Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Este escrito era solo la formulación de una visión, pero el sistema de conducta
debía ser elaborado. La iluminación le llegó a Watson en 1916 cuando conoció la
obra experimental de Pavlov y tuvo en sus manos un mecanismo de aprendizaje a
partir del cual elaborar sus teorías. Es así como en 1920 lleva a cabo, junto con
Rosalyne Rayner el famoso experimento de Albertico sobre respuestas
emocionales condicionadas que ya habíamos comentado.
Influenciado por la teoría de Knight Dunlap acerca del pensamiento, según la cual
la mayoría de las imágenes mentales son sensaciones cinestésicas generadas por
los movimientos oculares (Gondra, 2001), formuló una teoría motora del
pensamiento según la cual éste es fundamentalmente hablarse a sí mismo de
forma subvocal. Para Watson el habla es tan solo un hábito motor aprendido por
condicionamiento clásico, el cual puede aprender a realizarse a una intensidad tan
baja que se hace inaudible y solo el mismo hablante puede percibirlo. Más
adelante incluyó dentro del pensamiento además del habla a cualquier tipo de
respuesta motora que se llevara a cabo de forma no observable (Watson,
1924/1961). También enunció una posición respecto al inconsciente freudiano
como todas aquellas respuestas emocionales que de alguna forma no han sido
verbalizadas y por lo tanto no se es consciente de ellas (Watson, 1924/1961)
Estas formulaciones sería muy importante para el rechazo de los términos
mentales, ya que los llamados fenómenos subjetivos tendrían el mismo carácter
de conducta que la conducta observable y serían explicables por los mismo
principios de aprendizaje.
Tolman y Hull fueron dos neoconductistas muy populares entre los años 30’s y
40’s, hasta que la ciencia de Skinner dominó el campo de la psicología
conductual. A ellos se les denomina conductistas metodológicos o mediacionales
porque postularon la existencia de una serie de variables internas en el organismo,
no necesariamente mentales, que afectaban la relación entre el estímulo y la
respuesta; por lo tanto el estudio de la conducta no se hacía por sí mismo, sino
como un medio para comprender dichas variables internas.
Edward C. Tolman (1886 – 1959) fue un psicólogo norteamericano que sintetizó
aportes de diferentes fuentes, como el conductismo de Watson, la psicología
hórmica de McDougall, la psicología de la Gestalt y el funcionalismo probabilística
de Egon Brunswick. Su sistema era un conductismo auténtico en el sentido de
rechazar la introspección como método y las sensaciones como datos científicos;
sin embargo, se apartó de Watson al proponer una visión propositiva y molar de la
conducta. Concibió la conducta voluntaria como intencionalista, es decir, dirigido a
metas u objetivos, y por tal razón su conductismo fue llamado
propositivo. También consideró que la conducta no debía reducirse a pequeños
movimientos musculares, glandulares o nerviosos, sino que debía ser vista como
una unidad más general a partir de su sentido propositivo (Hilgard y Bower,
1973/1987). Consideró que para explicar cómo los estímulos afectaban a las
conductas era necesario recurrir a una serie de variables internas a las que llamó
variables intercurrentes o intervinientes. En su formulación de 1938 incluyó como
variables intercurrentes a la demanda, el apetito, la diferenciación, la habilidad
motora, la hipótesis y las predisposiciones (Hilgard y Bower, 1973/1987). En su
formulación de 1959, tuvo en cuenta las disposiciones medio-fines, las
expectativas, las percepciones, las representaciones y las valencias (Tolman,
1959/1977). Tolman se hizo muy popular, en parte debido a sus experimentos con
laberintos, donde mostraba cómo los animales aprendían signos para dirigir su
conducta a la consecución de recompensas; sin embargo su sistema teórico
nunca llegó a ser estable y perdió credibilidad con el paso del tiempo.