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Historia de la Filosofía

http://historia.uniovi.eu.org Curso: 2002/2003 Plan: 200

TEMA 3: LA COSMOVISIÓN CRISTIANA


MONOTEÍSMO JUDÍO Y HERENCIA PLATÓNICA
El mensaje cristiano se recibe de forma distinta en cada sistema helenístico, y así hay movimientos
gnósticos en los primeros siglos que mezclan el cristianismo paulino con la cábala etc. Se busca el éxtasis, el
encuentro con lo Uno mediante diferentes prácticas, pero subyaciendo en todas el elemento místico.

La cultura griega se detiene cuando el cristianismo asciende al poder. En la visión ilustrada, se entra en
una edad de tinieblas hasta Copérnico. En la visión marxista, los cristianos favorecen el sistema de
servidumbre, y, si tienes mucha gente trabajando un campo, no se desarrollará jamás la técnica.

En el s. II, se inventa la filosofía cristiana. Aparecen dos movimientos. El rupturismo considera que todo
lo que nos enseñaron los filósofos antiguos paganos es obra del diablo. Esta tradición concluye en Tertuliano,
padre de la Iglesia pero no santo. Tertuliano es africano, y cree de manera radical, “credo porque est
absurdo” y ahí está su mérito, creer en dogmas insustanciales. Tertuliano era seguidor de Pablo de Tarso y
también se emasculó.

Otra corriente es el Alejandrismo. El cristianismo florece sobre todo en el Zagreb. Los egipcios, como San
Clemente de Alejandría, propugnan que todo lo que nos enseñaron los paganos fueron anticipaciones del
mensaje de Cristo, y así, Platón tuvo una revelación extraordinaria sobre el mundo. Es una posición
moderada. Sin embargo, Valentín, un racionalista que apoya más o menos estas teorías, era considerado
hereje.

Al principio de los tiempos existe el Uno, que por emanación produce los eones y la materia y como última
degradación surge la tierra inscrita en un plan necesario. Para volver al Uno se necesita que la divinidad
engendre Eones para que la inteligencia de los espíritus retorne al Uno. La vida del hombre es un proceso de
purificación hacia el Uno, por ellos los profetas siempre tratan de purificar. Los gnósticos creen que la
salvación compete a los hombres, creando un esquema necesarista, lo cual lleva al racionalismo y a la
herejía. Arrio fue la última manifestación del cristianismo racionalista. El arrianismo atrae a muchas tribus
germanas, pues es conciliadora y sincrética.

SAN AGUSTÍN

El s. IV es el momento de cristalización de la cosmovisión cristiana, en el momento de declive del Imperio


romano. En el s. IV surge la figura capital del cristianismo, San Agustín de Hipona, heredero del platonismo y
conciliador de teorías, que realiza una síntesis paradigmática del cristianismo. Sus obras más conocidas son
“De trinitate”, “De civitate dei”, y en su época pagana, tiene una serie de diálogos “Los diálogos de
Casiciaco”, “De veritate” y “De alegria”.

Agustín nace de padre patricio romano, y madre cristiana, en Hipona, cerca de Cartago, en al año 354. En
el momento de su nacimiento, la religión cristiana ya está permitida en el Imperio. Entre los estoicos
romanos de clase alta y los esclavos cristianos hay buenas relaciones. Agustín estudiará retórica en Cartago,
donde se echa moza y con 15 años tiene un hijo. Para estudiar la carrera superior se va con su hijo Deodato
y su mujer a Milán. En Milán, con 25 años, pone su propia escuela y triunfa políticamente en el Estado
Romano. Le contratan para hacer discursos patronales en Milán. Agustín va en busca de la verdad y la busca
en las religiones mistéricas, como el maniqueísmo, así como frecuenta a los neoplatónicos, porque los
considera abiertos y razonables.

En vista de los acontecimientos, Agustín comienza a dudar de las verdades de la religión y edita “Los
diálogos de Casiriaco”. Agustín no se convertirá al cristianismo hasta que su madre muera en Cartago. Unos
niños le dan un papel y le dicen “toma y lee”. Agustín lee lo que llevaba en sus manos, la epístola a San
Pablo, donde lee: “la carne apetece sobre el espíritu” y lo considera una revelación personal. Así, comienza a
frecuentar a San Ambrosio, obispo de Milán y filósofo.

A los 33 años tiene una crisis, pues con su edad ha de contraer matrimonio y repudia a su 1ª mujer, la cual
funda un convento en África. Su hijo muere. Desposa a una núbil y se da a la vida nocturna, asqueándose a
sí mismo, culpabilizándose por su debilidad por la carne. Por ello, luego creará una moral sexual muy
estricta, dejando huella en la Iglesia. Se convierte al cristianismo en el 357, en el 358 funda un monasterio

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en Cartago, le ordenan presbítero en el 391 y en el 396 ya es obispo de Hipona.

Su extensa producción literaria lo convierte en el paladín de la doctrina cristiana, luchando con todas las
herejías de su época con la espada del intelecto. Su doctrina se consideró en la línea de Clemente de
Alejandría, conciliando fe y razón “fides querem intelectos”, y buscando en Dios la verdad suprema.

En el 410 los godos de Alarico saquean Roma durante 3 días. Como Alarico es cristiano, los paganos dicen
que esto es castigo es de los dioses paganos por abandonar su culto. En el 392 Teodosio prohibe los cultos
paganos, persiguiendo incluso a los mitrales. Teodosio dividió el imperio entre sus dos hijos. En Oriente se
mantiene un cristianismo ortodoxo, pero no fueron tan drásticos a la hora de perseguir las herejías. En el s.
XI el cristianismo oriental ya tendrá problemas con los iconos. Así, Roma pierde su poder. Alarico saquea
todo menos las iglesias.

Agustín veía mucho oportunismo en la conversión al cristianismo, y como sabe que le van a favorecer
ahora por su conversión, rechaza la vida política y se va a su tierra, Hipona, dedicándose a la defensa del
cristianismo. Agustín ve fatal que la gente tras convertirse siga con las mismas costumbres licenciosas. Aquí
se ve la influencia pelagianista. Pelagio era un monje que se fue a Bretaña a convertir a los ingleses y que
cuado vuelve se percata de que la vida licenciosa en Roma es tremenda. Pelagio se enfada y avisa de que no
basta con abrazar la fe cristiana, sino que también hay que cumplir con sus deberes y realizar buenos actos.
Esto es una herejía para la iglesia, pues supedita la salvación del alma al esfuerzo personal, en contra del
dogma cristiano que confía en la voluntad arbitraria de Dios. Por ello, Agustín combatirá al pelagianismo con
sus doctrinas.

La ciudad de Dios es la obra de Agustín (412- 427), en dos libros, con interpretaciones político- sociales de
la historia. En el 417 escribe “De trinitate”, donde defiende el dogma cristiano más difícil, la trinidad. Agustín
puede considerarse que es un filósofo cristiano de gran envergadura teórica, que interpreta el cristianismo en
clave platónica. La doctrina de San Agustín será muy clara en:

Tª del conocimiento: concibe el conocimiento como iluminación, teoría de influencia platónica. Hay dos
tipos de iluminación: la natural y la sobrenatural. Ésta se tiene cuando alguien alcanza la visión beatífica de
la verdad. ¿Dónde se obtiene? La verdad habita en el interior del hombre, y el hombre ha de buscarla en su
interior. La gracia divina no es más que un proceso (influencia estoica) de interiorización hacia las moradas
del alma. La gracia no es más que una conversión hacia lo divino y un dar la espalda a los seres naturales.

Son 3 las facultades del alma: memoria, entendimiento y voluntad, que se relacionan con la trinidad,
siendo Dios padre la memoria, el Hijo o logos el entendimiento y el Espíritu Santo la voluntad y el amor. Así,
se combina el platonismo con la biblia. En la defensa del cristianismo San Agustín recuerda las doctrinas
platónicas del alma y es el gran defensor de la ortodoxia contra la herejía.

• Tª ontológica: el mundo está vinculado a las ideas del Ser de Parménides, el ser inmutable. Las cosas
que no cambian son espirituales, pero varían temporalmente. Se necesita algo que no varíe en el
tiempo histórico en el espacio. Debe definirse el tiempo en relación a la infinidad. ¿Cómo algo
inmutable pudo crear el mundo? ¿Qué es el tiempo? Dice Agustín “si me lo preguntan, no lo sé; si no
me lo preguntas lo sé”. ¿Qué hacía Dios antes de crear el mundo? ¿Acaso Dios es nada? La filosofía
cristiana empieza a explorar la temporalidad.

• La ética: está orientada desde el punto de vista de la libertad: el hombre es un compuesto de cuerpo y
alma, siendo el alma lo fundamental para ser inmortal. ¿En qué consiste la vida del hombre? En elegir
el bien, eligiendo a Dios. ¿Cómo se produce esa elección? ¿cómo se creo el alma? ¿Cuándo? Agustín
define el traduccionismo, según el cual el alma es creada por Dios para cada cuerpo. Por ello, el acto
de la fecundación solo es bueno cuando busca procrear, pues es así como se recrre a Dios para que
influya en el alma. Traduccionismo: como el alma es luz, se puede usar la metáfora del fuego que se
transmite. A Agustín se le ocurre la tesis del traduccionismo: el alma se genera en el acto sexual
cuando hay fecundación y son los padres los que transmiten el alma a sus hijos. Esto puede ser una
herejía, aunque así resuelve el problema del pecado original: ¿por qué todos somos pecadores? Porque
las almas se transmiten por vía genética y con ella, se transmite también el pecado. Se transmite por
la raíz (tradus=raíz), de manera que los dos fuegos se unen, formando una explosión de amor. Por ello
se ha de lavar el alma con el agua bautismal para limpiarla de pecado.

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• Las 2 ciudades: el hombre busca la felicidad, y ésta es la quietud solo alcanzable cuando reposa en
Dios. Como respuesta al saco de Roma, Agustín habla de que dos amores hicieron dos ciudades. El
amor de Dios creó la Jerusalén celestial y el amor a uno mismo creó Babilonia, la ciudad de los
pecadores que irán al infierno al final de los tiempos. Estas dos ciudades están juntas a la vez sobre la
tierra, nadie sabe en cual de las dos vive, solo Dios conoce el destino de cada cual. Así, el mundo es
una prueba divina, y el pecado y la salvación, procesos interiores, se reinterpretan en clave
providencialista.

Agustín cuenta la historia desde esta nueva perspectiva, reinterpretando la historia desde una
perspectiva cristiana. Hasta el advenimiento de Cristo, es la época del Padre. Agustín habla de la
rebelión de los ángeles, que se enfrentan a Dios por su decisión de hacer sufrir a su hijo encarnado. La
época que viven es la edad del espíritu, donde esperamos el advenimiento del fin de los tiempos,
existiendo pruebas para la fe tales como la caída del Imperio Romano. Pero esto es contingente, no
debe preocupar al cristianismo.

Dios, que escribe derecho con renglones torcidos, tiene reservada su morada para los justos, a los que
pone a prueba. Lo que interesa en que la caída a la puerta del infierno no prevalecerá jamás sobre la
Jerusalén celeste, que sobrevivirá a todo. Dios es providente y protege a los suyos (¿acaso no respetó
Alarico las iglesias de Roma?). Así, el Imperio Romano cae por sus propios pecados, y en realidad el
cristianismo es la única tabla de salvación. Roma es una ciudad cainítica y deberá caer, Alarico es un
instrumento de la providencia contra Roma, etc.

La tesis central habla de la historia del mundo con la rebelión de los espíritus malignos contra la
voluntad de Dioso. ¿Por qué se rebeló Lucifer contra Dios? Lucifer era el ángel más bello y quiso saber
más, rebelándosele que con el paso del tiempo Dios se encarnaría en la forma de un hombre humilde.
No sólo se rebela Lucifer contra Dios, sino que también empieza a conspirar contra los hombres. Se
trata de una invención teológica de San Agustín, así, la interpretación del odio de Lucifer por la
humanidad queda explicada por la encarnación. En la especie de los hombres nace y se encarna la
divinidad. De ahí el odio envidioso de Lucifer.

La historia humana reproduce el mismo esquema: Caín mata a Abel por que sus ofrendas son menos
apreciadas por los dioses, convirtiéndose la envidia en el motor de la historia, como se puede ver por
ejemplo en la historia de los judíos. Todos los acontecimientos son previstos y queridos por Dios, llegando a
decir San Agustín “no nos elegiste tú, nosotros te elegimos a ti”. Con la encarnación se pone la humanidad
en el camino de la redención, teniendo los misterios de la caridad y el amor.

Así, el acto de conversión es el acto de libertad, porque se elige a Dios (“ama y haz lo que quieras”).
También se puede uno salvar renunciando al entendimiento, abandonando el amor a Dios (“mi amor es mi
peso”), pues el amor verdadero, el amor a Dios, que es el que salva, consiste en el desprecio a uno mismo,
resultando un pecado de orgullo creer que te salvas por tus acciones (predestinacionismo). Los hombres que
se creen libres son los máximos pecadores (“la gracia divina es gratis y Dios la da a quien quiere”), pues solo
se puede uno salvar por la fe.

Los cristianos medievales deducen de estas teorías el agustinismo político, observando que el fin de la
ciudad de Dios es ultramundano, eterno, mientras que el fin de la ciudad de los hombres, el Estado, es
intramundano, efímero y contingente. El Estado queda sometido a la Iglesia. El fundamento político se basa
en 4 tipos de saberes: vulgar (súbditos, de experiencia); científico (señores de la guerra, conocer mediante
las causas próximas); filosófico (reyes, conocimiento de las causas últimas hasta donde llega la razón
humana) y teológico (obispos, teólogos, Papa, consiste en saber de las causas supremas).

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