuantas
veces considere necesario. Durante la etapa preparatoria podrá declarar oralmente o por escrito ante el fiscal
encargado de ella. En los demás casos ante el juez o tribunal. Está prohibida la declaración del imputado en ausencia
del defensor.

Artículo 54º Facultades policiales. La policía no podrá interrogar al imputado. Sólo podrá requerirle los datos
correspondientes a su identidad, cuando no esté suficientemente individualizado. Si expresa su deseo de declarar, se
le hará saber de inmediato al fiscal interviniente y a su defensor.

El defensor: es la persona que en el proceso penal auxilia al imputado prestándole asistencia y representación. Por un
lado, aconseja o asesora al imputado respecto a actos procesales que el imputado debe cumplir (ej: prestar declaración
indagatoria, careos, etc) y en los cuales generalmente el defensor estará presente. Por otro lado, representa al
imputado en la realización de actos procesales técnico-jurídico (ej: presentación de la defensa, verificación de pruebas,
etc). Pero sea cual sea el acto que se realiza siempre debe estar motivado por el interés de defender al imputado.

Artículo 55º Defensor. El imputado tendrá derecho a elegir un abogado de su confianza como defensor. Si no lo hace,
se le designará un defensor público. Si prefiere defenderse por sí mismo, el juez lo permitirá sólo cuando no perjudique
la eficacia de la asistencia técnica. La intervención del defensor no menoscaba el derecho del imputado a formular
solicitudes y observaciones. La defensa podrá requerir el auxilio de la Agencia de Investigaciones Penales a fin de
preparar su estrategia de defensa.

Artículo 56º Nombramiento. El nombramiento del defensor no estará sujeto a ninguna formalidad. Una vez designado
deberá informar a la autoridad que corresponda el lugar y modo para recibir comunicaciones. Durante el transcurso

Di Crocco G
26

del proceso, el imputado podrá designar nuevo defensor. El ejercicio del cargo de defensor será obligatorio una vez
aceptado, salvo excusa fundada. Para el ejercicio de sus funciones, los defensores serán admitidos de inmediato y sin
ningún trámite, por la policía, el fiscal o el juez, según el caso.

Artículo 57º Nombramiento en caso de urgencia. Cuando el imputado esté privado de su libertad o prófugo, cualquier
persona de su confianza podrá proponer ante la autoridad competente la designación de un defensor, la que será
puesta en conocimiento del imputado inmediatamente. En caso de urgencia, comenzará a actuar provisionalmente el
defensor propuesto.

Artículo 58º Renuncia y abandono. El defensor podrá renunciar al ejercicio de la defensa; en este caso, se fijará un
plazo para que el imputado nombre a otro. Si no lo hace, será reemplazado por un defensor público. El renunciante
no podrá abandonar la defensa mientras no intervenga su reemplazante. No se podrá renunciar durante las audiencias,
salvo por motivos muy graves. El abandono de la defensa será considerado falta grave. Si el defensor, sin causa
justificada, abandona la defensa o deja al imputado sin asistencia técnica, se nombrará uno de oficio. La resolución se
comunicará al imputado, instruyéndole sobre su derecho a elegir otro defensor. Cuando el abandono ocurra poco
antes del juicio, se podrá aplazar su comienzo por un plazo no mayor de diez (10) días, si lo solicita el nuevo defensor.

Artículo 59º Pluralidad de defensores. El imputado podrá designar los defensores que considere conveniente, pero no
será defendido simultáneamente por más de dos (2) en las audiencias orales o en un mismo acto. Cuando intervengan
dos (2) o más defensores la comunicación practicada a uno de ellos tendrá validez respecto de todos y la sustitución
de uno por otro no alterará trámites ni plazos. Será inadmisible la defensa de varios imputados en un mismo
procedimiento por un defensor común cuando exista incompatibilidad. El defensor podrá designar un defensor auxiliar
para aquellas diligencias a las que no pueda asistir personalmente, lo cual será consentido previamente por el
imputado o deberá ratificarlo posteriormente. El defensor auxiliar sólo tendrá responsabilidad en aquellos actos en
los que participe, pero no exime la responsabilidad del principal.

El ministerio pupilar: será parte necesaria en todo proceso en que se encuentre comprometido un menor de 18 años,
ya sea como autor del delito o como víctima del mismo.

La víctima: es la persona que sufre física o patrimonialmente el ilícito penal. Su intervención en el proceso puede
deberse al solo efecto de poner en conocimiento de las autoridades el hecho delictivo, aportando conocimientos y
pruebas de la comisión del delito o dejando constancia, por ejemplo, que la cosa sustraída o dañada es de su propiedad
o legitima tenencia. Hasta acá no es parte en el proceso. Pero, si también se presenta como querellante o actor civil
puede ser titular de la acción penal, o en su caso civil y será parte en el proceso.

Artículo 60º Definición de víctima. Este Código considera víctima al ofendido directamente por el delito y, cuando
resultare la muerte de aquél, al cónyuge y a los hijos; al concubino, a los ascendientes; a la persona que convivía con
él en el momento de la comisión del delito, ligada por vínculos especiales de afecto; a los hermanos; o al último tutor,
curador o guardador. Para los efectos de su intervención en el procedimiento, la enumeración precedente constituye
un orden de prelación, de manera que la intervención de una o más personas pertenecientes a una categoría excluye
a las comprendidas en las categorías siguientes.

Artículo 61º Derechos de la víctima. La víctima tendrá los siguientes derechos:

1) A recibir un trato digno y respetuoso y que se reduzcan las molestias derivadas del procedimiento.
2) A que se respete su intimidad en la medida que no obstruya la investigación.
3) A requerir medidas de protección para su seguridad, la de sus familiares y la de los testigos que declaren a su pedido,
a través de los órganos competentes.
4) A ser notificada de la imposición o revocación de medidas de coerción previstas en los incisos 3), 4), 6), y 7) del
artículo 113.
5) A intervenir en el procedimiento con derecho a obtener una solución del conflicto en la forma que autoriza este
Código.
6) A ser informado del resultado del proceso, aun cuando no haya intervenido en él.

Di Crocco G
27

7) A ser escuchado antes de cada decisión que implique la extinción o suspensión de la acción penal. La víctima será
informada de sus derechos cuando radique la denuncia o en su primera intervención.
Artículo 62º Representación y asistencia especial. Si en los casos previstos en la normativa respectiva, la víctima
acreditare no contar con medios suficientes para contratar un abogado particular y quisiese ejercer el derecho de
constituirse en querellante, el Estado procurará proveerle la asistencia letrada.

El querellante: Es la persona privada a la cual la ley le confiere la titularidad de la acción penal, sin perjuicio de que
dicha función corresponda también al Ministerio Publico fiscal. Este puede actuar en aquellos casos en que el
Ministerio Publico no tiene nada que hacer ni puede actuar de oficio el juez, ya que se trata de un delito de acción
privada. También puede aparecer lo que se llama “querellante conjunto”, en los casos en los que el acusador privado
participa en el proceso junto con el Ministerio Publico. El querellante conjunto puede ser un “querellante conjunto
autónomo” cuando tiene atribuciones similares a las del Ministerio Publico y las ejerce de un modo paralelo; o bien
puede ser un “querellante conjunto adhesivo” cuando trabaja como tercer coayudante del Ministerio Publico. La
tendencia moderna se orienta a abrirle las puestas al querellante particular: ampliar los casos de acusación privada,
es decir, los casos de “delitos de acción privada”, permitir la participación del acusador particular en todos los casos
de acción pública, etc.

En general se comprobó que la figura del querellante particular resulta una figura útil dentro del proceso, ya que
moviliza mucho la justicia y le quita trabajo al Ministerio Publico, que generalmente esta sobrecargado de trabajo.

A demás de la víctima, existen otros sujetos que pueden ingresar como querellantes o acusadores particulares. Acá
nos encontramos con el antiguo sistema de la “acción popular”.

En realidad, la acción popular, es decir, la facultad que tiene cualquier ciudadano de presentarse como acusador
particular en cualquier proceso, no ha rendido en la práctica concreta muchos frutos. Eso porque tiende a ser una
atribución tan difusa que, porque todos la tienen, nadie la ejerce. Por eso, en la actualidad se tiende a limitar la acción
pública a aquellos delitos que afectan intereses colectivos.

Esto, como todo aquello que signifique darle poder a los ciudadanos, es algo positivo que no debe ser restringido, sino
alentado y que, probablemente se irá utilizando cada vez más en futuro.

Paralelamente al desarrollo y fortalecimiento de la acción popular, comenzó a desarrollarse una nueva idea: la de
acción colectiva y querellante colectivo. Es decir, el objetivo de que no sea solo el sujeto individual quien puede
presentarse como acusador, sino que también puedan hacerlo las instituciones, fundaciones o asociaciones de
ciudadanos. Esto puede pasar en dos casos, en primer lugar el caso en que resulten afectados intereses comunes, es
el caso de intereses difusos. Por otro lado existe la posibilidad de que las acciones colectivas se originen a pedido de
la víctima, es el caso en que la victima siente que, individualmente estaría desprotegida dentro del proceso penal,
entonces puede recurrir en busca de apoyo a una entidad para que la auxilie a gestionar el proceso penal.

Cabe agregar que en todos aquellos sistemas procesales que prevén el ejercicio de la acción civil durante el proceso
penal, existe la figura del actor civil, que podrá ser la víctima o un tercero: concretamente es la persona que lleva
adelante los intereses civiles en el proceso penal y ejerce la acción civil contra el imputado o contra quien sea el
demandado civil.

Artículo 63º Querellante en delitos de acción privada. La víctima de un delito de acción privada tendrá derecho a
presentar querella ante el juez correspondiente. El representante legal del incapaz por delitos cometidos en su
perjuicio gozará de igual derecho.

Artículo 64º Querellante en delitos de acción pública. La víctima por sí o por intermedio de su representante legal o
mandatario podrá intervenir en el proceso como querellante particular en la forma prevista en este Código. La
participación de la víctima como querellante no alterará las facultades concedidas por la ley al fiscal, ni lo eximirá de
sus responsabilidades. Cuando el interesado no tenga legitimación, el fiscal rechazará la constitución de querellante.
En tal caso, el peticionario podrá acudir, dentro del tercer día, ante el juez para que revise la decisión.

Di Crocco G
28

Artículo 65º Querellante en los delitos contra la integridad sexual. En todo proceso seguido por delitos contra la
integridad sexual en el que sea víctima un niño, niña o adolescente, desde el primer momento de la investigación se
dará intervención a la Defensoría de los Derechos del Niño y Adolescente, en representación de los intereses de la
víctima menor de edad, en carácter de querellante. Dicha intervención perdurará durante todo el proceso, aun cuando
el representante legal del niño, niña o adolescente se presente en el carácter de querellante particular.

Artículo 66º Acusación única. Unidad de representación. Cuando los acusadores fueran varios e invocaren identidad
de intereses entre ellos, actuarán bajo una sola representación, la que se ordenará a pedido de parte si ellos no se
pusieren de acuerdo, en el plazo que se les fije. En aquellos casos en que la víctima se haya constituido como
querellante, el juez -sea a petición de parte con antelación, o a más tardar en la audiencia prevista en el artículo166-
convocará a las partes a efectos de resolver las controversias que pudieren existir entre el Ministerio Público Fiscal y
la parte querellante, sobre los discursos fácticos, jurídicos y estrategias probatorias. El imputado -siempre y en todos
los casos- tendrá derecho a que se le enrostre una única acusación, debiéndose respetar estrictamente el principio de
congruencia procesal, tanto en los aspectos fácticos, cuando normativos. Si fuera indispensable para ello, el juez
interviniente tomará en cuenta la prevalencia de los intereses particulares o sociales generales según el caso, y
ordenará la constitución de un litisconsorcio necesario. Y en caso de que no hubiese consenso en cuanto a la
calificación y a las estrategias acusadoras, resolverá en forma definitiva la incidencia.

Modelos y facultades: las facultades del querellante son similares a la del fiscal respecto a ofrecer pruebas y solicitar
imposición de pena. Su intervención en el proceso requiere patrocinio letrado.

Modalidades:

 Querellante adherente: en los casos de delitos de acción pública, actúa al lado del fiscal, depende de la
actividad de este y tiene las facultades limitadas.
 Querellante exclusivo: en los casos de delito de acción privada, prescinde de la intervención del fiscal y tiene
en forma exclusiva la titularidad de la acción penal.

Los actores de la pretensión civil: En todos aquellos sistemas procesales que admiten el ejercicio de la acción civil
dentro del proceso penal, y como contrapartida de la figura del actor civil, existe también el demandado civil.

Por lo general, el demandado civil es el imputado penal que es quien ocasionó el daño. Pero podría ser un tercero que
tenga responsabilidad por daños.

Es un debate permanente dentro de la ciencia penal. También el de si es posible “citar en garantía” dentro del proceso
penal a las compañías de seguro, tema importante en el caso de lesiones culposas. Existe una tendencia consistente
en no involucrar a las compañías de seguros en los procesos penales para evitar complicaciones en el proceso.

La policía en función judicial: órganos de la administración pública que, en el proceso penal actúan como auxiliares
de la justicia investigando y recolectando pruebas. Su colaboración es muy importante, ya que estos funcionarios
suelen tomar conocimiento del delito antes que el juez o fiscal, y realizan importantes diligencias de cautela o
prevención, como ser: aprehender delincuentes, hacer constar los rastros del delito, etc.

Di Crocco G
29

UNIDAD Nº 4 – EL DISEÑO CONSTITUCIONAL DEL PROCESO PENAL


1. El derecho procesal penal y la constitución. El “debido proceso constitucional” y la supremacía constitucional.
Condiciones y límites para el ejercicio penal del estado. La “competencia legislativa” para regular el ejercicio de
la acción penal. El derecho procesal penal como “sistema de garantías”.
El derecho procesal penal y la constitución
La CN es la ley fundamental de nuestro país: ella es el producto del poder constituyente, es decir, de la capacidad y el
derecho que tiene el pueblo de establecer su propio gobierno y de fijar las normas básicas de la convivencia social.
Nuestra CN es fruto de un largo proceso social e histórico que es un conjunto de interminables luchas, de numerosos
acontecimientos y de grandes sacrificios, por parte de quienes aspiraban a ser reconocidos como hombres libres y
dignos.
De todos modos, hoy, nos hemos alejado de la circunstancia política en la que se hallaban nuestros constituyentes y
nos acostumbramos a pensar la constitución en términos formales, o a considerarla una ley importante pero a fin de
cuentas, una ley más. En consecuencia, este abandono de la “clave política” provoca una paulatina degradación de la
juridicidad y esto es porque en la CN existe y mucho de derecho procesal penal.
Lo cierto es que, en la CN tenemos principios (de los cuales extraemos el derecho) y garantías (vienen a ser aquellos
instrumentos que ayudan a ejercer el derecho). Dentro de este juego de normas aparecen así las garantías
denominadas “del proceso” cuyo diseño surge del mismo texto constitucional y para, limitar el poder del estado.
El objetivo de esta materia es lograr que todos y cada uno de los derechos y garantías constitucionales tengan
EFECTIVA VIGENCIA para todos los habitantes de nuestro país; que el reconocimiento de la dignidad, libertad y la
igualdad de todas y cada una de las personas no sea aplastada ni por la usurpación de quienes por sí mismos ya son
poderosos, ni por las rutinas y hábitos inocentes a los que nos hemos acostumbrado.
Es así entonces que, el conjunto de estas garantías y el desarrollo histórico que los procede influye decisivamente en
lo que llamamos el diseño constitucional del proceso penal.
En resumen:
PARTE DOGMÁTICA
CN NORMAS PRINCIPIOS Y GARANTÍAS, ESTRUCTURAS
PARTE ORGÁNICA

Di Crocco G
30

Buscan establecer un escudo protector frente a la fuerza arbitraria y degradación tiránica del poder

El debido proceso constitucional y la supremacía constitucional


Art. 18 CN: “Ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la
causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de una orden escrita de
autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como
también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos
podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas,
toda especie de tormento y azotes. Las cárceles de la nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo
de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que
aquella exija, hará responsable al juez que la autorice”.
Se destacan dos reglas principales de la primera oración:
1) Las condiciones que habilitan la imposición de una pena y la sanción misma deben haber sido establecidas con
anterioridad al hecho que se pretende sancionar.
2) Toda sanción debe ser establecida luego de un juicio, estructurado con anterioridad al hecho que motiva ese
juicio.
Nuestra ley, se preocupó así porque siempre existiera el límite del juicio previo. Existe así un diseño constitucional del
juicio previo, que ha sido estructurado de un cierto modo (juicio oral, público y con jurados) fundamentalmente para
que cumpla con su función de ser un límite eficaz al ejercicio arbitrario del poder sancionatorio. Por ello, el mismo art.
18 establece que nadie puede ser “sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”. Toda
persona debe saber que las condiciones que hacen de su acto una acción merecedora de pena, el modo como se ha
de constar la existencia de esas condiciones y aquellos que serán los encargados de hacerlo deben estar previstas por
la ley con anterioridad a su acción. Así como el poder político no puede cambiar los jueces ante cada caso específico,
tampoco puede crear jueces especiales para el caso.
Se procura también evitar toda distorsión del juicio. La manera principal de evitarlo es estableciendo la
OBLIGATORIEDAD DE LA DEFENSA EN JUICIO. Esto significa que toda persona sometida a juicio tiene derecho a
defenderse y además se proclama que el juicio mismo sería inválido sin la presencia de un defensor técnico que
asegure la defensa de toda persona sometida a juicio, alegue en su favor y presente la prueba que lo descarga de
responsabilidad.
Condiciones y límites para el ejercicio penal del estado
Se busca que las garantías pensadas por los constituyentes tengan efectividad, verdadera vigencia y no se transformen,
como puede suceder con meras declaraciones formales.
La preparación del juicio es una actividad de recolección de información, de pruebas; la cual, cuando es asumida por
el estado se torna una actividad particularmente peligrosa. El mismo art. 18 establece limitaciones a esa actividad
recolectora de información:
- La persona sometida a juicio no puede ser obligada a declarar contra sí misma: el estado no puede exigir
declarar ni extraer ninguna presunción del silencio de la persona sometida al proceso.
- El domicilio es inviolable y los papeles privados y las comunicaciones deben ser respetados. Solo bajo
condiciones determinadas y precisas esa privacidad puede ser violada.
- Solo en casos excepcionales el estado puede ejercer coerción sin requerir juicio previo y lo es con la prisión
preventiva. El único fundamento de este instrumento es la necesidad de evitar la fuga de quien será el
acusado, porque si esa persona se fugara el juicio se tornaría imposible.
Di Crocco G
31

- El juicio del que hablamos sólo podrá realizarse en presencia de la persona sometida a él.
- Las cárceles deben ser sanas y limpias.
- Para arrestar, debe existir orden escrita de autoridad competente.
De lo expuesto surgen las garantías correspondientes al debido proceso para limitar el poder coercitivo del estado.
Relacionar con CAPÍTULO Nº 1 DEL CPPNQN. (Dado en Unidad nº 2)
La competencia legislativa para regular el ejercicio de la acción penal
Para que pueda verse un sistema totalmente afectado por el poder coercitivo del estado para resguardar a la sociedad,
etc. es necesario una descentralización de tipo objetiva que surge de la división de poderes delegados o no a la nación,
establecidos en la CN. De esta manera es entendible la idea de los constituyentes de querer evitar la concentración de
tal poder en una sola mano o en un solo grupo de sujetos constitucionales. Se halla así repartido en cuatro sujetos: el
pueblo, el estado nacional, el estado provincial y el estado municipal.
o El estado nacional tiene el poder de establecer un CP, que rige toda la nación y, para juzgar esos delitos sólo en
determinados casos o materias (competencia federal).
o Los estados provinciales tienen a cargo la organización de la justicia penal de su territorio. Dictan sus propios CPP
y están facultados para juzgar actos que no sean de competencia federal
o Los estados municipales ejercer su poder coercitivo por medio de las faltas y contravenciones. El gobierno local
cumple un papel importante en nuestra estructura institucional. El ejercicio de la coerción penal de “baja
intensidad” debe quedar en manos de jueces municipales
o Por último por imperio de la CN TODOS LOS JUICIOS CRIMINALES DEBEN SER JUZGADOS POR JURADOS, ES DECIR,
POR EL PUEBLO DE LA NACIÓN. Pero esta, NO SE CUMPLE.
“El hombre que juzga al criminal es, pues, realmente el dueño de la sociedad. Y la institución del jurado coloca al
pueblo mismo, o por lo menos a una clase de sus ciudadanos en el sitial del juez”. En este enunciado se destaca la
importancia de la participación ciudadana en la justicia criminal.
Este último precepto no fue aplicado por un sinfín de excusas: a) “nuestro pueblo carece de suficiente conciencia cívica
y de cultura necesaria para ello”; b) la lucha social contra la delincuencia es un problema científico y los jueces son los
únicos científicos sociales.
Beneficio: Constituyen una valla frente a la concentración de poder en manos del estado.
Estos juicios por jurados:
a. No deben ser susceptibles de apropiación indirecta por parte de los sectores permanentes o profesionales.
b. No deben ser mecanismos de distorsión política, deben garantizar la elección de los ciudadanos
c. Deben establecer la responsabilidad de los ciudadanos por su tarea de juzgar
d. No deben obstaculizar la administración de la justicia
e. Deben llevarse a cabo por “vecinos” porque conocen la situación por la que se encuentra sometido a juicio la
víctima
Ahora bien, siguiendo con el desarrollo del tema nuestra ley fundamental establece que, el juzgamiento de las causas
criminales se realice en dos órdenes: uno le corresponde a las provincias, el otro, al estado nacional. Existe una
competencia federal en razón de la materia (en determinados asuntos judiciales) y, una competencia federal en razón
del territorio (cuando las personas hayan caído en lugares de exclusiva jurisdicción federal). El congreso de la nación
no puede alterar ese diseño constitucional, la competencia provincial es la regla y la federal la excepción. La
COMPETENCIA FEDERAL es RESTRICTIVA Y EXCEPCIONAL
Toda ampliación de la competencia federal por fuera de los límites fijados constitucionalmente altera el sistema
federal y rompe el equilibrio garantizador de la distribución de la coerción. No ocurre lo mismo en el sentido inverso,
ya que el Congreso sí podría delegar asuntos federales en las organizaciones judiciales provinciales.

Di Crocco G
32

En consecuencia, el límite constitucional a la competencia federal y la distribución armónica del ejercicio de la coerción
penal han sido establecidos como un resguardo frente a la centralización del poder, por lo que esa función no se vería
afectada en un camino descendente que ampliara la competencia de las provincias o de las municipalidades y, menos
aún si se estableciera un juicio con jurados con mayor amplitud que lo establecido en la CN (recordemos nuevamente
que luego de 160 años todavía no existe una ley que regule este tipo de juicio, aun cuando la CN lo pide expresamente
3 veces).
El principio general de distribución de poder es que, los estados provinciales conservan todo el poder no delegado a
la nación, es que el ejercicio de la coerción penal corresponde a los estados provinciales salvo, que haya sido delegado
a Nación. Los estados provinciales tienen a su cargo, el juzgamiento de los casos criminales comunes, les compete
organizar la administración de justicia y ello es también uno de los requisitos del reconocimiento de la autonomía.
Sin embargo, los estados provinciales tienen limitaciones en sus posibilidades de organizar autónomamente su propia
administración de justicia. Ello no significa que deben respetar las garantías y derechos previstos en la CN sino también
que deben respetar el diseño constitucional del juicio penal y la incorporación de los jurados, que deben resolver
todos los casos criminales.
Existen, por otra parte, limitaciones que surgen de los Tratados Internacionales firmados por Nación, que deben ser a
la vez, respetados por los distintos sistemas judiciales provinciales.
El derecho procesal penal como “sistema de garantías”
Todos sabemos que para la aplicación de la pena a un individuo que ha infringido la ley penal, es necesario pasar por
un sistema de filtros, principios, garantías (es lo que conocemos del derecho penal como: acción tipicidad,
antijuricidad, culpabilidad, etc.). Estas garantías provienen como enuncié de la CN, art. 18 que establece los requisitos
de verificabilidad y, lo que vamos a ver después, las condiciones de verificación. Relacionar con cap. 1 del CPPNQN.
2. El paradigma constitucional del proceso penal. Juicio previo. Juicio oral y público. Juicio por jurados. Modelos
acusatorios, inquisitivos y mixtos.
El paradigma constitucional del proceso penal
Una lectura superficial de nuestro texto constitucional puede llevar a la falsa convicción de que cualquier juicio penal,
por el solo hecho de que esté establecido con anterioridad al hecho que debe ser juzgado, cumple con las exigencias
previstas anteriormente. No obstante, si realizamos una interpretación dogmática de la constitución, y si la ubicamos
en su exacto punto político institucional, advertimos que no es cierto que cualquier juicio cumpla con las exigencias.
La CN nos habla de un juicio público y oral. Sabemos que por exigencia del sistema republicano, los juicios deben ser
públicos, dado que la publicidad de los actos de gobiernos es una de las características básicas de una república y la
administración de justicia no sólo es uno de los poderes que gobiernas el país, sino que es uno de los pilares. Éste es
el diseño constitucional del juicio penal y aquel juicio que no se adecúe a estas características no será un juicio
constitucional. No obstante, en ningún caso y en ningún lugar del país podremos ver el juicio penal constitucional en
funcionamiento.
En la CN el único modelo de juicio que conocemos es el juicio político, de este podemos sacar dos consecuencias:
1) El juez nunca debe estar “contaminado” por la investigación previa
2) Lo propiamente jurisdiccional es la realización del juicio y no la realización de la investigación.
Según Roa Moreno existen a la vez, garantías de primer orden conocidas como:
 Imparcialidad
 Contradicción: necesidad de partes presentes no ausentes
 Publicidad: para poder controlar y participar de las decisiones del gobierno
Según Binder las garantías de primer orden son:
 Inmediación
 Publicidad

Di Crocco G
33

 Concentración
Juicio previo: Proviene del 18 CN (ya explicado). Es la garantía más básica de todas para poder aplicar una pena a
persona determinada. El juicio debe ser: 1) preparado y controlado; 2) con presencia de un juez.
La garantía del juicio previo es una fórmula sintética en la que está contenida una limitación objetiva al poder penal
del estado (prevista por CN) y una limitación subjetiva al ejercicio de ese poder (solo el juez puede). ¿Cómo violamos
esta normativa?
En cuanto a la limitación objetiva es violada cuando ese juicio se desarrolla bajo una forma escrita, sumado a que no
existe inmediación porque el juez lee el expediente; es además una falsificación de un verdadero juicio porque la
prueba no se produce en el sino que se incorpora por su lectura y, por último existen ficciones relacionadas a las
distintas presunciones, porque se violan las garantías relacionadas a que la persona debe ser juzgada sobre los hechos
que fundan la acusación.
Desde el punto de vista subjetivo es violada la garantía cuando autoridades administrativas imponen penas para
castigar aquello que en realidad es una falta o una contravención. Otro modo de violar esta garantía es también por
el uso de la delegación de funciones porque no son los jueces quienes verdaderamente dictan las sentencias, sino que
a veces incluso firman un proyecto de sentencia de un funcionario o empleado subalterno.
Juicio oral y público:
La oralidad es un mecanismo previsto para garantizar ciertos principios básicos del juicio penal. Sirve para preservar
el principio de inmediación, la publicidad del juicio y la personalización de la función judicial. La oralidad es así un
instrumento, un mecanismo; la inmediación o la publicidad son principios políticos y garantías que estructuran al
proceso penal.
El mecanismo es simple en el fondo: si se utiliza la palabra hablada, las personas deben estar presentes (inmediación)
y, además se comunican de un modo que es fácilmente controlable por otras personas (publicidad). Según Bentham,
el juicio oral es el modo más natural de resolver conflictos humanos, e incluso, así es el modo más común de
administrar conflictos por ejemplo, dentro de una familia.
La inmediación se manifiesta como la condición básica que hace que los actos encaminados a construir una verdad
histórica para aplicar luego la solución prevista por el orden jurídico (proceso penal). De este modo se busca una
respuesta rápida y lo más segura posible, eficaz y controlada.
La justicia penal en sí nunca soluciona un conflicto sino que, a lo sumo, logra redefinirlo en términos pacíficos y
reinstalarlo en la sociedad. Es así la institución social encargada de mediatizar los conflictos, es decir, de absorberlos
y transformarlos en nuevos conflictos con menor contenido de violencia.
En consecuencia, sucede que, los sistemas procesales que no siguen la oralidad y establecen el juicio escrito
(Argentina) no pueden cumplir con estas funciones. En primer lugar porque la escritura, como sistema de
comunicación, no obliga a la inmediación sino que, genera un alejamiento de las partes entre sí, de éstas con el juez y
de todos los medios de prueba. Tampoco, garantizan la presencia del juez ni la personalización de su tarea, ya que
estos sistemas producen la delegación de funciones.
El proceso escrito, que es el que tenemos en la actualidad garantiza un determinado modelo de control social, con
impunidad selectiva hacia los sectores de menores recursos aun cuando muchas veces se lo “disfrace” de oralidad. Por
medio de este, han convertido a la independencia judicial en una de las más grandes hipocresías de nuestro sistema
judicial.
Juicio público:
La publicidad del juicio no solo surge de la esencia del juicio republicano asumido por nuestra CN, sino que es una de
las garantías judiciales básicas previstas por los pactos internacionales de derechos humanos.
La publicidad se relaciona, en primer lugar, con una de las funciones propias de la justicia penal: la transmisión de
mensajes a la sociedad, acerca de la vigencia de los valores sociales que fundan la convivencia social.
Una de las finalidades de la pena es la prevención general, es decir, el producido de efectos sociales que pueden
producir en las personas miedo o intimidación para que no realicen las conductas prohibidas o mandadas.

Di Crocco G
34

No obstante, como era de esperarse, los juicios penales son secretos (de hecho) porque los ciudadanos no andan por
la vida en tribunales averiguando expedientes o concurriendo a audiencias de prueba públicas. Hay un fundamento
acerca de esta necesidad de existencia establecida por los constituyentes: el juicio público implica un modo particular
de insertar la justicia en el medio social, implica que ella cumple con su tarea de transmitir mensajes sociales sobre la
efectiva vigencia de los valores que fundan la convivencia.
La publicidad del juicio, significa así que las decisiones de los tribunales son decisiones transparentes, que cumplen
con el principio republicano de publicidad de los actos de gobierno. Se relaciona además con el control popular sobre
la administración de justicia. Los jueces, deberán dictar sus sentencias “de cara al pueblo”.

Poder Penal De ALTA intensidad debe limitarse la arbitrariedad

PUBLICIDAD DEL JUICIO

INMEDIACIÓN DEL CONFLICTO

Juicio por jurados


Es la tercer exigencia de la CN para un juicio penal constitucional sumada a la oralidad y la publicidad. Este significa
que, la decisión sobre si una persona debe ser sometida a una pena o debe quedar libre de ella, no es una decisión
que pueden tomar los jueces constitucionales, ella debe ser tomada en conjunto con los miembros de la misma
sociedad también. Tradicionalmente se conocieron dos mecanismos de decisión conjunta:
a. Modelo clásico o anglosajón: un grupo más o menos numeroso de ciudadanos, que deliberan entre sí, según
las indicaciones que les dirige el juez profesional determinan si la persona es culpable o inocente y luego, sobre
la base intangible de ese veredicto, el juez profesional determina las consecuencias legales de la acción
culpable o inocente. El fundamento de este modelo de Corte, es que se halla la decisión de que le corresponde
a la comunidad la decisión primaria sobre si una persona será sometida a la fuerza estatal o no lo será.
b. Modelo tradicional o escabinado: se conforma un grupo de jueces, integrado por jueces profesionales y
“jueces legos” o ciudadanos, que deliberan en conjunto y llegan a una solución total del caso. Este modelo
privilegia la idea de deliberación, a través de la cual se produce un proceso dialéctico, que asegura que la
decisión final será el conjunto de diversas valoraciones sociales y consideraciones técnicas.
Desde el punto de vista histórico es evidente, que los constituyentes deseaban el modelo anglosajón, de hecho,
nuestra constitución tiene gran influencia de ese origen.

Di Crocco G
35

Modelo acusatorio, inquisitivo y mixto

MODELO INQUISITIVO MODELO MIXTO MODELO ACUSATORIO

Roles NO DELIMITADOS MEDIANAMENTE DELIMITADOS


DELIMITADOS
Juez es fiscal y en parte juez. El fiscal se encarga de
Los roles se confunden por acusar o no.
una razón política de
El defensor se encarga de
autoridad.
defender, y convencer con
sus pruebas

Delito Es visto como una Es visto como un conflicto


infracción. Se sigue una entre personas que debe
LÓGICA DE PUNICIÓN. solucionarse. Se sigue una
LÓGICA DE SOLUCIÓN DE
CONFLICTO.

Organización judicial VERTICAL HORIZONTAL

Sistema Escrito, secreto. Los jueces Dos períodos: Investigación Oral, público y por jurados,
son los únicos dueños de la por forma inquisitiva y se busca la coparticipación
verdad. luego Juicio Acusatorio en las decisiones.
público y oral.

Verdad en el proceso ABSOLUTA, los jueces se encargan de la RELATIVA, se llega a la


investigaban proponiendo averiguación de la verdad. solución del conflicto por la
una encuesta y mediando lucha de dos verdades: la
incomunicación. Falta de del acusador y la del
debate defendido.

Imparcialidad del juez NO EXISTE, el juez llega EXISTE, DEBE SER NEUTRAL.
sabiendo todo lo que dice el Todos los días el juez llega
expediente sin saber su tarea a realizar

3. Reforma procesal en Argentina o Patagonia


 1º reforma: Córdoba, aparece la idea del juicio oral, se oraliza lo ya actuado en el expediente, se llega al juicio con
una idea, lo cual, afecta la imparcialidad del juez.
 2º reforma: aparece la idea de prisión preventiva: excepción al juicio previo, siempre y cuando este fundado en
peligro de fuga.
 3º reforma: está enfocada en los derechos de la víctima, provenientes de la garantía de la CN.
En NQN se llevó a cabo la reforma del código procesal penal a un modelo acusatorio en 2014, mientras que en RN,
recién estará vigente para el 1 de enero de 2017.

Di Crocco G
36

Gráfico de Garantías
1. GARANTÍAS DE PRIMER ORDEN:
a. IMPARCIALIDAD
 Independencia
 Juez natural GARANTÍAS DE SEGUNDO ORDEN
 Estabilidad
 Idoneidad
b. CONTRADICCIÓN
 Bilateralidad GARANTÍAS DE SEGUNDO ORDEN
 Derecho de defensa
c. PUBLICIDAD
 Juicio público (audiencia) GARANTÍAS DE SEGUNDO ORDEN
 Fundamentación de la sentencia

Las señaladas en negrita indican las garantías procesales básicas que se acompañan con:
- Juicio previo
- Principio de inocencia
- Derecho a no declarar contra sí mismo
- Non bis in ídem (persecución penal múltiple)
- In dubio pro reo
- Inviolabilidad de la persona, domicilio y correspondencia

Di Crocco G
37

UNIDAD Nº 5- GARANTIAS CONSTITUCIONALES

1. Significado e importancia de la presunción de inocencia. Prohibición a la persecución penal múltiple.


Inviolabilidad del derecho de defensa. Defensa Material y defensa técnica. Derecho a un pronunciamiento
en tiempo razonable. El principio in dubio pro reo y sus implicancias. Inviolabilidad a la persona, del
domicilio y los papeles privados.

Garantías constitucionales en el proceso penal. Garantías básicas.

Debido Proceso: es el conjunto de garantías procesales que tienen por objeto asistir a los individuos en el proceso y
protegerlos de abusos y permitir la defensa de sus derechos. Art 18 CN. Necesario: Juicio previo. Juez natural. Ley
anterior. Inviolabilidad de defensa en juicio. Declaración contra si mismo.

Principios:

• Legalidad ( art 19 CN)

• Irretroactividad de la ley que quiere decir que las leyes rigen para futuro pero en materia penal: cuando es
más benigna.

• Inviolabilidad de la defensa en juicio.

• No declara contra si mismo.

Otras garantías del 18:

• Inviolabilidad del domicilio y los papeles.

• Nadie puede ser arrestado sin orden escrita de autoridad competente

• Derecho a cárceles limpias y sanas.

Principio de inocencia o de no culpabilidad:

La primera derivación de la garantía fundamental, la necesidad de un juicio previo, que al mismo tiempo es uno de sus
fundamentos políticos, es el mandato constitucional de que nadie puede ser considerado culpable sin una sentencia,
obtenida en un juicio con las características que ya vimos y que forman el diseño constitucional del juicio, que lo
declare como tal. Por imperio constitucional entonces, toda persona es inocente, y así debe ser tratada mientras no
se declare en una sentencia judicial su culpabilidad.

Juicio previo y principio de inocencia son dos caras de la misma moneda y por eso las destacamos como garantías
básicas del proceso penal. A partir de ellas y sobre ellas se comienza a construir el escudo protector frente al poder
arbitrario que es el cometido de todas las garantías que juegan en el proceso penal.

Se ha dicho que este principio implica un “status de inocencia”, una “presunción de inocencia”, o un “derecho a ser
tratado como inocente”.

El principio de inocencia fue reconocido por las importantes declaraciones relativas a los derechos humanos. El Pacto
de San José de Costa Rica dice “toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras
no se establezca legalmente su culpabilidad” art8.

En consecuencia decimos que este principio nacido como una reacción ante los abusos de la Inquisición, como modelo
del proceso penal arbitrario, forma parte de la conciencia universal a carca del valor de la persona, aunque esto no
quiere decir que tiene plena vigencia en nuestro país.

Di Crocco G
38

Pero, cual es el significado concreto del principio de inocencia y cuáles son sus consecuencias prácticas? Afirmamos,
para evitar problemas de interpretación ya que el principio esta formulado de forma positiva (“inocencia”), que
ninguna persona puede ser culpable hasta que una sentencia declare su culpabilidad.

El problema, vemos, se genera a partir de la cuestión verbal, sobre el sentido y alcance de las palabras. “Inocencia” es
un concepto referencial que toma sentido cuando existe alguna posibilidad de que una persona pueda ser culpable.
La situación normal de los ciudadanos es de libertad, la libertad es su ámbito básico, sin referencia al Derecho o al
proceso penal.

La formulación negativa de que “nadie es culpable si una sentencia no lo declara así” nos indica:

• Que solo la sentencia tiene esa virtualidad.


• Que al momento de la sentencia solo existen dos posibilidades: o es culpable o es inocente.
• Que la “culpabilidad” debe ser jurídicamente construida.
• Que esa construcción implica la adquisición de un grado de certeza.
• Que el imputado no tiene que construir su inocencia.
• Que el imputado no puede ser tratado como un culpable.
• Que no pueden existir ficciones de culpabilidad, es decir, partes de la culpabilidad que no necesitan ser
probadas.
Vemos, que en verdad, estas son derivaciones del principio de “juicio previo”, por eso son dos caras de la misma
moneda.

La idea de prueba de la culpabilidad está más ligada al concepto de “sentencia”, en tanto la idea de “juicio previo” es
más abarcativa y comprende todo el desarrollo del juicio.

El conjunto de principios constituyen el status básico de un ciudadano sometido a proceso.

Hoy en día, hay quienes discuten, afirmando que, en realidad, en el proceso penal existe una sospecha o presunción
de culpabilidad, y desconocen que lo que está en juego no es ningún nivel de conocimiento, sino una garantía política
que protege al ciudadano que ingresa al ámbito de aplicación de las normas procesales y penales.

Y esa es la primera derivación importante: una sentencia debe declarar la culpabilidad. Se discute si la sentencia es
declarativa, es decir, si se limita a reconocer la culpabilidad, o si es constitutiva, es decir, si convierte en culpable a
la persona sometida al proceso. Acá también hay una discusión verbal no tan importante.

No cualquier acto judicial es una sentencia. Ella expresa en plenitud la jurisdicción o poder de solucionar el conflicto
penal. Como tal, debe provenir de un juicio (en su doble sentido, juicio oral y juicio ideológico). A demás debe ser una
sentencia fundada, así lo exigen las instituciones republicanas y el principio básico de control de la justicia. Sin
embargo, existen algunos actos asimilables, porque producen una anticipación de la solución: ese es el caso de
sobreseimiento. Si la culpabilidad no es construida con certeza, surge la situación básica de libertad.

Construir con certeza la culpabilidad significa destruir la situación básica de libertad de la persona imputada. Si no hay
ese grado de certeza no se puede arribar a la decisión de culpabilidad. Ese es el principio normalmente denominado
in dubio pro reo.

Se debe entender que no se trata de ningún beneficio para el reo, sino que es una limitación muy precisa a la actividad
sancionatoria del Estado. El principio in dubio pro reo aplicado a la valoración de la prueba o a la construcción de la
sentencia es una de las consecuencias directas y más importantes del principio de inocencia.

En síntesis, la declaración de culpabilidad exige precisión y esta precisión se expresa en la idea de certeza. Si no se
arriba a este estado, aflora la situación básica de la persona, la libertad, o aunque sea llamarlo así, de inocencia.

Podemos extraer otra consecuencia: el imputado no tiene que probar su inocencia. Se ha pretendido instalar la idea
de “carga de la prueba”, propia del proceso civil, pero este principio no es aplicable al proceso penal.
Di Crocco G
39

Lo cierto e importante es que el imputado no tiene que probar su inocencia, tarea que en todo momento le
corresponde a los órganos de persecución penal.

El principio de inocencia debe significar que en el proceso penal no debe existir “ficciones de culpabilidad”. Es decir,
reglas absolutas de apreciación de la prueba que obliguen al juez a considerar probada la culpabilidad o parte de ella
de un modo automático. Cualquier ficción de esta naturaleza es inconstitucional porque afecta este principio.

Como lógica consecuencia, si el imputado no es culpable, mientras no se pruebe su culpabilidad en la sentencia, de


ningún modo podrá ser tratado como culpable. Este es el núcleo central de la garantía. El imputado es la persona
sometida al proceso para que pueda defenderse. Los órganos de persecución penal (el Ministerio Publico
principalmente) buscaran comprobar su culpabilidad.

La idea central del tratamiento como inocente se vincula, al carácter restrictivo de las medidas de coerción en el
proceso penal.

En definitiva, solo por la sentencia podrá ser declarado culpable: entre ambos extremos, transcurso que constituye el
proceso, deberá ser tratado como un ciudadano libre sometido a ese proceso porque existen sospechas respecto de
él, pero en ningún momento podrá anticiparse la culpabilidad. Esta afirmación nos lleva al problema de la prisión
preventiva que comúnmente es utilizada como pena.

Este es el programa constitucional, pero muy lejos está la realidad de nuestro proceso penal de cumplir con ese
programa. La realidad nos muestra que existe una presunción de culpabilidad y que los procesados son tratados como
culpables.

La prisión preventiva, la utilización del proceso como método de control social, de las restricciones a la defensa, en
especial a la defensa publica, de la enorme cantidad de presunciones que existen en el proceso penal, de la utilización
del concepto de “carga de la prueba” en contra del imputado, del maltrato durante la prisión preventiva, son signos
de que el principio de inocencia es un programa a realizar, una tarea pendiente.

Así como el juicio previo es muchas veces una ficción, el principio de inocencia también suele serlo.

Principios que impiden la manipulación arbitraria del proceso penal:

Un subconjunto de esas garantías trata de dar estabilidad al juicio previo, es decir, tienen como objetivo, evitar que
un juicio previo, quizá correctamente estructurado, sea manipulado políticamente para producir efectos
persecutorios. Estos principios expanden sus efectos benéficos más allá del fortalecimiento del juicio y por eso se dice
que son los grandes principios que impiden la manipulación política del proceso penal.

Actualmente estos principios forman parte de la mejor tradición política de nuestras sociedades y no podemos hablar
de un Estado de Derecho eficaz sin tales principios.

El primero de ellos se refiere a la propia ley: el legislador, aun cuando sea un legislador democrático, no tiene poder
total sobre el proceso penal.

Por otra parte, de nada serviría estructurar el juicio por mas garantizador que fuera en sí mismo si luego el juez
responde a los dictados políticos de los gobernantes de ese momento. Mucho menos si se permite la creación de
comisiones especiales para juzgar personas.

Por último, de nada sirven un juicio garantizador y un juez independiente y la decisión de ese juez no adquiere firmeza,
si los ciudadanos no adquieren un derecho a la decisión definitiva.

Encontramos la garantía de la defensa en juicio, que tiene un papel importante ya que no se la puede considerar una
garantía más sino que se trata de aquella que asegura y torna operativa a las demás.

La vigencia real de los pilares que garantiza la Constitución Nacional es lo que diferencia a las sociedades democráticas
de los estados autoritarios o de aquellas democracias que no son más que la apariencia de un poder arbitrario.
Di Crocco G
40

Inviolabilidad del derecho a la defensa en juicio:

Existe un principio garantizador tan básico que, si no se cumple, las restantes garantías dejan de cumplir su función
específica. Este principio es el derecho intangible que tiene todo ciudadano a defenderse de los cargos que se realicen
en el curso de un proceso penal.

El derecho de defensa no puede ser puesto en el mismo plano que las otras garantías procesales. La inviolabilidad del
derecho de defensa es la garantía fundamental con que cuenta el ciudadano, porque es el único que permite que las
demás garantías tengan vigencia concreta dentro del proceso penal. Y Este derecho es para CUALQUIER PERSONA por
el solo hecho de ser imputado por algún delito.

El derecho de defensa no puede tener limitaciones. Una de las limitaciones que se ha establecido en la práctica, y que
es la más perjudicial, es la limitación temporal del derecho de defensa.

Se adquiere una vez que la imputación gana cierto grado de verosimilitud. “Solo a partir de una imputación formal, el
imputado adquiere el carácter de sujeto procesal, y el derecho de defensa solo puede ser ejercido por el sujeto
procesal en cuanto a tal”. Pero esto es erróneo. El derecho de defensa está relacionado con la existencia de una
imputación y no con el grado de formalización de esa imputación. Al contrario, cuanto menor es el grado de
formalización de la imputación mayor es la necesidad de defensa. Por eso el derecho de defensa debe ser ejercido en
el mismo momento en que la imputación existe, por más vaga e informal que sea.

Defensa material:

El derecho corresponde al imputado quien debe poder ejercerlo de modo personal. Esto es lo que se denomina
“defensa material”, el ejercicio del derecho de defensa por parte del imputado. El derecho de defensa material se
concreta primordialmente con lo que denomina “derecho a ser oído o a declarar en el proceso”. La declaración del
imputado es el momento particular del proceso en el cual ejerce su derecho de defensa.

En los procedimientos de tipo inquisitivo, la declaración del imputado no es un acto en el cual se ejerce el derecho de
defensa material, sino el momento en que se trata de provocar la confesión del imputado.

La posibilidad de declarar del imputado debe ser entendida de modo más amplio posible, en cualquier instancia y
cuantas veces quiera. La declaración del imputado nunca puede ser reemplazada por la declaración del defensor,
aunque la declaración del imputado es un derecho pero no una obligación. Por lo que el imputado nunca puede ser
obligado a declarar.

Puede intervenir en todos los actos del proceso, puede presentar prueba y examinar y controlar la prueba. El hecho
de que estas actividades habitualmente sean realizadas por el defensor, no significa que el imputado no tenga derecho
a realizarlas por sí mismo.

Otra consecuencia es que para poder ejercer este derecho plenamente, el imputado debe tener acceso a la imputación
que se le formula, y debe tener libertad para acceder a la información que se va acumulando a lo largo del
procedimiento.

Este derecho a acceder a la información es muy amplio y no puede ser restringido. Un proceso en el cual el imputado
no puede conocer cuál es el hecho que se le imputa es inconstitucional.

Defensa técnica:

El imputado debe ser asistido por un defensor letrado, es decir, un abogado que, con su conocimiento de las leyes y
del proceso, acreciente sus posibilidades de defensa.

A veces, bajo circunstancias especiales y exclusivamente a pedido del imputado, se permite que éste ejerza su propia
defensa, sin contar con asistencia letrada. La defensa en juicio no es solo un derecho disponible para el imputado,

Di Crocco G
41

sino que también está en juego la legitimidad del juicio y del proceso en general conforme a lo exigido por el Estado
de Derecho.

El defensor no es un auxiliar del juez ni de la justicia. Según nuestro régimen constitucional, el defensor es un asistente
directo del imputado y debe guiarse por los intereses y necesidades de la defensa de su cliente.

El defensor, como el imputado, tiene derecho a participar en todos los actos del proceso. Su función principal es sugerir
elementos de prueba a la administración de justicia o a los fiscales, en participar de los actos donde se produce la
prueba y controlar su desarrollo, y en interpretar la prueba y el Derecho conforme a las necesidades del imputado.

El imputado tiene el derecho también a la elección de su defensor. Debe controlar la calidad del defensor y admitirlo
o no. Para la legitimidad del proceso, que el imputado cuente con un asistente técnico para su defensa, que en los
casos en los que el imputado no tiene posibilidad de nombrar un defensor de su confianza o su propia elección, el
Estado debe procurárselo. Vemos un verdadero servicio público que consiste en la “defensa pública”. Hay distintos
sistemas de defensa pública u oficial.

- La práctica cotidiana, demuestra que uno de los puntos donde el sistema de garantías falla es en este: la prestación
de la defensa pública. Si se tiene en cuenta la selectividad con la que operan los sistemas penales, la mayoría de
imputados, pobres, carentes de la posibilidad de tomar a su cargo la propia defensa, se comprende que la defensa
pública llega a ser uno de los ejes primordiales de la legitimidad del proceso penal.

El abogado no tiene porque regalar su trabajo ni tiene una especial relación de compromiso con el funcionamiento del
Estado o de l sociedad en función del cual deba hacer tal cosa.

La gratuidad de la defensa publica, solo significa que el imputado no tiene que pagar por ella y que el Estado se hace
cargo de los honorarios del abogado, y no que el abogado no deba cobrarlos.

La defensa en juicio debe poder ser ejercida a lo largo de todo el proceso. El momento privilegiado para la defensa es
el juicio. En los sistemas inquisitivos, esto esta distorsionado, en ellos el eje de la actividad jurisdiccional se ha
trasladado hacia la investigación en desmedro del juicio. Pero si se tiene en cuenta el diseño constitucional del proceso
constitucional, es necesario admitir que es el juicio donde es importante tanto defensa técnica como material.

La precisión y claridad de la acusación son importantes, porque es la acusación la que fija el objeto del juicio.

Existe el llamado “principio de congruencia entre la acusación y la sentencia”, según el cual la sentencia solo puede
condenar o absolver por los hechos que han sido objeto en el juicio, los que fueron introducidos en el juicio por la
acusación.

El principio de congruencia es uno de los principios estructurales que fundan un juicio republicano y surge del principio
de “inviolabilidad de la defensa” previsto en la CN.

El principio de congruencia se relaciona con los hechos que constan en la acusación que no pueden ser modificados
excepto mediante un mecanismo particular: “la ampliación de la acusación”.

Otro principio general es que “el juicio no puede resultar sorpresivo para el imputado”. El tribunal debe procurar que
el imputado no se sorprenda en ninguna de sus fases o dimensiones del juicio, porque se estaría afectando la
posibilidad de ejercer adecuadamente el derecho de defensa.

Entonces, si bien el tribunal tiene cierta libertad para aplicar Derecho y apartarse de la calificación jurídica, se debe
entender como una violación al derecho de defensa el hecho de que la calificación jurídica que hace el tribunal de los
mismos hechos resulta sorpresiva y no fue tenida en cuenta en ningún momento del desarrollo del juicio o debates
particulares.

Di Crocco G
42

Otra característica fundamental del derecho de defensa en juicio es la obligatoriedad de la presencia del imputado
durante juicio.

La CN prohíbe que se realicen juicios penales en ausencia del imputado. Este es el fundamento para la aplicación de
medidas cautelares durante el proceso.

“Presencia” en el sentido constitucional implica la posibilidad concreta y real para el imputado de participar del
desarrollo del juicio y de los debates.

Sintetizamos las consecuencias del principio de la inviolabilidad de la defensa:

• Es necesaria una oportuna intervención del imputado en el proceso penal durante los primeros actos del
procedimiento. Esta intervención debe ser lo más amplia posible en todas las etapas del proceso y debe permitir
la más amplia defensa posible durante el juicio.

• Es necesario que el proceso sea auténticamente contradictorio. O sea que el imputado tenga la posibilidad de
presentar pruebas, participar en los actos de producción de la prueba, controlar la producción de la prueba y
de sugerir la reconstrucción de los hechos y una interpretación del Derecho que le sean favorables y sean
atendidos por el juez.

• Es necesario que en el proceso exista una imputación concreta, en especial que el juicio se fundamente sobre
una acusación precisa y detallada que sirva de límite al ámbito de decisión del tribunal.

• Es necesario que tanto la imputación originaria como la imputación sean ampliamente conocidas y
comprendidas por el imputado. Para dar cumplimiento a este requisito se debe tener en cuenta el grado de
comprensión y preparación propias de cada imputado.

• Debe haber congruencia entre la sentencia y la acusación. Tanto en lo referido a los hechos como en cuanto a
la posible calificación jurídica de tales hechos.

• La sentencia debe basarse en las pruebas que se han producido en el juicio. Porque solo las pruebas producidas
en el juicio han podido ser controladas por el imputado y su defensor.

• El imputado debe tener más amplia libertad para elegir a su defensor y toda facultad del tribunal para apartar
a un defensor debe ser sumamente restringida.

• Debe existir un régimen amplio de declaración por parte del imputado y tales declaraciones deben ser
entendidas como medio de defensa con que el imputado cuenta, y no como un momento para producir su
confesión.

Dijimos que este derecho es tributario de dos grandes ámbitos de valor:

Por un lado la dignidad de la persona; por otro lado, el de la necesidad de un juicio justo y legítimo conforme a las
exigencias de un Estado de Derecho.

Ne bis in idem (inadmisibilidad de la persecución penal múltiple):

Las garantías previamente explicadas se completan con este principio, según el cual el Estado no puede someter a
proceso a un imputado dos veces por el mismo hecho, sea en forma simultanea o sucesiva.

Por supuesto que la persona no puede ser sometida a una doble condena ni afrontar el riesgo de ello. Pero si puede
ser sometida a un segundo proceso si el objeto de este último consiste en revisar la sentencia condenatoria del primero

Di Crocco G
43

para determinar si es admisible una revocación de esa condena y una absolución. Lo inadmisible es, no la repetición
del proceso sino una doble condena o riesgo de afrontarla.

Esta es una garantía distinta de las anteriores porque se refiere a que la persecución penal, con todo lo que eso
significa, la intervención del aparato estatal, solo se puede poner en marcha una vez.

La CN no contiene esta garantía de modo expreso. Sin embargo, si nos atenemos al diseño del ejercicio del poder penal
vemos que es limitado y no es difícil extraer esta garantía por parte tradicional del art. 28.

Los pactos de Derechos Humanos si prevén esta garantía, y estos son parte de nuestra legislación.

Las constituciones provinciales también prevén esta garantía dentro de los principios que rigen el proceso penal. La
formulación de los distintos textos legislativos varía en cuanto a la terminología. Se refiere a la imposibilidad de que
existan dos procesos simultáneos o sucesivos a cerca de los mismos hechos.

Ahora bien, la aplicación concreta de esta garantía ha generado dificultades en relación a las excepciones posibles y
en cuanto a los requisitos de la misma.

En cuanto a dichos requisitos, la doctrina es unánime al exigir la existencia de tres identidades o correspondencias. En
primer lugar se debe tratar de la misma persona. En segundo lugar se debe tratar del mismo hecho. En tercer lugar
debe tratarse del mismo motivo de persecución.

Si bien hay unanimidad en cuanto a la exigencia de los tres requisitos, cada uno de ellos presenta alguna discusión.

Lo importante es que es una garantía personal, que juega a favor de una determinada persona y nunca en abstracto.

Mayores problemas presenta la segunda correspondencia. La necesaria identidad de los hechos.

En primer lugar hay que indicar que cuando nos referimos a “los hechos”, estamos aludiendo a una hipótesis, hipótesis
fácticas con algún significado jurídico. No es cierto que pueda admitirse un nuevo proceso sobre la base de los mismos
hechos y una calificación jurídica distinta, esta garantía impide la doble persecución penal si los hechos son los mismos.

Existe una excepción a este principio, en los casos en que cada uno de los procesos se funda en reglas diferentes que
impiden su unificación.

Existen casos claros como concurso de leyes, subsidiariedad o concusión, donde en última instancia existe una
distinción de calificación jurídica y ningún tipo de discusión sobre los hechos.

La búsqueda de la correspondencia del hecho presenta problemas, la doctrina afirma que para que opere esta garantía
es necesario que se mantenga la estructura básica de la hipótesis fáctica. Es decir, que en términos generales el hecho
sea el mismo. Caso contrario sería fácil no cumplir esta garantía mediante la inclusión de cualquier detalle. Pero igual
no existen criterios racionales muy claros para determinar cuando se conserva la estructura básica del hecho.

La identidad del hecho debe ser comprendida del modo más amplio posible.

Lo que se debe tener en cuenta es la unidad de sentido del hecho conforme a las normas jurídicas. Un hecho procesal
es un hecho con referencia a las normas jurídicas.

En el caso de ficciones jurídicas, como el delito continuado, indudablemente se trata de hechos independientes que
adquieren un sentido en la medida en que el orden jurídico obliga a tratarlos de un Modo único.

Todo esto demuestra que para la determinación de la identidad del hecho, es imprescindible remitirse a su significado
jurídico.

La tercera correspondencia exigida para la aplicación del principio es que debe tratarse del mismo motivo de
persecución, la misma razón política y jurídica de persecución penal, el mismo objetivo final del proceso (Eadem causa
petendi). También esta identidad de fundamento debe ser entendida de modo amplio, aunque algunos han sostenido

Di Crocco G
44

una interpretación más restringida. Pero esta interpretación restrictiva no se conforma con e espíritu de la CN. Si el
objeto del proceso es la aplicación de una sanción, como respuesta del Estado a algo que ha calificado como infracción
a la ley, no debe distinguirse si reviste el carácter de una sanción contravencional, de una sanción por un delito o una
sanción disciplinaria. No se puede pretender sancionar a una persona dos veces por el mismo hecho. Distinto es el
caso en el que una persona sea doblemente sancionada por un mismo hecho, delito y contravención.

El principio correcto indica que el Estado puede reaccionar mediante una sanción solamente una vez por hecho.

Tiene efectos muy concretos en el proceso penal. El primero es la imposibilidad de revisar una sentencia firme en
contra del imputado. El imputado que fue absuelto no puede ser condenado en un segundo juicio. La única revisión
posible es la revisión a favor del imputado.

La segunda consecuencia consiste en dar fundamento a lo que se denomina la excepción de litis pendencia: como
nadie puede estar sometida dos veces por el mismo hecho, existe una excepción o defensa anticipada cuya finalidad
es la unificación de los procesos o la suspensión del proceso llevado adelante en contra de este principio. La posibilidad
de utilizar este mecanismo debe ser lo más amplia posible; el imputado debe poder interponerla en cualquier etapa
del proceso, desde el inicio.

Cerramos la revisión de los principios fundamentales de un proceso penal conforme a la CN.

En síntesis, podemos afirmar que el proceso penal tiene límites claros, mediante los cuales se procura continuamente
un juicio “limpio” que aparezca como “legitimo” frente a la sociedad, que solamente puede ser desencadenado una
vez por un mismo hecho. Todas las características confluyen en una afirmación: el poder penal del Estado debe estar,
dentro de un Estado de Derecho, sumamente restringido y el cometido del proceso penal configurar la gran cantidad
de las limitaciones al ejercicio de tal poder. Esta es la principal misión del proceso penal: construir una valla protectora
del individuo frente al poder penal del Estado que, por sus propias características, está siempre entado por la
arbitrariedad o bajo sospecha de cometerla.

Principios que limitan la facultad del Estado para recolectar información:

El juicio es la etapa principal del proceso, es lógico que el Estado tenga la posibilidad de preparar el juicio, es decir
buscar información para fundamentar la acusación y poder presentar las pruebas en juicio. Llamadas “etapas
preparatorias”.

Los derechos de las personas corren un mayor riesgo de ser afectados. Por eso las garantías también deben actuar en
la etapa preparatoria. No pueden existir etapas de la investigación en las que las garantías no intervengan. Por eso es
incorrecto hablar de “etapas preprocesales”. En consecuencia, existe un grupo de garantías específicas cuya finalidad
consiste en limitar la posibilidad que el Estado tiene de recolectar información.

Tradicionalmente se dijo que la finalidad del proceso penal es la averiguación de la verdad “real” o “histórica”, o sea,
la reconstrucción de los hechos.

En el sistema inquisitivo no se establecería ninguna limitación para la búsqueda de esa verdad. El sistema inquisitivo
busca por cualquier medio, incluso la tortura, la verdad. Esto hoy es inadmisible pero no ha desaparecido.

Lo cierto es que, en la estructura de un proceso penal conforme a un Estado de Derecho, la búsqueda de la verdad es
un objeto sometido a muchas limitaciones, por eso el proceso penal nunca podrá reconstruir perfectamente la verdad
material.

El proceso puede a lo sumo, reconstruir una verdad eminentemente formalizada. La diferencia con respecto al proceso
civil consiste en que en este último caso el principio de la verdad está condicionado a demás por el “principio
dispositivo” ya que son las partes quienes introducen los hechos al proceso. En lo procesal penal no hay una limitación
propia del principio dispositivo, pero el concepto de “verdad formal” proviene del hecho de que los medios para
incorporar información están totalmente limitados y formalizados.

Di Crocco G
45

Desde estas limitaciones sería más correcto afirmar que el proceso penal no reconstruye los hechos, sino que en
realidad los redefine. Es decir, el proceso penal no soluciona un determinado conflicto mediante la averiguación de la
verdad, sino que toma ese conflicto del seno de la sociedad, lo redefine a través de innumerables mecanismos y luego
los reinstala en la sociedad con una mayor cuota de legitimidad.

El principio de la verdad se convierte así en un principio de garantía. Por otra parte la constatación de que el proceso
penal adolece de una incapacidad absoluta para reconstruir los hechos. En consecuencia, el proceso penal, no debe
abandonar la particular relación que lo liga al tema de la verdad, pero tampoco debe absolutizarla. Por lo tanto, la
consecuencia más importante es la limitación y formalización de los canales de acceso de la información al proceso.

Estas limitaciones pueden operar en distintos niveles.

En primer lugar existen ciertos campos, ciertos temas y ciertos métodos que son absolutamente prohibidos. Por
ejemplo, están totalmente prohibidas la tortura, las amenazas y coacción para lograr la confesión de una persona. Este
es el campo de limitación absoluta porque en él rigen lo que se ha llamado “prohibiciones probatorias”.

Luego existe otro nivel de formalización y limitación de las posibilidades de buscar información, constituido por
aquellos casos en que tal información puede ser obtenida solamente si existe una autorización judicial expresa y
especifica. Es el caso de registro de domicilios particulares, allanamientos, interceptación de comunicaciones, etc.

El tercer nivel es el de la pura formalización. De ninguna forma puede ingresar información al proceso penal si no es a
través de ciertos y determinados canales establecidos. Esto es lo que se llama “legalidad de la prueba” e implica que
no puede ingresar al proceso información proveniente de rumores, testimonios anónimos, del consentimiento privado
del juez, etc.

La apreciación de estos tres niveles resulta fundamental para comprender el problema de la prueba, en especial
durante la investigación y para comprender la cuestión de la verdad como meta del proceso penal.

Pronunciación en tiempo razonable:

Uno de los problemas más importantes al que se enfrenta el derecho procesal penal en la actualidad es el de la
duración del enjuiciamiento, lo cual equivale a la duración de la neutralización del principio de inocencia que, como
es evidente, debería ser breve, de modo que en el menor tiempo posible o bien el estado de inocencia, frente al hecho,
quede consolidado definitivamente por la clausura del proceso a favor del imputado y terminen las molestias
judiciales, o bien quede suprimido, también definitivamente, por la declaración firme de la necesidad y del deber de
imponer una condenación al inculpado.

En Nqn por ejemplo no puede, una persona estar sometida a proceso más de 3 años,

El derecho a no declarar en contra de uno mismo:

A partir de que una persona es imputada, es decir, cuando existe algún indicio de que ella es la posible autora o
participe de un hecho punible, ella adquiere el derecho inalienable defenderse de tal imputación, derecho a declarar,
es decir, el derecho a introducir válidamente al proceso la información que el imputado considera adecuada. Por lo
tanto, se comprende que nadie puede ser obligado a declarar en su contra.

Genéricamente, se puede decir que el imputado no tiene el deber de declarar la verdad. Sea que declare la verdad o
que oculte información, no está haciendo otra cosa que ejercer su derecho a la propia defensa y de ninguna manera
incumpliendo un deber como el que tienen los testigos respecto de la declaración. Esto significa que el imputado tiene
el señorío y el poder de decisión sobre su propia declaración.

La consecuencia más importante y directa es la siguiente: del silencio del imputado, de su negativa a declarar o de
su mentira no se pueden extraer argumentos a contrario sensu. Esto es importante, porque lo contrario significa

Di Crocco G
46

fundar resoluciones judiciales sobre una presunción surgida de un acto de defensa del imputado. Y tal cosa violaría su
derecho de defensa.

Otra consecuencia es, así como el imputado puede negarse a declarar sin que su silencio produzca efecto alguno sobre
el proceso, también podrá declarar cuantas veces quiera, porque es el quien domina la oportunidad y el contenido de
la información que desea introducir en el proceso.

El proceso penal no es un proceso que busque la confesión. No obstante, nuestros sistemas procesales,
predominantemente inquisitivos, siguen buscando la confesión como uno de los objetivos del proceso. Pero no puede
haber, de parte del Estado ningún tipo de mecanismo tendiente a provocar la confesión del imputado. Esto significa
que pueden utilizar medios violentos,

Cuando haya dudas sobre si el imputado fue o no presionado para declarar en contra de si mismo, se debe entender
que la declaración no tiene validez.

Se discute también si esa garantía protege solamente los riesgos de un proceso penal, o si se debe entender en el
sentido más amplio, comprendiendo a toda declaración que le pueda causar al declarante algún tipo de perjuicio, ya
sea éste de índole penal o relacionado con la reparación civil. La interpretación más correcta es la última para darle al
principio mayor amplitud posible.

Tanto el imputado como los testigos deben estar amparados por la garantía de no ser obligados a declarar contra si
mismos.

En los delitos culposos, donde no existe una frontera clara entre la acción penal y la acción subsidiaria, la amplitud que
se le otorgue a esta garantía de no declarar puede tener efectos prácticos importantes.

Esta garantía rige en todas las etapas del proceso. Vemos, que el sentido constitucional de esta garantía, es fortalecer
la actividad defensiva del imputado y, a si vez, el objeto de evitar que el provocar la confesión se convierta en uno de
los objetivos del proceso penal. Estas dos finalidades estructuran el espíritu del proceso penal, en especial en las epatas
de investigación.

La principal afirmación que surge de esta garantía y de las demás, es que el fiscal debe tratar de probar los hechos sin
buscar y sin provocar la colaboración del imputado ni su confesión.

Inviolabilidad del domicilio y los registros privados:

La protección que ofrece el proceso penal al respecto es una protección de segundo nivel. No es una protección
absoluta que impida por completo la búsqueda de información en el domicilio de una persona o entre los papeles
personales. La protección que ofrece el proceso radica en que no será posible buscar información en tales fuentes si
no media una autorización expresa del juez.

Por domicilio se debe entender aquel lugar donde la persona desarrolla sus actividades primarias en un sentido amplio.
Puede tratarse tanto de la vivienda particular como de las oficinas donde desempeña sus negocios o trabajo. En
consecuencia, la protección de los ámbitos de intimidad donde una persona desarrolla su vida, se debe entender del
modo más amplio posible.

La búsqueda de información en estos ámbitos de intimidad o de desarrollo personal solo es admisible si se cuenta con
una orden de allanamiento o de registro, esto es, una autorización formal, precisa y circunstanciada del juez, y de
ninguna otra autoridad. La orden de allanamiento no puede ser una orden genérica, en cuanto a tiempo ni en cuanto
a lugar. Debe determinar con precisión y expresamente el lugar.

Di Crocco G
47

No solo debe ser una orden espacial y temporal, sino que debe ser “circunstanciada”, debe tener una referencia
expresa respecto del proceso para el cual fue ordenada y debe indicar que es lo que busca. Toda orden de allanamiento
que no cumpla con estos requisitos es ilícita que no puede ingresar al proceso penal.

Existen casos en los cuales es posible ingresar a alguno de estos ámbitos sin la debida autorización. Son excepciones
fundadas en razones humanitarias o razones de necesidad, como cuando se está persiguiendo a una persona y la
misma ingresa a una vivienda. Son casos que se conocen como “posibilidades de allanamiento sin orden” son permisos
especiales que cuentan con una justificación. Son excepciones y deben ser interpretadas de modo restrictivo y los
códigos procesales no deben abundar en esta clase de autorizaciones genéricas, ya que es fácil distorsionarlas,
desfigurando el sistema de garantías.

En nuestra jurisprudencia se discutió sobre cuál es el valor que se le da al consentimiento de una persona para permitir
el ingreso a su vivienda. En principio, el consentimiento de la persona debería bastar. Pero cabe exigir algún tipo de
prueba de ese consentimiento. Solo en los casos donde existe un consentimiento probado y libre se puede admitir la
validez de la información recolectada sin una orden de allanamiento.

En cuanto a los lugares públicos, rige un régimen especial. Pero hay que realizar ciertas distinciones. En primer lugar,
el régimen de excepción regirá siempre y cuando se trate de horarios en los que el lugar este abierto al público. En
segundo lugar, de ninguna forma ello podrá implicar la facultad de registrar libremente a todas las personas que han
ingresado a ese lugar público.

De un régimen similar de protección gozan la correspondencia y los papeles privados de las personas, Se entiende que
son manifestación directa de la personalidad, y en consecuencia no pueden ser examinados sin autorización del juez.
Este principio se refiere a todas las formas de comunicación y documentación a través de las cuales se manifiesta la
persona.

La autorización para buscar información en las comunicaciones privadas no puede ser delegada en otro funcionario,
salvo para la colaboración material imprescindible para recolectarla. La violación de esta norma puede invalidar por
completo la prueba.

En este campo existen límites absolutos. Existen comunicaciones y registros cuya inclusión en el proceso es siempre
inadmisible, por ejemplo la comunicación del imputado con su defensor. De lo contrario no solo se violaría un ámbito
de intimidad, sino que también se estaría menoscabando el ejercicio del derecho de defensa por parte del imputado.

Tanto para el caso de violación de correspondencia como para el caso de intromisión tecnológica dentro de la esfera
de intimidad personal, rigen las mismas reglas de exclusión probatoria respecto de la tortura. Y también se debe aplicar
en su mayor amplitud la exclusión de la prueba ilícita, no solo respecto de la información obtenida directamente, sino
de todas las informaciones alcanzadas a raíz de la información original que se obtuvo ilícitamente.

2. Derechos de la víctima:

Significado de la tutela judicial efectiva:

Es un derecho humano y a la vez una garantía constitucional de la administración de justicia impuesta como una
obligación principal para los Estado a ser respetado sin lugar u objeción alguna. Tal derecho consiste en tener la
posibilidad de acceder a la jurisdicción ordinaria o especial, a fin de hacer valer los derechos conculcados y obtener
una decisión justa y razonable. Ello significa que toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales
competentes. Este derecho ya se encuentra regulado en la DUDH.

La tutela procesal efectiva que engloba a la tutela jurisdiccional efectiva, por la amplitud de sus alcances y aplicación
a todo el sistema estatal competente de decidir sobre aspectos jurisdiccionales y administrativos, y también a los
órganos investidos de la potestad decisoria en el ámbito privado o extra estatal.

Di Crocco G
48

Derecho a la jurisdicción efectiva: Derecho de todas las personas a tener acceso al sistema judicial y a obtener del
mismo una resolución fundada en derecho. A ellos se le añade el derecho a no sufrir indefensión, esto es, a poder
ejercer en el proceso, en apoyo de la propia posición, todas las facultades legalmente reconocidas.

Contenido del Derecho a la tutela jurisdiccional Efectiva:

• Derecho de Acceso a los tribunales

• Derecho a obtener una sentencia fundada en derecho

• Derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales.

• Derecho a un recurso legalmente efectivo.

Participación en el proceso. La participación de la víctima en el proceso:

En el siglo XIX cuando se adopta el modelo mixto, se reafirma la participación del estado y la re potencia.

Encontramos también los llamados sistemas acusatorios formales que adoptan a dinámica de los sistemas acusatoria
pero le entregan la parte que le corresponde a la víctima al Ministerio Publico para que la ejerza en nombre del estado,
reafirmando así la participación estatal.

El concepto de acción penal pública se convierte entonces en uno de los elementos fundamentales de soporte de la
legitimación de la acción del estado en el proceso penal. Un estado que por un lado asume el poder de requerir y por
el otro el poder de juzgar, todo queda así en manos del estado el cual se garantiza el monopolio de la persecución
penal.

El sistema penal es un ejemplo de parcela de derecho que puede funcionar sin el concepto de acción (privada) porque
este es siempre el poder individual de poner en marcha la persecución penal.

La adopción de un concepto de acción de este tipo tiene consecuencias muy importantes: en primer lugar modifica el
papel de la víctima en el proceso penal.

Normalmente se acepta la existencia de facultades del estado para llevar adelante la persecución penal y se discute
que papel puede tener la victima dentro del proceso penal. En realidad la discusión debe ser inversa: se debe aceptar
que la víctima siempre tiene el derecho de poner en funcionamiento los órganos de persecución penal del estado y de
provocar el poder jurisdiccional y lo que se debe justificar es la participación del estado a través del Ministerio Público
ya sea porque la víctima es débil en sí misma, o porque se trata de una víctima que es la más indefensa de todas como
es la sociedad en su conjunto.

Idea que fue sostenida por Carrara que señalaba que lo que se debía justificar era cuanta participación debía tener la
víctima, ya que esto resultaba de la propia naturaleza de los sistemas acusatorios.

Ejercicio de la pretensión civil en el proceso penal:

En todos aquellos sistemas procesales que prevén el ejercicio de la acción civil durante el proceso penal, existe la figura
del actor civil que podrá ser la víctima o un tercero: concretamente, es la persona que lleva adelante os intereses
civiles en el proceso penal, y ejerce la acción civil contra el imputado o contra quien sea el demandado civil.

También se discute a veces acerca de la conveniencia o no de incorporar al actor civil al procesal penal. Sin embargo,
se ha comprobado que constituye un buen servicio para los ciudadanos quienes, de otro modo no se verían obligados
a repetir sus acciones. Frecuentemente el juicio penal versa casi sobre las mismas pruebas que el juicio civil
correspondiente. Es por esto que el autor de la obra, Binder, cree que la incorporación de la acción civil dentro del
juicio penal resulta conveniente.

Di Crocco G
49

Código Procesal Penal de NQN:

Artículo 60º Definición de víctima. Este Código considera víctima al ofendido directamente por el delito y, cuando
resultare la muerte de aquél, al cónyuge y a los hijos; al concubino, a los ascendientes; a la persona que convivía con
él en el momento de la comisión del delito, ligada por vínculos especiales de afecto; a los hermanos; o al último tutor,
curador o guardador. Para los efectos de su intervención en el procedimiento, la enumeración precedente constituye
un orden de prelación, de manera que la intervención de una o más personas pertenecientes a una categoría excluye
a las comprendidas en las categorías siguientes.

Artículo 61º Derechos de la víctima. La víctima tendrá los siguientes derechos: 1) A recibir un trato digno y respetuoso
y que se reduzcan las molestias derivadas del procedimiento. 2) A que se respete su intimidad en la medida que no
obstruya la investigación. 3) A requerir medidas de protección para su seguridad, la de sus familiares y la de los testigos
que declaren a su pedido, a través de los órganos competentes. 4) A ser notificada de la imposición o revocación de
medidas de coerción previstas en los incisos 3), 4), 6), y 7) del artículo 113. 5) A intervenir en el procedimiento con
derecho a obtener una solución del conflicto en la forma que autoriza este Código. 6) A ser informado del resultado del
proceso, aun cuando no haya intervenido en él. 7) A ser escuchado antes de cada decisión que implique la extinción o
suspensión de la acción penal. La víctima será informada de sus derechos cuando radique la denuncia o en su primera
intervención.

Di Crocco G
50

UNIDAD SEIS - LAS FORMAS PROCESALES

1. La función de las formas procesales. Consideración de diversos actos procesales. El incumplimiento de las
formas. Defectos formales y defectos sustanciales.
2. La respuesta a los actos defectuosos. Saneamiento, convalidación y nulidad.

Los actos procesales, que son aquellos hechos voluntarios lícitos que tienen por fin inmediato producir determinados
efectos jurídicos en el proceso, solo pueden efectuarse mediante lo estipulado por la ley procesal. Es por ello que, no
pueden cumplirse en cualquier lugar, tiempo o modo, sino que deben guardar determinadas formas de aparición que
se denominan Formas Procesales. Su fundamento radica, principalmente, en asegurar las garantías procesales
estableciendo los medios por los cuales se las ejercerá. Existen tres categorías:

FORMAS ESPACIALES

1) Sede: El principio general establece que, la actividad procesal debe cumplirse en la sede del tribunal.
2) Fuera de la sede: los actos del juez no pueden llegar más allá de los límites de circunscripción territorial en el
que es competente. También están incorporados los actos de los auxiliares del juez.
3) Fuera de la circunscripción: el juez debe solicitar la realización de la medida de que se trate, mediante exhorto,
al magistrado del lugar donde esta deba practicarse.

Si se trata de circunscripciones judiciales de una misma provincia, la ley de rito puede disponer la utilización de medios
de comunicación distintos al exhorto.

4) Para los actos que deban realizarse fuera de la provincia, pero dentro del país, las excepciones del principio
general las establecen los convenios interprovinciales o leyes de adhesión.
5) Para los que deban realizarse fuera de la República, el exhorto debe ser diplomático y las excepciones deben
surgir de los convenios internacionales que se celebren.

Exhorto. Es una solicitud en el marco de un procedimiento judicial por la cual un juez o un tribunal, en uso de sus
funciones, se dirige hacia otro juez o tribunal de su misma jerarquía, a efectos que el juez destinatario ejecute un acto
procesal necesario para el litigio a cargo del juez remitente.

FORMAS TEMPORALES

La realización de los actos procesales con relación al tiempo, se regula de dos maneras:

1. General: consiste en el señalamiento de días y horas hábiles para la actividad procesal. La habilitación de días
y horas tiene por causal que existe peligro en la demora para el proceso o para el derecho de las partes.
Iniciada en tiempo hábil una diligencia, puede continuar en tiempo inhábil sin necesidad de habilitación
expresa.

Son hábiles los días laborales establecidos en el calendario. Son hábiles las horas de oficina, según el horario oficial de
los tribunales.

2. Especial. Consiste en la determinación de momentos y espacios de tiempo dentro de los cuales debe realizarse
determinado acto o categoría de actos. Distintas categorías:
- Plazos perentorios: son los más severos. Cuyo mero vencimiento produce la caducidad del poder no
ejercitado.
- Plazos improrrogables: cuya medida temporal no puede ser ampliada por el juez, y en lo civil “a pedido de
una sola de las partes”.
- Plazos fatales: aquellos en los cuales la perdida de la facultad o atribución jurídica se produce por el solo
vencimiento del plazo, alcanzado el término en forma automática, es decir, sin necesidad de petición o
declaración jurisdiccional alguna.
Di Crocco G
51

- Plazos ordenatorios: los plazos que no son perentorios.

FORMAS MODALES

La regulación de los actos procesales en cuando a su cómo, se verifica mediante la determinación de sus presupuestos
y de sus elementos intrínsecos y extrínsecos.

- Presupuestos. Son los que entran en el rubro de los impedimentos procesales por falta de poder para
realizar un acto por falta de una actividad previa que es, ella misma, una forma esencial del procedimiento.
Son formas o modalidades esenciales del procedimiento las actividades previas que, sin constituir un
asunto prejudicial, constituyen un antecedente necesario de un acto posterior, como por ejemplo: la
indagatoria respecto del auto de procesamiento.

En síntesis, son acaecimientos previos al acto que lo hacen procesalmente admisible.

- Elementos. Se trata de las modalidades que deben estar en el acto para que éste sea eficaz. Son las
llamadas formas o modalidades sustanciales de los actos.

Los elementos extrínsecos son los que atañen a la apariencia externa del acto:

a) Modo de expresión, oral o escrita.


b) Idioma
c) Fecha, datos personales de los presentes o presentantes y de sus letrados, firmas, etc.

Los elementos intrínsecos se refieren a la estructura que debe tener el contenido del acto. Por ejemplo, en la
descripción de los hechos, el derecho aplicable, el objeto y la petición.

- Circunstancias. Son todas las demás modalidades prescriptas por las leyes, para antes del acto o para el
acto mismo, que por su valor secundario no condicionan su admisibilidad sin eficacia formal.

CONSIDERACION DE DIVERSOS ACTOS PROCESALES

A través de distintos criterios, se han ensayado diversas formas de clasificación de los actos procesales.

Según su forma

- Orales
- Escritos

Según su origen:

- Exclusivos de los sujetos privados: denuncia, querella, instancia, citación e intervención del responsable
civil;
- Exclusivos del juez: orden, decreto, ordenanza, sentencia.
- Exclusivos del Ministerio Público: reclamo (requerimiento);
- Comunes al juez y al Ministerio Público: investigación, coerción, policía procesal
- Comunes a los sujetos públicos y privados: citación e impugnación.

Según su contenido

- Simples: defensa, testimonio


- Complejos: negocios jurídicos-procesales

Di Crocco G
52

Según su finalidad

- de INICIACIÓN: son aquellos que dan comienzo a un proceso.


- de DESARROLLO: son los actos que una vez producida la iniciación del proceso, tienden a su
desenvolvimiento. Ej, en materia penal, la denuncia es un acto de iniciación y la instrucción, de desarrollo.
- de CONCLUSIÓN: los que tienen por objeto dar fin al proceso, por ejemplo: la sentencia definitiva.

INCUMPLIMIENTO DE LAS FORMAS. DEFECTOS FORMALES Y SUSTANCIALES.

Los actos procesales, como actos humanos, son pasibles de aparecer dentro del proceso, con errores, defectos, vicios
que, de acuerdo a su importancia, producirá distintos efectos.

Los errores pueden afectar al contenido del acto como a la forma del mismo. Los primeros consisten en la legalidad y
justicia del acto del juez y en la eficacia o idoneidad del acto realizado por la parte. Los segundos afectan la VALIDÉZ
del acto en grado que puede variar según su importancia. Estos errores cuentan con remedios diversos que van desde
la impugnación hasta la anulabilidad e inexistencia del acto.

DEFECTOS FORMALES. Son aquellos que impactan sobre cuestiones no trascendentales con respecto a las garantías
constitucionales. Son reparables, ya que tienen que ver con la gestión del caso.

DEFECTOS SUSTANCIALES. Impactan sobre cuestiones que repercuten en las garantías constitucionales. Tienen que
ver con la solución del caso.

2- La respuesta a los actos defectuosos

Se entiende por ésta a, la actividad propiamente jurisdiccional de:

1- reparación del principio afectado


2- reconocimiento de que la violación de una forma no a afectado un principio
3- declarar la nulidad en sentido estricto, es decir que, el acto en cuestión no puede producir efectos.

Esto deriva del hecho de que, en nuestro sistema constitucional, es propia de la actividad del juez la decisión de la
causa y la preservación de los principios de protección a las personas. Ello obliga a un control de cumplimiento de esos
principios durante todo el proceso.

TIPOS DE RESPUESTA A LA ACTIVIDAD PROCESAL DEFECTUOSA

 NULIDAD. Es nulo el acto cuando así se lo declare judicialmente por no haberse observado formas
determinadas por la ley para su constitución, lo que determina que no produzca ningún efecto jurídico en el
proceso. Declarada la nulidad, los actos procesales no podrán ser valorados. Puede ser absoluta o relativa.

 SANEAMIENTO. Para que la parte peticione la nulidad no debe haber consentido la realización del acto. Si
existe la nulidad y el recurso de ésta no es interpuesto dentro del término legal, se consiente el acto, salvo
que sea un acto sancionado con nulidad absoluta.

Se produce el saneamiento de los actos nulos ante el reclamo oportuno, o bien con el consentimiento.

 CONVALIDACIÓN. (buscar!!!)

TENER EN CUENTA!

o No todo quebrantamiento de las formas genera un acto inválido, pero SIEMPRE, genera un acto defectuoso.
Di Crocco G
53

o No todo acto inválido genera un acto nulo.


o Acto nulo: aquellos actos invalidos que no han podido ser reparados.
o Acto defectuoso: acto con defectos formales.
o La nulidad es una solución final, la última respuesta.

Di Crocco G

Você também pode gostar