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EDUCACIÓN VIAL

EDITORIAL

El tránsito por las calles está regulado.


La educación vial consiste en desarrollar o perfeccionar las
facultades intelectuales y habilidades de una persona sobre la forma
de comportarse en la vía pública, ya sea como peatón o como
conductor de un vehículo.
La educación vial implica adquirir conocimientos como ciudadano
sobre lo que es una vía pública (tipos, características y partes), la
seguridad vial (normas de circulación y señales de tráfico), los
accidentes de tráfico (factores de riesgo, causas y consecuencias),
los primeros auxilios y la movilidad sostenible; así como destreza en
el comportamiento como peatón o como conductor. La educación vial
sensibiliza socialmente, sobre todo a los más jóvenes, respecto a los
comportamientos viales que fomenten la convivencia, la tolerancia, la
solidaridad, el respeto, la responsabilidad y favorecen las relaciones
humanas en la vía pública.
Circuito vial en escuela secundaria
La educación vial se imparte dentro de las familias, en los centros
docentes, y en las autoescuelas. La favorecen instituciones públicas
(ministerios, Dirección General de Tráfico española, ayuntamientos,
etc.) y privadas, aportando recursos económicos, campañas
publicitarias, libros, conferencias y talleres.

La educación vial se relaciona, además, con la manera de conducirse


la población por el espacio público, con la clase de sociedad y su
construcción cultural. El hacer caso omiso de las normas ciudadanas
a respetar, la rebeldía, despoja de sentido el derecho de todo
ciudadano de ser libre e independiente.
Señales viales hechas artesanalmente en escuela secundaria.
La gran mayoría de los siniestros viales (llamados así porque pueden
ser evitados por el ser humano, no accidentes porque estos son
hecho fortuitos) surgen por la creencia de omnipotencia que posee el
hombre. Las conductas en cuanto a la circulación por el espacio
público, como conductor o transeúnte, aparecen generalmente
“naturalizadas” para transgredir las normas de tránsito, sobre todo en
cuanto al respeto de las señales.

Esto se generalizó a partir del aumento del parque automotriz, de


motovehículos, transportes públicos y de carga y con la
pavimentación de las calles o la adaptación de nuevos sentidos de
circulación que han pasado a tener diversas ciudades. Otra
particularidad en el uso del espacio público es la falta de reflexión con
respecto a la circulación, la seguridad en cuanto a la prevención de
siniestros y la valoración de la salud (ej.: motocicletas que se
transportan tres e incluso cuatro personas, incluidos niños).
La educación vial en las escuelas y su desarrollo promueve las
transformación de estos “habitus” culturales mal arraigados en “el
juego de la calle” (término acuñado por el antropólogo argentino
Pablo Wright) mediante el trabajo de manera transversal en sus
asignaturas, a través de una educación del transeúnte que pone en
el centro al “sujeto”, al ciudadano/a que transita, cualquiera sea el
medio o la forma que utilice para desplazarse.
LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN VIAL
Ser peatón o ser conductor requiere prudencia para evitar
accidentes. Esto se aprende con la educación vial y el Museo de
Historia de la Automoción de Salamanca nos muestra con una
exposición temporal
Ser peatón o ser conductor requiere prudencia para evitar
accidentes. Esto se aprende con la educación vial y el Museo de
Historia de la Automoción de Salamanca nos muestra con una
exposición temporal dedicada a la educación y la seguridad vial con
el fin de fomentar una circulación «segura y responsable».
Para ello, la exposición nos muestra documentos y objetos
representativos de la historia de la normativa y de la seguridad vial
en España y Europa, gracias al apoyo de la Escuela Superior de
Educación Vial, según fuentes del espacio expositivo sobre
automoción.
La muestra estará presente en Salamanca durante un año, hasta el
4 de diciembre de 2009, y nos propone a los visitantes «un recorrido
histórico por más de 500 años de evolución y consolidación de la
regulación de la circulación, tanto de peatones como de vehículos de
transporte».
En la exposición se pueden ver audiovisuales, carteles y otros
objetos, que acompañan al visitante. Estos elementos nos van
recordando alguna de las campañas más originales y de repercusión
mediática que fueron creadas por la Dirección General de Tráfico,
desde su nacimiento en 1959, hasta la actualidad.
REGLAS DE TRÁNSITO
DIEZ REGLAS BÁSICAS PARA CONDUCIR BIEN.
Los accidentes tienen siempre una razón de ser. No suceden por
casualidad, ni por jugadas del destino, sino por el incumplimiento de
normas básicas de conducción. EDUCACION VIAL.
En esta época el número de siniestros aumenta considerablemente.
Los hay en las calles de la ciudad o en las carreteras del país.
De acuerdo con un estudio realizado por el Departamento Académico
del Instituto de Capacitación Automotriz, el incumplimiento de las
siguientes diez reglas constituyen la mayor causa de accidentalidad.
1. Respete los semáforos y las señales de tránsito. Pasarse un
semáforo en rojo e ignorar un pare es más peligroso que jugar a la
ruleta rusa...
El riesgo aumenta en las noches, cuando el tráfico es más rápido y
la visibilidad es menor. En Colombia, estos descuidos ocasionan 24
muertos al día y muchos heridos en las calles.
2. No estacione en vías arterias. Al hacerlo impedimos la fluidez del
tránsito, se forman congestiones, se obliga a otros conductores a
cambiar de carriles y se aumentan las posibilidades de accidentes
laterales y traseros.
3. No bloquee las intersecciones. De esa forma, se crean nudos de
tráfico que, además de originar pérdidas de tiempo para los
conductores, incrementan los choques menores. Pero con altos
costos, si se tienen en cuenta los precios de los repuestos.
4. Utilice las luces direccionales. Es una señal preventiva muy
importante porque, quienes lo siguen, pueden reaccionar mejor y a
tiempo cuando usted va a cruzar.
Generalmente, no usarlas provoca los choques traseros de dos o
más carros, si se trata de una avenida de alto tráfico automotor.
5. Mantenga en buenas condiciones mecánicas el vehículo y estar
bien de salud, son factores que contribuyen a evitar riesgos en las
calles y carreteras.
Un conductor enfermo o embriagado y un carro defectuoso son tan
temibles como un arma cargada.
No corra el riesgo de convertirse en un homicida más de las calles
colombianas.
6. Transite por la derecha. En las arterias y en las autopistas hay que
mantenerse por el carril de la derecha.
Si conduce más despacio que el tránsito general, utilice el carril de la
izquierda para adelantar y regrese a su derecha para permitir que el
conductor que lo sigue, lo pueda pasar.
Nunca adelante por la derecha. Esta es la más elemental de las
reglas de tránsito y, quebrantarla, casi siempre produce un accidente.
7. Recoja pasajeros solo en los paraderos. Para los conductores de
servicio público, es una disciplina fácil de cumplir.
La responsabilidad también es de los peatones, que deben respetar
los espacios destinados a los paraderos.
8. Coloque las señales de peligro y de advertencia. Recuerde que el
equipo de emergencia y los triángulos de seguridad son su propio
salvavidas.
Utilícelos siempre que cambie una llanta o sufra una avería en el
auto.
9. Al conducir, mantenga una velocidad constante de 45 kilómetros
por hora, con el fin de que funcione la ola verde de Bogotá.
10. No cruce a la izquierda sobre avenidas y calles de doble vía.
Acostúmbrese a usar la oreja. Cruce por la vía anterior en dirección
opuesta y retome su rumbo alrededor de la manzana, atravesando
perpendicularmente su vía original. Esta pequeña vuelta puede
salvar su vida.
Son reglas básicas que, a la vez, son sencillas de cumplir. Al final, se
convierten en el mejor seguro de vida y se su bolsillo y el mejor
ejemplo de educación ciudadana.
DEFINICIÓN DE EDUCACIÓN VIAL.

La educación vial se define como una serie de medidas y


recomendaciones que todo individuo debe conocer al momento
de transitar por la vía pública, ya sea como conductor de
cualquier tipo de vehículo (automóvil, motocicleta, bicicleta) o
como peatón. La educación vial es una parte importante dentro
de lo que es la formación ciudadana, ya que fomenta la cultura
de respeto hacia la vida propia y la de las demás personas.

La educación vial tiene como finalidad: guiar a los individuos,


mediante los reglamentos y señales de tránsito, para que así
disminuyan los accidentes y se pueda disfrutar de los espacios
públicos con mayor seguridad. Fomentar el respeto por las señales
de tránsito, ejerciendo un compromiso ciudadano frente a la
educación vial. Saber utilizar de manera correcta las vías y tener un
comportamiento apropiado como conductor, pasajero o peatón.

Este tipo de educación recibe el apoyo de los entes


gubernamentales, siendo uno de los requisitos antes de otorgar las
licencias de conducir. La educación vial comprende muchos aspectos
relacionados con la conducción, que van desde el debido
conocimiento a cerca de las señalizaciones, pasando por los
diferentes elementos que garantizan la protección propia y la de los
demás, hasta los diversos aspectos que en materia legal, debe
tomarse en consideración frente a las llamadas infracciones.

Una de las reglas primordiales que un conductor de tener presente,


es el uso del cinturón de seguridad, que ante cualquier impacto evita
que la persona salga expelida del auto. En el caso de los
motociclistas la norma principal es el uso del casco, además de no
llevar más de una persona ya que la motocicleta ha sido diseñada
para el transporte de una (máximo dos) personas.

En cuanto a las señales de tránsito, todo conductor y peatón debe


saber identificar las diferentes señales, como por ejemplo la de los
semáforos y de aquellas que indican si puede o no estacionarse en
ciertos lugares.

Es importante que este tipo de educación se desarrolle desde el seno


familiar y se fortalezca en las escuelas, de esta manera se estarán
formando ciudadanos de bien, que cumplan y respeten las normas
establecidas para el buen desplazamiento en las vías.

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