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MOTIVACIÓN Y AUTOESTIMA EN EL DESEMPEÑO PROFESIONAL DE DIRECTORES Y DOCENTES

¿Qué es la motivación?
La motivación es uno de los factores claves que permiten que el individuo se desarrolle en las diversas
áreas de su vida, en especial en el área laboral, porque por medio de ella se orientan las acciones hacía
unos fines y objetivos que persigue.

La motivación se concibe como la trama que sostiene el desarrollo de aquellas actividades significativas,
por lo cual, en el plano educativo, la motivación se evidencia en la disposición para enseñar y aprender
de forma autónoma y continua (Ajello, 2003).

Son esas ganas de conseguir algo. Los motivos para querer alcanzar nuestros objetivos están orientados a
encontrar algo interesante, a buscar nuestro propio éxito, autoestima (proporcionando así unas
motivaciones indirectas).

Un factor intrapersonal fundamental que influye en la motivación del alumno es el profesorado. La


efectividad del docente depende del entusiasmo, de la dedicación y de la orientación acertada en las
tareas que desarrolla en el aula. Además, es imprescindible que proporcione actividades estimulantes junto
a una evaluación individual adecuada.

Un maestro debe haber interiorizado el papel de la motivación para estimular y enriquecer con sus
conocimientos a sus alumnos. Debe por tanto crear tareas que estimulen el esfuerzo, deban solucionar
problemas y tomar decisiones. Para todo esto, necesitamos un profesorado bien formado, que se preocupe
más del proceso que del resultado (Bilbao, 2015), siendo innovador y práctico. Debe seguir también un
programa en el que se trabajen estrategias con resolución de problemas, además de desarrollar la
creatividad, los valores y adecuar a cada uno de ellos un estilo de aprendizaje.

Es importante establecer cinco pasos para motivar a los estudiantes y son los siguientes:
1. Establecer relaciones personales con los niños,
2. Trabajar con pasión,
3. Mostrar una actitud esperanzadora antes el aprobado,
4. Venerar las capacidades intelectuales de cada uno y
5. Reconocer todo el esfuerzo.

Si se trabajan estos elementos, conseguiremos que haya un descenso en el número de alumnos que
abandonan la escuela, un deseo por alcanzar estudios universitarios y por llegar a conseguir la excelencia
(Mendler, 2004).

¿Qué tipos de motivación conocemos?


Habitualmente se habla de dos tipos de motivación; la intrínseca y la extrínseca, aunque en este apartado
hablaremos de una tercera, que es la motivación interiorizada:

 Intrínseca: la misma actividad es el fin, es decir, que la propia tarea nos resulta interesante y
divertida. Nace de manera espontánea, debido a las diferentes necesidades orgánicas, la
curiosidad personal y las ganas innatas por crecer.
Es un tipo de motivación que se manifiesta gracias a la curiosidad, por las competencias además
de por las necesidades de obtener diferentes estándares de conducta acordes con la demanda.
(Cima Muñoz, 2010; Miralles Muñoz, 2010)

 Extrínseca: es la que nos produce un premio externo a la tarea que hemos realizado. En esta, la
satisfacción no nos la crea el hacer algo bien, o realizar correctamente algo si no el premio externo
que nos dan. Se podría decir que es “hacer para recibir”. Surge a partir de incentivos.

 Internalizada. englobar aquellas determinadas actividades o cosas que hacemos no porque


disfrutemos durante el proceso, sino porque recibimos la influencia de unos agentes
socializantes que son capaces de dirigir nuestra conducta. Para ésta, no necesitamos una
recompensa, sino que, con ser animados por los educadores, el propio sujeto es capaz de
dirigirla.

La diferencia principal que podemos encontrar entre la primera y la segunda motivación viene dada
de la fuente que produce la energía o que dirige la conducta.

Fuentes de la motivación:
Siguiendo la idea de Reeve (2003), hay cuatro fuentes principales de los motivos humanos y si nos
centramos en ellas podremos ver los detalles básicos para el estudio de la motivación.

1. Necesidades Pueden ser dos, fisiológicas (como la sed o el hambre) o psicológicas (como el
logro, el poder, la intimidad…).

2. Cogniciones (dentro de estas, apreciamos las discrepancias, es decir las metas y los planes)
las expectativas, las atribuciones y el yo.

3. Emociones que se pueden dividir en tres. Por un lado, las biológicas, que son básicas como
el miedo, alegría, tristeza. Por otro, las cognitivas y finalmente el afecto que nos aportan
otras personas o el estado de ánimo.

4. sucesos externos como pueden ser los estímulos ambientales (que nos aportan unas
consecuencias y unos incentivos) y los contextos sociales (aquí hablaríamos de nuestras
relaciones).

¿Qué es autoestima?
Es el sentimiento o concepto valorativo (positivo o negativo) de nuestro ser, el cual se aprende, cambia
y lo podemos mejorar y se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias
que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo, asimilando e interiorizando durante nuestra vida.

Branden (1995, en Miranda 2005) define la autoestima como una experiencia fundamental que
lleva a la vida a su significatividad y al 15 cumplimiento de sus exigencias; es decir, es la confianza
en la capacidad de enfrentar los desafíos básicos de la vida y confianza en el derecho a triunfar y
a ser felices. Esto se une al sentimiento de ser respetables, de ser dignos y de tener derecho a afirmar
las necesidades y carencias, a sostener principios morales y gozar del fruto de los esfuerzos
personales, donde la autoestima estaría relacionada con las experiencias vivenciales relacionadas
directamente con las necesidades vitales.

Así, una autoestima positiva se constituiría como una contribución esencial para el proceso vital,
entregando elementos para un desarrollo normal y saludable. Lo contrario, es decir, un nivel de
autoestima negativo o bajo, podría conducir al sujeto a una desintegración humana y personal.

Para Roasoner (1980, en Miranda 2005), la autoestima positiva depende de los siguientes factores:

 El sentido de seguridad: se forma poniendo límites realistas y fomentando el autorrespeto y


la responsabilidad.
 El sentimiento de pertenencia: se desarrolla fomentando la aceptación, la relación entre las
personas, la incorporación a trabajos colectivos y a la creación de ambientes adecuados y
positivos.

 El sentido de propósito: se logra permitiendo la fijación de metas, a través de la


comunicación de las expectativas y el establecimiento de relaciones de confianza.

 El sentido de competencia: se favorece con la realización de opciones propias y la toma de


decisiones, donde la autoevaluación y el reconocimiento de logro tienen un papel
fundamental.

En síntesis, se entenderá por autoestima a una competencia específica de carácter socioafectiva


expresada en el individuo, a través de un proceso psicológico complejo que involucra, tanto a la
percepción, imagen, estima y autoconcepto que tiene éste de sí mismo. En éste, la toma de conciencia
de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a través de
las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción de éste con los otros el ambiente,
constituyendo una de las bases mediante las cuales el sujeto realiza o modifica su acción.

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