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Resumen de lectura del libro: Hacia una mejor calidad de

nuestras escuelas. Capítulo VII. La calidad conduce al


mejoramiento continuo de las personas involucradas.

La autora (Schmelkes, 1994) en el capítulo VII de su libro “Hacia una


mejor calidad de nuestras escuelas” propone la siguiente idea sobre
la cual debatiremos en este documento. “La calidad conduce al
mejoramiento continuo de las personas involucradas.”

Antes de continuar es necesario mostrar la base en la cual (Schmelkes,


1994) ensaya en su libro sobre la calidad. Dice que “la calidad que
estamos buscando como resultado de la educación básica debe ser
capaz de dotar a los estudiantes del dominio de los códigos culturales
básicos, hacer conciencia de una participación democrática y
ciudadana, y desarrollar los valores acordes con una sociedad que
quiere una vida de calidad para todos sus habitantes.”

Utilizando como marco de referencia esta concepción y vinculándolo al


ensayo que hace (Schmelkes, 1994) en este capítulo, se desarrollan los
siguientes argumentos.

El capítulo se inicia con la presentación de un caso visto desde dos


perspectivas opuestas, que se sustentan en la concepción
anteriormente mostrada. En la primera perspectiva que se desarrolla,
se exhibe la imagen de una maestra de segundo grado, que tiene
entusiasmo por su trabajo y se esfuerza por desempeñarlo de la mejor
manera posible, desafortunadamente se encuentra en una escuela
donde trabajar bien no es la norma, por lo cual, la autora supone que
pronto tendrá problemas con sus colegas. Como en esta escuela la
norma de exigencia es baja, la maestra se percatará que cuando sus
alumnos lleguen al siguiente grado, se enfrentarán a un proceso de
enseñanza irregular y deficiente, lo que provocará que se trunque su
desarrollo académico, y sus esfuerzos invertidos en educarlos no valen
absolutamente nada. En estas condiciones dice (Schmelkes, 1994), la
maestra, por muy buena que sea y por más entusiasmo que tenga por
trabajar, pronto va a perder ese interés, ese entusiasmo y va a
comenzar a comportarse de forma muy parecida a sus compañeros
maestros. Lo que dará como resultado que la maestra pida su cambio.

En la segunda perspectiva, se revela a la misma maestra de segundo


grado, pero en un escenario escolar donde todos los maestros procuran
hacer lo mejor que pueden. Se reúnen con frecuencia y discuten a
menudo sobre las necesidades de sus alumnos y las condiciones de los
padres de familia. Tienen seminarios de estudio para aprender juntos a
hacer las cosas mejor. La maestra dice abiertamente lo que no le
parece, hace críticas sobre el funcionamiento de la escuela y hace
sugerencias sobre cómo solucionar los problemas. La maestra
encuentra que estas críticas, y las sugerencias, son bien recibidas
además de que se le agradece el que las plantee. La maestra deriva
cada día mayores satisfacciones de su trabajo, de su relación con los
alumnos y de su relación con los colegas. Reconoce que en la escuela
se están aprovechando sus conocimientos y sus habilidades, inclusive
conocimientos y habilidades que no sabía que tenía. Lo que redunda en
su permanencia en la institución escolar.

En otro apartado la autora nos propone que los problemas de la calidad


de la educación no residen en los docentes, sino en el sistema. Sin
embargo, la solución a los problemas de la calidad, sí reside en el
equipo de docentes, encabezado por su director. Esto se logra de
manera conjunta en equipo, dándose a la tarea de modificar el sistema
y de mejorar los procesos para alcanzar mejores resultados atendiendo
a las necesidades de los beneficiarios, lo que permite que estos
docentes participantes se desarrollen como personas a la par de su
labor.

Ya inmerso en esta temática nos comenta que, en la calidad, lo más


importante es la calidad de las personas. Entonces una persona de
calidad tiene como propósito desarrollar integralmente a las personas
que están bajo su influjo. Esto es que, procura el desarrollo máximo de
las potencialidades de las personas.

Nos dice también que, en el proceso de desarrollo integral de las


personas, lo más importante quizás son sus valores, ya que son la
brújula que guía el trayecto hasta su fin último. El proceso de desarrollo
personal se encuentra en el descubrimiento del sentido de la vida que
procede fundamentalmente de demostrarse a sí mismo la capacidad de
transformar la realidad en el sentido en que uno cree que debe ser
transformada y, en hacerlo en forma congruente con los valores que uno
quiere ver reflejados en esa realidad que contribuye a transformar. La
búsqueda de la calidad abre los espacios para vivir, en forma
congruente, los valores fundamentales de solidaridad, responsabilidad
y compromiso.

Y para finalizar nos dice que, al permitirnos como docentes, vivir


congruentemente los valores de solidaridad, responsabilidad y
compromiso, la búsqueda de la calidad nos exige formar integralmente
a nuestros alumnos, y quizás también a sus familias, en los valores de
identidad, libertad y compromiso, equidad y justicia, solidaridad y
congruencia.

Como podemos apreciar todos los argumentos que la autora desarrolla


en este capítulo están sustentados en la idea que tiene sobre lo que se
espera como resultado de la educación básica. Relacionando estas
ideas con el sistema educativo mexicano podemos observar que uno de
los fines educativos es lograr que nuestros estudiantes dominen los
códigos culturales básicos de nuestra sociedad, y sin temor a
equivocarme creo que esto se realiza diariamente en todas las aulas de
nuestro país, pero como escuché en alguna ocasión, “De qué sirve que
un estudiante obtenga diez de calificación en la materia de Cívica y
Ética, si cuando se topa con una persona discapacitada que necesita su
ayuda, este no hace nada al respecto”. De hecho, creo que todos en
algún momento nos hemos olvidado de ayudar a nuestros
conciudadanos.

Pero entonces, ¿dónde radica el problema? Haciendo una introspección


personal, el problema con la sociedad mexicana, desde mi particular
punto de vista radica en que, tenemos un modelo que existe únicamente
en nuestras ideas, un ideal del mexicano que deberíamos formar. Mas,
sin embargo, el mexicano de calidad solo existe en ese lugar que Platón
llamaba “Mundo de las ideas” o “Mundo inteligible”. En lo particular
pienso que el mexicano de calidad no solo debe existir en ese mundo
platónico, sino que debemos materializarlo, hacerlo tangible para
nuestros estudiantes, que sus aprendizajes trasciendan la barrera
teórica, y los llevemos a terrenos más altos, donde puedan visualizar un
panorama de libertad, de conciencia, donde todos somos México y es
nuestro deber modificar el sistema, eliminando todo lo que deforma al
mexicano de calidad. Como dice la doctora (Schmelkes, 1994) una
persona de calidad tiene como propósito desarrollar integralmente a las
personas que están bajo su influjo, procurando el desarrollo máximo de
las potencialidades de las personas. La mejor manera de hacer tangible
el modelo del mexicano de calidad que debemos formar en nuestras
escuelas, se logrará cuando todos los adultos de nuestra nación, los
responsables de formar a nuestros niños mexicanos, demos el ejemplo
de comportamiento que debe observar todo aquel mexicano de calidad,
viviendo congruentemente los valores de solidaridad, responsabilidad y
compromiso, esto no es tarea fácil, ni para lograrse en poco tiempo.
Pero como dice aquel proverbio chino, “El viaje más largo comienza con
el primer paso”.

Y para concluir, coincido con la doctora Schmelkes, “La calidad conduce


al mejoramiento continuo de las personas involucradas.”
Bibliografía.

Araoz, Robles, M. E., Guerrero, de la Llata, P. d., Galindo, Ruíz, M. d.,


Villaseñor, Correa, R. A., & De la Vara, Estrada, A. B. (2010).
Estrategias para aprender a aprender: reconstrucción del
conocimiento a partir de la lectoescritura. Hermosillo, Sonora.:
Prentice Hall.

Larroyo, F. (2012). Platón. Diálogos. Mexico, D.F.: Porrúa.

Schmelkes, S. (1994). Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas.


OEA: INTERAMER.

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