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el programa de posgrado

en ingeniería química

Arturo Jiménez Gutiérrez

INTRODUCCIÓN

Desde su desarrollo inicial, la carrera de Ingeniería Química, o


Ingeniería Industrial en Química como se denominó en la déca-
da de los años 70s, tuvo una presencia especial dentro del Ins-
tituto Tecnológico de Celaya (ITC). Se contaba ya con un buen
laboratorio de ingeniería química (llamado “laboratorio pesado
de ingeniería química” en aquellos tiempos) que permitía inte-
resantes prácticas con equipos a nivel planta piloto. La planta de
profesores era reducida, todos con grados de licenciatura y con
labores concentradas en la parte docente. La mayor parte de los
cursos de la especialidad estaban atendidos por los ingenieros
Miguel Córdoba Zárate, Salvador León Arredondo y Carlos Mar-
tínez Avella. Como un dato interesante, los primeros profesores
del Instituto con grado superior a la licenciatura fueron ingenie-
ros químicos cuando los profesores Roberto Contreras Medellín
y Miguel Monsiváis Tovar, con grados de Maestría en Ciencias
obtenidos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey, se integraron al ITC en 1973.. Este evento tuvo un
impacto notable en ese momento, contribuyó sin duda a elevar
el nivel académico de la carrera de ingeniería química y, gradual-
mente, se fueron integrando otros profesores con grado de Maes-
tría en Ciencias a la especialidad de Ingeniería Química y a otras
especialidades que se ofrecían en el ITC.

INICIO DEL PROGRAMA DE POSGRADO

Promovido por la entusiasta labor del Ing. Agustín Vázquez Vera,


que asumió la dirección del ITC en 1979, se gestionó exitosa-
mente la apertura del Programa de Maestría en Ciencias en In-
geniería Química ante la Dirección General de Institutos Tecno-
lógicos. El objetivo institucional era dar un paso ascendente al
ofrecer el primer programa de posgrado en la historia del ITC, y

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un análisis de las fortalezas de la institución llevó a la conclusión
de que la carrera de Ingeniería Química era la que se encontraba
mejor soportada para este proyecto. En ese momento, la apertura
de un programa de posgrado en el Sistema de Institutos Tecno-
lógicos implicaba el establecimiento de un Centro Regional de
Educación de Graduados e Investigación Tecnológica, o CRE-
GIT, que tenía una estructura independiente de los programas
de licenciatura, y que, incluso físicamente, operaba en instala-
ciones exteriores a los Institutos Tecnológicos de varios lugares.
Contrario a esta práctica, se tomaron dos decisiones relevantes.
Una fue que la operación del programa de Maestría en Ciencias
se integró con la del programa de licenciatura, tanto así que la
planta académica atendían ambos programas, con la restricción,
desde luego, de que los profesores participantes del programa
de Maestría deberían de tener ese grado de estudios. La otra
fue que, como parte de la estrategia de integración del Departa-
mento de Ingeniería Química en el ITC se inició la construcción
de un edificio ubicado en el centro del ITC, en vez de construir
instalaciones fuera del Instituto. Con el tiempo, la capacidad del
edificio fue insuficiente para soportar el crecimiento de la planta
académica del Departamento, por lo que fue necesaria la cons-
trucción de un segundo edificio, similar al original ubicado en-
frente a éste, situación que dio pie a que la comunidad estudian-
til del Departamento definiera a estos edificios como “las torres
gemelas”, inspirados por el tema que se puso de moda por los
hechos lamentables de los ataques terroristas que derrumbaron
esas torres en Nueva York.
El programa de posgrado nació soportado por la planta aca-
démica mostrada en la Tabla 1. Notar cómo cambian los tiempos:
¡Difícilmente se podría pensar hoy en día en abrir un programa
de posgrado con una planta académica equivalente! Al siguien-
te año de arranque del programa se integró al Departamento el
primer profesor con grado de doctorado en la historia del ITC,
el profesor Alejandro Gómez Muñoz. Su presencia fue indicativa
de un nuevo nivel académico al que se encaminaba tanto el De-
partamento de Ingeniería Química, como el Instituto.
La Figura 1 muestra la evolución del programa de Maestría
en Ciencias en cuanto a alumnos de ingreso y titulados durante
su primera década de operación. Puede notarse cómo el primer
egresado del programa se dio cuatro años después del arranque
del programa. Parte de los puntos a discusión, en los inicios del
programa, incluían preguntas fundamentales como qué debe in-

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cluir una tesis de Maestría en Ciencias. El plan de estudios tam-
bién era discutible, pues consistía de tres semestres de carga
académica de tiempo completo, con un último semestre diseña-
do para hacer la tesis de grado. Esta fórmula, por naturaleza, no
podía sostener la operación de un programa exitoso y tuvo que
ser ajustada. Estos cambios, que permitieron a los estudiantes
comenzar su tesis de grado desde su segundo semestre, se vie-
ron reflejados en un notable aumento en eficiencia terminal del
programa.
Para guiar nuestros esfuerzos iniciales, establecimos varios
objetivos, que fueron definidos de manera explícita. Uno de ellos
fue el formar “el mejor Departamento de Ingeniería Química
de México”; las implicaciones para lograr este objetivo fueron
parte de varias reuniones y del establecimiento de varias accio-
nes puntuales, encaminadas a la acumulación de progresos que
respaldaran el objetivo central. Después, reconociendo que para
tener el mejor programa de posgrado de México necesitába-
mos alumnos excelentes, establecimos el programa “los mejores
alumnos de México” consistente en ofrecer apoyo económico a
los mejores estudiantes de sus instituciones para venir a conocer
las instalaciones y presentar el examen de admisión al programa
de posgrado, hecho que, además de tener un impacto positivo
en el programa, fue implementado de manera similar en otras
instituciones del país.

LA DEPARTAMENTALIZACIÓN

La decisión de no operar un CREGIT en el ITC (aun cuando éste


existía oficialmente para fines de la Dirección General de Insti-
tutos Tecnológicos) dio lugar a la operación de un Departamento
de Ingeniería Química, situación no reconocida por el Sistema de
Institutos Tecnológicos pero que internamente se definió y ope-
ró de esa manera. Al ir apareciendo otros programas de posgrado
en el ITC, se fue dando forma a un proceso de departamentaliza-
ción el el Instituto, todo esto con el respaldo administrativo de
la Dirección del ITC, a cargo del Ing. Vázquez Vera. Este punto
trascendió luego a nivel nacional, pues se mostró que esta era
una mejor forma de atender los programas de posgrado y licen-
ciatura, y se estableció oficialmente la estructura departamental
de los Institutos Tecnológicos del país, trayendo el problema in-
verso en varios lugares, de ¿cómo los planteles académicos de los

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programas de posgrado podrían integrarse con la operación de
los programas de licenciatura?, un conflicto humano y operativo
que en varias instituciones sigue sin poder resolverse.

PLAN DE DESARROLLO

Había que construir una planta académica que alcanzara un ni-


vel de alta calidad, que se posicionara como un programa líder
a nivel nacional, y que llegara a tener un buen nivel de presen-
cia a nivel internacional. Se contempló primero la contratación
de doctores formados, de alta calidad. No se tuvo éxito en ese
propósito, pues la gente de interés para nosotros estaba bastante
establecida en sus lugares de trabajo. Ante esta situación, se con-
templaron dos estrategias, la de contratar lo que definimos como
“maestros en ciencias doctorables”, y la de respaldar a alumnos
excelentes de nuestro programa de maestría en ciencias para que
emigraran al extranjero a realizar estudios de doctorado, con la
idea de captarlos al final de sus estudios. Se promovió también
entre los profesores que realizaran sus estudios de doctorado, lo
cual implicó un acuerdo departamental interno de apoyar este
plan. Éste incluyó el cubrir las clases que dejaban libres los pro-
fesores que se ausentaban con los profesores que permanecían
en el Departamento. Estos puntos tuvieron éxito y contribuye-
ron fuertemente al desarrollo de un Departamento diferente y
de amplia calidad, aun cuando debieron de esperarse varios años
para ver los resultados de este esfuerzo, lo cual implicó tener una
buena dosis de paciencia durante este periodo.

INICIO DEL PROGRAMA DE DOCTORADO

Para el año de 1989 se contaba ya con una planta académica de


seis profesores con grado de doctorado, y se propuso la apertura
del programa de doctorado en Ciencias en Ingeniería Química.
La Tabla 2 muestra el listado de profesores que tuvieron para el
arranque de este programa. La operación efectiva del programa
de doctorado comenzó prácticamente en el año de 1990. Como
parte del proyecto de desarrollo del departamento, hubo varios
profesores que realizaron estudios de doctorado, tal que para
1992 se tuvieron 9 doctores y para 1995 la planta académica in-
cluyó a 15 profesores con grado de doctorado.

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La Figura 2 muestra los ingresos de estudiantes y las titulacio-
nes que se tuvieron durante la primera década de operación del
Doctorado en Ciencias en Ingeniería Química. Un programa de
posgrado establecido se distingue principalmente por su progra-
ma de Doctorado; en muchas universidades del primer mundo el
programa de Maestría tiene un número mínimo de estudiantes, y
es una salida lateral del programa de Doctorado. Nuestra visión
del programa de posgrado nos llevó a buscar establecer las bases
para una operación similar. Una meta intermedia fue la de llegar
a una población estudiantil del 50% en cada grado del programa
de posgrado, situación que se ha alcanzado a la entrada de esta
década.

El premio J.M. Smith

El profesor J.M. Smith, reconocido por su labor en el área de inge-


niería de reacciones y autor de notables libros de termodinámica
y de cinética química, así como de diseño de reactores, apoyó la
etapa inicial del programa de posgrado al venir como profesor
visitante dos veces a impartir el curso de Diseño de Reactores, el
primero en 1984 y el segundo en 1985. El Dr. Smith contribuyó
también en la conducción de un proyecto de investigación rela-
cionado con la termodinámica de sistemas de reactores de tres
fases. Con el objetivo de reconocer su apoyo y de estimular la
excelencia en nuestros estudiantes de posgrado, se estableció en
1984 el Premio J.M. Smith, que se ha otorgado desde entonces al
alumno que obtenga el mejor promedio en las materias académi-
cas del programa. Varios recipiendarios de este reconocimiento,
por cierto, son ahora parte de la planta académica del Departa-
mento.

El seminario anual de Ingeniería Química

Un evento que acompañó la apertura del programa de posgra-


do y que ha construido una tradición en México es el Seminario
Anual de Ingeniería Química. Aunque en su primera versión en
1980 consistió de conferencias impartidas por reconocidos pro-
fesores a nivel internacional, la forma posterior fue la que dio su
característica de identidad, cuando el evento estableció un for-
mato con cursos de actualización, cuidando siempre la calidad

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de esos cursos y el reconocimiento de los expositores invitados.
Típicamente, se tienen tres cursos matutinos, impartidos por
profesores del extranjero, y tres cursos vespertinos, impartidos
por profesores nacionales, de los cuales uno es impartido por
algún profesor de nuestro Departamento. Este evento es único
en México, y le ha dado una presencia a nivel internacional dadas
las impresiones positivas que se llevan los expositores de fuera
de México.

Escritura de libros de texto

Debe mencionarse también el impacto que ha tenido la labor de


la planta académica en sus labores docentes a través de la escritu-
ra de libros de texto. Este es un punto de reconocida importancia
a nivel internacional, pero que en México no ha logrado estable-
cer una cultura al respecto. Se han publicado libros de texto para
las materias de Diseño de Procesos, Diseño de Reactores, y Aná-
lisis Numérico que, además de su uso interno, han sido usados
en varias instituciones a nivel nacional, e inclusive en algunos
casos a nivel internacional. La Tabla 3 presenta la lista los libros
de textos producidos en el Departamento, todos ellos publicados
por la Editorial Reverté.

Donas y café

La aparición y el desarrollo del programa de posgrado generó


gradualmente, entre los alumnos de la licenciatura, una aparente
sensación de sentirse relegados, ya que percibían la atención a fa-
vor de los estudiantes de posgrado. En una reunión departamen-
tal, se acordó buscar mitigar esta sensación y organizar un even-
to de bienvenida al semestre y a nuevos alumnos de licenciatura
a la carrera, el cual se llevó a cabo en lo que ahora es la Sala Cul-
tural, en el año de 1987. Se sirvieron al final del evento donas y
café a los asistentes, y la respuesta de este evento fue tan positiva
que se decidió establecer esta reunión de bienvenida de manera
semestral. El evento eventualmente se identificó como Donas y
café, en alusión a la atención final que recibía la audiencia. Para
provocar un mejor ambiente de integración estudiantil, se inclu-
yeron luego a los alumnos de posgrado, que se ha aprovechado
también para otorgar reconocimientos al desempeño académico

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de alumnos distinguidos tanto de licenciatura como de posgra-
do. El evento ha servido de modelo para otros departamentos
del ITC, haciendo de estas reuniones de bienvenida semestral
un sello distintivo del Instituto. Otros instituciones externas han
comenzado a organizar eventos similares.

Rol de egresados

Los egresados del programa de Maestría en Ciencias han tenido


un notable desarrollo en el sector industrial de México, lo que ha
ocasionado que varias industrias busquen expandir su personal
mediante posibles contrataciones de egresados de nuestro pro-
grama. Por otro lado, los egresados del programa de Doctorado
en Ciencias han tenido un marcado impacto en el desarrollo de
varios institutos y universidades del país; ejemplos de estos son
la Universidad de Guanajuato, la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, la Universidad de Zacatecas, la Universidad
Autónoma de Tlaxcala, y el Instituto Tecnológico de Aguasca-
lientes, entre otras. En estas instituciones, doctores egresados de
nuestro programa han sido promotores del arranque de progra-
mas de posgrado, típicamente mediante programas de Maestría
en Ciencias inicialmente, y que luego se han consolidado para
implementar programas de Doctorado.

COMENTARIOS FINALES

El haber construido un programa de posgrado que es reconocido


como el mejor o uno de los mejores programas de ingeniería quí-
mica a nivel nacional, y con un buen grado de presencia a nivel
internacional, ha sido un logro muy notable y que debe de pro-
porcionar una buena dosis de satisfacción tanto para el Departa-
mento como al ITC. Es evidente que en nuestro sistema tecno-
lógico este tipo de logros es desafortunadamente todavía más la
excepción que la regla. Independientemente de los problemas de
estructura que enfrenta el sistema tecnológico, en nuestro caso
deberemos seguir aspirando a mejorar en nuestra posición, con
injerencia en algunos casos de nuestras autoridades centrales, y
en otras simplemente con la de nuestras autoridades locales, que
complementen nuestros esfuerzos. El consolidar un programa
de posgrado a nivel internacional implica varios retos conjuntos.

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Por ejemplo, la planta académica debe fortalecerse; el número de
profesores del programa de posgrado debe situarse entre 20 y 25
doctores para estar al nivel de otros programas internacionales.
Debe promocionarse el programa a nivel internacional, particu-
larmente en América Latina, lo que requiere también del respal-
do de apoyo de becas para estos aspirantes por las autoridades
que competan.
El desarrollo del Departamento de Ingeniería Química y su
programa de posgrado ha sido un reto por demás interesante y
satisfactorio para los que hemos participado en él. Los logros
obtenidos hasta el momento representan una buena base para
construir una nueva etapa donde la consolidación del programa a
nivel internacional puede ser el objetivo que respalde los nuevos
esfuerzos de superación y progreso del Departamento.

Figura 1. Alumnos del programa de posgrado en su primera década.

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Figura 2. Alumnos del programa de Doctorado durante su primera década.

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