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Reumatismo

¿Qué es?
El término “reumatismo” se ha usado históricamente para describir una serie de trastornos
reumáticos. Ya no lo usan los doctores, quienes subrayan la importancia de obtener un diagnóstico
preciso para poder así prescribir el tratamiento pertinente.

¿Cuál es la causa?
Es fundamental contar con un diagnóstico específico para comprender la causa de la inflamación
articular. Para enfermedades como osteoartritis, el origen puede estar relacionado al peso corporal, la
edad o el historial de lesiones deportivas. En otras, como la artritis reumatoide y la artritis psoriásica,
se trata de alteraciones del sistema inmunológico, donde el sistema de defensa se vuelve en contra
del propio cuerpo y ataca a los tejidos sanos.

¿Cuáles son los síntomas?


Históricamente, el reumatismo se asociaba a trastornos relativos a las articulaciones o los tejidos
suaves y los músculos. Es importante que se diagnostique el tipo de enfermedad reumática en
particular en base a los síntomas, historial clínico y análisis.

¿Cómo se diagnostica?
Comúnmente se emplean el reconocimiento físico, el historial médico y los rayos X para
diagnosticar los trastornos de las articulaciones. Los médicos generales pueden diagnosticar algunos
tipos de enfermedades reumáticas, mientras que otros requerirán de un especialista. El reumatólogo
es el doctor que se especializa en el tratamiento de la artritis y enfermedades relacionadas. Según
sean los síntomas del paciente, el reumatólogo determinará qué clases de exámenes deberán hacerse.

Opciones de tratamiento
Se necesita contar con el diagnóstico preciso para así que el doctor desarrolle un tratamiento
personalizado para el paciente.

Autocuidado
Independientemente de la enfermedad reumática que el paciente presente, la mayoría de los doctores
prescriben a menudo el hacer ejercicio como parte del plan de tratamiento. Los ejercicios que se
centran en acrecentar la fortaleza, amplitud del movimiento, flexibilidad y salud cardiovascular
sirven para aliviar el dolor articular y mejorar la salud en general.

Artritis reumatoide (AR). En la AR, el sistema inmunológico ataca los tejidos propios del cuerpo,
en especial el sinovio (membrana delgada que recubre las articulaciones). Esto genera inflamación
articular, dolor y posible daño en la articulación.
Qué comer: una dieta mediterránea, que está basada en alimentos de origen vegetal (frutas, verduras,
nueces, semillas y frijoles), aceite de oliva y pescado. Este último contiene ácidos grasos omega 3
que reducen la inflamación sistémica (de todo el cuerpo). Dos de ellos se denominan EPA y DHA
(por sus siglas en inglés). Si prefiere omitir o no le gusta el pescado, obténgalos de fuentes tales
como frijol de soya (tofu o edamame), nueces, linaza, aceitunas y sus respectivos aceites. Si toma
suplementos de aceite de pescado, la dosis recomendada de ácidos grasos esenciales es 3.8
gramos/día de EPA y 2 gramos/día de DHA. Las investigaciones demuestran que algunos aceites
vegetales como los de borraja y de prímula de primavera también podrían aliviar los síntomas de la
AR. Consulte con su doctor antes de añadir suplementos con aceites en la dieta.
Qué evitar: las grasas saturadas (de fuentes animales, como mantequilla, manteca y carnes) y las
grasas trans (abundantes en algunas comidas rápidas, productos procesados y alimentos chatarra).
Ambas aumentan el colesterol en sangre y la producción de proteína C reactiva, que es un indicador
de inflamación. El azúcar también aumenta la inflamación.

Artritis reumatoide
Síntomas, diagnóstico y tratamientos

¿QUÉ ES LA ARTRITIS REUMATOIDE?


La artritis reumatoide (AR) es una forma común de artritis que causa inflamación en el revestimiento
de las articulaciones, causando calor, reducción en el rango de movimiento, hinchazón y dolor en la
articulación. La AR tiende a persistir durante muchos años, suele afectar diferentes articulaciones del
cuerpo y puede causar daños en cartílagos, huesos, tendones y ligamentos de las articulaciones.

En los Estados Unidos, aproximadamente uno por ciento de la población, unos 1.5 millones de
personas, tienen AR. Esta enfermedad puede ser contraída por cualquier persona, sean niños o
ancianos, además que varía de una persona a otra. La enfermedad suele comenzar entre los 30-60
años de edad, siendo las mujeres quienes superan a los hombres en una proporción de tres a uno. De
igual forma, la enfermedad se presenta en todos los grupos étnicos y en todas partes del mundo.

¿En qué se diferencia la AR de otras formas de artritis?


Una manera de distinguir la AR de otros tipos de artritis es por el patrón de las articulaciones
afectadas. Por ejemplo, la AR afecta la muñeca y muchas de las articulaciones de la mano pero, por
lo general, no afecta las articulaciones que están más próximas a las uñas. Por el contrario, la
osteoartritis, un tipo de artritis más común, afecta más a menudo a las articulaciones más próximas a
las uñas que otras áreas de la mano.

Otras articulaciones que pueden verse afectadas por la AR incluyen:


La espina dorsal no suele ser afectada directamente por la AR, a excepción del cuello. Otra
característica esencial de la AR es que las articulaciones en ambos lados del cuerpo tienden a verse
afectadas. Es decir, si los nudillos de la mano derecha están inflamados, es probable que algunos
nudillos de la mano izquierda también lo estén.

El patrón general de las articulaciones afectadas, junto con ciertos resultados en pruebas de
laboratorio o rayos X, hacen posible que un médico pueda distinguir la AR de otras afecciones.

¿CUÁL ES LA CAUSA DE LA AR?


Todavía no se sabe la causa de la AR; sin embargo, el sistema inmunológico del cuerpo desempeña
un papel importante en la inflamación y en el daño que la AR ocasiona en las articulaciones. El
sistema inmunológico es la defensa del cuerpo contra bacterias, virus y otras células extrañas. En la
AR, el sistema inmunológico ataca a las propias articulaciones y pudiera afectar a otros órganos del
cuerpo.
En la AR, las células del sistema inmunológico invaden los tejidos de las articulaciones y provocan
inflamación. Estas células en el tejido y en el líquido de la articulación producen muchas sustancias,
entre las que se incluyen enzimas, anticuerpos y citosinas, que atacan la articulación y pueden
dañarla.

Factores ambientales y AR
Posibles factores desencadenantes de una respuesta autoinmune:

 Fumar
 Infecciones

 Hormonas
El daño a las articulaciones afectadas por AR puede empezar a los pocos meses de la aparición de
síntomas. Por ello los doctores recomiendan un tratamiento precoz y un tratamiento agresivo.

El papel de los genes


Los genes desempeñan un papel importante en el desarrollo de la AR. Los genes que están asociados
con la AR son más frecuentes en la población caucásica. Sin embargo, no todas estas personas
llegarán a desarrollar AR. Se cree que estos genes generan, en algunas personas, una susceptibilidad
o tendencia a incrementar el riesgo de desarrollar AR.

Aún se desconoce la razón por la cual algunas personas que poseen estos genes presentan mayor
riesgo de desarrollar AR y otras no.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?


Los síntomas de la AR varían de una persona a otra y en casi todas las personas también varían de un
día para el otro, aunque siempre existe un cierto grado de artritis. En algunas personas, la
enfermedad puede ser leve, con períodos de actividad (en los que la inflamación de las articulaciones
empeora) conocidos como episodios agudos o de exacerbación. En otras, la enfermedad permanece
activa continuamente y empeora, o progresa con el paso del tiempo.
Si usted tiene AR, es probable que sienta los siguientes síntomas en algunas articulaciones:

• dolor articular, hipersensibilidad, hinchazón o rigidez por seis semanas o más

• más de una articulación afectada

• articulaciones pequeñas (muñecas, articulaciones de manos y pies) más frecuentemente afectadas


que las articulaciones grandes (rodillas, caderas, hombros)

• las mismas articulaciones afectadas en ambos lados del cuerpo

• fatiga, fiebre de baja temperatura

• anemia

• análisis de sangre que muestran inflamación

• pruebas de laboratorio que detectan anticuerpos ligados a la AR

Estas señales físicas de la artritis se deben a la inflamación del revestimiento, o sinovio, de las
articulaciones. Si esta inflamación persiste o no responde bien al tratamiento, puede causar
la destrucción de cartílago, hueso, tendones y ligamentos adyacentes, conduciendo así, a las
deformidades de las coyunturas.
La artritis reumatoide puede hacerle sentir completamente enfermo, particularmente durante
los períodos de agudización y usted podría:
• perder el apetito

• perder peso

• tener poca energía

• tener fiebre de temperatura baja (febril)


• volverse anémico (tener un número de glóbulos rojos más bajo de lo normal); y

• desarrollar nódulos reumatoides (bultos de tejido que se forman bajo la piel)

La artritis reumatoide puede afectar diferentes partes de una articulación, como:

- la membrana

- la cápsula articular

- el hueso

- el músculo

- la bolsa

- el tendón

- el líquido sinovial

- el cartílago

A menudo los nódulos reumatoides se forman sobre áreas óseas expuestas a presión. Éstos
frecuentemente se encuentran alrededor del codo, y también en otras partes del cuerpo, como los
dedos, sobre la espina dorsal o en los pies.

En ocasiones, las personas con AR presentan inflamación en otras partes del cuerpo:

• Ojos: resequedad, dolor, enrojecimiento y sensibilidad a la luz.


• Boca: resequedad e irritación o infección en las encías.
• Piel: nódulos reumatoides (bolitas subcutáneas sobre hueso), puntitos rojos, úlceras en la piel.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA AR?
El primer paso para tratar la AR es obtener un diagnóstico. Este puede ser un proceso complicado y
largo. En sus etapas tempranas, la AR puede parecerse a otros tipos de artritis. Para diagnosticarla,
su médico tomará su historial clínico, le hará un examen físico y ordenará ciertas pruebas.

Historial clínico
Su doctor le preguntará sobre sus síntomas (dolor, rigidez, dificultad para moverse), cómo y cuando
empezaron, con qué frecuencia se presentan, cuán severos son y si hay algo que le cause mejoría o
empeoramiento de los mismos. El número y ubicación de las articulaciones afectadas también
indican AR, pues la enfermedad tiende a manifestarse en ambos lados del cuerpo. Sin embargo, es
posible que se desarrolle en una sola articulación.

Reconocimiento físico
El médico examinará cada articulación, en busca de dolor, inflamación, calor y movimiento limitado
o con dolor. Un examen físico puede revelar otras cosas, tales como nódulos reumáticos o fiebre
leve.

Análisis de sangre
Se usan dos tipos de análisis de sangre. Uno mide el nivel de inflamación y el otro detecta la
presencia de anticuerpos (proteínas de la sangre) quepuede ser una señal de AR. Aunque estos
análisis de sangre pueden ser útiles para establecer un diagnóstico, no hay una prueba única que
pueda establecer o excluir un diagnóstico de AR.
- Tasa de sedimentación de eritrocitos o velocidad de sedimentación globular media (VSG) y
proteína C reactiva (PCR), indican la presencia de inflamación. Cantidades elevadas de uno o
ambos, en conjunción con otros hallazgos puede ayudar a hacer el diagnóstico. No obstante, en
algunas personas las pruebas dan resultados normales.

-Factor reumatoide (FR) es un anticuerpo que se encuentra en un 80% de las personas con AR. Los
anticuerpos contra el péptido cíclico citrulinado (anti-CCP) se hallan en el 60 a 70% de quienes
tienen AR y puede manifestarse incluso antes de presentar síntomas. Sin embargo, a veces ambos se
hallan también en individuos que no tienen AR.

Pruebas de imágenes
Aunque durante la primera etapa de la AR los resultados de estas pruebas suelen resultar normales,
los daños articulares que pueden aparecer a medida que progresa la enfermedad, ayudan a confirmar
el diagnóstico. Los rayos X, las imágenes por resonancia magnética (IRM) y el ultrasonido pueden
mostrar lesiones y ayudar a monitorear la eficacia del tratamiento.

¿CÓMO SE TRATA LA AR?


En la actualidad, no existe cura para la AR y tal vez hasta que no se conozca una causa de la AR,
probablemente no será posible erradicar la enfermedad por completo. Sin embargo, el tratamiento
inmediato es crucial y en la actualidad existen tratamientos con medicamentos muy eficaces.

Los métodos actuales de tratamiento se centran en:

• aliviar el dolor

• reducir la inflamación

• detener o retrasar el daño articular

• mejorar las funciones y el bienestar del paciente

El programa de tratamiento será adaptado de acuerdo a sus necesidades teniendo en cuenta la


gravedad de la artritis, si existieran otras afecciones clínicas y su propio estilo de vida. Su médico y
otros miembros de su equipo de asistencia médica trabajarán en conjunto para encontrar el mejor
programa de tratamiento para usted.

Su equipo de asistencia médica


El tratamiento de la AR a menudo requiere de trabajo en equipo, el cual beneficia al paciente, al unir
la experiencia de profesionales de la salud de diferentes ramas. Un reumatólogo (médico
especializado en artritis y otras enfermedades de los huesos, músculos y articulaciones) debería
participar como líder del equipo de salud.

El reumatólogo puede coordinar su cuidado con el médico de familia, con un médico especializado
en medicina interna (un internista), o con otros profesionales de la salud que a menudo desempeñan
papeles importantes para ayudarle a controlar la AR, incluyendo:

• fisioterapeutas

• terapeutas ocupacionales

• enfermeras

• psicólogos
• cirujanos ortopédicos

• trabajadores sociales

Metas y estrategias
Luego del diagnóstico de AR deberá tomar decisiones respecto a su tratamiento. Para ayudarle en la
toma de decisiones necesita comprender las metas del tratamiento de la AR y cómo los fármacos se
emplean con este fin. El tratamiento tiene como objetivo:

 cesar la inflamación (poner la enfermedad en remisión)

 aliviar los síntomas

 prevenir daño a órganos y articulaciones

 mejorar la función física y el bienestar en general


Para controlar la inflamación y prevenir el daño a las articulaciones su doctor seguirá las siguientes
estrategias:

 Tratamiento precoz y agresivo. La primera estrategia consiste en disminuir o detener la


inflamación tan pronto como sea posible. Esto difiere de cómo se trataba la AR hace 20 años.
Hoy, los doctores no esperan a ver evidencia de daño articular, como son las erosiones, para
iniciar la terapia farmacológica.
 Tratamiento de localización específica. Los doctores se refieren a la inflamación de la AR
como actividad de la enfermedad y la meta final es detenerla poniéndola en remisión (es decir,
que no haya evidencia de inflamación activa). Para una persona con AR esto se define como la
ausencia de síntomas o el sentirse como se sentía antes de la enfermedad. Para otra, podría ser
una AR de baja actividad y la capacidad de hacer la mayoría de las cosas que le interesan.
 Control riguroso. La meta primaria del tratamiento es reducir a cero la actividad de la
enfermedad. De no ser posible, se opta por reducirla a un nivel de actividad y mantenerla allí es
lo que se conoce como control riguroso de la AR. Las investigaciones muestran que el control
riguroso puede prevenir o retrasar el progreso del daño articular.
Por qué es importante ver al doctor con regularidad
Usted y su doctor desempeñan una función para que su tratamiento sea lo más seguro posible. Una
vez comenzado el plan de tratamiento, se vigila mediante consultas y exámenes de sangre regulares,
muchos de los cuales miden los niveles de proteínas que indican la presencia de anticuerpos e
inflamación. A principio se pueden requerir consultas y seguimientos con mayor frecuencia. Si la
actividad de la enfermedad permanece alta, el seguimiento debe hacerse mensualmente. El
seguimiento del tratamiento de la AR leve o estable, bien controlada, debe realizarse cada tres a seis
meses. Es importante que acuda a todas sus citas.

Si los síntomas cambian, comuníqueselo a su médico, de manera que juntos puedan adaptar el
tratamiento de acuerdo a sus necesidades.

¿Cómo juzgan los médicos la gravedad de AR?


Cuando el doctor piensa en la gravedad de la AR, le preocupan dos cosas: el nivel de actividad de la
enfermedad y la probabilidad de que la AR genere daño articular.

Determinando el nivel de actividad. Su médico puede usar la siguiente información para evaluar la
actividad de la enfermedad, lo cual le servirá para guiarle en el tratamiento:
- Conteo de cuántas articulaciones están hinchadas y con dolor (examinando las articulaciones)

- Su evaluación de cuánto interfiere la AR en sus tareas cotidianas y su sensación de bienestar (tras


completar un cuestionario de salud)
- Resultados de análisis de sangre recientes, PCR o VSG (para medir inflamación)

Pronosticando el daño articular. Uno de los mejores indicadores de daño articular futuro es la
limitación funcional dentro de los dos primeros años de la enfermedad. Existen otros indicadores. La
aparición de FR o anti-CCP ayudan a los doctores a predecir si la AR llevará un curso más serio. Los
casos más severos de AR se asocian con la presencia de ambos anticuerpos. Las señales tempranas
de daño articular también predicen una AR más severa.
¿Qué medicamentos se utilizan?
Los medicamentos que se utilizan para tratar la AR se pueden dividir en dos grupos:

• los que pueden controlar los síntomas; y

• los que pueden modificar la enfermedad.

Su médico quizás le recomiende el uso de dos o más medicamentos en forma simultánea, cada uno
de los cuales tendrá un propósito específico en el tratamiento de la AR. Algunos de estos
medicamentos afectan el sistema inmunológico o tienen efectos secundarios, por lo que será de gran
importancia una cuidadosa supervisión durante el tratamiento.

Es necesario considerar que, aunque todos los medicamentos (incluso aquellos cuya venta no está
restringida) tienen efectos secundarios, es necesario el tratamiento pronto de la AR, ya que si no se
la trata puede causar problemas serios, como la destrucción de las articulaciones. Por lo tanto, las
decisiones relacionadas con el tratamiento deben hacerse pensando también en los beneficios del
tratamiento (alivio del dolor, prevención de la discapacidad) y los riesgos. Inclusive se debe analizar
el costo de la utilización de ciertos tipos de fármacos.

MEDICAMENTOS PARA CONTROLAR LOS SÍNTOMAS


AINE
Los AINE o fármacos antiinflamatorios no esteroides se utilizan para ayudar a aliviar el dolor y a
combatir la inflamación que acompaña a la AR. Algunos AINE incluyen, la aspirina, el ibuprofeno y
el naproxeno, entre otros. Estos medicamentos por si solos no suelen constituir un tratamiento
adecuado para la AR. La mayoría de los pacientes con AR también necesitan tomar medicamentos
modificadores de la enfermedad o agentes biológicos.

Los AINE y la aspirina pueden causar efectos secundarios, como dolor de estómago e incluso
hemorragias. También se asocian a problemas cardiacos y daño hepático y renal en personas
susceptibles. Si usted tiene alguno de estos efectos adversos, le podrían recetar otras medicinas.
Hable con su médico sobre estos y otros riesgos.
Analgésicos
En la artritis reumatoide, los analgésicos alivian el dolor, pero no tienen efecto sobre la inflamación
producida por el daño articular. Entre estos medicamentos se incluyen:

• acetaminófeno (Tylenol y otras marcas)


• tramadol (Ultram)
• medicamentos narcóticos contra el dolor

• acetaminófeno con codeína

• propoxifeno (Darvon y otras marcas)


Los medicamentos narcóticos contra el dolor no suelen recomendarse como monoterapia para el
tratamiento prolongado de la AR, porque a menudo tienen efectos secundarios indeseables y pueden
crear dependencia si se toman en exceso, sin mejorar la evolución de la enfermedad.

Corticosteroides
Los corticosteroides (cortisona, prednisona) pueden ayudar a aliviar los síntomas de la AR. Estos
medicamentos están relacionados con el cortisol, una hormona natural que se encuentra en el cuerpo.
Se pueden utilizar corticosteroides en bajas dosis juntamente con aspirina, AINEs, fármacos
antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) o agentes biológicos para controlar la
inflamación articular.

Muchos de los beneficios y efectos secundarios de los corticosteroides están directamente


relacionados con la dosis administrada. El objetivo es encontrar la dosis efectiva más baja posible,
para así, evitar tantos efectos secundarios y procurar el uso de los corticosteroides durante el menor
tiempo posible. En general, los corticosteroides suelen administrarse en combinación con fármacos
antirreumáticos modificadores de la enfermedad o con biológicos y no deben considerarse la una
única forma de tratamiento farmacológico contra la AR.

Algunos efectos secundarios de los corticosteroides incluyen:

• aumento de peso

• hematomas (moretones)

• cataratas

• diabetes

• osteoporosis (pérdida de masa del hueso)

La administración de corticosteroides durante períodos prolongados reduce o detiene la capacidad


del cuerpo para producir corticosteroides naturales. Cuando es necesario reducir la dosis ingerida de
corticosteroides, se requiere que el médico la reduzca lentamente (variación gradual), ya que es
peligroso parar o disminuirla drásticamente o sin la supervisión médica. El cuerpo necesita tiempo
para normalizar su producción natural de cortisol. Asimismo, podría ser necesario suplementar o
incrementar la dosis en períodos de mucho estrés, como antes y después de una cirugía.

Los corticosteroides pueden inyectarse directamente en las articulaciones afectadas. Tales


tratamientos pueden reducir la inflamación en las articulaciones hinchadas o dolorosas, o los
períodos frecuentes de agudización. Como su efecto es local, la inyección directa en la articulación
controla temporalmente la inflamación y evita la mayoría de los efectos secundarios indeseables que
aparecen con el uso diario de comprimidos de corticosteroides.

Las inyecciones pueden producir un efecto sistémico temporal y podrían tener efectos secundarios
dañinos en las articulaciones si se utilizan más de unas cuantas veces al año. También, aunque no
frecuentemente, existe la posibilidad de que la articulación se infecte.

MEDICAMENTOS MODIFICADORES DE LA ENFERMEDAD


Los fármacos que alivian síntomas, además de tener la capacidad de modificar el proceso de la
enfermedad de la AR, son conocidos como fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad (FARME). Estos fármacos son una parte importante del tratamiento para la mayoría de
las personas que tienen AR. Estos medicamentos pueden controlar la AR, así como también,
prevenir la deformidad y la discapacidad. En los últimos años, se ha demostrado que es muy
importante comenzar un tratamiento con un FARME, ya que puede cambiar la evolución de los
síntomas de la AR. Estos medicamentos son:

FARME tradicionales
El metotrexato, es uno de los FARME más utilizados para el tratamiento de la AR. El
metotrexato (Rheumatrex, Trexall) se toma una vez a la semana en forma de comprimidos, líquido o
inyectable. El médico revisará con frecuencia, a través de estudios de laboratorio, la función hepática
y el recuento sanguíneo, mientras usted esté tomando este fármaco. De esta manera, podrá detectar
posibles anormalidades en la función del hígado y/o de la médula ósea que podrían presentarse como
efectos secundarios que produce este medicamento.
Si toma metotrexato no debe ingerir alcohol, ya que la combinación podría aumentar el riesgo de
daño hepático. Otros posibles efectos secundarios del metotrexato incluyen malestar gástrico, llagas
en la boca, dolores de cabeza, mareos, fatiga, diarrea y síntomas parecidos a los de la gripe. Un
efecto secundario serio del metotrexato, aunque raro, es la inflamación pulmonar.

La hidroxicloroquina, (Plaquenil) se le denomina comúnmente fármaco antimalárico, porque en


un principio fue desarrollado para el tratamiento del paludismo. Los fármacos antimaláricos se
utilizan para aliviar la inflamación, la hinchazón y el dolor de las articulaciones. Es el FARME más
seguro, pero las personas que toman estos medicamentos deben someterse a exámenes oculares con
regularidad para detectar posibles daños en la retina, que podrían causar una disminución del color o
de la visión periférica. Aunque tales lesiones sean raras, la pérdida de la visión se evitará si ingiere la
dosis recomendada y se somete a controles oculares frecuentes.
La sulfasalazina, (Azulfidine) es una combinación farmacológica de antibiótico y de antiinflamatorio,
utilizada para tratar la AR. Los efectos secundarios pueden incluir erupciones cutáneas, malestar
gástrico, dolores de cabeza, disminución en el conteo de glóbulos blancos y plaquetas. También
puede tener efectos negativos para el hígado. Las personas alérgicas a medicamentos con sulfa no
pueden tomar sulfasalazina.
La leflunomida (Arava), es un fármaco modificador de la enfermedad relativamente nuevo, utilizado
para tratar la artritis reumatoide. Los efectos secundarios pueden incluir erupciones cutáneas,
síntomas gastrointestinales, efectos hepáticos y alopecia (pérdida del cabello) reversible. Mientras
tome este fármaco, deberá someterse a frecuentes análisis de sangre, incluyendo recuentos
sanguíneos y estudios de la función del hígado.
La d-penicilamina (Depen, Cuprimine), se toma diariamente en comprimidos y en ayuno. Requiere
una supervisión estrecha y una vigilancia cuidadosa por parte de su médico. Su uso ha decrecido en
los últimos años debido a sus efectos secundarios y limitados beneficios.
La azatioprina (Imuran) es un fármaco inmunosupresor aprobado para el tratamiento de la AR. El
uso de este medicamento requiere análisis regulares de sangre para controlar los efectos del fármaco
sobre la médula ósea y el hígado. Entre los posibles efectos secundarios se incluye un mayor riesgo
de contraer infecciones o han existido casos poco frecuentes de linfoma, una forma de cáncer.
La ciclosporina (Neoral, Sandimmune), ha sido aprobada por la FDA (Administración de Alimentos
y Fármacos) para el tratamiento de AR severa y activa, en combinación con el metotrexato. Existe
riesgo de daño renal por el uso de la ciclosporina, y su médico controlará con frecuencia su presión
sanguínea, la función renal y lo someterá a análisis de sangre para detectar cambios mientras tome
esta medicina.
La minociclina (Minocin, Dynacin), es un antibiótico que produce efectos benéficos en algunos
pacientes con AR. Su eficacia puede ser mayor en las primeras etapas de la AR, lo cual se debe
mayormente a sus propiedades anti-inflamatorias, que a su capacidad bactericida. Las personas
alérgicas a la tetraciclina no deben tomar minociclina.
Nueva clase de FARME
Recientemente la FDA aprobó un nuevo FARME para el tratamiento de la AR. El tofacitinib
(Xeljanz) forma parte de una nueva subcategoría de FARME, aunque se le compara a los biológicos.
A ellos se les llama inhibidores JAK, pues bloquean la vía de una enzima llamada cinasa de Janus
(JAK), involucrada en la respuesta inmunológica del cuerpo. A diferencia de los agentes biológicos
tradicionales, éstos se pueden tomar oralmente.
Agentes biológicos
El etanercept (Enbrel), el infliximab (Remicade), la anakinra (Kineret), el adalimumab (Humira), el
abatacept (Orencia), el rituximab (Rituxan), elgolimumab (Simponi), elcertolizumab pegol (Cimzia)
y el Tocilizumab (Actemra), también llamados modificadores de la respuesta biológica (MRB)
atacan sustancias químicas específicas del sistema inmunológico involucradas en la AR.
Estos MRB han sido aprobados para el tratamiento de AR en adultos. Adicionalmente, el etanercept
ha sido aprobado por la FDA para su uso en niños y jóvenes (edades 4 a 17 años) con artritis
reumatoide juvenil poliarticular (ARJ) y en adultos con atritis psoriásica y espondilitis anquilosante.
De igual manera, en la actualidad se están realizando estudios para determinar los efectos del uso de
la anakinra, del adalimumab, y del infliximab en niños y jóvenes con ARJ.
Ya que estas medicinas afectan el sistema inmunológico, usted no debería recibir vacunas vivas tales
como polio oral, varicela, vacuna MMR (sarampión, paperas y rubiola) o FluMist. Para evitar el
desarrollo de infecciones serias mientras se encuentre bajo tratamiento con un MRB , puede tomar
medidas precaución, como el evitar iniciar la terapia si tuviese alguna infección o modificar la dosis
del agente biológico si desarrolla una después de iniciado el tratamiento. Sin embargo, infecciones
serias han sido relacionadas a estos MRB. Existe el riesgo de activar una tuberculosis (TB)
preexistente (inactiva) con los inhibidores del FNT (factor de necrosis tumoral) – etanercept,
infliximab y adalimumab – y se recomiendan pruebas en la piel de TB antes de empezar a usar estas
medicinas.
Llame a su médico inmediatamente si presenta síntomas de infección al usar un MRB. Si tiene una
infección activa no debe iniciar el tratamiento con un MRB. Si ha tenido una enfermedad que ataca
la mielina, tal como esclerosis múltiple, o si ha tenido un paro cardíaco congestivo, no debería usar
etanercept, infliximab o adalimumab.

También existe el riesgo de desarrollar cáncer, particularmente linfoma, con el uso a largo plazo de
inhibidores del FNT. A la fecha, sin embargo, los casos reportados de cáncer causados por el uso de
cualquier medicamento están dentro de la frecuencia y tipos de cáncer esperados para pacientes con
AR que no reciben ningún MRB.

EJERCICIO, ACTIVIDAD Y DESCANSO: ¿CUÁNTO DEBE HACER?


Los médicos y terapeutas saben que el ejercicio puede mejorar su salud y aptitud física sin lesionar
las articulaciones. La actividad física moderada y habitual ayuda a:

• disminuir la fatiga

• fortalecer los músculos y huesos

• aumentar la flexibilidad y la energía

• mejorar la sensación de bienestar general

Puede trabajar con su equipo de asistencia médica para determinar la mejor combinación de
ejercicio, actividad y descanso para su afección. La intensidad y frecuencia de los ejercicios,

la actividad y el descanso, se basarán en que tan activa es su enfermedad. Es importante que aprenda
a adaptar sus actividades para lograr el mejor estado de salud física. Cuando una articulación está
caliente, adolorida e hinchada, el descanso ayudará a disminuir la inflamación de la articulación. Su
médico o fisioterapeuta puede guiarle sobre la cantidad y el tipo de descanso que necesita. Usted aún
debe ocuparse de la movilidad de las articulaciones realizando ejercicios de amplitud de movimiento
e isométricos para la fortaleza muscular. Los ejercicios de amplitud de movimiento ayudan a
mantener la movilidad de las articulaciones y usualmente se realizan sin peso. Debe mover las
articulaciones a lo largo de toda la amplitud de movimiento, prestando especial atención al final del
movimiento, donde la movilidad podría perderse primero.

Los ejercicios isométricos le pueden ayudar a mantener fuertes los músculos sin mover las
articulaciones. Su médico o fisioterapeuta puede enseñarle la manera adecuada de realizar estos
ejercicios. Como estos ejercicios no implican movimiento de las articulaciones, se pueden hacer
cómodamente incluso cuando la inflamación está presente. Por lo general, puede continuar con
ejercicios acuáticos durante los períodos de agudización, porque la flotación del agua ayuda a
proteger las articulaciones y facilita los movimientos.
Cuando los síntomas estén bajo control, deberá reanudar gradualmente un programa completo de
ejercicios que incluya ejercicios aeróbicos, ya que el ejercicio cardiovascular es importante para:

• la salud en general
• el control del peso

• la fortaleza muscular

• el nivel de energía

Los programas de bajo impacto para mantenerse en forma, como caminar o montar en una bicicleta
fija, son por lo común buenas opciones. Hable con su médico o fisioterapeuta sobre el

programa adecuado para usted.

¿CUÁNDO CONVIENE RECURRIR A LA CIRUGÍA DE LAS ARTICULACIONES?


Si siente dolor y de discapacidad a causa de un daño severo en las articulaciones, su médico podría
sugerirle el reemplazo total de la articulación (llamado también artroplastia total de la articulación).
El reemplazo de la articulación le puede ayudar a preservar su independencia.
Los cirujanos ortopédicos son quienes llevan a cabo estos procedimientos que implican el reemplazo
de las partes dañadas de las articulaciones con componentes metálicos y plásticos.

Los reemplazos totales de cadera y de rodilla son las artroplastias que se realizan con mayor
frecuencia y con mejores resultados. La mayoría de las cirugías requiere rehabilitación
postoperatoria para obtener el máximo beneficio de la nueva articulación. También pueden asignarle
un programa de ejercicios antes de la cirugía para fortalecer los músculos.

En general, los médicos indican un programa de medicamentos y terapia antes de sugerir el


reemplazo de una articulación.

VIVIENDO CON ARTRITIS REUMATOIDE


Técnicas de autocuidado
Vivir con una enfermedad crónica puede parecer abrumador, al menos al principio, pero puede
controlarla. Una de las mejores formas de lidiar con una enfermedad crónica es desempeñar un papel
activo en su propio tratamiento y, consecuentemente, su propia vida –proceso llamado autocuidado.

Primero, tome la decisión consciente de mantener una actitud positiva y llevar un estilo de vida
saludable comiendo bien, realizando actividad física y hallando la manera de superar cualquier
problema emocional relativo a su diagnóstico. Su cuerpo está pasando por algo difícil, ¡haga todo lo
que pueda para darle un descanso!

Aprenda todo lo que pueda sobre su enfermedad, de su médico o del personal médico que le atiende
y de cualquier fuente fidedigna, como la Arthritis Foundation (www.arthritis.org/espanol).
Tome las riendas de su tratamiento realizando acciones que ayuden a que su doctor le ayude: lleve
un registro de sus síntomas, regímenes farmacológicos, efectos colaterales, nivel de dolor, etc.
Mantenga una línea abierta de comunicación con su doctor.

Pida a su doctor que le remita con un terapeuta ocupacional, quien le puede enseñar a reducir la
tensión en las articulaciones y brindar dispositivos de asistencia como férulas o tablillas que le
ayudan a descansar las articulaciones y a disminuir el dolor, la hinchazón y la rigidez en las mismas.

También le puede servir el consejo de un especialista en salud mental para desarrollar técnicas para
sobrellevar y superar dificultades. Algunas personas con AR pueden requerir medicamentos para
aliviar la depresión. Saber que no está solo y que otros entienden algo de los retos que usted enfrenta
puede ser su mejor apoyo emocional.

Finalmente, desarrolle una red de amistades, familiares y hasta compañeros de trabajo con los que
pueda contar para apoyo emocional cuando se encuentre decaído, y comparta las buenas nuevas con
ellos. Además de las personas que ya conoce, no tema conectarse electrónicamente con otras
también con artritis para hablar de su enfermedad. La Arthritis Foundation ofrece una sección de
foros en español con este propósito.

CAMBIOS DE ESTILO DE VIDA QUE PUEDEN AYUDARLE


Nutrición
Consumir una dieta balanceada, según la FDA (Administración de Fármacos y Alimentos) de los
Estados Unidos, se basa en alimentos de origen vegetal. Aproximadamente dos tercios de la dieta
debe provenir de frutas, verduras y cereales integrales. El resto incluye productos sin o con poca
grasa y fuentes de proteína magra.

Los científicos han explorado dietas para la AR, y aunque no han encontrado una “cura” específica,
las investigaciones parecen indicar conexiones entre ciertos alimentos y la inflamación que
caracteriza a la enfermedad.

Los estudios han mostrado que los ácidos grasos omega-3, consumidos en cantidades suficientes,
puede reducir modestamente la inflamación. Por lo demás, no se ha demostrado que otros alimentos
afecten la AR. Como siempre, una dieta saludable y balanceada es lo mejor. Nunca le irá mal con
una dieta rica en frutas y verduras y si toma corticosteroides, es importante que evite el aumento
excesivo de peso.

Descanso y actividad física


El descanso es importante cuando la AR está activa y las articulaciones duelen, están rígidas o
inflamadas. El descanso ayuda a disminuir la fatiga y la inflamación durante los episodios agudos.
Su doctor o fisioterapeuta puede enseñarle cuándo y cómo debe descansar como parte de su
tratamiento.

Cuando la actividad de la enfermedad es baja, la actividad física es fundamental, al grado que se


considera parte del tratamiento de la AR. Su programa de ejercicio debe enfatizar movimientos
aeróbicos de bajo impacto, fortalecimiento de los músculos y flexibilidad. Debe tomar en cuenta su
condición física y capacidades, además del estado de sus articulaciones. Un fisioterapeuta puede
ayudarle a diseñar, y mantener, un programa de ejercicio adecuado para usted.

¿Puede beneficiarme un clima diferente?


La artritis reumatoide se presenta en todas las regiones del mundo, por lo tanto el clima no puede
prevenirla, ni curarla. Muchas personas con AR observan que los cambios repentinos del clima o la
presión barométrica tienden a agravar los síntomas de su artritis. Para la mayoría de los individuos,
el mudarse a un clima diferente no representa una gran diferencia en la artritis que tienen como para
justificar esa mudanza.
Otras cosas que pueden servirle para manejar la artritis reumatoide
Enfrentar el dolor que genera la AR parecerle imposible al momento del diagnóstico. Su doctor
seguramente le recetará medicinas, pero hay otras maneras de controlar el dolor y de mejorar su
calidad de vida. Intente alguna de las siguientes opciones:

Tratamientos de calor y frío. En general se aplican directamente sobre la parte dolorosa, el calor
puede ser más útil para el dolor crónico y el frío para el dolor agudo. Puede emplear bolsas de
verduras picadas congeladas, que se amoldan muy bien al cuerpo.
Técnicas de relajación. Entrene los músculos a que se relajen y desacelere los pensamientos con
técnicas de respiración profunda, imágenes guiadas y visualización, entre otras.
Masajes. Las investigaciones demuestran que los masajes pueden ayudar a aliviar el dolor de la
artritis, mejorar la función articular y disminuir el estrés y la ansiedad.
Tratamientos tópicos. Se aplican directamente en la piel sobre la articulación o músculo adolorido,
pueden contener salicilatos o capsaicina, disminuyendo la sensibilidad al dolor o también algunos
antiinflamatorios no esteroides.
Acupuntura. La acupuntura es la práctica de insertar agujas finas en el cuerpo sobre puntos
especiales llamados “meridianos” para aliviar el dolor.
Actitud positiva. Diversos estudios han demostrado que una disposición positiva puede reforzar al
sistema inmunológico e incrementar la capacidad de manejar el dolor.
LOS PROGRAMAS DE LA ARTHRITIS FOUNDATION PUEDEN SERVIRLE
Comuníquese con su oficina local de la Arthritis Foundation al número telefónico 1-800-283-7800 o
en la página web www.arthritis.org e ingrese su código postal para informarse sobre los siguientes
programas:
PROGRAMA DE TAI CHI.- Le ayudará a reducir el dolor de la artritis y a mejorar su salud en
general. Si no puede venir a clases, siga los movimientos suaves, apropiados para todos los niveles,
adquiriendo el video del programa.

PROGRAMA CAMINE CON GUSTO.- Aprenda a adaptar un programa de caminatas a sus propias
necesidades. Incluye libro en español del mismo nombre.

PROGRAMA DE EJERCICIOS.- Alivie la rigidez y disminuya el dolor causado por la artritis, al


practicar ejercicios de bajo impacto con instructores capacitados, o realice ejercicios en casa con la
compra del DVD de ejercicios de la Arthritis Foundation.

PROGRAMA DE EJERCICIOS ACUÁTICOS.- Únase a la diversión en un programa de ejercicios


de seis a diez semanas de duración, en una piscina templada y dirigido por instructores capacitados.

Contamos con los DVD de ejercicios (en inglés): Tai Chi for Arthritis DVD Combo (Movements 1
thru 12); Take Control With Exercise; Arthritis Water Exercise y Arthritis-Friendly Yoga, cuya
práctica está diseñada especialmente para personas con artritis o problemas de las articulaciones.

INTRODUCCIÓN

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica, de


naturaleza autoinmune, caracterizada por la afectación simétrica de múltiples
articulaciones y la presentación de diversos síntomas generales inespecíficos y
manifestaciones extraarticulares.

METODOLOGÍA

Se ha llevado a cabo una búsqueda y revisión bibliográfica en las bases de


datos Cuiden, Pubmed y Cochrane plus, así como en revistas científicas y
libros especializados acerca de la artritis reumatoide. Se han incluido artículos
cuyo idioma fuese el castellano o inglés, además de tener acceso al texto
completo.

Las palabras clave empleadas han sido: artritis reumatoide, manifestaciones


clínicas, diagnóstico, cuidados, Enfermería.

RESULTADOS

Etiología

La causa de la aparición de esta enfermedad es desconocida. Se han


estudiado agentes infecciosos como las bacterias o los virus y, aunque se han
encontrado datos sugerentes en algunos casos, aún no hay evidencias que
confirmen su implicación.

Los especialistas creen que puede tener un origen genético puesto que el
propio sistema inmune ataca a las articulaciones porque no las reconoce como
propias y por ello se inflaman. Lo que se conoce como enfermedad
autoinmune. Asimismo, se cree que ciertas proteínas que se transmiten de
forma hereditaria podrían predisponer a la enfermedad.

Las diferencias en la frecuencia de la enfermedad hacen que los especialistas


también sugieran que existen factores medioambientales que intervienen en la
aparición de la enfermedad.

Síntomas

La artritis reumatoide afecta generalmente las articulaciones en ambos lados


del cuerpo por igual. Las muñecas, las rodillas, los dedos de las manos y los
tobillos son los que resultan comprometidos con mayor frecuencia. La
enfermedad generalmente comienza de manera lenta, por lo general sólo con
dolor articular leve, rigidez y fatiga.

Los síntomas articulares pueden abarcar:

 El síntoma principal de esta enfermedad es la infamación que resulta


apreciable a simple vista.
 La rigidez matutina, que dura más de una hora, es común. Las
articulaciones pueden sentirse calientes, sensibles y rígidas cuando no se
usan durante una hora.
 El dolor articular a menudo se siente en la misma articulación en ambos
lados del cuerpo.
 Con el tiempo, las articulaciones puede perder su rango de movimiento y
pueden volverse deformes.

Otros síntomas abarcan:

 Dolor torácico al respirar (pleuresía).


 Resequedad en ojos y boca (síndrome de Sjogren).
 Ardor, prurito y secreción del ojo.
 Nódulos bajo la piel (generalmente un signo de una enfermedad más
grave).
 Entumecimiento, hormigueo o ardor en las manos y los pies.

Diagnóstico

Existen unos criterios diagnósticos para la artritis reumatoide que se basan en


la afectación clínica, valores de laboratorio y afectación radiológica
característica.
1. Criterios clínicos: rigidez matutina superior a 1 hora, artritis en tres o más
áreas articulares, artritis de las articulaciones de las manos, artritis
simétrica y nódulos reumatoideos.
2. Criterios analíticos: factor reumatoide positivo.
3. Criterios radiológicos: alteraciones típicas de la artritis reumatoide en las
radiografías de las manos y de las muñecas.

Un enfermo tiene artritis reumatoide si cumple 4 de los 7 criterios descritos,


teniendo en cuenta que los clínicos deben estar presentes al menos durante 6
semanas.

Cuidados de Enfermería

 Motivar el reposo completo en cama para enfermos con la afección


inflamatoria activa muy diseminada.
 Acostar al enfermo boca arriba con almohada bajo la cabeza en un
colchón duro, para quitar el peso de las articulaciones.
 Aconsejar al paciente que descanse una o más veces en el día durante
30 a 60 minutos.
 Alentarlo a que repose en cama ocho a nueve horas por la noche.
 Indicarle que se acueste boca abajo dos veces al día para evitar la flexión
de la cadera y contractura de la rodilla.
 No deben colocarse almohadas debajo de las articulaciones dolorosas, ya
que promueven contracturas por flexión.
 Las articulaciones inflamadas dolorosas deben ponerse en reposo con
férulas: para permitir localmente la sinovitis; reducir el dolor, la rigidez y la
tumefacción (en las muñecas y los dedos); descansar las articulaciones
inflamadas en la posición óptima y prevenir o corregir deformaciones.
 Aplicar compresas calientes o frías para reducir el dolor e hinchazón de
las articulaciones.
 Dar masajes suaves para relajar los músculos.
 Administrar medicamentos antiinflamatorios, o analgésicos según
prescripción.
 Alentar al paciente a seguir el programa diario prescrito, que se compone
de ejercicios de acondicionamiento y ejercicios específicos para
problemas articulares (después de controlar el proceso inflamatorio).
 Cerciorarse que el paciente realiza los ejercicios isométricos, para ayudar
a prevenir la atrofia muscular, que contribuye a la inestabilidad articular.
 Hacer que el enfermo mueva las articulaciones por todo el arco de
movimiento una o dos veces al día para impedir la pérdida del movimiento
articular.

CONCLUSIÓN

El tratamiento de la artritis reumatoide requiere un enfoque multidisciplinar,


siendo precisa una relación constante entre enfermeros, fisioterapeutas,
terapeutas ocupacionales, podólogos, servicios sociales y cirujanos para estar
al día de los progresos del paciente y de los nuevos desarrollos terapéuticos.

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