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Una técnica de teatro físico, una nueva manera de hacer teatro, un arte contemporáneo
El mimo corporal dramático de Etienne Decroux toma el cuerpo como principal medio de
expresión y al actor/actriz como punto de partida para la creación, con el objetivo de
‘hacer visible lo invisible’ (E. Decroux), permitiéndole así mostrar el pensamiento a través
del movimiento.
Arte del movimiento más que arte del silencio. El mimo corporal dramático es ante todo
el arte del actor. El actor, independientemente de cualquiera que sea su ambición artística,
ha de estar sobre todo presente en escena, y esta presencia se mide a través de su
cuerpo.
Éste es su medio de expresión. El cuerpo es el que sostiene el traje, es lo primero que verá
el espectador, el cuerpo es el que lleva la voz. Es el esqueleto, la mano en el guante.
Estudiar una técnica, como la música, multiplica las posibilidades del artista, permitiéndole
hacer aquello que quiere, y no sólo aquello que puede. Es una puerta abierta hacia una
mayor libertad e imaginación, así como a una mayor claridad en la ejecución.
En el año 1962, Decroux abrió su escuela en París, donde enseñó y continuó desarrollando
su técnica. Muchos actores estudiaron con él, entre otros: Jean Louis Barrault, Marcel
Marceau, Jessica Lange y Michel Serrault. Su trabajo y aportación al conocimiento teatral le
valió reconocimiento mundial. Su nombre figura entre los grandes maestros, como son
Meyerhold, Stanislavsky, Grotowski o Lecoq.
Son muchas escuelas (ESAD de Valencia, RESAD de Madrid, Instituto del Teatro de
Barcelona, en París, Londres…) que imparten la técnica de Etienne Decroux como
complemento a otras técnicas físicas o corporales. En España, sin embargo, La Escuela
Internacional de Mimo Corporal Dramático de Barcelona es la única que ofrece una
formación especializada e intensiva en esta técnica.