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LA ETNIA WARAO

Referentes arqueológicos de los Warao Sucrenses.

A finales del XV cuando los conquistadores españoles avistaron las costas sucrenses, encontraron
que estas se hallaban habitadas por grupos humanos portadoras de modelos culturales diversos.
En Paria vivían pueblos autóctonos cuya tecno-economía se sustentaba en el manejo de prácticas
agrícolas y artesanales (como la alfarería por ejemplo) al lado de grupos étnicos cuya relación
con la naturaleza seguía siendo de apropiación directa por medio de la caza., pesca y recolección
vegetal. Esta diversidad étnica y cultural era el fruto de encadenamiento de procesos históricos
gestados en este espacio geográfico desde varios milenios.

La aparición del hombre en la Península de Paria se remota a fechas que oscilan entre 7.500 y
6.500 antes de la llegada de Cristóbal Colon (Sanoja y Vargas 1999: 63) en tiempos de la gran
inundación tal como lo reseñan las mitologías indígenas de Sudamérica y Las Antillas. Para hallar
el origen de los primeros pobladores de los entornos parianos es necesario seguir la ruta de los
grupos humanos que provenientes de Asia penetraron en el Continente Americano, utilizando el
puente helado que se formó en el estrecho de Bering uniendo a los continentes durante la última
glaciación.

Las investigaciones más recientes indican que el hombre arribo a Norteamérica hace
aproximadamente unos 50.000 años desde donde se dispersó por todo el continente. Los
primeros grupos traían desde su patria euro-asiática, un arsenal de conocimientos apropiados
para la obtención de diversos tipos de alimentos animales y vegetales mediante la práctica de la
caza y recolección. En la medida que avanzaban hacia el sur del continente generaron modos de
vida especializados. Dentro del cuadro de especializaciones que se conformaron en distintas
partes de Sudamérica se incluye la que desarrollaron los primeros núcleos humanos que se
asentaron en Paria a partir de los rasgos culturales heredados de los pobladores asiáticos que
llegaron a América.
Los estudios arqueológicos nos señalan que los habitantes de Paria hace 6.500 años
desarrollaron una cultura basada en la recolección, pesca y caza influidos por los cambios
ambientales post-pleistocénicos que se produjeron en la región.

A comienzo del holoceno (periodo geológico en el cual vivimos) se produjeron grandes


transformaciones ambientales en la Península de Paria. Los estudios paleo climáticos han puesto
en evidencia durante este periodo se sucedieron ciclos de alta pluviosidad que aumentaron el
caudal de las aguas y alteraron el nivel del mar.

La continuidad de los periodos lluviosos aumentó el caudal de los ríos y alteraron el nivel
oceánico. Como consecuencia de estos cambios climáticos se produjo un proceso transgresivo
de las aguas marinas sucediéndose grandes inundaciones que afectaron los espacios ocupados
por el Hombre. Estos eventos detectados por los estudios oceanográficos son corroborados por la
tradición oral de muchos pueblos indígenas de Venezuela y las Guayanas.

Durante el pleistoceno la tecno-economía de los grupos humanos esparcidos en el territorio sur-


oriental de Venezuela (tal como lo demuestra el sitio de Tupuken en el Estado Bolívar) se habían
caracterizado por una actividad predatoria que hacia énfasis en la caza de grandes animales hoy
desaparecidos tales como: mastodontes, megaterios, gliptodontes, camélidos, milodontes, etc. La
extinción de esta fauna a comienzo del holoceno obligo a los grupos humanos a procurarse
nuevas fuentes para obtención de proteínas.

En las áreas marinas y lacustres tal como es el caso del Golfo de Paria, la recolección de
moluscos y pesca fue convirtiéndose progresivamente en la actividad económica predominante.

En los sitios arqueológicos más antiguos estudiados hasta ahora, se ha detectado que los
primeros pobladores de la Península de Paria eran diestros cazadores como lo evidencia la
presencia de venados y otros mamíferos y roedores terrestres en su dieta cotidiana.
Paulatinamente la recolección de moluscos, crustáceos y pesca en aguas someras y fondos
cenagosos se convierten en actividades económicas primordiales.
En la medida que el hombre se adaptó a los ecosistemas holocénitos y estructuro nuevos de vida
especializados, fue creando una tecnología local acorde con las predominantes actividades
económicas a las que se dedicaba. “En general manufacturaban instrumentos líticos de
producción de tipo unifacial utilizando la arenisca, la cuarcita y ocasionalmente el jaspe y la
serpentinita, destacándose la presencia de lacas utilizadas como raspadores o cuchillos, choppers
o tajaderas, martillos y piedra de apoyo para la molienda de sólidos”. (Sanoja y Vargas, 1992:72)

La continuidad histórica de estas antiguas poblaciones portadoras de las tradiciones culturales


características de los primeros núcleos humanos asiáticos que llegaron a América, está reflejado
en la persistencia en el tiempo de la etnia Warao. Esta parcialidad indígena se adaptó al
ecosistema deltaico manteniendo históricamente su modo de vida recolector-pescador
prolongando en el tiempo los rasgos culturales de los grupos humanos de comienzos del
holoceno. La recolección en manglares y morichales, la caza y la pesca son una continuidad de
los modos de vida que caracterizaban al hombre pariano hace 7.000 años.

En la segunda mitad del siglo XX, las investigaciones arqueológicas han arrojado valiosa
información sobre la ocupación inicial y tipo de actividades tecno-económicas desarrolladas por el
hombre antiguo en la Península de Paria. Dichas investigaciones fueron realizadas por Osgood y
Howard en 1941. Los citados arqueólogos excavaron la estación de guayabita en las
inmediaciones de la población de Güiria (Cruxent y Rouse, 1982: 232). Posteriormente Cruxent
excavo el sitio de Río Chiquito en las cercanías de la población de Irapa y en 1955 acompañados
por el Dr. Irving Rouse arqueólogo al servicio de la Universidad de Yale colecto material
arqueológico en el sitio denominado en conchero ubicado en las adyacencias de la ciudad de
Yaguaraparo. A partir de 1997 el Dr. Mario Sanoja, realizó estudios sistemáticos en la región
excavando los sitios de Ño Carlos y Guayana. El análisis de los sitios arqueológicos referidos ha
permitido hacer una reconstrucción de la actividad humana en Paria desde hace unos 7.000
años. Estos antiguos pobladores constituyen las referencias ancestrales de los Warao sucrenses.

La interpretación de los datos arqueológicos dentro del cuadro general de la prehistoria del
noreste de Sudamérica y las Antillas, nos permite afirmar que los primeros habitantes de Paria
derivan de la especialización regional de las antiguas poblaciones de cazadores-recolectores
asiáticos que se fueron expandiendo desde el norte hacia Centroamérica y atravesando el istmo
de Panamá arribaron al sur del continente, estableciéndose en Paria a comienzos del holoceno
(7.000 años ap.) influido por las grandes transformaciones experimentadas en el medio ambiente
a inicios de ese periodo geológico. "Muchas de esas antiguas poblaciones parecen haber
desarrollado modos de vida donde predominaba la recolección y pesca marina en las áreas
litorales, carácter que se hizo acentuando o visible hacia comienzos del holoceno con los
episodios de subida del nivel del mar que llegaron hacia su optimo hacia 5.000 años ap.”.
(Sanoja y Vargas, 1992:47).

En el caso del Estado Sucre la cada vez mayor especialización dio origen a modos de vida
particulares derivados de la formación apropiadora inicial. Así es el caso pariano las primeras
poblaciones se prolongaron históricamente a través de la nación Warao (recolectores-pescadores
interioranos) y a través de la etnia guaiqueri (recolectores pescadores oceánicos que poblaban
las costas del Golfo de Cariaco e Isla de Margarita. Las especializaciones tecno-productivas de
estos grupos étnicos arcaicos están estrechamente ligadas a las condiciones particulares de los
medios ambientes que usufructuaron. Las investigaciones arqueológicas, lingüísticas y etno
históricas más recientes enfatizan esta afirmación. En el prólogo del diccionario español - Warao
del padres Barral; Wilbert afirma "Probablemente los Warao y Guaiqueri son dos grupos aun
delineables de una gran nación de pescadores y navegantes que recorrían la parte septentrional
del continente desde el Delta hasta Los Andes". (De Barral, 1957:18).

En todo caso para la reconstrucción de la historia pariana la presencia de los Warao es el


referente más fehaciente de la continuidad histórica y cultural de los procesos societarios
regionales, tal como podremos ver a través de la etno-historia de estos ancestrales pobladores
del oriente de Venezuela.

Referentes Etno-Históricas de los Warao sucrenses

El primer sitio de contacto entre los navegantes europeos y los pueblos indígenas de Venezuela,
está enclavada en la región donde se hallan los asentamientos Warao en el Estado Sucre. El
nombre del sitio donde por vez primera pisaron tierra firme de América los compañeros de Colón
es una voz Warao. Macuro, que así se denomina este lugar, es una corrupción fonética del
vocablo Makura que significa literalmente "mi estrella". Esta designación tenía que ver
posiblemente con sus conocimientos astronómicos utilizados principalmente para orientarse en
sus jornadas de navegación.

Los Warao han sido identificados como las más diversas denominaciones en la literatura
publicada desde el comienzo del siglo XVI. Entre los nombres recogidos por diversos autores se
pueden enumerar los siguientes: Tiui-tiuas, Ciawani, Warau, Warrau, Tiguitiques, Tibibis,
Chajuanes, Palomos, Farautes, Mariusas, Guaraunos, Guarotu, Warewete, Tivitives, Uriaparias,
Guaraunu, Varaa, Wároyen, Warrays, etc.

A partir de 1498 fecha del contacto inicial, se hicieron frecuentes las incursiones de exploradores
europeos en la región pariana y deltaica, asiento de la nación Warao. En 1499 Alonso de Ojeda y
Américo Vespucio recorrieron la región, los asentamientos palafíticos allí existentes, fueron quizás
los que le recordaron la ciudad de Venecia de donde deriva el nombre de Venezuela y no como
usualmente se piensa que el área en la cual sustentaron su apreciación estos navegantes estaba
en el Lago de Maracaibo habitada por la etnia Anu o Paraujanos como se les conoce
comúnmente. Heinen (1980: 24) basado en la interpretación de las crónicas del padre Bartolomé
de Las Casas sugiere "...que la zona del Delta y los poblados Waraos pudieron haber sido más
bien la fuente de la inspiración de Vespucio.".

La exploración del Río Orinoco se convirtió en una empresa altamente atractiva para los
comerciantes europeos de comienzos del siglo XVI época en la cual el mercantilismo se hallaba
en su apogeo. Por ello no dudaron en financiar a los aventureros que se arriesgaban en viajes
exploratorios a estas comarcas.

"A principio del 1500 Vicente Yánez Pinzón llego a la costa de Guayana, comercio con los
indígenas y probablemente remonto el Orinoco". (Heinen, 1980: 24). La expedición de Pedro
Acosta y la muy notoria realizada por Diego Ordaz en 1530 y 1531 respectivamente. En 1591
Antonio Barrio fundo Santo Tome de Guayana.

La primera referencia escrita sobre los Warao corresponde al capitán Phelippe de Santiago en un
informe del año 1595, quien los denomina Chaguanes y Tivitives, señalando que viven en
terrenos anegadizos (Heinen, 1980: 25). En 1596 Sir Walter Releigh y el capitán Lawrence
Kemys, recorrieron el Delta del Orinoco. Otro explorador del siglo XVI el capitán Dudlev contacto
con los Waraos a los cuales denominaba Tiuitas.

Durante el siglo XVII la presencia de europeos de distinta procedencia: españoles, franceses,


holandeses e ingleses fue constante en el bajo Orinoco y sur de la Península de Paria. Estos
contingentes de merodeadores extranjeros incluían exploradores, traficantes de esclavos,
comerciantes e incluso religiosos.

En el siglo XVIII la intromisión foránea en el área Warao es básicamente de tipo religioso,


básicamente misioneros Jesuitas y Capuchinos de origen francés y español.

Durante el siglo XIX en virtud de haberse establecido muchas poblaciones criollas en la zona
deltaica, los Warao mantenían un permanente intercambio comercial con sus habitantes, lo cual
incorporaba elementos de transculturación en su modelo societario ancestral, pero en contrapeso
poseían asentamientos en la intrincada red de caños cerca de los morichales donde conservaban
sus ancestrales costumbres.

"Hacia fines del siglo pasado y principios del presente, los Waraos sufrieron grandes penurias con
la explotación del balatá. Se hacían entradas a sus poblados para sacarlos a la fuerza y alejarlos
en campamentos" (Heinen, 1980: 32).

En lo que va de este siglo el contacto de los Warao con el inundo exterior se ha hecho más
fluido, un ejemplo de ello es la adopción de la agricultura. En efecto en la década del veinte
proveniente de la Guayana Esequiba se introduce el ocumo chino (Colocacia esculenta). El
consumo de este tubérculo se arraigó rápidamente, jugando los misioneros un papel muy
importante en la difusión de este cultivo. Otros factores de transculturación ocurridos en este
siglo están ligados a la explotación de la madera, el cultivo del arroz y la extracción del palmito.
Sin embargo el fenómeno que más ha afectado a este milenario pueblo es el monstruoso
ecocidio que representó el cierre del Caño Manamo, realizado por el gobierno nacional por
intermedio de la Corporación Venezolana de Guayana. Esta irracional empresa desertificó
inmensos espacios que antes utilizaban los Waraos para la práctica de su tecno-economía
tradicional y desató grandes hambrunas y epidemias que golpearon duramente a este grupo
étnico, propiciando su migración hacia los centros poblados del país donde subsisten
miserablemente mediante la práctica de mendicidad.

En resumen, podemos señalar que la historia del pueblo Warao desde fines del siglo XV cuando
arribaron los europeos se caracteriza por una dicotomía conformada por la continuidad de sus
modos de vida tradicional en su hábitat tradicional e inaccesible en el interior de los morichales
que crecen en las pantanosas islas del Delta y un permanente e intenso contacto con poblaciones
adyacentes ya fuesen estas conformadas por europeos, criollos o indígenas pertenecientes a
otras etnias autóctonas.

Para finalizar estas referencias etno-históricas se puede aseverar que la población Warao a pesar
de todas las calamidades sufridas desde fines del siglo XV (fecha de contacto con los europeos) y
acrecentadas durante el siglo XX, ha tenido la suficiente fortaleza étnica para mantenerse
integrada en sus ancestrales territorios. Por otra parte se puede señalar que desde el punto de
vista demográfico la etnia Warao se viene deteriorando debido a problemas de alimentación y
sanitarios que confrontan como consecuencia del fenómeno transculturativo y el ecocidio al cual
han estado sometidos sus ancestrales hábitats.

Las Misiones Coloniales en Paria: Intentos de Reducción de la Nación Warao

Los espacios geográficos del Estado Sucre donde habitaban los indígenas Waraos corresponden
en la actualidad a los Municipios: Andrés Eloy Blanco, Benítez, Libertador, Cajigal, Mariño y
Valdéz. Son tierras anegadizas sujetas a la acción de las mareas que propicia la desembocadura
del Orinoco en el Golfo de Paria.

Los Waraos coexistían en estos territorios que consideramos como sus fronteras naturales por las
características medio ambientales con otras naciones tales como Parias y Chaimas. Mucho de los
pueblos que establecieron los misioneros en la región incluían indígenas de estas tres etnias
aborígenes.
Durante la segunda mitad del siglo XVII los misioneros capuchinos iniciaron una tenaz acción
evangelizadora en la provincia de la Nueva Andalucía. Una de las tareas más difíciles que
encararon estos religiosos en el Estado Sucre fue la reducción de los indígenas Waraos.

Dos factores de mucho peso impidieron una eficaz acción misional:

1.-Las características del medio ambiente del hábitat Warao. Los Warao viven a las orillas de los
caños e islas que se forman por la acción de la desembocadura del río Orinoco en el Golfo de
Paria, fundamentalmente en zonas aledañas a los morichales, especie vegetal a la cual dan
múltiples usos. Estos entornos fueron pocos propicios para la penetración de los religiosos en
sus intentos por mantener poblaciones estables. Sus descripciones del medio ambiente son más
que ilustrativo al respecto. "Los Farauntes tienen sus casas en los sitios más húmedos y
pantanosos que hallan y de ordinario están sobre el agua; por esta causa su habitación es muy
enferma, pero ellos reparan más en la seguridad, que les parece conseguir de esta suerte que no
en lo malsano de los sitios." (Carrocera, 1964: 377).

2.- La tecno-economía de la nación Warao. Los Warao de acuerdo con los indicios arqueológicos
y lingüísticos habían ocupado el espacio deltaico desde hace varios milenios, desarrollando por
consiguiente una adaptación a ese entorno que les permitía aprovechar al máximo los
ecosistemas del manglar y morichales. Su tecno-economía era diferente a la de otras
parcialidades aborígenes de la Península de Paria puesto que practicaban caza, pesca y
recolección animal y vegetal pero desconocían la agricultura.

Al referirse a la posibilidad de formar pueblos con ellos los religiosos enfatizan su resistencia a
salir de sus tierras anegadizas donde abundan los morichales y otras especies botánicas y
animales con las cuales estaban compenetrados. En torno a esa situación el padre Carrocera
refiere "… y es que están acostumbrados tan solo de la caza y de la pesca y del corazón de cierto
árbol esponjoso que llaman ataguey y no tienen otras labranzas. De este mismo árbol hacen sus
redes para pesca y sus hamacas para dormir y su mayor regalo y que ellos comen con gran
gusto son unos gusanos gruesos del tamaño de un dedo, que se crían en el árbol.” (Carrocera,
1964: 378).
A pesar de las aseveraciones de los misioneros sabemos por informaciones de los primeros
exploradores y por relatos de los mismos religiosos., que eran fabricantes de embarcaciones de
gran tamaño que utilizaban en largas jornadas de navegación para comerciar con otras
parcialidades indígenas. Al respecto el Padre Carrocera escribe: "Sin embargo hacían sus
incursiones por la región próxima al principio de las bocas del citado rio, no en plan guerrero sino
para establecer contacto con otros indios e incluso venderles sus mercancías. Por eso mismo los
encontramos establecidos también en esos sitios, en las proximidades del Golfo Triste y aun en la
Península de Paria." (Carrocera, 1964: XXXIV).

En primer pueblo de misioneros fundado en el espacio geográfico Warao fue Nuestra Señora de
Belén de Mapuey. Dicha fundación la realizo en 1674 por el Padre Francisco de La Puente. La
vida en este pueblo fue efímera, perdurando hasta en 1683. Los indígenas pobladores fueron
mayormente Chaimas. La visitación de Santa Isabel, fue cronológicamente la segunda población
de Misiones establecidas en la región, La fundo el Padre Jerónimo de Villel. Hay divergencias en
relación a la fecha de fundación. Mientras el Padre Jerónimo Muro la ubica cronológicamente en
1.688; otro religioso, Torrelosnegro apunta que fue establecida en 1691. La vida de esta misión
fue accidentada y para 1712 había sido abandonada. Según relaciones de ese año su declinación
se debió a la insalubridad del sitio. Otras circunstancias señaladas como causa de su temprano
abandono se refiere a las incursiones de franceses e ingleses que también tuvieron que ver
determinadamente con el despoblamiento de Santa Isabel. Por último los Warao habían
rematado su destrucción saqueando los bienes religiosos como bien apunta Carrocera: " los
indios Farautes habían entrado dos veces a la población de Santa Isabel, cuando ya estaba
despoblada,, y se habían llevado las cosas de la sacristía y de la casa del padre". (Carrocera,
1964: 207).

En el siglo XVIII arrecia la actividad misional en la Península de Paria teniendo como objetivo
básico la reducción de los Warao, tarea nada fácil por la predisposición de estos a poblarse en
sitios alejados de su hábitat natural y que a los misioneros les parecía malsano e insalubre tal
como reiteradamente refieren en sus crónicas. En 1734 se estableció la misión de San Pablo de
Coicuar, fundada por el Padre Fray Pablo de Vivel. Inicialmente estuvo asentada en la villa de
Caratal y posteriormente se mudó al Valle de Coicuar en las tierras adyacentes al Golfo de Paria.
Geográficamente esta población se estableció en territorio del actual Municipio Benítez.
Las posteriores fundaciones hechas por los misioneros en Paria durante el siglo XVIII fueron:
Patrocinio de San José de Irapa, fundada en 1736 por el padre Fray Francisco de Torres. Las
crónicas señalan que se fundó con indios Chaimas. Hoy Irapa es la capital del Municipio Mariño,
San Juan Bautista de Soro fundada en 1736 por el ya citado Padre Francisco de Villel. Los
indígenas con los cuales se inició esta población eran de filiación chaima. Esta población ubicada
en el Municipio Mariño subsiste hasta nuestros días. En 1738 el Padre José de Jarque fundo San
Carlos Borromeo de Amacuro, ubicada muy cerca del mar y distante de Soro unas catorces
leguas, el emplazamiento de este pueblo de misión no ha sido claramente establecido, Nuestra
Señora del Rosario de Yaguaraparo, fundada en 1760 por Fray Silvestre Zaragoza, en la Costa de
Paria a orillas del Golfo Triste, persiste hasta nuestros días y es la capital del Municipio Cajigal.

Como hemos visto el contacto de los Warao con los europeos fue muy temprano. Sus territorios
por estar ubicados en la ruta que habían de transitar los aventureros renacentistas en sus
incursiones por el Orinoco los relacionó no solo con los españoles, sino también con holandeses,
franceses e ingleses.

Las características medio ambientales que hacia altamente dificultosas las comunicaciones
terrestres y el pugilato que se estableció entre las diferentes potencias marítimas europeas por
controlar el estratégico y codiciado espacio que permitía el acceso al Orinoco, favoreció a los
Warao permitiéndoles mantener su integridad como nación, cuando ya otras parcialidades
aborígenes habían sido asimiladas por la acción religiosa, aniquiladas por la incursión de los
esclavistas o diezmadas por las epidemias que se desataron entre los indígenas a raíz de su
contacto con los europeos.

La destrucción y saqueo de muchos pueblos en la región por acción de los indios Caribes,
coaligados con Franceses y Holandeses, facilitó a los Warao la preservación de su integridad
cultural dado que tenían la ventaja de vivir en el interior de las islas y caños del ecosistema
deltaico donde mantenían su integración étnica y una sustentable actividad tecno-económica
basada en el aprovechamiento de los morichales y de la fauna asociada al manglar.
Toponímicos de Procedencia Warao:

 Guayana (Municipio Libertador)


 Guanoco (Municipio Benítez)
 Guaca (Municipio Bermúdez)
 Güire (Municipio Benítez)
 Caigüire (Municipio Sucre)
 Guiria (Municipio Valdez)
 Manicuare (Municipio Cruz Salmerón Acosta)
 Macuro (Municipio Valdez)
 Uquire (Municipio Valdez)
 Soro (Municipio Valdez)
 Yaguaraparo (Municipio Cagigal)
 Guaraunos (Municipio Benítez,)
 Tacarigua (Municipio Cruz Salmerón Acosta)
 Guaranache (Municipio Cruz Salmerón Acosta)
 Taguapire (Cruz Salmerón Acosta)
 Guayacán (Cruz Salmerón Acosta)
 Guacuco (Municipio Arismendi)
 Guarataro (Municipio Arismendi)
 Mucubina (Municipio Benítez)
 Mauraco (Municipio Benítez)
 Guariquén (Municipio Benítez)
 Guanoco (Municipio Benítez)
 Jurupu (Municipio Benítez)
 Ajíes (Municipio Benítez)
 Güirina (Municipio Mariño)
 Caituco (Municipio Benítez)
 Guaritoto ( Municipio Benítez,)
 Guatamare (Municipio Benítez)
 Guárico (Municipio Arismendi)
 Canainia (Municipio Bermúdez)
 Sirina (Municipio Benitez)
 Querepe (Municipio Benítez)

Los Waraos Sucrenses: una cultura milenaria que subsiste en el presente.

La persistencia de naciones indígenas en Venezuela, es el más claro ejemplo de la predisposición


de los pueblos a aceptar pasivamente su destrucción; ya sea esta física (genocidio) o cultural
(etnocidio).

El pueblo Warao, algunos de cuyos descendientes viven en tierras sucrenses arrastra consigo una
tradición centenaria de luchas por su libertad e independencia. Fue de los pocos grupos
aborígenes que enfrentaron con éxito las incursiones esclavistas de los caribes, que dominaron
Las Antillas. El Atlántico y el Orinoco, en época de lluvia, los guaraos permanecían en sus tierras
y en sus aguas entregados a las tareas agrícolas, la pesca y la caza. Con la época de una sequía
muy relativa concurrían con sus grandes y numerosas canoas al tráfico comercial Formaban
flotas para defenderse de los caribes con quienes estaban en constantes guerras. Después que
los conquistadores españoles instauraron plenamente sus colonias en toda la geografía
venezolana los Warao conservaron su independencia por bastante tiempo. Sin embargo, la larga
lucha del pueblo Warao que vive en suelo sucrense parece alcanzar hoy un punto donde la lógica
insinúa que su extinción definitiva (culturalmente hablando) podría estar próxima. El moderno
proceso de transculturación asume en el caso de ellos un doble matiz, por una parte tiende a
cercenarle sus valores ancestrales al igual que sus formas económicas tradicionales y por la otra
le niega la posibilidad de su incorporación verdadera a la que podemos llamar sociedad nacional
venezolana, es decir, la sociedad mestiza.

Ante este problema no se puede asumir una posición neutral, no hay la posibilidad de la
imparcialidad, porque nos conducirá a la complicidad con un hecho de etnocidio.

Una razón de peso nada romántica motoriza nuestro alineamiento al lado de los Warao sucrenses
en la lucha por mantener su cultura y sus valores: Hoy se plantea en el país una lucha frontal por
la defensa del medio ambiente, el modo de vida tradicional del pueblo Warao asentado en esta
entidad, es un ejemplo de cómo pueden utilizarse los ecosistemas aprovechando sus recursos sin
dañarlos, los Warao han sido fieles guardianes de las tierras bajas anegadizas situadas al sur del
Estado utilizando métodos de explotación sumamente adaptados a las características de estos
frágiles ecosistemas; en este sentido no solo se diferencia sino que supera los modelos
introducidos por la economía occidental altamente peligrosos para estos entornos (que
contribuyen a mantener la rica fauna del Golfo de Paria aportando su considerable caudal de
nutrientes). El que observe con detenimiento las discusiones ecológicas actuales tendrá
necesariamente que reconocer que existen notables diferencias entre los efectos que ocasionan
al ambiente la economía itinerante practicada por los indígenas y la tala de manglares que con
fines comerciales realizan en Caño de San Juan., las empresas madereras., las empresas
petroleras y las que explotan el palmito.

Rasgos particulares de la Cultura Warao.

La nación Warao ha sido tradicionalmente recolectora y pescadora, aunque en el último siglo


como consecuencia de procesos de transculturación han adoptado también prácticas de
horticultura y conucos. Se ubican en los caños y regiones anegadizas del delta del Orinoco.

Por sus desplazamientos espaciales cíclicos la ubicamos dentro del grupo antropológicamente
definido como comunidad semi-permanente sedentaria.

Cultivan, principalmente la yuca (manihot utilísima pohl), la cual utilizan para confeccionar
cazabe y obtienen gran variedad de especies que se dan en estos caños mediante la práctica de
la pesca, recolectan cangrejos, tortugas y moluscos de agua dulce., no obstante el eje de la
actividad económica de estos indígenas ha girado desde tiempos remotos en torno al uso de la
palma de moriche. Por esta razón el padre Gumilla, afirmaba “ ... todo su vivir, comer, vestir a
su modo, pan, vianda, casas, apero de ellos y todos los menesteres para sus piraguas Y
pesquerías, y varias mercancías que venden, todo sale de la palma.”

En lo que respecta al aspecto lingüístico, este grupo pertenece a los catalogados como tribus
independientes o arcaicas, es decir, su idioma no está integrado dentro de las grandes familias
lingüísticas: Caribe, Arawak o Chibcha.
Algunos vocablos existentes en el idioma Guaiquery, de origen Warao hacen pensar en algún tipo
de filiación entre, ambos grupos. Probablemente, los Warao y Guaiquery, son dos grupos aún
delineables de una gran nación de pescadores y navegantes que recorrían la parte septentrional
del continente desde el Delta hasta los Andes

Los Warao poseen una rica cosmovisión nacida y cimentada a partir de sus ancestrales vivencias
y relación diaria con el mundo animado. En ella tienen cabida los relatos de su nutrida tradición
oral que refieren: la tradición de humanos en animales tales como (zamuros, mosquitos,
guacamayos y tigres, por este último sienten los Warao especial respeto) la magia para la
curación de enfermedades y otros maleficios, el temor al Jebú, espíritu maligno al que le
atribuyen muchos de los problemas que confrontan en su vida cotidiana.

Los Indígenas Warao del Estado Sucre.

El Municipio Benítez es el de mayor extensión territorial y uno de los que poseen mayor potencial
agrícola en el Estado Sucre, al Sur de él está ubicada la Parroquia Unión cuya capital es
Guariquen, su población actual puede alcanzar unas mil personas. Otros poblados de cierta
importancia son Jurupú y Guanoco.

La fertilidad de la región hace que la misma sea un emporio agrícola donde se dan los cultivos de
raíces: ocumo, yuca, ñame, etc. Existen además extensas haciendas de cacao en toda la zona.
Geográficamente posee características deltaicas, por esta razón la movilización fluvial a través de
los caños cobra mucha importancia. Es precisamente aquí donde se hallan las últimas familias
Warao, vivientes testimonios de nuestro pasado aborigen.

Esta población indígena podría alcanzar una cifra cercana a los mil individuos, aun cuando hay
que hacer la salvedad de que un número elevado de integrantes de las comunidades que se
consideran criollas son en realidad indígenas transculturados, utilizaremos el pueblo de
Guariquen como punto de referencia para ubicar las principales comunidades Warao: San
Antonio, La Candelaria, Jurupú, Caño San Juan, María López, Los Barrancos, Guanoco, Boca de
Guanaco y Frente al Muelle de Caripito.
La economía de estas comunidades sigue guiándose por patrones tradicionales heredados de sus
antepasados. Podría decirse sin temor a equivocación que es una forma de vivir que sólo es
factible de practicar en estas zonas anegadizas, selváticas e intrincadas.

Un elemento importante de la economía es el árbol de moriche, del cual extraen una gama de
productos para su alimentación y para elaborar sus utensilios, sobre todo chinchorros.

La pesca es otro pilar fundamental de su dieta y de ella obtienen: lisas, bagres, robalos, sábalos,
morocotos, etc. La agricultura, específicamente el cultivo de la yuca y el ocumo chino (Colocacia
esculenta) unido a la caza y recolección de algunos animales: chigüires, patos, lapas, cangrejos,
etc., completan la alimentación. Es necesario apuntar por otro lado, que ya una parte de la
población indígena ha sido asimilada a tareas y actividades propias de la población criolla y de las
grandes industrias tales como: la tala de los manglares en las márgenes del Caño San Juan, la
explotación del palmito y obrero en los proyectos de extracción de hidrocarburos.

El Proceso de Transculturación de los Warao sucrenses en la actualidad.

El contacto con la población criolla, contribuye a deportar los patrones tradicionales de vida de
las culturas indígenas.

Los Warao al igual que otros aborígenes Venezolanos han mostrado siempre afición por el
consumo de bebidas alcohólicas. Conscientes de esta situación la población criolla aprovecha esta
debilidad para cambiarle sus productos por dichas bebidas. En el pueblo de Guariquen donde los
domingos vienen los indígenas a vender sus productos, como no hay ninguna reglamentación
que se lo impida se dedican a consumir licores. El comercio que realizan los criollos con los
indígenas sobre esta base es tal que en los sitios donde tienen una ranchería se observan
verdaderos promontorios de botellas vacías de diversas bebidas alcohólicas.

El problema básico de los indígenas del Estado Sucre es el sanitario aun cuando no existen datos
escritos de ningún tipo sobre el índice de mortalidad de estos, informaciones recogidas en los
rancho de criollos, cercanos a los sitios donde viven señalan que es muy elevada, sobre todo en
los niños, siendo El Sarampión, La Tuberculosis, las gastro-intestinales las enfermedades que
mayor estragos causan. Hay un factor que viene a ser determinante en este hecho, estudios de
Antropología física realizados en América han demostrado que a la llegada de los españoles no
existían en este continente enfermedades tales como: El Sarampión, La Viruela, El Tétano, La
Tuberculosis, Las Caries dentales, etc., por consiguientes el organismo de la población aborigen
no poseía ningún tipo de defensa contra estas enfermedades. En consecuencia la única la
solución sanitaria de estas comunidades en la medicina preventiva, es decir, la vacunación, pero
la aplicación de la misma se dificulta por la alejada ubicación los asentamientos climas vías de
acceso son poco menos que intraficables, aparte del desinterés que por estos problemas han
mostrado los organismos a quienes le compete esta cuestión.

Especificidad Étnica Warao.

La comprensión de la problemática de los indígenas que han sobrevivido no solamente en


Venezuela sino en toda la América ha estado entrabada por prejuicios que: datan desde los
tiempos del descubrimiento y la colonización tendientes a justificar muchos de los atropellos que
se cometieron contra la población nativa en aquellos tiempos.

El carácter eurocéntrico que fundamenta la visión de los Hombres que colonizaron esta tierra se
fue generalizando y sus nocivos reflejos se proyectan hasta nuestros días. En la historia de la
Nueva Andalucía el Padre Fray Antonio de Caulin al referirse a los indígenas de estas latitudes
apuntaba: "... me contentaré con decir en general: que todos los indios de esta provincia aún
después de poblados. son por naturaleza flojos, perezosos, taimados, agilísirnos y astutos para
su conveniencia, y enteramente negado al socorro de lo ajeno: prontísimo para urdir un embuste
y hacer creer una mentira, como de ella se le siga la consecución del interés que desean". Esta
forma de ver y analizar la actitud del indígena ante el mundo no ha variado mucho y tanto la
población criolla como funcionarios del Estado encargados de tratar el problema, no han tenido a
mano los nuevos elementos de juicio para estudiarlos que aportan las ciencias sociales: Por
consiguiente no han podido entender que esta actitud del indígena deriva del empleo de un
patrón cultura¡ diferente., cuya visión de la economía se orienta hacia la utilización de los
recursos del medio para satisfacer las necesidades básicas sin que haya cabida para la idea de
acumulación de riquezas y obtención de la máxima ganancia que era propia de la economía
mercantilista que florecía en Europa para la época del descubrimiento y a la que no eran ajenos
conquistadores ni misioneros
Aun hoy, se acepta generalizadamente como válida la visión que tenían los primeros
conquistadores de los grupos aborígenes y por ello se enfocan mal su situación actual; es
necesario pues, explicar correctamente la cuestión para poder proponer medidas aceptadas al
problema indígena de hoy.

El primer escollo para entender la cuestión es de carácter etnocéntrico, la población criolla e


incluso los funcionarios del estado no entienden que los indios vivan en sitios tan lejanos y que
no le gusten concentrarse cerca de los centros poblados. La situación sin embargo no es difícil
de entender, la economía del grupo Warao que viven en Sucre sigue fundamentada en patrones
culturales ancestrales como hemos dicho y poco le interesa la visión que la población criolla tiene
del mismo asunto, es una economía itinerante basada en los recursos y condiciones del medio
ambiente que se producen en la zona tropical. Más que verdaderas poblaciones, los sitios por
donde transita la familia indígena son paraderos que utilizan de acuerdo al interés de proveerse
de determinados recursos.

En época de lluvia por ejemplo permanecer descasando en algunas rancherías y consumiendo


alimentos que obtienen en pequeños sembradíos de yuca., ocumo, etc., y ocupados en la
fabricación de sus chinchorros y fabricando otros artefactos.

En el verano se despliegan por la sabana para recolectar morrocoyes, peces como el conchuo,
etc. Este modo de vida, conformado a través de una práctica realizada desde hace miles de año
es precisamente lo que convierte a este grupo humano en una proyección cultural distinta (unida
por supuesto a la posesión de un idioma y cosmovisión diferente).

Todos estos factores tecno-económicos: lingüísticos, etc. hablan por sí solo de una sólida cultura
de raíces milenarias cuyos rasgos originarios empezaron a conformarse en el noreste de
Sudamérica hace unos 9.000 años antes del presente. El radio de dispersión de los sitios
estudiados arqueológicamente es realmente amplio, extendiéndose desde los llamados
sambaquies (Concheros ubicados en la costa Suroriental del Brasil) hasta el sur de la Florida, la
utilización de los moluscos marinos como elemento dietético importante y cotidiano, conllevó a
que el hombre aprendiese todos los secretos Y propiedades de los mismos. Surgen esquemas
culturales ligados al entorno marino, que además de emplear a los mariscos como alimentos,
aprovechan los residuos no comestibles (conchas) con otros fines conexos en sus tareas
cotidianas. Una primera conclusión tentativa para justificar la aparición de estas culturas
especializadas en el manejo de los entornos costeros seria la siguiente: Hace algunos 10.000
años (fines del pleistoceno o edad de los hielos) el aumento de la población unida a la
disminución de la mega fauna (Mastodontes, Megxthcriuni, camelidos, Milodones, etc.) que
habían sido el principal recursos dietéticos. Como consecuencia de los cambios ecológicos generó
la necesidad de obtener nuevas fuentes alimenticias, derivando del interés de los grupos
humanos hacia recursos terrestres antes no utilizados intensivamente (plantas y animales
pequeños etc.) e igualmente hacia otros procedentes del mar (peces y, moluscos). La cantidad
de sustancias comestibles que proporciona un molusco es pequeña comparativamente con las
proteínas provenientes de la caza de grandes animales, pero su cuantía y abundancia los
convertía en cantera alimenticia digna de tomar en consideración.

Probablemente el hombre se compenetró con el mar a partir de la evolución de su práctica más


antigua (la caza), en principio debe haber practicado la cacería de animales ribereños como la
foca, pero posteriormente se fue especializando en la recolección y más tarde en la pesca en
aguas más profundas cuando riqueza de los elementos que integran nuestra conformación de
pueblos, siendo componentes básicos de nuestra identidad regional, y nacional.

La situación actual del pueblo Warao se puede considerar como alarmante. El cada vez más
acentuado proceso de transculturización conduce a la ruptura del equilibrio hombre naturaleza
sobre el cual se asentaba el patrón cultural de este grupo étnico. La población criolla penetra
éstas comunidades penetrándolas por intermedio de nuevas actividades políticas de utilidad
electoral y la inserción de productos comerciales (muchos de los cuales son innecesarios) que
son intercambiados por los de factura indígena en condiciones desventajosas para los Warao.

REFERENCIAS

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Heinen, Dieter (1980): APORTES PARA UNA ETNOGRAFÍA WARAO. Caracas. Instituto Caribe de
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NEOHISTÓRICAS ABORÍGENES HASTA 1500 d. C. Caracas. Fundación Comisión
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FORMACIONES Y MODOS DE PRODUCCIÓN VENEZOLANOS. Caracas. 3ra. edición, Monte
Avila.

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