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APUNTES

Tipo y tipicidad: El tipo está constituido por la descripción del hecho contrario a la
norma que sanciona la ley penal. La tipicidad es la correspondencia entre el hecho
ocurrido en la realidad y el descripto en el tipo.

A) Dolosos y culposos
Delito de acción dolosa. Este artículo se castiga al autor que ha querido la
realización del hecho típico. Hay coincidencia entre lo que el autor hizo y lo que
quiso.

El dolo tiene un doble contenido. El elemento intelectual del dolo está constituido
por la comprensión o conocimiento de la criminalidad del acto ejecutado, vale decir,
por el conocimiento del hecho y de las circunstancias que fundamentan el tipo
delictivo y su antijuridicidad.
El elemento volitivo del dolo consiste en el querer, por el autor, el acto cuya
criminalidad conoce. Por lo tanto, el elemento volitivo del dolo presupone su
elemento intelectual.
El autor quiere el hecho:
a) si tiene la intención directa de ejecutarlo {dolo directo);
b) si tiene la intención indirecta de ejecutarlo (resultado necesariamente ligado al
efecto querido) [dolo indirecto);
c) si asiente la realización del hecho que prevé como probable (menosprecio de la
consecuencia probable) {dolo eventual)26.

Delito culposo: El autor no quiere la realización del hecho típico. El resultado no


es producto de su voluntad, sino del incumplimiento del deber de cuidado.

La culpa debe definirse como un comportamiento imprudente, negligente, imperito


o inobservante de reglamentos o deberes cuyo cumplimiento corresponde al autor
en el caso concreto.
A diferencia del dolo, la culpa no encuentra su razón en la comprensión y voluntad
delictivas. La razón de ser de la culpa reside en la voluntad contraria a la
precaución que el autor está obligado a observar en determinadas circunstancias
para no dañar intereses ajenos. Sin embargo, el tipo delictivo culposo no está
constituido ya por un comportamiento imprudente, negligente, imperito o
inobservante de reglamentos o deberes, que no son, en sí mismos, otra cosa que
contravenciones a deberes de cuidado a observar en el comportamiento personal.
Esa situación contravencional recién adquiere tipicidad penal cuando causa un
resultado delictivo, producido al margen del querer del agente.
Según el Código penal, cuatro son las formas en que una persona puede actuar con
culpa, a saber: la imprudencia, la negligencia, la impericia en el propio arte o
profesión y la inobservancia de los reglamentos o de los deberes del cargo.

B) De accion, omisión y comisión por omisión.


El delito se comete tanto por acción u omisión. Lo primero sucede cuando
se actúa en forma positiva, existiendo una norma que prohibe realizar el
acto. La "omisión" se configura cuando las normas, en vez de prohibir,
mandan o imponen un comportamiento que no se cumple.

Omisión: se castiga las abstenciones, se fundamentan en normas que ordenan


hacer algo. El delito se considera realizado en el momento en que debió realizarse
la acción omitida).

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Comisión por omisión: Ya que es posible mediante una omisión, consumar un
delito de comisión (delitos de comisión por omisión), como consecuencia el autor
será reprimido por la realización del tipo legal basado en la prohibición de realizar
una acción positiva. No cualquiera puede cometer un delito de omisión impropia, es
necesario que quien se abstiene tenga el deber de evitar el resultado (deber de
garante).

Tipos de comisión y tipos de omisión. Esta clasificación no considera, como se suele


pensar, la forma positiva o negativa del comportamiento (hacer o no hacer), sino la
razón de su antinormatividad.
El tipo o delito es de comisión si el comportamiento, que puede ser una acción o
una omisión, contraviene una norma prohibitiva. El homicidio es un delito de
comisión, porque el comportamiento del autor contraviene la norma que prohibe
matar, y no porque sólo se pueda matar mediante una acción (v. gr., con un
balazo), ya que también se lo puede hacer omitiendo algo.
El tipo o delito es de omisión si el comportamiento contraviene una norma
preceptiva. Son delitos de omisión los atentados contra la libertad, la omisión de
auxilio, la denegación de justicia y el incumplimiento de los deberes de asistencia
familiar.

C) De daño, de peligro concreto, de peligro abstracto y de aptitud.

Delitos de peligro: La figura delictiva contenida en la norma se integra con


solamente la circunstancia que la acción cometida pone en peligro, o crea la
posibilidad de ello, a un bien jurídico protegido inmediato, que es así tutelado.

Requiere de una distinción o sub-clasificación:


Delito de peligro concreto: el juzgador debe integrar su discurso con un análisis
post facto, para determinar si efectivamente se ha causado en forma cierta y
efectiva un riesgo para el bien jurídico inmediato. Por ejemplo, en la calumnia (CP
art. 109) no hace falta que la acción produzca el efecto perseguido por su autor,
pero sí es necesario que el juzgador establezca que podría haberlo producido.

Delito de peligro abstracto: la norma que lo establece describe una acción


idónea para producir un peligro. Si se quiere, es una presunción que la conducta
realizada puso al bien jurídico inmediato en una situación de peligro, y al juzgador
le resulta suficiente que la acción se ha cumplido sin necesidad de probar que el
peligro se produjo. Por ejemplo, véase el art. 4° de la ley 24769, Régimen Penal
Tributario, donde para encuadrar en el tipo se requiere solamente la obtención
fraudulenta de un incentivo fiscal, aunque el sujeto activo del delito no haya
efectivizado el beneficio que le acuerda.

Delito de peligro contra la salud publica: En tales condiciones tratándose de un


delito de peligro, basta acreditar la acción y su idoneidad o aptitud a la luz del bien
jurídico protegido.

Tipos de peligro y tipos de daño o lesion


El peligro es la amenaza de daño para el bien protegido por la ley.
El tipo o delito es "de daño o lesión si el resultado del comportamiento es un daño o
lesión para un bien jurídico, consistente en su destrucción u otra forma de perjuicio.

a) Delito de peligro: en este tipo penal no se requiere que la acción haya


ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el objeto
jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir una lesión que se
quiere evitar.

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b) Delito de lesión: en los que la acción causó la lesión del bien jurídico mediante el
daño ocasionado a un determinado objeto.

D) Tipos comunes y tipos especiales. Esta clasificación de los tipos y de los


delitos atiende a la calidad del autor. Por regla, cualquier persona puede ser autora
del delito. En este caso, los tipos o delitos son comunes. En ellos el sujeto activo se
designa por fórmulas como "el que", "los que", "quien" o "quienquiera". Nuestras
leyes penales prefieren las dos primeras expresiones.
Los tipos o delitos son especiales (o propios) si el autor del delito debe poseer una
determinada calidad: funcionario (art. 157) jefe de prisión (art. 143, inc. 4o); los
padres (Ley 13.944, art. Io) y el deudor (art. 45, inc. c, del Decreto-ley 15.348/46,
rat. por la Ley 12.962, vigente por la ley 23.077).
-Tipos delito LPT: Los más importantes delitos contemplados en el nuevo régimen
de la ley penal tributaria son de daño, por lo que requieren el perjuicio efectivo
para consumarse, con la excepción de las figuras de los arts. 4, 11 y 12 de la ley
24.769. Al contrario, en la ley 23.771 predominaban los delitos de peligro (p.ej., las
figuras de los arts. 1, 4, 9 y 10).

E) Ley penal en blanco.


Ley penal en blanco: Las leyes en blanco son aquellas que, a la vez que
establecen la sanción a imponer, complementan su precepto mediante un reenvío a
otra disposición. Describen parcialmente el tipo penal, delegando la determinación
de la conducta punible o su resultado a otra norma jurídica, a la cual remiten en
forma expresa o tácita.

Tienen este carácter las leyes que se limitan a referir la pena a un género de
infracción, la cual deberá ser configurada específicamente por otro cuerpo legal que
generalmente se refiere a una materia especial.
Núñez expresa que generalmente mediante este recurso se pretende lograr una
oportuna y eficaz represión de hechos que refieren a situaciones sociales
fluctuantes, las cuales requieren una legislación de oportunidad.

La denominación de ley penal en blanco fue acuñada por Binding y hace referencia
a la herramienta legislativa consistente en el establecimiento de una prohibición
general por parte de una norma y la descripción de la conducta por otra norma a la
cual remite la anterior. Como vemos, se produce una complementación entre la
norma de remisión de norma a norma, sin la cual el tipo penal se encontraría
incompleto.

Ejemplos de este tipo de normas encontramos abundantemente en el derecho penal


económico. Per, en estas escuetas líneas podemos citar el caso del art. 39 de la Ley
11.683 al establecer “Serán sancionados con multas de CIENTO CINCUENTA PESOS
($ 150) a DOS MIL QUINIENTOS PESOS ($ 2.500) las violaciones a las
disposiciones de esta ley, de las respectivas leyes tributarias, de los decretos
reglamentarios dictados por el PODER EJECUTIVO NACIONAL y por toda otra norma
de cumplimiento obligatorio, que establezcan o requieran el cumplimiento de
deberes formales tendientes a determinar la obligación tributaria, a verificar y
fiscalizar el cumplimiento que de ella hagan los responsables. “ o el artículo del
Código Aduanero que en su art. 864 establece “Será reprimido con prisión de seis
meses a ocho años el que: a) Importare o exportare mercadería en horas o por
lugares no habilitados al efecto, la desviare de las rutas señaladas para la
importación o la exportación o de cualquier modo la sustrajere al control que
corresponde ejercer al servicio aduanero sobre tales actos...”
Obsérvese que estas dos normas deben ser complementadas con segundas normas
que fijen, por ejemplo en el caso de la primera, cuáles son los deberes formales o,
en el caso de la segunda, cuáles son los lugares habilitados para el paso de la
mercadería.

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Considerada en un sentido amplio, se entiende como la remisión a una norma
extrapenal del mismo rango que la norma de remisión, basado en que existe una
intima vinculación entre ambas normas.

La ley penal en blanco:

La ley penal en blanco es aquella que se encuentra incompleta y necesita el


complemento normativo de otra. Ej.: la ley de estupefacientes no dice cuales son
las sustancias químicas que reúnen estos requisitos, y lleva agregado un listado no
dispuesto por el legislador. Otro ejemplo son las leyes sobre contrabando.

Un caso contenido en nuestro C.P.: “Art. 205: Será reprimido con prisión de
seis meses a dos años, el que violare las medidas adoptadas por las autoridades
competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia.”

Clases: leyes penales en blanco propias e impropias

A) Leyes penales en blanco impropias: la ley establece la pena pero se remite para
determinar la conducta sancionada a otras disposiciones de la misma ley o de otra
ley del mismo rango constitucional. En este caso, la ley siempre resulta ser fuente,
tanto de la descripción de la conducta como de la pena correspondiente.

B) Leyes penales en blanco propias, serían aquellas en que:

a) La ley establece la pena y se remite para la descripción de la conducta a una


norma jerárquicamente inferior a la ley, por lo general a disposiciones de carácter
administrativo, dictadas por el poder Ejecutivo o sus organismos dependientes.

b) La ley establece la pena y lo esencial de la conducta entregando la modalidad o


circunstancias a una norma de rango inferior.

Bien jurídico: Aquel bien que el derecho ampara o protege. Su carácter deviene
de una norma legal que prescribe una sanción para toda conducta que pueda
lesionarlo.

Bien jurídico inmediato: Es el que se incorpora al tipo de injusto de la infracción


delictiva de que se trate; su vulneración (lesión o puesta en peligro) por parte de la
acción del sujeto activo constituye un elemento implícito indispensable de la parte
objetiva de cualquier tipo penal; subjetivamente, dicha vulneración o puesta en
peligro habrá de ser abarcada por el dolo o imprudencia del imputado.

Bien jurídico mediato: Se denomina así a la “finalidad objetiva de la norma”, a su


“ratio legis”; constituye las razones o motivos que conducen al legislador penal a
criminalizar un determinado comportamiento; p. ej., el orden económico, el medio
ambiente. No aparece incorporado al tipo de injusto de la infracción y no es
necesario demostrar que en el caso concreto se ha producido una lesión o puesta
en peligro de dicho bien. Por ejemplo, en la evasión impositiva comprobada, que
lesiona en modo inmediato el erario público (bien jurídico inmediato), no hace falta
probar que la intención del delincuente era perjudicar el orden económico (bien
jurídico mediato).

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Bien jurídicamente protegido (también denominado por algunos como “objeto
de delito”): Es el bien tutelado por el Derecho mediante la amenaza penal. El objeto
jurídico del delito o BJP es el bien o interés que está protegido por el Derecho, “lo
que” la norma, mediante la amenaza de la pena, tiende a tutelar, a cuidar, de
posibles agresiones.

1) EL BIEN JURÍDICAMENTE PROTEGIDO.— Cuando el ilícito requiere el


perjuicio de la evasión de tributos, el bien tutelado es la actividad financiera del
Estado. El gasto público es indispensable para satisfacer las necesidades públicas, y
el medio genuino para la adquisición de los recursos es el tributo (básicamente el
impuesto). Quien elude dolosamente el justo pago de sus obligaciones tributarias,
daña la actividad financiera del Estado y entorpece el cumplimiento de sus fines.
La evasión no implica un desapoderamiento de dinero ya percibido por el Estado y
que integra su patrimonio. Así sucede, por ejemplo, con los ilícitos de los arts. 1, 2
y 6, ley 24.769.

Pero también reprime la ley ciertas conductas fraudulentas mediante las cuales se
produce un desapoderamiento de bienes ya poseídos por el Estado (p.ej., el
aprovechamiento de reintegros del art. 3). Acá se perjudica directamente al
patrimonio de la hacienda pública.
Si se trata de delitos que simplemente crean peligro para el fisco (como, p. ej., la
alteración dolosa de registros del art. 12), la hacienda pública no resulta herida
aún, pero está alterada la actividad fiscalizadora del órgano recaudatorio porque las
falsas alteraciones de registros impiden conocer la real situación fiscal de un
obligado, y ello obstaculiza el fluido accionar verificador del Estado, creando el
riesgo de futuras evasiones. En cuanto a la obtención ardidosa de instrumentos
para lograr beneficios (art. 4), ataca la actividad estatal creando el riesgo tanto de
evasiones como de desapoderamientos futuros.

En el caso de las contribuciones y aportes de la seguridad social, el bien


jurídicamente protegido no es la actividad financiera del Estado ni su patrimonio,
sino la seguridad social que se basa en la solidaridad, ya que ella debe proteger
igualitaria e indiscriminadamente a toda la comunidad que la necesita o requiere.
No modifica lo afirmado el hecho de que se haya cambiado el sistema de
recaudación por ley 24.241 (antes monopolizado por el Estado). En todo caso, el
nuevo régimen integrado de jubilaciones y pensiones que se regula bajo el régimen
de capitalización, no es más que la delegación a las A.F.J.P. de una materia que le
es propia al Estado.
Por último, la anterior ley 23.771 protegía la hacienda pública y su actividad
financiera, comprendiendo a los tres niveles de gobierno (nación, provincias y
municipios), porque tan disvalioso y repudiable es practicar los ilícitos contenidos
en la ley respecto a tributos nacionales, como provinciales y municipales.
Esto ha cambiado mediante la restricción al bien jurídicamente protegido,
privilegiando al fisco nacional y excluyendo de la punición penal a las haciendas
provinciales, a las de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a las 1.700 haciendas
municipales del país.

2) Específicamente, el bien jurídico protegido es la Seguridad del Estado en el


sistema económico, financiero y social, mediante la protección del adecuado
ejercicio de la facultad de fiscalización y percepción de los tributos fiscales, aportes
y contribuciones previsionales por parte de los organismos de recaudación,
tendientes a la defensa del orden público económico.
También se puede definir el bien jurídico tutelado en la siguiente forma: "Es la
coordinación económica activa creada con el fin de atender las necesidades
comunes, mediante medios tomados en su mayor parte, de la riqueza privada, en
forma de contribución obligatoria"

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3) Bien jurídicamente protegido (también denominado por algunos como
“objeto de delito”): Es el bien tutelado por el Derecho mediante la amenaza penal.
El objeto jurídico del delito o BJP es el bien o interés que está protegido por el
Derecho, “lo que” la norma, mediante la amenaza de la pena, tiende a tutelar, a
cuidar, de posibles agresiones.

Concepto y caracterización: la dogmática penal considera al bien jurídicamente


protegido como un elemento básico integrante de la estructura de los tipos penales,
que justifica la existencia de la norma jurídico-penal; ante la ausencia de aquél en
el tipo, determina la inexistencia de una conducta punible. Además, esta corriente
concibe el bien jurídico protegido como referido únicamente a
derechos subjetivos, es decir individuales.

Aquí surge la necesidad de ampliar el concepto de “bien jurídicamente protegido”,


ya que en tal escenario resulta insuficiente la protección a la persona
individualmente, y se determina la creación de los “bienes jurídicamente protegidos
colectivos” para proteger los derechos de los individuos, pero formando parte de
una sociedad y por ese solo hecho: la protección del medio ambiente, del orden
económico, político, social, etc. también adquieren la calidad de bienes
jurídicamente protegidos.

4) No cabe ninguna duda que el bien jurídico protegido por el derecho


Penal Económico es el orden público económico. Así, en forma accesoria, el
Estado debe cumplir en sustentar, programar y conducir la economía.
Por este motivo, en la mayoría de los delitos económicos, el que resulta
damnificado es el mismo Estado, como entidad jurídica; o en todo caso es quien
personifica a todos aquellos que resultaron afectados por el hecho.
De este modo, el Estado está en condiciones de solicitar una reparación, que puede
concretarse en lo material, viendo satisfecha su exigencia por la percepción de la
multa impuesta, tratándose de la sanción más común en estos casos.

EVASION PREVISIONAL SIMPLE (tema c)

La estructura típica de este delito es similar a la del artículo Io. La diferencia radica en el objeto
de la acción punible. En el artículo 1° se trata de tributos nacionales (impuestos, tasas y
contribuciones).
En el artículo 7° el objeto del delito se refiere al pago de los aportes y contribuciones
correspondientes al sistema de la seguridad social. Por ello le son aplicables a este delito, en lo
pertinente, lo expuesto al comentar la evasión simple de tributos.

En especial están comprendidas en esta disposición, como conductas típicas, las registraciones
contables, balances engañosos o falsos, las liquidaciones que no correspondan a la totalidad del
personal, que presta servicio en relación de dependencia o que no revelen el verdadero monto de
las remuneraciones que efectivamente se pagan.
Se pretende con ello sancionar la evación total o parcial de los recursos de la seguridad social
que se produce con el denominado "trabajo en negro".

El sujeto activo está determinado por el concepto de obligado. Obligado puede ser cualquier
persona que legítimamente deba realizar aportes o contribuciones destinados al sistema de la
seguridad social, pudiendo ser una persona de existencia ideal o visible (artículo 31 del Código
Civil) y tener carácter público o privado (artículo 33 del Código Civil).
Si el delito es cometido por personas de existencia ideal, la pena de prisión, debe ser sufrida por
los directivos y representantes legales si hubieren intervenido en el hecho punible (artículo 14
de esta ley) o por los funcionarios responsables de las empresas públicas.

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El delito puede cometerse "mediante declaraciones engañosas, ocultaciones maliciosas o
cualquier otro ardid o engaño sea por acción o por omisión". Al respecto me remito a lo
expuesto al comentar el artículo 1° de la ley que tipifica el delito de evasión tributaria simple.
Se comete el delito si se evade total o parcialmente al fisco nacional el pago de aportes o
contribuciones, o ambos conjuntamente correspondiente al sistema de seguridad social.
Evadir significa sustraerse al pago de lo que se adeuda legítimamente al fisco nacional en
conceptos de aportes y contribuciones al sistema de la seguridad social.
En el concepto de aportes y contribuciones se consideran especialmente incluidos las relativas al
Régimen de Previsión Social, las asignaciones familiares, las obras sociales y los fondos
especiales con descuentos legítimamente autorizados, comprendiéndose también los convenios
de corresponsabilidad gremial.
También en este tipo penal se encuentra una condición objetiva de punibilidad, pues sólo se
comete delito si la suma evadida excede la suma de veinte mil pesos por cada periodo. El monto
de la suma evadida se determina a los fines de la condición objetiva de punibilidad que estamos
considerando, teniendo en cuenta el universo patrimonial del contribuyente frente al conjunto de
sus obligaciones previsionales y con el sistema nacional de seguridad social y no por cada una
de ellas aisladamente.

Se trata por último de un tipo penal abierto. Tipo penal abierto es el que no define
suficientemente la conducta prohibida y que por ello requiere una complementación judicial de
sus elementos. Es el juez quien en el momento de aplicar la ley debe complementarlo teniendo
en cuenta toda la legislación previsional y el sistema de la seguridad social. En general son tipos
abiertos los correspondientes a los delitos culposos y a los delitos de comisión por omisión.
Se trata de un tipo doloso, como son todos los de esta ley. Se comete el delito cuando
deliberadamente, no se pagan los pertinentes aportes o contribuciones.
Cuando el obligado carece de los medios necesarios y por ello no paga, su conducta no es
punible ya que no existe prisión por deudas. Tampoco es punible cuando el obligado no ha
pagado en razón de haber incurrido en culpa.

Evasión tributaria simple

El hecho punible consiste en evadir fraudulentamente el pago de tributos


nacionales, siempre que el monto evadido exceda la suma que indica la ley por
cada tributo y por cada ejercicio anual.
Sujetos activos son los obligados tributarios, entendiéndose como tales a los
contribuyentes, responsables y sustitutos indicados en la ley 11.683 o en las leyes
que regulan tributos nacionales en particular.
La doctrina distingue nítidamente a contribuyentes, sustitutos y responsables
solidarios, todos los cuales pueden revestir el carácter de "obligado" para la ley
tributaria, y consecuentemente sufrir la punición que la figura contiene. Pero
solamente pueden ser sujetos activos del delito las personas físicas capaces.
Si el obligado tributario ignora su calidad de tal, puede haber error de derecho
extrapenal que elimine la subjetividad. La evasión sólo puede producirse por parte
de quienes están jurídicamente obligados a pagar un tributo al fisco. No hay
evasión por parte de quienes reciben el peso económico del tributo sin tener la
obligación jurídica de pagarlo, ni de quienes, aun estando encuadrados en el hecho
imponible, no han sido designados sujetos pasivos por la ley.
La acción típica consiste en evadir fraudulentamente. Se hace eso cuando se evita o
elude por el obligado el pago de lo que legítimamente adeuda, ya sea total o
parcialmente.
Pero conceptualmente la evasión se logra mediante conductas fraudulentas u
omisivas, por lo cual, para ser punible en esta figura, debe ser acompañada del
fraude, el cual se configura cuando el resultado (la eliminación o disminución de lo

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adeudado) se logra utilizando las conductas que la norma describe, aunadas en la
ya añeja expresión penal del
"ardid o engaño".
Las "declaraciones" son "engañosas" cuando contienen datos o cifras carentes de
veracidad y ello se hace con el propósito de tergiversar los distintos elementos que
conforman la materia imponible. Cabe aclarar que no sólo se trata de las
declaraciones juradas sino de cualquier otra, como por ejemplo la que se formula
contestando un requerimiento del fisco colocado en actitud de fiscalización o
investigación.

Las "ocultaciones maliciosas" son aquellas donde se oculta o tapa la verdad, así
como también cuando se calla lo que obligatoriamente se debería decir.

En cuanto a la fórmula "ardid o engaño", constituye "ardid" el despliegue de


artificios o maniobras disimuladoras de la realidad (p.ej., llevar doble contabilidad),
y es requisito esencial que sea idóneo, es decir, debe tener la aptitud suficiente
para burlar al fisco. El "engaño" es la aserción, por palabras o actos, expresa o
implícitamente de que es verdadero lo que en realidad se sabe que es falso, pero
no basta la simple mentira sin basamento alguno y fácilmente detectable.
El delito se comete tanto por acción u omisión. Lo primero sucede cuando se actúa
en forma positiva, existiendo una norma que prohibe realizar el acto. La "omisión"
se configura cuando las normas, en vez de prohibir, mandan o imponen un
comportamiento que no se cumple.
Las maniobras descritas no tienen por objeto hacer incurrir al fisco en error y de tal
manera apoderarse de su patrimonio. Lo que se quiere, mediante el astuto
despliegue de maniobras ardidosas o engañosas, es que el fisco no advierta que
sufrió el daño, quedando de tal manera el delito impune. El perjuicio se consuma
sin que el fisco intervenga, y si interviene, se lo engaña.

Lo evadido son "tributos", comprendiendo como tales a los impuestos, tasas y


contribuciones especiales. No están incluidos los intereses ni las eventuales
actualizaciones, así como tampoco las multas.

El elemento subjetivo es el dolo, que se manifiesta en el propósito de obtener un


provecho patrimonial dejando de pagar lo que se adeuda. Consiguientemente, no
evade por ausencia de dolo quien cree que tiene derecho al no pago o al pago
disminuido de un tributo por considerar, por ejemplo, que no está incluido en el
hecho imponible, que no existe materia imponible, o que la alícuota es menor.

Dado que las maniobras son fraudulentas, es menester que el evasor actúe con
pleno conocimiento de las circunstancias y de las consecuencias dañosas de su
acción, por lo cual sólo cabe dolo directo.

La condición objetiva de punibilidad está ahora claramente deslindada en la ley y


sólo es punible como evasión, aquella que supera el monto indicado en el
dispositivo. En caso de configurarse los elementos que integran la figura (evasión
de tributos nacionales mediante fraude) y no superar los montos eludidos la suma
que indica la ley, el ilícito pasa a ser reprimido por el art. 46 de la ley 11.683, que
establece penas de dos a diez veces el importe del
tributo evadido.

La suma que indica el art. 1 de la ley 24.769 no es acumulativa de varios tributos,


sino que se la considera en forma individual. Esto significa que si la evasión sumada
de tributos nacionales diversos superase los $ 100.000, el delito no se configura si
ninguno de dichos gravámenes, aisladamente considerado, supera esa suma.

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De la misma manera, la cifra se toma por ejercicio anual sin importar que se trate
de un tributo instantáneo o de que el período fiscal sea inferior al año. Lo que
interesa a la ley es que la evasión sea de no menos de $100.000 a lo largo del
ejercicio anual, debiéndose entender por tal el económico en el caso de sociedades
comerciales, y el año calendario en el de las personas físicas no organizadas en
forma de empresa.

Es decir que si se trata de un período fiscal inferior al año, como en el caso del IVA,
en que es mensual, habrá que sumar todos esos períodos a lo largo del año, y si
superan el monto arriba indicado, no funcionará la condición que quita punibilidad
al hecho.

El delito es de daño y requiere del resultado perjudicial, siendo posible la tentativa.


Atento a su escala penal, es posible gozar de los beneficios de exención de prisión y
excarcelación (art. 316, C.P.P.). Asimismo, puede ser extinguida la acción por pago
según lo prevé el art. 16 de la ley.

Rasgos salientes del ilícito socio-económico:

1) El sujeto activo: Desde una perspectiva criminológica, el autor de este tipo de


inconductas usualmente es un empresario, profesional u hombre de negocios que viola
normas de contenido económico en perjuicio del Estado o de otros actores de la
economía.

2) El sujeto pasivo: Como ya hemos afirmado, el sujeto pasivo está representado


generalmente por la sociedad toda o por sectores importantes de la comunidad, unidos
por intereses comunes.

3) El bien jurídico tutelado: El valor o interés protegido en forma específica o inespecífica


por la norma penal-económica es el orden económico nacional o mundial y como bienes
jurídicos inmediatos pueden emerger intereses individuales, colectivos o difusos, según
el caso.

4) La condición jurídica: Por lo general, los ilícitos socio-económicos se encuentran


contenidos en Leyes Especiales e integran el Derecho Penal accesorio, fuera del Derecho
Penal “nuclear” o clásico.

Bien juridicamente protegido de naturaleza individual, colectivo o difuso


Así, vemos que al lado de los que persiguen la protección de derechos subjetivos
individuales aparecen los que se han dado en llamar bienes jurídicamente
protegidos colectivos, de los que son titulares en forma difusa el conjunto de
habitantes que están en una situación determinada y que merecen protección
penal.

Los bienes jurídicamente protegidos mediatos serán siempre supraindividuales y el


inmediato o técnicamente tutelado podrá ser individual o supraindividual.
En relación a este último, hace una subdivisión entre el general por pertenecer a la
totalidad de las personas que se integran a la comunidad social –p. ej., salud y
medio ambiente son comunes a la generalidad de los miembros del cuerpo social–,
y difuso, que es un interés sectorial de un amplio grupo de sujetos, que lo integran
con alguna característica especial que impide sea ampliada a toda la comunidad
social, como por ejemplo las relaciones de consumo, cuyas leyes específicas –ley de
defensa de la competencia, ley de lealtad comercial, ley de defensa del
consumidor– en último caso contemplan al individuo en una situación específica que
determina el universo donde va dirigido.

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El derecho subjetivo es la protección que el orden jurídico otorga en forma
exclusiva a un individuo determinado, a diferencia del interés difuso, donde los
sujetos tutelados se hallan indeterminados.

La diferencia fundamental entre un interés y el otro es que en el colectivo, a diferencia del


difuso, existe una relación jurídica base entre los interesados, o entre estos y un tercero.

Interés colectivo

Es la facultad reconocida por el ordenamiento jurídico administrativo a un grupo organizado dentro de la


sociedad para representar, expresar y defender los intereses substanciales que pertenecen por igual a los
miembros de determinados sectores sociales o de la comunidad toda (Vg. derechos de los usuarios de un
servicio público, medio ambiente, patrimonio histórico).

Elementos comunes con el derecho subjetivo e interés legítimo:

a. Situación jurídica activa del particular.


b. Reconocimiento por una norma positiva del ordenamiento jurídico.

Elementos diferenciadores del interés legítimo:

a. No hay perjuicio personal sino afectación de incidencia colectiva.


b. No se titulariza en personas físicas sino en organizaciones públicas o privadas de interés social y
especialmente reguladas por la ley (Vg. Defensor del Pueblo).
c. La concurrencia es necesariamente actual y colectiva, con una amplitud tal que puede alcanzar a
toda la sociedad y desbordar incluso las fronteras del país (Vg. derecho al medio ambiente).
d. No hay solamente utilidad impugnativa, sino también utilidad sustancial por un bien de la vida
(igual que en el derecho subjetivo). Por ejemplo, el art. 41 de la Constitución Nacional, con
relación al derecho a un medio ambiente sano, consagra la obligación de recomponer el daño
ambiental con carácter prioritario.

Comparación del interés colectivo con el interés difuso:

La nota diferenciadora es la organización.

1. El interés colectivo se identifica por un criterio netamente subjetivo: es aquel que se titulariza en una
asociación organizada de interés social o ente representativo o grupo no ocasional dentro de la sociedad.

El interés difuso se caracteriza por su indeterminación: sus titulares son desconocidos y no están
ligados necesariamente por un vínculo jurídico definido. Son todas las personas que habitan una
región, o los consumidores de un producto o los que viven bajo ciertas condiciones socio - económicas
o quienes experimentan las consecuencias de cierta iniciativa pública o privada.

2. La nota común es que los intereses pertenecen por igual a todos los miembros de la sociedad o de
comunidades menores.

No pertenecen ni a un grupo determinado, sino a una pluralidad de personas de difícil o imposible


individualización.

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IV. Intereses difusos y colectivos.-

El interés difuso, si prescindimos de factores sustanciales, sería caracterizable teniendo en


cuenta las peculiaridades de su titularidad y de su disfrute, es decir, el modo en que son
percibidos y se manifiestan subjetivamente. Y es que respecto de los intereses difusos no es
posible la titularidad, sino que el interés se imputa a sujetos determinados sin que exista un
vinculo directo entre ellos. El interés difuso no parece asignable a un sujeto o grupo de sujetos,
hasta el punto de convertirse en sus titulares. La titularidad, como la preexistencia de una
situación o acto jurídico que otorgue un título sobre el objeto de interés, no es en absoluto
importante en el caso de los intereses difusos. Lo importante es la relación o vínculo flexible
con el bien o valor objeto de interés, relación que viene determinada por la pertenencia a la
colectividad o comunidad política general: los intereses difusos no tienen titular, sino que se
participa en ellos(12).

Si se participa en el interés, será fácil de admitir que el grado de adscripción o percepción del
mismo no sea constante, sino variable, contingente, en cada individuo y en el grupo social en el
que se manifieste. La titularidad de los derechos es un dato normativo que obedece a un código
binario -se es o no se es titular pero no son posibles formas de vinculación al derecho matizadas
o variables- , mientras que en el caso del interés difuso la percepción de cada individuo y en
cada momento concreto del interés determinará también el grado y la intensidad de
participación en el mismo. De ahí que digamos que no solo la titularidad es difusa sino que el
disfrute y la expresión del interés también lo son.

Esta negación de la titularidad entendida en el sentido clásico del mismo, y su difuminación


junto a la del disfrute, permiten afirmar también el carácter indisponible del interés por parte de
los sujetos que participan en el mismo. No son titulares del interés en sentido estricto, es decir,
no existe un vínculo normativo, como en el caso de los derechos subjetivos. Paralelamente, hay
que entenderlos indivisibles, inapropiables por ningún miembro de la colectividad.

De estos datos -no titularidad, indisponibilidad, indivisibilidad, inapropiabilidad- se deriva uno


de los aspectos más interesantes del fenómeno, y es la imposibilidad de adscripción del interés
difuso, en su totalidad, a una sede jurídica o social concreta. El interés difuso fluye del entorno
social hacia lo jurídico, adquiere formas de expresión multiformes, variables para expresarse
jurídicamente, pero en el contexto en que acaece, en que es como tal, es el social y no el jurídico
o normativo, dato éste importante a la hora de analizar las posibilidades de reducción o
absorción pública del interés difuso(13).

Por su parte, la distinción entre intereses difusos y colectivos se ubica normalmente en el grado
de individualización o concreción de los sujetos a los que el interés resulta referible. Cuando el
interés apunta a un conjunto de sujetos identificable, abarcable y de contornos relativamente
nítidos, es decir, más o menos organizado, estaremos en presencia de un interés colectivo. Los
intereses difusos, por contra, no se refieren a colectividades delimitables sino a grupos o a
colectividades que se encuentran en un estado fluido de contornos poco nítidos. Se ha afirmado
que el interés colectivo es <<más concreto e individualizado en tanto que aparece referido a
una comunidad de personas genéricamente organizada e identificable>>(14). Denti, entiende
que en el caso del interés colectivo el sujeto al que aparecen imputados los bienes a los que el
interés se refiere es individualizado o individualizable, en la medida en que aparece referido a
colectividades con carácter permanente u ocasional y vinculadas a la consecución de los fines
que las caracterizan y que se encuentran asociados al interés de referencia. Morais, caracteriza a
los intereses colectivos a partir de su titularidad que es "perfectamente visible, en tanto que
identificada con los miembros de un grupo determinado, unidos por un vínculo jurídico"(15).

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