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LA SOMBRA Y EL RELAMPAGO

(Poesía Viva de Norte de Santander)


LA SOMBRA Y EL RELAMPAGO
(Poesía Viva de Norte de Santander)

Selección y Prólogo:
Saúl Gómez Mantilla

Épica Ediciones
Bogotá, 2011
LA SOMBRA Y EL RELAMPAGO
(Poesía Viva de Norte de Santander)

Por: Saúl Gómez Mantilla

Desde inicios de la República de Colombia, Norte


de Santander ha tenido un papel importante en el
panorama poético nacional. En la primera mitad del
siglo XIX, José Eusebio Caro participó del
movimiento romántico colombiano, luego, a inicios
del siglo XX, Francisco “Pacho” Valencia haría parte
de La Gruta Simbólica. Pero, es a mediados del
siglo XX que la poesía nortesantandereana logra su
periodo de esplendor en las voces de Jorge Gaitán
Durán y Eduardo Cote Lamus, quienes llevarían
nuestro paisaje a encumbrarse en lo más alto de las
letras de Hispanoamérica.

Posteriormente, el escándalo nadaísta sería


alimentado por David Bonells Rovira y lo que se ha
denominado la Generación sin nombre o de Golpe
de dados, tendría entre sus poetas a Miguel Méndez
Camacho.

Actualmente, este legado literario y ese amor por la


belleza, se encuentra en una nueva etapa de
esplendor, con la obra poética de Ramón Cote
Baraibar y Jorge Cadavid, quienes gozan de un
importante número de libros que les ha dado un
destacado reconocimiento internacional. Al igual
que ellos, existe todo un conglomerado de poetas
que ven la poesía como un oficio, que requiere
dedicación, estudio y entrega, en las voces de Javier
Bosch Fossi, Manuel Iván Urbina, Gustavo
Villamizar Suarez y Oscar Schoonewolff (ausente de
esta antología por voluntad propia).

Otras voces, periféricas y solitarias, hacen sentir la


fuerza y el vigor de su palabra, Carlos Arnulfo
Arias, Oswaldo Carvajalino, César Herrera Rugeles,
Javier Felix, Norwell Calderón y Javier Cortés,
aportan una singular visión de mundo, muy distinta
entre sí, pero que le da a su poesía un acierto formal
y temático.

En todo este panorama netamente masculino,


aparece la voz femenina que utiliza su cuerpo como
un elemento literario, para afirmarse en la poesía,
allí, Felisa Escobar Carvajalino, Amparo Villamizar
Corzo y Adriana Ferreira Esparza configuran un
corpus que le otorga intimidad a la palabra.

Herederos de una rica tradición y conscientes del


compromiso adquirido al querer ser poetas, los
noveles escritores luchan por un espacio dentro de
este panorama, autores como Mauricio Rangel,
Yaqueline Gómez, Johanna Rozo, Darío Sarago,
Eliana Reyes y Andrés Suarez, buscan nuevos
rumbos y expresiones para que su poesía no caiga
en el saco de los lugares comunes y del canto
altisonante.
Para ello, inmersos en su tradición, participan del
escaso pero importante ambiente literario de la
ciudad de Cúcuta, presente, ante todo, en el
Encuentro Binacional de Escritores, la Fiesta del
Libro, y las actividades ofrecidas por la Biblioteca
Julio Pérez Ferrero y el Área Cultural del Banco de
la República, que intentan enriquecer y ampliar el
espectro cultural y literario de la ciudad y del
departamento.

Todos estos poetas aquí reunidos, respondieron


positivamente a una convocatoria pública y abierta,
demostrando su compromiso con la palabra, por
ello, hacen de la lectura y la escritura un ejercicio
diario y ven la poesía como un oficio que busca
nuevamente su reconocimiento, alejado de la idea
del poeta como un loco, un borracho o un
desadaptado. Ven la labor del poeta como un
ejercicio intelectual, de un ser consciente de su lugar
en el mundo y del importante papel que juega en
estos tiempos aciagos.
MIGUEL MÉNDEZ CAMACHO

Cúcuta, 1942. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales


y Políticas, periodista, profesor de humanidades e
ideas políticas. Fue fundador y director del Instituto
de Cultura de Norte de Santander y subdirector del
Instituto Colombiano de Cultura, Ministro
Consejero de la Embajada de Colombia en
Argentina, gerente de Procultura, donde dirigió la
colección Clásicos Colombianos.

Durante 20 años se desempeñó como Decano de la


Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la
Universidad Externado de Colombia. Actualmente
se desempeña como Decano Cultural de la misma
Universidad y es director de la colección poética Un
libro por centavos.

Ha publicado los libros de poesía: Los golpes ciegos,


1968, Poemas de entrecasa, 1971; Instrucciones para
la nostalgia, 1984; Desencantos y Cantos, 2003.

Publicó los libros de crónicas y reportajes: Papeles,


1978; y Perfil y palote, 1983. La alegría de Escribir,
2003. Pelé: de la favela a la gloria, 2005. La novela,
Malena, 2002.

.
ELEGÍA EN AZUL

Cómo has crecido, Eduardo,


desde el último agosto
desde aquella mañana
que fuimos a Pamplona
con tu muerte recién inaugurada.
Presentimos entonces
que tenías la estatura de tu muerte
y sin embargo, te hemos visto crecer.
Ir más allá del mármol y los cinco sentidos.
Ser más Eduardo Cote en el silencio.
Más alto. Más espeso,
más definido que la espada
que tenías en la barba y
te cruzaba el cuerpo.

II

Me dicen que venías a bordo de algún sueño


ensayando la muerte
y te caíste de bruces contra un árbol.
Fue en la Garita y en el mes de agosto
pero nada supiste del destino
que te estaba acechando.
III

Ahora sabemos que no perdiste nada


fuera de la memoria,
y con rabia decimos
—como si fuera una consigna—
no es necesario estar de pie
con las palabras puestas
si el odio continua acaudillando
los antiguos fracasos.
No hace falta la voz
si el eco sigue tomando decisiones.
KAMPEONES

En la revista del colegio


una fotografía de veinte años atrás
donde estamos posando sudorosos
después de la victoria.
Todos tenemos un aire de grandeza
que hemos ido gastando:
El gallego Tomás, el pecoso Pedroza
el maracucho Antonio,
que hizo un gol memorable
y ahora tiene una casa de citas en Valencia.
El tatareto Vega
que era puntero izquierdo
y ahora juega a político
por el ala derecha.
Siboney el negrito centro - medio
y Juan Ramón “Pocillo”
porque tenía una oreja solamente.

A1 respaldo con mi letra de entonces


una larga leyenda que comienza:
Campeones (con K)...
el nombre y los apodos del equipo,
los goles y su hazaña
con fecha y hora
de esa tarde de marzo cuando fuimos
brevemente inmortales.
CONFESIÓN

Ando perdido
pero jubiloso.
Confieso que no sé
a dónde voy,
pero la alegría me delata:
todos saben
que vengo de tu cuerpo.
TRISTURA

Las primeras señales del olvido


no son ritual de puertos o viajeros,
las ausencias
no requieren de adioses.
Los abandonos
no necesitan ceremonias.

Uno se va sin trenes


sin aviones,
uno se va sin barcos.
Uno se va.
FELISA ESCOBAR CARVAJALINO

Cartagena, 1942. Hija de una familia de escritores de


Ocaña. Actualmente está dedicada a la creación
artística y a su quehacer literario. En 1998 fue
condecorada con la medalla Johann Strauss por la
Embajada de Austria, por crear y dirigir, durante 22
años, las excursiones a Europa en el programa “El
viaje que soñé.”

Ha sido incluida en las antologías: Granos de Arena,


1999, (38 mujeres poetas colombianas por la paz);
Nuevas Voces de Fin de Siglo, 1999; Comarca sin
Fronteras; 2003; Vuelos de Libertad, 2009; Entre la
tierra y el sol, 2011.

Ha publicado los libros de poesía: Ansías de Vuelo,


1995; Triángulo Equilátero, coautora, 1999; Madura
Sed, 2002 y 2011.
LA PALABRA

Al otro lado
del muro de la luz
reposa en su inocencia
la palabra.

Será en vano
si intentas atraparla.

Tu palabra
solo intenta rasgar
la desmesura
de tus sueños.
DESAPEGO

Cuánta sed contenida


en unos ojos
circundados de asombro.

Cuánta lucidez
en esa hora
en que la espera
ya no tiene sentido.

Cuando dolor
en el desapego
estación final
de éste
único
verdadero
inmutable
amor.
ASILO

Se pierde la tarde
en tu mirada
de bosque claro,

la recobro en la noche
de tu asilo.
MUJER ÁRABE

Rasga la burka
olvídala sobre la piel
ardiente del desierto.

Contempla el horizonte
vedado para ti.

Destrenza tus cabellos


para que el viento
esparza su perfume.

Te regalo
mi boca libre
para libar un beso.

Te regalo mis manos


para esparcir el sándalo
sobre la piel amada.

Te regalo
mis ojos
para compartir
nuestra mirada al infinito.
EL VIAJE

Sin camino
de retorno
desde la orilla
del silencio
comencé el viaje
hacia mi propio destino.
DAVID BONELLS ROVIRA

Chía, Cundinamarca, 1946. Arquitecto de la


Universidad Piloto de Colombia. Estudios de
desarrollo y política cultural con la Unesco y
Colcultura. Funcionario de este instituto y consultor
de la Unesco. Director de planeación municipal y
secretario general de la alcaldía de Cúcuta.

Gerente de Cenabastos S.A. Director de la revista


Letras Nacionales y jefe de redacción de Arco, de
Bogotá. Secretario general de la Comunidad
Colombiana de Escritores. Director del Instituto de
Cultura y Bellas Artes de Norte de Santander.
Pertenece a varias asociaciones de escritores,
artistas, arquitectos, urbanistas y periodistas. Hizo
parte del movimiento nadaísta y de la Generación
sin Nombre.

Ha publicado los libros de poesía: La noche de


madera, 1965; Poemas de hojalata, 1970; Nueve
poetas nortesantandereanos, 1983; La carcoma y el
tiempo, 2002; Las cenizas del día, 2006.

Con su primer libro, obtuvo el Premio Nacional de


Poesía Jorge Gaitán Durán en 1963.
LAS HORAS DE ESTE DÍA

Como un perro que se muerde la cola


las horas de este día
dan vueltas en redondo.

Como la sombra al cuerpo


el tiempo nos persigue sin sosiego,
nos marca con su hierro candente,
nos consume,
y no nos deja más, sino los huesos.

Venimos y nos vamos en silencio


—nada tiene sentido sin la muerte—.
CIUDAD EN RUINAS

Mi padre hablaba también


de una ciudad en ruinas.

Yo no sé si era Roma
o Berlín
o simplemente Cúcuta
después del terremoto.

La que fuera de las tres


que hubiese sido,
habitó para siempre
su memoria
y sobrevivió al olvido.
POCO ANTES DE MORIR

El General poco antes de morir,


hizo un alto en el sueño
para espantar las pesadillas,
y entre el canto del gallo
y la vigilia,
recordó sus días de guerra
a voz en cuello.

Hasta pasada el alba


estuvo delirando,
más tarde
su rostro se hizo tenso.

—Fue entonces
cuando nubes de polvo y pólvora
comenzaron a borrarle sus recuerdos—.
VINIERON A PREGUNTAR POR USTED

Vinieron a preguntar por usted,


y a empellones lo sacaron de su casa.

Después
nada se supo de su suerte,
hasta cuando encontraron
su cadáver bocabajo
con las manos atadas
a la espalda,
y un tiro de gracia
a quemarropa.

Ahora mismo
está cruzado de brazos
sobre la mesa del anfiteatro
esperando que alguien
venga de nuevo
a preguntar por usted.
COMO ESPERANDO A ALGUIEN

Las hojas del otoño


caen sobre mis hombros
mientras suben palomas
por el cielo.

Paso las horas del día


caminado bajo los árboles,
deshaciendo lo andado
sosegadamente,
sin prisa,
como esperando a alguien
que no sabe,
que cumpliré puntual
con esa cita a ciegas
que tenemos.
OSWALDO CARVAJALINO DUQUE

Ocaña, 1953. Adelantó estudios de Derecho y de


Filosofía. Ha sido Director de la Casa de la Cultura
de Ocaña, y subdirector del Instituto Departamental
de Cultura de Norte de Santander. Ayudante de
programación de la fonoteca de la Radiodifusora
Nacional.

Colaborador del Boletín Informativo de la


Asociación Pro-defensa de los intereses de Ocaña, la
Revista Oriente Colombiano, Horizontes Culturales
de Bogotá y Olfateando de Cúcuta. Así como de los
Diarios la Opinión, el Comercio, Diario de la
Frontera de Cúcuta y el Semanario Rizoma de
Ocaña. Fue fundador y subdirector del periódico el
Empresario de la Cámara de Comercio de Cúcuta.

Ha publicado los libros de poesía: la Fosa en el


Sueño, 1994; Otro…si, 1997; Poemas 3x3, 200
Viacrucis Apócrifo, 2002; Poemas para todas las
cosas, 2006.
Tiene inéditos: la novela, ¿Te acordás Magda?;
Relatos ocañeros; y el poemario, El tiempo de la
vendimia.
EL VINO EN LA COPA

¿Qué se podrá decir del vino


si no el relámpago
de su misterioso ímpetu
en el alma rebosada?

Descubrir
su secreto rumor
de lejanías
en el odre
rojo y negro
sangre y fuego
que hiere la memoria.

La copa de labrado cristal


que lo contiene
con destellos de tenue luz
en la brumosa noche
de los tiempos
idos.

Del vino en la copa


queda la feliz añoranza,
la imperiosa gestación
del recuerdo.
BORGES

La noche que apenas


empieza, deviene sola
con su luz y sus sombras
recién nacidas.

Alzo la copa
para brindar
por la compañía
de la soledad,
abro un libro
sin carátula
lleno de poemas
y saliendo de sus hojas
viene
Borges
a visitarme.

Brindo, pues la copa,


¿qué mejor compañía
pudiera tener?

Cuéntame tus bellas


historias de arrabal
y los compadritos
diestros en el amor
y los cuchillos,
que en los sueños crepusculares
del sabio hombre ciego
nos revelan su eterno brillo
de metal.

Al poeta le cuento
yo también mis historias,
siempre las mismas,
sobre la fría Manizales,
vividas en la zona
de tolerancia,
donde las putas avejentadas
bailan el tango y la milonga
con maestría
sin par.

Disfrutamos entonces los dos


la secreta y muda
charla,
sin tiempo,
sin espacio,
sin principio
ni final,
en la mágica noche
de esta noche.

¿Cuándo
dime cuándo
volverás a visitarme
Borges?
EL TIEMPO

Entrega tu cuerpo a la metáfora


del tiempo, aquel mentiroso
que imprime el movimiento
en el espacio y aborta las
distancias.

Hace de la materia
un barril lleno con
el vino de los elementos,
el agua sutil enamorada
de la libertad,
la tierra sedienta
de su propia certeza,
el fuego que todo lo consume
y las ventiscas danzantes
del aire.
RITORNELO

La noche hace de
su luna un juego mentiroso,
un acopio de luz blanca
venida
de sus reversos.

La noche
preñada de ausencias
miente con sevicia
sobre sí misma.

La ruta de la esfera
y su girar
interminable,
trae la gran mentira
que la cubre
y
la socaba
CARLOS ARNULFO ARIAS MENDOZA

Cúcuta, 1953. Profesor de la Facultad de Letras de


la Universidad Autónoma de Bucaramanga,
modalidad virtual. Director de la Revista La Tercera
Orilla de la misma universidad. Ha mantenido
durante ocho años el espacio radial Cantares,
programa de música y literatura.

Ha publicado los libros de poesía: Breviario del


despojo, 2010; Sin sur ni después y otros textos,
2008; Vale, que me importa, 2002; Morada urbana,
1993; Escritos en los muros, 1989; Botella al mar,
1985; Sobre tu cuerpo luz, 1985; Yo digo, 1981.

Ha publicado los libros de ensayo y narrativa: Trece


instantáneas de la literatura latinoamericana, 2000;
Bogotá: Directo Caracas, 1999; Días de Guardar,
Mariann, 1998; Frente a tu parque Romero, 1997;
Díptico en el espejo, 1996.

Ha obtenido los siguientes premios: Premio de


Novela Ciudad de Pereira, 1983; y Premio Nacional
de Poesía Ciudad de Chiquinquirá, 1993.
La inspiración
cada vez más dolorosa
nos hará conocer
la intensidad del silencio
Quiero saber existir
como los árboles
sin miedo al viento
ni a ser talado
Cada vez que escribo
muestro mi reverso,
mi otra cara de la moneda,
la mitad del mapa
extraviado entre los gestos.
Lo justo sería morir en el momento exacto, sin
trampas tendidas por enemigos, conocidos o que ni
siquiera conocemos. Morir de la muerte propia, no
de la enfundada en nombre de una verdad que
huele a dinero y a poder. Morir para resucitar sin
rabia en cada uno de nuestros deudos. Morir como
la hoja que cae del árbol, no como tronco talado.
Morir junto a ella, no para que ella llore, sino que
dance y arroje nuestras cenizas al viento, y no lejos
de su casa, bajo un cielo distinto al reflejado por sus
ojos...
Fuimos soldados que perdimos el coraje en medio
de la noche. Viajeros extraviados del rumbo en el
primer rasgarse de la tormenta. Ciegos como
profetas en desgracia, golpeados y heridos por la
luz. Y de tanto martilleo en nuestras calles, nos
fuimos quedando sordos, como esas paredes que
poco a poco se derrumban de cansancio.
CESAR HERRERA RUGELES

Cúcuta, 1959. Artista plástico. Realizó Estudios en


los talleres de dibujo, grabado y color, maestros
Raúl Cristancho, Víctor Leignelet, Miguel Huertas,
entre otros.

Principales exposiciones: Una Mirada al Arte


Regional, Banco de la República, Cúcuta, 2000; Una
Mirada de Frontera, Museo Pedro Nel Gómez,
Medellín, 2004; Catatumbo, Biblioteca Julio Pérez
Ferrer, Cúcuta, 2005; 40 Salón Nacional de Artistas.
Bogotá. Universidad Nacional de Colombia, 2006;
41 Salón Nacional de Artistas. Cali. Comfandi, 2008;
V Salón Binacional de Pintura. San Cristóbal.
Venezuela, 2010.

Distinciones: Primer Premio, IV Salón Binacional de


Pintura, Ateneo de San Cristóbal, Venezuela, 2009;
Primer Premio en Pintura, Concurso de Pintura y
Artes Graficas, 210 años del Natalicio del General
Santander, 2003.
SOLO SOY UNA SOMBRA

Tal vez, sólo soy una sombra que se desliza en la


penumbra, como ave de rapiña robándose el reflejo
de la luna.

Una sombra que se estrella en los muros invisibles


de mundos nunca vistos porque no existían.

Tal vez, una sombra que no roza ni siquiera la


ternura de tus labios entreabiertos, temblorosos y
desesperados.

Una sombra que atraviesa sin herir el filo de la


noche, en la entrepierna de tu almohada sudorosa,
de sidra amarga, fruta seca y ámbar.

Tal vez, la sombra que un dios desconocido


abandonara en tierras desoladas aradas con
migrañas.

Una sombra que desfila en la raída lona de un circo


que un canalla idolatrara.

O, tal vez, la sombra de una sombra que creyó que


hoy era mañana.

Una sombra acurrucada en el vientre moribundo de


la única que es y que fue mama.
Una sombra que deambula por montes y quebradas,
buscando las agujas para tejer tu mirada.

Una sombra que sabe de martirios y cadenas que


sollozan en el portal de la sabana.

Una sombra desgastada entre cruces de vinagre,


aguasangre y formoles fermentados.

Una sombra que quisiera morir como las amapolas


que brotan en los senos de ninfas desgreñadas.

Una sombra que se cuela adormecida como pájaro


sin nido entre tus doradas nalgas.

Una sombra que alumbra entre las brumas


execradas por nostalgias pasajeras.

Una sombra diluida en ráfagas de piel maquillada


con tatuajes, de bronceadas caderas y mares de
ágiles serpientes.

Una sombra que se arrastra entre las estrellas que


titilan entre tus ojos en noches de luna negra.

O, tal vez, soy la sombra que se mece silenciosa y


melancólica bajo una sombra larga... larga... larga.
PARA VER PASAR LA LUZ POR EL INFIERNO

Para ver pasar la luz por el infierno


arrancaré las espuelas que brumosos cisnes
en los cielos dibujaran.

Drenaré los mares atrofiados de escoria,


de petróleo y aguamasas.

Cegaré la avaricia de los ojos que talan con sevicia


ríos de selva y telarañas.

Construiré alacenas adosadas de palmeras,


colinas, helechos y cascadas.

Robaré a los vientos quimeras vestidas de jazmines,


musgos y vibrantes ecsoras.

Esculpiré para cualquiera una gran lágrima


de amor en la luna.

Domaré los caudillos de sórdidas miradas


y arrumaré sus lenguas en plácidas letrinas.

Embriagaré mis pesadillas con agua de fuego,


en danza demente, simpatías por la nada.

Cubriré con luces iridiscentes todos tus recuerdos.


Sembraré aureolas de plumas satinadas en todos los
senderos, llanuras, laderas y montañas.

Colgaré en las nubes cordones de jade


donde aniden camaleones e iguanas.

Aullaré quejidos de amante enloquecido


sudando la nostalgia,
en trenzas de dolor gritaré el silencio de tu nombre.

Pescaré en las sombras que dejan las esquirlas


que brotan de las brutas trombas
tres gotas de sangre para iluminar una sonrisa.

Para ver pasar la luz por el infierno


descubriré en etéreos limbos
rodeados de pretéritos pantanos.

Para ver pasar la luz por el infierno


un templo tan azul como el dorado,
templo de luz y caos,
inerte aliento donde descansa el duelo.
PASAJERO DE LLUVIA

Soy pasajero del huracán y la bruma.


Camino entre las brasas y mis ojos muertos,
tres lágrimas púrpuras se inflaman en el viento.
En mi lecho de lechuzas combato con el miedo
el mismo miedo que me abriga y me revuelca contra
el tiempo
que atornilla y destaza con destreza de carnicero
los harapos de un “te quiero” que pernoctan
en el cubículo bazar de los murciélagos,
los huesos gimen cuando la luz se quiebra.

Pasajero de la lluvia
tanta ternura convertida en cieno.
Pasajero de la noche
que importa si mañana llueve.
GUSTAVO VILLAMIZAR SUAREZ

Pamplona, 1960. Poeta y docente. Filósofo de la


universidad Santo Tomás, profesor de cátedra en la
Universidad Francisco de Paula Santander. Sus
textos han sido publicados en la Antología Poética
de la UFPS, en el diario la Opinión y el diario la
Nación de Venezuela.

Ha publicado los libros de poesía: Canta la lluvia en


la boca de las ranas, 2001; Agosto Suda Diferente,
2002; Mariposas de hojalatas, 2003.
Autor de los textos: Horizonte Hermenéutico, 2000;
y Comunicación Pedagógica, 2006.

Ha obtenido los siguientes premios: Premio


Departamental de poesía, 2001,2002. Primer puesto
Concurso de Oratoria Universidad libre, 1989;
Mención en el concurso de poesía, UFPS 1990.
EXILIO

Llevo
en mis calles
una lluvia
de nombres
que titilan
en el ojo de la luna.
MURAL

Cercanos a las alcantarillas


mientras los perros husmean
los basureros,
dos mendigos
pintan el olvido
que asoma
en los ojos ciegos de los transeúntes.
LA VUELTA DE LA DESMEMORIA

De vuelta porque la memoria trae apariciones y


bajo los naranjos evito la desmemoria de los pájaros.
Porque la frescura de las imágenes ya no es la luz de
mis pasillos y encuentro fantasmas sin nombres
que deambulan por mis calles.

Vuelvo solo para confirmar que en mis huesos se


calcinó el frio de agosto, sabiendo que esta falsa
eternidad no hace de mí un ser sembrado por
siempre entre la neblina y el eucalipto.

De vuelta para saber que mis amigos en su mayoría


han muerto y los encuentro en las butacas de los
parques sin extrañar mi presencia, ofreciéndome sin
vacilar el puesto seguro que tengo apartado desde
siempre.

De vuelta para sobresaltar la piel en las caricias de


algarrobos y naranjas que tenían las chicas ardientes
del barrio y que fluían como llovizna en mis labios y
manos.

De vuelta para encontrarme con los mendigos que


deambularon mis días y en su tristeza la lectura de
presagios venideros.

Vuelvo para saber si en este pueblo puedo hallarme


útil en mi extravío.
VISITANTES

Un viejo animal ronronea


noches de pino y eucalipto
a lo lejos un tren
transporta sus fantasmas.

La sirena
señala viejos silencios
y la eternidad es un viajero mutilado
en salas de tercera.

De improviso
la magia de las sombras
recuerda sus presagios,
el viento cincela la memoria
en el asta del olvido
vigilan extraños visitantes.
MUDANZA

Tu nombre trae un olor a naranja y a cilantro verde


En la madrugada impregna un ambiente de
manzana tierna
Lo respiro y es hierbabuena fresca
Lo aprieto y escucho voces en mi sangre
Lo absorbo y fluye codo arriba
Lo separo y encuentro huellas de ancestrales
eclipses.

Crece entre el calor de las iguanas y la fijeza


del totumo
Trepa por el poste o se extiende a ras de calle
Lo desarmo y el universo entonces es pequeño
Lo armo y mil visiones emergen del prisma
Lo agito y escucho un aguacero saltando en el patio
Lo entrego y es cometa en cualquier cerro
Lo recorto y es un pájaro en vuelo
Para liberarlo de fantasmas y temores lo conservo
como luciérnaga en un frasco
Con la luz que surte las noches se ilumina esta
enorme ciudad.
NORWELL CALDERON ROJAS

Bucaramanga, 1962. Abogado. Catedrático de la


Universidad Francisco de Paula Santander. Director
de los programas: Libertad bajo palabra, Cúcuta
(LBP - MinCultura); Palabra de mujer y Leyendo en
la oscuridad (Banco de la Republica). Corresponsal
y articulista en revistas y periódicos.

Ex Consejero Nacional, Regional y Departamental


de literatura. Jurado nacional del Ministerio de
Cultura (convocatoria Literatura para radio); jurado
único concurso de novela corta y ensayo, Instituto
Municipal de Cultura, Bucaramanga, 2009

Publicaciones: Novela, La peligrosa herencia del


joven Aykord, 2009. Antologías de cuento: Suenan
Voces, Ministerio de Cultura, RENATA, 2010;
Soliloquio que Nancy no va a escuchar y otros
cuentos, 2010, RENATA - Consejería Literatura; El
dragón viejo y otros cuentos, 2002. Publicaciones
digitales en Letralia, tierra de letras, Venezuela.
EL ARBOL, LA NUBE Y LA INFANCIA

Fue a visitarte al cuartel


al país desesperado
entre paredes de vieja tapia.

Su frágil cuerpo de humo


lavaba la música de los enfermos
que los guerreros pisotearon
antes de salir a acuchillar la vida.

no mueras del todo


—te dijo—
No te pongas rígido
si dejas de morir vendrán los otros
y seguirá la escabechina.

La miraste triste.

Sabes que el árbol que ahora es horca


fue columpio de la infancia.
HISTORIAS COMO ESTA

El tipo que sube con torpeza al autobús


acezante
un poco asustado de sus pasos de grulla
sufre un estilo de vida simple y denso.

Alguna vez, ha dejado caer los paquetes del


mercado,
ha dicho una palabra indiscreta
o reído en el momento equivocado.

Pequeños crímenes
que sus amigos perdonan
a cambio de un comentario afilado o una mentira.

Pero no todo en él es torpeza o mala intensión


también canta pequeñas historias
donde nadie es demasiado feliz o demasiado triste,
historias como esta.
ANIMAL EXTRAVIADO

Parece increíble que por dentro


yo este hecho de cascaras de fruta
de grandes mangos
bananos
y nísperos de vino
si sólo puedo nombrar afanes y desdichas.

A esta hora los perros ladran


ladran rencorosos o asustados.
A esta hora
la noche es un animal extraviado
un fantasma enloquecido en el bosque de mis
sueños.
COMO UNA ORACION

Las monjitas que pululan


como ratones blancos en este pueblo
llevan una taza de limosnas
la aprietan como una oración
contra sus senos marchitos.
Se dejan poseer por el olvido
bajo un sol pálido
permanecen como musgos
detenidas en un tiempo más oscuro.
CIUDAD

Sobre el sucio río


levantaron una ciudad
vivieron sus sueños pobres de pobres.
La lluvia
se llevaba
de tanto en tanto
animales
herramientas
y pedazos de historias.

El tiempo en su corriente arrastró a los viejos


sobre las piedras y el río sucio.

La hipocresía creció como un musgo


en los hijos de los hijos.
JORGE CADAVID

Pamplona, 1962. Poeta y ensayista. Filósofo de la


universidad de Sevilla, España. Profesor de cátedra
en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.
Sus textos han sido recogidos en diferentes
antologías del país y del exterior, como también
traducidos parcialmente al inglés, francés y alemán.

Ha publicado los libros de poesía: La nada, 2000; Un


leve mandamiento, 2002; Diario del entomólogo,
2003; El vuelo inmóvil, 2003; Ultrantología, 2004; El
derviche y otros poemas, 2006; Herbarium, 2007;
Tratado de cielo para jóvenes poetas, 2009; Música
callada, 2009; Heráclito inasible, 2010.

Ha obtenido los siguientes premios: Premio


nacional de poesía Eduardo Cote Lamus, 2003;
Premio nacional de poesía José Manuel Arango
,2005; Premio nacional de poesía Universidad de
Antioquia, 2008.
ERIK SATIE

La luz se posa
en los abismos de un teclado
roza las cuerdas
para hacer posible la visión

La luz tiene la memoria de los dedos


En efímeros instantes
flexiona el espacio

La ondulación mediadora
produce el tono exacto
en que suena la ausencia

Al fondo, en el alma de la casa


se escucha la acogedora
inestabilidad del sonido
la definitiva provisoriedad del silencio
PAJARO SUFI

Vive este pájaro de aire


—en lo alto, solitario—
no ha tocado mástil o campanario

Para estar más a salvo


vuela sobre las nubes
hasta donde se lo permite el cielo

Encuentra el aire tan sutil


que mil vuelos atraviesa de un vuelo

En las zonas invioladas del ser


se atraviesa a sí mismo
COMO UNA IMAGEN

Sigo los pasos de la grulla


Al final de esa frase
que se curva en la arena
puede estar el poema
ESTUDIO SOBRE LA MIRADA

No sabe si fue el pájaro


quien quebró la rama
o si fue apenas
la nube al doblarse
la que movió el árbol
No sabe si fue la mirada
la que fisuró la idea
que tenía del pájaro
No sabe si es la lengua
o el ojo o apenas las ideas
el motivo de nuestras revelaciones.
ENSAYO SOBRE LA REALIDAD

Las hojas son las palabras de los árboles


Míralas caer como pensamientos
y romper en su corto vuelo
la percepción de la realidad
Cada árbol escribe un cántico
hoja por hoja
en un verdadero desprendimiento del yo
Viendo un árbol en otoño
alguien podría interpretar
que la desposesión está aquí
que lo impronunciable
busca sin cesar un punto de apoyo
El árbol en cada hoja
se mira pensar y, al parecer,
se desvanece.
JAVIER BOSCH FOSSI

Cúcuta, 1963. Magister en Comunicación y


Semiótica. Se desempeña como docente
universitario en áreas de humanística.

Ha sido codirector de la revista cultural Azagaya


(1996); conferencista en temas de música y teoría
estética; fundador y director del Cine Club UDES de
la Universidad de Santander (1996-2006), director
del espacio cultural Poiesis del Área Cultural del
Banco de la República (2001-2003) y el actual
director del Cine Club UFPS de la Universidad
Francisco de Paula Santander.

Ha escrito los libros de poesía: Comienzo de


Mundo, 1994; Del Círculo de Nuestras Vidas, 2001;
Hora Sagrada del Mundo, 2004; Ante tus Pechos
como Nubes, 2006; Visiones, 2007; Olor de Luz y
Abismo, 2011.

Finalista de Premio Nacional de Poesía Eduardo


Cote Lamus, 2007.
INICIACION

Donde el amable peso de sus alas


impide defenderse a la belleza
de un proceloso bosque de caricias
Antonio Gala

El pájaro está primero ante la voz del misterio.


En la aurora un primer silbo como un amoroso
respiro,
el corazón tan pequeño pero su aroma tan grande;

un abrazarse en el transcurrir que aclara


a los formidables hombros del aire.

Ungido el pájaro elevado entre el aire dorado,


su habla un manifiesto dulce en los árboles.
AIRE

Soy un canto en el ancho cerco del agua


Acomiztli Nezahualcóyotl

El pájaro en círculos comprende su aire.


Desde el aire se ve la mirada irisada del agua;
agua del día con la arboleda en su centro.

A modo de nido el pájaro ha construido su nave


pero salta a lo profundo en que el árbol le lleva.

(Un árbol sagrado hay en el centro de círculos,


un árbol húmedo hay en el ojo sereno del día)

Del centro del árbol que va por el aire


de nuevo un ramaje se entrega
entre el momento en que vuela ese pájaro.

Un ojo de pájaro posado en un alto


es la arboleda firme ofrecida en su adentro.
VISIÓN DE WALT WHITMAN

(Canto 33)
Yo soy el esclavo acosado por la jauría.
Me duelen los mordiscos
Walt Whitman

Un esclavo negro corre precipitadamente por el


bosque
por entre los troncos firmes que se suceden
y las verticales de luz.
¿Cómo avanza por entre árboles repentinos
el ángel de este hombre negro?
Avanza y se siente cerca el seguimiento de la faena
de caza.
La escena que escribe mi mano avergüenza y con
indignación agita al poema
y se adivina allí en alrededores al recurrente ser de
átomos inasibles de hombre
que también le sigue el paso y en ello también a ese
ángel le siguen los bravos perros.
Es el ángel que va en la senda por entre árboles que
se suceden
y al ser afanada de muerte su sencilla transparencia
de tanto universo
en su todo se maltratan y rabian por siempre el
perseguidor junto a su malévola amada
y en esto la montura lisa y dura le mortificará a ella
los días
con justicia de infierno bajo el rojo vestido.
Lejos de su tierra es perseguido en el bosque un
hombre semejanza de todos los hombres,
un puro calzón de tosca tela blanca lleva aferrado a
su cuerpo
y una idea fugaz y luminosa distrae y arroja hacia
un lado a los canes.
Este hombre corre precipitadamente y puede saltar
a otros aires,
ni una sola roca saliente ni una sola espina hace
herir al pie negro salpicado de gramas.
En frente le ha puesto el ángel ahora un recuerdo de
soles amados que alcanza mis ojos,
Dios mismo diría que este hombre va a escapar
entre el coro imponente del bosque
y el mismo poema así lo quiere y establece y mide
distancias,
con la idea de árboles y árboles se opone.
MADRIGAL

Se mira un tiempo hacia arriba


y en el hecho uno cae;
arriba es también el fondo y el suelo poco retiene
mientras algo gotea hasta aquí de la brillantez
en que un sol se derrite.
Aún más el horizonte penetra de frente
si humilde ante las formas uno se halla inclinado.
Sentados estamos entre un camino eterno de
hormigas;
el susurro diminuto del tiempo
algo sin solución dice.
Miramos entonces las brisas y sus arenas lejanas.
A alguna parte tienden todas las cosas,
entretanto un remezón de hojas ahora verdes,
así la vida.
RAMON COTE BARAIBAR

Cúcuta, 1963. Poeta, narrador y ensayista.


Graduado en historia del arte por la Universidad
Complutense de Madrid. Es cultor del poema en
prosa y parte de su obra ha sido traducida al inglés,
francés e italiano.

Ha publicado los libros de poesía: Poemas para una


fosa común, 1984; Informe sobre el estado de los
trenes en la antigua estación de Delicias, 1991; El
confuso trazado de las fundaciones, 1992; Diez de
ultramar (Antología de la joven poesía
latinoamericana, 1992); Botella papel, 1998 y 2006;
Colección privada, 2003; La poesía del Siglo XX En
Colombia, Antología, 2006; Los fuegos obligados,
2009.

Los libros en prosa y ensayo: Páginas de en medio,


(Cuentos), 2002; Goya, el pincel de la sombra.
(Biografía crítica), 2005;

Ha obtenido los siguientes premios: III Premio de


Poesía Casa de América de Poesía Americana,
Madrid, 2003; Premio de Poesía Unicaja, Cádiz,
2009.
CEREZAS & GRANIZO

A María Baranda

Todo sucedió en la primera semana de marzo


cuando por fin cayeron las cerezas.

Y no cayeron por maduras, por redondas, por


rotundas,
cayeron por culpa del granizo y su inexplicable
cólera.

Después de la tormenta, sobre la compacta blancura


del parque,
empezaron a brotar, aquí y allá,

mínimas manchas de color púrpura,


como si fuera el vestido nupcial de una novia
apuñalada.

Fue tanta la prohibición de febrero y la excesiva


codicia
entre las altas ramas las que provocaron esa
avalancha de niños

a quienes no les importó cortarse los labios con esa


nieve de vidrio
con tal de poder reventar su piel entre los dientes.

Cuando pasados los años alguien les pregunte


por el definitivo sabor que los devuelve a la
infancia,

no dudarán en decir que el sabor de las cerezas,


el sabor a venganza que tenían esas cerezas heladas,

y enseguida añadirán que todo sucedió un lejano


marzo,
en su primera semana, después de una tormenta,

cuando el granizo del parque se fue tiñendo de rojo,


como después su vaho, como las puntas de sus
dedos,

como también su memoria, desangrándose, ahora al


recordarlo.
LUNA DE SEPTIEMBRE

Ahora que entra septiembre sin hacer ruido,


como si viniera descalzo de madrugada,
y vuelvo a ver su luna naciente alzarse en el cielo
afilada y vigilante, desenvainando sin violencia
tan nítidamente su metal
sobre todas las cosas y regiones de la tierra,
recuerdo mis súplicas desde una terraza
hace ya bastantes años, temeroso y solitario
pero al fin feliz,
rogándole al primer dios que me escuchara
que nunca terminaran sus días,
porque sabía que muy pronto llegaría octubre
con su costumbre de arrasar con todo.

Eran las únicas horas del año en las que la


oscuridad
parecía estar de mi lado, y dejaba de llamarme
huésped
para decirme habitante. Durante ese mes tenía en la
terraza
un telescopio, montones de cervezas y sonaba como
nunca
la voz de Billie Holliday,
hasta que reconocía en la garganta la llegada del
amanecer
por su ardiente exhalación de magnolias,
y veía entre lágrimas las bandadas de golondrinas
fugarse de los aleros para estremecer a ráfagas
el aire frío de la mañana.
Por ausente que esté, por distante que permanezca,
cada año que pasa asisto puntual a la cita
con la más hermosa de las lunas, la luna de
septiembre,
porque al mirarla nuevamente en la noche
su acero se vuelve a derretir con dulzura
dentro de mi boca, debajo de mi lengua,
y otra vez me invade ese extraño sosiego,
esa confianza que se convierte en fulgor, esa paz
que se hace luz, luz momentánea pero duradera,
como esas lámparas que los propietarios
en los largos meses de las vacaciones
dejan a propósito encendidas
para indicar a los posibles intrusos
que la casa vacía permanece habitada.
SONATA DEL ÁNGEL

Al extranjero no se le reconoce únicamente


por su soledad. Apartado y oblicuo
observa cómo el tiempo es en otros tiranía,
lumbre discutible. Aunque mucho se demore
en otro país que no es el suyo
y pierda sus giros indelebles y el lenguaje
que no le bastaba para cubrir su timidez
ahora le resulte en cierto modo familiar,
intenta descubrirle cerca de sus hombros,
bajo su única camisa amarilla,
los vacíos orificios de sus alas.
JAVIER FELIX

Pamplona, 1966. Egresado del Colegio Santander de


Bucaramanga. Poeta, Caminante, Investigador y
Gestor de la Cultura. Ha hecho parte de proyectos
con el Ministerio de Educación Nacional, Ministerio
de Cultura, Gobernación de Santander y
organizaciones del sector privado.

Co-fundador del Proyecto editorial LA ESKINA.


Miembro de la Asociación de Poetas en Santander,
Palabra en el Tiempo. Cónsul Departamental de la
organización Poetas del Mundo. Miembro del
Comité Permanente a la Memoria de Chucho Peña.
Ha sido Director de la Casa de la Cultura de
Bucaramanga. Coordinador Departamental del
Programa Nacional Vigías Del Patrimonio del
Ministerio de Cultura

Autor de los libros de Poesía: Selva Azul, 2001; y


Textos Mediterráneos.
HECHOS DE HIERBA

a Galilea del Mar

Masticando las lunas vistas por mis hermanos


en su sordo día de ceniza,
arrancando al tiempo su hilo de amarre,
al garete el duelo de las imágenes.

Cubren pequeños huesos


que un día se estiraron hasta el firmamento.
Nudos óseos que atraparon las mariposas del vacío,
tejedoras del sonido y la mirada.

Las hojas chasquean dentro de la mascada


y su silbo al triturarse
recoge el recuento de sus historias,
códices invisibles sobre las colinas.

La figura, encorvada al asilo de las horas


dejando que sus manos las apresaran para siempre.

La puerta se abre y la lengua ya dormida


corre por los ríos de sustancia
griterío en los caminos de aquella voz sumergida,
el bolo de coca destila su jugo,
goce de pequeñas urgencias cual pezón de madre.

Si en las noches surgidas para la fiesta del fauno


aún quedara espacio para el agua,
acataría el lento trepidar de las rocas,
desangrando lágrimas de cielo.
Cada gota apaciguando el vaivén de hojas
esquinas de miel
gotas como voces que deletrean el pan.

Mi hermano se aferra junto al abismo


sus anhelos me recuerdan sus certezas
vislumbra la sombra alargada de los jinetes,
su desvarío, su prisa untada de angustia.

Permanece impasible
siglos de horror aguardan luego de aquellos soles.
Mi hermano tiene fe
su comunión con las alturas le ha hecho grande,
su conciencia de hombre le ha dado vida
el fuego ha perpetuado su magia
todo ha estado masticado
por su boca corre el chasqui, grito de libertad.

Han sido sus vigas nerviosas,


cruzadas por el hierro, ya, antes,
cuando el aire y las flores esperan congeladas.

En su vieja caverna, mecido por el cosmos


manipulando el tiempo, atrapado explota el átomo
que jamás podrá nombrarse
sin dar testimonio de su garganta,
corre, chasqui, corre.
Acullico chupado lentamente
caldo de la vida multiforme.

Los cardos colgados de las eternas pendientes


los perfumes suspendidos por siglos de tormenta
las vetas de informes metales acunados en el
regazo de las montañas,
todo es un silencio que espera despertar.

Aquel infinito reflejo de las cosas


el humo de la lumbre,
el tiempo de las maderas ardidas
las manos cruzadas como signo de esperanza
el esperma regado entre las húmedas plantas
testimonio de sus ancianas raíces.
Polvo y greda, nube y canto
La voluntad del hermano estará para ser
perpetuada
Su tinte manchado por las lunas del descenso
su vela encendida atravesando la roca
de todo cuanto advirtiera el cronista
una mudez reconocida.
El mañana de mi hermano despierta
cuando mi boca aprieta el silencio suspendido por
la muerte.
Largas cadenas de carnes
holocaustos al espíritu del indio
que llama entre montañas y albas
invoco su gesto desde la palabra que lo nombra.

La flor espera su halito de amor


una niña chasqui para adornar el cielo de su frente
la espera es un don que se confunde con los brazos
para acunarla
Su paz es canto rodado por las laderas
densa brisa que todo abarca.
Cual bello silencio de manos abiertas
los días se amontonan, ignorada por el latido,
se deshace en el fondo de sus cuerpos
suma el anhelo, rompe las tristezas de la tribu.
El carigüeta avanza, galopa en su corazón,
la noticia camina con él.
Rebosa el vientre de la tierra,
una suerte de volcán microbiano
el todo repite al uno, circulo de prístinas historias,
la historia misma reordena sus épocas,
su fuerza desborda, se engendra a si misma
inútil la prédica, el agorero vaticinio,
la incompleta sentencia,
todo se desvanece en el torrente del color y la vida.

II

El misterio abarca lo posible


de sus señales el enviado recoge su fardo
el elegido su cayado, el indiferente su balsa,
Todos inician su larga travesía.
Esperan a sus fatigas, los ríos y montes
las noches y el desgaste en las arenas
la ilusión y el espejismo de los cronistas inexpertos.
Su tinta de leche, su voz de carbón
en brazos del aire silbador de los caminos
la lucha entre manigua y horizonte
y el deseado encuentro con la cinta de los mares.
Las crines del centauro, el ojo del hechicero
celebran el extravío.

La luna ha colmado sus miembros.


Camina sobre los hijos que la chacarera ofrenda
la fiesta se evidencia como coro de almas.

El canto resuena como lluvia


se ofrece al viento como loa de tonada singular
solo el implacable instante del espíritu viajero
manipulará el tempo de la cantica
las materias recogidas por el Dios de todo lo creado
el infaltable dador.

III

El camino nunca hecho, senda inviolada


arrasaba el polvo estelar.

Un abismo separaba el dedo del ojo


su chispa de vida irrepetida
el espíritu viajaba holgazán entre los espejos.
Sin mácula el día por acontecer
la mudez aguardaba la vibración de la caja
intestina
el gorjeo de laminillas de sal
la palabra sería expulsada de su columna
ahogaría en la nada su alumbramiento
gruta de voces, agonías y génesis.

IV

Se avista la noche, un gorjeo de pájaros de fuego le


trae en desbandada
duerme la amauta y su corazón galopa
cientos de crines envuelven su ingravidez
su frente blanca por las leches y savias atraviesa
el viento frio de las profundidades
su sueño abarca la infinita morada de los dioses.

Ha superado el sumergimiento
sus mensajes llevan órficos senderos
sobre la espalda de la madre,
sueña un mundo de hierba,
verde hierba masticada por los siglos.
MANUEL IVAN URBINA SANTAFE

Pamplona, 1967. Escritor y educador, especializado


en literatura infantil y juvenil. Actualmente dirige
en Cúcuta el taller de la Red Nacional de Talleres
Literarios, RENATA.

Ha publicado los libros de poesía: Para que tú los


entiendas, 1998; Estudio de los seres y las cosas,
2005; Estudio Compartido, 2010. En prosa: El libro
de los ríos, 2008; Sören Kierkegaard: la conciencia
de un desesperado, 2005; Donde los ángeles anidan,
2005; En una plaza vacía, 2003.

Para el público infantil ha escrito: Una isla llamada


Luna, 2009; Don Quijote leído por Alonso el Bueno,
2004; De cómo le aparecieron las pecas a Rocío,
2003; El Espíritu de los Libros, 2005; Voces en
Tucunaré, 2010; El sospechoso Miguel Miguel, 2011;
Luna de Don Quijote, 2011.

Ha obtenido los siguientes reconocimientos: Premio


Departamental de Novela de Norte de Santander,
2000 y 2001. Mención de honor en el Premio
Internacional Enka de Literatura Infantil, 2000;
Primer puesto Bienal de Literatura Colombo-
Venezolana, 2003; Premio Nacional de Cuento
Infantil de Comfamiliar del Atlántico, 2009; finalista
en el Concurso Barco de Vapor, 2009; Premio
Departamental de Poesía José Eusebio Caro, 2010.
CARDENAL SOBRE EL MURO

Es un rayo rojo
una luminiscencia de plumas
que cruza arriba de tu alma
sin que lo sepas
porque tiene algo de ti
y no puede resistirse.
Como tú
se sabe venido de otras muertes.

Tan leve animal serías


si no hubieses arrastrado
esa trágica memoria.

Serías tú
de haberle arrancado a la felicidad
las plumas rojas.
COMETA

Todavía ondea su corazón de niña


que va corriendo por el páramo infinito.
Y es ella la cometa,
su perro el lastre
y lastre la nostalgia de su madre lejana.

¿Qué le impide volar sobre el paisaje


donde Dios sembró tan pocas cosas?
Ya se ha dicho: nada.
Excepto la tibia reconvención del regazo de su
madre
tan anhelado.
Y la alegría-cordel de su mascota
que ladra y salta sobre negros espejos de agua
para recobrarla entre el cielo y la montaña.

Aún te duele el viento de esa tarde.


No temas, ya no es agosto.
Recoge los papeles vivos, vuelve a casa.
UN AVE

Dijiste es de noche,
pero querías decir
la ciudad se oculta
veo luz en muchas habitaciones

dije una heliconia


quise decir un ave
algo pasajero algo leve

por miedo al equívoco


nadie se atrevió
a pronunciar un nombre

en ese instante singular


deambuló el tiempo
todo
disfrazado de niño silencioso
ESTUDIO DE CIUDAD Y FLOTA EN LLAMAS

La ciudad se consume.
Las embarcaciones pesan entre las olas,
porque llevan su última ofrenda de fuego.
Ahora no saben esos barcos
si desesperan por volar,
azuzados por la violencia de su propio arsenal,
o por estar finalmente en el silencio del fondo,
recorriendo sin prisa habitaciones negras y azules.
Llora mientras tienes oportunidad.
Pero no derramarás una lágrima por la ciudad
—sus techos rojos son también una flota que parte—
ni por los hombres que escogen su fin entre el fuego
y el hielo.
Llorarás por ti:
no tendrás una ciudad a donde regresar,
ni barcos para ir y venir entre tus deseos.

Mal para ti si no te embarcaste en esas naves


perdidas.
CABALLO BLANCO
(de fondo la noche)

Si un día soñaste
si un día soñé
con un caballo blanco
tal vez sea éste
que tiene el poder
de salvar todos los abismos.
Míralo ahora
en medio de la oscuridad
esperando
a que sus alas florezcan.
CARMEN ADRIANA FERREIRA ESPARZA

Bucaramanga, 1970. Historiadora de la Universidad


Industrial de Santander, donde también fue
docente. Autora de libros y artículos publicados en
revistas nacionales e internacionales.

Como coordinadora de la Biblioteca Julio Pérez


Ferrero, diseñó y dirigió varios proyectos de
promoción de lectura entre los que se destacan:
Colores para la Paz y Red de Jóvenes líderes
Culturales. Coordinó la Red Departamental de
Bibliotecas de Norte de Santander. Actualmente es
la coordinadora del Área Cultural del Banco de la
República en Cúcuta.

Ha obtenido los siguientes premios: Premio


Regional de Poesía Universitaria del Oriente
Colombiano, 2001.
Morir
en los fríos brazos del silencio
devorada por el sol
con un oasis en los ojos.

Pulgada a pulgada
mides
la longitud de mis deseos.

Sobre una piel indiferente


en un instante
o en mil años
basta sólo una palabra.
PARAÍSOS PERDIDOS.

Soñar el sueño
donde la vida misma
no es más que la certeza de la muerte.

Donde la muerte no es más


que la certeza del último dolor.

Despertar hecha pedazos


devorada en la maraña
de cada sustancia
que tejen los recuerdos.
Un cuerpo
no es más
que la certeza
del próximo
delirio.
Mi cuerpo
aun conserva el olor de tu silencio
el calor del miedo devorando tus pupilas.

Palabra tras palabra


mis labios aún
se aferran a tu sombra.
Mi alma encendida
sobre tu cuerpo
se consume.

El silencio es una corona de espinas.

Recojo las cenizas


en pequeñas palabras
que nunca llegan.
JAVIER CORTES RAMIREZ

Cúcuta, 1971. Médico cirujano de la Universidad


Industrial de Santander. Magíster en Salud Publica
de la universidad de Chile. MBA en Salud de la
Universidad Andres Bello–Santiago. Coordinador
de unidades clínicas de Salud Ocupacional que
prestan servicios a empresas mineras en Chile.

Ha publicado los libros de poesía: Las danzas


oscuras, 2001. Poemas suyos hacen parte: Antología
poética UFPS, 1999; OPNI, Jóvenes Poetas de
Cúcuta, 2002.
LOS CERROS ROJOS

Sacaré las tiendas de mi cielo en este espacio nuevo


de humo. Tenderé mis migas de silencio en este
nuevo descenso. Sobre estas imágenes imprevistas
de tierra en el aire, subiré hacia mi dolor, hacia mi
silencio derrotado por el espasmo del asombro,
hacia la salida del espacio, dentro de mí, hacia el
hombre que sucumbe y en su vértigo menciona un
nombre.

Si los ángeles acudieran a ese deceso, construiré una


fortaleza en la tristeza. Cubriré las entradas de
fallecidos innombrables, que mitiguen todas las
posibilidades de alivio y encumbren las torres del
silencio, del desierto, como ángeles de soledad.
Sostendré entre mis manos de miseria, las cuerdas
raídas de mi orca y no alteraré mi mirada ante el
grito redentor.

Solo en mi partida, sobre los misterios que cubren


los lechos de los durmientes, sin ojos. Allí, en medio
de esa noche interminable, tenderé a mi lado los
recuerdos de la mujer. Ella, en los atisbos de una
comprensión enajenada, sostendrá mi mirada y
huirá al rincón de sus altares.
PLEGARIA A LAS ÁNIMAS
EN EL PARQUE ORESTES

Digo a los muertos que el silencio es una obra de


arte enmohecida, la tarde espera la oscuridad para
vaciar en ella todos los llantos. Les cuento que en la
caminata, unas manos me han tocado sin querer, en
el cruce de las esquinas y su tacto arrojó en mis
sienes el fuego de la destrucción de Sodoma. Pero
ellos no me creen, escuchan una canción que viene
desde el tiempo como una trompeta abandonada
por un negro jubilado del blues, y me miran,
ausentes en su deambular vacío de las tardes.

Yo les cuento que las rosas han crecido al otro lado


del mundo, inundando el corazón de las niñas más
humildes. Les muestro láminas en los postes de
electricidad que enseñan a devorar el día con
palabras huidizas. Riego el plancton urbano y el
smog con mis orines, y ellos sólo callan y me miran
quietamente sin inmutar su tristeza eterna.

Los muertos se sientan en bancas de mármol color


esmeralda. Yo los encuentro en las esquinas, en sus
meditaciones, infinitas, inacabadas, haciendo poco
ruido, casi sin siquiera moverse. Me escuchan, pero
no sonríen.
PROMETEO DOS VECES

Ay, mi señor. Las bestias del silencio están fuera


esperando mi carne. Ay, mi dios, los cielos esperan
como muchedumbres hambrientas, las señales del
verano para ver el espectáculo de mi muerte, sin
redenciones o derechos de silencio.

La grieta azul de la tierra habló ayer para mí. Un


geiser de fúnebres resplandores llegó hasta aquí y
me entregó el aviso de mi ignominia. La cascada de
fuego llovió su desgracia en mi cuerpo destruido,
para enquistar aún más la pena de mi deceso
premeditado.

Ay, mi señor, las bestias del silencio están fuera


esperando mi vergüenza. Los niños monstruosos de
las hecatombes hacen coros que aterran mi sueño, y
ya presiento mis dolores, repetidos mil veces en las
llagas de mi castigo.

La manta eterna de nubes púrpura, ha cubierto el


cielo en todas mis miradas, y en sus esquinas
memoraba mi destrozo. La espantada de pájaros
ingentes que asoló mis pesadillas de niño, ha
regresado esta noche, y me han revelado mis
dolores prometidos.
OTRA VEZ EL HOMBRE

Concentrado, mirando el avatar de las olas en la


playa fría, descansa el hombrecillo enajenado. En su
silla de madera rodante, sin techumbre, cubierto
con su poncho de lana, tan antigua como su madre,
descansa el ser minúsculo, aterido por el viento que
viene del océano, vagando su mirada sobre el azul y
el blanco de la espuma.

La memoria se le atiborra como remolinos en la sien


mientras descansa, como aferrado en esa esquina
del mundo, espectador del avanzar de la tarde, más
allá del mar. Este vagabundo, huérfano de
añoranzas, paseando sus ojos hacia el horizonte
gélido del sur, una ventisca envilecida le ataca el
rostro sin piedad.

Solo, el hombre se reinventa hacia la memoria de su


amor perdido, en la orilla de la playa,
oscureciéndose de agosto, abrigado con su poncho
de dos colores. El hombre, nuevamente abandonado
y perdido de esperanza.
LOS CASTIGOS DEL DÍA

Ha hablado el gran maestro de la rabia. Resuenan


sus palabras en los recovecos de nuestras cabezas
atormentadas. Como ecos rebota el tono de muerte
en los tímpanos, y las ciudades incendiadas
iluminan el horizonte, única esperanza para el día
de mañana. Niños moribundos lloriquean en el
valle que se extiende hacia la planicie cálida, de una
arena amarilla sometida por la canícula.

No pensamos en la redención, quimera insulsa de


románticos asesinados en la horca. Un hedor
pútrido azota los sentidos y ni el desfallecimiento
sería un alivio, “en los abismos infinitos yacerán los
desfallecidos después del martirio”. Los cielos
púrpura desgranan una lluvia oscura que arremete
contra las esperanzas. La gélidez del desierto ataca
la última resistencia de nuestros cuerpos quebrados.

Mañana será otro día de calor, dolor y muerte.


SAUL GOMEZ MANTILLA

Cúcuta, 1978. Profesional en Estudios Literarios de


la Universidad Nacional de Colombia. Promotor de
lectura en instituciones como Fundalectura,
Biblioteca Nacional de Colombia, Banco de la
República, Red de Bibliotecas de Norte de
Santander y Biblored. Miembro fundador de la Red
Nacional de Estudiantes de Literatura, REDNEL.

Ha publicado los libros de poesía: Ideas de Viaje,


2003; Lección de Olvido, 2007; Rostro que no se
Encuentra, 2009.
En el marco del proyecto, Red de Jóvenes Lideres
Culturales para la paz y la convivencia, desarrolló y
publicó: La promoción de lectura, estrategia para la
paz y la convivencia; Álbum de los derechos y los
valores; Lotería del Patrimonio.

Ha obtenido los siguientes premios: III Concurso


Departamental de Poesía para jóvenes, 1998. II
Concurso Nacional de Poesía Joven, XI Festival
Internacional de Poesía de Medellín, 2001; Premio
Estimulo a la Joven Poesía Colombiana, XVI Festival
Internacional de Poesía de Medellín, 2006; Primer
finalista, XI Concurso Nacional de Poesía Eduardo
Cote Lamus, 2007; Postulado por Colombia ante la
UNESCO al Premio Mundial de Poesía Puentes de
Struga, República de Macedonia, 2010.
INSTINTO

a Corina

No atrapa el árbol
al ave
en sus ramas.

Permite el agua
al pez
volar a su manera.

No detiene el campo
al lobo
en su emboscada.

Y yo intento retenerte
amor
en este sueño
de ser libres.
DESPERTAR

De qué forma una palabra


se anida en nosotros.

Se convierte en morada y cobijo


acompaña los miedos
y apresta las ilusiones.

Entonces el calor
el ruido
el tiempo
no se perciben.

Franqueamos a otro estado


como perdidos en medio del tumulto
seguros de haber encontrado
una luz entre las manos.
ESCRITURA

Tender las palabras


y una a una
quitarles toda enfermedad
limpiarlas
eliminar toda costumbre

Que el tiempo las sangre


para no encontrar
días después
palabras que no dicen
que preguntan por nadie
y a nadie descubren.
DÁDIVA

De qué modo ciertos días


parecen una ilusión
y la gracia nos llega

Somos sorprendidos en medio de los sueños


y todo ocurre vertiginosamente.

Llevados por las horas


por una especie de suerte
que al parecer
decidió bañarnos ese día.
SEÑALES

Una palabra
naufraga en la página
y sola
parece abandonarse
entre frases y párrafos.

Al ser leída
atraviesa ojos, manos, pies, cerebro,
instalándose en el pecho
doblando las rodillas.

Con el pasar de las hojas


se abandona
se pierde entre los párrafos.

Al extraviarse, regresa la vida


que por unos instantes
despojó el cuerpo.
MANUEL MAURICIO RANGEL

Cúcuta, 1979. Realizó estudios de Filología francesa


en la Universidad Nacional de Colombia. Cuatro
años después viaja a la ciudad de Vic en Bigorre en
los pirineos franceses. Sigue estudios de posgrado
en Culturas de América Latina.

Vive actualmente en la ciudad mediterránea de


Toulouse donde trabaja como profesor de español
en un colegio privado y como barman de la estación
de trenes durante los veranos.

Algunos de sus poemas han sido publicados en:


OPNI, jóvenes poetas de Cúcuta, 2001 y en revistas
universitarias del país.
UN “L’AMOUR EN FUITE”

a A. Rangel

Idénticos no son los caminos entre dos inviernos,


y de todo lo tenido no indulta la lluvia
ni a la tregua precaria del olvido.

Pero a todos los años que han de borrar


estas horas de la faz del cosmos
sin que un instante la duda los invada,
pediré clemencia por estas tardes
que tendré para buscarlo.

Hondo es aun el sol primero, tumbado yo en un


árbol
que ya el cuerpo lo interroga sin remedio:
perfume de hojas, nítida colina, giro de la arena
silenciosa.

Adonde van a parar algunos deseos? por ejemplo


el de robarte
todas las fuerzas y liar una cuerda? Creer en el amor
por ejemplo?
Ser en tu pecho y conocer estrellas
que seas en mis pies y levantar ciudades,
una a una llenar las miradas de pasantes en todo
similares
perdidos en alguna noche, por alguna alameda?
PERDISTE EN TU ALEGRÍA Y MORISTE.

a A. Rimbaud.

Todo empezó quizás temprano en sueños


—pobres, miopes, prestos—
en los pájaros demasiado esmerados de la mañana
que lavados de alcoholes, como de baile funesto,
llevaron los acordes a su brillo más potente.

Quizás fue antes de la alegría del beso


—leve, lejano, sabido—
en el gozo que vivía por la forma dulce
que tomaban al alba los papeles, el cenicero,
la camisa lapidada con el corazón dentro.

Acaso la última miga de pan te trajo el hambre


—de trigo, de fotón, de astro—
te viste solo, perdido en sendas arboledas
por laberintos de vastas alamedas, frías, titilantes,
y perdiste en tu alegría y moriste.
IRSE MÁS LEJOS

Los brazos tarde o temprano son dos aspas


rotas de aeroplano. Entonces uno cuenta,
porque ¡a eso llega uno!,
que la fragilidad de la técnica aeroespacial es el
carburante
y que en el espacio abierto el desayuno con vista es
una ostentación.

Que la tasa de café se va llenando de chubascos,


cómo se suceden leches colosales, cirros
espumeantes
enredados en la cabeza plateada de la cucharilla
y cómo se fija la mirada sobre el frágil satélite un
instante.

—Levantar cabeza es duro


como levantar la voz más allá de la luna—.
ASTUCIA NEMOTÉCNICA

a J. L. B.

De algunos pasajes carece la memoria


en noches tan oscuras que hasta las manos
parecen otras y no estas.

Acaso queden en el recinto de su historia


las muy austeras provisiones
que son el corazón y el ruido de los pasos

El Autor del verso no lo es de sus ocasos,


mas, en ello le va la vida, en remontar la gloria
de un rey vestido de girones y retazos.
PLONGEON

a F. Ponge

En el recuerdo que tengo de nosotros


comiendo una ave junto al rio
todo aza, humea y abre el apetito
cada vez como la de antes.

Con los pies en la corriente no codicio


el alivio de penas sin augurio y aún distantes
que traerán las someras labores de duelo;
bajo el agua a los dos nos cubre otro cielo.

Constelado de guijarros, como los suyos


innombrables
y a brazo limpio remontamos el caudal a nado
hasta la orilla frugal.
Por qué el sol quiere secar la ropa
y los cuadernos deshojar su espera fatal?
DELIA YAQUELINE GÓMEZ MANTILLA

Cúcuta, 1979. Contadora Pública de la Universidad


Francisco de Paula Santander. Actualmente finaliza
la carrera de Historia en la Universidad Industrial
de Santander.

Algunos de sus poemas han sido publicados en


revistas universitarias del país.
ANTICIPACIÓN A LA MUERTE

Cada atardecer
los mangos develan el rojizo suicidio del sol.
Su madurez se anticipa y resplandece
en el fluir de los frutos
bajo la soledad de los árboles.
Es el ocaso el que pinta el aleteo moribundo
de la partida.
Su travesía estremece nuestras raíces con su luz
portadora de arreboles.
Se veía tan frágil
llorando en la escalera
y más, cuando se ocultaba
tras el tenue relámpago asomado a mi ventana.
Sus ojos eran el velo de una sonrisa
de una historia inasible
nunca contada por sus labios.
Como líneas en sus manos
y el recorrido de sus pies
son el cielo que se diluye en mar.
Hay un cielo que se niega a la oscuridad
que trastea con los recuerdos diarios
y los quiere eternos.
El canto de los pájaros en las cuerdas
espera una descarga que los haga volar.
Esa angustia de correr detrás de lo que hemos
perdido.
Ya no corre la gacela en dirección contraria a su
captor.
Huir constituía un simple acto de miedo
su obsequio yace en medio de la carretera
y se destiñe por la lluvia.
En el cuarto tus alas crecen,
tus plumas, llenas de palabras recuperan los días
de zozobra enmudecida.
Hay unas manos que te moldean.
La flor del baile que se abrió a las nueve de la noche
yace en medio de la vía.
Quién ha querido robarte los sueños
es un duende que revuelca tus recuerdos
y sonríe.
Crecí bajo un árbol
que extendía sus ramas
para mecerme.
Nunca supe su nombre
me bastaba saber que su generosidad se expresaba
en los obsequios que de él se desprendían
cachitos de mil colores
que caminaban sobre mi cuerpo.
Me entretenía yaciendo en sus raíces
deleitándome.
con el verde azul tornasolado de sus sombras.
Cuántos recuerdos te llevarás en tus anillos.
Ellos hablarán de los secretos que abrazada a ti
te contaba, de las risas y los atardeceres
que junto a ti vi caer.
DARIO SARAGO

Fusagasuga, 1983. Comunicador Social de la


Universidad de Pamplona. Ha publicado un
manifiesto, un microcuento, una crónica y un
estudio sobre la desaparición forzada de personas
en Norte de Santander.
LA MAÑANA

Cuando menos lo espero


como un tigre
el sol salta sobre mí.
Rasga mis ojos y mis sábanas
con su pata de fiebre.
Yo le explico que soy poeta,
que estoy borracho y triste,
que hoy voy a trabajar durmiendo
—pues el bardo es socio del sueño—
y de un golpe a la celosía lo privo.
NOSTALGIA

Si pudiera volver a ese lugar


donde se podía tocar el silencio
y el vacío me sostenía,
en donde ni vida ni muerte
me perseguían con sus asuntos.

Allá donde era abstruso como un color ignoto;


cuando el tiempo no era yo, eran otros,
y la felicidad era no saber que existe.

Allende el bien y el mal,


donde la nada era todo y qué bien me sentaba.
Todo, si pudiera regresar a ese lugar,
a ese remoto lugar
del que no tengo recuerdos.
ESTO NO ES UN POEMA.

Desde luego, esto no es un poema.


Es un pedo a la una de la tarde
cuando la mujer
—qué importa si es tu madre—
recoge el latón en que comes
mirando a lugares lejanos formados en el piso.

Pagar las copas de todos


una noche en que no te diviertes
o un florero roto que aún adorna sin querer
la ventana del desván.

Aún así, aprovechas cualquier descuido


para anotarlo en tu libreta.
La misma en que figuran algunas cuentas de gastos.

Al final y sólo al final


te sale eso
tan brutal y asombroso
que te distingue de los demás.
GÉNESIS

En el principio era el fin.


Luego, vino lo que dijo T. S. Eliot.
CÁBALA

Refiere la historia acerca de un libro sagrado,


borrador de la Palabra,
que descifraba secretos aún no conjurados.

He aquí
(y no me pregunten cómo pudieron ser hallados)
retazos de aquél mapa del tiempo y el espacio.
JOHANNA MARCELA ROZO ENCISO

Pamplona, 1985. Dirección y locución de programas


radiales. Dirige el taller de creación literaria Rayuela
de la Red nacional de talleres Literarios, RENATA-
MINCULTURA. Colaboradora de la revista
argentina Lamás Medula, de Pequeño Periódico de
Medellín y Redyacción de Bogotá.

Ha obtenido varios reconocimientos como gestora


cultural. Invitada por el Ministerio de Cultura y
Fundalectura para realizar un conversatorio en la
XVIII Feria Internacional del Libro en Bogotá, 2005,
sobre el proyecto de tertulias literarias

Ha publicado el libro de poesía: Al otro lado del


asfalto, 2007. Poemas suyos se han publicado en
diversas revistas literarias del país.

Obtuvo el segundo puesto en la categoría de poesía


en el V Concurso Literario Bonaventuriano, 2009.
MUJER DE NIEBLA

No recordarás mi nombre
aunque el golpe en el hombro
sea señal del tropiezo.

No tendrás de mí
una imagen borrosa
y pretenderás volver en el tiempo
sin lograr un bosquejo
de mi rostro,
en los laberintos de tu memoria.

Pasaré frente a ti
en medio de los agitados vientos
y no reconocerás mi sombra.

No te sorprenderá el espacio
vacío en las fotografías.

Porque soy
un fantasma,
una niebla.
la fría imitación
de una mujer invisible.
TOMANDO CAFÉ CON GARCÍA LORCA

El abismo de la blanca casa tiene contusiones.


GRAFITTI

Extraño la casa a las cinco de la tarde


cuando la luz de las ventanas
entran a danzar con los fogones
de la inmensa cocina.
Descubrimos con las pestañas
quemadas
que todos somos culpables
de la puerta rota.
Las cortinas se destiñen
sobre el suelo que aún
conserva la mancha del último
cumpleaños.
POEMA A LA MUJER ROTA

Supe contener un vez más


el relámpago con la fuerza de mi vientre.

Me aferro al ruido que ronda mi cabeza


tratando de olvidar la ceguera
del mundo
que me volvió invisible tantas veces.

Renuncio a ser el indicio


de un naufragio
también renuncio
a recoger mis pedazos
en la casa vacía de la historia.
TRES LIBROS ESCRITOS PARA 25 AÑOS.

Ahora que soy


solo un alma atormentada,
puedo comprender el grito
ahogado de Erick en la vieja opera.

La antigua trampa de la naturaleza


también hizo de Griffin un ser invisible
que, como yo, recupera su alma cada vez
que muere.

Extravié de nuevo mi voluntad


en el vientre libre
y jugué a ser Hide
probando el dulce veneno en mis entrañas.

Ya no soy más
no tengo la pupila en el agua.
MANERAS DE PASAR EL INVIERNO

Los dedos congelados


en la botas
piden un beso anudado al sol.

El temblor
calienta entre las piernas
mientras tu voz pronuncia
mi nombre.

Recuerdo que es la mejor forma


de pasar el invierno.

La lluvia cae desde agosto


mientras tanto
elegí comer chocolates en la cama
en lugar de leer poemas por las tardes
y hacerme vino entre tu boca
solo cuando hace frio.
ANDRÉS RICARDO CARVAJAL CASTRO

Cúcuta, 1988. Comunicador Social de la


Universidad de Pamplona. Algunos de sus trabajos
periodísticos y reseñas que pueden ser leídas en su
blog: www.cutting-andryu.blogspot.com

Ha publicado en revistas literarias como Imágenes,


Letra Oculta, y Al este del arcoíris, antología de
cuentos.

Obtuvo el Primer lugar en el concurso: 200 años, 200


palabras, promovido por la Red Nacional de
Talleres Literarios RENATA - CÚCUTA y la
Consejería Departamental de Literatura de Norte de
Santander.
MUSIQUE

La música es un timo,
una falsedad,
un insulto,
una carga,
un mal presagio,
una droga.

Tenso el arco
y ahora el chelo
me ahoga lentamente.
BASTET

Desde tus ojos felinos


defíneme qué es un gato.
Desde tu visión
descifra los secretos de la bestia
ya que fuiste felina
y amaste como una
por los pabellones de la faraona.

Bastet
¿Acaso un gato
no es para ti
el universo?
POE

Se revela,
dejando a su paso el hálito de la niebla
sobre nuestro cuarto.
Un cuervo se asoma
observándonos desde el dintel de nuestra puerta,
y sus ojos
nos regresan a nuestra forma original.
Aspiramos el blanquecino néctar flotante
dejando que el fantasma se ubique en nosotros.

Es el fantasma del poeta,


del eterno poeta de los gatos,
el de corazón delator que aun suena
bajo nuestro piso de madera
recordándonos que debemos seguir atados
a nuestros metrónomos.
Lo dejamos pasar a nuestra oscuridad,
dejamos sangre en las hojas raídas
y decidimos que esa noche,
como todas las noches de luna llena
nuestra habitación será la tumba
de aquel que nos dio la noche
para amarnos
y maullar siempre
el nombre de Poe.
CUESTIONAMIENTO

¿Por qué los poetas cuando aman desean desfigurar


sus bocas en los besos?
¿Acaso desean saber si esos labios son inmortales
como sus poemas?
EL LIBRO DE CABECERA

Siento que el viento del lejano oriente sopla en mi


pecho, levantando orgasmos que semejan dragones
que sangran, pintando en tu espalda kanjis de
desesperación, esperando que en ti crezca un cerezo
para poder desflorarlo.
ELIANA ANDREA REYES BARRERA

Pamplona, 1988. Psicóloga de la Universidad de


pamplona. Poemas suyos aparecen en la antología,
Las Nuevas Letras de Nuestra Ciudad, 2007.
YO GIMO

Siempre usted, queriéndose tragar mi cuerpo


cuando su mente se sacude en ideas, y la angustia le
rebosa por el rabillo de la boca. Tragarse mi montón
de espejos rotos, una acumulación de hematomas y
barbitúricos.
Yo gimo, yo me dejo, yo gozo. También trago.
Pero al final de la madrugada, cuando está la
ausencia de su cuerpo y sólo me veo derruida como
restos de un naufragio, deseo desaparecerla, deseo
que se la trague un pozo sin retorno y desaparezcan
sus carnes, sus contornos, sus senos rosados.
Que el rabillo de su boca se ahogue con toda su
alma en esa gran casa destruida, toda roja y
despedazada.
Pero después regresa, como venida de un sanatorio,
los poros abiertos, la piel ardiendo, los pezones
saliéndose de su órbita, una palpitación de fiera en
celo, a lamer, a morder, a besar, a hablar de amor y
de esos otros muertos que encontraste mientras
bebías el insomnio enjutada a tu máquina de
escribir.
Delicuescente me dejo escurrir, me tiembla el
vientre, quiero arrancar su ropa, fundirme en su
centro.
Me dejo, sólo me dejo.
MNEMOTECNIA

Aquélla vez estaba entre mi arrabal rojo, vertiendo


mis pasos en una inundación de vagidos fríos y
calvos, me ahogaban en un interludio. Y así perecía
un poco entre el ruido.
Venía y me mezclaba a las luces amarillas, ardía
entre los poros, cubría la asidua línea gris, la
pesadez de los días: la alambrada que siempre vibra
un incisivo acorde fuera del tiempo.
Así fulgía, tarde eran mis horas, blandía la
resonancia de las voces y los rostros y un grito, y las
moscas siempre en el centro bulléndose, buscando
ese objeto verdadero que compone la noche, porque
ya es de noche, y el relámpago gris desde la altura
calma.
NAUFRAGIO

Se sostiene sólo con la imagen que se muestra más


allá de los barrotes. Vidrios fragmentados se
consolidan en el rectángulo para no dejar escapar la
triste carrera del tiempo.

Sin embargo, ella mece entre sus brazos discretos


aquella sombra de abril, aquel espejismo de cielo
teñido de azul: una idea platónica que se mantiene
de peces.

Y ella se sumergió en sus meditaciones.


DESAMPARO

Y qué hay de la percepción de tus olores. Estás


dentro del vapor que reposa en la avenida mientras
el desamparo de la noche le habita. Y ya has jugado
a dar saltos al vacío con aquella cuerda, parecida a
la aureola de los mártires de los dados, el azar. Te
sumerges en la mar abrazando la desaforada
soledad, te entregas a la deriva como un barco de
papel. Y cuando olfateas el cadáver de la mariposa
en cenizas, ahúsas tu mirada de niño sin sueños, te
balanceas, lloras y te dejas succionar por la boca del
bebé vestido de abismo.
PERIODOS EN DESCENSO

Plateada mañana. Me visto con los harapos de la


ausencia. Estoy de funeral.

La mañana firma su fragilidad en mi ropaje, en mi


piel van apareciendo caracteres, en los cuales se
descifran mares en tempestad ataviados de cenizas.

Miro la ventana fragmentada, observo los buitres y


la lóbrega luz que se asoma entre la montaña,
incinerada por las viudas tristes de otoño, periodos
en descenso.
INDICE

Prólogo

MIGUEL MENDEZ CAMACHO – 1942


Elegía en Azul
Kampeones
Confesión
Tristura

FELISA ESCOBAR CARVAJALINO - 1942


La palabra
Desapego
Asilo
Mujer árabe
El viaje

DAVID BONELLS ROVIRA - 1946


Las horas de este día
Ciudad en ruinas
Poco antes de morir
Vinieron a preguntar por usted
Como esperando a alguien

OSWALDO CARVAJALINO DUQUE - 1953


El Vino en la Copa
Borges
El Tiempo
Ritornelo

CARLOS ARNULFO ARIAS MENDOZA - 1953


La inspiración…
Quiero saber existir…
Cada vez que escribo…
Lo justo sería morir en el momento exacto…
Fuimos soldados que perdimos el coraje…

CESAR HERRERA RUGELES - 1959


Solo soy una sombra
Para ver pasar la luz por el infierno
Pasajero de lluvia

GUSTAVO VILLAMIZAR SUAREZ - 1960


Exilio
Mural
La vuelta de la desmemoria
Visitantes
Mudanza

NORWELL CALDERON ROJAS - 1962


El árbol, la nube y la infancia
Historias como esta
Animal extraviado
Como una oración
Ciudad

JORGE CADAVID - 1962


Erik Satie
Pájaro sufí
Como una imagen
Estudio sobre la mirada
Ensayo sobre la realidad
JAVIER BOSCH FOSSI - 1963
Iniciación
Aire
Visión de Walt Whitman
Madrigal

RAMON COTE BARAIBAR - 1963


Cerezas & granizo
Luna de septiembre
Sonata del ángel

JAVIER FELIX - 1966


Hechos de hierba

MANUEL IVAN URBINA SANTAFE - 1967


Cardenal sobre el muro
Cometa
Un ave
Estudio de ciudad y flota en llamas
Caballo blanco (de fondo la noche)

ADRIANA FERREIRA ESPARZA - 1970


Morir…
Paraísos perdidos
Un cuerpo…
Mi cuerpo…
Mi alma encendida…

JAVIER CORTES RAMIREZ - 1971


Los cerros rojos
Plegaria a las ánimas en el parque Orestes
Prometeo dos veces
Otra vez el hombre
Los castigos del día

SAUL GOMEZ MANTILLA - 1978


Instinto
Despertar
Escritura
Dádiva
Señales

MANUEL MAURICIO RANGEL - 1979


Un “L’amour en fuite”
Perdiste en tu alegría y moriste.
Irse más lejos
Astucia nemotécnica
Plongeon

DELIA YAQUELINE GÓMEZ MANTILLA - 1979


Anticipación a la muerte
Se veía tan frágil…
Hay un cielo que se niega a la oscuridad…
Esa angustia de correr detrás…
Crecí bajo un árbol…

DARIO SARAGO - 1983


La mañana
Nostalgia
Esto no es un poema.
Génesis
Cábala

JOHANNA MARCELA ROZO ENCISO - 1985


Mujer de niebla
Tomando café con García Lorca
Poema a la mujer rota
Tres libros escritos para 25 años
Maneras de pasar el invierno

ANDRÉS RICARDO CARVAJAL CASTRO - 1988


Musiqué
Bastet
Poe
Cuestionamiento
El libro de cabecera

ELIANA ANDREA REYES BARRERA - 1988


Yo gimo
Mnemotecnia
Naufragio
Desamparo
Periodos en descenso
Esta primera edición de La sombra y el Relámpago
(Poesía Viva de Norte de Santander),
Compuesta en caracteres Book Antiqua,
se imprimió, para Épica Ediciones,
en los talleres de Gente Nueva Editorial
en el mes de agosto de 2011.

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