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EXPLORANDO LOS "NUEVOS RUMBOS EN PSICOTERAPIA PSICODRAMÁTICA"

DE DALMIRO BUSTOS
Javier Parra Montañés

Resumen

Sin dejar de estar en la más presente actualidad, Dalmiro escribe sus Nuevos
rumbos en Psicoterapia Psicodramática en 1985. En el presente trabajo voy a tratar,
desde lo personal, acercarme a sus palabras y re-construir lo que Dalmiro dice a lo largo
de estas páginas, centrándome principalmente en los aspectos teóricos y técnicos.

Palabras clave: Psicodrama, Psicoterapia Psicodramática, Psicodrama de grupo,


Enseñanza del psicodrama

Abstract

Without ceasing to be present, Dalmiro writes about the New directions in


Psychodramatic Psychotherapy in 1985. In this article I will try to make a personal
approach and re-construct what Dalmiro says throughout these pages, focusing mainly
on theoretical and technical aspects.

Key words: Psychodrama, Psychodramatic Psychotherapy, Group Psychodrama, Teaching


Psychodrama

Dalmiro escribe sobre los nuevos rumbos en Psicodrama en 1985, durante un


momento vital en el que rememora a aquellos que le acompañaron durante mucho tiempo en
su trabajo diario. Algunos, nos cuenta, se quedaron en el camino, y otros se fueron separando,
buscando nuevas definiciones, nuevas maneras de hacer psicoterapia, y acabando por generar
proyectos y estilos propios. Y nos cuenta que vio cómo la matriz que construyó este grupo fue
lo suficientemente plástica como para permitir todo este crecimiento sin aprisionar a nadie, y
por ello les agradece y les dedica este libro.
En el primer capítulo, Psicodrama y la teoría de las relaciones interpersonales, vemos
que la filosofía que respalda el método psicodramático nos lleva a compartir la experiencia en
primer lugar, para a continuación poder extraer conclusiones de ella, y así Dalmiro comienza
este libro trayendo la secuencia de una sesión de grupo.
En la sesión, el grupo elige a su protagonista y el director señala la presencia de una
reproducción de la matriz de identidad de una mujer: ella se siente ausente en su vida, y en el
grupo se vuelve a dar esta circunstancia, siendo sus mutualidades en el test sociométrico de
carácter neutro. Ante el peligro de que se re-construya el conflicto, el grupo cambia de
protagonista y ella se coloca en el centro, pudiendo entonces posibilitar un cambio en su signo
vital que podrá hacer efectivo ella de ahora en adelante. Tras la escena, aquel que iba a haber
sido protagonista revela el entrelazamiento de su historia con la que ella ha podido contar,
contribuyendo así ambos al devenir grupal.
Tras la descripción de la escena, Dalmiro cita la base teórica de la técnica utilizada,
recordando cómo Moreno desarrolla el psicodrama y planteando sus tres aspectos principales:
filosofía, teoría y técnica.
En cuanto a lo filosófico, partiendo de Buber y Bergson, Moreno se centra en el
momento, escapando de la rigidez que emana de los conceptos de pasado, presente y futuro.

Psicoterapia y Psicodrama
Vol. 6, nº 1, 2018. Pág. 23-26 ISSN: 2254-8890
EXPLORANDO LOS NUEVOS RUMBOS EN PSICOTERAPIA PSICODRAMÁTICA JAVIER PARRA

Surge entonces el hombre espontáneo capaz de crear sus momentos vitales de forma única.
Dalmiro establece que cada cosa tiene su matriz (la composición de su estructura primaria),
ésta tiene su locus (el lugar en el que se asienta), y todo tiene su proceso de desarrollo, y
plantea que desde esta concepción ha de elegir el terapeuta el punto de vista desde el que se
abordará el conflicto, siempre partiendo de una comunicación yo-tú, de tal manera que se
posibilite la posición básica del Psicodrama: el encuentro, alejándonos de la observación
objetivizante que congela a nuestro paciente y sus conflictos.
El cuerpo teórico básico del psicodrama se denomina sociometría, definida como la
ciencia de las relaciones interpersonales. Las personas se vinculan a través de tres signos:
positivo, negativo y neutro, y no va a haber un Yo sin un Tú, produciéndose una modificación y
relativización del Yo a través del vínculo. Este vínculo se estructura de forma dinámica en el
Factor Tele, que designa todas las transacciones que ocurren entre las personas, apareciendo
una rama que asegura el encuentro y que implica una correcta percepción recíproca (Tele) y
otra en la que surge una distorsión en la percepción (Transferencia). A través de la
Transferencia se guía el proceso terapéutico, señalando aquellas fijaciones de roles en figuras
internas que dificultan el camino hacia la posición de encuentro, de tal modo que los roles
puedan desligarse de sus roles complementarios primarios y obtener una pluralidad en sus
complementariedades: la diversidad de criterio que permite la salud en la persona.
La técnica de Moreno abarca tres partes diferenciadas: el Sociodrama, el Psicodrama y
el Test sociométrico. Dalmiro describe el Sociodrama como "el método de acción que está al
servicio de la elaboración de los vínculos reales y concretos entre personas, destinado al
trabajo con grupos cuya temática responde a inquietudes sociales o comunitarias", difiriendo
en dinámica pero no en técnica con el Psicodrama. El Test Sociométrico mide los vínculos,
caracterizando su dinámica y permitiendo visualizar la estructura vincular de un grupo. Dalmiro
describe técnicamente el Test sociométrico en su libro editado por Ed. Vancu. Finalmente, el
Psicodrama, conocido por todos nosotros, plantea tres tiempos en su dramatización:
caldeamiento, dramatización (incluyendo las técnicas ya clásicas de cambio de roles, soliloquio,
espejo, concretización, doble, maximización e interpolación de resistencias) y el compartir, que
finaliza la estructura dramática.
A continuación, Dalmiro nos trae el concepto de Encuentro en Psicoterapia
Psicodramática. Ya Moreno parte de Kierkegaard y Bergson para llegar a su idea de Encuentro,
y aparte de su obra, encontramos esta noción en Perls, Rogers y Buber. Perls propone junto al
aquí-ahora una constante confrontación entre el terapeuta y el paciente, Rogers plantea que
un ataque a las defensas de una persona supone un juicio sobre la misma, y en Buber nos
encontramos con su frase sobre el Encuentro: "En el comienzo es la relación". Finalmente,
aparece en Moreno la idea en su primer libro, Las palabras del padre, y posteriormente nos
cuenta en "Psicodrama": "Encuentro significa [...] que dos o más personas se encuentran [...]
para vivir y experimentarse mutuamente"
Dalmiro propone la importancia del Encuentro desde el planteamiento de que las
intervenciones en tercera persona producen un efecto desintegrador en el proceso terapéutico.
¿Cómo llegar al Encuentro en la relación terapeuta-paciente? Para él, el viaje sin retorno desde
el Yo-Él hacia el Yo-Tú sucede a en primer lugar a través de la fascinación que le produjo Zerka
Moreno, quien le ayudó a acercarse al protagonista y poder interactuar con él. A continuación,
Dalmiro se pregunta cuándo compartir con el paciente y cuándo callar ante el riesgo de instalar
procesos transferenciales desde el rol de director. Aparte, nos plantea lo asimétrico de la
relación terapeuta-paciente (búsqueda de un servicio, honorarios y diferentes normas), que
hace necesaria la adecuación para acercarse a la Espontaneidad sin caer en la impulsividad: la
asimetría entraña una responsabilidad proporcional al rol, sentando con reglas claras la
accesibilidad a la posición de Encuentro. Es importante la distinción en el binomio tele-
transferencia el hecho de no confundir los aspectos gratificantes de la transferencia con tele,
así como la agresión intrínseca en mensajes télicos que puedan ser interpretados
defensivamente como transferenciales por un terapeuta que se defiende. La cualidad télica del

Psicoterapia y Psicodrama
Vol. 6, nº 1, 2018. Pág. 23-26 ISSN: 2254-8890
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vínculo estará indicada por la coherencia del discurso verbal y sus contenidos emocionales y
gestuales. Finalmente, Dalmiro propone los límites del Encuentro en lo sexual, entendiendo
como una relación que pueda surgir entre integrantes de un grupo, y que habrá de ser
revisada en caso de que suponga una perturbación para cualquier proceso terapéutico.
Un importante y novedoso rumbo del Psicodrama es lo relativo a la Psicoterapia
Psicodramática bipersonal. "El Psicoanálisis se formula desde lo bipersonal así como el
Psicodrama es creado en el contexto grupal", dice Dalmiro, y plantea que no son métodos
divergentes, defendiendo que mientras que el grupo renuncia a ofrecer un contexto dedicado a
las necesidades de una sola persona, el objetivo básico en psicoterapia es lograr la integración
de un individuo en sus niveles afectivos, corporales, intelectuales y vinculares, y en el espacio
bipersonal se conseguirá un sistema de autoconocimiento más fino. En la conexión con el
mundo interno que podemos lograr en Psicoterapia Psicodramática bipersonal, Dalmiro nos
relata la aparición de tres iniciadores diferentes: corporal, emocional e ideativo. En lo corporal,
buscaremos los núcleos tensionales y a través de la maximización, conectaremos esta tensión
con los otros dos niveles. En el nivel emocional, procuraremos evitar las falsas catarsis
efectuando una contención que permita investigar el contenido, estimulando la descarga con el
objetivo de alcanzar un tono compatible con la elaboración. Y en cuanto al iniciador ideativo,
veremos cómo una fantasía o recuerdo puede ser el punto inicial de un trabajo dramático.
Dalmiro reserva un espacio para la Psicoterapia Psicodramática de parejas, pero dado
que en la introducción de "Peligro, amor a la vista" (libro que escribió posteriormente sobre
psicoterapia de parejas desde un planteamiento psicodramático), nos cuenta él mismo sobre el
presente capítulo que aquí se "ensayaba un esquema de trabajo con psicodrama y un
rudimentario núcleo de teoría partiendo del esquema de roles", con lo que para posibilitar una
mejor exposición de su postura teórica referiremos al lector a este libro para una mejor
comprensión de la propuesta de Dalmiro sobre el psicodrama con parejas.

En el capítulo de La enseñanza del Psicodrama, Dalmiro nos cuenta cómo aprendió,


cómo enseña, cuál es el programa de estudios y cuál el método de puntaje. Comienza
planteando su bondad como alumno por no molestar y repetir aquello que se le recitaba,
mientras se rebelaba contra lo arcaico de su formación con su pasión por la lectura,
aprendiendo las diferencias entre estudiar y ser torturado con aburrimiento y pasividad. Al no
encontrar diferencias notables en sus primeros seminarios sobre psicoterapia, decidió
acercarse al psicodrama, obteniendo al menos una certeza: aquél sí que era el camino. Así, se
dirigió al Instituto Beacon para aprender de Jacob y Zerka Moreno, entendiendo por fin la
felicidad que produce conocer las cosas desde dentro.
A la hora de enseñar, Dalmiro propuso ´grupos autodirigidos´, integrando vivencia y
aprendizaje, en los que terminada la acción psicodramática se pasaba a revisar teórica y
técnicamente lo ocurrido en el grupo. Se encontró entonces con cuestionamientos ante el
encuadre y el contrato, manteniendo su propuesta a pesar de los movimientos grupales con los
que se encontró. Dalmiro enseña psicodrama con psicodrama, y se aprende haciendo de
protagonista, de yo auxiliar, de miembro del grupo y dirigiendo. Dalmiro señala también la
importancia de los juegos dramáticos en una primera etapa del grupo, como manera de
contener y canalizar el ´hambre de acción´ que dificulte la aparición de un trabajo grupal más
profundo.
Los alumnos tendrán a su disposición una bibliografía recomendada, y habrán de
cumplir tres decenas de objetivos: diez direcciones de grupo, diez trabajos como yo auxiliar y
otros diez como protagonista. Según dice Dalmiro, este es el camino que ha encontrado hasta
el momento, y el que mejor le ha funcionado.
Un hecho fundamental en la historia de Argentina y en la vida de Dalmiro es la guerra
de Las Malvinas. En este libro nos cuenta la función social del grupo, más allá de los propósitos
psicoterapéuticos, o cómo realizar toda una intervención sociocomunitaria durante una guerra
que afecta de forma tan directa a una comunidad. Dalmiro sufre de forma directa las

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consecuencias de la toma de las Islas Malvinas en 1982 cuando su hijo es enviado a la guerra, y
plantea una reunión de padres de soldados a través de un diario local. Con esto, crearon un
gran grupo (variando entre cien y quinientos integrantes) que se reunía entre una y siete veces
por semana, de forma abierta y espontánea. Se crearon diferentes áreas de trabajo:
comunicación militar, con el objetivo de obtener noticias claras; un programa de radio, a fin de
establecer un puente afectivo con los soldados desplegados; área de correos, para mejorar la
distribución de las cartas; asesoramiento médico y psicológico, necesario en toda crisis; área de
prensa, para elaborar comunicados; y área de comunicaciones, para la logística relativa a
rastrear nombres y familias.
La idea del grupo fue poder "hacer algo", no quedarse de brazos cruzados ante el
horror de la guerra, de tal modo que prestando organización y acompañamiento, el grupo
cumplió sobradamente con su función. Para dar un paso más, buscando aplicar el Psicodrama,
hubo que tener en cuenta que el director del grupo iba a ser parte integrante del conflicto, que
éste no podría ser resuelto en el grupo, y el tamaño y heterogeneidad del grupo, con una gran
diversidad. Así, la salida fue utilizar un método más directivo, utilizando metáforas como
alternativa a la dramatización, de tal manera que pudieron abordarse temas como el miedo, las
somatizaciones, la culpa, las fantasías de muerte y los cambios en las estructuras familiares. El
grupo pudo continuar incluso finalizada la guerra, prestando servicio a la comunidad de
manera muy amplia y contenedora.
Dalmiro finaliza sus ´Nuevos rumbos en Psicoterapia Psicodramática´ reflexionando
sobre la condición humana del psicoterapeuta. Un aspecto muy particular de Dalmiro Bustos es
su manera de implicarse en aquello que hace, tomando la postura de "quitarse la máscara" con
el fin de poder estar en el momento, en el aquí y ahora, en el Encuentro, en el movimiento
social, en la sesión de psicoterapia o el seminario de formación. Con la valentía y la fuerza
generadas por su honestidad y presencia, Dalmiro consigue acercarse a aquello que hace
buscando y consiguiendo llegar a ser parte indisoluble, no implicándose desde la objetividad
del tercero o desde la superioridad del que efectúa un juicio, clínico o no, del fenómeno que
observa. De este modo, desaparece la frontera entre la atención a un paciente, una supervisión
clínica, una sesión de grupo y la pertenencia a un movimiento social o comunitario. Controlar y
contener el propio narcisismo, la impulsividad, la desesperanza, el deseo de llegar más allá o
abarcar más de lo posible y buscar nuevas maneras de seguir adelante ante las dificultades, se
convierten en tareas que supera con la naturalidad de aquél que no tiene miedo a reconocer
sus fallos, sus inquietudes, sus dudas y que posee la seguridad de que ante las múltiples
alternativas a la hora de seguir un camino, el propio es el mejor que se ha encontrado. Y
siempre, como él dice, por el momento. Gracias, Dalmiro, por tanto.

Referencias

Buber, M. (1969) Yo y tú. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.


Buber, M. (2005) Sanación y encuentro. Madrid, Fundación Emmanuel Mounier.
Bustos, D.M. (1992) Peligro... amor a la vista. Buenos Aires, Lugar Editorial.
Herranz, T. (1999) Psicoterapia Psicodramática Individual. Bilbao, Desclée de Brouwer.

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