Você está na página 1de 3

RESPETO Y VALOR DE LA VIDA

Lic. Gloria Isa de Adaniya

La vida humana es sagrada. Es una obra en la que se ha comprometido el


Creador. El hombre engendra y simultáneamente Dios nos crea a su imagen y semejanza,
es la única criatura de este mundo que Dios ha querido por si misma, por ello la vida
humana encierra un valor inconmensurable, insustituible, desde su comienzo hasta su
natural término y ha confiado al hombre la misión de protegerla, defenderla, que es algo
más que velar por su bienestar material, es comprometernos por su bienestar biológico,
mental, social y espiritual

El contexto científico y cultural y el progreso de la biomedicina en nuestro tiempo inclinan


lamentablemente al hombre hacia una cultura de muerte. Se desinforma sobre el valor e
inicio de la vida humana y de esta manera se eliminan millones de seres humanos desde el
instante de su concepción y en cualquier etapa del embarazo aún hasta el final de él
(aborto de nacimiento parcial). Por otro lado increíblemente nos vemos frente a gastos de
millones de dólares para traer a algunos a la vida, manipulando embriones, congelándolos,
comprándolos, vendiéndolos o destruyéndolos como simples objetos.

El egoísmo, la soberbia, la búsqueda desenfrenada del placer nos llevan a discutir si el


concebido desde los primeros instantes de vida es un ser humano, si tiene derechos como
todos nosotros, si la madre puede decidir sobre la vida de su hijo porque es parte de su
cuerpo, si puede eliminarlo por defectos genéticos o de formación. Todo este contexto nos
lleva a la búsqueda de soluciones fáciles a problemas personales, sociales y económicos,
nos conduce a olvidarnos que fuimos creados para ser generosos, para proyectarnos hacia
una cultura de vida no de muerte y olvidarnos del verdadero dueño de la vida.

Cuando hablamos del inicio de la vida, lo mencionamos por lo general en términos


como “Así se inicia la vida”, muy pocas veces nos involucramos y/o reflexionamos de esta
manera diciendo: “Así se inició mi vida, gracias a la expresión del amor y generosidad de
mis padres. Soy único e irrepetible, no hay otra persona como yo, soy diferente a mis
padres y hermanos, y las características propias que hoy tengo, me fueron designadas en
el preciso momento en que fui concebido. Soy un ser humano, nadie puede decirme lo
contrario y lo soy desde ese primer maravilloso momento, solamente necesité el tiempo
necesario para crecer, desarrollar y madurar tanto dentro de mi madre como fuera de ella
para ser lo que soy”. Todos dirían que es obvio, mucho más cuando lo tratamos en forma
personal, sin embargo cuántas discusiones surgen alrededor de ella, para impedir la
continuación de la vida a través del acto de mayor violencia como es el aborto.

Una vez que se da la unión del un óvulo y un espermatozoide se inicia una nueva
vida. Esta célula extraordinaria tiene ya designado todas las características que nos
corresponderán: sexo, color de ojos, piel etc. La velocidad de desarrollo es increíble. El
embrión es algo divino en tanto que es ya un hombre en acto.

A las tres semanas empieza a latirnos el corazón, a las seis semanas tenemos ondas
cerebrales que pueden ser medidas con un electroencefalograma El embrión encierra una
estructura grandiosa, admirable, completísima animada por un espíritu inmortal.

A las once semanas todos nuestros sistemas y órganos están funcionando. Ya


tenemos uñas, párpados y huellas dactilares. A partir de esta edad solamente crecemos y
van madurando los órganos ya presentes; percibimos dolor, frío, respondemos a la luz y a
los sonidos, bebemos el líquido amniótico, tenemos accesos de hipo y nos agrada
succionar nuestro dedo pulgar. Dormimos y despertamos, podemos saltar, dando brincos.
Necesitamos de mamá solo abrigo y nutrición, en lo demás somos independientes. Nos falta
crecer y madurar, lo que hacemos aceleradamente hasta el momento de nuestro
nacimiento en que salimos del útero de nuestra madre.

No tenemos diferencias antes y después de nacer, excepto el cambio en nuestros


métodos de alimentación y de obtención del oxígeno, antes lo obteníamos de nuestra madre
por el cordón umbilical y después por nuestros propios medios, tomando oxígeno por
nuestros propios pulmones y nutriéndonos por la función de nuestro estómago. No
podemos decir que la vida es más humana después de nacer que antes de nacer. Dios tiene
un plan para cada uno de nosotros y gracias a nuestros padres nos encontramos aquí
compartiendo la vida.

Lamentablemente no todos tenemos la oportunidad de vivir, ¡son millones de seres a


quienes se les trunca esa maravillosa oportunidad de compartirla con nosotros!. Lo penoso
y triste es que intereses sociales, económicos y desinformación determinan fácilmente la
sentencia de muerte de los bebés por el simple hecho de existir.

Se toman decisiones de eliminar tantas vidas inocentes, en las formas más terribles, y ¡ tan
ligeramente aceptamos, hablamos, sugerimos el aborto!. No debemos ignorar lo que es
realmente este gran mal de nuestros tiempo, ¡el aborto!. Olvidamos el quinto
mandamiento ¡no matarás!. Cuando lo minimizamos y no estamos informados, aquellos
que lo promueven nos convencen y terminamos aconsejándolo a nuestros propios hijos. No
medimos también que al difundir una cultura de muerte, nuestros propios fundamentos se
vuelven contra nosotros mismos. Decimos: “No te conviene continuar con el embarazo,
debes eliminarlo, porque trunca tu futuro, tienes que prodigarle tiempo, dedicación y
atención, te impedirá desarrollarte en tus actividades, será un estorbo para tu crecimiento
personal”. Cuando nos llegue el tiempo de la ancianidad, enfermedad, tendrán los mismos
fundamentos para aplicárnoslo, como ya ocurre en otros países “desarrollados”.

Los medios de comunicación, mayormente la televisión nos ofrece películas, series y


noticieros con mucha violencia y los aceptamos con naturalidad, nos estamos
acostumbrando a ellos. Sin embargo no se nos presenta la crueldad de la realización de un
aborto para no herir “susceptibilidades”, en cambio vemos reportajes a favor del aborto que
convencen a un buen sector de nuestra población a fin de favorecer su despenalización.

Debemos tomar conciencia de que es un asesinato, y ejecutado al ser más indefenso.


Si observamos las terribles imágenes del aborto, quedaremos convencidos de su crueldad, y
nuestro compromiso sería transmitir esta información en nuestro entorno que ciertamente
permitirá salvar muchísimas vidas. Podemos intentar evitar que se lleguen a estas
situaciones difíciles si educamos, especialmente a nuestros jóvenes en valores, si actuamos
con responsabilidad utilizando las capacidades que se nos ha sido otorgadas: inteligencia y
voluntad que nos permiten vivir acordes con los mandatos de nuestro Dios que lo único
que desea es nuestro bienestar total.

Recordemos y reflexionemos las propias palabras de Jesús:.


“En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mi me lo hicisteis”. Más que
antes tribunales o historias humanas, en algún momento
tendremos que responder ante El.

Que el Señor los colme de bendiciones


CEPROFARENA
ceprofarena@gmail.com
www.ceprofarena.blogspot.com
www.travesiaporlavida.blogspot.com
www.travesiaporlavida.podomatic.com

Você também pode gostar