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El reto del Museo del Niño fue sencillo y complicado a la vez. Había
una necesidad de invitar e inspirar a los niños en el arte y en el
aprendizaje, porque pueden ser muy fácilmente intimidados por el
tamaño y el volumen de un museo convencional. Es por ello que el
museo tenía que estar hecho de formas, colores y materiales fáciles
de comprender, que estimularan la imaginación y las fantasías de
los niños. La geometría básica, una esfera y formas triangulares, son
fácilmente identificadas desde lejos, y resultan familiares para los
niños. La variedad de formas y espacios, despiertan curiosidad y
mantienen el interés del visitante en repetidas visitas. Los
volúmenes son definidos por forma y color. Luz natural, colores y
materiales crean un edificio alegre y emocionante que evoca la
cultura y el carácter de México. El Museo se diseñó para que sea
100% interactivo, con un ambiente para que los niños toquen,
interactúen y experimenten un mundo nuevo. Los murales en las
paredes y los techos fueron hechos por los niños.. El Museo del Niño
es un edificio completamente humano y alegre, un símbolo
dramático del amor de un país hacia sus niños, un testamento visual
de la posesión más preciada de los mexicanos: sus niños.
RENOVACIÓN
Después de 20 años de su fundación, el museo cuenta con una
capacidad instalada limitada e insuficiente para atender la creciente
demanda de visitantes. El proyecto pretende dar solución a la
saturación y funcionalidad del edificio, remodelando y ampliando los
espacios arquitectónicos, para que éstos cubran las necesidades
crecientes de sus visitantes. El museo tendrá una remodelación y
ampliación en su estructura, la cual incluirá nuevas áreas de
exhibiciones interiores y exteriores, una nueva tienda y área de
comida que de cabida a la creciente demanda, un nuevo salón de
usos múltiples, la ampliación del estacionamiento, y el
mejoramiento de oficinas y servicios.
RESTAURACIÓN PALACIO DE ITURBIDE