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internacional y que se encuentra regido por este, que puede constar de uno o varios instrumentos
jurídicos conexos, y siendo indiferente su denominación. Como acuerdo implica siempre que sean,
como mínimo, dos personas jurídicas internacionales quienes concluyan un tratado internacional.
Por ejemplo los gobernantes de cada país se reúnen para ponerse de acuerdo con sus límites de
países para no tener problemas con sus territorios.
Lo más común es que tales acuerdos se realicen entre Estados, aunque pueden celebrarse entre
Estados y organizaciones internacionales. Los primeros están regulados por la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados de 1969; los segundos, por la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados celebrados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre
Organizaciones Internacionales de 1986.
Los acuerdos entre empresas públicas de un Estado y Estados no son tratados internacionales.
Los Tratados internacionales deben realizarse por escrito aunque pueden ser verbales. En este
último caso no se regirían por la Convención de Viena de 1969.
Su denominación es indiferente pues, si se dan las condiciones anteriores, nos encontramos ante un
Tratado internacional independientemente del nombre que reciba.
Tipos
Por la índole de los sujetos participantes, distinguimos: Tratados entre Estados, entre
Estados y Organizaciones internacionales, y entre Organizaciones internacionales.
Según la posibilidad de hacerse parte sin haber tomado parte en su negociación: Tratados
abiertos y cerrados. Estos últimos no admiten nuevos miembros, por lo que su admisión implica
la celebración de un nuevo tratado.
DENOMINACIONES
Un Tratado en particular puede denominarse: Acuerdo, Convención, Convenio, Carta (normalmente
se usa para designar a los tratados constitutivos de organizaciones internacionales), Estatuto,
Compromiso, Concordato (el que regula las relaciones del Estado y la
Iglesia), Pacto, Protocolo (complementario de un tratado anterior), etc.
CONVENIO: Es un escrito celebrado entre Estados con un grado de formalidad menor al de un
tratado. Normalmente, un convenio es acordado en aspectos Económicos y Comerciales entre los
estados. Los convenios pueden estar dado entre dos Estados (Convenio Bilateral), celebrado para
brindar facilidades en materias Comerciales. Otra forma de convenio es el celebrado entre más de 2
Estados (Multilateral) en el cual, el acuerdo tiene un carácter más normativo respecto de aspectos
contemplados dentro del Derecho Internacional.
COMPETENCIA
Tiene competencia para celebrar Tratados internacionales los representantes de los Estados con
plenos poderes. Hay determinados cargos estatales que tienen facultades para celebrar todos estos
actos sin que sea necesario que tenga un poder del Estado específico y son el Jefe de Estado, el Jefe
de Gobierno y el Ministro de Asuntos Exteriores. Los embajadores también tienen determinadas
competencias (negociación y adopción), previa resolución autoritativa específica, lo que en la
práctica resolutiva se llama extensión de plenos poderes para la firma.
Las organizaciones internacionales también tienen capacidad para celebrar tratados
internacionales, pero esta capacidad depende de lo establecido en sus cartas fundacionales o
estatutos.
Todo derecho fundamental o primario del hombre puede y debe ser considerado incluido en la
constitución, esté o no reconocido expresamente.
Pero esta parte dogmática se corresponde con la parte orgánica que tiene como meta organizar el
poder implantando una estructura de poder limitado, distribuido y controlado, lo cual se
logra través de la forma republicana de gobierno con su división de poderes, restringiendo la
actividad del poder, para garantizar la libertad individual.
Además los derechos humanos se ven receptados en nuestro derecho interno mediante los
Tratados de Derechos Humanos incorporados según el artículo 75, inciso 22.
Del plexo de derechos humanos se descomponen tres categorías, según el orden cronológico el que
fueron siendo reconocidos históricamente:
-Los derechos de primera generación, llamados derechos civiles (artículo 7 a 12, 14 a 19, 26,28, 36,
41,42 y 75 inciso 2, 17, 19, 22 y 23; derechos civiles de los extranjeros: artículos 20,21 y 25) y
políticos (artículo 37, 39 y 40);
-Los derechos de tercera generación: el derecho la paz, a la cultura, aún medio ambiente sano, etc.
y que podrían titularse derechos colectivos (artículos 41 y 43).
-finalmente el art. 33 incluye los derechos implícitos de toda índole y el artículo 75 inciso 22 los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL
Dada la estructura federal de nuestro estado, la supremacía constitucional reviste un doble alcance:
b) La constitución en cuanto federal, prevalece también sobre todo el derecho provincial y con ella
todo el derecho federal, leyes, tratados, etc. art 5 (llamado garantía federal) y 31. Los tratados sobre
las leyes por el art 27, para la supremacía de las leyes, art 28, y para los decretos del poder ejecutivo
que reglamentan las leyes en el inciso 2º del art 99.
Con la reforma del 94 los tratados internacionales de derechos humanos que revisten igual
supremacía que la constitución, están en el mismo orden de prelación, y aunque no forman parte
del texto de la constitución. Estos once tratados conforman con la CN el llamado “bloque de
constitucionalidad Federal” que tiene prevalencia sobre el resto de los tratados internacionales sin
jerarquía constitucional ( todos los que suscriba nuestro país exceptuando los del art. 75, inc 22) y
leyes nacionales dictadas por el congreso, decretos de necesidad y urgencia, constituciones
provinciales, leyes provinciales, Códigos de forma (procesales), etc.
Siguiendo la estructura piramidal sobre las jerarquías del ordenamiento jurídico, donde debe haber
relaciones de derivación y aplicación, tenemos:
El artículo 31 y el art 75 inc 22 establece un bloque federal de constitucionalidad y que Bidart
Campos lo ubica en el vértice de la pirámide Kelseniana. El resto lo denomina derecho
infraconstitucional y está en el orden jerárquico inferior.
22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y
concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de
cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.
2._ El día 17 de junio de 1976, el actor fue removido de su cargo de juez de Primera Instancia de la
Provincia del Chubut mediante un decreto dictado por el Poder Ejecutivo de facto provincial.
En el año 1984, promovió ante el Superior Tribunal provincial, una acción contencioso
administrativa que tuvo por objeto reclamar la nulidad de la medida y la reparación de los daños y
perjuicios (materiales y morales) causados.
En año 1996, el máximo tribunal provincial resolvió declarar la cuestión como “no justiciable”
invocando jurisprudencia de Corte Suprema de Justicia de la Nación.
En el año 1987, Carranza Latrubesse promovió una denuncia ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos contra el Estado argentino, argumentando que se habían violado sus derechos a
las garantías judiciales y a la protección judicial.
En el año 1997, una vez sustanciado el proceso trasnacional, la Comisión emitió el Informe N° 30/97
“Caso 10.087. Gustavo Carranza/Argentina”, en el cual, “reiterando las recomendaciones emitidas
en el informe del articulo 50 (de la Convención Americana)” concluyó: “…que al impedir una
decisión sobre los méritos del caso interpuesto por el señor Gustavo Carranza, a raíz de su
destitución como juez de la Provincia del Chubut, el Estado argentino violó sus derechos a las
garantías judiciales Y a la protección judicial, consagrados en los artículos 8 y 25, en relación con el
artículo 1.1 de la Convención Americana” (párr. 83) y, por ello, recomendó al Estado argentino que
“indemnice adecuadamente a Gustavo Carranza por las violaciones mencionadas…” (párr. 84).
Sobre la base fáctica y normativa mencionada, el actor promovió una acción declarativa antela
Corte Suprema de Justicia contra el Estado Nacional y la Provincia del Chubut con el objeto de que
el Alto Tribunal diera certidumbre a su derecho y declarase que la República Argentina era
responsable ante la comunidad internacional del incumplimiento del Informe N 30797 de la
Comisión Interamericana, y consecuentemente, se lo indemnizaran por los daños y perjuicios que
sufrió por la violación de sus derechos humanos.
En el año 2002, la Corte Suprema de Justicia resolvió que la causa no era de su competencia
originaria y que debía ser remitido a la Justicia Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal
de la Ciudad de Buenos Aires.
Procedimiento
Artículo 66
1. El fallo de la Corte será motivado.
2. Si el fallo no expresare en todo o en parte la opinión unánime de los jueces, cualquiera de
éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su opinión disidente o individual.
Artículo 67
El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance
del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes, siempre que dicha
solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha de la notificación del fallo.
Artículo 68
1. Los Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo
caso en que sean partes.
2. La parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el
respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra el
Estado.
Artículo 69
El fallo de la Corte será notificado a las partes en el caso y transmitido a los Estados partes en la
Convención.
DISPOSICIONES COMUNES
Artículo 70
1. Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión gozan, desde el momento de su elección
y mientras dure su mandato, de las inmunidades reconocidas a los agentes diplomáticos por el
derecho internacional. Durante el ejercicio de sus cargos gozan, además, de los privilegios
diplomáticos necesarios para el desempeño de sus funciones.
2. No podrá exigirse responsabilidad en ningún tiempo a los jueces de la Corte ni a los miembros
de la Comisión por votos y opiniones emitidos en el ejercicio de sus funciones.
Artículo 71
Son incompatibles los cargos de juez de la Corte o miembros de la Comisión con otras actividades
que pudieren afectar su independencia o imparcialidad conforme a lo que se determine en los
respectivos Estatutos.
Durante los años de 1981 a 1984, en la República de Honduras, entre 100 y 150 personas
desaparecieron sin que se haya vuelto a tener noticia alguna de muchas de ellas. Las desapariciones
solían iniciarse mediante el secuestro violento de las víctimas, muchas veces a la luz del día y en
lugares poblados, por parte de hombres armados, vestidos de civil y disfrazados que actuaban con
aparente impunidad en vehículos sin identificación oficial y con cristales polarizados, sin placas o
con placas falsas. Estos hechos constituían una práctica sistemática perpetrada en contra de
personas consideradas por las autoridades hondureñas como peligrosas para la seguridad del
Estado. Tanto las autoridades militares y policiales como el Gobierno y el Poder Judicial se negaban
o eran incapaces de prevenir, investigar y sancionar los hechos y de auxiliar a quienes se
interesaban en averiguar el paradero y la suerte de las víctimas o de sus restos. En este escenario,
Manfredo Velásquez, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, desapareció el
12 de septiembre de 1981, entre las 16:30 y las 17:00 horas, secuestrado por personas vinculadas
con las Fuerzas Armadas o bajo su dirección.
Fundamentos
La Corte señaló que, de conformidad con el artículo 1.1 de la Convención, es ilícita toda forma de
ejercicio del poder público que viole los derechos reconocidos por la misma. En tal sentido, en toda
circunstancia en la cual un órgano o funcionario del Estado o de una institución de carácter público
lesione indebidamente uno de tales derechos, se está ante un supuesto de inobservancia del deber
de respeto consagrado en ese artículo. En este caso, la Corte señala que hubo una completa
inhibición de los mecanismos teóricamente adecuados del Estado hondureño para atender a la
investigación de la desaparición de Manfredo Velásquez.
Puntos Resolutivos
La Corte decidió, por unanimidad, desestimar la excepción preliminar de falta de agotamiento de los
recursos internos opuesta por el Gobierno de Honduras; y declarar que Honduras violó, en perjuicio,
de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez los deberes de respeto y de garantía del derecho a la
libertad personal (artículo 7 de la Convención), el derecho a la integridad personal (artículo 5 de la
Convención) y el derecho a la vida (artículo 4 de la Convención), todos ellos en conexión con el
artículo 1.1 de la misma.
Reparaciones
La Corte decidió fijar en setecientos cincuenta mil lempiras la indemnización compensatoria que el
Estado de Honduras debía pagar a los familiares de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez. Así, la
cantidad correspondiente a la cónyuge de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez fue de ciento
ochenta y siete mil quinientos lempiras; y la cantidad correspondiente a sus hijos fue de quinientos
sesenta y dos mil quinientos lempiras. Sobre este último punto la Corte sentenció que con la suma
atribuida a los hijos se debía constituir un fideicomiso en el Banco Central de Honduras, en las
condiciones más favorables según la práctica bancaria hondureña.
Interpretación de la Sentencia
La Corte interpretó que la expresión "en las condiciones más favorables" se refiere a que todo acto
o gestión del agente fiduciario debe asegurar que la suma asignada mantenga su poder adquisitivo
y produzca frutos o dividendos suficientes para acrecerla. Asimismo, la frase según la práctica
bancaria hondureña, indica que el agente fiduciario debe cumplir fielmente su encargo como un
buen padre de familia y tiene la potestad y la obligación de seleccionar diversos tipos de inversión,
ya sea mediante depósitos en moneda fuerte como el dólar de los Estados Unidos u otras,
adquisición de bonos hipotecarios, bienes raíces, valores garantizados o cualquier otro medio
aconsejable, como precisamente lo ordenó la Corte, por la práctica bancaria hondureña
FALLO SUAREZ ROSERO VS. ECUADOR
SUMILLA: El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la detención ilegal y
arbitraria de Rafael Iván Suárez Rosero por parte de agentes policiales, así como la falta de
diligencia en el proceso penal seguido contra él.
Juzgados Internos: Según lo informado las diligencias incoadas contra los supuestos responsables
de la desaparición de Manfredo Velásquez y otros el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, el
cual dictó auto de sobreseimiento "a excepción del General Gustavo Álvarez Martínez, por haberse
sacado testimonio, por hallarse éste fuera del país", decisión posteriormente confirmada por la
Corte Primera de Apelaciones.
TRÁMITE ANTE LA COMISIÓN: Este caso fue sometido a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 24 de abril de 1986. Se originó
en una denuncia contra el Estado. Al introducir la demanda, la Comisión invocó los artículos 50 y 51
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Según la denuncia presentada ante la Comisión y la información complementaria recibida en los
días inmediatamente siguientes, Manfredo Velásquez, fue apresado en forma violenta y sin mediar
orden judicial de captura, por elementos de la Dirección Nacional de Investigación y del G-2
(Inteligencia) de las Fuerzas Armadas de Honduras.
FALLO DE LA CORTE
La Corte es competente para conocer del presente caso. Honduras ratificó la Convención el 8 de
septiembre de 1977 y depositó, el 9 de septiembre de 1981, el instrumento de reconocimiento de la
competencia contenciosa de la Corte a que se refiere el artículo 62 de la Convención. El caso fue
elevado a la Corte por la Comisión, de acuerdo con los artículos 61 de la Convención y 50.1 y 50.2
de su Reglamento.
La demanda ante la Corte fue introducida el 24 de abril de 1986. La Secretaría de la Corte, en
cumplimiento del artículo 26.1 del Reglamento, la remitió al Gobierno el 13 de mayo de 1986.
Por resolución de 29 de agosto de 1986 el Presidente, después de haber consultado con las partes,
señaló el 31 de octubre de 1986 como fecha límite para que el Gobierno presentara su escrito sobre
este caso. A la vez fijó el día 15 de enero de 1987 para que la Comisión presentara el suyo y el 1º de
marzo del mismo año como límite temporal para la presentación de la respuesta del Gobierno.
En esa misma fecha la Corte adoptó una resolución mediante la cual dispuso:
1. Instruir al Presidente para que, en consulta con las partes, otorgue al Gobierno un plazo
definitivo y perentorio, que no podrá exceder del 27 de agosto de 1987, para que presente su
contramemoria sobre el fondo del asunto y ofrezca sus pruebas, con indicación de los hechos que
con cada una pretende demostrar. El ofrecimiento de pruebas deberá indicar la forma, ocasión y
términos como desea presentarlas.
2. La Comisión, dentro de los treinta días siguientes a la comunicación de esta resolución, deberá
ratificar por escrito su solicitud de prueba ya formulada, sin perjuicio de que pueda modificar o
completar la ofrecida. En tal ratificación deberá indicar los hechos que con cada una de las pruebas
pretende demostrar y la forma, ocasión y términos como desea presentarlas. La Comisión podrá
también ampliar o modificar su ofrecimiento de pruebas, a la mayor brevedad, cuando haya tenido
conocimiento del escrito del Gobierno a que se refiere el punto 1 de esta resolución.
3. Instruir, asimismo, al Presidente para que, sin perjuicio de la alzada que sea procedente ante la
Corte, resuelva las cuestiones incidentales que surjan, admita o rechace las pruebas ya ofrecidas o
que se ofrecieren, ordene la evacuación de las documentales, periciales u otras no testimoniales
que acoja, y, en consulta con las partes, convoque a la audiencia o audiencias sobre el fondo, en las
cuales se incorporarán las pruebas recibidas, se recibirán la declaración de testigos y peritos que
fueren del caso y se oirán las conclusiones finales.
4. Instruir al Presidente para que gestione con las autoridades respectivas las garantías necesarias
de inmunidad y participación de los representantes y asistentes de las partes, testigos y peritos, así
como, en su caso, delegados de la Corte.
VICTIMA (S): Juan Gelman, María Claudia García de Gelman y María Macarena Gelman García
De acuerdo con los compromisos internacionales asumidos por el Estado uruguayo, el pleno
cumplimiento de esta sentencia es obligatorio y vinculante para el país.
María Claudia Garcia Iruretagoyena, con 19 años de edad y siete meses de embarazo, fue
secuestrada en Buenos Aires (Argentina) y trasladada a Montevideo (Uruguay) a un centro
clandestino de detención. Allí dio a luz a una niña en noviembre de 1976. Permanecieron juntas
hasta diciembre de ese año y desde entonces Maria Claudia se encuentra desaparecida. El poeta
argentino Juan Gelman, nunca dejó de buscar a su nieta, a quien pudo conocer más de 20 años
después de su nacimiento.
Las denuncias presentadas por Juan y Macarena Gelman ante la justicia uruguaya no pudieron
avanzar debido a la vigencia de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado,
promulgada en 1986 para evitar que los perpetradores de graves violaciones de derechos humanos
durante la dictadura militar fueran llevados a juicio.
El 8 de mayo de 2006, María Macarena Gelman García y Juan Gelman, representados por CEJIL,
presentaron una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunciando a
Uruguay por la impunidad en que quedaron estos graves crímenes y la violación a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos que representa la vigencia de la Ley de Caducidad.
La sentencia de la Corte Interamericana, estableció que Uruguay debe remover todo obstáculo que
permita la impunidad y dictaminó que “Dada su manifiesta incompatibilidad con la Convención
Americana, las disposiciones de la Ley de Caducidad que impiden la investigación y sanción de
graves violaciones de derechos humanos carecen de efectos jurídicos y, en consecuencia, no
pueden seguir representando un obstáculo para la investigación de los hechos del presente caso y la
identificación y el castigo de los responsables ni pueden tener igual o similar impacto respecto de
otros casos de graves violaciones de derechos humanos consagrados en la Convención Americana
que puedan haber ocurrido en el Uruguay”, señala la sentencia.
Asimismo, la Corte Interamericana estableció que el hecho de que la Ley de Caducidad no haya
podido ser anulada cuando fue sometida a referéndum no puede ser un impedimento para dejarla
sin efecto de inmediato.
Con respecto a la búsqueda de los restos de las personas desparecidas la Corte Interamericana
indicó que el Estado uruguayo deberá conducir y llevar a término de modo eficaz las investigaciones
por las desapariciones forzadas de Maria Claudia y Macarena , así como de los hechos conexos,
determinando las correspondientes responsabilidades penales y administrativas que la ley prevea y
acelerar la búsqueda y localización inmediata de María Claudia o de sus restos mortales y, en su
caso, entregarlos a sus familiares.
A su vez, la Corte Interamericana estableció una serie de reparaciones, que implican además la
adopción por el Estado uruguayo de una serie de políticas públicas para reparar las violaciones
sufridas de manera integral, así como un acto de perdón público por los crímenes cometidos y la
persistencia de la impunidad.
ESTADOS DE EXCEPCION
Artículo 4
1. En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la nación y cuya existencia haya sido
proclamada oficialmente, los Estados Partes en el presente Pacto podrán adoptar disposiciones que, en
la medida estrictamente limitada a las exigencias de la situación, suspendan las obligaciones contraídas
en virtud de este Pacto, siempre que tales disposiciones no sean incompatibles con las demás
obligaciones que les impone el derecho internacional y no entrañen discriminación alguna fundada
únicamente en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social.
2. La disposición precedente no autoriza suspensión alguna de los artículos 6, 7, 8 (párrafos 1 y 2), 11,
15, 16 y 18.
3. Todo Estado Parte en el presente Pacto que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados Partes en el presente Pacto, por conducto del Secretario General
de las Naciones Unidas, de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido y de los motivos que hayan
suscitado la suspensión. Se hará una nueva comunicación por el mismo conducto en la fecha en que se
haya dado por terminada tal suspensión.Observación general sobre su aplicación
Es un conjunto de garantías procesales que tienen por objeto asistir a los individuos durante el
desarrollo del proceso, y así protegerlos de los abusos de las autoridades y permitirles la defensa de
sus derechos.
Dice el Art. 18 (primera parte): ¨ Ningun habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra
si mismo. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos…¨.
De esto surge que, entre las garantías procesales, la Constitución consagra los siguientes principios:
a) Juicio previo;
b) intervención del Juez Natural;
c) Ley anterior (irretroactividad de la ley);
d) Inviolabilidad de la defensa en juicio;
e) Declaración contra si mismo.
a) Juicio Previo: Nadie puede ser castigado sin haber sido previamente juzgado y sentenciado
mediante el debido proceso. Esto significa que el individuo debe ser acusado de la comisión de un
hecho ilícito concreto, presentándose pruebas en su contra; y debe tener la oportunidad de
defenderse alegando sus derechos y presentando las pruebas que tenga para demostrar su
inocencia. Entonces, en base a estos elementos, el juez juzgara los hechos y finalmente dictara
sentencia, absolviendo o condenando; solo en este ultimo caso, mediante sentencia condenatoria
surgida del debido ¨juicio previo¨, el individuo podrá ser castigado.
b) Juez Natural: ¨Ningun habitante puede ser…juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa¨. Este párrafo encierra el principio del juez
natural o juez legal. Son jueces naturales los juzgados y tribunales creados por la ley ante que se
produzca el hecho que motiva el proceso, sin importar el o los individuos que lo integren. Ejemplo:
un homicidio debe ser juzgado ante alguno de los juzgados criminales creados por las leyes de
organización y competencia de los tribunales; y no interesa en particular la persona del juez, ni que
su nombramiento haya sido posterior a la comisión de ese homicidio. Lo que importa es que ese
órgano, el juzgado criminal. Ya existía antes que se cometiera el homicidio. Lo que no se puede
hacer es sacar al individuo de ese juzgado natural, y formar una comisión especial para que lo
juzgue. Por aplicación de este principio, ni el Poder Ejecutivo ni el Legislativo pueden formar
comisiones especiales para que juzguen y sentencien a los individuos; como tampoco puede el
Poder Judicial delegar en comisiones especiales posteriores al hecho, su atribución de impartir
justicia. Por eso decimos que la prohibición de formar comisiones especiales es una aplicación del
principio del juez natural.
c) Ley anterior: ¨Ningun habitante… puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al
hecho del proceso¨. Sabemos que el individuo debe ser sometido a un juicio previo ante el juez
natural; ahora agregamos que ese juicio y la respectiva sentencia, deben fundarse en una ley
anterior al hecho que motiva el proceso. Por ejemplo: si en el año 2004 el Congreso dicta una ley
que prohíbe matar vacas, no se me puede condenar por haber matado una vaca en el 2003. En el
principio de ley anterior subyacen, a su vez, otros dos principios fundamentales:
• El principio de legalidad o reserva
• El principio de irretroactividad de las leyes.
El principio de legalidad o reserva surge de la segunda parte del art. 19: ¨Ningun habitante de la
Nación será obligado a hacer lo que no mande la ley, ni privado de lo que ella no prohibe¨. De modo
que, si en el momento en que el individuo cometió el acto, este no estaba prohibido por la ley, era
un acto permitido y por lo tanto el sujeto no podrá ser castigado por su comisión.
El principio de irretroactividad de la ley significa que, en principio, las leyes rigen para el futuro y
no pueden aplicarse a hechos ocurridos antes de su sanción, es decir, no pueden aplicarse en forma
retroactiva. De modo que si alguien comete hoy un hecho que no es delito, y mañana una ley lo
sanciona como delito, no se puede castigar a ese individuo por aplicación de esa nueva ley, porque
no es anterior sino posterior al hecho cometido. También aquí notamos la aplicación del principio
de reserva del art.19, ya que no se puede castigar a nadie por un hecho que en el momento de
cometerse no estaba prohibido o no tenia castigo. (como en el ejemplo de matar vacas)
En materia penal, sin embargo, se admite la aplicación retroactiva de una ley, cuando es mas
benigna que la que regia al tiempo de cometerse el hecho. Ej: si hoy alguien comete un hecho que
es delito y mañana se sanciona una ley que considera que ya no es delito, se le aplica esta ley
posterior porque es mas benigna, mas beneficiosa al imputado.
En materia civil, recordemos que las leyes tampoco tienen efecto retroactivo, sean o no de orden
publico, salvo que la propia ley establezca su retroactividad. Sin embargo, aun cuando la ley
establezca que es retroactiva, la retroactividad en ningún caso podrá afectar derechos amparados
por garantías constitucionales.
e) No declaración contra si mismo: ¨…Nadie puede ser obligado a declarar contra si mismo…¨y ¨…
quedan abolidos para siempre… toda especie de tormento y los azotes¨. Efectivamente, admitir que
alguien pueda ser azotado o atormentado, y que por estos u otros medios de coacción (sean físicos
o bien psíquicos, como las amenazas), se le obligue a declarar contra si mismo, implicaría atentar
contra el principio de defensa en juicio.
Derecho a la juridisccion.- La garantía del debido proceso se encuentra comprendida dentro de
un derecho aun mas amplio, denominado ¨Derecho a la juridisccion¨. Este comprende:
1) Derecho de recurrir al órgano judicial
2) Derecho de defensa en juicio (ej: presentar las pretensiones ante el juez, presentar pruebas, etc.)
3) Derecho a obtener una sentencia justa, fundada y oportuna.
4) Derecho a ejecutar la sentencia (hacerla cumplir). Otras garantías del art. 18.-
SUMILLA: El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la detención arbitraria
y posterior muerte del joven Walter David Bulacio. Asimismo, la falta de investigación, dilación
indebida y sanción de los responsables de los hechos
PALABRAS CLAVES: Derecho a la integridad personal, Derecho a la vida, Derechos de los niños y las
niñas, Garantías judiciales, Libertad personal, Protección judicial, Responsabilidad internacional del
Estado
El 19 de abril de 1991, la Policía Federal Argentina realizó una detención colectiva, la cual
comprendió al joven Walter David Bulacio, de 17 años de edad, quien murió el 26 de abril de 1991.
Los procesos judiciales iniciados por los familiares fueron dilatados y obstaculizados de tal manera
que a la fecha no existe un pronunciamiento firme por parte de las autoridades judiciales.
Los hechos sucedidos, así como la impunidad por la falta de resolución del caso han ocasionado a la
familia de Walter David Bulacio daños materiales e inmateriales.
Fundamentos
Artículo 4 (Derecho a la Vida): La Corte considera que se habría violado el derecho a la vida en
perjuicio del joven Walter Bulacio puesto que el Estado, a pesar de encontrarse en posición de
garante, no observó un apropiado ejercicio del deber de custodia.
Artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal): Se considera que el joven Walter Bulacio fue objeto de
golpes por parte de agentes de la policía, y que fuera sometido a malos tratos.
Artículo 19 (Derechos del Niño): Que se considera por ´niño´ a toda persona que no ha cumplido los
18 años, por lo que Walter David Bulacio, al tener 17 años de edad, se encuentra comprendido en el
campo de protección de dicho derecho. Así, cuando se trata de la protección de los derechos de los
niños, rige el principio de interés superior del niño, que implica, entre otras cosas, que es
indispensable separar a los niños de los detenidos adultos, que las personas encargadas de los
centros de detención de niños infractores o procesados estén suficientemente capacitadas para su
desempeño.
Asimismo, la Corte sostiene que el derecho de establecer comunicación con terceros, para la
asistencia o defensa, cobra especial significado y se corresponde con la obligación del propio Estado
de comunicar inmediatamente la detención de el menor, aún cuando este no lo haya solicitado.
Además, que en relación a los menores, el Estado se encuentra en condición de garante, lo que
implica que se encuentra obligado a prevenir situaciones que puedan conducir por acción u omisión
a la afectación del niño. Delimitado el derecho, la Corte considera que el Estado contravino los
derechos del niño por cuanto el Memorando 40 facultaba a los policías para decidir si se notificaba o
no al juez de menores respecto de los niños detenidos. Considera que siendo que el joven Walter
Bulacios fue detenido en buen estado de salud y posteriormente murió, recae en el Estado la
obligación de proveer una explicación satisfactoria y convincente de los sucedido y desvirtuar las
alegaciones sobre su responsabilidad.
Artículos 8 (Garantías Judiciales) y 25 (Protección Judicial): La Corte consideró que existe una
vulneración al derecho a la protección judicial y a las garantías judiciales siempre que no se habría
informado inmediatamente al juez de menores la detención del joven Walter Bulacio. Asimismo el
Estado violó dichos derechos en perjuicio de la familia del joven Walter Bulacio, al no haberles
provisto de un recurso judicial efectivo para esclarecer las causas de la detención y muerte del joven,
sancionar a los responsables y reparar el daño. En efecto, al ser que la defensa del imputado en el
juicio promovió una extensa gama de articulaciones y recursos los cuales habrían impedido que el
proceso pudiera avanzar hasta su culminación natural, lo que dio lugar a que se opusiera la
prescripción penal. Que en tanto aquella forma de ejercer los medios otorgados por la ley fuera
tolerada por el órgano jurisdiccional, éste habría olvidado su función de asegurar, en tiempo
razonable, el derecho de la víctima o sus familiares a saber la verdad de lo sucedido y que se
sancione a los responsables.
De esta manera, la Corte establece que el derecho a la tutela judicial efectiva exige a los jueces que
dirijan el proceso de modo de evitar que dilaciones y entorpecimientos indebidos, conduzcan a la
impunidad, frustrando la debida protección de los derechos humanos.
Puntos Resolutivos
Se decide admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por el Estado, y
declara la violación de los derechos a la vida, a la integridad personal, a la libertad personal, a los
derechos del niño, a las garantías judiciales y a la protección judicial.
Reparaciones
1. El Estado debe proseguir y concluir la investigación de los hechos del presente caso, y sancionar a
los responsables de los mismos. De igual modo, el Estado deberá divulgar los resultados de las
investigaciones.
2. El Estado debe garantizar que no se repitan los hechos como los del presente caso, por lo que
deberá adoptar las medidas legislativas y de cualquier otra índole que sean necesarias para adecuar
el ordenamiento a las normas internacionales de derechos humanos.
3. El Estado debe publicar en el Diario Oficial, por una sola vez, la parte referida al Reconocimiento
de Responsabilidad Internacional y Solución Amistosa, así como la parte resolutiva de esta Sentencia.
4. El Estado deberá pagar un monto por concepto de indemnizaciones por daño material e
inmaterial, así como el reintegro de costas y gastos dentro del plazo de seis meses contado a partir
de la notificación de la sentencia.
SUMILLA: El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por las violaciones al debido
proceso en el caso de tenencia de Leonardo Fornerón con respecto a su hija biológica M.
PALABRAS CLAVES: Derechos de los niños y las niñas, Familia, Garantías judiciales y procesales,
Protección judicial
El 16 de junio de 2000 nació M, hija de Diana Elizabeth Enríquez y del señor Fornerón. Al día
siguiente la señora Enríquez entregó a su hija en guarda provisoria con fines de adopción al
matrimonio B-Z, en presencia del Defensor de Pobres y Menores Suplente de la ciudad de Victoria,
quien dejó constancia de ello en un acta formal.
Fornerón no tuvo conocimiento del embarazo, sino hasta avanzado el mismo y, una vez enterado de
ello, preguntó varias veces a la señora Enríquez si él era el padre, lo cual fue negado por la madre en
toda ocasión. Tras el nacimiento de M, y ante las dudas sobre el paradero de la niña y sobre su
paternidad, Fornerón acudió ante la Defensoría de Pobres y Menores, manifestando que deseaba, si
correspondía, hacerse cargo de la niña. Por su parte, la señora Enríquez manifestó ante la Defensoría
que Fornerón no era el padre de la niña. Un mes después del nacimiento de M, Fornerón reconoció
legalmente a su hija.
El 11 de julio de 2000, la Fiscalía solicitó al juez de instrucción la adopción de medidas previas ante la
incertidumbre sobre el destino de la niña y las contradicciones en que había incurrido la madre,
señalando que no se podía descartar que se hubiera cometido un delito correspondiente a la
supresión y a la suposición del estado civil y de la identidad. Si bien el fiscal y el juez a cargo de la
investigación establecieron la existencia de indicios de que M habría sido entregada por su madre a
cambio de dinero, el juez de instrucción ordenó en dos oportunidades el archivo de la investigación
penal, dado que a su criterio los hechos relativos a la alegada venta de la niña no encuadraban en
ninguna figura penal. Finalmente, la Cámara en lo Criminal de Gualeguay confirmó el archivo de la
causa.
Por otra parte, el 1° de agosto de 2000 el matrimonio B-Z solicitó la guarda judicial de M. En el
procedimiento judicial sobre la guarda, Fornerón fue llamado a comparecer ante el juez, manifestó
en todo momento su oposición a la guarda y requirió que la niña le fuera entregada. Asimismo, se
practicó una prueba de ADN que confirmó su paternidad. Posteriormente, el juez ordenó la práctica
de una pericia psicológica, la cual concluyó que “el traspaso de [la] familia a la que reconoce […] a
otra a la que desconoce” sería sumamente dañino psicológicamente para la niña.
El 17 de mayo de 2001, el juez de primera instancia otorgó la guarda judicial de la niña al matrimonio
B-Z e indicó que se podría instrumentar en un futuro un régimen de visitas para que el padre pudiera
mantener contacto con la niña. Recurrió la sentencia, y esta fue revocada en apelación dos años
después de la interposición del recurso, tras la práctica de medidas probatorias que habían sido
omitidas en primera instancia.
Previo a analizar los procesos mencionados, corresponde valorar las acciones del Estado para
alcanzar una solución amistosa en el presente caso y aquellas destinadas a lograr el establecimiento
de vínculos entre el señor Fornerón y su hija, las cuales incluyeron a diversas autoridades. Asimismo,
el Tribunal toma nota de lo informado por el Estado sobre pronunciamientos de diversas autoridades
nacionales respecto del presente caso. Entre otros, el entonces Ministro de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos de la Nación sostuvo que el presente “se trata de un caso paradigmáticamente
grave, con una reprochable conducta de funcionarios judiciales quien[es] en vez de proteger y
reparar la violación de los derechos de una niña y su progenitor, optaron por dilatar el proceso y
fabricar un contexto fáctico irreversible que luego les sirvió de fundamento para su decisión”.
Esta Corte ha examinado las alegadas violaciones a los derechos a las garantías judiciales, a la
protección judicial, a la protección a la familia y a los derechos del niño a la luz del corpus
juris internacional de protección de los niños y niñas, el cual debe servir para definir el contenido y
los alcances de las obligaciones internacionales asumidas por el Estado. Asimismo, recuerda los
criterios establecidos en su jurisprudencia y, entre otras consideraciones, afirma que el disfrute
mutuo de la convivencia entre padres e hijos constituye un elemento fundamental en la vida de
familia. En este sentido, el niño debe permanecer en su núcleo familiar, salvo que existan razones
determinantes, en función del interés superior de aquEl, para optar por separarlo de su familia. En
todo caso, la separación
debe ser excepcional y, preferentemente, temporal.
La determinación del interés superior del niño, en casos de cuidado y custodia de menores de edad,
se debe hacer a partir de la evaluación de los comportamientos parentales específicos y su impacto
negativo en el bienestar y desarrollo del niño según el caso, los daños o riesgos reales, probados y no
especulativos o imaginarios, en el bienestar del niño. Por tanto, no pueden ser admisibles las
especulaciones, presunciones, estereotipos o consideraciones generalizadas sobre características
personales de los padres o preferencias culturales respecto de ciertos conceptos tradicionales de la
familia.
El mero transcurso del tiempo en casos de custodia de menores de edad puede constituir un factor
que favorece la creación de lazos con la familia tenedora o acogedora. Por ende, la mayor dilación en
los procedimientos, independientemente de cualquier decisión sobre la determinación de sus
derechos, podía determinar el carácter irreversible o irremediable de la situación de hecho y volver
perjudicial para los intereses de los niños y, en su caso, de los padres biológicos, cualquier decisión al
respecto.
De acuerdo con lo alegado por la Comisión Interamericana y por las representantes, corresponde
analizar si los procedimientos internos de guarda judicial y de régimen de visitas cumplieron con el
requisito de plazo razonable de conformidad con el art. 8.1 de la Convención. El derecho de acceso a
la justicia debe asegurar la determinación de los derechos de la persona en un tiempo razonable, y la
falta de razonabilidad en el plazo constituye, en principio, por sí misma, una violación de las garantías
judiciales. Corresponde analizar los siguientes elementos para determinar la razonabilidad del plazo:
a) complejidad del asunto; b) actividad procesal del interesado; c) conducta de las autoridades
judiciales, y d) afectación generada en la situación jurídica de la persona involucrada en el proceso.
Diversas autoridades internas, como la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia y dos Ministros
de Justicia y Derechos Humanos de la Nación se refirieron, entre otros aspectos, a la dilación en que
incurrieron las autoridades judiciales de la Provincia de Entre Ríos. Incluso, dos jueces del Superior
Tribunal de Entre Ríos que intervinieron en el proceso de guarda se pronunciaron sobre la dilación
del proceso. Por lo tanto, esta Corte llega a la conclusión de que la duración total de los
procedimientos de guarda judicial y de régimen de visitas, de más de tres y diez años,
respectivamente, sobrepasaron excesivamente un plazo que pudiera considerarse razonable en los
procedimientos analizados relativos a la guarda de la niña y al régimen de visitas con su padre.
Adicionalmente, se ha violado el derecho a un recurso efectivo, dado que los recursos judiciales
interpuestos por Fornerón no cumplieron con dar una respuesta efectiva e idónea para proteger su
derecho y el de su hija M a la protección de la familia. Además, en cuanto a este último derecho,
entre otros argumentos, se llega a la conclusión de que el Estado no observó el requisito de legalidad
de la restricción al derecho de protección de la familia ni el requisito de excepcionalidad de la
separación de padres e hijos, al no tener en cuenta el juez que otorgó la guarda judicial y posterior
adopción la voluntad de Fornerón de cuidar y no continuar separado de su hija, ni determinó la
existencia de algunas de las circunstancias excepcionales establecidas en la Convención sobre los
Derechos del Niño que hubieran permitido, excepcionalmente, la separación del padre de su hija.
El derecho del niño a crecer con su familia de origen es de fundamental importancia y resulta uno de
los estándares normativos más relevantes derivados de los arts. 17 y 19 de la Convención, así como
de los arts. 8, 9, 18 y 21 de la Convención sobre los Derechos del Niño. De allí que el derecho a la
familia de todo niño y niña es, principalmente, a su familia biológica, la cual incluye a los familiares
más cercanos, la que debe brindar la protección al niño y, a su vez, debe ser objeto primordial de
medidas de protección por parte del Estado. En consecuencia, a falta de uno de los padres, las
autoridades judiciales se encuentran en la obligación de buscar al padre o madre u otros familiares
biológicos.
Finalmente, esta Corte llega a la conclusión de que Argentina no cumplió con su obligación de
adoptar disposiciones de derecho interno al no tipificar la “venta” de un niño o niña. De la lectura
conjunta del art. 19 de la Convención y 35 de la Convención sobre los Derechos del Niño, surge que
esta última norma precisa y determina el contenido de algunas de las “medidas de protección”
aludidas en el art. 19 de la Convención, entre otras, la obligación de adoptar todas las medidas de
carácter nacional necesarias para impedir la “venta” de niños cualquiera sea su fin o forma. La
sanción penal es una de las vías idóneas para proteger determinados bienes jurídicos, y la entrega de
un niño o niña a cambio de remuneración o de cualquier otra retribución afecta claramente bienes
jurídicos fundamentales tales como su libertad, su integridad personal y su dignidad, resultando uno
de los ataques más graves contra un niño o niña, respecto de los cuales los adultos aprovechan su
condición de vulnerabilidad. Al momento de los hechos, el Estado no impedía penalmente la entrega
de un niño o niña a cambio de dinero. La “venta” de un niño o niña no estaba impedida o prohibida
penalmente sino que se sancionaban otros supuestos de hecho, como por ejemplo, el ocultamiento
o supresión de la filiación. Dicha prohibición no satisface lo establecido por el art. 35 de la
Convención sobre los Derechos del Niño de adoptar todas las medidas necesarias para impedir la
“venta” de niños cualquiera sea su forma o fin. La obligación de adoptar todas las medidas para
impedir toda “venta”, incluyendo su prohibición penal, se encontraba vigente desde el momento en
que Argentina ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño en 1990.
1. El Estado es responsable por la violación de los derechos a las garantías judiciales y a la protección
judicial consagrados en los arts 8.1 y 25.1 de la Convención, en relación con los arts 1.1 y 17.1 de la
misma, en perjuicio de Fornerón y de su hija M, así como en relación con el art. 19 del mismo
instrumento en perjuicio de esta última.
LIBERTAD DE EXPRESION
Esta forma parte de los derechos humanos de las personas y está protegida por la Declaración
Universal de 1948 y las leyes de todos los Estados democráticos.
Esta libertad supone que todos los seres humanos tienen derecho de expresarse sin ser hostigados
debido a lo que opinan. Representa la posibilidad de realizar investigaciones, de acceder a la
información y de transmitirla sin barreras.
La expresión nunca debe ser objeto de censura previa: en cambio, puede regularse a partir de
la responsabilidad ulterior. Esto supone que, con la libertad de expresión, no se puede impedir que
una persona se exprese, pero sí se la puede penar por sus mensajes. Por ejemplo: un periodista
planea denunciar en un programa de TV la corrupción de un funcionario. Este último intenta detener
la emisión del espectáculo pero el primero, amparado por su derecho a decir lo que piensa, logra
difundir los contenidos. Sin embargo, la Justicia demuestra que la información es falsa y el periodista
debe, finalmente, enfrentar cargos por calumnias e injurias.
El derecho a la libertad de expresión, por lo tanto, no es absoluto. La legislación suele prohibir que
una persona incite a la violencia o al delito, que haga una apología de la discriminación y el odio o
que estimule una guerra. En un país con libertad de expresión no se puede promover el rechazo
racial o incentivar los asesinatos.
La libertad de expresión está vinculada a la libertad de prensa, que es la garantía de transmitir
información a través de los medios de comunicación social sin que el Estado pueda ejercer un
control antes de la emisión.
El derecho a la libertad de expresión está garantizado por numerosos tratados globales y regionales
de derechos humanos, como así también por el derecho internacional consuetudinario. Sin embargo,
está diversidad de fuentes no se traduce en una diversidad de ideas acerca de lo que significa el
derecho: la libertad de expresión es un derecho universal, de manera que su significado es
mayormente el mismo en cada tratado. Cualquier diferencia se refiere mayormente a la manera de
hacerlo cumplir.
La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) contiene, en su Artículo 19, la primera y más
extensamente reconocida enunciación del derecho a la libertad de expresión:
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no
ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La DUDH no es un tratado vinculante sino una resolución recomendatoria adoptada por la Asamblea
General de la ONU. No obstante, con el transcurso del tiempo y la aceptación universal, gran parte
de la DUDH ha alcanzado el rango de derecho internacional consuetudinario, incluyendo el Artículo
19, y es en consecuencia vinculante para todos los Estados.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) fue redactado para elaborar la DUDH y
contiene una enunciación más detallada pero muy similar respecto a la libertad de expresión
(también en su Artículo 19):
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea
oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su
elección.
El 15 de enero de 1999 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sometió ante la Corte una
demanda contra la República de Chile. La Comisión presentó el caso con el fin de que la Corte
decidiera si hubo violación, por parte del Estado, de los artículos 13 (Libertad de Pensamiento y de
Expresión) y 12 (Libertad de Conciencia y de Religión) de la Convención Americana de Derechos
Humanos. Asimismo, la Comisión solicitó a la Corte que, como consecuencia de las supuestas
violaciones de estos artículos, declare que Chile incumplió los artículos 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno) de la misma. Según la
demanda, los afectados fueron: Juan Pablo Olmedo Bustos, Ciro Colombara López, Claudio Márquez
Vidal, Alex Muñoz Wilson, Matías Insunza Tagle y Hernán Aguirre Fuentes2 , por “la censura judicial
impuesta a la exhibición cinematográfica de la película „La Última Tentación de Cristo‟. La Comisión
solicitó a la Corte que el Estado chileno autorice la exhibición de la película; adecúe sus normas
constitucionales y legales a los estándares de libertad de expresión de la Convención para eliminar la
censura previa de las producciones cinematográficas y su publicidad; asegure que los órganos de
poder público ejerzan los derechos de libertad de expresión y se abstengan de imponer censura
previa; repare a las víctimas del daño sufrido; y, efectúe el pago de gastos incurridos para litigar en el
caso tanto en el ámbito interno como ante la Comisión y la Corte Interamericana. La Corte para
analizar el caso tomó en consideración las pruebas aportadas por la Comisión; el Estado no presentó
pruebas pues su escrito de contestación de la demanda fue rechazado por ser extemporáneo. Por
otro lado, la Corte recibió las declaraciones de dos testigos y cinco peritos, dos propuestos por la
Comisión y tres convocados por la Corte. Con el análisis de las pruebas, la Corte comprobó que el
artículo 19 número12 de la Constitución Política de Chile de 1980 establecía un sistema de censura
para la exhibición y publicidad de la producción cinematográfica; que en 1988 el Consejo de 1
Película (1988) inspirada en la novela de Nikos Kazantzakis “La Última Tentación de Cristo”, que narra
la vida de Jesús de Nazaret de acuerdo a lo escrito en los Evangelios. La Trama cambia al momento
de la crucifixión de Cristo pues un ángel lo salva para que tenga una vida junto a María Magdalena. 2
En 1997 la Comisión recibió en su Secretaría una denuncia interpuesta por Abogados en
representación de los afectados quienes se consideraron como víctimas por impedírseles ver una
película de carácter artístico y formar su propio juicio sobre el contenido de la misma. Calificación
Cinematográfica rechazó la exhibición de la película y en 1996 revisó la prohibición y la autorizó para
mayores de edad; posteriormente, en 1997 ante un Recurso de Protección, presentado por un grupo
de personas a nombre de Jesucristo y de la Iglesia Católica, la Corte de Apelación aceptó el recurso y
dejó sin efecto la resolución administrativa, lo que fue Confirmado por la Corte Suprema de Chile. La
Comisión en lo principal alegó que la prohibición de la exhibición de la película, violó el artículo 13
de la Convención, ya que éste señala que el ejercicio de la libertad de pensamiento y de expresión no
puede estar sujeto a la censura previa que fue impuesta a la película porque resultaba ofensiva a la
figura de Jesucristo a su honor y su reputación. Indicó también, que las responsabilidades ulteriores
sólo proceden de manera restringida cuando fuere necesario para asegurar el respeto de los
derechos o la reputación de otros como “garantía de la libertad de pensamiento evitando que ciertas
personas, grupos, ideas o medios de expresión queden a priori excluidos del debate público”. En este
caso se censuró la obra cinematográfica en forma previa a su exhibición. Por otro lado, el Estado
argumentó que el Gobierno no compartía con la decisión de la Corte Suprema de Chile en el sentido
de dar preferencia al derecho a la honra sobre el derecho a la libertad de expresión y que se
trabajaba, en ese entonces, en una reforma constitucional. La Corte, sobre esto, consideró que
quienes están bajo la protección de la Convención tienen no sólo el derecho y la libertad de expresar
su propio pensamiento, sino también el derecho y la libertad de buscar, recibir y difundir
informaciones e ideas de toda índole; esto contiene una dimensión individual, pues nadie puede ser
arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representarlo a
través de cualquier medio que considere adecuado; y, una dimensión social, que implica un derecho
colectivo a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno. Con
respecto a la censura previa, la Corte explicó que, se aplica en el caso de los espectáculos públicos
pero únicamente con el fin de regular el acceso a ellos, para la protección moral de la infancia y la
adolescencia. En todos los demás casos, cualquier medida preventiva implica el menoscabo a la
libertad de pensamiento y de expresión. En cuanto al artículo 12 de la Convención, la Comisión alegó
que los órganos del Poder Judicial prohibieron la exhibición de la película basados en que la visión de
los personajes presentada en la obra no se adecuaba a los estándares que, en su opinión, deberían
haberse tenido en cuenta para describirlos, lo que evitaba que cada persona forme su propio criterio
mirando la obra; y, constituía una interferencia ilegítima al derecho de mantener o cambiar las
propias convicciones o creencias; mientras que, el Estado dijo que las conductas que la libertad de
conciencia y de religión contiene son las de conservar la religión, cambiarla, profesarla y divulgarla,
lo que no se veía afectado con la prohibición de ver una película. Sobre este punto, la Corte estuvo
de acuerdo con el Estado y concluyó que no existió prueba alguna que acredite la violación de
ninguna de las libertades consagradas en este artículo. En cuanto al incumplimiento de los artículo
1.1 y 2 de la Convención, la Comisión indicó que Chile debió tomar las medidas para dictar las
normas constitucionales y legales pertinentes a fin de revocar el sistema de censura previa sobre las
producciones cinematográficas y su publicidad y adecuar su legislación interna a la Convención.
Señaló que las resoluciones de los tribunales de justicia generan responsabilidad internacional del
Estado, en este caso, los tribunales no tomaron en consideración lo señalado en la Convención, aún
cuando la Constitución Política reconocía como límite de la soberanía el respeto de los derechos
esenciales que emanan de los tratados internacionales. Por su parte el Estado alegó que un acto del
Poder Judicial contrario al derecho internacional puede generar responsabilidad internacional del
Estado siempre y cuando exista el beneplácito del órgano encargado de las relaciones
internacionales, que es el Poder Ejecutivo, lo que no se dio en el presente caso. La Corte consideró
que en el derecho de gentes, una norma consuetudinaria prescribe que un Estado que ha ratificado
un tratado de derechos humanos debe introducir en su derecho interno las modificaciones
necesarias para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones asumidas. La Convención establece
la obligación de cada Estado de adecuar su derecho interno a las disposiciones de dicha Convención,
para garantizar los derechos en ella consagrados. Por otro lado, la Corte valoró y destacó la iniciativa
del Gobierno de presentar un proyecto de reforma a la Constitución para eliminar la censura
cinematográfica. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos A la luz de todas las
consideraciones precedentes, la Corte declaró que el Estado violó el derecho a la libertad de
pensamiento y de expresión consagrado en el artículo 13 de la Convención Americana. Sobre el
artículo 12, La Corte resolvió que la prohibición de la exhibición de la película “La Última Tentación
de Cristo” no privó o menoscabó a ninguna persona su derecho de conservar, cambiar, profesar o
divulgar, con absoluta libertad, su religión o sus creencias por lo tanto el Estado no violó el derecho a
la libertad de conciencia y de religión. La Corte concluyó que el Estado incumplió los deberes
generales de respetar y garantizar los derechos protegidos por la Convención y de adecuar el
ordenamiento jurídico interno a las disposiciones de ésta, consagrados en los artículos 1.1 y 2, por lo
que dispuso que Estado modifique su ordenamiento jurídico interno, en un plazo razonable, con el
fin de suprimir la censura previa para permitir la exhibición de la película “La Última Tentación de
Cristo”. En cuanto al reembolso de los gastos generados en todo el proceso la Corte, sobre una base
equitativa, estimó dichos gastos en una cantidad total de US$ 4.290.
FALLO KIMEL VS ARGENTINA
VICTIMA: Kimel Eduardo
SUMILLA: El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la condena a Eduardo
Kimel por el delito de calumnia debido a la publicación de un libro.
Eduardo Kimel, un periodista, escritor e investigador histórico, publicó el libro relacionado con la
historia política argentina "La masacre de San Patricio", en el que expuso el resultado de su
investigación sobre el asesinato de cinco religiosos en 1976. El libro criticó la actuación de las
autoridades encargadas de la investigación, entre ellas un juez.
El 28 de octubre de 1991 el juez mencionado por Kimel promovió una querella criminal en su contra
por el delito de calumnia.
Kimel fue condenado por la Sala IV de la Cámara de Apelaciones a un año de prisión y multa de
veinte mil pesos por el delito de calumnia.
Su caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la que concluyó en 2007 que:
La crítica realizada por Kimel estaba relacionada con temas de notorio interés público, se refería a un
juez en relación con el desempeño de su cargo y se concretó en opiniones que no entrañaban la
imputación de delitos.
La Corte observa que Kimel realizó una reconstrucción de la investigación judicial de la masacre y, a
partir de ello, emitió un juicio de valor crítico sobre el desempeño del Poder Judicial durante la
última dictadura militar en Argentina. Considera que Kimel no utilizó un lenguaje desmedido y su
opinión fue construida teniendo en cuenta los hechos verificados por el periodista.
Las opiniones vertidas por Kimel no pueden considerarse ni verdaderas ni falsas. Como tal, la opinión
no puede ser objeto de sanción, más aún cuando se trata de un juicio de valor sobre un acto oficial
de un funcionario público en el desempeño de su cargo.
La Corte concluye que la afectación a la libertad de expresión de Kimel fue manifiestamente
desproporcionada, por excesiva, en relación con la alegada afectación del derecho a la honra.
El Tribunal considera que el Estado Argentino violó el derecho a la libertad de expresión consagrado
en la Convención Americana en perjuicio del señor Kimel.
DISCRIMINACION
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del
país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente,
como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra
limitación de soberanía. (Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 2)
Este concepto es el fundamento básico de lo que significa el principio de igualdad. Todos debemos
ser tratados por igual, independientemente de nuestras diferencias. Es así como el trato desigual
entre personas constituye lo que se conoce comúnmente como discriminación, a pesar de que, como
veremos más adelante, no todo trato desigual es automáticamente incorrecto o rechazado por los
defensores de los derechos humanos.
Para llegar a un concepto práctico de la discriminación, habrá que identificar qué no es
discriminación para deducir la acepción más apropiada del término, que abarque, sino todas, la
mayoría de las circunstancias en que puede tomar lugar. Para lograr con éxito este ejercicio, habrá
que comenzar por analizar qué características del ser humano son susceptibles de discriminación.
Los seres humanos tenemos dos tipos de características: aquéllas que son naturales o inherentes a
nosotros como personas desde que nacemos y aquéllas que son aprendidas o adquiridas cuando ya
tenemos uso de razón o nos podemos valer por nosotros mismos.
Aprendidas o adquiridas
Religión
Opinión
Cultura
Idioma
Posición económica (pobreza/riqueza)
Capacidad o salud mental y motora
Preferencia sexual
Identidad de género
Otras
Aquéllas características naturales o inherentes son las que tendremos en nuestra vida hasta que
dejemos de existir y que no podemos hacer nada por cambiarlas porque forman parte de nuestro
ser, como es la edad, el sexo, el origen o lugar donde nacimos, etc., salvo que por avances
extraordinarios de la tecnología, dentro de poco también podamos modificarlas. Las
características aprendidas o adquiridas, por el contrario, sí podemos cambiarlas con relativa
facilidad, y no forzosamente serán rígidas o inflexibles, por ejemplo, la opinión, la religión, el idioma,
etc.
Nótese que la capacidad o salud mental y motora puede ser alterada antes de nacer por alguna
anormalidad genética, o después de nacer, a raíz de una fuerte enfermedad o un accidente. También
es todavía muy discutido si la preferencia sexual y la identidad de género son características que la
persona adquiere antes o después de nacida, razón por la cual, estas características recién descritas
se encuentran ubicadas en ambas categorías.
Ahora bien, la discriminación que pueda darse contra los distintos seres humanos puede ser formal
o informal, es decir, prohibida o permitida. Para el caso, todos los días, de una u otra forma, los
seres humanos discriminamos a otros en nuestras actividades diarias. Por ejemplo, contratamos a
una persona con más logros académicos o profesionales que otra, desaprobamos créditos bancarios
de aquéllos aplicantes que no tienen suficientes bienes con qué respaldar el préstamo, aceptamos
en las escuelas o universidades privadas a los más sobresalientes, reprobamos a los alumnos que no
demuestran conocimiento de la clase, etc.; sin embargo, ninguna de estas actividades es prohibida o
incorrecta porque forma parte del desenvolvimiento natural de las relaciones sociales y no
constituyen discriminación formal o negativa. Lo que sí entra en la esfera de lo prohibido al
momento de discriminar es todo aquello que hagamos en detrimento de otro, pero en relación a sus
características como persona, como ser humano, que conlleve detrimento, humillación, demérito u
ofensa en su perjuicio. Por ejemplo, si contratamos a una persona sólo por su apariencia física y
excluimos a los demás por obesos, desaprobamos créditos bancarios porque el aplicante es
de piel oscura, aceptamos en las escuelas o universidades privadas sólo a personas de origen
hondureño, prohibiendo la matrícula a extranjeros, reprobamos a los alumnos por ser ateos, etc.
No siempre la discriminación se da contra grupos de personas. También se puede dar contra un
solo individuo, pero considerándolo siempre como parte de un grupo de personas que tienen
características humanas que dan lugar al rechazo, como por ejemplo su edad, su color de piel, el
lugar donde nacieron, etc. Ahora bien, si yo rechazo a mi compañero de trabajo porque le dieron un
ascenso que yo merecía, eso no es discriminación formal porque su ascenso no es una característica
inherente a él como ser humano, ni tampoco lo rechazo por formar parte de un grupo de personas
que menosprecio.
Tampoco habrá que confundir la exclusión con la discriminación. La exclusión consiste en que el
Estado aísla a ciertos grupos sociales mediante el descuido intencional o negligente de sus derechos
humanos, que los pone en una evidente situación de desventaja social. La discriminación, además
de la exclusión que presupone y que puede ser cometida tanto por el Estado como por la sociedad,
se manifiesta con desprecio, odio, rechazo, ofensas, agresión, demérito o invisibilidad de
capacidades y/o un trato despectivo contra un grupo social determinado. Es así como podemos
afirmar entonces, que los niños y niñas o los pobres son grupos excluidos pero no discriminados en
Honduras, porque la sociedad en general no desprecia a los niños y niñas ni odia a los pobres, a
diferencia de los homosexuales o las mujeres que sí son excluidos(as) y discriminados(as) (homofobia
y machismo).
También, para encontrar mayor sentido al concepto de discriminación, es importante notar que los
derechos humanos debemos respetarlos todos pero es el Estado el que debe garantizarlos. Esto
quiere decir, por ejemplo, que yo como individuo debo respetar la diversidad de extranjeros que
residen en la sociedad hondureña y sus derechos, pero es el Estado el que debe idear políticas,
aprobar leyes y poner en práctica medidas que prohíban la discriminación contra personas por razón
de su nacionalidad u origen. Esto implica que aunque no hayan leyes de discriminación por razón
de nacionalidad u origen en Honduras, una empresa privada no puede anunciar ofertas
de empleo sólo para hondureños sin una justificación válida, porque existe el principio constitucional
de igualdad ante la ley y no discriminación, así como los tratados y convenios internacionales
ratificados por Honduras que forman parte del derecho interno. Es así entonces como la ausencia de
políticas estatales o de leyes aprobadas, no puede utilizarse como excusa para discriminar a otros.
Claro está que el principio de no discriminación no es absoluto. Habrá casos en que
una empresa necesite contratar personas con ciertas características para una actividad en particular,
como por ejemplo, mujeres delgadas para un modelaje en pasarela, situación que no podrá dar lugar
a quejas por discriminación de hombres o mujeres obesos por ejemplo. Así también,
habrá organizaciones que se dediquen a otorgar becas a estudiantes de un país exclusivamente, por
encontrarse estos en reconocida desventaja frente a nacionales de otros países más competitivos.
Sin embargo, estas justificaciones siempre estarán sujetas al control de los tribunales de justicia que
tendrán la última palabra en la definición de los parámetros de la no discriminación.
Únicamente con el objetivo de lograr la igualdad entre grupos sociales, a veces se dan circunstancias
en que el Estado sí puede permitir la discriminación. Existen casos en los que se discrimina a un
grupo de personas para compensar la desventaja en que se encuentra otro grupo de personas en
uno o varios aspectos de sus vidas. Por ejemplo, leyes que ponen cuotas de contratación de mujeres
en las empresas conformadas esencialmente por hombres, excluyendo a estos últimos de la
posibilidad de optar a esas plazas. También existen leyes que ponen cuotas de aceptación de
extranjeros en las universidades conformadas principalmente por nacionales, que no podrán optar a
esos espacios. Estas medidas son muy controvertidas pero para que estén en consonancia con las
directrices de los organismos internacionales protectores de los derechos humanos, deben ser
temporales, integrales, separar por mérito y no deben discriminar injustificadamente, siendo
pertinentes al objetivo único y específico de lograr la igualdad. Algunos autores opinan que el
objetivo de estas medidas no debe ser la igualdad de resultados, como decir, 50 hombres y 50
mujeres, sino más bien la igualdad de oportunidades, independientemente del resultado.
En conclusión entonces, podemos decir que la discriminación negativa, es decir, la que está
prohibida, debe cumplir con los siguientes presupuestos:
1. Que exista un rechazo, despectivo, expreso o tácito, por acción u omisión, del Estado o de
cualquier persona contra otra u otras.
2. Que el rechazo se dirija contra una característica natural o adquirida del ser humano (edad,
sexo, raza, religión, opinión, cultura, idioma, apariencia física, etc.)
3. Que la víctima forme parte de un grupo vulnerable de personas discriminadas o
"discriminables", es decir, que tienen características naturales y/o adquiridas que dan lugar al
rechazo en determinadas circunstancias históricas, particulares de una sociedad.
4. Que no exista una justificación legal para discriminar a esa persona o grupo de personas
(acción afirmativa, discriminación informal).
Hay varios tipos de discriminación dependiendo si se analiza desde el punto de vista de quién
discrimina (autor) o de la forma en que se discrimina. Para el caso, según el autor de la
discriminación, podemos hablar de discriminación cometida por personas naturales o por personas
jurídicas, por agentes del Estado o por particulares, o por instituciones públicas o privadas. Así
también, dependiendo de la forma en que se comete la discriminación puede ser formal o informal,
normativa o conductual, intencional o no intencional, por acción u omisión, positiva o negativa.
Para entender de mejor manera estas distintas facetas de la discriminación, veamos con detalle y
ejemplos esas clasificaciones:
Tipos de discriminación según el autor
Por personas naturales o jurídicas
Persona natural es cualquier hombre o mujer sujeto de derechos y obligaciones. Persona jurídica es
un ente, diferenciado de la persona natural, que puede también ser sujeto de derechos y
obligaciones y que siempre está conformado por un grupo de personas naturales que buscan una
finalidad específica.
Esta clasificación diferencia entre un acto discriminatorio de un vecino, compañero de trabajo o
maestro (personas naturales), de un acto discriminatorio cometido por una institución bancaria, un
colegio profesional o un comercio (personas jurídicas). Para el caso, un compañero de trabajo puede
discriminarme porque mi color de piel es oscuro y celebrar reuniones sociales con todos los
empleados y no invitarme. Ese sería un acto discriminatorio incorrecto pero no surte mayores
consecuencias legales que aquellas del derecho privado, entre partes, por cualquier daño o perjuicio
ocasionado. Por el otro lado, un banco puede eliminarme de la lista de candidatos para cajera
porque mi color de piel es oscuro y en ese caso, sí debe haber mayores consecuencias legales
mediante la intervención del Estado con leyes que prohíban la discriminación en el empleo.
Por agentes del Estado o particulares
En materia de derechos humanos, esta clasificación toma mucha importancia porque los agentes del
Estado actúan en representación del Estado mismo, que ha asumido obligaciones a nivel
internacional, de respetar y garantizar los derechos humanos, y más específicamente, el principio
de igualdad o de no discriminación. Por ejemplo, si el Estado de Honduras aprueba una ley que
obligue a todos los ciudadanos a hacerse exámenes del VIH/SIDA antes de poder optar a cualquier
empleo, podría ser sujeto de demandas nacionales por las personas que son VIH positivo,
argumentando que esa ley fomenta la discriminación en el empleo, lo que en un futuro podría
convertirse en denuncias contra el Estado de Honduras a nivel internacional ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Por otro lado, si un compañero de la universidad prefiere
excluirme de los grupos de estudio porque soy VIH positivo, aparte de crearme tensión emocional,
sentido de aislamiento y zozobra, seguramente esa actitud sólo podrá generar un conflicto entre
partes privadas para indemnizar por cualquier daño o perjuicio que me haya ocasionado dicha
actitud.
Si bien es cierto que normalmente es el Estado el que adquiere obligaciones en el derecho
internacional, no es menos cierto que dentro de esas amplias obligaciones de garantía de los
derechos humanos, el Estado puede y debe regular algunas circunstancias que se dan en el ámbito
privado porque erosionan los esfuerzos de protección de los derechos humanos. Por ejemplo, el
Estado debe regular el respeto a los derechos humanos, y más específicamente, de la no
discriminación, en los empleos, centros privados de salud, centros privados de educación, entes
comerciales o industriales, etc. La obligación de garantizar los derechos humanos es del Estado
pero la obligación de respetarlos es de todos.
Por instituciones públicas o privadas
Habrá casos en los que el Estado como entidad pública discrimine a alguna persona, así como habrá
casos en los que lo hagan instituciones privadas. Por ejemplo, el SANAA podría disponer una política
de contratación que excluya a los que pertenezcan al partido de oposición, en cuyo caso se dará la
discriminación cometida por una institución pública. También puede ser que el Colegio de Abogados
de Honduras determine que no podrá contratar personas mayores de 50 años en sus oficinas porque
están pronto a jubilarse, en cuyo caso será discriminación cometida por instituciones privadas.
Tipos de discriminación según la forma en que se comete
Formal o informal
Como se explicó en un principio, hay casos en los que nuestras actividades cotidianas consisten en
discriminación pero del tipo informal, es decir, sin consecuencias legales prohibitivas. Tal es el caso
de la discriminación que hacemos al momento de seleccionar un candidato para un puesto en lugar
de otro, porque tiene más años de experiencia o más preparación académica, o cuando
discriminamos sobre los estudiantes que admitimos o no en una escuela privada, según sus méritos
académicos, etc. La discriminación de tipo formal es aquella prohibida por los convenios y
organismos defensores de los derechos humanos, porque se utiliza para crear un prejuicio a otra
persona, basada únicamente en la intolerancia a la diversidad de las características inherentes o
adquiridas de los seres humanos. Para el caso, hay discriminación formal cuando expulsamos a un
alumno de una escuela únicamente por ser ateo o dejamos de contratar a un candidato idóneo para
un puesto sólo porque tiene una piel obscura.
Normativa o conductual
La discriminación normativa es aquélla que se refleja en toda ley, reglamento, ordenanza, norma,
política o procedimiento preestablecido ya sea por el Estado o por instituciones privadas. Por
ejemplo, la discriminación contra extranjeros residentes cuando la ley sólo permite a hondureños el
ejercicio de cualquier cargo público, o la discriminación contra los adultos mayores cuando las
empresas ponen políticas que limitan a 35 o 40 años la edad de contratación.
La discriminación conductual es aquella que se refleja en el comportamiento hostil, despectivo y
prejuiciado de las personas contra grupos específicos. Por ejemplo, el demérito de los machistas a las
capacidades de las mujeres como seres humanos, el atropello físico o verbal de los homófobos a los
homosexuales y/o transgénero, o el rechazo social e imposición de calificativos ofensivos a aquellos
que no profesan ninguna religión.
Muchas veces se puede dar el caso en que los prejuicios arraigados de un individuo contra un grupo
específico (conductual) promuevan la adopción de normas o políticas discriminatorias (normativa).
Por ejemplo, si el presidente de un banco tiene animadversión contra las personas obesas, ateas o
con opinión política diferente, es muy factible que promueva una política en su banco de no
contratación de esas personas. Es por esto que es tan importante que se aprueben leyes anti-
discriminación aplicables tanto al ámbito público como privado.
Intencional o no intencional
La discriminación intencional, como su palabra lo indica, es aquélla que se comete con la intención
de crear el resultado discriminatorio, con ofensas, agresión, demérito o rechazo. Por ejemplo,
cuando un grupo de jóvenes infieren agresiones físicas contra un homosexual por no estar de
acuerdo con su preferencia sexual.
La discriminación no intencional se da cuando se comete un acto discriminatorio pero no pensando
o ignorando las consecuencias discriminatorias que tendrá. A pesar de su carácter no intencional,
este tipo de discriminación también se entiende prohibida según los convenios internacionales de
protección de derechos humanos que no hacen diferencia en la voluntad de discriminación del autor.
Por ejemplo, y esta es la mayoría de los casos en Honduras, cuando se publican ofertas de empleo
que imponen requisitos de edad a los aspirantes. Muchos de los empleadores que publican esos
anuncios piensan en la necesidad de tener a alguien joven en la oficina, fácilmente adaptable a los
cambios, pero no se dan cuenta que con eso están violentando los derechos de los adultos mayores
en edad económicamente activa, que también pueden competir por el puesto y que tienen derecho
a tener un trabajo para aportar a la economía familiar. Su acción no se hace con la intención de
discriminar a los adultos mayores aunque en la práctica sí lo hagan por los prejuicios que tienen
arraigados.
Por acción u omisión
Esta clasificación se refiere al hacer o dejar de hacer algo que de como resultado la discriminación. Si
yo como policía detengo a un joven porque lo veo sospechoso de ser un delincuente, sólo porque no
me pareció correcta su forma de hablar, vestir o sus tatuajes, y luego además no se encuentra ningún
cargo contra el joven, yo podría haber incurrido en discriminación por acción. Si por el contrario, yo
como diputado formo parte de una comisión para velar por los derechos de los discapacitados y
nunca promuevo una iniciativa de ley que proteja sus derechos porque en el fondo siento un rechazo
hacia ellos, yo incurriría en discriminación por omisión.
Positiva o negativa
Como vimos anteriormente, la discriminación positiva consiste en medidas que se toman para
asegurar una igualdad efectiva y no meramente teórica entre los habitantes de un país y está
reconocida por los convenios y órganos internacionales protectores de los derechos humanos. Por
ejemplo, una ley que dispone que en la contratación de médicos para los hospitales públicos debe
cumplirse una cuota del 30% de mujeres, porque tradicionalmente se ha sabido que las mujeres han
sido excluidas en los campos profesionales y, en este caso, de la medicina. Este tipo de
discriminación es muy controvertida porque hay algunos que piensan que se utiliza un mal para
curar otro. Así también, por el contrario, hay otros que opinan que la discriminación no se erradicará
con la simple prohibición de la discriminación, sino con medidas activas para cambiar las leyes, las
políticas y los comportamientos sociales.
La discriminación negativa es aquélla prohibida por los convenios y órganos internacionales de
derechos humanos que clasifica a ciertos grupos por distintas condiciones sociales, con rechazo,
demérito y menosprecio de su condición y limita el goce de sus derechos como seres humanos. Por
ejemplo, una ley que disponga que los diputados al Congreso Nacional no pueden ser ateos porque
deben tener cierta moral religiosa que los ayude a tomar buenas decisiones para el país.
En conclusión, la discriminación puede tener muchas facetas, dependiendo de cómo se analice su
forma de acción, su autor, o sus consecuencias o efectos sobre los grupos discriminados.
FALLO YATAMA VS. NICARAGUA
VICTIMAS: Miembros del grupo YATAMA
La importancia de esta resolución radica en que fue la primera donde interviene la Corte
Interamericana por violaciones de los derechos humanos-electorales, ya que se manifiesta a favor de
las candidaturas independientes, reconociendo los derechos que tienen las poblaciones multiétnicas,
así como que los Estados tienen la obligación de establecer medios de impugnación efectivos para
las decisiones que afecten a la población en el ámbito electoral.
Es importante señalar que el conflicto se origina, cuando a principios del año 2000, se reforma la Ley
Electoral de Nicaragua, obligando a las asociaciones de suscripción popular como lo era YATAMA, a
inscribirse como partido político.
Como resultado de ello, este partido propone una lista de candidatos en alianza con otro partido
para una región determinada, y otra lista de forma independiente para otra región distinta. La
autoridad electoral llamada “Consejo Supremo Electoral” (CSE) publica las listas preliminares, sin
ningún tipo de impugnación.
Sin embargo, el CSE, mediante una resolución publicada de forma posterior, cancela candidaturas de
varios partidos que no cumplieron con el mínimo de firmas para su inscripción, dentro de las que se
encontraba el partido con el que YATAMA tenía la alianza.
De esta forma YATAMA solicita al CSE que se le permitiera participar en la elección de manera
independiente, donde no operaba la alianza, toda vez que la lista de candidatos que presentó ya
había sido publicada, sin que mediara respuesta alguna.
Por lo anterior, YATAMA presenta un recurso administrativo de revisión ante la misma autoridad y de
manera paralela promueve el recurso de amparo. En el primer caso, la autoridad electoral nunca
concluyó el recurso y en cuanto a la apelación, ésta fue admitida puesto que se acreditó la violación
de sus derechos políticos, solicitando la suspensión del acto, por lo que se le ordena a la autoridad
electoral restituir las cosas al estado en el que estaban. Sin embargo, al momento de resolverse por
la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema, se declara improcedente el amparo interpuesto,
puesto que se determina que no existe procedimiento contencioso administrativo ni constitucional
por la vía de amparo en la materia electoral, ya que las únicas decisiones de la autoridad electoral
que son impugnables, atienden eminentemente a un acto administrativo.
Por ello, YATAMA, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos y el Centro de Justicia y Derecho
Internacional, denunciaron al Estado de Nicaragua ante la Comisión interamericana de Derechos
Humanos y es turnada ante la Corte Interamericana. Asimismo, se apersonan como amicus curiae
varias instituciones como la Universidad de Arizona, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos
Humanos de Nicaragua, entro otros.
El Estado de Nicaragua al contestar la demanda opone 5 excepciones que son desestimadas, puesto
que la Corte considera que Nicaragua violó las obligaciones internacionales que contrajo al formar
parte de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, puesto que las decisiones que emiten
los órganos electorales no deben afectar los derechos políticos, debiendo observar las garantías
mínimas aplicables, mediante procedimientos sencillos y expeditos, permitiendo subsanar los
defectos que pudieran surgir en el proceso.
Asimismo, la ausencia de que la población pueda defender sus derechos mediante recursos
efectivos, como lo son los derechos políticos, es una violación a la Convención, ya que no basta con
que existan medios formales, sino que deben de ser reales a fin de construir el Estado de Derecho, ya
que existe una relación directamente proporcional entre el ejercicio de los derechos y los regímenes
democráticos
En el mismo orden de ideas, es inoperante el argumento estatal que trata de proteger la supuesta
soberanía externa, argumentando que los medios de defensa existen en la legislación interna,
cuando se puede apreciar que existe una falta de adecuación, sobre todo a la Convención, el marco
jurídico es insuficiente, con medios ineficaces, ya que la Ley Suprema Nicaragüense establece que las
resoluciones del Consejo Supremo Electoral no admiten recurso alguno, ordinario ni extraordinario.
Por su parte, la Ley de Amparo también señala que no procede este recurso en resoluciones de
carácter electoral. Sin embargo, la Ley Electoral establece que las resoluciones definitivas que en
materia de partidos políticos dicte el Consejo Supremo Electoral, son recurribles mediante el amparo
de los Tribunales de Justicia.
Con lo anterior, de denota la indefensión en la que se encuentra la población para el ejercicio de sus
derechos políticos y electorales, puesto que no existe un medio de control para asegurar las
garantías mínimas, lo cual es incompatible con la Convención, ya que los órganos con poderes
amplios o ilimitados, violentan el derecho a la protección judicial.
Atendiendo al caso particular, las violaciones a YATAMA resultan graves, porque los afectados no sólo
son los candidatos que no pudieron participar en la contienda electoral, sino que también la
población no tuvo opciones al ejercicio del sufragio, que incide negativamente en la percepción
social, puesto que excluyó la participación de personas que en su calidad de candidatos,
representarían los intereses de comunidades indígenas, conforme a sus usos y costumbres, quienes
además representarían los intereses de éstos.
Con esta resolución se amplía el espectro que la Corte Interamericana puede intervenir y se reafirma
el principio de protección internacional de los derechos políticos electorales a través de mecanismos
que garanticen los derechos humanos.
FALLO CASTAÑEDA GUTMAN
SUMILLA: El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la inexistencia de un recurso
adecuado y efectivo en relación con el impedimento de Jorge Castañeda Gutman para inscribir su candidatura
independiente a la Presidencia de México.
PALABRAS CLAVES: Derechos económicos, sociales y culturales, Igualdad ante la ley, Protección judicial
DERECHOS VIOLADOS: Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.) , Artículo 2 (Deber de adoptar
disposiciones de derecho interno) , Artículo 23 (Derechos políticos) , Artículo 24 (Igualdad ante la ley) , Artículo 25
(Protección Judicial)
SUMILLA: La Corte encuentra responsabilidad internacional en Ecuador por el daño sufrido por las
víctimas en un establecimiento de salud privado y su falta de diligencia al momento de sancionar
La Corte estableció que la protección del derecho a la integridad personal supone la regulación de
los servicios de salud en el ámbito interno, así como la implementación de una serie de mecanismos
tendientes a tutelar la efectividad de dicha regulación. La obligación de fiscalización y vigilancia
estatal comprende tanto los servicios médicos prestados por el Estado, directa o indirectamente,
como a los ofrecidos por particulares. En el caso concreto, la atención médica fue promovida por el
Estado y recibida a través de un profesional no autorizado para ejercer como médico en Ecuador y
lo hizo en una Clínica privada que carecía de supervisión estatal, lo cual incidió en las afectaciones
de la salud de la víctima.
El Tribunal, al fijar las reparaciones por las violaciones establecidas, tomó en consideración el
Acuerdo de Cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos – firmado entre el Estado y las víctimas con anterioridad al sometimiento del caso a la
Corte – y ordenó al Estado, entre otras, las siguientes medidas de reparación:
Los Jueces Alberto Pérez Pérez y Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot hicieron conocer a la Corte sus
Votos Razonado y Concurrente, respectivamente. Ambos jueces se refirieron a la justiciabilidad de
los derechos económicos, sociales y culturales.