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CONSTTTUCTON BENEDTCTUS DEUS (1336)

definimos con la autoridad apostólica: que, según la disposición general de


de Dios, las almas de todos ( los hombres) que han muerto antes de la
pasión de nuestro Señor Jesucristo, así como la de los santos apóstoles,
mártires, confesores, vírgenes y de los demás f,eles, después de recibir el
bautismo de Cristo en los que no había nada que purificar cuando
murieron, o de los que mueran en adelante sin tener nada que purificar; o
en caso de que tuüeran o tengan algo que purificar, lufra yez que estén
purificadas después de la muerte; y que las almas de los niños renacidos
por el mismo bautismo de Cristo, o de los que han de ser bautizados, una
vez que 1o sean si vienen a morir antes del uso de razón'. (todas esas almas)
inmediatamente después de su muerte y de la purificación de la que hemos
hablado antes para tos que tienen necesidad de ella, aun antes de la
reasunción de sus cuerpos y del juicio final, después de la ascensión al
cielo del Salvador, Jesucristo nuestro Señor, esfuüeron, están y estarán en
el cielo, en el reino de los cielos y pmaíso celestial con Cristo, admitidos en
la compañia de los santos ángeles. Y después de la muerte y pasión de
nuestro Señor Jesucristo üeron y vereín la divina esencia con una visión
intuitiva y cara a cara, sin mediación de ninguna criatura como objeto que
haya de ser visto. La divina esencia se les manifestará de un modo
inmediato, sin velos, clara y abiertamente; y por esta üsiórt gozar, de la
divina esencia, además, por esta üsión y este gazo, son verdaderamente
bienaventuradas las almas de los que salieron de este mundo y tiene vida y
descanso eterno. Y las alrnas de los que mueran después, también verán la
esencia divina y gozarán de ella antes del juicio universal....Definimos
además que, según la disposición general de Dios, las almas que mueren en
pecado mortal bajan inmediatamente después de la muerte al infierno,
donde son atorment¿das con penas infemales; y que, no obstante, todos los
hombres compatecerán con sus cuerpos ante el tribunal de Cristo en el día
del juicio, para dar cuenta de sus propios actos, "a fin de que cada uno
reciba lo propio de su cue{po, tal como se portó, bien o mal
(2 Cor 5, 10)" >> DH 1000-1002

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