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LECCION 1.

EL CONDUCTISMO CLÁSICO DE WATSON

John Broadus Watson (1878 – 1958) fue un psicólogo norteamericano que


inicialmente se dedicó al estudio de la psicología comparada con animales. Sus
principales influencias intelectuales eran el positivismo, el empirismo y
asociacionismo inglés, en particular David Hume, el evolucionismo y la psicología
comparada y el funcionalismo norteamericano; fue alumno de Dewey y Ángel
(Gondra, 2001).En 1908 llega a la Universidad John Hopkins para encargarse del
laboratorio de psicología experimental y al poco tiempo quedó a cargo del
departamento de psicología, adquiriendo una gran influencia. Desde sus estudio
con animales estaba muy interesado en una psicología completamente objetiva y
hacia 1913 publicó una conferencia titulada: “La psicología tal y como la ve el
conductista” que comienza con este párrafo, el cual se ha convertido en un escrito
clásico para la psicología:

La psicología, tal y como la ve el conductista, es una rama experimental


puramente objetiva de la ciencia natural. Su meta teórica es la predicción y control
de la conducta. La introspección no forma parte esencial de sus métodos, ni el
valor científico de sus datos depende de la facilidad con que se presten a una
interpretación en términos de conciencia. El conductista, en sus esfuerzos por
lograr un esquema unitario de la respuesta animal, no reconoce ninguna línea
divisoria entre el ser humano y el animal. La conducta del hombre, con todo su
refinamiento y complejidad, sólo forma una parte del esquema total de la
investigación del conductista (1913/1996, p. 400).

Este artículo es la crítica de un estudioso del comportamiento animal a la


psicología estructuralista de la conciencia y su método de la introspección, al
considerar que trataba con entidades metafísicas no susceptibles de ser
estudiadas por una ciencia natural y los datos de la introspección eran muy poco
confiables. El argumento central era que el estudio objetivo del comportamiento,
tal como se llevaba a cabo con animales, sería mucho más útil para la psicología
humana que la psicología de la conciencia. Rechazó al mismo funcionalismo
porque su planteamiento de la conciencia conducía a la hipótesis del paralelismo
psicofisiológico, afirmando que “…el conductismo es el único funcionalismo
consistente y lógico” (Watson, 1913/1996, p. 406). Afirmó que la psicología podía
desenvolverse en “…términos de estímulo y respuesta, formación del hábito,
integraciones de hábitos y otros similares” (Watson, 1913/1996, p. 406). Desde su
determinismo naturalista, en “…un sistema de psicología completamente
elaborado, dada la respuesta pueden predecirse los estímulos; y dados los
estímulos, es posible predecir la respuesta” (Watson, 1913/1996, p. 407) y
prometió que su psicología podría dar soluciones tecnológicas prácticas a muchos
problemas presentados en la psicología aplicada u otras disciplinas.

Este escrito era solo la formulación de una visión, pero el sistema de conducta
debía ser elaborado. La iluminación le llegó a Watson en 1916 cuando conoció la
obra experimental de Pavlov y tuvo en sus manos un mecanismo de aprendizaje a
partir del cual elaborar sus teorías. Es así como en 1920 lleva a cabo, junto con
Rosalyne Rayner el famoso experimento de Albertico sobre respuestas
emocionales condicionadas que ya habíamos comentado.

Influenciado por la teoría de Knight Dunlap acerca del pensamiento, según la cual
la mayoría de las imágenes mentales son sensaciones cinestésicas generadas por
los movimientos oculares (Gondra, 2001), formuló una teoría motora del
pensamiento según la cual éste es fundamentalmente hablarse a sí mismo de
forma subvocal. Para Watson el habla es tan solo un hábito motor aprendido por
condicionamiento clásico, el cual puede aprender a realizarse a una intensidad tan
baja que se hace inaudible y solo el mismo hablante puede percibirlo. Más
adelante incluyó dentro del pensamiento además del habla a cualquier tipo de
respuesta motora que se llevara a cabo de forma no observable (Watson,
1924/1961). También enunció una posición respecto al inconsciente freudiano
como todas aquellas respuestas emocionales que de alguna forma no han sido
verbalizadas y por lo tanto no se es consciente de ellas (Watson, 1924/1961)
Estas formulaciones sería muy importante para el rechazo de los términos
mentales, ya que los llamados fenómenos subjetivos tendrían el mismo carácter
de conducta que la conducta observable y serían explicables por los mismo
principios de aprendizaje.

Poco después del experimento de Albertico, Watson se vio envuelto en un


escándalo personal y se le pidió su renuncia a la Universidad John Hopkins,
terminando así su vida académica. Se dedicó entonces a la publicidad donde llevó
a cabo una carrera exitosa. Algunos afirman que a partir de Watson toda la
psicología es conductista, en el sentido de que se reconoce que el único dato
objetivo que se tiene en psicología es la conducta y se rechaza a la introspección
como método de recolección de información. Después de dejar la académica lo
sucedieron en la defensa de la versión clásica del conductismo autores como Karl
Lashley, Albert Paúl Weiss y Walter Samuel Hunter (Gondra, 2001). Sin embargo,
el conductismo clásico entró en desgracia hacia los años treinta al comprobarse
que los mecanismos de condicionamiento de orden superior no podían explicar
muchas conductas complejas. A partir de entonces toman fuerza las llamadas
teorías neoconductistas de Tolman, Gutrie, Hull y Skinner de la cuales hablaremos
a continuación.

El Conductismo Metodológico de Tolman y Hull

Tolman y Hull fueron dos neoconductistas muy populares entre los años 30’s y
40’s, hasta que la ciencia de Skinner dominó el campo de la psicología
conductual. A ellos se les denomina conductistas metodológicos o mediacionales
porque postularon la existencia de una serie de variables internas en el organismo,
no necesariamente mentales, que afectaban la relación entre el estímulo y la
respuesta; por lo tanto el estudio de la conducta no se hacía por sí mismo, sino
como un medio para comprender dichas variables internas.
Edward C. Tolman (1886 – 1959) fue un psicólogo norteamericano que sintetizó
aportes de diferentes fuentes, como el conductismo de Watson, la psicología
hórmica de McDougall, la psicología de la Gestalt y el funcionalismo probabilística
de Egon Brunswick. Su sistema era un conductismo auténtico en el sentido de
rechazar la introspección como método y las sensaciones como datos científicos;
sin embargo, se apartó de Watson al proponer una visión propositiva y molar de la
conducta. Concibió la conducta voluntaria como intencionalista, es decir, dirigido a
metas u objetivos, y por tal razón su conductismo fue llamado
propositivo. También consideró que la conducta no debía reducirse a pequeños
movimientos musculares, glandulares o nerviosos, sino que debía ser vista como
una unidad más general a partir de su sentido propositivo (Hilgard y Bower,
1973/1987). Consideró que para explicar cómo los estímulos afectaban a las
conductas era necesario recurrir a una serie de variables internas a las que llamó
variables intercurrentes o intervinientes. En su formulación de 1938 incluyó como
variables intercurrentes a la demanda, el apetito, la diferenciación, la habilidad
motora, la hipótesis y las predisposiciones (Hilgard y Bower, 1973/1987). En su
formulación de 1959, tuvo en cuenta las disposiciones medio-fines, las
expectativas, las percepciones, las representaciones y las valencias (Tolman,
1959/1977). Tolman se hizo muy popular, en parte debido a sus experimentos con
laberintos, donde mostraba cómo los animales aprendían signos para dirigir su
conducta a la consecución de recompensas; sin embargo su sistema teórico
nunca llegó a ser estable y perdió credibilidad con el paso del tiempo.

Clark L. Hull (1884 – 1952) planteó el sistema hipotético-deductivo en psicología


más importante desarrollado en la primera mitad del siglo XX. Al igual que Watson,
su teoría es mecanicista y evito utilizar conceptos mentalistas. Trató de
comprender los procesos de conducta más complejos como derivaciones de los
procesos más simples. A diferencia de Pavlov y Watson, quienes habían
propuesto un sistema E-R, Hull propuso un sistema E-O-R, donde una serie de
variables del organismo median la relación entre el estímulo y la respuesta. Entre
las variables intercurrentes aducidas por Hull están: la fuerza del hábito, la pulsión,
la motivación de incentivo, la inhibición reactiva, el potencial de reacción y el
umbral de reacción, los cuales eran variables más fisiológico-mecánicas que
mentales (Hilgard y Bower, 1973/1987). Hull desarrolló un sistema de teoremas y
postulados para concluir una serie de predicciones acerca de la conducta humana
como si fuese un sistema de postulados geométricos derivados por razonamiento
deductivo. De forma no siempre reconocida, Clark Hull fue influyente en el
desarrollo de la posterior psicología cognoscitiva, la cual también tiene una lógica
investigativa hipotético-deductiva y transformó el modelo de Hull E-O-R en un
modelo input-procesador-output. El CONDUCTISMO RADICAL DE SKINNER

B. F. Skinner (1904 -1990) fue el psicólogo experimental norteamericano más


importante del siglo XX. Estudió psicología en la Universidad de Harvard y obtuvo
el doctorado con una tesis acerca de la historia del concepto de reflejo (1931),
donde trató de interpretar este fenómeno no como evento mecánico sino como
una correlación entre un estímulo y una respuesta. Inicialmente se interesó por la
llamada conducta voluntaria: siguiendo al fisiólogo Marshall Hall (1790 – 1857) la
conducta involuntaria se caracterizaba por ser un movimiento específico de una
parte del cuerpo en respuesta a un estímulo identificable y estaba determinada por
el sistema nervioso autónomo, mientras que la conducta voluntaria implicaba un
movimiento de todo el organismo, aparentemente sin un estímulo especifico
identificable que la provocara y contaba con la mediación del sistema nervioso
central (Skinner, 1931). Su interés experimental consistía en encontrar orden en
la conducta voluntaria, para poder predecirla y controlarla como fenómeno que
hace parte de las ciencias naturales. Inicialmente llevó a cabo una serie de
experimentos fracasados, en los cuales construyó una gran cantidad de aparatos
hasta que los simplificó en lo que se llamaría la “caja de Skinner”, que consistía
en un cubículo insonorizado con una palanca para que una rata presionara o un
disco para que una paloma picoteara, un dispensador de comida y uno o varios
bombillos para tareas de discriminación de estímulos. Las presiones de la palanca
eran registradas por una plumilla sobre una cinta de papel que giraba a velocidad
constante, obteniéndose un registro gráfico de frecuencias
acumuladas. Skinner encontró que los gráficos de frecuencias acumuladas como
medida de la tasa de respuesta de una conducta específica, en este caso, la
presión de la palanca o el picotazo al disco, era una medida sensible que
cambiaba ordenadamente respecto a las consecuencias de la conducta, y a partir
de allí desarrolló su ciencia (Skinner, 1956) .

Hacia 1937 Skinner distinguió dos tipos de condicionamiento: el respondiente que


correspondía al mismo condicionamiento clásico, donde el proceso fundamental
era el de sustitución de estímulos, y el condicionamiento operante, donde la
conducta era definida más por sus consecuencias y eran las mismas
consecuencias las que determinaban los estímulos que podían facilitarla. El
condicionamiento respondiente correspondía más a la conducta involuntaria y de
él hacen parte las respuestas glandulares y de musculatura de fibra lisa, en
cambio, la conducta operante correspondía con la conducta voluntaria y de éste
hace parte el sistema muscular-esquelético implicando la musculatura de fibra
estriada. Haciendo esta distinción Skinner comienza su estudio de la conducta
operante y de los factores del ambiente que la determinan.

A diferencia de Tolman y Hull, Skinner no hizo uso de términos que hicieran


referencia a variables internas al organismo; consideraba que dichos términos
eran innecesario e inútiles para una ciencia de la conducta que quisiera desarrollar
una verdadera tecnología de la conducta, ya que dichos conceptos hacen
referencia a entidades no observables y por lo tanto no manipulables directamente
(Skinner, 1950). En cambio, propuso que un estudio sistemático de las
correlaciones entre los eventos ambientales consecuentes y antecedentes
observables de la conducta, en lo que llamó contingencias de reforzamiento, daría
lugar a explicar la totalidad de la conducta voluntaria humana. Por tal razón
Skinner abandonó la teoría, entendida como el uso de constructos explicativos que
están por fuera de la observación para comprender la conducta (Skinner, 1950), y
en cambio propuso una ciencia completamente descriptiva, inductiva y empírica a
la cual llamó: Análisis Experimental del Comportamiento (A. E. C.). Skinner
denominó a su conductismo “radical” para diferenciarlo del de Tolman y Hull a
los cuales llamó conductismo metodológico, porque en este último la conducta
es solo un medio, un método, un camino para acceder a procesos internos, en
cambio en el conductismo radical la conducta es objeto de estudio por sí misma.

Los aportes de Skinner son invaluables, los resultados obtenidos en sus


investigaciones sobre condicionamiento operante están tan bien establecidos que
constituyen, junto con el condicionamiento clásico, unas de las pocas leyes de
validez científica en psicología.Skinner escribió varios libros donde especuló
acerca de las implicaciones de sus hallazgos respecto a la conducta humana,
entre los más importantes: “Ciencia y conducta humana” (1953) y “Conducta
verbal” (1957). Los sistemas de Tolman y Hull prácticamente desaparecieron o en
cierto modo dieron lugar a la psicología cognitiva naciente a finales de los años
50’s. En cambio, el A. E. C. de Skinner ha sobrevivido y sigue siendo una de las
corrientes más importantes y actuales en psicología. Prueba de su vitalidad es la
importancia y vigencia de revistas como Journal of. Experimental Behavior
Analysis o Journal of Applied Behavior Analysis, así como muchas otras revistas
relacionadas; también el desarrollo de líneas de investigación que tienen que ver
más con la compleja conducta humana, como las relaciones de equivalencia, la
conducta gobernada por reglas y últimamente la teoría de los marcos relacionales
de Steve Hayes (Hayes, Guilford y Hayes, 1998)

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