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CAPÍTULO I
3) Éxodo 17: 6 (1°Cor. 10: 4) – “La Roca que dio de beber al Pueblo de Israel”.
No es una profecía, sino el relato de la roca en Jórev, la cual golpeó Moshé de una manera
incorrecta debido a su enojo con el pueblo de Israel. Nuevamente repito que la idea de “tipos,
sombras o figuras” mesiánicas no existe en la Biblia hebrea ni en la tradición judía.
4) Deuteronomio 18: 17-19 (Hechos 3: 22,23) – “El Profeta anunciado por Moshé”.
Este texto sí es profético y en primer lugar anuncia la venida de profetas tan humanos como lo fue
Moshé.
En segundo lugar, no anuncia a un Mashíaj (Rey Ungido). Sino a profetas.
Moisés no fue un Mashíaj, sino un líder y un profeta (por cierto el más grande).
El texto en primer lugar nunca dice que el Eterno iba a levantar otro profeta SUPERIOR a Moshé.
Esto arroja por tierra el asunto de la superioridad del Mesías por sobre Moshé como profeta...
Pero... ¿Qué es lo que dice el texto en realidad?
Simplemente que D-os levantará otro profeta COMO Moshé, en el sentido que surgirá de entre los
mismos integrantes del Pueblo ("...de entre tus hermanos como yo..." v.15).
La misma versión herética Reina-Valera 1960 dice en el verso 18: "Profeta les levantaré de en
medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo
le mandare."
El Eterno le asegura al Pueblo para su propia tranquilidad, que después de la partida de Moshé no
quedarían sin un guía confiable, sino que al entrar en la Tierra Prometida volverían a contar con
otro profeta como Moshé... (o sea con Yehoshua o Josué).
Pero no sería como Moshé en cuanto a su nivel profético, el cual es el máximo. Solo Moshé
hablaba “cara a cara” con D-os a la vista de todo el Pueblo.
Esta promesa del Eterno, no solo se refiere a un solo profeta, sino a toda una serie de profetas que
se levantarían casi indefinidamente, del mismo Pueblo de Israel... Y muchos de ellos serían falsos.
Por lo tanto se les da instrucciones precisas sobre cómo diferenciar a los falsos de los verdaderos.
Un verdadero profeta no puede hablar en contradicción con la Torá, si así lo hiciera sería declarado
falso y digno de de ser condenado a muerte. Si Jesús (el que presenta el llamado “Nuevo
Testamento”) fue al menos un profeta, debiéramos analizar si promovió la desobediencia o la
obediencia a la Torá. Un caso bien claro que se halla en los escritos mencionados, es el episodio
del paralítico que es sanado en Shabat al cual Jesús le ordena que camine cargando su lecho, en
contraposición con el mandamiento de no llevar cargas en Shabat (Irmeiáhu/Jeremías 17:21-22).