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El ritmo es significado y emoción.

Estás sentado en un restaurante tomando una taza de café cuando una pareja
irrumpe en un idioma que no reconoces. Casi a pesar de ti mismo, respondes de
alguna manera a lo que dice la pareja. Puede que no los entiendas, e incluso podrías
malinterpretarlos por completo, pero aun así reaccionas.

Su aprehensión inmediata de algo que escucha no es a través de su intelecto sino


de sus sentidos. Cuando se trata de lenguaje, primero respondes no al vocabulario
y la gramática sino a los sonidos y vibraciones que emite un hablante, y a los
elementos rítmicos que sostienen el discurso del hablante.

La primacía del ritmo se aplica a todos los idiomas, incluido el de la música. Se


aplica tanto a composiciones como a performances. No es posible que un poema o
una composición sea bueno si tiene un mal ritmo, y no es posible que un hablante
o músico brinde un buen rendimiento sin un buen sentido del ritmo.

El estudio del ritmo en el lenguaje escrito y hablado, y en particular el ritmo de la


poesía, se llama prosodia. El término nos llegó a través del latín (en el cual prosodia
significa "el acento de una sílaba") del griego clásico (en el cual prosodia significa
"una canción con acompañamiento", de pros "hacia, además de" y oide "canción")
Ezra Pound escribió un pequeño y provocador libro sobre prosodia, titulado ABC of
Reading. De ella extraemos una parte útil:

La convicción del autor en este día del Año Nuevo es que la música comienza a atrofiarse
cuando se aleja demasiado del baile; que la poesía comienza a atrofiarse cuando se aleja
demasiado de la música; pero esto no debe tomarse como que implica que toda buena
música es música de baile o toda la lírica de poesía. Bach y Mozart nunca están demasiado
lejos del movimiento físico.

Al director William Christie, un experto en el barroco francés, se le preguntó en una


entrevista para explicar cómo se aplicaban los conceptos lingüísticos a la música
instrumental francesa:

Todas las danzas tienen textos, textos imaginarios en algunos casos. Cualquier alemanda,
cualquier courante, cualquier forma de baile (con muy pocas excepciones) es esencialmente
una danza con números específicos de sílabas por línea; se podría decir que las danzas
instrumentales siempre van acompañadas de textos imaginarios. De hecho, todos los
buenos estilos instrumentales tienen la voz como modelo: casi todo tiene una base verbal.

Detrás de la música y la danza, entonces, se encuentra una base verbal y


lingüística, de la cual el ritmo es el elemento más importante. Al desbloquear los
secretos del ritmo, prosodia nos ayuda a comprender la unidad vital del lenguaje, la
música y el movimiento, o la palabra y los gestos.

La poesía es un lenguaje hablado mejorado. O, para decirlo de otra manera, la


poesía es la organización, la condensación y la compresión del lenguaje hablado en
algo potencialmente más poderoso y duradero. Este problema es de interés para
todos los músicos. ¿Quieres que tu música tenga la condensación y el poder de la
poesía estructurada? ¿O crees que una composición o interpretación demasiado
estructurada suena falsa? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre estructura y
libertad?

Comprender los principios básicos de la prosodia poética te ayudará a responder


estas preguntas. Comienza a la antigua usanza: recitando un poema.

INTEGRACIÓN, SEPARACIÓN, DIRECCIÓN.

Aquí hay algunas líneas de un poema anónimo e ingenuo. Léelas en voz alta.

There is a lady sweet and kind,

Was never face so pleased my mind;

I did but see her passing by,

And yet I love her till I die.

Her gesture, motion, and her smiles,

Her wit, her voice my heart beguiles,

Beguiles my heart, I know not why,

And yet I love her till I die.


Por instinto o por reflejo adquirido, es probable que aproveches el ritmo interno del
poema (o que te atrape) y lo hagas audible en tu lectura. El ritmo del poema no
varía, teniendo en cuenta cuatro pies yámbicos:

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