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REGIMEN LABORAL DE LAS UNIONES TEMPORALES DE EMPRESAS

JAIME LLUIS Y NAVAS


Dr. en Derecho y en F. y Letras
Graduado Social
Académico correspondiente de la Academia
Nacional Argentina de Derecho y C. Sociales

I. INDICACIONES PREVIAS

1. Concepto
Estamos ante una figura cuya misma denominación expresa su concepto. No
obstante, para mayor precisión, señalaremos los siguientes significados, recogidos
en el Diccionario de la R. Academia:
Por Unión la R. Academia entiende la “acción y efecto de unir o unirse”
(acepción primera); y a su vez unirse lo define como “juntar dos o más cosas entre
si, haciendo de ellas un todo” (acepción primera) y también como ”agregarse o
juntarse uno a la compañía de otro” (acepción 13ª). El término temporal lo
conceptúa en función de la idea de “que dura algún tiempo” (acepción segunda).
El concepto de empresa lo hemos analizado debidamente en otra ocasión
(1). Por ello ahora nos limitaremos a recordar que una empresa constituye un
conjunto de elementos de diversa naturaleza organizados en función de una
finalidad económica. En ocasiones, con deficiente técnica ,este término se emplea
en el sentido sujetivo de empresario que propiamente es el titular de la empresa.
Esto sentado, podemos precisar que entendemos por UTE, la agrupación
organizada de una pluralidad de empresas, para operar conjuntamente durante un
tiempo determinado. Utilizamos los términos “agrupación” y “conjuntamente” por
encerrar y precisar la idea de unión orgánica (agrupación) y funcional
(conjuntamente). Especificamos que se trata de una unión organizada, por cuanto
esta nota resulta esencial a la vista de los textos legales a que nos referiremos y
pedirlo así la razón de ser de las UTE,s. La definición en función del objeto (operar
conjuntamente) y de la temporalidad recogen así mismo la razón de ser y la idea
que inspira al menos actualmente al legislador.

2. Naturaleza.

La Ley 196/93 (art.7) contempla las UTE,s cual si se tratara de un simple


hecho jurídico, cuando se refiere a “los empresarios que, conforme al derecho
vigente, se agrupen temporalmente…”. Y la ley 18/82 entiende que estamos ante un
“sistema de colaboración entre empresarios” (art. 7,1). Pero del propio texto de
ambas normas resulta que este hecho o sistema origina una organización y hemos
de fijar la naturaleza de la misma.

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Las UTE’s son organizaciones que carecen de personalidad jurídica, puesto
que el legislador no les otorga personalidad. Es más, el art. 8,8 de la ley 18/82
prescribió la responsabilidad directa de los miembros de la UTE por los actos y
operaciones en beneficio común. Por lo tanto toda UTE tiene la condición de
agrupación sin personalidad. Esto no obstante si existiera la figura de las cuasi
personas, fuerza sería reconocer esa condición a las UTE’s habida cuenta de los
vínculos (temporales) que se crean entre los miembros de esas agrupaciones y a
los que tendremos ocasión de referirnos más abajo. A estos efecto entendemos por
cuasi personas, las entidades carentes de personalidad, pero que operan como si la
tuvieran; o para ser mas precisos, que operan como si gozaran de personalidad, en
todas las actividades en que les resulta posible actuar de este modo.

La ley 196/63 (art. 7) indicó regular las empresas que “se agrupen
temporalmente con el fin de lograr un mejor desarrollo o ejecución de una obra,
servicio o suministro”. Pero al mismo tiempo exigía una organización común
minima, al requerir la existencia de un Gerente común. Estamos por tanto ante una
organización sin personalidad. Lo mismo resulta de la Ley 18/82 con la
particularidad de que esta (art. 7,2.) especifica que laz UTER,s carecen de
personalidad jurídica “propia”, lo que parece significar que las sociedades-
miembro gozan de personalidad.

La sent. de la Sala de lo Contencioso-administrativo de Cataluña (Sección


Segunda) de 30 de Junio de 1998, confirma que las UTE,s carecen de personalidad
jurídica y especifica que constituyen “una simple modalidad contractual de
cooperación empresarial para el desarrollo o ejecución de una obra, servicio o
suministro”. En otras palabras, considera que estamos ante un contrato de
cooperación entre empresas para ejecutar (temporalmente) un suministro de
servicios. Por lo tanto estamos ante un contrato de cooperación (acción conjunta)
caracterizado por la naturaleza de los pactantes (empresarios) y la finalidad del
pacto (prestación conjunta de servicios), a la que procede añadir la nota de
temporalidad. Esta precisión jurisprudencial concuerda con la ley 196/93.
A efectos del Estatuto de los Trabajadores, su art. 1,2 incluye entre los
posibles empresarios las “comunidades de bienes que reciban la prestación de
servicios”. Ciertamente una UTE no es una comunidad de bienes clásica pues tiene
elementos necesarios que no se requieren en las comunidades de bienes
ordinarias. No obstante esta norma en cierra un principio que alcanza a las UTE,s y
es que en materia social pueden operar como personas entidades carentes de
personalidad jurídica. En este caso se plantea el problema de quien es el sujeto
titular de la obligación. A nuestro entender, en estos casos los sujetos obligados
son los subyacente tras la entidad sin personalidad. Es decir, el verdadero
obligado no puede ser la entidad carente de personalidad, puesto que esta por
definición no es titular de derechos y deberes. Todo lo más le podemos considerar
un obligado aparente. A nuestro parecer Los verdaderos obligados son los sujetos
subyacentes es decir los comuneros que integran la comunidad de bienes, o la UTE
que sí son titulares de derechos y deberes. La colectividad que opera como sujeto
aparente es solamente el medio de determinación de los verdaderos sujetos, o sea de
los subyacentes en la colectividad formalmente operante. Lo contrario nos llevaría
a una interpretación absurda de la legislación, lo que veda el sentido común y
repudia el art. 3 del Código civil.

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3. Caracteres
Las UTE,s tienen las siguientes características jurídicas:

a) Todas las UTE,s constituyen organizaciones complejas puesto que son


organizaciones de organizaciones (característica doblemente orgánica)

b) Asimismo las UTE,s se caracterizan por su temporalidad necesaria


puesto que el legislador veda por su subsistencia con vocación de perpetuidad.

c) Como su misma denominación indica, son uniones de empresas


(propiamente de empresarios) y por tanto de fines económicos.

d) Constituyen una agrupación funcional y teleológica es decir constituida


para ejercer una función específica (frecuentemente realizar una obra pública), es
decir satisfacer a una finalidad determinada.

e) Operan como empresas, dentro de un campo limitado en el tiempo y en la


función (determinada por la finalidad de la Unión). Por ello podríamos
considerarlas cuasi-empresas transitorias. Como consecuencia de esta
característica, diversas resoluciones judiciales (por ejemplo la sent. de la Sala de lo
Contencioso-administrativo del País Vasco, Sección Segunda de 9 de marzo del
2007), al fijar responsabilidades, les dan trato legal análogo al de las empresas
ordinarias.

f) Su regulación inicial obedecía fundamentalmente a razones fiscales y ha


sido extrapolada a otros campos legales. La trascendencia de la normativa fiscal se
advierte tanto en la ley 196/63, a la que nos referimos al tratar de los antecedentes
como en la ley 18/82. Está por tanto en relación con la importancia que tenían las
medidas fiscales como instrumento del Plan de Desarrollo que acompañó al
nacimiento de la legislación especifica sobre Uniones temporales.

g) El legislador no las limita al ámbito de la construcción. Esto no obstante,


están especialmente concebidas para esta esfera del mundo económico, El
preámbulo de la Ley 196/63 dice expresamente que contempla “las uniones
temporales de empresas para la ejecución de obras y servicios y la subcontratación
por un contratista principal de una parte de las unidades de obra”

h) Como consecuencia de haber nacido en función de planteamientos


extralaborales, es una legislación que no contempla directamente sus
consecuencias laborales, lo que obliga a una construcción de esas consecuencias, lo
que intentamos hacer en este trabajo.

4. Fundamento y causa
De suyo el fundamento (razón de ser) y la causa (elemento generador) de
una figura jurídica son perfectamente diferenciables. No obstante, en la práctica
ambas se relacionan por afectar a la génesis de la Institución objeto de estudio.
Por otra parte, al analizar la causa habremos de considerar sus categorías clásicas

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(causa próxima y lejana; eficiente y final) y al estudiar el fundamento habremos de
distinguir entre la razón de sancionar una institución y la facultad de hacerlo.

A. Causa lejana y fundamento normativo.-La causa lejana de las UTE,s


radica en un doble factor: su utilidad y la temporalidad de su utilidad. Este es
también el fundamento de su reconocimiento y regulación legislativos. La utilidad
está en relación con la misma razón de ser de los fenómenos societarios en general.
El hombre es un ser dotado de facultades, pero estas facultades son limitadas y al
agruparse incrementa su efectividad, es decir compensa las limitaciones. Esta
causación se halla en la raíz de todos los fenómenos societarios.
Ahora bien, la razón de agruparse en ocasiones tiene naturaleza
permanente (por ejemplo la razón de la unión nacional, o cuando menos de ciertas
uniones nacionales como la española). En otras ocasiones la razón de las uniones
es de naturaleza transitoria y en esas ocasiones la razón de la unión es temporal y
en tales casos, la razón de la unión resulta limitada en el tiempo; es el caso de las
uniones de dos o más empresas para efectuar una construcción de gran
envergadura.
El fundamento de la razón de recoger normativamente figura de las UTE,s
(razón de sancionar la institución) radica precisamente en la causación acabado de
señalar . La facultad de hacerlo tiene su fundamento en la soberanía del Estado que
fija la normativa. En efecto, la soberanía por definición y por propia naturaleza es
el sumo poder humano (con independencia del problema de su origen; y en este
sentido han operado con ella, fueran o no concientes de la idea de sumo poder,
todos los humanos desde el hombre del Paleolítico inferior, hasta nuestros días).
En síntesis: la soberanía, por su misma condición de sumo poder, faculta para
dictar las normas que sancionan y regulan las UTE,s; y la utilidad de las uniones de
empresa ,en ocasiones temporales, constituyen la razón del ejercicio de la
soberanía en el sentido de regular esta figura.
En relación con la utilidad de las UTE,s, el preámbulo de la ley 196/62
apreciaba en las uniones empresariales “un indudable impulso positivo para el
aumento de rendimiento y para el estímulo a la especialización de nuestros
empresarios”

B. Causa próxima.- La causa próxima de la constitución de cada UTE en


concreto radicará en la utilidad de la Unión para ejecutar el fin temporal que
constituirá el objeto de la UTE. En los contratos cabe distinguir aquellos en que la
causa es común (en general los de asociación) y aquellos en que las causas son
diversas pero concurrentes (de no concurrir no surgiría el pacto), por ejemplo la
compraventa en que la causa del vendedor es la obtención del precio y la del
comprador la adquisición de la cosa . Evidentemente los pactos de constitución de
UTE,s forman parte de los de causa concurrente.

5. Principios informantes

Entendemos que la organización y funcionamiento de las UTE,s se inspira


en los siguientes principios que informan la legislación que las regula:

a) En virtud de un principio organizativo toda UTE ha de adoptar una


organización cuasi-empresarial, puesto que ha de adoptar una estructura común y

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ser dirigida por un Gerente. La relación y responsabilidades laborales se
estructuran en función de esta condición orgánica.

b) Consideramos que opera un principio de comunicación


temporalmente limitada de responsabilidades entre la UTE y las empresas
miembros. Esta responsabilidad está limitada en el tiempo a las responsabilidades
nacidas durante el periodo de actuación de la Unión y en lo laboral respecto de los
trabajadores vinculados a la UTE. En el curso de este trabajo tendremos ocasión de
señalar como opera ese principio. En cambio frente a terceros opera el principio de
responsabilidad ilimitada en cuanto al importe de lo adeudado. Estas reglas
resutan de los arts. 7,e de la Ley 196/63 y 8,d,8 de la Ley 18/82.
Este principio es consecuencia necesaria o cuasi-necesaria de una finalidad
de garantías frente a terceros y de respeto del sistema jurídico establecido

c) En virtud de un principio de unidad de acción limitada, toda UTE opera


frente a tercero como una unidad empresarial; pero esta operación como conjunto
se limita al objeto de la UTE, carece de alcance general y no abarca las restantes
actuaciones de las empresas-miembro. La Gerencia común legalmente preceptiva
refuerza la aplicación de este principio, consustancial con la razón de ser de las
UTE,s Este principio, de naturaleza funcional alcanza a la ejecución de su trabajo
por los empleados contratados por la UTE o asignados a la misma por las
empresas-miembro.

6 Antecedentes
La posibilidad de formular uniones temporales de empresas siempre ha
sido admitida en función de la esfera de libertad de pactos. Pero a partir del Plan
de Desarrollo, mediante el cual el franquismo avanzado se propuso dar un impulso
a la situación económica de España, se ha tendido a regularizar diversos modos de
colaboración entre las empresas, entre ellos sus uniones temporales. Estas
medidas las anunciaba el art. 11 del D. 3060/62 sobre directrices del Plan de
Desarrollo y se plasmaron en la Ley 196/63, corregida por la Ley 18/82 . Ambas
disposición tienen en común la regulación de diversas formas de colaboración
entre empresas, entre ellas las UTE,s. Es decir tienen en común tratar de las UTE,s
pero no estar exclusivamente dirigidas a ordenar este fenómeno empresarial. La
Disposición Derogatoria única de la Ley 18/82 dejó sin efecto los arts 7 y 8 de la
Ley 196/63. No obstante algunas disposiciones de esta Ley, mal recogidas en la de
1982, sobre todo por lo que al Gerente se refiere, entendemos siguen en vigor
como principios jurídicos

7. Requisitos.

A la vista de los arts. 7 y 8 de la Ley 18/82, en relación con el art.7 de la Ley


196/93, las UTE,s han de satisfacer los requisitos que seguidamente señalaremos.
Estos requisitos parecen fijados solo a efectos de poder acogerse a beneficios
fiscales. No obstante, entendemos que (salvo las normas de supervisión por el
Ministerio de Hacienda que responden a un fin especifico de vigilancia tributaria),
los restantes requisitos rigen con carácter general por recurso a la analogía (art.4
del Código civil), al no existir otra regulación y operar la identidad de razón para el

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reconocimiento “erga omnes” de las UTE,s y por tanto para su operatividad en
materia social.

A. Requisitos personales: El legislador ha establecido los siguientes:


a) Las UTE,S han de estar constituidas por personas. Respetando esta
condición, la facultad reconstituir estas Uniones es muy amplia puesto que
específicamente pueden ser personas físicas o jurídicas, residentes en España o
fuera de nuestro País
b) El texto legal requiere sean empresas es decir, empresarios. Dado que la
figura de la empresa (de trascendencia mercantil, fiscal y laboral) esta poco
construida en nuestro derecho positivo, entendemos han de ser comerciantes,
matriculados a como tales a efectos fiscales e inscritos en la Seguridad Social como
parte patronal.
c) Toda UTE deberá disponer de un Gerente, cuyo nombre y domicilio han
de figurar en los Estatutos. Además el domicilio fiscal del Gerente determina el de
la UTE. Curiosamente el texto legal de 1982 admite expresamente que el Gerente
sea una persona jurídica, Entendemos que en tal caso deberá existir lo que
pudiéramos llamar el Gerente de la Gerencia que será persona física, pues en
último término la voluntad de las personas colectivas, por exigencia de la
naturaleza, siempre se plasma a través de una persona física.

B. Requisitos objetivos y teleológicos.- Operan los siguientes:


a) El objeto necesario y relativamente exclusivo ha de consistir en “el
desarollo o ejecución de una obra, servicio o suministro” (art 7 de la Ley 18/82). Es
por tanto un objeto de carácter finalista. El texto legal no requiere que la obra se
realice en España, admite expresamente que fuera ejecutarse fuera del territorio
de nuestra Nación . Confirmando el carácter exclusivo del correspondiente objeto
fijado estatutariamente para la respectiva UTE, el art.2 de la ley 18/82 autoriza al
Ministerio de Hacienda para comprobar “si su actividad se ha dedicado
exclusivamente al cumplimiento del objeto para el que fueron constituidas” las
correspondientes Uniones.
b) El objeto eventual (adicionable al principal) consistirá en “desarrollar o
ejecutar obra y servicios complementarios y accesorios del objeto principal “ (art.8,b
de la misma Ley). Esta relativa excepción no desdice en el fondo de la regla de
exclusividad del objeto principal, la matiza en función del principio de que lo
accesorio sigue a lo principal
c) Para realizar el fin común será imprescindible efectuar aportaciones y
sufragar gastos. Los Estatutos deberán especificar el modo de efectuar
aportaciones y de sufragar gastos. Al remitirse, sin más a los Estatutos, el texto
legal deja gran libertad a las empresas-miembro de concreción del sistema de
asunción de cargas.
Inútil decir que estos requisitos están, una vez más, en relación directa con
la razón de ser de la figura de las UTE,s y la limitación de sus beneficios fiscales.

C. Requisitos formales.- Las UTE,s están sometidas a unos requisitos


formales, recogidos en el art. 7 de la Ley 196/63 y en el art. 8 de la Ley 18/82, que
recuerdan los exigibles a las sociedades mercantiles y que seguidamente
enumeramos

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a) Toda UTE ha de constituirse en escritura pública. El contenido mínimo
de la escritura es el siguiente: 1º Los datos personales y domicilio de los
integrantes de la Unión.- 2º La denominación de la entidad temporal,.- 3º Su
objeto.- 4º Duración de las actividades y fecha de comienzo de las operaciones.- 5º
domicilio fiscal.-6º aportaciones y sistema de financiación.-7º nombre y domicilio
del Gerente.- 8º Distribución de resultados, -9º Responsabilidad frente a terceros
(que en todo caso será solidaria e ilimitada)
b) La Ley 196/93 (art. 7) requirió se tramitara la calificación como Unión
Temporal por el Ministerio de Hacienda. Pero este trámite se requirió a efectos de
obtener los beneficios fiscales previstos para las UTE,s; tal como está redactada la
letra de la ley no se concibió como un requisito de existencia.
c) La ley 196/63 requirió asimismo la inscripción en el Registro Mercantil.
Entendemos que la adquisición de derechos requiere la inscripción registral que
consagra la existencia “erga omnes”; por lo tanto se requerirá para inscribirse en la
Seguridad Social como entidad empresarial y para contratar trabajadores directos
al servicio de la UTE. En cambio la omisión de la inscripción no libera de deberes y
responsabilidades, por aplicación del principio en virtud del cual nadie puede
beneficiarse de su propia malicia; por lo tanto la concurrencia de
responsabilidades laborales operará aun cuando se haya incumplido el trámite de
inscripción.
d) La Ley 18/82 (art. 3) requiere asimismo la inscripción en el Registro
especial obrante en el Ministerio de Hacienda , pero entendemos que esta
inscripción ha de producirse de oficio al tramitar la calificación y autorización por
dicho Ministerio.
e) Toda UTE ha de disponer de una denominación que la distinga de las
restantes entidades, que especifique su naturaleza de unión transitoria
empresarial y que refleje la identificación de las empresas agrupadas.
f) Elaboración de “memoria o programa con determinación de las
actividades y medios para su realización”

D. Requisito locativo (Domicilio).- Tal como está redactada la ley 18/82,


disponer de domicilio no es tan solo una obligación; constituye un requisito de la
licitud de su constitución, dada la forma como ha de constar en la escritura
constitucional.- El domicilio de la Unión, será necesariamente el del Gerente.- El
texto legal se refiere exclusivamente al “domicilio fiscal” ,lo que refleja la
mentalidad con que se ha elaborado la ley 18/82. Por lo tanto entendemos: 1º De
no fijarse otro domicilio, el fiscal surtirá efectos generales, por ser lugar donde
puede ser localizada la entidad.- 2º La entidad puede fijar, si lo desea, otro
domicilio a efectos no fiscales, ello al amparo de la autonomía de la voluntad.
En todo caso el domicilio fiscal, por razones obvias, ha de figurar en España,
incluso si se desarrollan actividades fuera de nuestro País.

D. Requisitos temporales.- Toda UTE ha de constituirse por tiempo


determinado, de conformidad con su condición de unión temporal. A la vista del
art.8 de la Ley 18/82, se establecen dos limites a la duración de las UTE,s: a) la
duración de las obras (límite funcional); y b) el trascurso de 25 años (límite
absoluto). En el caso de “explotación de servicios públicos”, el límite absoluto se
eleva a 50 años. La limitación temporal ha de constar en los Estatutos. En la
Ley196/63 (art. 7) el límite absoluto era más breve (diez años, con dos posibles

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prórrogas de un año tratándose de obras públicas); pero la ley 18/82 lo ha
ampliado manifiestamente.

7. Tratamiento procesal

A. Calificación.-La sentencia nº 2375 de 22 de marzo del 2004 de la Sala


de lo Social de la antigua R. Audiencia de la Región catalana ha entendido que la
determinación de la existencia de un grupo de empresas es cuestión de derecho, y
no de hecho, a efectos de formulación de los Recursos de Suplicación. Entendemos
que esta doctrina es aplicable a las UTE,s.

B. Relación entre procedimientos.-La existencia de las UTE,s suele tener


relevancia en caso de fijación de responsabilidades por accidentes. En tales casos
la suerte procesal de las Actas de Infracción condiciona los resultados de los
procedimientos sobre Recargos de prestaciones tanto más cuanto que el Tribunal
Constitucional ha entendido, en principio, y de acuerdo con una lógica elemental,
que un hecho no puede existir para una jurisdicción y dejar de existir para otra
(por todas sentencias nº 77 de 3 de octubre de 1983, nº 158 de 26 de noviembre
de 1985 y nº 35 de 1 de marzo de 1990). Con todo este mismo Tribunal (en la
indicada sentencia de 26 de noviembre de 1985) y las Salas de lo Social de Madrid
(sent. 15 de julio de 1997) y del País Vasco (sent. de 4 de noviembre de 1997), han
limitado el alcance de esta doctrina al admitir que es válida, si se razona “la
distinta apreciación de los hechos siempre que sea motivada” .

C. Subrogación en la ejecución procesal.- Con bastante unidad de criterio


nuestros tribunales están sosteniendo que, en fase de ejecución, se puede actuar
contra entidades que no habían participado anteriormente en un proceso. En este
sentido se han pronunciado los Tribunales Constitucional (sent. nº 206 de 14 de
diciembre de1989), Supremo (sent. de 26 de mayo de 1992) y las antiguas RR.
Audiencias y ahora mal llamados T.S.J. de Aragón (sent. de 11 de diciembre de
1991), Burgos (sent. de 26 de marzo de 1992), Cataluña (sent. de 24 de noviembre
de 1992), Madrid (sent. de 11 de febrero de 1992) y Vascongadas (sent. de 31 de
enero de 1992). Las consecuencias de esta postura no han sido siempre justas y
conformes con el derecho de no incurrir en indefensión, cuando menos relativa. No
obstante, en el caso concreto de la UTE,s, la particular naturaleza de éstas justifica
la continuidad en la eventual responsabilidad después de realizado el fin para el
que se constituyeron. Incluso facilita las operaciones de liquidación de la Unión.
En todo caso, nuestros juzgadores han tendido a una aplicación amplia de la
idea de subrogación por sucesión de empresas. Por ejemplo alcanza a las
concesiones administrativas rescatadas por la Administración (sent. de la Sala de
lo Contencioso-administrativo de Cataluña, Sección Segunda de 27 de febrero de
1997). Esta actitud general es de prever alcance a las Uniones Temporales.

II. EL GERENTE

1, Concepto y naturaleza.

La doctrina ha llevado a distinguir entre el Empresario (titular mercantil de


la empresa y receptor de los servicios del empleado) y el Director o Jefe de

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Empresa (rector, mercantil y laboral, de la entidad empresarial). Esta distinción ha
sido recogida por la Jurisprudencia del Tribunal Supremo (sentencias de 25 de
setiembre de 1989, 3 de mayo de 1990 y 28 de abril de 1995,entre otras)
El Gerente es un Jefe de Empresa, por exigencia legal, visto el art 8 de la
ley 18/82, concorde a estos efectos con el art. 7 de la ley 196/63; o para ser más
precisos, es un Jefe de Agrupación de empresas determinadas. Evidentemente
tiene la condición de factor mercantil, vistos los arts. 282 y siguientes del Código
de Comercio. A efectos laborales es alto cargo. Lo corrobora lo indicado más abajo
sobre sus facultades.

2. Sanción legal.

En los supuestos ordinarios, compete al empresario decidir si las dos


figuras de empresario y Jefe de Empresa se funden en un solo sujeto (caso del
pequeño empresario por cuenta propia que dirige su propio establecimiento) o si
establece la dicotomía empresario-Jefe de Empresa (caso del nombramiento de
apoderado, encargado de dirigir la empresa). En este último supuesto, la dicotomía
Empresario-Jefe de Empresa es voluntaria. Pero existen supuestos en que la
dualidad es necesaria, sea por la naturaleza de la entidad empresarial (caso de
las Sociedades Anónimas o de las Cooperativas), sea por imperativo legal. Es el
caso de las UTE,s (art 8 .de la ley 18/82; art. 7 de la Ley 196/63).

3. Fundamento

Parecen evidentes las razones por las que el legislador ha sancionado la


figura del Gerente de la UTE y su obligatoriedad: 1º Toda UTE es una entidad que,
temporalmente opera técnicamente como una empresa autónoma.(aún cuando lo
haga temporalmente y para atender un fin determinado). 2º Por lo tanto en la
realización de su finalidad temporal ha de tener unidad de voluntad rectora.- 3º
Por lo tanto precisa técnicamente de un Gerente.- 4º A ello se une el interés
público en la determinación del representante de esa unidad funcional a efecto de
exigir el cumplimiento de las obligaciones legales. 5º Este interés público es doble:
opera en cuanto afecta a la exigencia del cumplimento de deberes para con el
propio Estado (pago de impuestos y de Seguros Sociales, etc.) y en cuanto que el
poder público es guardián de los derechos de los españoles y tiene interés en saber
a quien dirigirse para exigir el cumplimiento de las obligaciones jurídicas
generales.

4. Facultades

El art. 7 de la Ley 196/63 le atribuyó las siguientes:


a) Goza de poder para obligar a todas las empresas-miembro en relación
con la actuación de la UTE, pues la indicada norma dispuso que el Gerente de la
Unión gozaría de ”poderes suficientes de todos y cada uno de sus miembros para
ejercitar los derechos y contraer las obligaciones necesarias para el logro de los fines
de la unión”.De ahí que al tratar de su naturaleza señaláramos que es un factor
mercantil que ostenta la condición de Jefe de la agrupación empresarial, siendo
por lo tanto era alto cargo laboral.

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b) Es asimismo el canal de actuaciones de la agrupación empresarial pues el
texto legal añade que “Las actuaciones de la Unión de empresas se verificarán
precisamente a través del Gerente ….haciéndolo éste constar así en cuantos actos y
contratos suscriba en nombre de la agrupación”

III. RELACIONES LABORALES

Con cierta frecuencia nos referiremos a trabajadores de un a empresa-


miembro que operan en la UTE. Hemos de destacar que este proceder es lícito y no
implica el vicio denominado “prestamismo laboral”. La sent. del T. Supremo de 27
de febrero de 1989 declaró que no constituye un caso de reclutamiento de
trabajadore4s para cederlos a otra empresa cuando se trata de empresas con
personal estable que se proporcionan mutua ayuda técnica respetando todos los
derechos de los trabajadores de sus respectivas plantillas.

1. La autoridad laboral.

Como es sabido una nota esencial, característica y definidora de la relación


de trabajo es la prestación de servicios bajo la autoridad profesional del
empresario. En el caso de las UTE,s la autoridad respecto de los trabajadores de
las empresas asociadas y destinados a la UTE consideramos que corresponde al
Gerente de la misma, tanto respecto de los trabajadores de las sociedades-
miembro asignados a la organización común, como si se trata de trabajadores
contratados por esta. Entendemos que ello es así por cuanto el Gerente de la UTE
ejerce un poder-delegado de las entidades miembros y la autoridad laboral es
delegable en terceros (propiamente la delegabilidad es una nota esencial pues toda
la estructura de mandos intermedios de cualquier empresa es manifestación de
delegaciones de poder de mando del Jefe de Empresa). La única particularidad en
el caso de las UTE,s es que esta delegación es concurrente de más de una empresa
(lo es de todas las entidades-miembro) y de que opera por ministerio de la ley
18/82. Entendemos que incluso la autoridad sobre los trabajadores contratados
directamente de la UTE se fundamenta en una delegación de poderes pues las
UTE,s carecen de personalidad jurídica y no son por tanto el origen directo del
poder patronal.
En lo menester el poder asumido (por delegación) por el Gerente abarca los
cuatro poderes o facultades esenciales de la Jefatura de Empresa, a saber: 1º poder
reglamentario o de fijar la organización y el modo general de proceder en la UTE.-.
2º poder de mando o de dar órdenes especificas de trabajo.- 3º poder sancionador
es decir de imponer castigos laborales, con la salvedad que señalaremos respecto
de los despidos.- 4º poder de gestión general o sea de realizar actos y negocios
jurídicos que no impliquen autoridad sobre terceros, por ejemplo contratar
trabajadores para el tiempo que dure la UTE,

2. El poder de gestión laboral general

El Gerente ostenta el poder de gestión general, aun cuando limitado al


ámbito de la Unión Temporal. Por lo tanto puede contratar empleados, si bien

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limitando su alcance a la duración de la entidad colectiva; por ejemplo puede
formular contratos de obra, puede otorgar poderes parciales a miembros de la
colectividad temporal, etc.
Más delicada es la cuestión de los eventuales efectos de compromisos
adoptados con carácter permanente, es decir sin consignar con claridad la cláusula
de temporalidad, por ejemplo en un contrato de trabajo, o sin respetar los
requisitos formales (ordinariamente forma escrita) de los pactos temporales.
Entendemos que un empleo por tiempo indefinido acordado por el Gerente de una
UTE no podría subsistir por más tiempo que el de permanencia de la Unión por las
siguientes razones: 1º por cuanto el Gerente carece facultades para fijar
compromisos permanentes de las empresas-miembro, y nadie puede obligar a
tercero más allá de su mandato (art. 1714 del C. Civil) y en este caso la limitación
temporal no constituye fraude a la ley pues es consecuencia de la naturaleza legal
de toda UTE.- 2º Por cuanto el agotamiento del plazo de duración de la Unión
equivale a la muerte del patrono individual y ha de tener efectos análogos visto el
art.4 del Código civil.´3º Por cuanto el mismo carácter temporal de la Unión,
recogido en su denominación, está informando al empleado de la naturaleza
temporal del empleo. 4º Asimismo por la razón de que la naturaleza temporal de la
Unión y de su fin constituyen causa justificativa de la temporalidad del contrato
laboral.
Con todo esta deducción la formulamos con tres salvedades: 1º Un contrato
por tiempo indefinido podría ser válido subrogándose la empresa –miembro que
correspondiera si así se previera en el Pacto de Unión temporal, pues en tal caso
los poderes del Gerente y las obligaciones de la empresa subrogada habrían sido
ampliados mediante acuerdo lícito.-2º Si una empresa-miembro accesar la Unión
acepta voluntariamente incorporar a su plantilla a un trabajador empleado
temporalmente por la UTE, pues sería manifiestamente una novación lícita.- 3º Si
un Gerente, sin poderes para hacerlo, hubiera formulado torticeramente un pacto
por tiempo indefinido, podría tener una responsabilidad civil personal frente al
trabajador engañado .

3, El poder reglamentario
Entendemos por poder reglamentario la facultad de dictar normas
generales internas sobre funcionamiento de la empresa. Bajo la legislación
republicana y franquista la promulgación de Reglamentos de Régimen Interior era
incluso preceptiva para ciertas empresas. El Estatuto de los Trabajadores ha
prescindido de esta figura que de obligatoria ha pasado a ser facultativa, al amparo
de la esfera de autonomía de la voluntad y del poder de dirección empresarial. En
todo caso, entre las facultades del Gerente, figura la de dictar reglas generales
internas, si bien circunscritas en el tiempo y en el objeto al ámbito de la UTE; y por
lo tanto ostenta el poder reglamentario , si bien limitado en el tiempo y el espacio.
Así resulta del art. 20 del E.T., en relación con las facultades generales delegadas en
el Gerente por ministerio de la Ley 18/82 y visto el poder de dirección reconocido
en el Estatuto de los Trabajadores.

4. El poder de mando
El poder de mando es consustancial con toda organización social, so pena de
exponerla a descomponerse en una horda. De ahí que la empresa precise de la

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existencia de este poder y que el legislador sancione su existencia a la vez que lo
regula con objeto de evitar degenere en situaciones abusivas (art. 20 y
concordantes del E.T.). En el caso de las UTE,s subsiste la necesidad de un poder de
mando; pues, aun cuando sea un organismo complejo por su origen, en su campo
de actuación opera como una empresa. De ahí también que el poder de mando del
Gerente tenga en principio el mismo alcance y límites que el de una empresa (o
para ser más precisos que el de los empresarios en cuyo nombre e interés actúa),
además de los límites que resultan de la temporalidad de la Unión . Con todo el
poder de un Gerente de una UTE tendrá las siguientes notas :
1ª Es un poder necesariamente delegado de las empresas-miembro.
2ª Se trata de unas facultades circunscritas en el tiempo (a la duración de la
UTE) y en el espacio (al ámbito de la Unión).
3ª Podrá tener límites especiales si lo acuerdan las empresas miembro
(dada la condición de delegantes que estas ostentan).
4ª Con las indicadas salvedades (de circunscripción a la UTE, de eventuales
limitaciones acordadas por los estados-miembro) tendrá el mismo alcance que el
poder de un Director de empresa ordinario por operar el art. 20 del E.T..

5. El poder disciplinario.
Entendemos que el Gerente ostenta un poder disciplinario restringido. por
las siguientes razones:
a) El poder disciplinario forma parte de las atribuciones de la dirección de
empresa y el Gerente las tiene en principio delegadas.
b) Esta facultad tendrá dos importantes limitaciones, vinculadas a las
características de la UTE: 1º Es, una vez más, un poder circunscrito al ámbito
(funcional y temporal) de la Unión.- 2º No incluye (salvo apoderamiento
específico) la facultad de despido respecto de los trabajadores pertenecientes a las
empresas-miembro y adscritos por estas a la Unión; ello es así por las razones
expuestas en el siguiente apartado..- 3º Si incluye la facultad de despido de los
trabajadores contratados por la propia UTE.

6. Extinción de contratos.

A. Despido disciplinario.- El despido disciplinario tiene un trasfondo


jurídicamente complejo; por una parte constituye una sanción y por otra una
extinción contractual. De ahí la precisión de los siguientes distingos:

Tratándose de trabajadores contratados directamente por la UTE, la


facultad de despido la ostenta el Gerente de la misma, puesto que el vínculo directo
se estableció con dicha agrupación, que los trabajadores carecen de derechos
directos frente a las empresas integradas en la Unión y el Gerente goza de poderes
generales para actuar en las cuestiones propias de la Unión. A su vez la
responsabilidad del pago de las eventuales indemnizaciones por despido
injustificado recaerá directamente sobre el patrimonio de la UTE y las empresas-
miembro solo responderán en caso de que esta resulte insolvente, por su
responsabilidad solidaria respecto de las obligaciones de la Unión (art.7 de la Ley
196/93 y art, 8 de la Ley 18/82).

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Mas delicada es la cuestión del despido disciplinario de trabajadores
miembros de las empresas asociadas y adscritos (temporalmente) a la UTE. Estos
trabajadores pertenecen a su empresa de procedencia. En la UTE operan como
adscritos sin dejar de pertenecer a su propia entidad. Por lo tanto entendemos que
el Gerente de la UTE no puede acordar despidos, salvo especial delegación de esta
facultad por parte de la empresa-patrono directo del trabajador . En tal caso las
eventuales responsabilidades de indemnizar por despido injustificado recaerán
exclusivamente sobre la empresa-patrono (puesto que se ddespide por delegación
versus atribuciones), también salvo acuerdo especial entre las integrantes de la
UTE

B. Otras causas de extinción.- También en este caso hemos de diferenciar


entre los trabajador suministrados por las empresas- miembros y los contratados
por la UTE. Por extensión de las razones que hemos señalado respecto del despido,
si un trabajador pertenece a una empresa-miembro y es destinado a la UTE, su
despido requerirá la conformidad de la empresa-miembro (como titular de la
relación de trabajo) y ésta será la responsable directa de las indemnizaciones, aun
cuando por lo indicado más abajo, podría producirse una responsabilidad solidaria
de la UTE.
Tratándose de trabajadores directamente empleados por la UTE, el Gerente
tiene poderes para tomar la decisión empresarial de extinción y la responsabilidad
por las consecuencias de su decisión será directa de la UTE (puesto que la relación
de ha establecido directamente con la Unión y ésta opera como un cuasi
empresario visto el art. 1,2 del E.T.) y solidaria de las empresas-miembro (por
imperativo del art. 8 de la Ley 18/82, concorde con los principios que informan los
arts, 42-44 del E.T.).

C. Facultad de exclusión.- Pese a no tener atribuciones para acordar


directamente de extinción de los contratos de trabajadores pertenecientes a las
empresas-miembro, entendemos que el Gerente si goza de la facultad de excluirles
de la obra común por él dirigida y por lo tanto de reintegrarlos en su empresa de
origen. Apoyamos esta opinión en las siguientes razones:
a) Como rector de la entidad colectiva, el Gerente tiene la facultad de
ordenar su funcionamiento (aplicando el art. 1,1 del E.T. y de conformidad
asimismo con los arts 7 de la ley 196/63 y 8 de la ley 18/82). Por otra parte, el
Gerente tiene un deber de buena fe para con los empresarios concurrentes en la
UTE (por aplicación del art.1258 del Código civil). Consiguientemente, si un
trabajador perturba la producción, el Gerente tiene el deber, y por tanto la facultad
de excluirlo (incluso si no puede despedirlo).
b) A su vez, la empresa-miembro también tiene un deber, derivado del art.
1258 del Código civil, de coadyuvar al buen funcionamiento de la UTE.
c) Consiguientemente, si el Gerente de la Unión excluye de UTE a un
trabajador perteneciente a una empresa-miembro, ésta ha de aceptar su
reincorporación a su plantilla de origen, pudiendo ejercer las facultades
disciplinarias que el caso autorice.

7. Regulación de empleo y modificación de condiciones laborales

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A. Construcción doctrinal.- La Regulación de empleo y la modificación de
condiciones laborales, nacieron de una figura única: los antiguos expedientes
llamados de crisis, figura nacida bajo la II República y desarrollada por el
franquismo. Actualmente, un sector de la doctrina las considera dos figuras
distintas. A nuestro parecer constituyen dos variantes de una figura común que (en
los casos en que no se produce la extinción de contratos) podríamos calificar de
novación administrativa, puesto que al igual que la novación civil modifica las
condiciones de lo pactado, con subsistencia de la relación establecida en el
contrato originario; pero, a diferencia de la novación civil, la voluntad pública
expresada en un expediente administrativo, sustituye la voluntad individual de la
parte trabajadora.
Desde otro punto de vista, ello lleva a distinguir entre un derecho de
variar menor u ordinario y otro mayor o extraordinario. El primero, es propio
del tracto habitual de la empresa y lo ejerce directamente el Jefe de la misma (en la
UTE el Gerente), mientras el segundo está sometido a conformidad administrativa,
para evitar el riesgo de abuso si la decisión la pudiera tomar unilateralmente el
Jefe de Empresa,; y para evitar asimismo el riesgo de inviabilidad que se produciría
de requerirse, como en materia civil (en que los problemas no son de masas de
personas) la conformidad individual de todos y cada uno de todos los empleados.

B. Particularidades de la condición de las UTE,s.- Entendemos que en


las UTE,s la facultad de promover expedientes de regulación de empleo así como
de modificación de empleo la ostenta el Gerente en virtud de las atribuciones que
le atribuye la Ley 18/82. No obstante, respecto de los trabajadores pertenecientes
a las empresas-miembros y asignados a la UTE, esta facultad la ejercerá (salvo
pacto en contrario) con las siguientes limitaciones:
a) No podrá interesar extinciones de contratos de los trabajadores
pertenecientes a las empresas-miembro . Ello es así por las razones expuestas más
arriba.
b) Las modificaciones de condiciones laborales serán temporales, como
máximo para el periodo de tiempo en que dichos trabajadores estén asignados a la
UTE.

8. Responsabilidades laborales.

A. Solidaridad.- En caso de trasmisión total o parcial de empresas, el art


44 del E.T. tiende a desarrollar la responsabilidad solidaria en materia de
obligaciones laborales (atraso de sueldo, indemnizaciones de despido, etc.) entre
empresa cedente y cesionaria. Esta norma ha sido interpretada restrictivamente
por la Sala de lo Social de Murcia (sent. de 23 de julio del 2001). En cambio el
Tribunal Supremo (sent. de 15de julio del 2003) ha aplicado un criterio mucho
más amplio. Ello confirma que la responsabilidad económica respecto de los
trabajadores de una UTE que pasan posteriormente a una empresa-miembro, por
agotamiento del plazo de existencia temporal de la UTE, podrán exigir la
responsabilidad solidaria al reclamar las deudas imputables a la Unión, pues
estamos ante una doctrina jurisprudencial extrapolable a la vida de las UTE,s.. Esta
exigencia podrá tener lugar incluso en fase de ejecución, aun cuando la doctrina de
los tribunales no ha sido siempre uniforme. La sentencia de la Sala de lo Social de
Valencia de 23 de enero de 1996 , en un caso de sucesión de empresas, entendió

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que las sentencias se ejecutan en sus propios términos y no cabe extender la
ejecución a la empresa sucesora. No obstante la Sala de Galicia (sent. de 5 de mayo
de 1993), así como la del Tribunal Supremo (sent. de 24 de febrero de 1997), han
entendido que las obligaciones derivadas del art. 44 del E.T. son exigibles incluso
en fase de ejecución aún cuando la sentencia no hubiera contemplado la sucesión.
Esta doctrina es aplicable en el supuesto de disolución de una UTE en que ya la
personalidad subyacente era la de las empresas-miembro; y es aplicable con
mucha más razón que en el caso de sucesión de empresas plenamente
diferenciadas en que la extensión de responsabilidades en fase de ejecución puede
plantear problemas de indefensión y de exacta medición de las obligaciones de la
entidad sucesora. Nuestros Tribunales (sentencia de la Sala de lo Social del T.
Supremo de 24 de noviembre de 1998; sent. de la de Valencia de 22 de mayo de
1997) han seguido un criterio dirigido a extender en lo posible las
responsabilidades salariales entre contratista y subcontratista; la tendencia se ha
de incrementar tratándose de empresa vinculadas por una comunidad de trabajo
con las características de una UTE. Es de advertir que la normativa especifica
sobre Uniones de empresas (art. 7 de la Ley 196/63 y art. 8 de la Ley 18/82) lleva
a la misma conclusión pues establece la responsabilidad solidaria e ilimitada, pero
circunscrita a las obligaciones derivadas de la unión temporal.

B. Condición de grupo de empresas.- Entendemos que cada UTE


constituye un grupo de empresas especial o sea “sui generis” en el sentido de que
es un grupo de empresas temporal por ministerio de la ley y para una finalidad
específica, asimismo por ministerio de la ley. Con la restricción que resulta de estas
particularidades satisface los requisitos que la jurisprudencia exige para la
existencia de grupo de empresas, a saber; 1º existencia de una plantilla única
(sent. del antiguo Tribunal Central de 16 de diciembre de 1986 y del T. Supremo de
30 de enero de 1987 y de la Sala de lo Social de Cataluña de 19 de mayo de 1997),
cuya existencia en la UTE es evidente, aun cuando sea única de modo transitorio.-
2º existencia de caja única o de patrimonio confundido (sent. del T. Supremo de 10
de noviembre de1987 y 30 de enero de 1990).- 3º actuación conjunta en el
mercado, con carácter unitario (sent. del T. Supremo de 8 de octubre de 1987 y de
22 de diciembre de 1989).
Entendemos que, como consecuencia de esta condición legal de grupo
transitorio y de finalidad limitada , entre las empresas constitutivas de una UTE
se produce una solidaridad de responsabilidades asimismo limitada en el tiempo y
en el objeto. Esta conclusión concuerda con el art. 7 de la ley 196/63 y el art. 8 de
la ley 18/82. Lo indicado más abajo, en el apartado D, lo confirma.

C. Prescripción-El Tribunal Superior del País Vasco (sent. de 21 de octubre


de 1997) ha entendido que un procedimiento penal sin reserva de acciones civiles
interrumpe la prescripción de la responsabilidad civil no solo respecto de las
partes en el proceso penal, sino también respecto de los restantes eventuales
obligados. La aplicación de esta doctrina a las UTE,s supone que en las materias en
que la responsabilidad puede alcanzar a la Unión temporal, bastará interrumpir la
prescripción respecto de una empresa-miembro para que lo esté respecto de todas
las integradas en la Unión, postura que no deja de encerrar el peligro de originar
situaciones delicadas y discordes con el principio de seguridad jurídica.

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D. Extensión de responsabilidad.- En caso de cadena de subcontratas, la
Sala de lo Social de Murcia (sent. de 29 de octubre de1996) extendió la
responsabilidad por pago de salarios a toda la cadena de subcontratación. La
misma tesis ha aplicado el Tribunal Supremo (sent. de 9 de julio del 2002) en un
caso en que la entidad principal era una UTE, lo que supuso extender la
responsabilidad a todas las empresas-miembro de la Unión temporal.
.-
E. Sucesión.- Entendemos que, a partir del momento de disolución de una
UTE, las empresas-miembro son sucesoras de sus derechos y obligaciones. Ello es
así por cuanto la UTE era una comunidad sin personalidad cuyos verdaderos
titulares jurídicos eran las entidades-miembro. Pero incluso abstracción hecha de
esta importante razón, serían sucesores en la titularidad de sus elementos. Es decir
en el sentido de la Directiva comunitaria nº 187 de 14 de febrero de 1977 y de las
sentencias del T. Supremo de 1º de julio del 2000 y 18 de setiembre del mismo año
y de la sentencia comunitaria Süzen de 14 de febrero de 1997. La tendencia a una
interpretación extensiva de la sucesión la reflejan asimismo las Salas de lo
contencioso administrativo de la antigua R. Audiencia de la Ciudad y Reino de
Valencia (sent. de 20 de ayo del 2003) y de Castilla y León, sede de Burgos (sent.
De 21 de setiembre del 2007) y del T. Supremo (sent. de 2º de febrero de 1998)-

IV. SEGURIDAD SOCIAL

1.Cotizaciones.

A. Trabajadores pertenecientes a las empresas asociadas.- Están en la


situación de trabajadores propios de la respectiva empresa asociada tanto los
empleados antes de la constitución de la UTE, como los empleados durante la
operatividad de ésta pero contratados directamente por una de las empresas
asociadas para incorporarse a su plantilla.

Carecemos de una disposición directa referida sobre la cotización de los


trabajadores que están en esta situación. No obstante la Ley 18/82 (art. 9)
sancionó el principio de responsabilidad solidaria entre las empresas integradas
en una UTE y esta responsabilidad alcanza a las retenciones fiscales, tributos
indirectos y cuotas del Impuesto Industrial siempre que fueren “consecuencia del
ejercicio de la actividad que realice” (la Unión). En general ésta responde “de los
tributos que afecten a la Unión como sujeto pasivo”. Consiguientemente entendemos
operan las siguientes reglas: 1ª La responsabilidad directa de las cotizaciones de
los empleados pertenecientes a alguna de las empresas integradas en la UTE recae
sobre el empresario del que dependen, por su condición de patrono directo.- 2º
Por esta razón, cada empresa asociada deberá seguir cotizando por aquellos de sus
trabajadores asignados a la obra común.-3º Esto no obstante, podrá acordarse
como obligación entre empresas que la cotización por los trabajadores
pertenecientes a las empresas asociadas la asuma la UTE. 4º En todo caso
Responden solidariamente todas las empresas asociadas por las cotizaciones
correspondientes a los trabajadores afectados al servicio de la UTE (tanto si se
trata de trabajadores respecto de los cuales se pactó que cotizaría la empresa-
miembro o que cotizaría la UTE) y ello por aplicación extensiva de la normativa

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acabada de señalar, concorde con los principios que inspiran a los arts. 42-44 del
E.T.- 4º En cuanto a los trabajadores que permanecen al servicio exclusivo de
actividades distintas de la UTE consideramos que debería responder
exclusivamente la empresa a la que pertenecen, puesto que no se ha producido
hecho justificativo de extensión de responsabilidades a las restantes empresas
incorporadas a la Unión. No obstante dudamos de que esta opinión prospere había
cuenta de la doctrina jurisprudencial (doctrina que n o compartimos) que tiende
de extender considerablemente la responsabilidad por toda la plantilla en caso de
sucesión parcial entre empresas,
B. Trabajadores contratados por la U.T.E.- La responsabilidad por las
cuotas de estos trabajadores entendemos que está sometida a las siguientes reglas:
1º La obligación y responsabilidad recae en primer lugar sobre la propia UTE por
cuanto constituye la agrupación sin personalidad directamente contratante..- 2º
Entendemos se produce una responsabilidad colectiva de todos las empresarios
integrados en la UTE por cuanto éstos son los realmente contratantes, según
hemos justificado al referirnos a la naturaleza jurídica de las UTE,s 3º La
proporción de cotizaciones que corresponde directamente a cada empresa se fijará
en primer lugar en el pacto constitutivo de la respectiva Unión, aplicando el
principio de libertad de pactos (art. 1255 del Código civil).- 4º En defecto de pacto,
entendemos que la responsabilidad directa por el importe de las cuotas será a
proporción del reparto de los beneficios obtenidos por la UTE y repartidos entre
las empresas-miembro por ser la consecuencia natural y equitativa de lo pactado
(art. 1258 del Código civil), siempre sin perjuicio de la responsabilidad solidaria
por el total frente a terceros y por tanto frente a la Tesorería de la Seguridad Social
(at- 8 de la Ley 18/82). 5º Una vez disuelta la UTE por realización de su fin
temporal, y como consecuencia de la responsabilidad colectiva de las empresas-
miembro, si quedaran pendientes de pago deudas a la Seguridad Social, serian
responsables solidarias ambas empresas-miembro. Así resulta de los arts 7 de la
Ley 196/93 y 8 de la Ley 18/82 y del principio informante del art. 44 del E.T. sobre
sucesión de empresas (tanto mas cuanto que la UTE no era persona jurídica, pero
las entidades-miembro han de tener personalidad). Lo confirma la doctrina del
Tribunal comunitario de Luxemburgo (sentencia de 14 de marzo de 1986,caso
Spij-Reuss), según la cual, para determinar la vinculación de sucesión, entre el
sistema de causas determinantes cerradas (en virtud del cual corresponde al
legislador fijar un número determinado de causas y matemáticamente si concurren
se da la imputación de sucesión y de no darse no se aprecia sucesión) y el de
conjunto indiciario (en que no se establece un número cerrado y determinante de
causas, sino que se supone que es un hecho que en cada caso concreto se aprecia o
no la vinculación empresarial, a la vista de un posible conjunto de indicios
variables) opta por este segundo sistema. A la misma conclusión llevan los
principios informantes del art. 127 y concordantes de la Ley G. De Seguridad Social
de l994.

2. Prestaciones.

En nuestro sistema de Seguridad Social muchas prestaciones las


suministran directamente las entidades aseguradoras. Pero en otros casos

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intervienen las empresa a titulo de colaboradoras con la Seguridad Social o por
causa de descubiertos en su obligación de cotizar. Estas últimas son las que
interesan a este trabajo.
Tratándose de trabajadores pertenecientes a las empresas-miembro y
adscritos a la UTE, la obligación de atender a las prestaciones de seguridad social
sigue siendo de la empresa a que pertenecen, pues la UTE es solo un destino
acordado por la empresa de pertenencia. Pero en caso de asunción directa de la
obligación por causa de descubiertos, entendemos que todas las empresas
miembro de la UTE responden subsidiariamente como receptoras de los servicios
prestados por los trabajadores y por aplicación de los principios que inspiran los
arts 42-44 del E.T y el art. 8 de la Ley 18/82. Decimos subsidiariamente pues la
obligación directa y principal es la de la empresa de pertenencia. Lo parece
confirmar el principio informante del art. 127 de la Ley G. de Seguridad Social de
1994.
Respecto de los trabajadores contratados por la UTE, la obligación directa
recae sobre la organización colectiva. Pero en caso de incumplimiento se produce
una obligación solidaria de las empresas-miembro en su condición de verdaderos
sujetos receptores de los servicios ya que la UTE carece de personalidad jurídica y
visto lo dispuesto en los arts .7 de la Ley 196/93 y art, 8 de la Ley 18/82.

V. LEGISLACION PREVENCIONISTA

A. Normativa prevencionista.- Las medidas de seguridad que han de ser


adoptadas, habrán de ser las misma que las que debería adoptar una empresa
aislada. Abona esta conclusión evidente tanto la razón de ser de las medidas de
seguridad como la letra de la ley que se refieren a las prevenciones que han de
aplicar las empresas sin diferenciar entre el hecho de que actúen unidas o por
separado. La única relativa particularidad al respecto es que el sujeto directamente
obligado a velar por la aplicación de las medidas de seguridad es el Gerente de la
UTE.

B. Cooperación prevencionista.- Entendemos que en el ámbito de


actuación de las UTE,s opera un deber de cooperación reforzado. Por razones del
más elemental sentido común vista la finalidad de la prevención de accidentes, el
deber de cooperación opera en todos los supuestos de actuación conjunta de
empresas. Es una consecuencia natural del pacto de unión temporal y por tanto
exigida por el art. 1258 del Código Civil; el cual, a su vez y como observara Gómez
de la Bárcena, es un a manifestación de ”la exigible lógica del comportamiento
humano”. La exigencia de esta cooperación la sanciona el art. 24 de la Ley de
Prevención 35/95. La Sala de lo contencioso-administrativo de Extremadura (sent.
nº 132 de 22 de febrero del 2006) ha especificado que el deber recooperación
opera aun cuando las empresas sean de distinta actividad. Con más razón ha de
operar en una actuación pactada como conjunta y con dirección conjunta, pues
toda UTE ha de tener unidad de Gerente por exigencia de la ley 18/82.

C. Instrucción prevencionista.- Es evidente que a las UTE,s alcanza el


deber de formación e información de su personal exigido por el art. 19 de la Ley de
Prevención 31/95. A la vista del art. 24 de dicha Ley y de sus disposiciones de

18
desarrollo, entendemos con carácter general, que, en toda situación de
concurrencia de empresas, el deber de instrucción prevencionista (formación e
información) recae tanto sobre el empresario directo del trabajador (por estar
obligado a velar por la instrucción de todos sus trabajadores), como sobre el
empresario titular de la actuación en el local colectivo (por su obligación de
atender al estado de instrucción de quienes en él operen). Por otra parte, todo
rector de empresa puede ejercer personalmente o mediante delegados
capacitados su deber de atender a la instrucción de los trabajadores que operan en
sus locales. Aplicando estas reglas generales a las UTE,s, podemos concluir: 1º
Toda empresa-miembro está obligada a atender a la formación en seguridad de los
trabajadores que adscriba a la UTE.- 2º La Gerencia de la UTE ha de comprobar que
gozan de formación; en caso contrario puede negar su adscripción (por carencia de
una condición necesaria derivada del contrato, o si se prefiere, vinculada al
contrato) o bien proceder a instruir al interesado.- 3º Consiguientemente los
defectos de información de los trabajadores-miembro originan responsabilidad
concurrente de la empresa titular de la relación de trabajo y de la UTE..- 3º
Respecto de los trabajadores contratados por la UTE, ésta actúa como empresario
directo aparente (art. 1,2 del E.T.); y por lo tanto deberá atender directamente a
asegurar los conocimientos prevencionistas de los trabajadores, bajo
responsabilidad directa de la propia UTE y subsidiariamente de las empresas-
miembro (esto último como consecuencia de la responsabilidad impuesta en el
art. 8 de la Ley 18/82).

D. Organización prevencionista. Este aspecto se resiente de la ausencia de


una norma que no contemple específicamente las UTE,s, por lo que hemos de
operar por vía de deducción de lo que resulta de la normativa general. A nuestro
parecer de la legislación general resulta lo siguiente:
a) Por el hecho de integrarse en una UTE las empresas-miembro no pierden
su identidad. Por lo tanto habrán de disponer de la organización propia (Comité de
Seguridad y Salud, servicios de prevención etc.) que resulte preceptiva en función
de sus dimensiones.
b) En todo caso la UTE deberá tener coordinador de seguridad, por
aplicación del art. 24 de la Ley 31/95.
c) Asimismo ha de tener los vigilantes de seguridad y delegados de
prevención y en general los mismos elementos que una empresa, pues opera como
centro de trabajo autónomo.
En otras palabras, se producirá una dualidad de organizaciones:
prevencionistas: las correspondientes a cada empresa-miembro y la superpuesta
al conjunto integrante de la UTE. Esto no obstante los trabajadores contratados
por la UTE para trabajar exclusivamente en esta no son miembros de las empresas
asociadas, por lo que no incrementan sus plantillas a efecto de determinar el
número de personas dedicadas a la prevención en el seno de cada empresa-
miembro; ero si computan a efecto de determinar los recursos y elementos de
prevención en el centro laboral de la Unión, puesto qe son trabajadores de esta
unidad autónoma y temporal.

E. Responsabilidades.- Al carecer las UTE,s de personalidad entendemos


que las responsabilidades prevencionistas recaen en su caso sobre las empresas-
miembros. De ahí que la sentencia de 30 de junio de 1998 de la Sala de lo

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Contencioso-administrativo del T.S.J. de la Región catalana considerara correcta
un Acta dirigida contra la empresa-miembro responsable y no contra la UTE de
que formaba parte. Esta doctrina nos parece perfectamente suscribible, con la
salvedad de que también podría ser correcta un Acta dirigida directamente contra
la UTE, por aplicación de lo que señalamos más arriba (en el apartado dedicado a
la naturaleza de las UTE,s) sobre el alcance del art.1,2 del Estatuto de los
Trabajadores.
En materia de prevención de accidentes se registra una tendencia, a lo largo
del siglo XX y que continúa en el XXI, a aumentar el número de sujetos
responsables en caso de concurrencia empresarial. Esta tendencia ha sido recogida
por la sentencia de 20 de febrero del 2008 de la antigua R. Audiencia de Valladolid
(Castilla y León) y la refleja asimismo la sentencia de 10 de febrero del 2006 de la
Sala de lo Contencioso-administrativo de Madrid (Sección 3ª). Efectivamente el
Reglamento de 1940 tendía a centrarse en los patronos directos. La Ordenanza de
1971 (art. 253) introdujo la responsabilidad solidaria de contratistas y
subcontratistas. La Ley de prevención 3l/95 (art. 24) atiende al problema de
empresas concurrentes en general. La posterior legislación de subcontratación en
la construcción y sobre autónomos responde a la misma tendencia. De ahí que
supongamos que esta tendencia afectará a los problemas que pueden afectar a las
UTE,s

VI. RELACIONES COLECTIVAS

Es esta una de las materias que más se resienten de la falta de una


regulación especifica de los problemas laborales de las UTE,s.

1. Órganos de representación de los trabajadores

Los trabajadores de las empresas-miembro adscritos a una UTE no pierden


la condición de miembros de la plantilla de la empresa de origen. Por lo tanto
siguen computando para determinar el número de vocales del personal y
continúan siendo miembros de la empresa de origen a efecto de que ésta informe
al Comité de la misma y demás obligaciones y derechos derivados de la
pertenencia a la plantilla. Todo ello por adecuación de los arts. 61 y sgtes. del E.T. a
la situación de la Unión.
Por otra parte entendemos que la UTE opera como una entidad
transitoriamente autónoma y por lo tanto podrá, y en su caso deberá, disponer de
órganos colectivos propios, tanto más si todo o parte de la plantilla de la UTE ha
sido contratado directamente por la Unión.

2. Conflicto colectivo

Las razones que han llevado a consagrar la figura del conflicto colectivo no
huelguístico (arts. 151 de la Ley de Procedimiento Laboral de 1995) abonan a
favor de que este procedimiento también se pueda plantear en relación con las
UTE,s, pues siendo estas un conjunto de empresas, pueden surgir problemas que
alcanzan a todo el conjunto. La propia Ley Rituaria Social (art. 151) creemos
admite el conflicto de Unión de empresas puesto que requiere que el conflicto

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afecta “a intereses generales de un grupo genérico de trabajadores”, y tan grupo
genérico es susceptible de serlo el perteneciente a una sola empresa o a un grupo
empresarial asociado.
La determinación de los sujetos que están legitimados para ser parte en el
procedimiento plantea pocos problemas por lo que se refiere a la parte
empresarial, por la existencia preceptiva del Gerente. Entendemos que también
están legitimadas las agremiaciones tanto empresariales como de trabajadores
(visto el art. 152 de la LPL) por cuanto un conflicto de una UTE no deja de ser de
ámbito superior al de una empresa. También lo estarán (si se constituyen) los
órganos colectivos de la UTE, por cuanto ésta opera como una cuasi-empresa (ante
la falta de norma directa referida a las UTE,s entendemos abona esta solución la
analogía, visto el art.4 del Código civil). Más difícil es pronunciarse sobre si en caso
de no existir órganos de representación propios de la UTE, están legitimados los de
las empresas-miembro. De “lege ferenda” entendemos que sí; y con reservas
consideramos que también pueden lo están “de lege nata”, entre otras razones por
cuanto los órganos de una empresa pueden plantear el conflicto y los de la otra
adherir a la demanda.

3. Huelga

Los trabajadores adscritos a una UTE tienen los mismos derechos de huelga
que sus restantes colegas. Pero ante la vaguedad de nuestro sistema legal en este
punto podrán ejercerlos de dos modos: actuando como trabajadores actuando en
la UTE (en esta condición podrán acordar la huelga tanto los contratados por la
UTE como los pertenecientes a las empresas-miembro) o como trabajadores de las
empresas de origen (en esta condición solo podrán acordar la huelga los
pertenecientes a las empresas-miembro en que se opte por la huelga). La
diferencia fundamental radicará en la composición del Comité de huelga (en un
caso designado directamente por la plantilla de la UTE y en el otro por la de la
correspondiente empresa-miembro).
En el caso de huelga acordada en una empresa-miembro y no en la otra se
plantea el problema de si cabe el cierre empresarial por imposibilidad de trabajar
normalmente. Personalmente entendemos que sí, aun cuando la política sobre
cierre empresarial es tan restrictiva en España que sospechamos que el poder
público aplicará la solución contraria.

4. Convenios colectivos

Dada la elasticidad con que nuestro legislador regula los ámbitos de los
convenios colectivos (art. 83 del E.T.) entendemos que cabe elaborar convenios de
UTE. En tal caso un convenio de esta índole sería de aplicación a los trabajadores
asignados a la UTE por aplicación del principio de prioridad de los convenios de
ámbito menor. No obstante a los trabajadores pertenecientes de empresas-
miembro se les deberán respetar sus mejores condiciones de origen, a titulo de
condición mas beneficiosa (art. 3 y concordantes del E.T.), sin que ello suponga
discriminación, por no concurrir las causas de diferenciación injustificada fijadas
en el art. 4,2 del E.T.). Con todo es esta última materia susceptible de resultar
polémica en la práctica.

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NOTA
(1) Véase JAIME LLUIS Y NAVAS, Empresa y propiedad. Su conceptuación jurídica,
Barcelona, 1976. Del mismo autor El régimen jurídico de facultades y deberes
laborales del Director de Empresa, Barcelona, 1979

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